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Marco Teórico:

Introducción a las doctrinas de la felicidad.


Desde hace mucho tiempo en la antigüedad, el ser humano se ha enfrentado a un grave
problema esencial en su vida: ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo alcanzar la felicidad? ¿En qué
consiste?

Han sido diversas las teorías y doctrinas que se han formado respecto a estas interrogantes.
Según Epicuro (341-271 a.C.), la felicidad consiste en gozar inteligentemente de los placeres
de la vida, evitando el dolor. Así, recomienda gozar de los placeres con moderación, y
cultivar especialmente la amistad, la lectura, la conversación y otros placeres semejantes,
puesto que no suelen tener consecuencias desagradables.

Para el estoicismo (que nace el año 335 a.C.), el único camino que conduce a la felicidad
consiste en ser capaz de no alterarse por los altibajos de la fortuna. Los estoicos creían
firmemente en el destino, en que la Naturaleza ha dispuesto sabiamente todo cuanto ha de
suceder. En consecuencia, proponen aceptar de buen grado todos los acontecimientos, sin
que perturben la tranquilidad de ánimo: la felicidad es, según esto, un estado de
imperturbabilidad, una paz interior que se alcanza con el ejercicio del autodominio.

Para Aristóteles, la felicidad humana sólo se puede lograr desarrollando al máximo nuestras
capacidades de todo tipo (morales, intelectuales, artísticas, etc.), es decir, practicando las
virtudes o excelencias, especialmente la prudencia. Sólo la persona prudente puede acertar con
la conducta adecuada para cada situación, obteniendo así el máximo de felicidad posible en el
conjunto de la vida.

. El utilitarismo (que nace en el siglo XVIII) sostiene que lo moralmente correcto es fomentar
el mayor placer posible para el mayor número de seres dotados de sensibilidad, tanto
personas como animales. Los utilitaristas entienden que la felicidad incluye una gran variedad de
experiencias agradables, entre las cuales destacan las relaciones amistosas y los actos altruistas,
que tienen su raíz en el sentimiento de simpatía.

Las éticas contemporáneas de inspiración kantiana (Rawls, Apel, Habermas, etc.) consideran
la cuestión de la felicidad como un asunto de autorrealización personal, que cada cual ha de
resolver atendiendo a sus propias capacidades, deseos y posibilidades a través de proyectos de
vida valorizados por la sociedad, la cual debe promover un estado de justicia para poder llevar
a cabo estos proyectos de vida.

El problema de la felicidad en algunas de estas doctrinas mencionadas, tiene una gran base
que hay que aclarar: la confusión entre placer (satisfacción) y felicidad (autorrealización).
Un mínimo de bienestar físico y psicológico es absolutamente necesario para ser feliz, pero las
personas pueden tener a su alcance todas las condiciones que constituyen el bienestar (salud,
dinero, fama, libertad de movimientos, etc.), y sin embargo no sentirse felices.

Algunos factores de la sociedad actual, influyen de manera significativa en la concepción de


felicidad de los individuos, entre estos, por mencionar algunos, se encuentra el miedo al
aburrimiento, es decir, la persona recurre a sensaciones extremas o peligrosas que le
produzcan algún placer insano con el cual distraerse, pero que a la larga, puede terminar con la
desesperación y la muerte.

En la vida moderna se ha impuesto una alocada carrera para conseguir el triunfo económico y
social (exceso de competitividad). La persona que se entrega por completo a esa competición
va descuidando la relación con sus seres queridos y al final se siente sola, desgraciada y
aburrida, incluso este exceso repercute en la salud del individuo por medio del estrés, producto
de preocupaciones y miedos en cosas que no tienen importancia.

La envidia de una persona por los bienes de otra le impide ser feliz, los sentimientos de
culpabilidad de las personas cuando cometen errores (humanos) provocan la sensación de ser
juzgados por problemas de los cuales carecen totalmente de responsabilidad. A veces sentimos
que todos están en contra nuestra y que todo nos sale mal; si este sentimiento negativo persiste
mucho tiempo, significa que padecemos una grave anomalía psicológica que con toda seguridad
nos impide ser felices.

Y sin duda, otro factor muy importante es el miedo al qué dirán, es decir, las limitaciones que
la sociedad impone a nuestros impulsos a través de una coerción basada en el rechazo.

Podemos darnos cuenta de éste temor en el psicoanálisis de Sigmund Freud1 (1856-1939). Para él,
la felicididad consiste en el principio de placer por el que debe regirse toda conducta humana,
evitando así el dolor y sufrimiento.

En su obra El Malestar de la Cultura, Freud plantea que la cultura cristiana propone restricciones
a la sexualidad y limita la agresividad propia del ser humano a través de conceptos como el
pecado, el infierno, el castigo… la cultura en sí pone barreras que impiden la satisfacción de las
tendencias agresivas naturales e inherentes al hombre apelándose a sentimientos de culpabilidad, así
como sanciones y sacrificios que impiden al hombre a alcanzar la plena felicidad.

Para Freud, la felicidad no solo se ve limitada culturalmente, es irrealizable por


nuestra propia naturaleza y constitución: el cuerpo esta condenado a la decadencia y
la destrucción. El mundo exterior se presenta omnipotente contra nosotros con sus
fuerzas destructoras. La presente coerción con la sociedad.

Bajo la presión de tales posibilidades de sufrimiento, el hombre suele rebajar sus


pretensiones de felicidad, estimándose feliz por el mero hecho de haber escapado a la
desgracia y de haber sobrevivido al sufrimiento, mientras inconscientemente presenta la
necesidad de protección, necesidad de independizarse de la realidad y del mundo
exterior siempre hostil, buscando así sus satisfacciones en los procesos psíquicos
internos y refugiándose en la ilusión.

Las personas, a diferencia de los demás seres vivos, tenemos la capacidad de no responder de
forma automática al medio que nos rodea, porque ante cualquier situación podemos
pensar serenamente y encontrar distintas posibilidades de respuesta, a través de la razón
y la inteligencia podemos enfrentar las adversidades y descubrir los nuevos caminos
hacia una plena satisfacción.

1
Médico y neurólogo austriaco, creador del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del s.
XX
El individuo en sociedad puede encontrar esos caminos a través de la razón y la inteligencia,
pero así mismo necesita otros elementos básicos para su óptimo desarrollo: una determinada
concepción del bien (que puede estar inspirada en alguna o algunas de las teorías
filosóficas y morales), que nos permite trazar un determinado proyecto de vida. Un mínimo
de bienestar físico y psicológico, que la sociedad debe garantizar conforme a los derechos
humanos. Un cierto grado de autoestima (un sentimiento vivo de nuestra propia valía
como personas) junto con la convicción de que nuestros proyectos merecen la pena llevarse
a cabo.

