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Clase teórica 14
Texto obligatorio: Immanuel Kant, Crítica de la razón pura, Lógica trascendental:
-Capítulo segundo de la analítica de los conceptos. “De la deducción de los
conceptos puros del entendimiento” (versión B, de 1787)
Guía de estudio 14 - Kant 5
Esta última clase está dedicada al estudio de la DT de las categorías. La clase tiene el propósito de
proporcionar una guía mínima para la lectura y estudio de la deducción trascendental de las
categorías según la edición de 1787 (= DT B). Se trata de una guía de lectura y estudio, de modo
que no sustituye la lectura del texto. Simplemente trata de proponer cierto orden y énfasis mediante
algunos esquemas que distribuyen la masa textual de la DT. Además hay que tener en cuenta dos
cosas: (1) que es una problemática de enorme complejidad filosófica cuya misma expresión es parte
de esa complejidad, como queda claro por la existencia misma de dos versiones de la DT, A y B;
(2) que ha planteado muchos interrogantes e interpretaciones diferentes. Entonces, en una primera
aproximación a su estudio es importante no perderse en sus detalles mínimos, sino comprender los
problemas centrales, fijar claramente las tesis que Kant intenta probar y tener en claro las líneas
maestras que articulan la prueba. No por eso conviene simplificar en exceso a fin de presentar una
guía, pues considero que simplificar mucho hace aun más difícil comprender el tema.
Recomendamos además, sea para profundizar o aclarar puntos oscuros, recurrir a la bibliografía
secundaria indicada al comienzo del curso o a la que se señala aquí al final.
En primer lugar, haremos una introducción general a la prueba, particularmente para comprender su
diseño en dos grandes partes, por un lado, y las líneas maestras de la argumentación de la primera
parte, por el otro lado. Y en segundo lugar, examinaremos con cierto detalle la mayor parte de los
parágrafos que componen la prueba.
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HFM 20 II – Prof. Marcelo Mendoza Hurtado
Clase 14 – Fecha: 26 de noviembre
I
Organización textual del Capítulo 2 de la Analítica de los conceptos
La DT de las categorías intenta probar la validez objetiva de las categorías, es decir, su necesaria
aplicación a los objetos de la experiencia. Se trata de un capítulo que consta, en la segunda
edición de la CRP, de un texto que Kant organiza casi en su totalidad distribuyéndolo en un
conjunto de parágrafos que van desde el §13 hasta el §27. Mientras que los §§13 y 14 tienen
funciones “introductorias”, la argumentación propiamente dicha está en los §§15-27. Además,
según expresa indicación de Kant (§21), la prueba se articula en dos grandes partes. A modo de
esquema, la organización textual del capítulo 2 de la “Analítica de los conceptos” es,
aproximadamente (porque cuando se entra en el detalle de la segunda parte de DT cabría hacer
algunas precisiones con respecto a este cuadro), la siguiente:
2. Deducción trascendental
1. Parte I (§§15-20)
1. presentación extendida de la prueba (§§15-19)
2. presentación concisa de la prueba (§20)
2. Explicitación de la articulación de la DT en dos partes (§21)
3. Parte II (§§22-26)
4. Resultado de la DT (§27)
5. Breve concepto de la DT (texto muy breve con el que finaliza el capítulo y
que no lleva número de parágrafo, CRP B 168-169)
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Clase 14 – Fecha: 26 de noviembre
II
Concepto de una DT, su necesidad, su dificultad y el principio que guía su argumentación
Por consiguiente, lo múltiple en una intuición dada está también necesariamente sometido a las
categorías (§20) (negritas de MMH).
El “también” se refiere a que lo múltiple de la intuición no sólo estaría bajo las condiciones
formales del espacio y el tiempo, según se habría probado en la ET; ahora se agregan condiciones
lógico-trascendentales. Todo el parágrafo apela a semejanzas y diferencias entre intuiciones puras y
conceptos puros, a la vez que insiste en la inderivabilidad, a partir de la experiencia, del concepto de
causa (tomado a manera de ejemplo), si no se ha de alterar ilegítimamente la semántica que guía
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nuestra comprensión de la causalidad, crítica a Hume que Kant ya había hecho en la Introducción B
de la CRP, Secciones II y VI (véase nuestra clase sobre la Introducción B).
El §14, (1) se refiere al principio que guía la DT y (2), en la versión de la segunda edición, hace
una crítica a Locke y a Hume por sus intentos de “derivaciones empíricas” de los conceptos puros
y las consecuencias, extravagantes e inconsistentes,1 del planteo del primero, o consistentes pero
escépticas, del planteo del segundo. Pero ambos estarían refutados por el hecho de la existencia de
conocimientos puros (la matemática y la física puras). Finalmente, (3) Kant presenta la definición
de las categorías, que habíamos mencionado en la clase anterior al presentar el diseño de toda la
DM.
El texto que se refiere al principio que guía la argumentación de la DT tiene una estrecha semejanza
no casual con, al menos otros dos textos de la CRP: (1) el texto del Prólogo B (CRP B XVI y ss.)
donde se presenta la llamada revolución copernicana y (2) el §27 donde Kant cierra la DT. Se trata
de textos que giran en torno a las dos hipótesis rivales para explicar el conocimiento a priori:
la hipótesis realista trascendental: el conocimiento se rige por los objetos;
la hipótesis idealista trascendental: los objetos en cuanto objetos del conocimiento
humano se rigen por nuestro conocimiento.
El principio que guía a la DT en la solución del problema es la puesta en práctica de la revolución
copernicana, pero ahora en lo que se refiere a los conceptos, pues respecto de la intuición ya se lo
había hecho en la Estética trascendental. Dice Kant:
1
La extravagancia o entusiasmo [Schwärmerei] se debe a que, al intentar salir de la experiencia de manera
epistémicamente no autorizada, se abre la puerta para todo tipo de afirmaciones que, aunque consistentes desde el punto
de vista lógico-general, son indecidibles desde el punto de vista de su verdad o falsedad. Y la inconsistencia o
inconsecuencia [Inkonsequenz] se debe a que el empirismo bien entendido no autoriza a semejantes incursiones más
allá de la experiencia. Ver la página 17 del Teórico 3, donde ya nos habíamos referido a la expresión Schwärmerei,
indicando otras posibles traducciones. Aquí no alteramos la traducción de M. Caimi, pero es interesante que tiene otro
tipo de resonancias ya percibidas en la obra política de Locke por D. Hume en su conocido ensayo “De la superstición y
el entusiasmo”.
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puede, en general, ser pensado cualquier objeto de la experiencia. La deducción trasc. de todos
los conceptos a priori tiene, pues, un principio al cual tiene que dirigirse toda la investigación,
a saber, éste: que ellos deben ser conocidos como condiciones a priori de la posibilidad de la
experiencia […]. (CRP B125-126; énfasis en itálicas de IK; énfasis en negritas de MMH) 2
Pero como no puedo detenerme en esas intuiciones, si ellas han de llegar a ser conocimientos,
sino que debo referirlas, como representaciones a algo que sea [su] objeto, y debo determinarlo
a éste mediante ellas, entonces puedo suponer, o bien que los conceptos mediante los que llevo
a cabo esa determinación se rigen también por el objeto, y entonces estoy nuevamente en la
misma perplejidad en lo que concierne a la manera como puedo saber a priori algo de éste; o
bien supongo que los objetos, o, lo que es lo mismo, la experiencia, sólo en la cual ellos son
conocidos (como objetos dados), se rige por esos conceptos; y entonces veo inmediatamente
una respuesta más fácil, porque la experiencia misma es una especie de conocimiento, que
requiere entendimiento, cuya regla debo presuponer en mí aun antes que me sean dados objetos,
y por tanto, a priori, [regla] que se expresa en conceptos a priori según los cuales, por tanto,
todos los objetos de la experiencia necesariamente se rigen, y con los que deben concordar.
