Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Freud (1856-1939) es el padre del psicoanálisis, pero sus obras pueden ser leídas filosóficamente.
Es considerado uno de los Pensadores de la Sospecha: aquellos que critican la noción de sujeto
moderno reducido a la conciencia, se encargan de correr esa centralidad del sujeto como sujeto
que conoce.
La segunda distinción se refiere al principio de placer y el principio de realidad [ambos tienen que
ver con el sentimiento yoico]. El primero de estos se refiere a la dimensión instintiva del hombre,
es un mecanismo que busca la inmediata satisfacción del placer; existen 2 ámbitos de pulsión: la
pulsión de muerte (satisfacción del goce) y la pulsión erótica (satisfacción sexual). El principio de
realidad es un aprendizaje que el hombre realiza para determinar el alcance del principio de
placer, ya que es imposible satisfacer completa y libremente los instintos ya que en el medio
aparece la CULTURA: aquello que designa la suma de todas aquellas instituciones o producciones
que distinguen la vida humana de la animal, sus objetivos son proteger al hombre contra la
naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre si [limitando y controlando las 2 pulsiones
instintivas].
Existe otro concepto importante de destacar, el de FELICIDAD, para este autor se manifiesta en
dos dimensiones: una de carácter positivo que se refiere al efectivo cumplimiento del placer, y
otra de carácter negativo que tiene que ver con evitar el dolor y el displacer. El sufrimiento posee
tres causas: aquello que acontece a nuestro propio cuerpo y su caducidad , el mundo exterior y la
supremacía de la Naturaleza y las relaciones con otros seres humanos y nuestra insuficiencia para
regularlas (más doloroso); bajo la presión de tales posibilidades de sufrimiento el hombre rebaja
sus pretensiones de felicidad. Se afirma que la cultura llevaría gran parte de culpa por el
sufrimiento y que podríamos ser más felices si la abandonáramos para retornar a las condiciones
de vida más primitivas, ya que es innegable que todos los recursos con los que intentamos
defendernos contra los sufrimientos proceden precisamente de esa cultura.
El triunfo del cristianismo respecto de las religiones paganas, que deja en claro un
desprecio a la vida terrenal, todo aquello que tiene que ver con el cuerpo.
El contacto entre razas y pueblos primitivos al extenderse los viajes de exploración, los
europeos en comparación con su cultura, creían que esos pueblos llevaban una vida mas
simple y feliz que parecía inalcanzable para ellos.
La compresión del por parte del hombre del mecanismo de la neurosis, que amenaza a la
felicidad accesible por la humanidad. El ser humano cae en la neurosis porque no logra
soportar la frustración que le impone la sociedad con sus ideales de cultura [belleza,
orden, limpieza] , que tratan de poner límites a nuestro principio de placer y no permiten
darle rienda suelta.
La cultura pretende ligar mutuamente a los miembros de la comunidad con lazos libidinales,
mediante lazos amistosos. La realización de este propósito exige una restricción de la vida
sexual y de las tendencias agresivas, así podemos comprender mejor por qué al hombre le
resulta tan difícil alcanzar la felicidad, ya que la cultura impone pesados sacrificios. En este
sentido el hombre primitivo estaba menos agobiado, ya que no había restricción alguna de sus
instintos, en cambio el hombre civilizado a trocado una parte de posible felicidad por
seguridad.
Existen diversos mecanismos de sublimación de los instintos que la cultura pone en marcha
para redirigir las fuerzas instintivas a otros fines. Pero la agresión es introyectada, es dirigida
hacia el propio yo, incorporándose a una parte de este conocida ahora como el superyó y
asume la función de “conciencia moral”, como una autoridad interior. La tensión entre el
superyó yo el yo que le está subordinado se denomina SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD, y se
manifiesta bajo la necesidad de castigo. Con el miedo al superyó no basta renunciar a la
satisfacción de los instintos, pues el deseo persiste y no puede ser ocultado, es decir que no
dejara de surgir el sentimiento de culpabilidad pese a la renuncia cumplida.