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en la piel y el tejido inferior que resultan de una presión prolongada sobre la piel. En la
mayoría de los casos, las escaras se manifiestan en la piel que recubre las partes
óseas del cuerpo, como talones, tobillos, caderas y coxis.
Las personas que corren mayor riesgo de tener escaras tienen afecciones médicas que
limitan su capacidad para cambiar de posición o que les hacen pasar la mayor parte del
tiempo en una cama o una silla.
Síntomas
Los signos de advertencia de las úlceras de decúbito, o úlceras por presión, son los
siguientes:
En el caso de las personas que utilizan sillas de ruedas, las escaras suelen aparecer
en la piel en los siguientes sitios:
Coxis o glúteos
Omóplatos y columna vertebral
Parte trasera de los brazos y piernas donde se apoyan en contacto con la
silla
En el caso de las personas que necesitan permanecer en la cama, pueden aparecer
escaras en los siguientes sitios:
Si notas señales de advertencia de que tienes escaras, cambia de posición para aliviar
la presión en el área. Si no ves mejoras en un plazo de 24 a 48 horas, contacta con el
médico.
Causas
Las úlceras de decúbito se producen por la presión contra la piel que limita el flujo
sanguíneo a la piel. El movimiento limitado puede hacer que la piel sea vulnerable a los
daños y provocar el desarrollo de úlceras de decúbito.
Estos son los tres principales factores que contribuyen a las úlceras de decúbito:
Para las personas con movimientos limitados, este tipo de presión tiende a
ocurrir en áreas que no están bien acolchadas con músculo o grasa y que
se encuentran sobre un hueso, como la columna vertebral, el coxis, los
omóplatos, las caderas, los talones y los codos.
Factores de riesgo
El riesgo de desarrollar escaras es mayor si tienes dificultades para moverte y no
puedes cambiar de posición fácilmente mientras estás sentado o en la cama. Los
factores de riesgo incluyen los siguientes:
Complicaciones
Las complicaciones de las úlceras por presión, algunas de las cuales ponen en riesgo
la vida, incluyen las siguientes:
Prevención
Puede ayudar a prevenir las úlceras de decúbito si se reposiciona con frecuencia para
evitar el estrés en la piel. Otras estrategias incluyen el cuidado de la piel, el
mantenimiento de una buena nutrición y la ingesta de líquidos, el dejar de fumar, el
manejo del estrés y el ejercicio diario.
Cambia el punto de apoyo del peso con frecuencia. Solicita ayuda para
reposicionarte alrededor de una vez por hora.
Levántate, en caso de ser posible. Si tienes suficiente fuerza en la parte
superior del cuerpo, haz flexiones en la silla de ruedas: levanta el cuerpo
del asiento empujándote sobre los apoyabrazos de la silla.
Busca una silla de ruedas especial. Algunas sillas de ruedas pueden
inclinarse, y esto puede aliviar la presión.
Selecciona almohadones o un colchón que alivie la presión. Usa
almohadones o un colchón especial para aliviar la presión y asegurarte de
que el cuerpo esté bien posicionado. No uses almohadones con forma de
dona, ya que pueden concentrar la presión en el tejido circundante.
Ajusta la elevación de la cama. Si la cama puede elevarse en la parte de
la cabeza, súbela no más de 30 grados. Esto ayuda a prevenir el
cizallamiento.
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Las úlceras de decúbito son áreas de piel lesionada como resultado
de una falta de irrigación sanguínea debida a la presión prolongada.
Aparecen a menudo como consecuencia de una presión
combinada con un estiramiento de la piel, fricción y humedad,
especialmente sobre zonas óseas.
Los médicos se suelen referir a estas úlceras como "lesiones por presión"
porque en la etapa más leve (véase más abajo Síntomas) no se produce
una verdadera úlcera.
Estas úlceras por presión se producen cuando la cama, la silla de ruedas,
un yeso, una tablilla, una prótesis mal ajustada u otro objeto duro
ejercen una presión sobre la piel. Los lugares más comunes donde
aparecen las úlceras por decúbito son aquellos donde el hueso está
cerca de la piel, como sobre los huesos de la cadera, el coxis, los talones,
los tobillos y los codos, pero pueden aparecer en cualquier parte.
