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Las escaras (también llamadas úlceras por presión y úlceras de decúbito) son lesiones

en la piel y el tejido inferior que resultan de una presión prolongada sobre la piel. En la
mayoría de los casos, las escaras se manifiestan en la piel que recubre las partes
óseas del cuerpo, como talones, tobillos, caderas y coxis.

Las personas que corren mayor riesgo de tener escaras tienen afecciones médicas que
limitan su capacidad para cambiar de posición o que les hacen pasar la mayor parte del
tiempo en una cama o una silla.

Las escaras pueden desarrollarse en el transcurso de horas o días. La mayoría de las


llagas se curan con tratamiento, pero algunas nunca se curan completamente. Puedes
tomar medidas para ayudar a prevenir las escaras y ayudar a que se curen.

Síntomas
Los signos de advertencia de las úlceras de decúbito, o úlceras por presión, son los
siguientes:

 Cambios inusuales en el color o en la textura de la piel


 Hinchazón
 Supuración
 Un área de la piel que se siente más fría o más caliente al tacto que otras
áreas
 Áreas sensibles
Las úlceras de decúbito pasan por distintos estadios que se diferencian por su
profundidad, su severidad y otras características. El grado de daño de la piel y los
tejidos oscila desde cambios en el color de la piel hasta una lesión profunda que afecta
los músculos y los huesos.

Sitios comunes de las úlceras por presión

En el caso de las personas que utilizan sillas de ruedas, las escaras suelen aparecer
en la piel en los siguientes sitios:

 Coxis o glúteos
 Omóplatos y columna vertebral
 Parte trasera de los brazos y piernas donde se apoyan en contacto con la
silla
En el caso de las personas que necesitan permanecer en la cama, pueden aparecer
escaras en los siguientes sitios:

 La parte trasera o los lados de la cabeza


 Los omóplatos
 La cadera, la espalda lumbar o el coxis
 Los talones, los tobillos y la piel detrás de las rodillas

Cuándo consultar al médico

Si notas señales de advertencia de que tienes escaras, cambia de posición para aliviar
la presión en el área. Si no ves mejoras en un plazo de 24 a 48 horas, contacta con el
médico.

Busca atención médica inmediata si presentas signos de infección, como fiebre,


secreción de una llaga, una llaga que huela mal, cambios en el color de la piel,
sensación de calor o hinchazón alrededor de una llaga.

Causas
Las úlceras de decúbito se producen por la presión contra la piel que limita el flujo
sanguíneo a la piel. El movimiento limitado puede hacer que la piel sea vulnerable a los
daños y provocar el desarrollo de úlceras de decúbito.

Estos son los tres principales factores que contribuyen a las úlceras de decúbito:

 Presión. La presión constante en cualquier parte del cuerpo puede


disminuir el flujo sanguíneo a los tejidos. El flujo sanguíneo es esencial para
llevar oxígeno y otros nutrientes a los tejidos. Sin estos nutrientes
esenciales, la piel y los tejidos cercanos se dañan y podrían morir con el
tiempo.

Para las personas con movimientos limitados, este tipo de presión tiende a
ocurrir en áreas que no están bien acolchadas con músculo o grasa y que
se encuentran sobre un hueso, como la columna vertebral, el coxis, los
omóplatos, las caderas, los talones y los codos.

 Fricción. La fricción se produce cuando la piel roza contra la ropa o la ropa


de cama. Puede hacer que la piel frágil sea más vulnerable a las lesiones,
especialmente si la piel también está húmeda.
 Rozamiento. El rozamiento se produce cuando dos superficies se mueven
en dirección opuesta. Por ejemplo, cuando la cabecera de una cama está
elevada, puedes deslizarte hacia abajo en la cama. A medida que el coxis
se mueve hacia abajo, la piel sobre el hueso puede quedar en el mismo
lugar, básicamente traccionando en sentido contrario.

Factores de riesgo
El riesgo de desarrollar escaras es mayor si tienes dificultades para moverte y no
puedes cambiar de posición fácilmente mientras estás sentado o en la cama. Los
factores de riesgo incluyen los siguientes:

 Inmovilidad. Esto puede deberse a una salud debilitada, a una lesión de la


médula espinal y a otras causas.
 Incontinencia. La piel se vuelve más vulnerable con la exposición
prolongada a la orina y las heces.
 Pérdida de la percepción sensorial. Las lesiones de la médula espinal,
los trastornos neurológicos y otras afecciones pueden ocasionar una
pérdida de la sensibilidad. La incapacidad para sentir dolor o malestar
puede dar lugar a que no se tengan en cuenta las señales de advertencia y
a la necesidad de cambiar de posición.
 Nutrición e hidratación deficientes. Las personas necesitan suficientes
líquidos, calorías, proteínas, vitaminas y minerales en su dieta diaria para
mantener la piel sana y evitar la ruptura de los tejidos.
 Afecciones médicas que afectan el flujo sanguíneo. Los problemas de
salud que pueden afectar al flujo sanguíneo, como la diabetes y las
enfermedades vasculares, pueden aumentar el riesgo de daño en los
tejidos, como las escaras.

