Está en la página 1de 53

Resumen atlas histórico de Argentina

REVOLUCIÓN Y GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, 1806-1820


El proceso revolucionario en el territorio del Río de la Plata planteó diversos problemas, como el tema de su
periodización. Mientras la mayoría de los textos sitúan el inicio de la revolución en la crisis generada por el
conocimiento del cautiverio del rey en España, los síntomas de descontento se manifestaban desde antes. El
dominio español en la región se debilitó con la necesidad de reorganizar los territorios coloniales y las invasiones
británicas de 1806 y 1807. Los funcionarios hispanos perdieron poder y los criollos buscaban establecer su dominio.
Sin embargo, el proceso fue largo y solo se logró una organización nacional plena con el reconocimiento
generalizado de la autoridad del Estado en 1880.

LAS INVASIONES INGLESAS


En 1806, ocurrió la Primera Invasión Inglesa en la región del Río de la Plata. Debido a los problemas entre la corona
española y Gran Bretaña, la derrota española en la batalla de Trafalgar y las dificultades comerciales en la zona, se
decidió liberalizar la política comercial en la región para contrarrestar las amenazas al poder español. En junio de ese
año, una flota inglesa liderada por sir Home Popham invadió la ciudad de Buenos Aires. Aunque esta expedición no
estaba planificada y era originalmente destinada a Sudáfrica, las tropas británicas desembarcaron en Quilmes y
encontraron poca resistencia. El virrey Sobremonte envió sus tropas a Montevideo, creyendo que la amenaza
británica se centraba allí. Sin embargo, el desembarco en Quilmes obligó a improvisar la resistencia con blandengues
y milicianos urbanos. A pesar de un enfrentamiento en el Riachuelo, las tropas españolas fueron dispersadas y
Beresford, el general británico, avanzó hacia Buenos Aires. El virrey Sobremonte se retiró a Luján y luego a Córdoba,
llevándose las cajas reales, dejando la capital en manos de los invasores y delegando el mando político en la
Audiencia.
Una vez ocupada Buenos Aires, las corporaciones urbanas se adhirieron al nuevo orden y persuadieron al virrey para
que entregara los fondos reales, salvando así las fortunas privadas que Beresford amenazaba con confiscar. Las
autoridades británicas mantuvieron a los magistrados y funcionarios en sus cargos y dejaron claro que no tenían
intención de favorecer la emancipación de las colonias. Además, establecieron el comercio libre con tasas aduaneras
bajas y redujeron los impuestos sobre las exportaciones de cuero, uno de los principales productos de comercio
exterior de la colonia. También se eliminó el monopolio español sobre artículos como el tabaco y los naipes.
Los primeros días de la ocupación generaron incertidumbre y angustia entre parte de la población. Los esclavos
negros y mulatos, destinados al servicio doméstico, se emocionaron ante el rumor de una posible liberación de la
esclavitud. Los tenderos y almaceneros se alarmaron por algunos asaltos y saqueos, lo que llevó al cierre de sus
tiendas y provocó escasez en la ciudad. Para restablecer la normalidad, el gobernador británico emitió un decreto en
el que se garantizaba que no habría cambios en relación con la esclavitud y se instaba a los esclavos a obedecer a sus
amos. Además, se ordenó la reapertura de las tiendas.
Durante la Reconquista de Buenos Aires, liderada por Liniers y apoyada por Pueyrredón y Arroyo y Pinedo, las tropas
británicas fueron dispersadas y finalmente capitularon. Tras la victoria, se convocó un Cabildo Abierto que exigió la
delegación del mando en Liniers. Para organizar la defensa de la ciudad, se implementó un servicio militar
obligatorio y se formaron cuerpos militares basados en afinidades regionales. Esto marcó el surgimiento de un nuevo
poder militar en Buenos Aires. Esta militarización marcó el surgimiento de un nuevo poder en la ciudad.
El proceso de militarización durante la Reconquista de Buenos Aires no solo creó una nueva élite, sino que también
estructuró la movilización política en la ciudad, generando consecuencias duraderas. Los cuerpos militares revelaron
las diferencias entre peninsulares y americanos, destacando el papel de los criollos en esta nueva élite.
En 1807, ocurrió la Segunda Invasión Inglesa. Mientras Buenos Aires se recuperaba de la Reconquista, en Londres
recibieron noticias del éxito de la expedición y enviaron una nueva fuerza para atacar la costa chilena. Durante esta
invasión, surgieron tensiones entre los líderes militares, el virrey y el Cabildo, quienes compartían la autoridad
virreinal.

1
La ocupación inglesa generó problemas económicos, como el exceso de mercaderías en los mercados de
Montevideo que provocó una caída de precios en Potosí. Los comerciantes porteños tomaron medidas para castigar
a aquellos que no pagaron los derechos de introducción por esos productos. Estos eventos desencadenaron
tensiones con Montevideo y el coronel Francisco Javier de Elio.
Además, en 1808, la corte portuguesa llegó a Río de Janeiro, lo que creó una situación delicada debido a la rivalidad
entre España y Portugal y la ambición de esta última por controlar los territorios americanos. El Cabildo de Buenos
Aires y Liniers pidieron a Elio, gobernador de Montevideo, que retuviera al representante regio enviado por Portugal.
Las tensiones entre el virrey y el Cabildo se intensificaron desde la caída de la monarquía española, y mientras el
Cabildo se enfocaba en la preparación militar, Liniers envió a su concuñado a Río de Janeiro como agente, aunque
esta acción no contó con la simpatía de los miembros del Cabildo.

CRISIS IMPERIAL: LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA BORBÓNICA YSUS


CONSECUENCIAS
En 1808, se produjo una crisis dinástica en España, donde el antiguo régimen colapsó. El motín de Aranjuez llevó al
rey Carlos IV a abdicar en favor de su hijo, pero luego se retractó. Napoleón, actuando como árbitro de la familia
real, aprovechó la situación para reemplazar a los Borbones por su propia dinastía. Estallaron levantamientos en
España, y junto con el Consejo de Regencia, surgieron juntas locales en diferentes regiones. Finalmente, en Sevilla,
se estableció la Junta Central, que ejercería la soberanía mientras el rey Fernando VII estuviera cautivo.
Sin embargo, en enero de 1810, las tropas napoleónicas tomaron control de Sevilla, y la Junta Central se refugió en
Cádiz, donde transfirió el poder a un Consejo de Regencia. Las noticias de estos sucesos en la península llegaron a
Buenos Aires de manera imprecisa, y recién el 29 de julio de 1808 se difundió la comunicación oficial. A medida que
se conocían los eventos en España, como la formación de juntas locales y la Junta Central, se empezó a debatir sobre
el destino de las posesiones españolas en América y la creación de órganos locales de gobierno.
Los funcionarios nombrados por la corona se negaron a aceptar su desplazamiento y resistieron la participación de
los criollos en los principales organismos de poder. Esta negativa llevó a los independentistas a fundamentar sus
demandas en el pensamiento político de la época, invocando la doctrina de que el pueblo asumía el poder o la
soberanía. El concepto de pueblo se convirtió en la base de los primeros intentos por legitimar los nuevos gobiernos.
El panorama político se complicó aún más con las aspiraciones de la infanta Carlota Joaquina de Borbón, casada con
el príncipe regente de Portugal, quien intentaba ejercer su regencia sobre las colonias españolas en América. Estas
aspiraciones carlotistas agregaron un elemento adicional al panorama político, donde también se estaba gestando
un “partido de la independencia” y varios grupos que se redefinían de acuerdo con las circunstancias políticas.

LOS GRUPOS POLÍTICOS


Durante el período mencionado, surgieron varios grupos políticos en la región del Río de la Plata. El primero de ellos
fue el Partido de la Independencia, que comenzó a formarse alrededor de 1803-1804 y adquirió más forma en 1806
bajo el liderazgo de Juan José Castelli. Entre sus miembros destacados se encontraban Saturnino y Nicolás Rodríguez
Peña, Manuel Belgrano, Hipólito Vieytes, Antonio Beruti, Manuel A. Padilla, Domingo French, Juan Martín de
Pueyrredón, Juan José Paso, entre otros. Su objetivo principal era lograr la independencia del Río de la Plata y poner
fin a la discriminación de los americanos/criollos por parte de los españoles peninsulares. Para lograr este objetivo,
estaban dispuestos a explorar diferentes opciones, como buscar la protección británica, contar con el apoyo de la
infanta Carlota de Borbón o buscar la independencia sin ayuda externa. Algunos miembros del partido también
abogaban por establecer una monarquía constitucional.
Otro grupo político importante fue el Partido Republicano, liderado por Martín de Aliaga y conformado
principalmente por españoles europeos. Entre sus miembros destacaban Antonio de Santa Coloma, Esteban
Villanueva, Francisco de Neyra, Ignacio de Rezábal, Juan Larrea, Domingo Matheu, Julián de Leyva y Mariano
Moreno. Tenían su centro de poder en el Cabildo de Buenos Aires y aspiraban a establecer un gobierno político
independiente, pero solo con la participación de españoles europeos, principalmente comerciantes, excluyendo a los
americanos. Durante los sucesos de mayo de 1810, este grupo se acercó a los independentistas.
2
Los líderes militares, como Martín Rodríguez, Juan José Viamonte, Juan Florencio Terra, Pedro Andrés García y Juan
Ramón Balcarce, bajo la dirección de Cornelio Saavedra, tenían opiniones divididas sobre la independencia, la
adhesión a la princesa Carlota y las simpatías hacia el poder británico. Desarrollaron una política prudente
influenciada por Saavedra.
También había un grupo oficialista conformado por seguidores del orden establecido que respondían a la corona
española. Estaba compuesto por funcionarios que buscaban preservar el orden existente a cualquier costo.
En medio de esta complejidad política, se produjeron levantamientos y protestas protagonizadas por diferentes
grupos. Un ejemplo de ello fue la Asonada de Álzaga el 1 de enero de 1809. Ese día, una delegación del Cabildo
exigió la renuncia del virrey Liniers mientras una multitud invadía la plaza y los batallones de Vizcaínos, gallegos y
catalanes ingresaban armados a la plaza. Liniers cedió a la presión de los cabildantes y comenzó a redactar su
renuncia, pero los criollos leales a Liniers alertaron a sus aliados militares. Patricios, Arribeños, Húsares, Pardos y
Morenos apoyaron al virrey, lo que llevó a la dispersión de las tropas de Álzaga. Los tres batallones involucrados en
el intento de levantamiento fueron disueltos, el Cabildo fue castigado en sus prerrogativas y los líderes
revolucionarios fueron desterrados a Patagones. Además, se revitalizaron los planes de poner a la infanta Carlota al
frente de un gobierno independiente.
En medio de un clima de incertidumbre, a mediados de 1809 se anunció que el virrey Liniers sería reemplazado por
Baltasar Hidalgo de Cisneros, y Francisco Javier de Elío sería designado como jefe de las tropas. Estos anuncios
generaron un profundo malestar entre los criollos, especialmente entre los militares. A la llegada de Cisneros a
Buenos Aires, los partidarios de poner fin al dominio español estaban desorientados y divididos, aunque el poder no
estaba completamente en manos del representante de la metrópoli.

CISNEROS EN EL GOBIERNO
Cisneros llegó a Buenos Aires el 29 de junio de 1809 con la intención de resolver pacíficamente la secesión. Disolvió
la junta local y ascendió a Elío como inspector general de armas. Cisneros asumió inicialmente en Colonia y luego se
trasladó a Buenos Aires. Intentó restaurar la estabilidad, declarando inocente al Cabildo de cualquier intención
sediciosa y reduciendo el número de batallones. Con la partida de Elío a Europa en marzo de 1810, desapareció la
desconfianza hacia Cisneros. La agitación se extendió más allá de Buenos Aires, con levantamientos en Chuquisaca y
La Paz en 1809. Estos movimientos fueron reprimidos por los virreyes del Perú y del Río de la Plata, con ejecuciones y
confiscaciones de bienes. Los efectos de estos sucesos fueron diversos en el resto del virreinato.

REPERCUSIÓN DEL MOVIMIENTO EN BUENOS AIRES


El 22 de mayo de 1810 se llevó a cabo el Cabildo Abierto en Buenos Aires. Durante esta reunión, se discutió la
situación política y se decidió formar una Junta de Gobierno para gobernar en nombre del rey de España. La
convocatoria y el desarrollo del Cabildo Abierto reflejaron la creciente participación popular en los asuntos políticos
y sentaron las bases para el proceso de independencia que se avecinaba.
La elite revolucionaria porteña, representada por líderes como Saavedra y Moreno, se unió a los esfuerzos del
partido patriota y del Partido de la Independencia para impulsar el cambio político en la región. A pesar de las
diferencias y ambigüedades entre los partidarios de la independencia y los defensores del viejo orden, el momento
parecía propicio para actuar y buscar una solución a la crisis que se vivía.
Es importante destacar que la crisis política en España, con la sustitución de la Junta Central por el Consejo de
Regencia y la presencia de tropas napoleónicas en Cádiz, generó incertidumbre y confusión en la opinión pública. Las
noticias que llegaban desde España eran utilizadas como herramientas políticas, y el rumor de la pérdida de
Andalucía aumentó la tensión en la región.
En este contexto, el virrey intentó tranquilizar a la población mediante una proclama el 18 de mayo de 1810. Sin
embargo, los eventos estaban en marcha y el dominio militar de Buenos Aires estaba en manos de la milicia criolla.
Saavedra y Belgrano fueron figuras clave en la convocatoria del Cabildo Abierto, donde la manifestación popular
expresó su deseo de cambio y participación en el gobierno.

3
El Cabildo Abierto y la formación de la Junta de Gobierno el 25 de mayo de 1810 marcaron el inicio de un proceso de
independencia y transformación política en la región del Río de la Plata. Estos eventos sentaron las bases para la
posterior declaración de independencia de Argentina y la consolidación de su lucha por la libertad y la autonomía.
El 22 de mayo de 1810 se llevó a cabo el Cabildo Abierto en Buenos Aires. Asistieron alrededor de 251 vecinos de los
450 convocados. Durante la reunión, se discutió la vacancia del poder y el derecho de la capital a tomar decisiones
que afectaran a un área más amplia. Se acordó que el Cabildo era el depositario del poder vacante y debía elegir
nuevas autoridades. Algunos creían que el Cabildo representaba la voluntad popular, mientras que otros pensaban
que era el cuerpo capitular quien debía resolver la situación. Este evento marcó el inicio de la revolución en
Argentina y condujo a la formación de la Junta de Gobierno el 25 de mayo de 1810, un paso importante hacia la
independencia y la autonomía política en la región del Río de la Plata.
EL PRIMER CICLO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO, 1810-1815
El 23 de mayo de 1810, el Cabildo asumió el poder vacante y creó una Junta integrada por el virrey, Saavedra,
Castelli, Incháurregui y Solá. Sin embargo, el mismo día, Saavedra y Castelli renunciaron, seguidos por los demás
miembros de la Junta debido a la resistencia encontrada en parte del pueblo. El 25 de mayo de 1810, debido a la
agitación popular y militar, el virrey dejó la presidencia de la Junta. Finalmente, se formó la Primera Junta de
Gobierno, presidida por Saavedra y con Moreno y Paso como secretarios.
El objetivo principal de las nuevas autoridades era obtener reconocimiento y legitimidad. Buscaban obtener
certificados de legitimidad otorgados por el Cabildo, la Audiencia y el virrey para presentarse ante las autoridades
subordinadas y exigirles su acatamiento. Sin embargo, este camino fue difícil y lleno de discordias, ya que la guerra
se volvía inevitable.
Las nuevas autoridades comunicaron su instalación a toda la jurisdicción virreinal mediante expediciones militares.
Esto generó resistencia por parte de los funcionarios de carrera designados por el rey o el virrey, quienes se sentían
amenazados por el cambio. Los cabildos y el interior se convirtieron en escenarios de lucha entre los partidarios y los
enemigos del nuevo régimen.

La revolución y el interior
Las reacciones frente a las decisiones de la Junta de Buenos Aires en el interior del país no fueron uniformes. En
Lima, el virrey Abascal decidió agregar las provincias altoperuanas del Río de la Plata al Virreinato del Perú para
evitar la autoridad de la Junta de Buenos Aires. Organizó un ejército con el mariscal Vicente Nieto para enfrentarse a
los porteños.
En La Paz, inicialmente se mantuvo bajo el dominio del partido oficialista o peninsular, al igual que otras ciudades
altoperuanas. Sin embargo, después de la batalla de Suipacha, reconocieron a la Junta de Buenos Aires.
En Cochabamba, el gobernador-intendente José González Prada se opuso a la Junta, pero fue derrocado por una
revolución popular el 14 de septiembre. El coronel Francisco Rivero asumió el gobierno y se unió a la causa
revolucionaria.
Charcas y Potosí también se opusieron a la revolución en un principio, pero después de la batalla de Suipacha
reconocieron a la Junta.
En Paraguay, el 24 de julio de 1810, se reunió un Congreso General en Asunción que decidió no subordinarse a
Buenos Aires.
En varias provincias como Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, San Luis, San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago del
Estero, Tucumán, Salta, Misiones y Jujuy, se apoyó a la Junta de Buenos Aires.

LA REACCIÓN REALISTA
Desde principios de junio, se hizo evidente que Córdoba y Montevideo se opondrían a las autoridades de Buenos
Aires. Liniers y Gutiérrez de la Concha, respaldados por el Cabildo de Córdoba, comenzaron a movilizar los recursos
de la provincia para formar un ejército. El 6 de junio, el Cabildo de Córdoba decidió no reconocer a las autoridades

4
surgidas el 25 de mayo. Del mismo modo, Montevideo condicionó su reconocimiento a que la Junta jurara lealtad al
Consejo de Regencia.
Sin embargo, la reacción en Córdoba no contaba con un apoyo completo. Cuando Liniers decidió retirarse hacia el
norte para unirse a las tropas del Alto Perú, sus seguidores comenzaron a desertar, y en pocos días, los líderes
opositores a la revolución, como Liniers, Gutiérrez de la Concha y el obispo Orellana, quedaron prácticamente sin
seguidores. Las fuerzas enviadas desde Buenos Aires bajo el mando de Francisco Ortiz de Ocampo llegaron a la
ciudad de Córdoba y derrotaron a los rebeldes entre el 6 y 7 de agosto. Los prisioneros, excepto Orellana, fueron
fusilados en Cabeza del Tigre, cerca de Cruz Alta. Entre ellos se encontraba el ex virrey y héroe de la Reconquista,
Santiago de Liniers.
Estas medidas drásticas del gobierno lograron contener a los descontentos. La situación en Montevideo era aún más
complicada. Allí se encontraba una guarnición naval y existía una breve tradición secesionista, además de la cercanía
del poder portugués. Mientras en Buenos Aires se juraba fidelidad a las nuevas autoridades, en Montevideo se
declaraba públicamente lealtad a las autoridades españolas, a pesar de las explicaciones dadas por Juan José Paso,
secretario de la Junta porteña. En junio, Salazar, respaldado por el Cabildo de Montevideo, decidió romper con la
capital virreinal.

LA OPOSICIÓN DE LA BANDA ORIENTAL


El mismo día, la Junta de Buenos Aires expulsó a la flotilla naval, que se mostraba cada vez más desafiante en
Montevideo y apoyaba la ruptura. En julio, los marineros desarmaron a las tropas terrestres de Montevideo que
consideraban poco confiables. Colonia, que inicialmente había respaldado a Buenos Aires, cambió de bando, al igual
que Soriano. Maldonado, que mostraba resistencia a alinearse, fue fácilmente sometido durante el mes de julio. De
esta manera, la Banda Oriental (actual Uruguay) se convirtió en una seria amenaza para el movimiento
revolucionario. Pocos meses después, Elío se instaló allí como virrey con el respaldo de la Regencia gaditana.
Estos episodios en Córdoba y Montevideo no fueron los únicos. Las provincias del Alto Perú, lideradas por hombres
prestigiosos y con tropas a su mando, rechazaron la autoridad de la Junta, con la excepción de Tarija. El virrey
Abascal declaró la anexión de las provincias del Río de la Plata al Perú para sustraerlas de la autoridad de la Junta.
Paraguay optó por mantener relaciones cordiales con la Junta, mientras que Santiago de Chile la aceptaba como un
hecho consumado.

EL RESPALDO DEL INTERIOR


No obstante, para alivio de los revolucionarios, casi todas las ciudades del interior rápidamente respaldaron a la
Junta. En junio lo hicieron Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Tucumán, Catamarca, Salta, Mendoza y San Juan. En julio
se sumaron los pueblos de Misiones, Santiago del Estero y Jujuy, y en agosto se unió Tarija.
Poco tiempo después de la formación de la Primera Junta de Gobierno, se decidió invitar a los pueblos del interior a
enviar sus representantes para formar un gobierno permanente. Sin embargo, en lugar de establecer un cuerpo
deliberativo o un congreso soberano, se ordenó que los diputados se incorporaran a la Junta en el orden de su
llegada. Mariano Moreno se opuso a esta medida, argumentando que obstaculizaba la agilidad en la toma de
decisiones, afectaba la unidad y comprometía la confidencialidad de las deliberaciones. Saavedra, por otro lado, se
mostró más receptivo y votó a favor de su incorporación por razones de conveniencia pública. En diciembre de 1810,
la Primera Junta se transformó en la Junta Grande, lo que implicó un cambio en el liderazgo revolucionario.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Desde el momento de su constitución, la Junta de Gobierno instalada en Buenos Aires tuvo que enfrentar
militarmente a la oposición: la campaña del Norte y la guerra en el Este fueron las más importantes durante este
período.

5
CAMPAÑA DEL NORTE
El 27 de octubre de 1810, las tropas revolucionarias que habían asegurado las intendencias de Córdoba y Salta
fueron rechazadas por los realistas en Cotagaita. A pesar de esto, el triunfo prematuro fue celebrado en el Alto Perú,
ya que el 7 de noviembre la victoria en la batalla de Suipacha permitió la ocupación del territorio altoperuano por
parte de los revolucionarios, y las tropas realistas se retiraron. El 9 de noviembre, debido a la agitación popular, el
intendente de Potosí, Sanz, renunció y se liberó a los presos de la reciente represión. El 12 de noviembre, en un
Cabildo Abierto, Chuquisaca expresó su adhesión a la Junta de Buenos Aires, seguida por La Paz el 16 de noviembre.
El 25 de noviembre, Juan José Castelli, vocal de la Junta de Gobierno y auditor de Guerra, reemplazó al moderado
Vieytes y entró en Potosí.
La influencia de Castelli fue muy significativa. Siguiendo las instrucciones de la Junta, buscó ganar nuevas adhesiones
a la Revolución, jugando entre diferentes grupos sociales y étnicos, favoreciendo a los criollos sobre los peninsulares
y ofreciendo la emancipación del tributo y los servicios personales a los indígenas. Esto amenazaba los intereses
tanto de la clase alta criolla como de la peninsular. La liberación de los indígenas facilitó su utilización en la guerra,
pero su eficacia se mostró más evidente cuando se crearon focos de resistencia detrás de las líneas realistas,
debilitando la capacidad ofensiva de los ejércitos del rey.
El ejército patriota se estableció en La Laja, entre La Paz y el Desaguadero, y el 16 de mayo concertó un armisticio
con las fuerzas realistas. El 10 de marzo de 1811 se firmó el Armisticio del Desaguadero, que duró 40 días y fue
utilizado por ambos bandos para reunir fuerzas. Sin embargo, los españoles rompieron el armisticio anticipadamente
y el 20 de junio atacaron el campamento revolucionario de Huaqui, derrotando a las fuerzas revolucionarias. El Alto
Perú estaba completamente perdido. Viamonte lideró la retirada que llevó a los ejércitos revolucionarios hasta Salta,
donde fue reemplazado por el coronel Juan Martín de Pueyrredón, quien a su vez sería relevado en marzo de 1812
por Manuel Belgrano.
El éxodo jujeño:
Después de la batalla de Las Piedras, Manuel Belgrano lideró al ejército revolucionario en la batalla de Tucumán,
obteniendo una victoria el 24 de septiembre de 1812. Los realistas se retiraron a Salta, pero el 20 de febrero de 1813
fueron derrotados por el ejército patriota en la batalla de Salta. Tras esta victoria, las fuerzas criollas se mantuvieron
inactivas debido a la enfermedad de Belgrano y a la debilidad de sus tropas.
Durante este período, hubo insurrecciones en ciudades del Alto Perú, como Potosí, Charcas, Tarija y Cochabamba,
que se unieron al bando revolucionario. Mientras tanto, los realistas se encontraban en Oruro, esperando la llegada
del nuevo comandante Joaquín de la Pezuela, quien reconstruyó el ejército español.
A pesar de los esfuerzos de los revolucionarios por armar rápidamente a la población local, el general Pezuela
decidió atacar antes de que los reclutas estuvieran completamente preparados. En la batalla de Vilcapugio el 1 de
octubre de 1813, los realistas vencieron a Belgrano. Luego, en la batalla de Ayohúma el 9 de noviembre, los
españoles derrotaron nuevamente a los revolucionarios, provocando la retirada de Belgrano a Tucumán y la toma de
Salta por parte de Pezuela.

