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DERECHO CONSTITUCIONAL I

PROFESORA: MGTR. KATHERINEE ALVARADO TAPIA.

LECCIÓN Nº 02: EL PODER POLÍTICO

I. GENERALIDADES:

El concepto poder no es un concepto meramente político y jurídico sino, ante todo sociológico, Bodenheimer 1 al
respecto afirma “el poder es la capacidad de un individuo o grupo de llevar a la práctica su voluntad , incluso a
pesar de la resistencia de otros individuos o grupos”. Este poder puede ejercerse por medios físicos, psicológicos o
intelectuales.

En el mismo sentido Luis Pinto Ferreira 2, señala que “El poder es un proceso social, un hecho objetivo de la
convivencia de los hombres, un fenómeno específico de la sociedad”.

El poder es una fuerza social destinada a imponer comportamientos humanos en la dirección de fija quien la
ejerce. Se trata de una acción vigorosa que expresa una cualidad dominante de la voluntad personal o de la un
conjunto de hombres. En realidad no existe prácticamente relación humana en donde una persona no ejerza algún
grado de poder sobre otra. Esto puede percibirse desde la misma familia, que es el núcleo básico de la
organización social 3.

El poder, en esencia, se puede considerar como una libido dominadora de conductas ajenas, como una LIBIDO
DOMINANDI4 inserta en la relación establecida en el binomio mando-obediencia. Así podemos entender al poder
como la capacidad de un individuo o de un grupo, generada por su libido dominandi, de conferir efectos
agradables o desagradables a la conducta de otro u otros individuos o grupos con el fin de imponerles su voluntad,
aun contra las de ellos mismos, para lograr determinado comportamiento individual o colectivo.

No obstante, la imposición de una voluntad a otra se propicia muchas veces no sólo por la libido dominadi del
depositario del poder, que produce en él una capacidad de conferir efectos agradables o desagradables a la
conducta ajena, sino también por la carencia de iniciativa de los destinatarios, por su indiferencia, por su
SÍNDROME DE MASA INERTE que requiere de un guía que le oriente acerca de lo que conviene hacer, de un
jefe que le ordene cómo, dónde y cuándo actuar; que le evite tomar decisiones en aspectos importantes, así la
libido dominandi y el síndrome de masa inerte engendran el binomio poder-obediencia, y la división de los seres
humanos en gobernantes y gobernados, en élites y masas, en los de arriba y los de abajo 5.

Según Pablo Lucas Verdú, el poder “es la capacidad de una persona o conjunto de personas de imponer sus
decisiones a una comunidad, determinando su obediencia y garantizándola, si es menester, con la coerción 6”

Es ante la importancia de este fenómeno que muchos filósofos, políticos y sociólogos han desarrollado numerosos
estudios sobre sus implicancias en la vida social humana. Desde luego, no hay un acuerdo acerca de los tipos o
categorías de poder existentes, por lo cual es dable pensar que casi son tantas como autores se han ocupado de
ellas, lo que denuncia lo arbitrario de las mismas. No obstante lo antes indicado resaltamos que cuando nos
referimos al poder en el derecho constitucional, aludimos a una de sus formas más particulares el PODER
POLÌTICO.

Kart Loewenstein 7, afirma en relación a la anatomía del proceso del poder político, que existe una enigmática
triada pues “los tres incentivos fundamentales que dominan la vida del hombre en la sociedad y rigen la totalidad
de las relaciones humanas son: el amor, la fe y el poder; de una manera misteriosa, están unidos y entrelazados.
Sabemos que el poder de la fe mueve montañas, y que el poder del amor, es el vencedor en todas las batallas;
1
Citado por NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Editorial Temis S.A. Santa Fe de
Bogotá, Colombia. 2000. p119.
2
Citado por GARCIA TOMA, Víctor. “Teoría del Estado y Derecho Constitucional”. Palestra Editores, 1ra edición. Abril 2005.
p75
3
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4
Líbido dominandi.- En el pensamiento político se conoce como libido dominandi al irreprimible instinto totalitario, al deseo
incontenible por subyugar, por imponer la voluntad propia, por controlarlo todo. Este concepto de libido dominandi, inicialmente
creado en la Ciudad de Dios de San Agustín, fue desarrollado por el jurista alemán Eric Voegelin (1901-1985).
En: http://www.elcomercio.com/opinion/libido-dominandi.html.
5
FERNÀNDEZ RUIZ, Jorge. “El poder y sus tipos”. Revista Jurídica Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Nº 81, 1994,
p669
6
Citado por BOREA ODRIA, Alberto. “Los elementos del Estado Moderno”. Editora Hochman Internacional. Lima. 1994. p322
7
LOEWENSTEIN. Kart. “Teoría de la Constitución”. Editorial Ariel. Barcelona, España, p23.
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pero no es menos propio del hombre el amor al poder y la fe en el poder. La historia muestra como el amor y la fe
ha contribuido a la felicidad del hombre y cómo el poder a su miseria. Sin embargo, hay lago en común en estas
tres fuerzas: el hombre puede sentirlas y experimentarlas, así como apreciar su efecto sobre sí mismo y su medio
ambiente; pero a lo que no llega es a conocer su interna realidad”.

Andrè Hauriou8, define el poder político como “energía de la voluntad que se manifiesta en quienes asumen la
empresa del gobierno de un grupo humano, y que les permite imponerse gracias a una doble fuente de fuerza y
competencia. Cuando está sostenido sólo por la fuerza, tiene el carácter de poder de hecho y se convierte en poder
de derecho por el consentimiento de los gobernados”. De esta definición se extraen los siguientes aspectos del
poder político:
a) Es inherente a la naturaleza humana
b) Crea organizaciones sociales
c) Posee dos elementos: dominación y competencia
d) Cuando es consentido por los gobernados se convierte en poder de derecho

El poder político, aparece cuando aquellos que obedecen creen, además, que es normal para ellos obedecer y que
ello es bueno, justo y legítimo. La creencia en la necesidad de poder es un fenómeno que puede considerarse
natural y generalizado en toda sociedad humana. La realidad social trae consigo la idea de un jefe, de una
autoridad, de un poder y este factor juega un papel decisivo en su organización. Duverger afirma que el poder en
la sociedad aparece como un fenómeno tan natural como el agua, el fuego el granizo a la lluvia en el universo
físico y añade que la idea de vivir sin jefes es absurda – al menos a primera vista- porque en todas partes se vive
bajo alguna autoridad 9.

