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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL TRANSITORIA

CASACIÓN 59-2018

AREQUIPA DECLARATORIA DE HEREDEROS

SÉTIMO.- En ese sentido, tenemos que el presente proceso contiene pretensiones acumuladas,
entre ellas, la de declaratoria de herederos y la de petición de herencia, las cuales se vienen
tramitando dentro de un proceso de conocimiento, que es la vía establecida para este tipo de
casos; asimismo, se observa que la demanda ha sido presentada por quienes invocan tener la
calidad de herederos y, para ello, en el mismo proceso están solicitando así ser declarados por
tener vocación hereditaria; demanda dirigida contra la persona a la cual le atribuyen tener
título sucesorio respecto de los mismos causantes y en tal calidad ejercer la posesión de un
bien integrante de la herencia. OCTAVO.- La declaratoria de herederos y la petición de
herencia implican, precisamente, que quien la demanda deba invocar tener derecho sobre una
herencia, y en tal sentido, adquiere relevancia para el caso la previsión del artículo 660 del
Código Civil, según el cual: «Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes,
derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores», esto es,
hay herencia desde que la persona fallece y la misma se transmite sucesoriamente desde ese
momento, siendo en mérito a ello que tras el deceso del causante, una persona puede CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL TRANSITORIA CASACIÓN 59-2018
AREQUIPA DECLARATORIA DE HEREDEROS 26 solicitar se le declare heredero e invocando
dicha calidad, oponer su condición de heredero, peticionando la herencia a la cual considera
tener derecho (incluyendo los bienes que contiene). Precisamente, en el caso de autos, la
demanda ha sido interpuesta por quienes se consideran sucesores hereditarios conforme al
artículo 660 del Código Civil, solicitando previamente que se les declare herederos, situación
que lógicamente deberá ser definida en la etapa decisoria.

DÉCIMO SEXTO.- La recurrente también ha denunciado la infracción normativa del inciso 5 del
artículo 139 de la Constitución Política del Perú, disposición constitucional que contempla
como principio y derecho de la función jurisdiccional, al derecho a: «La motivación escrita de
las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan». Al
respecto se sostiene que la sentencia de visa incurrió en una motivación incongruente al haber
expedido “pronunciamiento incompleto”

…………….O………………………

Fundamentación de la Sala Superior. De otro lado, se advierte que la Sala Superior fundamentó
su decisión en lo señalado en el artículo 426 del Código Procesal Civil. Si bien es verdad, solo
alude al segundo párrafo de dicho dispositivo, no es menos cierto que el inciso 1 de la referida
norma prescribe que el juez declara inadmisible la demanda cuando no tenga los requisitos
legales

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El derecho a  la petición de herencia, ¿en qué


consiste?
 
El derecho de petición de herencia[6] está regulado por el Libro
IV del Código Civil- Libro de sucesiones- específicamente
el artículo 660 que establece textualmente “que desde el
momento de la muerte de una persona, los bienes, derechos y
obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a sus
sucesores”.
 
Por su parte, el artículo 664 del Código Civil señala que: “(…) el derecho de petición
de herederos corresponde al heredero que no posee los bienes que considera que le
pertenece, y se dirige contra quien los posea en todo o parte a título sucesorio, para
excluirlo o para concurrir con él. La pretensión a la que se refiere el párrafo anterior,
puede acumularse  la de declarar heredero al peticionante si, habiendo pronunciado 
declaración judicial  de herederos, considera que con ella se han preferido sus derechos.
Las pretensiones a que se refiere este artículo son imprescriptibles y se tramitan  como
proceso de conocimiento (…)”.
 
En este tipo de proceso pueden discutir tema sucesorio todas
aquellas personas que se considera con derecho para ello, pues
existe una etapa probatoria amplia, más aún por cuanto la
finalidad de dichos procesos no es declarar derechos sino
restituir los derechos fundamentales perdidos.
 
Para el profesor Torres Vásquez, la acción de petición de
herencia, tiene tres aspectos característicos:

a. “El demandante debe ser un heredero que no posee los


bienes que considera que le pertenecen;
b. El demandado debe ser una persona que posee a titulo
sucesorio la totalidad o parte de los bienes  de la herencia
(poseedor  pro herede);
c. La finalidad que persigue el demandante es excluir de la
herencia al demandado por ser un falso sucesor o concurrir
con él en la herencia por tener ambos derechos a suceder. 

 
De existir declaratoria de herederos que no incluya al
demandante, este puede acumular  a su acción de petición de
herencia la acción para que se le declare  heredero. Ambas
pretensiones se tramitan como proceso de conocimiento”[7].
 
TORRES VASQUEZ, Aníbal, (2011); “Código Civil. Comentarios a la jurisprudencia concordancias,
antecedentes. Sumillas. Legislación complementaria”. T. I. 7ª Edición. Editorial Moreno S.A. Lima, p.
669.

