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UNIVERSIDAD CUENCA DEL PLATA – LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

CATEDRA: FUNDAMENTOS DE FILOSOFIA

DOCUMENTO DE CÁTEDRA Nº 1

“LOS INICIOS DE LAS EXPLICACIONES RACIONALES”

Autores: Ps. Laura Maggi – Ps. Juan José Grillo

Abordando la cuestión planteada por el supuesto de que existe un pasaje del Mito a la Razón, cabría
esgrimir una serie de argumentaciones entre las cuales, François Chatelet propone el hecho de que
las llamadas “Historias de la Filosofía” siempre han sido construidas a partir de la modernidad. Estas
historias modernas sobre la antigüedad partían (y parten) de organizadores temporales aleatorios
justificados por la perspectiva ideológica de quien escribe dicha historia. En tal sentido, las historias
sobre la antigüedad fueron organizadas en base a un orden intelectualmente tranquilizador que
postulaba que en un principio estaban la religión, el mito y la poesía. Con ello, la historia de la
Filosofía Antigua se desarrollaría desde Homero y Píndaro, pasando por los “presocráticos”, los
“físicos”, los “atomistas”, los “médicos”, Heráclito, Parménides y los sofistas. Sócrates marcaría un
punto de inflexión, siendo Platón, Aristóteles y los epicureistas quienes cerrarían el círculo de la
antigüedad. Si bien este ordenamiento es criticable, hay una serie de acontecimientos que aparecen
como incontrastables:

 La progresiva secularización o laicización de la concepción griega de “hombre”.


 Cambio en los relatos: se pasa de lo relatos que giran en torno a las divinidades (relatos
homéricos) a relatos acerca de ciudadanos-guerreros
 Cambios en las manifestaciones culturales: se pasa de la Tragedia de corte religiosa a la
tragedia cívica y la Comedia deja de ser bufonesca para ser una crítica política.
 La física abandona las especulaciones mágicas para estudiar las relaciones fenoménicas.
 La palabra (el logos) deja de ser patrimonio de familias noble y se convierte en una
herramienta del ciudadano.

Tal vez, esta escueta enumeración de la imagen de “progreso”, aunque lo que opera es una
mutación… Ahora bien, ¿Dónde situar esta mutación?... En principio, podríamos decir que las
primeras “ciudades” se comienzan a desarrollar en la zona de Asia Menor, siendo Atenas el caso
ejemplar de tal despliegue.

Este mapa no es caprichoso, sino que se plantea en relación a los nuevos intercambios con el mundo
Persa a través del contacto marítimo que permite la circulación de bienes, pero tambien de ideas y
prácticas culturales. “…ya se hallaban constituidas todas las artes (dirigidas a las necesidades y a la
comodidad del vivir), cuando se descubrieron estas ciencias, que no se aplican al placer ni a las
necesidades de la vida, y aparecieron primeramente en aquellos países, donde había quienes
disfrutaban del ocio y las comodidades suficientes para dedicarse a las ocupaciones intelectuales. Por
eso en Egipto, antes que en otras partes, se constituyeron las disciplinas matemáticas, porque allí le
estaba concedida a la casta sacerdotal esa comodidad…”

(ARISTÓTELES, Metafísica, I, 1, 981, b).


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En líneas generales, se puede advertir que en las culturas orientales (Egipto, Persia, Babilonia), se
encontraba planteada en una serie de especulaciones religiosas, la existencia y la formación de
conceptos capaces de desenvolvimientos filosóficos. Entre ellos:

 La idea de la unidad universal, afirmada entre egipcios y mesopotámicos, bajo la forma de


unidad divina, en vagas formas de panteísmo ("el dios de los innumerables nombres, que
crea los propios miembros, que son los Dioses"; "el Uno único, padre de los padres, madre de
las madres"; "suma de las existencias y de los seres", del cual surge todo devenir, que luego
refluye en él).

 La cosmogonía, concebida como pasaje de la unidad caótica indistinta primordial a la


distinción de los seres, es decir, como pasaje del caos (caos acuoso: Tiamat, en Babilonia;
Νun, en Egipto) y de las tinieblas al orden y a la luz (con Marduk, en Babilonia, Ra o Rie, en
Egipto)

 Las distintas explicaciones dadas al proceso cosmogónico, ya sea por la potencia intrínseca
del mismo principio caótico originario (como en Babilonia Tiamat "madre de la totalidad,
creadora de todas las cosas"), o por la intervención de un espíritu sobre la materia que
contiene los gérmenes de todos los seres (como Atón Ra, el espíritu que asciende sobre las
aguas de Nun, en la cosmogonía egipcia de Heliópolis), o a través de la lucha entre las
potencias opuestas del caos γ del orden, de las tinieblas y de la luz, de la muerte y de la vida,
del odio y del amor (Set y Horus, en Egipto; Tiamat y Marduk, en Babilonia)

 La visión de una conexión y simpatía universal, que une a todos los seres en la naturaleza

 La noción de una necesidad o ley que los gobierna todos, y la concepción de esta ley como
retorno cíclico universal que se cumple en el gran año cósmico, con un periódico retorno de
todas las cosas

 La idea de un dualismo entre cuerpo mortal y alma inmortal, y la preocupación de la


ultratumba y del juicio de los muertos que se enlaza (como aparece en el Libro de los
muertos egipcio) al desarrollo de las exigencias éticas de la justicia y de la pureza moral.