Al poder que se fundamenta en la convicción del gobernado de que es justo y legitimo para él obedecer, es decir,
aquel que emana del Estado concebido como soporte, se le denomina PODER INSTITUCIONAL10, Burdeau
define la institucionalización del poder como “el acto por el cual el fundamento del poder es transferido de la
personas de los gobernantes a una entidad” 11

Históricamente, ha habido diversas formas de entender el poder político, estas pueden resumirse básicamente en
dos:
a. ABSOLUTISMO, otorga a la autoridad política todos los poderes del Estado – Legislativo, Ejecutivo y
Judicial-, este sistema ha adoptado diversas formas y nombres (faraones, emperadores, monarquía absoluta,
nazismo, fascismo, comunismo, teocracia, etc.). En el absolutismo la voluntad del gobernante está por encima de
la ley y, por ello, prevalece la arbitrariedad de la autoridad.
b. DEMOCRACIA, el poder está repartido entre diversas instituciones, al Poder Ejecutivo le corresponde
ejecutar las leyes, que el Poder Legislativo hace y el Poder Judicial, juzga . En la democracia la ley prevalece
sobre el gobernante y, por ello, prevalece el imperio de la ley (Estado de Derecho). El poder político dentro de un
Estado democrático, tiene su origen en la llamada “soberanía popular”, en virtud de la cual por medio de
mecanismos democráticos y representativos la colectividad delega en instituciones determinadas y en
representantes, la función de ejercer legítimamente el poder, con subordinación al orden jurídico que encuadra la
existencia de tales instituciones del Estado.

El poder político es la potestad que le corresponde a la autoridad estatal, es decir al Gobierno del Estado. Quienes
ejercen esa autoridad vienen a ser los representantes del poder público. El poder político precede al derecho
positivo, pues establece el Estado y éste se organiza y consolida mediante normas jurídicas. No obstante al
ejercicio válido del poder político por parte del Gobierno del Estado, la Constitución destaca dos mecanismos
principales para evitar que el Estado abuse de poder:
_ La vigencia de los derechos fundamentales.
_ La distribución y equilibrio del poder en las tres funciones que clásicamente definió Montesquieu:
Legislativa, Ejecutiva y Judicial.

8
Citado por NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Ob. Cit. p120
9
NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Ob. Cit. p86
10
La base del poder institucional es el reconocimiento de las INSTITUCIONES o reglas de juego, creadas por mecanismos
espontáneos de interacción y alimentadas por las ideas de las personas. Algunas son leyes escritas otros simplemente
productos de la cultura y los valores. Como complemento de las instituciones se encuentran las ORGANIZACIONES o los
equipos de diferente índole (políticas, económicas, sociales, educativas, etc.). Cfr. NORTH DOUGLAS. Instituciones, cambio
institucional y desempeño económico. Universidad de Cambridge, 1990. Pp. 14-21.
11
Ídem
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El poder público, o sea el poder político, tiene por ámbito al Estado y, por tanto, su ejercicio entraña el gobierno
formal y directo de las comunidades humanas, por lo que a juicio de Lucio Mendieta y Núñez, viene a ser “la
posibilidad de una persona, excepcionalmente de reducido número de personas, en cada país, de actuar sobre los
elementos del Estado por medio de la organización política, jurídica, burocrática y militar del mismo con objeto
de realizar los fines estatales. 12

Por poder político, debemos entender entonces a la autoridad encargada de hacer que se cumplan las leyes. Si
suponemos que no puede existir una sociedad que carezca de leyes para regular la convivencia de las personas , y
que, en muchos casos obedecemos la ley por temor al castigo, entonces hemos de concluir que no puede existir
sociedad en la que no haya poder político.

II. ORIGEN Y FUNDAMENTO DEL PODER13

Existe un problema acerca del fundamento filosófico del poder, que ha recibido dos respuestas principales:
A. DOCTRINA DEL ORIGEN DIVINO DEL PODER (DOCTRINA TEOCRÁTICA)
B. DOCTRINA DEL ORIGEN POPULAR DEL PODER (DOCTRINA DE LA VOLUNTAD POPULAR)

A. DOCTRINA DEL ORIGEN DIVINO DEL PODER

Esta teoría ha tendido dos formas sucesivas: la doctrina del derecho divino sobrenatural y la doctrina del derecho
divino providencial.

LA DOCTRINA DEL DERECHO DIVINO SOBRENATURAL


 Defendida por el clérigo, escritor y orador francés Jacques Benigne Bossuet (1627-1704).
 Amparaba la teoría del origen divino del poder para justificar el absolutismo de Luis XIV.
Sustentó la doctrina del predominio del Rey sobre la Iglesia Católica en Francia, llamado galicanismo. Afirmaba
que Dios elige por sí mismo a los gobernantes y los inviste de los poderes necesarios para conducir los negocios
humanos.
 Bossuet, adherente de la política religiosa de Luis XIV, proclama el carácter sagrado y absoluto
del poder del monárquico. Así atentar contra la majestad terrena de los reyes deviene en un sacrilegio, hasta el
extremo de que ni la impiedad declarada ni la persecución eximiría a los súbditos de este deber de obediencia,
bajo pena de condenación celestial. La fuente del poder del que se hallaban investidos los gobernantes era
consecuencia de una delegación supra humana; sólo a Dios debían aquellos dar cuenta de sus actos.
 Esta doctrina, que no era compatible más que con el absolutismo 14, fue abandonada en general
después de la Revolución Francesa.

