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LOS JUEGOS OLIMPICOS


MODERNOS

El prestigio de los griegos clásicos nunca llegó a eclipsarse completa-


mente. Los bizantinos preservaron la mayor parte de la literatura grie-
ga clásica y durante toda la Edad Media los monumentos romanos de
inspiración griega podían verse y admirarse en muchos países de Euro-
pa. A finales del medioevo, algunos intelectuales se sentían especial-
mente atraídos por los trabajos filosóficos de Platón y sus discípulos.
El prestigio de los autores clásicos y otros héroes del pasado fue
particularmente vivo durante el Renacimiento (siglos XVI y XVII).
Los príncipes italianos y los humanistas de sus séquitos reúnieron y
reeditaron la mayoría de los textos clásicos que han llegado a nuestras
manos. Los arquitectos, los pintores y los escultores italianos, inspira-
dos en los modelos clásicos, establecieron los cánones de la belleza
visual que han perdurado hasta tiempos muy recientes. La educación
tradicional de los europeos se juzgaba en base a su conocimiento de la
literatura clásica latina y griega y en la forma en que manifestaban su
admiración por los titanes que las engendraron.
Las bases económicas y la estructura de la sociedad europea de
Jim Thorpe. Probablemente el mejor ju'gador de fútbol americano-
comienzos de la Edad Moderna diferían, por supuesto , de la de los
de la primera mitad de nuestro siglo.
griegos y romanos, y como ya hemos señalado, los deportes europeos
no suponían ninguna continuidad con los juegos y competiciones de
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aquéllos. Eran, desde luego, adaptaciones naturales surgidas "ex no- 1875. El gobierno de Prusia, primero, y los gobiernos del Imperio
vo" de la cultura rural y del deseo de la nobleza por demostrar su alemán y de la República Federal, después, aportaron los fondos nece-
influencia. Sin embargo, entre las personas cultas, junto a su interés sarios para llevar a cabo los trabajos y, por esta razón, Olimpia y s~s
~or los clásicos de la literatura, se manifestaba cierta curiosidad por el festivales de los tiempos modernos llevarían un sello netamente ger-
deporte y los festivales deportivos de los griegos que nunca se extingui- mánico. No obstante, el sentimentalismo de los alemanes no llegaría al
ría completamente. extremo de intentar resucitar los Juegos Olímpicos.
Aunque los terromotos derrumbaron las construcciones de Olimpia A principios del siglo XVII un tal Capitán Robert Dover había orga-
y el lodo de las torrenteras cubriera sus ruínas, el anfiteatro y sus nizado en su propiedad de Costwold, en Inglaterra, un mitín deporti-
juegos seguían en el recuerdo de los eruditos. Shakespeare menciona vo de dos días, mitín al que Dover y sus amigos_, movidos por su
los Juegos "Olímpicos" en Enrique IV y en Troilo y Cresida, y Milton nostalgia de lo clásico, denominaron "Olympick Games" (sic). Lás
hace lo mismo en El Paraíso Perdido. Voltaire, después de asistir a un "Olimpíadas de Costwold" consistían en pruebas de lanzamiento de
festival atlético celebrado en Inglaterra en 1727, escribía a un amigo jabalina y de martillo, saltos y lucha, acompañadas de bailes al son de
que se había sentido "transportado a los Juegos Olímpicos". En el una flauta de pastor. Los años pasaron y los festivales de Costwold
siglo XVIII los músicos incorporaron el título, cuando no el tema, de siguieron celebrándose, aunque con intermitencias, hasta bien entrado
los Juegos a sus composiciones, y son numerosos los autores ingleses y el siglo XIX. Otros eventos deportivos ingleses recurrieron también a
franceses que los mencionan, siempre con respeto, en sus escritos. la apelación de "Juegos Olímpicos".
Pero serían los alemanes los ue más atraídos se sentirían sentimen- Mientras el histórico lugar del Pelopeneso permanecía aún en el
talmente or Olimpia Y. sus randes festivales. Uno de los admiradores olvido, los griegos, que acababan de reconquistar su independencia,
más entusiasta y decidido entre los estudiosos del art~ griego fue Jo- organizaron unos "Juegos Olímpicos" modernos en su todavía modes-
hann Joachim Winckelmann (1717-1768). Sus grabados, sus descrip- ta pero dinámica capital, Atenas. Evangelios Zappas (1800--1865), un
ciones y alabanzas de los monumentos griegos inspiraron a generacio- rico negociante en granos, hizo una donación al rey Otto de Grecia
nes de artistas y escritores europeos, germanos sobre todo. Johan para la "restauración de los Juegos Olímpicos y su celebración cuadrie-
Heinrich Krause (1802-1882) sería el primer investigador que reuniría nal, de acuerdo con los preceptos de nuestros antepasados, los griegos
con sentido crítico todos los materiales existentes sobre el deporte clásicos". El primer festival se celebró en Atenas un domingo de 1859.
griego. Uno de sus libros, publicado en 1838, pocos años después del El programa consistía en una prueba de velocidad o dialos, una carrera
descubrimiento de las ruinas de Olimpia, trataba de los antiguos fes- de fondo o do/ichos, lanzamiento de disco, salto de longitud y lanza-
tivales. miento de lanza o jabalina sobre un blanco móvil -la cabeza de un
En agosto del año 1776, Richard Chandler, un viajero inglés, utilizó ternero. Se trataba, desde luego, de legitimar hasta cierto punto el
la descripción que había hecho Pausanias (siglo II de nuestra era) de mito central de la nación griega moderna: la herencia legítima de la
los monumentos griegos para trasladarse hasta aquel rincón desolado cultura más original, más creadora y más influyente de todos los tiem-
del Peloponeso donde sólo pudo observar murallas en ruinas y restos pos. Pero los atenienses carecían totalmente de tradición atlética, y
de columnas dóricas. Una expedición militar enviada en 1829 para para el público los Juegos Olímpicos resucitados fueron pura y simple-
ayudar a los griegos en sus guerras de independencia contra los turcos mente una diversión popular como cualquier otra.
incluía en sus rangos a un grupo de profesores que, con la ayuda de La periodicidad de los cuatro años no pudo ser respetada, pero se
unos trabajadores locales, empezaron a excavar alrededor del templo celebraron "Juegos" los años 1870, 1875 y 1888. Los jueces iban de
de Zeus. chaqué, pero, a la antigua usanza, eran llamados helledonicai. Para
Pero serían arqueólogos y estudiosos alemanes, como Ernst Curtius celelebrar los Juegos de 1875 se habilitaron las ruinas del antiguo esta-
(1~14-1896), Friedrich Adler (1827-1908) y Carl Diem (1882-1962), dio de Herodes Atticus, una hermosa construcción de mármol blanco,
qmenes emprenderían y terminarían con éxito las excavaciones y la en el fondo de un encenegado barranco próximo a la capital.
