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Universidad Alberto Hurtado

Facultad de Filosofía y Humanidades


Departamento de Filosofía

La objetividad en la Crítica de la razón Pura

Tesis para optar al grado de Licenciado en Filosofía

Por

Genaro Lagos Núñez

Director de Tesis: Eduardo Molina C.

Santiago, Chile
2018
TABLA DE CONTENIDO

Página

INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………….. 1

CAPÍTULO I
LA DOCTRINA DE LA TRIPLE SÍNTESIS ………………...................................... 5
1.1 La síntesis aprehensivo-reproductiva …...……………………………………….. 5
1.2 La síntesis del reconocimiento en el concepto ….……………………………….. 8
1.3 Algunas dificultades que envuelve la exposición de la triple síntesis ……………. 12

CAPÍTULO II
EL ENTENDIMIENTO EN UNA LÓGICA TRASCENDENTAL ………………… 15
2.1 Apercepción trascendental y síntesis posible ……………………………………15
2.2 Unidad objetiva y apercepción ………………….……………………………… 20
2.3 La noción kantiana de objeto: Locke y Kant ...…………………………………. 23
2.3.1 Análisis y síntesis ……………………………………………………………. 25
2.4 La validez objetiva de las categorías ……………………………………………... 28

CAPÍTULO III
LA OBJETIVIDAD EN LA DT.……………....…………………………………………...31
3.1 Unidad subjetiva y unidad objetiva …………………………………………………31
3.2 Enlace y categoría: la síntesis categorial como unidad sintética originaria................33

3.3 La unidad originaria y la unidad derivada de la conciencia ………………………...376

CAPÍTULO IV

CONCLUSIÓN………………………………………………………………………….45
3.4 4.1 Consideraciones finales……...…………………………………………………….…..453
4.23.5 Conclusiones generales…...………………………...………………...……………….
…...487

Bibliografía………………………………………………………………………………521
Introducción:

En la presente investigación se abordará el tema de la objetividad en la Crítica de la


razón pura de Kant, cuestión que se concentra, en gran medida, en la doctrina de la
Deducción trascendental de las categorías. La función de dicha doctrina es la de presentar
una serie de argumentos que pretenden mostrar cómo es posible que las categorías
(conceptos puros del entendimiento) se refieran a priori y de manera necesaria a todos los
objetos de la experiencia posible. Esto envuelve el hecho de que, para nuestro pensador, las
categorías constituyen necesariamente y con anterioridad a toda experiencia, la posibilidad
de la experiencia misma.

Aquellas funciones del entendimiento vienen a satisfacer la pregunta sobre cómo


comprender cierto tipo de conceptos, tal como el de ‘causa y efecto’, que por cierto, no es
posible extraer desde la experiencia, y que por lo demás, parecen ser el origen de ésta. Así,
las categorías serían aportadas por el sujeto en la función de constituir el conocimiento, y
por dicho motivo es que el mismo Kant habla de un ‘giro copernicano’ a la hora de
conocer, haciendo alusión al cambio de paradigma realizado por el científico. Vale decir, ha
de comprenderse un cambio radical en el modo de concebir los objetos de la experiencia,
los cuales ya no me vendrían dados de manera íntegra o sintetizada, sino que, lo que se me
da es una multiplicidad sensible en la intuición humana, a la cual el sujeto debe aportar una
unidad sintética y categorial. Por lo tanto, el conocimiento se vuelve una tarea dentro de la
necesaria responsabilidad del hombre, lo cual despierta preguntas del tipo de: ¿cómo es
posible avanzar en dicho conocimiento?

De este modo, y ante la interrogante sobre cómo comprender el hecho de que sea el
sujeto el responsable de sintetizar los datos sensibles, es que se yergue la pregunta por la
objetividad. Si bien, en general, queda suficientemente clara la intención de Kant, no queda
del todo develado en base a qué pretende sostener dicha estructura.

1
La DT1, en su intento por justificar la validez objetiva de las categorías , por un
lado, puede ser comprendida como un argumento en favor de mostrar que la objetividad del
conocimiento es condición necesaria para la unidad de la autoconciencia. Vale decir, que de
la unidad de la autoconciencia está condicionada por el juicio objetivo. Por otro lado, en
cambio, podemos comprender que esta unidad de autoconciencia es condición necesaria
para la posibilidad del juicio objetivo 2. La diferencia estriba, básicamente, –según mi
apreciación- en la función que jugarían las categorías como conceptos originarios, es decir,
como conceptos que hacen posible la presentación de lo múltiple en la síntesis de la
aprehensión. Ya que, si considerásemos toda unidad conceptual de lo múltiple como un
objeto, tendríamos que aceptar que la unidad de la intuición formal es producto de una
categorización entendida como función objetivante, lo cual es discutible., da paso a
diversas interpretaciones y críticas, las que van desde considerar a su teoría una especie de
idealismo subjetivo, como el de Berkeley, hasta cuestionar la validez científica sobre la que
se sostendría esta tabla categorial; en todo caso, si se llega a comprender con éxito el
pensamiento envuelto en estas líneas, y hemos de aceptar el marco en el que se inscribe la
Deducción, sigue siendo necesario admitir su oscuridad.

Al considerar la Deducción como un argumento que debe ser explicación desde dos
direcciones aparentemente inversas pero reciprocas (‘desde arriba’ y ‘desde abajo’) para
que cobre solidez, surgen naturalmente variadas interrogantes en su exposición. Por dicho
motivo es que existen múltiples interpretaciones de cómo debe ser entendida esta doctrina.
¿Qué es la subjetividad para Kant? ¿Qué es la objetividad? Si el fundamento de la
objetividad subyace necesariamente en el sujeto mismo, pero a su vez requiere un múltiple
dado desde fuera de él para constituir la objetividad, entonces, ¿cómo es que debemos
entender la ‘validez objetiva’ de aquella estructura conceptual y fundamental?

En la DT-A, nuestro filósofo parece enfocarse en mostrar la realidad objetiva de los


conceptos empíricos con el fin de argumentar en favor de la validez objetiva de las
1
De ahora en adelante usaremos “DT” para referirnos a la Deducción trascendental de los conceptos;
además, usaremos “DT-A” o “DT-B” para distinguir entre la primera y la segunda edición de la Deducción.
2
“teniendo en cuenta la influencia es Strawson, podríamos llamar “interpretación standard” a la que
identifica la Deducción con una prueba de la objetividad del conocimiento como condición necesaria de la
unidad de la autoconciencia. Nakano, (p. 94 , (57)137)

2
categorías, pero en la DT-B busca justificarla a través de la objetividad de los juicios, de la
relación sintética entre conceptos empíricos, justificación que no parece ser la misma que
en la edición anterior. Considero de suma importancia la aclaración de estos parágrafos, ya
que el argumento que sustenta la Deducción se basa en mostrar que el sujeto es quien
aporta la unidad conceptual en todo conocer, sin embargo, según mi apreciación, una cosa
es decir que todo juicio es una relación objetivamente válida, y otra cosa distinta es decir
que toda relación objetivamente válida es por ende verdadera. Aquella distinción se hace
patente en los parágrafos a examinar.

Si bien considero que ambas lecturas son factibles, según lo que queramos o
podamos llegar a entender respecto de algunos conceptos claves, se torna necesario superar
la ceguera producida por el estudio exhaustivo de la DT, y luego preguntarnos cual es
finalmente el valor del argumento de la Deducción. ¿Es acaso el parágrafo 19 parte de su
teoría del juicio, en la que distingue juicios objetivos de subjetivos? ¿O es en cambio una
explicación de la condición necesaria para todo juicio con pretensión de validez objetiva?
¿Acaso Kant está queriendo mostrar cómo se constituye un objeto (con realidad objetiva) a
partir de las categorías? o, al contrario, está queriendo afirmar las categorías a partir de la
efectividad de los juicios. Por último, qué se quiere probar cuando se habla de objetividad,
o de objeto, ya que, si bien la Deducción es una prueba que intenta justificar la relación
necesaria entre la objetividad de los juicios y la de las categorías, y, por tanto, pretende
otorgar validez objetiva a los conceptos puros del entendimiento; el enlace sintético ¿es
necesariamente determinado como categorial por ser un producto de la categoría pura? O es
que acaso la llamada categoría pura, solo es posible si presupone una posible síntesis.

Por aquellolo dicho, considero que el valor de llegar a ajustar las declaraciones de
nuestro pensador con la totalidad de su doctrina respecto del objeto, resulta alto. No
podemos sujetarnos desde un principio a validar conclusiones de ciertos intérpretes ante la
aparente incongruencia o incomprensibilidad entre algunas tesis kantianas. Lo mismo
puede decirse con respecto a la aparente congruencia entre la KrV y alguna doctrina de
entre el resto de sus obras. Es importante que La Crítica pueda entenderse en una doble
relación: por un lado, contextualizada con respecto al resto de sus obras, pero también,

3
como una obra en sí misma integra. Lo mismo que llega a enseñar la DT, es la forma que
debe ponerse en práctica a la hora de su estudio: la síntesis y el análisis son parte de una
misma función, y si bien son prácticamente inseparables, es necesario distinguirlas
teóricamente. Eso es justamente lo que está haciendo Kant y es por tanto este método el que
debemos intentar esclarecer.

La pregunta por el objeto va, por supuesto, ligada con la de la ‘apercepción


trascendental’, la cual también ha de ser revisada con minuciosidad. Si la pregunta principal
en esta investigación es por el objeto y no por la apercepción, es dado que la Deducción es
un proyecto que busca demostrar la validez objetiva de las categorías, lo cual vendría a
significar que “la unidad sintética de la conciencia es, entonces, una condición objetiva de
conocimiento, no una condición que meramente yo requiera para conocer un objeto”.
(Kant, 2007, B-138) lo que se traduce en que: si hemos de aceptar que el conocimiento se
da a través de juicios, entendidos como juicios de experiencia, estos deben encontrar
fundamento en un plano trascendental y originario, anterior al empírico, el cual posibilita,
según Kant, la síntesis empírica misma. Por dicho motivo, considero que todo el esfuerzo
argumentativo de nuestro pensador, apunta a demostrar que los conceptos puros del
entendimiento no solo juegan un rol en los juicios (con pretensión de verdad) empíricos y
particulares, sino que también y anterior a ello, confieren a todo objeto posible mediante
una síntesis categorial originaria, la posibilidad misma de ser percibidos en un tiempo y un
espacio. Entonces una buena pregunta es: si la categoría pura (entendida como síntesis
intelectual) surge independientemente de la intuición, y presupone una síntesis posible,
¿podemos asegurar que dicha unidad sintética y originaria (de la apercepción), referida al
tiempo y espacio puros, es entendida como categorial por estar definiendo judicativamente
a aquellos? Es decir, ¿podemos entender la unidad de la intuición formal como objetiva, en
el estricto sentido que el argumento de la DT persigue?Dicho de otra forma: solo cuando he
comprendido la validez objetiva como aquella relación sintética y empírica entre conceptos,
es que se hace visible el plano trascendental del sujeto entendido como un “Yo” en el cual
todo fenómeno debe poder ser enlazado.

4
¿El hecho de que tengan una referencia necesaria a la categoría, significa
necesariamente que están categorizados en sentido fuerte? Ya que, si toda unidad sintética
de lo múltiple es considerada un objeto, en virtud de una función judicativa de las
categorías, aquello debiese ser así.

Si bien el significado de muchos de los conceptos utilizados en los parágrafos en


cuestión, queda bastante indefinido, es posible llegar a comprender por qué si Kant está
empeñado en relacionar la unidad trascendental de la apercepción con el objeto, a partir de
lo que podemos comprender como ‘Entendimiento', es entonces que se refiere
continuamente a un fundamento último, a un principio originario, o a una función que debe
anteceder a otra de igual importancia.

El conocimiento y la síntesis son una función necesaria del entendimiento en el


sujeto, la pregunta es: con qué derecho puedo hablar de una síntesis categorial como
actividad del sujeto y, con qué validez puedo hablar de un conocimiento que es mediato y
no inmediato. Sólo porque efectivamente conozco, es que puedo comprender la necesidad
de conocer, y sé que aquello ocurre mediante juicios, por lo tanto, Kant debe poder explicar
que: solo porque yo tengo una conciencia de que no tengo algo así como un entendimiento
divino, es que puedo asegurar que mi conocer es mediato, y el conocimiento mediato
envuelve para Kant, necesariamente una serie de funciones las cuales veremos en el
posterior desarrollo.

Por lo aquí expuestotodo aquello, es básicamente que considero importante una


nueva investigación y reflexión sobre estos parágrafos. La imposibilidad de llegar a un
consenso en las interpretaciones, hablan de un no agotamiento del tema. Si bien es preciso
apegarse lo más posible a las tesis kantianas, intentar comprender la DT desde una
perspectiva puramente analítica y formal, lo considero un error, pues sólo una serie de
lecturas y de conjeturas, han de llevar finalmente a cierta integridad en el sentido de los
conceptos aquí tratados. Lo mismo puede decirse con respecto al exceso de confianza en las
asociaciones: debemos desconfiar de toda pequeña variación formal entre doctrinas, por
semejantes que parezcan los enunciados.

5
El presente trabajo de investigación cuenta con tres capítulos:

1.- Sse expone la doctrina de la triple síntesis, la base de la teóricateoría kantiana del
objeto, y se asume una interrogante respecto a la poca claridad de la explicación.

2.- Sse desarrolla una exposición de las diversas funciones del entendimiento según Kant,
exposición en que se asume una cierta posición en cada uno de sus aspectos.

3.-, Llo que se hará aquí, es básicamente unir las posiciones tomadas por separado y darles
unidad en torno a la pregunta por el sentido y fundamento de la objetividad en la Crítica.

6
1.- LA DOCTRINA DE LA TRIPLE SÍNTESIS

1.1 La síntesis aprehensivo-reproductiva.3

Kant comienza suesta exposición dejándodejandonos en claro que: cualquiera sea el


origen de las representaciones (de influjo externo o causa interna) estas han de estar
enlazadas en el sentido interno (el tiempo) como modificaciones de la mente, lo cual hay
que tener en consideración para todo lo que sigue..

Una vez aclarado esto, se busca mostrar que todo conocimiento posible ha de ser
dado a modo de un múltiple, lo que en algún sentido es semejante a decir que la unidad de
las representaciones no nos viene dada,; pues, todo lo que se nos puede aparecer, son
fenómenos, pero éstos no son cosas en sí mismas, sino sólo una representación que el sujeto
hace posible ante la forma humana de intuir (temporal y espacial). Ya que nada se me
aparece como absoluta unidad, y sí en cambio, mediante un múltiple en la intuición; Kant,

3
Se abarcan aquí las dos síntesis de una sola vez, teniendo en cuenta que ambas operaciones vienen a ser
dos aspectos de una misma síntesis (Torretti, p. 293) aunque, en rigor, el distinguirlas es fundamental para
comprender el argumento kantiano.

7
explica que es necesario un proceso de “síntesis” 4
(llevado a cabo por la imaginación) el
cual proporciona una cierta unidad a las presentaciones. Este proceso contempla una parte
empírica y otra pura. 5

El primer momento que debemos comprender de la síntesis, es el que se refiere


específicamente a la intuición, al cual Kant llama “síntesis de la aprehensión”6. Esta hace
posible que las representaciones puedan sucederse la una a la otra, que se hallen en una
cierta relación y que yo pueda transitar de la una a la otra sin encontrar, algo así, como un
vacío entre ellas. Lo cual, esencialmente, no dista mucho de decir que: ninguna
representación puede estar “contenida en un instante” (Kant, 2007, A-99) antes bien, toda
representación es una composición de múltiples momentos que deben contemplar una cierta
unidad relacional en un tiempo. No hay nada que podamos conocer como ‘de golpe’ y por
lo tanto, no hay nada que podamos representarnos de modo alguno, que no sea mediante
una multiplicidad en la intuición. En todo caso, es necesario preguntarse si toda
representación está compuesta por un múltiple temporal en la intuición, aquello ¿no es
entonces similar a decir que toda representación está constituida por una relación temporal
de elementos simples? “Kant parece estar aceptando la existencia de representaciones
simples, lo que estaría negando, en todo caso, es la posibilidad de tener conciencia de ellas
sin llevar a cabo un proceso de síntesis” (Stepanenko, 2008, p.34) idea la cual viene a
contraponerse a la concepción empirista del poder tener conciencia de representaciones
aisladas. Como nos señala Torretti7, si prestamos atención a nuestra vida mental, no existe
representación intuitiva que no tenga un lapso de duración (por corta que ésta sea) y que
por tanto, pudiese ser considerada como instantánea (simple).

