Trabajo final
Amorismo: el amor como un fenómeno del egoísmo.
¿Qué significa amar a una persona?, ¿realmente somos seres capaces de hacerlo?, ¿es acaso
el amor un fenómeno realmente bello y digno de ser vivido?, a fin de cuentas, ¿qué es el
amor?, ¿por qué buscamos amar, para qué?, ¿cuál es la finalidad verdadera del amor?
Como seres humanos buscamos relacionarnos, una vida sin contacto constante con el otro
parece no ser digna de ser vivida, y por tanto, las relaciones de la vida diaria que creamos
con las personas de nuestro entorno son vitales para nuestro desarrollo como personas
individuales, pertenecientes a una sociedad. Relaciones posibles existen muchas,
empezando desde vínculos simples y en la mayoría de los casos, inherentes al ser humano,
como lo es la familia, hasta aquellos que se van creado a medida que avanza el tiempo
como los compañeros de trabajo, los amigos y las parejas sentimentales.
Entonces, ¿cómo funciona en el pensamiento actual la figura del amor?, pues bien, en la
actualidad el amor es visto si bien como un sentimiento, también es la búsqueda de alguien
que lo acompañe y le de cariño a otro, es el tener a alguien en quien confiar y saber que
estará ahí para ti cuando lo necesites, “a state of intense longing for union with another. A
complex functional whole including appraisals or appreciations, subjective feelings,
expressions, patterned physiological processes, action tendencies, and instrumental
behaviors” (Aumer, 2016, pág. 65). En muchos casos el amor es visto como aquella
finalidad última a la que se debe llegar para ser una persona que cumplió algo, se ve como
una condición de posibilidad para ser alguien en el mundo; en otros, como algo que no vale
la pena tener, pues al final el dolor y el sabor agridulce que deja es mucho más fuerte que
cualquier otro sentimiento que en algún momento se puedo haber experimentado por la
persona sobre la cual se sentía dicho afecto.
Pero a pesar de lo anterior, surgen varias preguntas que uno se hace en este punto, por
ejemplo, ¿por qué necesitamos en nuestras vidas estos tipos de relaciones?, ¿qué es lo que
buscamos con la presencia de estas en la vida?, y aún más importante, ¿qué significan?
Pues bien, lo que pretende este texto es mostrar como en la actualidad y durante un largo
tiempo, las relaciones interpersonales, y más específicamente las relaciones amorosas, se
basan fundamentalmente en el egoísmo e individualismo presente en cada ser humano
frente a las otras personas presentes en el diario vivir, es decir, lo que se quiere mostrar es
cómo las relaciones amorosas están basadas en un beneficio y satisfacción propia, o en una
búsqueda del sentirse bien con base en a la compañía que le puede brindar alguien más.
Con el objetivo en la mira, usare aquí fenómenos como los celos, la venganza, el rechazo,
el amor no correspondido, el acoso, y más específicamente y detallado, el amor en sí
mismo, para así mostrar como el amor funciona con base en el egoísmo. El termino
egoísmo y la idea que se busca fundamentar, será basada en lo dicho por Max Stirner en su
libro El Único y su Propiedad con el fin de hacer ver el valor práctico de pensamientos e
ideologías desarrolladas a lo largo de la historia, para entender el comportamiento humano
sobre el amor, de la actualidad.
I. El amor
“Los ojos lo curiosean, y el corazón lo desea”, “el amor está en el aire”, “amemos al
prójimo”, “amor con amor se cura”, “del amor al odio solo hay un paso”, “quien ama la
guerra, no quiere la paz” y muchas más son las frases que podemos encontrar en el día
sobre el amor, pues como bien se ha dicho, el amor parece volar por los aires de la misma
manera que las hojas secas regadas por el suelo en una tarde otoñal. “In almost all far-flung
societies, young lovers talked about passionate love, recounted tales of love, sang love
songs, and spoke of the longings, and anguish of infatuation” (Aumer, 2016, pág. 67).
En el momento en el que se acepta que al amor pueda entrar en la vida, uno como por
contrato adjunto acepta también la entrada de un montón de emociones como la felicidad,
la ansiedad, el miedo, la tristeza e incluso la ira. Sin embargo, usualmente lo que se busca
ver son los rasgos buenos que se encuentran el amor, las chispas de alegría y los ataques de
amor inesperados hacia quien sentimos afecto.