Complicaciones
Las complicaciones de las úlceras por presión, algunas de las cuales ponen en riesgo
la vida, incluyen las siguientes:

 Celulitis. La celulitis es una infección de la piel y está relacionada con los


tejidos blandos. Puede causar calor, inflamación e hinchazón del área
afectada. Las personas con daños en los nervios a menudo no sienten
dolor en la zona afectada por la celulitis.
 Infecciones óseas y articulares. Una infección de una úlcera por presión
puede traspasar las articulaciones y los huesos. Las infecciones en las
articulaciones (artritis séptica) pueden dañar cartílagos y tejidos. Las
infecciones óseas (osteomielitis) pueden reducir la función de las
articulaciones y las extremidades.
 Cáncer. Las heridas no cicatrizadas a largo plazo (úlceras de Marjolin)
pueden convertirse en un tipo de carcinoma de células escamosas.
 Septicemia. Rara vez, una úlcera en la piel deriva en septicemia.

Prevención
Puede ayudar a prevenir las úlceras de decúbito si se reposiciona con frecuencia para
evitar el estrés en la piel. Otras estrategias incluyen el cuidado de la piel, el
mantenimiento de una buena nutrición y la ingesta de líquidos, el dejar de fumar, el
manejo del estrés y el ejercicio diario.

Consejos para el reposicionamiento

Considera las siguientes recomendaciones relacionadas con el reposicionamiento en


una cama o silla:

 Cambia el punto de apoyo del peso con frecuencia. Solicita ayuda para
reposicionarte alrededor de una vez por hora.
 Levántate, en caso de ser posible. Si tienes suficiente fuerza en la parte
superior del cuerpo, haz flexiones en la silla de ruedas: levanta el cuerpo
del asiento empujándote sobre los apoyabrazos de la silla.
 Busca una silla de ruedas especial. Algunas sillas de ruedas pueden
inclinarse, y esto puede aliviar la presión.
 Selecciona almohadones o un colchón que alivie la presión. Usa
almohadones o un colchón especial para aliviar la presión y asegurarte de
que el cuerpo esté bien posicionado. No uses almohadones con forma de
dona, ya que pueden concentrar la presión en el tejido circundante.
 Ajusta la elevación de la cama. Si la cama puede elevarse en la parte de
la cabeza, súbela no más de 30 grados. Esto ayuda a prevenir el
cizallamiento.

Consejos para el cuidado de la piel

Considera las siguientes sugerencias para el cuidado de la piel:


 Mantener la piel limpia y seca. Lava la piel con un limpiador suave y
sécala con palmaditas. Haz esta rutina de limpieza regularmente para
limitar la exposición de la piel a la humedad, la orina y las heces.
 Proteger la piel. Use cremas de barrera de humedad para proteger la piel
de la orina y las heces. Cambia la ropa de cama y la ropa con frecuencia si
es necesario. Presta atención a los botones de la ropa y las arrugas en las
sábanas que puedan irritar la piel.
 Revisar la piel a diario. Observa atentamente tu piel todos los días para
ver si hay signos de advertencia de una llaga por presión.

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Las úlceras de decúbito son áreas de piel lesionada como resultado
de una falta de irrigación sanguínea debida a la presión prolongada.
 Aparecen a menudo como consecuencia de una presión
combinada con un estiramiento de la piel, fricción y humedad,
especialmente sobre zonas óseas.

 Por lo general, el diagnóstico se basa en la exploración física.

 Con el tratamiento adecuado, las úlceras de decúbito en fase


inicial a menudo tienen buen pronóstico.

 Las formas principales de prevenir las úlceras por presión son


el reposicionamiento frecuente y el cuidado meticuloso de la
piel.

 El tratamiento consiste en limpiar, eliminar la presión sobre el


área afectada, aplicar apósitos especiales, y a veces,
antibióticos y/o cirugía.

Los médicos se suelen referir a estas úlceras como "lesiones por presión"
porque en la etapa más leve (véase más abajo Síntomas) no se produce
una verdadera úlcera.
Estas úlceras por presión se producen cuando la cama, la silla de ruedas,
un yeso, una tablilla, una prótesis mal ajustada u otro objeto duro
ejercen una presión sobre la piel. Los lugares más comunes donde
aparecen las úlceras por decúbito son aquellos donde el hueso está
cerca de la piel, como sobre los huesos de la cadera, el coxis, los talones,
los tobillos y los codos, pero pueden aparecer en cualquier parte.

Las úlceras (llagas) por presión prolongan la estancia en el hospital o en


el centro sanitario. Las úlceras de decúbito pueden ser mortales si no se
tratan o si los trastornos subyacentes impiden su curación.

Se calcula que en Estados Unidos hay 2,5 millones de afectados por


úlceras de decúbito cada año, lo que resulta en una carga económica
importante para estas personas y para el sistema sanitario. El número de
personas afectadas va en aumento, principalmente como consecuencia
del envejecimiento de la población. En todo el mundo, las úlceras de
decúbito (úlceras por presión) causaron 24 400 muertes en 2019.

Lugares habituales de las úlceras por presión (úlceras de decúbito)


Factores de riesgo
Los factores de riesgo para las úlceras por presión son los siguientes:

 Edad mayor de 65 años

 Disminución de la movilidad

 Exposición a largo plazo a irritantes de la piel (como heces u orina)

 Sufrir un deterioro de la capacidad para la cicatrización de las heridas


debido a un trastorno como nutrición
insuficiente, diabetes, enfermedad arterial periférica o insuficiencia
venosa
 Tener la sensibilidad alterada a causa de lesiones en los nervios (en
estos casos no se sienten ni molestias ni dolor, que incitan a cambiar
de posición)

Las úlceras por presión afectan con mayor frecuencia a las personas mayores
porque su piel puede ser más fina y puede cicatrizar más lentamente. Las llagas
aparecen a menudo después de que la persona haya sido hospitalizada por un
problema médico diferente que limita su capacidad de moverse o cambiar de
posición.

