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Ricardo Braz

SIETE PASOS
para

ORAR
con la BIBLIA
Un método práctico párá
énámorársé dé lá Pálábrá dé Dios
ESTE LIBRO HACE PARTE DEL PROYECTO

Braz, Ricardo Paixão

Siete Pasos para Orar con la Biblia. Un método práctico para enamorarse de la
Palabra de Dios / Ricardo Paixão Braz – 1ª ed. – Lima 2019. 54 páginas.

Edición digital. Versión 1.1

© 2019 – Todos los derechos reservados

Calle Navarra 188-3, Mayorazgo


Ate 15026
Lima, Perú

www.ricardobraz.com – Entrenamiento Bíblico

www.cursobiblicosonline.com – Cursos Bíblicos Online

www.lacausabiblica.com – La Causa Bíblica

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A mis padres,
que me enseñaron desde niño
el respeto por la Biblia;
a mis bellas Gisell y Arianna Camila,
con quienes comparto la aventura
de vivir el amor de Cristo.

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ACERCA DE MI… Y MIS IDEAS
De partida, quisiera aclarar al lector que no soy un maestro de la oración.
Estoy lejos de ser un guía espiritual o un consejero.

Soy tan solo un católico lleno de ardor espiritual y apostólico, que trabaja
en la viña del Señor con empeño todos los días y que espera recibir, al
final de esta vida, una recompensa en el cielo.

Soy también consciente de que he recibido una gran cantidad de


bendiciones en mi vida. La responsabilidad que eso implica me ha
impulsado a dejar mi comodidad y, con cierto atrevimiento, lanzarme a
transmitir un poco de mi experiencia, conocimientos y hallazgos de mi
vida espiritual.

Mi nombre es Ricardo, tengo pasados 40 años, soy brasileño, teólogo,


docente, catequista y formador de catequistas.

Porto conmigo mucha inquietud por ayudar a las personas. Busco


hacerlo de forma concreta brindando formación a los cristianos, para que
se enamoren de la Palabra de Dios y adquieran herramientas para orar
con ella, vivir según ella y transmitirla. En esa tarea reside mi gozo
espiritual y soy feliz al realizarla.

A parte, me gustan muchas cosas. Disfruto la música, el deporte, la


lectura, la vida en familia, los bellos paisajes, los juegos de tablero entre
amigos, un buen café, las galletas de maple, mi gata Alki, ver una buena
película al lado de mi esposa y al Flamengo vencer un partido el domingo
por la tarde.

Pero nada supera la experiencia de orar.

Durante más de 20 años serví a Dios como consagrado, buscando en


aquél estado de vida la respuesta para mis anhelos espirituales. Estudié
Teología y llegué a realizar un proceso de discernimiento para el
sacerdocio, que derivó en la consciencia de que Dios me llamaba por
otros caminos.

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Hoy estoy en otra etapa de la vida. Llevo conmigo, sin embargo, el sello
y el bagaje de aquella experiencia.

Busco servir a Dios y a la comunidad cristiana desde mi matrimonio, con


la convicción de la gran responsabilidad que tenemos como laicos en la
misión de la Iglesia.

Como combatiente espiritual, una de mis más grande batallas consistió


en encontrar una forma de orar según mi propia afectividad religiosa.

Cada uno tiene una espiritualidad propia. Cada uno porta un don
especial de Dios, por lo cual no es fácil encontrar el método, el camino
más adecuado según la particularidad de cada uno.

Por esa razón, existen caminos espirituales diversos dentro de la unidad


de la misma Iglesia.

Todas las espiritualidades en la Iglesia tienen como base la Revelación de


Dios, transmitida por la Sagrada Escritura. El Papa Benedicto XVI, en la
exhortación Verbum Domini, en el número 86 decía: “En efecto, la Palabra
de Dios está en la base de toda espiritualidad auténticamente cristiana”.

Particularmente, creo que soy una persona de espiritualidad casi


minimalista. Cultivo pocas prácticas de devoción. Sin embargo, las tengo
muy consolidadas. Experimento que mi vida espiritual alcanza gran
profundidad con tan solo lo más esencial: la Palabra, la Eucaristía y la
caridad. En torno a ello, gira mi oración.

Entiendo que toda oración es un encuentro especial con Dios. Como


decía el p. Ignacio Larrañaga, es un “encuentro de dos interioridades”.
Algunos oran con el santo Rosario, las coronillas, las novenas. Otros
rezan a los santos. Algunos son más allegados a la vida sacramental.

Muchos anhelan una espiritualidad bíblica. Buscan una forma de orar


con la Palabra de Dios. Entre ellos, me incluyo yo.

He buscado durante gran parte de mi vida un acercamiento cada vez más


profundo a la Biblia. Un acercamiento no sólo teórico, a través del
estudio, sino sobretodo orante y vivencial.

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Como decía al comienzo, estoy lejos de ser un consejero espiritual o un
maestro de la oración.

Lo que busco con esta pequeña obra es tan solo compartir un fruto de mi
breve experiencia de vida en contacto con la Biblia. Compartir un método
propio, que me ha llevado a enamorarme de la Palabra de Dios. Un
método que he desarrollado para mi oración.

Tras haberlo compartido con algunos grupos de vida cristiana, me he


sentido impulsado a ponerlo por escrito y a compartirlo con quien se
interese en conocerlo.

Aquí te dejo, estimado lector, ese compartir personal.

Aprovecho para invitarte a que conozcas mi página personal,


www.ricardobraz.com, así como las páginas www.cursosbiblicosonline.com y
www.lacausabiblica.com En ellas, podrás acceder a los materiales de
orientación para la lectura de la Biblia, entre ellos los videos tutoriales
para este método de oración.

¡Que Dios te bendiga y que la Palabra esté siempre en tu corazón!

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN..................................................................................................................... 9

CAPÍTULO 1: MIS PASOS HASTA ENCONTRAR UN MÉTODO ............................ 11


DESCONOCER LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO .......................................... 11
ENFRENTANDO LA PROPIA IGNORANCIA ....................................................................... 14
MI PUNTO DE LLEGADA: UN CÍRCULO VIRTUOSO ....................................................... 16
¿POR QUÉ QUIERO COMPARTIR MI MÉTODO? .............................................................. 17

CAPÍTULO 2: SIETE PASOS PARA ORAR CON LA BIBLIA .................................... 19


Paso 1: La ELECCIÓN del texto bíblico ............................................................................ 19
¿Cómo familiarizarme con los textos bíblicos? .......................................................... 19
Optar por meditar un texto breve ................................................................................... 25
Un estudio devoto .................................................................................................................... 26
¿Cuánto dura el proceso de familiarización con la Biblia? ................................... 27
Paso 2: La PRESENCIA del Espíritu Santo...................................................................... 30
Vencer las distracciones y el cansancio......................................................................... 31
Entrenar el propio cuerpo para la presencia de Dios .............................................. 34
No divagar a la hora de ponerse en presencia de Dios ........................................... 35
Paso 3: La LECTURA................................................................................................................. 37
Paso 4: El TRASLADO al contexto bíblico....................................................................... 38
Paso 5: DEJARSE TOCAR por la Palabra eterna ........................................................... 41
¿Qué es el sentido espiritual? ............................................................................................ 42
¿Qué ayuda podemos tener para encontrar ese sentido espiritual? ................ 42
Paso 6: Guardar la Palabra que RESUENA ..................................................................... 45
Paso 7: VOLVER al presente ................................................................................................. 48

CONCLUSIÓN: ENAMORARTE DE LA PALABRA DE DIOS..................................... 51


Referencias bibliográficas ....................................................................................................... 55

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¡Te explico cada paso con un
TUTORIAL del libro!
Tutorial 1/8
Mis pasos hasta encontrar un método
(páginas 9 a 18) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 2/8
PASO 1: La elección del texto bíblico
(páginas 19 a 29) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 3/8
PASO 2: La presencia del Espíritu Santo
(páginas 30 a 36) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 4/8
PASO 3: La lectura orante de la Biblia
(página 37) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 5/8
PASO 4: El traslado al contexto bíblico
(páginas 38 a 40) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 6/8
PASO 5: Dejarse tocar por la Palabra
eterna (páginas 41 a 44) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 7/8
PASO 6: Guardar la Palabra que resuena
(páginas 45 a 47) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 8/8
PASO 7: Volver al presente
(páginas 48 a 50) 👉 Entra AQUÍ.

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INTRODUCCIÓN
Todo buen cristiano quiere orar.

Todo buen cristiano quiere leer la Biblia y entenderla.

Si eres un buen cristiano, te hago entonces algunas preguntas:

 ¿Sabes orar?
 ¿Tienes la formación mínima para tomar la Biblia e interpretarla
de una forma correcta?

No es fácil orar.

Muchos obstáculos pueden impedir un buen hábito de oración. Algunas


personas dirán que basta con la oración espontánea, aunque los más
experimentados no dudan al enseñar que la oración espontánea no
resiste a los momentos de dudas, cansancio y tentaciones.

Es necesario desarrollar una disciplina, un método para orar.

Tampoco es fácil leer la Biblia y entenderla.


“No creáis a todo espíritu,
Para muchos cristianos, no solamente para sino poned a prueba los
los católicos, el desconocimiento de la Biblia espíritus si son de Dios;
es un serio obstáculo para leerla más allá del porque muchos falsos
profetas han salido al
ambiente de la predicación, sea del sacerdote
mundo.”
o del pastor. Algunos dirán que basta con
confiar la propia lectura al Espíritu Santo. “Nosotros somos de Dios.
El que conoce a Dios nos
Pero los más experimentados nos alertarán
escucha a nosotros;
sobre la necesidad de instrucción, de el que no es de Dios no nos
comunión con la Iglesia y de revisarse a sí escucha.
mismos para evitar los engaños de nuestra en esto conocemos el
propia subjetividad: no vaya ser que Espíritu de la verdad y el
confundamos los espíritus que nos inspiran e espíritu del error.”
interpretemos la Biblia según la carne, en vez
1 Jn 4:1.6
de seguir el Espíritu de Dios.

Para no desviarnos de los caminos del Espíritu Santo, es necesario tener


criterio. Los criterios para un buen discernimiento brotan del Evangelio.
Y el Evangelio ha nacido en el seno de la comunidad cristiana, de la
Iglesia en su unidad, santidad, universalidad y apostolicidad. No

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existiría la Biblia sin la Iglesia: en el Espíritu que sostiene las fuerzas de la
Iglesia, ha sido escrita la Sagrada Escritura. En ese mismo Espíritu ella
debe ser interpretada.

Para ello, es necesario estudiar la Biblia con criterio. No arbitrariamente,


sino según pilares que nos orienten hacia un conocimiento verdadero. Es
necesario que esos criterios se vuelvan método. No sólo método de
estudio. Es necesario que ese método sea abierto al Espíritu, es decir: que
sea método de oración.

Nos encontramos ante dos grandes desafíos: aprender a orar con método e
instruirnos en la lectura de la Biblia. ¿Qué tal si encontráramos un método
que nos permita, al mismo tiempo, instruirnos en la lectura bíblica y a
orar con la Biblia?

En este libro encontrarás un compartir personal acerca de las respuestas


que encontré al buscar una forma de estudiar la Biblia y de integrarla en
mi oración.

¿Me permites acompañarte en la lectura de estos


“Siete Pasos para Orar con la Biblia”?

Entra 👉 AQUÍ para seguir todo el


TUTORIAL de este libro.

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CAPÍTULO 1:
MIS PASOS
HASTA ENCONTRAR UN MÉTODO
DESCONOCER LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO

Desde muy joven he querido seguir a Cristo. Lo probé por el camino de


la vida consagrada por varios años, en los cuales aprendí muchísimo
acerca de temas de espiritualidad.