(CRP B xvii-xviii; énfasis en itálicas de IK; textos agregados entre corchetes del traductor MC;
énfasis en negritas de MMH)
Al finalizar el §14, en conexión con el principio que guía a la DT y con lo ya expuesto en la DM,
Kant da la definición de las categorías, que ya citamos más arriba. No es una definición del
significado específico de cada categoría (asunto del cual Kant se ocupará más adelante), sino de la
noción general de categoría en términos del papel que ese tipo de conceptos desempeña en el uso
cognitivo de un entendimiento caracterizado por las funciones lógicas judicativas indicadas en la
DM, es decir, el entendimiento humano.
III
2
Cf. “Sección segunda del sistema de los principios del entendimiento puro. Del principio supremo de todos los juicios
sintéticos” (CRP B193-197) donde se encuentra el conocido texto: “las condiciones de la posibilidad de la experiencia
en general son, a la vez, condiciones de la posibilidad de los objetos de la experiencia, y por eso tienen validez objetiva
en un juicio sintético a priori” (CRP B 197; énfasis en itálicas de IK).
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De dondequiera que surjan nuestras representaciones, ya sean producidas por el influjo de cosas
externas, o por causas internas; ya se hayan originado a priori, o empíricamente, como
fenómenos: ellas, como modificaciones de la mente, pertenecen al sentido interno, y como tales,
todos nuestros conocimientos están sometidos, en último término, a la condición formal del
sentido interno, a saber, al tiempo, en el cual todos ellos deben ser ordenados, conectados, y
puestos en relaciones. Ésta es una observación general, que se debe poner por fundamento en
todo lo que sigue. (CRP A98-99)
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Tanto la intuición no sensible como la intuición sensible no humana son lugares lógicos, casilleros
hipotéticos de una construcción de posibilidades, ya que según Kant no conocemos instancias de
ellas; sin embargo, referirse a esas posibilidades sirve para precisar, tanto la particularidad
propia de la intuición humana (sensible y condicionada formalmente sólo por el espacio y el
tiempo), como la particularidad propia del entendimiento humano (sólo pensante, es decir, no
intuitivo).
En varios parágrafos de la DT B (§§ 16.3; 17.5; 21.2), 3 Kant establece el contraste entre un
entendimiento pensante y no intuitivo, como el humano, y un entendimiento no pensante e intuitivo,
“divino”, justamente para remarcar y hacer accesible al lector la radical novedad de su
concepción: el pensamiento es, esencialmente y ante todo, sintético con respecto a un múltiple,
el cual le tiene que ser dado por una vía sensible. Un entendimiento divino no pensaría en el
sentido en que Kant determina la esencia del pensamiento. Si le atribuyéramos pensamiento no
sabríamos de qué estamos hablando. No podemos darle sentido a la noción de “pensamiento” sin el
concepto de síntesis.
Al final del §21, Kant declara explícitamente aquello que podríamos llamar los facta de nuestro
aparato cognitivo, es decir, hechos para los cuales no disponemos de explicaciones aceptables:4
Se ha discutido bastante por qué Kant divide la argumentación B en dos partes. En una primera
lectura parecería que el propósito de la segunda parte de la DTB podría resolverse simple y
trivialmente aplicando el resultado de la primera parte al caso de la intuición humana, cuyas formas
son el espacio y el tiempo: si todo múltiple dado en una intuición sensible está necesariamente bajo
3
Cf. también la observación IV del §8 de la “Estética trascendental” (CRP B71-72).
4
En este sentido, la razón puede, mediante la reflexión, recorrerse sistemáticamente de un modo íntegro, pero no puede
explicar sus peculiaridades más básicas, exhibidas reflexivamente.
5
Con respecto a la DM, cabe aclarar enfáticamente que, según Kant, si bien los conceptos puros del entendimiento
pueden ser hallados sistemáticamente a partir de la tabla de los juicios por la correlación biunívoca entre funciones
lógicas y conceptos puros, eso no implica que esa tabla y, por lo tanto, las funciones lógicas, tengan un fundamento que
podamos conocer; en este respecto se nos presentan de manera “contingente”, cosa que tampoco implica que, de por sí,
sean “arbitrarias”. En rigor, habría que suspender el juicio sobre su “fundamento”. Filósofos idealistas post-kantianos
intentarán hallar el fundamento de esa sistematicidad.
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las categorías (conclusión de la primera parte), entonces también debe estarlo necesariamente todo
múltiple condicionado por el espacio o el tiempo como formas de la intuición sensible humana. Se
han dado distintas interpretaciones, pero no voy a entrar en el asunto. Pueden consultar cualquiera
de los textos de la bibliografía secundaria indicada al final.
Sólo quisiera señalar que distinguir entre ambas partes le permite a Kant subrayar la distinción entre
la sensibilidad y el entendimiento finito, en el sentido de que es posible elaborar un concepto del
entendimiento finito aislado de la condición temporal de nuestra experiencia. Esto permite
distinguir con precisión entre “meramente pensar objetos” (cuestión que no debe ser
minimizada ya que involucra nada menos que toda la complejidad de la primera parte de la DT
porque no es para nada obvia la noción de pensar) y “conocer objetos”. Pero la distinción entre
sensibilidad y entendimiento permite a la vez indicar el origen de cierta ilusión relativa a un
supuesto uso cognitivo de nuestro entendimiento no restringido a las condiciones de nuestra
sensibilidad. Justamente, la segunda parte de DT comenzará enfatizando la restricción de todo uso
cognitivo de las categorías a su uso empírico (el que depende de nuestra particular sensibilidad).
Llegará a decir que ni siquiera la matemática pura podría ser considerada conocimiento si no fuera
porque presupone “que hay cosas que sólo pueden sernos exhibidas en la forma de aquella intuición
sensible pura” (CRP B147), es decir, porque presupone que hay cosas sensibles (fenómenos).
En resumen, mientras que la primera parte de la DT insiste, en contra del empirista, en que la
sensibilidad por sí sola no es conocimiento de ningún tipo, la segunda parte insiste, en contra del
racionalista, en que sólo es conocimiento aquel uso de las categorías que se refiere a los objetos
empíricos. De este modo, la distinción en dos partes permite articular con precisión
sensibilidad y entendimiento humanos en lo que se refiere a explicar el conocimiento humano.
Justamente toda la DT B trabaja sobre los vínculos necesarios entre sensibilidad y entendimiento,
vínculos que al no ser analíticos –en el sentido del mero análisis lógico de los conceptos- no
suprimen la diferencia.
El §26, en su primer párrafo, antes de presentar la argumentación propiamente dicha de la segunda
parte de la DT, presenta de manera conjunta la articulación de la DT en dos partes, además de
referirse a la deducción metafísica bajo esa denominación:
1. “En la deducción metafísica se mostró [dargetan] el origen a priori de las categorías,
en general, mediante su completa concordancia [Zusammentreffung] con las
funciones universales lógicas del pensar”.