En 1814, ocurrieron eventos que generaron un panorama ambiguo para la revolución. Hubo una rebelión en Cuzco
liderada por Pumacahua, un antiguo aliado de los realistas durante la revuelta de Túpac Amaru. Esta rebelión duró
varios meses antes de ser sofocada. Además, en octubre de ese año, los chilenos fueron derrotados en la batalla de
Rancagua, lo que permitió a los realistas tomar el control de Chile y preparar una invasión al Río de la Plata desde la
cordillera.
En este contexto, José de San Martín asumió el liderazgo del Ejército del Norte, reemplazando a Belgrano. San
Martín propuso una estrategia diferente: cruzar los Andes y atacar Perú por mar. Cuando San Martín se dirigió a la
campaña chilena, fue reemplazado por José Rondeau en el mando del Ejército del Norte, y luego por Carlos M. de
Alvear.
En diciembre de 1814, Alvear fue rechazado por el ejército y regresó a Buenos Aires. Rondeau tomó la ofensiva en
enero de 1815 con 4.000 hombres, pero en noviembre sufrió el desastre de Sipe-Sipe, perdiendo todo el territorio
del Alto Perú para la revolución. A partir de ese momento, se adoptó la estrategia sugerida por San Martín, dejando
6
de realizar ofensivas en esa zona y asignando a Martín Miguel de Güemes la tarea de la defensa.LA GUERRA EN EL
ESTE
La guerra en el Este preocupaba al gobierno revolucionario debido a su complejidad. Esta zona era vulnerable a la
presencia de diversas potencias y había rivalidades históricas con la capital virreinal. Las operaciones militares se
enfocaron en el Paraguay, el Litoral y la Banda Oriental.
CAMPAÑA AL PARAGUAY
La Junta decidió enviar una expedición militar liderada por Manuel Belgrano para lograr el reconocimiento de
Asunción. Cruzaron Entre Ríos y Corrientes y alcanzaron el río Paraná. La defensa paraguaya fue dispersada, y los
revolucionarios avanzaron hasta el río Tacuarí. Sin embargo, sufrieron derrotas en Paraguarí y tuvieron que retirarse.
Luego, se alcanzó un armisticio y Paraguay llevó a cabo su propia revolución. Desde 1813, Gaspar Rodríguez de
Francia lideró políticamente Paraguay y se mantuvo alejado de los conflictos del Río de la Plata.
EXPEDICIÓN A LA BANDA ORIENTAL
La amenaza paraguaya había desaparecido, pero la amenaza de la Banda Oriental seguía presente. Elío regresó a
Montevideo como virrey y algunos indicios favorables para los revolucionarios comenzaron a surgir en la región. Los
párrocos rurales mostraban su apoyo a Buenos Aires, lo cual generaba quejas por parte de las autoridades
montevideanas. La campaña de adjudicación de tierras y el control de títulos por parte de las autoridades de
Montevideo generaban inquietudes en el mundo rural. La población sufría la presión de los reclutadores y las
deserciones, lo que llevaba a resistencias contra el reclutamiento. En febrero de 1811, Elío declaró formalmente la
guerra a Buenos Aires, abriendo la posibilidad de llevar la guerra al territorio oriental. En enero de 1811, José
Gervasio de Artigas, perteneciente a la clase alta montevideana, se unió a la revolución. Artigas se convirtió en un
valioso pero incómodo aliado para las autoridades del Río de la Plata. Los porteños intentaron controlar a Artigas al
ponerlo bajo el mando de José Rondeau, pero esta alianza se vio afectada por mutuos recelos que empeoraron con
el tiempo.
LA REVOLUCIÓN EN LA BANDA ORIENTAL
El 26 febrero de 1811, comenzó la revolución en la Banda Oriental con el Grito de Asencio. Artigas lideró el
movimiento, que se extendió por la campaña con el apoyo de hombres como Rivera y Lavalleja. En mayo de 1811, las
fuerzas patriotas lideradas por Artigas derrotaron a los realistas en Las Piedras. Los realistas se refugiaron en
Montevideo y Colonia, mientras los patriotas sitiaban Montevideo.
Durante este tiempo, Portugal y Gran Bretaña tenían intereses en la región. Portugal buscaba expandir su influencia
en el Plata, mientras que Gran Bretaña presionaba para contrarrestar a Portugal. Se propusieron negociaciones de
armisticio entre la Junta y el virrey Elío, pero Buenos Aires no estaba dispuesta a entregar la Banda Oriental. Elío
llamó a los portugueses de Rio Grande do Sul y rechazó la propuesta de una alianza antiportuguesa.
Finalmente, se llegó a un armisticio en octubre de 1811, en el cual ambas partes reconocieron los derechos de
Fernando VII y se retiraron las fuerzas porteñas de la Banda Oriental. Los orientales se retiraron al interior de Entre
Ríos en lo que se conoció como el éxodo del pueblo oriental.
Durante los meses siguientes, los orientales permanecieron en Entre Ríos. En junio de 1812, Manuel de Sarratea
llegó como nuevo jefe de las fuerzas porteñas, pero Artigas se negó a ponerse bajo su mando. A pesar de esto, se
reinició el sitio de Montevideo en octubre de 1812 bajo la dirección de Rondeau.
Aumento de las discrepancias entre Artigas y los jefes porteños: José Gervasio de Artigas regresó a territorio
oriental pero no se unió al ejército. Ante esta actitud, Sarratea le ordenó que se reincorporara y Artigas rompió con
Buenos Aires. Esta situación prolongada se volvió insostenible y, después de algunas negociaciones, Artigas se unió a
los sitiadores, y Sarratea fue obligado a regresar a Buenos Aires. La convocatoria a la Asamblea General
Constituyente en 1813 fue otro motivo para que surgieran diferencias entre los líderes de la revolución en Buenos
Aires y el caudillo oriental. Cuando Artigas fue invitado a reconocer la autoridad de la Soberana Asamblea, prefirió
convocar a un congreso provincial y remitir sus decisiones.

7
En abril de 1813, se llevó a cabo el Congreso de Tres Cruces. Los congresales designaron cinco diputados para
integrar la Asamblea con instrucciones precisas: la creación de una provincia oriental autónoma, cuyo gobierno
conservaría todos los poderes no expresamente delegados en la autoridad central. Esto planteaba un desafío serio al
régimen centralista de Buenos Aires. Tres días después, las tropas orientales juraron lealtad a la Asamblea y el 19 de
abril, Artigas y Rondeau firmaron un documento que proclamaba la confederación de la Banda Oriental con las
Provincias Unidas del Río de la Plata.
Sin embargo, la intransigencia del gobierno de Buenos Aires llevó a rechazar a los diputados orientales alegando
supuestos vicios de elección. A pesar de esto, en agosto, Artigas y Rondeau acordaron promover la elección de un
nuevo gobierno provincial en reemplazo del surgido tras el Congreso de Tres Cruces. El 8 de diciembre de 1813, se
llevó a cabo un nuevo congreso provincial en Capilla de Maciel, donde se eligieron nuevos diputados para la
Asamblea y se estableció un nuevo gobierno provincial.
La reacción de Buenos Aires fue nuevamente poco conciliadora, ya que Artigas fue declarado fuera de la ley y se
rechazó la incorporación de los nuevos diputados orientales a la Asamblea. El gobierno de Buenos Aires desconoció
al gobierno provincial establecido y transformó a la Banda Oriental en una gobernación-intendencia desprovista de
toda autonomía.
LUCHA POR EL CONTROL DEL RÍO DE LA PLATA
En 1813, el gobierno de Buenos Aires formó una flota al mando de Guillermo Brown para disputar el dominio del río
a los realistas. Después de varias batallas, la flota bloqueó Montevideo y obtuvo la rendición española el 20 de junio.
Aunque Montevideo dejó de ser una amenaza, la disidencia liderada por Artigas se extendió más allá de la región
oriental, ganando apoyo en provincias como Entre Ríos, Corrientes y Misiones. Esta disidencia marcó el surgimiento
de las tendencias confederales como una fuerza política y militar capaz de alterar el panorama en el Río de la Plata.
LA ORGANIZACIÓN DEL PODER POLITICO
Durante los años 1810 a 1815, se produjo un período de experimentación política en el que Buenos Aires buscó
consolidar su hegemonía sobre el territorio. Este período estuvo marcado por las necesidades de la guerra y las
tensiones entre los diferentes grupos políticos de la capital revolucionaria. Buenos Aires utilizó las estructuras
heredadas del antiguo orden para establecer su dominio, al mismo tiempo que se presentaba como una fuerza
destructora de ese mismo orden.
La resistencia generada por la instalación de la Junta en Buenos Aires obligó al nuevo gobierno a romper con el
pasado y denunciar la resistencia de los funcionarios metropolitanos que temían perder sus cargos y privilegios. Esta
ruptura se manifestó de manera violenta en lugares como Córdoba, donde se ejecutaron a los
contrarrevolucionarios, y en la Banda Oriental, donde se adoptó una política intransigente contra la disidencia
artiguista. El problema central radicaba en la legitimidad de las autoridades que gobernarían el Virreinato del Río de
la Plata.
EL CONFLICTO ENTRE MORENO Y SAAVEDRA
Desde el principio, se observaron tensiones entre dos grupos dentro de la revolución: los “jacobinos” liderados por
Mariano Moreno y el sector dominado por el general Cornelio Saavedra. Estas tensiones se intensificaron a medida
que la lucha se expandía y se volvía regional. En octubre de 1810, se estableció un reglamento militar que generó
descontento entre los milicianos debido a los requisitos de ingreso para formar un cuerpo de oficiales de carrera.
El conflicto entre Moreno y Saavedra continuó en diciembre, cuando se emitió un decreto que suprimía los honores
y destituía a Saavedra de su cargo militar. Esta medida radical afectaba el poder que los milicianos habían obtenido
desde 1807. Saavedra aprovechó la situación y capitalizó el descontento de los cuerpos militares, así como la
decisión de incorporar representantes del virreinato en los nuevos órganos de gobierno.
El 18 de diciembre, nueve diputados del interior solicitaron unirse a la Junta, de acuerdo con una circular del 27 de
mayo. Con la incorporación de estos diputados, Moreno renunció a su cargo y se le asignó una misión diplomática en
Europa. Sin embargo, murió en el mar en circunstancias confusas.
JUNTA GRANDE (DECIEMBRE DE 1810-1811)
8
Tras la formación de la Junta Grande, las circunstancias político-militares se complicaron. El gobierno de Buenos
Aires enfrentaba dificultades, en parte debido a la influencia persistente del Cabildo en la política revolucionaria.
El 22 de marzo, la Junta Grande emitió un decreto de expulsión de todos los europeos solteros de la ciudad como
respuesta a la declaración de guerra de Elío desde Montevideo. Los afectados acudieron al Cabildo y solicitaron la
revocación de la medida. Aprovechando la oposición, el Cabildo se hizo eco de la agitación, incluyendo a los aliados
del ex secretario Moreno. Ante la presión popular y capitular, la Junta derogó la resolución de expulsión de los
españoles solteros.
Poco después, estalló otro conflicto en el que se vieron implicados Saavedra y Funes, sospechosos de querer
entregar el país a la infanta Carlota. En respuesta, el sector dominante organizó la llamada Rebelión de las Quintas el
5 de abril de 1811. Una multitud dirigida por los alcaldes, entre ellos Tomás Grigera y el Dr. Joaquín Campana, se
congregó en la Plaza. Funes y Saavedra negaron cualquier responsabilidad en los hechos, a pesar de las acusaciones
de los jacobinos rioplatenses.
El triunfo de Saavedra en esta ocasión interrumpió el intento jacobino de recuperar parte del poder perdido en
diciembre. La Junta fue purgada: Domingo French y Juan Antonio Beruti fueron arrestados, Belgrano fue llevado a
juicio por su gestión militar, se estableció un tribunal de vigilancia para controlar la lealtad política de los habitantes
y se retomó la política antipeninsular.
Las tensiones en la ciudad de Buenos Aires volvieron a estallar, esta vez en contra del secretario de la Junta, Joaquín
Campana. Entre el 12 y el 19 de septiembre, circularon peticiones a favor de la convocatoria de un Cabildo Abierto.
El 22, el Cabildo exigió la reforma del gobierno y al día siguiente la Junta decidió disolverse y establecer en su lugar
un Triunvirato.
EL PRIMER TRIUNVIRATO
Se formó un nuevo gobierno llamado Triunvirato el 22 de septiembre de 1811, compuesto por Juan José Paso,
Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea. Hubo tensiones con la Junta Conservadora y se dictó un Reglamento
Orgánico. El Cabildo rechazó el reglamento, lo que llevó a la disolución de la Junta Conservadora. Se estableció un
Estatuto Provisional que determinaba la duración de los triunviros en el poder y garantizaba la libertad de prensa y
seguridad individual. El Triunvirato representaba la hegemonía de Buenos Aires y centralizaba el poder. Se
disolvieron las juntas provinciales, se implantó el régimen de intendencias y se expulsó a los diputados del interior.
Hubo tratados de paz con Paraguay y la Banda Oriental. Surgieron conflictos internos y la Asamblea General fue
disuelta por el Triunvirato.
SOCIEDAD PATRIOTICA
Durante este período, surgieron nuevos centros de poder político fuera del gobierno estatal. La Sociedad Patriótica,
liderada por Bernardo de Monteagudo, se convirtió en un grupo importante, reuniendo a los seguidores de Mariano
Moreno. Sin embargo, el secretario del Triunvirato, Rivadavia, decidió cerrar los periódicos La Gaceta y El Censor,
que eran órganos de opinión de la Sociedad Patriótica. Esto debilitó la reputación del gobierno y la Sociedad
Patriótica pasó a la oposición.
Al mismo tiempo, la guerra en la Banda Oriental continuaba y la alianza entre los portugueses y Vigodet tenía
consecuencias significativas en Buenos Aires. Álzaga y otros españoles europeos estaban planeando un golpe para
apoyar la resistencia de Vigodet y contaban con el respaldo de los portugueses.
El 1 de julio de 1812 se descubrió la conspiración de Alzaga, un movimiento que buscaba apoyar la resistencia de
Vigodet. El gobierno reprimió rápidamente el levantamiento e impuso medidas severas contra los españoles.
Aunque Álzaga logró esconderse inicialmente, fue capturado y ejecutado posteriormente.
Mientras tanto, surgió una nueva oposición en Buenos Aires. En marzo, llegó un grupo de americanos con
experiencia militar en los ejércitos españoles y vinculados a logias masónicas, entre ellos José de San Martín, José
Matías Zapiola y Carlos de Alvear. Estas figuras formaron la Logia Lautaro y comenzaron a trabajar por la
independencia y la formación de una unidad política.

9
En medio de estas tensiones, el Triunvirato comenzó a desintegrarse. Fue necesario designar un nuevo miembro
para reemplazar a Sarratea, lo cual llevó a convocar una Asamblea para el 6 de octubre. Pedro Medrano fue elegido
como triunviro el día siguiente, pero el 8 de octubre la plaza de Buenos Aires fue ocupada por fuerzas militares,
incluyendo el Regimiento de Granaderos a Caballo creado por San Martín, y grupos civiles que exigían la
convocatoria de un Cabildo Abierto. Monteagudo presentó un petitorio solicitando la destitución del gobierno y el
regreso de la autoridad al Cabildo.
EL SEGUNDO TRIUNVIRATO
El 8 de octubre de 1812 se formó un nuevo gobierno. El Cabildo, presionado por los líderes militares y civiles,
nombró como triunviros a Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Esta elección fue
posteriormente sometida a la aprobación popular. Con este movimiento, el Estatuto Provisional quedó sin efecto y
se convocó a una Asamblea General.
ASAMBLEA DEL AÑO XIII
La Asamblea General Constituyente se inauguró en enero de 1813 con el objetivo de la emancipación y la
constitución del estado. Durante su trabajo, se tomaron medidas importantes como la eliminación de referencias al
rey cautivo, la creación de una moneda nacional, la abolición de la Inquisición y las torturas, y la institución de la
libertad de vientres. Sin embargo, los proyectos de constitución presentados no fueron aprobados debido a la falta
de representación de algunas regiones.
Durante la Asamblea General Constituyente se evidenciaron las tensiones en torno a la representación política, que
fueron fuente de conflictos a lo largo del siglo XIX. Hubo enfrentamientos entre los partidarios de un Estado
centralizado y los defensores del pactismo, que abogaban por el consentimiento como base para formar el Estado al
que aspiraban. Estas tensiones se agudizaron con las instrucciones del representante artiguista, quien abogaba por
una declaración absoluta de independencia de la corona de España y la familia de los Borbones.
EL DIRECTORIO
A partir de septiembre de 1813, los recesos de la Asamblea se prolongaron y sus sesiones se hicieron breves. En
enero de 1814, el Triunvirato fue reemplazado por un Poder Ejecutivo unipersonal llamado Directorio. El 22 de enero
de 1814, la Asamblea designó a Gervasio Antonio de Posadas como líder supremo del Estado. Su gobierno estuvo
marcado por la ruptura con Artigas, la derrota realista en Chile y la resistencia al nombramiento de Alvear como jefe
del Ejército del Norte.
Alvear asumió como Director Supremo en reemplazo de Posadas, respaldado por la Asamblea y la logia masónica, así
como por parte del ejército. Sin embargo, su ascenso ocurrió en un contexto de debilitamiento del poder
institucional y de las autoridades. Alvear tenía un fuerte control en los territorios de Mendoza y San Luis, así como en
Corrientes, Entre Ríos y algunas partes de Santa Fe y Córdoba. El Ejército del Norte adoptaba una postura
deliberativa hacia el gobierno, mientras que San Martín en Cuyo mostraba obediencia, pero con cierta reserva.
Durante el periodo comprendido entre mayo de 1810 y enero de 1815, se pueden identificar una serie de sucesos
políticos en los cuales se fue fortaleciendo la idea de independencia en la revolución. Sin embargo, el trasfondo del
proceso es más complejo, ya que se evidencia la falta de una clase dirigente consolidada que ocupara el rol que
anteriormente tenían los miembros de la administración colonial.
LAS MISIONES DIPLOMÁTICAS
En la primera etapa de la revolución, Buenos Aires buscó el reconocimiento de las potencias europeas. Se realizaron
misiones diplomáticas en Madrid, Río de Janeiro y otros lugares. Las potencias tenían intereses diferentes, como
Portugal queriendo controlar la Banda Oriental y Inglaterra buscando abrir el comercio. Se aprovecharon estas
diferencias en ocasiones anteriores para firmar armisticios con Elío y la Convención Rademaker en 1812.
En 1813, Manuel de Sarratea fue enviado a Inglaterra para buscar la protección británica frente a las fuerzas
españolas en el territorio liberado. Sin embargo, la situación en el Río de la Plata era complicada, ya que Belgrano
había sufrido una derrota en el Alto Perú y España se había liberado de la ocupación francesa. Las instrucciones de
Sarratea eran buscar acuerdos basados en la libertad e independencia de las provincias y el cese de las hostilidades.
10
Pero cuando llegó a Londres en marzo de 1814, Napoleón había sido derrotado y Fernando VII había recuperado su
libertad y el trono de España.
Los cambios en España, como la recuperación de la libertad por parte de Fernando VII, complicaron la posibilidad de
cumplir las instrucciones dadas a Sarratea. Ante esta situación, el comisionado recomendó adoptar una actitud
conciliatoria y mostrar adhesión al rey para proteger la revolución. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la
misión de Sarratea fracasó.
En 1814, Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia fueron enviados a Europa por el gobierno de Posadas con el
objetivo de mantener la paz en los territorios de Sudamérica. Sin embargo, las instrucciones reservadas indicaban
que debían buscar la independencia política de las provincias o, en su defecto, la administración en manos
americanas y la protección de potencias europeas.
Sin embargo, los cambios en la política internacional afectaron los planes de las misiones. Cuando llegaron a Londres
en mayo de 1815, Napoleón había regresado y recuperado el trono, lo que alteró la situación. A pesar de llegar a un
acuerdo con Carlos IV, la derrota de Napoleón en Waterloo consolidó la posición de Fernando VII, quien abandonó el
acuerdo.
En julio, se decidió que Belgrano y Sarratea regresaran a Buenos Aires, mientras Rivadavia permanecía en Londres a
la espera de los acontecimientos. Rivadavia luego se trasladó a Madrid, solicitando al rey que estableciera las bases
para la paz, pero Fernando VII respondió negativamente. En septiembre de 1816, Rivadavia regresó a Francia
convencido de que España tenía la intención de someter a las Provincias Unidas por la fuerza.
SEGUNDO CICLO DE LA REVOLUCIÓN (1815-1820)
En la segunda etapa del proceso revolucionario (1815-1820) en Argentina, se proclamó la independencia y se formó
un gobierno unipersonal llamado Directorio. El ejército liderado por San Martín aseguró la independencia
derrotando a los españoles en Chile. Durante este tiempo, se establecieron estructuras estatales en las provincias,
aunque los límites y divisiones políticas aún eran imprecisos. José Rondeau fue nombrado director supremo, pero
como estaba ausente, Ignacio Álvarez Thomas lo reemplazó. Se creó un Congreso Constituyente en Tucumán, con
diputados elegidos indirectamente.
CONGRESO DE TUCUMÁN
El Congreso se reunió en Tucumán el 24 de marzo de 1816 en un contexto de amenazas externas y movimientos
contrarrevolucionarios en América. Había tres grupos distintos en el Congreso: los centralistas, los localistas y los
diputados altoperuanos. Aunque lograron unanimidad para declarar la independencia el 9 de julio de 1816, no
pudieron ponerse de acuerdo sobre la forma de gobierno. El Congreso se trasladó a Buenos Aires y Juan Martín de
Pueyrredón fue designado director supremo el 3 de mayo de 1816. Pueyrredón enfrentó problemas político-
militares y apoyó la campaña de San Martín al Perú. La llegada de Pueyrredón puso fin a la confusión política en
Buenos Aires.
Durante este período, hubo movimientos localistas en Córdoba y Santiago del Estero, pero el Congreso intervino y
restableció el control. En cuanto al gobierno directorial, Pueyrredón se enfocó en organizar la administración del
Estado. Se tomaron medidas para la deuda pública, el control de gastos y la creación de instituciones como la Caja
Nacional de Fondos y la Casa de Moneda. En el ámbito militar se estableció un estado mayor permanente y se
propuso el reglamento de corso para la guerra naval contra España. Además, se reabrió el Colegio de San Carlos
como Colegio Unión del Sur y se impulsó la creación de la Universidad de Buenos Aires
SEGUNDA ETAPA DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
EXPEDICIÓN DE SAN MARTÍN A CHILE Y AL PERÚ
San Martín tenía un plan para defender la región de un ataque español desde Chile y luego pasar a la ofensiva.
Recibió apoyo de Pueyrredón, quien impuso impuestos y empréstitos forzosos para financiar la campaña. En enero
de 1817, el Ejército de los Andes comenzó sus movimientos. El plan consistía en atacar a los españoles desde
diferentes pasos de los Andes para alarmar y dividir al enemigo. Las columnas cruzaron los pasos de Guana, Come
Caballos, Piuquencs y Planchón. La columna principal, comandada por San Martín, avanzó por el paso de Los Patos.
11
El avance simultáneo y la guerra de rumores confundieron al jefe español y facilitaron los planes del ejército
argentino. Después de cruzar la cordillera, Las Heras derrotó a los realistas en Los Potrerillos y Guardia Vieja,
mientras que San Martín derrotó a los destacamentos enemigos en Achupallas y Las Coimas. El 12 de febrero de
1817, San Martín obtuvo una victoria en la Batalla de Chacabuco, y el 14 de febrero entró triunfante en Santiago de
Chile junto con O’Higgins.
CAMPAÑAS AL SUR DE CHILE
Después de la victoria en Chacabuco, el Ejército de los Andes enfrentó y conquistó las plazas de Concepción y
Talcahuano en Chile. Sin embargo, sufrieron una derrota en Cancha Rayada, pero lograron una importante victoria
en la Batalla de Maipú. San Martín se dirigió a Buenos Aires en busca de fondos mientras el general Zapiola sitió
Talcahuano, que fue abandonada por los defensores. Al mismo tiempo, una escuadra naval obtenía triunfos en el
Pacífico, asegurando las condiciones estratégicas para la campaña en el Perú.
ELFRACASO CONSTITUCIONAL Y LA DISGREGACIÓN DELPODER PORTEÑO
Después de asegurar la independencia, se buscó establecer una organización constitucional. En 1819 se redactó una
Constitución que buscaba ser válida tanto para un régimen republicano como monárquico. Establecía un director
supremo y un Consejo de Estado, un Poder Legislativo bicameral y fue jurada por la mayoría de las provincias. Sin
embargo, la vigencia de la Constitución fue breve, ya que ocho meses después desapareció el Directorio, el Congreso
y la Constitución.
El director supremo Pueyrredón renunció en octubre de 1819 y José Rondeau fue designado como su sucesor.
Rondeau enfrentó dificultades, ya que surgieron caudillos y figuras destacadas que orientaban la política local.
Intentó contener el avance de los caudillos, pero enfrentó desafíos en su gestión.
Levantamiento del Ejército del Norte: En 1820, se produjo la sublevación del Ejército del Norte en Arequito. Bustos
y otros líderes militares se oponían a la guerra interna y buscaban crear un nuevo centro de poder en Córdoba
independiente de Buenos Aires y el Litoral. Bustos se convirtió en gobernador de Córdoba y convocó a un congreso
que buscaba establecer alianzas y promover la independencia provincial. Paralelamente, otras provincias como San
Juan, Mendoza y San Luis también se declararon independientes y formaron una liga para respaldar el congreso
liderado por Bustos. Esta situación mostraba la debilidad de la organización nacional y las tendencias disolventes en
varias provincias argentinas.
LA CAÍDA DE BUENOS AIRES
En el Litoral, los caudillos Francisco Ramírez y Estanislao López, al frente del Ejército Federal, avanzaban hacia
Buenos Aires y se enfrentaban al director supremo Rondeau. Los federales buscaban operar militarmente sobre la
capital argentina, mientras que Ramírez se destacaba como una figura destacada. En los campos de Cepeda, López y
Ramírez derrotaron al ejército directorial, lo que llevó al Congreso a nombrar a Juan Pedro Aguirre como director
supremo sustituto. La ciudad de Buenos Aires se preparó para la defensa, con Soler al mando de las tropas. López
buscó negociar con el Cabildo, mientras que Ramírez solo trataría con Soler y exigía la disolución del Congreso y la
destitución del director.
LA ANARQUÍA
Después de la derrota en Cepeda, hubo meses de confusión en Buenos Aires. Durante este tiempo, se sucedieron
diez gobernadores y hubo alternancia entre periodos de paz y guerra. En febrero de 1820, el Cabildo porteño asumió
el rol de gobernador y proclamó la disolución del poder central. Además, renunciaron al estatus de Buenos Aires
como capital de las Provincias Unidas. Se convocó a un Cabildo Abierto, del cual surgió una Junta de Representantes,
el primer cuerpo legislativo de la provincia. Esta Junta pronto tomó el control político y designó a Manuel de
Sarratea como gobernador provisional.
LOS GOBIERNOS UNITARIOS Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS PROVINCIALES (1820-1829)
Durante este período, mientras algunas provincias del interior estaban dando forma a sus estados provinciales, la
situación en Buenos Aires era inicialmente confusa y caótica. Sin embargo, en los años siguientes, la ciudad