Disminución de la movilidad
Las úlceras por presión afectan con mayor frecuencia a las personas mayores
porque su piel puede ser más fina y puede cicatrizar más lentamente. Las llagas
aparecen a menudo después de que la persona haya sido hospitalizada por un
problema médico diferente que limita su capacidad de moverse o cambiar de
posición.
Las úlceras de decúbito pueden aparecer a cualquier edad, siempre que se esté
confinadas a la cama, en silla de ruedas o no se pueda cambiar de posición de
manera autónoma. Las personas que presentan lesiones nerviosas o parálisis
tienen un mayor riesgo de desarrollar úlceras por presión. También puede
aparecer en niños con discapacidades neurológicas graves que les hacen menos
capaces de moverse, como la espina bífida, la parálisis cerebral y las lesiones de la
médula espinal.
Presión
Tracción
Fricción
Humedad
La tracción (una fuerza que tira lateralmente) sobre la piel también reduce el
flujo sanguíneo a la piel. La tracción se produce cuando, por ejemplo, una persona
se coloca inclinada (por ejemplo, sentada en una cama inclinada) y la piel se
estira. Los músculos y los tejidos bajo la capa superior de la piel se desplazan
hacia abajo por la gravedad, pero las capas superiores de la piel se mantienen en
contacto con la superficie externa (como la ropa de cama). Cuando la piel se
estira, el efecto es igual que el de la presión.
La fricción (roce contra la ropa o la sábana) puede causar o empeorar las úlceras
de decúbito. Si la fricción es repetida, se desgastan las capas superiores de la piel.
Esta fricción de la piel suele producirse, por ejemplo, al mover repetidamente a
una persona de un lado a otro de la cama.
Las úlceras por decúbito (úlceras por presión) se clasifican en cuatro etapas (1 a 4)
de acuerdo con la gravedad del daño a los tejidos blandos. Las úlceras de
decúbito no siempre progresan de fase leve a grave. Algunas veces, el primer
signo perceptible es una úlcera en fase 3 o 4.
Foto de Gordian Medical, Inc. dba American Medical Technologies; utilizado con
permiso.
Etapa 2 de una úlcera por presión (glúteos)
Esta foto muestra una úlcera por presión en fase 2 en la nalga superior
derecha (flecha). Los tejidos subyacentes no están expuestos.
Foto de Gordian Medical, Inc. dba American Medical Technologies; utilizado con
permiso.
Estadificación de la úlcera
Los médicos generalmente pueden diagnosticar las úlceras por decúbito haciendo
un examen físico y observando la apariencia y la ubicación de las mismas.
Dado que es difícil determinar la profundidad y la gravedad de las úlceras de
decúbito, los especialistas las clasifican y fotografían para supervisar su progreso
o curación. Se utilizan criterios específicos para determinar cómo se está curando
una úlcera.
Los cambios de posición frecuentes son la mejor manera de evitar las úlceras por
presión. Debe cambiarse de posición con frecuencia a las personas que no
puedan moverse por sí mismas. Por ejemplo, las que están encamadas deben
cambiarse de posición al menos cada 1-2 horas. Los cuidadores deben
inspeccionar cuidadosamente la piel al menos diariamente para buscar signos
tempranos de enrojecimiento o decoloración. Cualquiera de estos signos es un
aviso de que hay que colocar a la persona en otra posición y evitar sentarla o
acostarla sobre la zona donde el color está alterado hasta que recupere la
normalidad.
¿Sabías que...?
El cuidado de la piel es vital para evitar úlceras por decúbito. La piel debe
mantenerse limpia y seca, ya que la humedad aumenta el riesgo de aparición de
úlceras de decúbito. La piel seca es menos propensa a adherirse a la tela y a
causar fricción o tracción. Después de la limpieza, la piel debe secarse con toques
suaves (sin frotar la piel). El uso de cremas espesas que actúan como una barrera
para proteger la piel subyacente de la humedad puede contribuir a prevenir las
úlceras. En las personas confinadas en cama deben cambiarse la ropa y las
sábanas con frecuencia para asegurarse de que están limpias y secas. No debe
utilizarse almidón de maíz, ya que facilita la proliferación de microorganismos.