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CASACIÓN 3052-2018 UCAYALI REIVINDICACIÓN 9 Denuncia de carácter procesal:


------------------------------------------------------------- 1. El artículo 139 inciso 3 de nuestra
Constitución Política consagra como principio rector de la función jurisdiccional, dentro de
nuestro ordenamiento jurídico, la observancia del debido proceso; el cual, conforme a la
interpretación que reiteradamente ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, exige fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de tal
forma que su tramitación garantice a las personas involucradas en él las condiciones
necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u
obligaciones sujetos a consideración1 .
------------------------------------------------------------------------------------- 2. Uno de los principales
componentes del derecho al debido proceso se encuentra constituido por el denominado
derecho a la motivación, consagrado por el artículo 139, inciso 5, de la Carta Política, por el
cual se garantiza a las partes involucradas en la controversia el acceso a una respuesta del
juzgador que se encuentre adecuadamente sustentada en argumentos que justifiquen lógica y
razonablemente, en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso,
la decisión adoptada, y que, además, resulten congruentes con las pretensiones y alegaciones
esgrimidas por aquellas dentro de la controversia.
--------------------------------------------------------------------------------- 3. Las pruebas que sustentan la
pretensión y la oposición de las partes tienen su correlativo en el deber del juez de merituar de
manera conjunta el caudal probatorio aportado, de acuerdo a lo preceptuado por el artículo
197 del Código Adjetivo. Esta actividad, valoradora en los aspectos de prueba-
valoraciónmotivación, no deben ser expresadas en la forma de meros agregados 1 Corte IDH.
OC-9/87 “Garantías Judiciales en Estados de Emergencia”, párr. 28. CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL TRANSITORIA CASACIÓN 3052-2018 UCAYALI
REIVINDICACIÓN 10 mecánicos, sino como la expresión del juicio racional empleado por el
juzgador para establecer la conexión entre los medios de prueba presentados por las partes y
la verdad o falsedad de los enunciados sobre los hechos en litigio. -----

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Diferencias entre «interés para


obrar» y «legitimidad para
obrar»
POR
 SAÚL JOSÉ COCA GUZMÁN
 -
24 DICIEMBRE, 2020
64981

Sumario. 1. Introducción, 2. Análisis del artículo VI del Título Preliminar


del Código Civil, 3. El interés para obrar y la legitimidad para obrar, 3.1. El
interés para obrar, 3.2. La legitimidad para obrar, 4. El legítimo interés, 5.
El interés económico, 6. El interés moral, 6.1. El interés moral familiar, 7.
Crítica al artículo VI del Título Preliminar del Código Civil, 8. Conclusiones,
9. Bibliografía.

1. Introducción

El artículo VI es la primera norma de naturaleza adjetiva incorporada en el


Título Preliminar del Código Civil. ¿Era indispensable regular el interés
para obrar en el Código Civil? ¿Acaso no se pudo plasmar dicha figura en
el Título Preliminar del Código Procesal Civil? Las respuestas a esas
interrogantes son muy sencillas. De hecho, el interés para obrar ya está
regulado en el Código Procesal Civil, por lo que su incorporación en
el Código Civil genera confusiones de orden teórico y quizá práctico.

Debemos recordar que la finalidad del Título Preliminar del Código


Civil es orientar a los operadores del derecho (entiéndase jueces,
abogados y árbitros) al momento de interpretar, integrar o aplicar las
normas jurídicas. No debemos olvidar que además las normas
contempladas en este Título Preliminar tienen vocación orientadora para
todo el derecho, o sea, tanto para el derecho privado como el derecho
público.

2. Análisis del artículo VI del Título Preliminar del Código Civil

De acuerdo con el artículo VI del Título Preliminar del Código Civil (en


adelante TPCC):

Artículo VI.- Interés para obrar

Para ejercitar o contestar una acción es necesario tener legítimo interés


económico o moral.

El interés moral autoriza la acción sólo cuando se refiere directamente al


agente o a su familia, salvo disposición expresa de la ley.

Juan Monroy Gálvez afirma que la norma investigada es una norma


procesal. Lo es porque su uso por el ciudadano solo es factible de
concretarse dentro del proceso o para el proceso. La norma
procesal enseña qué se puede hacer dentro de una relación procesal y de
qué manera. Por oposición, considera que las normas materiales se
caracterizan porque contienen una propuesta de comportamiento social,
es decir, postulan una conducta determinada en el espectro de las
relaciones sociales. (1994, p. 38)
De lo dicho se desprende que la citada norma está plasmada en un
cuerpo normativo que no le corresponde, es decir, dentro de un conjunto
de normas materiales y no procesales.

Hay que destacar que el artículo IV del Título Preliminar del Código


Procesal Civil dice respecto a este tema: “El proceso se promueve solo a
iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar”.
(Rubio Correa, 2008, p. 114)

La norma que comentamos no solo está fuera de lugar sino que ya existe
una norma en el correspondiente cuerpo normativo de normas adjetivas
que regula el interés para obrar y la legitimidad para obrar mas
conocidas como las condiciones de las acción en la doctrina procesal.
Requisitos necesarios para la expedición de una sentencia sobre el
fondo.

Marcial Rubio sostiene que:

El objetivo fundamental del artículo VI del Título Preliminar del Código


Civil consiste en establecer criterios generales que regulen el interés que
corresponde tener para la constitución de parte en los procesos
judiciales, y por su naturaleza está destinada a regular aquellos casos en
los que la contienda versa sobre intereses individualizables, bien de
personas naturales, bien de personas jurídicas. En este sentido, es una de
las normas del Título Preliminar menos susceptible de ser extendida a
otros campos del derecho. (2008, p. 114)

Más adelante agrega que:

La definición de los diversos contenidos que trae el artículo merece


tratamiento específico. Por lo pronto, es importante señalar que, como su
propio texto indica, es disposición aplicable tanto para la legitimación
procesal activa –interposición de acción o eventual reconvención- como
para la pasiva –contestación de la acción interpuesta bajo cualquiera de
sus posibles alternativas. (Ibídem, p. 115)
Para una destacada doctrina procesal nacional, la lectura que debe
hacerse de este artículo es que para poder plantear válidamente una
pretensión en el proceso o para poder oponerse válidamente a una
pretensión, se hace indispensable tener legitimidad para obrar[1], sea
esta ordinaria o extraordinaria (aunque no se haga referencia expresa a
esta última). Además, la norma bajo comentario dispone que el proceso
es un instrumento mediante el cual los justiciables pueden solicitar tutela
de intereses patrimoniales y no patrimoniales. (Priori Posada, 2002, p.
177)

Creemos necesario entonces analizar, concisamente, tanto al interés


para obrar como a la legitimidad para obrar.