I.1 Los celos
El miedo a perder a la persona por la que nosotros sentimos afecto es un miedo que, según
encuestas realizadas en diferentes países, puede llegar a darse en incluso el 40% a 50% de
las parejas. Los celos son un fenómeno basado en la inseguridad y desconfianza hacia el
otro, sobre si sus sentimientos continúan siendo los mismos o si el amor que había entre los
dos ya ha dejado de existir en al menos alguna de las dos partes.
En este caso, los celos pueden ser vistos como amenazas para la autoestima, para la
relación de pareja que tiene lugar, y para lo que en muchos casos se puede considerar la
propiedad de alguien. Veamos esto con un ejemplo: una pareja va a un bar de la ciudad, con
el fin de hacer algo diferente y pasar un buen rato. En algún punto de la noche la pareja se
separa y la mujer -el sujeto X- se dirige a la barra para pedir un trago, todo esto sucede bajo
la mirada de algún otro hombre -el sujeto Z- que también se encuentra sentado en la barra.
El sujeto Z decide invitarle un trago al sujeto X y en el proceso empieza a coquetear con la
mujer; el novio -el sujeto Y- se da cuenta de esta situación y de inmediato se acera a la
mujer generando no solo una situación incómoda ente los tres sujetos, sino también es un
punto en donde se demuestran los celos que se sienten porque alguien más está interesado
en lo que le pertenece, su novia, su propiedad.
Entonces ¿qué pasa en esta situación?, ¿cuál es el punto de los celos? Pues bien, los celos,
como ya se dijo anteriormente, se basan en sentirse amenazada porque se le arranque de los
brazos la persona que uno quiere. Para mostrar más claramente este punto, Stirner dice:
“nadie es mi semejante, pero, semejante como todos los demás seres, el hombre es para Mí
una propiedad” (Stirner, 1976, pág. 318), y con esto muestra el cómo se ve a las personas
como meras propiedades, que en términos simples, son solo medios para mi fin, y es por
esta razón que me veo amenazado. El quedarse desprotegido, inseguro, sin su propiedad
que le brindaba distintas comodidades y hacía de su vida algo que de verdad vale la pena
ser vivido, es el punto egoísta de los celos; la preocupación no es por el otro, sino por uno
mismo.
“En general, nadie se indigna ni protesta contra su propia propiedad; no se irrita más que
contra la de otro. No es en realidad a la propiedad a la que se ataca, sino a la propiedad
ajena” (Stirner, 1976, pág. 321)
En el amor hay tantas posibilidades como personas en el mundo, y de esta forma, mil
combinaciones pueden hacerse y darse entre personas que tengan química y terminen
teniendo diferentes sentimientos -claramente amorosos- por el otro. Sin embargo, el
problema lo encontramos cuando el amor se encuentra en un solo lado de la ecuación. Lo
que es el amor no correspondido no solo genera sentimientos como la tristeza o el enojo,
sino que también muestra el dolor y la necesidad propia de un amor, de alguien más con
quien compartir la contingencia de la vida.
En este punto, el camino se parte en dos, pues tenemos a quien rechaza y al que es
rechazado. Por parte de quien rechaza la pregunta es, ¿por qué lo hace? Pues bien, el
rechazo comprende en sí el hecho de no querer algo, ese algo puede ir desde no querer
algún aspecto especifico de una persona o a la persona en sí misma. “Yo no quiero esto
para ni vida”, “no me gusta X o Y cosa del susodicho”, “no me hace ni haría bien estar
contigo”, “no voy a ningún lado si me quedo a tu lado” y muchas más son las frases que
dan a entender el interés que se tiene frente a una persona, pues depende de qué tanto bien
nos da para nuestra vida la persona que, en este caso, tiene un amor no correspondido.
El segundo camino que encontramos es el del rechazado, pues lo que quería esa persona ya
no puede ser y en determinado punto se convertirá en la propiedad de otro. La pregunta que
se hace la persona aquí es: ¿por qué no me ama? De nuevo, aquí el punto se ve en la
búsqueda de que alguien me quiera, mi interés por tener a alguien que aportará a mi vida
cosas importantes y que en muchos sentidos yo puedo necesitar. Es mi interés el que me
lleva a querer estar con esa persona, pues se quiere estar con dicha persona por las cosas y
elementos que esta puede dar a mi vida. Mi interés por estar bien y ser dueño de una mayor
cantidad de elementos es el que muestra mi egoísmo como ase para yo querer tener una
relación amorosa.
