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LITERATURA CHINA

1. - ORIGENES

El inmenso país de China, simbolizado en sus murallas, constituye en


literatura, como en las demás ramas de la civilización, un mundo aislado. Según
los mismos chinos y varios investigadores modernos, su religión, su filosofía y
su ciencia son absolutamente autóctonas; pero las nuevas investigaciones van
descubriendo variadas influencias extrañas, bien comprobadas en lo que toca a
los conocimientos astronómicos, astrológicos, mágicos y alquimistas, y
probables en cuanto a los filosóficos. Si ellos ignoraban el mundo moderno
también éste les ignoraba a ellos. La civilización occidental se ha ido
desarrollando sin contar con China. Sólo en estos últimos años todo ha
cambiado radicalmente. Por un lado, vemos en Voltaire un acérrimo
propagandista de la cultura del Celeste Imperio, que desde entonces ha
empezado a influir considerablemente entre nosotros, especialmente en la
literatura de cuentos. Por otro, los chinos devoran la producción europea.
Se ha creído demasiado ligeramente en Europa en una gran antigüedad de
la historia y literatura chinas. Se la creía no menos antigua que la de Egipto y
Mesopotamia. Pero esta opinión no reposa más que en la infundada cronología
oficial. Si la historia cierta y continua de Egipto y Mesopotamia pasa del tercer
milenio antes de J. C., la de China apenas alcanza el siglo XV; y esto en forma
de noticias aisladas. Algunas inscripciones con nombre de reyes de la llamada
segunda dinastía de Shun, que consiste en textos mágicos escritos en conchas de
tortuga, probablemente de los siglos XII a xi antes de nuestra era, son los
primeros documentos escritos de China. La literatura no empieza hasta la quinta
dinastía de Chu, hacia el siglo IX. Y aún aquí no se trata más que de
inscripciones, dedicatorias o descripciones de cacerías.
Después de esto la historia de China vuelve a perderse en la penumbra.
Una crónica del 722 al 480 a. de C. da una descripción completa de los
acontecimientos e instituciones. Y otra vez caen las tinieblas sobre la historia de
China hasta el fin del siglo in antes de C. Desde esta fecha la historia y literatura
no nos abandonan más. En el siglo XV antes de nuestra era, cuando las
literaturas de Egipto y Babilonia eran ya viejas, empiezan los chinos a hacer sus
primeros ensayos de escrituras en forma de pictogramas dibujados sobre vasos.
Desde entonces hasta nuestros días la lengua china no ha logrado pasar de ser
una lengua ideográfica, escrita en caracteres pictográficos. Sólo recientemente
empiezan a formar palabras polisílabas y a representar sonidos en vez de ideas.
La literatura, concretamente la poesía, del Celeste Imperio, no se
caracteriza por la desbordada imaginación de los indómitos pueblos indo-
iranios. El chino se consideraba portador de civilización, orden, disciplina,
sobriedad, reverencia al soberano, en contraposición a los demás bárbaros. El
poeta chino no gusta de cantar heroicidades y aventuras descomunales o estados
de ánimo, exaltados. Le encantan las pequeñas bellezas de la vida cotidiana, que
él sabe observar profundamente y sentir con delicia.
La literatura se basa sobre un fondo mitológico, convertido luego en
historia de reyes. La tierra es imaginada como un carro cuadrado y el cielo a
modo de sombrilla. El sol aparece en la mañana por entre un árbol, y por la tarde
desaparece bañándose en un lago. Una divinidad femenina parió diez soles, que,
queriendo salir juntos, abrasaban la tierra, hasta que un excelente arquero hubo
de matar nueve de ellos. La tierra en un principio se hallaba inundada de
monstruos. El dios del cielo envió los celestes pobladores a enseñar a los
hombres la vida civilizada. De estos héroes la imaginación popular hizo luego
emperadores, mientras que los monstruos marinos se metamorfoseaban en
bárbaros guerrilleros. De esta manera la historia de los emperadores ocupa en
China el puesto que en otros pueblos tiene la epopeya.
El mito y la historia se confunden en la tradición histórica, y es de señalar
que a guerras y conquistas se prefieren los temas de evolución pacífica del
cultivo de la tierra y la formación de costumbres morales.
Yao, Shun y Yu aparecen como figuras de soberanos antiguos protectores
de la paz y el derecho, fomentando la religión y la moral. Aunque en ello exista
un fondo histórico, son más personificación de épocas que de figuras.

1. La poesía

Al final de los Cheu occidentales nos encontramos la antología Cheking,


que recoge poesías de origen religioso y antiguos cantos de posible origen
popular que se refieren a la guerra, el amor y las costumbres. Se cree que los
pasajes más antiguos se remontan al siglo XXIII a. de C., y la antología contaba
con tres mil poesías, que Confucio dejó reducidas a trescientas, especialmente
de carácter religioso.
La poesía es rimada con un carácter especial procedente del lenguaje
monosilábico, sin conjugación ni declinaciones, uniendo palabras con sentido
significativo. Toda la métrica posterior deriva de esta colección de odas,
formadas en líneas de cuatro palabras, que riman la primera con la segunda y
cuarta.
En la época Han -del 206 a. de C.-, una reacción espiritual hace volver los
ojos hacia las épocas pasadas, que se envuelven en un mito idealista. La
veneración de Confucio, la madurez de las escuelas de escribas y la invención
del papel de fibras vegetales impulsan y popularizan extraordinariamente las
producciones escritas.
Pero ni esta época ni la penetración budista, que enfoca las letras hacia los
textos indios (Fa-Hsien-399-413 describe los países que cruza en una
peregrinación a la India, traduce textos, etc.), consiguen superar a los poetas Kiu
Yuan (300 a. de C.), autor de delicadas elegías; Mei-Scheng (200 a. de. C.), que
nos ha dejado poesías amorosas, y el emperador Wu-Ti (140 a. de C.), que
describió una canción de bateleros.

2. La prosa

La prosa china se deriva de las escuelas de escribas, y se dirige, en primer lugar,


hacia los textos filosóficos o moralizadores. Los chinos confucistas, como los
indios brahmánicos, no consideraban la literatura por su valor artístico, sino por
el religioso, tradicional y autoritario. Sin embargo, China se distingue de la India
en la gran cantidad de novelas en el sentido que nosotros damos a la palabra,
ofreciéndonos en épocas remotas argumentos y concepciones semejantes a las
que se producen en el siglo XIX, aunque no se desprenden, como es natural, de
su sentido característico chino.
Se refiere que al emperador Yen-Tsong (1023-1056 a. de C.), gobernando
sobre un país próspero y tranquilo, se le contaba cada día una nueva historia,
tanto para distraerle como para hacerle conocer las costumbres de su pueblo -lo
que obliga a recordar 'Las Mil y una noches' -, y se da ya el nombre de Siao-
chouo a estos relatos.
La fijación y, por tanto, la evolución de esta importante novelística china
coincide con nuestra Edad Media, en el tiempo, y es tratada en su lugar
correspondiente.
La prosa filosófica tiene sus mayores representantes en Confucio (551-
479 antes de C.) y Lao-Tse (604), que escribió el Tao-te-king, Libro del sentido
y del camino verdadero. La doctrina de este último es mística e influye
notablemente en todos los autores posteriores. Entre los discípulos sobresalen
Lie-Tsi, El verdadero libro del fluyente camino universal, y ChuangTsi, El
verdadero libro del país florido del Sur, que desarrollaron notablemente el arte
de la parábola.

3. El teatro

A pesar de que las representaciones cuentan siglos y se han establecido


tipos nacionales, hasta los tiempos modernos los chinos no han escrito teatro.
Los autores son los mismos actores o individuos de mediana instrucción, y la
improvisación juega un papel muy importante. La escena se sitúa al aire libre y
no son necesarios los decorados. Sin embargo, les agradan los trajes suntuosos,
y el cambio de vestiduras se efectúa a la vista del público. Elementos simbólicos
contribuyen a aclarar la acción; una vasija con agua puede significar un río o una
tormenta y una llama pequeña, un incendio.
Son características los Lieu-t'ai-hi (piezas de escenas continuadas como
las primitivas películas de episodios, que se han alimentado de las baladas en
siglos posteriores).
2. - DESDE LA DINASTÍA HANN A NUESTROS DIAS

1. La poesía

Después del periodo inseguro que sigue a la dinastía de los Hann, se


produce en China una nueva época de apogeo cultural. «De fines del siglo V, a
mediado del VI, la anarquía cunde, y se prepara el camino a una nueva unidad,
que es iniciada por los Soé y afirmada (siglo VII) por una nueva dinastía:
T'ang.»
A partir del año 618 queda instaurada esta dinastía, que hace alcanzar su
supremacía a China, dándole una forma unificada, que los conquistadores
mongoles y manchúes no tuvieron más remedio que aceptar para mantener su
dominación.
Es la era en que la escultura y pintura alcanzan sus mayores
refinamientos, y el espíritu contenido en rígidos moldes en la literatura clásica
logra una mayor libertad y diversidad de temas. El sentimiento individual se
muestra en temas más originales y expresiones matizadas. De este momento de
brillo de la pintura y la poesía china es Li-Po.
Se cree que vivió por los años 701 a 762. Siempre errante, tan pronto
embriagado como haciendo vida santa, invitado a los palacios de los poderosos,
tiene una leyenda que le muestra dictando sus poesías al soberano, o recorriendo
las calles vestido con un traje del emperador, ebrio y haciéndose rendir
acatamiento. Su muerte, ahogado, dio margen a la leyenda del delfín que le
recogió para llevarle al país de la inmortalidad, y su efigie fue venerada. Su obra
fue gustada de la corte y por el pueblo.
Su lírica está al servicio del placer de vivir y canta las más pequeñas cosas
de la Naturaleza: la nieve es como la primera flor del ciruelo; la mariposa
marchita lleva un tenue polvillo violeta en las alas, etc. Esta parte lírica es lo que
le da una mayor influencia posterior.
Contemporáneos de Li Po son Du-Fu (714-764), autor de finas elegías, y
Pe-Kiti-Ys (772-846), cuyas poesías fueron grabadas por orden del emperador
Sien-Tsung en una roca sobre una colina sagrada.
De la dinastía T'ang son también Bai Ju Yi y Wang Wei, que demuestran
la calidad lograda por los poetas del periodo, su suave lirismo y la influencia que
la poesía ha de tener para la creación de la peculiar lírica japonesa.

