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Los anchos foliolos de las hojas del Apio caballar (Apio de cabalo) impedirán la confusión con las Umbelíferas
tóxicas, además de las flores verde amarillentas y sus frutos (semillas) de color negro.

Usos comestibles:
Raíces, crudas en las ensaladas, aunque de sabor fuerte. Hervidas, guisadas o asadas
como las chirivías o las patatas. Se emplearon conservadas en un adobo agridulce. El
zumo de la raíz se puede diluir en agua y beber. Antiguamente se preparaban vinos o
miel a partir de este zumo.
Hojas y brotes jóvenes crudos en ensaladas u otros platos, con moderación debido a su
sabor fuerte y persistente. Cocinados como una guarnición o añadidos a sopas,
cremas, caldos, guisos y para preparar salsas que acompañen carnes y pescados.
Comunican un sabor agradable parecido al del apio, aunque algo más picante. El zumo
crudo de la planta se emplea en batidos, cócteles y licores, al calentarlo pierde el sabor.
Tallos, crudos recuerdan al apio, o hervidos durante 5 a 10 minutos. También se
pueden hacer a la brasa. Los más grandes son los más dulces, aunque pueden
volverse muy fibrosos, lo que se evita cocinándolos o blanqueándolos (excluyendo la
luz de la planta en crecimiento). Se pueden confitar y hacer mermeladas.
Flores y brotes florales. Las flores crudas se pueden agregar como especia y
decoración a las ensaladas. También se pueden freir en tempura. Los brotes florales se
pueden utilizar crudos, en escabeche, al vapor o salteados con mantequilla. Marinados
en vinagre pueden adornar platos de carne, sopas y ensaladas.
Semillas, se pueden moler y emplear como un sustituto de la pimienta añadiéndolas a
bocadillos, platos de pescado y de carne, mermeladas, guisos, sopas, arroces o para
restaurar el sabor perdido durante la cocción de los diferentes preparados con esta
planta. Son una buena fuente de proteínas y ácidos grasos. Además, contienen
isofuranodieno, conocido por su actividad anticancerígena.
La planta es rica en vitaminas C y A, así como en flavonoides, glucósidos, ácidos
orgánicos, aceites esenciales como el cuminal, que es una reminiscencia de comino y
mirra, y otros componentes parecidos a los del apio común.

