Está en la página 1de 1

“me inclino a sospechar que […] la razón y el sentimiento concurren en casi todas nuestras

determinaciones y conclusiones. Es probable que la sentencia final que decida si tal


carácter o tal acto es amable u odioso, digno de alabanza de censura; la sentencia que
ponga en ellos la marca del honor o de la infamia […] dependa de algún sentido interno o
sentimiento que la naturaleza ha otorgado a toda la especie de una manera universal.
Pues, ¿qué otra cosa podría tener una influencia de este tipo? Pero a fin de preparar el
camino para que se dé tal sentimiento y pueda éste discernir propiamente su objeto,
encontramos que es necesario que antes tenga lugar mucho razonamiento, que se hagan
distinciones sutiles, que se infieran conclusiones precisas, que se establezcan
comparaciones distantes […]” (p. 42).
Hume, David. (2014). Investigación sobre los principios de la moral (Carlos Mellizo, Trad.).
Alianza Editorial.

“Sólo aquello que se vincule con mi voluntad simplemente como fundamento, pero nunca
como efecto, aquello que no sirve a mi inclinación, sino que prevalece sobre ella o al
menos la excluye por completo del cálculo de la elección, puede ser un objeto de respeto y
por ello de mandato.”
Kant, Immanuel. (2012). Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Roberto
Rodríguez Aramayo, Trad.). Alianza Editorial.

“Todo hombre es originariamente libre en el sentido en que se vuelca de modo


espontáneo en el mundo […] la espontaneidad humana se proyecta siempre sobre alguna
cosa; aun en los actos fallidos y en las crisis de nervios, el psicoanálisis descubre un
significado; pero para que este significado justifique la trascendencia que lo devela, es
necesario que él mismo sea fundado: no lo será si no elijo al fundarlo por mí mismo. […] es
preciso que yo asuma mi proyecto positivamente; no se trata de replegarse sobre el
movimiento interior y por otra parte abstracto de una espontaneidad dada, sino de
adherir al movimiento concreto y singular por el cual esa espontaneidad se define al
volcarse sobre un fin; es a través de este fin que ella admite que mi espontaneidad se
confirma al ponerse a reflexionar sobre sí misma”. (pp. 26-27).

De Beauvoir, Simone. (1956). Para una moral de la ambigüedad (F. J. Solero, Trad.).
Editorial Schapire.

“[…] sólo cuando hemos respondido con propiedad a las complejidades del contexto, y lo
vemos como la situación histórica que es, podemos tener alguna esperanza de tomar la
decisión correcta. Si no es así, el uso de valores generales plausibles, sin importar lo bien
intencionado que sea, no servirá de nada y podría empeorar las cosas. El aristotélico
también argumenta que no hemos respondido suficientemente al contexto que tenemos
ante nosotros si no vemos lo humano en él: esto es, no respondemos a las demandas de la
necesidad humana, a los esfuerzos por alcanzar el bien, a las frustraciones de la capacidad
humana […]”. (p. 337).

Nussbaum, Martha (2004).

También podría gustarte