catalogación de los objetos recuperados en las ruinas de Olimpia en No debe sorprendernos, pues, que el deporte de élite terminara
~ -
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.incluyéndose entre las grandes manifestaciones culturales de finales York (los americanos ganaron las once pruebas del evento). El depor-
del siglo XIX. Lo que sorprende es lo mucho que tardó en realizarse. te anglosajón iba extendiéndose geográficamente y entre numerosas
La primera Exposición Mundial, celebrada en el Cristal Palace de poblaciones del mundo. El fútbol, en la forma reglamentada y contro-
Londres en 1851, fue uno de los acontecimientos más exitosos de su lada que había adquirido en Inglaterra en los años 50 y 60 del pasado
época. Las exposiciones mundiales ulteriores, particularmente las de siglo, fue introducido en Australia y Africa del Sur en la década de los
París en 1855, 1867, 1878 y 1889, la de Filadelfia en 1876 y la de años noventa. Sin embargo, esos nuevos deportes supralocales no
Chicago en 1893, serían niás gigantescas, más idealmente educativas y atraían más que a un reducido público intelectualmente inquieto de
temáticamente más amplias. De hecho, las grandes exposiciones de países industrializados como Alemania y Países Escandinavos.
finales del siglo pasado coinciden con la aparición de varias enciclope- Varios países de Europa trataron de establecer formas y programas
dias nacionales, con la creación y dotación de espléndidas bibliotecas racionales de gimnasia y educación física, pero ni el deporte de corte
nacionales y con la instauración de los sistemas universales de clasifica- moderno (p. ej. el de los turner o de los sokols) ni el deporte-espectá-
ción (entre ellos el sistema decimal Dewey) destinados a clasificar los culo orgánico y de élite (p. ej. el de los colegios británicos y america-
avances del saber y a facilitar su consulta. nos o las carreras ciclistas de los años 90) no entraban en la planifica-
La Exposición Universal de París de 1878 fue la primera en reunir ción burocrática propia de los estados modernos con importantes in-
congresos internacionales de diversas especialidades (dentistas, histo- tereses en las grandes exposiciones universales.
riadores y estadísticos). Esta clase de internacionalismo altruista tuvo Como ya hemos señalado, el deporte de élite, disciplinado, demo-
un efecto multiplicador sobre toda clase de internacionalismos durante crático y espectacular responde a las necesidades espirituales y míticas
el siglo XIX. La Unión Postal Universal fue fundada en 1875. Las de una sociedad en rápidas vías de industrialización. El deporte mo- \
leyes sobre patentes fueron estandarizadas en una convención de 1893,
y la propiedad intelectual en otra, en 1887. La Exposición de París de
derno podría haber alcanzado el status internacional mucho antes si se
hubieran multiplicado las reuniones masivas, con o sin el nombre de
!
1889, recordada por la construcción conmemorativa de la torre Eiffel, "Juegos Olímpicos" . Pero la forma regular adoptada por las manifes-
fue visitada por más de 40 millones de personas. taciones cumbre del deporte moderno se deben a la visión y tenacidad
A la vista de tales resultados, los franceses empezaron a hacer pla- del barón Pierre de Coubertin (1863--193_7). -
nes para una exposición a celebrar en 1900, con la esperanza de atraer Pierre de Coubertin descendía de una familia que había dado gober-
a 100 millones de visitantes y de reunir congresos y convenciones de la nantes a la nación francesa durante muchos siglos. Pierre heredó o
más diversa índole: bibliófilos, numismáticos, fotógrafos, hipnotizado- asumió la idea de que debía dedicar su vida al crecimiento de la pre-
res ...y un congreso sobre educación física que incluiría algunas de- ponderancia cultural y política de su país. Pero la Tercera República
mostraciones de juegos y deportes. de los años noventa, humillada por la derrota infligida por los prusia-
Visto el creciente cosmopolitismo de la época, parece extraño que el nos en la guerra de 1870-71, no podía aspirar a esta primacía cultural,
deporte tardase tanto tiempo en incorporarse a la corriente internacio- política o económica.
nalista. Una explicación o aclaración -en ambos casos parcial....: podría Coubertin había recibido una educación católica y clásica, que más \
ser el carácter marcadamente chovinista del deporte, carácter que se tarde él mismo juzgaría excesivamente disciplinada y autoritaria. Fre-
mantendría hasta bien adentrado el siglo XX. A principios del siglo cuentó los salones parisinos, montó los caballos de la familia y apren- .
XIX unos cuantos púgiles y corredores de fondo de gran talento y en dió esgrima y boxeo. Trabó_amistad con algunos católicos de izquierda
excelentes condiciones físicas recorrían el circuito anglo-americano de (un verdadero desafío a sus orígenes) y se definió c re ub · o.
mítines y veladas con apuestas. Los escoceses, reputados por su forta- Como los demás intelectuales franceses de su época, imaginó numero- 1\
leza física, participaban en los "Juegos caledonianos", que se celebra- sos planes destinados a fortalecer la posición de su país en el concierto ~
ban en el Este de Canadá y de Estados Unidos a mediados del siglo de naciones. Con semejante estado de ánimo y armado con generosas 1
XIX. En 1895 se disputó en Manhattan Field un encuentro de atletis- cartas de referencia y notas de crédito, realizó sendos viajes a Inglate-
mo entre el Club Atlético de Londres y el Club Atlético de Nueva rra y Norteamérica.
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Coubertin envidiaba la riqueza, el Imperio y los logros políticos A finales de noviembre de 1892 se celebraba en París la asamblea de
exentos de convulsiones sociales alcanzados por los ingleses. Tal como la Union des sociétés franraises des sports athlétiques con la asistencia
había ocurrido a otro francés anglófilo, Hipólito Taine (véase sus No- de varias celebridades del mundo de la política y las letras. A primera
tes sur Angleterre, 1872), Coubertin quedó fuertemente impresionado hora de la mañana se disputó una carrera ciclista y, antes de proceder a
por las escuelas preparatorias de las clases superiores inglesas. Por la inauguración de los locales de la Asociación, tuvieron lugar unos
todas partes se discutían proyectos de reforma educativa y en Francia asaltos de esgrima. En su discurso de clausura, Coubertin lanzó la
se reconocía que las bases del dinamismo germánico había que buscar- propuesta de "reestablecer la _gran y noble institución de los Juegos
las en sus costosos y ambiciosos sistemas educativos primarios y técni- Olímpicos, adaptándolos a las condiciones de la vida moderna".
cos. Coubertin llegó, a la conclusión_~e que si lo_s éxitos alcanzados por Sus planes respecto a 'los Juegos carecían de concreción y continua-

llos alemanes se deb1an a la educac1on de sus cmdadanos, los triunfos


similares de los americanos y los ingleses debían atribuirse a idéntica
causa.