Usos medicinales:
Tradicionalmente se empleó para limpiar la sangre (depurativa), para la falta de apetito
y para aliviar problemas digestivos (diarrea y disentería) y urinarios (retención de
liquidos y dificultad y dolor en la micción). También en el pasado, se usó como refuerzo
del sistema inmunitario, así como un remedio para el asma, dolores de cabeza y
menstruales y reglas abudantes. La gente de mar lo empleó para tratar el escorbuto
debido a su riqueza en vitamina C. Las semillas tienen propiedades antiespasmódicas.
La planta en general y las semillas en particular, contienen isofuranodieno que se ha
informado de su actividad antiproliferativa contra el carcinoma de colon humano
(HCT116) y las células de adenocarcinoma de mama humano (MDA-MB 231). Para
fines medicinales la parte de interés es la raíz, generalmente, ésta se recoge en el
otoño. Se deberá secar a la sombra y después almacenar en un lugar seco y templado Smyrnium olusatrum
para garantizar su mayor duración.
Externamente, el zumo de la planta se ha empleado para desinfectar heridas, cortes y para las abrasiones de la piel.
El apio caballar antes estaba en los huertos, ¿para qué hay que cultivar, si es mejor recolectar?
Otros Usos:
Es una planta indicadora de suelos que se encharcan y ricos en materia orgánica arcaica y en bases.
Las flores proporcionan una fuente temprana de alimento para los polinizadores, atrayendo a una amplia gama de insectos. Es
tolerante a la sal y prospera cerca del mar. Según Cogumela se sembraba desde las fiestas de Vulcano (agosto) hasta las
calendas de septiembre, pero también en el mes de enero.
La historia de su cultivo es sorprendente. De todas las umbelíferas utilizadas como hortalizas, el apio caballar ha sido una de las
más comunes en los huertos durante muchos siglos, aunque en el siglo XIX, estaba casi totalmente olvidada. Probablemente fue
recolectada antes del Neolítico, cultivándose ya durante la Edad del Hierro. Se hizo muy popular durante la época de Alejandro
Magno (IV siglo a.C.), y fue ampliamente plantada por los romanos, quienes seguramente la introdujeron en el occidente y centro
de Europa, incluso en las Islas Británicas. En estas regiones y en la Península Ibérica se encuentra hoy naturalizada.
Los soldados romanos llevarían la planta en viajes largos, ya que podrían comer las hojas, los tallos, las raíces y los brotes. Fue
conocido como perejil de Alejandría.
Su uso como planta medicinal es muy antiguo. El botánico griego Teofrasto (siglo IV a.C.) hacía ya referencia a esta planta.
Dioscórides (siglo I dC) también la incluyó en su Materia medica, comentando que sus raíces y hojas eran comestibles. Su
semilla, según este autor, tomada con vino, es emenagoga. Plinio el Viejo decía que su semilla tomada en bebida cura el cólico y
las lombrices intestinales, y que también, hervida y bebida en vino de miel, cura la disuria (micción dolorosa). De esta planta habla
Galeno como ingrediente alimentario muy empleado en su época (siglo II dC), conocido y apreciado por el sabor amargo, por ser
estimulante y por sus propiedades digestivas. Una orden emitida por Carlomagno (VIII dC) reclama que en sus campos se
cultiven una serie de hierbas y condimentos incluyendo "olisatum" identificada actualmente como Smyrnium olusatrum. Durante la
Edad Media era cultivada en muchos monasterios y fue considerada como planta de propiedades diuréticas, depurativas y
aperitivas, sobre todo por su raíz. No obstante, su cualidad más destacada tal vez fuera la antiescorbútica, por su alto contenido
en vitamina C. Los frutos tienen propiedades carminativas y estomáquicas. En el siglo XVIII seguía manteniendo su reputación de
planta medicinal tal y como la presenta en 1799 la Flore économique des plantes qui croissent aux environs de Paris.
El nombre botánico genérico Smyrnium proviene de la palabra griega smyrnion, que significa mirra y sugiere al aroma que
desprende. El epíteto específico olusatrum proviene del latín olus, hortaliza y atrum, negro, que se refiere a las semillas.
Se localiza en márgemes de caminos, prados, setos, escombreras y acantilados particularmente cerca del mar.

Posibles confusiones: Con todas las Umbelíferas tóxicas, como la cicuta (Conium
maculatum) y el nabo del diablo (Oenanthe crocata) ambas presentes en Galiza, o con la
cicuta menor (Aethusa cynapium) y la cicuta acuática (Cicuta virosa), ausentes en Galiza.
Todas ellas tienen las hojas divididas con estrechos foliolos como los del perejil, mientras que
en el apio caballar son anchos. Ver ficha de la zanahoria silvestre (Daucus carota).

CREMA DE APIO DE CABALO


1 manojo de hojas y brotes, 1 patata, 1 cebolla, aceite y sal.
Se pocha una cebolla en aceite. Se pone a cocer la patata en un poco de agua, cuando se pueda
pinchar se añade el apio caballar, la cebolla pochada y se deja cocer entre 5 a 10 minutos. Se
tritura todo y se sirve, tiene un precioso color verde.
TALLOS CONFITADOS: Hervir los tallos pelados en una sartén con agua y azúcar (una taza de cada
uno) durante 10 minutos. Escurrir y colocarlos en un papel de horno cubierto con azúcar en polvo,
y espolvorear un poco más encima. Cuando estén secos, sacúde el exceso de azúcar y guárdalos
en un recipiente hermético. Conium maculatum

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