2. La DT en su primera parte expone “la posibilidad de ellas [las categorías] como
conocimientos a priori de objetos de una intuición [sensible] en general (§§20,
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21)” (negritas de MMH; primer corchete del traductor; segundo corchete de MMH;
las referencias son de Kant)
3. La DT en su segunda parte explica “la posibilidad de conocer a priori, por medio
de las categorías, los objetos que puedan alguna vez presentarse a nuestros
sentidos; [y de conocerlos a priori] no según la forma de la intuición de ellos, sino
según leyes de su enlace; así, pues [explica la posibilidad] de prescribirle a la
naturaleza, por así decirlo, la ley, y de hacerla posible incluso a ella misma.” (énfasis
en itálicas de IK; énfasis en negritas de MMH; corchetes del traductor MC)
Como puede observarse, en esta formulación de la tarea de la segunda parte de la DT, hay a primera
vista mucho más que aquello que simplemente se indicó hasta ahora: nada menos que explicar la
posibilidad de prescribir leyes a la naturaleza y de hacerla posible.
IV
Parte I de la DT: Articulación general de la prueba, sus elementos y sus relaciones
El objetivo de la Parte I consiste en justificar la siguiente proposición: “lo múltiple en una intuición
dada está también necesariamente sometido a las categorías.” (§20) En el §20, Kant presenta
concisamente la prueba, al reunir los elementos que fue introduciendo en los §§15-19. Ahora bien, a
fin de hacer accesible la articulación general de la prueba, iré presentando una serie de versiones de
la misma que difieren por su grado creciente de complejidad. Entonces, simplificando de una
manera extrema a fin de visualizar claramente la línea argumentativa de la prueba, la estrategia
probatoria consiste en los pasos que muestran a continuación la versión simplificada y la versión
simplificada esquemática:
Versión simplificada
1. Mostrar que todas mis representaciones (incluido lo múltiple de la intuición
dada) tienen una referencia necesaria a la conciencia de sí (= apercepción).
2. Mostrar que, entre las condiciones propias de la conciencia de sí, está el juicio
(funciones lógicas) y, por lo tanto, las categorías.
3. Sacar la conclusión de que todas mis representaciones tienen una referencia
necesaria a las categorías.
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Esta versión simplificada, sigue en líneas generales la ruta argumentativa de Kant en el §20, donde
presenta concisamente la prueba remitiendo a los resultados alcanzados en los parágrafos anteriores
(§§15-19). Sin embargo, la prueba en esta versión no simplificada pero concisa que Kant da en el
§20 consta de cinco elementos: dos premisas, una conclusión inicial, una tercera premisa y la
conclusión definitiva. La transcribo a continuación señalando estas particiones. Los énfasis en
itálicas corresponden a Kant; los subrayados y las negritas los introduje yo para remarcar los
vínculos que se busca establecer; los corchetes son del traductor.
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Como puede observarse, a diferencia de mi versión inicial simplificada, Kant agrega dos nociones
claves: (1) la unidad sintética y originaria de la apercepción y (2) la función lógica de los
juicios. La primera es la gran novedad de la deducción trascendental y es introducida en el
importantísimo §16. La segunda se había introducido ya anteriormente en la deducción metafísica,
justamente para llegar a la noción de categoría que aquí se presenta en la premisa 3. En esta
premisa figuran referencias a tres parágrafos distintos: Kant indica el §13, pero en el §13 de DT B
no se encuentra ninguna caracterización de las categorías, por eso los intérpretes remiten a otros dos
lugares donde se había dado esa caracterización: o bien el §10.6-7, o bien el final del §14, donde
Kant da una definición de las categorías.
Ahora bien, en esta versión concisa del argumento que Kant presenta en el §20, está tácito un
elemento que desempeña un papel también central para establecer la coimplicación entre
conciencia de sí y juicio, a saber, la noción de objeto. En efecto, en esta primera parte de la DT se
presentan dos definiciones clave: la definición de objeto (§17) y la definición de juicio (§19).
Propiamente se trata de re-determinaciones conceptuales que resultan de la intervención
kantiana –en la línea de la revolución copernicana- sobre nociones dadas con anterioridad a su
concepción de la CRP. Ambas definiciones permiten elaborar la conexión de las nociones de objeto
y de juicio con la unidad sintética de la apercepción, cuya unidad será determinada como objetiva.
Resultará así que la unidad sintética de la apercepción pura será la fuente de la “objetividad” y, en
tal sentido, se llamará a esa unidad trascendental por ser una pieza clave en la explicación de la
posibilidad del conocimiento a priori. En el §18, Kant se detiene sobre esta noción de unidad
objetiva de la apercepción, para diferenciarla de aquello que llama “unidad subjetiva”. En el §19,
presenta una definición de juicio que incluye como elemento la unidad objetiva de la
apercepción.
Si ahora complejizamos nuestro primer esquema de la prueba incorporando los elementos
señalados, nos queda la siguiente:
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Hasta aquí tenemos, entonces, todos los elementos que articulan la prueba y sus relaciones mutuas
tal como se presentan en los §§16-20, excepto la noción de enlace (Verbindung), que es desde
donde Kant parte en el §15. Hay discusiones sobre si esta noción y la necesidad de un enlace, como
acto de la espontaneidad representativa, con respecto a lo múltiple dado en la intuición, se justifican
en este parágrafo, o si nunca son justificadas en la DT B (así Torretti 1967), o si en realidad no son
más que un preámbulo para el §16 donde estaría “el verdadero punto de partida” de DT B (así
Allison 1983, p. 224).6
V
Deducción trascendental (B) - Parte I
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Pero hay diferencias, algunas de las cuales tienen que ver con el pasaje a la DT y otras son
doctrinales por las diferencias entre DT A y DT B. Por lo pronto, en lo que se refiere a las
diferencias no doctrinales que tienen que ver el avance de la argumentación, aquello que parecía un
misterio resuelto en el §10 con respecto a la unidad de la síntesis en conexión con las categorías y
las funciones lógicas en los juicios, resulta que en el §15 plantea el enigma de su fundamento.
Veamos entonces algunas diferencias.
1. En el §15, todo acto de la espontaneidad es atribuido al entendimiento y en absoluto se
habla de la imaginación, mucho menos como una facultad al parecer independiente del
entendimiento, tal como se presentaba en el §10. En el contexto de la DT B, Kant se
referirá a la imaginación, siempre bajo el imperio del entendimiento, recién en el §24
cuando avance en una explicación de cómo efectivamente se aplican las categorías a la
sensibilidad humana. En el contexto de estas clases, no profundizamos en el estudio de este
tipo doctrinal de cambios entre DT A y DT B. Sí puede decirse que DT B delimita
nítidamente entre la sensibilidad en cuanto receptividad, y el entendimiento en cuanto
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espontaneidad y, así, logra mostrar con claridad que la necesidad del enlace (la síntesis y,
finalmente, la síntesis categorial) tiene que ver con el carácter discursivo del entendimiento
humano, independientemente de nuestras formas de la intuición.
2. En el §15.1, Kant anticipa dos temáticas relacionadas entre sí cuando señala que
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Esta unidad, que precede a priori a todos los conceptos de enlace, no es aquella categoría
de la unidad (§10); pues todas las categorías se basan en funciones lógicas en los juicios,
pero en éstos ya está pensado el enlace, y por tanto la unidad, de conceptos dados. La
categoría presupone ya, pues, el enlace. Por tanto, debemos buscar aún más alto esa
unidad (como cualitativa, §12), a saber, [debemos buscarla] en aquello que contiene en sí
mismo el fundamento de la unidad de diferentes conceptos en los juicos, y por
consiguiente [contiene el fundamento] de la posibilidad del entendimiento, incluso en su
uso lógico. (CPR B 131, agregados entre corchetes del traductor MC)
Podría decirse sin exageración que la puerta que permite la entrada a la comprensión de la primera
parte de la DT es la noción de conciencia de sí (= apercepción), pues la prueba puede verse en
gran medida como una explicitación de las condiciones que hacen posible la unidad de la
apercepción. Sin embargo, comprender la noción de la apercepción tal como Kant la presenta en el
§16 no es sencillo, pues es un texto muy conciso. Primero, intentaré explicar de manera general por
dónde va el asunto y, luego, me referiré a cada uno de los tres párrafos que forman el parágrafo.
