Está en la página 1de 5

La moral anarquista (Capítulos I -IV)

-Escrito por: Mario L. Concheso

-Revisado y editado por: Canek T. Cancino López

Una de mis preocupaciones más grandes ha sido siempre la utopía, en la cual vislumbro (o alucino)
entre la neblina de la perfección, un mundo sin relaciones de poder, uno donde no se requiera el
monopolio de la violencia para conseguir la felicidad y el orden, pero no soy el único que entre la
neblina ha visto un mundo sin Estado; comunistas y anarquistas se han embriagado con el mismo
sueño. Pero ese sueño tiene adjunta una preocupación, una que ha sido fundamental desde que el
humano es un ser político: sino hay un ente regulador, legislador, ejecutor, juzgador y, por tanto,
gobernador, ¿cómo ser una sociedad? Después de la pregunta, la mente de las personas se inunda
inmediatamente con imágenes y recuerdos de los miles de asesinatos, violaciones y agresiones vividas
en su ciudad, entonces la respuesta parece tan obvia como difícil de creer: La moral, ese aspecto que
puede inclinar a los individuos a colectivizarse, ese que puede dirigir a las personas a arriesgar sus
vidas en pos de otras, ese que consigue canalizar la ira en diálogo transformador. Tras ese análisis,
otra serie de preguntas asalta la mente: pero si la moral tiene ese poder ¿Por qué hoy en día hay
violencia?, ¿Por qué se necesitó la creación del Estado en primer lugar?, ¿En qué hemos fallado?,
Pero antes de todo esto la fundamental: ¿Qué es la moral? y ¿Cuál es su alcance?. Así Kropotkin
inspirado por esas y otras preguntas decide analizar la moral desde una perspectiva escéptica,
anarquista, crítica e histórica (tratando de no caer en el nihilismo).

Comencé entonces a leer “La moral anarquista”. Descubrí en sus primeras páginas un interesante
análisis sobre el movimiento pendular por el que el cuestionamiento moral de la humanidad ha
oscilado a lo largo de la Historia, donde Kropotkin evidencia que la humanidad se alterna en dos
estados: Uno de adoctrinamiento y conformismo, en donde rara vez se discute y cuestiona la moral
heredada. Y otro de revolución y subversión donde se “tira abajo” toda noción de lo que “debe ser”
que no sea establecida por la razón. Me pareció una observación histórica muy importante sobre
cómo funciona la inconformidad y creo que la información que revela es clave para analizar cuándo la
revolución puede ser más efectiva. Continué leyendo y llegué a una de las preguntas fundamentales:
¿Por qué seré moral?, ¿Por qué hago unas cosas y no otras? El libro me mostró cómo fueron
respondidas estas preguntas a lo largo de la historia de las ideas, tomando prestada la voz de un joven
anarquista, comienza con la respuesta cristiana (teológica) más infantil <<Un hombre camina por los
campos, sin asomo de duda, lleva un diablo en el hombro izquierdo y un ángel en el hombro derecho.
El diablo lo empuja a hacer el mal, el ángel trata de contenerlo.>> (Kropotkin. La moral anarquista. España: El
viejo topo.) Luego la idea madura (sin mutar su esencia) para transformar al diablo en las pasiones y al
ángel en la conciencia (en la cual se manifiesta la voluntad divina). Tras mostrarnos la noción
simplista que le dió la teología a la moral, por fin llegué a las páginas que contenían (de forma muy
resumida) las perspectivas filosóficas, hablando primero de Kant y su imperativo categórico, que
entiendo como un impulso natural por hacer el “bien”, es decir, una <<una orden misteriosa que sale
del fondo de mí mismo y me ordena ser moral>> (Kropotkin. La moral anarquista. España: El viejo topo.) , Lo cual
me parece en exceso básico pero fundamental en tanto que rompe con la fe incuestionable para abrir
la pregunta: ¿Qué es esa orden misteriosa?, ¿Qué la motiva? Ello dio pie para que Bentham hablara
de la felicidad ya que supone que <<seré más feliz si me ahogo por salvar a un transeúnte caído en el
río, que si lo miro ahogarse>> (Kropotkin. La moral anarquista. España: El viejo topo.) Por último, esta voz
prestada, cuestiona si la moral viene simplemente de la educación familiar.

Continuando por la línea trazada ya en el capítulo anterior, descubrí en los siguientes párrafos una
respuesta complementaria a las ya planteadas por Kant y Bentham, que es la idea de que la moral es
un simple impulso egoísta (palabra que me parece utilizó con demasiada soltura)1 en el que se busca
encontrar placer, respuesta que creo, hoy en día, se tiene más que asumida por el gordo de la
población de mi contexto, por lo cual no la encontré muy rompedora (con respecto a mis reflexiones)
pero reconozco en esa afirmación un impacto revolucionario magnífico, sobretodo para la época en
que fue pronunciada.