Ahora bien, ¿de qué me serviría poder transitar de una representación a otra, si la
mente al recorrerlas, no pudiera asociar la representación presente a la anterior? Es
evidente que la actividad sintética debe comprender también un momento en que, en tanto

4
“Entiendo por síntesis, en la significación más general, la acción de añadir unas a otras diversas
representaciones, y de comprender su multiplicidad en un conocimiento”. (B-103)
5
A esta distinción de síntesis empírica y pura, Kant también la designa como reproductiva y productiva,
respectivamente.
6
Obviamente, y como dice Heidegger (p. 206) no es que, por ejemplo, la aprehensión efectúe una síntesis,
sino que la síntesis tiene un carácter de aprehensión.
7
Puede verse en Torretti p. 289

8
transita o recorre de un momento a otro, de una representación a otra, es también capaz de
reproducir la representación pasada y conectarla con la presente. De otro modo, toda
representación presente se me aparecería como nueva, lo cual sería igual a decir que no
puede existir aprehensión alguna en la intuición. Ya que, si yo contemplase cada
representación presente como nueva, tendría que poder decir que las aprehendo como
unidades absolutas, separadas las unas de las otras, y no en cambio a través de un infinito
múltiple. A esta función de la síntesis, Kant la llama: síntesis de reproducción, y se dirige
específicamente a la imaginación.

Hemos dicho que la síntesis es una actividad de la imaginación, la cual a través de


ciertos procesos sintéticos, que llamamos de aprehensión y reproducción, hace posible
recorrer y asociar las representaciones en la intuición. El hecho de que yo pueda recordar
una representación pasada y conectarla con una presente, es gracias al influjo de la
imaginación, la cual “es la facultad de representar en la intuición un objeto aun sin la
presencia de él” (Kant, 2007, B-151).

Entonces, surge la pregunta de ¿por qué las representaciones podrían presentar tal
regularidad? por qué al recorrer un objeto, éste guarda (aparentemente consigo mismo) una
unidad, la que hace posible que yo me pueda referir a un algo que no varía a cada momento,
sino que presenta una cierta estabilidad o regla, la cual hace posible toda referencia de mi
consciencia al objeto. Como dijimos anteriormente, nosotros tratamos solo con fenómenos,
por ende, no es que el objeto empírico mismo nos entregue esa regularidad, sino que todo
aquello que pueda ser conocido, debe ajustarse, aparentemente, a la forma subjetiva de
nuestro sentido interno; de otra manera no se entendería cómo podríamos considerar algún
tipo de relación entre nuestras representaciones sin que aquellas se conectasen de manera
caprichosa.

Al comprender que la síntesis ha de ser una actividad de reunir un múltiple, la cual


no viene dada, y por ende, debe ejercer el sujeto mismo, deberíamos también comprender
que si los fenómenos en la intuición empírica encuentran esa regularidad, no es por azar o
mera fortuna, sino que este proceso empírico de la imaginación (aprensivo-reproductivo)
debe contemplar necesariamente también un proceso que haga posible a la síntesis empírica

9
misma8. Aquella es una síntesis trascendental, una facultad trascendental de la imaginación,
y solo con respecto a ella es posible cualquier síntesis empírica. Kant, por ahora se limita a
decirnos que: sin esta facultad trascendental de la imaginación “ni siquiera [podrían surgir]
las más puras y primeras representaciones fundamentales de espacio y tiempo.” (Kant,
2007, A-102).

Todo fenómeno ha de dárseme a partir de las formas de la intuición sensible, por


ello percibo todas mis representaciones empíricas bajo una cierta relación, sin embargo,
nada de ello sería posible si el sujeto mismo no lo hiciera posible mediante una actividad
que enlace a priori las representaciones del tiempo y el espacio puros. El múltiple no surge
porque las cosas mismas me vengan dadas de tal manera, sino, porque el sujeto hace
posible, a priori, y mediante un enlace de lo múltiple del tiempo y el espacio puros, todo
aparecer fenoménico. En el parágrafo 26 quedará claro que el espacio y el tiempo no son
solo formas de la intuición sensible, sino también intuiciones ellos mismos, las cuales
contienen un múltiple; y el enlace puro de aquel múltiple es “condición de la síntesis de
toda aprehensión” (Kant, 2007, B-161).

La síntesis de la aprehensión es lo primero, la cual se relaciona necesariamente con


la segunda, a la que hemos llamado síntesis de la reproducción. Ambas pueden
comprenderse tanto de manera empírica como pura, siendo esta ultima la que posibilita la
primera. Pero como ya hemos dicho, la síntesis que propone Kant consta de tres partes, y
aún queda revisar la última de éstas: la síntesis del reconocimiento en el concepto.

1.2 La síntesis del reconocimiento en el concepto.

Sabemos que todo lo que ha de poder ser representado, primero debe poder ser
aprehendido en la intuición y reproducido en la imaginación. Si he de representarme por
ejemplo un número, debo poder pasar de una unidad a otra y poder asir en la imaginación
que aquella unidad pasada corresponde al conteo junto a la unidad presente, pero, además,

8
Torretti dice: “Como la síntesis es activa, esta sencilla argumentación está demostrando la participación
necesaria de la espontaneidad mental en la génesis de la intuición pura del espacio y el tiempo” (p. 292).

10
debo tener una cierta consciencia de que soy yo quien añade la una a la otra, y que solo por
ello soy capaz de concebir un “conjunto”, en este caso “el número”.

Kant, desde un comienzo muestra que “la palabra ‘concepto’ podría conducirnos ya
por sí misma a esta observación” (Kant, 2007, A-103) y nos dice también que toda
representación debe presentar algún nivel de consciencia, de otro modo son imposibles los
conceptos, y así, también son imposibles los objetos. De tal modo, queda condicionada la
posibilidad de conocer objetos a una cierta unidad conceptual. El problema que surge
entonces es: ya que solo podemos conocer objetos a través de fenómenos, los cuales no
pueden ser tomados como objetos por sí mismos (esto significaría que su unidad me viene
dada) ya que los aprehendemos solo mediante una actividad sintética, la cual todavía debe
ser llevada a unidad. Por lo tanto, ¿qué es aquello que puede otorgar regularidad a dichos
fenómenos en tanto difiere de ellos?

“Kant admite que los conceptos empíricos se forman por la asociación habitual de
las representaciones en combinaciones que se repiten” (Torretti, 1967, p.295). Reconocer
que aquello es un plato y aquello otro un perro, claramente, requiere poder reconocer tanto
el uno como el otro bajo una cierta regla particular y que los distingue a ambos. En este
sentido, el reconocimiento en el concepto, significa que luego de aprehender y reproducir
las impresiones fenoménicas, debo reconocer la conexión de mis representaciones mediante
una cierta regla que aporte necesidad a la síntesis. Aquello, que de algún modo se me
aparece como asociable en el tiempo y que ha de guardar una relación de identidad, no tan
solo para con ello mismo (en la reproducción), sino que esa identidad ha de ser pensada
como un objeto ante la unidad de la conciencia. Pero los fenómenos no pueden considerarse
como objetos por sí solos (fuera de la facultad representativa) y por lo tanto, dicho objeto o
regla, debe diferir del conocimiento, de otro modo, debería considerarse también como
fenómeno. En cambio, es aquello que se opone a que dichos fenómenos sean determinados
de manera azarosa.9

¿Qué se ha de entender entonces, por ‘un objeto de las representaciones’? Las


representaciones empíricas son impresiones fenoménicas que están limitadas por mis
formas de intuir humana temporal-espacial. Por tanto, las representaciones que puedo tener

9
Véase KrV A-104.

11
(por ejemplo) de un plato o de un perro, han de tener necesariamente “un objeto”. Resulta
evidente, que lo único que puede aportar unidad a dichas impresiones es la representación
del concepto (como lo vimos, por ejemplo, con el “numero”), sin embargo, el concepto
empírico no es nada más que una representación conceptual de una cierta regla sintética;
síntesis de la cual debemos poder tener conciencia para así representarnos sus
particularidades como conocimientos. La unidad que otorga la síntesis del reconocimiento
en el concepto, debe consistir, por lo tanto, en la conciencia de la regla de un múltiple en el
tiempo, acorde a dichas representaciones.
Si aquello ha de ser posible en su aspecto empírico, hemos de atribuirle a esta
síntesis también una función pura (al igual como lo hicimos con la síntesis aprehensivo-
reproductiva) y por lo tanto, si hemos de poder referirla a objetos empíricos y particulares,
también hemos de poder referirla a objetos de la experiencia en general. Ya que lo
aprehensible, originariamente, no es lo uno o lo otro particular, sino lo aprehensible en un
múltiple en general. Luego, el reconocimiento en el concepto debe basarse en una unidad
necesaria, en una conciencia regulativa de todo múltiple en general; dicha unidad no puede
ser otra que aquel concepto de un objeto trascendental, el cual se opone a que los
fenómenos puedan ser considerados como meras creaciones ideales sin correspondencia
alguna con la realidad. Pues, que Kant se refiera al fenómeno como que “en sí no deben ser
considerados como objetos” (Kant, 2007, A-99), no quiere decir que el objeto para ellos no
sea necesario, ni que las representaciones dadas sean un puro espejismo. Como bien dice
Torretti, el hecho de sostener “la idealidad de las cosas materiales no significa negar su
realidad…sino radicar esa realidad en el tejido de las relaciones”10 (Torretti, 1967, p. 299).

Aquello que “se opone a que nuestros conocimientos sean determinados al azar” y
que en tanto corresponde al conocimiento, es diferente de él (Kant, 2007, A-104). Debe
por tanto ser ‘algo (un objeto) en general = x’. Si bien Kant ejemplifica a base de ideas
particulares, lo hace (supuestamente) para alcanzar la base del argumento mismo, el cual
descansa en una función trascendental y que posibilita la producción misma de todo
fenómeno en general. Toda representación dada que yo pueda llegar a conocer, debe
aparecerse de manera fenoménica y debe necesariamente tener a priori una cierta unidad,

10
Véase Torretti p.299

12
esa unidad puede ser entendida bajo la consideración de un concepto, ya que tal es la
condición que pone la conciencia misma para conocer algo (la unidad conceptual de todo
conocimiento). Y dicho concepto debe ser comprendido a su vez como un objeto en
general=X. De este modo podemos decir que “conocemos el objeto cuando hemos
efectuado unidad sintética del múltiple de la intuición” (Kant, 2007, A-105). Es claro, que
esta unidad no puede variar según el caso, sino que ha de ser la misma para todo múltiple
del conocimiento en general.

Por tanto, dicho objeto en general aporta productivamente una regla para todas
nuestras intuiciones posibles. Esto significa que todo lo que pueda aparecérseme, como
cognitivamente relevante, debe necesariamente ser congruente con la forma que el sujeto
impone para conocer algo, es decir, que debe ser enlazado mediante una síntesis y ser
conforme a la unidad de la conciencia. Este objeto en general, como es aquello que se
opone a que nuestras representaciones sean azarosas, es lo que determina la “afinidad” del
múltiple. Las representaciones están asociadas de un cierto modo en la síntesis empírica,
sin embargo, ello requiere su asociabilidad, es decir, que pueda satisfacerse a priori el
enlace objetivo fundamental, a saber, el de “los conceptos a priori (espacio y tiempo)”
(Kant, 2007, A-107). Así, el objeto “no es nada más que el algo del cual el concepto
expresa tal necesidad de la síntesis” (Kant, 2007, A-106).

El hecho de que este objeto “ya no pueda ser intuido por nosotros” 11, como
habíamos dicho, viene a justificar que: si pudiese ser intuido por nosotros, entonces tendría
que ser un fenómeno, pues solo estos pueden aparecérsenos, sin embargo, sabemos que esta
representación del objeto en general no es un fenómeno, no nos viene dada, por eso es “no
empírico” y sí “trascendental”. Por ahora, debemos tener en cuenta la importante
consideración que se establece respecto al objeto trascendental, se dice que “el concepto
puro de este objeto trascendental…es aquello que en todos nuestros conceptos empíricos
puede suministrar, en general, referencia a un objeto, es decir, realidad objetiva”. (Kant,
2007, A-109) Por tanto, el objeto en general, no tan solo hace posible la realización de la
síntesis empírica a partir de la síntesis pura, sino que además “es la condición de

11
Esto puede verse en KrV A-109

13
posibilidad de los objetos de la experiencia” (Kant, 2007, A-111) es decir, que, conforme a
la unidad de la conciencia, es llevado a la unidad integral y sintética de las percepciones.

Todo fenómeno, en la medida en que mediante ellos han de sernos dados objetos,
debe estar bajo reglas a priori, a saber, las que confieren unidad sintética del múltiple. Es
decir, deben estar necesariamente bajo la unidad del concepto. Ahora bien, si acaso esta
unidad conceptual es forzosa, debe poder ser sustentada por un fundamento trascendental.
Este fundamento no es otro que la apercepción trascendental, un Yo invariable. Así, la
conexión que intenta establecer Kant a través de estos pasajes, puede resumirse de la
siguiente manera: todo múltiple fenoménico solo es posible mediante la afinidad del
múltiple conferida por un objeto en general. Además, es necesario considerar todo múltiple
fenoménico bajo unidad conceptual, pero esta unidad no es sino una representación que
confiere realidad objetiva a todos los fenómenos posibles, y por tanto, puede considerarse
como un “objeto en general”, distinto de los fenómenos y siendo siempre idéntico=x, los
determina a priori. Al considerarse éste como necesario para todo conocimiento posible,
debe, por tanto, basarse en un fundamento trascendental, a saber, en la conciencia que el
sujeto tiene a priori de sí como “numéricamente idéntico” (Kant, 2007, A-107)

Luego, esta noción de objeto marca el paso de un discurso de primer orden a uno de
segundo orden respecto de un objeto; así, “el significado de objeto quedará determinado por
el análisis de estas condiciones” (Allison, 1992, p.236). Por ello, analizaremos dichas
condiciones epistémicas con el fin de llegar a comprender el real alcance del concepto de
objeto en la Crítica.

1.3 Algunas dificultades que envuelve la triple síntesis.

Kant nos ha dicho que “hay tres fuentes originarias…que contienen las condiciones
de posibilidad de toda experiencia, y que no pueden ser deducidas, a su vez, por ninguna
otra facultad de la mente; a saber: sentido, imaginación y apercepción.” (Kant, 2007, B-
127). En vista de que todo sentido se manifiesta como un múltiple en la intuición, se hace
necesaria una función de síntesis que reúna la materia del objeto para luego llevarla a la

14
unidad de la apercepción, y que por lo tanto, vincule el sentido con la apercepción, los
cuales aparecen como aspectos heterogéneos entre sí12. De este modo, debemos comprender
que: “La síntesis en general es, como veremos, el mero efecto de la imaginación, una
función ciega, aunque indispensable, del alma, sin la cual no tendríamos, en general,
conocimiento alguno.” (Kant, 2007, A-78).

La triple síntesis muestra que de la imaginación se refiere a estas fuentes subjetivas


mediante una función de: aprehensión, reproducción y reconocimiento en el concepto. Sin
embargo, se ha expuesto aquí también, que para que aquella síntesis empírica sea posible,
debe existir con anterioridad una síntesis pura a priori, la cual ante todo, sería posible solo
por la acción de lo que Kant ha llamado como Apercepción trascendental, pues, solo en
función de esta apercepción es posible que las intuiciones puras puedan representar algo 13.
En todo caso, no debemos perder de vista que, lo que aquí se está intentando probar, es la
validez objetiva de las categorías, entendidas como conceptos puros del entendimiento.

