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Vida cotidiana

Hipólito Pecci Tenrero

Algunas pinceladas sobre el


universo sexual egipcio
Con la entrada de las tropas de Napoleón en Egipto (1798-1801) se abría, gradualmente, un nuevo mundo
para los ojos occidentales.

Los misterios y secretos del Valle del Nilo iban a brotar en toda su plenitud, siendo plasmados por los científi-
cos que acompañaban a la expedición militar francesa, en número de doscientos aproximadamente, los cuales
aglutinaron todos sus estudios y observaciones, mapas e imágenes, en una inmensa obra llamada “Description
de l’Égypte”, además de realizar descubrimientos tan trascendentales como la piedra Rosetta, hallada por un
soldado que integraba el destacamento comandado por un oficial de apellido Bouchard, en julio de 1799 cerca
de la localidad homónima, y que serviría a Jean-François Champollion (1790-1832) para descifrar la escritura
jeroglífica.

A partir de este periodo, la fascinación por el Antiguo Egipto se desbordó, y esta atracción llevó a muchos euro-
peos acomodados a visitar, e incluso establecerse en el país, dando pie a la aparición de excavaciones privadas
y al surgimiento de un ingente comercio de reliquias, entre ellas, el tráfico de momias, piezas clave, en muchos
casos, de las veladas en el Viejo Continente, cuyo acto final consistiría en su desvendado ante la mirada bo-
quiabierta, estupefacta, de los asistentes.

Si bien, las más desafortunadas, acabarían sus días sirviendo para menesteres menos “científicos”.

Napoleón ante la Esfinge, 1868 (Imagen: Jean-Leon Gerome).

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Es así, como a lo largo del siglo XIX Egipto se convir- antaño el Cuartel de la Montaña, es decir, en la Mon-
tió en un gran mercado de antigüedades, suministra- taña del Príncipe Pío, en el Parque del Oeste, junto
dor de obras de arte a museos europeos, y a algún al Paseo del Pintor Rosales.
que otro personaje adinerado con pocos escrúpulos,
pero también vio nacer una nueva ciencia, la Egip- En los últimos años la Egiptología se ha creado un
tología moderna, en la que arqueólogos y estudio- gran espacio en nuestro país, por una parte, gracias
sos, e igualmente algunos individuos no tan “doc- a la impartición de estudios relacionados con la His-
tos”, Giovanni Battista Belzoni (1778-1823), Ippolito toria egipcia en las universidades, y por otra, por la
Rosellini (1800-1843), Richard Lepsius (1810-1884), labor de entidades tanto públicas, caso del Consejo
Luigi Vassalli (1812-1887), Auguste Mariette (1821- Superior de Investigaciones Científicas, como priva-
1881), Gastón Maspero (1846-1915), o William Mat- das, por ejemplo el Instituto de Estudios del Antiguo
thew Flinders Petrie (1853-1942) entre otros, se afa- Egipto, que se encuentran realizando investigacio-
naron por recopilar y descubrir la historia del país nes y excavaciones arqueológicas, además de las
de los antiguos faraones, trabajos e investigaciones colecciones existentes en museos como el Museo
que alcanzaron su clímax en 1922, cuando Howard Arqueológico Nacional o el Museo Egipcio de Bar-
Carter logró su objetivo aquella mañana del cuatro celona.
de noviembre, localizando los restos de un rey poco
conocido hasta el momento, Tutankhamón, cuya Gracias a todo este conjunto de comunidades y or-
tumba inviolada (KV62) suministró un fantástico ganismos, el acercamiento al Antiguo Egipto es con-
ajuar compuesto por espléndidas piezas, entre ellas siderablemente más asequible a día de hoy, el in-
carros desmontados, arcos, bastones, abanicos o un terés sobre monumentos, pirámides, etc., es mucho
trono de oro en el que aparece la pareja formada por mayor dentro de la sociedad, y el conocimiento de la
la figura sedente del monarca, situada frente a su historia, la religión, los monarcas, se encuentra más
hermanastra y esposa Akhesenamón. extendido.

