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CASACIÓN 59-2018
SÉTIMO.- En ese sentido, tenemos que el presente proceso contiene pretensiones acumuladas,
entre ellas, la de declaratoria de herederos y la de petición de herencia, las cuales se vienen
tramitando dentro de un proceso de conocimiento, que es la vía establecida para este tipo de
casos; asimismo, se observa que la demanda ha sido presentada por quienes invocan tener la
calidad de herederos y, para ello, en el mismo proceso están solicitando así ser declarados por
tener vocación hereditaria; demanda dirigida contra la persona a la cual le atribuyen tener
título sucesorio respecto de los mismos causantes y en tal calidad ejercer la posesión de un
bien integrante de la herencia. OCTAVO.- La declaratoria de herederos y la petición de
herencia implican, precisamente, que quien la demanda deba invocar tener derecho sobre una
herencia, y en tal sentido, adquiere relevancia para el caso la previsión del artículo 660 del
Código Civil, según el cual: «Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes,
derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores», esto es,
hay herencia desde que la persona fallece y la misma se transmite sucesoriamente desde ese
momento, siendo en mérito a ello que tras el deceso del causante, una persona puede CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL TRANSITORIA CASACIÓN 59-2018
AREQUIPA DECLARATORIA DE HEREDEROS 26 solicitar se le declare heredero e invocando
dicha calidad, oponer su condición de heredero, peticionando la herencia a la cual considera
tener derecho (incluyendo los bienes que contiene). Precisamente, en el caso de autos, la
demanda ha sido interpuesta por quienes se consideran sucesores hereditarios conforme al
artículo 660 del Código Civil, solicitando previamente que se les declare herederos, situación
que lógicamente deberá ser definida en la etapa decisoria.
DÉCIMO SEXTO.- La recurrente también ha denunciado la infracción normativa del inciso 5 del
artículo 139 de la Constitución Política del Perú, disposición constitucional que contempla
como principio y derecho de la función jurisdiccional, al derecho a: «La motivación escrita de
las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan». Al
respecto se sostiene que la sentencia de visa incurrió en una motivación incongruente al haber
expedido “pronunciamiento incompleto”
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Fundamentación de la Sala Superior. De otro lado, se advierte que la Sala Superior fundamentó
su decisión en lo señalado en el artículo 426 del Código Procesal Civil. Si bien es verdad, solo
alude al segundo párrafo de dicho dispositivo, no es menos cierto que el inciso 1 de la referida
norma prescribe que el juez declara inadmisible la demanda cuando no tenga los requisitos
legales
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De existir declaratoria de herederos que no incluya al
demandante, este puede acumular a su acción de petición de
herencia la acción para que se le declare heredero. Ambas
pretensiones se tramitan como proceso de conocimiento”[7].
TORRES VASQUEZ, Aníbal, (2011); “Código Civil. Comentarios a la jurisprudencia concordancias,
antecedentes. Sumillas. Legislación complementaria”. T. I. 7ª Edición. Editorial Moreno S.A. Lima, p.
669.
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1. Introducción
La norma que comentamos no solo está fuera de lugar sino que ya existe
una norma en el correspondiente cuerpo normativo de normas adjetivas
que regula el interés para obrar y la legitimidad para obrar mas
conocidas como las condiciones de las acción en la doctrina procesal.
Requisitos necesarios para la expedición de una sentencia sobre el
fondo.
El interés para obrar puede ser definido como el interés sustancial que
deben tener las partes que actúan en el proceso, es decir, el motivo o
razón de carácter jurídica material, serio y particular que lleva a una
persona (en el caso del demandante) a procurar la intervención de los
órganos jurisdiccionales del Estado a fin de que se acceda a las
pretensiones formuladas en la demanda; y en el caso del demandado, la
razón por la cual se opone o contradice tales pretensiones.
Nadie puede sustituirse en el interés ajeno, salvo que la propia ley admita
una legitimidad
ampliada (como por ejemplo, en los casos de hábeas corpus en que se
reconoce a cualquier ciudadano legitimidad para pedir tutela a favor de
quien se ve privado ilegítimamente de su libertad). La solidaridad nos
puede impeler a pretender auxilio procesal para alguien que se encuentra
en una situación de conflicto, pero esa solidaridad debe ser debidamente
canalizada. (Ibídem, p. 58)
Priori Posada señala que “La legitimidad para obrar se entiende más bien
como presupuesto para poder plantear una pretensión en un proceso, de
forma tal que solo si la pretensión es planteada por una persona
legitimada, el juez puede pronunciarse válidamente sobre el conflicto de
intereses que le ha sido propuesto.”