El interés que los seres humanos tenemos sobre las cosas, personas y elementos del diario
vivir, al final son solo, de nuevo, medios para mi fin. En este orden de ideas, el bienestar
propio prima necesariamente sobre el bienestar de los demás; en efecto “si me asocio es por
mi propio interés, y si sacrificara alguna cosa sería también en interés mío, por puro
egoísmo” (Stirner, 1976, pág. 32). Lo que yo de o no de, quiera o no quiera, acepte o no
acepte, está basado solo y únicamente en mi interés y beneficio, pues efectivamente lo que
yo quiera, desee o acepte, lo tendré si eso es algo bueno para mí.
II. El egoísmo
La práctica egoísta consiste en no considerar a los demás ni como propietarios, ni como
indigentes o trabajadores, sino que ustedes vean en ellos a una parte de sus riquezas, como
objetos que les pueden servir. (Stirner, 1976, pág. 271)
Según la lectura que yo propongo de Max Stirner, el pretende mostrar al mundo como la
condición de posibilidad para que el mismo mundo llegue a ser mi propiedad. El punto de
todo el asunto es lograr la liberación del mundo para que este puede pasar a ser mi
propiedad (Stirner, 1976, pág. 311), para que yo pueda hacer de él lo que yo necesite y me
beneficie. Pues como bien dice la cita expuesta al principio de este apartado, la verdadera
idea es ver lo dado en mi mundo como pura riqueza esperando a ser explotada dentro de los
límites de mi propiedad para ver las ganancias que procederán de estos elementos. Siendo
así, se dejan de lado los demás como propietarios de lo dado en el mundo, y de existir algún
otro, yo no debo de rendirle cuentas ni entregar lo que me pertenece.
“Yo tomo lo que necesito (…) el egoísta obra como propietario” (Stirner, 1976, pág. 264).
Si yo tengo el poder sobre mi propiedad, tengo en ella también puestos mis interés y
beneficios, de otra manera, la propiedad no serviría de nada y no habría sentido alguno en
poseerla. David Holbrook nos ayuda a entender la idea que propone Stirner frente al
egoísmo, dice entonces “he eats his 'food'- and grows fat on the consumption of those he
has made his 'property'” (Holbrook, 1997, pág. 6); donde se entiende a la comida como el
mundo, quien da las distintas posibilidades de enriquecimiento, teniendo como fuente todo
lo que se encuentre bajo su propiedad. Si se hace uso de una persona para un mejoramiento,
va a ser basado en la búsqueda de un mejoramiento propio o algo que sea conveniente para
sí; el punto es explotar al otro al tener como fundamento el bienestar e interés del único, es
decir, del yo.
Por último, entendemos al egoísmo entonces como un fenómeno donde se busca, siempre
con base en el interés propio, un beneficio para uno mismo; sin embargo, el beneficio sólo
se puede dar según la propiedad que se tenga. “El egoísmo hace al propietario” (Stirner,
1976, pág. 320). En este orden de ideas, yo solo obtengo una ganancia de algo que
previamente dispongo, que previamente tengo; si yo tengo un chocolate, entonces me lo
comeré y muy posiblemente lo disfrutare, si no tengo un chocolate, entonces no me lo
podré comer ni disfrutarlo.
III. El amorismo
Generalmente escuchamos al amor y al odio en la misma frase como fenómenos tan
cercanos que a veces el distinguir uno del otro se vuelve prácticamente imposible. También
en la mayoría de las ocasiones encontramos al egoísmo en situaciones de pelea donde se
busca “herir” al otro con base en su prepotente egocentrismo. Sin embargo, y a pesar de
todas las dudas y dolores que el amor puede generar en la vida, estamos dispuestos a
enamorarnos y ganar algo. El romanticismo en este punto es evidente, muchos incluso dirán
que inevitable, ¿pero realmente el amor es lo que se cree o solo está disfrazado de algo
más?
Según lo que pretendía defender en este ensayo, el amor no son solo sentimientos y “cosas
bonitas” que muchas personas logran experimentar, el amor al final solo es la búsqueda de
un bien propio disfrazado de un futuro mejor para el otro. En otras palabras, el amor
realmente no tiene el objetivo de sacrificarse por el otro y ponerlo por encima de uno
mismo en todo momento, sino que es la persecución de aquello que le brindara a uno un
resultado favorable, es decir, un beneficio.
