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Bogotá D.C.

, 27 de mayo de 2022

Doctor
JOSÉ ROBERTO SÁCHICA MÉNDEZ
Consejero Ponente Sección Tercera – Subsección A
Consejo de Estado
secgeneral@consejodeestado.gov.co
E. S. D.

Asunto: Acción de tutela Exp. No. 11001031500020220232100


Accionante: Sebastián Caballero Ortega
Accionados: Presidente de la República y el General Eduardo Enrique
Zapateiro Altamiranda, Comandante General de las Fuerzas
Militares

OSCAR MAURICIO CEBALLOS MARTÍNEZ, mayor de edad, domiciliado en Bogotá D.C.,


identificado con la cédula de ciudadanía 1.094.890.577 de Armenia y tarjeta profesional
196.431 del Consejo Superior de la Judicatura, en mi condición de apoderado judicial del
Departamento Administrativo de la Presidencia de la República y/o del señor Presidente de la
República, de conformidad con la delegación realizada mediante Resolución 0114 del 31 de
enero de 2022, de manera atenta, y dentro del término otorgado por el despacho, presento el
siguiente informe sobre los hechos y las pretensiones de la tutela admitida mediante Auto de
18 de mayo de 2022, notificado a la entidad el día 25 de mayo de 2022, en los siguientes
términos:

RESUMEN DE LOS HECHOS EN QUE SE FUNDAMENTA LA DEMANDA DE TUTELA:

1. El Accionante Sebastián Caballero Ortega instauró la presente Acción Constitucional de


Tutela en contra del presidente de la República y el General Eduardo Enrique Zapateiro
Altamiranda, Comandante General de las Fuerzas Militares, por la supuesta vulneración de
los Derechos Fundamentales a “elegir...participar en la participación política en igualdad de
condiciones…[y] a la democracia”.

2. Informa el Accionante que “El día 20 de abril de 2022 el Senador y candidato a la Presidencia
de la República, doctor Gustavo Petro Urrego, a través de su cuenta de Twitter
@petrogustavo, tuiteó lo siguiente…)”

3. Afirma que “Como reacción al mencionado tuit, el señor EDUARDO ENRIQUE ZAPATEIRO,
en abierta contradicción al artículo 127 de la Constitución Política, el 22 de abril de 2022
manifestó en su cuenta de Twitter @COMANDANTE_EJC, el siguiente hilo (…)”
4. Manifiesta que “Como consecuencia del pronunciamiento realizado por el General
Zapateiro- Comandante del Ejército Nacional, el señor Presidente de la República (quien
además es el comandante supremo de las Fuerza Pública), Iván Duque Márquez, el día 23
de abril de 2022, coadyuvó las afirmaciones que fueron dadas por su subordinado (el general
Zapateiro) en respuesta a una interpelación que realizó el Representante a la Cámara electo,
Duvalier Sánchez.”.

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5. Igualmente, señala que “frente a las intervenciones en política mencionadas en el hecho
anterior, el General Eduardo Enrique Zapateiro y el Presidente de la República (por
coadyuvarlo) están vulnerando mi derecho fundamental a elegir y a participar en la
contienda electoral en igualdad de condiciones que los otros candidatos inscritos, toda
vez que, a través las afirmaciones mencionadas por los accionados, se ha desfavorecido
única y exclusivamente a la fórmula Gustavo Petro- Francia Márquez; situación que
además violenta el principio más importante en el que está fundado el Estado
Colombiano: la democracia.”.

PRETENSIONES QUE BUSCA SE LE GARANTICEN AL ACCIONANTE:

Tutelar la vulneración de los Derechos Fundamentales a elegir, participar en la “participación


política en igualdad de condiciones”, y a la democracia. En consecuencia, solicita:

“1. Solicito respetuosamente a los Honorables Magistrados, que se les ORDENE a los
señores EDUARDO ENRIQUE ZAPATEIRO- COMANDANTE DEL EJÉRCITO
NACIONAL y a IVÁN DUQUE MÁRQUEZ- PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, que en lo
sucesivo se ABSTENGAN de realizar afirmaciones como las que dieron fundamento a
esta acción de tutela, tendientes a desfavorecer o a favorecer a cualquier candidato de
la presente contienda electoral a la Presidencia de la República: el primero hasta que su
retiro de las FFMM se haga efectivo y el segundo hasta que culmine su mandato el 7 de
agosto de 2022.