Si bien en la actualidad he formado una familia, hubo una época de mi


vida en la que incluso estuve discerniendo para ser sacerdote. En ese
camino de búsqueda, a los 20 años dejé la facultad de Derecho en Brasil
para estudiar la carrera de Teología en Perú. Fueron casi 10 años de
estudio, entre el bachillerato y la licenciatura.

No puedo negar que fue una época de mi vida en la cual orienté todas
mis fuerzas para servir a la Iglesia en su misión evangelizadora. Por
haber vivido ese período de consagración, sé que mi experiencia de vida
es al menos peculiar con relación a gran parte del pueblo cristiano.

En aquél contexto de los estudios de Teología, lo que más me atraía


siempre eran los cursos relacionados a la Sagrada Escritura. En una de
las clases del curso introductorio, recuerdo haber estudiado la Dei
Verbum, un documento del Concilio Vaticano II que dicta la pauta para
los estudios bíblicos dentro de la Iglesia Católica. Me impactó desde
entonces una afirmación que encontré en el número 25 de aquél
documento, tomada de San Jerónimo, el gran patrono de la Biblia, que
decía: “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”.

Según el diccionario de la Real Academia, “ignorancia” es “falta de


conocimiento”. Pero según el pensamiento bíblico, el “conocimiento” no
se logra solamente con el estudio y el aprendizaje; el conocimiento según
la Biblia es algo más profundo: es nocional, pero también afectivo,
práctico y experiencial.

“Conocer”, en términos bíblicos, es como entablar una relación con


alguien. De forma muy concreta, es entablar una relación de amistad y

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enamoramiento. Por lo tanto, para un cristiano, conocer a Cristo significa
entablar una relación espiritual de amor.

En su Epístola 53, San Jerónimo cuestionaba a su discípulo: “¿No te


parece que, ya aquí, en la tierra, estamos en el reino de los cielos cuando
vivimos entre estos textos [de la Biblia], cuando meditamos en ellos,
cuando no conocemos ni buscamos nada más?” (Ep. 53, 10).

Me preguntaba entonces: ¿Qué significa ignorar la Biblia? ¿Cómo puedo


ser cristiano si ignoro la Biblia en mi vida espiritual? ¿Cómo incorporarla
en mi relación con Jesucristo?

Según San Jerónimo, si me falta conocimiento de la Biblia, me falta


conocimiento de Cristo, me falta esa relación con Él.

En las épocas de mis estudios universitarios tuve la oportunidad de


desarrollar proyectos apostólicos con diferentes personas, de diversos
niveles de instrucción. En todos los ámbitos donde he podido trabajar,
podía constatar que mi ignorancia con relación a la Biblia no era algo
exclusivo ni particular, sino todo lo contrario: así como yo, gran parte de
la comunidad cristiana, especialmente la católica, carece de una
formación bíblica adecuada.

Desconocemos las riquezas de la Biblia. Quizás nos excusamos con decir:


“todas las semanas escucho las lecturas bíblicas en la iglesia”. Pero acaso
no serán reflexiones o explicaciones cortas y fragmentadas las que nos
dan los ministros de la Palabra en el culto o en la Misa. No es que dichas
explicaciones estén mal. Nos hacen mucho bien. Lo que digo es,
simplemente, que son muchas veces insuficientes para que
desarrollemos una vida espiritual personal que pueda nutrirse de una
lectura enriquecida de la Palabra de Dios.

Nuestra formación cristiana, lamentablemente, es muy pobre desde el


hogar e, incluso, desde la catequesis que recibimos en nuestras
parroquias o comunidades eclesiales. ¿Acaso nos enseñan desde niños o
jóvenes los idiomas antiguos tales como el griego koiné y el hebreo? ¿Nos
enseñan algo de la historia antigua del Medio Oriente? ¿Qué sabemos de
la geografía bíblica, de su importancia para los acontecimientos
históricos y para la interpretación de los textos? ¿Conocemos la
importancia de los géneros literarios, de las formas de expresión, de las
figuras de lenguaje o estructuras de redacción que dan un sentido más
profundo a las narraciones de la Biblia? ¿Sabemos responder a

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cuestionamientos acerca de la historicidad de Noé, de Moisés, o del
mismo Jesucristo? ¿Conocemos algo de la historia de la crítica a la Biblia,
que comenzó ya hace algunos siglos y que está distribuida en diferentes
búsquedas y etapas? ¿Qué podemos decir antes asuntos polémicos, tales
como la similitud de relatos bíblicos con escritos de otras religiones, la
presencia de escritos apócrifos o la supuesta ausencia de fundamentación
bíblica para algunos dogmas de fe?

Tan pronto descubrí mi ignorancia acerca de la Biblia, no me quedé


tranquilo. En esa ignorancia he encontrado, muchas veces, la razón por
la cual yo he sido incapaz tantas veces de poder dar explicaciones a
personas que pedían razón de mi fe.

La afirmación de San Jerónimo siempre me pareció bastante acertada:


una relación con Cristo implica conocimiento de la Biblia. También la
capacidad de evangelizar, de llevar las respuestas de Cristo a quienes
tienen dudas y cuestionamientos, depende la instrucción en la fe,
especialmente en la Palabra de Dios.

Si ya llegaste hasta este punto de la lectura, puedo decir entonces que


tampoco esa ignorancia te agrada a ti. ¿Quisieras poder responder
satisfactoriamente a las preguntas mencionadas arriba y a otras más? Si
tu respuesta es afirmativa, mi humilde sugerencia es que, antes que nada,
hagamos un ejercicio para aceptar nuestra propia ignorancia.

Pensemos en la dificultad que encontramos no sólo para leer la Biblia,


sino también para ORAR con ella.

¿Cómo orar con los Salmos o con los Proverbios sin conocer algo de la
historia de Israel en la época de los Reyes, en la cual los escritos poéticos
fueron consolidados y difundidos? ¿Cómo orar con el Evangelio, al ver
que es necesario descubrir aspectos históricos de la época de Cristo y de
los Apóstoles, sus usos y costumbres, la relación que había entre los
Evangelios y las primeras comunidades cristianas? ¿Cómo orar con las
Cartas de San Pablo, si para ello es necesario descubrir el significado
teológico de varios temas del Antiguo Testamento, como por ejemplo la
Ley o la circuncisión?

Normalmente, por culpa de las circunstancias, un cristiano bautizado


navega en un mar de ignorancia sobre el principal instrumento de
transmisión de la Revelación de Dios: la Biblia. Así iba yo también
descubriéndome muy ignorante hasta encontrar alguna luz en la carrera

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de Teología. Aun así, los años de estudios teológicos no fueron
suficientes para satisfacer mi interés por la Biblia.

Me quedaban dos opciones: o renunciaba a Cristo de forma velada,


renunciando a conocer la Biblia y viviendo un cristianismo alimentado
por migajas de reflexiones pasajeras, o me decidía a conocer poco a poco,
cada vez más profundamente, este que es el libro más famoso, difundido,
traducido, leído e interpretado de la historia de la humanidad.

Me decidí por ser menos ignorante con relación a la Biblia y a entablar


con Dios una relación de amor que me llevaría a conocerlo mejor cada
día.

Me decidí por no ignorar a Cristo.

ENFRENTANDO LA PROPIA IGNORANCIA

Tras el primer paso, que fue reconocer mi gran ignorancia con relación a
la Biblia, tocaba dar un paso más. Ese fue: inclinar la cabeza con
humildad ante la Biblia, asumir que su conocimiento sobrepasa toda
sabiduría humana.

En realidad, la Biblia es más que un “libro”:


“Dios le exaltó
y le dio el nombre es un canal privilegiado de transmisión de
que está sobre todo una Palabra que nos supera, que permanece
nombre, para siempre, que no tiene límites en su
para que toda rodilla profundidad. Es la forma escrita de una
en el cielo, Revelación que se ha dado históricamente.
en la tierra
y debajo de la tierra En efecto, toda la majestuosidad de la
se doble ante el nombre Palabra reveladora de Dios se resume en el
de Jesús, Nombre que está sobre todo nombre: JESÚS.
y toda lengua confiese
Ante ese Nombre, se dobla toda rodilla.
que Jesucristo es Señor
para gloria La Biblia nos conduce de forma privilegiada
de Dios Padre.”
al encuentro con una PERSONA, al
Flp 2:9-11 encuentro con el mismo Hijo de Dios, la
Palabra hecha carne.

Mi camino empezó, por lo tanto, cuando asumí con todo el corazón esa
verdad primera: “soy ignorante” ante la grandeza de la Palabra divina.

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Lo soy y por cierto lo seguiré siendo por los años que tenga de vida, hasta
la muerte, porque el universo de conocimiento que hay en la Biblia y en
torno a la Biblia es como un inmenso océano cuyo horizonte parece no
tener fin.

Habiendo reconocido mi ignorancia, inclinado la cabeza y doblado la


rodilla, pude dar un tercer paso: por amor a Cristo y a la Iglesia, y en
vistas a entablar con el Señor una relación cada vez más profunda, me
propuse trabajar por ser cada día un poco menos ignorante.

Con la conciencia de que la Biblia expresa la Palabra de Dios, entendí


que, para crecer en su conocimiento, yo tenía que dedicarle horas al
ESTUDIO. Y no solo eso: que era necesario incluir la Biblia en mi
ORACIÓN.

Orar es dialogar con Él. Para dialogar con Él, es necesario aprender el
lenguaje de Dios, su lógica, su forma de pensar.

Sin la Biblia, mi lenguaje, pensamientos y palabras eran muy pobres al


orar. Con la Biblia, descubría que mi oración era enriquecida con las
mismas Palabras de Dios: era una oración más profunda y fecunda.

Al empezar a descubrir cómo orar con la Biblia, experimentaba que el


Espíritu Santo era quien me movía a decir palabras que yo, por mí
mismo, no sería capaz de decir. Por lo cual concluyo con toda convicción
que no podemos ignorar la Biblia al orar. Te invito a que lo pruebes por
ti mismo: ¡qué diferente es orar sin la Biblia y orar con la Biblia!

Yo experimento que orar sin la Biblia es algo semejante a un monólogo,


donde sólo hablo yo en el silencio, en la presencia de Dios. Donde Dios
puede hablarme en la conciencia, pero que no deja de ser algo casi
solitario y muy sujeto a mi subjetividad. En cambio, cuando oro con la
Biblia, la primacía es de la Palabra Divina y mi oración brota como una
respuesta de fe: hay un diálogo, una confrontación entre dos, una
relación que me lleva al compromiso, a la acción.

San Agustín, en su obra Comentarios sobre los Salmos (85, 7), nos enseña:
“Tu oración es un coloquio con Dios. Cuando lees, Dios te habla; cuando
oras, hablas tú a Dios”.

Al tomar la Biblia e incorporarla a la oración, se hace aún más necesario


un estudio previo de los textos a ser utilizados. Sin el estudio, la oración

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con la Biblia se podría volver algo subjetivo, su interpretación pobre,
humana, sin sintonía con Cristo, sin la inspiración del Divino Espíritu.

El Espíritu es de la Verdad. La ignorancia no es amiga de la Verdad, sino


hermana del engaño. Si no profundizo en la Palabra de Dios por medio
del estudio, mi oración corre el riesgo de ser infecunda para mí y para los
demás. Por eso, también concluyo que no podemos ignorar el estudio
de la Biblia para orar.

En efecto, los obispos de la Iglesia Católica en el gran Concilio Vaticano


II, al finalizar el documento Dei Verbum, en el n. 26 manifestaban la
expectativa de que “con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados, la
Palabra de Dios se difunda y resplandezca. Que el tesoro de la revelación,
confiado a la Iglesia, llene más y más los corazones de los hombres. Como
la vida de la Iglesia recibe su incremento de la renovación constante del
misterio Eucarístico, así es de esperar un nuevo impulso de la vida
espiritual de la acrecida veneración de la Palabra de Dios que
permanece para siempre” (Is 40:8; cf. 1Pe 1:23-25).