EN MI MORADA DE LOS BAMBÚES

Solo, me siento en medio de mi bosque de bambúes silenciosos


toco el arpa y canto largamente;
en el bosque profundo, desconocido de los humanos
la luna me acaricia y me visita con su dulce claridad.
WANG WEI

SOLO

Yo no he podido ver los sabios del pasado,


no veré los hombres del porvenir,
y sueño en la lejana inmensidad del Universo.
Completamente solo, ¡oh amargura!, yo lloro.
TCHENG TCHI-UGAN

Posteriores en el tiempo, pero de análogo sentido poético, son Sutung-Po


(1036-1101 después de C.), renombrado por sus poesías amorosas y por Nave
florida, y Tae-Fu-Ku (fines del siglo XII), que describe la Naturaleza en
pequeños apuntes brillantes, separados, pero en torno a un todo: la noche, el
paisaje, etc.

En el agua verdosa de la noche ni una arruga bajo el aire encalmado.


Mi alma revolotea en sueños al compás de los remos
Puntitos de fuego, linternas de pescadores se alinean en la ribera sin edad.
La barca, de detiene bajo un puente derruido, y los árboles dejan caer
gotitas de rocío.

2. La novela

La novela, que en China nace antes que el teatro, no llega a su apogeo


hasta después de este género literario.
Todas las narraciones novelescas llevan el apelativo de. Siao-chouo, al
que se añade un calificativo que indica el género. Así, por ejemplo, a partir de la
época Sung: Pi-ki-siao-chouo, obras de larga duración, también llamadas
novelas de capítulos o episodios, pues no existen obras largas sin divisiones.
En la Crónica de los Hann, llamada Yi-wen-tche (del siglo VII d. de C.) se
mencionan los autores de Siao-chouo, y se da un total de mil trescientas ochenta
obras, sin que ninguna llegue a ser una verdadera novela, sino estudios
costumbristas, doctrinas filosóficas de Lao-Tse, etc.
Más cerca de la novela están los relatos y leyendas que no han sido
recogidos en una obra general, y que se encuentran dispersas en el Chan Hai
King, Libro sagrado de los mares y las montañas y la Historia del rey Mon,
donde se le describe como simple mortal.
La primera obra imaginaria es el Relato de la fuente de los pescadores, de
que es autor Tao-Tsien, aunque con los seis reyes la influencia budista hace
derivar la marcha de los géneros hacia libros doctrinales, entre los que se
destacan las Notas sobre la Naturaleza (232 a 300 aprox.), de Tchang Houa; la
Investigación sobre los espíritus (siglo VI), de J. Kan-Pao, y la Colección de
cosas extraordinarias (de 390 a 470 aprox.), de que es autor Leon-King-Chou.
Con el florecimiento T'ang se nos dan obras novelescas perfectas en estilo
y composición. Son características del momento y señalan un evidente progreso
respecto a lo anterior. El estilo es refinado, rico en imágenes, lleno de elegancia,
y los temas referentes a aventuras humanas dan paso con frecuencia a los
maravillosos.
Ou Itai, en su obra Le roman chinois, nos explica cómo estas novelas dan
motivo a que los poetas de las dinastías Yuan y Ming extraigan los motivos para
sus piezas teatrales, por lo que pueden considerarse como su precedente directo.
La novela de los T'ang puede clasificarse del siguiente modo, siguiendo la
sistematización de Itai:
a) Baladas sentimentales. Historia de Houo-Siao-yu Kiang-Fang, que
posteriormente se convirtió en dos piezas, La aguja de jade púrpura y La flauta
púrpura; Historia de la reunión verdadera, de donde salió El pabellón de
Occidente; Historia de Lí-wa (La fuente de Kin-Kiang), y La canción del
regreso eterno, que tienen por tema los amores del emperador Ming-houang y
su favorita Yang, que inspiró La lluvia sobre el Won-tong, y más tarde, con los
Tsing, El palacio de la inmortalidad.
b) Baladas caballerescas. - Historia de Hong-Sieng, Historia de Liou
Wouchouang e Historia del huésped con barba de dragón.
c) Baladas maravillosas -La almohada maravillosa e Historia del
gobernador de Nankin.

Argumento de la balada sentimental Historia de Houo-Siao-yu:


«Una cantante célebre, Houo-Siao-yu, se enamora de Li-Yi, joven
letrado, y éste de ella. Juran casarse. Dos años después, él es nombrado
jefe de los registros en la capital, y deben separarse. Él vuelve con su
familia y se entera de que sin su conocimiento le ha casado su madre con
una joven llamada Lou, y no se atreve a romper este compromiso, por lo
que no da más noticias a Siao. Ésta, a fuerza de pensar en él cae enferma,
y, empobreciéndose de día en día, acaba por vender la joya que más
estimaba: una aguja de jade púrpura para el cabello.
Un día que LÍ entra en un templo, un hombre de largo vestido
amarillo le invita a la fuerza a entrar en el domicilio de Houo Siao. Ella,
venciendo su estado, sale a su encuentro y, alzando una taza de vino, la
vierte en sacrificio, diciendo:
-Yo no soy más que una mujer, y el destino me es muy riguroso; tú
eres un hombre, y de tal modo ingrato. Bella y joven yo muero. Mi tierna
madre vive todavía, y yo no puedo alimentarla. Las bellas telas y la
música han acabado para mí. En las fuentes amarillas (la estancia de los
muertos), si examino mi dolor, veo que proviene de ti. Debemos
separamos para siempre, Li. Pero muerta yo, seré un espíritu enfurecido, y
haré de tal manera que tu mujer y tu concubina no estén tranquilas un solo
día.
Con la mano izquierda le aprieta el brazo y, rompiendo la taza,
muere entre sollozos.

La balada caballeresca de Liou cuenta:

Un joven llamado Lioti Wu-chang (Sin par) está prometido a Wang


Sien-K'o; pero durante una guerra civil se pierden de vista. Más tarde, él
se entera por un viejo criado de que ella se encuentra en el palacio
imperial como sirvienta.
Dolorido, busca a Kon Ya-ya, hombre fuerte, guerrero y
caballeresco, siempre dispuesto a la ayuda, y le cuenta su desgracia.
Promete ayudarle. Y no se oye hablar de él en seis meses, cuando circula
el rumor de que ha muerto una sirvienta en palacio. Lioti se desespera al
reconocer en la muerta, por los datos, a Wang. A la noche aparece en un
coche el animoso Ya-ya con el cadáver, que reanima por medio de un
medicamento. Los dos felices amantes huyen y Ya-ya, después de matar
al viejo sirviente que les ha ayudado, se suicida para que nunca pueda
saberse la verdad.

La Historia del gobernador de Nankin es un modelo de relato en el que


juega un papel esencial lo maravilloso.
K'ouen Yu-Sen tenía un gran «sophora» (árbol). Un día, después de
recibir a dos viajeros, bebe con ellos y se adormece.
Sueña que llega a un país, donde se casa con la hija del rey; llega a
gobernador; a los treinta años le confían las tropas, que son derrotadas; la
princesa muere; él es destituido y enviado a su país.
Se despierta y ve a los viajeros que se están levantando, a los que
cuenta cómo en sueño ha vivido toda una vida. Van al pie del «sophora» y
encuentran un nido de hormigas. Cavan en él, y descubren una verdadera
ciudad en miniatura, que era donde había vivido en su sueño. Ordena a
sus criados cubrirlo todo; pero un fuerte viento y lluvia, que se levantan
repentinos, destruyen todo rastro de la ciudad y las hormigas.

Es característica de todas estas novelas su división en episodios, a las que


suele preceder una poesía. Por ejemplo, la novela sentimental HongLeou-Meng
se inicia con unos versos que dicen:
Todo el papel está cubierto de palabras incoherentes; pero es un
puñado de amargas lágrimas. Algunos dicen que el autor es tonto. ¿Quién
podrá, entonces, comprender lo que está oculto?
Todos los episodios empiezan con las palabras: «El relato dice ... », y
concluyen con una frase que admite pocas variaciones y que recuerda los
folletones europeos de finales del siglo XIX, o filmes de episodios:
«Si se quiere saber cuáles fueron las aventuras posteriores, léase el
episodio siguiente, que las relatará.»

Hay que añadir que el episodio no lleva título ni numeración, sino un


pareado que se refiere al argumento:
La joven del traje rojo interroga con interés los signos de escritura.
El viejo de blanca barba con interés habla de literatura.
(King-houa-youau, cap. X.)

En el templo antiguo ve al inmortal soñado. En la villa Houan-Tao recibe


los libros celestes saludando.
(Chouei-Hou-Tchouau, cap. XLI)

Con los Song aparecen numerosos imitadores. De las obras de este


periodo, la más interesante es la Colección de la paz, en quinientos libros, diez
de ellos índices, recogiendo las obras imaginativas producidas desde los Hann.
Las novelas, que eran género grato al pueblo, y, por el contrario, mirado
con desprecio por los letrados, tiene su complemento en los Houa-Pen, relatos
hechos por narradores populares, y que guarda analogía con la labor de los
aedas, trovadores o bardos, aunque es raro el acompañamiento musical. Los
Ping-Houa, o Palabras comentadas, estaban divididos en géneros, y sus
recitadores, especializados: epopeya, fantasía, magia, tribulaciones de amantes
que acababan por reunirse, o explicación de motivos religiosos.
Conocemos incompletas algunas de estas obras: La Historia comentada
de las cinco dinastías y los Siao-Chouo populares procedentes de la capital.
Las caracteriza estar escritas en lengua popular, que a partir de este
momento gana predominio en las novelas.
En siglos posteriores, la prosa china apenas si se deja influir por
circunstancias externas mientras se conserva su régimen ancestral. Con los Ming
sólo es de observar el aumento de temas mágicos que llenan libros como La
pacificación de los demonios, Historia de los cuatro viajes, Historia del viaje
hacia Occidente, Investidura de los dioses, Historia de los viajes del eunuco San
Pao y Hacia los mares occidentales.
También reaparece la novela de costumbres y de intriga sentimental
Kinp'ing-mei (título formado con nombres propios), Los cuatro libros
extraordinarios y Yu Hiao-Li (formado con iniciales).
Al final, una obra didáctica moral: Palabras de claridad para instruir al
mundo.
Bajo la dinastía Tsing, si bien el estilo sufre alguna transformación, la
forma permanece estacionaria. La mejor novela producida es El sueño del
pabellón rojo, que se ha imitado varias veces sin llegar a igualarla, y aparecen
obras de sueños y espíritus: Historias extraordinarias del gabinete Leao y
Observaciones de la choza Yue-Wei.
Los géneros que se cultivan más que anteriormente, dando así carácter a
la época, son la novela satírica: Historia anecdótica del mundo de los letrados,
de que es autor Wori King-Tseng, inspirado en el citado Chouei-houtchouan,
pero en otro sentido; y al servicio del soberano se redactan la Historia de
ternura y bravura, Los tres caballeros y los cinco héroes y la Historia del señor
P'eng.
Una nueva categoría constituyen las llamadas Novelas mostrando el
saber, en que se cultiva el arte de construir bellas frases simétricas. Entre ellas
citamos Palabras del viejo salvaje (de aventuras), Historia de la montaña Yen
(de intriga sentimental) y la satírica Alianza del espejo y la flor.