Entonces, lo que al parecer se está queriendo mostrar es, que todo aquello que se me
da, lo hace ante una función sintética y tiene que necesariamente ser llevado a unidad, por
ende, todo objeto dado en el tiempo y el espacio, independiente de qué objeto sea, debe
poder ser llevado a la unidad invariable del Yo mediante una representación conceptual, la
cual es un concepto de objeto=X. Ahora bien, toda síntesis empírica y reproductiva debe
basarse necesariamente en una síntesis trascendental la cual es a priori, es decir, anterior e
independiente de toda experiencia. De este modoLuego, aquello que acabamos de
reconocer designar como objeto en general=X en el reconocimiento en el concepto, parece
estar enfocado en la conceptualización empírica, con la finalidad de probar la necesaria
validez objetiva de los conceptos puros; no obstante, resulta ser un argumento bastante
confuso, puesto que no deja ver con claridad en qué está pensando Kant. Podría pensarse
que un concepto en general=X se refiere a la categoría pura, entendida como unidad
sintética originaria de la apercepción, valida como un mero pensar, en el cual solo tengo
conciencia de ‘que soy’; pero también podría pensarse que se está apelando a una
percepción en vías de constitución, la cual aún no ha sido reconocida en su particularidad.
12
De esto se puede dar cuenta sobre todo en la doctrina del esquematismo, sin embargo, basta por ahora
saber que la imaginación ha de mediar, necesariamente, entre sensibilidad y entendimiento para poder
llegar luego a conocer algo.
13
Véase KrV A-107

15
debe tener un paralelo en una síntesis trascendental que ante todo lo haga posible; ¿o es que
acaso este objeto en general ya representa un concepto a priori, y su representación no se
refería a la unidad empírica de la conciencia sino a la identidad trascendental de la
apercepción? Pero si esto fuese así, ¿por qué Kant diría que todo aquello solo es posible en
base a la apercepción trascendental?

Este tipo de cuestiones torna la deducción de la primera edición, sumamente


confusa. Es claro que el objeto en general=X debe ser siempre el mismo, indistintamente
del objeto que deba ser representado, ¿acaso esto asegura que se esté hablando de un
concepto puro? Pues el hecho de que sea un concepto en general, no quiere decir que
necesariamente sea una unidad originaria, también podría significar que se trata de un
concepto empírico aún indeterminado, aun no ‘reconocido’, pues, si entendemos bien, el
reconocimiento habla de una correspondencia entre lo múltiple dado en la percepción
empírica y la necesidad de darle unidad en la medida en que dicho múltiple se ajuste, se
corresponda, con el conocimiento. Kant no comienza hablándonos de una síntesis
trascendental, sino de una síntesis empírica la cual solo después se dice que debe basarse en
un fundamento trascendental.

¿No podría Kant estarse refiriendo entonces, no a una unidad categorial originaria
sino más bien un concepto empírico el cual al no ser todavía definido por una cierta
actividad judicativa del entendimiento, debe asumirse como un objeto en general en el
tiempo y el espacio? Después de todo, Kant parece estar hablando específicamente del
tiempo y el espacio desde el comienzo de la triple síntesis.

Entonces, resulta claro que, como estamos hablando de un intento por probar la
validez objetiva de las categorías, estas no tan solo deben poder aportar realidad objetiva a
los conceptos empíricos en la mente, sino que antes, deben poder hacer posible que un
múltiple de datos se me presenten a la conciencia, pero incluso el hecho de que los datos
puedan dárseme como ordenados presuponen una afinidad trascendental, como la que Kant
precisa con ejemplos como los del “rojo cinabrio”, por lo tanto, hasta qué punto podemos
comprender el argumento de Kant en referencia a X objeto particular (en general), y en qué
medida en referencia a X objeto en general (sea cual sea la intuición) , teniendo en cuenta

16
que, como hemos dicho, podría estarse refiriendo al tiempo y espacio en general y no a la
intuición en general.

La diferencia parece evidenciar que la labor de la categoría no tan solo es aportar la


realidad objetiva en general en el reconocimiento, sino que primero debe poderse sintetizar
la intuiciones humanas en virtud de una síntesis acorde a ella (a la categoría). Pero en ese
sentido, ¿qué significa sintetizar?

De esta manera, queda muy oscurecido aquello que debemos entender por un objeto
en general=x, por la sencilla razón de que Kant necesita abordar el argumento,
paralelamente, desde dos direcciones aparentemente contrarias, las cuales (por decirlo de
algún modo) al confluir argumentativamente en el tiempo y el espacio, despiertan la
interrogante de en qué punto se juega efectiva y propiamente la objetividad para nuestro
pensador.

2. EL ENTENDIMIENTO EN UNA LOGICA TRASCENDENTAL

En el siguiente capítulo se mostrarán las diversas aristas que envuelve el


entendimiento para Kant en la KrV. Todos estos elementos se expondrán bajo la idea de
que, por contrastantes que a veces parezcan, pertenecen a un orden que gira en torno a una
única función. Independiente de la discusión posterior sobre los elementos fundamentales
de éste, lo que busca mostrar nuestro pensador, es que el sujeto y el objeto son solo dos
aspectos de una misma y única función llamada entendimiento, la cual envuelve tanto la
síntesis como el análisis. Así, si dichas funciones han de estar sujetas a las categorías, no

17
pueden estarlo sólo en uno u otro aspecto, sino que debe ser en ambos. Por tanto, Kant
parece estar atribuyendo a los conceptos puros del entendimiento una doble responsabilidad
a la hora de probar su validez objetiva.

2.1.- APERCEPCION TRASCENDENTAL Y SINTESIS POSIBLE

En la DT-A, lo primero que nos señala Kant respecto a la apercepción


trascendental14, es que es una condición originaria e invariable, a diferencia de lo que
podría llamarse “apercepción empírica”, la cual siempre muta, y por ende no encontramos
en ella ningún “Yo” estable. Ahora bien, es natural preguntarse lo siguiente: ¿Si el principio
de la unidad necesaria de la apercepción es un principio analítico, por qué ha de establecer
como necesaria una síntesis? ¿Qué pretende, entonces, designar Kant con esta unidad
originario-sintética a la que alude en el parágrafo 16?

“El yo pienso debe poder acompañar a todas mis representaciones, pues de otro
modo, seria representado algo en mí que no podría ser pensado, lo que viene a significar, o
bien que la representación sería imposible, o que al menos no sería nada para mí” (Kant,
2007, B-131). Lo primero que salta a la vista aquí es qué, a diferencia de la perspectiva
abordada en la DT-A, se nos da una noción de la objetividad representada como
“posibilidad de” y no puesta como efectiva. ¿Pero, qué querrá decir Kant con esto? ¿Acaso
ha modificado su idea de apercepción trascendental entre ambas versiones de la crítica? En
rigor, su tesis al respecto es la misma en ambas versiones, sin embargo, a diferencia de la
triple síntesis, acá se parte abordando la cuestión de la apercepción con la finalidad
especifica de mostrar la “posibilidad de las categorías como conocimientos a priori de
objetos en una intuición en general” argumentación que encontraría su conclusión, según
Kant, entre los parágrafos 20 y 21 15. Esto conlleva a no tomar, en un comienzo, el múltiple
de la intuición como específicamente las nuestras, humanas, sino una intuición en general.
Por lo tanto, no hace énfasis en la efectividad de las representaciones, sino en el hecho de
que si han de ser mías o algo para mí, entonces es forzoso incluso con anterioridad a toda
14
Apercepción trascendental o autoconciencia trascendental, aquí, es lo mismo.
15
Aquello lo expone en KrV B-159 a comienzos del parágrafo 26.

18
experiencia particular el hecho de que ‘“deba poder’” o ‘“tenga que poder’” acompañarlas;
Así, toda unidad conceptual en mi mente, considerada como unidad analítica, ha sido
generada mediante una síntesis, por lo tanto, es lógico pensar que debe existir una síntesis a
priori que deba poder enlazar todo concepto posible en general.

Parte de los beneficios de exponer una síntesis como posible, es la de prevenir la


confusión con respecto una síntesis referida específicamente al tiempo y espacio puros, y
por tanto, definir qué ha de ser comprendido por “conciencia de que soy” lo cual es un
mero pensar y que no debe confundirse con un conocimiento de sí, el cual, además requiere
“una determinada especie de intuición”16 es decir, una intuición determinada, la cual en
nuestro caso, no puede ser otra que la del tiempo y espacio. Comprender aquello es
fundamental para percatarse de que, Kant, cuando habla de unidad trascendental de la
conciencia de sí, no está queriendo designar una conciencia de una síntesis efectiva, sino
una “conciencia de las reglas conforme a las cuales sintetizo representaciones”
(Stepanenko, 2008, p.38), de este modo, no tan solo resaltamos la diferencia entre una
síntesis trascendental y una empírica, sino que, como dice Stepanenko, también es posible
evitar el absurdo de una regresión al infinito.17

Esta última consideración, gira en torno a la confusión que podría generarse entre la
apercepción empírica y la trascendental. Kant nos advierte desde un comienzo que “La
conciencia de sí mismo según las determinaciones de nuestro estado, en la percepción
interior, es meramente empírica, siempre mudable” (Kant, 2007, A-107) en cambio la
apercepción trascendental es un Yo invariable. Resulta claro que, si la apercepción
trascendental en tanto que tiene que poder acompañar a toda conciencia empírica, fuese una
experiencia (en el tiempo) tendría que ser una conciencia de las acciones de síntesis que
hacen posible la síntesis empírica precedente, y aquello debería replicarse así hasta el
infinito.

Eso equivaldría a decir que, al formar una serie temporal de representaciones intuitivas, compongo
también una serie con las representaciones de las acciones de sintetizar, y, una vez aceptado esto,

16
Esto queda claro en KrV B-157: “en la unidad sintética originaria de la apercepción tengo conciencia de mí
mismo, no como me aparezco a mí…sino sólo que soy…esta representación es un pensar no un intuir”.
17
Las consideraciones siguientes se las plantea Stepanenko en: pp. 37-40

19
habría que agregar que también construyo otra serie con las acciones que me permiten formar esta

última serie. (Stepanenko, 2008, A-39)

Ahora bien, al “Yo”, sin embargo, tiene que serle dado un múltiple desde algún
lado, “pues, mediante el Yo como representación simple, no es dado ningún múltiple”
(Kant, 2007, B-135), y puesto que nuestro entendimiento es discursivo y solo puede pensar,
Kant debe exponer este principio de la necesaria unidad sintética como un “Yo pienso”; de
este modo, ha de entenderse que el ‘pienso’, por lo que hemos dicho, corresponde al
pensamiento posible de un múltiple de representaciones particulares que deben poder ser
tomadas como mías (sea de la intuición que sea que me hayan sido dadas). Y ya que el “yo
pienso” es una conciencia posible de sí, la cual “es una y la misma en toda conciencia”
(Kant, 2007, B-132) podemos concluir que: “Esta continua identidad del yo implica que la
síntesis es necesaria. A la unidad dentro de la cual la síntesis es necesariamente posible,
Kant la llama unidad originariamente sintética de la apercepción.” (Nakano, 57(137), p.99)
Así, el Yo, como representación simple, “declara necesaria una síntesis del múltiple” (Kant,
2007, B-135) pues, sin esa síntesis entendida al menos como posible, el Yo no tendría
absolutamente nada para conocer. Sin embargo, ya que esa síntesis posible debe ser
también necesaria para así poder conocer efectivamente algo, se hace necesaria también su
unidad, pues todo lo múltiple que ha de poder ser reunido en la intuición, no tiene ninguna
otra finalidad que ser reconducido a la unidad de la apercepción.

Sabemos, entonces, que esta apercepción trascendental es una conciencia de sí y no


un conocer, sabemos también que envuelve la necesidad del conocimiento en la medida que
envuelve una síntesis posible requerida necesariamente para darle algo que conocer al Yo;
Además, como bien dice Nakano, podemos considerar la primera parte de la DT-B como un
análisis de la expresión “mis representaciones” (Nakano, 57(137), p.99) pues de ello puede
extraerse que éstas deben ser tenidas como mías, y si han de ser tenidas como mías,
entonces, identifica la síntesis posible de las unas con las otras 18, en la medida en que las
identifica todas conjuntamente conmigo, con un Yo. Así, esta relación de ellas con un yo
idéntico presupone, como hemos dicho, también una síntesis. Por lo tanto, lo único que
Kant está obviando (en la primera parte de la DT-B), es la posibilidad de sintetizar
18
No debe ser entendidas aquí que las “unas con las otras” (representaciones) como si tuviesen algún
contenido, sino solo en la medida en que deben ser una diversidad que debe estar contemplada
necesariamente bajo la unidad del Yo.

20
empíricamente intuiciones determinadas. De este modo, parece situarnos bajo un método
que hace énfasis en que: esta conciencia del sí mismo como unidad, no está en el tiempo, es
más, debe ser independiente y anterior a toda intuición determinada. De hecho, todas mis
representaciones deben poder ser consideradas como unidades analíticas (en este caso,
conceptos empíricos) sin hacer alusión a su contenido, y las cuales como conceptos de
juicios posibles, deben necesariamente envolver una síntesis posible que las relaciona a
todas.19

La pregunta que debemos hacernos entonces es: en la triple síntesis, hasta qué punto
debemos considerar al objeto en general como una afinidad trascendental de la posibilidad
de todo fenómeno, y hasta donde como un objeto en general que necesariamente confiere
objetividad a todas mis representaciones empíricas (pues, sabemos que la apercepción
trascendental sustenta ambas consideraciones a través del objeto). Parece ser que toda
representación particular debe ser correspondida por un concepto empírico, y el objeto
trascendental, en este sentido, solo puede aportar la realidad objetiva a dichos conceptos,
como una representación en la cual todas “mis representaciones” tienen una cierta
objetividad en la medida en que pueden ser pensadas como predicados de juicios posibles.20

Lo que debemos sacar en limpio de acá, es que: la representación “Yo”, como


conciencia trascendental, produce un principio sintético de la unidad de todo múltiple de la
intuición posible en general, y este enlace, envuelve una síntesis, la cual es en este caso a
priori y pura. Por lo tanto, debemos reconocer que existe una conciencia trascendental de sí
y que sólo por ella podemos asegurar que todo múltiple en general (y por ende, también en
la intuición humana) ha de pertenecer a una única conciencia de sí21. Luego, la conciencia
trascendental y originaria del Yo es lo primero y en virtud de ésta es producida la
representación “yo pienso”22, y esta última no quiere indicar sino que, si alguna
representación en particular ha de ser pensada, aquello debe suceder en virtud de un campo

19
Es claro que para poder juzgar mis representaciones, no pueden ser tomadas independientemente de su
contenido. Acá solo se afirma que deben poder relacionadas objetivamente en la medida en que las
considero como mías, en general; pues, que hayan de considerarse como mías, ante un Yo, mediante una
actividad sintética necesaria, asegura también una síntesis posible entre todas ellas, mis representaciones
de juicios posibles.
20
Estas consideraciones pueden verse en KrV A68,9
21
Véase A116-17
22
Véase B131-2

21
u horizonte en general sin el cual nada particular podría ser situado. Este ‘yo pienso’ no
dista de lo que Kant entiende por “concepto de un objeto en general” en la medida en que
ha de referirse a un objeto en particular, sin embargo dada la naturaleza de la exposición,
debe comprenderse como aún indeterminado.

2.2 - UNIDAD OBJETIVA Y APERCEPCION

La falta de distinción entre la apercepción pura como conciencia


trascendentalmeramente de de síque soy (Yocomo pensar), y el principio de la unidad
sintética de lo múltiple en general (Yo pienso) que aquella producey un objeto en general
entendido como realidad objetiva de los conceptos empíricos, es justamente lo que parece
provocar cierta confusión en la exposición del entendimiento en la DT-A.

Se dice que la apercepción pura suministra un principio de la unidad sintética de lo


múltiple en general, y que dicha unidad (o enlace) presupone una síntesis, 23 lo cual ya
hemos revisado en el capítulo anterior. Dicha síntesis es designada como trascendental,
pues, se refiere solo al múltiple y la unidad de ella, y en la medida que se refiere a la unidad
originaria de la apercepción, es “la forma pura de todo conocimiento posible”, lo cual no
debería sorprendernos en lo más mínimo, después de todo, no se ha dicho aquí nada que no
se diga también en el parágrafo 16 de la segunda edición. 24 Sin embargo, lo que
desconcierta a los interpretes es la afirmación siguiente: “el principio de la unidad necesaria
de la síntesis pura de la imaginación es antes de la apercepción el fundamento de la
posibilidad de todo conocimiento especialmente de la experiencia” (Kant, 2007, A-118).
Aquello lo destaca Caimi, y ofrece algunas posiciones de conocidos intérpretes de Kant25.

23
Todo esto y lo demás por venir, se encuentra en A-117, 8,9.
24
“La llamo apercepción pura…que al producir la representación “yo pienso”…A la unidad de ella la llamo
unidad trascendental de la conciencia de sí mismo para, señalar la posibilidad de conocimiento a priori a
partir de ella”..
25
Las tesis aquí expuestas pueden verse en el pie de página n° 401 de la KrV.