Paralelamente, y ante el aluvión turístico, junto a los Sin embargo, existe una faceta vital, trascendental
trabajos de excavación se iba tomando conciencia en las relaciones personales, que, hasta el momen-
sobre la necesidad de salvaguardar los monumen- to, y sorprendentemente, ha pasado un tanto desa-
tos, de tal forma que algunos investigadores plan- percibida, ya que se ha hecho poco hincapié en ella,
tearon la necesidad de instituir entidades dirigidas bien por falta de datos, de documentación, o bien por
a estos fines, labor que puso en práctica Amelia ser un aspecto un tanto peliagudo, matiz embara-
Edwards (1831-1892) junto a Reginald Stuart Poo- zoso del espacio cotidiano para los investigadores,
le (1832-1895), fundadores de la Egypt Exploration tanto del siglo XIX, como de la primera mitad de la
Fund en 1882, y que tras la Gran Guerra cambiaba centuria siguiente, y no es otro que la vida sexual de
su denominación, pasando a conocerse como Egypt los antiguos moradores de Kemet.
Exploration Society.
La percepción del erotismo
Lo cimientos ya se habían proyectado para que el fe-
nómeno del antiguo Egipto se extendiera por el con- La noción de Egipto como una cultura monolítica
tinente europeo, no obstante, con diferente grado de es difícil de sostener, pues los habitantes que se
impregnación, pues mientras en países como Ingla- asentaban en el Valle durante el Reino Antiguo, es
terra o Francia la tradición egiptológica, como se ha muy posible que tuvieran algunas conductas dife-
visto, se había ido desplegando durante todo el siglo renciadas de los pobladores del Imperio Nuevo, por
XIX, en otros, como España, su conocimiento, sal- ejemplo, ya que entre ambas comunidades existía
vo algunos casos puntuales, no ha tenido suficiente una distancia cronológica de un milenio aproxima-
impacto mediático hasta la segunda parte del siglo damente, de tal forma que esta separación entraña-
XX, sobre todo, con la creación del “Comité Espa- ría un desconocimiento, una caída en el olvido de
ñol para el salvamento de los tesoros arqueológicos costumbres enterradas en el tiempo, y que pudieron
de Nubia” (Martín Valentín), que a partir de 1960, y ser, poco a poco, relegadas, hasta desaparecer de la
dirigido por el Profesor Martín Almagro Basch, parti- esfera tradicional. No obstante, se puede afirmar que
ciparía en el rescate de varios monumentos, trabajos es un proceso normal, pues tan solo baste decir que,
continuados por diversos arqueólogos españoles en este lapso temporal implicaría una metamorfosis, e
diferentes enclaves geográficos de la región. incluso, una pérdida de ciertos hábitos, por lo que
el saber y el acercamiento, en la actualidad, a estos
Gracias a ellos, los españoles podemos disfrutar del usos o modas es ciertamente imposible.
Templo de Debod, donado por Egipto en 1970 como
reconocimiento a los esfuerzos llevados a cabo, y Debido a esta situación, la percepción de prácticas
situado en la actualidad en la zona donde se ubicaba y modos de proceder únicamente son asequibles a

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Cleopatra y Julio César, 1866
(Imagen: Jean-Leon Gerome).

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través de los medios que han perdurado hasta nuestros días, y, aunque, no pueden ser extensibles a la totalidad
de la historia de la cultura egipcia, que abarcaría, con sus altos y bajos, alrededor de tres mil cien años más o
menos, aportan una información muy útil para conocer ciertas cuestiones, en el caso que nos ocupa, referidas
al plano sexual, durante el periodo en que fueron concebidos.

