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Prof. Marco Alberca Balarezo.

Curso: Filosofía.

LOS PROBLEMAS FILOSÓFICOS

Cuando hablamos de problemas parece que nos referimos a situaciones difíciles que requieren de una solución o
que incluso tal vez no la tengan. Pensamos, tal vez, típicamente en matemáticas o en algún conflicto mental o
entre personas. Un problema es un planteamiento en el que se contraponen visiones distintas sobre la ocurrencia
de algo o un asunto complicado al que no se le haya solución cognitiva o existencial. La vida está llena de
problemas. Los hay de todo tipo: amorosos, personales, económicos, de salud, religiosos, políticos, etcétera. Los
niños no se cansan de hacer preguntas problemáticas, los científicos de plantear problemas, los sabios de tratar de
generar una guía para afrontar los problemas, los políticos se encargan de crearlos o complicarlos, y a veces, sólo a
veces, de resolverlos. Problemas y más problemas.
Etimológicamente los problemas se refieren a algo echado hacia adelante (pro- hacia adelante, ballein, lanzar). Al
final, es algo que es echado adelante para su consideración. Regularmente los problemas implican algunas tesis
(ideas, o explicaciones) que son distintas y opuestas, las cuales, no pueden ni aceptarse, ni rechazarse plenamente.
Por ejemplo, en Física la luz se convirtió en un problema teórico que se manifestó con la explicación del
comportamiento de ésta tanto como onda, como partícula.
Los problemas suelen expresarse a través de una pregunta, pero no todas las preguntas son un problema. Si
alguien le pregunto la hora, la pregunta no plantea ningún problema, sólo se requiere cierta información. En
cambio, si planteo un problema cosmológico a través de la pregunta “¿qué es el tiempo?”, ahí sí tenemos un
problema propiamente, pues el tiempo puede ser tanto una medida como una propiedad misma de la materia.
En fin, lo cierto es que los problemas pueden ser subjetivos, si son problemas personales, u objetivos, si lo que se
tiene que resolver no es un asunto de la vida propia de un individuo. También se suele distinguir a los problemas
como teóricos o prácticos, en función de si lo que plantean tiene o no una aplicación tecnológica y/o social o
simplemente una solución cognitiva dentro de una teoría. La filosofía, según Ferrater Mora, respondería a
problemas teóricos. Aunque debemos de considerar que tal vez la Ética, como disciplina filosófica, plantearía
problemas prácticos también. Igualmente, podemos decir que no todos los planteamientos filosóficos son
objetivos. La reflexión existencialista también implica problemas subjetivos. En consecuencia, la filosofía se mete
con todo tipo de problemas: teóricos, prácticos, objetivos y subjetivos.
Detrás de todo problema concreto se puede encontrar un problema filosófico. Tras un problema matemático
podemos preguntarnos sobre la esencia de los números, si representan la realidad o no. Detrás de un problema
emocional podemos preguntarnos qué es una emoción y qué sentido tiene la vida. Los problemas filosóficos son
los más generales, profundos y son altamente significativos para el sujeto.
Se suele afirmar que la filosofía se dedica a plantear problemas. Henrí Bergson comentó que en filosofía un
problema bien planteado es un problema bien resuelto. Eso se complementa con la idea de Ludwig Wittgenstein
de que, si algo se puede plantear en una pregunta, ésta debe de tener una respuesta (si no, se debe a un mal
manejo del lenguaje que crea un pseudo-problema). Al respecto dice Héctor Rogel: “La Filosofía es una terrible
preguntona; interroga siempre y jamás se cansa. Y nos plantea los interrogantes supremos de la vida humana:
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi destino final?” Según el filósofo alemán Emanuel Kant, las grandes
interrogantes de la Filosofía se podían resumir en las siguientes preguntas: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo de
hacer?, ¿qué puedo esperar?, ¿qué es el hombre?
Los filósofos regularmente se dedican a coleccionar problemas. Emile Brehier, hace énfasis en que los pensadores
más importantes en la filosofía son los que hacen cambiar la posición de un problema, o bien, trazan las
perspectivas de su solución.