Como cualquier otro viajero, de cualquier época y de cualquier país,
ron en esta forma embrionaria por mucho tiempo. Coubertin pensaba
incluir una serie de competiciones deportivas en la gran exposición
prevista para 1900 en París, y a tal efecto organizó un "Congreso"
preparatorio de educadores físicos, que se celebró en junio de 1894, al
Coubertin vió todo lo que deseaba ver y estableció que las característi- que asistieron representantes de doce países, entre ellos el doctor Slo-
cas distintivas de la educación anglosajona se debían a su "equilibrio" ane de Princeton. En el acto inaugural, una soprano cantó, con acom-
-es decir, al hecho de que ingleses y americanos educaEancuerpo-y pañamiento de arpa, el "Himno de Apolo" recién descifrado por la
mente por igual. Sus escuelas se ubicaban en marcos campestres y los Escuela francesa de Atenas a partir de unas tablillas de mármol. Un tal
estudiantes participaban amplia y gustosamente en acontecimientos capitán Balck propuso Estocolmo como sede del moderno festival de-
ideados por ellos mismos con objeto de fortalecer sus caracteres y sus portivo internacional, mientras que el delegado de Hungría proponía
cuerpos. Budapest como ciudad anfitriona de los primeros Juegos de los tiem-
En la universidad de Princeton, en 1893, Coubertin se hizo amigo de pos modernos.
Milligan Sloane (1850-1928), quien le inculcaría los principios del Coubertin, que se sentía muy desalentado frente a la actitud de los
amateurismo. Sloane y sus semejantes eran indefectiblemente partida- organizadores de la Exposición de París, no dudó en aceptar la pro-
nos de lo que ellos llamaban_'1-air pla):". puesta del delegado de Grecia, Dirnitrios Bikelas (1835-1908), un his-
A partir de 1889 Coubertin dedicó toda su energía y sus medios toriador y poeta, que gozaba de la confianza de la familia real griega,
económicos a la tarea de organizar el deporte en Francia. Admiraba el en el sentido de que Atenas fuese la sede de los primeros Juegos y que
deporte de las clases dirigentes inglesa y americana y deseaba incorpo- estos se celebrasen antes de la Exposición de 1900. Sloane dió su
rarlo a la educación francesa. Coubertin no tardaría en llegar a una apoyo a Coubertin, y el resto de los delegados siguieron. Los Juegos
conclusión bastante cínica; a saber, que la práctica y los logros del Olímpicos se celebrarían en 1896.
deporte en su variante anglosajona sólo atr:,ian a unos pocos seguido- Los preparativos empezaron sin tardanza. Por aquellos tiempos
res, mientras que el gusto por el lado festirn de las cosas era práctica- Atenas era una lejana y polvorienta ciudad de unos 100.000 habitan-
mente universal. De ahí que sus reunionés con burócratas y educado- tes, en la periferia de Europa. La monarquía constitucional reinante
res deportivos se acompañasen de banquetes, de declaraciones retóri- estaba en crisis, razón por la cual el primer ministro heleno notificó a
cas y de interludios musicales. Sus mítines de atletismo, sus pruebas de Bikelas que los Juegos no podrían celebrarse en la capital griega por el
cross, sus regatas de remo o sus demostraciones de fútbol solían clau- simple hecho de que no había fondos en las arcas del estado para
surarse con fuegos artificiales y desfiles de antorchas. Por otro lado, costearlos. Bikelas llamó a Coubertin, que se trasladó a Atenas, donde
eran mínimos los contactos directos de Coubertin con los atletas. Lo convenció al monarca y a sus hermanos de que tomasen las riendas del
que le preocupaba eran las relaciones con los políticos y los funciona- proyecto olímpico. Se obtuvieron contribuciones importantes de los
rios que podían ayudarle en la consecución de la educación "equilibra- griegos ricos residentes en el extranjero, una de ellas considerable,
da" a que aspiraba para todos sus compatriotas. destinada a sufragar los gastos de restauración del est-adio de Herodes
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Atticus con mármol blanco de Pentelí. La emisión especial de sellos de seguidos por entrenadores y cronometradores montados en bicicleta.
correos con motivo de los Juegos fue un éxito, así como también la Como era de esperar, los participantes fueron griegos por aplastante
venta anticipada de localidades para las diversas pruebas. mayoría. Sloaoe había logrado atr~er a algunos estudiantes de P'rince-
Coubertin insistió en que los Juego Olímpicos se realizasen "de con- ton para el equipo de atletismo. A ellos se unieron cinco atletas de
formidad con la vida moderna" y que incluyesen pruebas de gimnasia, Harvard y dos tiradores y un nadador de Boston. Seis ingleses se
algunas de ciclismo, esgrima y tiro. Este tipo de competiciones eran inscribieron en diversas pruebas, si bien uno de ellos era australiano,
más o menos bien conocidas y practicadas en Europa-incluso, aunque dos eran turistas de paso y dos de los ciclistas eran empleados de la
a menor escala, en Atenas. Pero Coubertin afirmó igualmente que la embajada británica. La participación de estos últimos causó gran re-
atención en el estadio, que tenía una capacidad para 90.000 espectado- vuelo , pues como eran trabajadores, no podían considerárse "ama-
res, debía centrase en las competicooes de atletismo, más específica y teurs" en el sentido inglés del término. Participaron asimismo un sui-
típicamente americanas e inglesas. Bajo la insistencia de un amigo zo, un danés, un sueco y un austríaco . El único italiano inscrito había
suyo, el profesor de historia clásica, Bréal (1832-1915) , Coubertin llegado a pie desde Milán, a modo de entrenamiento, pero al no poder
añadió al programa la prueba de "Marathon", una carrera que empe- presentar credenciales suficientes de su amateurismo, no obtuvo la
zaría en el lugar mismo donde se desarrolló la célebre batalla para autorización para competir. Participaron, igualmente, media docena
dirigirse en dirección oeste hacia Atenas, hasta la línea de llegada en el de húngaros.
mismo estadio a unos 42" km de distancia. El grupo de atletas europeos más numeroso procedía de Berlín,
Los organizadores de Atenas, sorprendidos por el éxito de la finan- indirectamente invitado por la familia real griega. Los atletas germa-
ciación del proyecto , accedieron a las pretensiones de Coubertin y nos experimentaban una clara antipatía por toda clase de deporte ex-
acordaron que se celebrarían sendas ceremonias de inauguración y tranjero y más particularmente por el anglosajón. La participación
clausura, y que los números de los vencedores de las pruebas serían germánica en los Juegos de 1896 fue objeto de un largo y tenso debate
izados junto con las banderas de sus respectivos países en los mástiles en Alemania, en el que los cosmopolitas se apuntaron los mejores
del estadio. A petición de Coubertio, no se atribuirían medallas de oro tantos. Los atletas que se desplazaron a Atenas mantuvieron una acti-
(por su connotación lucrativa), sino de plata y bronce solamente, para tud defensiva y algo reticente , que ni sus compañeros ni Coubertin ni
distinguir al primero y al segundo de cada prueba. Paralelamente a los . los griegos lograrían modificar.