12
experimentó lo que se conoció como la “feliz experiencia”, con la creación de nuevas instituciones, la prosperidad
del comercio y una mejora en la calidad de vida de sus habitantes.
Los numerosos conflictos entre provincias durante esta etapa llevaron a los historiadores a debatir sobre el papel de
las provincias y los caudillos en el proceso de organización nacional. Aunque se argumentaba que ambos
obstaculizaron dicho proceso, la realidad es más compleja. Si bien fue difícil organizar el país constitucionalmente,
las provincias intentaron articular sus estados tanto a nivel constitucional como administrativo y fiscal.
Durante este período, las trece provincias comenzaron a constituirse como entidades políticas. Con la caída de la
autoridad nacional, desaparecieron los gobernadores-intendentes designados por Buenos Aires, y las provincias
establecieron límites entre sí, organizaron sus legislaturas, designaron gobernadores y dictaron sus propias
constituciones. También buscaron establecer un régimen fiscal para hacer frente a las necesidades
gubernamentales.
El federalismo ganó fuerza en el Río de la Plata a través de los caudillos. El federalismo permitía mantener un mayor
control político en cada provincia. Sin embargo, la historia política de este período es ambivalente, ya que, si bien se
reconocía la libertad, independencia y soberanía de cada estado provincial, también se planteaba la necesidad de
una mayor centralización para acompañar el proceso de organización nacional.
Durante esta etapa, también tuvo lugar la campaña de San Martín hacia Perú, después de asegurar la independencia
de Chile. Tras su encuentro con Bolívar, San Martín se retiró de la vida política y militar y se estableció en Francia.
HACIA LA RECONSTRUCCIÓN DEL ORDEN EN BUENOS AIRES
En Buenos Aires, hubo cambios constantes de gobernadores y un debilitamiento del poder del Cabildo. En 1820, el
Cabildo se proclamó gobernador, disolvió el poder central y renunció a ser la capital de las Provincias Unidas. Surgió
la Junta de Representantes como cuerpo legislativo y designó a Manuel de Sarratea como gobernador provisional. La
Junta adquirió importancia y se convirtió en depositaria del poder legislativo. Se estableció un régimen
parlamentario basado en leyes sin una constitución formal, y se introdujo el sufragio universal para varones mayores
de 25 años.
LA GOBERNACIÓN DE SARRATEA
El gobernador Manuel de Sarratea logró firmar el Tratado del Pilar en febrero de 1820, estableciendo la paz entre las
provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe. El tratado convocaba a los demás estados a discutir una futura
organización nacional basada en el principio federal. Sin embargo, el tratado no fue bien recibido en Buenos Aires y
hubo tensiones políticas. Manuel Dorrego asumió como gobernador tras vencer a su rival Carlos María de Alvear.
Dorrego también derrotó a Estanislao López, pero finalmente fue vencido por López en la batalla de Gamonal.
Martín Rodríguez asumió como gobernador y comenzó un período de paz conocido como la “feliz experiencia”. Se
firmaron tratados de paz con Santa Fe, pero la situación seguía siendo precaria y hubo conflictos internos. Buenos
Aires entregó ganado a Santa Fe como parte del acuerdo de paz.
LA CONSOLIDACIÓN DE LAS PROVINCIAS.
El Tratado de Benegas fue un acuerdo que fortaleció la alianza entre Buenos Aires y Santa Fe, poniendo fin a la
guerra civil y permitiendo la consolidación de nuevas estructuras provinciales. Se crearon y organizaron nuevas
instituciones en varias provincias, y se destacaron gobernantes como Lucio Mansilla en Entre Ríos y Godoy Cruz en
Mendoza. En La Rioja, Juan Facundo Quiroga asumió el gobierno y se convirtió en una figura importante en la
República. En Córdoba, el intento de convocar un Congreso Nacional para organizar la federación fracasó debido a la
oposición de Buenos Aires, que buscaba una nueva alianza interprovincial. Finalmente, se firmó el Tratado del
Cuadrilátero entre Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos, consolidando la unión de estas provincias y
dejando de lado el Congreso de Córdoba.
LA CAMPANA DE SAN MARTÍN AL PERÚ Y EL FIN DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Después de la victoria en la batalla de Maipú, los jefes realistas adoptaron una postura defensiva en Chile,
abandonando las operaciones ofensivas y permitiendo que la escuadra patriota controlara el Pacífico. Mientras

13
tanto, Simón Bolívar derrotó a los virreyes de Nueva Granada y Perú en agosto de 1819, asegurando el dominio de
Colombia y aislándolos de las fuerzas realistas en Venezuela y Perú.
En el Perú, el virrey Pezuela mantenía dispersas a las tropas y la situación en España, bajo el absolutismo de
Fernando VII, generaba resentimiento entre los militares y creaba incertidumbre en el ejército. En enero de 1820,
Rafael Riego se sublevó en Cádiz y el rey se vio obligado a jurar la Constitución. Esta pugna entre absolutistas y
liberales se trasladó al ejército realista en América.
A pesar de las dificultades, San Martín decidió iniciar la expedición libertadora del Perú en agosto de 1820. La
expedición desembarcó en Paracas, tomó el fuerte de Pisco y estableció posiciones defensivas. Mientras tanto, se
realizaron ataques en diferentes puntos para confundir al enemigo y se fomentó la revolución a cargo de Arenales.
San Martín acordó un armisticio con el virrey Pezuela en septiembre de 1820 para ganar tiempo y reorganizar las
fuerzas.
En octubre, San Martín envió a Arenales a la sierra mientras él se concentraba en la costa. Desembarcó en Ancón, se
enfrentó a los realistas en Torre Blanca y luego desembarcó en Huacho, al norte de Lima. Desde allí, fomentó la
insurrección de los peruanos, mientras Arenales derrotaba a los realistas en Nazca, Jauja y finalmente en Pasco el 6
de diciembre de 1820.
Después de la victoria en Pasco, varios líderes peruanos se pasaron al bando patriota, incluyendo al coronel Santa
Cruz y el coronel Heres. Además, la guarnición de Guayaquil se sublevó y declaró su independencia. A pesar de
algunas derrotas sufridas por Arenales, el triunfo de Cochrane en El Callao y la sublevación de la Intendencia de
Trujillo, dirigida por el general marqués de Torre Tagle, marcaron el cierre del año 1820.
LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ.
Después de que José de La Serna asumió el cargo de virrey en lugar de Pezuela, iniciaron tratados de paz entre los
españoles y los revolucionarios. Aunque la base del acuerdo era la independencia del Perú, los españoles planteaban
la jura de la Constitución de 1812 y la participación en las Cortes españolas. Sin embargo, las conversaciones
fracasaron y San Martín proclamó la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, asumiendo el cargo de Protector
del Perú.
San Martín encargó a su colaborador, el general Las Heras, poner sitio a El Callao mientras esperaban la llegada de
Bolívar, quien había tenido éxito en el norte y se dirigía hacia el sur. El 19 de septiembre, lograron la rendición de El
Callao.
Como jefe del Estado peruano, San Martín se ocupó de la organización del país. Estableció un estatuto provisional
que limitaba sus propios poderes, convocó a la formación de un Senado, redujo la burocracia, eliminó el tributo
indígena, reestructuró las finanzas estatales, fundó la biblioteca de Lima y estableció la ciudadanía peruana, abierta a
todos los sudamericanos.
Mientras tanto, el 24 de junio de 1821, Bolívar obtuvo la victoria en la batalla de Carabobo, asegurando la liberación
de Venezuela. Parte de sus fuerzas, bajo el mando de Antonio José de Sucre, se dirigieron al sur para liberar la
Capitanía General de Quito, que aún estaba en manos españolas. San Martín apoyó a los colombianos con una
división peruano-argentina, y con esta ayuda, Sucre logró liberar Ecuador tras las victorias de Riobamba y Pichincha.
Sin embargo, la situación de San Martín en el Perú comenzó a complicarse. La situación militar estaba estancada y no
todos sus subordinados aceptaban su liderazgo. Lord Thomas Cochrane, por ejemplo, desconoció la autoridad de San
Martín y se retiró del Perú llevándose la escuadra. Además, Las Heras solicitó su separación del ejército y regresó a
Buenos Aires.
El encuentro de Guayaquil y la renuncia de San Martín : Durante el año 1822, el ejército peruano sufrió derrotas y
dependió cada vez más de la ayuda de Bolívar. Bolívar anexó la provincia de Guayaquil, que Perú consideraba propia.
El 26 de julio de 1822, Bolívar y San Martín se reunieron en Guayaquil en un encuentro del cual se sabe poco. San
Martín abandonó Guayaquil y regresó a Lima, donde renunció ante el Congreso peruano el 20 de septiembre y luego
se embarcó hacia Chile.
FIN DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
14
Después de la renuncia de San Martín, su sucesor en Perú, Torre Tagle, fue depuesto y reemplazado por Riva Agüero,
quien luego se pasó al bando español. El general Alvarado también fracasó en su intento de vencer a los españoles
en las batallas de Torata y Moquegua en enero de 1823. En septiembre de 1823, Simón Bolívar puso fin a la guerra al
exigir poderes extraordinarios y el mando supremo militar al Congreso, al mismo tiempo que destituía a Riva Agüero.
El 3 de agosto de 1824, Bolívar derrotó a Cántete en la batalla de Junín, y Sucre continuó la campaña hasta el 9 de
diciembre, cuando derrotó y capturó al virrey La Serna en los campos de Ayacucho, poniendo fin a la guerra de
independencia en América del Sur.
LAS REFORMAS RIVADAVIANAS
El programa y las reformas implementadas por el gobierno de Buenos Aires durante el período de Martín Rodríguez
y Bernardino Rivadavia en el siglo XIX. A continuación, resumiré los puntos clave mencionados:
 El gobierno tenía como objetivos institucionalizar la provincia, obtener el reconocimiento de la
independencia por parte de otros países y asegurar su desarrollo económico a través de inversiones
extranjeras.
 Se llevaron a cabo reformas para establecer un Estado moderno, como la eliminación de magistraturas como
el Cabildo, la reforma de la justicia y la creación de un sistema de enseñanza pública.
 También se implementó una reforma eclesiástica que incluyó la supresión de varios conventos y la
secularización de los regulares. Se tomaron medidas para regular la conducta de los frailes y se inventariaron
los bienes de las órdenes religiosas.
 En el ámbito económico y financiero, se creó la Bolsa Mercantil y se estableció el Banco de Descuentos para
reemplazar la Caja Nacional de Fondos. Se recurrió a empréstitos y crédito exterior para hacer frente a las
dificultades financieras.
 Se promovió la expansión de la frontera agrícola y se entregaron tierras fiscales a los sectores altos. Se llevó
a cabo una campaña militar contra los indígenas y se fundó el Fuerte Independencia.
 Juan Manuel de Rosas se opuso al plan militar de Rodríguez y hubo tensiones, pero el gobierno continuó con
su programa reformista con el impulso de Rivadavia y el apoyo de comerciantes y ganaderos locales e
ingleses.
 Se buscaron inversiones extranjeras y se intentó establecer colonias agrícolas, pero algunos de estos
proyectos fracasaron.
 Se realizaron intervenciones sociales, como la reorganización de la Casa de Niños Expósitos y la creación de
la Sociedad de Beneficencia para la asistencia y los hospitales.
 Buenos Aires restableció su prestigio y asumió la conducción de las relaciones exteriores de las Provincias
Unidas. Rivadavia envió representantes a las provincias para invitarlas a reunirse en una nación bajo el
régimen representativo, pero algunas provincias no confiaban en el proyecto.
 Se convocó un Congreso General en 1824, donde se aprobó la Ley Fundamental, que estableció la
constituyente y delegó en Buenos Aires el manejo de las relaciones exteriores mientras las provincias
mantenían su autonomía.
 Rivadavia fue elegido presidente en un contexto de guerra contra Brasil y propuso una Ley de Capital para
separar la ciudad de Buenos Aires del resto de la provincia y convertirla en la capital de la República. Esto
generó divisiones y oposición.

Este fragmento proporciona un contexto histórico sobre las reformas y los desafíos que enfrentó el gobierno de
Buenos Aires en el período mencionado.
LA CONSTITUCIÓN DE 1826
El Congreso revisó las opiniones de los representantes de las provincias sobre la forma de gobierno. Seis provincias
(Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza y Córdoba) se pronunciaron a favor del sistema
federal, mientras que cuatro (Tucumán, Salta, Jujuy y La Rioja) optaron por un régimen unitario. Seis provincias más
(Corrientes, Catamarca, San Luis, Misiones, Montevideo y Tarija) dejaron la decisión en manos del Congreso. La
15
respuesta no fue concluyente, por lo que el Congreso se convirtió en el árbitro de la cuestión. En julio de 1826, se
presentó el dictamen de la comisión del Congreso que abogaba por una forma republicana “consolidada en unidad
de régimen”. El debate se inició tanto dentro como fuera del recinto del Congreso.
LA REACCIÓN FEDERAL
Tras la tentativa constituyente, hubo tensiones y conflictos regionales en las provincias. Tucumán fue el punto de
inicio de la reacción liderada por Juan Facundo Quiroga. Tomó Catamarca, derrotó a Lamadrid y se convirtió en una
figura dominante en La Rioja. Muchas provincias desconocieron a Rivadavia como presidente y rechazaron la
Constitución. Rivadavia renunció en 1827 después de la guerra con Brasil.
POLÍTICA INTERNACIONAL. GUERRA Y PAZ CON EL BRASIL
En abril de 1821, el rey de Portugal y Brasil reconoció la independencia de las Provincias Unidas, seguido por el
gobierno británico en diciembre de 1823. El reconocimiento británico fue impulsado por los intereses comerciales de
Londres y fue crucial para normalizar las relaciones comerciales.
El 23 de enero de 1825 se estableció el Poder Ejecutivo Nacional y el 2 de febrero se firmó el Tratado de Amistad,
Comercio y Navegación con Gran Bretaña. Este tratado seguía los principios del liberalismo económico y garantizaba
el trato recíproco y el reconocimiento de la nación más favorecida para Gran Bretaña. Esto claramente benefició a
Gran Bretaña como potencia comercial e industrial.
EL PROBLEMA DE LA BANDA ORIENTAL
En 1821, un congreso reunido en Montevideo aprobó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de
Portugal y Brasil, respaldando la ocupación de las tropas portuguesas. Sin embargo, tras la proclamación de la
independencia del Imperio del Brasil, las fuerzas se dividieron entre partidarios del Reino y del Imperio, con
Montevideo bajo dominio de los primeros y el resto de la Banda Oriental bajo dominio de los segundos.
En este contexto, Fructuoso Rivera se alió con los brasileños, mientras que Manuel Oribe se unió al bando portugués.
Aunque ambos líderes consideraban la posibilidad de declarar la independencia, el Cabildo de Montevideo se
declaró bajo la protección y gobierno de Buenos Aires el 29 de octubre de 1823.
En las Provincias Unidas, algunos, como Estanislao López, apoyaban la aceptación inmediata de esta decisión,
mientras que otros, como Rodríguez y Mansilla, consideraban que no tenían los medios ni los recursos para
enfrentarse al Imperio. El coronel Juan A. Lavalleja, partidario de la independencia oriental, buscó el apoyo de
Buenos Aires y solicitó la incorporación a las Provincias Unidas.
El gobierno de Buenos Aires realizó esfuerzos diplomáticos para asegurar la paz y contener al Imperio. Sin embargo,
las misiones diplomáticas no tuvieron éxito. Bajo el mando de Lavalleja, los “33 Orientales” desembarcaron en la
Banda Oriental el 19 de abril de 1825, y en menos de un mes, controlaban gran parte de la campaña uruguaya. Brasil
se preparó para reclamar su dominio, y el Congreso de las Provincias Unidas aceptó la incorporación oriental el 24 de
octubre de 1825, lo que desencadenó el conflicto.
El 10 de diciembre de 1825, Brasil declaró la guerra a las Provincias Unidas. La guerra se desarrolló en condiciones
desfavorables para el Río de la Plata, ya que Brasil tenía una mayor homogeneidad política y mejores finanzas. Las
fuerzas imperiales eran aceptadas en gran parte del territorio, mientras que la autoridad del Poder Ejecutivo en las
Provincias Unidas era débil. La escuadra naval era inexistente y el ejército presentaba problemas de liderazgo.
Inicialmente, Rodríguez fue nombrado jefe del Ejército de Observación, pero debido a sus derrotas militares, Carlos
de Alvear asumió el mando a principios de 1826. Guillermo Brown, un marino irlandés, fue encargado de la creación
y el mando de las fuerzas navales.
EFECTOS DEL BLOQUEO NAVAL
Durante la guerra entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio del Brasil, la escuadra brasileña impuso
un severo bloqueo al Río de la Plata, afectando gravemente el comercio porteño. Solo los barcos estadounidenses
intentaban evadir el bloqueo, lo cual generó preocupación en Gran Bretaña, temiendo perder su posición dominante

16
en el mercado. La disminución del comercio impactó negativamente en los ingresos del gobierno, que tuvo que
recurrir a emisiones de billetes y préstamos, llevando a la bancarrota de las finanzas locales.
Ante esta situación, Gran Bretaña intentó una solución diplomática, enviando al ministro Lord Ponsomby a Buenos
Aires. Sin embargo, el emperador brasileño Pedro I se mantuvo inflexible en sus demandas, buscando la anexión de
la Banda Oriental y el control de la navegación en el complejo fluvial Paraná-Plata. A pesar de los combates entre las
flotas lideradas por el almirante Guillermo Brown y los brasileños, y las victorias del general Alvear en batallas como
la de Ituzaingó, la guerra continuó.
Hacia fines de 1826, el general Alvear reunió un ejército bien equipado y derrotó al marqués de Barbacena en la
batalla de Ituzaingó. A pesar de estos avances, la guerra se prolongó y las negociaciones de paz no lograron avances
significativos. La situación económica y financiera empeoró para las Provincias Unidas, mientras que Brasil tenía una
mayor homogeneidad política y superiores recursos financieros.
En resumen, la guerra con Brasil y el bloqueo impuesto por la escuadra brasileña tuvieron graves consecuencias
económicas para las Provincias Unidas del Río de la Plata, afectando el comercio y las finanzas. A pesar de los
esfuerzos militares y las victorias obtenidas, la guerra continuó y las negociaciones de paz se estancaron.
NUEVAS GESTIONES DIPLOMÁTICAS:
Después de la victoria militar en la batalla de Ituzaingó, las Provincias Unidas del Río de la Plata enviaron al
diplomático Manuel García a Río de Janeiro para entablar negociaciones de paz. Sin embargo, el emperador
brasileño no estaba dispuesto a ceder la Banda Oriental y propuso un tratado en el cual esta región sería parte del
Imperio del Brasil.
García aceptó la propuesta, reconociendo la soberanía brasileña sobre la Banda Oriental y la libre navegación de los
ríos con la garantía británica. Este tratado fue un triunfo para Brasil y generó descontento en Buenos Aires. A pesar
de los intentos del presidente Rivadavia por rechazar el tratado, su renuncia fue inevitable y Vicente López y Planes
fue designado como presidente provisional.
En resumen, el Tratado García fue firmado entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio del Brasil,
reconociendo la soberanía brasileña sobre la Banda Oriental. Este tratado provocó la renuncia del presidente
Rivadavia y la designación de López y Planes como presidente provisional.
LA INDEPENDENCIA ORIENTAL
Cuando Manuel Dorrego asumió como gobernador de la provincia y encargado de las relaciones exteriores, una de
sus principales tareas fue poner fin a la guerra en la región. La solución que se vislumbraba era la independencia de
la Banda Oriental. En febrero de 1828, Lord Ponsomby logró convencer a Dorrego de aceptar esta propuesta, y los
generales Guido y Balcarce acordaron la paz en base a la independencia absoluta de la Banda Oriental y la libre
navegación de los ríos.
El acuerdo de paz fue firmado el 27 de agosto y posteriormente ratificado a fines de septiembre. De esta manera, la
Banda Oriental se convirtió en un territorio independiente.
EL FIN DE LA FELIZ EXPERIENCIA
CAMBIO DE GOBIERNO
Tras la renuncia del presidente Rivadavia, el partido federal de Buenos Aires aprovechó la derrota del partido
unitario y Vicente López y Planes fue nombrado presidente provisional. Anchorena y Balcarce ocuparon cargos
ministeriales, y el general Lavalleja reemplazó a Alvear, aunque ignorando sus inclinaciones independentistas. López
restableció la provincia de Buenos Aires y convocó a elecciones de gobernador en agosto de 1827, resultando
elegido Manuel Dorrego, líder del partido federal. El Congreso se disolvió el 18 de agosto, el presidente provisional
dejó su cargo y las relaciones exteriores volvieron a estar bajo la responsabilidad del gobernador de Buenos Aires.
LA REVOLUCIÓN UNITARIA.
Manuel Dorrego, como gobernador de Buenos Aires, se enfrentaba a una situación inestable. En julio de 1828,
presionó a la Convención Constituyente de Santa Fe para que promulgara una Constitución federal que fortaleciera
17
su posición. Sin embargo, Dorrego tenía varios oponentes. Por un lado, estaban los unitarios que apoyaban al
gobierno nacional. Por otro lado, el ejército temía perder su estatus de poder tras la paz. También surgieron nuevos
federales liderados por Manuel Moreno, ministro de Gobierno de Dorrego. En las elecciones de la Legislatura de
Buenos Aires en 1827, la oposición le arrebató el control del cuerpo. Desde Córdoba, Bustos se opuso
silenciosamente, intentando trasladar el Congreso a su ciudad y retirarle a Buenos Aires las relaciones exteriores.
Dorrego enfrentó la impopularidad de la paz con Brasil, y los unitarios aprovecharon el descontento para
movilizarse. Para reprimir la oposición, Dorrego limitó la libertad de prensa y destituyó a aquellos que no le eran
leales.
DERROTA Y FUSILAMIENTO DE DORREGO
Después del regreso del ejército brasileño, se llevaron a cabo elecciones de representantes en Buenos Aires. El
gobierno custodió los lugares de votación con tropas, lo que permitió a los líderes militares imponer su autoridad. El
1 de diciembre de 1828, el general Juan Lavalle ocupó la Plaza de la Victoria con sus tropas, obligando a Dorrego a
abandonar la ciudad y buscar el apoyo de Rosas, quien reunió milicianos. Lavalle convocó a una asamblea del pueblo
en San Ignacio, donde fue elegido gobernador provisional. Lavalle delegó este título en el almirante Brown y partió a
combatir a Dorrego. Derrotó a Dorrego el 9 de diciembre en Navarro, mientras Rosas huyó a Santa Fe buscando el
respaldo de Estanislao López. Dorrego fue capturado y fusilado el 13 de diciembre de 1828. A pesar de la muerte de
Dorrego, el partido federal no fue derrotado y encontró un nuevo líder en Juan Manuel de Rosas. Rosas inició una
campaña militar, obteniendo el dominio de las áreas rurales y aliándose con Estanislao López. Lavalle estableció un
régimen dictatorial, suprimiendo la libertad de prensa y persiguiendo a opositores. En términos militares, Lavalle
obtuvo la victoria en Las Palmitas, pero su segundo al mando, Rauch, fue vencido en Las Vizcacheras. Lavalle
retrocedió y se enfrentó al ejército combinado de López y Rosas en el Puente de Márquez, donde fue derrotado el 26
de abril de 1829. Estanislao López se retiró a defender su provincia después de enterarse de la victoria del general
Paz contra Bustos.
PACTO DE CAÑUELAS
Mientras estos eventos se desarrollaban, la situación económica y las finanzas fiscales se volvían caóticas. Lavalle,
viendo que la situación militar estaba en su contra, buscó la paz con Rosas. Del 21 al 24 de junio de 1829, Lavalle y
Rosas se reunieron en Cañuelas y acordaron el cese de las hostilidades. Negociaron la elección de legisladores
provinciales y el nombramiento de un gobernador, a quien Rosas y Lavalle entregarían el mando de las tropas. Se
reconocieron las obligaciones del ejército federal y los rangos militares establecidos. También acordaron que
ninguno de los bandos perseguiría al otro por sus opiniones anteriores. Sin embargo, los unitarios decidieron
presentar listas propias en las elecciones, y el acto electoral del 26 de junio estuvo marcado por violencia y fraude.
Los federales protestaron y se retiraron al campamento de Rosas. Lavalle anuló las elecciones y rompió con el
partido que lo había llevado al poder. A pesar de ello, Lavalle persistió en la búsqueda de la conciliación y el 24 de
agosto de 1829, luego de una nueva reunión con Rosas, se firmó un segundo pacto en Barracas. Este pacto designó
al general Juan José Viamonte como gobernador provisional con facultades extraordinarias para hacer cumplir el
acuerdo de Cañuelas. Lavalle se retiró, acosado por unitarios y federales, mientras que Juan Manuel de Rosas
permanecía en la campaña en actitud expectante.
Los funerales, procesiones cívicas y cantos en honor a Dorrego transformaron al gobernador asesinado en una
víctima y a sus enemigos en victimarios. Como resultado de los acontecimientos, Lavalle solicitó su pasaporte para
exiliarse. El 1 de diciembre de 1829, en el aniversario de la revolución que derrocó a Dorrego, la misma Legislatura
disuelta se reunió nuevamente. Tomás M. Anchorena propuso nombrar a un gobernador con facultades
extraordinarias, a pesar de la oposición de otros legisladores como Aguirre y García Valdés. Llegado el momento de
la elección, Juan Manuel de Rosas fue elegido por 32 de los 33 diputados.
LA CONFEDERACIÓN (1829-1852)
Juan Manuel de Rosas se convirtió en una figura dominante en la política argentina durante más de veinte años. Su
nombre está estrechamente ligado al partido federal, y ninguno de los otros líderes pudo igualar su prestigio. Rosas
ascendió al poder con una reputación especial: su intervención a favor del gobierno de Martín Rodríguez lo mostró
como un defensor de la autoridad y el orden, y su participación en el pacto de Benegas lo catapultó como un
18
promotor de la paz. Además, como líder federal de Buenos Aires, Rosas era el representante de los terratenientes
locales y mantenía buenas relaciones con los indígenas. Su capacidad para proteger la frontera y administrar sus
propias estancias lo presentaba como un hombre hábil y competente.
Durante su largo dominio en la política porteña y nacional, Rosas tuvo que enfrentarse a numerosos levantamientos
internos que se entrelazaban con conflictos de alcance regional, como el problema con la Banda Oriental (actual
Uruguay), y cuestiones de carácter internacional, como el bloqueo francés y el anglofrancés. Estos desafíos exigieron
de Rosas habilidades políticas y militares para mantener su poder y controlar la situación en un contexto lleno de
tensiones y rivalidades.
Su gobierno se caracterizó por un estilo autoritario y centralizado, estableciendo una estructura de poder conocida
como la “Confederación Argentina”. Rosas utilizó tácticas de control y represión para mantener su autoridad, como
el uso del temido cuerpo de “Mazorcas” para reprimir a los opositores. Su gobierno también implementó políticas
proteccionistas en la economía y mantuvo una política exterior pragmática, buscando mantener el equilibrio entre
las potencias extranjeras y los intereses locales.
En resumen, Juan Manuel de Rosas fue una figura influyente en la política argentina durante un extenso período. Su
liderazgo se caracterizó por su defensa del federalismo, su habilidad para manejar conflictos internos y externos, y su
enfoque en la autoridad y el orden. Sin embargo, su gobierno también fue objeto de controversia debido a su estilo
autoritario y represivo.
EL GENERAL PAZ Y LA LUCHA EN EL INTERIOR
Durante el periodo mencionado, hubo varios actores y eventos importantes en la historia argentina. Aquí está un
resumen de los puntos clave:
 Juan Manuel de Rosas, con la ayuda de Estanislao López, buscaba eliminar al general Lavalle.
 Mientras tanto, el general José María Paz obtenía una serie de triunfos y creaba una organización político-
militar unitaria en el interior del país, enfrentada a las provincias del Litoral.
 A pesar de las victorias de Facundo Quiroga, el interior no constituía un bloque coherente en 1829. Varias
provincias como Salta, Tucumán y Santiago del Estero competían por asegurar su autonomía.
 El general Paz organizó rápidamente un ejército y ocupó la provincia de Córdoba tras cruzar Santa Fe en abril
de 1829. Tras la batalla de San Roque, Paz obtuvo una base de operaciones sólida y la adhesión de las
provincias de Tucumán y Salta.
 Paz enfrentó a Quiroga, derrotando a las tropas federales en La Tablada y posteriormente en la batalla de
Oncativo en febrero de 1830.
 El triunfo en Oncativo permitió a Paz consolidar una alianza de poderes provinciales, transformando a
Córdoba en la cabeza de la Liga del Interior (unitaria), conformada por Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan,
Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán.
 En Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas defendía el federalismo como fórmula para mantener la paz en el
país, a pesar de los conflictos ocurridos durante su gobierno.
 La Liga del Interior enfrentaba dificultades económicas y la desunión de algunas provincias del Litoral, como
Entre Ríos y Corrientes, que buscaban compromisos y la convocatoria a un Congreso.