Las úlceras de decúbito pueden aparecer a cualquier edad, siempre que se esté
confinadas a la cama, en silla de ruedas o no se pueda cambiar de posición de
manera autónoma. Las personas que presentan lesiones nerviosas o parálisis
tienen un mayor riesgo de desarrollar úlceras por presión. También puede
aparecer en niños con discapacidades neurológicas graves que les hacen menos
capaces de moverse, como la espina bífida, la parálisis cerebral y las lesiones de la
médula espinal.

La nutrición inadecuada aumenta el riesgo de que aparezcan úlceras de decúbito


y enlentece el proceso de curación de las úlceras. Las personas desnutridas no
tienen grasa corporal suficiente para amortiguar el tejido. Además, la piel se cura
mal si se está desnutrido, en particular si existen déficits de proteínas, vitamina C
o cinc.

Edad y salud: úlceras por presión


Edad y salud: úlceras por presión

El envejecimiento por sí mismo no causa úlceras de decúbito. Sin embargo, sí


provoca modificaciones en los tejidos que hacen que las úlceras de decúbito se
desarrollen con más probabilidad. Al envejecer, las capas más externas de la piel
se adelgazan. Muchas personas mayores tienen menos grasa y músculo, que son
los encargados de absorber la presión. El número de vasos sanguíneos disminuye,
por lo que estos se rompen con mayor facilidad. Todas las heridas, incluidas las
úlceras de decúbito, tardan más en curarse.

Determinados factores de riesgo hacen que aumente la probabilidad de aparición


de úlceras de decúbito en personas de edad avanzada:

 Ser incapaz de moverse con normalidad debido a un trastorno, como


un accidente cerebrovascular (ictus)
 Tener que permanecer en cama durante mucho tiempo, por ejemplo
por una intervención quirúrgica

 Tener un sueño muy profundo (ya que se tienen menos


probabilidades de cambiar de posición o de pedir a alguien que le
cambie de posición)

 Perder sensibilidad por lesiones en los nervios (no se sienten


molestias ni dolor, que incitan a cambiar de posición)

 Perder la sensación del entorno, incluido el propio malestar o dolor,


por un trastorno como la demencia
 Tener una capacidad deteriorada para la cicatrización de las heridas
debido a un trastorno como la diabetes , la enfermedad arterial
periférica o la insuficiencia venosa
¿Sabías que...?

 Una nutrición inadecuada aumenta las posibilidades de desarrollar


úlceras de decúbito y retrasa su curación.

Causas de las úlceras por presión


Las causas que contribuyen al desarrollo de las úlceras de decúbito son las
siguientes

 Presión

 Tracción

 Fricción

 Humedad

La presión sobre la piel, especialmente cuando se produce por encima o entre


zonas óseas, reduce o suprime el aporte sanguíneo a la piel. Si el flujo sanguíneo
se interrumpe unas cuantas horas la piel muere, empezando por la capa externa
(epidermis). La piel muerta se descompone y aparece una llaga abierta (úlcera). La
mayoría de las personas no padecen úlceras de decúbito porque cambian
constantemente de posición sin darse cuenta, incluso mientras duermen. Sin
embargo, los que no pueden moverse con normalidad corren un mayor riesgo de
desarrollar úlceras de decúbito. Este trastorno afecta a personas paralizadas, en
coma, muy débiles, sedadas o inmovilizadas. Las personas paralizadas o en coma
corren un especial riesgo debido a que son incapaces de moverse o de sentir
dolor (el dolor normalmente impulsa a moverse o a solicitar que se les mueva).

La tracción (una fuerza que tira lateralmente) sobre la piel también reduce el
flujo sanguíneo a la piel. La tracción se produce cuando, por ejemplo, una persona
se coloca inclinada (por ejemplo, sentada en una cama inclinada) y la piel se
estira. Los músculos y los tejidos bajo la capa superior de la piel se desplazan
hacia abajo por la gravedad, pero las capas superiores de la piel se mantienen en
contacto con la superficie externa (como la ropa de cama). Cuando la piel se
estira, el efecto es igual que el de la presión.

La fricción (roce contra la ropa o la sábana) puede causar o empeorar las úlceras
de decúbito. Si la fricción es repetida, se desgastan las capas superiores de la piel.
Esta fricción de la piel suele producirse, por ejemplo, al mover repetidamente a
una persona de un lado a otro de la cama.

La humedad aumenta la fricción y debilita la piel o daña su capa protectora


externa si está expuesta a ella durante mucho tiempo. Sucede, por ejemplo,
cuando la piel está en contacto prolongado con el sudor, la orina (debido a
la incontinencia urinaria ) o las heces (debido a la incontinencia fecal).
Síntomas de las úlceras por presión
La mayoría de las úlceras de decúbito causan cierto dolor y prurito. Sin embargo,
en las personas que tienen los sentidos abotargados, incluso las úlceras graves
pueden ser indoloras.