El §16 se refiere a la conciencia de sí (= autoconciencia = apercepción = yo pienso, expresiones
todas éstas que de manera general pueden darse por equivalentes a los fines de esta clase), a fin de
establecer como principio supremo de todo uso del entendimiento y, por lo tanto, de todo
conocimiento humano, la unidad de la conciencia de sí y, en consecuencia, todas las condiciones
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coimplicadas en esa unidad, porque -dicho fácilmente aunque algo inexactamente- en la noción
misma de un “yo pienso” (de “pensamiento” incluso cabe decir) está excluido todo auto-
conocimiento inmediato de sí mismo como algo simple.
En efecto, Kant se focaliza sobre la unidad de la conciencia de sí, porque no es algo que esté dado,
ni a posteriori ni a priori, sino que es el resultado de un acto de la espontaneidad representativa.
No está dada a posteriori, porque lo dado a posteriori es siempre un múltiple intuitivo sensible. Ya
David Hume había insistido en que no hay ninguna impresión simple del “yo” (cf. Tratado de la
naturaleza humana 1.4.6). Pero tampoco está dada a priori, en el sentido de que pudiera conocerme
de manera puramente intelectual como una sustancia existente y simple, a la manera del
autoconocimiento del sujeto pensante cartesiano, porque esto supondría que, de algún modo,
nuestro entendimiento intuyese en vez de meramente pensar. El “yo pienso”, la conciencia de sí o
apercepción, no es un conocimiento de mi existencia personal, porque la única forma de saber
realmente algo de mí mismo como individuo existente con tales o cuales características (es decir,
como un “objeto determinado”) es a través de intuirme bajo la forma del sentido interno, i.e.
sensiblemente.7 En efecto, esto será un elemento crucial para aquello que Kant quiere mostrar: si la
unidad de la apercepción no está simplemente dada, tiene que resultar de un acto de la
espontaneidad, pero de un acto de espontaneidad tal que siempre requiere de un múltiple que
esté intuitivamente dado. En consecuencia, esa unidad tendrá que ser una unidad sintética en
relación con un múltiple intuitivo dado. Esto que estoy diciendo se ve en la siguiente frase que
usa Kant: “la unidad de la apercepción de un múltiple dado en la intuición”. En una primera lectura,
resulta extraña esta frase porque suponemos que la unidad del sujeto podría ser algo así como un
hecho previo a la síntesis del múltiple. La frase indica con suma claridad que se trata de la
apercepción de un múltiple dado, i.e. que no se puede hablar de la unidad de la apercepción sin la
referencia al múltiple y, como no está dada, la referencia del múltiple al sujeto es el resultado de
una síntesis sometida a las condiciones que hacen posible la unidad de la conciencia de sí. Entonces,
la unidad de la conciencia de sí no es algo que pueda pensarse conceptualmente como “completo”
sin una síntesis del múltiple y, a su vez, el múltiple tendrá que estar sometido a las condiciones
de esa unidad para poder ser considerado como “mi representación”.
El enunciado “mis representaciones tienen una referencia necesaria a mi auto-conciencia” es
un enunciado analítico, pues simplemente explica el sentido del término ‘mis’ que califica a “mis
7
En el contexto de la segunda parte de DT B, Kant aborda, en los §§24 y 25, la cuestión del autoconocimiento de sí
mismo bajo el rótulo de la “paradoja del sentido interno” y, con una intención crítica de la psicología racional
metafísica, en el capítulo de la Dialéctica trascendental sobre los paralogismos de la razón pura. En estas clases no
examinamos esta problemática.
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representaciones”: que sean mías quiere decir que yo, uno y el mismo, me apercibo de ellas. Pero a
Kant le interesa mostrar qué está coimplicado en esta referencia necesaria a la conciencia de sí
(al sujeto pensante), por tratarse no de cualquier entendimiento, sino de uno que no intuye, sino
que sólo piensa. Y por eso, al adentrarse en la explicitación de lo coimplicado, nos dirá que, si bien
el enunciado es analítico, “declara [erklärt] necesaria una síntesis del múltiple dado en una
intuición”. La unidad de la conciencia de sí, de un entendimiento sólo pensante, es necesariamente
sintética con respecto a un múltiple intuitivo dado sensiblemente. Se coimplican la unidad de la
conciencia de sí y la unidad de la intuición de un múltiple a través de una síntesis necesaria.
Entonces, las condiciones de la unidad de la conciencia de sí serán condiciones necesarias para
cualquier representación en cuanto mía. Kant hace un análisis de la noción de entendimiento
finito (entendimiento pensante) y muestra que incluye necesariamente una síntesis originaria.
Hasta aquí traté de explicar la propuesta medular del §16, usando algunos de sus elementos sin
seguir exactamente el orden de exposición de Kant. Ahora, recorreré el texto en el orden en el cual
Kant lo presenta. Como dije, es un texto difícil. Recomiendo no perderse en los detalles y poder
verbalizar el nudo de aquello que Kant quiere mostrar.
Parte I
1. Se formula el principio de la necesaria referencia de todas las representaciones de un
sujeto al sujeto de esas representaciones como “yo pienso mis representaciones”. La
formulación que recibe ese principio, a saber, “El yo pienso debe [muss] poder
acompañar a todas mis representaciones”, no afirma que la conciencia de sí acompañe de
hecho a todas sus representaciones, sino que tiene que poder acompañarlas, i.e. afirma la
necesidad de una posibilidad, la cual además condiciona a todas sus representaciones.
Entonces, afirma la necesidad de la posibilidad de la referencia de toda multiplicidad a
representar, con respecto a un sujeto idéntico.
2. Inmediatamente se hacen dos cosas claves: (1) se saca la conclusión de que todo
múltiple de una intuición también tiene que tener esta referencia y (2) se señala que la
conciencia de sí a la que necesariamente tienen que poder referirse sus representaciones
es un acto de la espontaneidad. Esto último es decisivo, pues quiere decir que la
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Parte II
1. Se introduce la noción de unidad de la apercepción y se la caracteriza como
trascendental.
2. Para justificar esto se introduce la cuestión de las condiciones requeridas para una
universal [allgemein] conciencia de sí (o, como dirá en el párrafo siguiente: “la integral
[durchgängig] identidad de la apercepción”). Estas condiciones serán fuente de
conocimiento a priori, pues se mostrará en el §17 que incluyen nada menos que la
condición de objetividad. Aquí en §16.1, se formulan esas condiciones, bajo el rótulo
“enlace originario”, del siguiente modo: “como representaciones mías (aunque yo no
sea consciente de ellas como tales) deben ser adecuadas necesariamente a aquella
condición sólo bajo la cual ellas pueden coexistir [zusammenstehen] en una universal
conciencia de sí mismo”. Es una frase difícil, pero el punto es que todas mis
representaciones para estar referidas al sujeto idéntico deben estar sometidas a las
condiciones que hacen posible a ese sujeto idéntico. ¿Cuáles son esas condiciones? El
párrafo que sigue avanzará en esa dirección.