3. El teatro

Las formas teatrales existentes toman forma inicial en la especie de


conservatorio fundada por Tan Ming-Houang, que imperó de 713 a 755.

Una compañía de trescientos actores constituye la más antigua


organización teatral china de que tenemos noticia, aunque su actividad se salía
de los límites del arte dramático, y al canto o las danzas se unían las acrobacias,
que contribuían a su finalidad esencial de distraer a la corte.
Con la dinastía Song (960-1279), el teatro se hace más popular y se
establecen los géneros sin canto: Wa Ki Ki (juegos cómicos), y el Tsa-chi
(juegos variados). Todas las formas en que interviene el canto llevan la
denominación Klu, y exactamente de esta época sólo se conservan los títulos de
las obras. La dinastía Yuan lleva unido a ella el desarrollo de unas formas
teatrales denominadas Yuan Kiu (teatro de los Yuan), en las que existe canto,
declamación y acción, con más acercamiento a lo considerado teatral en Europa,
y que declinan con el final de la dinastía.
Dos escuelas, una del Norte y otra del Sur, hacían evolucionar el género.
La primera, más importante, se conserva dentro de un lenguaje popular y
sencillo, y una de las piezas más características es la Historia del pabellón de
Occidente, que hemos citado al hablar de las baladas y cuyo autor es Tong Kia-
Yuan.
La escuela del Sur, más literaria y dirigida por letrados, toma mucho del
teatro del Norte y va aumentando cada vez su influencia. Se produce al final de
los Yuan y comienza a extenderse con los Ming. Su expresión, menos vigorosa,
se acompaña con música más dulce y melodiosa.
La mezcla de ambas influencias produjo un estilo que se conoce por Nan
Pei, y del que sólo se conservan dos obras de un dramaturgo famoso, que fue
Chen Ho.
Y llegamos a la derivación de estos géneros, que produce la forma teatral
de más importancia literaria: el K'uen K'iu, que se hace preceder de la obra Wan
cha ki (Historia de la lavandera de gasa), que escribió Lang-Po-Long, con
música de Wei Leang-Fu, ambos famosísimos.
El estilo es completamente literario y frecuentemente rebuscado. La parte
cantada se reduce a versos narrativos o líricos, que completan la acción o
expresan sentimientos de personajes. Tienen las características de la poesía
china, y muchas veces son concisos y simbólicos, existiendo toques de ironía.
Veamos un canto del acto, Los dioses, extraído de la obra Pi Pa Ki (Historia del
laúd), según lo reproduce el libro de Tsiang Un-Kai, Le theatre chinois ancien,
en que dos esposos despiden al hijo que marcha a unos exámenes en la capital:
Hoy va a partir el hijo,
Nosotros, papá y mamá, venimos aquí para despedirle.
Esperamos que, como el pez transformándose en dragón
y encontrando su camino al través de las nubes de azur,
cogerá laureles y caminará por palacios de jade.

La parte declamatoria está en prosa, en estilo a veces literario y otras


popular, a lo que unen declamaciones poéticas, que en boca del autor aclaran la
acción, explican las situaciones o hacen un resumen al final del acto.
Ya hemos dicho, al hablar de la novela, cómo los temas de ésta pasan al
teatro. Leyendas, relatos históricos, biografías y viejas tradiciones orales aportan
sus argumentos a la escena, donde la historia y fantasía del autor completan lo
real con elementos fantásticos.
La obra de K'uen k'iu que más de cerca sigue los hechos históricos es la
llamada Historia del abanico de las flores de melocotonero, de K'ong
ChangYen, que se documentó en más de veinte textos históricos. Cuenta los
amores de un letrado de los últimos tiempos de los Ming y su mujer, tomando el
título de un abanico, donde con sangre de ella se pintan unas flores. Lo más
importante es que recoge el momento de la caída de la dinastía Ming en diversos
hechos y variados personajes.
Esta obra compartió un éxito enorme con El palacio de la inmortalidad, o
La sala de larga vida, como traduciríamos acercándonos más a la expresión
original y que hemos citado en las baladas. En cincuenta actos se desenvuelve la
obra, que se considera la más perfecta de la dinastía (Tsiang Unkai, Ob. cit.).
Ming-huang, nombre con el que se conoce popularmente al
emperador Hiuan-Tsong, de la dinastía Tang y que reinó del 713 al 755,
jura, en unión de su favorita, que permanecerán siempre unidos en esta
vida y en todas las futuras. Con su amor descuida el reinado, que deja en
manos del hermano de ella.
Una sublevación de los soldados del Ejército imperial llega hasta
palacio, matan al gobernante y exigen la muerte de la favorita. El
emperador abdica en su hijo que reprime la rebelión; pero ella reside ya
entre los inmortales por favor especial de los dioses. Cuando el emperador
muere, vuelve a encontrarse en el Palacio Luna y renuevan su juramento,
emprendiendo su vida en común por la eternidad.

Esta forma teatral ha perdurado largo tiempo, y puede afirmarse que hasta
mediado el siglo XIX se mantiene el género en sus características esenciales,
con numerosos actos, muchas veces conocidos del público, que asiste a ver de
nuevo hechos y figuras que le son familiares.

LAS OBRAS

LOS CINCO CLÁSICOS


Wu Ching

Los cinco textos clásicos del pensamiento chino preconfuciano son: I Ching,
(Libro de los cambios); Shih Ching (Libro de las odas); Shu Ching (Libro de la
Historia;) Li Chi (Libro de los ritos); y Ch'un Ch'iu (Anales de primavera y
otoño) al que sigue Tso Chuan (Comentarios Tso). Sobre la paternidad de esos
libros existen dos tendencias escolásticas tradicionales: la que sostiene que
Confucio es el autor de todas la obras, y la que dice que Confucio sólo es autor
de Ch'un Ch'iu, comentarista del I Ching, reformados del Li Chi y editor del Shu
Ching y del Chih Ching. Sin embargo, los estudiosos modernos sostienen que
Confucio no fue ni autor, ni comentarista ni editor de ninguno de los libros
mencionados. Los cinco clásicos, sumado el Yueh Ching (Libro de música) que
ha desaparecido, constituyen Las seis artes tradicionales, y el legado cultural
más importante de la antigua China debido a que son las primeras obras
literarias y filosóficas que se han escrito en este país y porque ha sido la base del
desarrollo de las corrientes filosóficas más importantes del Extremo Oriente: el
confucianismo y el taoísmo. Además influyó en la vida y la cultura del pueblo,
pues se constituyó en el punto de partida de la educación de los aristócratas y
hombres letrados, particularmente durante los años feudales de la dinastía Chou
(siglos XII - III a. de C.) hasta la aparición de los Ssu Shu (Los cuatro libros).

I- LIBRO DE LOS CAMBIOS


I Ching

Libro de adivinación, atribuido tanto a Wen Wang, virtual fundador de la


dinastía Chou (1122-1249 a. de C.), como al emperador mítico Fu Hsi, de dos
mil años antes de Cristo; escrito en chino y considerado como el más antiguo de
los Wu WU Ching. Enuncia un fantástico sistema filosófico, deducido
originalmente de los "Ocho trigramas" consistentes en el triple arreglo o
combinación de una línea dividida en dos partes iguales, de las cuales una u otra
línea es necesario repetirla dos veces, y en dos casos tres veces. Cada trigrama
representa alguna fuerza de la naturaleza, tanto activa como pasiva según la
teoría del Yin (principio femenino, pasivo) y Yang (principio masculino y
activo), tales como el fuego, agua, trueno, tierra, etc. Los ocho trigramas son los
siguientes: Ch'ien (Cielo padre), Wun (Tierra madre), Chen (Trueno, primer
hijo), Sun (Madera, primera hija), K'an (Agua, segundo hijo), (Fuego, segunda
hija), Ken (Montaña, tercer hijo) y Tui (Lago, tercera hija). Se dice que las líneas
y combinaciones de líneas que representan los trigramas, fueron obtenidas por
Fu Hsi observando las grietas producidas en las corazas de las tortugas, que
antiguamente servían para el oráculo. Sobre esta base se desarrolló el sistema de
los hexagramas, es decir, la doble combinación de los trigramas, obteniéndose
sesenta y cuatro hexagramas, en cuyas permutaciones fueron basadas las
especulaciones filosóficas del I Ching. El texto contiene sesenta y cuatro
ensayos cortos sobre cada uno de los hexagramas, expresado en un lenguaje
enigmático y simbólico. El libro comienza con el hexagrama Ch'ien (Lo
creativo). El oráculo del hexagrama en su totalidad: Bendición suprema, augurio
de beneficio. El oráculo de cada línea de acuerdo con su posición en relación
con las otras: 1 ) El dragón oculto. No actuar. 2) El dragón aparece en el campo.
Augurio para ver a un gran hombre. 3) A lo largo del día el hombre superior es
creativamente activo, (pero) de noche es más o menos cauteloso. Peligro, (pero)
no infortunio. 4) Volar (saltar) sobre el abismo. No infortunio. 5) Dragón
volando en los cielos. Augurio para ver a un gran hombre. 6) Dragón arrogante
es causa de arrepentimiento. Así siguen los comentarios de los sesenta y cuatro
hexagramas con un oráculo separado para cada hexagrama y uno para cada
línea. La mayor parte del significado no es clara, y el estudio de los
comentaristas tampoco ha aclarado mucho este intrincado lenguaje, ya que estos
les han otorgado un refinado significado simbólico a los términos que a su vez
son expresados en una primitiva simbolización. Al texto original se le ha
agregado un apéndice, el Shit I (Las diez alas), escrito probablemente después de
Confucio, pese a que muchos estudiosos clásicos lo han atribuido a él. En los
comentarios se advierte un nuevo sentido ético que imperó en esos tiempos que
caracteriza a la filosofía confucionista. En este caso cada hexagrama está
considerado como dos trigramas, cada uno de los cuales constituye una fuerza
simbólica que actúa en relación a la otra fuerza y en yuxtaposición a ella. El I
Ching desempeñó un papel importante en la evolución de la filosofía china,
particularmente en las escuelas que intentaron interpretar la estructura y origen
del universo como la Yin-Yang y la cosmológica.