Si tomamos en cuenta estos desarrollos, cabría preguntarse ¿Dónde nace la filosofía?....algunos


autores proclaman que la filosofía, en cuanto tal, es griega, por su surgimiento, pero también por su
estructura. Por su surgimiento en tanto que se desarrolla junto o por necesidad de esta nueva
organización social llamada “polis”. Crece junto con ella, pero a la vez, es la herramienta de su
constitución ya que el “logos” aparece como el fundamento discursivo de la época. Por su estructura
en tanto el logos es a la vez herramienta discursiva y aquello de lo cual es discurso versa. Para los
griegos, la palabra (logos) es el soporte material del decir, a la vez que es su contenido. No podemos
separar sonido de significado. Allí radica el motivo por el cual algunos sostienen que la filosofía es
griega, ya que filosofía es la actividad de filosofar y es también aquello sobre lo cual se filosofa ¿un
trabalenguas? No, tan solo una modalidad discursiva sustancialmente diferente de la nuestra….y es
por ello que para historizar esos orígenes, algunos historiadores han recurrido a ordenadores que
permitan sortear el obstáculo lingüístico.

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En suma, no podemos decir que existe un paulatino pasaje del mithos al logos, tampoco se puede
determinar que se produjo el abandono de una cosmovisión por otra. Tan sólo se trata de una
ruptura entre una forma explicativa y otra. ¿Qué entendemos aquí por ruptura? Nos referimos a una
serie de novedades que instalaron en el discurso de la época un modo de explicación racional en
detrimento de explicaciones de índole divina. No obstante ello, podemos leer en sus pensadores el
diálogo entre mithos y logos, apostando finalmente al logos para la resolución a las preguntas.
Hechas estas aclaraciones, hagamos pues, un breve recorrido por algunas categorías de la “historia
de la filosofía”, sabiendo que se trata de un mero ordenamiento cuyas finalidades son de índole
didáctica. Tomaremos como referencia las ideas de los principales pensadores, como así también
conceptos centrales propuestos por ellos. Podríamos partir de los primeros problemas relacionados
con las preguntas acerca del Universo, preguntas que se enmarcan aún en construcciones
cosmogónicas.

Es así que encontramos en Homero y Hesíodo preguntas acerca del origen cósmico al que suponen
provenientes del Océano o de Eros respectivamente.

La leyenda de Océano progenitor de todos los dioses — es decir, la derivación del cosmos de un
principio húmedo — nos transporta nuevamente a la civilización pre-helénica (egea), de la que
Hornero era el eco. Se trata del mito ya común a todas las antiguas civilizaciones orientales —
babilonia, egipcia, hebraica, fenicia, a.c. — del cual hemos referido ya pruebas relativas a Babilonia y
a Egipto. La interpretación cosmogónica del mito, como se ha visto, había sido afirmada en Grecia ya
antes de Aristóteles. (Mondolfo, El pensamiento antiguo)

Además de estas explicaciones, también se desarrollaron cosmogonías órficas, las cuales presuponen
a la Noche como principio originario del Cosmos. Casi todos los historiadores coinciden en relacionar
los orígenes del pensamiento filosófico con un estado particular: el estado de ASOMBRO, tal es así
que en Platón y Aristóteles hay una clara mención a ello:

Precisamente, es característico del filósofo este estado de ánimo: el de la maravilla, pues el principio
de la filosofía no es otro, y aquél que ha dicho que Iris (la filosofía) es hija de Thaumante (la
maravilla), no ha establecido mal la genealogía (PLATÓN, Teeteto, 155 d).

En efecto, la maravilla ha sido siempre, antes como ahora, la causa por la cual los hombres
comenzaron a filosofar. Al principio se encontraron sorprendidos por las dificultades más comunes;
después, avanzando poco a poco, plantearon problemas cada vez más importantes, tales, por
ejemplo, como aquellos que giraban en torno a los fenómenos de la luna, del sol o de los astros, y
finalmente los concernientes a la génesis del Universo. Quien percibe una dificultad y se admira,
reconoce su propia ignorancia. Y por ello, desde cierto punto de vista, también el amante del mito es
filósofo, ya que el mito se compone de maravillas (ARISTÓTELES, Metafísica, I, 2, 982b).