Parte I
1. Se explicita que la identidad integral [durchgängig] de la apercepción de un múltiple
dado en la intuición contiene una síntesis y requiere de la conciencia de esa síntesis
(reflexividad).
2. Kant trata de justificarlo de tal modo que llega a afirmar: (1) que la unidad analítica de
la apercepción sólo es posible bajo la presuposición de una unidad sintética; y (2) que la
unidad sintética de lo múltiple de las intuiciones es el fundamento [Grund] de la
identidad de la apercepción misma.
Parte II
18
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Clase 14 – Fecha: 26 de noviembre
1. Aquí Kant retoma, de algún modo, lo dicho en el §15 sobre la noción de enlace y propone
una caracterización del entendimiento. Recuérdese que, en la DM (CRP B 92-94), Kant
ya había dado caracterizaciones del entendimiento, tales como la facultad de pensar, la
facultad de los conceptos o la facultad de juzgar. Pero ahora lo hace en conexión con el
principio de la unidad sintética de la apercepción: el entendimiento no es nada más que la
facultad de enlazar a priori y de llevar bajo la unidad de la apercepción lo múltiple de
representaciones dadas. Dos cosas. Por un lado, este “llevar bajo la unidad de la
apercepción” no debe entenderse como si la unidad de la apercepción fuese previa al acto
de síntesis: la unidad de la apercepción es sintética porque resulta de una síntesis y la
conciencia de ella. Por otro lado, préstese atención a la fórmula resaltada en negritas,
pues Kant la retomará en el §19 al (re-)definir la noción de juicio, pero con un elemento
que agrega en el §17 y aclara en el §18.
2. Luego de esta caracterización del entendimiento, se puede afirmar que el principio de la
unidad sintética de la apercepción es el principio supremo de todo el conocimiento
humano. Este párrafo contiene una nota de Kant. La menciono aquí porque, hacia el
final, también se afirma esta “función suprema” de la unidad sintética de la apercepción.
En efecto, se dice que esa unidad es “el punto más elevado al cual se debe sujetar todo
uso del entendimiento, y aun toda la lógica y, tras ella, la filosofía trascendental; esta
facultad es, en verdad, el entendimiento mismo” (CRP B134, nota)
Parte I
1. El principio de la unidad necesaria de la apercepción es un enunciado analítico (idéntico),
pero que declara necesaria una síntesis. En §17.4-5, Kant vuelve sobre este asunto.
2. Kant explica esto comparando nuestro entendimiento, que sólo piensa, con un
entendimiento que intuyese. El principio de la unidad de la apercepción no afirma
ninguna existencia de un yo personal particular, porque la representación “yo pienso” no
es una intuición. Simplemente afirma la identidad del sujeto pensante respecto de sus
representaciones. Pero dado que “pensar” siempre requiere de una síntesis, Kant dice que,
19
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Parte II
La última frase del §16 concluye volviendo a formular el principio de la unidad sintética de la
apercepción, pero a diferencia de la formulación con la que se abre el §, ahora se explicita lo
implicado en el principio, tal como fue desarrollado. Se trata de una formulación que resume
el análisis de la noción de la conciencia de sí. Dice:
Soy, pues, consciente del yo idéntico con respecto a lo múltiple de las representaciones
que me son dadas en una intuición, porque las llamo a todas ellas mis representaciones,
que constituyen una. Esto es lo mismo que decir que soy consciente de una síntesis a
priori necesaria de ellas, que se llama unidad sintética originaria de la apercepción, a la
cual están sometidas todas las representaciones que me son dadas, pero a la cual éstas
deben además, ser sometidas mediante una síntesis. (CRP B 135-136).
El propósito central del §17 consiste en establecer una relación entre la unidad sintética de la
apercepción pura y el objeto, a través de una re-determinación de la noción de objeto que sigue los
lineamientos de la revolución copernicana. Aquí se supone que Kant nos explicará qué quiere decir
que un objeto “se rija por” nuestro conocimiento, para usar la formulación del Prólogo B. Este
parágrafo está integrado por 5 párrafos, cuyos núcleos temáticos son los siguientes:
1. El primer párrafo resume lo visto antes.
2. Los párrafos 2 y 3 presentan la cuestión del objeto.
3. Los párrafos 4 y 5 retoman lo dicho en §16.3 sobre el carácter analítico del principio
de la unidad sintética de la apercepción junto con la explicación kantiana que compara
8
Cf. la nota de Kant en el §15.2 donde ya indicaba esto con respecto al caso de las “representaciones idénticas” (es
decir, con respecto al caso de los juicios analíticos).
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Objeto […] es aquello en cuyo concepto está reunido lo múltiple de una intuición dada. (CRP B
137; itálicas de Kant)
Lo primero que hay que decir ante esta definición es que Kant no la explica y que, respecto de su
justificación en el marco de la DT en la versión de la segunda edición, o está ausente o hay que
hacer mucha exégesis para señalar exactamente dónde está. Lamentablemente esto es así, a pesar de
la enorme importancia que tiene para el conjunto de la prueba. Como es de imaginar, se trata
entonces de una cuestión muy controvertida, tanto en lo que se refiere al sentido de aquello que
Kant estaría diciendo, como en lo que se refiere a la justificación que habría que darle. Es cierto
que Kant, en la versión de la DT de la primera edición, plantea la problemática de la reforma de la
noción de objeto de manera por completo explícita y dedica varias páginas al tema (CRP A 104-
110). También es cierto que Kant autoriza a usar los textos de la primera edición de la Crítica que
fueron eliminados en la segunda, para aclarar la segunda edición (CRP B XLII). Recomendamos,
por lo tanto, leer estos pasajes de la DT A, que comienzan con el texto siguiente:
Y aquí es, entonces, necesario explicar qué se quiere decir con la expresión “un objeto de las
representaciones”. Más arriba hemos dicho que los fenómenos mismos no son nada más que
representaciones sensibles, que en sí deben ser considerados precisamente como tales, y no
deben ser considerados como objetos (fuera de la facultad representativa). ¿Qué se entiende,
entonces, cuando se habla de un objeto que corresponde al conocimiento, y que por tanto es
9
Recordar que en la “Estética trascendental”, §1, Kant había definido el término ‘fenómeno’ como “el objeto
indeterminado de una intuición empírica” (énfasis en negritas de MMH).
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diferente de él? Es fácil comprender que ese objeto debe [müsse] ser pensado sólo como algo en
general = X, porque fuera de nuestro conocimiento no tenemos nada que pudiéramos poner
frente a ese conocimiento como algo que le correspondiese. (CRP A 104; negritas de MMH)
Ante todo, la problemática sobre la cual gira la cuestión tiene que relacionarse con la problemática
de la verdad que Kant había indicado en la “introducción” a la “lógica trascendental”. En efecto,
allí decía que concedía la definición nominal de verdad como correspondencia de un
conocimiento con su objeto. Aquí vemos que el objeto es aquello que hace verdadero un juicio
(conocimiento). Según expliqué en la Clase 6, en cierto modo Kant usa aquí la terminología
leibniziana al hablar de una definición nominal. Recordemos que para Leibniz, una definición es
nominal, no porque sea una descripción de un uso lingüístico de un término tal como se encuentra
en un diccionario de un lenguaje natural, sino porque no se ha dado una prueba de la posibilidad
lógico-formal de aquello que se define. Podría darse el caso de que se definiera alguna cosa, pero
que ésta fuera lógicamente imposible, aun cuando esta imposibilidad no fuera evidente. Sin
embargo, Kant no tiene en mente la posibilidad lógico-formal, la mera ausencia de contradicción,
cuando llama “nominal” a la definición de verdad, sino que se refiere al problema de ofrecer una
explicación trascendental de la referencia a un objeto. La definición de verdad habla de una
correspondencia (Übereinstimmung), pero entonces previamente hay que explicar la referencia a
objeto de las representaciones para, luego, en todo caso, poder determinar la verdad o la falsedad. Si
aquello que está dado son sólo representaciones, ¿cómo llegan las representaciones a referirse en
general a “objetos”?