II.- LIBRO DE LAS ODAS


Shih Ching

Colección de treinta y cinco baladas rimadas en varios metros, usualmente


de cuatro palabras por verso, compuestas entre el reinado del Gran Yu, (2205 a.
de C.) y el siglo VI a. de C. y según se dice, aunque esto no es seguro,
seleccionadas por Confucio entre más de tres mil. Las baladas, popularmente
llamadas "Las trescientas", están ordenadas en cuatro divisiones -. a) los Kuo
Feng, baladas cantadas por el pueblo en varios estados feudales; son poemas
sencillos donde los sentimientos se expresan libre y casi ingenuamente y donde
se hallan con frecuencia versos repetidos con ligeras variantes. Periódicamente
los nobles llevaban estas baladas al soberano quien las sometía a los músicos
imperiales, que inferían de ellas las ideas y costumbres de un Estado en cierto
momento y extraían conclusiones políticas. b) y c). Los Ya (Ta Ya y Hsiao Ya),
odas cantadas en las fiestas cortesanas que se subdividían en dos categorías
según dichas fiestas fueran corrientes o extraordinarias, y d) los Sung,
panegíricos y odas rituales, dirigidos a las divinidades o a los antepasados de los
emperadores. Su tono es grave y solemne y su estructura regular y severa. Para
Confucio, el conocimiento de las Odas era fundamental; quizás esta apreciación
motivó los numerosos comentarios posteriores de los Odas que en la sencilla
hermosura de los poemas se empeñan en descubrir profundas implicaciones
morales y políticas en las más inocentes canciones campesinas. Una oda dice:
"Si aún me quieres me subiré la falda y vadearé el río Chen. / Si ya no piensas
en mí, / hay otros jóvenes / oh, tonto entre los tontos./ Si aún me quieres/ me
subiré la falda y vadearé el río Wei. / Si ya no piensas en mí / hay otros jóvenes /
oh, tonto entre los tontos."
La interpretación de un comentarista cree ver en el directo poema, el
deseo del pueblo de cierto pequeño Estado, de que intervenga un gran Estado
para poner fin a una vieja querella en el seno de la familia gobernante. Las odas
se refieren a temas muy diversos; a la guerra, a los esposos separados, a las
fiestas, a la agricultura y la caza; mencionan plantas y animales, peces e
insectos, implementos, instrumentos musicales, armas y municiones, y
proporcionan cuantiosa y excelente información sobre las costumbres, como
cimientos, creencias y pautas sociales del pueblo chino en los tiempos
preconfucianos.

III - LIBRO DE LA HISTORIA


Shu Ching

Uno de los cinco textos clásicos chinos del Wu Ching (Los cinco clásicos)
cuya recopilación es atribuida tradicionalmente a Confucio a partir de un
centenar de documentos originales, es el Shu Ching que cubre los siglos XXIV a
VIII a. de. C. y cuyas dos primeras partes se refieren a los excelentes
emperadores Yao y Shun cuyos reinados (2357-2205 a. de C.) se consideran la
Edad de Oro de China. Yao unificó el país y abdicó luego en favor del sabio y
bueno Shun. El tercer texto del libro habla del Gran Yu, fundador de la dinastía
Hsia en el año -2205. Durante el reinado de Shun, se construyeron ingeniosos
canales; se reorganizó la economía del pueblo y se luchó denodadamente contra
la espantosa inundación. El Libro de la Historia se ocupa luego en su cuarta
división, de la decadencia de los Hsia y de su desplazamiento final por T'ang
(-1766) fundador de la dinastía Shang. En -1122 los soberanos Shang caen
también en el vicio y la degradación; el Shu Ching se refiere entonces a uno de
los más puros y venerados héroes de la historia de China, popularmente llamado
Werí Wang, heredero de un principado en la actual provincia de Shensi, que fue
denunciado en -1144 como un riesgo para el trono. Pasó dos años preso
estudiando el libro de los cambios; finalmente, el emperador cediendo a ruegos
lo envió a luchar contra las tribus fronterizas. Wu Wang, hijo de aquel gran
enemigo de la crueldad y la corrupción, derrocó la dinastía Shang y subió al
trono como el primer soberano de la dinastía Cjou, que se mantuvo en el poder
durante ocho siglo. El Libro de la Historia conserva así un discurso de Wu
Wang del año -1133, ante el asamblea de nobles que le apoyaba contra la casa
de Shang: "Shou, rey de Shang no reverencia al cielo y, castiga al pueblo. Se
abandona a la borrachera y la lujuria. Ejerce cruel opresión. junto con los
criminales castiga a sus parientes... Shou tiene cientos, miles y miríadas de
ministros con una sola mente. La iniquidad de Shang es completa y el cielo
ordena destruirla". Dos documentos de] Shu Ching condenan la destemplanza
capaz de provocar la caída de una dinastía. La mayor parte de los materiales
sobre la creación mítica del imperio chino ha sido tomada de este libro.

IV.- LIBRO DE LOS RITOS


Li Chi

Texto de "Los cinco clásicos" aparentemente compilado por dos primos,


llamados Tai el Mayor y Tai el Menor, entre los dos primeros siglos a. de C.
sobre la base de documentos originales de Confucio y sus discípulos, aunque
sobre este último punto estudiosos modernos no están de acuerdo. Tai el Mayor
redactó una obra de ochenta y cinco secciones que Tai el Menor redujo a
cuarenta y seis. Posteriores eruditos como Ma Jung y Cheng Hsuan colaboraron
en el trabajo que sólo quedó terminado hacia fines del siglo II de nuestra era. En
ese momento empezó a ser conocido como chi recopilación y no ching, libro
texto, término este último que los ortodoxos reservan a las obras directamente
provenientes de Confucio. Uno de los textos del Libro de los ritos, llamado
"órdenes mensuales" (Yueh Ling) es un sucinto almanaque destinado a indicar a
las personas en general y a los gobernantes en particular qué deben hacer mes
por mes para conservar la armonía con las fuerzas naturales y constituye uno de
los documentos más importantes de la doctrina taoísta del Yin y del Yang, según
la cual todos los fenómenos universales provienen de dos fuerzas opuestas:
Yang, que representa lo masculino, calor, luz, sequedad, Positivo, etc. y Yin, lo
femenino, frío, sombra, humedad, pasividad, etc.; partiendo de esta base los
fenómenos naturales se explican en términos de tiempo y espacio. Dichos
fenómenos además, están estrechamente vinculados con la conducta humana.
Para ilustrar esta relación entre hombre Y naturaleza, el texto dice: "El primer
mes de Primavera el viento Este aleja el frío... el cielo Y la tierra cooperan
armoniosamente... las plantas florecen- El (el soberano) pide a sus ministros que

diseminen la virtud y conjuguen las órdenes del gobierno a fin de beneficiar a


millones de personas... En este mes no deben iniciarse acciones bélicas..." Otros
textos interesantes del Libro de los ritos son el "Ta Hsueh", o Gran Enseñanza,
breve tratado histórico político de autor desconocido aunque se atribuye en parte
a Tse Ta'an uno de sus discípulos más famosos, y el Chuang Yung, o Doctrina
del medio, obra de un nieto de Confucio sobre la naturaleza del hombre y su
conducta. Hasta la época de la dinastía Ming (-1368) el Libro de los ritos
aparece unido a esta obra titulada Ritos de la dinastía Chou, referida a asuntos
constitucionales de esa dinastía.

V.- ANALES DE PRIMAVERA Y OTOÑO


Ch'un Ch'iu

El último libro de Los cinco clásicos, se atribuye tradicionalmente a


Confucio, aunque modernos estudios lo ponen en duda o lo niegan. Anales de
primavera y otoño es una cronología de los acontecimientos del estado chino de
Lu entre los años 722-484 a. de C. y sus concisos artículos precedidos
invariablemente por la mención del año, mes, día y estación correspondiente,
informan de ataques, victorias, derrotas, muertes, acuerdos y fenómenos
naturales en la forma siguiente: "El séptimo año del duque Chao, en primavera,
el estado norteño de Yen hizo la paz con el estado Ch'i". Confucio afirmó que
por este libro los hombres le conocerían y elogiarían, y Mencio escribió:
"Confucio terminó los Anales y el terror se apoderó de los malos hijos y los
ministros rebeldes". El desnudo texto original está unido a un extenso
comentario llamado Tso Chuan (Comentarios de Tso). Casi nada se sabe del
autor aparte de que era discípulo de Confucio; pero su texto se considera uno de
los más hermosos de la literatura china. Tso parte de los escuetos datos de
Anales de primavera y otoño para describir amplia y vividamente escenas y
personajes extrayendo a veces máximas. Varios pasajes se refieren a la música,
considerada por Confucio importante factor del arte de gobernar. Cuando, por
ejemplo, los Anales dicen: En el verano del año 21 del duque Hti hubo una gran
sequía", el Tso Chuan agrega; "A causa de la sequía el duque quiso quemar a
una bruja. Sin embargo, uno de sus funcionarios le dijo: Eso no evitará la sequía.
Repara antes bien las murallas y los baluartes; come y modera tus gastos;
practica una estricta economía y urge al pueblo a ayudarse entre sí. Eso es o
esencial, pues, ¿qué importan las brujas? Si Dios le quisiera muerta, más bien no
la hubiera permitido nacer. Y si ella puede acusar una sequía, quemarla sólo
empeorará las cosas. El duque aceptó el consejo y aunque ese año hubo hambre,
no fue severa''. Hoy otros dos comentario de los Anales: el de KuOLiang y el de
Kung-Yang. Ambos fueron escritos el siglo V a de C. y a pesar de la similitud se
les estima inferiores a los Comentarios de Tso, que a veces contradicen.
LAO TSE

Lao Tse según la tradición nació en el año 604 a. de C. en el estado de Ch'un y


su nombre real fue Li Tan; se le atribuye el Tao Te king, aunque estudiosos
modernos creen que Li Tan no lo escribió o sólo intervino parcialmente.