LA DOCTRINA DEL DERECHO DIVINO PROVIDENCIAL


 Sostenida por el escritor y filósofo francés Joseph de Maestre y Berrald (1753-1821).
 Explica que el poder, inicialmente, forma parte del orden providencial del mundo, pero está puesto a disposición
de los gobernantes por medios humanos. Esta doctrina permite la justificación del poder democrático, es decir, del
poder que se ha apropiado el pueblo, como también la del poder ejercido por una élite o por un jefe único.
 Esta doctrina sostiene que los gobernantes son designados como consecuencia del entramado de acontecimientos
históricos guiados por la voluntad divina; la acción providencial no se manifiesta en forma expresa ni directa, sino
mediante un cúmulo de acontecimientos históricos que no pueden ser desviados del curso impuesto por Dios.
 Dios entrega el poder a la colectividad a fin de que ésta lo deposite en la persona escogida para desempeñar la
función de gobierno, basados lo que el apóstol San Pablo dijo “No todo príncipe viene de Dios”, sino “toda
potestad viene de Dios”.

Ambas doctrinas, fundamentan las potestades de mando en la gracia divina , sea por medios directos o indirectos,
y consideran que el Estado es un instrumento para el cumplimiento de los designios del supremo hacedor. A pesar
de la obsolencia política de esta doctrina, en el siglo XX han habido casos de Estados adscritos a dichos
postulados tales son los casos de Pakistán, Libia e Irán. A modo de ejemplo citamos lo establecido en la
Constitución de Pakistán y Libia, como modelos de Estados Teocráticos.
 Constitución de Pakistán (1947)

12
MENDIETA Y NÚÑEZ, Lucio. “Sociología del poder”. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 1976, p18.
13
Cfr. HAURIOU, Andrè. “Derecho Constitucional e Instituciones Políticas”. Barcelona, Editorial Ariel. 1980. p129-137.
14
El sistema de gobierno absoluto, suele estar referido a las monarquías en las que el monarca estaba por encima de la ley
(legibus solutus), puesto que era fuente de la misma.
13
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“La soberanía sobre el universo pertenece únicamente a Dios Todopoderoso, y la autoridad por él delegada en el
Estado de Pakistán por medio de su pueblo para que sea ejercida dentro de los límites por él prescritos, es un
depósito sagrado”.
 Constitución de Libia (1951)
“Por voluntad divina el pueblo confía la soberanía nacional en depósito al rey y sus sucesores”.
 Constitución del Vaticano (2001)
“(…) para garantizar convenientemente la libertad de la Sede Apostólica y como medio para asegurar la
independencia real y visible del Romano Pontífice en el ejercicio de su misión en el mundo, en virtud de nuestro
Motu Proprio y con conocimiento de causa, con la plenitud de nuestra soberana autoridad, hemos ordenado y
ordenamos la Ley del Estado.
El Sumo Pontífice, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, tiene la plenitud de los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial”.

B. DOCTRINA DEL ORIGEN POPULAR DEL PODER


Esta doctrina, aunque moderna en sus matices, nació en épocas en que la fe era profunda todavía, pero en las que
se hacía sentir la necesidad de oponer al poder real ciertas barreras como suplemento a las proporcionadas por la
doctrina del origen divino del poder.

Ya en el siglo XVII, el jesuita Roberto Belarmino (1542-1621) enseñaba: “Depende de la multitud constituir un
rey, unos cónsules o unos magistrados. Y si se presenta una causa legítima la multitud puede transformar una
realeza en aristocracia o en democracia y viceversa, como leemos que se hizo en Roma” añade”Jamás el pueblo
delega el poder hasta el punto de no conservarlo en potencia y poder, en ciertos casos, resumirlo de hecho”.

Belarmino, con tales afirmaciones, no se refiere más que al origen mediato o secundario del poder; para él, la
fuente del poder inmediata o primaria permanece en la divinidad, y la transferencia de poder se efectúa, por así
decirlo, en tres momentos: Dios, autor del poder, la multitud que atribuye el poder y los gobernantes que lo
reciben y lo ponen en obra.
El circuito se acorta muy pronto, en el siglo siguiente, en los escritos de los filósofos tales como John Locke, Juan
Jacobo Rousseau y Emanuel Sieyès. Se afirma que el poder no pertenece de forma mediata, sino de forma
inmediata a la sociedad, que en ella se encuentra su origen y su fundamento y que los gobernantes lo reciben
únicamente de ella. Se trata de la teoría del origen popular poder, o teoría de la soberanía popular.

John Locke, en su obra “Consideraciones sobre el gobierno civil”, manifestó lo siguiente: “Siendo los hombres
naturalmente libres, iguales e independientes, ninguno puede ser sacado de este estado y sometido al poder
político de otro sin su propio consentimiento, por lo cual puede él convenir juntarse y unirse en sociedad para su
conservación; para su seguridad mutua; para la tranquilidad de su vida; para gozar pacíficamente de lo que le
pertenece en propiedad y para estar más al abrigo de los intentos de quienes pretendiesen perjudicarles y
hacerles daño”15

Para Rousseau, el soberano es la colectividad o pueblo, y ésta da origen al poder enajenando sus derechos a favor
de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la
autoridad y a formar parte de ella, en cuanto mediante su propia voluntad dio origen a ésta, y por otro lado es
súbdito de esa misma autoridad, en cuanto se obliga a obedecerla.

Así, según Rousseau, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería mandado por un individuo
en específico, sino que sería un sujeto indeterminado, que sería la voluntad general. La voluntad general tiene el
poder soberano, es decir, aquella que señala lo correcto y verdadero, y aquellas minorías deberían acatar en
conformidad de lo que dice la voluntad colectiva.