Las úlceras por decúbito (úlceras por presión) se clasifican en cuatro etapas (1 a 4)
de acuerdo con la gravedad del daño a los tejidos blandos. Las úlceras de
decúbito no siempre progresan de fase leve a grave. Algunas veces, el primer
signo perceptible es una úlcera en fase 3 o 4.

Fase 1: la piel presenta un color rojo o rosa, pero no se ha roto. No se aprecian


cambios en el color de las pieles más oscuras. La úlcera se nota más caliente, más
fría, más firme, más suave o más sensible que la piel circundante. Durante esta
fase aún no ha aparecido una úlcera real.
Fase 2: la úlcera de decúbito es poco profunda, con una base entre rosa y roja.
Existe algo de pérdida de piel superficial, incluyendo abrasiones, ampollas o
ambas.
Fase 3: ha desaparecido la piel sobre la llaga, que a veces es tan profunda que
llega hasta el tejido adiposo. Los músculos y los huesos subyacentes no están
expuestos.
Fase 4: ha desaparecido la piel y están expuestos los músculos, los tendones y los
huesos subyacentes.
Ejemplos de estadios 1-4 de las úlceras por decúbito (úlceras por presión)

Etapa 1 de una úlcera por presión (glúteos)


Esta foto de una úlcera por presión en etapa 1 muestra enrojecimiento sin
desgarro de la piel.

Foto de Gordian Medical, Inc. dba American Medical Technologies; utilizado con
permiso.
Etapa 2 de una úlcera por presión (glúteos)
Esta foto muestra una úlcera por presión en fase 2 en la nalga superior
derecha (flecha). Los tejidos subyacentes no están expuestos.

BOILERSHOT PHOTO/SCIENCE PHOTO LIBRARY


Etapa 3 de una úlcera por presión (pie)
Esta foto de una úlcera por presión en fase 3 muestra una llaga más
profunda en la parte inferior del pie. Los tejidos subyacentes y las grasas
están expuestos.

Roberto A. Penne-Casanova/SCIENCE PHOTO LIBRARY


Etapa 3 de una úlcera por presión (base de la columna vertebral)
Esta foto de una úlcera por presión en etapa 3 muestra una úlcera más
profunda sobre la base de la columna vertebral. Los tejidos subyacentes y
las grasas están expuestos.

DR BARRY SLAVEN/SCIENCE PHOTO LIBRARY


Etapa 4 de una úlcera por presión (rodilla)
Esta foto de una úlcera por presión en etapa 4 muestra estructuras visibles
profundas, como los tendones y la articulación.

Foto de Gordian Medical, Inc. dba American Medical Technologies; utilizado con
permiso.

Inclasificable: a veces no puede determinarse en qué fase se encuentra la úlcera


por decúbito, Por ejemplo, las úlceras por decúbito que están cubiertas por
residuos o por una superficie gruesa y costrosa (escara) no se pueden estadificar
a menos que se eliminen los residuos o la escara.
Lesión por presión del tejido profundo: estas lesiones son zonas de piel
erosionada o no de color púrpura a marrón o ampollas llenas de sangre causadas
por daños en los tejidos blandos subyacentes. La zona se nota más firme, más
blanda, más cálida o más fría que el tejido circundante.
Lesión por presión relacionada con dispositivos médicos: estas lesiones son
consecuencia del uso de dispositivos diseñados y aplicados con fines de
tratamiento. El uso a largo plazo de dispositivos médicos mal colocados y mal
ajustados puede causar lesiones en la piel o en las membranas mucosas (las
superficies húmedas o los revestimientos internos de algunas partes del cuerpo).
Por ejemplo, las mascarillas o los tubos utilizados para el oxígeno pueden causar
úlceras por presión en el puente de la nariz, las orejas o la parte posterior de la
cabeza. Una dentadura mal ajustada o un tubo endotraqueal mal asegurado
pueden causar úlceras por presión en el interior de la boca. Las lesiones
generalmente se ajustan al patrón o a la forma del dispositivo. Por regla general,
los médicos pueden determinar un estadio para estas lesiones.
Complicaciones de las úlceras por presión
La infección bacteriana es la complicación más frecuente de las úlceras por
presión. Si se infectan, las úlceras de decúbito desprenden un olor desagradable.
El pus puede ser visible dentro de la úlcera o a su alrededor. Pueden producir
fiebre. El área que rodea la úlcera por presión suele estar enrojecida o caliente y
el dolor puede empeorar si la infección se extiende a la piel circundante y a los
tejidos situados por debajo de la misma. La infección retrasa la curación de las
úlceras superficiales y puede ser mortal cuando afecta a las más profundas.