MI PUNTO DE LLEGADA: UN CÍRCULO VIRTUOSO

No poco tiempo ha pasado desde aquella experiencia de los estudios de


Teología. Desde entonces, tuve el privilegio de ser invitado a dictar
conferencias sobre la Sagrada Escritura y a impartir, empezando por mi
parroquia, diversos cursos bíblicos de mediana duración.

Durante varios años elaboré cursos sobre textos bíblicos específicos del
Nuevo Testamento; otros temáticos relacionados a la espiritualidad de
tiempos litúrgicos como la Cuaresma, el Adviento, la Pascua y la
Navidad. Todos esos cursos eran dictados en sesiones presenciales, con
separatas, diapositivas, mapas, gráficos, maquetas, etc. Pude compartir
muchas meditaciones con cientos de personas, ganar experiencia en el
dictado de clases y encontrar siempre nuevas vetas de investigación
sobre temas bíblicos.

Al mismo tiempo, desarrollé cursos y conferencias más especializadas


acerca de la historia de la exégesis bíblica, la situación actual de los
estudios bíblicos y, principalmente, cursos acerca de los documentos
orientadores de la Iglesia Católica para el estudio de la Sagrada Escritura.

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Fueron años muy fecundos de investigación y compartir fraterno con
públicos de diferente perfil.

La enseñanza ha sido para mí el comienzo de un nuevo camino. Yo sentía


la exigencia que significaba transmitir la Palabra divina con fidelidad y
devoción, al mismo tiempo la responsabilidad de transmitir un
testimonio y un conocimiento que siempre serán limitados. En todo ese
camino, se reafirmaba lo que había descubierto: que debía integrar el
estudio a la oración y la oración al estudio, como se fueran una sola cosa.
Se generó así un círculo virtuoso:

LOS CONOCIMIENTOS BÍBLICOS QUE IBA ADQUIRIENDO


ALIMENTABAN MI ORACIÓN;

MI ORACIÓN ERA FECUNDA Y EFICAZ, ALIMENTANDO MI


DESEO DE ESTUDIAR AÚN MÁS LA PALABRA.

Ese círculo virtuoso se transformó en una relación íntima con Dios,


estando presente las enseñanzas de la Biblia en mis memorias,
pensamientos, sentimientos y acciones.

La Palabra, con el estudio continuo y la oración continua, se volvió mi


compañera de camino, la espada de dos filos que todo penetra, la niña de
mis ojos y la guía para mis pasos. Tras tantos años en contacto con la
Biblia y siguiendo ese itinerario virtuoso, me vi en la necesidad de
desarrollar mi propio método de oración bíblica. Un método que me hace
bien espiritualmente porque me impulsa al estudio y a la oración. Un
método que me permite orar en momentos fuertes de encuentro con
Dios, así como en los momentos preparatorios, como por ejemplo al
estudiar.

¿POR QUÉ QUIERO COMPARTIR MI MÉTODO?

Desde la conciencia de que tú, yo y todos los bautizados somos miembros


vivos del Cuerpo de Cristo, entendí que la falta de conocimiento, la
ignorancia que yo sufría, también la sufre toda la Iglesia.

Pocos son los que, en la Iglesia, dedican meses o años a una formación
bíblica. Sabemos que, a parte de los sacerdotes y algunos religiosos que
han estudiado Teología, el gran porcentaje del pueblo católico padece de
esa misma ignorancia con relación a la Biblia. Hay una gran necesidad de

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formación bíblica en la Iglesia, para que los grupos de oración, la vida
espiritual y apostólica de los movimientos e incluso las homilías de los
sacerdotes sean mejor orientadas en la interpretación de la Palabra. Ante
ello, decidí que era necesario también DIFUNDIR el conocimiento que
yo iba adquiriendo.

Estoy seguro de que en la Iglesia existen, en todas partes, alguien que ha


sufrido como yo la constatación de su propia ignorancia. Alguien que no
quiere ignorar ya la Escritura porque no quiere ya ignorar a Cristo.
Alguien con disposición para orar con la Biblia, pero con dificultades
para hacerlo a causa de la falta de formación.

Por esa razón es que trato de compartir la experiencia que tengo


actualmente de haber encontrado una forma de orar con la Biblia que me
ha llevado a enamorarme de la Palabra de Dios, a conocerla y a buscar
vivirla de una forma práctica.

¿En algo te has identificado conmigo? ¿Has tenido esa experiencia de


empezar a leer la Biblia y ver que te falta formación y estudio? ¿Has
experimentado la necesidad de estudiar la Biblia para poder orar mejor?

Si eres católico, probablemente estarás de acuerdo conmigo que, sin


ningún menosprecio del amor que le podamos tener a la Iglesia de Cristo,
en nuestras parroquias y comunidades eclesiales es muy raro encontrar
grupos de estudio bíblico o cursos especializados guiados por personas
que estén suficientemente bien formadas y que hagan una presentación
de la Biblia que sea variada, amistosa y profunda al mismo tiempo.

Como católico, me preocupo por la Iglesia y por la vida espiritual de


tantos amigos y amigas, conocidos o desconocidos, que están buscando
una orientación en ese sentido… ¡y no la están encontrando! Les
comparto estos “Siete Pasos para Orar con la Biblia” por un sencillo
motivo: creo que mi experiencia quizás te pueda servir.

Quizás encuentres otros caminos. Quizás no. Si en algo te puedo ayudar


a descubrir la Palabra de Dios y un método para orar con ella, entonces
estaré contento por el esfuerzo de haber escrito este libro.

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CAPÍTULO 2:
SIETE PASOS PARA ORAR
CON LA BIBLIA

PASO 1:

LA ELECCIÓN
DEL TEXTO BÍBLICO

El primer paso para que ores con la Biblia consiste en elegir el texto
bíblico que pretendes meditar.

Elegir un texto bíblico podría parecer algo sencillo. Pero no lo es. Implica
familiaridad con la Escritura.

Para seguir nuestro método de oración, es necesario que crezcamos en


familiaridad con los textos de la Escritura. Para las personas que no
tienen tanto conocimiento de la Biblia, ese es el primer objetivo que
debemos lograr.

¿CÓMO FAMILIARIZARME CON LOS TEXTOS BÍBLICOS?

Existen algunas formas prácticas de alcanzar esa familiaridad. Es posible


descubrir la Biblia sin la necesidad de tanto estudio inicial, de una forma
muy práctica. Al menos para los católicos, no es difícil familiarizarnos
con la escucha de la Palabra de Dios de una forma más o menos metódica.

Te presento algunas opciones.

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Opción 1: Seguir las Lecturas Dominicales

La sugerencia es que puedas estudiar, antes o después de la Misa, algún


breve comentario bíblico sobre sus lecturas dominicales.

Desde hace muchos siglos, la Iglesia ha organizado una selección de


pasajes bíblicos que son leídos en la Santa Misa dominical y que se
organizan en algunos libros llamados “leccionarios”.

Semanalmente escuchamos al menos cuatro textos bíblicos:

- Primera Lectura, tomada del Antiguo Testamento;


- Salmo, como respuesta del pueblo a la Primera Lectura;
- Segunda Lectura, que por lo general nos presenta algún texto de las
cartas del Nuevo Testamento;
- Evangelio, el texto principal de la celebración.

Los Evangelios son leídos de forma sistemática, cada año siguiendo la


versión de uno de los evangelistas:

- Ciclo A de lecturas: San Mateo;


- Ciclo B de lecturas, San Marcos;
- Ciclo C de lecturas, San Lucas.

Los textos del Evangelio de San Juan están presente en grandes fiestas y
solemnidades, así como en varios domingos del ciclo B.

La homilía es el momento de la Misa en la que el sacerdote hace una


reflexión en base a los textos bíblicos leídos. Ahora bien, la homilía,
incluso la de los mejores sacerdotes, no es un momento adecuado para
interpretar con tanta extensión y profundidad los muchos elementos lo
que nos traen los textos bíblicos. Los sacerdotes que intentan hacerlo, por
lo general, terminan por predicar por largo espacio de tiempo en la Misa
generando un efecto negativo de distracción en el pueblo fiel, que se
aburre con sermones muy largos. Además, la homilía no necesariamente
debe ser un comentario bíblico, sino que muchas también pueden ser

¡Te sugiero algunas buenas páginas donde encontrarás semanalmente un


comentario a las lecturas dominicales de la Misa!
Razones para creer
http://razonesparacreer.com/category/meditaciones/
Mi vida en Xto
https://mvcweb.org/categoria/mi-vida-en-xto/

20
oportunidades para dar orientaciones catequéticas, consejos o
exhortaciones morales.

Los sacerdotes católicos se diferencian de los pastores de las iglesias


separadas, evangélicas, que se dedican a la explicación de algún texto
bíblico durante gran parte de sus encuentros. Eso genera la impresión de
que las comunidades evangélicas llevan la delantera a los católicos en el
estudio de la Palabra. Muchas veces pasa que los católicos se frustran con
la Misa porque esperan que haya en ella una mayor explicación de la
Biblia. Varios católicos pasan a frecuentar grupos de estudio bíblico en
otras iglesias por ese motivo.

Aquí vale la pena hacer una llamada de atención a los fieles católicos.

La Misa no es ni puede ser, como ya vamos percibiendo, un encuentro


destinado exclusivamente al estudio de la Biblia. Tampoco debemos, en
nuestra formación bíblica católica, contentarnos solo con lo que el
sacerdote predica en la Misa.

Es importante volver a leer las lecturas en casa, o prepararnos para la


Misa leyéndolas previamente. Existen, a disposición de todos en
internet, páginas y aplicaciones que nos dan la posibilidad de seguir
diariamente la lectura bíblica del día, con la opción de acceder a
materiales de interpretación de las lecturas bíblicas del domingo.

Opción 2: Itinerarios Bíblicos por Temas

Otra forma de familiarizarse con la Biblia es a través de subsidios que


nos permiten estudiar la Escritura en base a temas.

¿Te interesa conocer “Camino hacia Dios”


y buscar citas bíblicas por temas?
Ingresa a
https://mvcweb.org/categoria/camino-hacia-dios/

Recuerdo mi juventud, cuando por mucho tiempo participé del MVC


(Movimiento de Vida Cristiana), leía un subsidio mensual acerca de
temas de carácter espiritual. En ese subsidio, llamado “Camino hacia
Dios”, trae una “guía para la oración” basada en la Lectio divina.
Siguiendo la orientación espiritual del movimiento, practiqué durante

21
mucho tiempo la Lectio divina. La
guía también traía un elenco de
¿Qué es la “Lectio Divina”?
citas bíblicas relacionadas con el
tema del mes. Con mucho interés Es un método antiguo de lectura orante
yo siempre buscaba leer todas las de la Biblia, cuyo origen se remonta a la
época medieval. Se popularizó en las
citas y orar con la Biblia últimas décadas y consta de algunos
siguiendo la guía para la oración. momentos bien definidos:
De esa forma empecé a
1. Lectura (lectio)
familiarizarme con la Biblia, cada ¿Qué dice el texto en sí mismo?
vez con mayor interés. Fue una
experiencia muy bella y 2. Meditación (meditatio)
¿Qué nos dice
enriquecedora. el texto bíblico a nosotros?
Otra buena alternativa para
3. Oración (oratio)
familiarizarnos con la Sagrada ¿Qué decimos nosotros al Señor como
Escritura es recurrir a los respuesta a su Palabra?
recursos que nos traen algunas
4. Contemplación (contemplatio)
ediciones en español, como por
¿Qué conversión de la mente, del
ejemplo “La Biblia Católica para los corazón y de la vida nos pide el Señor?
Jóvenes”. En ella podemos
encontrar guías temáticas de citas
que nos ayudan a descubrir poco
a poco tesoros bíblicos1.

