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LOS PROBLEMAS FILOSÓFICOS

Entendida la Filosofía en sentido amplio, como idéntica a la Ciencia, los problemas con
que tiene que enfrentarse son tantos y tan variados como la misma realidad. Si nuestra
inteligencia intuyera directamente las esencias de las cosas, la realidad no tendría
secretos para nosotros. Conocer las cosas equivaldría a entenderlas. Pero nuestro
conocimiento comienza por los sentidos, y sigue un proceso en el cual predomina lo
racional sobre lo intuitivo. De aquí la dificultad de aprehender las esencias de las cosas.
Dificultad que se acrecienta cuanto más elevados son los seres por encima de lo que
pueden percibir directamente nuestros sentidos
Pero la misión de la Filosofía no se limita a plantear problemas ni a acumular preguntas
sobre la realidad de las cosas, sino que aspira a darles respuesta valiéndose de todos sus
medios de investigación. Pobre y desairado seria su papel si, como pretenden algunas
tendencias modernas, solamente le correspondiera trazar una especie de mapa o
programa, incesantemente renovado, de la problemática vigente en cada momento
histórico. La Historia nos dice todo lo contrario. Muchos son ciertamente los problemas
que todavía quedan por resolver. Pero muchos son también los que han sido
suficientemente contestados por la inteligencia humana. Gracias a Dios, no puede decirse
que haya sido estéril el esfuerzo de tantos siglos de Filosofía. Los problemas filosóficos
son tantos cuantas son las preguntas que puede formular nuestra inteligencia frente a la
realidad. Pero todos pueden reducirse a tres grandes temas, correspondientes a los tres
grandes sectores de seres: Dios, el mundo y el hombre. Esta consideración amplísima se
descompone en infinitos problemas particulares, a los que tratan de dar respuesta las
distintas partes de la Filosofía. Problemas ontológicos, que surgen de la consideración del
mismo ser. Problemas físicos o cosmológicos, que presentan una gama de innumerables
cuestiones acerca de la naturaleza y propiedades de los seres del mundo material.
Problemas biológicos, que abarcan las infinitas preguntas que pueden proponerse sobre
la naturaleza de los seres vivientes en su extraordinaria variedad. Problemas
antropológicos, centrados en torno a las múltiples modalidades que presenta la naturaleza
y la actividad del hombre. Problemas psicológicos, que afrontan la esencia y acciones del
alma humana. Problemas gnoseológicos, sobre la esencia, el funcionamiento y el valor de
nuestros medios cognoscitivos. Problemas morales, sobre la naturaleza de las acciones
humanas, en orden a conseguir la perfección propia del hombre. Problemas religiosos,
acerca de las relaciones del hombre con Dios. Problemas sociales, jurídicos, políticos,
estéticos, matemáticos, etc. Y en un orden trascendente, problemas teológicos, que
surgen de la necesidad de buscar una explicación de la existencia de un Universo
compuesto por seres múltiples, mudables y contingentes, remontándose a la existencia de
una Causa suprema, primera y última de todas las cosas.
Podemos también centrar los problemas filosóficos en torno a las cuestiones que plantean
el ser, el conocer y el obrar. En el problema del ser entran los que corresponden a la
Filosofía primera, que de todos los seres reales abstrae el concepto comunísimo de ser,
considerado en cuanto ser. Los de la Teología, que estudia a Dios, Ser supremo,
simplicísimo y trascendente, causa y razón última de todos los seres. Y todos los de las
restantes ciencias particulares, que se esfuerzan por dar respuesta a las innumerables
cuestiones que plantean la naturaleza y las propiedades esenciales y accidentales de las
cosas. El problema del conocer tiene un campo más limitado, reduciéndose al estudio del
conocimiento, bien sea considerado como acto vital (Psicología), o en cuanto al recto
funcionamiento de nuestra razón en la ordenación de los conceptos (Lógica), o
considerando su valor objetivo y su alcance bajo el aspecto de la verdad (Crítica). En el
problema del obrar entran todas las cuestiones pertenecientes a la Ética, que estudia las
acciones humanas bajo su modalidad de buenas o malas, esto es, en cuanto que