2. Solicito respetuosamente a los Honorables Magistrados, que le se le ORDENE al


señor EDUARDO ENRIQUE ZAPATEIRO- COMANDANTE DEL EJÉRCITO
NACIONAL, que ELIMINE todos y cada uno de los 6 tuits correspondientes al hilo
de Twitter que fue mencionado en los hechos de esta acción.

3. Solicito que se compulse copias a la Comisión de Investigación y Acusación de la


Cámara de Representantes para que investigue la presunta comisión del delito tipificado
en el artículo 422 del Código Penal por parte del señor Presidente de la República, Iván
Duque Márquez.

4. Solicito que se le compulse copias al señor EDUARDO ENRIQUE


ZAPATEIROCOMANDANTE DEL EJÉRCITO NACIONAL, a la FISCALÍA GENERAL DE
LA NACIÓN para que investigue la presunta comisión del delito tipificado en el artículo
422 del Código Penal, “intervención en política”.

5. Solicito que se compulse copias al señor EDUARDO ENRIQUE ZAPATEIRO-


COMANDANTE DEL EJÉRCITO NACIONAL, a la PROCURADURÍA GENERAL DE LA
NACIÓN, para que investigue la comisión de posibles faltas disciplinarias de acuerdo a
los hechos narrados en esta tutela.”

II. OPOSICIÓN A LA DEMANDA

La tutela presentada por Sebastián Caballero Ortega contra el Presidente de la República es


improcedente y sus pretensiones deben ser desestimadas por las razones que se exponen a
continuación y que serán desarrolladas más adelante en este documento:

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Incumplimiento de los requisitos de procedencia de la acción de tutela:

1. No cumple con el principio de subsidiariedad: El accionante aduce que el Presidente


de la República ha participado indebidamente en política, situación que constituye una
falta disciplinaria y una intromisión indebida en asuntos electorales. No obstante, la
calificación de esta presunta falta no le corresponde al juez de tutela sino al juez natural
del Presidente de la República, esto es, a la Cámara de Representantes. Según afirma
el accionante formuló denuncia ante dicha corporación, por lo tanto, corresponde a la
Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, pronunciarse
respecto a los reproches aquí ventilados.

2. No se acredita el perjuicio irremediable: El señor Caballero Ortega no demuestra la


urgencia, gravedad o inminencia de un daño que lo habilite para presentar la tutela.

3. Los hechos que dan lugar a la acción de tutela son actos de carácter general,
impersonal y abstracto que no están dirigidos a una persona en particular.

Causales para la negación de las pretensiones:

1. No existe vulneración al derecho de participación política del accionante porque


el Presidente de la República ha dado estricto cumplimiento a las normas en materia
electoral y de promoción y protección del derecho a la participación ciudadana tales
como las leyes 996 de 2005 y la ley 1757 de 2015.

2. La prohibición del Presidente de la República para participar en actividades y


controversias políticas no es absoluta sino relativa: así lo dispone el artículo 127 de
la Constitución, modificado por el acto legislativo 02 de 2004, según el cual, algunos
servidores públicos podrán participar en actividades y controversias políticas en las
condiciones que señale la ley estatutaria, ley que aún no ha sido expedida.

3. La libertad de expresión es un derecho fundamental de todos los ciudadanos y ésta


también aplica respecto de los servidores públicos como el presidente de la República.
Además, simplemente invitó a que cualquier persona que tenga una acusación contra
miembros de las fuerzas militares, la realice ante las autoridades competentes.

4. El accionante ya se ha formado un juicio de valor, sus consideraciones son


subjetivas y ninguna de las declaraciones generales del presidente pueden afectar,
variar o influir en sus creencias o incidir en su posición ideológica o electoral.

5. Las pretensiones del accionante desbordan las competencias del juez de tutela a
quien no le corresponde calificar si las expresiones del presidente constituyen o no
participación indebida en política.
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INCUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE
TUTELA

El artículo 86 de la Constitución Política establece que la acción de tutela tiene como finalidad
garantizar la protección inmediata de los derechos fundamentales, cuando quiera que estos
resulten vulnerados o amenazados por la acción u omisión de las autoridades públicas o de los
particulares.

El mismo artículo indica que la acción solo será procedente cuando el afectado no disponga de
otro medio de defensa judicial, salvo que ésta se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable.