TAO TE KING
Libro del Sendero y del poder

Obra filosófica china compuesta según unos en el siglo -VII y según otros en el
siglo V o IV; contiene ochenta y un breves capítulos, el primero de los cuales
comienza así: "El Tao (Sendero) que puede ser recorrido no es un sendero
duradero e inmutable; el nombre que puede ser nombrado no es un nombre
duradero e inmutable." La palabra Tao significa literalmente camino o curso, y
también el hecho mismo de caminar por esa senda, pero para el taoísta estos
significados del Tao son meros símbolos o metáforas de una realidad suprema
imposible de denominar: en efecto, Tao es un nombre que no es un nombre. El
Tao es aquello por cuya causa todas las cosas existen (la madre de todas las
cosas) y no meramente una cosa cualquiera entre las otras cosas; por eso todas
las cosas pueden tener un nombre menos el Tao, que no es ninguna cosa
especial: "Hay algo que escapa a todas las definiciones y a todos los adjetivos.
Ha nacido antes que la naturaleza; está solo, quieto y no sufre cambios. Seguro
de cada paso, se mueve en todas direcciones, por todas partes. Se le puede
considerar la madre de todas las cosas. Ignoramos su nombre verdadero; lo
llamaremos Tao. Si me obligaran a decir como es, diría: grande. Grande
significa que se mueve; moverse significa ir lejos; ir lejos significa retornar."
Resultan evidentes las contradicciones del texto. El Tao "está quieto" ' pero se
mueve; ir lejos significa retornar. Este lenguaje contradictorio caracteriza al Tao
Te King, pero también a muchos intentos humanos de expresar por medio del
lenguaje lo inexpresable. Si no conociéramos la palabra "gris" diríamos de una
cosa de ese color: "es blanca, pero es negra". Debemos observar, sin embargo,
que el uso e la contradicción en la doctrina taoísta no es un mero efecto verbal,
ni procede sólo de la vieja dificultad humana para expresarse metafísicamente
por medio del lenguaje. En efecto, la cosmología taoísta explica los
movimientos internos del Tao por la presencia de dos principios contradictorios,
dialécticos, llamados yin (principio femenino) y yang (principio masculino) que
predominan alternadamente siguiendo cierto ritmo, y constituyen la típica
cosmología de un pueblo agrario, atento especialmente al ritmo de las
estaciones. Veamos ahora la teoría del wu-wei tal como la expresa el Tao Te
King: "La práctica de Tao consiste en restar cada día; restar y restar hasta llegar
a la inactividad. Mediante la inactividad todo puede activarse... Sólo puede
conquistarse el mundo no haciendo nada: haciendo algo no se puede conquistar
el mundo." Wu-wei significa literalmente no acción; pero Lao Tse se refiere más
bien a una acción que no sea artificial, arbitraria, apresurada ni excesiva. El
filósofo moderno Funk Yu Lan ilustra esta opinión con la siguiente anécdota:
"Dos chinos apuestan a quién de los dos dibujará primero una serpiente. Uno
termina antes que el otro y, como le sobra tiempo, dibuja patas a la serpiente. El
otro dice: Perdiste porque las serpientes no tienen patas." Wu-wei es
aproximadamente no pintarle patas a las serpientes. Te significa en chino virtud
o poder; se refiere más exactamente a la capacidad original de las cosas o las
personas. Por ejemplo, un niño está de su Te. Seguir el Te significa, de acuerdo
con la teoría del wu-wei, restringir la propia actividad a lo necesario y natural. El
exceso de deseos hace que uno pierda su Te, sólo con una vida sencilla podemos
guardarlo. En cuanto a las teorías políticas, tanto los taoístas como los
confucionistas piensan que un sabio debe gobernar el estado ideal según las
leyes del Cielo; pero mientras Confucio estimaba que el sabio gobernante debía
hacer muchas cosas, Lao Tse piensa que los males del mundo no provienen tanto
de que haya muchas cosas por hacer sino de que se hacen demasiadas cosas; por
ende, la virtud del gobernante se funda también en el principio del wu-wei. Dice
Lao Tse: "Cuantas más prohibiciones haya, mis pobre será el pueblo. Cuantas
más armas tenga el pueblo, más conturbado estará el país. Cuantas más leyes se
promulguen, tanto más ladrones y bandidos habrá." Esta obra representa, en
síntesis, un intento de revelar las leyes que regulan los cambios de las cosas del
universo, Si uno comprende dichas leyes y establece sus propias acciones de
conformidad con ellas, puede poner todas las cosas a su favor.
Esta obra es el documento fundamental de la segunda fase del Taoísmo y
precede al Chung Tzu.

A continuación transcribo el poema LI (51)

El Tao engendra los seres


la Virtud los alimenta
el medio les de forma
las influencia los perfeccionan.
Por eso todos los seres veneran al Tao
y aprecian la Virtud
y los veneran y aprecian de un modo espontáneo
sin una incitación exterior.

Así pues
el Tao engendra las criaturas
y la Virtud las nutre.
Ella hace crecer
cuida, desarrolla, conserva
abriga y protege.
SOBRE LEYENDAS Y MITOS

Pensemos que en la antigüedad el hombre no podía conocer bien algunos


fenómenos de la naturaleza. Su limitada imaginación distorsionaba los
acontecimientos y así surgieron los mitos que con el tiempo se transformaron en
leyendas. He aquí algunas de ellas:
Según se hace referencia en algunos libros antiguos, existió en China un hombre
llamado Yi, muy famoso por sus cualidades y destreza en el manejo del arco.
En la época de Yi aparecieron en el firmamento diez soles, cuyos
poderosos rayos conjugados quemaron plantas y sembradíos; además, terribles
monstruos pisoteaban ferozmente todo lo que encontraban a su paso, causando
al pueblo infinitos y crueles daños.
Al percatarse de la situación, Yi disparó nueve flechas y derribó nueve
soles. Posteriormente liquidó a todos los monstruos y debido a estos méritos Yi
fue respetado como un Dios.
Entre el pueblo chino se propaga también otra leyenda relacionada con
este héroe. La historia cuenta así:

"Chang E, esposa de Yi, estaba ya cansada de vivir en la tierra porque padecía


muchas calamidades. Su esposo, ante la escasez, sólo la alimentaba con carne de
cuervo. En una ocasión, aprovechando la ausencia de Yi, Chang E comió una
especie de panacea y ante su sorpresa voló y voló hasta llegar a la luna. Chang
E, se arrepintió por su imprudencia al no soportar la soledad de la luna ni poder
regresar a su tierra natal."

Conforme a lo que dice la tradición, en la cuenca del río Changjiang


(Yangtsé), en las provincias chinas de Hubei, Hunan y Jiangxi de hoy, existieron
muchas tribus. Famosos líderes de ellas fueron Fu Xi y Nu Wa.
Fu Xi, se decía, fue el primero en tejer la red con cuerdas para cazar y pescar. En
vida de Nu Wa, se derrumbaron repentinamente los cuatro pilares que sostenían
al cielo y se agrietó la tierra. Como consecuencia, las llamas e inundaciones lo
dominaron todo, y aparecieron feroces bestias que devoraban al hombre. Nu Wa
tuvo que remendar el cielo con piedras de cinco colores que ella había forjado, y
reemplazó los cuatro pilares con las patas de una tortuga gigante.
De esta forma dominó las furiosas llamas e inundaciones y además liquidó
a los animales atroces, así la gente pudo vivir en paz y Nu Wa llegó a ser una
diosa de mérito. Las piedras multicolores, se cuenta, se transformaron en
estrellas que resplandecen en el cielo aún hasta nuestros días.
Podemos aseverar que en general, los mitos o leyendas de la antigüedad china
reflejan en cierto grado la lucha del hombre en la naturaleza; ocasionalmente se
les atribuye a los personajes una fuerza sobrenatural.
Las antiguas leyendas chinas tienen un matiz claramente romántico y
sentimental y son vivo testimonio de la imaginación y el talento artístico de los
antiguos chinos.
Muchos escritores del pasado y del presente se han inspirado en los mitos y
leyendas de la antigüedad y podemos decir que en cierta medida el
romanticismo tiene su origen en ellas.

He tomado una leyenda de ejemplo donde un ''zorro'' intervine, como en


las leyendas de América, a veces con las mismas característica... Aquí el
zorro ayuda al hombre, usa su picardía... su sabiduría.

El alquimista (1)