Pero probablemente el elemento indispensable que debe tener, es el saber valorizar la vida
sin egoísmo y la naturaleza en sí misma.

2
Según Arthur Schopenhauer (1788-1860), hay varias razones por las
cuales el hombre no logra alcanzar la felicidad, entre ellas menciona que el hombre comete
una serie de errores que lo llevan directamente al fracaso cuando se trata de lograr un estado
de plenitud, es decir, le cuesta diseñar sus caminos.

El hombre es un ser egoísta por naturaleza. Siempre buscando la satisfacción a sus deseos y
placeres. Pero el hombre no sólo necesita valores materiales, sino éticos, estéticos y morales.
Para Schopenhauer la contemplación de la vida, la práctica de una vida ascética 3 y la
contemplación del arte son el verdadero camino a una realización personal.

Para lograr esto, el ser humano debe abandonar toda acción movida por el egoísmo y la
vanidad. Cuando neciamente trata de cambiar aquello que no es posible en el mundo, el hombre
se hace presente la desgracia al no querer aceptar y entender que hay cosas inalterables,
principalmente ello que va contra la naturaleza del hombre. A esto Schopenhauer llama
Humildad intelectual, es decir, el grado de sabiduría que lo ayude a comprender que hay
situaciones, las cuales por más que se haga, no pueden ser cambiadas, con el fin de lograr vivir
en armonía con la naturaleza.

El hombre que hace una reflexión sobre quien es él mismo, y no se ve movido por las absurdas
ambiciones de su ego, viene a ser un hombre que de alguna manera va logrando la felicidad, y
gozará de los años que tenga que vivir en convivencia con otros seres que habitan el mismo
planeta que él.

El mundo es un lugar plagado de errores y el hombre es un ser que se equivoca con mucha
facilidad y toma decisiones que lo hacen constantemente una criatura miserable. Es
necesario librarse de las ofertas mundanas del mundo, de las ilusiones falsas que sólo nos
causan dolor, es decir, hay que librarnos de toda aspiración material que puede tarde o temprano
perderse, y que siempre dejará un vacio en la vida del hombre, garantiza tan solamente la vida
del dolor. Solo así podremos valorar verdaderamente la vida y ser felices.

2
Filósofo alemán, famoso por su doctrina del pesimismo.

3
Del griego asketicós, ‘ejercicio’, el esfuerzo que se realiza para purificarse y estar así más próximo a la
divinidad
El hombre debe amar la vida que posee, ese mismo amor por la vida es lo que le dará al hombre
el valor de afrontar a las adversidades que puedan suscitarse, además de ser un medio ideal
para comprender que la vida se mueve entre la desgracia y el bienestar.

Schopenhauer en su teoría habla además de un nuevo concepto: el hombre genio, es decir,


aquel hombre que ha sido capaz de dominar su egoísmo y valora libremente lo que posee y
a la vida en sí misma. La humanidad esta muy ocupada tratando de conquistar todo aquello que
no vale gran cosa, en cierta forma es el resultado de una conducta necia y movida por la misma
ignorancia. Existe una diferencia tan marcada entre la humanidad que sigue la corriente de la
moda y los intereses vacíos, a diferencia de aquellos que se ven más interesados por la
profundidad que guarda la vida.

Como antes se mencionó, el hombre es poseedor de una fuerza de voluntad, es decir, un motivo
especial que lo mueve a continuar la vida y darle una constante actitud de sentido. Esto lo llevó
a reorganizar su entorno: creo sociedades y transformó la tierra hasta alcanzar el desarrollo en el
que estamos actualmente.

Para comprender el problema de la felicidad, debemos conocer otro concepto muy


importante por su intrínseca relación con la misma: la motivación.

La palabra motivación deriva del vocablo latino moveré, que significa moverse,
refiriéndose a esta actividad dirigida a metas del organismo.

Casi todos los teóricos coinciden en que la motivación surge de las necesidades del
organismo y la diversidad de manifestaciones se presenta objetivamente de acuerdo a la
satisfacción de esas necesidades.

Las primeras teorías reconocidas de la motivación son la del libre albedrio que
considera que la persona controla su comportamiento y es libre de elegir lo que quiere
hacer. La teoría del determinismo sostiene a su vez que la motivación esta
determinada por un encadenamiento de causas y efectos, por lo tanto, la voluntad no
existe.

La teoría de los instintos propone que la motivación esta basada en instintos innatos
que se emiten como respuesta a ciertos estímulos y que están determinados
genéticamente por la evolución. De aquí surgió la teoría de la pulsión que es un estado
biológico del organismo que actúa como fuerza motivadora e incita la acción con la
homeostasis (en psicoanálisis estos impulsos motivadores reciben el nombre de eros y
tanatos).

Dentro de la piscología surge una rama conocida como Psicología Humanística o


Humanismo en la cual se incluye el estudio del ser humano en sus experiencias más
características, como el sentido de la vida, el papel del amor, odio, humor,
responsabilidad, temor, etc.; su meta es propiciar la autorrealización y bienestar del ser
humano en todas sus actividades a través del aprendizaje de la realización y
optimización de su potencial.
El humanista Abraham Maslow 4 (1908-1970) definió a la motivación de la siguiente
forma: “cada ser humano es un mundo y cada uno busca satisfacer sus necesidades,
desde las más básicas hasta las de carácter superior ”, y en base a esto propuso en su
obra Motivation and Personality su famosa jerarquía de necesidades.

El concepto de jerarquía de necesidades de Maslow, planteado dentro de


su teoría de la personalidad, muestra una serie de necesidades que atañen
a todo individuo y que se encuentran organizadas de forma estructural
(como una pirámide), de acuerdo a una determinación biológica causada
por la constitución genética del
individuo.  En la parte más
baja de la estructura se ubican
las necesidades más
prioritarias y en la superior
las de menos prioridad. 

Al ser satisfechas las


necesidades de determinado
nivel, el individuo no se torna
apático sino que más bien
encuentra en las necesidades del
siguiente nivel su meta próxima
de satisfacción.