3. El interés para obrar y la legitimidad para obrar

3.1. El interés para obrar

El interés para obrar hace referencia al hecho de que el conflicto tenga


relevancia
jurídica y que sea posible de ser presentado ante el juez para recibir
protección jurisdiccional. Por ejemplo, un conflicto de vecinos derivado
de supuestos actos de “brujería” cometido por uno de ellos no confiere
derecho a un proceso judicial. Tampoco lo tienen las pretensiones que ya
han merecido atención de la justicia y han sido resueltas en un
determinado sentido, o que aún no tienen posibilidad de ser planteadas
como conflictos actuales porque falta el vencimiento de un plazo o no se
ha configurado una condición estipulada por las partes. (Ramírez
Jiménez, 2016, pp. 57-58)

A tenor de la Casación 5003-2007, Lima, de 06-05-2008:

Existe interés para obrar procesalmente, cuando la parte actora invoca


una utilidad directa, manifiesta y legítima, de índole material o moral, que
lo lleve a proteger un derecho mediante el ejercicio de la acción. El juicio
de utilidad debe referirse, en cada caso, a los efectos del acto
jurisdiccional que se pide, o también en sentido inverso, el perjuicio o
daño que pueda causar al actor, la falta de pronunciamiento requerido. En
suma, el interés para obrar tiene contenido procesal al significar un
presupuesto del derecho de acción y supone un estado de necesidad que
se busca sea atendido por el Estado a través del órgano jurisdiccional.

Conforme a la Casación 2440-2003, Lima, de 21-07-2004:

El interés para obrar, como condición de la acción, es un acto actual y


concreto de necesidad de tutela jurisdiccional en que se encuentra una
persona determinada y que lo obliga a solicitar por vía única, y sin tener
otra alternativa eficaz, la intervención del órgano jurisdiccional con la
finalidad de que resuelva el conflicto de intereses del cual es parte.

Según la Casación 884-2003, Lambayeque:

El interés para obrar puede ser definido como el interés sustancial que
deben tener las partes que actúan en el proceso, es decir, el motivo o
razón de carácter jurídica material, serio y particular que lleva a una
persona (en el caso del demandante) a procurar la intervención de los
órganos jurisdiccionales del Estado a fin de que se acceda a las
pretensiones formuladas en la demanda; y en el caso del demandado, la
razón por la cual se opone o contradice tales pretensiones.

3.2. La legitimidad para obrar

La legitimidad para obrar tiene otra connotación. En la indagación sobre


la legitimidad para obrar lo que se busca es apreciar si quien toca las
puertas de la jurisdicción es aquel a quien la ley le reconoce ese
derecho. Él puede actuar en su propio nombre o a través de un
representante, pero debe ser el titular del derecho cuya protección se
solicita. En buena cuenta, debe ir al proceso aquel a quien la ley le
concede el reconocimiento de un derecho
subjetivo y, por tanto, la calidad para pedir tutela judicial. (Ramírez
Jiménez, 2016, p. 58)

Nadie puede sustituirse en el interés ajeno, salvo que la propia ley admita
una legitimidad
ampliada (como por ejemplo, en los casos de hábeas corpus en que se
reconoce a cualquier ciudadano legitimidad para pedir tutela a favor de
quien se ve privado ilegítimamente de su libertad). La solidaridad nos
puede impeler a pretender auxilio procesal para alguien que se encuentra
en una situación de conflicto, pero esa solidaridad debe ser debidamente
canalizada. (Ibídem, p. 58)

De acuerdo con la Casación 1123-2017, Del Santa:

Respecto, a la causal referida a que el demandante carece evidentemente


de legitimidad para obrar, contemplada en el inciso 1 del artículo 427 del
Código Procesal Civil, debemos señalar que, conforme se ha indicado en
la Casación número 589-2010, Lima, por la legitimidad para obrar debe
entenderse a: «aquella identidad que existe entre la persona que la ley
autoriza a solicitar la actividad jurisdiccional en resguardo de
determinados derechos de tipo material, y la persona que interpone la
demanda o a quien debe dirigirse la pretensión» y que, en
consecuencia: «para tener legitimidad para obrar activa (del demandante)
no es necesario ser titular de un derecho, sino expresar una posición
habilitante para demandar, toda vez que la titularidad del derecho es una
cuestión de fondo que deberá ser dilucidada en la sentencia, en tanto que
la posición habilitante es una condición procesal mínima para establecer
la existencia de una relación jurídica procesal válida»

Expresa la Casación 4316-2014, Lima Sur:

Del tenor de la demanda se advierte que el demandante invocó


haber adquirido un predio y que a mérito de ello, celebró un contrato
de alquiler venta con los demandados Juana Aracely Castillo Suyo
y Máximo Torres Huari, es decir, sí afirmó haber participado en la relación
sustantiva de la cual se generó de la controversia y se atribuyó una
posición habilitante para demandar la resolución de dicho contrato
(propietario/vendedor/arrendador), por lo que, sí se aprecia que ostenta
legitimidad para obrar como demandante, correspondiendo que ante los
cuestionamientos planteados a su alegado derecho de propiedad, el juez
deba emitir el pronunciamiento pertinente en la sentencia. Por ello, no se
observa que se haya incurrido en infracción del inciso 1 del artículo 427
del Código Procesal Civil.
 De acuerdo con la Casación 3534-2017, Tacna:

La demandada deduce la excepción de falta de legitimidad para obrar,


sustentado en que dicha obra fue de la Municipalidad Distrital de
Sayapullo, financiada por el Estado y no es obra que le pertenezca a la
demandada, no siendo trabajadora ni funcionaria de dicha Municipalidad,
así como tampoco es Gerente General, ni ha sido Gerente del Consorcio
Nuevo Sayapullo para asumir responsabilidades de pago, debiéndose
tener en cuenta además que dicho contrato nació nulo; pero dicha
excepción fue declarada
infundada por la resolución número nueve expedida en la audiencia de
saneamiento procesal, sustentado principalmente que la relación jurídica-
sustantiva se encuentra acreditada no solamente con el contrato de
locación de servicios Nº 004-2013, presentada por la demandante, sino
además su existencia ha sido corroborada
con la carta notarial de fecha trece de enero de dos mil catorce que la
demandada ha presentado, con la cual pretende resolver el contrato
referido, resolución que fue notificada a la demandada conforme a la
constancia de notifi cación de fojas ciento trece, de fecha dieciséis de
octubre de dos mil quince, sin haber interpuesto medio impugnatorio
alguno, quedando debidamente consentida.

Señala la Casación 2060-2017, Callao:

Hinostroza Mínguez comenta que la legitimidad para obrar, “Constituye


aquel instrumento procesal dirigido a denunciar la carencia de identidad
entre los sujetos que integran la relación jurídica sustantiva y quienes
forman parte de la relación jurídica procesal. Con dicho instituto se pone
de manifiesto la carencia de identidad entre las personas inmersas en
una y otra relación, y no la falta de titularidad del derecho, porque ésta se
resolverá al final del juicio con la sentencia.” 

Priori Posada señala que “La legitimidad para obrar se entiende más bien
como presupuesto para poder plantear una pretensión en un proceso, de
forma tal que solo si la pretensión es planteada por una persona
legitimada, el juez puede pronunciarse válidamente sobre el conflicto de
intereses que le ha sido propuesto.” 
No obstante tener la presente norma una defectuosa redacción,
pasaremos a analizar cada uno de los tipos de intereses que contempla.
Esto es, el legítimo interés, el interés económico y el interés moral.

4. El legítimo interés

Sobre esta materia, el Código Civil contiene diversas normas vinculadas


con el interés público, interés social e interés nacional, que no tienen
vinculación directa con el interés individualizable. Las que sí tienen
vinculación con este último lo expresan de cuatro maneras diversas: Ellas
son:


o El legítimo interés en el artículo VI del Título Preliminar y en
los artículos 49, 127, 129, 253, 351, 366, 399, 956, 1260 y
1999.

o El interés legítimo y actual, en el artículo 275.

o El simple interés en los artículos 2, 67, 220, 421, 426, 535,


598, 599, 606, 610, 619, 634, 640, 643, 644, 648, 654, 701,
786, 974, 1316 y 2106.

o El interés propio en el artículo 1457. (Rubio Correa, pp. 115-


116)
La jurisprudencia nacional, al igual que la doctrina civilista mayoritaria no
tienen un concepto uniforme de legítimo interés. Así, la resolución de la
Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República
(Casación N. 2057-T-96), del 29-10-96, en la cual se establece que: “No
siendo los demandantes propietarios de los bienes transferidos a
SEDALIB, carecen de interés para interponer la demanda, por lo que no
resultan de aplicación los artículos doscientos diecinueve del Código Civil
y el artículo sexto del Título Preliminar de dicho Código. (Espinoza
Espinoza, 2015, p. 405)

En este mismo sentido de identificar legítimo interés con legitimidad


para obrar, también se encuentra la resolución de la misma Sala
(Casación N. 1522-96), del 24.02.96, que entiende al legítimo interés
como un “principio procesal”. (Ídem)

Por su parte para la Casación 2381-97 tiene legítimo interés quien vea


afectado directa o indirectamente su derecho, o el de la persona o grupo
de personas que represente, o exista un interés difuso.

En buena cuenta, el concepto de legítimo interés ha sido confundido con


el de legitimidad para obrar a tal punto de usarse indistintamente sin
respetarse que el legítimo interés es un concepto distinto y que proviene
de un concepto mucho más amplio, nos referimos a la situación jurídica
subjetiva, esta última entendida como la posición que ocupan los sujetos
de derechos frente al ordenamiento jurídico. Siendo el interés legítimo
una situación jurídica subjetiva de ventaja inactiva.

5. El interés económico

El interés económico puede ser definido como aquel que tiene contenido
patrimonial, es decir, valorizable en sí mismo, o referido a bienes
susceptibles a su vez de ser valorizados. (Rubio Correa, 2008, p. 119)

Aquí tenemos a los conflictos surgidos en materia de derechos reales,


obligaciones, contratos y responsabilidad civil.

6. El interés moral

El interés moral es aquel que se refiere a lo extrapatrimonial, es decir, a lo


que en su misma sustancia no puede ser valorizado patrimonialmente. A
modo de ejemplo, caen aquí todos los derechos establecidos en el
artículo 2 de la Constitución –salvo ciertos matices del derecho al
trabajo, a la propiedad y la herencia– y buena parte de lo estipulado en
los treinta y dos primeros artículos del Código Civil existiendo,
obviamente muchos otros derechos extrapatrimoniales en estos cuerpos
legislativos. (Rubio Correa, 2008, p. 119)

Son los casos relacionados al derecho de personas, familia y sucesiones.