En Ch'ang-an vivía un erudito llamado Chia Tzú-lung. que un día se fijó en un


extraño con aspecto muy refinado y, al hacer preguntas sobre él, se enteró de
que era un tal señor Chên, que se había alojado muy cerca. Entonces Chia le
visitó al día siguiente y le envió su tarjeta, pero no vio a Chên. que estaba fuera
en ese momento. Lo mismo sucedió otras tres veces más; al final Chia encargó a
algunos que vigilaran y le hicieran saber cuándo estaba en casa el señor Chên.
Sin embargo, incluso entonces este último no salió a recibir a su invitado y Chia
tuvo que entrar y hacerle salir. Entonces los dos entraron en conversación y
pronto llegaron a estar encantados el uno con el otro; más tarde Chia envió a un
criado para que trajera vino de una bodega cercana. El señor Chên demostró ser
un compañero alegre y agradable, y cuando el vino estaba casi acabado él fue a
una caja y sacó de ella algunas copas de vino y un jarro de jade grande y
hermoso; en éste vertió una sola copa de vino, que inmediatamente se llenó
hasta el borde. Entonces procedieron a servirse del jarro; pero sin embargo, por
mucho que sacaban, el contenido no parecía disminuir nunca. Chia estaba
asombrado y rogó al señor Chên que le dijera cómo lo hacía. «¡Ah!», contestó el
señor Chên. «Intenté evitar hacérselo saber sólo por una mala cualidad suya, la
avaricia. El arte que practico es un secreto que sólo los inmortales conocen:
¿,como puedo revelárselo?» «Os equivocáis al atribuirme la avaricia a mí», dijo
Chia. «En realidad el avaricioso es pobre siempre.» El señor Chên se rió y se
separaron por aquel día; pero desde ese momento estaban constantemente juntos
y se dejaba aparte toda ceremonia entre ellos. Siempre que Chia quería dinero el
señor Chên sacaba una piedra negra, y, pronunciando un encantamiento, la
frotaba sobre una teja o un ladrillo que en seguida se transformaba en un lingote
de plata. Esta plata se la daba a Chia, que siempre era justo lo que pedía
realmente, ni más ni menos, y si alguna vez éste le pedía más el señor Chên se
reía de él sobre el tema de la avaricia. Finalmente Chia decidió intentar poseer
esta piedra, y un día, cuando el señor Chên estaba durmiendo con los vapores de
una borrachera, él trató de sacársela de sus ropas. Sin embargo, Chên le detectó
en seguida y declaró que ya no podían ser amigos, y al día siguiente él abandonó
el lugar.
Alrededor de un año más tarde Chia estaba paseando un día por la orilla
del río, cuando vio una piedra de muy buen aspecto que se parecía de forma
maravillosa a la que poseía el señor Chên; la recogió en seguida y se la llevó a
casa. Pasaron unos cuantos días y de repente el señor Chên se presentó en la
casa de Chia, explicándole que la piedra en cuestión poseía la propiedad de
cambiar en oro todo y que se la había concedido un sacerdote taoísta mucho
tiempo antes a quien había seguido como discípulo. «¡Ay!», añadió. «Estaba
piripi y la perdí, pero un augurio me dijo dónde estaba y si me la devuelves
ahora tendré cuidado de recompensar tu amabilidad.» «Has adivinado
correctamente», contestó Chia; «la piedra está conmigo; pero recuerda, si haces
el favor, que el indigente Kuan Chung (2) compartió la riqueza con su amigo Pao
Shu.» Ante esta indirecta Chén dijo que daría a Chia cien onzas de plata; a lo
cual el segundo contestó que cien onzas era una buena oferta, pero que antes
Chên tenía que enseñarle la fórmula que pronunciaba cuando frotaba la piedra
sobre algo, de esa forma él podría intentarlo una vez por sí mismo. El señor
Chên tenía miedo de hacer esto, después de lo cual exclamó Chia: «Tú eres
inmortal; tienes que saber bastante bien que no engañaría nunca a un amigo.»
Así que el señor Chên se dejó convencer para enseñarle la fórmula y entonces
Chia habría intentado hacerlo sobre una piedra inmensa de lavar (3) que estaba
cerca a mano si el señor Chên no le hubiera cogido del brazo y le hubiera rogado
que no hiciera algo tan extravagante. Entonces Chia recogió medio ladrillo y lo
colocó sobre el bloque del lavadero, diciendo al señor Chên: «Este trozo
pequeño no es demasiado, ¿verdad?» Así que el señor Chên relajó su mano y
dejó a Chia que procediera; lo que hizo él ignorando el medio ladrillo y frotando
rápidamente la piedra sobre el bloque de lavar. El señor Chên palideció cuando
le vio hacer esto y fue precipitadamente a coger la piedra, pero era demasiado
tarde. El bloque del lavadero era ya una masa sólida de plata y Chia le devolvió
la piedra en silencio. «¡Ay, ay!», gritó Chên desesperado. «¿Qué hacer ahora?
Porque al haber conferido riqueza a un mortal de forma irregular, seguro que el
cielo me castigará. ¡Oh!, si me salvaras, reparte cien ataúdes (4) y cien trajes de
telas forrados.» «Amigo mío», contestó Chia, «mi objetivo de conseguir dinero
no era para acumularlo como un miserable.» El señor Chên se alegró ante esto y
durante los tres años siguientes Chia se empleó en el comercio, teniendo cuidado
de cumplir siempre su promesa al señor Chên. Cuando expiró este tiempo el
señor Chén volvió a aparecer y, estrechando la mano de Chia, dijo: «Amigo
digno de confianza y noble, cuando nos separamos la última vez el espíritu de la
Felicidad me acusó ante Dios (5) y borraron mi nombre de la lista de los ángeles.
Pero ahora que has llevado a cabo mi petición se ha rescindido esa sentencia.
Sigue como has empezado, sin cesar.» Chia preguntó al señor Chên qué oficio
desempeñaba en el cielo, a lo cual respondió el último que sólo era un zorro que,
por una vida sin pecado, había conseguido al fin la percepción clara de la verdad
que lleva a la inmortalidad. Entonces trajeron vino y los dos amigos se
divirtieron juntos como antes, e incluso cuando Chia había pasado de los
noventa años el zorro todavía solía visitarle de cuando en cuando.

1- La alquimia se menciona por primera vez en la historia china en el año 133 a.C., y los
sacerdotes de la religión taoísta la extendieron por China durante la dinastía Hun.
2 Kuan Chung y Pao Shu son los modelos de amistad chinos. Eran dos hombres de Estado de
considerable habilidad que prosperaron en el siglo VII a.C.
3 Utilizado por los lavanderos chinos, junto con un báton de madera pesado, el efecto es más
desastroso para un ropero europeo.

4 Proveer de ataúdes a la gente pobre se ha considerado siempre como un acto de mérito


extraordinario. El tornado de Cantón en abril de 1878, en el que se perdieron miles de vidas,
dio una oportunidad admirable para el ejercicio de esta forma de caridad, una oportunidad de
la que se aprovecharon mucho los benevolentes.
5 Por usurpar su privilegio permitiendo a Chia conseguir una riqueza desautorizada.

CUENTOS POPULARES CHINOS-(DIDÁCTICOS)

La hazaña del sabio

Había una vez en China un reino víctima de la guerra civil y de la


guerra exterior. El rey estaba desesperado. Se reunió con sus ministros para
tratar de encontrar una solución pacífica, pero en vano. También envió
mensajeros a los demás reinos para que cesaran los combates, pero sus esfuerzos
fueron inútiles. La guerra continuaba su acción devastadora y parecía que nunca
tendría fin.
El rey pasaba los días y las noches sumido en profundas reflexiones y
presa de gran inquietud.
Un día, uno de sus consejeros le habló de la posibilidad de consultar a un
hombre m sabio, que vivía en las montañas y que tenía fama de encontrar
solución a todos los problemas.
El rey le mandó llamar y cuando le tuvo en su presencia, le dijo:
-¿Puedes hacer que vuelvan a renacer la paz y la armonía en mi reino?
El sabio nada respondió y, sin decir una palabra a nadie, volvió a su
ermita en la cima de la montaña. . El. rey se quedó muy desconcertado y mucho
más inquieto que antes. Había puesto sus últimas esperanzas en el sabio y su
silencio no parecía presagiar sino la continuación de los combates.
Pasaron los días y, poco a poco, la guerra civil cesó y los invasores se
retiraron. La armonía y la paz volvieron al reino. ¿Cómo había ocurrido Nadie lo
sabía.
Entonces el rey se acordó del sabio y se dirigió con su séquito a la cima de
la montaña. Allí estaba el sabio, silencioso y sereno, en el interior de su ermita.
El rey le dijo:
-No has hecho nada. ¿Cómo es posible que haya vuelto la paz?
El sabio respondió.
-He llenado de paz mi corazón y he esperado a que se extendiera por todo el
reino.

Allá lejos

Un niño de las llanuras vive fascinado por la línea de montañas que se


recorta a lo lejos en el horizonte.
Todos los días, al amanecer, sale de su casa y se queda contemplando las
montañas sin poder pensar en otra cosa. Azuladas, suaves, iguales, se le
aparecen como un lugar paradisiaco.
Un día cede a la tentación y decide alcanzarlas, llegar a donde se
encuentran. Coge un hatillo y se pone en marcha. El viaje dura mucho,
muchísimo tiempo, a través de inmensas llanuras y pequeñas colinas. Las
montañas cada vez están más cerca y, a pesar del cansancio, sigue su camino.
Agotado, llega por fin a la cordillera, sube hasta la cima más alta y
descubre, decepcionado, que las montañas no son azules, sino grises y feas,
exactamente como la región que ha abandonado.
Ante él han surgido otras montañas, también azules. Está cansado, pero
vuelve a sentirse profundamente atraído por ellas y continúa su camino.
Necesitará mucho tiempo para llegar hasta ellas, pero no pierde la esperanza de
que, esta vez, encontrar lo que busca.
Sigue caminando, pues, muchos días y michas noches. También allí, a
medida que se acerca, el azul se desvanece para dejar paso a otros colores.
El tiempo pasa. El niño se convierte en hombre y, como no a dejado de
caminar, pronto sus cabellos se vuelven blancos y, antes de poder darse cuenta,
es un anciano de larga barba cana.
Un día decide detenerse, se vuelve y contempla el camino que durante
toda su vida ha estado recorriendo.
Detrás de él, perdido en los confines del espacio, descubre un paisaje azul,
suave y maravilloso, con el que lleva soñando toda su vida.

POESÍAS...

DE LA DINASTIA TANG, pedacitos de pétalos...