No obstante tener la presente norma una defectuosa redacción,
pasaremos a analizar cada uno de los tipos de intereses que contempla.
Esto es, el legítimo interés, el interés económico y el interés moral.
4. El legítimo interés
o El legítimo interés en el artículo VI del Título Preliminar y en
los artículos 49, 127, 129, 253, 351, 366, 399, 956, 1260 y
1999.
El interés económico puede ser definido como aquel que tiene contenido
patrimonial, es decir, valorizable en sí mismo, o referido a bienes
susceptibles a su vez de ser valorizados. (Rubio Correa, 2008, p. 119)
6. El interés moral
o A los ascendientes y descendientes.
El profesor Espinoza suscribe esta opinión. Así señala que el rol actual
del TPCC debe adecuarse a esta actual exigencia histórica: se debe
prescindir de regular supuestos de hecho procesales que, dicho sea de
paso, están mejor regulados en el Código Procesal Civil y, con el riesgo
de caer en decir lo evidente, debe regular categorías materiales propias
de su disciplina. Esto es lo que sucede con el legítimo interés: el Código
Procesal Civil, en el artículo IV de su Título Preliminar ya se refiere
al interés procesal. Es por ello que en las propuestas de reforma al
Código Civil peruano ya se ha eliminado el actual (y vigente) artículo VI
del TPCC. (Ibídem, p. 388)
8. Conclusiones
9. Bibliografía
MONROY GÁLVEZ, Juan (1994). “El artículo VI del Título Preliminar del
Código Civil peruano de 1984”. En: Themis. Revista de derecho, n. 30, pp.
37-47.
RUBIO CORREA, Marcial (2008). El Título Preliminar del Código Civil. Lima:
PUCP.
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Andres cusi Arredondo
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CUARTO: Con relación a la infracción normativa de los artículos 424 y 425 del Código Procesal
Civil 4.1. La parte recurrente alega que tiene legitimidad para obrar en atención a que, en su
escrito de demanda ha adjuntado los medios probatorios que probarían la calidad de
propietario del lote materia del proceso, por lo cual, aunque la parte demandada cuente con la
escritura pública de compraventa N° 404, de fecha dieciocho de diciembre de mil novecientos
noventa y seis y la escritura pública N° 416, de fecha ocho de agosto de dos mil once, que
aclara la citada escritura pública Nº 404, de fecha ocho de agosto de dos mil once, ya que
considera que dicho aspecto debe ser objeto de debate y pronunciamiento con la sentencia.
En atención a ello corresponde precisar que, respecto al Principio de Tutela Jurisdiccional
Efectiva, el Tribunal Constitucional ha precisado en el expediente número 773- Corte Suprema
de Justicia de la República Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente SENTENCIA
CASACIÓN N° 32015-2019 LAMBAYEQUE 13 2005-PA/TC-LIMA de fecha trece de abril del año
dos mil cinco: “(…) Como lo ha señalado este Colegiado en anteriores oportunidades, la tutela
judicial efectiva es un derecho constitucional de naturaleza procesal en virtud del cual toda
persona o sujeto justiciable puede acceder a los órganos jurisdiccionales, independientemente
del tipo de pretensión formulada y de la eventual legitimidad que pueda, o no, acompañarle a
su petitorio. En un sentido extensivo, la tutela judicial efectiva permite también que lo que ha
sido decidido judicialmente mediante una sentencia, resulte eficazmente cumplido. En otras
palabras, con la tutela judicial efectiva no sólo se persigue asegurar la participación o acceso
del justiciable a los diversos mecanismos (procesos) que habilita el ordenamiento dentro de los
supuestos establecidos para cada tipo de pretensión, sino que se busca garantizar que, tras el
resultado obtenido, pueda verse este último materializado con una mínima y sensata dosis de
eficacia (…)”. 4.2. En ese sentido, entre los derechos fundamentales reconocidos, se encuentra
el derecho a una Tutela Jurisdiccional efectiva, derecho que encierra una enorme
trascendencia social persiguiendo asegurar el eficaz y eficiente cumplimiento de los fines ya
invocados, de alcanzar el anhelo de toda persona humana de existir en una sociedad digna y
por tanto justa, garantizando que el universo de los derechos fundamentales, hayan sido o no
expresamente reconocidos en la Constitución Política del Perú en favor de la persona humana,
