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MALESTAR EN LA CULTURA

(Sigmund Freud, 1920)

CAPITULO 1

En los seres humanos y sus acciones, de por medio hay desacuerdos entre el pensar y el
obrar, así como el acuerdo múltiple de sus mociones de deseo.

Religión: sentimiento presente en muchos seres humanos, de algo sin límites “oceánico”, el
cual es puramente subjetivo y es la fuente de la energía religiosa de las diversas iglesias y
sistemas de religión. Reconduce a una fase temprana del sentimiento yoico ya que es una
expresión de necesidad, por el desvalimiento infantil y la añoranza del padre. Ser-uno con
el todo.

Freud no encuentra en el un sentimiento semejante, por lo tanto considera que no tenemos


más certeza que el sentimiento de nuestro si-mismo, nuestro yo propio, el cual aparece
autónomo, pero sin embargo es un engaño, ya que se continua hacia adentro sin frontera, en
un ser anímico icc (ello) y al que sirve como fachada. La patología da a conocer que los
límites se trazan incorrectamente, ya que a veces partes del cuerpo propio aparecen como
ajenos y no pertenecientes al yo, y otras veces se atribuye al mundo exterior lo que se
generó dentro del yo.

El bebe no separa su yo del mundo exterior al nacer, aprende a hacerlo de a poco, al


descubrir las fuentes de excitación y las sensaciones vinculadas con sus órganos corporales,
mientras que otras se sustraen temporalmente y las recupera reclamando (madre). Así
contrapone por primera vez al yo un objeto como algo exterior, y solo mediante una acción
particular es forzado a aparecer. Un impulso para reconocer un afuera, un mundo exterior,
que proporciona múltiples sensaciones de dolor y displacer.

CAPITULO 2
La vida resulta gravosa: nos trae dolores, desengaños, tareas insolubles. Para soportarlas,
hay diversos calmantes: distracciones que valúan nuestra miseria, satisfacciones sustitutivas
(arte. Ilusiones respecto de la realidad) que la reducen y sustancias embriagadoras que nos
vuelven insensibles a ellas.
Seres humanos quieren alcanzar la dicha, conseguir y mantener la felicidad. Esta aspiración
tiene dos metas: quieren la ausencia de dolor y displacer, y vivenciar intensos sentimientos
de placer, a esto último se refiere la dicha.
El programa del principio de placer es el que fija el fin de la vida. Gobierna desde el
comienzo en el aparato anímico. Lo que se llama “felicidad” sería entonces la satisfacción
repentina de necesidades retenidas, con alto grado de éxtasis. Si una situación anhelada por
el principio de placer perdura, se obtiene un sentimiento de ligero bienestar, solo podemos
gozar con intensidad el contraste.
Desdicha Sufrimiento, amenaza desde 3 lados: desde el cuerpo propio que está destinado a
la ruina y la disolución, de forma tal que no puede prescindir del dolor y la angustia, desde
el mundo exterior que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes y
destructoras y desde los vínculos con otros seres humanos.
Bajo la presión de estas posibilidades de sufrimiento, los seres humanos atemperan sus
exigencias de dicha tal como el propio principio de placer se transformó, bajo el influjo del
mundo exterior en el principio de realidad. No es extraño que se consideren dichosos si
escaparon a la desdicha, si salieron indemnes del sufrimiento ni tampoco que la tarea de
evitar ese relegue a un segundo plano la de la ganancia de placer. Uno puede “ensayar”
resolver esta tarea por diversos caminos: una satisfacción: por ej. Buscar la soledad. Para
protegerse contra las penas que depare la sociedad de los hombres (dicha =tranquilidad).
Otro método, es la intoxicación, la presencia de sustancias extrañas al cuerpo en la sangre
procura sensaciones placenteras que alteran las condiciones de nuestra vida sensitiva que
nos vuelven incapaces de recibir mociones de displacer.
Nuestra vida anímica normal presenta oscilaciones que van de mayor a menor dificultad de
desprendimiento de placer.
En nuestro aparato anímico hay muchos influjos, así como la satisfacción pulsional
equivale a dicha, también es una causa del sufrimiento cuando el mundo ext. Nos rehúsa la
saciedad de nuestras necesidades. Interviniendo sobre estas mociones, se pueden liberar de
una parte del sufrimiento. Cuando se renuncia a las pulsiones se resigna cualquier actividad
para recuperar la dicha de la tranquilidad, gobernando las instancias psíquicas más elevadas
sometidas al ppio de realidad. Así, se resigna el propósito de la satisfacción alcanzando una
protección del sufrimiento por el hecho de que la insatisfacción de las pulsiones sometidas
no se sentirá tan dolorosa como la de las no inhibidas.