Juegos se celebrarían desfiles, conciertos y representaciones de ópera. Los resultados de los Juegos no causaron ninguna sorpresa. Los
Los organizadores no accedieron , en cambio, a los deseos de Couber- alemanes vencieron prácticamente en todas las pruebas de gimnasia.
tin de celebrar certámenes artísticos y mtisicales. Tampoco aprobaron Uno de ellos, un tal Hoffmann ("el mejor atleta de todos" a juicio de
la idea de organizar carreras de caballos y otras pruebas hípicas de un un observador) ganó las pruebas de lucha y de ascensión de cuerda. El
tipo que no existía en Grecia. Las regatas tuvieron que suprimirse húngaro Alfred Hoyos ganó un par de pruebas de natación. Las prue-
debido al frío y al mal tiempo dominantes y a los vientos excesivos bas de atletismo , a las que Coubertin había conseguido dar la máxima
durante la celebración de los Juegos desde el 5 hasta el 15 de abril (24 prominencia, estuvieron dominadas por los americanos. (Los estu-
marzo-3 abril, según el calendario griego) de 1896. diantes americanos se ganaron igualmente la simpatía de los atenienses
La población local estaba entusiasmada. Los modestos clubs de gim- gracias a su talento y a los gritos rituales de sus universidades -"como
nasia reclutaron nuevos socios y adoptaron los métodos de entrena- los alaridos de los indios salvajes", en opinión de más de un griego.)
miento en curso en los países del norte de Europa. En los descampa- Aunque no lograsen igualar los.récords conseguidos en América, ven-
dos alrededor de las aldeas se improvisaron concursos de lanzamiento cerían sin oposición, pues aparte de un par de ingleses que lograron
de jabalina y de disco y los marineros de la Armada Real griega mejor algún segundo lugar, sólo ellos se habían preparado para la compe-
dotados físicamente recibieron permisos especiales para pÓder seguir tición.
un entrenamiento adecuado para los Juegos. Soldados y pastores se La excepción más notable fue Spiridon Loues, el vencedor de la
lanzaron por la accidentada carretera que une Marathon a Atenas primera marathon de todos los tiempos . Para sorpresa general, un
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numcru:-.u grupo de corredores internacionales se presentó a la salida quedaron absorbidos dentro de la Exposición universal cele?rada el
de la carrera la mañana del 10 de abril de 1896, pero la mayoría aban- mismo año en St. Louis. La asistencia fue menor que en Pans cuatro
donaría en plena carrera. El vencedor, Loues, recibió los honores años antes, y los participantes, en su gran mayoría americanos, dispu-
reservados a los héroes de la antigüedad. El segundo y el tercero, taron partidos de baloncesto, béisbol, lacrosse y regatas de embarc~-
como la mayoría de los que terminaron la prueba, eran igualmente ciones de motor. Se celebraron igualmente unas "Jornadas Antropolo-
griegos. Los participantes locales ganaron también algunas pruebas de gicas" en el transcurso de las cuales, sioux americanos, filipinos, ain~s
tiro y esgrima y una carrera ciclista de fondo. y patagones ofrecieron demostraciones de sus juegos y deportes _gen~1-
Victorias y festividades se iban siguiendo en un ambiente de alegría nos. Dejando de lado el ambiente de carnaval, el programa ?límp1co
que contrastaba con la espantosa situación económica del país, y poco propiamente dicho se desarrolló durante dos semanas de septiem?:e e
después de que turistas y atletas hubiesen regresado a sus países de incluyó sobre todo las pruebas de atletismo habituales en los m1tmes
origen y que las finanzas nacionales hubieran empeorado considera- de atletismo de las universidades americanas.
blemente, algunos políticos lanzaron a Grecia en una desastrosa gue- Los Juegos de 1908 debían celebrarse en Londres ~n el marco de una
rra contra los turcos en febrero de 1897. El recuerdo de los "Juegos exposición franco-británica, producto del ac:rcam1ento ~ntr~ las dos
Olímpicos" perdudaría en el corazón de los helenos como el de unos naciones enemigas tradicionales frente al creciente podeno e 1rrespon-
días felices antes de la tormenta. sahi lidad política del Imperio germánico. Los patrocinadores presu-
Desde el momento en que se escogió Atenas como sede de los Jue- puL'-..t :,n 111 los fondos necesarios para la construcción de un nuevo esta-
gos de 1896, muchos griegos influyentes, y la misma familia real, consi- dio en Shepherd's Bush con capacidad para 100.000 espec!adores Y
deraron que los sucesivos Juegos deberían celebrarse en su país. Pero para una piscina de 100 metros enclavada en el centro de ~1ch?, esta-
Coubertin se opuso a esta ·pretensión y sólo los Juegos de 1906 se dio. Los funcionarios ingleses eran expertos en la orgamzac1on de
celebrarían de nuevo y por última vez en Atenas. grandes festivales, como las regatas de Henley y los ca~peonatos n~-
Transcurriría algún tiempo antes de que pudiera celebrarse de nue- cionales de fútbol y de atletismo. En estas circunstancias, Coubertm
vo un festival deportivo internacional en las condiciones deseadas por no puso reparos a que la totalidad de los jueces fuesen_b~itánicos. Los
Coubertin. Los organizadores franceses de la Exposición de París de Juegos se abrirían con un desfile de los atletas p~rt1c1pa~~es, Y, los
1900 ofrecieron sus instalaciones para la celebración de un congreso de vencedores recibirían sendas medallas de oro. Otra mnovac1on sena la
iñoñitores de educación física y para una exposición enciclopédica es- participación femenina en las exhibiciones de tenis y en el patinaje
tática de pasatiempos recreativos, deportes y juegos. Durante algún sobre hielo por parejas. .