Las necesidades (por orden de


importancia) según Maslow son
las siguientes:

1. Necesidades fisiológicas: relacionadas con su supervivencia Se


refieren a las necesidades verdaderamente básicas de alimentos,
agua, cobijo y sexo. Cuando estas necesidades no so satisfechas por
un tiempo largo, la satisfacción de las otras necesidades pierde su
importancia, por lo que éstas dejan de existir. 
2. Necesidades de seguridad: Describen el afán de la persona por
disfrutar de la seguridad o protección. Incluyen una amplia gama de
necesidades relacionadas con el mantenimiento de un estado de
orden y seguridad, la necesidad de tener estabilidad, la necesidad de
tener orden, la necesidad de tener protección y la necesidad de
dependencia. Esta ampliamente relacionada con el miedo y el temor
que el ser humano siente a perder el control de su vida.
3. Necesidades sociales (pertenencia y amor): tienen que ver con el
valor a las relaciones interpersonales y de interacción social, una
4
Psicólogo estadounidense y máximo exponente de la psicología humanística
relación intima, ambiente familiar, necesidad de pertenecer a un
grupo, amistad, etc., las condiciones de la vida moderna, en la cual el
individualismo y la falta de interacción son un patrón de vida, no
permiten la expresión de estas necesidades.
4. Necesidades de reconocimiento (valoración y estima): relacionadas con el ego
y la autoestima. Cumplen las funciones de de sentirse apreciado, tener
prestigio y destacar dentro de su grupo social y tiene que ver con la
preocupación de la persona por alcanzar la maestría, la competencia,
y el estatus. El cumplimiento de estas necesidades fomenta la
constitución psicológica de las personas y son generalmente
desarrolladas por las personas que poseen una situación económica
cómoda.
5. Necesidades de auto superación: En este nivel el ser humano
requiere trascender, dejar huella, realizar su propia obra, desarrollar
su talento al máximo.  Reflejan el deseo de la persona por crecer y
desarrollar su potencial al máximo. La satisfacción de las
necesidades de carencia es condición necesaria, pero no suficiente,
para que el individuo logre la autorrealización

Hay ciertas necesidades humanas que no están claramente definidas dentro


de las categorías anteriores, estas son:

 Necesidad de Saber: Relacionadas con el aspecto cognoscitivo del


ser humano. Se consideran desviaciones de las necesidades básicas al
representar un deseo por conocer las causas de los fenómenos.

 Necesidades estéticas: se relacionan directamente con el deseo del


orden y la belleza, simetría, llenar espacios vacios, estructuras fiables
en hechos.

Maslow habla también en su teoría sobre la preponderancia. Una


necesidad se vuelve preponderante cuando es inferior a otra y no es
satisfecha, por lo que se convierte en una necesidad central de la persona

Ejemplo: Una madre tiene dos hijos y se queda sin trabajo, a pesar de que
ya haya antiguamente realizado sus necesidades, en vista de la nueva
situación, su necesidad central será la de supervivencia. Pero si ella tenía
un ahorro, entonces su necesidad central (preponderante) será recuperar un
trabajo estable.

Según Maslow para motivar una persona es preciso satisfacer su


necesidad preponderante.
En resumen la tesis central de Maslow es que las necesidades secundarias
o superiores van surgiendo a partir de la satisfacción de las
necesidades básicas. Asimismo la oportunidad de llegar a la satisfacción
de las necesidades de más alto nivel es prácticamente una utopía, situación
que denomina bloqueo inminente (con cierto parecido en Freud, se refiere
regirse por ciertas reglas determinadas que no le permiten desarrollar su
talento satisfacer sus necesidades al máximo), sin embargo, a medida que la
tendencia positiva de satisfacer necesidades cada vez mayores en la
jerarquía aumenta, se experimenta un grado mayor de salud psicológica y
un movimiento hacia la plena humanización (bienestar y felicidad). 
Hasta ahora hemos mencionado diferentes teorías y doctrinas que hablan sobre la felicidad
humana, considerándola irrealizable naturalmente (Freud), sentimientos concupiscibles puros
(Epicuro), fuerza de resistencia ante adversidades (Estoicismo), reconciliación racional y
humilde con la naturaleza (Schopenhauer) e incluso como satisfacción de necesidades
jerarquizadas (Maslow), pero ahora nos enfrentaremos a otra problemática más: ¿Es la
felicidad algo inherente al ser humano o tiene que ver con las condiciones exteriores a él?
¿La felicidad es algo subjetivo como las sensaciones o algo objetivo capaz de ser alcanzado
metódicamente?

John Stuart Mill5 (1806-1873) concibe la felicidad como máximo placer al que podemos
aspirar y, dado que el placer es una experiencia subjetiva que puede producirse por las más
diversas cosas en función de los muy particulares gustos, entonces, lo que constituya la felicidad
para diferentes personas podrá variar totalmente una de otra.

Como podemos ver, Mill reduce el papel de la felicidad a una forma hedonista en cierto punto
parecida al Epicureísmo, pero con un aspecto puramente subjetivo.

El epicureísmo nos habla de tres tipos de placeres: los naturales y necesarios (necesidades
básicas), los naturales no necesarios (privilegios específicos para una necesidad básica) y los
no naturales ni necesarios (necesidades creadas). Por ejemplo, un placer necesario y natural
seria la de beber para calmar la sed, sobre la misma línea un placer natural no necesario seria
calmar la sed específicamente con vino, leche o refresco en lugar de agua (lo básico); en cambio
un placer no natural y no necesario son aquellas necesidades relacionadas con el poder: la
dominación, el respeto de otros, no ser sublime.

La tesis subjetivista de Mill dice que absolutamente cualquier cosa que le produzca un
placer a un individuo tiene que ser reconocida como una fuente genuina de felicidad para
él. He aquí donde radica la principal diferencia de la doctrina de Epicuro. Por lo tanto, para Mill
la vida más deseable para una persona es aquella en la que ésta logra satisfacer todos sus deseos
(o como Maslow diría, necesidades), a través de una distinción cualitativa entre los placeres:

a. Lo que motiva cualquiera de nuestras acciones es la búsqueda de


satisfacción de alguno de nuestros deseos.

5
Filósofo y economista británico, hijo de James Mill; su obra causó gran impacto en el pensamiento
británico del siglo XIX, no sólo en filosofía y economía sino también en las áreas de ciencia política,
lógica y ética
b. El fin último de cualquiera de nuestros deseos es siempre obtener
placer y evitar el dolor.
c. La felicidad se identifica con el placer
d. El placer es la única cosa valiosa en sí misma y el fin último de
cualquiera de los deseos humanos.

En contraste con la teoría de Mill, los estoicos, Aristóteles y Philippa Foot6 (1920-2010)
sostienen que hay condiciones objetivas que requieren estar presentes en toda vida feliz,
independientemente de que el individuo las crea o no indispensables para su bienestar o
asimismo las encuentre o no placenteras.