Por tanto, la visión contemporánea del universo erótico nos ha llegado a través de fuentes exógenas, funda-
mentalmente viene dada por personajes alejados en el tiempo, que, en algunos casos, poseían innegables
intereses políticos, como los autores romanos durante los decenios finales del siglo I a. C. en sus ataques a
Cleopatra VII (69 a. C.-30 a. C.), a los que se sumarían, siglos más tarde, viajeros, artistas y escritores, los cua-
les, imbuidos de la moral propia de la época, principalmente los siglos XVIII y XIX, contribuyeron a distorsionar
la realidad de las cosas, escenario apoyado posteriormente por la nueva tecnología surgida a finales de 1895,
y que tendría un rápido predicamento, pasando a conocerse como “Séptimo Arte”, el cual continuaría, de cierta
forma, expandiendo la idea de la sociedad un tanto “libertina” del Antiguo Egipto.

Pero, no hay que olvidar la prolífica literatura actual cuyas tramas se desarrollan en el País del Nilo, y que, en
ciertos aspectos, bebe del mismo manantial que los autores románticos, no teniendo reparos, usualmente, en
presentar un paradigma, un modelo de atmósfera similar, sensual, voluptuosa.

Fotograma de la película Cleopatra, 1934 (Imagen: Claudette Colbert, 1903-1996).

Fotograma de la película Sinuhé el Egipcio, 1954 (Imagen: Bella Darvi, 1928-1971).

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Las fuentes jer, concertada mediante ciertos ritos o formalidades
legales, para establecer y mantener una comunidad
Independientemente de las múltiples representacio- de vida e intereses ”, se puede afirmar que, hasta
nes en las que se revelan bailarinas un tanto ligeras ahora, es inexistente en el mundo egipcio, e incluso,
de vestimenta, la documentación no es muy pródiga las relaciones contractuales parece ser que no se ul-
en cuanto al ámbito sexual se refiere, pues no hay timaron hasta principios del III Período Intermedio,
que olvidar que la escritura, y por ende, la lectura, se hacia el siglo X a. C. aproximadamente.
encontraban circunscritas a un mínimo exponente de
la población, circunstancia que conllevaba, con toda Se considera que el núcleo familiar estaba compues-
seguridad, una difusión oral de cuentos y narracio- to por la pareja junto a sus hijos, cuyo lugar de habi-
nes, perdidos, con el paso del tiempo, al no haber tación era la morada masculina que había consegui-
quedado manuscrito. do constituir, trasladándose a ella la mujer, la cual,
según los criterios actuales, en la inmensa mayoría
A pesar de esta aseveración, la existencia de dife- de las ocasiones no era más que una niña, ya que la
rentes testimonios, tanto de modo gráfico, como for- edad de partida a su residencia marital se encontra-
mando parte de figuras y pinturas nos acercan, en la ba en torno a los catorce años, e incluso menos en
medida de lo posible, a esta faceta de la vida privada. algunos casos.