Es por esto por lo que lo llamo Amorismo: amor como un fenómeno del egoísmo; ¿pero
qué es lo que quiero decir con esto?, ¿el amor seguiría siendo amor si su base fundamental
de desarrollo es el egoísmo?
Yo aquí no busco pelear con la existencia o no existencia del amor como algo
efectivamente real, yo lo que busco aquí es mostrar que el amor no tiene como base el
querer a la otra persona por encima de todo lo demás, sino que es el querer estar bien,
aprovechándose de lo que ofrece el mundo, y en este caso, lo que otra persona nos puede
ofrecer como pareja sentimental y lo que nosotros como individuos ganaremos.
En este caso, uno puede estar de acuerdo o no con Stirner, pero en definitiva lo que uno no
puede hacer, es abandonar la idea de que el ser humano es y actúa por egoísmo. Puede que
esto no se de en todos los casos de las acciones humanas, pero ese no es el punto de este
ensayo, lo realmente relevante aquí es que, si el amor existe, este existe porque tiene como
base al egoísmo. Somos egoístas y a lo largo de este ensayo se ha buscado argumentar y
mostrar con diferentes ejemplos lo que aquí se dice, y por ser de esta manera es que no van
a desaparecer los problemas de este tipo. Por ejemplo, la falta de verdadero cariño hacia la
otra persona y no por la estabilidad financiera que me puede ofrecer, las relaciones liquidas
como resultado de la búsqueda del placer físico, el estatus socioeconómico que puedo ganar
estando con cierta persona, entre otros, son los problemas que genera el egoísmo, el
ponerme a mí como sujeto principal y único del mundo, sobre el cual todo debe girar y
debo ser yo el único que gane algo frente a lo que se me puede dar y yo elijo aceptar.
“Mi amor sólo es mi propiedad si consiste únicamente en un interés personal y egoísta y si,
por consiguiente, el objeto de mi amor es realmente mi objeto o mi propiedad.” (Stirner,
1976, pág. 299)
Hagamos uso de un último ejemplo. En una relación amorosa, la pareja ve -cada uno- a la
otra persona como algo que posee, “él o ella es mi pareja”, y por eso siente cierto poder
sobre el otro.1 Como se ve a la otra persona como una propiedad, como algo que se posee,
se ve al otro como aquel que satisfacer algún interés mío, es decir, que me brindará algo
que yo por mí mismo no tengo, pero que si se me puede dar. Aun así, como bien nos dice
Stirner, “el amor no se paga, o, digámoslo mejor, el amor puede, sí, pagarse, pero sólo con
amor (un servicio vale otro)” (Stirner, 1976, pág. 317). Así que, de nuevo, el amor se está
entendiendo como un medio para un fin, como un intercambio de bienes, intereses,
beneficios, riquezas, que lo que me dará son solo mejorías, teniendo como referencia el
punto anterior; en otras palabras, lo que se quiere es adquirir algo más que uno, por su
propia cuenta, no puede alcanzar.
“The best way to gain a fulfilling relationship lies not in an obsession with love but with
greater efforts toward building a balanced life based on one’s unique biology, history,
personality, and individuality” (Aumer, 2016, pág. 78).
Todo intento hecho para ganar algo más, está pensado únicamente en el querer adquirir más
de lo que ya poseo. El egoísmo se puede ver como aquel fantasma que nunca vemos, pero
siempre está a nuestro lado para ayudarnos a escoger de manera correcta, para guiarnos en
el camino del beneficio propio. Al final, lo que la otra persona pueda darnos es lo que nos
lleva a tomar la decisión de querer estar con determinada persona, y el amor, el amor parece
ser solo una consecuencia, una ganancia, un provecho o un fruto de un trabajo previo. El
amor en definitiva es el perfecto disfraz del egoísmo.
Referencias:
Aumer, K. (2016). The Psychology of Love and Hate in Intimate. Springer International Publishing
Switzerland .
Holbrook, D. (1997, Agosto). A Philosopher for Today?: Max Stirner's Egoistical Nihilism.
Retrieved from Jstor: https://www.jstor.org/stable/43246745
Stirner, M. (1976). El Único y su propiedad. (P. G. -Juan, Trans.) Mexico: Pablos Editor S.A .
1
El hecho de decidir estar con alguien se basa en lo que sabemos que la otra persona nos puede
ofrecer para un bien mayor propio.