6.1. El interés moral familiar

Un ensayo de los mínimos que puede contener –dejando abierta la


posibilidad de añadir otras extensiones por la vía jurisprudencial-, podría
decir que la familia a que alude al artículo VI del Título Preliminar
comprende:


o A los ascendientes y descendientes.

o A los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y


segundo de afinidad.

o En especial, a los que de ellos vivan bajo el mismo techo.


(Rubio Correa, 2008, p. 124)
El artículo 1984 en relación al daño moral reza lo siguiente:

El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el


menoscabo producido a la víctima o a su familia.

El daño moral no se agota jurídicamente en los sentimientos por los


miembros de la familia, sino también en cualquier otro sentimiento
considerado digno y legítimo, como podría ser el caso de un ahijado, de
una novia, de un padrino de nacimiento, etc. (Taboada Córdova, p. 66)

Recordemos que la familia nuclear no es el único tipo de familia,


existiendo la familia monoparental, ensamblada, extensa, etc. En esa
línea, se debe interpretar que el sustantivo “familia” incluye a los diversos
tipos de familia existentes que trascienden a la de la familia nuclear.

En esa línea, el término familia al que hace alusión el articulo VI del título


preliminar no debe ser interpretado restrictiva sino extensivamente y
poder comprender otros miembros como los que convivan con el
afectado en sus derechos. Siendo tarea de la jurisprudencia determinar el
alcance de lo que se debe entender por familia atendiendo a los casos en
concreto.

7. Crítica al artículo VI del Título Preliminar del Código Civil


Monroy Gálvez ha llegado a afirmar que el artículo VI del TPCC es una
norma defectuosa y prescindible en nuestro sistema jurídico, basada,
principalmente, en los siguientes motivos:

a) El artículo VI del TPCC de 1984 es el (intacto) heredero del artículo IV


del Título Preliminar del abrogado Código Civil de 1936. Este, a su vez,
tomó como fuente inspiradora (prácticamente textual) al artículo 76 del
Código Civil brasileño de 1916.

b) En el modelo jurídico importado del Brasil, se incurre en una confusión


de categorías materiales y procesales. En efecto se pretende denominar
como legítimo interés a una categoría procesal distinta que es el interés
procesal o el interés para obrar, definido por el mencionado procesalista
como el estado de necesidad de tutela jurídica en el que se encuentra un
sujeto de derechos en un determinado momento. Este interés se
caracteriza por ser insustituible o irremplazable, actual o inminente,
egoísta y abstracto. (Espinoza Espinoza, 2015, pp. 387-388)

El profesor Espinoza suscribe esta opinión. Así señala que el rol actual
del TPCC debe adecuarse a esta actual exigencia histórica: se debe
prescindir de regular supuestos de hecho procesales que, dicho sea de
paso, están mejor regulados en el Código Procesal Civil y, con el riesgo
de caer en decir lo evidente, debe regular categorías materiales propias
de su disciplina. Esto es lo que sucede con el legítimo interés: el Código
Procesal Civil, en el artículo IV de su Título Preliminar ya se refiere
al interés procesal. Es por ello que en las propuestas de reforma al
Código Civil peruano ya se ha eliminado el actual (y vigente) artículo VI
del TPCC. (Ibídem, p. 388)

8. Conclusiones

El artículo VI del TPCC está plasmado en un cuerpo normativo que no le


corresponde, es decir, dentro de un conjunto de normas materiales y no
procesales.
Ya existe una norma en el correspondiente cuerpo normativo de normas
adjetivas que regula el interés para obrar y la legitimidad para obrar mas
conocidas como las condiciones de las acción en la doctrina procesal.

La correcta lectura que se le debería dar al artículo VI del TPCC,


siguiendo a Giovanni Priori, sería la siguiente:

Para poder plantear válidamente una pretensión en el proceso o para


poder oponerse válidamente a una pretensión, se hace indispensable
tener legitimidad para obrar, sea esta ordinaria o extraordinaria.
Mediante la pretensión los justiciables podrán solicitar tutela de intereses
patrimoniales y no patrimoniales.

Para Juan Monroy Gálvez y Juan Espinoza Espinoza el artículo VI hace


alusión no a la legitimidad para obrar sino al interés para obrar.

En el en interés para obrar existe una controversia con relevancia jurídica,


que solo puede ser resuelta por los órganos jurisdiccionales y que,
además, le reporta una utilidad a quien demanda. La legitimidad para
obrar, es la exigencia de un requisito para poder incorporarse al proceso,
es decir, una posición habilitante o aptitud que es: que sean mismas
partes que tienen ese conflicto en su vida de relación las incorporadas.

El concepto de legítimo interés ha sido confundido con el de legitimidad


para obrar a tal punto de usarse indistintamente sin respetarse que el
legítimo interés es un concepto distinto y que proviene de un concepto
mucho más amplio, nos referimos a la situación jurídica subjetiva, esta
última entendida como la posición que ocupan los sujetos de derechos
frente al ordenamiento jurídico. Siendo el interés legítimo una situación
jurídica subjetiva de ventaja inactiva.

El interés económico alude conflictos surgidos materia de derechos


reales, obligaciones, contratos y responsabilidad civil, es decir aquellos
susceptibles de valoración económica.

El interés moral se refiere a los casos relacionados al derecho de


personas, familia y sucesiones.
El término familia al que hace alusión el articulo VI del título preliminar no
debe ser interpretado restrictiva sino extensivamente y poder
comprender otros miembros como los que convivan con el afectado en
sus derechos. Siendo tarea de la jurisprudencia determinar el alcance de
lo que se debe entender por familia atendiendo a los casos en concreto.