De esta manera, la documentación que ha consegui- Las informaciones existentes y los estudios llevados
do salvaguardarse hasta nuestros días, aporta infor- a cabo por los investigadores, declaran una cierta
mación de primera mano relativa al universo erótico, libertad de la mujer, aunque se desconoce si se po-
pero también nos destapa y revela las reglas o cá- dría llegar a considerar una total igualdad entre ella y
nones de moralidad vigentes en la época en la que el hombre, como algunas veces se ha querido enten-
presumiblemente se elaboraron los pasajes. der por parte de ciertos eruditos, son manifiestos una
serie de derechos, quizás inimaginables en otras so-
En consecuencia, nos encontramos con diferentes ciedades coetáneas, como la posesión de esclavos
creaciones literarias en las que el eje central no es durante el Imperio Nuevo , el disfrute de herencias,
otro que el adulterio, tal como recoge, por ejemplo, bienes y de tierras, la posibilidad de divorcio en cier-
el conocidísimo Papiro Westcar, descubierto a fina- tos casos como las infidelidades, etc.
les de la centuria de 1800 y emplazado en el Museo
Nuevo de Berlín. Pero esta visión de la pareja como centro de la vida
egipcia, no tiene que nublar los ojos y hacer pensar
El texto, en escritura hierática y procedente de origi- en una relación familiar idílica, en donde los enga-
nales confeccionados en la Dinastía XII , nos refiere ños brillasen por su ausencia, ya que la existencia
una historia de traición conyugal, en la que la mu- de meretrices atestigua la posible laxitud de algunos
jer se convertía en la protagonista de una infidelidad hombres para con sus mujeres.
hacia su marido, el jefe-lector Ubaoné, escenario
idéntico al que se desarrolla en el Papiro D’Orbiney Un ejemplo de la actividad de este tipo de trabaja-
igualmente redactado en hierático, y también cono- doras fue recogido en un pasaje de Heródoto, en el
cido como el “Cuento de los dos hermanos”. Data- cual aseguraba que parte de la financiación de la
do en tiempos posteriores, durante la XIX Dinastía Gran Pirámide podría haber sido realizada gracias
y actualmente en el Museo Británico, narra una si- a los servicios sexuales desplegados por la hija de
tuación similar, con el intento de seducción de una Kheops.
mujer hacia su cuñado, maniobra infructuosa en este
caso, pero que, a pesar de los siglos transcurridos Junto a esta documentación, que muestra una pecu-
entre uno y otro, muestra el castigo aplicado en am- liaridad vital tremendamente importante, como es la
bos casos, esto es, la muerte, si bien, en el texto creación de un nuevo núcleo familiar, existen otros
del Imperio Nuevo, el perseguido pudo escapar en modelos de textos que, de la misma forma, dejan
ultima instancia. entrever distintos aspectos de las comunicaciones
personales, y por consiguiente, las sexuales, bien
Al mismo tiempo, otro rasgo que se vislumbra cla- por medio de escritos de contenido erótico, funda-
ramente a través de los cuentos, es la importancia mentalmente dirigidos a jóvenes, hombres y mujeres
del “matrimonio” como entidad o institución básica solteros, “¡Ah! Ojala fuese yo su sirvienta negra, la
dentro de la sociedad. que le lava los pies, pues entonces podría ver la piel
de todo su cuerpo entero” “Mi amor, qué dulce es ir
Con todo, habría que andar con pies de plomo y te- al estanque a bañarme ante ti y mostrarte mi belle-
ner mucha cautela a la hora de utilizar este término, za en una camisa del más fino lienzo, mojada. Me
puesto que, entendido como “Unión de hombre y mu- sumergiré contigo y volveré a subir con un pez rojo,

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tan lindo, entre mis dedos. Ven y mírame ” o bien, por una serie de papiros de contenido médico que reúnen
variadas patologías, entre las que no faltan las de tipología venérea.

En esta última línea, se localizan múltiples tratados redactados en diferentes períodos cronológicos; de esta
suerte, se puede hacer alusión a dos de los más importantes y más conocidos, uno de ellos sería el denomina-
do papiro (o papiros) de Lahun, datado durante el Reino Medio, a la altura de la Dinastía XII, más o menos hacia
el 1800 a. C., y que, entre otras cosas, reúne recetas y remedios con los que hacer frente a enfermedades y
males que atacan a los órganos sexuales, fundamentalmente femeninos, así como temas ligados al embarazo
y los métodos anticonceptivos.

El otro modelo que se puede citar es el famosísimo papiro Ebers, un arquetipo de vademécum elaborado unos
tres siglos más tarde, y actualmente depositado en la Universidad de Leipzig (Alemania), y que, igualmente,
recogía enfermedades propias de la mujer y materias vinculadas al embarazo y la anticoncepción.

Papiro erótico de Turín (Imágenes: Wikimedia Commons).

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Ambos aluden a diferentes mezcolanzas de sustancias, heces, miel, natrón, leche, resinas, etc., como preven-
ción para evitar embarazos, a la posición de las parturientas en cuclillas y su atención por parte de comadronas,
la circuncisión en el hombre, etc., mostrando un alto conocimiento médico.

Pero, si todo este repertorio es significativo como aproximación o toma de contacto con el mundo sexual, el
esplendor, el derroche informativo corre a cargo de una composición conocida como el papiro 55001 o papiro
de Turín.