LI PO Su vida
El gran poeta lírico Li Po nació el año 701 en la ciudad de Shuiyei (hoy
Kirghiz, Rusia) y falleció en 762. Transcurrió la mitad de su vida durante la
época más próspera de la Dinastía Tang. A la edad de cinco años sus padres,
llevándolo consigo, se trasladaron a la provincia de Shichuan en el suroeste de
China. Desde su infancia mostró gran dedicación al estudio. A los quince años
sus obras eran ya muy bien acogidas. Su afición por la esgrima modeló y derivó
en él hacia una cierta actitud prequijotesca más cercana a la concepción de
caballero errante, en conformidad al acondicionamiento de su medio ambiente y
cultura, pero que en realidad se ajusta en muchos postulados a la mantenida por
los caballeros andantes del medievo europeo, aunque cronológicamente la
precediera. En este sentido llegó a tomar sobre sí la responsabilidad y misión de
«desfacedor de entuertos» a favor de los necesitados, en lucha abierta contra
todo tipo de desafuero.
A sus veinte años inició un largo y exhaustivo recorrido a través de la
provincia de Sichuan con el fin de conocer vivencialmente todo lo que el paisaje
en su rica y exquisita belleza podía regalar al absorto y entusiasmado viajero,
inaugurando de esta manera una cualidad pionera M moderno turismo que,
independientemente del testimonio del que hará gala en su obra, marcará una
influencia constante en la literatura, incluso hasta en la de nuestros días.
Cinco años más tarde realizó una gran periplo por todo el país. En su
deambular, fue descubriendo una serie de anomalías motivadas por la creciente
corrupción administrativa, de las que la dinastía Tang reinante era directamente
responsable. Su connatural ecuanimidad lo impulsó y decidió a determinarse
reformador de las eventuales injusticias. Visionario convencido de esta causa,
creyó sinceramente que la opción de su intervención a favor podría, con la
práctica de su fe y voluntad, remediarlas. Con vistas a ello desarrolló una
auténtica campaña epistolar con los ministros de la hacienda pública en solicitud
de participación en el gobierno. Fracasó, sin embargo, en sus peticiones, tal vez
porque la capacidad de adulación no entraba en él ni cabía en sus motivaciones.
Después de malogrado una y otra vez, su ofrecimiento quedó sobradamente
compensado con la fructificación sublimadora de su obra, cuyo éxito rebasaba
en el ámbito nacional toda previsión.
En el año 742, al emperador Tang Xuan-zong se le deparó la oportunidad
de leer algunos de sus poemas y, complacido, decidió emplazarlo en la capital
de entonces, Chan An (modernamente conocida como Shi An). Permaneció en
la corte bajo su protección por un periodo cercano a los tres años, percatándose
entonces de las múltiples arbitrariedades que el propio emperador, embebido
sólo en sus placeres, cometía dejando el gobierno y sus riendas al capricho de
incompetentes validos, cuyas prebendas eran logradas por el exclusivo camino
de la adulación e intriga, sumiendo al país en la más deshonrosa humillación,
con perjuicio fatal de la soberanía nacional. Por el contrario, a Li Po jamás
encomendó cargo público alguno ni en la política ni en la administración del
Estado. El encargo de su ocupación consistía simplemente en llenar el puesto de
vate palaciego con la pretensión de que sus poemas sirvieron en alguna forma de
maquillaje a la corrupción del régimen. En un comienzo, creyendo los ministros
advertir hacia Li Po el favor del emperador, trataron por todos los medios de
ganar su confianza ofreciéndole e instigándolo de continuo a participar en una
serie de confidencias y negocios, recibiendo siempre como réplica sus críticas y
denuncias, que incluso aparecieron en forma de poemas; razón por la cual se
confabularon, logrando, además de desplazarlo, su expulsión definitiva de Chan
An. Li Po decidió de nuevo rehacer y proseguir su bohemia y, sin prisa, fue
recorriendo, según conveniencia, unas e intuyendo otras, las diferentes
direcciones de la rosa de los vientos, cubriendo especialmente el norte, centro y
este de China. En la ciudad de Leyan (provincia de Henan) fomentó una gran
amistad con Du Fu el otro gran poeta de la época que perduró hasta la muerte.
En el año 745, An Lu-shan y Shi Shi-trim, generales al cargo y cuidado de
la frontera pero provenientes ambos de los grupos étnicos minoritarios que la
circunvalaban, se rebelaron contra la autoridad del emperador Tan Min Huan y
tan sólo en ocho meses lograron que sus ejércitos entraran en Chan An
produciendo un tremendo caos y haciendo cundir la desmoralización por todo el
país. El propio emperador tuvo que refugiarse, tras precipitada huida, en la
provincia de Shichuan (al noroeste chino), si bien sus dos hijos se dedicaban a
reagrupar las dispersas tropas para concentrarlas de nuevo contra el ejército
rebelde. Li Po abrazó la causa del emperador y se alistó en las filas del
segundón, el príncipe Li Lin. Pero en estos trances murió inesperadamente el
emperador, y las divergencias y disputas por el poder surgieron pronto entre los
dos príncipes cuando aún no se había concluido la lucha común contra la causa
del invasor. Li Lin fue derrotado por su hermano mayor, Li Hen, lo que acarreó
a Li Po el encarcelamiento primero y más tarde el exilio al distrito de Le Yan,
localizado en la lejana provincia de Guichou. Gracias a una amnistía general, Li
Po pudo, en el año 759, regresar a su tierra bordeada por el curso inferior del río
Yangtsé, desde donde escribió la mayor parte de su obra, en la que destacan las
temáticas y alusiones a las catástrofes sufridas por la nación y el pueblo, a la par
que su honda preocupación por el inmediato destino.
Durante muchos años circuló una peculiar leyenda sobre la muerte de Li
Po; en ella se decía que, hallándose pescando en estado de embriaguez,
descubrió a ras de su embarcación la imagen de la luna reflejada en la superficie
del mar y, enamorado de ella, perdió el equilibrio al intentar besarla,
encontrando allí su fin. Guo Mojo ( Guo Mo jo fafleció el 12 de junio de 1978. Fue
presidente de la Federación Nacional de Escritores Chinos, autor de Li Po y Du Fu.) ha
demostrado recientemente, en su libro Li Po y Du Fu, la falsedad de este
apócrifo, cuya clarificación no deja de producir un desencanto similar al de la
recuperación de la cordura de Don Quijote en sus postreros momentos de
despedida, y que, por otra parte, hubiera muy posiblemente producido una serie
de plasmaciones en cadena de haber sido conocida por nuestros románticos
europeos del siglo XIX, de cuyo mito, sin duda, de tan somera y casi nula
correlación con el del Narciso, hubieran rendido buen provecho. La muerte de Li
Po, ya comprobada, fue en tierra firme tras larga enfermedad cardiaca,
producida posiblemente como consecuencia de un alcoholismo crónico.
Estas son algunas de las versiones sobre su muerte:.
''...Ebrio una noche, según se dice, se inclinó sobre la borda de la barca
para besar la imagen de la luna reflejada en el río, cayó y murió ahogado. Quizá
no haya sido el más grande de los poetas chinos, pero sí, ciertamente, el más
célebre.''
''...Su muerte, ahogado, dio margen a la leyenda del delfín que le recogió
para llevarle al país de la inmortalidad, y su efigie fue venerada. ''

Su obra

En 1080 el erudito Susg Ming-ch'iu publicó la versión definitiva de los


poemas de Li Po qué recoge mil ochocientas composiciones, por lo que sólo nos
ha quedado la décima parte de lo escrito por Li Po. Según afirmó su primer
compilador, se han perdido nueve de cada diez poemas escritos durante los ocho
años que siguieron a la rebelión del general An Lu-Shan y éstos fueron los que
escribió en la plena madurez de su genio:
Plática en las montañas:
"Si me preguntasen por qué habito entre las verdes montañas
reiría silenciosamente; mi alma está en calma:
El capullo del duraznero sigue el movimiento del agua;
hay otro cielo y otra tierra más allá del mundo de los hombres".

Li Po se inspira en la naturaleza, como en este poema, y le otorga un aire taoísta.


Libre, eufórico y gran bebedor se jactaba de beber 300 copas de una vez y ese
temperamento se refleja en poemas como:
Autoabandono
"Me senté a beber y no advertí el crepúsculo.
Hasta que los pétalos que caían llenaron los pliegues de mi túnica.
Ebrio, me levanté, dirigiéndome al arroyo iluminado por la luna.
Los pájaros se habían ido
y también los escasos hombres que quedaban".

Otro poema del mismo tema es Bebiendo solo bajo la luna:


"Un recipiente de vino entre las flores.
Bebo sin compañero.
Alzo mi copa invitando a la luna.
Con mi sombra, somos tres.
Aunque la luna no sepa beber,
aunque mi sombra sepa sólo seguirme.
Son mis amigas de un instante.
Para alcanzar la alegría hay que apoderarse de la primavera.
Canto, la luna se pasea.
Bailo, mi sombra titubea.
Antes de la ebriedad nos alegramos juntos.
Cuando ella llega nos separamos.
Así me reúno con las amigas insensibles.
Cuando la luna me espera en el cielo".

Li Po fue amigo personal de Du Fu, otro gran poeta, al que le dedicó este
poema: A Du Fu,
"En la colina del Arroz Cocido me encontré con Du Fu.
Era en el tórrido mediodía y sostenía un sombrero de bambú.
Dime: ¿Cómo es que has adelgazado tanto?
¿Sufres acaso de poesía?".

Malquistado con el influyente eunuco cortesano Kao Ki-shih, debió abandonar


la corte y vivió vagabundeando sus últimos años; el poeta He Chih-chag
(659-744) lo llamó "un dios en el es destierro". Otro poema, Caza:
"Los hijos de la frontera
ignoran los libros toda su vida.
Saben solamente cazar, orgullosos de su agilidad.
En otoño, cuando sus caballos engordan
montan en silla con silueta altanera.
Sus látigos de oro azotan la nieve.
Medio ebrios, parecidos a sus propios halcones,
van hasta el fin de sus campos.
Tienden el arco hasta que casi es un círculo y jamás yerran.
Silba una flecha, caen dos grullas negras.
Al borde de los lagos quienes los ven se espantan.
Su ferocidad y su bravura llenan el desierto.
Encerrado hasta la vejez tras las cortinas.
¿Equivaldrá el letrado al jinete?"

En esta poesía, de línea clásica, vemos al hombre rebelde, fuerte y amante de la


naturaleza. No es ajeno a su poesía el hecho de que haya sido buen espadachín,
excelente músico y, según parece, bastante pendenciero e irreverente con las
mujeres como con el propio emperador.
Otros poemas elegidos...De: ''A mi amor lejano'' transcribo los siguientes
poemas
VI
El río Chu me separa de ti.
Las hierbas de la primavera
reverdecen las riberas del río Amarillo.
Mis nostalgias no cesan de día ni de noche.
Impetuosas, se convierten en olas
que se precipitan hacia el mar.
Anhelo verte,
pero no puedo.
Tengo que conformarme con enviarte, a ti,
mi lejana belleza, una lagrima.
XI
Cuando estabas, las flores llenaban la casa.
Al irte, dejaste el lecho vacío.
La manta bordada, doblada,
permanece intacta.
Tres años ya han transcurrido,
pero tu fragancia no se disipa.
Te añoro, y de los árboles caen hojas amarillas.
Lloro, y sobre el verde musgo brilla el rocio.
''Visita a mi maestro Yong en su ermita''
Rodeado de picos que tocan el cielo,
vives en plena libertad, olvidando los años.
Aparto las nubes y busco el antiguo sendero.
Y recostado en un árbol,
escucho el susurro del arroyo.
Entre flores primaverales,
los búfalos negros se acuestan,
y entre pinos erguidos,
las grullas blancas reposan.
Con nuestras voces, el crepúsculo cae sobre el agua.
Solo, desciendo en medio de las brumas y el frío.
''En el templo de la Cumbre''
Paso la noche en el templo de la Cumbre.
Levanto la mano y palpo las estrellas.
Mas no me atrevo a hablar en voz alta:
temo molestar a los moradores del Cielo.