Otra técnica de defensa contra el sufrimiento son los desplazamientos, traslada las metas
pulsionales de tal modo que no puedan ser alcanzadas por la denegación del mundo
exterior. Sublimación: ganancia de placer proveniente de las fuentes de un trabajo psíquico
e intelectual, produce saciar mociones pulsionales primarias.

El programa que impone el ppio de placer, de ser felices, es irrealizable, pero no es posible
resignar todos los empeños por acercarse de algún modo a su cumplimiento. Por ello, hay
diversos caminos: anteponer el contenido positivo de la meta, la ganancia de placer, o su
contenido negativo, la evitación de displacer. Por ninguno de ellos se alcanza lo que
anhelamos.

CAPITULO 3

3 era fuente: al analizarla, se cae en que gran parte de la culpa por nuestra miseria la tiene la
cultura, es indudable que todo aquello con lo cual intentamos protegernos de la amenaza
desde las fuentes de sufrimiento pertenece a esta misma cultura.
Cultura: suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros
antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la
naturaleza, y la regulación de los vínculos reciprocas entre los hombres.
“Culturales”: actividades y valores útiles para el ser humano en tanto ponen la tierra a su
servicio, lo protegen contra la violencia de las fuerzas naturales, etc.
Con la ayuda de herramientas, el hombre perfecciona sus órganos o remueve los límites.
(Ej.: lentes, cámara, teléfono, etc.).
Exigencias a la cultura: belleza, naturaleza, limpieza, orden. En ningún otro rasgo se
distingue mejor a la cultura que en la estima y el cuidado dispensados a las actividades
psíquicas superiores, las tareas intelectuales, científicas y artísticas, las ideas. Resorte de las
actividades humanas: alcanzar dos metas: la utilidad y la ganancia de placer. La presencia
de los sistemas religiosos o filosóficos indica un elevado nivel de cultura. Otro rasgo de la
cultura, es el modo en que se reglan los vínculos recíprocos entre los seres humanos: los
vínculos sociales. La convivencia humana es posible cuando el poder de la comunidad se
contrapone al poder del individuo, de este modo los miembros de la comunidad se limitan
en sus posibilidades de satisfacción.

El siguiente requisito cultural es la justicia, seguridad de que el orden jurídico ya


establecido no se quebrantara para favorecer a una persona. El resultado debería ser un
derecho al que todos hayan contribuido con el sacrificio de sus pulsiones y en el cual nadie
pueda resultar víctima de una violencia bruta.

Desarrollo cultural, proceso que abarca a toda la humanidad: alteraciones de las


disposiciones pulsionales. (Son consumidas reemplazándolas permitiendo que emerja una
propiedad de carácter. Ej.: erotismo anal, interés por la función excretoria se trasmuda en el
orden y la limpieza que son exigencias de la cultura, resultando en el carácter anal). Otras
pulsiones son movidas a desplazar las condiciones de su satisfacción, a dirigirse por otros
caminos (sublimación), rasgo destacado del desarrollo cultural, que posibilita que
actividades psíquicas superiores tales como las científicas, artísticas e ideológicas
desempeñen un papel sustantivo en la vida cultural, este es un destino de pulsión forzado
por la cultura. En tercer lugar, la cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, se basa
precisamente en la no satisfacción (sofocación, represión) de las pulsiones.