Sieyés por su parte postula que la soberanía está radicada en la nación y no en el pueblo, queriendo con ello que la
autoridad no obrara solamente tomando en cuenta el sentimiento mayoritario coyuntural de un pueblo, que podía
ser objeto de influencias o pasiones desarticuladoras, sino que además tuviera en cuenta el legado histórico y
cultural de esa nación, y de los valores y principios bajo los cuales se había fundado. Además el concepto de
nación contempla a todos los habitantes de un territorio, sin exclusiones ni discriminaciones . Sieyès indica que los
parlamentarios son representantes y no mandatarios, puesto que éstos gozan de autonomía propia una vez que ya
han sido electos, y ejercerán sus cargos mediando una cuota de responsabilidad y objetividad al momento de
legislar, en cambio los mandatarios deben realizar lo que su mandante le indica, en este caso, el pueblo.

¿DE QUÉ SE TRATAN ESTAS REFLEXIONES ACERCA DEL ORIGEN DEL PODER?
15
GARCIA TOMA, Víctor. “Teoría del Estado y Derecho Constitucional”. Ob. Cit. p88
14
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Se trata, de buscar un fundamento a la obediencia de los súbditos y, sobre todo, de establecer barreras que
impidan que el poder se haga absoluto, despótico. Ahora bien, en realidad, el único freno para retener el poder en
la pendiente del despotismo, aparte de una apropiada disposición de las instituciones políticas (el freno más
eficaz, sin duda), lo constituye la convicción extendida por la sociedad y de la que participan los gobernantes y los
gobernados, de que el poder no debe ejercerse más que en interés de la comunidad.

La creencia en el origen divino del poder ha desempeñado, a este respecto, un papel útil durante mucho tiempo al
hacer de los detentadores del poder unos sustitutos de la divinidad obligados a usar de su autoridad como lo haría
el mismo Dios, es decir, en beneficio e interés de la comunidad, del conjunto de los súbditos. Pero la teoría del
origen popular del poder puede prestar exactamente los mismos servicios, pues si el poder viene del pueblo,
resulta al menos tan lógico como en la concepción anterior exigir que se ejerza en interés de la comunidad, es
decir, del pueblo mismo.

III. LEGITIMIDAD DEL PODER

No podemos afirmar si un poder es legítimo o no sin conocer previamente cuál es la concepción predominante en
la sociedad sobre la que se asienta el poder. Para averiguar si el poder, la forma de elección de los gobernantes, su
estructura y fines sé acomodan con el sistema predominante de creencias de un grupo histórico social
determinado, deberán hacerse análisis empíricos previos acerca de ese status de opinión difuso. En los países
occidentales existen medios formales o institucionalizados y medios informales. El cauce formal
institucionalizado típico en las democracias es el llamado sufragio universal. Pero se puede aplicar otras técnicas
de investigación sociológicas, como son los sondeos de la opinión pública, las encuestas, etc. Tan sólo conociendo
previamente lo que piensa una sociedad acerca de su poder es cómo podremos conocer si éste es legítimo o no. Lo
demás serán discursos retóricos, vacíos de contenido, que tendrán que recurrir a tópicos para justificar un statu
quo sin base popular 16.

En todo grupo social o sociedad, pues, existe una pluralidad de individuos y grupos en interdependencia, y ha de
haber alguien que, en última instancia, dirima los litigios y organice la sociedad para que alcance el interés
general, es decir, aquellos fines que debe proponerse conseguir en cada momento.

Ese “alguien” conjuga la actuación de las personas y grupos para que sea posible la vida social, pues el hombre
además de ser social, lleva una carga de antisociabilidad y egoísmo. El hombre necesita de los demás, pues es
imperfecto y por sí sólo no podría alcanzar sus fines terrenales y espirituales; pero, además, intenta subordinar a
los otros a su “yo”. En consecuencia, hay dos intereses contrapuestos: el del “yo” y el del “nosotros”. Esta
naturaleza bidimensional del hombre es, por lo tanto, la fuente última de los conflictos sociales. “Alguien” ha de
dirimirlos para que la sociedad marche, funcione. El Poder político queda, pues, justificado. Pero si el Poder en
cuanto relación social de autoridad, estable y duradera —como diría Duverger— es necesario, no lo son las
diversas formas con que puede presentarse. Desde un punto de vista abstracto las formas históricas de Poder
político —y, por tanto, de gobierno y Estado— son accidentales, no así el Poder; pues la conciencia que cada
grupo social tiene de la necesidad de la existencia de un Poder político varía, es decir, cambia la justificación o
legitimación del Poder. En otras palabras, en cada época de la historia de una sociedad existe una justificación
diferente del Poder político según su propio sistema de valores vigentes en la misma.

3.1. CONCEPTO DE LEGITIMIDAD

La legitimidad, es aquella creencia extendida y aceptada en la sociedad del derecho o la razón que para mandar
tiene un gobernante y que motiva principalmente la obediencia de los súbditos. El ejercicio del poder legítimo
facilita el gobierno y consolida el rumbo pacífico de la sociedad aun en el caso de la discrepancia sobre las
medidas concretas de dirección que adopte el gobernante 17.

Es evidente que, si en una sociedad, los que mandan y los que obedecen se ponen de acuerdo en este principio
reconociéndolo como razonable y justo, comprometiéndose a respetarlo, sus relaciones serán mucho más fáciles,
cómodas, seguras y se generará un aumento de confianza recíproca.

La legitimidad, implica un mínimo de consenso en los valores básicos, en la forma más o menos común de
percibir algunos fenómenos socio-políticos, como el de la conducción del grupo. Es por ello que la legitimidad
16
Cfr. FERRANDO BADIA, Juan. “Poder y legitimidad”. Revista de Estudios Políticos. Nº 180. España. 1971. p5-8
17
BOREA ODRIA, Alberto. “Los elementos del Estado Moderno”. Ob. Cit. p367
15
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puede hallarse mucho más fácilmente en países con una tradición cultural homogénea o cercana a la
homogeneidad. En ellos la evolución se da en espíritus que aprecian los mismos valores, o en caso que así no sea,
en personas que pueden comprender o entender lo que las categorías de pensamiento proponen.