Este resumen destaca los eventos más importantes durante este periodo de la historia argentina, centrándose en las
figuras de Rosas, Paz y Quiroga, así como en la formación de alianzas y conflictos entre las provincias.
LOS INTENTOS DE UNIDAD EN EL LITORAL
En 1829, se acordó convocar un Congreso en Santa Fe con el objetivo de favorecer las aspiraciones de Estanislao
López y lograr la incorporación de Corrientes. Las negociaciones entre Buenos Aires y las provincias revelaron
diferencias en cuanto a la redacción de una Constitución y el modelo económico.
En las conferencias de San Nicolás, se firmó una alianza entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes,
mientras Entre Ríos enfrentaba conflictos internos. Luego, en Santa Fe, se propuso acelerar la organización nacional

19
y regular el comercio exterior y la navegación de los ríos Paraná y Uruguay. Sin embargo, las diferencias sobre el
monopolio aduanero de Buenos Aires obstaculizaron las negociaciones.
Mientras tanto, Juan Manuel de Rosas convencía a sus aliados de que la paz era imposible mientras los unitarios
tuvieran el Supremo Poder Militar. Esto llevó a un aumento de las tensiones y se reiniciaron las operaciones militares
en 1831.
CAMPAÑA CONTRA EL GENERAL PAZ
Estanislao López lideró las fuerzas federales y derrotaron a los unitarios en Fraile Muerto. Sin embargo, López evitó
un enfrentamiento con el general Paz en Calchines, esperando el apoyo de Balcarce y los resultados de la ofensiva de
Quiroga.
Quiroga realizó una campaña rápida, conquistando Río Cuarto, venciendo a Pringles en Río Quinto y avanzando hacia
Cuyo. Se apoderó de San Luis, Mendoza y derrotó a Videla en Potrero de Chacón, consolidando su dominio en la
región cuyana y teniendo acceso a La Rioja y Córdoba.
EL TRIUNFO FEDERAL
Después de la captura accidental del general Paz en El Tío, el poder de la Liga del Interior comenzó a desmoronarse.
López respaldó la elección de un nuevo gobernador en Córdoba y Ibarra volvió al gobierno de Santiago del Estero.
Solo Lamadrid ofreció resistencia, pero fue derrotado por Quiroga en la batalla de La Ciudadela.
Con el fin de la Liga del Interior, el Litoral pudo consolidar su alianza mediante la firma del Pacto Federal. Este pacto
reconocía la independencia y los derechos de las provincias, establecía la cooperación militar, la extradición de
criminales y los derechos comerciales. Se acordó la necesidad de incorporar otras provincias a la alianza, siempre y
cuando aceptaran el sistema federal.
El Pacto Federal consolidó un federalismo con tres polos de poder: Rosas en Buenos Aires, López en el Litoral y
Quiroga en el interior. Sin embargo, surgieron dificultades, especialmente en relación con la Comisión
Representativa y la distribución del poder nacional. Rosas buscaba disolver la Comisión y temía la convocatoria a un
Congreso. Finalmente, la Comisión Representativa se disolvió a mediados de 1832 debido a intrigas y tensiones
políticas.
1832-1833. LA GOBERNACIÓN DE BALCARCE
En 1832, Rosas rechazó la reelección como gobernador de Buenos Aires y Balcarce fue elegido en su lugar. Sin
embargo, Rosas confiaba en debilitar la influencia de Balcarce y, antes de retirarse del gobierno, aprobó una
expedición militar contra los indígenas con el objetivo de expandir el territorio al norte del río Negro. Esta
expedición, conocida como la Expedición al Desierto de 1833, contó con la colaboración de otras provincias y del
gobierno de Chile.
Rosas lideró la expedición y se encontró con dificultades financieras y políticas debido a las divisiones dentro del
federalismo. A pesar de ello, sus tropas avanzaron y llegaron al río Negro y a Choele-Choel a fines de mayo de 1833.
Se establecieron columnas militares en diversas regiones, y se buscaron alianzas con algunas facciones indígenas
para asegurar la estabilidad de la frontera y mejorar las comunicaciones.
La expedición militar fortaleció el prestigio político y militar de Rosas, quien también recibió la isla de Choele-Choel
por sus servicios. Sin embargo, la división dentro del federalismo se hizo más evidente durante esta expedición. Los
seguidores de Rosas fueron llamados “apostólicos”, mientras que los federales doctrinarios se denominaron “lomos
negros”. Hubo tensiones y oposición por parte de los federales doctrinarios, liderados por el gobernador Balcarce y
figuras como el general Enrique Martínez y el general Olazábal.
En 1833, se produjo la Revolución de los Restauradores, motivada por el creciente descontento y la oposición hacia
Rosas. Un artículo injurioso publicado en el diario rosista “El Restaurador de las Leyes” llevó a un juicio contra el
fiscal, lo que generó confusión y tensiones en la ciudad. La presión popular y el control de la campaña favorecieron a
los “revolucionarios”, y la esposa de Rosas, Encarnación Ezcurra, desempeñó un papel importante en este conflicto.

20
LAS GOBERNACIONES DE VIAMONTE Y MAZA
En 1833, Juan José Viamonte asumió como gobernador de Buenos Aires en reemplazo de Balcarce, pero su mandato
fue breve debido a la oposición política y a diferencias en la política eclesiástica. Finalmente, Manuel Vicente Maza
fue designado como gobernador provisorio. Mientras tanto, en el norte del país, las tensiones entre los
gobernadores de Salta y Tucumán llevaron a una guerra, y Buenos Aires intervino aplicando el Pacto Federal. En este
contexto, Rosas se opuso a la organización constitucional propuesta y Facundo Quiroga actuó como mediador.
EL ASESINATO DE QUIROGA
Después de llegar a Santiago del Estero, Quiroga se entera de la muerte del gobernador Latorre y logra un tratado de
amistad entre Santiago del Estero, Salta y Tucumán. Sin embargo, en su regreso a Buenos Aires, es asaltado y
asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco. La muerte de Quiroga rompe el equilibrio del federalismo
argentino, dejando al Litoral bajo la influencia de López y a Buenos Aires bajo el poder de Rosas, quien se convierte
lentamente en el árbitro del país. El interior pierde su cohesión política y se fragmenta.
1835-1852. EL PODER DE ROSAS
En 1835, Juan Manuel de Rosas fue elegido gobernador de Buenos Aires con poderes extendidos sobre las relaciones
exteriores de todas las provincias. Durante su segundo gobierno, utilizó tácticas de terror para eliminar a la oposición
y mantener la disciplina en las bases federales. Surgieron conflictos internos en Buenos Aires, las provincias litorales
y el resto del país, así como tensiones regionales y disputas con Francia y Gran Bretaña. En resumen, Rosas consolidó
su poder y enfrentó diversos desafíos tanto a nivel interno como externo.
LA REBELIÓN INTELECTUAL
En la provincia de Buenos Aires, surgió una importante oposición a Rosas por parte de un grupo de jóvenes
intelectuales conocidos como la Generación de Mayo. Encabezados por Esteban Echeverría, estos jóvenes se reunían
para discutir temas de letras, artes y política, y se oponían a la violenta división entre los partidos y las posturas de
los antiguos unitarios. Abogaban por la organización constitucional, la igualdad y el progreso, y consideraban que
Rosas no representaba adecuadamente el espíritu democrático y las tendencias progresistas de la época. Además,
criticaban a los unitarios por carecer de criterio social y a los federales por su despotismo. Se autodenominaban
demócratas, pero no populistas, ya que creían que el progreso del pueblo se lograba a través de la cultura. En 1838,
ante la persecución del grupo, decidieron formar la Asociación de la Joven Generación Argentina de manera
clandestina. Sin embargo, las persecuciones y el temor llevaron a muchos de sus miembros al exilio, mientras que
algunos regresaron a sus hogares provincianos.
LA OPOSICIÓN A ROSAS.
Durante el año 1839, Juan Manuel de Rosas enfrentó problemas internos en la provincia de Buenos Aires. Hubo
rumores de rebelión en la ciudad y se descubrió una conspiración liderada por el teniente coronel Maza, quien fue
fusilado. El descontento también se manifestó en la campaña, especialmente en el sur de la provincia. Los rebeldes,
con escasez de armas, fueron derrotados por Prudencio Rosas en la batalla de Chascomús.
En otras provincias, hubo tensiones políticas y conflictos. Alejandro Heredia buscó fortalecer su dominio en el norte,
generando preocupación en Rosas. Se produjo la detención y ejecución de los responsables del asesinato de Quiroga
en Córdoba. En el ámbito internacional, hubo tensiones con Francia y algunas provincias demoraron en respaldar a
Rosas.
En diciembre de 1838, el gobernador de Corrientes, Berón de Astrada, se enfrentó a Rosas en busca de alianzas
opositoras, pero fue derrotado en la batalla de Pago Largo en marzo de 1839. Además, hubo ejecuciones de agentes
extranjeros y del ministro de Santa Fe, Cullen, por su supuesta participación en alianzas contra Rosas.
Ante estas circunstancias, Rivera buscó la paz con Rosas y trató de detener a Lavalle, quien se preparaba para
enfrentarlo.
La expedición de Lavalle

21
Durante la campaña de Lavalle contra Buenos Aires, buscaba evitar la invasión del territorio argentino con apoyo
francés y aspiraba a darle un carácter nacional y antidictatorial a la campaña. Sin embargo, Rivera se mostró
reticente a seguir a Lavalle y se alió con Rosas, obstaculizando la expedición. Lavalle desembarcó en Martín García de
manera clandestina y luego en Entre Ríos, donde derrotó a las fuerzas de Echagüe y generó un pronunciamiento
correntino contra Rosas.
A pesar de algunos éxitos iniciales, Lavalle sufrió una derrota en Sauce Grande, lo que impidió que pudiera dominar
Entre Ríos antes de cruzar el río Paraná. Dejó una fuerza para hostigar a Echagüe en Entre Ríos y se dirigió hacia
Córdoba, pero fue rechazado. La Liga del Norte se levantó contra Rosas, pero no logró consolidar su poder en todas
las provincias.
Lavalle se retiró hacia Santa Fe y luego fue derrotado por Oribe en Quebracho Herrado. A pesar de recibir noticias de
la convención Mackau-Arana que terminaba el conflicto entre Francia y la Confederación, Lavalle continuó su lucha
en el norte, pero finalmente fue derrotado y murió en octubre de 1841. La victoria de Oribe silenció la oposición a
Rosas, pero Corrientes aún resistía.
En el interior, Peñaloza intentó abrir la campaña en el Noroeste desde Chile, pero fue derrotado y tuvo que exiliarse.
En general, la guerra se definió a favor de Rosas debido a la heterogeneidad de la región y la falta de unidad en las
provincias.
LOS CONFLICTOS INTERNACIONALES
El período rosista estuvo cruzado también por numerosos problemas regionales y por enfrentamientos con
potencias europeas, como Francia e Inglaterra, mezclados, a su vez, con los movimientos internos de oposición.
GUERRA CON BOLIVIA
Después de las campañas de Bolívar y Sucre, la nueva nación buscaba expandir su influencia en el Perú bajo el
liderazgo de Santa Cruz. Sin embargo, los emigrados argentinos, encabezados por Lamadrid, conspiraban desde su
territorio contra los gobiernos de Salta y Tucumán. Chile declaró la guerra a la Confederación Peruano-boliviana, y la
Confederación Argentina se unió al conflicto, aunque con recursos limitados. Los chilenos obtuvieron la victoria en la
Batalla de Yungay en enero de 1838, lo que provocó el colapso de la Confederación Peruano-boliviana.
EL CONFLICTO ORIENTAL
En la Banda Oriental, el presidente Manuel Oribe, respaldado por las clases altas y con apoyo en Montevideo, se
enfrentó al general Fructuoso Rivera, un líder popular. Rosas intervino en el conflicto y respaldó a Oribe. Después de
varios enfrentamientos, Oribe invadió la Banda Oriental con tropas argentinas y el apoyo de Rosas. Situó
Montevideo en 1843, pero la resistencia liderada por Rivera y el bloqueo naval de Buenos Aires obstaculizaron su
avance. Urquiza, aliado de Rosas, derrotó a los opositores y se firmó la Paz de Alcaraz en 1846, reintegrando a
Corrientes a la Confederación y al Pacto Federal.
CONFLICTO CON FRANCIA
Argentina y Francia tuvieron tensiones debido a la negativa de Buenos Aires a igualar su posición con los británicos
en un tratado. Un incidente con un ciudadano francés resultó en su detención y posterior fallecimiento, lo que
provocó exigencias de indemnización por parte del cónsul francés. Francia adoptó una postura intervencionista y
bloqueó los puertos argentinos con una fuerza naval. Rosas buscó el respaldo de las provincias argentinas, pero solo
algunos líderes lo apoyaron. Francia buscó la mediación de Gran Bretaña y se firmó el tratado Arana-Mackau en
1840. Este tratado reconoció a Francia como nación más favorecida, aseguró el respeto a la independencia de
Uruguay por parte de Buenos Aires y puso fin al bloqueo francés.
CONFLICTO ANGLOFRANCÉS
El 26 de septiembre de 1845, la escuadra anglofrancesa bloqueó Buenos Aires y ocupó Martín García con el objetivo
de lograr la libre navegación de los ríos interiores y obligar a Rosas a levantar el sitio a Montevideo. Rosas encargó a
Lucio N. Mansilla la tarea de fortificar el río Paraná. Mansilla cerró el río con cadenas en la Vuelta de Obligado, pero
la escuadra anglofrancesa logró abrirse paso después de un combate desigual. Sin embargo, las provincias del litoral

22
no tenían los recursos para comerciar con los productos transportados por los extranjeros. El fracaso comercial
británico en la región llevó a negociaciones para poner fin a la intervención conjunta. En mayo de 1849 se firmó el
Tratado Arana-Southern-Lépredour, en el cual se reconocía a Oribe como presidente de Uruguay, se desarmaba a los
extranjeros en Montevideo, se retiraban las divisiones argentinas y se devolvía Martín García, mientras que la
navegación del Paraná quedaba bajo control argentino. El tratado fue ratificado por Buenos Aires y Londres, pero no
por Francia. En 1850 se firmó un nuevo tratado, idéntico al anterior, luego de que el gobernador de Buenos Aires no
cediera a las pretensiones francesas.
LA CAÍDA DE ROSAS
Después de un breve período de revitalización comercial en 1849, tras las negociaciones de paz entre la
Confederación, Gran Bretaña y Francia, surgieron nuevas preocupaciones para Rosas. El general Urquiza mostraba
signos de independencia y Brasil se convertía en una amenaza. Urquiza dominaba políticamente la Mesopotamia y se
alió con Brasil para enfrentar a Oribe en Uruguay. En respuesta, Rosas declaró la guerra a Brasil. Urquiza invadió
Uruguay y las tropas de Oribe capitularon. Se firmó un nuevo pacto entre Brasil, Entre Ríos, Uruguay y Corrientes
para poner fin al dominio de Rosas, estableciendo el mando supremo de Urquiza. Se formó el Ejército Grande, que
incluía a más de 30,000 hombres. El 3 de febrero de 1852, en la batalla de Caseros, Rosas fue derrotado y se vio
obligado a renunciar. Buscó asilo en la legación británica y posteriormente partió hacia Inglaterra, donde permaneció
en el exilio.
PREDOMINIO FEDERAL DE URQUIZA
Después de la caída de Rosas, Urquiza asumió el poder en Buenos Aires con el respaldo de un ejército compuesto
por diversas provincias. Vicente López y Planes fue nombrado gobernador. Se firmaron los Protocolos de Palermo en
abril de 1852, con el objetivo de cumplir con el Pacto Federal y establecer una organización constitucional.
Sin embargo, hubo divisiones políticas en Buenos Aires. Algunos apoyaban a Urquiza y la unión con la Confederación,
mientras que otros se mostraban más aislacionistas y provinciales. Bartolomé Mitre lideraba un grupo opuesto a
Urquiza.
Se firmó el Acuerdo de San Nicolás en mayo de 1852, donde se declaraba al Pacto Federal como ley fundamental y
se designaba a Urquiza como director provisional de la Confederación. Pero en Buenos Aires, el acuerdo generó
controversia y fue rechazado. El gobernador presentó su renuncia, Urquiza disolvió la Legislatura y delegó el
gobierno en el gobernador renunciante.
Urquiza se retiró a Santa Fe para preparar el Congreso Constituyente y decretó una amnistía general. Esto marcó el
comienzo de una nueva etapa en la organización política de Argentina.
LA SECESIÓN PORTEÑA
La nueva situación generó gran inquietud entre los porteños. Algunos de ellos se sublevaron y restablecieron la
Legislatura disuelta, entregando el mando ejecutivo de la provincia al general Manuel Pinto. Esta revolución implicó
una ruptura con Urquiza, desconociendo al Congreso Constituyente y reasumiendo el control de las relaciones
exteriores por parte de Buenos Aires.
En la campaña, el coronel Hilario Lagos se sublevó y proclamó la obediencia al Congreso Constituyente, buscando
reincorporar la provincia a la Confederación. La ciudad de Buenos Aires fue sitiada y bloqueada, pero las fuerzas que
la bloqueaban fueron sobornadas y desertaron. El sitio terrestre fue levantado y el Congreso sancionó una
Constitución que fue aceptada por el resto de las provincias.
LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
La Convención Nacional Constituyente se reunió en Santa Fe y destacaron en la comisión redactora Benjamín
Gorostiaga y Juan María Gutiérrez. El proyecto constitucional fue aprobado el 30 de abril de 1853 y promulgado el 25
de mayo. La Constitución destacaba un carácter federal con poderes fuertes otorgados al gobierno central.
Reconocía los derechos civiles como la libertad de trabajo, de prensa, de reunión, de asociación y de defensa de la
propiedad. También garantizaba la libre navegación de los ríos y establecía el culto católico como religión de Estado.
El Poder Ejecutivo se componía de un presidente y un vicepresidente con mandato de seis años no reelegibles.
23
Debido a la separación de Buenos Aires, se buscó una capital provisional y la ciudad de Paraná se convirtió en la
capital de la Confederación.
LA ECONOMÍA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX
Durante esta larga etapa los actores económicos que dominaban al final del período colonial sufrieron profundas
transformaciones.
LA GUERRA Y LA ECONOMÍA
Durante la Revolución, la economía experimentó altibajos. La guerra ocasionó la destrucción de riquezas existentes y
generó gastos que se cubrieron mediante contribuciones y gravámenes a los comerciantes, lo cual afectó a la
población. Sin embargo, los comerciantes británicos quedaron en gran medida exentos de estas cargas, lo que les
otorgó ventajas.
Además, se confiscaron recursos de diferentes formas, lo que generó diversas reacciones. La demanda de hombres,
especialmente esclavos, para la guerra fue mayormente satisfecha por corporaciones, la Iglesia y los conventos,
mientras que los particulares mostraron mayor resistencia. Estas contribuciones afectaron tanto a áreas urbanas
como rurales. Por otro lado, las contribuciones en ganado y alimentos perjudicaron principalmente a las zonas
rurales.
Las guerras civiles durante la primera década de la Revolución, junto con la pérdida del Alto Perú como principal
fuente de exportaciones, tuvieron un impacto negativo en la economía. Se produjo la destrucción de la riqueza
monetaria tanto en las ciudades como en el campo, y diversas regiones experimentaron declives en sus actividades
comerciales y ferias.
A pesar de este panorama desalentador, se vislumbraron algunas oportunidades para un nuevo orden económico,
aunque su concreción no fue inmediata.
EL LIBRE COMERCIO
Durante la Revolución, se implementó un nuevo orden económico que eliminó las restricciones comerciales para los
extranjeros y permitió una mayor presencia de productos importados. Los comerciantes británicos se beneficiaron y
ocuparon una posición privilegiada, aprovechando la oferta y la escasez de bienes locales. Esto condujo a la
decadencia de los comerciantes locales y al declive del grupo mercantil virreinal. El nuevo orden facilitó el
intercambio comercial, pero tuvo consecuencias negativas para los comerciantes locales.
LA GANADERÍA
En los primeros años de la Revolución, hubo un crecimiento moderado en las zonas ganaderas de Buenos Aires y
Córdoba, pero no fue suficiente para compensar los efectos negativos de la guerra en el consumo de ganado. En la
región cuyana, hubo un breve período de crecimiento relacionado con problemas en las importaciones de vinos y
aguardientes debido a la situación en España.
A partir de la segunda década del siglo, se observó una expansión productiva en la provincia de Buenos Aires,
impulsada por el aumento de las explotaciones ganaderas extensivas y la ocupación de nuevas tierras en la frontera.
Las estancias se convirtieron en el núcleo económico y social de las zonas ganaderas, y el Estado intervino para
garantizar la disciplina laboral y reprimir a los “vagos y mal entretenidos”. La ganadería se centraba en el ganado
vacuno, especialmente en la producción de cueros. En la década del veinte, surgieron novedades en la elaboración y
comercialización, destacándose la industria saladeril.
Los saladeros, como establecimientos no pastoriles, emplearon a un gran número de trabajadores. La producción de
carne debía satisfacer tanto la demanda interna como la exportación. Buenos Aires se convirtió en la principal región
ganadera del país para 1825. Los saladeros elaboraban tasajo, carne seca y salada, que se destinaba al consumo
interno y también se exportaba. El comercio de tasajo tuvo un importante crecimiento en esos años, con un
aumento significativo en las exportaciones.