Ahora bien, ¿qué quiere decir la definición de objeto del §17 y qué implicaciones tiene? La
definición propone determinar al múltiple intuitivo dado, a partir de un concepto que funciona como
regla de síntesis, i.e. que proporciona unidad sintética a ese múltiple. Esto quiere decir que lo
múltiple en general no tiene, de por sí, referencia alguna a un “objeto” y que esta referencia se
constituye al sintetizarlo según una unidad de la síntesis. Como puede observarse, la definición nos
está diciendo o –dicho más prudentemente- nos está comenzando a decir cómo habría que entender
la declaración copernicana de que los objetos se rigen por nuestros conceptos. Por lo pronto,
“regirse por” querría decir algo así como que lo múltiple dado en la intuición en general sólo
mediante una síntesis guiada por conceptos obtiene la referencia a un objeto.
Wolfgang Carl dice que esta definición de objeto se puede descomponer en las tres siguientes
cláusulas (Carl 1998, p. 196).10
10
Para las referencias bibliográficas, véase la Bibliografía al final de la clase.
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11
Cf. la definición de categoría presentada en el §14.5.
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[una condición] a la cual debe estar sometida toda intuición, para llegar a ser objeto para mí;
porque de otra manera, y sin esta síntesis, el múltiple no se uniría en una conciencia. (CRP
B138, §17.3; énfasis en itálicas de Kant; énfasis en negritas MMH)
Por lo pronto, estos enunciados sostienen que la unidad sintética de la apercepción es una condición
necesaria (1) para conocer un objeto y (2) dada la definición constitutivista del objeto, para que una
intuición llegue a ser objeto “para mí” (es decir, objeto de conocimiento, no una cosa en sí misma
fuera de toda vinculación cognitiva conmigo). Esta tesis se sigue claramente del §16, donde se
estableció que la unidad sintética de la apercepción es la condición suprema de todo uso del
entendimiento.
Pero los enunciados sostienen también que la unidad sintética de la apercepción es una condición
suficiente para (1) y para (2). Ésta es la tesis más interesante, pero a la vez problemática. Es la tesis
más interesante, porque estaría señalando que establecer la referencia al objeto en general
formaría parte de las condiciones mismas de la unidad sintética de la apercepción, es decir,
que la identidad integral del sujeto en general y el objeto en general serían correlativos. Pero
es una tesis problemática, ya que no es fácil entender cómo se justifica a partir del §16. Justamente
por ello hay muchas discusiones sobre el punto. Mientras que a intérpretes como H. Allison (1983,
pp. 236 y ss.) o W. Carl (1998, pp. 197, 198, 201) les resulta dudosa, intérpretes como Torretti
(1967) o Caimi (2007) no creen que haya un non sequitur.12
Independientemente de esta discusión, el planteo de Kant sugiere que, si se ha de ensayar la
revolución copernicana, entonces toda la fuente de la validez objetiva debe provenir del
principio de la unidad sintética de la apercepción, ya que es el único fundamento para toda
necesidad.13 Además ya el §16 estableció lazos muy estrechos entre la unidad sintética de la
apercepción y el entendimiento, de modo que no es fácil ver en el §17 un non sequitur. Tal vez, el
problema esté en el mismo §16, pues a veces no queda claro que todas las condiciones exigidas para
el principio de la unidad sintética de la apercepción puedan obtenerse meramente por análisis a
12
H. Allison (2015, pp. 348-355) vuelve sobre el problema y sostiene, puliendo interpretaciones de sus libros anteriores
frente a críticas recibidas, que la solución se encuentra en distinguir entre dos sentidos de “objeto” y, correlativamente,
entre dos sentidos de “conocimiento”: por un lado, un sentido “débil” de ambos (thin) relativo a la explicación, en la
primera parte de la DT B, de la objetividad mínima de toda discursividad o pensamiento como condición necesaria de la
unidad integral de la apercepción trascendental y, por el otro lado, un sentido “fuerte” (thick) relativo a la explicación,
en la segunda parte de la DT B, de la posibilidad de la experiencia (en el sentido del conocimiento empírico) y de los
objetos de la experiencia. Defiende su interpretación desde distintos ángulos, entre otros los siguientes: (1) la distinción
entre ambos sentidos de “objeto” y de “conocimiento” logra solucionar la objeción de un non-sequitur, (2) se acomoda
muy bien a la distinción de la DT B en dos partes de modo tal que la primera parte explicaría la validez objetiva de las
categorías y la segunda la realidad objetiva de ellas, y (3) logra dar una explicación adecuada de aquello que Kant en el
§18 llama “unidad subjetiva de la conciencia”.
13
Incluida la necesidad lógico formal: el título del §17 se refiere a todo uso del entendimiento.
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partir de la noción de “entendimiento pensante”. No está demás señalar aquí que Kant mismo al
final del §21 afirma que, “de la peculiaridad de nuestro entendimiento, de producir a priori unidad
de la apercepción sólo por medio de categorías […] no se puede dar ulterior fundamento” (CRP B
145-146). Independientemente del problema de la especie y del número de las categorías, también
se nos presentaría como contingente (en el sentido epistémico de desconocer el fundamento) la
estructuración de la unidad sintética de la apercepción mediante conceptos puros del entendimiento.
(3.2) Unidad objetiva y unidad subjetiva (“§18. Qué es la unidad objetiva de la conciencia de
sí”)
Llegados a este punto, Kant señala los resultados del §17 al comienzo del §18 y, a fin de
precisarlos, distingue entre la unidad objetiva de la apercepción trascendental y la unidad subjetiva
de la conciencia:
La unidad trascendental de la apercepción es aquélla por la cual todo el múltiple dado en una
intuición es reunido en un concepto de objeto. Por eso se llama objetiva, y debe ser distinguida
de la unidad subjetiva de la conciencia.
Esta distinción entre unidad subjetiva y unidad objetiva de la conciencia puede ser considerada
como una respuesta a la solución escéptica humeana relativa al problema planteado por la noción de
conexión necesaria que integra la noción de causalidad: la asociación en la imaginación de ningún
modo podría ser identificada con la conexión en el objeto. Dice Kant, que yo sea
“empíricamente consciente del múltiple como simultáneo o como sucesivo depende de condiciones
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empíricas”. Con ciertos recaudos, puede ejemplificarse esto del siguiente modo: el orden subjetivo
en el cual se me presenta sucesivamente la percepción de una casa no es el orden simultáneo de las
propiedades que atribuyo al objeto de la percepción. O bien, las asociaciones subjetivas que además
se me pueden ir presentando (asociaciones por semejanza, por ejemplo) al ver una casa no son parte
de la casa que me presentan las percepciones. Kant da como ejemplo las asociaciones lingüísticas
subjetivas: “uno enlaza la representación de cierta palabra con una cosa; otro con otra cosa”. Las
asociaciones subjetivas por más frecuentes que sean no tienen, de por sí, una validez objetiva.