9. Bibliografía

ESPINOZA ESPINOZA, Juan Alejandro (2015). Introducción al Derecho


Privado. Los principios contenidos en el Título Preliminar del Código Civil.
Análisis doctrinario, legislativo y jurisprudencial. Lima: Pacífico Editores.

MONROY GÁLVEZ, Juan (1994). “El artículo VI del Título Preliminar del
Código Civil peruano de 1984”. En: Themis. Revista de derecho, n. 30, pp.
37-47.

RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson (2016). «Artículo VI: Principios de iniciativa


de parte y conducta procesal». En: Código Procesal Civil comentado por
los mejores especialistas, Tomo I, Lima: Gaceta Jurídica.

RUBIO CORREA, Marcial (2008). El Título Preliminar del Código Civil. Lima:
PUCP.

PRIORI POSADA, Giovanni (2002) “Reflexiones en torno al artículo VI del


Título Preliminar del Código Civil”. En: Advocatus, n. 7, pp. 172-177.

TORRES VÁSQUEZ, Aníbal (2019). Introducción al Derecho. Teoría general


del derecho.  Lima: Pacífico Editores.

VIALE SALAZAR, Fausto (1994). “Legitimidad para obrar”. En: Derecho


PUCP, n. 48, pp. 29-49.

[1] Según la Casación 6630-2014, Lima:


Debe tenerse en cuenta que estar legitimado en la causa significa tener
derecho a exigir que se resuelva sobre la o las pretensiones propuestas
en la demanda por lo que la legitimidad para obrar supone la identidad
entre las personas integrantes de la relación jurídica sustantiva y las
partes que conforman la relación jurídica procesal, lo que no es
equivalente a la titularidad efectiva del derecho, en tanto ello se
determinará con pronunciamiento de fondo en la sentencia.

Consecuentemente, como es de verse en autos el actor peticiona en su


condición de heredero, de quien en vida fue su causante don Alberto
Asunción Criollo, ex pensionista de la demandada ONP, condición que al
estar debidamente acreditada es suficiente para que exista una relación
procesal eficaz, siendo un acto procesal independiente la etapa decisoria,
en la que se establecerá si le corresponde o no la titularidad del derecho
y/o la obligación de la demandada, esto es, de si la pretensión resulte
fundada o no, ha resolverse en la sentencia una vez admitidas y actuados
los medios probatorios.

Para Fausto Viale Salazar:

La legitimidad para obrar está referida a los sujetos a quienes, ya sea en


la posición de demandantes o de demandados, la ley autoriza a formular
una pretensión determinada o a contradecirla, o a ser llamados al
proceso para hacer posible una declaración de certeza eficaz o a
intervenir en el proceso por asistirles un interés en su resultado.

La legitimidad para obrar tiene dos aspectos: la legitimidad activa y la


legitimidad pasiva, que corresponde, la una, a la parte que sostiene la
pretensión, y la otra, a la parte contradictora. Mención especial merece la
legitimidad para la intervención de terceros por sus particulares
características, aunque en la mayoría de los casos los terceros terminen
integrándose en la legitimidad activa o pasiva. (1994, p. 31)

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DIFERENCIA CON EL INTERES PARA OBRAR


Es conveniente efectuar el deslinde de los conceptos de legitimidad para
obrar con el interés para obrar, para evitar fuertes confusiones prácticas.
Ambas son requisitos previos para que el juez pueda pronunciar una
sentencia de mérito.
La legitimidad para obrar está referida a la presencia en el proceso de
aquellas personas autorizadas por la ley den orden a la eficacia del objeto
perseguido por el mismo. El interés para obrar alude, más bien a la
necesidad del objeto perseguido por el mismo. El interés para obrar
alude, más bien, a la necesidad de obtener la tutela jurisdiccional respecto
de un interés sustancial determinado.
El interés para obrar es interés de tipo procesal que se distingue del
interés sustancial, estando vinculado este último con el derecho
discutido en el proceso, o el derecho cuya declaración se pretende.
El interés procesal denominado interés para obrar, existirá en la
medida en que la providencia jurisdiccional requerida esté dirigida a
producir una utilidad sobre el actor o el demandado, ante la
necesidad de recurrir ante los órganos de la jurisdicción para que se
tutele un derecho.
Recojamos las palabras del maestro Carnelutti sobre la distinción de
marras, “el interés para obra supone, por tanto, la legitimación, mientras
ésta no implica el interés; lógicamente, el problema de la legitimación
procede al problema del interés para obrar. El interés… se refiere, no a la
pertenencia, sino al ejercicio de la acción; así, se distingue el uno de la
otra, declarando que la legitimación, el mismo que la capacidad, se refiere
al modo subjetivo, mientras que el interés concierne al modo de ser
objetivo (causal) al acto”.
La legitimidad para obrar y el interés para obrar han sido confundido en
muchas ocasiones, especialmente en el tratamiento práctico de ellas por
parte de jueces abogados a partir de la defectuosa formulación legal del
artículo VI del titulo Preliminar del Código Civil ( y su antecedente el
artículo IV del Titulo Preliminar del Código Civil del 1936), que hace
referencia a un legitimo interés económico o moral como requisito para
ejercitar o contestar una acción. Algunos comentaristas del Código Civil
han interpretado, inclusive, que dicha norma está referida a la legitimidad
para obrar o al interés sustancial.
Esperamos que la aplicación del nuevo Código Procesal Civil lleve consigo
un tratamiento cabal de ambas figuras.

