Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tampoco las prácticas generales de salud pueden seguir centradas en la suposición de que
atienden “cuerpos biológicos” cuando se trata de sujetos en situaciones de padecimiento. No
existe, desde esta lógica, una “enfermedad mental” como tampoco una “enfermedad
orgánica”. Todos los procesos vitales, que incluyen el enfermar y el morir, se construyen con la
amalgama de determinaciones genéricas pese a su singularidad, e implican la dimensión
subjetiva y orgánica indisolublemente. El desplazamiento del eje de la enfermedad al sujeto,
en esta corriente, es el que ha llevado a introducir el concepto de “sufrimiento psíquico” o
“padecimiento subjetivo” en la epidemiología y en las prácticas.
Una clínica ampliada no implica una negación de las especialidades, pero sí su incorporación
en procesos de trabajo en salud horizontales, integradores e interdisciplinarios.
El debate sobre la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, un instrumento jurídico de indudable
valor en la garantía de derechos de los usuarios de servicios de salud mental, no debiera
reducirse a una puja corporativa, lo que ocultaría que el antagonismo entre
objetivación/subjetivación está planteado al interior de todas las profesiones y disciplinas
intervinientes en la salud mental. El enfoque de derechos, que la corriente médico-social/salud
colectiva enfatiza de manera tan especial, es central a las prácticas transformadoras en Salud
Mental destinadas a destituir una de las formas paradigmáticas de objetivación de la
modernidad. Su particular desarrollo en América Latina ha llevado a que movimientos y
organizaciones que tienen como idea fuerza los derechos humanos se constituyan en nuevos
actores del campo. A su vez, sus modos de acción han promovido la aparición de otros actores,
tal el caso de las organizaciones de familiares y usuarios. Son quizás estos nuevos actores, los
indispensables para modificar la tendencia fuertemente corporativa de los actores
tradicionales del campo, y modificar su resistencia a las transformaciones. Así mismo, el
enfoque de derechos no implica solamente un nuevo ordenamiento jurídico, constituye un
elemento nodal en los aspectos técnicos y de gestión, y liga indefectiblemente con la ética en
la clínica singular.
El concepto de salud
Según Vasco Uribe, la crítica al concepto de salud formulado por la OMS seria:
Su ahistoricidad o transhistoricidad
Estar descontextuada
Sus implicaciones ideológicas apoyadas en una concepción del mundo idealista, teológico y
cristianooccidental.
A pesar de que la crítica parece ser fundamentada y sobre todo que actualmente es
compartida por diferentes personas, grupos y tendencias, el concepto sigue vigente, sigue
siendo utilizada aun por quienes la critican. La explicación que dan para seguir utilizando se
basa en la idea de que es un concepto idealista pero un tanto ingenuo, inocuo, útil o aceptable
en la medida en que postula una meta humanística.
Por el contrario, Vasco Uribe dice que tiene hondas repercusiones en las actuales limitaciones
de la medicina vigente y en parte las explica y sobre todo, impide la búsqueda de nuevos
modelos, de nuevos esquemas para combatirla tanto en el plano social como en el individual.
A su vez, conceptualiza la enfermedad como algo diferente a la simple perdida de la salud.
- Unicausalidad:
- Multicausalidad:
En el dominio específico de los problemas de salud mental las normatizaciones existentes con
mayor desarrollo y difusión se organizan sobre una descripción taxonómica de las
enfermedades mentales con base en la nosografía psiquiátrica.