Estos principios fueron recogidos por el Decreto 2591 de 1991 que reglamenta la acción de
tutela y en sus artículos 1, 6 y 8 señalan lo siguiente sobre la finalidad del amparo constitucional
y las causales de procedencia de este instrumento:

Artículo 1o. OBJETO. Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe
a su nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales,
cuando quiera que éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier
autoridad pública o de los particulares en los casos que señala este Decreto (…)

Artículo 6o. CAUSALES DE IMPROCEDENCIA DE LA TUTELA. La acción de tutela no procederá:

1.Cuando existan otros recursos o medios de defensa judiciales, salvo que aquella se utilice
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. La existencia de dichos
medios será apreciada en concreto, en cuanto a su eficacia, atendiendo las circunstancias
en que se encuentra el solicitante.

(…)

5. Cuando se trate de actos de carácter general, impersonal y abstracto.

(…)

Artículo 8o. LA TUTELA COMO MECANISMO TRANSITORIO. Aún cuando el afectado disponga
de otro medio de defensa judicial, la acción de tutela procederá cuando se utilice como
mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.

En el caso del inciso anterior, el juez señalará expresamente en la sentencia que su orden
permanecerá vigente sólo durante el término que la autoridad judicial competente utilice para
decidir de fondo sobre la acción instaurada por el afectado.

En todo caso el afectado deberá ejercer dicha acción en un término máximo de cuatro (4) meses
a partir del fallo de tutela.

Si no la instaura, cesarán los efectos de este.

Cuando se utilice como mecanismo transitorio para evitar un daño irreparable, la acción de tutela
también podrá ejercerse conjuntamente con la acción de nulidad y de las demás procedentes ante
la jurisdicción de lo contencioso administrativo. En estos casos, el juez si lo estima procedente
podrá ordenar que no se aplique el acto particular respecto de la situación jurídica concreta cuya
protección se solicita, mientras dure el proceso.
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(…)

De tales mandatos, se desprenden los principios de subsidiariedad e inmediatez explicados por


la Corte Constitucional en la sentencia T-355 de 2010 M.P., Nilson Pinilla Pinilla en los
siguientes términos:

Respecto a la primera, es claro que la acción de amparo solamente puede intentarse cuando no
existen o han sido agotados otros mecanismos judiciales idóneos y eficientes de defensa,
a menos que se demuestre la inminencia de un perjuicio irremediable, caso en el cual
procedería la tutela como mecanismo transitorio (artículo 86, inciso 3° Const.). En desarrollo de la
norma superior, en el artículo 6° del Decreto 2591 de 1991 se consagraron las allí
denominadas “causales de improcedencia de la tutela”.

Esa subsidiaridad guarda relación con el papel que también le corresponde al juez en todas sus
demás actividades, como guardián de los derechos fundamentales y de la Constitución que en
todo proceso le corresponde ser. Así, deviene claramente que la acción de tutela, por su carácter
excepcional, no es el mecanismo a utilizar per se para obtener el amparo de derechos
fundamentales cuando exista otra vía de defensa judicial, salvo que se configure el ya
mencionado perjuicio irremediable, el cual ha de estar probado y debe ser inminente y
grave.

Es decir, que la tutela no puede ser usada para reemplazar otros mecanismos judiciales
idóneos y eficientes para la defensa de los derechos de los accionantes salvo que se esté en
presencia de un perjuicio irremediable que amerite la intervención inmediata del juez de tutela,
caso en el cual, esta sería procedente como mecanismo transitorio, mientras se acude a la vía
judicial correspondiente.

En línea con lo anterior, es importante mencionar cuáles son las características que según la
jurisprudencia configuran el perjuicio irremediable. En ese sentido, la Corte Constitucional en la
sentencia T- 328 de 2017 M.P., Iván Humberto Escrucería Mayolo expuso:

Se presenta “cuando el peligro que se cierne sobre el derecho fundamental es de tal magnitud que
afecta con inminencia y de manera grave su subsistencia, requiriendo por tanto de medidas
impostergables que lo neutralicen”. Al respecto, la Corte ha establecido que para que se configure
el perjuicio irremediable, éste debe ser: “(i) inminente, es decir, por estar próximo a ocurrir; (ii)
grave, por dañar o menoscabar material o moralmente el haber jurídico de la persona en un grado
relevante; (iii) urgente, que requiera medidas urgentes para conjurarlo; y (iv) que la acción de
tutela sea impostergable a fin de garantizar el adecuado restablecimiento del orden social justo
en toda su integridad”.

Así las cosas, no basta con mencionar la existencia de un presunto perjuicio irremediable,
sino que le corresponde al accionante acreditar la inminencia, gravedad y urgencia en la
afectación de sus derechos fundamentales, así como la impostergabilidad de las medidas que
reclama en su escrito para hacer procedente la demanda.