Al llegar a los últimos dos capítulos que voy a analizar, comenzé a notar (con cierto disgusto) que con
el pasar de los párrafos, la discusión se torna en un tinte algo más antropocentrista, al negar la
antropogénesis de la moral. Esto puede sonar contradictorio ya que al negar la antropogénesis, es
decir, la idea de que la moral nació con el humano y por tanto es exclusiva de éste, pareciera que
Kropotkin quiere desmitificar lo que consideramos únicamente humano, pero desde mi percepción lo
que consigue es más bien, dotar de cualidades humanas al resto de seres, por lo cual niega su propia
naturaleza singular, para generalizar, así, las características del ser que creó el Estado por sus
necesidades morales y el cual también creó la ética por la complejidad que estas cuestiones conllevan.
Para justificar sus atrevidas afirmaciones Kropotkin ofrece una serie de ejemplos sobre cómo se
comportan los animales en situaciones similares a las que pueden acontecer en la vida humana.
Durante su ejemplificación, observé con obsesiva repulsión que utilizaba sin reparo alguno conceptos

1
Habría que preguntarnos ¿Qué es egoísta?. Ya que si ese “egoísmo” te lleva a actuar en favor de
las otredades sería una grave imprecisión llamarlo <<Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que
hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás>> (Real Academia Española
(RAE). (2018). egoísmo. 17/02/2019, de RAE Sitio web: https://dle.rae.es/?id=EQyu7RP) o <<persona que sólo se preocupa de
si mismo>> (deChile. (2019). Radicación de la palabra EGOÍSTA. 17/02/2019, de deChile.net Sitio web:
http://etimologias.dechile.net/?egoi.sta)
como “pedir de comer”, el “deber”, “rehusar”2 y “encarnizar” con seres que yo considero en demasía
primitivos, e inconcientes como las hormigas. Como se puede ver en esta cita <<Preguntad a las
hormigas si harían bien rehusando el alimento a sus compañeras habiendo satisfecho su hambre>>
(Kropotkin. La moral anarquista. España: El viejo topo.) Aquí, me parece, Kropotkin utiliza un lenguaje negligente
(en el ámbito filosófico) lo cual perturbó mi lectura.

Los primeros dos capítulos me parecieron de un enorme valor filosófico al adentrarse en los aspectos
más fundamentales de la moral, partiendo de una serie de preguntas que me parecen tanto importantes
como disfrutables y al analizar desde una perspectiva histórica las reflexiones que han tenido algunos
importantes pensadores. Después me parece que, independientemente de mi postura opositora
respecto a las afirmaciones del libro en el capítulo cuarto, el cuidado que se le pone a las palabras y
los conceptos (tema que me parece fundamental en un texto, en especial cuando es de carácter
filosófico) decrece de manera muy importante.

2
Este me parece el más grave de todos porque implicaría admitir que, sin lugar a dudas, estos seres
presentan un grado lo suficientemente elevado de conciencia y toma de decisiones como para negar
o afirmar.
Temas:
I:
● El péndulo del cuestionamiento moral (liberación - servilismo)
○ *Durante la época de adoctrinamiento rara vez se discute la moral. - costumbre &
indiferencia
● La cuestión moral
○ ¿Por qué seguiré yo los principios de esta moral hipócrita?
○ ¿Por qué determinada moral ha de ser obligatoria?
○ ¿Por qué seré moral?
■ La biblia no lo quiere
■ Imperativo categórico - Kant
■ Seré más feliz - Bentham
■ Educación - Madre
■ Prejuicios
● <<Si me repugna ser inmoral me esforzaré por serlo [...] para romper
un arma explotada>>
II:
● La evolución de la comprensión de la moral
○ Religioso (los actos <<son siempre considerados como resultantes de la lucha librada
entre dos elementos hostiles>>)
■ Angelito / Diablito en el hombro
■ La carne, las pasiones / Conciencia o alma (el gran arquitecto)
○ La construcción del placer (el egoísmo es el verdadero impulso)
III:
● Castigo y recompensa
IV:
● Antropocentrismo
○ <<¿Es útil para la colonia? Luego, es bueno. ¿Es nocivo? Entonces, es malo.>>
○ <<Esta idea puede hallarse muy restringida en animales inferiores o muy desarrollada
entre los más avanzados; pero su esencia es siempre la misma>>

La moral es uno de los aspectos que más incide en la sociedad humana, ésta determina las acciones de
los individuos inclinándolas en favor de la mayoría, de un selecto grupo o del individuo mismo. Para
la filosofía anarquista, que plantea un mundo sin regulaciones legislativas ni gubernamentales, la
moral es el tema central para el éxito o fracaso del proyecto de una sociedad sin ley. En La moral
anarquista, Kropotkin comienza evidenciando el movimiento pendular por el que el cuestionamiento
moral de la humanidad ha oscilado a lo largo de la Historia, alternando dos momentos: Uno de
adoctrinamiento y conformismo, en donde rara vez se discute y cuestiona la moral heredada, y otro de
revolución y subversión donde se tira abajo toda noción de lo que “debe ser” que no sea establecida
por la razón. En medio de estos dos momentos crecen o decrecen distintos grados de inconformidad
social. Así en la cúspide del cuestionamiento moral, donde “el bien” y el “deber ser” heredados
pierden todo su sentido, surge de las y los intelectuales nihilistas y anarquistas la pregunta:
¿Por qué seré moral?, Tras esta importante cuestión Kropotkin se aventura en la historia de las ideas
para ver las respuestas que se han dado a esta cuestión tan fundamental. En medio de la efervescencia
de las preguntas sobre la moral, la respuesta más usada en el siglo XXI fue que la moral estaba al
servicio del placer,

Tras haber convulsionado nuestras nociones de moral a partir de su cuestionamiento, Kropotkin se


aventura a afirmar que la moral ha sido malentendida por la idea de la exclusividad antropogénica, ya
que (según propone) todos los animales sociales presentan moralidad, que sólo difiere de la humana
en su complejidad. Después justifica la universalidad de la moral con una serie de ejemplos de los
comportamientos de las hormigas donde asevera que la base de toda moral es la supervivencia de la
especie y retoma diciendo que ese mandato natural está guiado por el placer.

También podría gustarte