22
De Vleeschauwer, por ejemplo, afirma que la síntesis de la imaginación es anterior a
la apercepción, pues en su exposición “desde abajo” es anterior, y sin duda tiene razón lo
cual parece cuestionable, más aún cuando la exposición en cuestión es “desde arriba”
(desde la apercepción pura hacia abajo), no obstante, este dato no nos aclara la sentencia de
Kant. Paton, a su vez, dice que a todo factor necesario Kant lo llama “anterior” respecto a
otro factor necesario. Heidegger, en cambio, cree que no debe tomarse aquello como una
precedencia lógica o temporal sino como que dijera “frente” o “ante” la apercepción.

No cabe duda que la afirmación resulta problemática, pues, siempre la apercepción


pura parece ocupar un lugar originario y fundamental en la doctrina kantiana, así se ha
hecho ver hasta ahora. Sin embargo, Kant aquí no está buscando resaltar el hecho de
que todo conocimiento deba ser llevado a la unidad de la apercepción, como podría
considerarse (en algún aspecto) en el reconocimiento en el conceptola necesaria unidad de
todo múltiple en un Yo, sino que está . posicionando a la síntesis productiva como un
principio sin el cual el Yo se quedaría sin conocimiento alguno, vale decir, que sin un
principio sintético no habría nada que llevar a unidad analítica. De hecho nuestro pensador,
tampoco se está refiriendo directamente a la apercepción pura, sino que está hablando de
que una unidad sintética ha de presuponer una síntesis. La unidad sintética de todo múltiple
posible, es un principio trascendental26 el cual es suministrado por esta apercepción pura.
Este principio puede ser entendido (como ya dijimos) como un “yo pienso” 27, y en este yo
pienso, la unidad trascendental de la apercepción “se refiere a la síntesis pura de la
imaginación como a una condición a priori de la posibilidad de toda composición de lo
múltiple en un conocimiento”. (Kant, 2007, A-118). Por tanto, es ‘primero’ en el sentido en
que ha de referirse como concepto necesario para un objeto particular posible en la
experiencia, más no a la posibilidad del enlace a priori. Se está resaltando la referencia
desde el sujeto trascendental al objeto trascendental (y por tanto se hace énfasis en dicha
dirección, hacia lo múltiple, en la experiencia) y no al revés.Vale decir que el Yo, en su
pensar, reconoce la imposibilidad de conocer inmediatamente, al momento de reconocer en
sí mismo un principio sintético, el cual no tendría sentido si nuestro entendimiento, al tener

26
Esto queda claro en KrV A116-8
27
“La apercepción pura es aquella conciencia de sí mismo…que al producir la representación ‘“yo pienso’”.”
…KrV B- 132

23
conciencia de sí, encontrase además un múltiple sin necesidad de que le sea dado de manera
externa.28

Al asumir el principio sintético en dicha dirección, con referencia a la experiencia


concreta se busca decir que sin dicho principio necesario, el Yo puro, se quedaría sin
ningún conocimiento posible. Es claro, Entonces, que se intenta mostrar la necesidad de
sintetizar, o bien, de comprender que “la unidad analítica de la apercepción solo es posible
bajo la presuposición de la unidad sintética” (Kant, 2007, B-133).

Aquella afirmación es similar a la que en el parágrafo 16 nos dice que: “unidad


sintética del múltiple de las intuiciones, como dada a priori es, pues, el fundamento de la
identidad de la apercepción misma” (Kant, 2007, B-134). Esto quiere decir que: por más
que el “Yo” entendido como “conciencia trascendental” haga posible la “unidad colectiva”
en referencia a todas las demás representaciones 29 sería imposible llevar representaciones
bajo este yo, sin aquella unidad sintética posible. Kant está intentando distinguir una
síntesis de la intuición en general y meramente intelectual con referencia al Yo (en la
unidad sintética originaria de la apercepción), de una unidad sintética particular de las
intuiciones humanas.

Lo siguiente, es la definición de Entendimiento: “La unidad de la apercepción con


respecto a la síntesis de la imaginación es el entendimiento, y esa misma unidad, con
respecto a la síntesis trascendental es el entendimiento puro” (Kant, 2007, A-119).

Lo que se está haciendo acá, es conectar de manera necesaria todo lo que hemos
estado revisando anteriormente. Hemos visto que: la unidad pura del tiempo y el espacio
solo es posible por referencia de las intuiciones a la apercepción trascendental30 y por lo
tanto requiere necesariamente una síntesis trascendental que se pueda referir a la unidad
pura del tiempo y el espacio para que algo le sea dada (a la apercepción), aquello es “la
posibilidad, e incluso la necesidad, de estas categorías” (Kant, 2007, A-111). Pero esta
28
Puede verse B-139.
29
Véase el pie de página, nota 399 KrV..
30
Véase A-107.

24
síntesis trascendental es un pensamiento a priori, de la condición que posee el intelecto
humano para llegar a conocer algo, por ende, lo que se piensa en la unidad sintética
originaria de la apercepción, es solo una categoría pura (aun no esquematizada), pero como
esta síntesis debe referirse necesariamente al tiempo y espacio como unidad pura de las
intuiciones humanas (la única posible para nosotros), la unidad de estas últimas es
necesariamente conforme a estas categorías (mediante esta síntesis categorial), y como a su
vez esta unidad pura de las intuiciones (como hemos visto) es condición de posibilidad de
toda síntesis empírica de la aprehensión, todo lo que ha de poder ser dado a la mente debe
ser conforme necesariamente a estas categorías.

Por ende, esta síntesis trascendental como condición a priori de una experiencia
posible, es además, condición de la posibilidad de los objetos de la experiencia. Dicha
relación no es otra cosa que el entendimiento mismo, y los conceptos puros de éste, que son
a priori, es decir, con anterioridad e independencia de la experiencia, son las “condiciones
del pensar en una experiencia posible, así como el espacio y el tiempo contienen las
condiciones de la intuición para ella” (Kant, 2007, A-111)

Para que “mis representaciones” puedan ser reunidas en un concepto de objeto


deben poder ser pensadas mediante categorías, es decir, deben poder ser relacionadas bajo
reglas que dichos conceptos puros imponen ante la unidad del tiempo y espacio puros como
condición de toda representación posible, aquello es posible mediante una síntesis. Este
principio de la unidad sintética y originaria de la apercepción es el primer conocimiento
puro del entendimiento31. Lo que se pone en juego en este argumento, es poder dar
objetividad a las representaciones desde la subjetividad, y así se vuelve un objeto “en
contraste con un contenido meramente subjetivo de la conciencia” (Caimi, 2014, p.45)
aunque como veremos luego, y en rigor, la objetividad en sentido propio para Kant aún está
por verse. Por tantoAsí, nuestro filósofo considera que a lo que llamamos unidad
originario-sintética de la apercepción “es, entonces, una condición objetiva de todo
conocimiento” (Kant, 2007, B-138)

31
Véase KrV B-137.

25
2.3 - LA NOCION DE OBJETO: KANT Y LOCKE

Kant ha llevado a cabo a través de esta compleja argumentación, su idea de que toda
posible relación entre representaciones múltiples y, además, toda unidad objetiva de éstas,
debe ser conferida por el sujeto mismo que conoce, por ende, no me viene dada desde
fuera, es decir, no aprehendo representaciones simples como pretendían los empiristas
británicos32, sino que es una exigencia del Yo trascendental, como representación simple, la
de hacer necesaria una síntesis posible que permita toda concordancia de dicho múltiple en
una unidad objetiva de la conciencia. Es claro entonces, que los fenómenos, como aquello
único que puede serme dado para conocer algo, deben ser conformes siempre a la condición
de la apercepción impuesta por una síntesis trascendental y categorial, que al hacer posible
toda unidad de las intuiciones puras del tiempo y espacio, hace también posible toda
síntesis empírica. Que dichas representaciones fenoménicas deban concordar con el
entendimiento humano, dice Kant, no es más extraño a que deban concordar con la forma
de la intuición sensible a priori (Kant, 2007, B-164) y no por ello deben tomarse los
fenómenos con un valor meramente subjetivo, sino que antes de pretender extraer dichos
conceptos puros, entendidos como leyes, de la experiencia, como pretendía Locke 33, deben
ser considerados como una condición objetiva que impone el sujeto a lo dado posible y sólo
así constituye la naturaleza.

Fuera de que Kant considerase imposible extraer de la experiencia los conceptos


puros del entendimiento, el modelo de objeto que Kant concibe parece concordar de la
concepción que proponía Locke:

No tenemos ninguna idea de una sustancia particular como el oro, un caballo, el hierro, el
hombre, el vitriolo, el pan, que no sea sino únicamente de aquellas cualidades sensibles que
se suponen inherentes, al pensar que existe un substratum que presenta, como si dijéramos,
un soporte para esas cualidades, o ideas simples que se han observado coexistían unidas.
Pues la idea de sol, qué es sino un agregado de esas distintas ideas simples de luz, calor,
redondez, de algo que tiene un movimiento constante y regular, que está a una cierta
distancia de nosotros, y quizá alguna otra idea más, según que quien haya pensado y
32
Véase (Stepanenko, 2008, p.34)
33
Véase Krv A-130

26
disertado sobre el sol haya estado más o menos acertado al observar esas cualidades
sensibles, ideas o propiedades que se encuentran en esa cosa que él llama el sol. (Locke,
2007, p.123)

Esta noción del objeto, apoya la posición kantiana que muestra qué todo lo que
podemos conocer (mediante conceptos), tiene que serme dado en la intuición, y aquello
sería mediante un proceso de unidad de múltiples notas comunes. En cambio difiere, como
hemos dicho, en el modo en que es puesta esa unidad del múltiple. En este sentido, si no
considerásemos las formas de la intuición como subjetivas, la unidad del objeto en Locke
no nos ofrece mucha más solución que la unidad analítica referida por la lógica formal,
pues, la lógica formal hace abstracción de toda materia del conocimiento, ocupándose
meramente de la forma de su enlace, (Kant, 2007, A-55) y el objeto en Locke, si bien
muestra que los objetos de conocimiento deben pertenecer al ámbito de la experiencia,
posiciona a la unidad de ésta en un lugar tan o más incómodo que el desinterés en la
realidad objetiva de la lógica formal; la sitúa en la experiencia misma, lo que para Kant es
similar a decir que nuestra mente se comporta como pasiva, completamente, en el conocer;
o en otras palabras, que la unidad de la experiencia y de la naturaleza, en el conocer, me
viene dada. Visión que en todo caso, no puede responder a la pregunta: ¿de a dónde surge
la validez de conceptos como, por ejemplo, los de causa y efecto? Que, si bien no parecen
ser extraídos de la experiencia, parecen hacerla posible en general. Por tanto, la tarea de
Kant es la de una analítica de estos conceptos, es decir, un análisis de los conceptos puros
el entendimiento.

2.3.1 Análisis y síntesis:

27
Nuestro filósofo piensa que un concepto empírico envuelve un proceso de
“abstracción”34, dondedonde, por ejemplo, para formar el concepto ‘árbol’, se toma lo
común entre todos ellos sin considerar las diferencias que podría haber, por ejemplo, entre
olivos, paltos, naranjos, etc.35 Y se abstrae de todo lo demás (sus variaciones) por tanto,
quedamos con representaciones comunes a todos los árboles, tales como las de: tronco,
ramas, hojas, etc. Sin embargo, un concepto empírico, entendido como conocimiento de
objeto, es concebido por una actividad del entendimiento, el cual, “es la facultad…de
discernir si algo está, o no, bajo una regla dada” (Kant, 2007, B-171) Por) Por tanto, llevar
representaciones a concepto nunca puede ser, aquíí, un proceso meramente analítico y de
abstracción, sino que, como hemos venido viendo, envuelve necesariamente una síntesis.

Al igual que el Yo como representación simple requiere una síntesis posible para
llegar a conocer algo, toda actividad de conceptualizar envuelve la necesidad de pensar esas
representaciones, no tan solo como arrojadas azarosamente la una junto a la otra, sino que
deben estar ordenadas por una actividad sintética que piensa y reconoce dichas
representaciones bajo una regla, bajo un orden. Ser consciente de la síntesis, es ser
consciente de la regla u orden que yo ya poseo con anterioridad (ya en el plano
trascendental como en el empírico) y que hace que dichas representaciones se reúnan de
una manera determinada, regulada, y sólo mediante lo cual pueden llegar a ser consideradas
ante el entendimiento, con realidad objetiva. De este modo, Para Kant, todo concepto
considerado como unidad analítica, debe envolver, necesariamente, una síntesis, de otro
modo no podría haber llegado a sera ser un concepto para la mente.

El sabio de Königsberg no pretende, como ya hemos visto anteriormente, negar


las representaciones simples, sino más bien asegurar la imposibilidad de que la
conciencia humana pueda aprehender algo de tal modo. Nada puede dárseme ‘como
de golpe’, sino que para tener conciencia de algo, tenemos siempre que recorrerlo en
el tiempo, por breve que sea, para así poder ser consciente de sus partes36.

34
En rigor el proceso es de “comparación, reflexión y abstracción”. Esto puede verse en Paton p.249
35
Estas consideraciones pueden verse en Paton p.199
36
De lo cual debe comprenderse que siempre, éstas, envuelven a su vez un múltiple.

28
Cuando hablamos de objetos, hablamos tanto de cosas como de procesos37 Así, por
ejemplo, se muestra que: “el concepto de cuerpo, ante una percepción de algo fuera de
nosotros, hace necesaria la representación de la extensión, y con ella, la de la
impenetrabilidad, la de la figura, etc.” (Kant, 2007, A-106) Cada nota (como predicado de
un juicios posible) envuelta en un concepto empírico, forma parte, a su vez, de un cierto
proceso sintético en el tiempo. En todo caso, podemos comprender que un concepto
empírico está formado por la unidad de sus notas o predicados de lo que yo puedo percibir
de él al recorrerlo; por ejemplo, “si tomo un lápiz en la mano; lo conozco por la negrura
que veo, la dureza y la frialdad que siento, por el ruido seco que escucho al golpearlo contra
la mesa” (Torretti, 1967, pp. 299,300)

Un concepto empírico, envuelveenvuelve, por tanto, una regla que debe enlazar
estas notas a través de un esquema de la imaginación. Por ahora solo diremos que: un
esquema es una cierta regla de la imaginación, que relaciona entendimiento y sensibilidad,
las cuales, como sabemos, son heterogéneas entre sí. Luego, toda representación compleja
percibida por los sentidos, debe ajustarse a un esquema de la imaginación para poder llegar
a ser reconocido en el concepto. Si dichas representaciones percibidas no se llegan a ajustar
a la idea de lo ya conocido a lo largo de la vida, “nos vemos obligados a cambiarla”
(Torretti, 1967, p. 314) (la idea o regla empírica) para así poder aportarle, de alguna otra
manera, unidad a dichas notas.

Así, incluso el trazo de una línea recta,, por corta que esta sea, debe considerarse
como una representación conceptual compleja ante la conciencia, no tan solo por las notas,
como cualidades, que pudiésemos extraer de este concepto, sino también por comprender
que todo reconocimiento en el concepto de aquellas múltiples notas, sólo puede llevarse a
cabo mediante un tránsito en el tiempo (de acuerdo a una afinidad preestablecida), en el
cual, las recorremos y relacionamos entre sí, en tanto debemos poder ser conscientes de
dicha relación (síntesis) también en nosotros mismos. Aquella relación, que podemos
considerar como necesaria entre: redondez, calor, luz, etc. Nos lleva a tomar estas notas
como predicados del concepto empírico “sol”. Pero no precisamente porque tomemos
dichos predicados como representaciones simples, sino más bien porque cada una de estas
representaciones, dadas en uUna intuición, son llevadas a la unidad conceptual empírica
37
Esto puede verse en Torretti p.313

29
“sol” al hacernos conscientes de la regla sintética que las relaciona de manera necesaria
ante la mente. Así mismo, como un triángulo no es un objeto por un mero análisis de sus
partes, sino por “ser conscientes de la composición de tres líneas según una regla de
acuerdo con la cual una intuición puede ser representada en cualquier momento” (Kant,
2007, A-105)

De este modo, se llega a comprender que, así como ‘“sol’” no puede ser
considerado una idea simple, si no más bien compleja, del mismo modo lo son sus notas.;
Ppor ende, éstas tomadas por sí mismas, deben también poder ser pensadas a su vez como
objetos. Pues, que el sol tenga como característica el ser redondo, sólo puede llevarnos a la
comprensión de que “la redondez”, a su vez, debe poder ser considerada a como objeto. En
caso contrario tendríamos que tomar a la redondez como una representación simple, pero
sabemos que para Kant es imposible ser conscientes de tales representaciones, por lo tanto,
incluso “la redondez” debe poder constituirse mediante una regla sintética, y por tanto
temporal.38 De esta forma, Kant “cree que tanto el análisis como la síntesis deben estar
presentes en todos nuestros juicios respecto a objetos” (Paton, 1951, p. 269)

2.4 Sobre la validez objetiva de las categorías. (¿)

Hemos dicho que el entendimiento es para Kant una actividad de la mente que examina
representaciones y les adjudica una regla y que juzgar no es si no relacionar
representaciones de manera objetivamente válida,39es decir, es el entendimiento el que debe

38
En estas afirmaciones estoy considerando, más que nada, la cita de Allison a Kant en (Allison, 1992, p.237)
39
Véase KrV B-142

30
unificar las representaciones de la mente, mediante reglas a través de su actividad
judicativa. Luego, toda representación objetivamente válida debe entonces estar enlazada
por una actividad de las categorías, entendidas como conceptos puros del entendimiento
(los cuales han sido detallados, y según Kant, justificados mediante las funciones lógicas de
juzgar). No obstante, nuestro pensador parece dejar razones suficientes para cuestionar el
modo en que el entendimiento procede y, por tanto, surgen distintas consideraciones acerca
de cómo debemos comprender el argumento de la Deducción.