Opción 3: Cursos Bíblicos

¡Qué privilegio poder estudiar la Biblia con la guía de personas que la


tratan con devoción, inquietud intelectual y profesionalismo!

Todo tiempo y esfuerzo dedicado para estudiar algún curso bíblico nos
trae un crecimiento personal muy grande.

Pero no es tan fácil encontrar buenos cursos bíblicos.

¿Dónde podemos encontrar los profesores de Biblia? Pues, en las


universidades que ofrecen la carrera de bachillerado en Teología.

Si hacemos un cálculo relativo, veremos que un porcentaje muy bajo de


la población católica mundial estudia una carrera universitaria de
Teología. La duración es de aproximadamente seis años, incluyendo el

1 La puedes encontrar en: http://www.bibliaparajovenes.org

22
estudio previo de temas filosóficos. La carrera de Teología no ofrece un
futuro económico promisor, especialmente para quienes sostienen
familias. Por esa razón, quienes la estudian suelen ser seminaristas,
sacerdotes o religiosos.

Ante ello, ¿no sería conveniente cursar simplemente un diplomado?


Lastimosamente, pocas universidades ofrecen cursos de diplomado en
temas bíblicos.

Una muy buena opción para quien no quiera o no pueda cursar los varios
años de la Teología es inscribirse como “alumno libre” para las clases
específicas de Sagrada Escritura. Algunas universidades ofrecen esa
posibilidad.

Algunas diócesis o parroquias organizan cursos bíblicos para los fieles.


Sin embargo, es raro encontrar tales cursos en línea (es decir, por
internet). Para las personas interesadas, es necesario acudir
personalmente a algunos institutos bíblicos especializados, como por
ejemplo el “Instituto Bíblico Católico de Guadalajara” (IBCG), en México,
que ofrece frecuentemente cursos para cualquier persona interesada2.

Por mi parte, estoy frecuentemente ofreciendo a mis seguidores en las


redes sociales alternativas de formación bíblica. Puedes suscribirte para
estar informado de los cursos que vayan siendo lanzados.

www.ricardobraz.com
Sígueme por FACEBOOK: https://bit.ly/Facebook-RicardoBraz
Sígueme por WHATSAPP: https://bit.ly/MeditacionesBiblicasRB

Opción 4: Leer directamente la Biblia según las colecciones

Quizás la mejor opción sea leer directamente la Biblia, contando con


ediciones bien elaboradas, que portan buenas introducciones, recursos y
comentarios. ¡No hay nada como descubrir las cosas por sí mismo!

2 Conoce un poco más del IBCG: https://institutobiblicocatolico.wordpress.com/

23
¿Por dónde comenzar la lectura? Puedo darte aquí una breve orientación
para que empieces a aventurarte con las lecturas bíblicas.

Sugiero que comiences leyendo alguna colección como, por ejemplo, el


Pentateuco o los Evangelios. Es importante leer las introducciones que
las Biblias traen para cada libro o colección. Las librerías católicas, en las
sesiones especializadas en Sagrada Escritura, por lo general ofrecen
comentarios a los libros de la Biblia.

Las notas a pie de página también sirven para explicarnos diferentes


aspectos de algunos textos o palabras. De esa forma, uno se familiariza
con la estructura del libro, el vocabulario, los textos paralelos, etc.

Varias Biblias, como por ejemplo la “Biblia de América”, traen un


“diccionario bíblico”, mapas, tablas históricas, entre otros recursos.
Todos ellos son útiles para aumentar nuestro conocimiento del contexto
histórico y geográfico de la época bíblica.

Por lo general, para la lectura de cualquier texto bíblico, incluso los textos
sapienciales, es necesario que tengas conocimientos complementarios
acerca de la historia bíblica. En ese sentido, conviene a los principiantes
comenzar a leer la Biblia con una tabla histórica en la mano, que le servirá
de guía hasta que ese conocimiento histórico general sea asimilado e
interiorizado.

Opción 5: Escuchar la Biblia en audios por internet

Si no tienes tiempo suficiente para sentarte a leer, o te cuesta la


concentración en la lectura, una buena opción para no dejar de
familiarizarte con la Biblia es escucharla.

¿Quieres escuchar la Biblia en línea?


Puedes encontrar una versión de la Biblia narrada en español en este link:
https://www.wordproject.org/bibles/sp/
El Fr. Nelson Medina ha publicado su proyecto “La Biblia en 350 días”. Puedes
escucharla a diario en:
http://bit.ly/350diasconlaBiblia

24
Hoy por hoy, existen diversas páginas en internet las cuales puedes
acudir para escuchar la Biblia en línea o para bajar los audios en formato
electrónico.

Si optas por ello, te advierto que tendrás que ejercitarte en la habilidad


de la escucha atenta, si es que te falta esa habilidad. ¡Si lo logras, tenlo
por seguro que la escucha atenta es algo muy benéfico para el espíritu!

OPTAR POR MEDITAR UN TEXTO BREVE

Para orar, es conveniente elegir un versículo o, a lo mejor, una perícopa


del texto bíblico.

¿Qué es una perícopa? Se trata de un pequeño texto bíblico que puede


abarcar algunos versículos y que tiene una lógica interna. Esa coherencia
interna se percibe por la forma como el texto comienza, se desarrolla y
termina, por el vocabulario utilizado, a veces por la unidad temática o
por otros factores. La perícopa debe estudiarse según su contexto, que
puede observarse en la estructura literaria del capítulo o de un conjunto
de capítulos.

¿Cómo se organiza un capítulo de la Biblia? El capítulo posee una


coherencia, una estructura, pero está conformado por diferentes textos
breves. Ésos textos breves son las perícopas. En cada perícopa hay dos o
más versículos. Haciendo una comparación con fines didácticos,
pensemos un capítulo de la Biblia como si fuera un manto de retazos:
todos los retazos están costurados, enlazados, pero cada retazo tiene un
color propio, un diseño específico. Esos retazos serían las perícopas.

Como todo retazo, no es suficiente para completar el conjunto del manto.


Así también la perícopa: si bien tiene sentido propio y coherencia interna,
se enlaza con otras perícopas para formar el texto más amplio,
conformando una narración más completa.

La perícopa, a su vez, enriquece el sentido de un versículo, de una frase


específica del texto o, incluso, a una determinada palabra. Cuanto menor
el texto, más importante se hace mirar su contexto. Muy frecuentemente,
una simple palabra de la Biblia adquiere importancia y significación por
estar también presente en otro lugar del mismo libro, en otras obras del
Antiguo o del Nuevo Testamento o, incluso, en escritos extra bíblicos.

25
Existe una misteriosa coherencia entre todos los textos bíblicos. Esa
coherencia es posible por la unidad de la Escritura. Una unidad misteriosa,
de la cual no podemos prescindir. Si prescindimos de la idea de que la
Biblia posee una unidad, entonces cualquier texto puede ser interpretado
de forma descontextualizada.

Siempre hay que valorar la unidad de la Sagrada Escritura. Unidad que se


ha gestado superando las diferencias de autor, época, lugar de redacción,
estilos literarios… a lo largo de más de mil años de producción literaria.
No resta dudas que la unidad de la Escritura es un importante criterio para
la interpretación bíblica.

UN ESTUDIO DEVOTO

Elegir un pasaje bíblico, como vemos, implica familiaridad con la Escritura


y la decisión por meditar en un breve texto. Implica una mirada amplia de
la Biblia para luego poder enfocarnos en un texto más pequeño. Implica
ir de lo más general a lo más particular. Ese ejercicio ya es, en sí, un
ejercicio del espíritu. Se trata de lo que me gusta llamar un estudio devoto.

Se trata de descubrir, por medio del


“¿No es verdad que nuestro estudio, los infinitos tesoros escondidos
corazón estaba ardiendo
bajo los límites de la letra del texto. Implica
dentro de nosotros, mientras
nos hablaba en el camino y estar abierto a la voz de Cristo y al soplo
nos explicaba las del Espíritu Santo. En la medida que esa
Escrituras?” voz del Señor y el viento del Espíritu nos
Lc 24:32
van abriendo el entendimiento, nuestro
corazón se enardece: estamos en oración.

Estudiar con devoción implica armonía entre fe y razón

Para el estudio devoto es necesario atender a las exigencias de una


interpretación científica de la Biblia, conciliando ese trabajo racional con
la fe cristiana, abriendo siempre la mente a la dimensión del misterio de
Dios, que nunca puede ser abarcado por la mente humana. Esto implica
adquirir, poco a poco, una actitud de inquietud intelectual para con la
Biblia, que nos permita descubrirla con mirada amplia, abierta a todo el
espectro de historia y revelación que ella porta. Al mismo tiempo,

26
implica cultivar la devoción y la piedad, que nos llevan a orar con la
Escritura y asombrarnos con sus tesoros.

¿Cómo alcanzar esa mirada amplia de la Biblia? Hablo de una amplitud en


sentido teológico. Según mi experiencia, se logra desde la contemplación
de la historia de la relación entre Dios y los hombres. Una historia sagrada,
que Dios ha querido que se escriba en medio de la historia humana.

Se trata de contemplar los gestos y las gestas (hazañas maravillosas) de


Dios para con el ser humano, desde la Creación hasta la Parusía, pasando
por el gran evento de la Redención. No es algo fácil acostumbrarnos a
mirar la historia con toda esa amplitud. Pero es el ejercicio que todo
cristiano debe hacer diariamente, diciéndose con frecuencia: soy
partícipe de una maravillosa historia. Una historia única, amplia, llena
de amor.

¿Acaso esa contemplación de la historia en su totalidad e inmensidad no


es un excelente ejercicio del espíritu? La Biblia porta una profecía
constante, una mirada hacia el futuro llena de esperanza. No podemos
abandonar esa perspectiva al tratar con la Biblia, pues de lo contrario ella
se volvería para nosotros un simple libro antiguo, encerrado en el pasado
y sin mayor significación para el presente o el futuro.

El breve texto –la perícopa– que elegiremos para orar es un texto lleno de
significado. Es una perla preciosa de esa gran cadena de tesoros que nos
regala Dios con su acción en la vida humana, desde tiempos remotos
hasta el día de hoy.

¿Te interesa estudiar la Biblia en su contexto?


¿Deseas estudiar la Biblia sin salir de tu casa?
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y únete a “La Causa Bíblica”.

¿CUÁNTO DURA EL PROCESO


DE FAMILIARIZACIÓN CON LA BIBLIA?

La familiarización con la Biblia a través de un estudio previo puede ser


corta o larga. No es algo que ocurre de la noche a la mañana, sino que
suele durar varios días.

27
Cada uno tendrá su propio proceso, de distinta duración.

Sea que dure mucho o poco, puedo hablar de mi propia experiencia: ese
proceso ya es oración. ¿Por qué? Porque al estudiar la Sagrada Escritura
con estudio devoto, el contacto con la Palabra de Dios me abre el corazón y
la mente a la oración.

La búsqueda del sentido de las palabras humano-divinas de la Escritura


es una búsqueda llena de amor, de ganas por descubrir qué está diciendo
Dios a través de esa historia y de ese texto específico. Estudiar es, por lo
tanto, un acto de amor a Dios. Es un acto de desprendimiento de mi
subjetivismo, de la idea equivocada y facilista de que entendemos todo a
la primera, sin dar oídos a lo que hay en lo profundo abismo de la Palabra
de Dios.

El estudio devoto se asemeja al primer momento de la Lectio divina, que es


propiamente la lectura del texto. Pero en realidad, es una excelente
preparación remota para el momento fuerte de oración. En el momento
fuerte, volveremos a leer, pero ya veremos que esa lectura estará
ampliamente enriquecida por el estudio devoto.

