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El Efecto V

Su concepto del Verfremdungseffekt, o V - Effekt


(a veces traducido como el “efecto de alienación o
distanciamiento”) es un recurso dramático, empleado
ya en el teatro medieval y en el asiático, con el
objetivo de “sustraer lo representado a la
intervención del espectador” pretende sacar la
emoción de la producción, persuade al público para
distanciarlo de la obra, para lograr que reflexione el
mensaje, y no que se sienta identificado con el
personaje. Brecht experimento este recurso
distanciador ya en su obras tempranas como en la
Opera de tres cuartos (1927-28). Entonces formuló
sus teorías literarias muchas veces en la reacción a
George Lukács (1885-1971), filósofo húngaro y
teórico literario Marxista.

Para producir el efecto de distanciación el


actor tiene que desechar cualquier cosa
de los medios que ha aprendido para
persuadir al público a identificarse con los
personajes y sus características, con el
cuidado de no ponerse en una catalepsia1,
ni tampoco a su público. Sus músculos
deben permanecer sueltos, dispuestos a
dar un giro en la cabeza, por ejemplo, con
los músculos del cuello estirados, donde
“mágicamente" lleve los ojos de los
espectadores e incluso sus cabezas para
volverse con él, y de esta manera,
disminuir cualquier especulación o
reacción que los gestos pueden traer.
Su manera de hablar tiene que ser libre
del sonsonete “eclesiástico” y de todas
esas cualidades que calman al espectador
para que el sentido de la obra se pierda.
También lograba este efecto mediante el
uso de máscaras, y apartes.
Principalmente lo que Brecht quería lograr
era una menor respuesta emocional por
parte del espectador, puesto que creía
que el teatro era para pensar, y no para
identificarse con la historia y/o los
personajes, porque según él, cuando el
espectador tendía a identificarse con
éstos, la obra perdía su valor
“pedagógico”2.

Tal como dice Agustín López Raya, en su comentario


publicado en el web, donde da a conocer su opinión
sobre una compañía madrileña que representó la
obra “el señor puntila ....” nos da a entender cómo
Brecht realizaba el V-effect, y la utilería que
utilizaba, mostrando su importancia para lograr el
efecto V:
. <<La dirección es redonda. La escenografía,
la iluminación, la dirección musical y el
vestuario giran en circuito armónico donde
nada sobra y todo componente es creador del
círculo. Para el poeta son los hombres los que
deben dar la mano a los hombres>> 3.

<<La compañía madrileña Teatro de la Abadía


poda, en su versión de esta obra, las lecturas
de otras lecturas anteriores, cuidando de
encontrar en Bertolt el Brecht que se
equivocaba y se equivocaba y que cada día de
cada ensayo volvía a tachar y a corregir,
consiguiendo el dramaturgo alemán una
creación constante y vital. >>4

El Teatro de la Abadía escenificó a Brecht en el


Teatro Central de Sevilla de manera excelente.
Parte del equipo artístico lució un alto nivel de
interpretación.

Curt Allen Wilmer mezcla en un plano


desdoblado, por un lado, la imagen
costumbrista de un ambiente finlandés, y
por otro, la habitación alta de una casa sin
carácteres. Simbólicamente el escenario de
abajo puede estar relacionado,
implícitamente, más con lo terrenal y
cotidiano (trabajadores), y el de arriba
puede representar la parte más espiritual e
inalcanzable (patrones). Consigue Cilmer de
manera original crear, en un mismo plano,
dos escenarios completamente diferentes a
través de jugar con la imaginación del
espectador y con la ayuda del iluminador.

La estética expresionista de
contraluces crea unos personajes cargados
de energía y contradicciones, personajes
que muestran la vida que llevan y esconden
la vida que desean. Dominique Borrini
ilumina la miserable vida de los patrones
como Puntila y alumbra la dramática
experiencia de los trabajadores como
Matti.

El ritmo trepidante que imprime la


música en cada transición de escena empuja
al espectador hacia el mensaje esencial del
texto. Los distintos recursos
escenográficos se unen por la música,
subrayan y apoyan de manera rotunda al
plano textual. Luis Delgado toma las voces
del pasado para gritar al presente con su
particular visión musical.
En la obra, la directora, se ha
encargado de hilarlo todo muy bien, no ha
dejado un cabo suelto. Todo el equipo
artístico funciona perfectamente. Quizás
sea un espectáculo demasiado perfecto, sin
errores. Y al estar tan acabado disienta del
espíritu Brechtiano dado a un vital proceso
creativo a través de modificar y variar
constantemente una obra.5

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