Los estoicos consideran que lo único relevante para la vida feliz es alcanzar la virtud, es decir,
la disposición interior para actuar en todos los casos de manera racional, evitando, así, que lo
que sale de nuestro control pueda perturbar nuestra paz interior (ataraxia). Ser virtuosos consiste
en tener los pensamientos correctos acerca de los principios que rigen la vida humana y en estar
dispuesto a actuar conforme la razón una vez que ésta ha examinado críticamente los aspectos
particulares de la situación en la que uno se encuentra.

La teoría estoica considera que una vida marcada por la intranquilidad y el desasosiego
constante no puede ser una vida feliz. Más esto no significa que tengamos que actuar
inmunemente a estos efectos, debido a que no somos capaces de renunciar a proyectos deseables
que puedan inferir una preocupación o decepción.

¿Acaso la renuncia a toda aspiración, proyecto, actividad o relación que nos haga vulnerables a
la intranquilidad interior, al dolor, a la tristeza no seria un daño mayor para nosotros (por la
forma en que empobrecería nuestra vida) que al daños mismo que supone padecer
eventualmente momentos de intranquilidad, dolor o tristeza?

En cambio, Aristóteles y Foot reconocen como bienes a todas aquellas cosas que pueden
aportarle algún beneficio al individuo, aunque no necesariamente se haga en todos los casos.
Aristóteles sostiene que la riqueza, los amigos, honores, etc., son bienes para los seres humanos
porque, si los usan adecuadamente, contribuyen a que sus vidas sean más deseables de lo que
son.

Foot retoma la necesidad aristotélica para referirse a aquellas cosas que son necesarias para las
personas en tanto benefician (racionalmente y sin factores externos que las impidan) al
permitirles dar cumplimiento a la forma de vida propia de su especie.

Ambos reconocen la importancia que tienen para la felicidad factores externos e internos
de la persona, como son un mínimo de bienestar corporal y bienes materiales, así como
estados internos que el sujeto feliz valora positivamente; salud, amigos, un trabajo
interesante, prosperidad económicas (necesidades que podemos apreciar en la jerarquía de
Maslow). Asimismo coinciden en que son los casos extremos de muy mala fortuna los que
pueden representar un impedimento insalvable para la felicidad, es decir, en condiciones
“normales”, un agente puede alcanzar la felicidad si hace buen uso de la racionalidad
práctica, siempre y cuando (tomando como ejemplo la teoría de Schopenhauer) sepa reconocer
sus limitaciones en un medio incapaz de ser controlado por el hombre y que puede resultar
adverso (como en Freud).
6
Filosofa británica especialmente conocida por sus obras sobre ética, a través de las cuales se convirtió
en una de las pioneras sobre estudios de la ética de la virtud.
Aristóteles y Foot sostienen también que aquello en lo que consiste la felicidad depende de
la manera en que estamos constituidos los seres humanos en general, es decir, de los rasgos
que compartimos y que son propios de nuestra naturaleza. Del hecho que, como especie, los
seres humanos tenemos ciertas características, facultades y comportamientos distintos, pues es
en función de éstos que se justifica sostener que ciertas cosas y no otras pueden contar como
algo bueno para nosotros, que contribuye a que tengamos una vida buena en cuanto humanos y
poder así florecer como especie.

La desventaja de la teoría aristotélica plantea la exigencia exagerada de que pasa ser feliz se
requiere excelencia en todas y cada una de las facultades físicas y mentales del individuo, es
decir, en la vida contemplativa, la reflexión teórica, la creación artística, la vida moral y además
estar sanos, bellos y contar con fortaleza física… cosa que no es necesariamente cierta puesto
que una persona es capaz de alcanzar su realización y bienestar enfocándose en una de estas
zonas, sino, todo el mundo seria incapaz de alcanzar la felicidad.

Foot identifica a la vida buena o feliz con aquella en la que el agente logra realizar las
funciones importantes de la forma de vida propia de los humanos, entre las que están
algunas funciones comunes a cualquier persona (necesidades fisiológicas según Maslow)
pero también otras funciones que cada uno elige de acuerdo con sus preferencias y
circunstancias particulares (libertad de elegir). En esta teoría el adecuado funcionamiento de
las capacidades de la persona sólo es un requerimiento en la medida en que es necesario para
realizas sus metas motivacionales. Es importante mencionar que ella sostiene la existencia de
características que todos los seres humanos compartimos con independencia del momento
socio-histórico y territorio en el que vivimos, asimismo hay variaciones a través del tiempo y
espacio en las formas de vida de diferentes grupos humanos y en la peculiar forma en que ellos,
a pesar de las circunstancias, realizan diferentes funciones propias de la vida humana.

Una parte esencial de la teoría de Foot nos hacer recordar un concepto ya tratado en la presente
investigación: la humildad intelectual de Schopenhauer. Foot necesita unas condiciones
necesarias para su teoría, empezando por que el individuo desarrolle su capacidad de
razonar prácticamente atendiendo a las limitaciones que pueda presentar éste en su
contexto social, histórico y territorial. Estas condiciones ser pueden resumir en:

1. Que el agente haga un buen uso de la racionalidad práctica, para elegir y perseguir
diversos bienes relativos al ejercicio de los funcionamientos propios de la vida humana.
El buen uso de esta implica que el agente tome en cuenta, de acuerdo con los
requerimientos de su situación particular, tres tipos de acciones para actuar: morales, de
convivencia grupal (cooperación) y las relacionadas con la búsqueda de satisfacción de
deseos y necesidades.
2. El agente debe tener la mínima buena suerte requerida para conseguir
efectivamente los diversos bienes que son el objeto de sus acciones, esta buena suerte
tiene que ver con factores que escapan total o parcialmente al control del agente. (salud
física y mental, entorno, sociedad). Ciertas limitaciones físicas o mentales no
necesariamente le impiden al agente realizar funciones importantes de la vida humana,
siempre y cuando reciba apoyo adecuado de parte de otras personas y de las
instituciones sociales.
3. Que el agente experimente satisfacción al poder elegir.
En resumen, las posiciones subjetivistas proponen que nuestra vida puede tener sentido,
pero solo aquel que nosotros le conferimos al realizar actividades o plantearnos propósitos que
tiene por objeto algo que satisface nuestros gustos, preferencias o inclinaciones personales; en
cambio, las posiciones objetivistas difieren en que los seres humanos podemos tener vidas
que en sí mismas sean significativas.