Si una infección por úlceras de decúbito no se cura puede provocar la aparición


de celulitis y de trayectos fistulosos (tractos sinusales). La celulitis es una infección
bacteriana extensa de la piel y los tejidos inmediatamente debajo de la piel que
conectan el área infectada de la superficie de la piel o la úlcera con otras
estructuras, por ejemplo algunas que están profundas en el cuerpo. Por ejemplo,
un tracto sinusal de una úlcera de decúbito cerca de la pelvis puede conectar con
el intestino. La infección puede incluso penetrar en el hueso (osteomielitis ) o en
una articulación (artritis infecciosa ) o puede extenderse rápidamente para
destruir el músculo y otros tejidos profundos (fascitis necrosante ). En algunos
casos más graves, la infección se extiende al torrente sanguíneo (bacteriemia),
causando fiebre o escalofríos, y posteriormente puede extenderse al encéfalo
(meningitis) y al corazón (endocarditis).
Diagnostico de las úlceras por presión
 Evaluación médica

 Estadificación de la úlcera

 Evaluación del estado nutricional

 A veces, análisis de sangre y resonancia magnética nuclear

Los médicos generalmente pueden diagnosticar las úlceras por decúbito haciendo
un examen físico y observando la apariencia y la ubicación de las mismas.
Dado que es difícil determinar la profundidad y la gravedad de las úlceras de
decúbito, los especialistas las clasifican y fotografían para supervisar su progreso
o curación. Se utilizan criterios específicos para determinar cómo se está curando
una úlcera.

También se evalúa el estado de nutrición de la persona. Por lo general se realizan


análisis en las personas con úlceras de decúbito, especialmente en las que se
presentan úlceras en fase 3 o 4. A veces se cultiva una muestra de sangre para
determinar si la infección se ha extendido al torrente sanguíneo. Se realizan más
evaluaciones en caso de desnutrición.
PRUEBA ANALÍTICA
Prueba de cultivo de bacterias

Cuando las úlceras de decúbito no se curan, a menudo se sospecha de una


complicación. Si se sospecha osteomielitis, se realizan análisis de sangre y a
menudo pruebas de diagnóstico por la imagen como una resonancia magnética
nuclear (RMN). Para confirmar la osteomielitis se toma una pequeña muestra
(biopsia) de hueso para comprobar si crecen bacterias (cultivo).
Pronóstico de las úlceras por presión
El pronóstico de las úlceras de decúbito en fase inicial es excelente si se recibe un
tratamiento adecuado a tiempo, pero la curación tarda semanas. Después de 6
meses de tratamiento se curan más del 70% de las úlceras de decúbito en fase 2,
el 50% de las de fase 3 y el 30% de las de fase 4. Las úlceras de decúbito (úlceras
por presión) aparecen a menudo en personas que reciben una atención
deficiente, sufren trastornos que afectan la cicatrización de heridas (como la
diabetes o la desnutrición) o ambas condiciones. Sin un cuidado meticuloso y
continuo de las úlceras y el tratamiento de otros trastornos y complicaciones, el
pronóstico a largo plazo es malo, aunque se hayan curado las úlceras de decúbito.

Prevención de las úlceras por presión


 Cambios de posición frecuentes

 Higiene meticulosa y cuidado de la piel

 Mantenimiento del movimiento


La prevención es la mejor estrategia para evitar las úlceras de decúbito. En la
mayoría de los casos, las úlceras de decúbito se evitan con una atención
meticulosa de los cuidadores, como las enfermeras, los ayudantes de enfermería
y los familiares.

Los cambios de posición frecuentes son la mejor manera de evitar las úlceras por
presión. Debe cambiarse de posición con frecuencia a las personas que no
puedan moverse por sí mismas. Por ejemplo, las que están encamadas deben
cambiarse de posición al menos cada 1-2 horas. Los cuidadores deben
inspeccionar cuidadosamente la piel al menos diariamente para buscar signos
tempranos de enrojecimiento o decoloración. Cualquiera de estos signos es un
aviso de que hay que colocar a la persona en otra posición y evitar sentarla o
acostarla sobre la zona donde el color está alterado hasta que recupere la
normalidad.

¿Sabías que...?

 El cambio de posición de las personas que no pueden moverse por sí


mismas (cada 15 minutos para las personas confinadas en una silla y
cada 1 a 2 horas para las personas confinadas en una cama) puede
ayudar a prevenir las úlceras por decúbito.

El cuidado de la piel es vital para evitar úlceras por decúbito. La piel debe
mantenerse limpia y seca, ya que la humedad aumenta el riesgo de aparición de
úlceras de decúbito. La piel seca es menos propensa a adherirse a la tela y a
causar fricción o tracción. Después de la limpieza, la piel debe secarse con toques
suaves (sin frotar la piel). El uso de cremas espesas que actúan como una barrera
para proteger la piel subyacente de la humedad puede contribuir a prevenir las
úlceras. En las personas confinadas en cama deben cambiarse la ropa y las
sábanas con frecuencia para asegurarse de que están limpias y secas. No debe
utilizarse almidón de maíz, ya que facilita la proliferación de microorganismos.

Las prominencias óseas (como los talones y los codos) se protegen con materiales
suaves, como calzas de espuma y protectores de talones. Pueden utilizarse
acolchados protectores, almohadas o piel de oveja para separar las superficies del
cuerpo. Las camas especiales, los colchones y los cojines reducen la presión y
proporcionan un alivio adicional a las personas que utilizan sillas de ruedas o
están encamadas. Los profesionales de la salud recomendarán el tipo de colchón
o de cojín más apropiado. Es importante recordar que estos dispositivos no
eliminan completamente la presión y no sustituyen el cambio frecuente de
posición.

