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Tópicos Selectos de Derecho Constitucional

Víctor Manuel Vázquez Durán

CASO SOSA VS ALVAREZ MACHAIN.

El caso que nos ocupa, involucró diversos dispositivos legales entre los que
encontramos el Alien Tort Statute (ATS), así como la ley federal de reclamos de agravio,
en el cual un agente especial de la Administración Antidrogas de Estado Unidos (DEA) de
nombre Enrique Camarena, fue secuestrado y asesinado por un cartel de droga mexicano en
el año 1985.

Luego de realizar una investigación, la DEA concluyó que Humberto Álvarez-


Machain tuvo una participación en dicho asesinato, utilizando sus conocimientos técnicos y
científicos como médico, para prolongar la vida de Camarena y poder continuar con su
tortura e interrogatorios, por lo que un tribunal federal de distrito emitió una orden de
arresto en su contra, tratando de buscar la extradición mediante procedimientos informales,
sin embargo, no se logró influir en el ánimo del gobierno mexicano para proceder a la
extradición de este personaje.

Ante la mencionada negativa, la DEA contrató de manera extrajudicial a personas


en México para capturar a Álvarez-Machain, pagando $20,000 dólares -dinero que salió de
las arcas de la propia DEA- a cada uno de ellos, a fin de privarlo de manera ilegal de su
libertad y trasladarlo a los Estados Unidos, lo que implicó detención ilegal con fines de
procesamiento judicial, por lo que los tribunales de primera y segunda instancia decretaron
la ilegalidad de dicha detención por lo que no procedía su procesamiento, siendo la Corte
Suprema la que determinó en última instancia que el gobierno efectivamente podía juzgar a
una persona que había sido sustraída por la fuerza y a todas luces ilegalmente.
Álvarez-Machain presentó una serie de litigios demandando una indemnización por
la responsabilidad civil de quienes actuaron en su contra, bajo la Ley Federal de
Reclamaciones por Agravios (FTCA). El gobierno argumentó que la FTCA aplica
únicamente a las denuncias derivadas de acciones que tuvieron lugar en Estados Unidos, y
advirtiendo que el arresto de Álvarez-Machain tuvo lugar en territorio mexicano, no
resultaba aplicable el contenido de dicho dispositivo legal.

El tribunal además determinó que José Francisco Sosa, uno de los ciudadanos
mexicanos que participaron en la privación ilegal de la libertad de Álvarez-Machain, violó
el derecho internacional y en ese caso sí procedía juzgarlo atendiendo el contenido del
ATS, sin embargo el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito anuló dicha decisión
dictaminando que la DEA no podía autorizar el arresto de un ciudadano extranjero en otro
país, es decir, en las circunstancias en que sucedieron los hechos, y por ello, era
responsable.

La Corte Suprema debía decidir si el ATS permite que los particulares entablen
demandas contra ciudadanos extranjeros por delitos cometidos en otros países en violación
al derecho internacional, y si una persona puede entablar una demanda en virtud de la Ley
Federal, votando finalmente por unanimidad a favor de Sosa, estableciendo que la intención
del AS era otorgar a los tribunales jurisdicción sobre violaciones aceptadas por el mundo
civilizado y definidas con una especificidad comparable a las características de los
paradigmas del siglo XVIII (piratería, embajadores y salvoconductos), y como los agravios
de Álvarez-Machain no entraban en ninguna de dichas categorías. Sin embargo, el
argumento más sorprendente es que como el arresto tuvo lugar fuera de Estados Unidos,

consecuentemente, estaba exento de la ley. 😐

Cabe destacar que a este proceso comparecieron tanto el gobierno de México como
el de Canadá, mediante la figura del amicus curiae,

El ATS no prescribe derecho sustantivo alguno, ya que no requiere que los


tribunales reconozcan ningún agravio que infrinja los derechos individuales previstos por el
derecho internacional, sino que el conjunto de agravios justiciables se limita a aquellos
definidos como normas prohibidas por el derecho internacional.

Así la Corte estableció un marco flexible para determinar qué agravios constituyen
causas de acción bajo el ATS, siendo cuatro los principios torales: universalidad,
obligatoriedad, especificidad y consideraciones prudenciales.

Por lo que hace al primero, establece que debe ser una norma reconocida
universalmente por el derecho de gentes como una norma prohibida para que sea
procesable. Lo interesante en este aspecto, es que se estableció que dicho reconocimiento
puede ser tanto explícito -a través del texto convencional-, como implícito -a través de su
práctica consuetudinaria-.

Respecto a la obligatoriedad, se estableció que la norma prohibitiva debe ser


vinculante y a riesgo de redundar, de carácter obligatorio, y no meramente exhortativa, para
que pueda considerarse procesable.

Por lo que hace a la especificidad, se dijo que se requieren causas de derecho


similares a las que dieron origen a la norma en aplicación como en el caso es la ATS, es
decir, causas como piratería, agravios contra embajadores extranjeros y violaciones del
paso seguro. Así, el derecho internacional debe proporcionar a los tribunales una regla de
decisión detallada para que la causa de acción sea justiciable.

Respecto a las consideraciones prudenciales, se refiere a si los factores prudenciales


pesan a favor de la injustificabilidad del hecho. Factores como política pública,
separaciones de poderes, cuestiones políticas, reticencia de los tribunales nacionales para
dirigir las relaciones exteriores, y restricción judicial en la legislación del nuevo derecho
consuetudinario.

El presente caso es muestra de varias cuestiones que son de destacarse, aunque


jurídicamente lo más trascendente a juicio del que suscribe es el sentido de la resolución, o
más bien, la interpretación tan increíble que realizó la Corte Suprema, sin embargo esta
resolución se concatena con otro tema, el cual es la injerencia que puede haber aún en estos
días del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial, confirmando que la separación de poderes tal
cual fue planteada por Montesquieu, es actualmente en la mayoría de los casos una utopía.

Finalmente, cabe destacar también el argumento del Ministro Stevens en su voto


disidente -ya que la votación final fue 6-3-, quien dijo “tal como la Corte señala… en su
opinión, existen razones para suponer que el acusado participó en un crimen
particularmente brutal, en perjuicio de un agente judicial norteamericano. Este hecho si
fuera cierto, explicaría el gran interés del Poder Ejecutivo para procesar al reo en nuestros
tribunales. Empero esta aplicación no justifica de manera alguna desconocer y no aplicar la
Norma del Derecho que esta Suprema Corte debe acatar. Es por ello comprensible que el
deseo de venganza ejerce una especie de presión hidráulica… ante la que aún los principios
más sólidos del derecho oscilan, pero es precisamente en estos momentos cuando debemos
tener presente y guiarnos por nuestro deben de juzgar serena y desapasionadamente,
conforme a derecho, tal como lo comprendemos y consideramos debe aplicarse. Supongo
que muchos de los tribunales de nuestro llamado mundo civilizado se perturbarán al
conocer esta decisión tan monstruosa que la Corte anunciará el día de hoy”. Eso no dice
todo.

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