Al principio de este marco teórico se mencionaron, entre otras cosas, ciertos problemas
generales que el se humano presenta en su búsqueda de la necesidad. Es tiempo de retomarlos
para saber exactamente a que procesos nos enfrentamos en la sociedad moderna.

Nadie duda que en los últimos años, las sociedades occidentales se hayan hecho más ricas, que
hay más ingresos económicos, mejores satis factores de necesidades, salud y lujos ¿No son
nuestras vidas infinitamente más cómodas? Pero tampoco nadie puede dudar que hoy en día las
personas que formas estas sociedades, no son tan felices como antes e incluso, nos enfrentamos
a problemas demasiado graves que se han agudizado en los últimos 50 años.

El problema actual no se centra en conceptualizar la felicidad humana, sino en tratar de


fomentarla pese a las problemáticas globales a las que nos enfrentamos.

Como dijo Jeremy Bentham7 (1748-1832) en el siglo XVIII, “la mejor sociedad, es aquella en
los ciudadanos son más felices. Por tanto, la mejor política será la que genere una mayor
felicidad; la acción moral más correcta será aquella que de mas felicidad a las personas a las
que afecte”. El problema de hoy es buscar un tipo de sociedad fundamentalmente igualitaria que
nos permita a todos alcanzar el estado de felicidad.

En el siglo XIX surgieron filosofías alternativas relacionadas con conceptos religiosos de


moralidad que intentaron fomentar la tesis Ilustrada de Bentham, sin embargo estas
desaparecieron en el siglo XX junto con los sistemas de creencias éticas. La Filosofía se
introdujo al individualismo8 que con el tiempo también fracasó.

¿Qué paso con estos movimientos ideológicos posteriores las Ilustración? ¿Por qué fracasaron?
Simplemente por la falta de un cierto concepto del bien común en el cual establecerse. Una
felicidad de masas que en el bien común se define como la mayor de las felicidades.

Vivimos en una sociedad globalizada, una sociedad de masas y de imágenes visuales, donde la
comunicación y los medios audiovisuales son universales. La pregunta fundamental es:
¿Podemos influir como sociedad a que la gente sea feliz?

Como mencionó Schopenhauer, el ser humano es un ser vicioso y egoísta que busca las
satisfacciones materiales y esto se ve reflejado en algunos conceptos actuales referentes a la
pregunta anterior. En economía, la conducta egoísta es válida siempre y cuando permita
funcionar los mercados y mediante estos, en teoría al menos, podremos ser más felices dadas

7
Filósofo, economista y jurista británico, creador de la doctrina del utilitarismo.

8
Doctrina promulgada por teóricos como el filósofo inglés Thomas Hobbes y el economista escocés
Adam Smith, según la cual la sociedad es un artilugio artificial que sólo existe para promover el bienestar
de sus miembros como individuos y que sólo se puede juzgar adecuadamente basándose en criterios
establecidos por los propios individuos.
nuestras necesidades y recursos. En este sentido el estado debe corregir las imperfecciones del
mercado… pero, ¿Cómo buscar la felicidad de su pueblo si el mismo pueblo desconoce que esta
buscando?

Lamentablemente, nuestras necesidades dependen en gran medida de lo que tienen otras


personas en lugar de hacerlo en lo que nosotros mismos hemos alcanzado, socialmente
existe un deseo de estar a la par de los demás, deseamos desesperadamente tener felicidad pero
somos incapaces de determinar por nosotros mismos nuestra felicidad, dependemos en gran
parte de fuerzas externas más allá de nuestro control.

En el siglo XVII, el filósofo individualista Thomas Hobbes9 (1588-1679) propuso que la mejor
solución de los problemas humanos es analizarlos desde un punto de vista tal, que se considere
al hombre como un elemento nuevo recién brotado del suelo y que haya alcanzado
inmediatamente la madurez si ninguna clase de vinculación con otros seres humanos. Es decir,
un ser humano que no tenga ningún factor base de relación.

Sin embargo esta concepción no fue la solución, el individualismo fracasó y volvimos a la


problemática de siempre. La diferencia es que con el paso de los años, los avances científicos y
las innovaciones tecnológicas han sido capaces de dar bases más objetivas para el enfoque de
nuestro tema.

A finales del siglo XIX, los médicos advirtieron un pequeño hecho desconcertante en las
personas que sufrían traumatismos cerebrales y lograron desarrollar una nueva ciencia que
midiera lo que ocurre en el cerebro humano cuando es sometido a estímulos positivos y
negativos. Con esto se han descubierto determinados niveles de actividad en diferentes partes
del cerebro capaces de ser medidos con métodos científicos.

Es aquí cuando la interrogante vuelve a cambiar: ¿Es la felicidad un proceso biológico? ¿Algo
así como la temperatura corporal que siempre esta allí fluctuando aunque no estemos consientes
de ella? Es interesante mencionar las nuevas concepciones de felicidad. ¿Por qué surge este
término? Por que el ser humano siempre ha sido consiente de estas sensaciones y ha sido capaz
de utilizar su introspección y razón para inferir como se sienten los demás, lo que llamaremos
empatía imaginativa, de esta forma las personas han sabido responder a las alegrías y penas
ajenas a través de la historia y funcionar como sociedad.

También es verdad que como somos capaces de captar nuestros sentimientos, también hay que
admitir que estos cambian constantemente a lo largo del tiempo, ya sea en días, minutos u
horas. Con base en esto, los psicólogos se han dedicado a estudiar cómo varia el estado de
ánimo de las personas según la actividad que estén realizando.

Un curioso ejemplo de este hecho fue realizado a una muestra de jóvenes en Texas, Estados
Unidos. Se les pidió que dividieran la jornada laboral en episodios aislados y que redactaran lo
que estaban haciendo en todo momento y con quién. Con los resultados de este experimento, se
puedo observar la forma en que los sentimientos positivos y negativos de la muestra fueron
cambiando conforme pasaba el día, con factores externos como la compañía de ciertas personas
o las horas de descanso.
9
Filósofo y pensador político inglés, cuyas teorías mecanicistas y naturalistas provocaron
desconfianza y polémica en círculos políticos y eclesiásticos.
La felicidad nos queda claro que es un sentimiento, y hasta ahora hemos afirmado que es un
sentimiento fluctuante, pero, ¿cuándo ocurre? En los estados de vigilia. Los sentimientos de un
momento particular siempre están influidos por recuerdos pasados o predisposiciones al
futuro.