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Andres cusi Arredondo

.  EL INTERÉS PARA OBRAR O INTERÉS PROCESAL

Es el móvil o la necesidad que tiene el demandante o el demandado de acudir


al órgano jurisdiccional como único medio capaz de procesar y posteriormente
declarar una decisión respecto del conflicto. Esta necesidad de tutela jurídica
debe ser directa, inmediata e irremplazable.

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¿Qué es la falta de interés para obrar?

El interés para obrar puede ser definido como el interés sustancial que deben


tener las partes que actúan en el proceso, es decir, el motivo o razón de
carácter jurídica material, serio y particular que lleva a una persona (en el caso
del demandante) a procurar la intervención de los órganos jurisdiccionales del
Estado ...24 dic. 2020

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CUARTO: Con relación a la infracción normativa de los artículos 424 y 425 del Código Procesal
Civil 4.1. La parte recurrente alega que tiene legitimidad para obrar en atención a que, en su
escrito de demanda ha adjuntado los medios probatorios que probarían la calidad de
propietario del lote materia del proceso, por lo cual, aunque la parte demandada cuente con la
escritura pública de compraventa N° 404, de fecha dieciocho de diciembre de mil novecientos
noventa y seis y la escritura pública N° 416, de fecha ocho de agosto de dos mil once, que
aclara la citada escritura pública Nº 404, de fecha ocho de agosto de dos mil once, ya que
considera que dicho aspecto debe ser objeto de debate y pronunciamiento con la sentencia.
En atención a ello corresponde precisar que, respecto al Principio de Tutela Jurisdiccional
Efectiva, el Tribunal Constitucional ha precisado en el expediente número 773- Corte Suprema
de Justicia de la República Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente SENTENCIA
CASACIÓN N° 32015-2019 LAMBAYEQUE 13 2005-PA/TC-LIMA de fecha trece de abril del año
dos mil cinco: “(…) Como lo ha señalado este Colegiado en anteriores oportunidades, la tutela
judicial efectiva es un derecho constitucional de naturaleza procesal en virtud del cual toda
persona o sujeto justiciable puede acceder a los órganos jurisdiccionales, independientemente
del tipo de pretensión formulada y de la eventual legitimidad que pueda, o no, acompañarle a
su petitorio. En un sentido extensivo, la tutela judicial efectiva permite también que lo que ha
sido decidido judicialmente mediante una sentencia, resulte eficazmente cumplido. En otras
palabras, con la tutela judicial efectiva no sólo se persigue asegurar la participación o acceso
del justiciable a los diversos mecanismos (procesos) que habilita el ordenamiento dentro de los
supuestos establecidos para cada tipo de pretensión, sino que se busca garantizar que, tras el
resultado obtenido, pueda verse este último materializado con una mínima y sensata dosis de
eficacia (…)”. 4.2. En ese sentido, entre los derechos fundamentales reconocidos, se encuentra
el derecho a una Tutela Jurisdiccional efectiva, derecho que encierra una enorme
trascendencia social persiguiendo asegurar el eficaz y eficiente cumplimiento de los fines ya
invocados, de alcanzar el anhelo de toda persona humana de existir en una sociedad digna y
por tanto justa, garantizando que el universo de los derechos fundamentales, hayan sido o no
expresamente reconocidos en la Constitución Política del Perú en favor de la persona humana,
sean efectivamente protegidos por el Estado, la Sociedad y los individuos. De qué serviría que
el ordenamiento jurídico, partiendo de la norma suprema que es la Constitución del Estado,
reconozca derechos a favor de las personas, si no existe algún derecho que asegure la efectiva
protección de los mismos en el mundo real, estaríamos frente a un reconocimiento puramente
abstracto, teórico de estos derechos, sin efectividad práctica y por lo tanto frente a la
circunstancia de afirmar que estos derechos no existirían, quedando el ser humano sujeto a la
arbitrariedad y a la opresión de los grupos de poder despreocupados por el interés general. La
trascendencia de este derecho reside en que reconoce y regula una relación jurídica entre el
sujeto y el Estado, la misma que se efectiviza cuando el sujeto exige al Estado, haga uso de su
ius imperium para obligar al responsable de su satisfacción, que puede ser el Estado mismo, la
Sociedad o los individuos cumplan con el reconocimiento y Corte Suprema de Justicia de la
República Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente SENTENCIA CASACIÓN N°
32015-2019 LAMBAYEQUE 14 satisfacción de los derechos reclamados; generando a la vez el
deber del Estado de atender con eficacia dicho pedido procurando su satisfacción plena,
asignando a uno de su poderes conformantes (Jurisdiccional) la función de ejercer su jus
imperium para la efectiva satisfacción de los derechos reclamados que han sido negados o
violados. Constituye, en resumen, el derecho que asegura la posibilidad del disfrute de todos
los demás derechos. He allí el sustento de la exigencia a la Jurisdicción de que no responda de
cualquier manera al pedido de protección formulado por el sujeto, sino que su respuesta tiene
que ser satisfactoria, debe cubrir las expectativas, los anhelos de los justiciables y la esperanza
de la sociedad de desarrollarse en dignidad. Toda respuesta arbitraria, insuficiente, genérica,
abstracta, injusta, incompleta, vacía, incongruente, de manera alguna puede considerarse
protectora de este derecho fundamental emitida conforme a sus exigencias.

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En el Perú, Gálvez señala: “Que el interés para obrar es la “necesidad inmediata,


actual, irremplazable de tutela jurídica” y también la “necesidad de acudir al órgano
jurisdiccional” (2004).8 nov. 2021
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¿Qué es el interés para obrar?