Además, estas consideraciones ayudan a entender que la unidad objetiva de la apercepción
trascendental es una condición de la unidad subjetiva (punto 3 de la caracterización dada más
arriba): la referencia al objeto permite también delimitar un ámbito de representaciones no
objetivas. O dicho de otro modo, sólo porque puedo referirme a un orden de objetividades puedo
distinguir un ámbito de la subjetividad empírica. En este sentido, la síntesis pura (mediante la cual
la forma pura de la intuición en el tiempo está sometida a la unidad originaria de la conciencia)
“sirve a priori de fundamento de la empírica”.14
(3.3) Juicio (“§19. La forma lógica de todos los juicios consiste en la unidad objetiva de la
apercepción de los conceptos contenidos en ellos”)
[…] un juicio no es nada más que la manera de llevar a la unidad objetiva de la apercepción
conocimientos dados. (negritas de MMH)
Recuérdese que la DM había dado la caracterización del entendimiento como facultad de juzgar y
había determinado como característica de su función cognitiva el llevar la síntesis a conceptos
(§10.3-7). Además el §16 lo había caracterizado como la facultad de enlazar a priori y de llevar
bajo la unidad de la apercepción lo múltiple de representaciones dadas. Como puede observarse, en
esta última fórmula sólo falta añadir la condición de objetividad a la unidad de la apercepción,
14
Estas distinciones del §18 de la DT B no son sencillas de interpretar y han generado discusiones, particularmente
porque, en el §18 de Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, publicado en 1783
entre las dos ediciones de la CRP, Kant presenta una distinción entre juicios de experiencia (Erfahrungsurteile) y
juicios de percepción (Wahrnehmungsurteile), distinción que, si bien es cercana, no es equivalente a la distinción de la
CRP entre la unidad objetiva de la conciencia y la unidad subjetiva y, además, se presta a equívocos. Cf. R. Torretti
(1967), 353 y ss.; H. Allison (1983), 241 y ss.; y H. Allison (2015), 355-363.
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para llegar a la definición de juicio del §19, pero para esto se requería de la reforma de la noción de
objeto defendida en el §17 y las precisiones del §18.
Hay que prestar suma atención al hecho de que se trata de una definición lógico-trascendental del
juicio, i.e. una definición que atiende particularmente al uso cognitivo del entendimiento. Kant está
pensando en algo sencillo, cuya explicación no es sencilla, ya que es la mismísima DT. Dicho de
manera informal, cuando decimos de algo que es así o asá estamos entablando una pretensión de
validez objetiva, en particular, una pretensión de verdad (de correspondencia con el objeto al cual
nos referimos y al cual determinamos predicativamente), la pretensión de que lo que decimos de él
no vale sólo para mí o para algunos, sino para cualquiera que lo considere. Si digo que la casa de
enfrente es grande no estoy diciendo que la casa sólo es grande para mí, sino que pretendo
referirme a la casa –como objeto espaciotemporal que forma parte de un único mundo objetivo
espaciotemporal- y decir de ella cómo es, independientemente de que lo considere yo. La cópula
“es” tiene en su uso cognitivo ante todo este sentido de objetividad que, luego, puedo restringir
diciendo “es para mí” o “me parece”, pero que inicialmente pretende tener validez objetiva.
Claro que la cópula “es” tiene además sentidos lógico-formales (por ejemplo, expresa relaciones
clasificatorias de inclusión o exclusión entre conceptos, etc.). Pero no son esos sentidos aquellos a
los cuales Kant se refiere cuando critica la definición que los lógicos dan del juicio en general como
“la representación de una relación entre dos conceptos”, señalando –entre otras razones- que no
determinan en qué consiste esa relación. El punto es que, aun cuando señalaran los sentidos
sintácticos (lógico-generales), no por ello habrían considerado la dimensión cognitiva (lógico-
trascendental). Por eso decíamos más arriba que la definición dada por Kant es de tipo lógico-
trascendental, i.e. apunta a la dimensión cognitiva de la enunciación judicativa que tiene que ver
con la referencia al objeto. La DT nos dice que esa dimensión debe explicarse trascendentalmente
por la unidad objetiva de la apercepción trascendental y no por ninguna instancia trascendente al
entendimiento finito mismo.
Kant da un ejemplo para mostrar la distinción entre representaciones enlazadas en el objeto y
representaciones meramente asociadas en el estado del sujeto, “juntas meramente en la
percepción (por muy repetida que sea)”:
1. “el cuerpo es pesado”
2. “cuando sostengo un cuerpo, siento una presión del peso”15
15
Cf. las notas 5 y 7. Claramente hay que ver aquí una crítica al tipo de “solución escéptica” que D. Hume había
propuesto con respecto a la idea de conexión necesaria (cf. Investigación sobre el entendimiento humano, sección 5 y,
particularmente, la segunda parte de la sección 7).
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VI
Deducción trascendental (B) - Parte II
Como ya se señaló antes al explicar la articulación de la DT en dos partes, la segunda parte avanza
desde la validez objetiva de las categorías para un múltiple de la intuición en general (haciendo
abstracción de nuestras particulares formas de la intuición, a saber, el espacio y el tiempo), hacia la
validez de las categorías para todo objeto de la experiencia, i.e. con respecto a los múltiples
intuitivos empíricamente dados.
Desde el punto de vista del texto, no todos los parágrafos que van desde el §22 hasta el §26 se
integran en la segunda parte de la DT en el mismo plano argumentativo. Algunos de ellos se
refieren a una temática que no consideramos en este estudio de la DT, a saber, la paradoja del
sentido interno. Se trata de una cuestión a la que ya hice referencia al explicar el §16 para señalar
que cada une de nosotres se conoce a sí mismx, en cuanto existente y en cuanto a sus
particularidades reales, sólo de manera empírica, i.e. específicamente bajo la forma del sentido
interno y, por lo tanto, sólo como fenómeno. No es posible un conocimiento de sí misma como cosa
en sí. En parte, Kant ya había señalado algo en la Estética trascendental (cf. Observación II del §8).
Ahora, en el marco de la DT, retoma la cuestión en §24.4-6 y en §25.16
Entonces, en lo que se refiere a la segunda parte de DT, cabe organizar el movimiento
argumentativo en su plano más general del siguiente modo:
1. Paso 1: Restricción del uso cognitivo (Gebrauch zum Erkenntnisse) de las
categorías a su uso empírico (Erfahrungsgebrauch) (= aplicación a objetos de
los sentidos) (§§22-23).
2. Paso 2: Relación entre las categorías y las formas de la intuición
(particularmente la forma del sentido interno, el tiempo), mediante la síntesis
trascendental de la imaginación productiva (§24.1-3).
3. Paso 3: Relación entre las categorías y los objetos de los sentidos, mediante la
síntesis de la aprehensión (§26).
16
Quienes quieran profundizar sobre el tema, recomiendo el libro de la profesora de la cátedra Claudia Jáuregui, cuyos
datos incluimos en la bibliografía presentada al final de la clase.
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Kant considera que la prueba en sentido estricto se presenta en el §26.2-3, claro que recurriendo a
los pasos anteriores. Los títulos de los §§22, 24 y 26 indican con claridad de qué se trata (el §23 no
lleva título):
1. §22: “La categoría no tiene otro uso para el conocimiento de las cosas, que su
aplicación a objetos de la experiencia” (restricción).
2. §24 “De la aplicación de las categorías a objetos de los sentidos en general”: los
objetos de los sentidos en general podemos abarcarlos desde sus condiciones
formales de intuición, particularmente el tiempo, por eso aquí se examina la
relación entre el entendimiento y la forma del sentido interno.
3. §26: “Deducción trascendental del uso empírico universalmente posible de los
conceptos puros del entendimiento”.
