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TEORÍAS DE LA INTERPRETACIÓN: BERTOLD BRECHT (1898-1956)

Brecht es para muchos tratadistas el más universal y completo de los


dramaturgos del siglo XX. A su extraordinaria obra creativa hay que sumar la
gran labor en la dirección de escena y una lúcida producción teórica en la que
desarrolla su concepción del teatro épico o dialéctico. Evolucionó muy
pronto hacia un teatro de corte revolucionario presidido por la ideología
marxista. De ideología comunista y reivindicativa, fue el fundador del Berlín
Ensamble. En su teatro épico, huye de psicologismos y establece que la
función de los actores no consiste en despertar emociones, sino en hacer
pensar al público. Frente a la catarsis griega, opone una actitud reflexiva del
espectador que le permita comprender las situaciones planteadas.
En el “teatro épico” la tensión dramática no se concentra en los sucesos que
llevan hasta un desenlace, sino en cada suceso en particular. A cada uno de
los sucesos se le atribuye una estructura propia bien visible para el
espectador.
El teatro de Brecht se mantiene siempre consciente de que es teatro y no
realidad, aunque sea momentánea, por lo que hay continuas interrupciones
del proceso teatral para impedir la identificación del público con lo que sucede
en escena. La identificación sería incompatible con el espíritu crítico que
quiere que el espectador asuma. Frente a la identificación, Brecht propone el
efecto de distanciamiento. Con la teoría del distanciamiento pretende hacer
pensar al espectador, evitar su identificación emocional con los hechos o los
personajes y sacarlo de la pasividad contemplativa. Así pues, la distancia
permite una observación crítica. Los actores no deben empatizar con las
emociones del personaje, sino “distanciarse” de ellas, evitando la
introspección emocional. Es decir, el actor no debe alienarse mientras
representa, sino mantener la lucidez y mostrar de manera crítica y objetiva los
comportamientos de su personaje. De este modo, el público observará el
comportamiento humano y sus consecuencias con sentido crítico y
constructivo. Para ello emplea técnicas escénicas como la presencia de un
narrador, frecuentes apartes, el uso de una gestualidad artificial, recitados de
poemas, música y canciones para detener la acción, carteles informativos y
una escenografía sencilla que no distrajera al público. Brecht, la observación
es uno de los elementos fundamentales del arte teatral. El actor tiene que
lograr un adiestramiento total en la actuación por medio de la observación. Así
lo expresa en este poema:

Lo que tenéis que aprender


es el arte de la observación.
Tú, como actor,
debes primeramente dominar
el arte de la observación,
ya que lo importante es
no cómo te ves tú
sino lo que has visto
y muestras a la gente.
A la gente le importa saber
lo que sabes tú.
A ti te observarán
para saber si has observado bien.

El actor, también él, tiene que ver el comportamiento de su personaje con


sorpresa y distancia. Tiene que verlo no ya como un individuo sino en sus
relaciones con la sociedad. Brecht propone así, para la caracterización de
cada personaje, el concepto de gestus social, basado en posturas
corporales, entonaciones y otros signos expresivos propios de su clase
social. En el teatro épico, el actor se debe preocupar por encontrar su gestus,
es decir, su forma de estar en el mundo en relación con los demás.
Es importante destacar la calidad literaria de sus obras, en las que mezcla el
habla coloquial con un exquisito lenguaje clásico para componer piezas de
enorme fuerza poética. Destacan, entre otras muchas, La vida de Galileo
Galilei, Madre Coraje y sus hijos, El círculo de tiza caucasiano, Terror y
miseria del tercer Reich, La ópera de los tres centavos…

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