Los países que están conformados por una nación, o sus integrantes son mayoritariamente miembros de esa nación
tienen más facilidad para hallar criterios de legitimidad para sus sistemas políticos, que aquellos que no las tienen,
que estados donde su composición cultural o nacional es variada. La democracia sigue siendo el criterio
legitimador de la sociedad occidental del siglo XXI pero muchas veces se ve quebrantada pues no existe un fuerte
compromiso hacia sus implicancias surgiendo los golpes militares o autocracias.

3.2. CLASES DE LEGITIMIDAD

La palabra legitimidad posee diversos significados que a continuación trataremos de circunscribir y explicar.

FUNDAMENTO EN EL QUE SE APOYA EL PODER POLÍTICO:


_ ¿Quién tiene el poder de mando?
_ ¿El poder de decisión lo tiene una persona o varias?
_ ¿De dónde le viene al que manda el poder para mandar?
_ ¿Por qué hay que obedecer al que manda?
_ ¿Para qué manda quien manda? ¿Cuáles son sus fines y sus limitaciones?

MODO EN QUE LA PERSONA QUE POSEE LA AUTORIDAD HA LLEGADO A ADQUIRIRLA:


_ ¿Cómo está organizado dicho poder?
_ ¿Qué procedimientos permiten que unas personas se conviertan en autoridades y posean poder para mandar?
_ El que manda, ¿Puede mandar cualquier cosa?

De las anteriores interrogantes podemos inferir que existen dos clases de Legitimidad:

A. LEGITIMIDAD DE ORIGEN

Es un elemento indispensable del poder, se obtiene desde el inicio de la gestión, desde el momento en que se
accede al poder estamos frente al concepto de legitimidad de origen. Esto sucede normalmente en el caso de la
tradición y del derecho, donde hay una previsibilidad y un tránsito necesario que se sigue para llegar al poder .
Dentro de este esquema es legítimo el que cumple estas prescripciones y en tal virtud gobierna 18.

B. LEGITIMIDAD DE EJERCICIO (LEGALIDAD)

Según Bidart, se refiere al modo de ejercer el poder. Genéricamente podemos decir que si, objetivamente, el fin
de todo estado radica en la realización del bien común o valor justicia. La legitimidad de ejercicio se obtiene
siempre por la gestión gubernativa enderezada a aquel fin y viceversa, se pierde por el apartamiento o la violación
del mismo19.

Solamente garantizando la validez de los derechos humanos y al mismo tiempo, ajustando su ejercicio, respetando
la competencia separada y propia de los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) durante el período
de ejercicio del poder del gobierno electo, será aceptado como demócrata y la legitimación del ejercicio estará
consagrada.

La legitimidad de ejercicio convalida a un gobernante de origen fraudulento, o a alguien que ha llegado al poder
sin los procedimientos preestablecidos. Un sistema legal no es siempre un buen sistema, la legalidad puede
haberse construido sobre una base injusta o el procedimiento mismo puede configurar esa injusticia y una
distancia entre el esquema jurídico y el anhelo social o los valores asumidos por la comunidad.

Es posible entonces que se presente cualquiera de estas cuatro combinaciones:

a. Un gobierno legal y legítimo

18
BOREA ODRIA, Alberto. “Los elementos del Estado Moderno”. Ob. Cit. p381
19
BOREA ODRIA, Alberto. “Los elementos del Estado Moderno”. Ob. Cit. p382-383
16
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Este es el más perfecto. Coincide, con el gobierno democrático, en donde existe un sistema constitucional
normativo denominado así por Kart Loewenstein. En él, el gobernante -que accede al poder por el sistema
configurado en la Constitución y las leyes- goza del reconocimiento y la aceptación de la ciudadanía.

b. Un gobierno ilegal e ilegítimo


Aquí se arriba al mando por vías extralegales y la comunidad rechaza al que ejerce el poder de mando, el cual
se sostiene únicamente por la fuerza (poder militar). Es el caso de una tiranía o dictadura.

c. Un gobierno ilegítimo pero legal


El que accede al mando puede hacerlo sin respetar el derecho pero por su posterior accionar justo y porque
las leyes que promueve son justas puede provocar el consentimiento popular. Muchos golpistas apelan a este
recurso en especial cuando han irrumpido contra realidades sociales con muchos defectos.

d. Un gobierno legítimo pero ilegal


Se puede acceder al poder a través del procedimiento establecido por las normas jurídicas vigentes, pero la
población no cree en el sistema mismo. En algunos casos lo repudia pues las leyes imperantes son injustas.
Las leyes aquí se hacen a la medida del gobernante, no para controlar su poder, sino para darle curso y
apariencia jurídica.

El poder político legítimo se debe no sólo monopolizar sino también ejercitar en interés tant o del gobernante -ex
parte principis-como de los gobernados -ex parte populi- y es justificado exclusivamente por derivar del consenso
de todos, plasmado en un contrato o pacto social. Asimismo, debe ejercerse de acuerdo con la legalidad. La
legitimidad se refiere al título, mientras que la legalidad a su ejercicio . El primero requiere que aquellos que
tienen el poder político estén legitimados para ello, y la segunda necesita que aquellos que lo ejercitan lo hagan de
manera legal. Para el gobernante, la legitimidad es el fundamento de su facultad para mandar, y la legalidad es la
organización de su deber para no excederse; para los gobernados, la legitimidad es el fundamento de su deber para
obedecer, y la legalidad es la garantía de que su facultad será respetada y no oprimida 20.

LEGITIMIDAD DE ORIGEN LEGITIMIDAD DE EJERCICIO


(LEGALIDAD)
PARA EL GOBERNANTE Es el fundamento de su facultad para Es la organización de su poder para no
mandar excederse

PARA EL GOBERNADO Es el fundamento de su Es la garantía de que su facultad será


deber para obedecer respetada y no oprimida.