Se suele decir que el primer pensador tildado de filosófico sería Tales de Mileto, ya que en él
asistimos al abandono de la pregunta por los orígenes y aparece la pregunta por el SER y el DEVENIR.
La mayoría de los primeros filósofos, pensaron que los principios de todas las cosas se encuentran en
la especie de la sustancia material, pues aquello de lo cual constan todos los seres, y de lo cual se
engendran primeramente y en lo que finalmente se disuelven, quedando permanente la sustancia en
el cambiar de sus modalidades, dicen que esto es el elemento y principio de los seres. No obstante,

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cabría hacer una aclaración: no se confunda aquí el término “sustancia” y la búsqueda de su
permanencia, con filosofías de corte materialista, ya que aquí “sustancia” no es tomado en tanto
materia, sino como origen causal de todas las cosas, como representación o síntesis del estado de la
“physis”1.Advertimos en Tales de Mileto la aparición de una libre curiosidad, alejada de las imágenes
del antropomorfismo místico, también el intento de unir la solidez de las observaciones con la
claridad de las teorías, dejando que las antiguas tradiciones reaparezcan pero con una nueva actitud.
De más está agregar que tal disposición han acarreado no pocos conflictos y grandes repercusiones…
tal vez allí radique la importancia de los llamados “Presocráticos”. El mote de “Presocráticos” o de
“pensadores filosóficos” son nombres que se les adjudicará con el tiempo. De hecho Aristóteles
consideró a Tales como “fisiólogo” o “filosofo” ya que se centraban en el estudio de la “Physis”, aquí
ambos términos no son considerados en el sentido actual que les damos.

Decíamos entonces que Tales de Mileto (585 a.C.) fue el primero en concebir una realidad sensible –
AGUA- como sustrato y fuerza generativa de todas las cosas. “El agua es vida y principio de vida”,
todo viene de ella y a ella regresa, en transformación y movimiento perpetuo…todo está animado y,
por ende, dotado de alma (psykhé). Si bien esta concepción reproduce ciertos mitos de Oriente y
Egipto, se introduce una nueva intención, cual es la de afirmar la autonomía y homogeneidad del
mundo con todas las formas de separación que implica el orden de lo sagrado. En el llamado grupo
de los “Milesios”, conformado así por los historiadores para dar cuenta de un grupo de pensadores
que vivían en Mileto, Jonia y Magna Grecia, encontramos también a Anaximandro, Anaxímenes y
Heráclito.

Anaximandro (Nacido en 610-9, muerto en 547-6 a. de C) escribió una obra en torno a la naturaleza,
de la que sólo disponemos de un fragmento citado por Simplicio y de algunas frases recordadas por
Aristóteles. Sostenía el principio y elemento primordial de los seres es el infinito, siendo el primero
que introdujo este nombre de "principio" (arkhé). Afirma que éste no es el agua ni ninguno de los
otros que se llaman elementos, sino otro principio generador (naturaleza) infinito, del cual nacen
todos los cielos y los universos contenidos en ellos. Se advierte también una idea de evolución de las
especies, de una conquista de la tierra por vivientes oriundo de lugares húmedos o acuáticos,
establece de alguna manera un origen animal del hombre. No obstante, el orden del mundo se
mantiene por compensaciones cíclicas entre opuestos hasta lo indeterminado, luego recomienza la
génesis de un cosmos.

Anaxímenes (N. 585-4 a. C., fall. 528-4) Algunos sostienen que era discípulo de Anaximandro,
escribió acerca de la naturaleza, aunque se han rescatado algunos fragmentos. Lo que nos llega es a
partir de la mención que hace Aristóteles en el libro “Metafísica”. Continúa algunas ideas de su
maestro y muestra que existe como origen de todo, una realidad dependiente de la experiencia
aunque en un sentido indeterminado. Eses elemento indeterminado sería el AIRE, el cual es invisible
e imponderable pero observable. El aire es la vida misma, es el soplo de la respiración y por ende la
vida. Es indeterminado como elemento universal, sin perder su carácter propio y subsiste por sí
mismo sin forma ni delimitación.