tiempo, Coubertin intentó celebrar unos Juegos al margen de la Expo- La publicidad, que se empleaba por primera vez a escala mund1~l _Y
sición , pero sin lograrlo. Asistió a algunas de las demostraciones de- con enormes recursos, se volcó exclusivamente sobre los atletas bnta-
portivas que se celebraron en París y en las cercanías de la capital entre nicos y americanos. Las marcas de los vencedores fueron, por lo ~ene-
mayo y finales de octubre y logró que las autoridades deportivas de su ral sobresalientes. No obstante, las competiciones fueron empanadas
país admitiesen el golf, el rugby, el fútbol , el croquet y la pelota vasca po; el antagonismo entre los atletas americanos (muchos _de .ellos de
(entre otros) en los Juegos Olímpicos modernos. Algunos de los atle- ascendencia irlandesa y recién llegados a los Estados Umdos) de un
tas americanos vencedores de los campeonatos de París se enteraron lado , y los amateurs británicos, pertenecientes a las clases altas de su
de que habían participado en unos "Juegos Olímpicos" oficiales sólo al país, de otro. Los jueces británicos hicieron trampa , en algunos casos
recibir el diploma acreditativo de sus victorias. Michel Theato, el fran- descaradamente , y fueron acusados de hacerlo en muchos más . En la
cés vencedor de la marathon disputada a través de las calles de París , prueba del marathón se asistió a Dorando Pietri, que se había hundido
supo que había sido uno de los "campeones olímpicos" oficiales doce poco antes de la meta, para que pudiera continuar y llega_r por delante
años después de su victoria. del americano Johnny Hayes que iba a pasarle. Algunos Jueces Y unos

--
{
Los intentos del profesor Sloane y del barón de Coubertin para
celebrar unos Juegos en Nueva York fracasaron y los Juegos de 1904
cuantos periodistas ingleses denunciaron el uso por los n~dador~s
americanos de delgados y apretados bañadores que no ofrecian res1s-
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tencia al agua. A pesar del claro predominio numérico británico, los de recibir el testigo. Una foto publicada en los diarios de la tarde de
americanos, mejor preparados, dominaron en las pruebas de atletis- Estocolmo demostraron que el juez se había equivocado. El ganador
mo. Tampoco faltaron los competidores procedentes de varios países del pentathlon y el decathlon modernos, probablemente uno de los
del Imperio británico y del norte de Europa, y surgieron graves desa- mas grandes atletas de su época, fue Jim Thorpe, un amerindio. Un
cuerdos entre gimnastas escandinavos y alemanes sobre la forma de año después de su victoria, Thorpe fue despojado de sus medallas y su
arbitrar y ,puntuar las actuaciones de sus especialidades. nombre borrado de los anales de campeones olímpicos al descubrirse
El ambiente predominante en estos Juegos de Londres fue de acri- que no era realmente un atleta amateur. Con anterioridad hahía sido
moniosa rivalidad entre naciones más que de armoniosa convivencia jugador de béisbol con una retribución de 60 dólares semanales.
internacional. Sin embargo, estos Juegos sirvieron de banco de prueba . En su calidad de presidente del Comité Olímpico Internacional,
para el próximo festival internacional de atletismo, y la lección de Pierre de Coubertin se vio obligado de mediar en múltiples conflictos.
Londres sería aprovechada en adelante para beneficio de los partici- Por ejemplo, Finlandia, parte entonces del Imperio ruso, d~seaba par-
ticipar en las olimpíadas con equipo propio. San Petersburgo se opuso.
- pantes invitados y de los anfitriones.
Suecia debía preparar las quintas Olimpíadas modernas. Los organi-
zadores disponían de fondos suficientes procedentes de los beneficios
Los funcionarios del Imperio austrer-húngaro se opusieron a que los
equipos checos y húngaros desfilasen separados del equipo del Impe-
rio. Coubertin deseaba que desfilasen separadamente con sus propias
de una lotería nacional especial, y de medios humanos considerables.
Veintiseis comités, con un total de quinientos miembros, trabajaron banderas, por considerar que la geografía del deporte era distinta de la
durante cuatro años en la organización de unos Juegos que se querían geografía política.
perfectos. Se construyó un estadio en Estocolmo con capacidad para Gracias a esta interpretación, los húngaros tuvieron su propio equi-
30.000 espectadores, cuyo aspecto exterior evocaba el de una bella po y su propia bandera a partir de 1896. Los checos, en cambio, desfi-
fortaleza medieval. Como quiera que muy pocos suecos tenían una laron y compitieron en calidad de austríacos. La solución alcanzada
formación atlética a nivel internacional, una selección de 50 hombres para los finlandeses fue más complicada. Se les admitió como un equi-
fue concentrada en un campamento dirigido por un entrenador ameri- po autónomo, que desfilaría junto al ruso pero no ·bajo la bandera
cano de origen sueco. Este procedimiento constituía, desde luego, una rusa; de producirse alguna victoria finlandesa, la bandera que ondearía
flagrante violación de las reglas del amateurismo, pero esta vez, al en la ceremonia final sería la rusa. La bandera rusa ondeó nueve veces,
igual que ocurriría en las siguientes, los miembros del Comité Olímpi- todas ellas como resultado de victorias finlandesas.
co Internacional cerraron los ojos. Con o sin geografía deportiva real, los beneficios resultantes de unos
En los Juegos de Estocolmo de 1912 participaron 3889 atletas proce- Juegos Olímpicos relativamente armoniosos contaban más que las me-
dentes de 28 países (en Londres habían competido 2032 atletas de 22 dallas de los vencedores. Como ocurriera con los griegos dieciseis años
naciones). Por supuesto, el mayor grupo de participantes fue el de los antes, los suecos aprovecharon los Juegos para demostrar a los es-
gimnastas escandinavos que realizaron demostraciones de gimnasia pectadores extranjeros y a los lectores de periódicos del mundo entero
sincronizada. La calidad de las instalaciones, la eficacia de la organiza- la vitalidad de su nación. Como hiciera la familia real griega, la familia
ción, la armonía en el desarrollo de las pruebas y en la aplicación del real sueca supo maniobrar para que se la identificara con los Juegos y
reglamento realzaron considerablemente los Juegos de Estocolmo. con las virtudes de la monarquía constitucional. Cuando Gustavo V
Los periódicos descubrían la "bonanza" de las "páginas deportivas" y declaró a Jim Thorpe "el atleta más maravilloso del mundo", los ame-
su eficacia como factor multiplicador de las tiradas en los países de ricanos, adulados, agradecieron el gesto con un "Gracias, Majestad".
Europa y de América. Lo que acontecía en el estadio de Estocolmo Después de 1912, la oposición a los Juegos Olímpicos y a su conteni-
adquiría categoría de noticia internacional. do programático adquirió mayor relieve. Las exposiciones internacio-
Tampoco faltaron los incidentes. Los alemanes, vencedores de los nales y mundiales, que hasta entonces se habían centrado en un in-
400 metros por relevos, fueron descalificados después de que un juez ternacionalismo didáctico, habían dejado de celebrarse con periodici-
afirmara que uno de los corredores había pisado la línea de salida antes dad fija, y el mismo Coubertin había cambiado igualmente. Sus
218 I.OS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS LOS JUEGOS OUMPICOS MODERNOS 219

proye~tos para el fortalecimiento de la juventud francesa no desperta- diferentes puntos de la capital y sus alrededores y de la reducida acep-
ban nmgún eco en los ministerios parisienses. Su defensa del deporte tación por parte francesa (en contraste con el interés que suscitaba en
de alta competición y su propia personalidad, ahora realmente cosmo- los países más industrializados de Europa) del deporte de alta compe-
polita, eran aceptadas en todas partes. De ahí que los Juegos de 1916 tición. Los Juegos de Amsterdam (1928) fueron un éxito de participa-
~ese~ ~?ncedidos por Coubertin a Berlín, con la idea de que la noto- ción internacional y de público, y la organización no dejó nada que
na aficion del emperador por el espectáculo deportivo le alejase de desear. Aun así, los "incidentes" no faltaron; injusticias, errores, fallos
otros proyectos políticos más ambiciosos, que de nos ser desviados organizativos alimentaron por algún tiempo las crónicas periodísticas.
hacia otras metas, en opinión de muchos europeos, podían conducir a Sin embargo, la trascendencia política de los campeonatos no desbor-
la guerra. dó en ningún caso las fronteras del país anfitrión.