Lo contrario al poder legítimo es el poder usurpador o de facto, y del poder legal es el poder arbitrario o tiránico.
Por tanto, el poder político para ser legítimo y legal no debe ser usurpador ni tiránico. Los abusos y defectos del
título y de su ejercicio pueden llevar, en lugar de la obediencia de un mandato, a la resistencia del mismo. De este
modo, la ilimitada naturaleza de la voluntad del poder requiere de ciertos comandos que limiten su ejercicio. Si se
abusa del poder, éste puede corromper absolutamente a la gente. Si el ejercicio del poder no se limita, hay que
tener presente el dictado de lord Acton: "el poder absoluto corrompe absolutamente". La mejor estratagema para
imponer límites al ejercicio del poder es el Estado de derecho y, dentro de ella, el establecimiento de una
Constitución que regule tanto la legitimidad como la legalidad del poder político.

La Constitución regula como se accede al poder, cómo se distribuyen las facultades que comprende, mediante que
procedimientos se ejerce y con qué límites se actúa para proteger al pueblo, en ese sentido Hamilton en “El
Federalista” menciona lo siguiente: "Al organizar un gobierno que ha de ser administrado por hombres para los
hombres, la gran dificultad estriba en esto: primeramente hay que capacitar al gobierno para mandar sobre los
gobernados; y luego obligarlo a que se regule a sí mismo. El hecho de depender del pueblo es, sin duda alguna,
el freno primordial indispensable sobre el gobierno; pero la experiencia ha demostrado a la humanidad que se
requieren precauciones auxiliares" 21

Finalmente podemos afirmar que el poder político del Estado como comunidad político-jurídica de nuestro tiempo
aparece así determinado por su esfera, una nación asentada en un territorio; por su orden, definido como un bien
publico de paz y prestación de condiciones para el desarrollo de la vida personal (bien común ) y por su jerarquía o

20
FLORES MENDOZA, Miner. Benjamín. “Derecho y poder en la defensa e ingeniería de la Constitución”. Revista Jurídica
Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Nº 92, 1998, p339-340
21
Ídem
17
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preeminencia en cuanto se superpone en su orden y en su esfera como poder coactivo a los demás poderes, por el
carácter universal de sus fines 22.

IV. ELEMENTOS DEL PODER:


Son dos los elementos esenciales del poder: dominación y competencia, los cuales se presentan en una
combinación variable dentro de aquel fenómeno.

4.1. DOMINACIÓN
Consiste en la capacidad material de hacer cumplir las decisiones de los gobernantes, es decir, de poder obligar,
aun por la fuerza, a los gobernados a obedecer esas decisiones. La voluntad de dominación es característica
común del gobernante; esta voluntad puede ser más o menos acentuada según la naturaleza del régimen político
imperante, del mismo sistema de gobierno, o aun, de la propia personalidad del gobernante. En los regímenes
políticos que cuentan con un mayor apoyo ciudadano, esto es con una más amplia base de legitimidad, el
elemento dominación se manifiesta de manera más atenuada, por cuanto se hace menos necesario que la voluntad
de dominación se traduzca en actos de autoridad. Así ocurre, por lo general, en los regímenes democráticos. Pero
debemos anotar que todo gobierno, por amplia que sea su base popular, requiere en su ejercicio del respaldo de la
fuerza material para imponer su voluntad sobre aquellos individuos o sectores que pretendan desconocerla. Para
ello dispone del aparato coercitivo del Estado: fuerzas militares y de policía, organismo de seguridad, sistema
penitenciario. 23

4.2. COMPETENCIA (INFLUENCIA)


Es la aptitud reconocida al gobernante para adoptar soluciones justas a los problemas que plantea la conducción
del conglomerado social. Este espacio de autoridad, que como dice, Hauriou, acompaña naturalmente a la
competencia, supone la adhesión de ese conglomerado y hace que normalmente los mandatos de la autoridad sean
obedecidos, sin necesidad de recurrir a la fuerza. En el ejercicio del poder público, en un régimen auténticamente
democrático y en un Estado de Derecho, el elemento competencia debe predominar sobre el elemento
dominación; es decir viene a estar subordinado al primero. 24

La competencia, expresa los fundamentos ético-políticos y las cualidades, condiciones, virtudes y atribuciones
necesarios para alcanzar los efectos y consecuencias previamente determinadas. Es la suma de razones, facultades
personales, experiencia y conocimientos manifestados en torno a la relación coexistencial de mando-obediencia.

En relación a la coexistencia de ambos elementos se puede afirmar que:

_ El poder puede existir sin la fuerza, así como la fuerza puede carecer de poder. La Iglesia, que carece de
medios de compulsión material, ejerce un poder evidente sobre sus creyentes y sobre la sociedad en general,
inversamente un gobierno de ocupación detenta la fuerza, pero carece de poder.

_ Cuando se da en una organización política determinada primacía al elemento competencia, se está frente a un
poder de derecho; en cambio, cuando en esa organización predomina el elemento dominación, generalmente se
está frente a un poder de hecho.

V. PODER DE DERECHO Y DE HECHO


Propiamente hablando no existe sino un poder pero se distingue corrientemente entre el poder de hecho y poder de
derecho. Son los gobiernos los que pueden ser clasificados en regímenes de jure (de derecho) y regímenes de
facto (de hecho), ello de acuerdo a su legitimación de origen; esta clasificación carece de interés cuando se trata
de apreciar la legitimidad de ejercicio, pues ella depende de la lealtad al fin propio de todo gobierno (gestión del
bien común).

GOBIERNO DE DERECHO GOBIERNO DE HECHO

Se accede al ejercicio del poder político por las Se accede al ejercicio del poder por otras vías o si habiéndolo
vías fijadas en la Constitución y las leyes hecho por vías legales prolonga sin derecho su actuación más allá
complementarias. del término fijado en la Constitución o altera
inconstitucionalmente la distribución de funciones entre los entes
políticos u órganos supremos del Estado.