Como preparación remota, el estudio devoto es un paso para la oración y


nos habilita para elegir el texto más apropiado para orar. Nos impulsa a
que, en algún momento, yo me vuelque hacia una profunda y muy
provechosa meditación de aquél texto breve específico.

Como conclusión de este paso, podemos decir que para la elección del
pasaje bíblico es necesario siempre un estudio previo. Ese estudio no
sólo me va a introducir a la oración, sino que ya es oración cuando, al
estudiar, lo hago con el debido respeto religioso, actitud de crítica desde
la fe, apertura al asombro y un intenso deseo de descubrir la presencia
de Dios a lo largo de la historia humana.

¿Qué ocurre si me canso de buscar el sentido propio de la Palabra, si me


resulta difícil escrutar la Sagrada Escritura? Entonces vuelvo a donde
todo comenzó: el reconocimiento de mi ignorancia, de mi pequeñez. Mi
oración será aún más humilde, será la oración del hombre reverente que
se inclina ante la grandeza de la Palabra divina, aunque sea la más
pequeña letra.

Quizás una buena oración al estudiar la Biblia puede ser esta:

28
Espíritu Santo,
que inspiraste a los autores sagrados
al escribir los textos bíblicos,
ilumina mi mente y mi corazón
para interpretarlos correctamente.

Quiero escuchar a Cristo, al Hijo de Dios viviente,


a la Palabra viva
que a través de la Escritura se me comunica;
quiero escrutar los misterios de la Biblia,
porque te busco, Señor.

Quiero ver tu rostro,


escuchar tu voz,
adentrar en tu corazón.

Que yo no piense ya con mis pensamientos,


sino con tus pensamientos;

Cambia con este estudio devoto mi forma de pensar.

No quiero pensar ya como un hombre terrenal,


sino como un hombre celestial y redimido;
ya no como extranjero, sino como hijo tuyo.

Dame, Señor,
la bendición de descubrir el Misterio de tu Amor eterno
manifestado en la historia
y transmitido por la Sagrada Escritura.

Amén.

29
PASO 2:

LA PRESENCIA
DEL ESPÍRITU SANTO

Si el estudio era una preparación remota, el ponerme en presencia del


Espíritu Santo es la preparación inmediata. Considero que ambas
preparaciones son ya pasos para orar.

Me gusta comparar el momento de la oración con un viaje que anhelamos


realizar por mucho tiempo.

La preparación remota es como cuando soñamos, investigamos y


planificamos un determinado viaje: estudiamos el destino, vemos fotos,
comentarios sobre los lugares a ser visitados, investigamos precios,
reservas, recomendaciones, etc. Soñar, investigar y planificar son la
preparación remota para un viaje. Esa preparación es fundamental para
disfrutar el viaje de una forma única. Cuando estemos en el destino final,
gozaremos al ver que se cumplen nuestras expectativas, veremos nuestro
sueño volverse realidad.

La preparación remota para la oración bíblica se da con el estudio devoto y


la elección del breve pasaje a ser meditado.

La preparación inmediata es –siguiendo el ejemplo– el momento previo al


viaje: concluimos las tareas pendientes, preparamos las maletas,
cerramos la casa, tomamos una conducción hacia el terminal de buses, la
estación de tren o el aeropuerto, nos dirigimos a la sala de embarque…
todo está listo para el viaje.

Así también es con la preparación inmediata para la oración bíblica: se da


cuando me pongo en la presencia del Espíritu Santo y le pido que me
ayude a orar con los sentimientos y pensamientos que Él nos suscite.

30
VENCER LAS DISTRACCIONES Y EL CANSANCIO

Puede ser que hayamos estado muy motivados para orar después del
estudio devoto previo. Pero ocurre a menudo que, precisamente en el
momento en que decidimos orar, tan pronto pretendemos ponernos en
la presencia de Dios aparecen una serie de distracciones que obstaculizan
nuestra oración.

Las distracciones pueden ser muchas, tanto físicas como psicológicas,


externas o internas.

Con relación a las distracciones externas, no es difícil encontrar una


solución. Basta con mirar los buenos ejemplos de Jesucristo y los grandes
maestros de la oración del Antiguo Testamento, como por ejemplo
Moisés y Elías.

Los grandes maestros de la oración se


«Su fama se extendía cada vez apartaban de la gente, de la bulla, de la
más y una numerosa multitud
rutina, y buscaban lugares apartados
acudía para oírle y ser curados
de sus enfermedades. Pero él se para orar. Optaban por el monte o el
retiraba a los lugares solitarios, desierto. Optaban por orar en horas en
donde oraba.» las cuales las personas no los pudieran
Lc 5:16
molestar.

«De madrugada, Jesús oraba a menudo en la


cuando todavía estaba muy madrugada, antes del alba, a una hora
oscuro, se levantó, salió y en la cual la gran mayoría de las
fue a un lugar solitario donde se personas estaban dormidas y
puso a orar.»
probablemente nadie les molestaba.
Mc 1:35 Una hora en la cual no hay mucho que
hacer: sólo orar.

Elegir un buen lugar y una buena hora para orar es fundamental para
percatarnos de nuestro propio estado de espíritu, para así dar lugar al
Espíritu Santo en el corazón.

Las peores distracciones son, sin embargo, las que brotan desde adentro
de nosotros mismos. ¿Qué hacer con las preocupaciones de cada día, la
ansiedad, el cansancio? Mi sugerencia es que, si tomas conciencia de
alguno de esos estados del alma, lo primero es ser sincero con uno mismo
y repetirse: “estoy preocupado”, “estoy ansioso”, “estoy cansado”.

31
Repetirse varias veces. Se trata de asumir la propia situación interior y
no mentirse a uno mismo.

Nuestro culto interior, si es en comunión con el Espíritu Santo, es un culto


en la verdad. Es fundamental tomar conciencia de la verdad de uno mismo
para volver a hacernos cargo de nuestra propia conciencia y así combatir
los elementos distractores. De lo contrario, la verdad de nuestras
preocupaciones y cansancios nos vencerán.

A nivel psicológico, hay dos obstáculos muy comunes, que son las
preocupaciones y la ansiedad. Una buena forma de vencerlos es:

1) identificar qué es lo que me preocupa en ese momento;


2) anotar el motivo de mi preocupación en un simple pedazo de
papel o en un cuadernillo;
3) analizar el motivo de la preocupación y la urgencia: si el motivo
de esa preocupación es una tarea tan urgente que no es posible
postergarlo por 30 minutos, entonces es necesario buscar otro
momento para seguir la oración; pero si es posible dejar el motivo
de la preocupación a un lado por 30 minutos, seguimos orando;
4) doblar el papel o cerrar el cuadernillo, ponerlo a un lado, dejando
también a un lado la preocupación;
5) repetirse a uno mismo: “no necesito hacer nada por esta
preocupación en este momento”, “no es tan urgente”, “la resolveré
en seguida, porque AHORA es momento de dejarlo pendiente y…
seguir orando”.
Un obstáculo recurrente es el cansancio. En este caso, depende del tipo
de cansancio que surge.

Si el cansancio es espiritual, se trata del tedio, o como lo llaman algunos,


la acedia. Ése viene a ser un vicio que sólo se vence… ¡haciendo oración!
La acedia es la pereza del espíritu, quizás el peor de los enemigos para el
encuentro con Dios.

Así como a veces tenemos pereza de realizar ejercicios físicos y la


solución está en motivarnos para realizarlos, el tedio del espíritu se
presenta por el hecho de que la motivación para orar es todavía débil. Muy
probablemente esto ocurra porque no se encendió en ti la pasión por el

32
encuentro con Dios, e incluso me atrevería a pensar que no has seguido
el Paso 1 (Estudio previo y elección de la cita bíblica) tal como te propuse.

Busca siempre motivaciones para crecer espiritualmente. Medita, de


forma especial, en los beneficios que tendrás al relacionarte con Cristo.
Recuerda: “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”.

Si hasta ahora has seguido los consejos que te estoy dando, entonces has
logrado separar un horario para orar tranquilo, un espacio silencioso,
una oportunidad diferente para encontrarte contigo mismo y con Dios…
¡cosas que probablemente no sueles hacer por el estrés diario, por la
correría del día a día! Has encontrado un momento para descansar tu
alma. De eso se trata en la oración.

Si sufres cansancio físico, probablemente durante la oración el sueño te


vencerá. Tu cuerpo se da cuenta de que has empezado, con la oración, un
momento privilegiado de tranquilidad. Es probable que en pocos
minutos el cuerpo vea en ello una oportunidad para descansar. Sugiero,
una vez más, que seas sincero contigo mismo: identifica lo antes posible
si el sueño está por llegar. Porque si te demoras… ¡te quedarás dormido
y no podrás reaccionar!

Dependerá de cada uno cómo solucionará ese problema del cansancio,


tomando en cuenta que, contra el sueño, mucho se puede hacer. Será una
lucha larga y paciente. Te doy algunas opciones para esa lucha.

La primera opción será… ¡dormir! ¡Sí, te recomiendo que lo hagas! ¿Por


qué? Porque si tienes cansancio físico, es porque probablemente estás
durmiendo mal o durmiendo poco, y tu cuerpo está pidiendo que
duermas.

La segunda opción es encontrar una forma de cambiar la intensidad de


la circulación de sangre en el cuerpo, especialmente en la cabeza: lavarse
la cara, pararse, respirar fondo algunas veces levantando los brazos,
beber un café, estirar los músculos del cuello… Se trata de reactivar el
cuerpo para que el espíritu pueda valerse de él adecuadamente.

La tercera opción será buscar un ambiente que te permita estar más


despierto y no te sea tan cómodo para dormir.

La montaña es, en mi opinión, el mejor lugar para orar. Pero como a


menudo no tenemos cerca de nosotros una montaña, quizás un jardín o
un parque puedan ser lugares aptos para orar despierto. Si el parque está

33
cerca de calles bulliciosas, quizás convenga llevar una música
instrumental para escuchar con audífonos mientras oramos.

Si no puedes salir de casa, quizás sea mejor sentarse en una silla y no en


un sillón, orar parado… Lo importante es tomar precauciones para no
buscar un espacio o una posición demasiado cómoda para que el sueño
no nos gane.

No te recomiendo: orar con la Biblia al mismo tiempo que haces otra


actividad que no tenga nada que ver con la oración. La oración bíblica es
un tipo de oración que implica serenarse y concentrarse por unos
minutos para disfrutar de los tesoros de la Palabra de Dios. Se trata de
una oración mental, que implica un ambiente propicio.

ENTRENAR EL PROPIO CUERPO PARA LA PRESENCIA DE DIOS

Ya estás casi listo para leer la Sagrada Escritura. Ahora es el momento de


respirar profundamente y tomar conciencia de tu cuerpo.

Todo tu cuerpo, como dice San Pablo, es “el templo del Espíritu Santo”
(1Cor 6:19). Es importante que “todo tu corazón, toda tu alma, toda tu
mente y todas tus fuerzas” estén direccionadas a esa presencia del
Espíritu Santo en ti, para “amarlo sobre todas las cosas” en la oración.

Dedícale un par de minutos para hacer el siguiente ejercicio:

 Toma conciencia de la forma como estás sentado. La columna


debe estar erecta.
 Respira profundamente tres veces. Si deseas, puedes cerrar los
ojos por unos segundos. Observa los sonidos a tu alrededor, los
cercanos y los distantes. Observa el intervalo entre la percepción
de un sonido y de otro.
 Percibe las sensaciones en tu cuerpo, haciendo como un scan, un
barrido mental de las partes de tu cuerpo: las que se tocan con el
piso, con la silla, los pies, piernas, cuadril, abdomen, espalda,
brazos, manos, cuello, mentón, expresión facial, ojos, orejas,
cabeza…
 Descubre el aquí y el ahora, el espacio interno de armonía a que
este ejercicio te conduce. Recuerda el inmenso amor que Dios te
tiene: Él te creó, Él te dotó de inteligencia, de voluntad libre, de

34
afectos y emociones, de capacidad de decisión y acción. Dios te
ama y te invita. Respira profundo y en cada inhalación repite en
tu mente: “Dios me ama inmensamente”, “Dios me ama sin
límites”, “Dios me ama y me habla al corazón”.
 Toma conciencia de la respiración natural de tu cuerpo, siempre
buscando que sea profunda. Inspira por la nariz y expira por la
boca. Se consciente de cada espacio que darás para que la Palabra
de Dios ingrese en tu vida.