Es necesario aclarar que se puede establecer una separación argumentativa de la DT-B en


dos partes, donde la primera va desde el §15 al §20 y deja ver la unidad objetiva en el juicio
en general, haciendo abstracción de cómo me ha sido dado el múltiple. En la segunda mitad
en cambio (§21 al §27) se explica cómo efectivamente este múltiple debe corresponder a
las formas de la intuición humanas. Sin embargo y considerando nuestros fines particulares,
nos enfocaremos mayormente40 en la primera parte.

Podría alegarse que solo en el §26 la crítica alcanza su propósito tal como lo afirma
Kant, puesto que allí nos dice: “Pero esa unidad sintética no puede ser otra que la [unidad]
del enlace de lo múltiple de una dada intuición en general, en una conciencia originaria, de
acuerdo con las categorías, sólo que aplicada a nuestra intuición sensible.” (Kant, B161),
no obstante, ya disponemos con una conclusión similar en el §20 que nos asegura: “Lo
múltiple dado en una intuición sensible debe estar necesariamente bajo la originaria unidad
sintética de la apercepción, porque solo por medio de esta es posible la unidad de la
intuición” (B143) establecido según el mismo Kant en el §17. Sucede aquí que no es
posible trazar un paralelo entre la unidad originaria de la conciencia y el objeto (§17) sin
hacer alusión de alguna forma a lo mismo que determinará luego en el §26-27.

Ahora bien, las afirmaciones anteriores no están libres de discusión, puesto que, si la
intuición es llevada a unidad (en cuanto a condición de recepción) mediante la unidad
misma de las categorías (la que a su vez no difiere de la originaria unidad sintética de la
apercepción), deberíamos aceptar que “las intuiciones nos son dadas en la estructura no
solo espacio-temporal, sino también conceptual” (Nakano, 58(139), p.12). Esto resulta

40
No podemos prescindir del todo de esta segunda parte de la Deducción ya que contiene aseveraciones de
suma importancia y a las que deberemos recurrir de todos modos en lo que sigue.

31
problemático, puesto que Kant parece estar diciendo que esta unidad de la intuición es
resultado de un juicio objetivo. En otras palabras: toda representación de lo múltiple que
podamos tener mediante la intuición debería considerarse como un objeto (en sentido
fuerte) vale decir, como un juicio objetivo.

Considero que es fácil caer en confusión en lo que a este tema respecta, ya que
existen diversas maneras de interpretar estos pasajes y las implicancias de las diferencias no
son menores. Podemos entender, por ejemplo, que la condición de la unidad de la
apercepción está fundada en la necesidad del juicio objetivo, lo que equivaldría a decir que
sin objeto no hay autoconciencia. Podríamos también, por otro lado, afirmar que la
autoconciencia constituye la unidad en la intuición mediante unidad categorial, lo cual
asegura, nuevamente, que toda representación deba ser entendida como un juicio objetivo.
Sin embargo, existen una serie de inconsistencias con dichas tesis a lo largo de la
Deducción.

Por ejemplo, Allison afirma que:

Si algo puede ser representado por medio de unificación de lo diverso de la intuición bajo
un concepto, se considera como un objeto. También se sigue que el concepto a través de del
cual se realiza tal unificación se considera como un <<concepto de un objeto>> y es, por lo
tanto, objetivamente valido. (Allison, 1992, p.236)41

El principal problema con una posición tal no es solo que cierran la puerta a las
representaciones subjetivas y con ello a la posibilidad de corregir el conocimiento, si no a
lo que Kant en la Crítica llama la ‘unidad subjetiva de la conciencia’, distinguiéndola de la
‘unidad objetiva’, dado que solo en virtud de aquella consideración podemos comprender
algunas de sus afirmaciones cruciales.

Intentaré mostrar a lo largo del siguiente capítulo que: no es apropiado entender la


unidad sintético-originaria de la apercepción como resultado del juicio objetivo, teniendo
en cuenta que dicha unidad es descrita en la Crítica como anterior a todo juicio y condición
de posibilidad de este. Así, esta unidad originaria funciona como un marco donde descansa

41
Esto es también lo que afirma Nakano respecto de Allison (57(137), p.96). El punto es que al no distinguir
la unidad del juicio con la unidad originaria de la conciencia se concluye que “la unidad de la conciencia es
una condición suficiente para la representación de un objeto” (Allison, p.237)
También puede verse Allison, H. (2004). P, 173

32
la posibilidad de todo juicio. Es cierto que por aquella unidad también puede expresarse el
juicio, sin embargo, esta es solo una unidad derivativa42 y que se distingue en todo caso de
la originaria. Es por ello por lo que Kant dice sobre las representaciones en los juicios:

Deben estar unidas según principios de la síntesis de las intuiciones, es decir, según
principios de la determinación objetiva de todas las representaciones, en la medida en que
de ellas pueda llegar a producirse conocimiento, principios que derivan todos del principio
de la unidad trascendental de la apercepción (B142)2.4 LA VALIDEZ OBJETIVA DE
LAS CATEGORIAS

Hemos dicho que el entendimiento, para Kant, es una actividad de la mente de


examinar representaciones y adjudicarles una regla. Y juzgar no es sino relacionar
representaciones de manera objetivamente válida,43es decir, es el entendimiento el
que debe unificar las representaciones de la mente, mediante reglas, a través de su
actividad judicativa. Toda representación objetivamente válida debe entonces estar
enlazada por una actividad de las categorías, entendidas éstas como conceptos puros
del entendimiento (los cuales han sido detallados, y según Kant, justificados
mediante las funciones lógicas de juzgar). No obstante, nuestro pensador parece
dejar razones suficientes para cuestionar el modo en que el entendimiento procede,
y por tanto, surgen distintas consideraciones acerca de cómo debemos comprender
el argumento de la Deducción.

Es necesario dejar en claro que estamos siguiendo una lectura que comprende una
separación en la argumentación de la DT-B, donde en una primera parte (que va
desde los §15 al §20) se deja manifiesta la unidad objetiva en el juicio en general,
haciendo abstracción de cómo me ha sido dado el múltiple. En la segunda mitad
(que va desde el §21 al §27), en cambio, se explica cómo efectivamente este
múltiple debe corresponder a las formas de la intuición humanas. Resurge de este
42
Nakano 57(137) pp.104-5
43
Véase Kant KrV B-142

33
modo, lo que ya veníamos anunciando al final del primer capítulo, esto es, la
dificultad por reconocer la mera categoría en una síntesis originaria, respecto de una
categoría en la actividad de juzgar. No podemos, por ende, asumir que la totalidad
de la argumentación está finalizada en el §20, y que la determinación asumida en el
§26 es sólo una repetición de ésta, sino más bien que solo en el §26 “se alcanzará
enteramente el propósito de la deducción” (Kant, 2007, B-144,5). Al probar así (a
través del §26) que la unidad de la intuición humana está prescrita, por la misma
unidad que la categoría, a una intuición dada en general. Lo cual estaría establecido
según Kant en el §20.44

Por tanto, si bien en la primera parte de la Deducción se nos muestra cómo es


posible que X representación dada, puede y debe estar bajo la actividad judicativa
de las categorías, quedaría todavía inconcluso cómo es que la síntesis posible
envuelta en la unidad sintética originaria ha de ser conectada con la síntesis
categorial, lo cual explica la segunda parte de la deducción. Entonces, es necesario
preguntarse si: ¿acaso la unidad categórica y objetiva del juicio, es la misma unidad
que hace posible el enlace sintético en el tiempo y espacio (y con ello, hace posible
también toda síntesis reproductiva)? Pues, si lo múltiple de la intuición “debe ser
dado ya antes de la síntesis del entendimiento e independiente de ella” (Kant, 2007,
B-145). Entonces debemos plantearnos la posibilidad de entender a Kant de la
siguiente manera:

Para establecer la validez objetiva de las categorías, Kant intenta establecer que todo lo
múltiple de la intuición, dado en el espacio y el tiempo, se somete a la unidad de la intuición
y que esta unidad se conforma con las categorías. Eso significa que el argumento del §26
debe mostrar que las intuiciones nos son dadas en la estructura no sólo espaciotemporal,
sino también conceptual, estructura que, sin embargo, no se considera como resultado del
juicio objetivo, sino como presuposición de éste. (Nakano, 58(139), p.12)

Con esta posición, es evidente que no se intenta negar la conformidad de la unidad


temporal-espacial a las categorías (¿si no cómo podríamos determinar la validez de
éstas?) y sin embargo, la unidad sintético- originaria, aparentemente, debe ser
anterior al juicio. Por otro lado, en el §26 se dice que la unidad sintética de lo
44
Puede verse KrVen B-144,5

34
múltiple, entendida como enlace, no puede ser otro que “la unidad del enlace de lo
múltiple de una dada intuición en general en una conciencia originaria, de acuerdo
con categorías, solo que aplicada a nuestra intuición sensible” (Kant, 2007, B-161),
lo que parecería estar asegurando que solo mediante categorías es posible la unidad
de nuestra intuición. ¿Qué deberíamos entender, pues, de todo esto?

Esta discusión me parece relevante para el caso, puesto que en el siguiente capítulo
se introduce la distinción entre unidad subjetiva y objetiva. Lo que está en juego
allí, fundamentalmente, es la aplicación o no aplicación (judicativa) de categorías a
representaciones. Por lo cual, no da lo mismo tomar toda unidad sintética de lo
múltiple como objetiva, si en cambio debiese tomarse como anterior a ello.
Aparentemente, una cosa sería que toda representación fenoménica, como
representación subjetiva, deba ser correspondida por el objeto y otra cosa distinta,
sería juzgar objetivamente representaciones, pues de otro modo:

Tendríamos que considerar todo lo múltiple suministrado mediante la sensibilidad como un


resultado del juicio objetivo. Esta consideración no contradice sólo lo que Kant afirma, a
saber, que lo múltiple es dado “antes e independientemente de” la síntesis del
entendimiento. También es contradictoria con el hecho de que tenemos representaciones
subjetivas como sueños, ilusiones y fantasías (Nakano, 58(139), p.12)

Sin embargo, Allison parece señalar que toda unidad sintética de lo múltiple está
determinada objetivamente, al decir que:

Si algo puede ser representado por medio de unificación de lo diverso de la intuición bajo
un concepto, se considera como un objeto. También se sigue que el concepto a través de del
cual se realiza tal unificación se considera como un <<concepto de un objeto>> y es, por lo
tanto, objetivamente valido. (Allison, 1992, p.236)45

De este modo se abre la duda de qué considera Kant como objetividad. A través del tercer
capítulo se buscará afirmar lo siguiente: no es posible asegurar que la condición de
posibilidad de la unidad sintético-originaria de la apercepción, sea la unidad del
juicio objetivo; es decir, que la función categórica en los juicios no puede preceder

45
Esto es también lo que afirma Nakano respecto de Allison (57(137), p.96). También puede verse Allison, H.
(2004). P, 173

35
al enlace sintético y originario que hace posible toda síntesis reproductiva. Esta
interpretación, obviamente, no niega que todo el múltiple dado deba estar conforme
a categorías, sino (sólo niega) que la unidad sintético-originaria de la
autoconciencia se funde en la objetividad, antes bien, la objetividad de todo juicio
solo es posible en virtud de dicha unidad sintética y originaria que actúa como
fondo de toda relación empírica posible, lo cual no es sino una manera de decir que
dicho fondo es la unidad necesaria y propia del sujeto ante una actividad
objetivante.

3. CAPÍTULO III: LA OBJETIVIDAD

Un problema con la unidad sintético-originaria

Allison considera que la unidad de la conciencia tal como es planteada en el §16 de la


Crítica (como unidad sintética y originaria) encuentra su vínculo recíproco con el objeto en
el §17, dado que un objeto como es planteado allí sería necesario para la unidad de la
conciencia, mientras que la unidad de la conciencia sería a su vez condición suficiente para
la objetividad. Esto equivale a decir que siempre (y solamente) que exista la representación
de un objeto, nos representamos la unidad de la conciencia en la unidad del múltiple. El

36
problema con esta tesis es que la unidad originaria de la conciencia es representada como el
resultado de una representación objetiva y esto no se condice con lo que afirma la Crítica.46

Nuestro filosofo asegura en el §1547 que existe una unidad que precede a las categorías e
incluso a las funciones lógicas en los juicios, argumenta que en ellos ya está pensado el
enlace48, por tanto, esa unidad debe ser buscada “en aquello que contiene en sí mismo el
fundamento de la unidad de diferentes conceptos en los juicios” (Kant B131). Esto
representa un problema no menor para quienes entiendan que esta unidad sintética y
originaria se hace posible solo en la medida que es representado un objeto, ya que, si esta
unidad es anterior a las categorías y las funciones lógicas, no se entiende cómo sería posible
de manera previa a cualquier unidad sintética de un múltiple. Kant llama a esta unidad la
unidad originario-sintética de la apercepción. Nakano dice:

“Con este pasaje, según Guyer, <<el proyecto entero de mostrar que las categorías
se aplican a todos los objetos de la unidad trascendental de apercepción exactamente
porque la apercepción misma presupone el uso de las categorías, está puesto en
peligro>>” (Nakano. P.98)

En segundo término y volviendo a la tesis de la reciprocidad planteada por Allison, en el


§17 de la Crítica Kant debería asegurar que la unidad de la conciencia es condición
suficiente de la objetividad mediante el argumento donde conecta la tesis del “yo pienso”
con la de la validez objetiva de las categorías, vale decir, de la unidad de todo múltiple en la
intuición.
Objeto, empero, es aquello en cuyo concepto esta reunido lo múltiple de una
intuición dada. Ahora bien, toda intuición de las representaciones exige unidad de la
conciencia en la síntesis de ellas. En consecuencia, la unidad de la conciencia es lo
único que constituye la referencia de las representaciones a un objeto, y por tanto, la
validez objetiva de ellas (Kant B137)

46
Sigo en esta sección básicamente la posición de Nakano
47
Por alguna razón Allison desestima la importancia del §15 y sitúa el comienzo de la deducción en el
parágrafo 16. (Allison p.224)
48
Dice: “La categoría presupone ya, pues, el enlace” (B131)

37
Sin embargo, no es posible concluir de aquello que la unidad de la conciencia es condición
suficiente para la objetividad, si no tan solo que es condición necesaria. En otras palabras:
el hecho de que los objetos requieran la unidad de la conciencia en la síntesis de ellos no
implica que dicha unidad sea condición suficiente para la objetividad, lo cual sería igual a
decir que cada vez que hay unidad en la conciencia hay también objetividad. Allison llega a
ver una condición suficiente para la objetividad en la unidad de la conciencia, interpretando, a
su vez, la necesidad de la objetividad para dicha unidad de la conciencia 49, no obstante,
Kant es claro en decir que “la unidad de la conciencia es lo único que constituye la
referencia de las representaciones a un objeto” y no al revés (B137).