24
En resumen, durante la Revolución, se observó un crecimiento moderado en algunas zonas ganaderas y la expansión
de la actividad ganadera en la provincia de Buenos Aires. Los saladeros desempeñaron un papel importante en la
industria cárnica y en el comercio de exportación, especialmente de tasajo.
LA ECONOMÍA EN EL INTERIOR
Después de la Revolución, hubo un proceso desigual de adaptación a las nuevas condiciones económicas en
diferentes regiones de Argentina. En la década de 1820, hubo un resurgimiento del comercio de exportación hacia
Chile, con productos como mulas, ganado vacuno, jabón y frutos secos. A pesar de algunas crisis, como la
competencia de productos importados, hubo cierta prosperidad gracias a la siembra de alfalfa y la producción de
trigo.
En el Norte, se mantuvo la conexión con el mercado boliviano y hubo un crecimiento en la ganadería y agricultura en
provincias como Salta. Tucumán también se benefició al criar ganado para el mercado chileno. Durante el gobierno
de Rosas, los conflictos internos y los bloqueos económicos afectaron la economía, pero Buenos Aires siguió
expandiendo la ganadería y las exportaciones de cuero y tasajo. Además, la cría de ovejas se volvió más lucrativa.
En cuanto al comercio, los principales productos de exportación eran cueros, ganado, cuernos, cerdas y sebos.
Buenos Aires importaba diversos productos de otras provincias, aunque la mayoría tenía pocos productos
exportables y un mercado interno limitado.
En el Litoral, Entre Ríos se destacó como la provincia más próspera, mientras que Corrientes tuvo un progreso más
limitado debido a las luchas contra el gobierno de Rosas. Córdoba se conectaba con el comercio atlántico y otras
provincias buscaban insertarse en diferentes circuitos comerciales. En la región de Cuyo, Chile se convirtió en una
importante opción para exportar y importar.
En resumen, hubo un proceso desigual de adaptación económica en Argentina después de la Revolución, con
diferentes regiones experimentando crecimiento y desafíos. El comercio de exportación hacia Chile fue importante,
y Buenos Aires siguió expandiendo su ganadería y exportaciones. Sin embargo, muchas provincias tenían
limitaciones en su mercado interno y productos para exportar.
EL ESTADO V LA ECONOMÍA.
La participación del Estado en el ordenamiento de la economía comenzó a desempeñar un rol importante, aunque
no en todas las áreas.
Durante este período, el puerto de Buenos Aires se convirtió en el más importante para el comercio exterior.
Aunque el puerto carecía de una infraestructura avanzada, su ubicación estratégica beneficiaba la economía
ganadera de Buenos Aires y le permitía controlar los derechos aduaneros. El comercio se basaba en el intercambio
de tejidos ingleses por cueros argentinos.
La infraestructura de comunicaciones era básica. Se utilizaban caballos para el transporte de personas y se
empleaban carretas de bueyes para el transporte de cargas. Dos grandes caminos conectaban Buenos Aires con Chile
y Bolivia, pasando por diferentes provincias.
Aunque se realizaron mejoras en la navegación del Río de la Plata, como la instalación de faros y boyas, el puerto en
sí no experimentó grandes avances. No había muelles, dársenas ni diques.
A pesar de estas limitaciones, el comercio exterior continuó expandiéndose, especialmente en el intercambio de
tejidos ingleses y cueros argentinos. Hubo un crecimiento constante en este intercambio, excepto durante los
períodos de bloqueo económico.
Durante la Revolución y la guerra, la política fiscal se vio afectada por la inestabilidad y los altos gastos del Estado. Se
recurrió a empréstitos forzosos, contribuciones y otras medidas impopulares para hacer frente a los gastos
generados por los conflictos internos y la guerra con Brasil.
En los gobiernos de Martín Rodríguez y Juan Manuel de Rosas se intentó establecer cierto orden en la situación
fiscal. Se implementaron presupuestos y se buscó reducir gastos y mejorar la administración de los ingresos. Se
enfocaron en el sistema aduanero y se vendieron tierras públicas para cubrir el déficit. Sin embargo, hubo una falta
25
de equidad en los recortes, ya que se cerraron instituciones y se redujeron fondos en áreas sociales, mientras se
mantuvo un presupuesto policial abultado y los gastos militares siguieron siendo altos.
Los gastos de guerra representaron una parte significativa del presupuesto, llegando al 71% en 1840 debido a los
conflictos internos. Aunque descendieron ligeramente después, continuaron siendo elevados. Para hacer frente a la
necesidad de circulante, se aumentó la emisión de dinero y se estableció el Banco de la Provincia de Buenos Aires en
1836.
Durante este período, surgió una división entre librecambistas y proteccionistas, una controversia que trascendió la
provincia de Buenos Aires. El debate no se centró en los porteños, ya que tanto unitarios como federales apoyaban
el libre comercio. Solo grupos minoritarios, como artesanos, agricultores y pequeños comerciantes, se inclinaban
hacia el proteccionismo.
Por otro lado, las provincias buscaban proteger su producción frente a la competencia extranjera. Cuando Rosas, en
su primer gobierno, eliminó los aranceles de importación, algunas provincias se sintieron traicionadas. Las posturas
proteccionistas se manifestaron en la Comisión Representativa de 1832, y destacó la figura de Pedro Ferré, oriundo
de Corrientes.
Un primer intento serio de conciliar los intereses económicos de Buenos Aires con los del interior fue la Ley de
Aduanas del 18 de diciembre de 1835. Esta ley aumentó los aranceles de importación en general, eximió de tasas a
los productos de alta calidad producidos en Buenos Aires y prohibió completamente la importación de ciertos
bienes, como trigo y harina, producidos en el país.
En 1837, Rosas volvió a aumentar las tarifas, pero debido al bloqueo francés y las pérdidas comerciales resultantes,
se vio obligado a reducirlas a un tercio. La subsiguiente guerra impidió el regreso a la ley de 1835 y el conflicto entre
librecambistas y proteccionistas continuó sin resolverse.
Políticas de tierras: Durante el período, la política de Rosas se enfocó en la venta de tierras públicas enajenables,
eliminando gradualmente el sistema de enfiteusis. Esto condujo a una mayor apropiación de las tierras por parte de
sus antiguos poseedores. Sin embargo, la agricultura enfrentó desafíos debido a la escasez de mano de obra, el alto
costo de producción y la competencia internacional.
En cuanto a la economía, el Litoral se consolidó como una región de ganadería extensiva, mientras que Buenos Aires
se convirtió en un centro comercial para los productos de exportación y un puerto para los bienes importados.
LA SOCIEDAD DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL S XIX
EL IMPACTO DE LA GUERRA EN LA SOCIEDAD
La revolución y la guerra tuvieron un impacto significativo en la sociedad. Se produjo una decadencia en los sectores
vinculados a la burocracia virreinal, donde los altos rangos fueron eliminados y reemplazados por funcionarios
surgidos durante este período de turbulencia, lo que generó inestabilidad.
La revolución proporcionó oportunidades para la conquista de nuevos puestos, transformando a los antiguos
sectores. Figuras como Saavedra, Moreno y San Martín provenían de familias de funcionarios de la corona y
adquirieron influencia en la nueva sociedad. Además, hijos de comerciantes prósperos como Pueyrredón, Belgrano y
Sarratea también ocuparon posiciones destacadas. Sin embargo, las vicisitudes políticas cambiaron muchas de estas
nuevas posiciones, y la carrera militar se volvió importante junto con la administración y el comercio.
Esta inestabilidad también afectó a otros grupos sociales, como los sectores medios urbanos que ocupaban cargos
públicos de menor importancia, el pequeño comercio y los sectores populares, quienes tenían la posibilidad de
evitar el reclutamiento militar.
En las zonas rurales, las consecuencias sociales de la revolución se manifestaron en el aumento del poder de los
propietarios de ganado y tierras, ya que el gobierno central delegaba funciones y autoridad en agentes locales y jefes
militares. Las milicias adquirieron importancia, al igual que los capitanes y comandantes reclutados entre
hacendados y propietarios de tierras, no solo en Buenos Aires, sino también en el interior del país.
LA POBLACIÓN
26
Durante el período revolucionario y las guerras subsiguientes, hubo cambios en la composición étnica y social de la
sociedad. La población blanca siguió siendo predominante, mientras que los negros y mulatos disminuyeron debido
a la reducción del tráfico de esclavos y su participación en los conflictos armados.
Hubo conflictos entre blancos e indígenas, así como entre diferentes grupos indígenas, a medida que se ocupaba el
territorio. En las zonas fronterizas, se establecieron intercambios pacíficos y alianzas inestables entre blancos e
indios, lo que afectó la seguridad de la frontera y las actividades productivas.
La población se concentró en la región costera, especialmente en Buenos Aires, debido a las actividades comerciales
y productivas allí desarrolladas. Hubo un crecimiento poblacional lento pero constante, impulsado por una
disminución en la tasa de mortalidad y una inmigración moderada de diversos grupos étnicos.
Los inmigrantes fueron considerados como una solución para la falta de mano de obra en el sector rural, y el gaucho
se convirtió en un tipo social emblemático de la región, generando debates sobre su papel en la sociedad.
En resumen, el período revolucionario y las guerras tuvieron efectos en la composición étnica, las relaciones sociales
y la distribución de la población, con cambios en la predominancia de los grupos y tensiones entre ellos.
LA SOCIEDAD POLITICA
La sociabilidad política en ese período estuvo fuertemente influenciada por la violencia y la participación política
popular. La presencia de conflictos violentos se vio exacerbada por gobiernos como el de Rosas, quienes necesitaban
mantener un clima de confrontación facciosa para justificar su autoridad. Además de la violencia espontánea,
surgieron también grupos como la Sociedad Popular Restauradora y la Mazorca, que institucionalizaron y
burocratizaron la violencia.
La compleja realidad política de la época, caracterizada por la formación de una nueva nación y marcada por guerras
civiles y fragmentación, requería de una serie de elementos simbólicos, mensajes y ritos que contribuyeran a la
construcción de la identidad nacional. Los primeros festejos de la revolución, la adopción de símbolos como el himno
nacional y la bandera, fueron algunas de las manifestaciones iniciales de este proceso. Durante el período de Rosas,
estos elementos simbólicos adquirieron un trasfondo de confrontación ideológica entre los grupos políticos de
unitarios y federales.
LAS IDEAS.
Durante la época de Rosas, la influencia de la Ilustración persistió a través de figuras como Manuel Belgrano, pero
también surgieron ideas de libertad e igualdad que se difundieron principalmente a través de la prensa.
Sin embargo, el romanticismo se convirtió en la expresión cultural dominante. Este movimiento, proveniente de
Europa occidental, llegó al Río de la Plata a través de lecturas de autores como Scott, Dumas, Chateaubriand, Byron y
otros. Un grupo de jóvenes liderados por Esteban Echeverría se reunía en el Salón Literario para discutir sobre
derecho, filosofía, arte y política.
El Salón Literario fue disuelto debido a su postura crítica, y algunos de estos jóvenes formaron la Asociación de la
Joven Generación Argentina en 1838. Su objetivo era crear una fuerza política que representara una síntesis nacional
y promoviera el progreso y la democracia, incorporando ideas progresistas de unitarios y federales. Sin embargo, se
enfrentaron a la oposición del gobierno y muchos se vieron obligados a exiliarse.
LA PRENSA
Durante la época de Rosas, la prensa desempeñó un papel crucial en la difusión de las ideas revolucionarias, siendo
utilizada tanto por sus seguidores como por sus críticos.
La Gaceta Mercantil (1823-1852) fue el principal periódico oficial y portavoz del gobierno de Rosas. En sus páginas se
encontraban anuncios comerciales y opiniones de apoyo al gobierno, así como documentos oficiales. El Diario de la
Tarde (1831-1852), inicialmente utilizado por los jóvenes románticos, se convirtió más tarde en un periódico de
anuncios comerciales con algunas notas editoriales. También fue importante el Diario de Anuncios y Publicaciones
Oficiales de Buenos Aires, el primer periódico ilustrado, redactado por Rivera Indarte. En 1837-1838 circuló el
semanario La Moda, en el que colaboraban los jóvenes del movimiento romántico. Entre 1843 y 1851 se publicó el
27
Archivo Americano y Espíritu de la Prensa del Mundo, a cargo de Pedro de Angelis, que incluía documentos oficiales
y comentarios sobre política nacional e internacional. Estos periódicos y publicaciones jugaron un papel importante
en la difusión de información y opiniones en ese período.
LA EDUCACIÓN
Durante el período de predominio de Rosas, se observó un deterioro en el sistema educativo, en comparación con
etapas anteriores. Esto se evidenció en la disminución del presupuesto destinado a la educación. Durante este
tiempo, se abandonó la obligatoriedad de la instrucción escolar, se limitó el número de alumnos y se cerraron
escuelas estatales en áreas rurales. En 1844, un decreto otorgó al jefe de policía la función de controlar y vigilar los
establecimientos de educación primaria.
Los problemas políticos también afectaron a la Universidad de Buenos Aires, que fue creada durante la llamada “feliz
experiencia”. En 1834, varios profesores renunciaron, en 1836 se estableció que el título de doctor sería otorgado
solo a aquellos que apoyaran “la causa nacional de la federación” y, a partir de 1838, se redujo su presupuesto.
Como resultado, la universidad experimentó tanto un empobrecimiento material como académico, con la
eliminación de cátedras y la separación de profesores.
DE LA REPÚBLICA ESCINDIDA A LA UNIDAD DE LA NACIÓN (1825-1880)
Después de la derrota de Rosas, el general Urquiza convocó a los gobernadores para organizar el país bajo un Estado
federal. Durante los años previos, las Provincias Unidas del Río de la Plata habían debatido sobre la forma de
gobierno y la organización nacional. El problema radicaba en cómo transferir el poder de las provincias a una entidad
política más amplia que tuviera control sobre los recursos públicos y la fuerza militar.
El orden se consideraba fundamental para el progreso y la nueva organización social. Implicaba definir la ciudadanía
y excluir elementos considerados obstáculos para el progreso, como los caudillos y los indígenas. Además, el
establecimiento del orden buscaba obtener la confianza extranjera necesaria para atraer inversión y migrantes.
Cuando Rosas fue derrotado y se convocó a los representantes de las provincias en San Nicolás, se estableció un
nuevo punto de partida para la formación del Estado nacional. Sin embargo, surgieron divisiones entre coaliciones
separatistas e integracionistas, que perdurarían hasta la derrota de la provincia de Buenos Aires en 1880.
Durante aproximadamente diez años, coexistieron dos Estados en la región del Río de la Plata. Por un lado, la
Confederación de las provincias, liderada por Urquiza y con sede en Paraná. Por otro lado, el Estado de Buenos Aires,
donde se produjo una intensa movilización política y un acelerado proceso de transformación económica y social.
En la Confederación, hubo dos presidencias, Urquiza y Derqui, que enfrentaron el conflicto con Buenos Aires y se
enfrentaron a los desafíos de la implementación de políticas nacionales. En Buenos Aires, hubo varios gobernadores
destacados, como Pastor Obligado y Valentín Alsina, quienes sentaron las bases de la organización jurídica y
administrativa provincial.
LA POLÍTICA
LOS CONFLICTOS POLÍTICOS: LA CONFEDERACIÓN FRENTE AL ESTADO DE BUENOS AIRES
Durante la presidencia de Justo José de Urquiza (1854-1860), se realizaron elecciones presidenciales en las
provincias, excepto Buenos Aires y algunas otras involucradas en conflictos armados. Urquiza fue elegido presidente
y se conformó un gabinete de ministros. Sin embargo, hubo tensiones entre el gobierno central y las provincias que
resistían perder autonomía.
Se intentó ordenar las finanzas de la Confederación, pero la falta de control sobre la aduana de Buenos Aires
dificultaba la situación económica. Se implementaron medidas como la Ley de Derechos Diferenciales para favorecer
el comercio directo en los puertos de la Confederación, pero tuvieron un impacto limitado.
El intento de crear un Banco Nacional para emitir billetes fracasó. No obstante, hubo éxito en los proyectos de
colonización agrícola en Santa Fe y Corrientes. Se tomaron medidas para mejorar las comunicaciones, como la
construcción de ferrocarriles y la organización del correo mediante el sistema de postas.

28
Durante este período, se buscó obtener un mejor conocimiento de las fronteras del territorio mediante
descripciones geográficas y estadísticas. Sin embargo, el Chaco y la Patagonia seguían siendo áreas bajo dominio
indígena.
LOS CONFLICTOS EN LAS PROVINCIAS DEL INTERIOR.
Antes de su presidencia constitucional, Urquiza fue presidente provisorio en 1853 y enfrentó situaciones
políticamente complicadas en diferentes provincias. En San Juan, el gobernador fue depuesto y luego repuesto por
orden de Urquiza. En el Noroeste del país, hubo conflictos en Tucumán y Catamarca, donde se delinearon los
campos de apoyo y oposición a nivel nacional y local. En Cuyo, hubo rumores de una revolución liderada por
Sarmiento, quien fue arrestado, pero luego liberado por Urquiza. Además, Corrientes fue invadida por Cáceres,
desplazando al gobernador Pujol. Para mantener el orden, Urquiza utilizó estrategias como establecer lazos
personales y amenazas para asegurar la lealtad de los caudillos a la Confederación.
EL ENFRENTAMIENTO CON BUENOS AIRES
Después de varios conflictos y enfrentamientos, Urquiza intentó evitar una guerra con Buenos Aires, pero las
incursiones de líderes federales en el territorio de la provincia llevaron a violaciones de la frontera y tensiones
políticas. Se convocó al Congreso Nacional y se le otorgaron amplias facultades a Urquiza. Sin embargo, ambas
partes buscaron la paz y se aceptó la mediación de Cullen y Gowland, resultando en acuerdos de paz en diciembre
de 1854 y enero de 1855. A pesar de estos acuerdos, hubo continuas tensiones y enfrentamientos, con invasiones a
Buenos Aires y ataques a la provincia por parte de emigrados porteños. Finalmente, en octubre de 1859, se libró la
batalla de Cepeda, donde Urquiza salió victorioso. Esto condujo a la firma del Pacto de Unión Nacional en noviembre
de 1859, en el que Buenos Aires se incorporó a la Confederación Argentina, con la posibilidad de discutir y proponer
reformas constitucionales en un Congreso Constituyente.
LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1853.
La comisión encargada de la reforma constitucional se enfocó en proteger los derechos de Buenos Aires en cuatro
aspectos: la ubicación de la capital, la soberanía de la provincia, el predominio económico y las relaciones exteriores.
Se omitió la discusión sobre la ubicación de la capital. En relación a la soberanía, se eliminó el artículo que sometía
las constituciones provinciales a revisión del Congreso Nacional y se modificó el artículo sobre intervención federal.
También se propuso una reforma que requería tres años de residencia en la provincia para ser representante.
LAS RELACIONES EXTERIORES DELA CONFEDERACIÓN
La Confederación Argentina enfrentaba problemas tanto internos como externos. Buscaban el reconocimiento como
gobierno soberano para evitar que solo Buenos Aires ocupara ese lugar. Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y
Brasil lograron una solución práctica al mantener acreditados a sus agentes diplomáticos ante el gobierno de Urquiza
y a los agentes consulares en Buenos Aires. Sin embargo, esta división dejaba en evidencia una Argentina dividida. En
1853, Urquiza aceptó tratados de navegación y comercio que implicaban un reconocimiento limitado de la
Confederación por parte de estas potencias. En 1854, Juan Bautista Alberdi encabezó una misión diplomática para
obtener el reconocimiento de las principales potencias extranjeras al gobierno argentino unificado. También se
buscó acercamiento con naciones vecinas y se reconoció la independencia de Paraguay, que previamente había sido
opuesta por Rosas.
EL ESTADO DE BUENOS AIRES
Durante el periodo en el que Urquiza buscaba consolidar la Confederación, el Estado de Buenos Aires fortalecía sus
instituciones bajo las gobernaciones de Obligado, Alsina y Mitre. Surgieron partidos políticos como el Partido Federal
reformado y el Partido Liberal. Se promulgó una Constitución provincial y se organizaron códigos legales. A nivel
nacional, Derqui fue elegido presidente de la Confederación y Mitre asumió como gobernador de Buenos Aires. Sin
embargo, surgieron conflictos políticos y regionales en diferentes provincias, incluyendo Mendoza, San Juan y
Córdoba. El clima de tensión entre la Confederación y Buenos Aires llevó a una ruptura en las relaciones entre Derqui
y Mitre en 1861.
LA CAIDA DE LA CONFEDERACIÓN

29
En respuesta a la sedición de Buenos Aires, el Congreso Nacional aprobó una ley declarando a la provincia como
sediciosa y autorizó al presidente a intervenirla. Esto llevó al enfrentamiento armado entre el Ejército federal y el de
Buenos Aires en la batalla de Pavón en septiembre de 1861. Aunque la batalla no fue concluyente, Urquiza decidió
retirarse y abandonar la lucha política. Mientras tanto, Mitre avanzaba hacia Santa Fe y se acercaba a Urquiza. Se
llegó a un acuerdo en el que Urquiza permitía el derrocamiento de las autoridades nacionales por parte de Buenos
Aires, a cambio de que Mitre no ingresara a Entre Ríos, donde Urquiza era gobernador. Con la autoridad del
presidente de la Confederación debilitada, Derqui renunció en diciembre de 1861. Entre Ríos recuperó su soberanía
y se declaró en paz con otras provincias. Mitre fue encargado de convocar e instalar el Congreso Legislativo Nacional.
LA FORMACIÓN DEL ESTADO NACIONAL: LOS AÑOS DE TRANSICIÓN, 1862-1880
A principios de 1862, las provincias acordaron establecer una autoridad nacional, que fue delegada al gobernador de
Buenos Aires, Bartolomé Mitre. Esta etapa, conocida como la “Organización Nacional”, abarcó desde ese momento
hasta el reconocimiento de una única autoridad nacional en 1880, y estuvo marcada por las presidencias de Mitre,
Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda. Durante este período, se consolidó el Estado nacional, se
eliminaron los focos de autonomía en las provincias, se expandió una economía capitalista basada en la exportación
de productos primarios y se aceleró el proceso de transformación social. Las guerras civiles, la resolución del
conflicto indígena y la guerra de la Triple Alianza desempeñaron un papel importante en la consolidación del nuevo
Estado y en la formación de un Ejército nacional.
Después de la batalla de Pavón, Bartolomé Mitre, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, recibió la
delegación de facultades del Poder Ejecutivo por parte de varias provincias. Con estas facultades, Mitre convocó e
instaló el Congreso Nacional, convocó a elecciones para nuevas autoridades y reorganizó el país. Algunas provincias
solo delegaron ciertas facultades, como las relaciones exteriores. Mitre asumió como gobernador de Buenos Aires y
encargado del Poder Ejecutivo nacional el 12 de abril de 1862. Pocos meses después, fue elegido como presidente
constitucional en el Colegio Electoral, con Marcos Paz como vicepresidente.
1862-1868, PRESIDENCIA DE BARTOLOMÉ MITRE
Durante el gobierno de Bartolomé Mitre, su gabinete estuvo integrado por Guillermo Rawson en el Ministerio del
Interior, Rufino de Elizalde en Relaciones Exteriores, Dalmacio Vélez Sarsfield en Hacienda, Eduardo Costa en Justicia,
Culto e Instrucción Pública, y Juan Andrés Gelly y Obes en Guerra y Marina. Durante este período, se completaron
aspectos de la administración nacional, como la reconstitución de la Corte Suprema de Justicia y la organización de
los tribunales nacionales. Además, se adoptaron el Código de Comercio de Buenos Aires como ley nacional y se
encargó la redacción del Código Civil y del Código Penal. Se realizó también la organización de un Ejército regular,
enfrentando dificultades relacionadas con la falta de profesionalización, la dispersión de los conflictos y la
heterogeneidad de los cuadros militares.
En cuanto a la política, el triunfo de Buenos Aires sobre la Confederación permitió a Mitre promover una nueva
política basada en el orden liberal. Para lograr estos cambios, recurrió a fuerzas militares y promovió una revolución
en Corrientes y la ocupación de Santa Fe. A nivel territorial, las fronteras internas generaban controversias entre las
provincias y extensas zonas del territorio aún estaban en manos indígenas.
LA CUESTIÓN DE LA CAPITAL.
Durante la presidencia de Bartolomé Mitre, surgió nuevamente el problema de la residencia de las autoridades
nacionales. En un intento por federalizar Buenos Aires, Mitre presentó un proyecto al respecto, pero fue rechazado
por la Legislatura porteña. Ante esta situación, se buscó una solución transaccional que se plasmó en la Ley de
Compromiso. Según esta ley, las autoridades nacionales residirían en Buenos Aires hasta que el Congreso dictara una
ley definitiva al respecto.
El debate en torno a este proyecto provocó la división del Partido Liberal, y Adolfo Alsina formó el Partido
Autonomista como una respuesta a esta situación. Esta ley y el debate generado a su alrededor marcaron un hito en
la historia política de Argentina.
LAS GUERRAS CIVILES

30
Durante el gobierno de Bartolomé Mitre, se buscó extender las ideas liberales en el interior del país. Se designó al
general Wenceslao Paunero para dirigir la acción militar en las provincias del Norte y Cuyo. Aunque hubo resistencia
en algunas provincias, las fuerzas de Mitre lograron imponerse y reemplazar a los gobernadores federales.
Sin embargo, surgió una rebelión encabezada por Ángel Vicente Peñaloza, conocido como el Chacho, en La Rioja. A
pesar de algunos acuerdos temporales, Peñaloza se sublevó nuevamente en 1863. Fue derrotado y ejecutado, pero
los conflictos persistieron.
Durante la guerra de la Triple Alianza, se produjeron levantamientos en varias provincias debido a las levas forzosas.
Hubo rebeliones en Mendoza y otros lugares, lideradas por Juan de Dios Videla, Felipe Saá y Felipe Varela. Sin
embargo, estas rebeliones fueron sofocadas.
En este período, hubo enfrentamientos entre diferentes facciones liberales y choques personales. También se
llevaron a cabo intervenciones federales en las provincias para resolver los conflictos.
En resumen, el gobierno de Mitre buscó expandir el liberalismo en el interior, pero enfrentó resistencia y rebeliones
federales lideradas por figuras como el Chacho Peñaloza y Felipe Varela. A pesar de las luchas internas entre
facciones liberales y las intervenciones federales, se logró imponer la autoridad del gobierno nacional en muchas
provincias.
1865-70, LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA.
La guerra de la Triple Alianza, que tuvo lugar entre 1865 y 1870, se originó en la guerra civil de la Banda Oriental
(actual Uruguay). Brasil apoyó a los elementos de Río Grande que buscaban expandir su influencia sobre Uruguay,
mientras que Venancio Flores se apoderó de Salto y Montevideo, disolviendo el gobierno legal. Paraguay protestó
contra la intervención brasileña y solicitó el paso de sus tropas por Corrientes, pero la negativa del gobierno de Mitre
llevó a Paraguay a invadir Corrientes y declarar la guerra a Argentina.
En mayo de 1865 se firmó el Tratado de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay, con el objetivo de atacar
a Paraguay. Mitre fue designado general en jefe de los ejércitos aliados y se movilizó la Guardia Nacional en todo el
país. Los aliados obtuvieron victorias iniciales y avanzaron sobre territorio paraguayo, infligiendo derrotas al ejército
guaraní.
A pesar de sufrir importantes bajas, los aliados lograron victorias en batallas como Paso de la Patria, Estero Bellaco y
Tuyutí. Sin embargo, la guerra civil en las provincias cuyanas obligó a Mitre a regresar a Buenos Aires en 1866. La
guerra continuó de manera lenta y difícil, pero en enero de 1869, Asunción cayó en manos de los aliados. Aunque
parecía que la guerra estaba cerca de su fin, López se fortificó en Caacupé antes de ser desalojado y posteriormente
capturado y muerto en Cerro Cora.
La guerra tuvo consecuencias devastadoras para Paraguay, con una drástica disminución de su población. En
Argentina, la guerra fortaleció al Ejército y benefició económicamente a los proveedores de suministros militares. El
conflicto finalizó el 20 de junio de 1870 con la firma de un protocolo de paz, pero quedaron pendientes cuestiones
de límites territoriales. A través de un tratado de paz definitivo, Paraguay aceptó los límites argentinos hasta el río
Pilcomayo, se sometió a arbitraje para el territorio chaqueño y cedió algunas islas a Argentina.
El 12 de noviembre de 1878, el presidente estadounidense Hayes emitió un fallo arbitral que otorgaba todo el
territorio en disputa a Paraguay, incluyendo la Villa Occidental en el Chaco y las islas del Cerrito y Apipe.
1868-1874, PRESIDENCIA DE DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO.
El texto que has proporcionado continúa describiendo los eventos relacionados con la asunción de Nicolás
Avellaneda y la pacificación del país después de la revolución mitrista de 1874. Avellaneda asumió la presidencia y
organizó dos cuerpos de ejército para sofocar la revolución: uno en Buenos Aires bajo el mando del coronel Luis
María Campos y otro en el interior del país liderado por el coronel Julio A. Roca.
El presidente Avellaneda tomó medidas para pacificar el país y derrotar a los revolucionarios. El coronel José
Inocencio Arias, al mando de una de las secciones del ejército gubernamental en la provincia de Buenos Aires,
derrotó a Mitre en la batalla de La Verde el 27 de noviembre de 1874. Por su parte, Roca lideró un pequeño y

