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1
El sujeto es una construcción socio-bio-psíquica e histórico-política. Aquí me remito a la concepción de subjetividad de
Domínguez Lostaló que invierte el orden ontológico, es en lo social en que el cuerpo (biológico) se apuntala mediante la función
del portavoz para las sucesivas inscripciones que promoverán lo psíquico “individual”. La idea de que el hombre es una unidad
biopsicosocial, es el confite envenenado del positivismo (Domínguez Lostaló, 2007). El orden de los términos no es casual; la
predeterminación es ‘bio’, lo ‘psico’ es un epifenómeno, y lo ‘social’ es un epifenómeno de un epifenómeno.
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Clínica proviene de cliné (inclinar), estar al lado de… por lo que es necesario deconstruir a lo largo de la historia de la humanidad
lo que significó el tratamiento del pathos. Por el mismo motivo, es importante poder saber qué proyecto político y social es el que
está determinando lo saludable dentro de una comunidad. Una vez más, volvemos al imperativo epistemológico del abordaje en
salud desde una perspectiva forense, política: situada y crítica, que no desconoce su historia.
3
Perspectiva que plantea propositivamente líneas de trabajo y políticas que los Estados democráticos debieran implementar para
el cuidado de las poblaciones, desde una estrategia de atención interdisciplinaria de restitución de derechos y propuestas
alternativas al control social punitivo-represivo para el desarrollo comunitario de la Seguridad Humana (proceso mediante el cual
se amplía las opciones a las personas) y el Desarrollo Humano (Capacidad de ejercer esas opciones en un ambiente seguro).
4
Mecanismos de censura y plan sistemático de aniquilación del enemigo político con un fin material (obtención de información
para seguir aniquilando enemigos) y la instauración del terror, la deshumanización y la sobre impresión del poder sobre los
cuerpos. Instalación de un Estado de Excepcionalidad como dispositivo para saldar conflictos socio-políticos. La concentración del
poder en el Ejecutivo y las FF.AA. (y su posterior fusión en un único poder) instaura una lógica de la racionalidad-irracional.
Haciendo desaparecer al tercero de apelación, tanto en la situación de tortura sistemática como en la desaparición de todo
derecho a protección por parte del Estado (derecho al disenso, derecho a la libre circulación y asociación, derecho a réplica). El
sujeto queda en una situación de vulnerabilidad extrema por ausencia de ley.
5
Como sociedad nos costó más de 30 años de Democracia, poder comenzar a metabolizar todo este arrasamiento subjetivo y
empezar a nombrar el horror. El Estado de Desamparo continuó durante muchos años, por oclusión de las prácticas, la negación
de esas entidades con la Teoría de los Dos Demonios sostenida por los gobiernos post dictatoriales de las décadas del ´80 y ´90 y el
contenido que se le dio a las figuras de del desaparecido –“algo habrá hecho”-; y el liberado (sobreviviente) –“por algo lo habrán
soltado”- obligándolos a declarar ocultando su identidad política. De esta manera, el Estado consigue mantenerse al margen de
todo aquel proceso. En la década del ´90 apareció la figura del resarcimiento económico y la idea de reconciliación (el proyecto del
Parque de la Reconciliación en el predio de la Ex ESMA, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y los indultos del
menemismo). Estas nuevas formas de la negación, se sumaron a las sostenidas en la década anterior. Por lo que el trabajo de los
testigos sobrevivientes al horror de la dictadura –que, hasta el momento había sido el de narrar: ser los ojos y los oídos y la voz de
aquel genocidio-, se vio interrumpido drásticamente
ARGENTINA. Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657/11, del 25/ 11/ 2010.
Promulgada el 2/ 12/ 2010.