Que este ejercicio dure entre tres y


cinco minutos. Finalízalo moviendo «¿O no sabéis que vuestro cuerpo
es santuario del Espíritu Santo,
lentamente la punta de los dedos de las
que está en vosotros
manos. Si los brazos, las piernas, el y habéis recibido de Dios,
cuello, la expresión facial necesitan y que no os pertenecéis?»
algún otro movimiento, hazlo. Ten los
1Cor 6:19
ojos abiertos.

Ahora estás presente para ti mismo.

Ahora estás abriendo espacio en tu cuerpo, en tu mente y en tu corazón


para que puedas escuchar lo que Dios te quiere decir.

NO DIVAGAR A LA HORA DE PONERSE EN PRESENCIA DE DIOS

Ponerse en la presencia del Espíritu Santo no es siempre algo mecánico,


inmediato. Es un ejercicio muchas veces difícil. En mi experiencia,
muchas veces me he visto envuelto en diálogos internos y subjetivos,
conmigo mismo, que no llevan a ningún fin concreto, en momentos
donde me había propuesto dialogar con Dios, y no conmigo mismo.

Nuestros pensamientos suelen dictar la pauta de la oración. Es


importantísimo entrenarnos a pensar bien, y no divagar a la hora de la
meditación.

Con el paso del tiempo, tras muchos combates en la oración, he ido


descubriendo una estrategia que me ha funcionado cada vez mejor para
evitar estar divagando en mis propios pensamientos.

Quizás esa estrategia te sorprenda, pero en mi caso es bastante eficaz. Se


trata de, antes de ponerme a pensar en Dios, hacerme cargo de mis
pensamientos. No dejar que ellos me dominen.

35
Eso implica tomar conciencia de cómo estoy yo mismo, entenderme a mí
mismo, saber qué estoy pensando para así poder pensar en Dios. Debo
percatarme de mi propio estado de espíritu, para luego empezar a
descubrir y abrirme al Espíritu Santo.

Es como cuando recibo a un huésped en mi casa. Debo ver cómo está mi


casa, cómo están ordenados y limpios los ambientes donde voy a
permitir que el invitado entre. Si no está mi casa bien dispuesta, entonces
será difícil acoger bien al huésped. Debo hacerme cargo de mi casa. De
igual manera es la oración: debo hacerme cargo de mi espíritu, hacerme
presente a mí mismo y ver cómo está mi interior. Me pregunto: ¿cuáles
son mis emociones del momento, mis preocupaciones, dudas, fatigas,
etc.?

Como conclusión, este segundo paso implica una toma de conciencia de


tu estado de espíritu, de lo que estás viviendo en este momento, tus anhelos
y obstáculos. Una vez que hagas esto, llega la hora de disponerse
adecuadamente para que el Espíritu Santo entre a tu casa. Le abres la
puerta y le dices:

¡Ven, Espíritu Santo!


Perdóname que mi casa no esté tan bien ordenada,
pero ven, entra.

Me siento incómodo por la forma como te estoy recibiendo,


pero ven, entra.

Necesito que entres para que me ayudes a ordenar esta casa.

Toma asiento en este lugar privilegiado de mi corazón,


aunque quisiera que fuera más digno;
entra en mi casa, en mi inteligencia y en mis afectos,
porque sólo contigo puedo escuchar la voz del Padre
que me habla por medio de su Hijo, Jesucristo;
sólo a través tuyo podré entender a los profetas y a los apóstoles
a quienes inspiraste para escribir estas palabras;
sólo contigo podré penetrar en el sentido de la Palabra,
descubrir qué quieres para mi vida
y tener la fuerza para llevarla a cabo en mis obras.
Amén.

36
PASO 3:

LA LECTURA

Aquí comienza, propiamente, el momento fuerte de la oración bíblica.

Este paso es muy práctico. Se trata de leer el versículo o la perícopa que


has elegido previamente, de una forma metódica, tal como te explicaré
en seguida.

Después de preparar tu espíritu con la toma de conciencia de la verdad


de ti mismo y del ejercicio de la presencia del Espíritu Santo, estás listo
para entablar el diálogo con Dios a través de la Biblia. Con ese diálogo,
comienza el momento fuerte de la oración.

Tomarás el versículo o la perícopa previamente estudiada. Para empezar,


simplemente leerás dos veces ese pasaje bíblico, de una forma muy
pausada, en la que buscarás fijarte en lo que dice el texto en sí mismo, de
la forma más objetiva posible. Busca quitar de tu pensamiento cualquier
juicio prematuro o subjetivo con relación al texto.

No detengas esas primeras dos lecturas: simplemente lee lentamente, del


comienzo hasta el fin. Haz una pausa tras la primera lectura. Respira
profundamente hasta dos veces y vuelve a leer el pasaje de la misma
forma que la primera vez, sin pausas, fijándote en lo que dice el texto. Al
terminar, vuelve a respirar profundamente.

Estas dos primeras lecturas serán hechas sin mayores cuestionamientos.

El objetivo es simple: deleitarte con la Palabra con la cual te estás


encontrando. Tratarla con reverencia y respeto, de forma que el corazón
se incline ante la divinidad de esa presencia oculta de Dios.

Puedes coordinar la lectura con la respiración: decir en voz baja las


palabras cuando expiras y pensar en ellas cuando inspiras.

Tras esas dos primeras lecturas, daremos un nuevo paso.

37
PASO 4:

EL TRASLADO
AL CONTEXTO BÍBLICO

Leerás por tercera vez el pasaje bíblico, pero ahora con una atención
distinta. Irás recordando algunos aspectos del texto que hayas estudiado
previamente. En efecto, aquí constatarás el valor de aquél estudio devoto
previo del Paso 1 del método.

Si te has familiarizado con la Biblia y preparado este momento fuerte de


oración, ciertamente te será muy fácil recordar algún aspecto relevante
del texto que estás meditando: quizás el contexto del capítulo y del libro,
el género literario, la intención del autor sagrado, las formas de
expresión, la estructura del texto, las palabras más significativas o la
carga teológica de algunos términos. Todo esto te habrá ayudado a
descubrir el sentido literal y, a través de ello, llegar al sentido espiritual
de lo que estás leyendo.

En este paso, realizamos un ejercicio de empatía, o sea, el de “ponerse


en los zapatos” de los receptores del mensaje sagrado en el pasado.
¿Qué valor tiene eso? Pues, tiene un valor inmenso. Se trata de
despojarnos por un breve instante de nuestra forma actual de pensar,
para buscar pensar desde otro punto de vista.

Se trata de ubicarnos como los receptores más cercanos de la Palabra divina.


Ellos han sido, mayormente, los hebreos de Palestina, en diferentes
momentos de su historia. Por eso, es importante que, en el Paso 1,
hayamos hecho un acercamiento al contexto bíblico que incluya
elementos históricos, geográficos, literarios y, en muchos casos, hasta
datos arqueológicos o paleográficos.

Si no hacemos ese regreso al “ayer” del contexto bíblico, corremos un


gran riesgo de interpretar textos que tienen gran profundidad teológica
y espiritual de una forma muy subjetiva, empobreciendo la lectura. El
estudio devoto nos ayuda a desarrollar una mirada objetiva –el en sí– del
texto.

38
Vemos aquí la importancia de cada paso de este método de oración. Para
lograr una meditación de la Palabra divina, que es misteriosa y que no
vemos, hemos de comprender algo de la palabra humana, que es
razonable y que vemos. Es una palabra insertada en la historia humana,
en la cual Dios intervino por diversas ocasiones transformándola en
historia de nuestra salvación.

Conocer la historia significa conocer el contexto en el cual el libro que


estás leyendo ha sido escrito. El contexto de un libro de Samuel, por
ejemplo, no es el mismo contexto que los Macabeos o una carta de San
Pablo. Son diferentes momentos de la historia sagrada, en los cuales Dios
encontró a un pueblo concreto (Israel), se reveló a personas concretas de
ese pueblo, de las cuales esperó también una respuesta de fe.

En la historia sagrada, Dios ha ido revelando su misterioso proyecto para


la humanidad de un modo progresivo, es decir, lo ha ido desvelando de
a pocos. También la respuesta de los hombres ha sido diferente:
diferentes personas, cada uno con su juicio y libertad; diferentes
contextos, situaciones y problemas a ser enfrentados; diferentes acciones
maravillosas de Dios que arrojaban nuevas luces a las preguntas
fundamentales de la humanidad y abrían también nuevos
cuestionamientos. Fueron momentos distintos, diferentes etapas.

Si nuestro estudio bíblico previo fue fecundo, entonces descubriremos


cómo cada palabra de la Biblia hace parte de un momento específico del
entramado de eventos que se enlazan en la historia sagrada. Seremos
capaces de identificar y pensar en algo propio de cada etapa y de cada
contexto específico.

Lo más importante: seremos capaces de enlazar cada momento de la historia


con el misterio de Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que lleva a la
plenitud toda la revelación divina.

Hagamos una comparación para entender mejor este paso de la oración.


Así como es necesaria la tensión de un arco para el lanzamiento de una
flecha, para proyectarla a un más allá, es necesario trasladarnos al “ayer”,
al contexto bíblico, para que nuestra mente pueda salir de su zona de
confort del presente, abrirse a una nueva perspectiva y dejar que la
Palabra divina sea arrojada hacia nuestro “hoy”, al contexto de nuestras
vidas. En nuestro “hoy” está Cristo vivo y resucitado, Él que está

39
“siempre” presente entre nosotros con su Espíritu que nos abre el
conocimiento para entender las Escrituras.

Como conclusión de este paso, es importante que entiendas que se trata


de observar el texto bíblico de una forma muy objetiva. Es necesario –y
aquí utilizo otra comparación– tocar la “carne” del texto.

Siempre encontraremos en la Biblia el Verbo de Dios, que no ha sido


pronunciado en el mundo angélico, sino que se ha encarnado en nuestro
mundo humano: la Palabra que se ha ido haciendo “carne”, hasta en su
sentido más literal.

Tocamos esa “carne” cuando nos trasladamos al “ayer” del texto. Sólo
así podremos dar el siguiente paso, que es descubrir el “siempre” de
Cristo, la eternidad y la divinidad de la Palabra que nos habla “hoy”.

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40
PASO 5:

DEJARSE TOCAR
POR LA PALABRA ETERNA

La Biblia es UN solo libro, que nos cuenta UNA sola historia y que posee
UN solo Autor:

- Un solo libro porque las varias obras que contiene conforman un


solo mensaje;

- Una sola historia porque todo se entrelaza desde un principio -la


Creación- hasta un final -la Parusía-, pasando por el “hoy” de la
Redención;

- Un solo Autor -que es Dios- porque Él ha inspirado a diferentes


autores humanos, en diversas épocas y contextos, para que
consignaran por escrito su mensaje salvífico, por medio de un
fenómeno espiritual y sobrenatural llamado “inspiración”.

La Biblia, por esa UNIDAD, es también un libro inigualable, ÚNICO,


incomparable. Tiene en sí elementos pasajeros, de la historia humana,
que son propios de un “ayer”. Pero al mismo tiempo tales elementos
pasajeros portan en sí aspectos del “siempre” de Dios, de su eternidad.