El movimiento es una parte importante de la prevención de las úlceras por


presión. Las personas que tienen dificultad para moverse o que están
inmovilizadas corren el riesgo de desarrollar úlceras por presión, por lo que debe
incentivarse la máxima actividad posible. Deben reducirse o evitarse los fármacos
que inducen el sueño (sedantes).
Tratamiento de las úlceras por presión
 Alivio de la presión

 Limpieza y cobertura de la herida

 Tratamiento del dolor

 Control de las infecciones

 Buena nutrición

 En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

Tratar una úlcera de decúbito es mucho más difícil que prevenirla. Los principales
objetivos del tratamiento son aliviar la presión en las úlceras, limpiarlas y cubrirlas
adecuadamente, controlar cualquier infección y proporcionar una nutrición
adecuada. A veces es necesaria una intervención quirúrgica para cerrar las úlceras
grandes.

Alivio de la presión
Para aliviar la presión en la piel se requiere una colocación cuidadosa, dispositivos
de protección y superficies de apoyo. En su primera fase, las úlceras por decúbito
suelen curarse por sí solas tras eliminar la presión sobre la piel.

El reposicionamiento frecuente (y elegir la posición correcta) es la forma


principal de aliviar la presión. Debe girarse al menos cada 1-2 horas a las
personas confinadas a la cama y colocarlas en ángulo respecto al colchón cuando
estén de lado para evitar la presión directa sobre las caderas. La elevación de la
cabecera de la cama debe ser mínima para evitar los efectos de la tracción.
Cuando se recoloca a la persona, para evitar fricciones innecesarias deben
utilizarse dispositivos de elevación o ropa de cama en lugar de arrastrarla. Se
forma a los cuidadores para que sigan un horario escrito para realizar y
documentar cada reposicionamiento. Las que necesitan silla de ruedas deben
cambiarse de posición cada hora y se les debe animar a cambiar de posición por
su cuenta cada 15 minutos.
Se puede colocar un acolchado protector, como almohadas, cuñas de espuma y
protectores de talón, entre las rodillas, en los tobillos y en los talones, cuando se
está reposando sobre la espalda o de lado. Las prominencias óseas (como los
talones y los codos) se protegen con materiales blandos, como cuñas de espuma
y protectores de talones. Las personas que pueden sentarse en una silla utilizan
cojines blandos.
Se pueden cambiar las superficies de apoyo sobre las que se acuestan las
personas encamadas, como los colchones de espuma y de otros tipos, para
reducir la presión. Se utilizan superficies de apoyo en hospitales, residencias
geriátricas y algunas veces en el hogar. Las superficies de apoyo se clasifican en
función de si requieren electricidad para funcionar. Las superficies estáticas no
requieren electricidad, mientras que las dinámicas sí la necesitan.
Las superficies estáticas incluyen protectores y colchones de aire, espuma, gel y
agua. Los colchones con forma de cartón de huevos no sirven para aliviar la
presión. En general, las superficies estáticas aumentan el área sobre la cual se
distribuye el peso, por lo que disminuyen la presión y la tracción.
Tradicionalmente se han utilizado superficies estáticas para prevenir las úlceras
de decúbito o para el tratamiento de las de fase 1.

Las superficies dinámicas incluyen colchones de aire alternante, colchones de


baja pérdida de aire y colchones de aire dinámico. Los colchones de aire
alternante tienen cámaras de aire que se hinchan y deshinchan alternativamente
con una bomba, que traslada la presión de apoyo de un sitio a otro. Los colchones
de baja pérdida de aire son almohadas gigantes permeables al aire que se
hinchan de forma continua con aire. El flujo de aire causa un efecto secante para
los tejidos. Los colchones de aire dinámico dejan circular el aire, con lo que
reducen la humedad y proporcionan refrigeración. Se utilizan superficies
dinámicas si no se cura una úlcera de decúbito utilizando una superficie estática.

Limpieza y cobertura de la herida


Para curar las úlceras de decúbito, estas tienen que limpiarse, retirar cualquier
resto de piel muerta (desbridamiento) y aplicar una cobertura.

La herida se limpia cada vez que se cambia el apósito. Los profesionales de la


salud suelen irrigar la úlcera con solución salina, especialmente las grietas
profundas, para ayudar a limpiar detritos ocultos.
Puede ser necesario eliminar el tejido muerto con un bisturí, una solución
química, un baño de burbujas (hidroterapia), un vendaje especial o biocirugía (en
la que se usan larvas estériles para eliminar el tejido muerto). Por lo general, la
extirpación del tejido muerto es indolora, ya que no se siente dolor en ese tejido.
Si se percibe algún dolor es porque cerca hay tejido vivo.

Se utilizan vendajes para proteger la herida y acelerar la curación. Se usan


vendajes para algunas úlceras de decúbito en fase 1 y en todas las demás fases.
Cuando la piel se rompe, se considerará la localización y el estado de la úlcera de
decúbito para recomendar el tipo de vendaje. La cantidad de exudado de las
úlceras determina el tipo de vendaje más adecuado.
 Las películas transparentes y los hidrogeles ayudan a proteger las
úlceras de decúbito en fase inicial con un drenaje mínimo, y permiten
una curación más rápida. Las películas transparentes y los hidrogeles
se cambian cada 3 a 7 días.

 Los parches de hidrocoloides (que retienen la humedad y el oxígeno)


protegen las úlceras de decúbito y proporcionan un entorno saludable
para las úlceras con un drenaje de leve a moderado. Estos parches
deben cambiarse cada 3 días o con más frecuencia si se saturan de
líquido.