31
disciplinado ejército que atacó al general Arredondo en Cuyo, derrotándolo y tomando prisionero en la batalla de
Santa Rosa.
Con estas victorias, la revolución mitrista fue sofocada y Avellaneda logró consolidar su presidencia. Sin embargo, es
importante destacar que durante este período hubo violencia y fraude en los comicios electorales, y los opositores
impugnaron la elección de Avellaneda por falsificación de votos. La revolución mitrista fue un intento de impedir la
asunción de Avellaneda como presidente, pero finalmente fue derrotada por las fuerzas gubernamentales.
Este fragmento del texto se centra principalmente en los eventos políticos y militares que rodearon la asunción de
Nicolás Avellaneda como presidente de Argentina y la posterior pacificación del país después de la revolución
mitrista de 1874.
1874-1880, PRESIDENCIA DE NICOLÁS AVELLANEDA.
Durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, la vicepresidencia correspondió a Mariano Acosta [1825-1893]. El
gabinete estaba integrado por Simón Iriondo en el Ministerio del Interior, Félix Frías en Relaciones Exteriores,
Santiago Cortines en Hacienda, Onésimo Leguizamón en Justicia e Instrucción Pública, y Adolfo Alsina en Guerra y
Marina. A lo largo de su mandato, el gabinete experimentó cambios debido a renuncias y a la muerte de Adolfo
Alsina.
El gobierno de Avellaneda enfrentó diversas dificultades políticas, entre las que se destacaron las consecuencias de
la revolución mitrista y los levantamientos locales que perturbaron el orden en varias provincias. Hubo motines en
Santa Fe, una revolución en Corrientes y el tercer levantamiento de López Jordán en Entre Ríos. Frente a estos
conflictos de poder y ambiciones personales, el gobierno recurrió a la intervención nacional y al Ejército para
resolverlos, incluso en Jujuy, Salta y La Rioja.
Después de la derrota de la revolución mitrista en 1874, la oposición encabezada por Bartolomé Mitre decretó la
abstención cívica y se mantuvo al margen de los asuntos públicos. En su mensaje al Congreso en mayo de 1877,
Avellaneda expuso los propósitos de su política de conciliación, que contó con la aprobación de Mitre, la
conformidad de Alsina y del gobernador de Buenos Aires, Carlos Casares. La conciliación implicaba exigir a los
nacionalistas la obediencia a la ley y a las autoridades constituidas. Avellaneda ofreció una amplia amnistía y la
reincorporación de los jefes y oficiales revolucionarios al Ejército nacional. Este acuerdo representó un compromiso
claro para participar en las elecciones y poner fin a la conspiración revolucionaria.
Liberales nacionalistas y autonomistas se reconciliaron a través de las figuras de sus líderes, Mitre y Alsina, en julio
de 1876. Avellaneda incorporó a su gabinete a Benjamín Gorostiaga y a José María Gutiérrez. Sin embargo, un grupo
de autonomistas encabezados por Bernardo de Irigoyen [1822-1906] y Leandro Alem [1844-1896] se separó del
partido y fundó el Partido Republicano debido a su desacuerdo con la conciliación. El programa del nuevo partido era
similar al del Partido Autonomista, ya que proclamaba el respeto a los poderes constituidos, la observancia de la
Constitución, la pureza y la libertad del sufragio, así como la probidad en la administración y en el manejo de los
fondos públicos.
En cuanto a la cuestión indígena, durante la presidencia de Avellaneda se llevó a cabo la denominada “Conquista del
Desierto”. El objetivo era asegurar la frontera del río Negro para proteger las poblaciones de la región pampeana e
incorporar vastas extensiones de tierras a la producción. El ministro de Guerra Adolfo Alsina propuso un plan de
acción en 1875, que consistía en avanzar la línea de la frontera sur mediante la ocupación de lugares estratégicos y el
establecimiento de asentamientos. El avance se realizaría en líneas sucesivas, comunicadas con Buenos Aires por
telégrafo, y los fuertes se conectarían entre sí mediante zanjas para impedir el paso de los indígenas.
Julio A. Roca [1843-1914], como comandante de la frontera oeste, abogaba por una política más ofensiva. A partir
de julio de 1878, llevó a cabo una verdadera campaña militar que resultó en la captura de caciques, la muerte de
miles de indígenas y la toma de numerosos prisioneros. En 1879, inició una segunda campaña y para junio ya había
ocupado la línea del río Negro, logrando así la derrota de los indígenas.
A partir de entonces, solo algunos políticos plantearon la cuestión indígena como parte de la cuestión social y no
exclusivamente como un tema militar. Algunas opiniones sostenían que la población indígena debía recibir
educación y protección, además de oportunidades de trabajo.
32
Durante la presidencia de Avellaneda, también se emprendieron acciones para ocupar el territorio del Chaco. En
1875, se nombró una comisión para explorar esa zona por decreto del Poder Ejecutivo nacional.
LA CUESTIÓN CAPITAL: LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES CONTRA LA NACIÓN
Al concluir la presidencia de Avellaneda, el problema de la capital federal seguía sin resolverse. Las autoridades
nacionales estaban alojadas en la provincia de Buenos Aires y los conflictos entre Avellaneda y el gobernador
porteño Carlos Tejedor [1818-1903] se sucedían abiertamente. Por ejemplo, la Legislatura de Buenos Aires autorizó
al gobernador a invertir dinero en armamento para la policía y las milicias provinciales. El presidente exigió a Tejedor
que desarmara las milicias, pero no fue obedecido. Avellaneda trasladó la capital a Belgrano en junio de 1880 y
desde allí enfrentó a la provincia rebelde con el Ejército nacional.
En un clima de hostilidad abierta por parte de las autoridades provinciales, el presidente Avellaneda presentó al
Congreso un proyecto de ley que declaraba a Buenos Aires como capital de la República, el cual fue aprobado por los
legisladores. La reacción de la provincia no se hizo esperar.
Los ejércitos se enfrentaron y los combates más sangrientos tuvieron lugar en los Corrales, Puente Alsina, San José
de Flores y cerca de la antigua Convalecencia en Barracas. A instancias del cuerpo diplomático, se iniciaron
negociaciones de paz y el gobernador Tejedor presentó su renuncia. En ese momento, Buenos Aires fue declarada
oficialmente como capital de la República y una ley disolvió los ejércitos provinciales. De esta manera, se puso fin a
la resistencia porteña y se dio un paso fundamental hacia el establecimiento del monopolio de la violencia en manos
del Estado nacional.
Al finalizar la presidencia de Avellaneda, surgieron varios candidatos para su sucesión. Rawson era respaldado por un
grupo de liberales nacionalistas de Corrientes; San Juan y Córdoba apoyaban la candidatura de Saturnino M. Laspiur;
un ministro de Avellaneda respaldaba a Bernardo de Irigoyen; los viejos federales y los intransigentes autonomistas
apoyaban a Leandro N. Alem; la candidatura de Sarmiento era promovida por Del Valle y una facción de los liberales
nacionalistas que habían formado el Partido Republicano; Carlos Tejedor contaba con apoyos en la provincia de
Buenos Aires, y el general Julio Argentino Roca era el candidato respaldado por el ministro de Gobierno de Córdoba,
Miguel Juárez Celman [1844-1909], y principalmente por la poderosa Liga de Gobernadores y el Partido Autonomista
Nacional (PAN). Finalmente, Roca resultó triunfador entre todos los candidatos.
LAS FORMAS DE LA POLÍTICA
En ese período, los partidos políticos carecían de una estructura sólida y las rivalidades se basaban en disputas
personales más que en divisiones de clase. La burguesía era el grupo más unido, y la principal diferenciación era
entre los porteños y los provincianos.
Las agrupaciones políticas se formaban alrededor de líderes carismáticos y se centraban en dominar el aparato
estatal. Los dirigentes políticos tenían una base electoral limitada y la organización partidaria se basaba en alianzas
temporales. La personalización del poder era clave, y los “notables” dentro de cada partido tenían un papel
importante en la toma de decisiones.
Los clubes políticos eran los lugares de encuentro y difusión de las ideas, pero no tenían afiliados permanentes. La
dirección política recaía en un grupo heterogéneo de escritores, periodistas, militares y líderes económicos. Aunque
existían debates doctrinarios, estos estaban reservados a intelectuales reconocidos y se difundían en periódicos
prestigiosos.
A pesar de la influencia de los notables, las elecciones eran importantes para legitimar a los gobernantes. Sin
embargo, el fraude electoral era común. Los electores mayoritarios eran trabajadores rurales, capataces, empleados
ferroviarios y del gobierno.
En resumen, los partidos políticos de la época carecían de una organización sólida, se centraban en líderes
carismáticos y sus rivalidades estaban más basadas en disputas personales que en divisiones de clase. La toma de
decisiones estaba en manos de los “notables”, y las elecciones tenían un papel importante para legitimar a los
gobernantes, a pesar del fraude electoral.
LA ECONOMÍA
33
Durante el período de 1852 a 1880, se produjeron cambios significativos en la economía argentina, y es más fácil
comprenderlos si se analizan a largo plazo. Sin embargo, es importante destacar la situación inicial caracterizada por
la separación del estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina. En términos económicos, había diferencias
entre ambas jurisdicciones: mientras Buenos Aires experimentaba prosperidad y crecimiento, la Confederación
luchaba con problemas financieros y una situación precaria.
LA ECONOMÍA EN TIEMPOS DE LA CONFEDERACIÓN
Durante el período de 1852 a 1880, la provincia de Buenos Aires no enfrentó problemas financieros importantes. El
papel moneda emitido por el Estado era aceptado en las transacciones y se realizaron préstamos internos
respaldados por las rentas aduaneras. Aunque se establecieron derechos diferenciales de aduana para doblegar al
estado separatista, el flujo comercial de Buenos Aires no se vio afectado significativamente. En términos de
infraestructura, se intensificó la construcción de líneas telegráficas y ferrocarriles, como el Ferrocarril Oeste, que se
benefició de las zonas agrícolas y ganaderas cercanas a Buenos Aires.
En la región del Litoral, afectada por guerras civiles, se implementaron políticas colonizadoras para fomentar el
asentamiento de inmigrantes y promover la agricultura de cereales. También hubo transformaciones en el sistema
de transporte, con el desarrollo del transporte terrestre y fluvial, lo que abarató los costos de las mercaderías.
En general, se observa un afianzamiento del sistema capitalista durante este período, aunque los problemas políticos
generaron algunas dificultades. Los factores externos, como la demanda de productos pecuarios durante la guerra
de Crimea, influyeron en momentos favorables y situaciones de crisis. Buenos Aires mantuvo su hegemonía
económica a pesar de los desafíos políticos, las campañas de los emigrados y los ataques indígenas. Sin embargo, las
exportaciones de carnes saladas comenzaron a declinar hacia el final de este período.
LAS BASES DE LA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA
LA GANADERÍA
Durante la segunda mitad del siglo XIX en Argentina, se produjo un proceso de transferencia de tierras públicas a
manos privadas y una expansión de la frontera agrícola mediante el exterminio de los indígenas. La tierra, que antes
era de fácil acceso, se volvió cada vez más cara y escasa como medio de producción. A pesar de esto, las
explotaciones extensivas seguían predominando en la tenencia de la tierra y en la estructura de producción, pero
también hubo un aumento de las explotaciones menores.
La ganadería ovina experimentó una gran expansión durante este período, conocido como la era del lanar,
especialmente en la provincia de Buenos Aires. Se desarrollaron dos tipos de unidades productivas: las estancias y
las explotaciones familiares o “farmers”. Las estancias lanares eran empresas capitalistas que producían para el
mercado y empleaban trabajo asalariado, aunque a veces también recurrían a la aparcería, una forma de
contratación de mano de obra. Por otro lado, las explotaciones familiares se basaban en la utilización de mano de
obra familiar, con contratación ocasional de asalariados.
En el caso de las estancias, se produjeron transformaciones importantes. Se marcaron los límites de las propiedades
con alambrados, se dividieron en potreros, se construyeron galpones y viviendas para los trabajadores. El cuidado de
las ovejas se organizaba mediante la división en rebaños a cargo de pastores, y los mayordomos tenían un papel
fundamental en la administración de las estancias.
La escasez de mano de obra calificada fue un problema para los estancieros, y la aparcería se convirtió en una
respuesta a esta situación. Se atraía a trabajadores, en su mayoría irlandeses y vascos, que se incorporaban con sus
familias a las estancias. A diferencia del trabajo asalariado, en la aparcería el costo dependía del precio del producto
al final de la temporada, y la remuneración se determinaba en función de la producción y los precios obtenidos.
El sistema de aparcería variaba en sus modalidades, pero en general implicaba que el trabajador aportara su fuerza
de trabajo y, a veces, un pequeño capital para cubrir los gastos de la explotación durante un período determinado. El
dueño del campo aportaba la tierra, los animales y el capital necesario, y al final del contrato, el pastor recibía una
parte proporcional del producto, que incluía la lana, los cueros y el sebo de los animales.

34
Además de la aparcería, existían otras formas de relación entre los propietarios de tierras y los trabajadores, como el
arrendamiento. Los arrendatarios tenían cierta autonomía para organizar su empresa, pero dependían del
propietario en cuanto a la comercialización de sus productos. Los contratos de arrendamiento solían durar cinco
años y renovarse posteriormente, lo que generaba inseguridad e inestabilidad para los arrendatarios.
Las explotaciones familiares, conocidas como “farmers”, también producían lana para el mercado, pero se basaban
en la utilización de mano de obra familiar, con empleo ocasional de trabajadores asalariados. Estas explotaciones
tenían como objetivo principal la subsistencia de la familia y la reproducción y expansión de la empresa.
La lana fue el principal producto de exportación durante este período, y se establecieron diversos mecanismos de
comercialización. Se vendía a intermediarios en el mismo establecimiento o se entregaba en consignación en Buenos
Aires, donde las casas comerciales se encargaban de su venta. El transporte de la lana se realizaba en carretas en las
etapas iniciales, pero posteriormente el ferrocarril se convirtió en un medio de transporte importante.
En cuanto a la estructura financiera, se desarrolló una red informal de capitalistas particulares que cumplían
funciones similares a las instituciones bancarias. El crédito se caracterizó por ser principalmente de corto y mediano
plazo, favoreciendo a los estancieros y grandes comerciantes. Además, se dependió del crédito externo,
especialmente de origen británico, para cubrir la escasez general de capitales.
En resumen, durante la segunda mitad del siglo XIX en Argentina, se produjo una expansión de la ganadería ovina,
especialmente en la provincia de Buenos Aires. Se desarrollaron estancias lanares y explotaciones familiares, y se
utilizaron diferentes formas de contratación de mano de obra, como la aparcería y el arrendamiento. La lana fue el
principal producto de exportación, y se establecieron mecanismos de comercialización y transporte para su venta. La
estructura financiera se basó en una red informal de capitalistas y en la dependencia del crédito externo.
LA EXPANSIÓN AGRÍCOLA SANTAFESINA.
Durante el período mencionado, la provincia de Santa Fe experimentó un crecimiento agrícola significativo,
especialmente en las colonias ubicadas en el área central de la provincia. La Confederación, con sede en Paraná,
impulsó políticas agrarias para fortalecer a estas colonias y fomentar la producción agrícola en contraste con la
producción pecuaria predominante en la provincia de Buenos Aires.
El gobierno santafesino desempeñó un papel importante al dictar leyes que estimulaban la colonización agrícola y al
entregar tierras a precios bajos e incluso de forma gratuita, con la condición de que los beneficiarios subdividieran la
tierra y establecieran familias de inmigrantes extranjeros. Además, eximieron del pago de impuestos a los
empresarios de colonización y agricultores.
Entre 1853 y 1866, el gobierno provincial firmó numerosos contratos con empresarios privados para impulsar la
colonización agrícola. Algunos ejemplos de estos contratos fueron con Aarón Castellanos, Beck y Herzog, Werner y
Cía., Wilcken y Vemet, Romag, Rams y Rubert, Franck y Cía., y Navarro y Cía. Estas iniciativas llevaron a la fundación
de colonias como Esperanza y San Carlos.
En términos de organización, se distinguieron cuatro sistemas de colonización en Santa Fe entre 1870 y 1895:
Colonias gubernamentales: Establecidas por el gobierno nacional o provincial, implicaban la venta de tierras a
inmigrantes a precios muy bajos. Sin embargo, este sistema fue limitado en alcance y algunas colonias se ubicaron
en zonas expuestas a invasiones de tribus indígenas.
Colonias oficiales: Establecidas por empresarios privados con control gubernamental. El gobierno provincial vendía
tierras a precios bajos y establecía ciertas obligaciones para los empresarios, como la radicación de un número
determinado de personas. Un ejemplo conocido de este sistema son las colonias Esperanza y San Carlos.
Colonización privada: La mayoría de las colonias fueron establecidas bajo este sistema hasta 1895. Los empresarios
compraban tierras al precio de mercado, las subdividían y las vendían al mejor postor. El gobierno eximía a los
empresarios del pago de impuestos durante un período determinado y se establecían ciertas estipulaciones del
Código Rural.

35
Colonias particulares: Aparecieron hacia los años noventa y se diferenciaban de las privadas en que los empresarios
no recibían facilidades impositivas ni tenían obligaciones. En este sistema, los compradores arrendaban las tierras a
intermediarios, quienes luego subdividían los lotes y los entregaban a arrendatarios-colonos.
La colonización en Santa Fe tuvo diferentes etapas de desarrollo. Inicialmente fue lenta, experimentó un auge entre
1880 y 1892 y luego declinó entre 1892 y 1894. La producción de las colonias se vio afectada por eventos como la
guerra del Paraguay, la crisis económica internacional a partir de 1875 y las plagas de langostas.
El avance de la colonización fue desigual en la provincia. La región central-norte de Santa Fe lideró el proceso
colonizador desde el principio, mientras que hacia el sur prevaleció el arrendamiento de tierras, especialmente
después de la crisis de 1890. La producción cerealera siguió un patrón similar, comenzando en los distritos del norte
de la ciudad de Rosario y luego expandiéndose hacia el sur. Además, la producción agrícola se desarrolló en
estancias ganaderas, pero solo marginalmente en las colonias.
En general, la producción cerealera se extendió por varias provincias, conformando un amplio semicírculo que
incluía Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires y parte de La Pampa.
SITUACIÓN DE LAS PROVINCIAS INTERIORES:
El texto habla sobre el impacto del proceso de expansión del sector exportador de bienes primarios en varias
regiones de Argentina. A medida que se abrieron los mercados internos a la competencia extranjera, algunas
actividades económicas declinaron, pero también surgieron nuevas oportunidades. Algunos sectores se
modernizaron y crecieron para abastecer al mercado interno en expansión. Se especializaron en la producción de
bienes como azúcar, vino, yerba mate y tabaco.
En Tucumán, la producción de azúcar experimentó una lenta expansión debido a obstáculos aduaneros, altos costos
de transporte y consumo limitado. Sin embargo, se establecieron ingenios azucareros por parte de diversos grupos
de propietarios de ganado y tierras de cultivo, así como inmigrantes y técnicos atraídos por el dinamismo económico
de la región. La construcción del ferrocarril y la apertura del mercado consumidor del Litoral impulsaron una
transformación rápida de la producción.
En Mendoza, la economía se centraba en el comercio y su relación con el mercado chileno. El comercio de ganado en
pie era la actividad comercial más importante. Los comerciantes mendocinos compraban ganado en San Luis y
Córdoba, lo engordaban en la provincia y lo exportaban a Chile a través de los pasos cordilleranos. La agricultura de
la alfalfa, el trigo y las viñas también eran practicadas para el consumo local y para exportar a otras provincias.
En la Patagonia, que en ese momento era una frontera interna poco explorada, el Estado argentino buscó expandir
el control sobre los territorios y promover la producción lanar. La colonización blanca comenzó de manera
permanente en el territorio con la llegada de 153 colonos galeses en 1865.
En resumen, el texto aborda cómo el proceso de expansión del sector exportador de bienes primarios afectó
diferentes regiones de Argentina, tanto en términos de declive de actividades económicas antiguas como de
surgimiento de nuevas oportunidades y transformaciones en la producción.
LA INDUSTRIA
Durante la segunda mitad del siglo XIX la industria estaba orientada a satisfacer el aumento de la demanda de bienes
de consumo. Ira mención en algunos censos de fábricas de tejidos, jabón, velas cerveza fideos, junto con las viejas
graserías y saladeros, en ciudades como Buenos Aires, y en menor medida Rosario y Córdoba, permite suponer que
la producción industrial era pequeña y que el proceso de fabricación era sencillo y con utensilios y elementos
modestos, Los saladeros continuaron en esta etapa como signo visible de la producción fabril y como el mayor
agente contaminante del Riachuelo porteño. Pero para esta época, su producción comenzaba a declinar por la
disminución de la demanda en las zonas que utilizaban mano de obra esclava y en los años ochenta, su lugar sería
ocupado por los frigoríficos. Las propuestas para intensificar la producción industrial se produjeron en momentos
críticos.
Así, cuando estalló la crisis de 1866, que afectó al ganado lanar, se pensó instalar una fábrica de paños de lana
suscribiendo acciones y solicitando la protección del gobierno. En 1873 comenzó a operar la fábrica, pero sólo lo hizo
36
por tres años y no pudo continuar con las operaciones. Cuando se produjo la crisis de 1873-76 y se abrió un debate
sobre la posibilidad del progreso fabril, se constituyó también un Club Industrial. Muy pronto se dividió, cuando una
fracción de sus miembros formó el Centro Industrial.
Los dos organismos siguieron actuando por separado hasta 1887, cuando se fusionaron formando la Unión Industrial
Argentina.
LOS CAMINOS Y MEDIOS DE TRANSPORTE
El ferrocarril comenzó a jugar un papel importante. Ambos eran de capital británico y un elemento importante en los
negocios ferroviarios fue el establecimiento de una garantía estatal que aseguraba cierto nivel de rentabilidad. Los
caminos siguieron uniendo las ciudades más importantes de las viejas rutas comerciales. Además, debía organizar un
sistema de postas y caminos para acelerar y asegurar las comunicaciones.
La vida económica y social se desenvolvía sobre las rutas terrestres hasta la cabecera fluvial de Rosario. La zona sur
entre Rosario y Córdoba y el camino a Mendoza eran bastante peligrosos porque cruzaban territorios que estaban al
alcance de los indígenas. Muchos de los caminos que se utilizaban en la zona sur pampeana eran as rutas seguidas
por las poblaciones indígenas, conocidas como las rastrilladas. Se trataba de surcos como los que deja una carreta y
que se convirtieron en caminos anchos y sólidos.
LA CRISIS ECONÓMICA DE 1866
La crisis estuvo caracterizada por la aparición previa de fenómenos monetarios y por la incidencia de la guerra del
Paraguay, que atenuó sus efectos. En el desarrollo de la crisis influyó mucho la producción lanera por su importancia
en el conjunto de la economía y podría decirse que se trató de una crisis de superproducción. Los problemas
monetarios se asociaban con la desvalorización y valorización de la moneda, así como con los intentos para
establecer cierta relación entre el papel moneda y los valores fijados para las transacciones comerciales o respecto
del oro. La desvalorización del papel moneda se relacionaba con la permanente emisión de papel para afrontar los
gastos, en particular los militares.
Entre 1859 y 1862 se realizaron importantes emisiones de papel inconvertible que. La desvalorización constante del
peso papel influía de manera negativa en el comercio exterior y la inversión del problema también trajo sus con
secuencias. La valorización perjudicaba a los ganaderos y al comercio de exportación al disminuir el poder
adquisitivo de la moneda extranjera. Para los productores aumentaban los gastos de explotación que se pagaban en
moneda valorizada, mientras que por sus ventas en el exterior recibían moneda desvalorizada.
La situación para los trabajadores era exactamente la opuesta, pues los salarios pagados en papel moneda
representaban un aumento del poder adquisitivo de los mismos. La crisis económica tuvo otras derivaciones pues
abrió un espacio para debatir la política económica, que se hizo más fuerte con el estallido de la crisis de 1873.
LA CRISIS ECONÓMICA DE 1873-76
Durante el gobierno de Avellaneda, se enfrentó una crisis económica que tuvo varios factores desencadenantes. En
primer lugar, hubo una gran acumulación de dinero en los bancos oficiales debido a empréstitos, lo que permitió
facilitar créditos a bajo interés. En segundo lugar, hubo un desequilibrio en la balanza comercial, que inicialmente se
compensó con el ingreso de dinero proveniente de Europa, pero cuando esta situación se redujo, no se pudo
equilibrar el crecimiento de las importaciones a pesar del aumento de las exportaciones. Otros factores fueron la
escasez de tierras en la campaña bonaerense debido a la superpoblación de ovinos y la falta de fuerza laboral, los
conflictos electorales y la revolución mitrista que requirieron recursos y desalentaron la inversión productiva, y la
retirada de capital extranjero, lo que afectó gravemente a una economía vulnerable a situaciones externas.
La crisis alcanzó su punto máximo en 1876, afectando tanto al comercio urbano como a la producción rural y las
obras públicas. Sin embargo, a medida que las exportaciones repuntaron y se recuperó el nivel de actividad interna,
se produjo un aumento en las rentas ordinarias y la disponibilidad de capital extranjero, lo que ayudó a compensar
los déficits en la balanza comercial y marcó el comienzo de la superación de la situación crítica inicial.
Esta crisis económica generó un debate sobre la necesidad de diversificar la economía y protegerla. En el Congreso,
se enfrentaron los defensores del librecambio y los proteccionistas. Los debates sobre la Ley de Aduanas en 1875 y
37
1876 plantearon la cuestión de las tarifas y el proteccionismo aduanero, desafiando la doctrina oficial del
librecambio. Se argumentó que la dependencia exterior era incompatible con la independencia política y se
consideró fundamental diversificar la producción. Para los defensores del proteccionismo, la industria era clave para
lograr la independencia económica de cada país.
En resumen, la crisis económica durante el gobierno de Avellaneda tuvo múltiples causas y llevó a un debate sobre la
diversificación económica y la protección industrial. Aunque la crisis fue severa, se logró una recuperación gradual a
medida que las exportaciones repuntaron y se reactivó la actividad interna.
LA SOCIEDAD
Durante este período, la sociedad argentina experimentó cambios significativos. El poder y prestigio que antes se
concentraban en los sectores ganaderos y comerciales comenzaron a diversificarse. Se observó un aumento de los
sectores medios tanto en áreas rurales como en actividades urbanas. Este cambio fue impulsado por nuevas
oportunidades laborales que atraían a inmigrantes, quienes modificaron la composición étnica y cultural del país.
Estas transformaciones sentaron las bases para un desarrollo posterior, donde los sectores medios ganarían mayor
relevancia y la inmigración jugaría un papel crucial en el crecimiento económico y cultural de Argentina.
LA POBLACIÓN.
En 1869 se llevó a cabo el primer Censo Nacional en Argentina, que proporcionó información sobre la situación
poblacional del país. El censo reveló una población de 1.830.214 habitantes, con una concentración significativa en
las regiones pampeana y metropolitana, aunque aún existía un alto porcentaje de población en el Noroeste.
Sin embargo, estos datos ocultaban las diferencias en la densidad poblacional entre las provincias. En ese momento,
la provincia más densamente poblada era Tucumán, seguida de Entre Ríos y Corrientes, mientras que Buenos Aires
aún no ocupaba el lugar preponderante que tendría más adelante.
La tasa de crecimiento anual fue del 29 por mil, superando en 10 puntos a la de 1857. Este aumento se debió
principalmente a la inmigración, que fue positiva entre 1869 y 1880, a pesar de haber disminuido durante los años
de la crisis económica iniciada en 1873.
Del total de la población en 1869, 211.000 personas eran extranjeras, la mayoría de las cuales se estableció en el
Litoral, con 151.000 en Buenos Aires, 18.000 en Entre Ríos y 14.000 en Santa Fe. Los italianos eran el grupo más
numeroso de inmigrantes, seguidos por españoles, franceses, ingleses, suizos, alemanes y otros.
El proceso de inmigración y su concentración en el Litoral tuvieron un impacto en los hábitos y costumbres de la
población. Según el censo, en 1869 la mayoría de la población residía en áreas rurales, con un 40,3% involucrado en
actividades primarias y un 41,5% en actividades terciarias de la economía.
Una parte importante de la población se encontraba en la provincia de Buenos Aires, con 177.000 habitantes en la
ciudad de Buenos Aires, y solo Rosario y Córdoba superaban los 20.000 habitantes. Aunque el 67% de la población
vivía en áreas rurales, ya se observaba el fenómeno de la urbanización, tanto en el crecimiento de la metrópoli como
en la dispersión de la población en pueblos y ciudades más pequeñas, especialmente en la región pampeana. La
ciudad de Mendoza también experimentó cambios significativos después del terremoto de 1861.
La presencia de la población extranjera planteó desafíos que las autoridades buscaron abordar. Surgió la necesidad
de establecer legislación que definiera el estatus legal y social de los crecientes números de inmigrantes. Además, el
fenómeno migratorio estaba estrechamente relacionado con los problemas de tierra y colonización. En 1876,
durante el gobierno de Avellaneda, se aprobó una ley que abordaba ambos problemas. Esta ley consideraba
inmigrantes a aquellos que venían a trabajar la tierra y viajaban en segunda clase, y también establecía protecciones
en términos de transporte, alojamiento e internación en el país. La ley creó la Oficina de Tierras y Colonias.
EL MUNDO DEL TRABAJO. Los trabajadores rurales y urbanos.
La demanda de trabajo en las zonas dinámicas de la economía movilizó a las personas de otras zonas.
Los hombres se ocuparon en las estancias y las mujeres quedaron arrinconadas en el segmento del servicio
doméstico en las ciudades.
38
El desarrollo del lanar, los inicios de la expansión agrícola, el incremento de las obras públicas, dieron trabajo a los
recién llegados.
Demanda estacional y trabajo temporario fueron sus rasgos distintivos y la incertidumbre se alzaba
permanentemente amenazante sobre los asalariados.
Las tareas y los oficios se diferenciaban de acuerdo con el sexo de sus trabajadores, en particular en las áreas
urbanas.
Para las mujeres las alternativas eran menores: trabajaban en el servicio doméstico, en la costura, quizás en alguna
fábrica de calzado.
En el campo estaban integradas al trabajo familiar pero como no recibían salario permanecían ocultas detrás del
trabajo de los hombres.
Con el tiempo, la propia dinámica del empleo las fue transformando en innecesarias.
En las zonas más dinámicas del Litoral, aunque paulatinamente se fue extendiendo hacia el interior, se terminó con
el trabajador ocasional que sólo de vez en cuando entraba al mercado de trabajo mientras el resto del tiempo
subsistía de diferentes maneras; por su parte se aseguró una porción del mercado a los inmigrantes.
Este proceso fue posible también porque los jornales mostraron una tendencia al alza, al menos en las décadas de
1860-1870, aunque luego tendieron a estabilizarse.
A pesar de esta tendencia, estaban sujetos a las fluctuaciones de la demanda y las consecuencias eran la
desocupación, la subocupación y la caída de los salarios.
Durante esta etapa los trabajadores, en particular los urbanos, crearon sus organizaciones de carácter mutual, como
por ejemplo la de los zapateros llamada ‘‘San ‘Crispin ‘‘y en 1857 se fundó la primera organización gremial: la
Sociedad Tipográfica Bonaerense.
LA CIUDAD.