Esta narración, que algunos investigadores han querido ver como un compendio o manual erótico del Imperio
Nuevo, fue descubierto en Deir el-Medina durante los primeros decenios del siglo XIX y en la actualidad se en-
cuentra en el Museo Egipcio de Turín, si bien, su contemplación no se pudo llevar a cabo hasta bien entrada la
segunda mitad del siglo XX, ya que, anteriormente, el acceso únicamente estaba permitido a hombres, siempre
y cuando su interés fuera meramente científico.

Está compuesto por doce pasajes en donde los personajes aparecen practicando sexo de forma tan clara, tan
abierta, que no se deja nada a la imaginación.

En estas ilustraciones surgen hombres y mujeres en diferentes posturas amatorias, algunas de ellas muy acro-
báticas, mientras que otras son bastante tradicionales, como puede ser la postura a tergo , es decir, penetración
por la parte posterior, aunque con un denominador común, el amante posee un miembro viril bastante desa-
rrollado, lo que ha llevado a pensar en la existencia de un complemento irónico, un toque divertido en la tarea.
Asimismo, algunos investigadores han sugerido cierta relación del protagonista con el sacerdocio, lo que daría
trazas de religiosidad al conjunto, pues hay que tener presente que dentro de la esfera religiosa, el elemento
sexual es fundamental, hallándose presente ya desde los mismos mitos de la creación.

Una de las tradiciones más conocidas, sería aquella denominada Teogonía Heliopolitana, la cual refiere como
en un principio únicamente existía el Num u Océano Primigenio, y en él se localizaba el Benben.

En esta roca primordial se crearía a sí mismo Atum, el cual, a través de la masturbación y con su semen (o su
saliva) dio vida a Shu, el Aire, y Tefnut, la Humedad, que engendrarían a Geb, la Tierra, curiosamente repre-
sentada como principio masculino, y Nut, el Cielo o Bóveda Celestial, y a su vez, de ellos se originan Osiris,
Isis, Set y Neftis, dando lugar a uno de los conjuntos de divinidades más importantes de la religión egipcia, a los
que se sumarían Horus y Anubis .

Son evidentes, en esta cosmogonía, las conexiones y vínculos sexuales que acontecen entre sus protagonis-
tas, reflejando prácticas habituales en algunos casos, como el onanismo o la felación, esta última recogida en
imágenes de Geb, que, obligado en algunos contextos a estar separado de Nut por la interposición de Shu, se
ve empujado a la autosatisfacción, junto a otros presumiblemente más inusuales, como el incesto, personifica-
dos en la unión de Seth y Neftis o de Osiris e Isis, cuyo vástago, Horus, asumiría un rol esencial en la monarquía
egipcia.

Papiro funerario de la sacerdotisa Henuttawy, Cantora de Amón-Ra, 1070-945 a. C. (Imagen: Wikimedia Commons).

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Pero, el arte también congrega alguna de estas voluptuosas particularidades en tallas y pinturas, moldeando
diversas características de las divinidades que, de una u otra manera, sobresalen y las envuelve de esa natu-
raleza erótica, apreciándose claramente en la representaciones de Min, el dios itifálico, es decir, con el pene
erecto, vinculado a la fertilidad y a la potencia de la naturaleza y de la vegetación, cualidad esta última que
establecería una conexión muy estrecha con una verdura como es la lechuga, debido a la semejanza entre el
líquido que desprende y el semen.

En el templo de Luxor es curioso observar el grabado del dios presentando su miembro ennegrecido debido a
la multitud de veces que ha sido manoseado.

Otras deidades poseen un rasgo preciso que, liviana o sutilmente, deja entrever determinada asociación con
este mundo del placer, a causa de la presencia de algún atributo en concreto que le conecta con la virtud, la
capacidad, la facultad de la fecundidad, constituyendo el ejemplo más evidente la iconografía de Hapi, efigie
masculina, que, sin embargo, posee pechos, los cuales otorgan su carácter distintivo, su naturaleza como re-
novador de Egipto, aquél que con la crecida del Nilo da la vida al Valle.