La tendencia filosófica.
La filosofía ha surgido gracias a la curiosidad humana. Buscar la respuesta a preguntas inquietantes acerca de la
verdad, el ser, la existencia auténtica, el Absoluto, la Trascendencia del espíritu, el bien y el mal, es hacer filosofía.
La tendencia a investigar, a conocer el sentido último de las cosas, ha existido en el hombre a
lo largo de la historia.
La filosofía estudia las causas supremas y es también un conocimiento científico, debe seguir
El rigor de la ciencia. Plantear estos problemas es la primera labor de la filosofía.

2.- Los problemas referentes al conocimiento.


Es un debate gnoseológico que acapara la atención de la mayoría de los filósofos a lo largo de la historia. Las
posiciones son múltiples, desde el dogmatismo al escepticismo, desde el realismo al idealismo, desde el empirismo
al racionalismo… El principal problema que plantea la gnoseología o epistemología es el de la prioridad de los
sentidos o la razón en el origen y adquisición del conocimiento. También la defensa
o rechazo de la existencia de ideas innatas o principios a priori del conocer. Uno de
los principios en los que descansa la filosofía del conocimiento es el llamado principio de causalidad. La crítica que
Hume realiza a este principio le convierten en uno de los pensadores más importantes de cualquier curso de
filosofía.
Se trata de determinar la validez del conocimiento. ¿En qué condiciones es verdadero?,
¿Cuándo alcanzamos efectivamente la verdad?, ¿Hasta dónde alcanzan y se limitan nuestras facultades
cognoscitivas?
La importancia de este problema resalta desde el momento en que se ofrecen varias soluciones a una misma
pregunta.
El hecho de que cada uno tenga su propia respuesta, y en ocasiones, completamente opuesta
A la de otros, no deja de ser inquietante, para el que pretende profundizar en la realidad.
Ha habido cinco principales soluciones al problema del conocimiento: el escepticismo, el empirismo, el
racionalismo, el idealismo y el realismo.
El escepticismo niega validez a todo conocimiento; lo mejor es dudar.
El empirismo sólo concede capacidad cognoscitiva a las facultades sensibles; o mejor
dicho, un conocimiento es válido solamente cuando está apoyado en alguna experiencia
sensible.
El racionalismo, por el contrario, pretende que los sentidos engañan, y que la necesidad y la
universalidad del conocimiento científico sólo se consiguen por medio de las facultades intelectuales.
El idealismo por su parte, niega que podamos llegar a conocer a las cosas independientes del sujeto cognoscente;
sólo captamos nuestras propias ideas.
El realismo, por último, sostiene que sí tenemos conocimientos válidos, alcanzados por los sentidos y la
inteligencia, y que alcanzan a la misma realidad, la cual es independiente del sujeto que conoce.

3.- El problema del ser.


Éste es el problema central de la metafísica, y se trata de preguntar acerca del ser, en qué consiste ser (como
verbo).
Desde el principio ha y que saber: en qué consiste ese acto de ser, qué es ser.
A partir de allí, surgen los problemas colindantes, como: qué es existir, qué es una esencia, cuál es la esencia de la
realidad.
La Metafísica ha sido el centro de las preocupaciones de los filósofos; pero también ha sido el centro de los
ataques contra la Filosofía. (Existencialismo)
Se refiere a cuestiones de orden ontológico y metafísico que plantean la existencia de una sustancia o ser de las
cosas, más allá de su apariencia variable y efímera. También, con el desarrollo de la filosofía cristiana, atañe a la
diferencia ontológica entre los seres creados -con el hombre como protagonista esencial- y un supuesto Ser
Creador o Dios. Estas cuestiones se discuten principalmente en la Antigüedad -Platón y Aristóteles- y en la Edad
Media -Agustín, Tomás de Aquino-, pero también aparecen sintomáticamente en los racionalistas modernos como
Descartes. La crítica de estas ideas florece con diferentes parámetros en autores como Hume, Nietzsche, Marx o
Wittgenstein.