Richard Davidson, investigador neurofisiología actual de la Universidad de Wisconsin, ha


logrado medir la actividad en diferentes partes del cerebro mediante la colocación de
electrodos en todo el cuero cabelludo. El cerebro actúa por medio de conexiones sinápticas
entre las neuronas, que intercambian impulsos eléctricos, a los que Davidson denomina ondas
cerebrales. Sus estudios han demostrado que existe una condición directa entre la actividad
cerebral y el estado anímico de la persona, ambos absolutamente alterables por estímulos
externos o medios físicos.

La forma en la que se ha logrado ver esta actividad cerebral ha logrado marcar nuevas
formulaciones teóricas acerca de la función del cerebro en cuanto moderador de los estados de
ánimo. La felicidad ha dejado de ser una ideología, ha pasado a ser objetivamente
medicinal.

Se ha demostrado que aquellas personas con un predominio del hemisferio izquierdo del
cerebro, el de pensamiento lógico-matemático, tienden a demostrar y comunicar más sus
sentimientos y recuerdos positivos que aquellos donde el hemisferio derecho, holístico y
creativo, quienes demuestran ser menos felices.

El procedimiento para comprobar lo antes mencionado, se ha realizado numerosas veces con la


prueba del EEG10 incluso en bebés recién nacidos a quienes se les mostraron imágenes alegres
(estéticamente atractivas) contra imágenes repugnantes (grotescas), viendo así que el hemisferio
izquierdo tiende a iluminarse con las imágenes agradables, mientras que el derecho reacciona
con las imágenes grotescas.

Otro experimento realmente interesante fue realizado a una muestra de personas a las que se les
aplicó un parche caliente en la pierna monitoreando simultáneamente la actividad cerebral. El
experimento demostró que hay una correlación impresionante entre lo que la gente
manifiesta voluntariamente como respuesta al estimulo, y la actividad cerebral
correspondiente. Es decir, no existe diferencia alguna entre lo que la gente cree que siente y
lo que “realmente” siente, derivando así filosofías sociales. Así mismo elimina la posibilidad
de que una persona sea simultáneamente feliz e infeliz, ya que un sentimiento inhabilita al
otro y viceversa.

Este concepto de felicidad descrito es tomado en cuenta a partir de la Ilustración y hace


referencia meramente a los sentimientos de la persona.

Existen teorías que hablan sobre los niveles de felicidad, como anteriormente mencionamos
implícitamente con Epicuro y Maslow: placeres superiores e inferiores retomados en el siglo
XIX por Stuart Mill, quién afirmaba que la felicidad procedente de experiencias distintas
puede variar tanto en cantidad como en calidad. Sin embargo la antítesis realizada por Carol
Ryff11 respecto a este punto en Mill, dice que en la realidad las personas que consiguen dar

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La electroencefalografía (EEG) es una exploración neurofisiológica que se basa en el registro de la
actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o sueño, y durante diversas
activaciones mediante un equipo de electroencefalografía.
11
Profesora en el Departamento de Psicología de la Universidad de Wisconsin.
sentido a sus vidas tienden a ser más felices que las personas que viven entre placeres
esporádicos.

Mill tiene razón en su intuición sobre las verdaderas fuentes de felicidad duradera, pero se
equivoca al sostener que ciertos tipos de felicidad son intrínsecamente mejores que otros.
Por ejemplo: es inconcebible reconocer que el uso de una sustancia psicotrópica, en el momento
más placentera, pueda resultar benéfico. Es obvio que algunos placeres no pueden por
naturaleza ser muy duraderos, lo que significa deben evitarse puesto que van en contra de
la felicidad a largo plazo de la persona. En este sentido, ningún sentimiento agradable es malo
en sí mismo, lo es sólo debido a sus consecuencias.

La función de la felicidad en el ser humano es meramente un dispositivo motivador. Nos


esforzamos por sentirnos bien y evitar el sufrimiento. Lo que nos hace sentir bien es también
positivo en general para nuestra supervivencia (necesidades de Maslow). Este afán por sentirnos
bien y evitar el sufrimiento nos conduce a conseguir lo que es bueno para nosotros y a evitar lo
mal, lo que ha permitido sobrevivir a nuestra especie.

A menudo tenemos que elegir entre satisfacer unos impulsos u otros, y nuestra elección
varia en función de lo fácil que es satisfacer un impulso en comparación de otro. Cuando
una fuente de satisfacción resulta comparativamente más costosa que otra, tendemos a elegirla
en menor grado, esto es la “ley de la demanda”. En todo momento estamos evaluando nuestra
situación, a menudo de forma inconsciente. Nos sentimos atraídos por aquellos elementos de
nuestras circunstancias que nos agradan y nos repelen los que no nos gustan. Este modelo de
acercamiento y rechazo es indispensable para nuestra conducta.

El ser humano es un ser vivo, y como tal, eta conformado por los mismo elementos que los
seres vivos y tiene genes. Todo lo que tenemos de interesante es una combinación entre el
entorno en que vivimos y nuestros genes. Los genes no forman una plantilla donde se
especifica como somos inevitablemente, sino que aportan instrucciones de funcionamiento
sobre como nos desarrollaremos en respuesta con nuestro entorno. Lo más que hacen los
genes es dotar o no de una cierta predisposición. La mayoría de nuestros rasgos procede de
una combinación de genes y experiencia; los genes afectan a cómo respondemos ante nuestra
experiencia. La gente con genes positivos (sanos,) tiende a tener experiencias positivas.
Muchos efectos genéticos sólo se desencadenan a partir de situaciones negativas, y viceversa.

Es aquí donde la teoría psicoanalítica de Freud es atacada. ¿Qué pasaría si sí somos


determinados por nuestros padres en la infancia, pero tomando como punto de partida el ovulo y
el espermatozoide? ¿Qué pasaría si la influencia de los padres viene directamente de las células
primarias y no de su amor o indiferencia?

Entre los humanos, los experimentos controlados han demostrado que las conductas parentales
tienen efectos duraderos sobre los niños, sin embargo, aquí es donde entra la ruptura
familiar de la modernidad como parte fundamental del problema.

Un estudio científico tomó una muestra de niños de siete años cuyos padres aún vivían juntos.
Si los padres luego se separaban, la probabilidad de que estos niños de convirtieran en adultos
depresivos era aproximadamente el doble que la de los niños cuyos padres seguían juntos. Otro
estudio similar investigó las influencias en el estado anímico de los niños en familias mono
parentales, en donde se concluyó que se produce una disminución en la aportación supervisión
paternal. Tan sólo, por citar un último ejemplo, en Estados Unidos, aproximadamente un tercio
de los padres ausentes nunca ve a sus hijos en un año. Esto a veces puede generar conflictos o
sentimientos agridulces.