 Los alginatos (elaborados con algas marinas), presentados en forma


de compresas, cordones y cintas, se utilizan para las úlceras de
decúbito con mucho drenaje. Pueden utilizarse alginatos durante 7
días como máximo, pero hay que cambiarlos antes si se saturan de
líquido.

 Pueden usarse vendajes de espuma en las úlceras que exudan


cantidades variables de líquido. Los vendajes de espuma tienen que
cambiarse cada 3 o 4 días. Existen versiones impermeables para
proteger las úlceras por presión de la transpiración, la orina y las
heces.

Tratamiento del dolor


Las úlceras de decúbito pueden causar dolor importante. Por lo general, se
intenta tratar el dolor con paracetamol (acetaminofeno) o un antiinflamatorio no
esteroideo (AINE) en lugar de opiáceos, dado que los opiáceos causan sedación y,
por lo tanto, inmovilidad.
Control de las infecciones
La mayoría de las infecciones pueden tratarse con antibióticos aplicados
directamente sobre la piel. También se recetan antibióticos por vía oral o
intravenosa si se detecta una infección que ha pasado, por ejemplo, a la
circulación sanguínea, a la piel más allá de la úlcera o al hueso.

La osteomielitis es difícil de curar y requiere muchas semanas de tratamiento con


antibiótico por vía intravenosa.
Nutrición
La desnutrición es habitual entre los afectados por úlceras de decúbito. Para
facilitar la curación de las úlceras de decúbito y evitar que aparezcan más, es
importante una alimentación adecuada. Se recomienda una dieta equilibrada y
rica en proteínas. Una evaluación por un especialista en nutrición a menudo es
útil para las personas que están desnutridas. Las personas que no comen lo
suficiente para satisfacer sus necesidades nutricionales pueden necesitar ser
alimentadas mediante un tubo (alimentación por sonda ) o por vena (alimentación
intravenosa, véase Tratamiento de la desnutrición ). Además, si se detecta
cualquier déficit de vitaminas se recomiendan dosis suplementarias específicas
para corregir dicho déficit.
Cirugía
Es difícil tratar las úlceras de decúbito profundas o grandes. En algún caso tienen
que cerrarse con injertos de piel y colgajos de músculo. En estos procedimientos
se trasplanta quirúrgicamente tejido sano, más grueso y que tenga un buen
suministro de sangre, sobre la zona lesionada. Los injertos de piel son útiles para
las úlceras de decúbito superficiales y grandes. Se utilizan colgajos de músculo
para cerrar las úlceras de decúbito sobre grandes áreas óseas (por lo general en
la base de la columna vertebral, las caderas y el extremo superior del fémur). Este
tipo de cirugía no siempre da buenos resultados, especialmente en ancianos
frágiles, desnutridos y con otros trastornos.

Definición de úlcera por presión


Una de las definiciones de las úlceras por presión que genera mayor consenso
entre la comunidad científica es la siguiente:
“Las úlceras por presión son unas lesiones localizadas en la piel y/o en el
tejido subyacente, que se sitúan normalmente sobre una prominencia ósea y
que se producen como resultado de la presión o de la presión en combinación
de la cizalla”.
“Cierto número de factores contribuyentes y factores de confusión pueden
guardar relación con la aparición de úlceras por presión, aunque su relevancia
todavía debe ser dilucidada” (EPUAP 2014).
El hallazgo de factores como la presencia de incontinencia, de patología
vascular o de diabetes, entre otras, pueden ayudarnos a identificar la causa real
de las lesiones en estudio.
De esta forma, el conocimiento de la fisiopatología de las úlceras por presión
puede ayudarnos a aprender a identificar más fácilmente la correcta etiología de
las lesiones. Para ello, profundizaremos en su mecanismo de producción.

Fisiopatología de las úlceras por presión


El daño tisular que podemos encontrar en las úlceras por presión es producido
por las consecuencias bioquímicas y fisiológicas que provoca en el tejido un
déficit en el aporte sanguíneo durante un tiempo determinado. Este déficit en la
perfusión tisular es causado por el daño producido en los capilares o en la
disminución de su calibre originada por la confluencia de dos fuerzas opuestas;
una externa, provocada por el contacto con superficies rígidas, y otra interna,
que suele coincidir con estructuras de sostén del individuo, ya sean huesos o
cartílagos.
Fuerzas como el cizallamiento no afectan de la misma manera a los capilares, ya
que las fuerzas tangenciales que se generan pueden provocar el estiramiento de
los capilares, con su consecuente estrechamiento e incluso llegando a producir
su colapso. Cuando la presión y la cizalla se aplican en la misma zona de tejido,
los efectos se suman, multiplicando la capacidad de daño tisular.

Las mismas fuerzas externas no producirán las mismas lesiones en todos los
casos, y debido a que los factores predisponentes y la tolerancia de los tejidos
son factores determinantes en la aparición tanto de úlceras por presión como de
cualquier tipo de lesión. Alteraciones en la oxigenación, la nutrición,
alteraciones de la piel, problemas en la capacidad de reposicionamiento del
paciente o la existencia de problemas de sensibilidad, van a ser determinantes en
la aparición de nuevas úlceras por presión y en la recuperación de las ya
existentes.
La presencia de humedad, presión o fricción y sus combinaciones producirán
diferentes lesiones. El profesional deberá saber identificarlas para poder así
aplicar correctamente las medidas terapéuticas necesarias en cada caso
(García-Fernández et al, 2013).
Además de los factores causales anteriormente enumerados, no podemos perder
de vista que un porcentaje considerable de estas lesiones es producido por el uso
de dispositivos sanitarios (vías venosas, sondas vesicales, sondas nasogástricas,
dispositivos de ventilación mecánica, etc.) y por una incorrecta protección de la
piel. Este hecho es más frecuente, como cabe esperar, en unidades de cuidados
críticos.