22
Cfr. SANCHEZ AGESTA, Luis. Citado por FERRERO COSTA, Raúl. “Teoría del Estado” Materiales de Enseñanza.
Universidad de Lima. 2003. p105
23
NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Ob. Cit. p120
24
NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Ob. Cit. p121
18
DERECHO CONSTITUCIONAL I
PROFESORA: MGTR. KATHERINEE ALVARADO TAPIA.

Los gobiernos de hecho se constituyen por revolución o por golpe de Estado pero existen diferentes situaciones 25
que se presentan en la realidad política del Estado siendo entre otras:

 GOLPE DE ESTADO: Acto violento, que emana de una parte de los poderes públicos contra otros.
Frecuentemente, es el Poder Ejecutivo quien lo realiza, pero puede ser ejecutado por un cuerpo público
subordinado (Ej. El Ejército) que se erige en poder político. Este método de quiebre del estado de derecho,
implica una quiebra de la continuidad constitucional y el cambio de los ocupantes de los cargos o roles de
gobierno por medios extraños a las normas constitucionales, donde no es necesario que se ponga en actividad
el poder constituyente.

 REVOLUCIÓN: Hecho político en que la ruptura del cerco constitucional es un acto institucional de voluntad
política, que tiene por mira el cambio de las instituciones en las cuales se configura el ordenamiento jurídico
-político - institucional anterior. Supone un cambio total de todos los órdenes, que se prolonga en el tiempo y
debe transitar por las diversas etapas que conforme las dimensiones son: a) alteración de valores o mitos de la
sociedad; b) alteración de la estructura social; c) alteración de las instituciones; d) cambio en la formación del
liderazgo, tanto en el personal de las elites, como en la composición de las clases; e ) transferencia ilegal o no
legal del poder; f) presencia o predominio de conducta violenta que se manifiesta en los acontecimientos
conducentes al derrocamiento del régimen.

 INSURRECCIÓN: Sublevación popular contra el régimen establecido, que procede de un descontento


general, de carácter irracional, espontáneo, cuyos movimientos son de resultado desconocido e imprevisible.
Inicialmente no tienen jefes, o al menos, no son visibles.

Nuestro ordenamiento jurídico en el Código Penal, señala dentro el Título XVI: cuales acciones son consideradas
como que atentan contra los poderes del Estado y el orden constitucional.

Artículo 346.- Rebelión


El que se alza en armas para variar la forma de gobierno, deponer al gobierno legalmente constituido o suprimir o modificar
el régimen constitucional, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte años y
expatriación.

Artículo 347.- Sedición


El que, sin desconocer al gobierno legalmente constituido, se alza en armas para impedir que la autoridad ejerza libremente
sus funciones o para evitar el cumplimiento de las leyes o resoluciones o impedir las elecciones generales, parlamentarias,
regionales o locales, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años.

Artículo 348.- Motín


El que, en forma tumultuaria, empleando violencia contra las personas o fuerza en las cosas, se atribuye los derechos del
pueblo y peticiona en nombre de éste para exigir de la autoridad la ejecución u omisión de un acto propio de sus funciones,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de seis años.

VI. FUNCIONES DEL PODER26


1. FUNCIÓN DE DIRECCIÓN
Siempre que se trate de una acción colectiva, la ausencia de dirección implica el desorden; de ahí la necesidad de
un poder que dirija y dicte normas antes de aplicarlas. Por lo general se piensa que el poder es necesario sólo para
el efecto de poner la fuerza al servicio del orden y por eso concebimos el Estado como un aparato coactivo. Hay
error en tal concepción, pues la necesidad de coacción no es la razón esencial del poder. La razón esencial de éste
y del Estado mismo, consiste en la necesidad de una dirección que asegure la unidad de acción social, o sea una
mente que formule orden antes que imponerlo.

Toda sociedad, actividad, empresa etc.; supone necesariamente una dirección, es decir una autoridad. La
necesidad de un poder directo resulta obvia por el hecho de que los hombres no pueden ponerse de acuerdo
diariamente sobre cada asunto, de modo que alguien debe encargarse constantemente de adoptar la decisión sobre
cada particular.

25
Cfr. RUIZ, Horacio. “Gobierno de Facto”. Revista de Opinión Jurídica “Urbe et Jus”. Nº 10, Año II. Argentina. 2005. P.1
26
Cfr. FERRERO R. Raúl. “Ciencia Política. Teoría del Estado y Derecho Constitucional General y Comparado”. Editorial
Grijley. Lima. 2000. p25-27
19
DERECHO CONSTITUCIONAL I
PROFESORA: MGTR. KATHERINEE ALVARADO TAPIA.

2. FUNCIÓN DE ESPECIALIZACIÓN
La sociedad se halla basada en la división del trabajo, por lo que se precisa que cada cual asuma una determinada
función, especializándose en ella y realizándola mejor que la generalidad. La tarea de dirigir el grupo supone una
especialización, pues, aunque el gobierno interesa a todos los asociados, es menester que exista un grupo de
hombres consagrados exclusivamente a las tareas del gobierno a fin de realizar tal función de manera continua y
con mayor aptitud. Mientras unos hombres se dedican a la producción de bienes económicos, otros a la
instrucción, al pensamiento, a la defensa de la sociedad, un grupo se consagra a la función de dictar normas para
la convivencia social y de vigilar su aplicación con miras al bien común.

3. FUNCIÓN DE COACCIÓN
Es casi imposible concebir al derecho sin la nota de coercitividad, en virtud de la cual la norma se impone
independientemente de la voluntad de los obligados, pues la regulación jurídica es ineludible y no depende del
acuerdo con el sujeto. Es por ello que generalmente concebimos el Estado como un aparato coactivo, aunque
sustancialmente su función es de dirección. El empleo de la coacción sólo es necesario cuando hay infractores del
orden jurídico, lo que es menos frecuente en los pueblos de cultura homogénea.