A lo largo de nuestras vidas se aprecian diferentes factores que nos llevan a determinar en cierto
puntos nuestros estados anímicos, como puede ser el género, la edad o la posición social; sin
embargo, ¿Qué es lo que en realidad nos afecta?

El autor Richard Layard12 nos menciona que existen siete factores destacables que nos afectan
directamente, a los cuales, al igual que Maslow, jerarquiza por orden de prioridades:

a. Relaciones familiares (afectadas por la ruptura familiar).


b. Situación financiera (necesidad de seguridad).
c. Nuestro trabajo (necesidad de que contribuimos más ampliamente a la
sociedad, respeto hacia uno mismo y relaciones sociales) [algunos creen que el
problema no se encuentra en el desempleo, sino en el no empleo. No es lo
mismo no encontrar trabajo a no encontrar trabajo por falta de ánimo].
d. Nuestra comunidad y amigos: (capital social). En general, se refiere a los
niveles de confianza que existe entre un individuo y su entorno social. La
confianza afecta la felicidad.
e. Nuestra salud (necesidades fisiológicas).
f. Nuestra libertad personal (necesidad de un gobierno adecuado y
nacionalismo).
g. Nuestros valores personales: nuestro interior y nuestra filosofía de vida. Las
personas son más felices si son capaces de apreciar lo que tienen, si no se
comparan continuamente con los demás y si pueden educar su estado de ánimo
(inteligencia emocional). Muchas personas son capaces de controlar su
inteligencia emocional y se ha demostrado incluso, que las personas que se
preocupan por los demás son en general más felices que las que viven
preocupadas por sí mismas.

Al igual que Maslow, la propuesta de Layard nos resume que la clara satisfacción de estos
puntos antes mencionados, conllevará eventualmente a una “mente sana que tiende a un modo
de conducción más sano” y que en cambio, si no se llegan a fomentar adecuadamente, pueden
conducir a una “Cicatriz psicológica” que nos impide disfrutar de lo que tenemos.

Otro punto rescatable que vale la pena mencionar, es que el ser humano es un agente activo:
no sólo conformamos las situaciones que se nos presentan, sino que somos capaces de
controlar nuestras respuestas a las mismas. Anteriormente, los psicólogos decían que la
felicidad depende de lo que tienes en relación con tus expectativas. Esta idea ha resultado en
que mucha gente llegue a rechazar la idea de felicidad como meta de manera definitiva.

¿Hoy en día la felicidad es la meta de las personas? Desde los últimos 50 años se ha dado un
movimiento de trascendental importancia para el estudio del problema y se puede resumir en la
siguiente frase: el cambio tecnológico es capaz de afectar las actitudes y la conducta. Si
conversamos con personas adultas de la tercera edad, podemos descubrir muy comúnmente
frases como “antes las cosas no eran así”, y es que efectivamente el mundo ha cambiado y
muchos aspectos negativos han prosperado a la par de los avances tecnológicos, por ejemplo,

12
Uno de los economistas más conocidos en el Reino Unido y un experto mundial en desempleo y
desigualdad. Fundador del principal centro de investigación económica de Europa.
hoy no es nada difícil apreciar un marcado aumento de rupturas familiares, delincuencia e
incluso el uso de narcóticos de manera ilegal.

Si nos fijamos en los siete factores de Layard, nos podemos dar cuenta de que algunos de estos
puntos han mejorado considerablemente los últimos años, pero asimismo, otros se han visto
perjudicados, sobre todo aquellos que tienen que ver con las relaciones familiares y la seguridad
como un individuo en sociedad.

La disminución de la confianza subyace en el aumento de la delincuencia y de las rupturas


familiares y esto por consiguiente provoca un profundo cambio en las actitudes hacia uno
mismo y hacia la sociedad. Como mencionaba anteriormente, la ruptura familiar es en general
un aspecto negativo para los niños y por consiguiente para su felicidad. Según se ha investigado
hasta el momento por medio de sondeos, se estima que en Estados Unidos cada nueva
generación ha iniciado su vida adulta con un nivel de confianza más bajo que las anteriores.

Una vez más, estos problemas han aumentado a partir de los últimos cincuenta años… Layard
nombra algunos factores que han contribuido a este aumento a través de un análisis de la
sociedad estadounidense: el cambio de los roles de género.

Con el avance de los medios tecnológicos se ha logrado incrementar la calidad de vida y las
atenciones sanitarias del ser humano y por consiguiente la taza de mortalidad ha descendido
constantemente. Entre estos cambios, la esperanza de vida de la mujer se ha elevado de 50 a 80
años y la vida de las mismas ha cambiado por completo tomando en cuenta que antes pasaban la
mayor parte de su vida adulta en el cuidado de los hijos (que en épocas pasadas solían ser
familias numerosas), en cambio hoy tiene menos cantidad de hijos y una esperanza de vida
mucho más larga, por lo que la maternidad ya no es suficiente mientras que los inventos han
reducido la necesidad del trabajo doméstico. El simple hecho de trabajar fuera del hogar empezó
a convertirse en una actividad cada vez más factible para la mujer y, obviamente, mucho más
atractivo. Para el año de 1970 cada vez eran más las mujeres que se sumaban al mundo
laboral y dado que la mayoría de las mismas seguía siendo la principal encargada del trabajo
doméstico y del cuidado de los niños, este cambió les acarreo una tensión adicional. Al
mismo tiempo que muchos hombres se sentían menos atendidos que antes por sus mujeres.
Esto, entre otros factores, ha hecho más fácil a las parejas el separarse (ruptura familiar) y más
factible debido a que a las mujeres ahora les era posible ganar más dinero que antes. Sumando a
este hecho la revolución sexual con el uso de los métodos anticonceptivos a finales de los años
60 y los 70, se hizo posible la idea de mantener una relación sexual sin necesidad de embarazo,
poniendo una vez más una limitante a una relación familiar y por consiguiente, mayor
independencia de la mujer.

La ciencia y la tecnología han cambiado las relaciones ente los sexos. Las mujeres reciben
ahora la misma formación que sus maridos y sienten la misma necesidad de utilizar su cerebro.
En muchas familias el problema reside sencillamente en la falta de tiempo.

Es importante mencionar ahora el problema de la televisión como limitante de la felicidad


humana en el mundo actual. Para 1950 la televisión no existía… en 1960 su presencia era ya
universal.

Se estima que aproximadamente la gente tiende a ver tres horas y media de televisión al día. Si
antes no existía este tiempo utilizado en este invento, ¿De dónde lo han tomado? De las
relaciones sociales.
Con la televisión, la vida social se reduce, especialmente entre las personas mayores y la gente
dejaba de trabaja en el deporte, además la televisión es tan pasiva que también reduce la
creatividad de las personas.