Las prominencias óseas (como los talones y los codos) se protegen con materiales
suaves, como calzas de espuma y protectores de talones. Pueden utilizarse
acolchados protectores, almohadas o piel de oveja para separar las superficies del
cuerpo. Las camas especiales, los colchones y los cojines reducen la presión y
proporcionan un alivio adicional a las personas que utilizan sillas de ruedas o
están encamadas. Los profesionales de la salud recomendarán el tipo de colchón
o de cojín más apropiado. Es importante recordar que estos dispositivos no
eliminan completamente la presión y no sustituyen el cambio frecuente de
posición.
Buena nutrición
Tratar una úlcera de decúbito es mucho más difícil que prevenirla. Los principales
objetivos del tratamiento son aliviar la presión en las úlceras, limpiarlas y cubrirlas
adecuadamente, controlar cualquier infección y proporcionar una nutrición
adecuada. A veces es necesaria una intervención quirúrgica para cerrar las úlceras
grandes.
Alivio de la presión
Para aliviar la presión en la piel se requiere una colocación cuidadosa, dispositivos
de protección y superficies de apoyo. En su primera fase, las úlceras por decúbito
suelen curarse por sí solas tras eliminar la presión sobre la piel.
Las mismas fuerzas externas no producirán las mismas lesiones en todos los
casos, y debido a que los factores predisponentes y la tolerancia de los tejidos
son factores determinantes en la aparición tanto de úlceras por presión como de
cualquier tipo de lesión. Alteraciones en la oxigenación, la nutrición,
alteraciones de la piel, problemas en la capacidad de reposicionamiento del
paciente o la existencia de problemas de sensibilidad, van a ser determinantes en
la aparición de nuevas úlceras por presión y en la recuperación de las ya
existentes.
La presencia de humedad, presión o fricción y sus combinaciones producirán
diferentes lesiones. El profesional deberá saber identificarlas para poder así
aplicar correctamente las medidas terapéuticas necesarias en cada caso
(García-Fernández et al, 2013).
Además de los factores causales anteriormente enumerados, no podemos perder
de vista que un porcentaje considerable de estas lesiones es producido por el uso
de dispositivos sanitarios (vías venosas, sondas vesicales, sondas nasogástricas,
dispositivos de ventilación mecánica, etc.) y por una incorrecta protección de la
piel. Este hecho es más frecuente, como cabe esperar, en unidades de cuidados
críticos.
Pérdida completa del grosor del tejido. La grasa subcutánea puede resultar
visible, pero los huesos, tendones o músculos no se encuentran expuestos.
Pueden aparecer esfácelos. Puede incluir cavitaciones y tunelizaciones. Otras
características: La profundidad de las úlceras por presión de categoría/estadio III
varía según su localización en la anatomía del paciente. El puente de la nariz, la
oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido subcutáneo (adiposo) y las
úlceras de categoría/estadio III pueden ser poco profundas. Por el contrario, las
zonas con adiposidad significativa pueden desarrollar úlceras por presión de
categoría/estadio III extremadamente profundas. El hueso o el tendón no son
visibles o directamente palpables.
Categoría IV – Pérdida total del grosor de los tejidos
Pérdida total del espesor del tejido con hueso, tendón o músculo expuestos.
Pueden aparecer esfácelos o escaras. Incluye a menudo cavitaciones y
tunelizaciones. Otras características: La profundidad de la úlcera por presión de
categoría/estadio IV varía según su localización en la anatomía del paciente. El
puente de la nariz, la oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido subcutáneo
(adiposo) y estas úlceras pueden ser poco profundas. Las úlceras de
categoría/estadio IV pueden extenderse al músculo y/o a las estructuras de
soporte (por ejemplo, la fascia, tendón o cápsula de la articulación) pudiendo
provocar la aparición de una osteomielitis u osteítis. El hueso/músculo expuesto
es visible o directamente palpable.
Categoría No estadiable – Profundidad desconocida
Pérdida del espesor total de los tejidos donde la base de la úlcera está
completamente cubierta por esfácelos (amarillos, canela, grises, verdes o
marrones) y/o escaras (canela, marrón o negro) en el lecho de la herida. Hasta
que se hayan retirado suficientes esfácelos y/o la escara para exponer la base de
la herida, la verdadera profundidad, y por tanto la categoría/estadio no se puede
determinar. Una escara estable (seca, adherida, intacta, sin eritema o
fluctuación) en los talones sirve como «una cobertura natural (biológica) del
cuerpo» y no debe ser eliminada.