El Estado no es sustancialmente un orden coactivo, aunque tampoco pude ser concebido sin fuerza coactiva. La
coacción no es una nota específica de la norma jurídica, por más que la eficacia de la norma jurídica depende en
gran parte de la coacción que la respalde. Norma y coacción son idealmente independientes.

La teoría del derecho ha desarrollado dos conceptos para calificar el rol que cumple la fuerza del Estado en apoyo
a la vigencia de las normas jurídicas. Estos dos conceptos son:

Presión subjetiva que en las personas cumple la virtualidad de la fuerza del Estado, de manera que
COERCIÓN adecuan sus conductas al derecho, sin necesidad de ser coaccionadas. El Estado no hace uso positivo
de su fuerza pero la posibilidad de que ella sea ejercitada conduce a la persona a cumplir con el
derecho.
Por ejemplo: El deudor no desearía pagar pero para no verse en problemas judiciales y eventualmente
evitar el remante de sus bienes prefiere pagar su deuda.

Empleo actual de la fuerza del estado en defensa del ordenamiento del derecho . El Estado hace
COACCCIÓ
uso positivo de su fuerza para que el derecho sea cumplido.
Por ejemplo: Un deudor moroso al que el juez embarga sus bienes y los remata para pagar a su
acreedor.

“LA COERCIÓN ES LA REPRESENTACIÓN SUBJETIVA QUE OBLIGA A OBRAR DE


ACUERDO AL SISTEMA JURÍDICO POR TEMOR A LA COACCIÓN.”

VII. ORDEN, PODER Y LIBERTAD

Orden social, poder y libertad son nociones llamadas a equilibrarse en la vida normal de un Estado . Hauriou,
opina que la concepción de un régimen constitucional tiene por fin establecer “un equilibrio fundamental que sea
favorable a la libertad, asegurando el desenvolvimiento regular del Estado”. Este equilibrio se establece por el
juego de dos fuerzas dinámicas o de movimiento, que son el poder y la libertad y de una fuerza de resistencia, que
es el orden 27.

Si se pone énfasis extremo en el orden, o sea si es preterida o relegada la libertad, el poder resulta un aparato de
coacción arbitrara, contrariamente, si predomina la extrema libertad o sea una tendencia libertaria, se cae en
anarquía, lo que engendra dictadura. Estos tres elementos se complementan entre sí. Cada uno de ellos es una
fuerza y de la conjunción de las tres fuerzas resulta el equilibrio de la agrupación social organizada .

TRIOLOGÍA “ORDEN - PODER - LIBERTAD”

27
Cfr. FERRERO R. Raúl. “Ciencia Política. Teoría del Estado y Derecho Constitucional General y Comparado”. Ob. Cit. p37
20
DERECHO CONSTITUCIONAL I
PROFESORA: MGTR. KATHERINEE ALVARADO TAPIA.

ORDEN PODER (Político) LIBERTAD


 Coloca a las distintas piezas del aparato  Es la FUERZA DE EQUILIBRIO. El  Es la FUERZA DE MOVIMIENTO.
político en su sitio según la función propia orden y la libertad precisan del poder para
de cada una: a los hombres, a los grupos, a protegerse. El poder requiere libertad,
porque la fuerza o la coacción solamente no Pero la libertad necesita del orden para
los gobernantes, etc. evitar el desorden y la anarquía.
 El orden juega como una FUERZA DE bastan para obtener o hacer durar la
obediencia. El poder exige asimismo orden,  El orden es fuerza de contención para la
RESISTENCIA, en apariencia nos da una libertad, así como la libertad es fuerza de
imagen inerte, quieta, e algo establecido, porque de lo contrario no obtiene la
participación de los gobernados. energía y de dinamismo para el orden, que
de lago que “está ahí” y que no se mueve de otro modo sería inmóvil.
 El poder ocasiona el equilibrio en la medida
en que, compensando el orden con la
libertad, integra a los hombres, a los grupos
y a los poderes en una síntesis armónica y
coherente, los subordina para el fin común
público, y se establece socialmente en
forma de preponderancia, sin aniquilar la
libertad ni endurecer el orden.

VIII. CARACTERÌSTICAS DEL PODER EN EL ESTADO DE DERECHO

Como corolario de esta lección, podemos afirmar, siguiendo a Naranjo Mesa 28 que el poder del Estado, el poder
político institucionalizado, presenta las características siguientes:

a. Existencia de diversos órganos que desarrollan distintas tareas del ejercicio del poder político (división del
trabajo político).
b. Existencia de un grupo más o menos numeroso de individuos (funcionarios que ponen en movimiento sus
organismos mediante la realización de las tareas que les corresponden).
c. Existencia de ciertas normas jurídicas que definen los órganos de poder y sus funciones (racionalización de las
tareas políticas).
d. Existencia de una clara y precisa distinción entre el órgano del poder y de quien lo ejerce por medio del
órgano. Así formalmente hablando, el funcionario o gobernante no se identifica con el poder. Este adquiere
perdurabilidad en la medida en que puede desaparecer el individuo que lo ejerce y, sin embargo, la función
sigue existiendo. Existe el cargo no la persona, la cual solo es un elemento transitorio y aleatorio.

LECTURA OBLIGATORIA:
 DEL HIERRO, José Luis. “Legitimidad y legalidad”. En: Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad. Nº 04,
marzo – agosto 2013, pp. 179-186
¡
LECTURAS SUGERIDAS:
 DUVERGER, Mauricio. “El poder político” En: Teoría del Estado. Materiales de Enseñanza. FERRERO
COSTA, Raúl. (Comp.) Fondo Editorial de la Universidad de Lima. 2003, pp. 72-84.
 FERNÁNDEZ RUIZ, Fernando. El poder y sus tipos.
http://biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/DerechoComparado/81/art/art3.pdf

28
Cfr. NARANJO MESA, Vladimiro. “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”. Ob. Cit. p133
21

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