conducen o apartan al hombre de su perfección, mediante la consecución de su último fin.
Las de la Política, que considera al hombre constituido en sociedad, en sus relaciones con
sus semejantes. Y las de la Religión, que se reduce a la Moral como parte de la virtud de
la justicia, y que investiga los deberes que resultan en el hombre de sus relaciones para
con Dios. No es necesario advertir que estas clasificaciones excesivamente generales de
los problemas filosóficos se desdoblan en otros innumerables problemas particulares
dentro de cada rama de la ciencia. Por ejemplo, a la Filosofía primera le corresponde
elaborar el concepto generalísimo de ser en común, abstrayéndolo de todos los seres
reales particulares, formular sus propiedades trascendentales, las nociones del acto y
potencia, esencia y existencia, sustancia y accidentes, la catalogación de los seres en
categorías. las nociones de causa y efecto, de analogía, los primeros principios del ser y
del saber, etc. La Teología tiene que determinar el concepto de Dios, demostrar su
existencia, estudiar en qué consiste su esencia, sus atributos, su causalidad sobre el
mundo, etc. Y cosa semejante sucede con todas las demás ramas de la ciencia. Pero no
todos los problemas filosóficos han surgido simultáneamente ni todos han interesado por
igual en todas las épocas ni a todos los filósofos. Uno de los caracteres distintivos de las
épocas filosóficas es precisamente el predominio de algún problema particular en el cual
se fija de manera preferente la atención. En el neoplatonismo y en la escolástica medieval
prepondera el problema de Dios; en el siglo XIX, los temas de ciencias naturales; en
nuestro tiempo, los problemas del hombre, individuales y sociales, No obstante, es tan
estrecha la conexión que existe entre todas las partes de la Filosofía, que la actitud que
se adopte ante uno cualquiera de sus problemas fundamentales repercute decisivamente
en todos los demás. Una actitud realista ante el problema del ser se reflejará
necesariamente en las soluciones propuestas a los problemas del conocimiento, de la
naturaleza y de la moral. Y lo mismo sucede si se toma por punto de partida una actitud
idealista o empirista. Las oscilaciones que a lo largo de los siglos apreciamos en el
concepto de Filosofía provienen fundamentalmente del predominio de alguna de sus
partes o funciones sobre las restantes. Predominio que suele ir acompañado de un
sentimiento de escepticismo, cuando no de desprecio hacia las demás. Las filosofías de
tendencia idealista o racionalista dan mayor importancia a las partes teóricas y
abandonan las experimentales y prácticas. Buscan lo abstracto, lo absoluto, lo necesario
e inmutable, y descuidan lo concreto, lo móvil y lo contingente. Por el contrario, las
corrientes de signo empirista dan preferencia a las partes experimentales y desdeñan o
relegan a segundo término las teóricas. Es el resultado de la carencia de un sentido
integral, equilibrado y jerárquico del ser y del saber, con lo cual se desorbita alguna parte
con detrimento del conjunto, desconcertando radicalmente la armonía del edificio
científico.
A continuación, se realiza una mención más pormenorizada (aunque muy general) sobre
algunos problemas de la filosofía:
1. EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y DEL SER. Se refiere a cuestiones de orden
ontológico y metafísico que plantean la existencia de una sustancia o ser de las cosas,
más allá de su apariencia variable y efímera. También, con el desarrollo de la filosofía
cristiana, atañe a la diferencia ontológica entre los seres creados -con el hombre como
protagonista esencial- y un supuesto Ser Creador o Dios. Estas cuestiones se discuten
principalmente en la Antigüedad -Platón y Aristóteles- y en la Edad Media -Agustín,
Tomás de Aquino-, pero también aparecen sintomáticamente en los racionalistas
modernos como Descartes. La crítica de estas ideas florece con diferentes parámetros en
autores como Hume, Nietzsche, Marx o Wittgenstein.
2. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. Es un debate gnoseológico que acapara la
atención de la mayoría de los filósofos a lo largo de la historia. Las posiciones son
múltiples, desde el dogmatismo al escepticismo, desde el realismo al idealismo, desde el