La primera piedra del nuevo estadio de Berlín fue colocada en 1913. En la década de los años veinte el deporte cosmopolita de alta com-
Carl Diem, el joven responsable del comité organizador alemán había petición continuaba su evolución y ~ada_yez era_ ll:layor su int_erés e
pedid?, con i~sistencia al gobierno que promoviera la búsqueda' y pre- íncluso su atractivo . En todas las naciones mdustnahzadas, los ntuales
paracion de Jóvenes deportistas para las pruebas de atletismo. Alvin tradicionales y las devociones locales iban perdiendo irremisible_mente
Kraentzlein, el americano vencedor de los 60, 110 y 200 metros vallas su vigencia en favor del deporte-espectáculo en las pre~eren,c1~s del
(de hecho fue uno de los primeros atletas en utilizar la técnica del pie público. Prácticamente todos los diarios reseI';ª?ª~ vanas Pª~1:°as a
avanzado o grand jeté) y del salto de lo~gitud en los Juegos de 1900, las crónicas deportivas a cargo de reporteros dmarmcos y ambiciosos.
fue contratado como entrenador del equipo germánico y los sellos A finales de la década de los veinte, con el invento de la radio, surgiría
conmemorativos de los Juegos estaban ya diseñados, obra del reputa- un tipo de periodista deportivo nuevo -el de retransmisor y comenta-
do pintor y escultor de atletas, Franz von Stuck. rista deportivo. Su tiempo radiofónico, al principio mero relleno, ~-e
Como quiera que los generales de Guillermo II le habían asegurado ganando audiencia, y su protagonismo no tardó en alcanza~ ele~ad1s1-
que la guerra sería corta, los preparativos de los Juegos de Berlín no se mas cotas de aceptación. Era la época en que muchas umvers1dades
interrumpi~ron al estallar la guerra en agosto de 1914. Los generales americanas construían sus primeros estadios de fútbol con capacidades
fran~eses, mgles~s y rusos también habían asegurado a sus jefes res- muy por encima del censo estudiantil de la universidad e incluso de la
pectivos que la victoria no tardaría en llegar al bando aliado. Pero lo comunidad que la albergaba. Era la época de los grandes combates de
~~s paradójico ~s_que Coube~tin, quien tampoco creía en la prolonga- boxeo con taquillas millonarias y de los primeros alborotos en los
c1on de las hostihdades, no Juzgó necesario cambiar la sede de los campeonatos de fútbol en América del Sur. Los servicios telegráficos
Juegos. Como se sabe, los Juegos de 1916, que iban a ser los sextos de (que a partir de 1926 podían retransmitir casi instantáneamente las
la serie, no se llegaron a celebrar, y Coubertin, que había sido ignora- imágenes de la llegada de una carrera, de un "knock out" o del gol de
do por sus compatriotas, trasladó la sede del COI a la neutral Suiza. la victoria) hicieron que las_ ~eladas del Madison Square Garden fu~sen
Lo que puede decirse de las tres olimpíadas siguientes es que se tan apreciadas por los rad10escuchas y por los lectores de Varsovia o
celebrar?n en Europa del norte siguiendo un esquema establecido por de Montevideo como por los espectadores de Nueva York.
Coubertm con mucha antelación. Considerando que los belgas habían Los Juegos Olímpicos de la década de 1920 fueron un gran ac?nteci-
pa~ecido más que nadie los efectos de la agresión germana, la organi- miento internacional. Dado que los países de la Europa contmental
z~c1ón de los séptimos Juegos modernos (1920) fue concedida a la carecían de festivales deportivos orgánicamente legitimizados compa-
cmdad ~e Amberes. Las instalaciones y los festejos fueron, porrazo- rables, por ejemplo, a los de la liga de béisb?l ?e primera divisón _en
nes obvias, bastante austeros, pero la participación internacional fue los Estados Unidos o de la liga de fútbol (asociación) en Gran Bretana,
numéricamente superior a la de los Juegos de Estocolmo. Los Juegos los Juegos Olímpicos calaban más profundamente en la conc~en~ia
d_e ~ se celebraron en París con buenas instalaciones y con la parti- europea que en Norteamérica o (por ot_ras razo~~s~ que en las_l~Jamas
c1pacio~ de una numerosa representación internacional, pero la aisladas de la Unión soviética, del contmente asrntico, de Amenca del
afluencia de público se resintió de la dispersión de las pruebas en Sur o de Africa.
220 LOS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS LOS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS 221

Como ocurriera con las exposiciones universales de la segunda mi- ta entonces considerados como excesivamente extenuantes para las
tad del sigl~ XIX, los Juegos Olímpicos del siglo XX adquirirían un atletas. La mayoría de las naciones aceptó sin restricciones la partici-
carácter emmentemente ecuménico. Los organizadores de cada olim- pación femenina en los deportes de alta competición. Paradójicamen-
píada tendían a ver en sus predecesores a unos.rivales, cuyos "récords" te, en los países de origen de esos deportes y, más especialme~t~, en
de asiste~cia, participación y gastos debían mejorarse. Los juegos es- los Estados Unidos, los profesores de educación física y los admmistra-
~aban abiertos a nuevas modalidades de competición, prueba de ello la dores de programas deportivos adoptaron una actitud opuesta a la
mstauración de los "Juegos de Invierno" con la misma periodicidad participación femenina por considerar que la ~gr_esividad e~igida par_a
que los olímpicos. Ya se habían disputado competiciones internaciona- alcanzar la cumbre internacional en esas especialidades era mcompatI-
les de esquí en los últimos años del siglo XIX en Escandinavia, y se ble con la conservación de la feminidad de las deportistas.
celebraron "Juegos nórdicos" en 1910, 1914 y 1917, y nuevamente en En la década de los años treinta y después de la Segunda Guerra
1922 y 1926. A comienzos de la década de los veinte, la Semana anual Mundial, las mujeres fueron, a menudo, las heroínas de los Juegos, y
de Holmenkollen, celebrada cerca de Oslo, fue organizada y presenta- gracias a las medallas obtenidas para sus equipos respectivos, su popu-
da de forma comparable a los Juegos Olímpicos. Coubertin había laridad alcanzó niveles indescriptibles en sus propios países. Cuanto
admitido el patinaje artístico en los Juegos de Londres de 1908, así más tardía la intervención de una nación en el deporte cosmopolita y
como las pruebas de velocidad y el hockey sobre hielo en los de Ambe- cuanto menos enraizado el deporte moderno en su territorio, más
res de 1920. La "Semana Internacional de Deportes de Invierno" de reales resultaban las probabilidades de producir féminas capaces de
Chamo_nix de 1924 y la de 1926 fueron homologadas, retrospectiva- ganar medallas.