Ahora bien, la interpretación de Allison encuentra al menos estas dos dificultades en


la exposición de Kant en la primera parte de la DTB. Pero el problema de dicha posición
repercute además en la interpretación de la unidad subjetiva de la conciencia, dado que, si
consideramos que la unidad originaria de la conciencia es condición suficiente para la
objetividad, debemos aceptar también que toda representación de objetos se haya en el
orden objetivo de la experiencia. El problema con aquello es que no se condice con lo que
Kant postula en el §19, donde la objetividad es la relación mediante un juicio donde se
contrasta el carácter objetivo con el subjetivo. Ahora bien, no veo problema en aceptar
como objeto un concepto empírico con realidad objetiva, los cuales son conformes a
categorías ya que solo mediante estas han podido alcanzar su realización actual, sin
embargo, lo que Kant parece proponer en el §19, en función de la diferencia de las unidades
(subjetiva y objetiva) tiene que ver con el modo de llevar una relación de representaciones
dadas ante la conciencia.
En este sentido, el problema de Allison es el de tener que negar la subjetividad de
dicha relación de objetos en la unidad subjetiva, pues, si para él ha de representar algo
dicha relación, entonces debe aceptar su carácter objetivo.

El argumento del 16

Kant comienza diciendo que el “yo pienso” tiene que poder acompañar a todas mis
representaciones ya que de otra manera “seria representado en mi algo que no podría ser
49
véase Allison 236-7

38
pensado” (B131-2) y acompaña dicha aseveración con la de que “las múltiples
representaciones que son dadas en una cierta intuición no serían, todas ellas, mis
representaciones, si no pertenecieran, todas ellas, a una conciencia de sí mismo” y que esta
representación del “Yo pienso” debe ser idéntica para todas mis representaciones. A este
enlace descrito aquí le llama unidad originario-sintética de la apercepción y un poco más
adelante dice que el principio de la unidad necesaria de la apercepción es una proposición
analítica (B135) y que sin embargo declara necesaria una síntesis del múltiple.

Que Kant proponga dicho principio como analítico es algo que contrasta con lo
dicho en la primera edición de la Crítica, que propone a este principio como sintético (nota
de Kant A118). No obstante, hemos de aceptar acá que la exposición de nuestro pensador
en estos pasajes responde a una abstracción de las intuiciones humanas y “simplemente
analiza la expresión “mis representaciones”, y extrae la observación según la cual tales
representaciones se someten a la condición bajo la cual pueden considerarse como tales.”
(Nakano, primera parte). Ahora bien, el que esta unidad analítica del “Yo” declare como
necesario un múltiple está ya implícito en la expresión “Yo pienso” la que “debe poder
acompañar a todas mis representaciones”. (B131)

Expresado de otra manera: Kant busca afirmar la identidad de las múltiples


representaciones dadas y, para ello, afirma que podemos notarlo ya que denomino a todas
ellas como mías, pues todas ellas convergen en la unidad del “Yo”. Al afirmar aquello es
posible afirmar también que soy consciente de que tengo representaciones y de que todas
ellas me pertenecen, lo cual es igual a decir que soy consciente de una síntesis a priori “a la
cuales están sometidas todas las representaciones que me son dadas” (B135) y que llamo
unidad sintética originaria de la apercepción.

Kant dice: “La unidad sintética de lo múltiple de las intuiciones, como dada a
priori, es, pues, el fundamento de la identidad de la apercepción misma, la que precede a
priori a todo mi pensar determinado” (B134). Lo que podemos reformular de la siguiente
manera: la unidad sintético-originaria (como dada a priori) es el fundamento de la
identidad del “Yo” (apercepción trascendental) mediante la conciencia de la síntesis en el
múltiple de las intuiciones. 50 Cuando dice que esta unidad de la apercepción precede a todo

50

39
pensar determinado, hace referencia justamente a la identidad del Yo entendida como en el
§24, de manera mera puramente intelectual, donde la categoría “se refiere solo a objetos de
la intuición en general”, sin embargo, el §15 se nos dice que “esta unidad que precede a
priori a todos los conceptos de enlace” (B131) es anterior a toda categoría “la categoría
presupone ya, pues, el enlace” (B131); pero eso es justamente lo que afirma este
argumento, ya que: la unidad sintética como dada a priori es el fundamento de la
apercepción trascendental. 51

Podemos entonces decir que

Sin la identidad de la conciencia yo no sabría que estas representaciones son mías,


pero lo sé

Ser consciente de la síntesis significa ser consciente de la identidad de la conciencia.


¿Cómo puedo ser consciente de aquella síntesis? Añadiendo una representación a la otra.
(¿pero la idea es que es una síntesis posible, basta que poder, por qué? Pq le interesa
sustentar ahí la conciencia intelectual.)

Si todas las representaciones tienen que ser acompañado por un único “yo pienso”,
pues, todas las representaciones no serian “mis representaciones” si no pertenecieran todas
ellas a una conciencia de si mismo. -> en vista de que nadie pondría en duda que puedo
hablar de mis representaciones debemos convenir que para ello no basta que sea consciente
sintéticamente de cada una por separado, sino que tengo que reunirla, o al menos poder
reunirlas y ser consciente de la síntesis de ellas con referencia a un único yo, es decir,
pensarlas como relacionadas (mediante un juicio) “que yo añada la una a la otra y que sea
consciente de la sintesis de ellas”

51
Considero que un pasaje similar se encuentra en la primera edición de la DTB, en (A118). Kant dice que la
unidad originaria de la apercepción, la cual sirve de fundamento de toda posibilidad de conocimiento y que si
ésta con referencia a la unidad trascendental de la síntesis imaginativa no es otra cosa que el entendimiento
puro y que en este “deben ser representados a priori todos los objetos de una experiencia posible”. Este enlace
no es otra cosa que lo planteado luego en el §17, donde refiere la síntesis a la unidad de un múltiple en general
y con lo cual puede hablar de objeto.

40
El argumento sigue así, solo porque puedo llamar a todas ellas mis representaciones,
es decir, solo por la multiplicidad y su posible consciencia de síntesis, es que puedo decir
hablar de unidad analítica. Esto quiere decir que la sintesis judicativa

Solo porque puedo enlazarlas a todas en una conciencia, es posible representarme la


unidad en mi de ellas.

El que todas estas representaciones estén enlazadas en mi, en una única conciencia
(yo) n puede significar, sino que las he podido reunir a todas y las puedo llamar mis
representaciones. (por tanto esa referencia no ocurre con que acompañe con conciencia a
cada una)

16, alusión al 24, sintesis intelectual, este e s justamente el juicio. Pero seria absurdo
aceptar que esta identidad de la apercepción (juicio) se da siempre, por eso es solo posible,
y lo hace posible (parágrafo 15)

Tener consciencia de la síntesis significa ser consciente de la


necesidad de las categorías.

En el presente capitulo se expondrá la cuestión que versa entre la unidad subjetiva y


la unidad objetiva de la conciencia, así como también la diferencia entre la unidad
trascendental de la conciencia, en la medida que es referida sintéticamente de manera
meramente intelectual, a cuando es referida de manera particular en los juicios. Si hay algo

41
de todo esto que resulte más o menos claro, es que el problema que nos deja Kant es sobre
cómo comprender una función tal como la de síntesis. Hasta qué punto puede y debe
comprenderse como junta o como separada de la ‘unidad’, en lo que a la ‘unidad sintética
de lo múltiple’ respecta. ¿Qué es propiamente la síntesis para Kant? ¿Con qué derecho
puede hablar de una ‘síntesis’ intelectual, a sabiendas que ésta no envuelve imaginación
alguna? ¿Qué tipo de conciencia de síntesis advierte esta síntesis intelectual? Este es el tipo
de cuestiones que tienen valor a la hora de intentar determinar qué es la objetividad en la
crítica. Luego, veremos que Kant enfoca la objetividad en el juicio, el cual es una unidad
derivada y no originaria.

3.1 Un camino para la unidad subjetiva de la conciencia (§18-19)

Intérpretes de Kant, tales como Torretti, R o Allison, H. ven la distinción entre la unidad
subjetiva y objetiva de la conciencia de sí en paralelo a la distinción entre juicios de
percepción y de experiencia hecha en los Prolegómenos52. En este último, se muestra que
“todos nuestros juicios son, primero, meros juicios de percepción; valen solamente para
nosotros, esto es, para nuestro sujeto, y sólo después les damos una referencia nueva, a
saber, una referencia a un objeto” (Kant, 1999, §18)53. En los juicios de percepción no
haríamos uso de categorías, si no de una “conexión lógica de la percepción en un sujeto
pensante” mientras que en los de experiencia sí haríamos uso de aquellas. Por su parte, en
el §19 de la Crítica se nos dice que “p ej. según leyes de la asociación…yo solo podría
decir cuando sostengo un cuerpo, siento la presión de un peso, pero no podría decir el, el
cuerpo, es pesado” (B142). Con respecto a esto, Allison nos dice:

Kant debió distinguir aquí entre la mera asociación de las impresiones de peso y cuerpo
(unidad subjetiva) y el pensamiento «si sostengo un cuerpo siento una impresión de peso».
También debió considerar que este pensamiento es un juicio que posee validez objetiva al
igual que el juicio que es su contraparte, i. e., «el cuerpo es pesado». Ambos implican la
referencia de las representaciones a un objeto. (Allison, p.253)
52
Puede verse: Allison p. 246 y Torretti p. 353
53
No entraremos acá en el problema de que Kant llame juicio de percepción a algo que luego sabemos que
no puede denominarse de manera tal, simplemente nos referiremos a su paralelo con la unidad subjetiva de
la conciencia que es lo que nos interesa. Por esta razón, se habla indistintamente de la una o la otra.

42
El problema es que, al estar ligadas ambas representaciones por un ‘siento’, Allison alega
que aquello es semejante a decir que ambas representaciones están relacionadas
necesariamente en la unidad de la conciencia 54, tanto como cuando presenta su contraparte
objetiva. Distinto sería decir, por ejemplo, que “siempre que recibo la impresión de humo,
formo inmediatamente la idea de fuego, y viceversa.” (Allison, p.148-9) que es como,
según él, debió plantearlo Kant. No obstante, lo que Kant parece querer referir aquí no se
trata de una simple asociación imaginativa, si no que está intentando distinguir dos
representaciones que se me dan de manera más o menos simultánea en la experiencia y que,
sin embargo, no puedo atribuir de buenas a primeras el uno al otro de manera objetiva.55

Aquella experiencia más o menos paralela de dos representaciones pretende poder


disolver la aparente necesidad entre una y otra, del mismo modo que “los conceptos,
empero, como predicados de juicios posibles, se refieren a alguna representación de un
objeto todavía indeterminado” (Kant A69). Esto quiere decir que, si la discursividad en el
plano sintético y originario de la conciencia debe poder relacionar los conceptos de manera
libre mediante juicios, se debe a que primero debe poder abstraer y distinguir desde la
experiencia dichos conceptos con respecto a otros.

Kant nos dice también que el uso meramente lógico del entendimiento es capaz de
intercambiar indistintamente sujeto y predicado y que son las categorías las que confieren
una determinación de la intuición al respecto 56, en semejante caso, si el entendimiento
mismo comprende en su uso lógico una distinción entre un objeto y sus predicados
posibles, ha de poder distinguir también entre ellos en la intuición posible, de otro modo no
se entiende como podría haberse formado sintéticamente un concepto en función de sus
predicados. Así, el ‘uso meramente lógico’ del que habla Kant acá, parece ser justamente el
mismo que refiere en los Prolegómenos, donde intenta mostrar una relación de
representaciones a las que no se les ha asignado todavía categorías (a la relación de
representaciones), sin embargo, es innegable que ambas se presentan ante la misma unidad
54
“Por lo tanto, la tesis de que todo juicio implica la referencia de representaciones a un objeto se considera
equivalente a la que afirma que todo juicio es objetivamente válido.” (Allison, p.128)
55
Reflexión de Kant extraída de Allison p. 237-8
56
(B128-9)

43
la conciencia, pero no enlazadas todavía con necesidad judicativa.57 Nuestro pensador nos
deja pistas de lo mismo en una de sus últimas reflexiones.

¿Qué es un objeto? Aquello que es representado mediante una totalidad de diversos


predicados que pertenecen a él. El plato es redondo, caliente, de hojalata, etc. Caliente,
redondo, de hojalata, no son objetos, pero o el calor, la redondez, y la hojalata sí lo son. Un
objeto es aquello en cuya representación pueden ser pensadas otras representaciones como
sintéticamente conectadas. Todo juicio posee un sujeto y un predicado. El sujeto del juicio,
en la medida en que contiene diferentes predicados posibles, es el objeto. (Kant) 58

Como hemos visto en 2.3.1, los conceptos en Kant se constituyen a través de un proceso
donde las diferencias de un múltiple son abstraídas. Por ejemplo, entre una variedad de
árboles de distinto tipo, conservamos las notas comunes a todos ellos (conceptos de tronco,
ramas, hojas, etc.). De esto se sigue que todo lo que se me presenta en una intuición
compleja, es analizado, mientras que sus notas pueden ser tomadas como objetos que, a su
vez, envuelven también una serie de notas posibles: de este mismo modo sucede con toda
representación empírica en general. La piedra y la pesantez han de ser reconocidas en el
concepto, primeramente, como lo que son: notas u objetos relacionados solo en su
posibilidad. Así: “ciertamente no quiero decir que esas representaciones deban estar unidas
necesariamente una a la otra en la intuición empírica” (B142) y, por tanto, tampoco pueden
estar relacionadas discursivamente con necesidad, pues no son más que predicados de
juicios posibles.

Por ejemplo, que el concepto de piedra sea (en parte) actualmente pensado mediante el
predicado de pesantez, no asegura que siempre deba serlo, de otro modo se negaría la
posibilidad de cualquier hallazgo al respecto, que podría ir desde quitar, agregar o variar
notas al momento de pensar un objeto en general, ya sea por que cambien las condiciones
fácticas o se modifique el paradigma de alguna manera. El fenómeno entendido como

57
Lo que se discute acá no es si cada concepto empírico envuelve en sí el uso de categorías, es claro que la
generación conceptual misma envuelve un juicio y solo en virtud de ello debe ser considerado un objeto.
Así, el concepto de árbol puede ser considerado un objeto, pero del mismo modo sus predicados pueden, a
su vez, ser tomados como objetos independientes y pueden ser enlazados en otros contextos con otros
objetos diversos, dado que la experiencia es siempre contingente.
58
Reflexión de Kant citada por Allison (237-8)

44
objeto debe poder ser distinguido de las notas mediante el cual es pensado ya que todas sus
relaciones son sintéticas y contingentes, vale decir, que aun para ser pensado desde la
relación más o menos obvia que podría conllevar un juicio analítico, debieron primero ser
enlazada por la conciencia de manera judicativa y sintética.

Propongo entonces, una manera alternativa de abordar el problema de las


representaciones subjetivas, la cual impide considerar la unidad subjetiva planteada por
Kant en los §18-19 como una relación necesariamente objetiva (tal como la comprende
aquí Allison); para ello me baso en la posición de Nakano.

lo múltiple dado en la intuición sensible tiene que ser ordenado, previamente al juicio, bajo
la unidad originariamente sintética de la apercepción…Para ello el entendimiento discursivo
tiene que analizar dicha articulación, formular los conceptos empíricos y conectarlos en la
forma de juicio (Nakano, 57(137). P. 104)59

En este sentido, el juicio de percepción representa un primer momento que está abierto
siempre a la posibilidad, ya que “la experiencia es un saber en vías de constituirse y el
proceso de su constitución se le incorporan todo el tiempo percepciones nuevas que van
siendo enlazadas” (Torretti, p.256-7). Entonces, los fenómenos están conectados siempre
de manera contingente en el plano espacio-temporal de las intuiciones, esto significa que no
están conectados de manera judicativa, simplemente porque la naturaleza no puede aportar
dicha objetividad y cuando el sujeto lo lleva a cabo resulta solo algo parcial, en vista de que
un juicio (objetivo) no refleja la verdad, si no tan solo una pretensión de ella mediante la
libre relación de las síntesis conceptuales posibles y siempre en referencia a una
experiencia contingente.60

59
Cita Aquí a Longuenesse: “Esta caracterización de un juicio es parecida a la de Longuenesse: “El
pensamiento discursivo analiza representaciones intuitivas en conceptos comparando estas representaciones
para combinar sus conceptos en juicios. Estos juicios reestablecen la síntesis que primero ha sufrido el
análisis. Sin embargo, el pensamiento discursivo ya no la reestablece en la forma de combinación de lo
múltiple de la intuición, sino en la forma de combinación de los conceptos” (67-68).
60
“nuestras representaciones están a medias en esta fase, pues nunca se acaba de completar el enlace
categorial de una de ellas con todas las otras” (Torretti, p.257).