CAPITULO 4
La convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble desde la prehistoria: la
compulsión al trabajo (creada por el apremio exterior) y el poder del amor (erótico, de
reproducción y fraterno de meta inhibida, orientado a la cooperación, ambos son extra
familiares ya que establecen nuevas ligazones afectivas con personas “extrañas”).
Se tiene derecho a suponer que hubo un retroceso en cuanto al valor de la vida sexual como
fuente de sensaciones de felicidad. Muchas veces se cree que no es solo la presión de la
cultura, sino algo que está en la esencia de la función misma, lo que nos deniega la
satisfacción plena y noes esfuerza por otros caminos.
CAPITULO 5
Las frustraciones (denegaciones) de la vida sexual desde la cultura no son toleradas por los
neuróticos, de esta forma en sus síntomas se crean satisfacciones sustitutivas.
La cultura también pretende ligar entre sí a los miembros de la comunidad libidinalmente,
promueve caminos para establecer fuertes identificaciones entre ellos, moviliza en la
máxima proporción una libido de meta inhibida a fin de fortalecer los lazos comunitarios
mediante vínculos de amistad.
El ser humano no es un ser manso, amable, es licito atribuir a su dotación pulsional una
buena cuota de agresividad. Cuanto no están las fuerzas anímicas contrarias que suelen
inhibirla (pulsión de vida), se exterioriza espontáneamente desenmascarando a los seres
humanos como bestias salvajes que ni siquiera respetan a los miembros de su propia
especie. La existencia de esta inclinación agresiva es lo que perturba nuestros vínculos y
lleva a la cultura a realizar su gasto de energía, buscando poner límites a las pulsiones
agresivas para contener la violencia de sus exteriorizaciones mediante formaciones
psíquicas reactivas (identificaciones, vínculos amorosos de meta inhibida, limitación de la
vida sexual, mandamiento de amar al prójimo como a si mismo).
Narcisismo de las pequeñas diferencias: agresión, exclusión hacia miembros de una
comunidad.
El hombre culto cambio un pedazo de posibilidad de dicha, por un trozo de seguridad. El
malestar proviene debido a que se renuncia la libertad de lo pulsional para obtener
seguridad.
Miseria psicológica de la masa: amenaza donde la ligazón social se establece
principalmente por identificación recíproca entre los participantes, mientras que al mismo
tiempo individuos que conducen no alcanzan la significación que les correspondería en la
formación de masa.
CAPITULO 6
Pulsiones de conservación del individuo: hambre, busca la conservación de la especie.
Al comienzo se contrapusieron pulsiones yoicas y pulsiones de objeto (libido). La pulsión
de objeto, sádica, se destaca ya que su meta no es amorosa = pulsiones yoicas libidinosas
(narcisismo).
Pulsión opuesta a las yoicas, que pugnara por disolver esas unidades y reconducirlas al
estado inorgánico inicial. Pulsión de muerte, atenta contra los otros y no a su si-mismo
propio. Se exterioriza con masoquismo y sadismo.
La inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma y originaria del ser humano,
la cultura encuentra en ella su obstáculo más poderoso, por ello constituye un proceso
particular que abarca a la humanidad y sería un proceso al servicio del Eros, que quiere
reunir al servicio del Eros, que quiere reunir a los individuos aislados, a las familias, a
etnias, pueblos, naciones, en una gran unidad: la humanidad.
Esas multitudes de seres humanos deben ser ligadas libidinosamente, a este programa
cultural se opone la pulsión agresiva natural la hostilidad de uno contra todos y de todos
contra uno. Esta pulsión de agresión es un retoño y el principal subrogado de la pulsión de
muerte que se descubrió junto al Eros. Esta lucha entre Eros y Muerte, pulsión de vida y de
destrucción se consuma en la especie humana. Es el contenido esencial de la vida en
general y por eso el desarrollo cultural se puede caracterizar como la lucha por la vida de la
especie humana.
CAPITULO 7
¿De qué medios se vale la cultura para inhibir las pulsiones de muerte?
La agresión es introyectada, interiorizada, de forma que se reenvía a su punto de partida:
vuelta al yo propio. Ahí es recogida por el superyó y como conciencia moral ejerce contra