Como se indicó previamente, otra de las causales de improcedencia de la acción de tutela es


que se interponga contra actos de carácter general, impersonal y abstracto. Para la Corte,
esta causal está fundamentada en las consecuencias generales e indeterminadas de dichos
actos que no son susceptibles de producir situaciones jurídicas subjetivas y concretas que
admitan la intervención del juez de tutela.

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Sobre esta causal de improcedencia de la tutela, la Corte Constitucional en sentencia T-213
de 2016 M.P., Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, dijo:

De conformidad con lo previsto en el artículo 6 del Decreto 2591 de 1991, la acción de tutela se
torna improcedente cuando “se trate de actos de carácter general, impersonal y abstracto”; lo cual
según la jurisprudencia constitucional, se justifica en la medida en que ese tipo de actos producen
efectos generales y no tienen un destinatario particular, por lo que no son susceptibles de producir
situaciones jurídicas subjetivas y concretas que permitan un control judicial a través de la acción
de tutela:

“(…) Pero no es ése el caso de la tutela. El mismo artículo 6o. del Decreto 2591 establece en
su numeral 5o. que es improcedente la acción "cuando se trate de actos de carácter general,
impersonal y abstracto". Es que lo que se busca con el mencionado mecanismo es suspender
los efectos violatorios o amenazantes de alguno de los derechos fundamentales de una
persona determinada, derivados de un acto concreto cuya aplicación deberá suspender el
juez, aún mediante medidas provisionales (esto es antes de la sentencia) cuando lo considere
necesario y urgente para proteger el derecho, según las voces del artículo 7o. del Decreto en
mención”. (Negrilla por fuera del texto)

En efecto, y como se precisó en el acápite anterior, la acción de tutela es un mecanismo subjetivo,


de carácter personal y concreto; características que le impiden al juez pronunciarse en forma
general y abstracta, pues “su función se limita a ordenar para el caso particular y específico, puesto
en su conocimiento, las medidas necesarias para garantizar al agraviado el pleno goce de su
derecho y, si es pertinente, volver las cosas al estado en que se encontraban antes de la violación”

Por otra parte, el artículo 178 de la Constitución Política (replicado por el artículo 305 de la Ley
5 de 1992) establecen que dentro de las atribuciones especiales de la Cámara de
Representantes se encuentran las de acusar ante el Senado al Presidente de la República
cuando hubiere causas constitucionales y conocer de las denuncias y quejas que ante ella se
presenten por los particulares:

ARTICULO 178. La Cámara de Representantes tendrá las siguientes atribuciones especiales:

(…)

3. Acusar ante el Senado, cuando hubiere causas constitucionales, al Presidente de la República


o a quien haga sus veces, a los magistrados de la Corte Constitucional, a los magistrados de la
Corte Suprema de Justicia, a los miembros del Consejo Superior de la Judicatura, a los
magistrados del Consejo de Estado y al Fiscal General de la Nación.

4. Conocer de las denuncias y quejas que ante ella se presenten por el Fiscal General de la
Nación o por los particulares contra los expresados funcionarios y, si prestan mérito, fundar
en ellas acusación ante el Senado.

Descendiendo al caso concreto, se advierte que la demanda presentada por el señor Caballero
Ortega no cumple con los requisitos de procedencia de la acción de tutela desarrollados
previamente en tanto sus apreciaciones cuentan con una habilitación constitucional para
participar en actividades y controversias políticas en general y para ejercer su derecho a la
libertad de expresión como sujeto político.

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CAUSALES PARA LA NEGACIÓN DE LAS PRETENSIONES

No existe vulneración al derecho de participación política del accionante


La ley 996 de 2005, también conocida como ley de garantías electorales, establece en su
artículo 38 las prohibiciones para los servidores públicos durante los meses anteriores a la
fecha de votación en primera vuelta y hasta la realización de la segunda vuelta, si fuera el caso,
así:

Artículo 38. Prohibiciones para los servidores públicos. A los empleados del Estado les
está prohibido:

1. Acosar, presionar, o determinar, en cualquier forma, a subalternos para que respalden


alguna causa, campaña o controversia política.
2. Difundir propaganda electoral a favor o en contra de cualquier partido, agrupación o
movimiento político, a través de publicaciones, estaciones oficiales de televisión y de
radio o imprenta pública, a excepción de lo autorizado en la presente ley.
3. Favorecer con promociones, bonificaciones, o ascensos indebidos, a quienes dentro
de la entidad a su cargo participan en su misma causa o campaña política, sin perjuicio
de los concursos que en condiciones públicas de igualdad e imparcialidad ofrezcan tales
posibilidades a los servidores públicos.
4. Ofrecer algún tipo de beneficio directo, particular, inmediato e indebido para los
ciudadanos o para las comunidades, mediante obras o actuaciones de la administración
pública, con el objeto de influir en la intención de voto.
5. Aducir razones de “buen servicio” para despedir funcionarios de carrera.