La ruptura familiar se agravó incluso con el invento de la televisión. Anteriormente La


televisión proporcionó un foco de interés común a toda la familia: luego los niños tuvieron sus
propias televisiones lo que precipito la desaparición de la cena familiar. Como Robert
Putnam13 afirma “la televisión es probablemente una de las razones del declive de la vida
social en América”.

Hay que reconocer que la televisión es capaz de ampliar nuestra experiencia vital en varios
sentidos, como permitiéndonos conocer varios aspectos tanto sociales, políticos y culturales. Sin
películas y televisión, la experiencia que la gente tenía de la vida estaba bastante limitada a
la de otras personas afines como nosotros.

Sin embargo, es importante mencionar que la televisión no sólo es un reflejo de la vida, sino
que también es un reflejo de la vida más extremosa. El caos en la pantalla tiende a
desensibilizar, a incitar a la gente a adoptar comportamientos violentos y prácticas
sexuales ilícitas, al tiempo que la riqueza y la belleza generan insatisfacción cuando la gente
la compara con la vida propia, una desazón que les empuja a ganar más dinero o a robarlo, o
bien a buscar parejas físicamente atractivas.

Es notorio que los programas de televisión incluyen mucha más violencia que la vida real, lo
que hace que las personas que la ven más crean que existe más delincuencia y más adulterio de
lo que en realidad existe e incluso, por extraño que parezca, tienden a desensibilizarse con
respecto a estas actividades y se sienten más dispuestos a contemplarlas.

La publicidad genera efectos similares a la televisión, mostrándonos mundos alternativos en


donde las personas tienden a vivir por encima de los ciudadanos comunes, es decir, reflejan
fantasías sociales en las cuales las personas buscan fomentar su propia realidad e incluso se
identifican por lo que quieren llegara a ser.

Cuanta más televisión ve la gente, más sobrestima la riqueza de los demás y menos valora
sus propios ingresos en términos relativos. El resultado es que se es menos feliz ya que la
felicidad depende mucho más de cómo percibimos nuestros ingresos (necesidades, bienes)
relativos de cómo son dichos ingresos en realidad. Dado que la televisión tiene un impacto
negativo sobre la percepción que tenemos de nuestra propia posición, resulta negativa para
nuestra felicidad.

Una hora más de tv a la semana indica un gasto extra, y por no ser menos que los demás, nos in
satisface con nuestras posesiones. Como los niños ven lo mismo que sus amigos, necesitan lo
mismo que ven para mantenerse a su nivel. Esto es una presión natural enraizada en la vida
humana, que ha aumentado con la televisión.

13
Sociólogo y politólogo estadounidense. Ejerc e como profesor en la Universidad de
Harvard. En su trabajo ha tratado especialmente los temas de la confianza social,
conciencia cívica y el capital social.
La televisión genera descontento al someternos a un bombardeo de imágenes de cuerpos y
artículos de lujo que no poseemos. Este invento actúa como entretenimiento y como portador
de insatisfacción y obstáculo de la vida social.

Es exactamente a este tipo de actitudes humanas a las que se refería Schopenhauer. Es necesario
que exista una reconciliación con la vida natural del ser humano y deshacernos de todas estas
ofertas mundanas, si queremos encontrar el verdadero sentido de nuestra autorrealización, la
felicidad.

André Comte-Sponville14 (1952) en una conferencia llamada Le Bonheu, déssepérément


(2000) nos dice que la felicidad es desesperación, ya que la felicidad es proporcional a la
desesperación que seamos capaces de soportar.

El se refiere a la desesperación no como el colmo de la tristeza o la agonía, sino como al estado


de aquel que ya no tiene nada que esperar porque lo tiene todo, porque el presente le basta y
colma, es decir, un estado en el que ya no hay nada que esperar, el cual consistiría el único
modo de morir feliz.

Para Comte-Spoville, el morir desesperado es algo bueno, no es la desesperación suicida, sino


la desesperación de no tener nada más que esperar en tu vida. La persona que logra alcanzar este
estado la denomina sabio. Un sabio no es sabio por conocer cosas o ser virtuoso, sino porque
“ha dejado de desear otra cosa que no sea lo que sabe, lo que puede, o aquello que goza. Ya no
desea más que lo real, de lo que forma parte, y ese deseo, siempre satisfecho -puesto que lo
real, por definición, no falta nunca: lo real nunca escasea-, es una alegría plena, que no carece
de nada. Es lo que llamamos “felicidad”.

Bibliografía Consultada

14
Filósofo materialita, racionalista y humanista francés y miembro del Comité
Consultivo Nacional de ética Francés Comité Consultivo Nacional de Ética Francés
desde marzo de 2008.
Layard, Richard. La Felicidad. Lecciones de una nueva ciencia. Editorial Taurus. España, 2005.
Pp. 15-19, 23-36, 65-81, 85-97.

Comte-Sponville, André. La Felicidad Desesperadamente (Le Bonheu, Déssepérément).


Editorial Paidós Contextos. España. 2000. Pp. 60-61

Garcia Gonzales, Eva Laura. Psicologia General. Grupo Editorial Patria. México 2007.
Pp. 8-12, 139-160.

Páginas Web Consultadas

http://www.editorialtaurus.com/es/autor/richard-layard/

http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Putnam

http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud

http://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/18/jerarquia.htm

http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/rrhh/maslowuch.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Abraham_Maslow

Microsoft Corporation. Encarta 2004. Enciclopedia. Para Hp. Pavilion f1703

Bibliografía Implícita

Argyle, M.(1987) La psicología de la felicidad. Alianza Editorial, Madrid 1992

-Avia, M. y Vázquez, C. (1998) Optimismo inteligente. Alianza Editorial, Madrid

-Fernández-Daza, C. (1994) Máximas para una vida feliz. Epicuro y textos


escogidos en defensa del ideal epicúreo. Temas de hoy, Madrid

-Klein, S. (2002) La fórmula de la felicidad. Urano, Barcelona 2004

-Lelord, F. (2001) El viaje de Héctor o el secreto de la felicidad. Salamandra,


Barcelona 2003

-Russell, B. (1930) La conquista de la felicidad. Espasa Calpe, Madrid 1978


(también DeBolsillo, Madrid 2003)

-Savater, F. (1994) El contenido de la felicidad. Santillana, Madrid

-Seligman, M.E.P. (2002) La auténtica felicidad. Ediciones B, Barcelona 2003


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