Mas, en este último estado, es decir, “portador de fertilidad”, se pueden vislumbrar otros actores; baste con enu-
merar a Bes, curioso ser de fisonomía humana, una especie de genio que en ocasiones se presenta desnudo y
con su miembro erecto, relacionado, entre otras cosas, con el goce sexual, el embarazo y el parto, al igual que
Taueret o Tueris, reconocible gracias, fundamentalmente, a su cabeza de hipopótamo y a sus generosas ubres
que la consignaban como protectora de las parturientas.

Bes (Imagen: Altes Museum) y Tueris (Imagen: British Museum).

En un nivel más mundano, las representaciones se despojaban de cualquier significación que no fuera mera-
mente el sentido sexual, para convertirse en objetos de disfrute.

En este aspecto, nos encontramos con elementos bastante significativos en, se podría decir, la creación artísti-
ca de la población, si bien dentro de un conjunto bastante particular, ya que los autores eran verdaderos virtuo-
sos en la materia, tal como lo demuestra su procedencia, el poblado de Deir el-Medina, en donde se asentaban
los trabajadores y artesanos que se encargaban de la construcción de las tumbas ubicadas en el Valle de los
Reyes durante el Reino, o Imperio, Nuevo.

De este asentamiento proceden los ostracas que exhiben ilustraciones “subidas de tono”, dibujos realizados por
trabajadores que creaban estas viñetas, previsiblemente, con un fin libidinoso, quizás, como en la actualidad,

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teniendo una función de revistas pornográficas, sirviendo para trabajadores que pasaban un tiempo alejados de
sus mujeres, o tal vez se había originado un mercado con estos productos a partir de encargos solicitados a los
artistas, o simplemente como modo de expresar su sexualidad, su lujuria, sus necesidades carnales plasmadas
en un trozo de cerámica de manera magistral.
Avanzando en el tiempo, con la entrada de Alejandro en
Egipto, y el surgimiento de Alejandría como centro neu-
rálgico del delta, la cultura y los pensamientos griegos
van impregnando la sociedad gradualmente, y con ello,
la concepción y la percepción sexual helénica, mucho
más abierta, fundamento que se traslada al arte, exhi-
biendo figuras en las que el acto es mucho más explíci-
to, ágiles escenas de penetración, miembros viriles sor-
prendentes, en fin, una diseño totalmente alejado de las
líneas de antaño, mucho más recatadas.

A grandes pinceladas, se han expuesto las formas de


plasmación del universo erótico y sexual del pueblo
egipcio.

Obviamente, con estas líneas el objetivo no ha sido ela-


borar un tratado en profundidad, pero sí mostrar que,
por muchos años, siglos, milenios que puedan transcu-
rrir, uno de los motores, muy importante, en el avance y
movimiento de las sociedades humanas, fue, es y será
Ostracon, Imperio Nuevo (Imagen: British Museum). el sexo.

Bibliografía Sobre el autor

CALZADILLA NÚÑEZ, J. (2005). La sexualidad en el Doctor en Prehistoria y Arqueología por la Universidad


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Capítulo XV, págs. 263-293 en “Egipto. El culto a la dios Avanzados (D.E.A.) por la Universidad Complu-
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de Egiptología. Papers on Ancient Egypt. Número 5/2. Entre los años 1998 y 2008 ha participado en diferen-
Actas III Congreso Ibérico de Egiptología. Eds. Miguel tes campañas arqueológicas: Yacimiento de la Cova
Ángel Molinero Polo, Covadonga Sevilla Cueva. Págs. D’en Pardo (Planes, Alicante), La Peña de Estebanve-
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Es también autor de diferentes artículos relacionados
SALEM, L. (2012). Memoria y recuerdo en el Reino con el antiguo Egipto.
Medio egipcio. Acerca de un mito de origen en el pa-
piro Westcar. Universidad Nacional de La Plata. La www.reflejosdelpasado.blogspot.com
Plata.

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