el yo la misma severidad agresiva que el yo habría satisfecho en otros individuos ajenos.
Conciencia de culpa: tensión entre el superyó severo y el yo sometido, se exterioriza como
necesidad de castigo. Angustia frente a la perdida de amor, angustia social.
La cultura participa de este modo debilitando, desarmando y vigilando al individuo
mediante una instancia situada en su interior.
Lo malo no es lo dañino o perjudicial para el yo, puede serlo también lo anhelado, se
manifiesta entonces una influencia ajena, que determina que debe llamarse malo y bueno.
Si pierde el amor del otro de quien depende, queda desprotegido frente a los peligros y
principalmente al peligro de que este ser hiperpotente muestre superioridad en forma de
castigo. Lo malo sería entonces aquello por lo cual uno es amenazado con la perdida de
amor, y es preciso evitarlo por la angustia frente a esa perdida. (Angustia, cc de culpa).
Cuando la autoridad se interioriza por la instauración de un superyó, los fenómenos de
conciencia moral se elevan a un nuevo estadio, más al fondo, de esta forma se puede hablar
de conciencia moral y sentimiento de culpa. Así desaparece la angustia frente a la
posibilidad de ser descubierto y el distingo entre hacer el mal y quererlo.
Conciencia moral: se comporta con severidad y desconfianza, es vigilante.
Orígenes del sentimiento de culpa: 1) angustia frente a la autoridad (renunciar a las
satisfacciones pulsionales), 2) angustia frente al superyó. (Esfuerza al castigo, no se puede
ocultar ante el Súper yo la persistencia de deseos prohibidos).
Súper yo: continuación de la severidad de la autoridad externa, relevada y sustituida por
ella.
La renuncia de lo pulsional es consecuencia de la angustia frente a la autoridad externa, se
renuncia a satisfacciones p/no perder su amor, de este modo no hay sentimiento de culpa.
Pero frente al superyó, la renuncia de lo pulsional no es suficiente ya que el deseo persiste,
y así sobreviene un sentimiento de culpa y se forma la conciencia moral (desdicha).
El amor participa en la génesis de la conciencia moral, y el sentimiento de culpa (expresión
del conflicto de ambivalencia, de lucha entre el eros y la pulsión de destrucción o muerte)
es inevitable. En la cultura es necesario elevar el sentimiento de culpa.
CAPITULO 8
Superyó: función conciencia moral, vigilar y enjuiciar las acciones y propósitos del yo. El
sentimiento de culpa, es la percepción deparada al yo de ser vigilado, la apreciación de la
tensión entre sus aspiraciones y los reclamos del superyó. Frente a esa instancia critica, hay
una necesidad de castigo, como exteriorización pulsional del yo que devino masoquista
bajo el influjo de un superyó sádico. (La agresión se desplaza hacia el interior)
Desarrollo del individuo: meta principal es el programa del principio de placer, conseguir
una satisfacción dichosa. Integración en una comunidad humana: condición evitable y que
debe ser cumplida en el camino que lleva al logro de la meta de dicha, el desarrollo
individual es entonces el producto de interferencia entre dos aspiraciones: el afán por
alcanzar dicha y el de reunirse con los demás en comunidad.
Proceso cultural: unidad a partir de los individuos humanos
El superyó de la cultura plasmo sus ideales y plantea sus reclamos: los que atañen a los
vínculos recíprocos se resumen bajo la “ética”: empeño de alcanzar por mandamiento del
superyó lo que hasta ese momento el restante trabajo cultural no consiguió.
Máximo obstáculo que se opone a la cultura: la inclinación de los seres humanos de
agredirse.
La cuestión decisiva para el destino de la especie humana es si su desarrollo cultural lograra
dominar la perturbación de la convivencia que proviene de la pulsión de agresión y auto
aniquilamiento. Hoy los seres humanos llevaron adelante su dominio sobre las fuerzas de la
naturaleza que con su auxilio les resultara fácil exterminarse mutuamente. Y ahora quedará
esperar que el otro de los dos “poderes celestiales”, el eros eterno, haga un esfuerzo para
afianzarse en la lucha contra su enemigo inmortal. ¿Pero quién puede prever el desenlace?

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