La ciudad miraba hacia Europa y en ella comenzaron a apreciarse las comodidades del adelanto técnico.

No fue sólo el transporte; los aspectos sanitarios y culturales también fueron objeto de atención.

En 1854 se creó el hospital de alienadas, se realizaron los primeros ensayos para la instalación de agua corriente y se
organizó la Biblioteca del Congreso.
Hacia 1870 aparecieron» las primeras líneas de transporte de pasajeros en la ciudad y los edificios de más de una
planta.
Lenta mente se conformaba como ciudad moderna y cosmopolita.
EDUCACIÓN Y PRENSA
La educación era también considerada como una herramienta fundamental del proceso de trans formación y del
progreso.
Las preocupaciones en materia educativa sólo darían sus frutos más tarde, pero ello no fue un obstáculo para la
lenta ampliación de los campos de lectura que acompañó la difusión y extensión del periodismo.
El periodismo era frondoso y acompañaba intensamente las luchas políticas.
Junto con una buena cantidad de periódicos abiertamente facciosos, cuyo exponente más importante era La
Tribuna, de los hermanos Varela, circulaban otros que informaban sobre la actualidad y formaban una opinión
pública que comenzaba a ser decisiva, como El Nacional.
La Reforma Pacífica o La Prensa (1869), La Nación (1870) y La Capital de Rosario (1867), los cuales pocos años más
tarde encabezarían la modernización del periodismo argentino.

39
A este proceso colaboró también el Buenos Aires Herald (1876), que incorporó el primer servicio cablegráfico con
Europa a través de la agencia francesa Havas en 1877.
LAS IDEAS
Dice José Luis Romero que cuatro grandes problemas preocuparon a los estadistas argentinos: 1) el fomento de la
inmigración; 2) el progreso económico; 3) la ordenación legal del Estado y 4) el desarrollo de la educación pública.
Pero si es cierto que hay un sutrato común, también se advierten las diferencias existentes entre los pensadores.
En la Confederación se destacaba la figura de Mariano Fragueiro, quien consideraba que la concentración del poder
político era fundamental.
El Estado debía monopolizar el crédito público pues a él le estaba reservado realizar los trabajos públicos (puertos,
ferrocarriles, caminos, etcétera) que eran también de propiedad pública.
Juan Bautista Alberdi consideraba fundamental el establecimiento de una autoridad política para evitar los conflictos
dentro de la elite.
A diferencia de Domingo Faustino Sarmiento, Alberdi sostenía que no era necesaria la educación formal y que la
mejor instrucción la ofrecían en el ejemplo de destreza y la habilidad que traerían los inmigrantes europeos.
Además, que una difusión excesiva de la instrucción propagará nuevas aspiraciones entre los pobres al hacerles
conocer la existencia de bienes y comodidades.
Recusaba el modelo autoritario y estaba preocupado por rastrear el surgimiento de una nueva sociedad.
Para él, la sociedad requería de una masa letrada y una mucho más amplia de consumidores y, para crearla, no
bastaba el alfabeto, era necesario también expandir el bienestar y las aspiraciones de lograr mejoras económicas.
Para distribuir el bienestar a sectores más amplios debía ofrecerse la propiedad de la tierra.
Mitre aspiraba al perfeccionamiento del Estado que acompañaría el proceso de civilización, pero pretendía expresar
a todas las aspiraciones consideradas legítimas y la escisión del liberalismo porteño le impidió concretarlas.
Si la política concentraba buena parte del pensamiento de la época, también tendrá su lugar, en estrecha relación
con ella, la situación de la campaña, la sociedad de la frontera y el problema del enganche y la arbitrariedad
administrativa.

EL PROGRESO. LA MODERNIZACIÓN Y SUS LÍMITES (1880-1916) (Argentina cuarto año)

En la década de 1880, Argentina experimentó importantes cambios sociales, políticos y económicos. Se estableció un
orden conservador en el gobierno, se consolidó el sistema capitalista de producción y el país se integró al mercado
mundial como productor de bienes primarios. La inmigración extranjera generó un cosmopolitismo en la sociedad.
El poder de la Nación Argentina se expandió hacia regiones previamente dominadas por los indígenas. La provincia
de Buenos Aires se federalizó, lo que marcó el reconocimiento de la autoridad del Estado nacional por todas las
provincias.
Durante el gobierno del general Roca, se logró una etapa de tranquilidad y prosperidad. Se superaron las luchas
civiles y se impulsó el crecimiento económico y el desarrollo institucional. Sin embargo, también surgieron tensiones
políticas y nuevos partidos políticos como la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista.
Las transformaciones económicas y sociales trajeron desafíos como problemas de salud, vivienda precaria,
integración de la inmigración y conflictos entre empresarios y trabajadores urbanos. Se reconoció que estos
problemas requerían la intervención activa del Estado.
En resumen, la década de 1880 en Argentina se caracterizó por la consolidación de un orden político conservador, el
crecimiento económico bajo el sistema capitalista y la complejidad social debido a la inmigración. El país expandió su
40
poder, superó las luchas civiles y enfrentó nuevos desafíos socioeconómicos que requerían la intervención del
Estado.
La política
1880-1886, PRESIDENCIA DE JULIO ARGENTINO ROCA.
El vicepresidente durante este período fue Francisco B. Madero. El gabinete estuvo conformado por Antonio del Viso
en el Ministerio del Interior, Bernardo de Irigoyen en Relaciones Exteriores, Juan José Romero en Hacienda, Manuel
D. Pizarro en Justicia e Instrucción Pública, y Benjamín Victorica en Guerra y Marina. Julio A. Roca ascendió a la
presidencia después de la derrota de Buenos Aires. Su trayectoria incluyó servir como artillero en los ejércitos de la
Confederación y participar en la guerra de la Triple Alianza, donde se destacó como líder en operaciones militares
contra los indígenas.
Roca era un pragmático y contaba con el apoyo del Partido Autonomista Nacional (PAN) como su base política. El
PAN también funcionaba como medio de reclutamiento de líderes prominentes y como una plataforma política de
comunicación entre las figuras clave del interior. La Liga de Gobernadores era otro pilar de su poder, respaldado por
la burocracia administrativa y militar incipiente de las provincias.
Uno de los elementos clave del sistema electoral era la representación basada en la denominada “lista completa”,
que aseguraba la unanimidad del PAN en el Congreso y excluía a las minorías. La intervención federal, establecida
constitucionalmente, permitía al presidente intervenir en las provincias para mantener o colocar correligionarios en
el gobierno y fortalecer la Liga de Gobernadores.
Aunque las normas constitucionales establecían mecanismos electorales a nivel provincial y nacional basados en el
“pueblo elector” y en el colegio electoral como espacio de negociación política para la elección presidencial, durante
el gobierno de Roca se desarrolló un sistema complicado en el cual el presidente, los gobernadores y los senadores
eran los actores clave que garantizaban la sucesión presidencial. Sin embargo, en la sucesión presidencial posterior a
Roca, se hicieron evidentes algunas tensiones importantes.
LA OBRA DE GOBIERNO.
Durante este período, se aprobaron varias leyes que generaron intensos debates. Se promulgó la Ley Orgánica de los
Tribunales de la Capital, la Ley de Organización de los Territorios Federales y la Ley Orgánica de la Municipalidad de
la Capital, que estableció un gobierno permanente para la comuna. Se creó el Consejo Nacional de Educación
Primaria con autonomía y se sancionó la Ley de Educación Común N° 1.420, que estableció la educación primaria
obligatoria y laica.
En la ciudad de Buenos Aires, continuaron las obras de saneamiento, se celebró un contrato para la construcción del
puerto y se organizó la policía. Además, se fundó la ciudad de La Plata como la nueva capital de la provincia de
Buenos Aires.
En el ámbito jurídico, se promulgaron los códigos de Justicia Militar, de Comercio y de Procedimientos en Materia
Civil y Comercial. El ordenamiento jurídico era fundamental para garantizar el desarrollo económico y la
administración de justicia.
En términos económicos, se estableció el Banco Hipotecario Nacional, basado en la emisión de cédulas hipotecarias.
En cuanto a los límites territoriales, persistieron disputas en el sur, particularmente en la región patagónica. A través
de la mediación de los embajadores estadounidenses, se logró un acuerdo de límites con Chile en 1881, donde se
estableció que las cumbres más altas de los Andes delimitaban la frontera, y se delegó el litigio a expertos. Se
iniciaron negociaciones con Brasil para definir los límites en la gobernación de Misiones, y se mantuvieron
conversaciones con Bolivia sobre la frontera en el Chaco.
Se produjo un proceso de secularización y conflicto con la Iglesia, que se hizo evidente con la aprobación de la Ley de
Educación Común. La oposición católica y la ruptura de relaciones con el Vaticano fueron aspectos importantes de
este proceso. Los católicos comenzaron a manifestarse como opositores al presidente Roca y su sucesor Juárez
Celman, y formaron la Asociación Católica de Buenos Aires, liderada por José Manuel Estrada, Pedro Goyena y

41
Achával Rodríguez. En 1884, los católicos llevaron a cabo una campaña para restaurar la enseñanza religiosa en las
escuelas públicas, lo que generó tensiones con el gobierno. Las relaciones con el Vaticano se interrumpieron cuando
el gobierno argentino expulsó al representante papal.
En términos de sucesión presidencial, el PAN y su líder, el presidente de la Nación, tenían un dominio sobre el país.
Había varios candidatos para suceder a Roca, siendo Miguel Juárez Celman respaldado por el presidente, mientras
que la oposición se concentraba en la poderosa provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Dardo Rocha se
presentaba como el principal oponente. Grupos reformistas como los autonomistas Del Valle y Alem apoyaron a
Bernardo de Irigoyen, mientras que los católicos, liderados por José M. Estrada, fundaron el Comité de la Unión
Católica y promovieron la candidatura de Benjamín Gorostiaga.
1880-1886 Período político y legislativo en Argentina
Durante este período se llevaron a cabo importantes reformas legales y se desarrollaron diversos acontecimientos
políticos que marcaron el rumbo del país.
Gobierno de Julio A. Roca consolidación de Partido Autonomista Nacional (PAN):
- Roca asume la presidencia tras la derrota de Buenos Aires y se convierte en un líder pragmático.
- El PAN se establece como su base política y actúa como un canal de reclutamiento de líderes y una
herramienta de comunicación política.
- La Liga de Gobernadores, respaldada por la burocracia administrativa y militar provincial, apoya el poder de
Roca.

Reformas legislativas:
- Leyes sancionadas: Ley Orgánica de los Tribunales de la Capital, Ley de Organización de los Territorios
Federales y Ley Orgánica de la Municipalidad de la Capital.
- Creación del Consejo Nacional de Educación Primaria y la sanción de la Ley de Educación Común N° 1420,
que estableció la educación primaria obligatoria y laica.
- Promulgación de los códigos de Justicia Militar, de Comercio y de Procedimientos en Materia Civil y
Comercial.
- Fundación del Banco Hipotecario Nacional basado en la emisión de cédulas hipotecarias.

Desarrollo de infraestructura y disputas territoriales

- Continuación de obras de salubridad en la ciudad de Buenos Aires.


- Celebración del contrato para la construcción del puerto de Buenos Aires.
- Creación de la ciudad de La Plata como capital de la provincia de Buenos Aires.
- Disputas territoriales en el sur, particularmente en la región patagónica. Acuerdo de límites con Chile en
1881.
- Negociaciones con Brasil para definir los límites en la gobernación de Misiones y con Bolivia sobre la frontera
en el Chaco.

Proceso de secularización y conflicto con la Iglesia

- Inicio en 1880 y visible con la sanción de la Ley de Educación Común.


- Oposición católica y ruptura de relaciones con el Vaticano.
- Formación de la Asociación Católica de Buenos Aires y liderazgo de José Manuel Estrada, Pedro Goyena y
Achával Rodríguez.
- Campaña para restablecer la enseñanza religiosa en las escuelas públicas en 1884.
- Expulsión del representante papal y la interrupción de las relaciones con el Vaticano

Sucesión presidencial

- Dominio del PAN y su líder en la Nación.

42
- Miguel Juárez Celman respaldado por el presidente Roca, oposición concentrada en la provincia de Buenos
Aires liderada por Dardo Rocha.
- Grupos reformistas como los autonomistas Del Valle y Alem apoyan a Bernardo de Irigoyen.
- Los católicos, liderados por José M. Estrada, fundan el Comité de la Unión Católica y promueven la
candidatura de Benjamín Gorostiaga.
- Roca impone la candidatura de Juárez Celman y los grupos opositores forman un frente común conocido
como los “Partidos Unidos”.

Durante el período político y legislativo en Argentina entre 1880-1886, se llevaron a cabo importantes
reformas legales, se consolidó el liderazgo de Julio A. Roca y el PAN (Partido Autonomista Nacional), y se
produjeron conflictos con la Iglesia. Además, se realizaron avances significativos en infraestructura y se
resolvieron disputas territoriales. La sucesión presidencial generó tensiones entre distintos grupos políticos,
marcando el panorama político de la época. Este período sentó las bases para el desarrollo político y legislativo
posterior en Argentina.

1886-1890, PRESIDENCIA DE MIGUEL JUÁREZ CELMAN


Durante el gobierno de Juárez Celman en Argentina, se llevaron a cabo importantes obras públicas, como la
construcción de la Casa de Gobierno y la apertura de la Avenida de Mayo en la ciudad de Buenos Aires. Se promovió
la secularización con la implementación de la Ley de Matrimonio Civil y el Registro Civil de las Personas. Además, se
firmó un tratado de arbitraje con Brasil para resolver diferencias fronterizas en Misiones. Sin embargo, el gobierno
enfrentó críticas por su política ferroviaria y por escándalos financieros. La oposición se organizó en torno a la Unión
Cívica y el movimiento político de 1890, lo que finalmente llevó a la renuncia de Juárez Celman y sentó las bases para
la reforma de la ley electoral en 1912.
Durante el gobierno de Juárez Celman, se produjo una crisis económica en 1890 que estalló debido a la especulación
y los negociados. Esta crisis económica desató una fuerte crítica hacia el gobierno, especialmente en relación con la
política ferroviaria y los bancos garantidos. Estos problemas económicos y las críticas opositoras contribuyeron a la
formación de un amplio movimiento político de oposición en 1890, que culminó con la renuncia de Juárez Celman a
la presidencia. Esta renuncia marcó un hito en la historia política de Argentina y abrió el camino para una posterior
reforma de la ley electoral en 1912.
La revolución de 1890
La Revolución de 1890 en Argentina fue una respuesta a la crisis económica y política durante el gobierno de Juárez
Celman. La oposición, encabezada por la Unión Cívica de la Juventud (luego convertida en Unión Cívica) organizó el
primer acto de oposición al presidente Juárez Celman en septiembre de 1889. Este movimiento heterogéneo agrupó
a diversos sectores excluidos del régimen, incluyendo católicos, nacionalistas, autonomistas, seguidores de líderes
como Irigoyen, Del Valle y Alem, así como militares y civiles.
La Unión Cívica estableció contactos con el Ejército, liderados por el general Manuel J. Campos y el civil Leandro
Alem.
Buscaba agitar la opinión pública contra el gobierno y preparar una revolución para derrocar al presidente.
Demandaban la libertad de sufragio, el respeto a las autonomías provinciales y la restauración de la moral
administrativa.
La revolución estalló el 26 de julio, extendiéndose a diferentes regiones del país, pero finalmente fue sofocada por el
gobierno. A pesar de su victoria, Juárez Celman renunció y el gobierno quedó en manos de su vicepresidente.
Consecuencias políticas de la revolución de 1890:
El estallido de la revolución dejó al descubierto la inadecuada disciplina del Ejército y la falta de tino del presidente
para entender la naturaleza de la oposición y sus planes. La revolución y la renuncia del primer mandatario abrieron
un período de incertidumbre en el panorama político pues el PAN no podía imponerse tan fácilmente como en el
pasado y la escena política se fragmentaba. En el PAN se manifestaba la imposibilidad de Roca para restablecer su

43
autoridad tanto dentro de la coalición política como en el interior del país. Muchas provincias seguían en manos de
los juaristas, con el agravante de que algunos gobernadores se mostraban dispuestos a unirse a la UC. En la Unión
Cívica se acentuaron las disputas internas, sobre todo cuando Pellegrini incorporó a algunos mitristas al gobierno.
Poco después comenzaría a organizarse también el Partido Socialista: el número de sus adherentes creció y la
organización cobró forma en la definición de su programa.
1890-1892- PRESIDENCIA DE CARLOS PELLEGRINI
Pellegrini asumió la presidencia después de la renuncia de Juárez Celman. Su gobierno buscó restablecer el orden en
la administración y las finanzas, enfrentando una severa crisis económica. En su gabinete se destacaron figuras como
Roca, López, Costa, Gutiérrez y Levalle. Un hito importante de su gobierno fue enviar a Victorino de la Plaza a
Londres para negociar la deuda con los banqueros.
En el ámbito político, la Unión Cívica intentó reorganizarse tras su fracaso revolucionario. Celebraron la Convención
Nacional en Rosario y propusieron la fórmula Mitre-Irigoyen para las elecciones presidenciales de 1891. Sin
embargo, surgió un problema cuando Mitre regresó de Europa y anunció un acuerdo con Roca: el Partido
Autonomista Nacional (PAN) y la Unión Cívica se presentarían juntos, evitando así la competencia electoral. Esto se
debió a que Roca no deseaba enfrentarse a la Unión Cívica, ya que su autoridad aún no estaba completamente
restablecida. Por otro lado, Mitre tenía dudas sobre las posibilidades de éxito debido a la debilidad de la unidad en
su propio partido.
En resumen, el gobierno de Pellegrini se centró en la estabilización económica, mientras que la Unión Cívica buscó
reorganizarse políticamente, pero enfrentó dificultades para llegar a un acuerdo electoral con el PAN
La división de la Unión Cívica:
La Unión Cívica se dividió en dos grupos, los antiacuerdistas (Unión Cívica Radical) y los acuerdistas (Unión Cívica
Nacional), debido a un acuerdo político. Los radicales, liderados por Alem e Irigoyen, organizaron su propia
convención y eligieron su fórmula para las elecciones presidenciales. En el PAN, Roca y Mitre abandonaron el
acuerdo, pero luego lo retomaron ante la amenaza de los modernistas, que presentaron la candidatura de Roque
Sáenz Peña y Manuel Pizano. Los modernistas contaban con el apoyo de varias provincias. Mitre y Roca neutralizaron
la candidatura de Sáenz Peña levantando la de su padre, Luis Sáenz Peña. A pesar de los conflictos en provincias
como Mendoza y Catamarca, el presidente Pellegrini y el ministro de Interior Roca prepararon las elecciones con el
apoyo de los cívicos nacionales y el PAN.
1892-1895, PRESIDENCIA DE LUIS SÁENZ PEÑA
Durante la presidencia de Luis Sáenz Peña (1892-1895), José Evaristo Uriburu fue su vicepresidente. El gabinete
estuvo conformado por destacadas figuras, como Aristóbulo del Valle en el Ministerio del Interior, Tomás S. de
Anchorena en Relaciones Exteriores, Juan José Romero en Hacienda, Calixto de la Torre en Justicia e Instrucción
Pública, y el general Benjamín Victorica en el Ministerio de Guerra. Sin embargo, su gobierno enfrentó una fuerte
oposición que lo llevó a cambiar a sus ministros en varias ocasiones y, finalmente, a renunciar en enero de 1895
Revolución radical de 1893
La Revolución Radical de 1893 estalló en la provincia de Buenos Aires en agosto. Fue un movimiento armado que
llevó a la renuncia del gobernador Julio A. Costa y la elección de Juan Carlos Belgrano como gobernador provisional.
Hubo levantamientos en otras provincias, como Tucumán, Santa Fe y Rosario, con apoyo de colonos armados. El
Ejército, liderado por los generales Roca y Fotheringham, sofocó la revolución y se restableció la paz.
La derrota de la revolución en 1893 llevó a divisiones dentro de las filas radicales, y en las elecciones de 1896, el
partido fue vencido. Los radicales realizaron un nuevo intento revolucionario para enfrentar al PAN. Surgió la política
de las paralelas, en la cual se proclamaban candidatos en una lista común entre la UCR de Bernardo de Irigoyen y la
UC Nacional de Mitre. A pesar de la oposición de Hipólito Yrigoyen, la Convención Nacional de la UCR aprobó esta
política. Sin embargo, el Comité radical de la provincia no acató la resolución y, por decisión de Hipólito Yrigoyen, se
disolvió el partido en la provincia, triunfando así la política de la intransigencia.
1895-1898, PRESIDENCIA DE JOSÉ EVARISTO URIBURU
44
En enero de 1895, Luis Sáenz Peña renunció y José E. Uriburu asumió la presidencia. Formó un nuevo gabinete y
presentó un proyecto de ley de amnistía para los revolucionarios de 1893. Restauró el predominio del acuerdo
político liderado por Mitre, Roca y Pellegrini, lo que le permitió superar la oposición parlamentaria. En cuanto a las
relaciones exteriores, se enfrentó a la cuestión de límites con Chile, y se firmó un acuerdo para someter el problema
a la decisión del gobierno británico. También se resolvió un diferendo con Brasil sobre los límites entre ambos
países. La gestión económica fue difícil debido a la crisis económica, pero hacia fines de 1898 la situación mejoró. Se
realizó el Segundo Censo Nacional y se llevó a cabo una Convención Reformadora de la Constitución. Uriburu
entregó el gobierno a Julio A. Roca en octubre de 1898.
1898-1904, SEGUNDA PRESIDENCIA DE JULIO A. ROCA
Elección y Gobierno de Roca: Roca asumió la presidencia con el respaldo del Partido Autonomista Nacional (PAN),
acompañado por su vicepresidente Quirno Costa. Su primer gabinete incluyó a figuras notables como Felipe Yofré en
Interior, Amancio Alcorta en Relaciones Exteriores, José María Rosa en Hacienda, entre otros.
Proyecto de Unificación de Deuda: Durante su segundo mandato, Roca buscó consolidar la deuda pública que se
dividía en múltiples empréstitos con intereses y amortizaciones diversos. Carlos Pellegrini lideró las negociaciones en
Europa. El proyecto se apoyaba en la garantía de ingresos aduaneros y la conversión de títulos de deuda en dinero
corriente en la Aduana.
División en el PAN: La oposición al proyecto de unificación de deuda generó controversia. Manifestaciones y críticas
en la prensa llevaron a la retirada del proyecto por parte de Roca. Esta acción marcó la ruptura con Pellegrini y la
división interna en el PAN.
Convención de Notables y Sucesores: Roca optó por no influir en la elección de su sucesor, lo que resultó en una
convención de notables. Surgieron varios candidatos, incluyendo a Marco Avellaneda, Manuel Quintana, Felipe Yofré
y Carlos Pellegrini, quien obtuvo apoyo entusiasta de la juventud universitaria y el Partido Autonomista.
Políticas Sociales y Laborales: Durante el gobierno de Roca, los conflictos entre el capital y el trabajo fueron notables.
La Ley de Residencia, aprobada en 1902, permitía la expulsión de extranjeros considerados agitadores y anarquistas.
Además, se presentó un proyecto de legislación laboral en 1904, que incluía medidas de protección para los
trabajadores.
Relaciones Internacionales: Se establecieron los Pactos de Mayo en 1902 con Chile, resolviendo tensiones
territoriales y expansionistas. Estos pactos también limitaron los armamentos y establecieron el arbitraje para
resolver disputas. Se introdujo la Doctrina Drago en 1902, que argumentaba contra la intervención armada por
deudas públicas.
Relaciones con las Provincias: Hubo intervenciones federales en varias provincias, como Buenos Aires, Catamarca,
Entre Ríos y San Luis. Estas intervenciones fueron provocadas por enfrentamientos políticos y gubernamentales.