Clasificación de las úlceras por presión


Categoría I – Eritema no blanqueable

Piel intacta con eritema no blanqueante de un área localizada, generalmente


sobre una prominencia ósea. Decoloración de la piel, calor, edemas,
endurecimientos o dolor también pueden estar presentes. Las pieles oscuras
pueden no presentar una palidez visible. Otras características: El área puede ser
dolorosa, firme, suave, más caliente o más fría en comparación con los tejidos
adyacentes. La Categoría / Estadio I puede ser difícil de detectar en personas
con tonos oscuros de piel. Puede indicar personas «en riesgo» de desarrollar una
úlcera por presión.

Categoría II – Úlcera de espesor parcial

La pérdida de espesor parcial de la dermis se presenta como una úlcera abierta


poco profunda con un lecho de la herida entre rosado y rojizo, sin esfácelos.
También puede presentarse como una ampolla intacta o abierta/rota llena de
suero o de suero sanguinolento. Otras características: se presenta como una
úlcera superficial brillante o seca sin esfácelos o hematomas*. Esta categoría /
estadio no debería emplearse para describir desgarros de la piel, quemaduras
provocadas por el esparadrapo, dermatitis asociada a la incontinencia, la
maceración o la excoriación.
*El hematoma sugiere lesión de tejidos profundos.

Categoría III – Pérdida total del grosor de la piel

Pérdida completa del grosor del tejido. La grasa subcutánea puede resultar
visible, pero los huesos, tendones o músculos no se encuentran expuestos.
Pueden aparecer esfácelos. Puede incluir cavitaciones y tunelizaciones. Otras
características: La profundidad de las úlceras por presión de categoría/estadio III
varía según su localización en la anatomía del paciente. El puente de la nariz, la
oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido subcutáneo (adiposo) y las
úlceras de categoría/estadio III pueden ser poco profundas. Por el contrario, las
zonas con adiposidad significativa pueden desarrollar úlceras por presión de
categoría/estadio III extremadamente profundas. El hueso o el tendón no son
visibles o directamente palpables.
Categoría IV – Pérdida total del grosor de los tejidos

Pérdida total del espesor del tejido con hueso, tendón o músculo expuestos.
Pueden aparecer esfácelos o escaras. Incluye a menudo cavitaciones y
tunelizaciones. Otras características: La profundidad de la úlcera por presión de
categoría/estadio IV varía según su localización en la anatomía del paciente. El
puente de la nariz, la oreja, el occipital y el maléolo no tienen tejido subcutáneo
(adiposo) y estas úlceras pueden ser poco profundas. Las úlceras de
categoría/estadio IV pueden extenderse al músculo y/o a las estructuras de
soporte (por ejemplo, la fascia, tendón o cápsula de la articulación) pudiendo
provocar la aparición de una osteomielitis u osteítis. El hueso/músculo expuesto
es visible o directamente palpable.
Categoría No estadiable – Profundidad desconocida

Pérdida del espesor total de los tejidos donde la base de la úlcera está
completamente cubierta por esfácelos (amarillos, canela, grises, verdes o
marrones) y/o escaras (canela, marrón o negro) en el lecho de la herida. Hasta
que se hayan retirado suficientes esfácelos y/o la escara para exponer la base de
la herida, la verdadera profundidad, y por tanto la categoría/estadio no se puede
determinar. Una escara estable (seca, adherida, intacta, sin eritema o
fluctuación) en los talones sirve como «una cobertura natural (biológica) del
cuerpo» y no debe ser eliminada.

Categoría Sospecha de lesión de tejidos profundos – Profundidad


desconocida

Área localizada de color púrpura o marrón de piel decolorada o ampolla llena de


sangre debido al daño de los tejidos blandos subyacentes por la presión y/o la
cizalla. El área puede ir precedida por un tejido que es doloroso, firme o blando,
más caliente o más frío en comparación con los tejidos adyacentes. La lesión de
los tejidos profundos puede ser difícil de detectar en personas con tonos de piel
oscura. La evolución puede incluir una ampolla fina sobre un lecho de la herida
oscuro. La herida puede evolucionar y convertirse una escara delgada. La
evolución puede ser rápida y puede exponer capas adicionales de tejido, incluso
con un tratamiento óptimo.
National Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP) 2014

Localizaciones frecuentes de las úlceras por presión


Según el más reciente estudio nacional de prevalencia de úlceras por presión
(Pancorbo-Hidalgo et al. 2014), las localizaciones anatómicas más frecuentes
son: Sacro/coxis (30,7%), Talón (28,6%) y trocánter (7%). Son también zonas
de riesgo frecuentes: isquion, glúteo, pierna/rodilla, maléolos, etc.
Ya sabemos que un buen diagnóstico es esencial para obtener un buen
resultado en el tratamiento de las lesiones, os animo a llevarlo a vuestra
práctica diaria, veréis como mejoran vuestros resultados

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