4.- El problema del absoluto


Se trata del problema de la existencia y la esencia de Dios. Todos los filósofos han tratado el tema. Hasta los ateos
han tenido que fundamentar o explicar el motivo de su negativa.
Por ahora, lo importante es darse cuenta de que este problema se estudia en filosofía, independientemente dela
religión que se profese.
Las soluciones que dan los filósofos se mantienen en el plano de las facultades naturales del hombre,
preferentemente en un nivel racional.
La fe y la Revelación se asumen posteriormente, como fundamentos de la Teología.
El problema de Dios es una cuestión que aborda la teología –metafísica- y que afecta, principalmente, al periodo
de la filosofía medieval, con sus argumentos sobre la existencia de un Ser superior y sus diferencias ontológicas
con el resto de los seres creados. También vigente en el racionalismo moderno o de forma crítica en autores como
Kant, Hume, Nietzsche o Marx.

5.- La existencia auténtica del hombre.


Cuestiones de índole antropológica con implicaciones metafísicas, gnoseológicas y éticas. Sobre el hombre hay
referencias a sus principales rasgos, a la libertad como atributo esencial -San Agustín-, al dualismo alma y cuerpo -
Platón, Aristóteles, San Agustín, Descartes… y al supuesto de la inmortalidad del alma -Platón, Aristóteles, Tomás…
También con posiciones críticas de diverso talante -Hume, Kant, Nietzsche- y
presente con innumerables matices en todas las épocas.
En la actualidad ha tomado auge el existencialismo, cuyo tema central es la elucidación de las características de la
existencia auténtica del hombre.
Se trata del problema más humano que pueda afectar a cada uno; de su resolución depende la tónica de la vida a
seguir.
¿Es la libertad lo esencial para la vida humana?
¿Son, acaso, los valores morales lo más importante?
¿En qué consiste la autenticidad?,
¿Cómo se degrada el nivel humano de existencia auténtica?,
¿Cómo deben llevarse a cabo la interrelación y comunicación humanas?
Tales son las principales cuestiones que se pretenden resolver en dicha corriente.

6.- El problema de la constitución y evolución del universo.


El problema del tiempo y del espacio, de la evolución y de la esencia de la materia, constituyen uno de los temas
centrales en las obras e investigaciones de los físicos modernos.
Generalmente son los científicos los que se han dedicado a penetrar filosóficamente en dichos asuntos.
Lo importante es aclarar, que en el momento en que alguien trata de fundamentar los Conocimientos en cuanto
tales, en su propio ramo, en ese momento está haciendo filosofía.
La Cosmología es la rama filosófica que trata dichos asuntos, y fue una de las primeras que se cultivaron entre los
griegos.

7.- Los problemas de la Lógica, La Ética y la Estética.


El tema típico de la Lógica es el orden de los conceptos.
A ella corresponde dictaminar acerca de las estructuras mentales, los procesos correctos, el raciocinio, las leyes de
todo pensamiento bien estructurado, como el de las definiciones, las divisiones, las categorizaciones, la conversión
de proposiciones, las inferencias inmediatas a base de oposiciones, etc.
A la Ética le corresponde trata r las cuestiones acerca del bien y del mal.
Su importancia deriva del papel rector que dicha ciencia adquiere en la mente de quien la
Escudriña y llega a soluciones fundamentales.
Junto con ese problema se conectan el de la obligación en armonía con la libertad, el de las categorías de valores,
el de las virtudes, el de la autonomía en correlación con la heteronomía, etc. Un problema que estudia la ética.
Imprescindible en cualquier periodo: la búsqueda de una guía para la conducta con los valores necesarios. También
el siempre espinoso problema del relativismo u objetivismo de los mismos, desde los mismísimos sofistas. Algunos
temas de carácter ético tienen claramente un sentido antropológico, como por ejemplo el de la libertad o el
problema del mal –San Agustín- y la responsabilidad moral en nuestra intención -Kant-. Contra la moral tradicional
se alzan diferentes filósofos, criticando su carácter decadente -Nietzsche- o ideológico -Marx-.
Es la Estética a la que le corresponde el estudio del arte y la belleza, similarmente se consideran los problemas de
la actividad artística, la intuición estética, la proyección sentimental, las categorías estéticas, etc.