Por eso, se entiende que cada palabra contingente de la Biblia, ubicada en


su contexto, contiene algo de la Palabra eterna de Dios.

En este método de oración, después de habernos trasladado al contexto


del “ayer” y haber tocado la palabra humana a través del sentido literal
de la Escritura, es el momento de dejarnos tocar por el aspecto eterno
que la Palabra Divina contiene. ¿Cómo hacerlo?

Buscarás encontrar el sentido espiritual del texto bíblico, siempre en


concordancia con el sentido literal.

41
¿QUÉ ES EL SENTIDO ESPIRITUAL?

Se trata del sentido más profundo y pleno de la Escritura. Se trata del


“espíritu” que está por detrás de la “carne” de la letra. Se trata de lo que
es eterno, perenne y no pasajero.

¿Cómo percibir ese sentido espiritual? Para explicar cómo, podemos


utilizar una comparación: es como si los diferentes textos,
acontecimientos y realidades que nos narra la Biblia fueran como perlas
preciosas, que las encontramos dispersadas en el mar. Si reunimos las
perlas y tomamos un hilo de oro para ensartarlas, encontraremos un
sentido más grande para la existencia de esas piedras: descubriremos que
ellas no existen para estar simplemente dispersas, sino para ser un collar,
para adornar un hermoso cuello.

De un modo similar son las narraciones bíblicas: existen dispersas,


muchas veces sin una aparente conexión, pero hay como un “hilo de oro”
que las une en dirección a un sentido más profundo. Hay un proyecto de
unidad y comunión del designio de Dios, que se llama “Plan de Dios”.

El sentido espiritual de la Sagrada Escritura se enmarca en el misterioso


proyecto divino de comunión, en el Plan de Dios para la humanidad.

¿QUÉ AYUDA PODEMOS TENER


PARA ENCONTRAR ESE SENTIDO ESPIRITUAL?

La antigua tradición de la Iglesia, por medio de varios predicadores


autorizados de la Palabra de Dios (quienes conocemos como “Padres de
la Iglesia”) desarrolló desde los primeros siglos del cristianismo una
manera muy apropiada para encontrar el sentido espiritual de los textos
sagrados.

Los Padres de la Iglesia pronto descubrieron una forma de conservar


tanto una mirada objetiva del “ayer” como una contemplación del
misterio de Dios “siempre” presente y que nos habla “hoy”. Ellos
descubrieron que el sentido espiritual de la Escritura se alcanza cuando
existe una concordancia entre tres sentidos: alegórico (o cristológico),
moral y anagógico.

42
Te explicaré de modo sencillo el significado de esos sentidos de la
Escritura Sagrada:

 Sentido alegórico (o cristológico)

Se fundamenta en la centralidad de Jesucristo: todo tiene en Él su


origen y tiende a Él como a su cumbre. Si reconocemos que los
principales acontecimientos y enseñanzas de la Escritura alcanzan
en Cristo su máxima significación, entonces podremos encontrar
un sentido más profundo en lo que precede la Encarnación
(Antiguo Testamento) como una preparación para su obra
definitiva, así como en lo que sucede a partir de Cristo (Nuevo
Testamento) como realidad transformada.

 Sentido moral

En nuestra realidad actual, la conducta ética de cada uno se ve


transformada por el seguimiento de Jesucristo. Seguir a Cristo
altera, de una u otra forma, nuestro comportamiento, nuestro
discernimiento, nuestro juicio y toma de decisiones. Toda la
Escritura nos ayuda a relacionarnos con Dios, por medio de Cristo
de forma latente (por el Antiguo Testamento) o de forma patente
(por el Nuevo Testamento). Se trata de una relación de amor entre
Dios que nos da todo y nosotros que somos invitados a
responderle libremente. Una relación que implica una forma de
actuar muy concreta, que puede fortalecerse con acciones
virtuosas o resquebrajarse con actos pecaminosos. En ese sentido,
la Palabra de Dios siempre nos señala y nos instruye sobre un
actuar justo y santo.

 Sentido anagógico

La lucha entre el bien y el mal se da en el interior de cada uno, que


debe decidir sobre sus actos y su destino. Mirando hacia el futuro,
vemos las promesas de Cristo. Él nos da la esperanza de la victoria
del bien sobre el mal, del poder de su gracia sobre el pecado, de la
santidad sobre la iniquidad, de la felicidad sobre las lágrimas.
Todas las realidades y acontecimientos que nos narra la Biblia nos
conducen (en griego: “anagoge”) hacia una Patria celestial cuyo
Rey Eterno es Jesucristo, victorioso y glorioso. Ese sentido
anagógico, es decir, de esa historia que tiene una orientación hacia

43
la bienaventuranza final, está siempre presente también en las
principales enseñanzas bíblicas.

En este paso de la oración, busca encontrar el “siempre” de la Palabra


Divina. Trata de buscar alguno de los sentidos mencionados arriba, o
quizás los tres sentidos juntos. De esa forma, encontrarás el sentido pleno
del texto sagrado. Lo encontrarás en alguna frase, algún término o evento
rico en significado, alguna enseñanza que brota de la narrativa o incluso
en la manera como se expresa el autor sagrado. Dios se vale de esas
formas humanas para manifestarse.

Al terminar este paso, habrás recorrido el camino de la “carne” al


“espíritu”, del sentido literal al sentido espiritual. La antigua tradición y
la enseñanza autorizada de la Iglesia nos orientan hacia esa metodología
desde tiempos antiguos, tal como podemos observar en este dicho
medieval:

“La letra enseña los hechos,


la alegoría lo que has de creer,
el sentido moral lo que has de hacer,
y la anagogía a dónde has de tender.”

44
PASO 6:

GUARDAR
LA PALABRA QUE RESUENA

Una vez que te has dejado tocar por la Palabra eterna, probablemente
sentirás que algo dentro de tu espíritu se mueve de forma diferente.

Estamos a punto de culminar nuestra meditación, preparándonos así


para vivir una oración continua en nuestro día a día. Es muy importante,
en este momento, percibir nuestros pensamientos y afecto religioso.

Te sugiero algo práctico.

Haz un momento de silencio para preguntarte: ¿Qué ha resonado en mi


corazón? ¿Qué palabra reverberó con más fuerza dentro de mi alma?
¿Qué mensaje debo conservar y meditar? ¿Qué término o afirmación en
esta perícopa me llamó más la atención?

Si interiormente has estado bien dispuesto, vacío de toda distracción y


abierto al soplo del Espíritu, entonces sentirás que alguna de las palabras
que has leído y meditado son como brisas de la eternidad, que en este
momento tan breve de oración refrescan tu alma. Percibes que no eres
capaz siquiera de vislumbrar su sentido tan profundo.

Deja que ese soplo resuene dentro de ti. Guarda esa palabra con especial
cuidado dentro de ti.

Te invito a experimentar cómo esa Palabra Divina es un verdadero


alimento para el alma. Hagamos esta simple comparación. Imagina que
estás a punto de realizar una fatigosa caminata, por un sendero que te
llevará a un destino que te tomará días de esfuerzo. En momentos
previos a la caminata, irás a la cocina, a la alacena, para recoger
provisiones y preparar una bolsa de alimentos. Sin ese alimento, el
camino será aún más difícil de lo que ya es en sí mismo.

De forma análoga, nuestra vida espiritual necesita alimento.

Necesitamos aprovisionarnos para el camino de la vida diaria, para que


podamos ver, juzgar y actuar con discernimiento y prudencia en las
decisiones de cada instante.

45
La Palabra Divina es ese alimento para la mente, el corazón y la acción.

Toma cada una de las palabras que han resonado en ti, las debes
conservar con más atención como si fueran provisiones para el camino.

Podemos referirnos al ejemplo que la Biblia nos pone, cuando menciona


la actitud de Santa María, la madre de Jesús, que “conservaba todas esas
palabras repasándolas en su corazón” (Lc 2:51).

Ella mantenía encendida en su


memoria lo que Jesús hacía y decía. Lo «María, por su parte,
guardaba todas esas cosas
repasaba, lo conservaba y meditaba.
en su corazón
No sólo lo que Jesús decía, sino y meditaba acerca de ellas.»
también las cosas maravillosas que
Dios obraba y que María observaba (cf. Lc 2:19

Lc 2:19).

¿Por qué reaccionaba así María ante los acontecimientos y las palabras
de su Hijo amado? Quizás la respuesta la encontremos al pensar en cómo
una madre mira a su hijo.

Siempre las madres ven y escuchan a sus hijos con ojos y oídos más
atentos. No solo los ven y escuchan, sino que admiran, contemplan,
aceptan y meditan las palabras de sus hijos con la benevolencia de un
corazón que conoce y ama.

Una madre amorosa, como ha sido María, es un ejemplo para todos


nosotros: como ella, también hemos de contemplar y meditar lo que hace
y dice Jesús. Eso es un acto de amor hacia Él.

Por eso, este paso es fundamental para ir finalizando el momento fuerte


de oración. Se trata de elegir alguna palabra o frase que llevaremos en
el corazón, para meditarla de día y de noche, como enseña la sabiduría
del Salmo 1: “Feliz el hombre… que se complace en la ley del Señor y la
medita de día y de noche” (Sal 1: 2).

A través de esa metodología de oración bíblica, hemos ido avanzando en


nuestra relación con Jesús. Nunca podremos lograr la cercanía que
tuvieron Jesús y su madre santa. La sintonía que ambos experimentaban
era algo único. Pero sí podemos tratar de imitar el ejemplo de María y
llevar con nosotros, en nuestro hogar interior, la Palabra bíblica que
hemos meditado. Basta con abrir la puerta de nuestro corazón a Cristo,
Palabra viva, y dejarlo entrar. Y una vez que entre, podemos también

46
responder como María lo hizo ante el ángel: “Aquí está la sierva del
Señor. Hágase en mi según su palabra” (Lc 1: 38).

¿Te interesa estudiar la Biblia en su contexto?


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47
Paso 7:

VOLVER al presente

Has llegado al último paso de la oración bíblica. Con este método, has
ido al pasado, al lugar y a la época de los hechos bíblicos, para descubrir
la “letra” del texto. Y en la “carne” de la Escritura descubriste su
“espíritu”, su sentido pleno.

Quizás tan solo hayas atisbado el valor inmenso de alguna palabra que
ahora decidiste llevar en tu camino diario como un alimento a ser
degustado. ¿Cómo cerrar este momento de oración?

Aquí está la gran sorpresa de este método: la oración no se cierra.

No cerrarás el espíritu que se ha abierto a la oración. Seguirás orando.

Seguirás repitiendo la frase o la palabra que meditaste de la Biblia, la


llevarás contigo por todas las horas en adelante. Irás en tu camino
meditando y cuestionándote sobre el significado profundo de ese texto.
Se encenderá en ti el deseo de volver a profundizar en la Biblia a través
del estudio. No querrás dejar la Palabra hasta un siguiente momento de
oración.

Vuelves al “hoy” en el cual Jesús está vivo y glorioso, obrando en la


historia. La misma historia desde la Creación, que con la humanidad
redimida marcha hacia la Parusía. Marchas ahora con esa Escritura viva
en ti.

Te invito a que portes la Palabra de Dios en la mente y en el corazón,


buscando que ella guíe tu caminar concreto, tus acciones.

Buscarás vivir la presencia de Dios portando su Palabra interiormente.

Deja que Jesús te acompañe, que sea Él el piloto de tu vida.

La vida sigue. Es necesario cambiar de actividad y volver a tus tareas


cotidianas. Te sugiero que este momento fuerte de oración finalice con
alguna plegaria, ahora sí, muy espontánea. Podrás elevarle diferentes
tipos de oración, dependiendo de lo que la Palabra te haya suscitado:
alabanza, agradecimiento, intercesión, adoración.