sean efectivamente protegidos por el Estado, la Sociedad y los individuos. De qué serviría que
el ordenamiento jurídico, partiendo de la norma suprema que es la Constitución del Estado,
reconozca derechos a favor de las personas, si no existe algún derecho que asegure la efectiva
protección de los mismos en el mundo real, estaríamos frente a un reconocimiento puramente
abstracto, teórico de estos derechos, sin efectividad práctica y por lo tanto frente a la
circunstancia de afirmar que estos derechos no existirían, quedando el ser humano sujeto a la
arbitrariedad y a la opresión de los grupos de poder despreocupados por el interés general. La
trascendencia de este derecho reside en que reconoce y regula una relación jurídica entre el
sujeto y el Estado, la misma que se efectiviza cuando el sujeto exige al Estado, haga uso de su
ius imperium para obligar al responsable de su satisfacción, que puede ser el Estado mismo, la
Sociedad o los individuos cumplan con el reconocimiento y Corte Suprema de Justicia de la
República Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente SENTENCIA CASACIÓN N°
32015-2019 LAMBAYEQUE 14 satisfacción de los derechos reclamados; generando a la vez el
deber del Estado de atender con eficacia dicho pedido procurando su satisfacción plena,
asignando a uno de su poderes conformantes (Jurisdiccional) la función de ejercer su jus
imperium para la efectiva satisfacción de los derechos reclamados que han sido negados o
violados. Constituye, en resumen, el derecho que asegura la posibilidad del disfrute de todos
los demás derechos. He allí el sustento de la exigencia a la Jurisdicción de que no responda de
cualquier manera al pedido de protección formulado por el sujeto, sino que su respuesta tiene
que ser satisfactoria, debe cubrir las expectativas, los anhelos de los justiciables y la esperanza
de la sociedad de desarrollarse en dignidad. Toda respuesta arbitraria, insuficiente, genérica,
abstracta, injusta, incompleta, vacía, incongruente, de manera alguna puede considerarse
protectora de este derecho fundamental emitida conforme a sus exigencias.
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La utilidad, debe entenderse en el sentido que el proceso judicial debe ser útil
para poder resolver la controversia. En cambio, la necesidad debemos
entenderla en el sentido de que el poder judicial es el último mecanismo para
poder tutelar un derecho, es decir, es aquel al cual se acude al haber agotado
todos los mecanismos alterativos de resolución de controversias. Esto es muy
importante resaltar, ya que, si antes de iniciar un proceso judicial existen otras
formas de resolver la controversia, se deben acudir a ellas, porque quizá allí
obtendrán tutela pronta, oportuna y eficaz. Uno de esos mecanismos es el
arbitraje, que es uno de los mecanismos más importantes en las relaciones
contractuales, debido a que es un proceso más flexible, rápido y especializado.
Un ejemplo ilustrativo es el siguiente, si en un contrato de suministro de lana
de alpaca las partes pactan en el contrato que cualquier controversia derivada
en la ejecución del contrato se resolverá en un arbitraje, en caso una de las
partes quiere desconocer la cláusula arbitral y acudir al poder judicial no tendrá
interés para obrar, debido a que quizá acudir al ente judicial es útil para
resolver la controversia, pero no es necesario, porque se pactó que la
controversia se resolverá mediante el arbitraje.
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Al existir dos títulos de propiedad sobre un mismo bien, inscritos en los registros públicos,
resulta jurídicamente imposible amparar la presente demanda que tiene como pretensión la
accesión de la construcción en un terreno ajeno, pues previamente debe dilucidarse la
nulidad del título registral de los demandados
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En tal sentido, al ser el interés para obrar y la legitimidad para obrar, condiciones de la
acción que necesariamente deben concurrir copulativamente para que el juzgador, prima
facie, dicte una resolución admisoria; la declaratoria de improcedencia infringe la norma
procesal denunciada, más si la afirmación que la demanda contiene un petitorio
jurídicamente imposible, es errada, pues éste es el...
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