8.- Características de los problemas filosóficos por su origen:


La filosofía se basa en una actitud innata de hombre, en una tendencia que pertenece a su naturaleza, y por la cual
se lanza a la búsqueda de soluciones a los problemas que lo afectan.
Esta tendencia hacia la verdad, ese ímpetu de conquistar lo desconocido, la búsqueda de un más allá que da
sentido a la vida es el origen a priori de la Filosofía.
Se puede negar la Metafísica como ciencia
tal es la tesis kantiana-pero no se puede negar la tendencia humana para hacer Metafísica.
El mismo Kant aceptó dicha tendencia.
En consecuencia, el origen de la Filosofía debe buscarse en algo a priori, en algo que caracteriza al hombre en su
misma esencia: la tendencia a la búsqueda de lo a temático dentro de lo temático, de lo implícito dentro de lo
explicito, del fundamento dentro de las tesis científicas.
Por otro lado, a posteriori, se puede observar que todo sistema filosófico ha tenido su origen a partir de una
intuición general, que sirve como estructura del resto de las tesis de ese autor.
Esa intuición filosófica es donadora de sentido, es universal, es integral, y logra, con su captación, la síntesis de
elementos, a primera vista, dispersos. (Platón, Kant, etc.)

9.- Características de los problemas filosóficos por su objeto.


En primer lugar, la Filosofía pretende una fundamentación suprema de todas las tesis que sustenta.
Filosofar consiste en profundizar hasta los cimientos o bases sobre las cuales se
edifica la estructura de las tesis afirmadas.
Esto es lo mismo que estudiar las causas supremas. Y no sólo en profundidad, sino también en extensión, la
Filosofía quiere abarcar todo cuanto existe, todo ente.
Así es cómo la Metafísica, núcleo de la Filosofía, tiene como objeto el ser. Que la Filosofía abarca todo
absolutamente, quiere decir que alcanza un nivel trascendental y traspasa los niveles categoriales y particulares.
Y por último, la Filosofía es un saber plenamente humano, en el sentido de que penetra justamente en los temas y
cuestiones que afectan íntimamente la vida personal de cada hombre.
Así, por ejemplo, la Filosofía es la que trata los temas existenciales, como la libertad, el amor, la intercomunicación
personal, la fidelidad, la obligación, el bien y el mal, el fin supremo y la felicidad.
De este modo, al mismo tiempo que llena los requisitos de una ciencia en cuanto al rigor y orden que de ella se
exige, así también llena los temas propios de un estudio propiamente humanístico.
La filosofía es, pues, una síntesis equilibrada del saber humano.

10.- Características de los problemas filosóficos en cuanto a su resolución:


La filosofía, en cuanto a la resolución de sus problemas, sigue un método eminentemente racional.
Lo cual no significa que se desechen los datos empíricos, pues, al contrario, éstos constituyen, precisa mente, el
material sobre el cual la inteligencia profundiza y encuentra su causa o razón.
El método filosófico es, pues, un uso equilibrado de experiencia sensible y razón, es experimental-racional.
Y por fin, la Filosofía es desinteresada, en cuanto que el propio conocimiento de sus tesis, problemas y soluciones
proporciona, por si mismo, una plena satisfacción al intelecto que los contempla.
La filosofía constituye, por sí misma un objeto valioso, a l cual tiende la inteligencia como finalidad plena.
Obtenerla, contemplarla y saciarse en ella es una misma cosa.
Lo cual no es obstáculo para que, posteriormente, en una actitud práctica, sea posible obtener aplicaciones,
utilizaciones y derivaciones, sea para fundamentar otras ciencias, sea para regir y ordenar la propia vida.

Bibliografía
GUTIERREZ Sáenz, Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas.
Ed. Esfinge. México 2007 PP .221

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