Préstese atención a que el Paso 1 difiere del Paso 3: el Paso 1 sostiene que cualquier uso cognitivo
que se quiera hacer de las categorías no podría prescindir, en última instancia, de los fenómenos.
Pero este paso no dice que todo fenómeno en cuanto objeto empírico está necesariamente bajo las
categorías. Justamente de esto último se ocupa el Paso 3 y, por eso, parte de la percepción misma
para mostrar que las categorías son condiciones incluso de ella.
Paso 1
El argumento que restringe todo uso cognitivo de las categorías (Gebrauch zum Erkenntnisse) a su
uso empírico (a su aplicación a objetos de experiencia posible) es el siguiente (§22):
1. Pensar un objeto conocer un objeto, pues para conocer un objeto se requiere de (1) el
concepto con el cual se piensa un objeto y (2) la intuición que da el objeto. Considerar el
pensamiento de un objeto sin intuición es considerarlo sólo según la forma.
2. Toda intuición posible para nosotros es sensible, de modo que el pensamiento de un objeto
en general será conocimiento sólo si la categoría es referida a objetos de los sentidos.
3. La intuición sensible es (1) intuición pura o (2) intuición empírica.
4. La determinación de la intuición pura (i.e. la aplicación de las categorías a la intuición pura)
sólo puede dar conocimiento, si presupone que hay cosas que no se pueden exponer para
nosotros más que bajo esas formas de la intuición, i.e. sólo si hay percepciones (=
representaciones acompañadas por sensación).
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5. Por consiguiente, las categorías, aun cuando se apliquen a intuiciones puras (como por
ejemplo en la matemática), sólo dan conocimiento en cuanto esa aplicación puede además
ser aplicada a intuiciones empíricas.
6. El único uso cognitivo de las categorías se refiere a la posibilidad del conocimiento
empírico, es decir, que ellas sólo pueden dar conocimiento de cosas en cuanto objetos de
experiencia posible.
En el §23, Kant insiste en que, si bien las categorías están libres de la limitación espacio-temporal y,
por eso, se extienden a objetos de la intuición sensible en general, esta “extensión ulterior” no nos
sirve de nada en cuanto al conocimiento: consideradas en relación con la intuición sensible en
general, las categorías son sólo “vacíos conceptos de objetos”, meras formas de pensamiento sin
ninguna realidad objetiva (objektive Realität). Sólo nuestra intuición sensible (finita, receptiva) y
empírica (espacio-temporal como único modo de darse objetos a través de sensaciones) puede
proporcionarles sentido (Sinn) y significado (Bedeutung).
Paso 2
El Paso 1 concluyó que la realidad objetiva de las categorías depende de nuestra intuición sensible y
empírica; pero no explicó cómo obtienen esa realidad objetiva. El Paso 2, entonces, dejando ciertas
complicaciones de lado, proporciona una explicación de cómo se relacionan, en términos generales,
el entendimiento y la sensibilidad. Pero esto implica ante todo explicar cómo se relacionan el
entendimiento y la forma del sentido interno, pues ésta es la que abarca -como condición- a toda la
sensibilidad humana. Las categorías obtienen realidad objetiva en cuanto se aplican a las formas de
la intuición sensible a priori (particularmente, la forma del sentido interno).
Para esta explicación, Kant introduce la noción de imaginación (= “facultad de representar en la
intuición un objeto aun sin la presencia de él”, CRP B 151, itálicas de Kant), la cual, de acuerdo
con el papel que desempeña en la explicación, es determinada como imaginación productiva y
trascendental, a partir de dos distinciones centrales que permiten:
1. diferenciarla del entendimiento, al distinguir entre síntesis intelectual (del
entendimiento) y síntesis figurativa (de la imaginación) (ambas síntesis son a priori y
trascendentales).
1. Síntesis figurativa (synthesis speciosa) = síntesis de lo múltiple de la intuición
sensible.
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Paso 3
Este paso está en el §26. Este parágrafo, formado por 7 párrafos, es complejo en el sentido de que
tiene cuatro unidades temáticas. A continuación describo brevemente cada una de estas unidades
temáticas y, luego, presento una reconstrucción comentada de la prueba.
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los fenómenos), cuestión que ya se había anticipado en el primer párrafo al señalar que el
entendimiento prescribe a priori leyes a la naturaleza y la hace posible. Aquí, Kant
plantea como un enigma la prescripción a priori de la ley a la naturaleza y da la solución
en términos de que la prescripción es posible porque, a la vez, hace posible la legalidad
de una naturaleza que no puede considerarse como una cosa en sí misma, sino como
fenómeno. Finalmente, Kant restringe el alcance del conocimiento a priori al que el
entendimiento puede llegar a las leyes generales formales: las leyes particulares
materiales sólo pueden conocerse empíricamente.
Ahora bien, hecha esta conexión entre la percepción y las condiciones de toda
representación determinada en el espacio y en el tiempo, la prueba continua mediante
la explicitación de esas condiciones.
3. Espacio y tiempo son representados a priori, no sólo como formas de la intuición, sino
como intuiciones que (1) contienen un múltiple y, por consiguiente, (2) son
representados con la determinación de la unidad sintética de ese múltiple en ellos.
4. Esta unidad sintética no puede ser otra que la unidad del enlace de lo múltiple de una
dada intuición en general, en una conciencia originaria, de acuerdo con las categorías,
sólo que aplicada a nuestra intuición sensible.
A continuación, Kant saca tres conclusiones; mientras que la primera es muy directa y se refiere a la
percepción, las otras dos no son tan directas, porque se refieren a la experiencia y a los objetos de
la experiencia, para lo cual Kant introduce una caracterización de la noción de experiencia.
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5. En consecuencia,
1. toda síntesis de la aprehensión, por medio de la cual es posible la percepción, está
bajo las categorías;
2. las categorías son (1) condiciones de la posibilidad de la experiencia (=
conocimiento por medio de percepciones conectadas) y, por tanto, (2) tienen
validez a priori también con respecto a todos los objetos de la experiencia.
Consideraciones finales
Luego de este arduo recorrido, en el §27.1 Kant formula uno de los resultados decisivos de la DT.
Se trata de un resultado sobre el conocimiento a priori: no lo excluye, pero lo restringe a su
relación con los objetos de una experiencia posible, de modo tal que se excluye la posibilidad de
conocer objetos no empíricos y así se excluye la posibilidad de la metafísica –en sentido
prekantiano- como ciencia.
Recomiendo examinar las críticas que Kant formula explícitamente contra esta hipótesis.
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Aquí terminan nuestras clases de Historia de la Filosofía Moderna sobre Kant y también el curso. A
continuación encuentran una bibliografía, por cierto muy incompleta, que incluye algunos de los
textos mencionados en la clase y otros que pueden servir para ampliar ciertos temas en caso de
interés.
Bibliografía17
Cf. el programa del curso, donde hay más referencias bibliográficas sobre los temas de las clases sobre la CRP de I.
17
Kant.
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Mohr, G. & Willaschek, M. (1998), “Introducción a la Crítica de la Razón Pura de Kant”, en: G.
Mohr & M. Willaschek (eds.), Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft, Berlin, 1998, pp.
5-36; trad. de Mario Caimi, Marcelo Mendoza Hurtado y Marcos Thisted.
Mohr, G. & Willaschek, M. (eds.) (1998), Immanuel Kant. Kritik der reinen Vernunft, Berlin,
Akademie Verlag. Este libro recorre toda la CRP, tiene referencias bibliográficas; no todos
sus capítulos están en alemán, algunos están en inglés, como el de B. Longuenesse sobre la
DM.
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