mente, como los "primeros Juegos Olímpicos de Invierno". Para los
deportes de invierno internacionalmente homologados en 1928, los
Gracias al igualitarismo, a la selección de acuerdo con el mérito Y al 1~
individualismo de la ideología del deporte internacional, y pese a la
Países Bajos sólo disponían de instalaciones en terreno llano, razón oposición mediatizadora implícita en la idea del amateurismo, los ne-
por la cual el primer programa realmente completo sólo pudo desarro- gros pudieron participar en los Juegos Olímpicos. William De Hart
llarse con ocasión de los segundos Juegos de Invierno celebrados en Hubbard, un negro americano, ganó la prueba de triple salto en París
Saint Moritz en 1928. No obstante, los Juegos de Invie~no volverían a (1924). Gracias a las relativas facilidades de transporte ~ despl~~-
celebrarse en los mismos países sede de los Juegos de Verano en 1932 y miento, los Juegos de Los Angeles de 1932 vieron una nutnda partici-
1936.
pación de atletas de color. Pero habría que esperar a la década de los
tos Juegos de Invierno permitieron ampliar la lista de héroes de los sesenta para que los atletas africanos empezaran a imponerse en las
tiempos modernos. Una de las estrellas más resplandecientes del fir- · pruebas de fondo. Hasta entonces la supremacía de los negr~s ameri-
mamento deportivo invernal fue la patinadora artística Sonja Henie. canos se había manifestado exclusivamente en el salto de longitud y en
Su primera competición, la de Chamonix en 1924, coincidió con la de las pruebas de velocidad.
su cumpl~años; tenía doce años y quedó en octava y última posición.
E~ los campeonatos mundiales de 1925 alcanzaba el quinto lugar, y el
Durante los primeros cuarenta años de existencia de los Juegos
Olímpicos modernos, los atletas y nadadores blancos americanos ejer-
-
pnme~o en los de 1926. Permanecería en la cumbre hasta que en 1936, cieron un predominio indiscutible en los Juegos de verano. Una pobla-
despues de ganar su tercera medalla _de oro olímpica, se trasladara a dón numerosa y bien alimentada, una tradición deportiva de vieja
Hollywood para rodar varias películas con guiones apropiados para sus implantación y la noción unánimemente compartida de que. las in-
aptitudes deportivas.
versiones presentes garantizaban los triunfos de mañana (o dicho de
· La participación femenina en las pruebas olímpicas de atletismo otra manera, la noción del entrenamiento) fueron, entre otras, las
empezó en 1928, algunos años después de sus primeras intervenciones causas de esta superioridad. Pero a finales de los años veinte, los
en las pruebas de gimnasia, natación y otros deportes considerados campeones empezaron a surgir en todas partes. Por ejemplo, la disci-
m?s p~opios de su_ s~xo. Con la progresiva ampliación de los programas plina y los cambios impuestos por los entrenadores finlandeses en la
olímpicos, la participación femenina se iba aceptando en deportes has- preparación de los corredores de fondo producirían un corredor de
-¡:-,...,._ t ~ ( ' • ,,,(.,~

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222 LOS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS LOS JUEGOS OLIMPÍCOS MODERNOS 223

fondo_como Paavo Nurmi , ganador de los Juegos de 1920, 1924 y 1928. que los Juegos d 1932 s celebrarían en L_2s Angeles. Los preparati-
Nurnu se sometío a un régimen alimentario científicamente calculado vos estaban muy -zados, incluido la construcción de un estadio
Yse acostumbró a llevar consigo un cronómetro en los entrenamientos para 104.000 plazas , cuando sobrevino el "crack" financiero de no-
Yen las competiciones para poder controlar y dosificar sus esfuerzos en viembre 1929. Las fuentes monetarias mundiales se secaron y el mun-
cada fase de los mismos. Los franceses conquistaron y conservaron la do industrial quedó sumido en una profunda crisis económica. ¿Qué
supremacía en el ciclismo olímpico. Los húngaros (preferentemente iba a ocurrir con los Juegos? ¿Cómo podrían los organizadores sufra-
judíos~ y_los italianos eran los campeones indi~cutibles en la esgrima . gar los gastos de su celebración? ¿Dispondrían los Comités de las
Los anstocratas holandeses y suecos se imponían indefectiblemente en naciones extranjeras de suficientes fondos para enviar sus equipos a
las pruebas de equitación. Un argentino, Carlos Zabala, triunfó en la Los Angeles? Los californianos hicieron prueba de imaginación y
marathón de 1932, y los 100 metros femeninos del mismo año fu ero n generosidad comprometiéndose a albergar y alimentar a los partici-
adjudicados a la pol~ca Stanislava Walasiewiczowna. Indios y paquista- pantes por la módica suma de 2 dólares al día, construyendo a tal
nís se repartieron las medallas de oro del hockey entre 1928 y 1968, y la efecto una nueva "Ciudad olímpica" de casitas de dos habitaciones en
selección de fútbol de Uruguay fue vencedora en 1924 y 1928. En los las laderas de una colina a las afueras de la ciudad. Se organiz~ron
Juegos de 1928, los alemanes, autorizados a competir por primera vez numerosas excursiones para los deportistas y un sistema de transportes
después de la Primera Guerra Mundial, se clasificaron en segunda urbanos cómodos y gratuitos. Los estudios cinematográficos de Holly-
posición en cuanto a número de puntos y medallas, detrás de los ame- wood cedieron numerosas copias de sus películas para ser proyectadas
ricanos, mientras que en los Juegos de Los Angeles de 1932, fueron los en las veladas de la Ciudad olímpica.