En esa línea, se puede afirmar que el señor presidente de la República no ha incurrido en


ninguna de las conductas que constituyen una prohibición durante la campaña electoral,
especialmente porque no se ha referido a ningún candidato, partido, agrupación o movimiento
político en ninguna de sus intervenciones públicas que siempre han sido generales,
impersonales y abstractas sobre controversias políticas.

Además, el demandante tampoco demuestra de qué manera se están vulnerando sus derechos
fundamentales a la participación ciudadana, consagrados en el artículo 102 de la ley 1757 de
2015, o la forma en la que el Presidente ha obstruido su acceso a éstos:

Artículo 102. Derechos de los ciudadanos en la participación ciudadana. Son facultades de


los ciudadanos en el desarrollo de las instancias de participación ciudadana:

a) Participar en las fases de planeación, implementación, seguimiento y evaluación de


la gestión pública y control político;

b) Ser informado oportunamente y con claridad sobre el derecho a la participación


ciudadana sus contenidos, las formas y procedimientos para su ejercicio, y las
entidades de las administraciones públicas con las cuales debe relacionarse de
acuerdo a los temas que son de su interés incentivar;

c) En el caso de las expresiones asociativas formales e informales, ser sujeto por parte
de las administraciones públicas de acciones enfocadas a su fortalecimiento

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organizativo para participar de manera más cualificada en las distintas instancias de
participación ciudadana, respetando en todo caso su autonomía;

d) Recibir información oportuna y veraz para poder ejercer las acciones de


participación;

e) Recibir capacitación para una mayor comprensión de la gestión pública y las


políticas públicas.

En contraste, el Primer mandatario ha ofrecido en todo momento las garantías suficientes para
asegurar, en términos del mismo accionante “la soberanía popular, la democracia y el
pluralismo” y ha dado cumplimiento a lo señalado en los artículos 110 y 111 de la ley 1757 de
2015 que lo obligan a:

Artículo 110. Obligaciones del Estado. El estado garantizará las bases fundamentales de
la democracia a través de la libre expresión, libre movilización social, libre asociación, la
autonomía, formación, fortalecimiento y reconocimiento de los ciudadanos, sus
organizaciones y representantes, así como la institucionalización de mecanismos,
instancias, y estrategias de participación; no solo mediante el cumplimiento de la
normativa legal vigente, sino a través de la difusión adecuada de información, el apoyo
al control social sobre la gestión pública, la formación y la promoción de la investigación
e innovación sobre la participación, entre otros.

Artículo 111. Diálogo Social. El diálogo social es un mecanismo democrático para la


participación ciudadana y el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil,
con el objetivo de promover la interacción, comunicación, consulta y seguimiento de
políticas públicas a nivel nacional y territorial.

En otras palabras, además de las causales de improcedencia de la demanda que se estudia,


se deben negar las pretensiones del señor Caballero Ortega por no acreditar la vulneración de
los derechos que esgrime afectados.

La prohibición del Presidente para participar en actividades y controversias políticas


no es absoluta sino relativa y la calificación de esta conducta le corresponde a las
autoridades disciplinarias competentes

El artículo 127 de la Constitución, modificado por el acto legislativo 02 de 2004 señala que algunos
servidores públicos podrán participar en actividades y controversias políticas en las condiciones que
señale la ley estatutaria, ley que aún no ha sido expedida. El mencionado artículo dispone que:

ARTICULO 127. Los servidores públicos no podrán celebrar, por sí o por interpuesta
persona, o en representación de otro, contrato alguno con entidades públicas o con
personas privadas que manejen o administren recursos públicos, salvo las excepciones
legales.

A los empleados del Estado que se desempeñen en la Rama Judicial, en los órganos
electorales, de control y de seguridad les está prohibido tomar parte en las
actividades de los partidos y movimientos y en las controversias políticas, sin
perjuicio de ejercer libremente el derecho al sufragio. A los miembros de la Fuerza
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Pública en servicio activo se les aplican las limitaciones contempladas en el artículo
219 de la Constitución.