DU FU
Su vida
Nacido en una comarca rural de la provincia de Henan en el año 712,
comenzó a escribir a los siete años. Contaba veinte cuando realizó tres largos
viajes en los que recorrió buena parte del norte y sur del país. Residió más tarde
durante un trienio en la ciudad de Le Yan, provincia de Henan, donde como
sabemos fomentó una íntima amistad con Li Po, de cuya inspiración y poética
recibió gran influencia. Sin embargo, las circunstancias y medio en que vivió Du
Fu eran bastante diferentes a los de Li Po. Y ésta es sin duda la causa por la que
las obras de Du Fu reflejan con mayor fidelidad las profundidades de la realidad
social de la que, con abundancia, hace resaltar los sufrimientos de la masas en
las tribulaciones concernientes a la guerra. Así pues, y dentro de este marco,
podemos encuadrar con mayor precisión su obra en el plano del realismo
oriental.
Deseoso y entusiasmado por hacer algo positivo en beneficio de su patria,
llegó a la capital Chan An, teniendo veinticinco años, con el fin de lograr algún
trabajo en el gobierno que le concediera potestad para realizarse, pero debido al
exclusivismo del primer ministro Li Lin Fu no le fue posible, lo que le ocasionó,
durante los diez años en que residió en esa capital, una suerte de desventuras,
entre las que se contó la muerte de su hijo debida a ese gran fantasma
exterminador que es el hambre. Sus penalidades y sufrimientos lo adentraron
aún más en el conocimiento de la oscuridad esparcida por la oligarquía feudal.
Se propuso denunciar a través de sus obras el color y calamidades del pueblo a
la par que ejercer una crítica rigurosa sobre las actitudes de los gobernantes.
Con posterioridad a la rebelión desencadena por An Lu-shan y Shi Shi-
min (véase biografía de Li Po), Du Fu se escapó desde Chan An a la capital
occidental de entonces Lin Wu, donde el emperador Tan Min Huan lo nombró
Shuo ShiYi (cargo que tiene como función específica la de criticar la política
llevada por el propio emperador con objeto de que éste pueda hacer una
evaluación de sí mismo con fines constructivos de superación y análisis de los
posibles defectos o desfases que pudieran cometerse en su gobierno). Trabajó
Du Fu concienzudamente, entregándose a ello en cuerpo y alma, sin vacilación
ni concesión alguna a la responsabilidad que se le había encomendado. Y esta su
radical e insobornable sinceridad, poco frecuente en los que solían ostentar el
puesto, fue la causa de la pronta destitución de su cometido, ordenándosele el
retorno y confinación en su tierra natal. Sólo después de ser reconquistada la
capital Chan An, el emperador se acordó nuevamente de él concediéndole un
nombramiento de funcionario de bajo rango en el distrito de HuaYin, provincia
de Shanxi. Por lo tanto, durante la mayor parte de la guerra, Du Fu se vio
obligado a Hevar una vida nómada de vagabundo, que lo acercó directamente a
la triste experiencia del dolor del pueblo, así como a percibir el despotismo cruel
de los mandarines.
Basándose en sus propias experiencias personales escribió seis de sus más
famosos poemas que se conocen popularmente como un conjunto autónomo:
«Tres alguaciles y tres despedidas», pero en realidad con este título se engloban
los siguientes: «Alguacil en Toriguang», «Alguacil de Shin An», «Alguaciles de
Shihao», más «Despedida de una recién casada», «Despedida de un viejo» y
«Despedida de un hombre sin familia».
En el verano del 759 abandonó su empleo para regresar con los suyos a
Chen Du, provincia de Shichuan, y allí, en las afueras occidentales de la ciudad,
se construyó, con la ayuda de algunos amigos, una choza, la cual ha sido
conservada hasta hoy como museo del poeta. No pasó, sin embargo, Du Fu
muchos días tranquilo debido a las intrincadas guerras que entre sí se hacían los
caudillos locales.
Harto de su vida errante, decidió formalmente regresar a su hogar natal.
Como para lograrlo debería navegar durante una larguísima travesía, el barco en
que lo hacía vino a convertirse en su casa temporal. Su prolongada estancia
sobre el agua le provocó un grave reumatismo que, minando lentamente su
salud, le causó la muerte en el año 770, es decir a los 57 años de edad. Murió
solitario, todavía muy lejos de su tierra, pues su barca con su cuerpo inerte fue
hallada en un recodo del río Shian Jian que atraviesa parte de la provincia de
Hunan.
En la historia literaria de China, Du Fu es considerado como el más alto
exponente del realismo clásico. En su obra queda magistralmente reflejado
también todo el proceso sociopolítico que circunscribe desde la prosperidad
hasta la decadencia de la Dinastía Tang, lo que viene a suponer ser el cantor de
la epopeya de un pueblo en la época más dorada de sus letras. La constancia
creativa de Du Fu es edificante. Hasta su último aliento no permitió a su pluma
ruptura ni inciso; dejando una extensa obra de la cual se conservan hoy más de
14.000 poemas, muchos de ellos favoritos aún del pueblo chino.
Algunos poemas elegidos...
''Caricia de la lluvia en la noche primaveral'' (1)
Sabiamente la lluvia escoge la temporada
dejándose resbalar en primavera.
Lega tranquilamente junto al viento
para regar secretamente las plantas.
La oscuridad se cierne
tanto en las nubes como en las sendas.
La linterna (2) de un lejano junco
nos hace pensar en una luciérnaga ribereña.
A la siguiente mañana
encontraremos de seguro lágrimas alegres.
Colgadas guirnaldas adornando la ciudad.
(1) Hay que tener en cuenta que la lluvia primaveral es una lluvia ''cara y apreciada'', ya que
en este clima de carácter seco escasean más las precipitaciones durante esta estación.
(2) Farolito construido de papel.

''Caballo Blanco'' (1)


Del noroeste trotando
viene un caballo blanco.
Su silla vacía
cruzada está por dos flechas.
Suponemos muerto
al jinete,
ya que lo fue su comandante
en una reciente
medianoche.
Caótica esta contienda
fábrica de desaparecidos.
Inválidas las lágrimas
para evitar el desastre.
(1) Escrito en el 770, año en que le comandante de las fuerzas acantonadas en la provincia de
Hunan, Zhanje, capitaneó una revuelta y asesinó a otro comandante, desencadenándose por
ello el caos en la capital provincial, Chan Sha.

Nocturno naviero (1)


La brisa cosquillea las hierbas de la orilla,
alto y soltero es el mástil de mi barco,
las estrellas se atornillan besando el horizonte
y las olas del río empujan a la luna.
¿Acaso mi único talento se cierne en la poesía?
Enfermo y viejo cesáronme de empleo,
vetado funcionario, ave acuática errante,
vagabundo por inercia del silencio.
(1) Durante el verano del año 765 falleció Yen Wu, el más íntimo amigo del
poeta; perdiendo la última esperanza de protección que éste venía
proporcionándole, así como la posibilidad de ocupar cualquier puesto
administrativo. Determinó a raíz de esto trasladarse a su tierra, emprendiendo
casi de inmediato con su familia el penoso y largo camino. De esa época y
acontecer trata el presente poema.

BAI JU YI
Su vida
Bai Ju Yi nació en el 772, año correspondiente al último periodo de la
Dinastía Tang, en lo que es hoy al distrito de Weinan, perteneciente a la
provincia de Shanxi. A los diecisiete años de edad llegó con su familia a Chan
An, capital nacional de entonces, donde al poco tiempo cobró merecida fama por
su obra Hierba de la meseta. A sus treinta y un años superó unas pruebas
equivalentes al sistema selectivo de oposición en un examen oficial, y ganando
la plaza fue designado como miembro de la Secretaría General del Gobierno.
Poco después se le envió a Cue Si en calidad de alcalde de ese distrito. Sus
estrechos contactos con los campesinos dieron origen a numerosos poemas sobre
la problemática rural y su precario estado. En el 808, Bi Ju Yi regresó a Chan
An para ser destinado como Zhou ShiYi (consejero oficial) cuya misión
consistía en detectar las equivocaciones o extravíos imperiales: Zhou =
izquierdo, y Shi Yi = buscar errores), cargo de mucha categoría. Durante este
periodo escribió las dos series poemáticas que más fama le merecieron «10
cantos en la provincia de Shenshi» y «Nuevos cantos folclóricos». En ellas nos
presenta un cuadro integral de la época compuesto indistintamente tanto de sus
miserias como de sus lujos. La posición realista del autor y sus censores
enfoques sobre la capa superior de los burócratas provocaron su caída en
desgracia ante el emperador, siendo degradado a mero funcionario comarca
hasta el año 820, en que fue reclamado para trabajar de nuevo en la capital,
aunque al darse la circunstancia de haber pasado el poder central a manos de los
eunucos del palacio imperial rechazó en breve el empleo cortesano conmutando
éste por el de alcalde en la ciudad de Hangzhou, viniendo luego a desempañar el
mismo en Shuzhou. Más tarde, ya jubilado, escogió para dejar transcurrir su
vejez la ciudad de Leyen en la provincia de Henan.
Bai Yu Ji falleció a los setenta y cinco años de edad. Durante toda su vida
terminó más de 3.600 poemas, entre los cuales, los correspondientes a su
juventud y madurez, podríamos clasificar como, pertenecientes a una fase de
«sentimientos activos» mientras que los de su vejez los identificaríamos mejor
alineados en «sentimientos pasivos». En conjunto, sus obras encuadran
perfectamente en el realismo de la época, siendo en su cultivo el más conspicuo
creador tras Du Fu, del que fue ferviente admirador y discípulo. Ambos
sostenían que el poema, reflejando la realidad, debía jugar igualmente un papel
educativo. Prestó gran atención a la divulgación de sus obras, imprimiéndoles
con este fin un hito de sencillez con objetivo multitudinario; de ahí que éstas
fuesen fácilmente asimiladas y ejercieran grandes influencias tanto dentro del
país como en los vecinos Corea y Japón. Muchos de los comerciantes que de
continuo Hegaban a China compraban sus colecciones poemáticas, lo que
representaba una novedad sin precedentes en el campo de la popularidad, de la
que sin recelo alguno podemos afirmar que fue en su tiempo el poeta más
favorecido por ella.
Algunos de sus poemas
Atardecer en la ribera
Un rayo desprendido del ocaso
se reclina en el agua,
mitad roja mitad verde,
del río cuyo frío otoñal
de este 3 de septiembre (1)
hace brillar el rocío como perla
y a la luna como arco.
(1) Referido a una paisaje del sur de China en el septiembre del calendario lunar, que
corresponde casi a nuestro noviembre.

Decisión
El cerebro le da vueltas
a mi prematura senilidad,
proveniente de los achaques
que originó mi tristeza.
Como ya nada nuevo
aportaré a esta impávida burocracia
que tan bien a mis cincuenta conozco,
será oportunísimo ahora
abandonarla definitivamente.
CHAO YIE (c. 826-?)
RATONES
Tan grandes como bueyes
son los ratones del granero estatal,
tanto que no tienen miedo alguno
a enfrentarse a la gente.
Los defensores de nuestras murallas (1)
carecen de alimentos,
y también los paisanos
estamos acosados de continuo por el hambre.
¿Quiénes son los que dan el beneplácito
a la insaciable gula de estos roedores?
(1) Como hemos comprobado, las alusiones a la muralla son muy frecuentes. La Gran Muralla
de China fue construida por orden de Qin Shi Huang, fundador de la Dinastía Qin en el año
221 a. de C., aunque en realidad ya desde el 657 a. de C. se empezaron diversos tramos por
voluntad y cargo de la nobleza feudal.

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