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esta concepción es muy criticada por algunas corrientes que argumentan que el poder

corresponde a un ámbito estrictamente humano; el amo ejerce un poder sobre el esclavo, pero un
hombre que domina un caballo salvaje no está ejerciendo ningún poder, ya que no existe
conciencia de la relación. De acuerdo con la dinámica social, con el hombre en sociedad, poder
denotar la capacidad de individuos, grupos o instituciones para determinar la conducta del
hombre; esto es poder del hombre sobre el hombre”. Por tanto, asegura Méndez, siguiendo a
Maurice Duverger, el poder se demuestra y es puesto en una ecuación muy sencilla donde un
individuo o un grupo de personas "X" condiciona, determina o dirige el comportamiento de un
individuo o grupo de personas. Duverger lo describe de una manera bastante clara al decir que el
poder es: "... dentro de su estructura dialéctica de la historia, sería el momento del consenso
primero y el momento de dominio luego, con la sociedad política. Desde su perspectiva, se
encuentra aquí la intersección entre poder y política. Por esta razón, la política está definida por
Gramsci a partir de la presencia en la sociedad de los dirigentes y dirigidos, de gobernantes y
gobernados, decimos usualmente. El analista político tendrá entonces la tarea de definir cómo se
dirige mejor, cómo encontrar la eficacia en la dirección del Estado por parte de sus líderes y,
finalmente, cómo encontrar las menores tensiones entre unos y otros actores del sistema. Si bien
esta ecuación se presenta de manera sencilla, también por la teoría política sabemos que el poder
presenta diferentes grados o etapas, por ello Méndez nos expone un par de ejemplos para ilustrar
la complejidad del poder en su dimensión real: “… no es lo mismo aquel que a punta de pistola
obliga a otro a entregarle sus pertenencias, ejerciendo así su poder, que aquel que ejerce su poder
a través de los medios masivos de comunicación para orientar la conducta de las personas hacia la
compra de ciertos productos, o para "concientizarlos" de la importancia de acudir a votar en el día
de elecciones. Existen entonces diferentes grados del poder e instrumentos que lo acompañan”.
Entre ellos se destacan, según él, el poderío, la influencia, el mando, la autoridad y el poder,
propiamente dicho. El poderío tiene su fundamento en la "ley del más fuerte", se explica sobre la
base de la desigualdad de fuerzas, se trata literalmente de la fuerza física con que cuenta, por
ejemplo, un soldado que somete a otro mediante tortura física, o se trata de la fuerza económica
o del poderío económico, vale decir, que tiene un Estado frente a otro, por ejemplo, un bloqueo
económico de una nación a otra sería claro ejemplo de lo que aquí se quiere explicar. Los Estados
Unidos, por ejemplo, ha utilizado frecuentemente este instrumento de poder, como podrá
fácilmente entenderse, por ser la nación con mayor poderío económico y militar del planeta. Así lo
han hecho por décadas en la isla de Cuba, frente a la Florida: torturando y bloqueando. La base de
la influencia hace alusión a la psicología del sujeto sobre el que se ejerce el poder. El individuo es
conducido por medio de la motivación psicológica a que realice una acción, tome una decisión o se
exprese conductualmente de cierta manera, sin que necesariamente existan argumentos
racionales. Aquí estamos en escenarios que están más cercanos a los sentimientos y las pasiones
humanas y los argumentos son de orden emotivo. Los políticos, por medio de la publicidad y los
publicistas, muy hábiles en este tema, suelen utilizar la influencia en su favor. Esto explica por qué
la mayor parte de campañas políticas están desarrolladas bajo emotividades. El mando es un
grado de poder relacionado con relaciones de poder en las cuales es necesaria la existencia de
sanciones establecidas de manera normativa constitucional y legalmente. Quien detenta el mando
lo hace bajo el respaldo jurídico que le obliga a coaccionar por el respeto a la legalidad. Igualmente
se asocia este tipo de poder con el ejercicio que se hace al interior de las fuerzas armadas. Tiene el
problema que, justamente por el amparo en la ley, deja de lado la reflexión moral en el más
amplio del sentido, tal como lo manifestaron los exsoldados nazis en los juicios de Juicios de
Núremberg o Procesos de Núremberg. El concepto de autoridad nos acerca más al universo
axiológico, pues el fundamento de esta forma de poder se da en el reconocimiento por parte de
los gobernados de los valores encarnados en los líderes del sistema. Por ello, asegura Méndez que
en la mayoría de las ocasiones este tipo de ejercicio de poder puede ser involuntario, básicamente
por el carácter subjetivo del tipo de recompensas que ofrece y el nivel de coacción es muy bajo. Es
un tipo de poder que se asemeja a la relación de poder que tiene el padre hacia sus hijos. En
sentido estricto ya diferencia del poderío, la influencia, el mando y la autoridad lo característico
del poder político es que se fundamentan en la coacción y la legitimidad que cada sociedad
política le otorgue. En esto tenemos que regresar a Weber, según el cual el auténtico ejercicio del
poder hay que enfrentarlo a los diferentes tipos de legitimidad y por ello el verdadero poder
político se da cuando el grupo o el individuo afectado por la coacción en sus decisiones y en sus
comportamientos lo liga a lo normal socialmente considerado y al concepto de justicia y de norma
legal, con lo cual asegura Duverger que: “La legitimidad se apoya en la estructura cultural de la
sociedad, se basa en sus sistemas de valores y creencias colectivamente aceptadas, para de allí
fundar la creencia en lo justo del ejercicio del poder en la de quienes lo ejercen y en la obediencia
de aquellos sobre quien se ejerce. Entonces, la legitimidad del ejercicio del poder varía de una
sociedad a otra, o como lo expresa Duverger: "No existe poder legítimo en sí, sino solamente los