Los empleados no contemplados en esta prohibición solo podrán participar en


dichas actividades y controversias en las condiciones que señale la Ley Estatutaria.

De la lectura de esta norma se desprende que la prohibición de participar en actividades y


controversias políticas es absoluta respecto de los servidores públicos pertenecientes a i) la rama
judicial, ii) a los órganos electorales, iii) a los órganos de control y, iv) a los organismos de seguridad;
y es relativa frente a los demás empleados que no están contemplados en el artículo, quienes
deberán sujetar su conducta a lo establecido en una ley estatutaria que aún no se ha expedido.

En ese segundo grupo, en el de los servidores públicos con una prohibición relativa para la
participación en actividades y controversias políticas, se encuentran el Presidente y el Vicepresidente
de la República.

Al analizar el alcance la prohibición contenida en el artículo 127 de la Constitución Política respecto


de los servidores públicos pertenecientes a las Unidades de Trabajo Legislativo del Congreso, la
Corte Constitucional en sentencia C- 127 de 2021 M.P., Cristina Pardo Schlesinger, discurrió:

El referido Acto Legislativo 2 de 2004 estableció cuatro clases de empleados respecto


de los cuales la participación en actividades de partidos y movimientos o en
controversias políticas, se prohíbe específicamente: (i) los empleados de la rama
judicial, (ii) los órganos electorales, (iii) los órganos de control y (iv) los órganos de
seguridad. Asimismo, dispuso una autorización específica de participación en
política para el presidente y el vicepresidente de la Republica. Además, reiteró
que el artículo 219 constitucional prohíbe a los miembros de la fuerza pública deliberar,
ejercer el derecho al sufragio e intervenir en actividades o debates de partidos y
movimientos.

(…)

Sin embargo, aclaró que «una interpretación sistemática de la Carta permite concluir
que la prohibición de participar en actividades de partidos y movimientos, así como en
controversias políticas no se erige en un impedimento para que los empleados del
Estado -bajo la condición de no incidir directamente en el debate partidista o en la
contienda electoral- intervengan o asuman posiciones respecto de materias de
relevancia colectiva y, que por ello tienen un significado político en el sentido
más amplio del término».

En línea con esta sentencia, el presidente de la República podría participar en actividades y


controversias políticas, en los términos que establezca la ley estatutaria. No obstante, al no
existir una ley estatutaria que defina las condiciones de dicha participación no existe certeza
sobre las actividades que le serían contrarias y le correspondería a las autoridades
disciplinarias competentes y no al juez de tutela, establecer si se configuró una conducta
disciplinable o no por parte del primer mandatario:

Así las cosas, para la Corte Constitucional el carácter indispensable de la ley


estatutaria tiene dos efectos: (i) «hasta tanto no se expida la ley que defina el contenido
y alcance de la participación allí aludida, ningún empleado del Estado puede alegar un
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derecho subjetivo para participar en actividades de partidos y movimientos o en
controversias políticas en los términos descritos en esta sentencia» y (ii) «esa
imposibilidad autoriza a las autoridades disciplinarias, en desarrollo de lo dispuesto en
el artículo 48.39 de Ley 734 de 2002, iniciar las investigaciones que correspondan e
imponer las sanciones».

Es consecuencia, se deben negar las pretensiones del accionante por no existir condiciones
materiales y puntos de referencia ciertos y objetivos para determinar como impropias las actuaciones
del señor presidente de la República frente a asuntos de relevancia colectiva sobre los cuales ha
manifestado su posición, en el legítimo ejercicio de su derecho fundamental de expresión.

La libertad de expresión es un derecho fundamental inherente a todas las personas,


incluso a los servidores públicos

El artículo 20 de la Constitución Política asegura que todas las personas son libres para expresar y
difundir sus pensamientos y opiniones sin censura. Dicha norma dice que:

ARTICULO 20. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su


pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de
fundar medios masivos de comunicación.

Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación


en condiciones de equidad. No habrá censura.

La Corte Constitucional ha indicado que, en el caso de los servidores públicos y de los altos
funcionarios del Estado, como el presidente de la República, la libertad de expresión sobre temas de
interés general corresponde al ejercicio de un poder-deber de comunicación con la ciudadanía en
que es válido expresar opiniones personales, en las cuales caben apreciaciones subjetivas. Sobre
este asunto, la sentencia T- 446 de 2020 M.P., José Fernando Reyes Cuartas, arguyó que:

Pues bien, en relación con el poder-deber de comunicación mediante discursos o


intervenciones, ha entendido la jurisprudencia que los servidores públicos, en particular,
los altos funcionarios estatales, tienen la facultad y, a su vez, la obligación
de (a) informar sobre asuntos de su competencia, (b) fijar la posición de la entidad frente
a los mismos; (c) dar a conocer las políticas oficiales; (d) analizar, comentar, opinar y,
defender el programa gubernamental que desarrolla, (e) responder a las críticas;
y (f) fomentar el ejercicio de una participación ciudadana responsable, entre otros.