48
Pide al Espíritu Santo que te ayude a elevar tu oración al Padre del cielo,
por medio de Jesucristo.

Ahora bien, podría pasar que nuestra sequedad espiritual nos impida
que el corazón eleve alguna oración espontánea. En ese caso, ¿qué
sugiero que hagas?

1. Repite por uno o dos minutos las palabras que has elegido para
ser guardadas en tu corazón. Hazlo de forma similar a aquél
ejemplo que habíamos indicado en el Paso 4: lanza esas palabras
a tu corazón como una flecha. Ese ejercicio se llama jaculatoria.
Repite las palabras elegidas sin pensar en otra cosa, por un
momento ni muy largo ni muy breve.
Que sea tu corazón el blanco de la Palabra Divina, que viene del
pasado al presente y te conduce (anagogé) al futuro victorioso en
Cristo. Repite en voz baja, como murmurando (o en silencio) el
mensaje que has elegido para conservarlo en tu corazón, como
María.
Al terminar la oración, busca repetir ese mismo ejercicio en otros
momentos del día, recordando lo que Dios te ha dicho en este
momento fuerte.

2. Que pidas a Dios que te ayude a corregir el rumbo en lo que


necesitas corregir. Es decir: la Palabra de Dios que portarás te
ayudará a ser mejor, a buscar la mejor versión de ti mismo. Eso
significa, en otras palabras, que estarás pidiendo a Dios que te de
su gracia para que puedas convertirte un poco más y ser más
santo.
¿Qué es la conversión? Pensamos muchas veces que la conversión
es un gran cambio de vida, de la noche a la mañana. Si lo
comparamos con la orientación a través de una brújula, sería algo
como un vuelco de 180 grados. Sí, pueden existir momentos de
gran conversión en nuestras vidas. Pero por lo general podemos
experimentar que el cambio de rumbo debe ser constante, diario,
siempre ajustando la conducta de a pocos para enderezarnos
según la orientación de aquél “Plan de Dios” del que hemos
hablado. La conversión diaria no es un vuelco de 180 grados, sino
ajustes de 5, 10, 15 grados cada día, para que no nos desviemos
tanto más adelante y estemos siempre en el camino de Dios.

49
Busca en tu conciencia el norte al que tienes que ajustar esa brújula
de la conversión, el punto de encuentro entre la Palabra que
acabas de meditar y el cambio de rumbo que debes hacer.

3. Finaliza tu oración elevando al Padre la oración que Jesús nos


enseñó y que es el modelo de oración para todo cristiano: Padre
nuestro, que estás en el cielo...

De esa forma, hemos finalizado el momento fuerte de oración portando


la Palabra con nosotros, en nuestro hogar interior, en nuestro cuerpo que
es el “templo del Espíritu Santo”.

Lo que ocurrirá a lo largo de ese día será algo maravilloso. Percibirás que
Jesús te acompaña, te orienta, te alimenta, te protege. Te descubrirás
como oveja del buen Pastor, sedienta por escuchar nuevamente su voz.

Estarás dispuesto nuevamente a dar el Paso 1: volver a estudiar la Biblia,


buscar familiarizarse aún más con ella, leerla con devoción para escrutar
sus secretos magníficos.

HAS ENTRADO AL CÍRCULO VIRTUOSO


EN EL CUAL EL ESTUDIO DE LA BIBLIA
HA NUTRIDO TU ORACIÓN.

TU ORACIÓN HA ENCENDIDO TU CORAZÓN


PARA QUE NO SÓLO GUARDES LO QUE HAS ESTUDIADO
PARA SIEMPRE EN TU MEMORIA Y EN TU ESPÍRITU,
SINO PARA QUE VUELVAS
A ESTUDIAR CON MAYOR FERVOR LA BIBLIA.

EN ADELANTE, SI REPITES REGULARMENTE ESTE


MÉTODO EN SUS 7 PASOS,
LA PALABRA DE DIOS NO SE SEPARARÁ DE TI.

50
CONCLUSIÓN:
ENAMORARTE DE LA PALABRA DE DIOS
Con este método de oración, hemos ingresado a una dinámica en la cual
descubrimos en la palabra humana su dimensión de Palabra de Dios.

Sólo la Sagrada Escritura, escrita por autores inspirados, porta esa


característica entre todos los escritos de la humanidad. Sin dejar de ser
un escrito muy humano, que refleja las formas de expresión y el lenguaje
humano, nos trae el mensaje divino, la verdad acerca de nuestro origen,
nuestra existencia y nuestra salvación.

¿En qué se basa este método?

Hay un pasaje bíblico que me ha iluminado mucho en este camino de


búsqueda de un método. Dice así:

"ACORDAOS DE VUESTROS DIRIGENTES,


QUE OS ANUNCIARON LA PALABRA DE DIOS
Y, CONSIDERANDO EL FINAL DE SU VIDA,
IMITAD SU FE.
AYER COMO HOY,
JESUCRISTO ES EL MISMO,
Y LO SERÁ SIEMPRE.
NO OS DEJÉIS SEDUCIR POR
DOCTRINAS VARIAS Y EXTRAÑAS.
MEJOR ES FORTALECER EL CORAZÓN
CON LA GRACIA
QUE CON ALIMENTOS QUE NADA APROVECHARON
A LOS QUE SIGUIERON ESE CAMINO."
Heb 13:8
Este mensaje de la carta a los Hebreos reúne los principales elementos
que me han ayudado a encontrar este método de oración:

51
- Seguir la tradición de la Iglesia: no es bueno creer que uno pueda
“inventar la pólvora”. Muchos han recorrido caminos de
búsqueda antes que yo. He buscado en la tradición espiritual de
la Iglesia el camino para mi propia espiritualidad;

- Jesús es la culminación de la Revelación: Él es el Verbo Encarnado,


el mismo ayer, hoy y siempre. Por lo tanto, toda la Biblia debe ser
leída teniendo a Él como el punto de referencia de una historia que
llega hasta el día de hoy y en la cual también yo participo;

- La fe única de la Iglesia como criterio de interpretación: la lectura


orante de la Biblia se hace en comunión con el magisterio, la
enseñanza autorizada de la Iglesia, que se manifiesta a través de
sus dirigentes desde los orígenes de la comunidad cristiana;

- Sólo la Palabra de Dios es verdadero alimento: no necesitamos


buscar en otras formas de oración lo que sólo la Revelación de
Dios nos puede dar.

¿Me permites acompañarte en la lectura de estos


“Siete Pasos para Orar con la Biblia”?

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TUTORIAL de este libro.

52
De forma gráfica, podemos resumir los 7 Pasos para Orar con la Biblia en
este cuadro:

Preparación
•Paso 1: La ELECCIÓN del texto bíblico
•Familiarizarse con la Biblia por medio del estudio devoto.
•Elegir el breve pasaje que pretendes meditar.
•Preparación remota.

•Paso 2: La PRESENCIA del Espíritu Santo


•Hacerse cargo de los propios pensamientos.
•Entrenar el propio cuerpo para la presencia divina.
•Ponerse en presencia del Espíritu Santo.
•Preparación inmediata.

Momento fuerte
•Paso 3: La LECTURA
•Leer el versículo o la perícopa que has elegido previamente, de una forma metódica.

•Paso 4: El traslado al CONTEXTO bíblico


•Ejercicio de empatía: “ponerse en los zapatos” de los receptores del mensaje sagrado en el pasado.
•Trasladarnos al “ayer” y tocar la palabra humana a través del sentido literal de la Escritura

•Paso 5: Dejarse tocar por la PALABRA eterna


•Dejarnos tocar por el aspecto eterno (el “siempre”) que la Palabra Divina contiene.
•Sentido espiritual.

Oración continua
•Paso 6: Guardar la Palabra que RESUENA
•Elegir alguna palabra o frase que llevaremos en el corazón.
•Meditarla de día y de noche.

•Paso 7: VOLVER al presente


•No cerrar el espíritu que se ha abierto a la oración.
•Vivir en el “hoy” de la Palabra eterna de Dios.
•Presencia de Dios

Son 7 Pasos que he querido compartir contigo para ayudarte a descubrir


la Verdad de la Sagrada Escritura, llena de Bondad y de Belleza.

Si has leído este libro hasta acá, a partir de ahora tienes la gran
oportunidad de poner en práctica un método de oración bíblica que muy

53
probablemente te ayudará a enamorarte cada día más de la Sagrada
Escritura.

Vuelvo a recordarte que todo ello significa una relación de escucha


amorosa y obediencia a Jesucristo, nuestro Señor. Una relación de
asombro constante ante el misterio de Jesús, ante quien toda rodilla se
dobla.

Si en algo este método te puede servir para que esa relación de amor
espiritual se fortalezca, entonces que toda alabanza sea dirigida a Él, que
reina en tu corazón.

En cuanto a mí, buscaré siempre mejorar y crecer en este camino de


búsqueda del rostro de Dios.

*******

Me interesa saber tu opinión y tus impresiones. ¿Qué te ha parecido este


método? ¿Estás dispuesto a probarlo?

Puedes dejar tus comentarios en los videos tutoriales de la Guía Virtual


para la práctica de estos 7 Pasos para la Orar con la Biblia. La encuentras en
mi canal de YouTube. Puedes compartir gratuitamente el valioso
contenido de los videos con más y más personas, llevando el Evangelio
a todas partes del mundo.

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54
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Benedicto XVI.
Verbum Domini. Sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la
Iglesia. Vaticano 2010.
Cavalletti, Sofia; Gobbi, Gianna.
Yo soy el buen pastor. Guía para el catequista. Vol. 4. PPC-ACOFOREC,
Bogotá 2017.
Equipo “Cahiers Evangelie”.
Primeros pasos por la Biblia. Cuadernos Bíblicos 35. Verbo Divino,
Navarra 1988.
Catecismo de la Iglesia Católica, Vaticano 1994.
CELAM.
Exégesis, evangelización y pastoral, Bogotá 1966.
De la Potterie, I.
La Sagrada Escritura y el Vaticano II, Vida y Espiritualidad, Lima
1995.
Gargano, G.-I.
La Lectio Divina, Paulinas, Bogotá 1992.
Grelot, P.
Piccola guida alla lettura della Bibbia, Brescia 1982.
Izquierdo, Antonio.
Lectio divina. Introducción y método. Paulinas, Lima 2009.
Lambiasi, F.
Breve introducción a la Sagrada Escritura, Herder, Barcelona 1988.
Miranda, J. M.
Lecciones bíblicas. Guía para el conocimiento de la Biblia, Paulinas,
Bogotá 1987.
Murray, D.
The Living Word in the Living Church, Thomas Nelson, Philadelphia
1986.
Pontificia Comisión Bíblica.
La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Vaticano 2003.

55
Ratzinger, J. y otros.
Escritura e interpretación. Los fundamentos de la interpretación bíblica,
Palabra, Madrid 2003.
Schökel, L. A.
La palabra inspirada, Herder, Barcelona 1966.
Valenzuela Real, P.
Primer acercamiento a las Sagradas Escrituras, Paulinas, Lima 2011.

56
¡Te explico cada paso con un
TUTORIAL del libro!
Tutorial 1/8
Mis pasos hasta encontrar un método
(páginas 9 a 18) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 2/8
PASO 1: La elección del texto bíblico
(páginas 19 a 29) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 3/8
PASO 2: La presencia del Espíritu Santo
(páginas 30 a 36) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 4/8
PASO 3: La lectura orante de la Biblia
(página 37) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 5/8
PASO 4: El traslado al contexto bíblico
(páginas 38 a 40) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 6/8
PASO 5: Dejarse tocar por la Palabra
eterna (páginas 41 a 44) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 7/8
PASO 6: Guardar la Palabra que resuena
(páginas 45 a 47) 👉 Entra AQUÍ.

Tutorial 8/8
PASO 7: Volver al presente
(páginas 48 a 50) 👉 Entra AQUÍ.

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