El autor italiano (Luiso)  lo entiende de la siguiente manera: “Existe interés


para obrar en el medio cuando la tutela que persigue el autor puede ser
conseguida sólo por el medio jurisdiccional del proceso; y existe interés para
obrar en el resultado cuando el resultado que se derive del proceso
necesariamente producirá un cambio en la esfera del actor y será, por tanto,
útil” (citado por Juan Luis Avendaño Valdez).

En el Perú, Gálvez señala: “Que el interés para obrar es la “necesidad


inmediata, actual, irremplazable de tutela jurídica” y también la “necesidad de
acudir al órgano jurisdiccional” (2004).

Como se puede apreciar los autores antes señalados coinciden en


conceptualizar la institución del interés para obrar, en lo particular lo
entendemos desde dos perspectivas, en su utilidad y en la necesidad.

La utilidad, debe entenderse en el sentido que el proceso judicial debe ser útil
para poder resolver la controversia. En cambio, la necesidad debemos
entenderla en el sentido de que el poder judicial es el último mecanismo para
poder tutelar un derecho, es decir, es aquel al cual se acude al haber agotado
todos los mecanismos alterativos de resolución de controversias. Esto es muy
importante resaltar, ya que, si antes de iniciar un proceso judicial existen otras
formas de resolver la controversia, se deben acudir a ellas, porque quizá allí
obtendrán tutela pronta, oportuna y eficaz. Uno de esos mecanismos es el
arbitraje, que es uno de los mecanismos más importantes en las relaciones
contractuales, debido a que es un proceso más flexible, rápido y especializado.
Un ejemplo ilustrativo es el siguiente, si en un contrato de suministro de lana
de alpaca las partes pactan en el contrato que cualquier controversia derivada
en la ejecución del contrato se resolverá en un arbitraje, en caso una de las
partes quiere desconocer la cláusula arbitral y acudir al poder judicial no tendrá
interés para obrar, debido a que quizá acudir al ente judicial es útil para
resolver la controversia, pero no es necesario, porque se pactó que la
controversia se resolverá mediante el arbitraje.

C. ¿Cuál es la importancia del interés para obrar dentro del proceso?


Entender y comprender la institución del interés para obrar es importante, en
primer orden para el demandante, ya que le permitirá al juez pronunciarse
sobre el fondo de la controversia, es decir, del derecho material, de no ser así
el juez declara la improcedencia de la pretensión y/o pretensiones contenidas
en la demanda. Y en segundo orden, en el caso de que el juez no declare su
improcedencia, ante la falta de algún elemento de las condiciones de la acción,
el demandado podrá defenderse por medios de las excepciones y otros medios
de defensa.

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En el expediente Nº 3943-2006-PA/TC el Tribunal Constitucional, ha


sostenido que el contenido constitucionalmente garantizado de este
derecho queda delimitado en  los siguientes supuestos:
 
a)      Inexistencia de motivación o motivación aparente.
b)      Falta de motivación interna del razonamiento, que se presenta
en una doble dimensión; por un lado, cuando existe invalidez
de una inferencia a partir de las premisas que establece
previamente el Juez en su decisión; y, por otro, cuando existe
incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un
discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo
coherente, las razones en las que se apoya la decisión. Se trata,
en ambos casos, de identificar el ámbito constitucional de la
debida motivación mediante el control de los argumentos
utilizados en la decisión asumida por el juez o tribunal, ya sea
desde la perspectiva de su corrección lógica o desde su
coherencia narrativa.
c)       Deficiencias en la motivación externa; justificación de las
premisas, que se presenta cuando las premisas de las que parte
el Juez no han sido confrontadas o analizadas respecto de su
validez fáctica o jurídica.
d)     La motivación insuficiente, referida básicamente al mínimo de
motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de
derecho indispensables para asumir que la decisión está
debidamente motivada. Si bien, como ha establecido este
Tribunal, no se trata de dar respuestas a cada una de las
pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos
generales, sólo resultará relevante desde una perspectiva
constitucional si es que la ausencia de argumentos o la
“insuficiencia” de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo
que en sustancia se está decidiendo.
e)      La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la
tutela judicial efectiva y, en concreto, el derecho a la debida
motivación de las sentencias, obliga a los órganos judiciales a
resolver las pretensiones de las partes de manera congruente
con los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo
tanto, desviaciones que supongan modificación o alteración del
debate procesal (incongruencia activa). Desde luego, no
cualquier nivel en que se produzca tal incumplimiento genera
de inmediato la posibilidad de su control mediante el proceso
de amparo. El incumplimiento total de dicha obligación, es
decir, el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la
decisión del marco del debate judicial generando indefensión,
constituye vulneración del derecho a la tutela judicial y
también del derecho a la motivación de la sentencia
(incongruencia omisiva).
 
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Al existir dos títulos de propiedad sobre un mismo bien, inscritos en los registros públicos,
resulta jurídicamente imposible amparar la presente demanda que tiene como pretensión la
accesión de la construcción en un terreno ajeno, pues previamente debe dilucidarse la
nulidad del título registral de los demandados

..resulta jurídicamente imposible amparar. la presente demanda que tiene ...

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CSJ Sala civil permanete exp 004614-2018

En tal sentido, al ser el interés para obrar y la legitimidad para obrar, condiciones de la
acción que necesariamente deben concurrir copulativamente para que el juzgador, prima
facie, dicte una resolución admisoria; la declaratoria de improcedencia infringe la norma
procesal denunciada, más si la afirmación que la demanda contiene un petitorio
jurídicamente imposible, es errada, pues éste es el...

... denunciada, más si la afirmación que la demanda contiene un


petitorio. jurídicamente imposible, ...

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