45
Reforma electoral de 1902
El ministro del Interior, Joaquín V. González, presentó una ley electoral que se aprobó el 19 de diciembre de 1902. La
reforma buscaba mejorar el sistema de registro de votantes para prevenir el fraude electoral. Introdujo el voto
secreto para asegurar la independencia del sufragio y promovió el sistema uninominal para distribuir el poder y
representar a las minorías. Aunque se aprobó con la retención del voto oral, tuvo un impacto significativo.
Elecciones de 1904: La ley reformada reguló las elecciones de 1904, en las que Alfredo Palacios, del Partido
Socialista, fue elegido como el primer diputado socialista.
Partido Socialista y Consecuencias: El Partido Socialista, liderado por Juan B. Justo, se vio afectado por esta reforma.
En 1906, el Comité Ejecutivo creó un Comité Electoral Central para coordinar campañas y actividades electorales,
estableciendo enlaces entre las jerarquías del partido y las unidades locales.
La Vanguardia: El periódico “La Vanguardia”, fundado en 1894, desempeñó un papel importante en la difusión de
ideas y resultados electorales del Partido Socialista.
Elección de 1906: Cerca del final del segundo mandato de Roca, la Convención de Notables eligió a Manuel Quintana
y José Figueroa Alcorta como candidatos a la presidencia.
1904-1906, PRESIDENCIA DE MANUEL QUINTANA.
Composición del Gabinete: El gabinete de Quintana estuvo conformado por Rafael Castillo en el Ministerio del
Interior, José A. Terry en Hacienda, C. Rodríguez Barreta en Relaciones Exteriores y Culto, Damián M. Torino en
Agricultura, Adolfo F. Orma en Obras Públicas, el general Enrique Godoy en Guerra y el capitán N. J. A. Martín en
Marina.
División en el Partido Gobernante: Durante su presidencia, se hizo evidente la falta de unidad dentro del Partido
Autonomista Nacional (PAN), el partido gobernante. Las diferencias entre las figuras más prominentes del partido se
acentuaron.
Conflictos Laborales: Hubo varios conflictos laborales protagonizados por trabajadores que buscaban mejorar sus
condiciones de trabajo. Estos conflictos fueron particularmente notables durante los años 1904 y 1905.
Cambios en la Ley Electoral: Durante esta presidencia, en el Congreso Nacional se tomó la decisión de anular la ley
electoral que había introducido el sistema de elecciones por circunscripciones. Este cambio tuvo un impacto en el
sistema electoral del país.

46
En resumen, la presidencia de Manuel Quintana estuvo marcada por la composición de su gabinete, la falta de
cohesión en el partido gobernante, los conflictos laborales y los cambios en la ley electoral.
La revolución de 1905
La Revolución de 1905 en Argentina tuvo los siguientes puntos destacados:
Estallido y Alcance: La revuelta radical tuvo lugar en la madrugada del 4 de febrero de 1905 en la Capital Federal y
en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Aunque los preparativos revolucionarios eran conocidos desde el
final del mandato de Roca, la rebelión se desencadenó poco después de que asumieran las nuevas autoridades.
Supresión y Éxito Efímero: En la Ciudad de Buenos Aires, la rebelión fue sofocada rápidamente, pero en las
provincias pareció tener éxito momentáneo. En Mendoza, los sublevados tomaron temporalmente el control local.
En Rosario, hubo enfrentamientos entre los regimientos amotinados y las fuerzas leales. En Córdoba, los rebeldes
depusieron a las autoridades y tomaron al vicepresidente Figueroa Alcorta como rehén. Sin embargo, la rebelión
finalmente fue derrotada y los rebeldes se rindieron.
Consecuencias para el Presidente: A finales de 1905, el presidente Quintana enfermó y tuvo que ceder el mando al
vicepresidente Figueroa Alcorta. Posteriormente, en marzo de 1906, Quintana falleció. Figueroa Alcorta completó el
período presidencial como presidente.
En resumen, la Revolución de 1905 en Argentina comenzó como una rebelión radical que se extendió a varias
provincias, pero fue suprimida por el gobierno central y las autoridades provinciales. La revuelta tuvo implicaciones
en la salud y el liderazgo presidencial, culminando en la asunción del vicepresidente Figueroa Alcorta como
presidente tras la muerte de Quintana.
1906-1910, PRESIDENCIA DE JOSÉ FIGUEROA ALCORTA.
Durante la presidencia de José Figueroa Alcorta (1906-1910), se destacaron los siguientes puntos:
Reorganización del Gabinete: Alcorta tomó medidas para reorganizar su gabinete, que incluyó figuras como
Norberto Quirno Costa en Interior, Manuel A. Montes de Oca en Relaciones Exteriores, Norberto Pinero en
Hacienda, Federico Pinedo en Justicia, Culto e Instrucción Pública, Luis María Campos en Guerra, O. Betbeder en
Marina, Ezequiel Ramos Mejía en Agricultura y Miguel Turín en Obras Públicas. El gabinete sufrió cambios
frecuentes, reflejando la inestabilidad de la coalición gobernante.
Crisis Política: La inestabilidad también se manifestó en el Congreso y llevó a la clausura de las sesiones
extraordinarias del Congreso Nacional. Alcorta convocó estas sesiones para tratar asuntos como el presupuesto
administrativo, pero debido a la demora de los legisladores en considerarlos, decidió cerrar el Congreso.
Prosperidad Económica: A pesar de las tensiones políticas, el gobierno de Alcorta coincidió con un período de
prosperidad económica. El comercio exterior creció y las rentas nacionales aumentaron, lo que contribuyó al
crecimiento general de la economía.
Aumento de Gastos: Sin embargo, los gastos también se incrementaron, principalmente debido al fortalecimiento
de la marina y a las celebraciones del Centenario de la Revolución de Mayo. Las obras públicas, como canales,
caminos, riego y puertos, también experimentaron un auge en las provincias y territorios nacionales.
Infraestructura y Ferrocarriles: Durante este período, se construyó el Palacio del Congreso Nacional, que albergó las
sesiones legislativas de 1906. La red ferroviaria también se expandió, sumando alrededor de 7,000 km en cuatro
años.
En resumen, la presidencia de José Figueroa Alcorta estuvo marcada por la reorganización del gabinete, la
inestabilidad política, la prosperidad económica, el aumento de los gastos gubernamentales y el desarrollo de
infraestructura y ferrocarriles.
EL CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO
El Centenario de la Revolución de Mayo, celebrado en 1910, tuvo múltiples facetas y consecuencias:

47
Festejos Fastuosos: El Centenario fue un motivo para celebrar con pompa y lujo, como un hito que marcaba la
entrada de Argentina en el grupo de naciones prósperas. La presencia de visitantes destacados, como el presidente
de Chile y la infanta Isabel de España, añadió brillo a los festejos y agasajos.
Protestas Obreras: Sin embargo, el Centenario también fue un escenario de protestas y agitaciones obreras. Las
crecientes desigualdades del sistema capitalista se manifestaron en huelgas y conflictos laborales. La “Semana Roja”
en mayo de 1909, una huelga general, fue duramente reprimida y resultó en el asesinato del jefe de la Policía,
Ramón L. Falcón, por un anarquista.
Leyes Represivas: El Estado respondió con medidas represivas, como la Ley de Defensa Social en 1910, que
complementó la Ley de Residencia y permitió el alejamiento de individuos considerados peligrosos. El estado de sitio
también se utilizó para contener la creciente agitación social.
Desafíos Políticos: El Centenario fue un período de ascenso del pensamiento político, que cuestionaba las viejas
convicciones de la oligarquía y generaba conflictos internos. Las huelgas y la emergencia de la clase obrera a través
de organizaciones sindicales y de resistencia marcaron un cambio en el panorama político.
Ideologías Contestatarias: Surgieron ideologías como el anarquismo y el sindicalismo, que impugnaban el poder del
estado y el dominio capitalista. Estas ideologías reflejaban el descontento con la desigualdad y buscaban un cambio
radical en la estructura social y política.
Reflexión Crítica: El Centenario también fue una oportunidad para la reflexión crítica en diversos campos. Filósofos,
economistas, sociólogos y escritores como José María Ramos Mejía, Carlos Octavio Bunge, Ricardo Rojas, Adolfo
Saldías y Juan B. Justo contribuyeron al pensamiento crítico con sus obras.
En resumen, el Centenario de la Revolución de Mayo en 1910 fue una celebración grandiosa, pero también un
momento de desafíos y protestas. Marcó el auge de la clase obrera y el surgimiento de ideologías contestatarias, así
como la reflexión crítica en varios campos del pensamiento.
LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL
Al finalizar la presidencia de José Figueroa Alcorta, se dio lugar a una sucesión presidencial que involucró a varios
candidatos y partidos:
Candidaturas: Tras la salida de Figueroa Alcorta, surgieron dos principales candidatos: Roque Sáenz Peña,
respaldado por la Unión Nacional, que reunía a los remanentes del antiguo PAN y a la mayoría de los partidos
provinciales, y Guillermo Udaondo, apoyado por el Partido Republicano.
Roque Sáenz Peña: Sáenz Peña era una figura destacada del movimiento modernista y un opositor de la facción
roquista. Mientras se encontraba en Europa, se unió con Indalecio Gómez para trazar las líneas de la reforma política
de 1912. A su regreso, presentó públicamente su programa político, que tenía como objetivo poner fin a los
personalismos y establecer un “partido orgánico y doctrinario”.
Elecciones y Resultados: En abril de 1910 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, y la fórmula Roque Sáenz
Peña-Victorino de la Plaza fue elegida por el Colegio Electoral. Durante la contienda electoral, el Partido Socialista
participó en la Capital Federal, mientras que los radicales optaron por la abstención.
En resumen, la sucesión presidencial después de la presidencia de Figueroa Alcorta implicó la competencia entre
Roque Sáenz Peña y Guillermo Udaondo, con Sáenz Peña emergiendo como el ganador respaldado por la Unión
Nacional. Su elección marcó el inicio de una nueva etapa en la política argentina y la posterior implementación de
reformas políticas importantes.
1910-1916- PRESIDENCIA DE ROQUE SÁENZ PEÑA-VICTORINO DE LA PLAZA

48
REFORMA ELECTORAL DE 1912
La Reforma Electoral en Argentina logró la libertad en las elecciones mediante el voto universal masculino, secreto y
obligatorio, junto con la representación de minorías a través de listas incompletas. Indalecio Gómez fue fundamental
en su impulso, y aunque el Partido Socialista propuso incluir a las mujeres, estas quedaron excluidas hasta 1951. La
ley se aplicó por primera vez en 1912 en Santa Fe bajo intervención nacional. Esta reforma cerró un ciclo y abrió
otro, adaptándose a los cambios sociales de 1880 a 1912. Surgió de la necesidad de concordar la creciente apertura
social con un sistema político rígido, buscando un nuevo ciudadano racional y partidos más organizados.
Consecuencia de la reforma electoral de 1912
La Reforma Electoral de 1912 tuvo varias consecuencias notables. En las elecciones legislativas de ese año, se aplicó
la nueva ley, permitiendo que los varones argentinos mayores de 18 años votaran en comicios con la participación
de la UCR, el Partido Socialista y la Liga del Sur. Aunque los radicales ganaron en la Capital y Santa Fe, las fuerzas
políticas tradicionales se mantuvieron en control en otras provincias. Sin embargo, la presencia de radicales y
socialistas generó preocupación en algunos conservadores.
Las elecciones de 1914 reforzaron la tendencia hacia la UCR y el Partido Socialista. La oposición se estaba
organizando, y algunos conservadores propusieron formar un partido conservador nuevo, mientras que otros
confiaban en las agrupaciones provinciales.
Hacia fines de 1914, surgió el Partido Demócrata Progresista en Buenos Aires, buscando unificar al PAN y orientarlo
hacia un reformismo más institucionalmente organizado, liderado por figuras como Lisandro de la Torre. Este partido
intentó proyectar su influencia a nivel nacional, pero no pudo unificar completamente a los conservadores.
Las elecciones de 1916 enfrentaron al Partido Socialista, el Partido Demócrata Progresista, los conservadores
liderados por Marcelino Ugarte y los radicales encabezados por Hipólito Irigoyen y Pelagio Luna. Los radicales
ganaron en varias provincias, incluida la Capital Federal, Córdoba, Tucumán y Mendoza, marcando su regreso al
gobierno después de décadas de oposición. La Reforma Electoral de 1912 abrió una nueva etapa política en la
historia argentina.
ECONOMÍA
LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Argentina se integró al mercado internacional a través de la exportación de
bienes primarios, impulsados por la expansión de la ganadería y la agricultura en la región pampeana. La zona
pampeana experimentó un crecimiento significativo en la ganadería y la producción de granos, y se consolidaron los
criadores de ganado refinado y agricultores. Hubo una división entre criadores e invernadores, que compraban y
engordaban el ganado para la venta, afectando los precios.
La expansión agrícola se aceleró debido a la demanda de carne, lo que llevó a la implantación de pasturas
permanentes y mejoramiento de la calidad del ganado. Surgieron formas de arrendamiento para implantar pasturas,
beneficiando a los propietarios y reduciendo costos. La transformación agrícola convirtió a Argentina en un líder
exportador de granos, principalmente trigo y maíz. Grandes firmas exportadoras internacionales como Dreyfus,
Bunge y otras desempeñaron un papel clave.
En la ganadería, la importación de animales de cría condujo a un ganado más refinado, adecuado para exportar
carne. La industria de la carne fue dominada por el capital británico y estadounidense, elevando a Argentina al
estatus de país exportador de productos pecuarios. La carne argentina fue principalmente comprada por Gran
Bretaña y distribuida desde puertos como Smithfield en Londres.
Este período marcó un cambio importante en las exportaciones argentinas, con la expansión de la producción de
carne y granos y la influencia de firmas comerciales internacionales en el comercio y la industria.
LAS AGROINDUSTRIAS DEL INTERIOR

49
En las provincias de Tucumán y Mendoza, las industrias azucareras y vitivinícolas experimentaron un crecimiento
sustentado en la expansión de las líneas ferroviarias, la protección estatal y el aumento de la demanda debido al
crecimiento de la población. Estas actividades dependían de abaratar los costos de transporte, ya que los fletes hacia
estas provincias eran más altos que los pagados por productos importados desde Europa.
La construcción de líneas ferroviarias hacia el interior del país se justificó por razones políticas y económicas,
contribuyendo a la unidad política y la integración económica. El Estado nacional intervino en el desarrollo de estas
agroindustrias mediante medidas de protección, regulación del mercado y tarifas aduaneras. Esto permitió que los
ingenios azucareros en Tucumán y las principales bodegas en Mendoza superaran los mercados regionales y
abastecieran el mercado nacional.
Las tarifas aduaneras, aunque afectaron a la población en general, especialmente a los sectores populares,
aseguraron la rentabilidad de las inversiones realizadas. La regulación del mercado benefició a la industria vitivinícola
mendocina, dando lugar a la aparición de bodegas exportadoras y grandes compradores locales de vino producido
por bodegas más pequeñas. Las bodegas principales comenzaron a distribuir sus productos en grandes ciudades,
estableciendo sucursales y trasladando oficinas a Buenos Aires.
El incremento en la demanda también se atribuyó al aumento de la inmigración, que tenía hábitos de consumo de
estos productos. Además, la inmigración temporal (trabajador golondrina) para trabajar en cosechas agrícolas
también contribuyó al aumento de la demanda estacionalmente.
LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS EN LOS TERRITORIOS
En las zonas de reciente incorporación, como el Chaco y la Patagonia, se dio inicio a un proceso de explotación de
riquezas forestales y de mano de obra indígena. En el Chaco, la Compañía Forestal del Chaco fue dominante en la
explotación del quebracho para producir tanino. En el sur de la Patagonia, la ocupación de tierras fue facilitada por el
Tratado de Límites de 1881 y la concesión de tierras por parte del Estado.
En el norte patagónico, las instalaciones tenían un propósito defensivo y estaban vinculadas a la consolidación de la
frontera con los indígenas. En el norte patagónico y en el área de los ríos Negro y Colorado, hubo intentos de
colonización oficial. En el norte patagónico, el poblamiento se relacionó con las vías de penetración desde el norte,
este y Chile, y se centró en actividades como agricultura, ganadería y comercio.
La explotación ganadera, especialmente ovina, fue la actividad dominante en gran parte de la Patagonia, con poca
población y áreas irrigables destinadas a la agricultura intensiva. La llegada del ferrocarril redujo distancias y costos.
El descubrimiento de petróleo en 1907 en Comodoro Rivadavia introdujo una nueva actividad económica, atrayendo
capitales y mano de obra.
El comercio fue activo, especialmente con Chile, y la moneda circulante a menudo era chilena en áreas cercanas a
los Andes. Carmen de Patagones y Bahía Blanca eran centros proveedores en las áreas costeras.
LOS MEDIOS DE TRANSPORTE: EL FERROCARRIL
Los ferrocarriles desempeñaron un papel clave en la transformación económica y en la producción agropecuaria
de Argentina. Estos sistemas ferroviarios, divididos en cuatro grandes sistemas (Central, Oeste, Pacífico y Sud),
facilitaron el transporte de productos desde el campo e interior hacia las ciudades y los puertos para consumo y
exportación. También distribuyeron productos importados por todo el país. Entre 1890 y 1914, la red ferroviaria
experimentó una expansión significativa, creciendo de 9,432 a 33,710 kilómetros.
El sector ferroviario fue dominado por capitalistas extranjeros, principalmente británicos, que representaban más
de un tercio del capital extranjero invertido en Argentina. También hubo inversiones francesas, belgas,
norteamericanas y alemanas. Estas inversiones extranjeras impulsaron el crecimiento de la red ferroviaria.
Las líneas ferroviarias facilitaron las exportaciones de lana y carne, así como de cereales como trigo, maíz, avena y
cebada, y productos como la madera de quebracho. Además de su impacto en el comercio exterior, los ferrocarriles
también tuvieron un efecto interno significativo, fomentando el comercio entre regiones y el transporte de
personas. La expansión del transporte de cargas y pasajeros reflejó la gran movilidad espacial de la población.

50
A pesar de su importancia, la expansión de la red ferroviaria se ralentizó después de la Primera Guerra Mundial, y
el gobierno asumió la inversión en regiones menos pobladas como la Patagonia.
LA INDUSTRIA.
Durante el período entre 1880 y la Primera Guerra Mundial, la economía argentina experimentó un crecimiento que
satisfizo la demanda interna de consumo. El sector industrial tuvo un aumento notable, con 22,204 establecimientos
en 1895 y 47,779 en 1914. En esta época, la mayoría de las fábricas y talleres se concentraban en Buenos Aires, con
algunas expansiones en ciudades como Rosario y Bahía Blanca, así como en el interior del país. La diversidad de
actividades industriales aumentó, con enfoque en la alimentación, vestimenta, tocador, aserraderos, fábricas de
materiales de construcción y talleres mecánicos.
Los frigoríficos desempeñaron un papel significativo en el crecimiento industrial, siendo una expresión destacada. La
industria de la carne experimentó su auge en los primeros años del siglo XX, con la participación de compañías
británicas, argentinas y posteriormente norteamericanas. Los ingenios azucareros también se expandieron en el
interior, aunque con maquinaria más moderna. El sector metalúrgico, liderado por empresas como Tamet y La
Cantábrica, también creció, y SIAM fundada por Torcuato Di Tella contribuyó posteriormente.
El comercio exterior fue un reflejo del crecimiento económico. Las exportaciones experimentaron un crecimiento
excepcional en valor y volumen, apoyado por el sector agropecuario. Sin embargo, esta dependencia en la economía
mundial dejó al país vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales y los niveles de importaciones y
exportaciones.
Crecimiento y crisis:
Entre 1880 y 1916, un período caracterizado por la prosperidad a largo plazo, la economía argentina experimentó
fluctuaciones económicas marcadas. Hubo un ciclo de expansión desde los años ochenta, seguido por la crisis de
1890, que duró alrededor de cuatro años. A continuación, se inició una fase de recuperación que se extendió hasta
finales del siglo, cuando surgieron nuevas dificultades económicas. Alrededor de 1902-03, se inició una segunda
etapa de expansión que abarcó aproximadamente una década. Sin embargo, en 1911 y 1912, varios factores
desencadenaron un proceso que se vio atenuado por el estallido de la Primera Guerra Mundial.
En términos financieros, a partir de 1880, hubo una constante depreciación del peso papel en relación con el oro. La
crisis de 1890 acentuó esta devaluación, lo que llevó a revertirla gradualmente con el aumento de los precios de las
exportaciones, culminando en la fijación de la convertibilidad de la moneda en 1899. El acceso al crédito se basaba
en la prenda hipotecaria, donde la tierra servía como garantía, canalizada a través de los bancos. El Banco de la
Provincia de Buenos Aires y el Banco Hipotecario desempeñaron un papel significativo en este proceso. Sin embargo,
las deudas contraídas en pesos papel resultaron en pagos menores en libras esterlinas debido a la constante
devaluación.
El sistema financiero operaba con dos monedas paralelas: el peso papel y el peso oro, vinculado a las tasas
internacionales. Los pesos papel eran emitidos por el Estado y los bancos, lo que generaba inflación y una
disminución del valor. Aunque se intentó establecer un patrón bimetálico respaldado en oro y plata en 1881, se
volvió a la inconvertibilidad en 1884. Esta relación inestable beneficiaba a los exportadores, quienes obtenían
ingresos valorizados mientras enfrentaban costos en pesos papel devaluados.
En 1887, el presidente Juárez Celman introdujo los bancos garantizados, permitiendo a los bancos emitir moneda a
cambio de bonos gubernamentales. Sin embargo, esta política resultó en emisiones descontroladas de dinero y
contribuyó a la crisis de 1890, que desencadenó la quiebra de muchos bancos. Las causas de la crisis se atribuyen
tanto a factores internacionales como a fragilidades económicas, así como a políticas monetarias expansivas. Carlos
Pellegrini implementó medidas drásticas para superarla, incluyendo aumentos de tarifas, renegociación de deuda
externa, reducción de importaciones y restricciones al consumo.
Otros momentos críticos ocurrieron en 1897 y 1913. En 1897, la sobreproducción industrial debido a altas tarifas y
una disminución del crédito, combinada con tensiones con Chile, generó problemas económicos. En 1913, la caída
de las inversiones afectó sectores como la construcción, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial atenuó
parcialmente sus efectos.
51
SOCIEDAD
Entre 1880 y 1916, hubo transformaciones demográficas de gran relevancia. La inmigración masiva fue clave en
este proceso, llegando a alcanzar el millón y medio de personas, que contribuyeron de manera esencial a los
sectores primarios y secundarios, participando en la agricultura, manufactura y el comercio.
Este flujo de población generó cambios en la demografía del país. Los Censos Nacionales de 1895 y 1914 reflejan
estos cambios. La tasa de crecimiento poblacional fue la más elevada en la historia. Los flujos migratorios
aumentaron hasta 1890, cuando la crisis económica ocasionó una disminución drástica (generó saldo negativo en
1891.
La restauración económica restauró este flujo migratorio a niveles previos y los incrementó considerablemente entre
1905 y 1913. La Primera Guerra Mundial alteró temporalmente esta tendencia.
El impacto de la inmigración europea se reflejó en la composición de la población. 1895: mayoría nativos,
descendiendo hacia 1914. La mayoría de inmigrantes eran hombres adultos, aumentando el indicie de masculinidad
en 1915.
Los italianos y españoles predominaron, pero hubo cambio en las regiones de procedencia. Italianos: 1869: 35.4%,
1895: 50.1%, 1914: 40.6%. la mayoría procedía del norte de Italia, pero en 1895 la región sur italiana ganó
predominancia.
Españoles: conformaron el segundo grupo más grande, 16.9% en 1865, 1895: 20.2%. 1914: 36.3%. También se contó
con inmigrantes franceses, ingleses, suizo y alemanes.
Década de 1910: aumento de la inmigración de Europa del Este y de los territorios bajo dominio del Imperio
Otomano. Inmigrantes judíos se asentaron en colonias agrícolas como Santa Fe y Entre Ríos
El flujo migratorio masivo coincidió con un rápido proceso de urbanización. Las ciudades crecieron y se multiplicaron
en todo el país. En 1869, el 33% de la población vivía en áreas urbanas; en 1895, este porcentaje subió al 42%, y en
1914, al 58%. Aunque Buenos Aires y Rosario experimentaron un crecimiento vertiginoso, otras ciudades como
Tucumán, Córdoba, Mendoza, Corrientes, Santa Fe, Salta y San Juan también sufrieron transformaciones
significativas.
La expansión demográfica no fue uniforme. Litoral: concentración de la mayoría de población. Buenos Aires, Santa
Fe, Corriente, Entre Ríos y Córdoba, junto con Capital Federal: 77% de la población total- 1914: región pampeana y
área metropolitana sumaron el 67% de la población total. Provincias patagónicas, se mantuvieron menos
densamente pobladas, mientras que Noroeste sufrió pérdida de población.
Las migraciones internas también desempeñaron un rol importante. Durante el período 1869-1895, provincias
como Jujuy, Salta, Tucumán y Mendoza atrajeron población debido a razones industriales y agrícolas. Entre 1895 y
1914, cambios económicos generaron flujos hacia áreas específicas, como las zonas azucareras, las provincias
vitivinícolas y las regiones con industria forestal. La movilidad fue facilitada por la expansión de la red ferroviaria.

EDUCACIÓN Y PRENSA

El período entre 1880 y 1916 en Argentina fue testigo de una transformación significativa en términos de población y
sociedad. La inmigración masiva, especialmente de europeos, y el crecimiento natural impulsaron un aumento
considerable de la población. Este flujo de personas llevó a la creación y expansión de ciudades, así como a la
formación de asentamientos en torno a ferrocarriles y colonias agrícolas. La educación y la alfabetización también se
expandieron, lo que resultó en una mayor matrícula escolar y un declive en el analfabetismo. Los medios de
comunicación, como diarios y revistas, experimentaron una modernización y se independizaron de las afiliaciones
políticas, contribuyendo al cambio cultural. El inicio de la difusión de los libros baratos fueron un índice de ese
proceso de modernización que tenía como sostén la escuela. En resumen, este período se caracterizó por la
inmigración masiva, la urbanización, el avance educativo y la transformación de los medios de comunicación en
Argentina.

52
LA CIUDAD

Entre 1880 y 1916, los cambios sociales y demográficos influyeron en la trasformación de espacios públicos y
privados. Sofisticación en el mobiliario y ornamentación de las viviendas. Los espacios públicos dieron lugar a nuevas
formas de interacción social. Se modificaron ciudades y parques (Jardín Botánico, diseño de Thays, remodelación de
plazas y parques importantes. En el teatro florecieron autores, salas, empresarios y espectadores, y los primeros
cinematógrafos

Pero el rápido crecimiento poblacional generó desproporción entre población y viviendas, que condujo al
hacinamiento, precariedad y propagación de enfermedades en ciudades medianas y grandes. Surgieron los
conventillos (Buenos Aires y Rosario). En 1907, se llevó a cabo una huelga de inquilinos, debido a los altos precios de
los alquileres (pobladores de conventillos y organizaciones socialistas).

Debido a la propagación de enfermedades por precariedad de viviendas, se demandó mayor intervención médica y
estatal. Las epidemias impulsaron la participación de profesionales de la salud y la formación de instituciones
adecuadas. En este contexto, la vivienda y la salud se convirtieron en temas clave para intelectuales, políticos y
profesionales que buscaban soluciones para estos desafíos

EL MUNDO DEL TRABAJO

53

También podría gustarte