empirismo al racionalismo… El principal problema que plantea la gnoseología o
epistemología es el de la prioridad de los sentidos o la razón en el origen y adquisición del
conocimiento. También la defensa o rechazo de la existencia de ideas innatas o principios
a priori del conocer. Uno de los principios en los que descansa la filosofía del
conocimiento es el llamado principio de causalidad.
3. EL PROBLEMA DEL HOMBRE. Cuestiones de índole antropológica con implicaciones
metafísicas, gnoseológicas y éticas. Sobre el hombre hay referencias a sus principales
rasgos, a la libertad como atributo esencial -San Agustín-, al dualismo alma y cuerpo -
Platón, Aristóteles, San Agustín, Descartes… y al supuesto de la inmortalidad del alma -
Platón, Aristóteles, Tomás… También con posiciones críticas de diverso talante -Hume,
Kant, Nietzsche- y presente con innumerables matices en todas las épocas.
4. EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO DE LA MORALIDAD. Un problema que estudia
la ética. Imprescindible en cualquier periodo: la búsqueda de una guía para
la conducta con los valores necesarios. También el siempre espinoso problema del
relativismo u objetivismo de los mismos, desde los mismísimos sofistas. Algunos temas
de carácter ético tienen claramente un sentido antropológico, como por ejemplo el de la
libertad o el problema del mal –San Agustín- y la responsabilidad moral en nuestra
intención -Kant-. Contra la moral tradicional se alzan diferentes filósofos, criticando su
carácter decadente -Nietzsche- o ideológico -Marx-.
A su vez la Ética presenta – aborda diversos problemas:
a) El Problema de la Diversidad de Sistemas Morales. Este se da debido al
pluralismo que existe en las tendencias frente a un mismo acto, esto es que, para
cuando algunas personas un acto es lo correcto, para otros es inmoral, por
ejemplo el divorcio, el aborto, la eutanasia, etc. O sea, la pregunta que
normalmente se hace una persona que rige su conducta en base a las normas
morales es ¿cuál es el criterio para escoger una norma o la contraria?
b) El Problema de la Libertad Humana. La libertad humana no es del todo real, ya
que todo individuo está de cierta forma condicionado por una sociedad en la cual
toda persona actúa bajo una presión social, cultural o laboral; aunque
considerando a la ética y la moral, permite conservar una conciencia, misma que
permite a una persona actuar en base a un criterio propio. El problema está en la
incompatibilidad de la libertad humana y las normas morales, o sea en el ser y el
deber ser.
c) El Problema de los Valores. De este problema surgen numerosos
cuestionamientos pero el problema radica principalmente en la objetividad y
subjetividad de los valores, o sea, que existen cuestionamientos sobre si ¿los
valores son objetivos?, ¿los valores existen fuera de la mente de tal manera que
todo hombre deba acatar los valores ya definidos?, o si los valores son subjetivos
porque ¿dependen de la mentalidad de cada sujeto?. También existe otro aspecto,
su conocimiento, ¿cómo podemos conocer los valores? y en sí ¿cuál es su
esencia?
d) El Problema del Fin y los Medios. Muchos sostienen la importancia del fin de tal
modo que cualquier medio es bueno si se ejecuta para obtener un fin bueno, esto
se conoce como la tesis maquiavélica "El fin justifica los medios", pero con esto lo
único que ocurre es que se sobre valoran las "buenas intenciones " de un acto,
que es parte del interior del ser y se descuida el aspecto externo del acto
(intenciones y finalidades). Con esto quiero decir que "El fin jamás va a justificar
los medios".
e) El Problema de la Obligación Moral. Esto está íntimamente ligado con el tema de
los valores ya que normalmente se dice que lo que se hace por obligación, pierde
todo mérito , en cambio, cuando se realiza por propio convencimiento, adquiere
valor moral. Con esto se da a entender que la obligación moral le quita al hombre
la única posibilidad de ser el mismo, de acuerdo con su propia moralidad y con su
propio criterio. Pero hay que aclarar también que una cosa es la obligación
entendida como corrección externa y otra como la obligación basada en la presión
interna que ejercen los valores en la conciencia de una persona.

5. EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO POLÍTICO DE LA SOCIEDAD: se trata de


cuestiones sobre teoría política. Incluyen análisis sobre la naturaleza o convencionalidad
de la sociedad, de su estructura u organización para la convivencia -reparto de funciones,
defensa o rechazo de la propiedad privada…, de los sistemas o regímenes de gobierno,
del enfrentamiento entre el individuo y el Estado, del ejercicio del poder y su legitimación,
de los ideales utópicos en algunos autores… Principalmente desde Platón hasta la
Ilustración las posiciones son dispares y conviene tener referencias de todas las épocas,
pues no es un tema baladí. En cualquier caso, los textos seleccionados en nuestra
Comunidad de Madrid que se centran en estas ideas corresponden a Aristóteles,
Rousseau y Marx.

A continuación, se muestra algunos “otros” posibles problemas que fueron/son abordados


en la filosofía

ZENÓN DE ELEA
Nacimiento: 490 a.C.en Elea Velia Muerte: 430 a.C.
Filósofo griego, nacido en Elea, ciudad jonia del sur de Italia, cerca de la actual Salerno,
probablemente entre el 490 y el 480 a.C. Discípulo de Parménides, y según el texto
platónico su «favorito», siendo éste ya anciano y teniendo él unos cuarenta años, le
acompañó a Atenas durante las Grandes Panateneas (ver cita). Ha pasado a la historia
del pensamiento como el defensor de las ideas de Parménides contra los ataques de
los pluralistas y el divulgador de su filosofía, aduciendo argumentos conocidos
como paradojas de Zenón, que, desde el punto de vista lógico, suponen la prueba de
una hipótesis por reducción al absurdo; ésta es la razón por la que en ocasiones, se le
considera iniciador de la dialéctica. Con estos argumentos «refuta a quienes afirman la
multiplicidad» (tanto si es infinitamente divisible como si no) y defiende, por lo mismo, que
«todo es uno» Estos argumentos contra la multiplicidad son propiamente argumentos
contra la divisibilidad del espacio y el tiempo, y los nombres con que se conocen los
principales (se le atribuyen unos cuarenta logoi, o argumentos) son: «Aquiles y la
tortuga», la paradoja de «la dicotomía», «la flecha», «el estadio» y la paradoja de «la
pluralidad». Las dos primeras paradojas argumentan desde el absurdo de suponer que el
espacio -una línea o una distancia- pueda ser infinitamente divisible; las dos siguientes
argumentan desde el supuesto, que se manifiesta absurdo, de que tiempo o espacio se
compongan de elementos indivisibles; la quinta y última paradoja rechaza el absurdo de
suponer que tiempo o espacio se componen de cantidades, extensas o inextensas.
DICOTOMÍA
Los males de Aquiles son peores de lo previsto, si se tiene en cuenta que, por la paradoja
de la dicotomía, en realidad ni tan sólo puede moverse (Aristóteles, Física, VI, 9, 239b 9)
o, en el mejor de los casos, no es capaz siquiera de competir consigo mismo en el
estadio.
Para llegar, partiendo de un punto inicial (A) a otro punto determinado (C), Aquiles o
cualquier cuerpo en movimiento, ha de atravesar antes el punto medio del espacio
existente (B). Para llegar a esta mitad de camino, ha de pasar antes por el punto medio de
dicha distancia (B; y para llegar a esta nueva mitad de camino del anterior, ha de llegar
también al punto medio de esta distancia (B'; y así indefinidamente, por lo que no es
posible que Aquiles, o cualquier cuerpo en movimiento, en realidad se mueva.