japoneses quienes alcanzaban la segunda posición. Con la maestría adquirida en la celebración de toda clase de _festejos
Con el aumento de la participación, las instalaciones olímpicás me- y festivales, la población de Los Angeles se encargó de añadir nuevos
joraron considerablemente. Los instrumentos de medición se perfec- símbolos y rituales a la Olimpíada. Desde 1896, el ceremonial, otrora
cionaron hasta alcanzar un elevado grado de precisión. Los resultados simple y rudimentario de la atribución de medallas a los vencedores, se
de las pruebas de alta competición reflejaron un progreso constante y había "perfeccionado" de forma espectacular. Como se recordará,
cada nuevo récord era recibido con admiración y júbilo, sólo empaña- Coubertin estableció la medalla de oro para los primeros lugares en
do por la idea de su precariedad. Los récords deportivos estaban so- 1904. El "desfile d las naciones" se celebró or rimera vez en la
metidos , como cualquier otro avance, a las leyes del progreso (una inauguración de lo§ Jue~9s de Estocolmo 1912). Coubertin en perso-
palabra clave de la época) e ineludiblemente expuestos a ser arrebata- na diseñó la bandera de los cj .aJlillos entrelazados que ondearía por
dos por nuevos campeones. La opinión pública internacional acogía y vez primera en 1920, en Amberes, siendo en esta misma ciudad donde
honraba las marcas deportivas como símbolos vivientes , aunque abs- el campeón de esgrima, Víctor Boin, de pie y frente de los demás
tractos , consagradores del principio de superación de la sociedad in- atletas , prestó el primer "Juramento Olím i_c:_o" . En Los Angeles el
dustrial , atribuyendo a su efimeridad el valor de una prueba irrefuta- ritmo creativo de tr 1 ne se ~¡ó . La ceremoma e maugurac1on
ble de la marcha inexorable del progreso. fue subrayada con la intervención d_€?. d~ s d~ banc!~s_sle música,
Los Juegos Olímpicos, en tanto que espectáculo internacional, tam- salvas de artillería y desfiles ecuménicos detrás de las banderas nacio-
bién "progresaron". Coubertin, en los últimos años de su vida (moriría nales de los países representados en los Juegos. Se soltaron miles de
en Ginebra en 1937) , fue partidario de un deporte de superación de palomas blancas, como se hiciera en 1859, en Atenas, y se introdujo
características asimilables a un "ritual"., a un "culto" o a una "reli- una evocadora (aunque totalmente innovadora -ya que carecía de
\ gión" . Los Juegos de Verano , que se celebraron en California en 1932 antecedentes históricos) "Llama olímpica" destinada a arder en un
.
pusieron de manifiesto la vitalidad y el dinamismo del deporte interna-
'
pebetero colocado en el peristilo o el estadio hasta el final de los
cional. Juegos.
Un grupo de promotores de California del Sur había recibido en Tampoco aquí faltaron los "incidentes" . A su llegada a Los Angeles ,
1923 la promesa de Coubertin y del Comité Olímpico Internacional de Nurmi se enteró de que ya no se le consideraba como amateur por
224 LOS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS LOS JUEGOS OLIMPICOS MODERNOS 225

haber percibido suntuosos gastos de viaje y de "representación" en ambicios una isc;j12,lin mucho más estricJa y, a una
una reciente "gira de exhibición". Otro finlandés, Lauri Lehtinen, se preparación más es ~ ada ¿iás ci_entífica, dirigidas exclusiva-
o~uso de forma antirreglamentaria a que el corredor americano Ralph meo e ac1a e logro de nuevas marcas. Como consecuencia de ello, la
Hill le adelantara en la línea de llegada de los 5000 metros. A pesar de preparación de nuevos campeones supuso un esfuerzo sobrehumano
lo cual, Lehtinen fue declarado vencedor bajo las fuertes protestas del para los jóvenes seleccionados.
p~b~co. Ralph Metcalf estaba totalmente convencido -igual que-el Los Juegos Olímpicos de 1932 fueron muy bien "cubiertos", in-
publico- de h~ber ganado la prueba de los 100 metros, pero la photo- formativamente hablando, y fueron retransmitidos por radio a todos
fjnish demostró que el ganador y, por consiguiente, "ei hombre más los países del mundo. Puede decirse, pues, que en este aspecto tam-
veloz del mundo", era Eddie Tolan. . . bién, fueron un acontecimiento mundial. Pero pocos siguieron con
. ~n general, los Juegos de Los An eles i ual que los Juegos de tanta atención el desarrollo de los Juegos como el nutrido equipo ale-
mv1erno de Lake ac1 que los precedieron) transcurrieron con toda man y los delegados acompañantes. Antes de que empezasen los Jue-
normalidad y dejaron un agradable recuerdo entre los participantes y gos de Verano de 1932, el Comité Olímpico Internacional había deci-
espe~tadores, atribuible en gran parte al esfuerzo hecho por los cali- dido que los próximos Juegos de invierno y de verano se celebrarían en
forrnanos para ganarse la simpatía de todos. Los atletas, por lo gene- Alemania y no en España, país que también los había solicitado.
ral, aceptaron con corrección las decisiones arbitrales, otro elemento El jefe de la delegación germánica en los Juegos de 1932 era el
de concordia y de amistad. Lehtinen atrajo a Hill a su lado en el podio doctor Carl Diem (1882-1962), prolífico historiador del deporte y líder
de vencedor y prendió una diminuta bandera finlandesa en el chandal de los educadores y funcionarios deportivos de su país. El equipo
de su a_d~ersario. Los más correctos y educados fueron los japoneses, aleman había cosechado varias medallas en los Juegos de Amsterdam;
que felicitaban a los vencedores de cada prueba en que participaron, y no así en 1932, lo que resintieron particularmente los dirigentes ger-
los entrenadores y los jueces de esta nacionalidad (después de los manos, en unos momentos en que la economía y la situación política
errores producidos en los Juegos de 1908, los jueces se escogían de del país experimentaban una de las más graves crisis de la historia.
entre varias nacionalidades) estrechaban sistemáticamente la mano del No obstante, Diem recogió toda clase de información-esbozos, mo-
juez de la nacionalidad del atleta o del equipo vencedor. Esta costum- delos, discursos, banderas, programas, boletos, entradas- durante su
bre fue bien acogida y en muchos casos imitada por los demás jueces, estancia en Los Angeles y tomó abundantes notás de sus conversacio-
de forma que, a pesar del temor de los surcalifornianos al "peligro nes con los diseñadores de los ascensores y del sistema telefónico del
amarillo", el público se puso del lado de los japoneses. Con una dele- estadio, y con los cocineros sobre las preferencias __dietéticas de las
gación de 143 atletas, los japoneses constituían el segundo equipo en nacionalidades presentes en los Juegos. Se llevó, igualmente; nume-
número, y sus nadadores establecieron varios récords olímpicos. rosas fotografías y planos de los talleres, garajes y residencias de la
De hecho, las estadísticas de la competición de élite en casi todos los Ciudad Olímpica.
deportes fueron drásticamente alteradas en Los Angeles en 1932. Con Los alemanes intentarían superar a los americanos, y Carl Diem
excepción del salto de longitud y el lanzamiento de martillo, los demás estaba dispuesto para el inmenso esfuerzo que representaba ofrecer al
récords de atletismo, de remo, de ciclismo y de la mayoría de las mu_n:do el mejor espectáculo deportivo de todos los tiempos.
pruebas femeninas , cayeron uno tras otro, y muchas de las nuevas
marcas olímpicas establecidas en esta ocasión se mantuvieron hasta los
años sesenta.
Es posible, y así lo consideró la mayoría de los asistentes, que los
resultados excepcionales se debieran a las excelentes instalaciones al
buen ambiente reinante y al reputado clima de California del sur.' El
significado real de los J ue os de Lo,t;Angeles fue el in· · nm:.ya

-
era para el entrenamiento atlético. A partir de estos Juegos los atletas

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