26. Sobre esa base, este Tribunal constitucional ha identificado dos escenarios del
referido ejercicio comunicativo, diferenciables a partir de la intención del discurso
divulgado, a saber: “(i) aquellas manifestaciones que pretenden trasmitir información
objetiva a los ciudadanos sobre asuntos de interés general; y (ii) aquellas otras en las
que, más allá de la transmisión objetiva de información, se expresan cuestiones
acerca de la política oficial, defienden su gestión, responden a sus críticos, o
expresan su opinión sobre algún asunto, casos estos últimos en los cuales
caben apreciaciones subjetivas formuladas a partir de criterios personales”

Esto para justificar que el presidente de la República, en su ejercicio de comunicación con la


ciudadanía, puede exponer sus pensamientos y opiniones sobre cualquier asunto, incluso sobre el
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asunto en discusión, pues simplemente refirió que cualquier persona que tenga una acusación
contra miembros de las fuerzas militares realice las denuncias a que haya lugar ante las
autoridades competentes, sin que de ninguna manera ello implique ir en contravía de la Constitución
y sin vulnerar los derechos fundamentales de ninguna persona.

Avalar lo contrario y conceder las pretensiones del accionante sería una agresión a la Constitución
política, a la jurisprudencia de la Corte Constitucional y a lo reiterado por la Comisión
Interamericana de Derechos humanos sobre la prohibición de la censura en los estados
democráticos:

La censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier


expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de
comunicación oral, escrito, artístico, visual o electrónico, debe estar prohibida por la
ley. Las restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones como así también la
imposición arbitraria de información y la creación de obstáculos al libre flujo
informativo, violan el derecho a la libertad de expresión.

21. La censura previa supone el control y veto de la información antes de que ésta
sea difundida, impidiendo tanto al individuo, cuya expresión ha sido censurada, como
a la totalidad de la sociedad, a ejercer su derecho a la libertad de expresión e
información. El artículo 13 de la Convención Americana explícitamente prohibe la
censura previa. El deber de no interferir con el goce del derecho de acceso a
información se extiende a la libre circulación de información e ideas y la exhibición
de obras artísticas que puedan o no contar con la aprobación de las autoridades
estatales1.

Las pretensiones del señor Caballero Ortega desdicen precisamente los derechos que
pretende defender a través de la tutela en materia de democracia y pluralismo al buscar la
censura de opiniones diferentes a las que ya se ha formado y al intentar una obstrucción de la
libre circulación de ideas en el país por vía judicial.

No se acredita la vulneración o el riesgo de derechos a la honra o al buen nombre de


ningún candidato que ameriten una rectificación o retractación y el peticionario ya se
formó un juicio de valor que no puede ser modificado por el Presidente

El artículo 2 de la Constitución establece que es un deber del Estado proteger a todos los residentes
en Colombia en su vida, honra, bienes, creencias y demás libertades, y para asegurar el cumplimiento
de los deberes sociales del Estado y de los particulares. A su vez, el artículo 21 de la Carta política
dispone que el derecho al a honra es un derecho: “Se garantiza el derecho a la honra. La ley
señalará la forma de su protección”.

Por su parte, el artículo 15 de la Constitución protege el derecho al buen nombre así: “Todas
las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado
debe respetarlos y hacerlos respetar. De igual modo, tienen derecho a conocer, actualizar y
rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas en bancos de datos y en archivos
de entidades públicas y privadas” (…).

1
Antecedentes e interpretación de la Declaración de Principios sobre la libertad de expresión.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
https://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=132&lID=2
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El concepto del derecho a la honra y al buen nombre ha sido objeto de desarrollo jurisprudencial
y su protección se realiza de manera simultánea bajo el entendido de su estrecha relación.
Para la Corte Constitucional la honra se afecta tanto por la información errónea como por
opiniones tendenciosas respecto de la persona o su conducta privada; el buen nombre se
vulnera esencialmente por la emisión de información falsa o errónea que genera distorsión del
concepto público del sujeto2.

