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Examen Final

Teoría Literaria 1

Carlos Barrientos Ugarte

20141454

La pregunta central que trataré de responder en el presente trabajo es la del fenómeno

de la enunciación, es decir, ¿quién o qué hace qué y cómo a qué o quién? Para este

propósito es necesario, primeramente, identificar el yo poético, la voz que enuncia el

poema. El yo poético es expresado en primera persona singular con el sujeto nulo en

versos: “(Yo) siempre sentí la nostalgia por una forma más capaz”, “cualquiera podría

pensar que sólo estoy bromeando / o que he encontrado un nuevo modo de alabar el

Arte sirviéndome de la ironía” y “Lo que (yo) digo aquí no es, de acuerdo, poesía”. En el

primer verso, el yo poético es experimentador de la acción: el sentir en un estado. De

esta manera inicia el texto, con un sujeto contemplativo, reflexivo, que percibe

sensaciones. Sin embargo, en los siguientes, el yo poético es agente de la acción,

siendo quien bromea, encuentra y se sirve de la ironía y quien anuncia en la estrofa

final y cerrando el poema. Lo siguiente, es identificar la otra categoría comunicativa: la

del receptor del mensaje. Esta es menos clara. En algunos versos, el autor utiliza la

primera persona plural y la concordancia verbal para referirse a un grupo que lo incluye

y lo trasciende: “surge de nosotros algo que ni sospechamos que estuviera allí, /

parpadeamos entonces, como si un tigre saltara de nosotros”, “y nosotros somos

distintos de lo que farfullamos” y “de que los espíritus buenos, no malignos, hagan de
nosotros un instrumento”. Asimismo, otra estrategia para manifestar un significado de

colectivo es el del uso de complemento posesivo: “porque nuestra casa está abierta; su

puerta, sin llave”. Lo que resulta interesante es la figura singular <<nuestra casa>>,

expresando una propiedad común entre los interpelados por el texto. Entonces, este es

un texto epistolar que exhorta a un colectivo que incluye al yo poético. Esta exhortación

configura la parénesis que cumple una función convocante. Pero, ¿a quién se está

refiriendo el autor con el referente de primer persona plural? Sobre este punto,

regresaré más adelante.

Retornando a la pregunta por la enunciación, es cierto que el yo poético está en

primera persona singular. No obstante, el ente que actúa en el poema es otro. A lo

largo del texto, el yo poético reflexiona alrededor de la poesía. De ella, refiere a su

forma y su contenido: “Siempre sentí la nostalgia por una forma más capaz, / que no

fuese demasiado poesía ni demasiado prosa / y que permitiera la comprensión sin

exponer a nadie, / ni al autor ni al lector, a torturas de orden superior”. Así, el poeta

introduce su perspectiva de lo que anhela en un poema. Asimismo, menciona que su

origen es súbito: “surge de nosotros algo que ni sospechamos que estuviera allí”. Esto

provoca asombro, por lo cual el yo poético se sirve de la figura del tigre saltando a

contra luz: “parpadeamos entonces, como si un tigre saltara de nosotros, firme en la

luz, la cola golpeando sus costados”. Es después, que le atribuye su principio a(l)

demonio(s): “Por eso justamente se dice que la poesía está dictada por el demonio”.

Aquí, comenzamos a observar el ente agentivo del fenómeno de la enunciación. Estos

demonios son quienes le roban al poeta la voz y escriben en lugar de ellos: “¿Qué

hombre razonable aceptaría ser territorio de demonios / que se comportan en él como


en casa propia, hablando múltiples lenguas, / y que, no satisfechos de robarle la boca y

la mano, / tratan, por comodidad propia, de cambiarle el destino?”. Este párrafo cierra

las partes faltantes de la pregunta. Son los demonios quienes empujan a los poetas a

escribir poesía: “Porque es lícito escribir versos rara vez y sin ganas, / bajo un apremio

insoportable y sólo con la esperanza / de que los espíritus buenos, no malignos, hagan

de nosotros un instrumento”. Propongo que estos demonios son las emociones que

experimenta el ser, a las que el yo poético otorga un poder extraordinario por encima

de la poesía: “Es difícil comprender de dónde viene el orgullo de los poetas / si a veces

siente vergüenza por ser visible su debilidad”. Esta debilidad es la exteriorización de la

vulnerabilidad. A este sentir se le padece, por eso es una debilidad y por eso es la

esencia que le transmite lo indecente a la poesía. En este aspecto, la mirada del poeta

busca ser totalizadora. No está hablando solamente de poesía, sino de algo más

grande, a saber, los sentimientos, emociones y sensaciones que impulsan a alguien a

escribir. A su vez, estos sentimientos son de carácter universal en el ser humano. Sin

embargo, la disposición formal del texto abarca fragmentariamente el tema.

Finalmente, me ocuparé de las preguntas retóricas que encontramos en el texto. La

primera que aparece es el título del poema. Considero que el poeta recurre a la

pregunta en el título para cuestionar la naturaleza del texto. De hecho, el primer párrafo

contribuye a esta empresa. Estamos ante un texto que ofrece una oposición no resulta:

¿Es un poema o un arte poética? Sostengo que esto se debe a que el autor desea

enfatizar que su intención no es escribir sobre su concepción de la poesía o un poema

sobre un punto en particular. En cambio, esta oposición encuentra otra salida ya

adelantada previamente: es el hecho de materializar emociones, sentimientos y


sensaciones. Por eso el título se encuentra entre signos de interrogación. La segunda

es la siguiente: ¿Qué hombre razonable aceptaría ser territorio de demonios / que se

comportan en él como en casa propia, hablando múltiples lenguas, / y que, no

satisfechos de robarle la boca y la mano, / tratan, por comodidad propia, de cambiarle

el destino? Esta pregunta arrastra una respuesta obvia y está relacionada con el

llamado al que me he referido anteriormente. La respuesta a esta pregunta retórica es

el mismo que al colectivo que el poema abarca bajo la categoría de primera persona

plural. Es todo aquel que experimenta sensaciones y es sacudido de tal medida que

responde al llamado y es el medio por el cual el texto es creado. Nuevamente, esto

obedece a la exhortación de un grupo de personas interpeladas por el yo poético.

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