APORÍA DE LA FLECHA
El argumento puede resumirse así: Un cuerpo está en reposo cuando ocupa un lugar
igual a sus propias dimensiones. En cada momento de su vuelo una flecha disparada
ocupa un lugar idéntico a sus propias dimensiones. En consecuencia, la flecha se halla en
reposo en cada momento de su vuelo.
Esta aporía se dirige contra los pitagóricos que pensaban que el espacio estaba
compuesto de unidades indivisibles e iguales de tamaño infinitesimal. De modo que el
movimiento de la flecha consistiría en ir avanzando de unidad en unidad, recorriendo
todas las que hay desde el principio hasta el final de su vuelo. Notemos que aquí también
la concepción del espacio como un conjunto de unidades infinitesimales conlleva pensar
el tiempo como un conjunto de instantes de duración mínima.
Zenón intenta demostrar con su aporía que esa manera de concebir el espacio es
inconsistente, porque da lugar al absurdo de tener que pensar que algo que se halla en
movimiento está a la vez en reposo.

SIMONE DE BEAUVOIR (1908 – 1986)


Fue una escritora, profesora y filósofa francesa defensora de los derechos humanos y
feminista. Escribió novelas, ensayos, biografías y monográficos sobre temas políticos,
sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca en la corriente filosófica del
existencialismo y su obra El segundo sexo, se considera fundamental en la historia del
feminismo. Fue pareja del también filósofo Jean Paul Sartre.
‘El segundo sexo’ (Le Deuxième Sexe) es un libro escrito en 1949 por Simone de
Beauvoir. Fue un rotundo éxito de ventas. ‘El segundo sexo’ no sólo ha nutrido a todo el
feminismo que se ha hecho en la segunda mitad del siglo, sino que es el ensayo feminista
más importante de la centuria. El libro explica como muchas de las características que
presentan las mujeres (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje o sumisa, obediente,
cariñosa, etc.), no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y
socializadas. Un constructo social. La frase que resume esta teoría es muy célebre: “No
se nace mujer: llega una a serlo”.
El problema de la mujer no es un problema aislado y no se puede entender sin hacer
partícipe al hombre en la problemática.
Redundando, en “El segundo sexo” se platea un nuevo interrogante filosófico: ¿qué es
una mujer?
Si su función de hembra no basta para definir a la mujer, si también rechazamos
explicarlo por "el eterno femenino" y si, a pesar de ello, admitimos que, aunque sea de
modo provisional, hay mujeres sobre la tierra, no tenemos más remedio que
preguntarnos: ¿qué es una mujer? (El segundo sexo, 1949)
A esta pregunta, la filósofa francesa añade otras: "¿Cómo puede realizarse un ser
humano dentro de la condición femenina? ¿Cuáles conducen a callejones sin salida?
¿Cómo recuperar la independencia en el seno de la dependencia? ¿Qué circunstancias
limitan la libertad de la mujer? ¿Y ella, las puede superar?"
Beauvoir formula esta pregunta porque para ella la "feminidad" no es una cualidad que
caracterice a las mujeres de manera natural. Entiende la feminidad como un mito forjado
a lo largo del tiempo ... Afirma que ser mujer, con todo lo que ello implica desde el punto
de vista tradicional (pasividad, dependencia, emotividad, etc.) no es algo natural, sino el
resultado de un complejo proceso de aprendizaje que empieza desde los primeros
momentos de la vida de los individuos. "No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino
biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la
hembra humana: el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el
macho y el castrado que se suele calificar de femenino."

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