Estos criterios se encuentran definidos en la sentencia T- 244 de 2018 M.P., José Fernando
Reyes Cuartas, en la que se precisó lo siguientes:

27. Desde temprano, la Corte se ha referido a la honra como la estimación o deferencia con
que cada persona debe ser tenida por los demás miembros de la colectividad en razón a su
dignidad humana. Veamos:

“Es por consiguiente, un derecho que debe ser protegido con el fin de no menoscabar el valor
intrínseco de los individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos, y garantizar la adecuada
consideración y valoración de las personas dentro de la colectividad.”

(…)

El buen nombre ha sido entendido como la reputación o la imagen que de una persona tienen
los demás miembros de la comunidad y, además, constituye el derecho a que no se presenten
expresiones ofensivas, oprobiosas, denigrantes, falsas o tendenciosas que
generen detrimento de su buen crédito o la pérdida del respeto de su imagen personal. La
Corte ha explicado que el derecho a la honra guarda una relación de interdependencia
material con el derecho al buen nombre de manera que la afectación de uno de ellos,
generalmente, concibe la vulneración del otro.

Esto significa que el derecho a la honra y al buen nombre es un derecho personalísimo que debe ser
reclamado directamente por el afectado cuando se presente información errónea u opiniones
tendenciosas que generen detrimento a su buen crédito o impliquen la pérdida de respeto de
su imagen personal.

En el caso objeto de revisión, y de las pruebas aportadas por el accionante, no se evidencia


que el señor Presidente de la República haga referencia a un candidato en particular, por lo
tanto, no le asiste razón al accionante al afirmar que las manifestaciones que ha realizado el
primer mandatario hacen referencia al candidato Gustavo Petro aunque no mencione su nombre.

Se insiste el señor presidente de la República no ha incurrido en ninguna de las conductas que


constituyen una prohibición durante la campaña electoral, especialmente porque no se ha
referido a ningún candidato, partido, agrupación o movimiento político en ninguna de sus
intervenciones públicas que siempre han sido generales, impersonales y abstractas.

Es decir, el peticionario arribó a conclusiones propias de un juicio de valor mal elaborado con
apreciaciones eminentemente subjetivas respecto de las cuales el Presidente de la República no
es responsable y, en consecuencia, cualquier declaración general del presidente sobre
cualquier asunto será interpretada por el accionante de acuerdo a su posición ideológica o
electoral.

2
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T- 244 de 2018 M.P., José Fernando Reyes Cuartas
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Las pretensiones del accionante desbordan las competencias del juez de tutela

Finalmente, se reitera que la calificación de la conducta de participación indebida en política


del presidente de la República le corresponde a su juez natural, esto es, a la Cámara de
Representantes y no al juez de tutela.

Así las cosas, el juez de tutela no puede ir más allá de lo que está autorizado en la Constitución
y en la ley y acceder a las pretensiones de la demanda implicaría desbordar sus competencias
y contrariar lo dispuesto en los artículos 6 y 121 de la Constitución, según los cuales:

ARTICULO 6. Los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infringir la
Constitución y las leyes. Los servidores públicos lo son por la misma causa y por omisión o
extralimitación en el ejercicio de sus funciones.

(…)

ARTICULO 121. Ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones distintas de las que le
atribuyen la Constitución y la ley.

III. SOLICITUD

Respetuosamente, solicito que se declare en favor del señor presidente de la República la


improcedencia de la acción de tutela por inexistencia de la vulneración de los derechos
invocados y/o la improcedencia de la acción de tutela por incumplimiento del principio
de subsidiariedad, y en consecuencia se NIEGUEN las pretensiones de la presente acción,
por cuanto no existe nexo de causalidad entre la violación o amenaza de los derechos
fundamentales invocados por la parte actora y el señor presidente de la República, como quiera
que no es la autoridad pública que presuntamente violó o amenazó los derechos fundamentales
invocados.

IV. NOTIFICACIONES

Se recibirán en la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, Casa de Nariño, Carrera 8


No. 7-26 de Bogotá, D.C. y/o al correo electrónico notificacionesjudiciales@presidencia.gov.co

V. ANEXO

- Resolución No. 0114 de 31 de enero de 2022 del Departamento Administrativo de la Presidencia


de la República.

De usted, con el debido respeto,

@Firma
OSCAR MAURICIO CEBALLOS MARTÍNEZ
Asesor

Adjunto: No
Elaboró: Eduar Vera, Abogado DAPRE
Revisó y aprobó: Oscar Mauricio Ceballos Martínez, Apoderado Presidencia de la República

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