45
En definitiva y según la posición referida de Nakano y Longenesse, los juicios de
percepción representan la posibilidad de analizar el múltiple intuitivo reestableciendo luego
la relación a modo de conceptos. Así, estos conceptos no necesariamente han de llegar a
representar un juicio objetivo, dado que “aunque todos los juicios de experiencia son
empíricos, esto es, tienen su fundamento en la percepción inmediata de los sentidos, sin
embargo, no son por eso, inversamente, juicios de experiencia todos los juicios empíricos”
(Kant, §18 prolegómenos).61

61
Ante la discusión del conceptualismo y no conceptualismo de la intuición formal, Nakano intenta plantear
una interpretación intermedia a dichas posiciones. Defender una posición no conceptualista fuerte acabaría
por negar la validez objetiva de las categorías, mientras que una posición conceptualista fuerte acabaría en
el absurdo de negar la posibilidad de representaciones subjetivas. El punto aquí es que para poder realizar
un análisis conceptual como el que se propone desde la intuición formal, parece ser necesario un cierto
conceptualismo en aquella, la cual no necesariamente tiene que afirmar una categorización en sentido
fuerte, si no que basta con asegurar que dichas representaciones están en conformidad a categorías.

46
3.3 La unidad originaria y la unidad derivada de la conciencia de sí.

Hasta el momento, en los puntos 3.1 y 3.2, se ha establecido lo siguiente:

1.- De la unidad trascendental de la apercepción, la cual tiene validez objetiva, se


deriva la unidad empírica de la apercepción, la que solo tiene validez subjetiva.
Luego, siguiendo los Prolegómenos, todo juicio de experiencia es primero un juicio
de percepción, vale decir, que todo juicio de experiencia (con validez objetiva)
requiere primero ser un juicio de percepción (de validez subjetiva).

2.- Luego: Si bien, la intuición formal debe ser acorde a la categoría, (de lo que
podría entenderse que está necesariamente categorizada) parece ser anterior a la
categoría misma en su función de juzgar (§15). Entonces la pregunta es: Si esta
unidad sintética de lo múltiple es anterior a la categorización, ¿por qué debe ser
entendida como una síntesis según la categoría?

Entonces, los problemas que surgen son: 1.- ¿Cómo de una unidad originaria y
objetiva puede derivarse una unidad subjetiva? Y ¿cómo, si esta última es derivada
de lo que entendemos como ‘categoría pura’ es que podemos comprender un enlace
temporal y espacial anterior a la categorización? ¿Acaso Kant ha incurrido en un
gravísimo error al reconocer, en el parágrafo 15, que existe un enlace sintético de lo
múltiple que sería anterior a la función categorial en los juicios? En seguida se
tratará aquello.

47
Lo que Kant está asegurando en el §19 es que: toda representación de la cual puede
llegar a producirse conocimiento, debe en definitiva estar unida “según principios de la
determinación objetiva de todas las representaciones” (Kant, 2007, B-142) este tipo de
enlace, obviamente, ha de distinguir entre una relación necesaria y una relación sólo
probable, es decir, aquello múltiple que se me da, es llevado a la unidad de un concepto
empírico, el cual nunca está acabado, sino que está en permanente construcción. 62 Aquello
sólo es posible gracias a la flexibilidad que ofrece el aspecto empírico de la experiencia, el
cual es sólo contingente. El que la conciencia humana deba hacer de todo conocimiento
posible, algo necesario, no significa que los múltiples conceptos con realidad objetiva
deban estar necesariamente relacionados entre sí, sino que están necesariamente
relacionadas sólo “en la medida en que de ellas puede llegar a producirse conocimiento”
(Kant, 2007, B-142). De este modo el hecho de que el objeto trascendental (o categoría)
aporte realidad objetiva a los conceptos empíricos, significa que estos últimos, como
“predicados de juicios posibles, se refieren a alguna representación de un objeto todavía
indeterminado” (Kant, 2007, A-69).

Lo que está justificando entonces Kant, es que: todo fenómeno debe tener un objeto
aportado por el sujeto, es decir, debe tener realidad objetiva para yo poder llegar a
reconocerlo, por lo tanto, existe una limitación de la experiencia que viene a mostrar qué es
lo que podemos llegar a conocer; y sabemos que lo único que podemos llegar a conocer son
fenómenos (no cosas en sí). En este sentido, lo que está en juego en la DT, no es
propiamente la discusión entre representaciones que podríamos llamar subjetivas (como en
los sueños o la alucinación) y objetivas:

La diferencia entre la verdad y el sueño no consiste en la naturaleza de las representaciones


referidas a objetos, pues ellas son las mismas en ambos; sino que consiste en la conexión de
las representaciones según las reglas que determinan la concatenación de las
representaciones en el concepto de un objeto, y en la medida en que puedan o no puedan
coexistir en una experiencia. (Kant, 1999, p.103)

62
Torretti (p. 358) hace notar esta necesidad de la unidad subjetiva para con la objetiva; en tanto la unidad
subjetiva, a su vez, sólo es posible “en los intersticios de la urdimbre categorial de la conciencia”. Puede
verse además pp.356-7

48
Lo que se está intentando justificar aquí, es la posibilidad y necesidad de la intuición
humana a partir de las categorías. Esto conlleva mostrar desde el cómo se hacen posibles
múltiples representaciones63, hasta el cómo la conciencia es capaz de relacionar múltiples
representaciones dadas, entre ellas, de manera objetiva mediante el juicio.

Cuando Kant dice que el ‘Yo pienso’ debe poder acompañar a todas mis
representaciones y, a su vez, no puede ser acompañado por ninguna otra
(representación) está queriendo señalar que la consciencia empírica, como unidad
derivada, no tiene la capacidad de ser independiente con respecto al espacio y el
tiempo. Es claro que, al ser originaria, dicha conciencia no puede ser acompañada por
ninguna otra representación, si no tendría que ser tomada por derivada o empírica, lo
que aquí es lo mismo. Así, este ‘acompañar’ busca señalar una cierta unidad del
sujeto, un plano o fondo trascendental, en el que tiene que poder representárseme
todo concepto empírico con realidad objetiva, donde la única condición es que tiene
que haber sido percibido mediante la intuición a manera de fenómeno.

“la conciencia empírica que acompaña a diversas representaciones es, en sí, dispersa y sin
referencia a la identidad del sujeto. Por tanto, esa referencia no ocurre con solo que yo
acompañe con conciencia cada representación, sino que para ella se requiere que yo añada
una representación a la otra y sea consciente de la síntesis de ellas.” (Kant, 2007, B-133)

Ser consciente de la síntesis de las representaciones, significa, a nivel empírico,


reconocer que cierto múltiple fenoménico corresponde a cierto concepto empírico, ya
que envuelve una determinada regularidad, es decir, implica reconocer que dicho
concepto empírico está constituido por ciertas notas que han sido ya anteriormente
juzgadas (enlazadas) por mi propio juicio (del sujeto) bajo un cierto conocimiento
conceptual tenido por verdadero. Mientras que si lo llevamos al plano trascendental,
significa reconocer que es el mismo sujeto (aunque ya no bajo la movilidad que otorga
la contingencia de los juicios particulares) el que mediante una síntesis categorial
delimita aquello que puede llegar a ser conocido: el campo fenoménico en general. El
concepto de ‘reconocimiento’ viene a significar el hecho ser conscientes de cómo y
qué se conoce. La mente humana, por decirlo así, no es libre de enlazar o no enlazar

63
Es decir, cómo es posible una síntesis reproductiva de la imaginación.

49
representaciones para llegar a conocer, debe sí o sí sintetizarlas y conceptualizarlas de
algún modo pues, a lo menos, tiene que poder decir que aquello que se le presenta es
un “algo” con extensión, impenetrabilidad, una cierta figura, etc. Lo cual sería, tal
vez, el reflejo empírico más cercano, general o abstracto de lo que representan las
categorías. Aquella representación hipotética es, por decirlo de algún modo, siempre
verdadera, pues siempre reflejará empíricamente, a lo menos, la categoría pura
misma como un ‘algo’. Sin embargo, en la experiencia el conocimiento se va
refinando, y es finalmente el juicio del propio sujeto el que determina la veracidad o
falsedad en los juicios particulares. Es imperativo el que algo me sea dado para llegar
a conocer, sin embargo, los juicios de experiencia determinan el paradigma del cómo
me es dado, lo cual es contingente y siempre va variando.

Allison muestra su desconcierto al no comprender por qué, si Kant ha derivado esta


unidad empírica de la conciencia de “condiciones trascendentales de unidad”, es entonces
una unidad con validez subjetiva y no en cambio objetiva, pues el hecho de que esté “sujeta
a las condiciones trascendentales de unidad” es para él, motivo de ser objetivamente
válida.64 Este dilema surge a raíz de comprender la intuición formal como unidad
categorizada y objetivada (como en el parágrafo 19), lo cual es justamente lo se está
desestimando aquí.

El que toda representación fenoménica esté necesariamente sujeta (o deba poder


estarlo) a las condiciones objetivas del sujeto, no quiere decir que la condición de todo
aparecer sea una unidad necesaria en sentido estricto (judicativo). La unidad sintética de la
conciencia, como originaria, es necesaria para llegar a conocer algo, y por ello se hace
necesaria ante la unidad analítica de la conciencia. Así, la unidad originaria y sintética que
provee este enlace en la intuición humana del tiempo y el espacio, lo que hace, es abrir la
posibilidad de tener una diversidad de relaciones posibles, y que así el entendimiento pueda
llegar a juzgar el cómo han de ser necesariamente ordenadas. El hecho de que el
conocimiento esté siempre abierto a modificarse no significa que no deba tener una

64
Véase (Allison, 1992, pp. 251-2)

50
necesaria unidad, así como el que tenga unidad necesaria no quita que siempre esté sujeta al
cambio y reajuste.

Luego, como la unidad subjetiva es derivada de la unidad trascendental de la


apercepción, todo juicio llevado a cabo mediante la unidad objetiva, necesita primero la
conexión lógica en la percepción de la unidad subjetiva65. Lo cual quiere decir, en el fondo,
que la unidad analítica presupone la unidad sintética, o bien, que sin una necesaria
posibilidad de juzgar no habría juicio alguno. Las categorías relacionan representaciones
contingentes, de manera necesaria, pero esto sólo ocurre porque puedo relacionarlas.
Luego, si yo no pudiera referirlas al menos de manera posible entre sí, tendríamos que
reconocer, o bien que no existe múltiple alguno que reunir, o que los objetos no representan
comunidad alguna, y por lo tanto, una síntesis de ellos sería imposible 66 y no podrían
representar nada para mí.

Si al momento de percibir, yo no pudiera ser consciente de una multiplicidad de


representaciones, no podría entonces relacionar determinadas notas bajo ciertas reglas. Sólo
porque se me da una multiplicidad (y tengo consciencia de su síntesis) es que la mente
luego puede abstraer ciertos elementos de otros, para así finalmente poderlos llevar bajo
algún tipo de unidad conceptual, por separado. Sólo porque “piedra” y “pesantez”, como
predicados de juicios posibles, caen, como conocimientos dados, dentro de un marco
objetivo posible, es que puedo llegar a relacionarlos objetivamente ante un juicio. Sólo
porque puedo abstraer ciertas reglas empíricas de ciertas otras, es que puedo llegar a
relacionarlas de manera necesaria en la mente. Pero, sin la posibilidad de percibir un
múltiple intuitivo (en Una intuición), sería imposible abstraer representaciones, y sin nada
que abstraer y reconocer, a modo de notas, tampoco hay nada que el sujeto luego pueda
relacionar mediante juicios.

De esta manera, podemos tomar cualquiera de los diversos casos de asociación


expuestos por los intérpretes de Kant. Por ejemplo, Paton dice: “no hay conexión objetiva
cuando asociamos gatos negros con buena suerte, o cuando sufrimos dolor de muelas
65
Seguimos aquí el paralelo con los prolegómenos.
66
Torretti en pp.344-5 en un pie de página, critica la posición de Schopenhauer, señalando no haber
comprendido la DT, la cual consistiría en: “establecer que ciertas posibilidades (controvertidas) son
necesarias para que ciertas realidades (indiscutidas) sean posibles.” Aquello es la cuestión central de este
punto.

51
mientras escuchamos una orquesta” (Paton, 1951, 519) Según lo que hemos explicado, esto
debiese tomarse más bien como un ejemplo de la necesaria posibilidad de asociar cualquier
representación fenoménica con cualquier otra, para llegar a conocer. Lo que a Kant le
interesa en el §19 es mostrar que todo múltiple (sea intuición o concepto) debe estar
regulado por las categorías; pero todo concepto empírico puede estarlo, sólo porque su
unidad, como unidad analítica, es posible mediante la concordancia de su regla (sintética)
con los múltiples datos en la intuición. En definitiva, toda unidad conceptual, con realidad
objetiva, se debe a su posibilidad en la intuición, y ya que todo múltiple en la intuición ha
de estar necesariamente, a priori, conforme a categorías, entonces, también toda relación de
conceptos en los juicios. Luego, más allá de la verdad (o falsedad) efectiva de una
proposición, lo que le interesa aquí a Kant es hacer ver que todo concepto empírico con
realidad objetiva, se encuentra dentro de un marco originario en el que toda relación posible
de conocimiento debe situarse.

Allison nuevamente se sorprende al ver como Kant en el §19 toma la unidad


subjetiva bajo lo que él considera un juicio objetivo67 (“cuando sostengo un cuerpo, siento
una presión del peso”) y no se limita a asociar las impresiones de “cuerpo” y “peso”. Sin
embargo, lo que se está tratando de justificar aquí, como hemos dicho, no es que podamos
relacionar representaciones de manera arbitraria sin conexión necesaria alguna, sino que al
tener una conexión objetiva posible, es entonces necesario que se puedan relacionar al
menos de manera probable (efectiva), y sólo en función de ello es que podemos generar un
juicio objetivamente válido. Por tanto, a Kant le interesa mostrar una cierta conexión, a la
que podemos, si se quiere, retratar como un “sentir” o como un “me parece” 68, y sin la cual
sería imposible dar cuenta de la naturaleza como una comunidad interconectada.

De ese modo, la “conexión lógica en la percepción” de la que habla Kant en los


Prolegómenos, quiere señalar que así como no podemos ser conscientes de
representación simple alguna que nos pudiese ser dada, tampoco podemos reconocer
concepto empírico alguno sin reconocer a su vez que todo conocimiento envuelve una
conexión lógica en la percepción, lo que es semejante a decir que nada puede ser

67
Allison, 1992, p.253 “también debió considerar que este pensamiento es un juicio que posee validez
objetiva al igual que el juicio que es su contraparte, I. e., ‘el cuerpo es pesado’”. .
68
Véase Stepanenko p.89 sobre una tesis de Sellars.

52
pensado ni relacionado sin la existencia previa de un marco fundamental y originario.
Ser consciente de la síntesis de una representación empírica, ya sea del trazo de una
línea en el tiempo o de la composición de un concepto como ‘sol’ a partir de sus notas,
evoca inevitablemente la necesidad de ser consciente a su vez que soy yo quien las
relaciono, pues soy yo quien al ser consciente de dos representaciones empíricas, tal
como las de ‘piedra’ y ‘pesantez’, ser conscientes de ellas ante una única intuición,
significa reconocer la posibilidad de referirlas objetivamente en un juicio el cual solo
es posible si se reconoce aquel marco subjetivo y originario en el que han de poder
representarse .

Es preciso aclarar aquí que, como bien dice Nakano, Kant utiliza el término de
‘unidad (sintética) de la conciencia’ en dos acepciones:

Por un lado, para designar la unidad sintético-originaria de la conciencia en general


(la mera categoría), la cual estando referida solamente a la unidad de la apercepción, debe
considerarse como pura conciencia de que soy (síntesis intelectual). Como vimos, esta
misma unidad sintética y originaria del múltiple en general, cuando se refiere a las
intuiciones humanas del tiempo y el espacio, hace posible la intuición formal. Este modo de
comprender la unidad sintética de la conciencia se refiere a un objeto en general y que debe
entenderse como cualquier objeto posible para la intuición humana, como un objeto=X. En
este sentido, el §18 viene a conectar (en tanto anticipa), el resultado expuesto en el §26, a
saber, que sólo la unidad empírica de la apercepción da la posibilidad de todo juicio
particular (§19)

Por otro lado, la unidad sintética de la conciencia, designa la una unidad derivada de
aquella unidad sintética originaria69, que representada por la copula “es” relaciona,
lógicamente, conceptos mediante juicios. Este juicio es un juicio en particular, no designa
ya cosas en general de la intuición humana, no es un concepto de objeto –todavía-
indefinido, sino que los conceptos dados en una intuición ya han sido reconocidos en
conceptos empíricos determinados, y por tanto, es posible juzgar. Kant nos dice que los
principios de aquella determinación objetiva “derivan todos de la unidad trascendental de la

69
Véase Nakano, p.105, (57)137

53
apercepción” (Kant, 2007, B-142). Así, aquí, la categoría ya no es una “mera categoría”
sino una que piensa un algo determinado.