poderes que se consideran legítimos. Se puede definir la legitimidad como la cualidad que
presenta un poder". de ser conforme a la imagen del poder que se considera válida en la sociedad
considerada". El poder político se caracteriza por su asimetría, puesto que en circunstancias
normales del ejercicio de la política, los gobernantes o el gobernante condiciona el
comportamiento y las decisiones del gobernado o de los gobernados. En segundo lugar, el poder
se caracteriza porque es el medio para el logro de los objetivos de la política, no es un fin en sí
mismo, por ello se acostumbra hablar de la influencia para lograr un objetivo. Y es importante en
términos morales que los medios como los fines deben ser aprobados éticamente, en tono
kantiano, que el hombre siempre sea un fin en sí mismo. El poder político y su ejercicio en la
sociedad también se caracteriza por la exclusividad en el ejercicio de la fuerza física, el Estado es el
único actor que lo hace de manera legítima. Una cuarta característica es que el poder político es
universal, en tanto que sus detentadores del poder tienen la capacidad de asumir decisiones
legítimas sobre los recursos limitados con que cuenta la sociedad y que sean válidos para todos
sus actores del sistema. Y, por último, el ejercicio del poder político es inclusivo, pues los líderes
del sistema político, institucionalmente considerados, están llamados a intervenir en todos los
ambientes, escenarios y grupos organizados de la sociedad bajo el amparo del ordenamiento
jurídico. Méndez nos recuerda la importancia de teorías del poder clásicos como la de Aristóteles,
Bobbio o Weber, que, por su utilidad instrumental, resultan ilustradoras de esta práctica social. La
lista de teorías sobre el poder casi coincide con el número de filósofos y científicos de la
politología. Pero para los fines de este programa de investigación, un breve recuento de estos tres
autores resulta suficiente para hacerse a la idea. En la teoría política de Aristóteles se hace
referencia a tres tipos de poder: el paterno, que se da en función de los hijos y en la complejidad
de las relaciones parentales, el poder despótico que se da al interior de las relaciones económicas
y, por del mes pasado, el poder político que se estructura a la luz de los intereses del gobernante y
del gobernado. Norberto Bobbio también realiza una tipología del poder bastante útil para el
análisis, con importantes elementos sociológicos. Como Aristóteles, asume también tres tipos de
poder: el económico, el ideológico y el político. Desde un punto de vista de la economía, el poder
habita en las relaciones de desigualdad con respecto a los bienes, por lo que es fácilmente
comprensible que los más afortunados en sociedad, por ser los dueños de los medios de
producción, influyen sobre quienes no los poseen que se ven forzados a poner en venta su fuerza
productiva, de la misma manera, Bobbio asegura que: “… en general todo poseedor de bienes
abundantes (o estratégicos) es capaz de condicionar el comportamiento de quien se encuentra en
condiciones de debilidad y de penurias a través de la promesa y la atribución de compensaciones”.
El segundo tipo de poder, de acuerdo con Bobbio y que fue tomado en este programa de
investigación como una variable importante de la ética pública, es el poder que procede de las
ideologías, que, según él procede de construcciones sociales. El poder ideológico, ofreciendo una
conciencia específica de la sociedad, contribuye a la integración y cohesión del grupo, o bien a su
desintegración y antagonismo. El poder verdaderamente político, por el contrario, se caracteriza
por ser coactivo del que cuenta con la capacidad y los instrumentos para el ejercicio de la fuerza
física. en la expectativa de su uso y su exclusividad; aseguran Bobbio y Matteucci que: “…este
proceso de monopolización de la fuerza es paralelo al proceso de criminalización y de penalización
de todos los actos de violencia que no se realizan por personas autorizadas por los detentadores y
beneficiarios de este monopolio”, Atendiendo al esquema de Weber, la preocupación se centra no
sólo en los tipos de poder sino en la pregunta: ¿cuáles son las fuentes de legitimación del poder?
Según él serían tres: racional-legal, tradicional y carismático. Estas fuentes de legitimación del
poder político, como es de esperarse en el pensamiento weberiano, se inscriben en momentos
históricos diferentes, si bien en algunos momentos de la historia se han evidenciado curiosas
combinaciones, esto por el dinamismo propio de la sociedad. Crespo nos ayuda a entender el
concepto de legitimidad del poder político en los términos como hoy se entiende en los estudios
políticos: “La legitimidad política puede entenderse, en términos generales, como la aceptación
mayoritaria, por parte de los gobernados, de las razones que ofrecen los gobernantes para
detentar el poder. En este sentido, la legitimidad es una cuestión subjetiva, pues depende de la
percepción que tengan los ciudadanos acerca del derecho de gobernar de sus autoridades. Sin
embargo, la legitimidad específica que prevalezca en un país determinado y en una época
concreta depende de múltiples variables sociales, económicas, culturales y políticas, todas ellas
surgidas en un devenir histórico particular. Así, en ciertas condiciones históricas, es más probable
que algún tipo de legitimidad (o legitimidades) surja y se imponga en el escenario político. Con el
tiempo, ya a partir de acciones políticas concretas, de la evolución del pensamiento político y del
desarrollo de la sociedad, un tipo de legitimidad, por muy arraigado que haya estado, puede
minarse poco a poco hasta perder su influencia, y es entonces que será sustituido por otra
legitimidad”.

*Informe sobre el Poder Político y Legitimidad* Autores de la lectura: Méndez, Maurice Duverger,
Gramsci, Aristóteles, Norberto Bobbio, Max Weber, Crespo. **Int

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