La unidad sintético-originaria de la apercepción se refiere a la posibilidad de abarcar


X representaciones mediante un juicio, las cuales han de ser mías, ante la representación del
“yo pienso”. Estas representaciones son objetos en general y que solo designan la
posibilidad del acto efectivo de juicio particular de conocimientos dados.

Por lo tanto, cuando se habla de unidad sintético-originaria de la apercepción, Kant


se refiere, como hemos visto, por un lado, a la síntesis posible envuelta en el “yo pienso” en
la medida en que esta síntesis se refiere solamente a la unidad trascendental de la
apercepción, y la cual no es sino la misma que da unidad a la intuición formal, en la medida
que dicha síntesis se refiere al múltiple en el tiempo y el espacio, unidad la cual es también
originaria (§26). Por otro lado, lo que Kant entiende por unidad derivada, es reservada, por
un lado, al Yo empírico (unidad subjetiva de la conciencia) (§18) y a la unidad sintética de
lo múltiple en particular (§19).

54
Conclusión

4.- CONSIDERACIONES FINALES:

Es importante notar que, en todo caso, no podemos negar que el enlace sintético en
la intuición formal sea considerado como conceptual, pero no precisamente porque las
categorías estén constituyendo entonces un juicio objetivo, sino más bien porque es una
exigencia a priori de toda percepción posible, el adoptar la forma de la unidad conceptual,
para así poder representar algo para mí. Es por ello que Torretti nos dice que toda
percepción ha de ser reconocida ante una regla, en tanto que si no es en una, será en otra 70,
pero lo que no puede decirse de ninguna manera es que ha de quedar sin regla alguna. Es
justamente esta condición necesaria de unidad conceptual, la que permite asegurar a priori
la conformidad a categorías de toda representación fenoménica posible, y que por lo
mismo, antes de todo juicio mediante categorías, se puede asegurar que la síntesis
productiva es una síntesis categorial, y por tanto, conforme a categorías. Es justamente esta
síntesis la que mediante el enlace, hace posible toda síntesis empírica, como material para
un juicio posible.

Se debe aceptar por ende, que toda representación del juicio en la DT, no viene a
mostrar la diferencia entre representaciones objetivas y subjetivas, sino más bien en que la
unidad necesaria del juicio en particular, sólo es posible en base a la unidad sintética
posible en general71-. Sin este marco general como horizonte de todo juicio, sería imposible
el múltiple dado y por ende también todo juicio particular: “Es decir, Kant intenta asegurar
la firmeza de nuestro conocimiento objetivo señalando que la objetividad se basa en la

70
Torretti p.314. Además en los Prolegómenos, parágrafo 13 “Cuando nos es dado un fenómeno, seguimos
siendo completamente libres para juzgar la cosa, a partir de ello, como queramos.” En este sentido, el juicio
no determina qué aparece (lo cual no se pone en duda), sino cómo ha de aparecer.

71
Esto es lo que afirma Nakano (p. 110 , (57)137)

55
unidad originaria, en la cual toda intuición está estructurada conforme con las categorías sin
ser enlazada mediante el juicio objetivo” (Nakano, 58, (139), p. 19)

Por todo ello, es necesario comprender el juicio en el §19, no por la veracidad de la


afirmación en el juicio, sino más bien de que todo juicio de experiencia, con pretensión de
verdad, ha de estar compuesto por conceptos empíricos con validez objetiva, en la medida
en que guardan, una relación posible en el marco objetivo y general de la síntesis posible.
La unidad subjetiva que Kant está tratando aquí, no habla de una relación falsa con respecto
a una verdadera en la unidad objetiva, un juicio con validez objetiva no significa que sea
necesariamente verdadero, sino sólo que es necesariamente un juicio de conocimiento. 72 En
este sentido, la unidad subjetiva, en la KrV, no designa algo así como un juicio sin
pretensión de verdad, por ser ésta subjetiva, sino más bien que antes de que todo juicio sea
objetivo, es decir, propiamente un juicio de experiencia (con pretensión de verdad), los
representaciones que lo componen deben poder dárseme en un ámbito de lo probable,
digamos, en el enlace de una única intuición.

Sólo por una actividad sintética posible a priori que el sujeto pone al momento de
todo conocer, es que podemos tener una experiencia posible de manera unificada, pero la
referencia específica, en una intuición, de dos representaciones con realidad objetiva, tales
como “cuerpo” y “pesantez” ¿han de ser consideradas como meras percepciones carentes –
todavía- de concepto? Podría acusarse que, al momento de ser reconocidas en el concepto,
aquello designa un uso judicativo de las categorías y, por tanto, echa por tierra la pretensión
de distinguir la mera asociación respecto del juicio objetivo. Sin embargo, es absurdo
pensar que la actividad judicativa abstrae aquello que reconoce de un objeto como si
estuviese completamente aislado de todos los otros; abstraer no es nada más que abstraer
respecto de algo (por ejemplo, de una síntesis posible entre las notas que conforman el
concepto), por tanto, debe haber una cierta consciencia o reconocimiento, de que, por
ejemplo, si tengo las representaciones de “cuerpo” y “pesantez” ante una (única) intuición,
ambos han de poder tener un objeto por separado; es más, aquello debe necesariamente ser
así, si luego han de poder ser relacionadas. En este caso, el reconocimiento de cada una por
separado no designaría una actividad judicativa de las categorías mediante la copula “es”,
sino más bien que para poder hacer aquello, tengo antes que poder ser consciente de ambas
72
Puede verse Caimi pp. 53-4

56
representaciones y de la posibilidad real de relacionarlas en la experiencia. Es por eso que
“el juicio es un intento de hacer explícita esta articulación entre las representaciones, para
ello el entendimiento discursivo tiene que analizar dicha articulación, formular los
conceptos empiricos y conectarlos en forma de juicio.” (Nakano, 57(137) p.104 )

De este modo, ambos conceptos empíricos, tales como “cuerpo” y “pesantez”, pasan
de ser predicados de juicios posibles, a constituir un juicio mediante la acción de las
categorías.

Con respecto al uso meramente lógico del entendimiento queda, empero, indeterminado, a
cuál de los dos conceptos se le quiere asignar la función de sujeto y a cual la de predicado.
Pues se puede decir también Algo divisible es un cuerpo. Pero mediante la categoría de
substancia, si pongo bajo ella el concepto de un cuerpo, se determina que la intuición
empírica de él, en la experiencia, debe considerarse siempre solo como sujeto, y nunca
como mero predicado, y así en todas las restantes categorías. (Kant, 2007, B-128,9)

El uso meramente lógico del entendimiento al que alude aquí Kant, designa
justamente lo que en los prolegómenos llama “conexión lógica en la percepción”73.

En definitiva, se debe comprender que todo “juicio se considera aquí ya no como un


hecho lógico estudiado por la lógica formal, sino como una acción estudiada por la lógica
trascendental” (Caimi, 2014, p.52) y por ende, toda relación de conceptos ante la forma
lógica del juicio, posee validez objetiva, no sólo por relacionar conceptos mediante unidad
sintética, sino además porque todo concepto envuelto en un juicio de experiencia, entendido
como predicado de un juicio posible (y como unidad analítica), envuelve necesariamente, a
su vez, una síntesis, esto quiere decir que su concepto empírico posee realidad objetiva, al
reconocerse la relación de sus notas ante un objeto. Es por ello que todo juicio se valida en
virtud de las categorías, no porque mediante categorías relacione objetivamente conceptos
en juicios, sino porque sin categoría, siquiera podría surgir percepción alguna, luego, sin
ello sería imposible algún concepto con realidad objetiva, y por ende, ningún juicio de
experiencia posible.

De este modo, se hace comprensible la doctrina kantiana de la síntesis:

73
Kant adjudica esta conexión lógica de la percepción como una actividad del entendimiento “Pero
aquellos juicios que hace el entendimiento sólo a partir de intuiciones sensibles están aún muy lejos de
ser juicios de experiencia.” Prolegómenos p.143

57
Un análisis que sea exclusivamente análisis, que no se refiera, aunque sólo sea
indirectamente, a una síntesis que le sirva de base y de punto de apoyo, debe reputarse
como algo imposible, "pues allí donde el entendimiento no ha asociado previamente no
puede tampoco disociar, pues sólo por medio de él puede asociar la imaginación" (Cassirer,
1941, p.207)

Así, como dice Cassirer, el hecho de que la lógica formal sirva como hilo conductor
para descubrir los conceptos puros del entendimiento no significan que los conceptos
“trascendentales” se basen en los “formales”, sino al revés, (Cassirer, 1941, 208). Si Kant
ha de tomar las formas del pensar para argumentar hacia las categorías, es sencillamente
porque considera que, de hecho, hemos avanzado en el conocimiento incluso sin saber
cómo, y sin embargo, la lógica trascendental viene a echar luz a este ‘cómo’, limitando su
actuar a la experiencia y al único modo en que la experiencia vendría a ser posible: una
síntesis categorial.

4.1.- CONCLUSIÓN

A través del presente trabajo, expuesto mediante tres instancias o capítulos, se ha


dejado ver en el primero de ellos que la DT-A, y más específicamente la doctrina de la triple
síntesis, deja en evidencia algunos problemas de fundamental importancia para la correcta
interpretación de la DT.

Se introduce aquí además el concepto de objeto, entendido como “algo en general”,


dejando ver que toda representación fenoménica en la intuición, ha de tener necesariamente
un objeto, como un algo que debe contraponerse a que el múltiple representacional sea
enlazado de manera arbitraria.

Evidentemente, este primer capítulo da un primer acercamiento a la difícil doctrina


kantiana de la DT, para dejar un poco más en claro en qué radica su oscuridad, y de
presentar los principales conceptos envueltos en la discusión. De este modo, podemos
concluir de aquí, que buena parte de la confusión que pueden provocar estas líneas, se basa

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en la confusión que se presenta entre lo que hemos distinguido como unidad originaria y
unidad derivada de la conciencia, puesto que lo que Kant entiende por objeto en general=x
es una unidad derivada que designa la objetividad del concepto empírico, es decir, su
realidad objetiva, más sin postular relación lógica alguna como en el parágrafo 19.

El segundo capítulo ha dejado en evidencia que la síntesis posible en la unidad


sintético-originaria de la apercepción, debe ser entendida como una conciencia de sí, como
un pensar (no un intuir), y lo cual debe ser comprendido como un marco de pura
posibilidad, sólo ante el cual puede constituirse cualquier juicio particular. El “yo pienso”
debe ser considerada como una cierta conciencia de sí, que en tanto acusa el carácter
analítico del “Yo” trascendental, acusa también una síntesis posible y necesaria para todo
conocimiento. Así, la comprensión del “Yo” como unidad invariable, ha de evidenciar
también que nuestro entendimiento no intuye, sino sólo piensa, y que por ende todos los
datos han de serme dados antes de poder pensarlos. Esto es justamente lo que se quiere
decir cuando se alude a que “el principio de la unidad necesaria de la síntesis pura de la
imaginación es antes de la apercepción el fundamento de la posibilidad de todo
conocimiento especialmente de la experiencia”. Sin la consciencia de síntesis a nivel
empírico, no podría llegar a concluir que todo conocimiento se basa en la unidad
trascendental de la apercepción.

Ahora bien, se ha mostrado también que sólo porque puedo ser consciente de
fenómenos, es que puedo llevar un múltiple de representaciones a la unidad analítica del
concepto. Pero reconocer que múltiples notas caen dentro de cierta regla empírica, no
significa sólo que dichas notas recaen pasivamente ante su regla, sino que es necesario
también ser consciente del modo objetivo en que sus notas se relacionan entre sí, ante un
objeto. Por eso también es necesario concluir que:

Si bien la síntesis intelectual y trascendental del “yo pienso”, comprendida por Kant
como completamente independiente de la sensibilidad, debe ser tomada como un
fundamento trascendental, ésta envuelve una síntesis posible y aquello acusa un principio
sintético de unidad, que dice que todo lo múltiple ha de ser antes dado en tanto que reunido,
para luego ser llevado a la unidad conceptual del Yo. De lo cual puede asegurarse que: sin
la conciencia de unidad en un sujeto trascendental (como pensamiento) no podría dárseme

59
ninguna percepción, y sin embargo, sin nada que me sea dado a los sentidos, sería
imposible constituir un objeto ante el cual el sujeto pudiese ser consciente de sí como
objeto en el tiempo.

En el tercer y último capítulo, se ha podido evidenciar lo que ya se venía diciendo


de manera implícita, a saber, que la unidad empírica de la conciencia es derivada de la
unidad originaria, en tanto que aquella representa una conciencia que acompaña, digámoslo
así, analíticamente cada múltiple representacional representación, mientras que para que un
concepto sea reconocido es necesario ser consciente de la síntesis de aquella unidades, si
dicha síntesis no fuese posible, no tan solo no sería posible juicio alguno, sino que
asimismo, no sería posible ninguna multiplicidad en la intuición. Esta forma de comprender
la deducción trascendental de las categorías se condice con las afirmaciones que hemos
tratado en punto 3.2 y que acaban por mostrar que este ‘enlace’ originario, debe
considerarse como condición de posibilidad de todo juicio. Mientras que la unidad
subjetiva representa la falta de autoconciencia, es decir, la carencia de conciencia de la
síntesis de las representaciones. El hecho de que Yo, como sujeto pueda y deba llevar a
cabo una actividad de enlazar lógicamente representaciones para así conocer algo, me
asegura que toda percepción de la conciencia es desde ya un enlace, y que por ende sin una
síntesis posible no se me daría nada para conocer, por lo tanto, es necesario que todo juicio
encuentre su necesaria posibilidad en conceptos puros a priori.

Es por tanto, que la unidad subjetiva y derivada de la conciencia, al menos en el


marco de la Deducción Trascendental, no se refiere a juicio alguno, sino que a través de él
Kant intenta mostrar que el sujeto representa una unidad en la que en efecto se encuentra
una red de unidades analíticas (conceptos empíricos), y sin embargo ello no basta ni para
generar conocimientos nuevos, ni para explicar cómo dichos conceptos fueron concebidos,
entonces, se hace necesaria una síntesis para generar juicios de conocimiento;, pero más
importante aún dentro de la DT, para hacer perceptible todo múltiple representacional
posible. La unidad subjetiva, por sí sola, representa entonces la imposibilidad de
comprender el papel activo del sujeto en el conocimiento, así como también la
inconsciencia respecto del fundamento sintético y originario provisto por aquel. La unidad
objetiva representa la apropiación del sujeto en el curso del conocer.

60
Ahora bien, más allá de las consideraciones de Kant, las que ya han sido expuestas y
defendidas: ¿por qué es sensato considerar la objetividad en la validez objetiva del juicio y
no así en la unidad sintética y originaria de la apercepción? Sencillamente porque esta
última representa una función esencial y primaria de la conciencia, y a la que por decirlo de
algún modo, el sujeto se encuentra atado por la necesidad. En el caso del juicio, lo que Kant
pone en evidencia es justamente el hecho de que el conocimiento pueda ser verdadero o
falso, es por lo tanto un sujeto que constituye activamente la contingencia. La importancia
no recae pues en la posibilidad de juzgar, la que ya siempre ha estado instalada bajo el
paradigma aristotélico, sino en la consciencia de dicha conciencia primaria, también
llamada autoconciencia o consciencia de síntesis; vale decir, que el campo de conocimiento
tiene como marco de posibilidad al sujeto. Adjudicar una objetividad en sentido fuerte a la
unidad sintético-originaria de la apercepción, equivaldría según mi apreciación, a decir que
Kant considera que existen fenómenos falsos, pero sabemos que la falsedad en la conexión
de estos depende de una determinación del sujeto y no en la falta de realidad objetiva de los
objetos.74

74
“La diferencia entre la verdad y el sueño no consiste en la naturaleza de las representaciones referidas a
objetos, pues ellas son las mismas en ambos” (Kant, 1999, p.103)

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