Heráclito de Éfeso (nación alrededor del 504-500 a. C) Postulaba la antítesis entre experiencia y
razón. Mondolfo sostiene que toda la savia de la filosofía de HERÁCLITO (panta rhei) se la suele

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Este término será abordado más adelante en el texto.
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relacionar con el principio del flujo universal de los seres. Pero con ello, el conocimiento deviene
imposible, no pudiendo establecerse relación alguna entre dos términos — el objeto y el sujeto —
ambos en constante cambio. Un discípulo de Heráclito, Cratilo, terminó por creer que ni siquiera se
debe hablar; y se limitaba a hacer señales con el dedo, y criticaba a Heráclito por haber dicho que no
es posible sumergirse dos veces en el mismo río: a su parecer no es posible ni siquiera una vez. Sólo
que, el flujo universal, es únicamente el primer momento de 1a especulación de Heráclito: es el dado
por la experiencia, al cual él opone la exigencia de la razón y la necesidad religiosa de la unidad
permanente; necesidad que Heráclito cree que se satisface únicamente por vía distinta a la
experiencia sensible, o sea por el camino de la fe y de la autoconciencia. Ellas permiten descubrir la
Razón eterna (Logos), inmanente en el hombre y en las cosas, armonía oculta e identidad de los
contrarios, en la que, por ello, también entra y es explicado el flujo universal de los seres. Así, en esta
explicación, la antítesis inicial de experiencia y de razón se elimina, conciliándose la oposición con la
identidad, lo múltiple con la unidad, el cambio con la permanencia. Son, pues, tres momentos de un
desenvolvimiento continuo, que tiene que ser aprehendido en su nexo íntimo:

 la experiencia del flujo


 la exigencia racional de la permanencia
 el reconocimiento de su identidad recíproca.

Compartamos algunos fragmentos de su obra:


741 (22 B 30) CLEM., Strom. V 104-SIMPL., Del Cielo 294, 4: «Este mundo, el mismo para
todos, ninguno de los dioses ni de los hombres lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y existirá
en tanto fuego siempre vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose».

791 (22 B 90) PLUT., De E 388e: «Con el fuego tienen intercambio todas las cosas y con todas
las cosas el fuego, tal como con el oro las mercancías y con las mercancías el oro».

Los famosos dichos acerca de que “no es posible bañarse dos veces en un mismo río” en realidad
están considerados como versiones apócrifas, es decir, no es posible considerarlas como válidas, más
allá de que las utilice como una de las principales referencias al pensador. Así como los historiadores
delimitaron el grupo de los “Milesios”, también establecieron la conformación de otro grupo que
oponiéndose al primero, desarrollaron ideas respecto del origen del cosmos basadas en elementos
de diferente índole que los de la naturaleza, ese grupo fue conocido como lo “Pitagóricos”. Entre
ellos se destacan Pitágoras y Jenófanes, pero el término “pitagóricos” es utilizado más como un
calificativo impersonal y no tanto como la delimitación de una tradición filosófica. Con PITÁGORAS de
Samos — nacido alrededor del 580, y (tal vez después de otros viajes, ampliados por la leyenda)
emigrado a la Magna Grecia: a Crotona, en 532-1, y después a Metaponte, donde murió en el año
497-6 — la filosofía se extiende del Egeo a la Italia Meridional. Postulaba la inmortalidad del alma
(psykhé) y prescribía la purificación por contemplación intelectual para alcanzar la salvación.
Consideraba también fomentar la moderación, el orden y la amabilidad a través de la política, la
medicina y la música, como medios para suprimir los conflictos y la violencia. Pero a aquellos que han
pagado la expiación del antiguo pecado a Perséfone, ella envía su alma después de nueve años a la
suprema luz del sol, para vivir como reyes ilustres, hombres de potente fuerza y superiores en
sabiduría, y luego son llamados, por los hombres, para siempre, santos héroes". De manera que la
vida dedicada a la sabiduría está indicada como vía de retorno del alma al estado divino (santos
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héroes). El concepto órfico-pitagórico de la inmortalidad del alma y de su oposición al cuerpo,
también puede verse en PÍNDARO, frag. 131 B: "El cuerpo de todos está sujeto a la muerte irresistible,
pero siempre permanece viva una imagen, la cual proviene de los Dioses: ella duerme cuando los
miembros obran, pero, en muchos sueños proféticos, anuncia a los durmientes el juicio de los males
y de los bienes". Parece que PITÁGORAS ha apreciado por sobre todas las cosas, las investigaciones en
torno a los números, haciéndolas avanzar mucho con respecto al estado antecedente,
conduciéndolas mucho más allá de las necesidades del comercio. Los así llamados pitagóricos,
habiéndose aplicado a las matemáticas, fueron los primeros en hacerlas progresar, y nutridos de
ellas, creyeron que su principio fuese el de todas las cosas. Ya que los números por naturaleza, son
los primeros en ellas (matemáticas), y les pareció observar en los números semejanzas con los seres y
con los fenómenos, mucho más que en el fuego o en la tierra o en el agua (por ejemplo, tal
determinación de los números les parecía que era la justicia; tal otra, el alma o la razón; aquella otra,
la oportunidad, y, por así decir, análogamente toda otra cosa); y como también veían en los números
las determinaciones y las proporciones de las armonías; y como, por otra parte, les parecía que toda
la naturaleza por lo demás estaba hecha a imagen de los números y que los números son los
primeros en la naturaleza, supusieron que los elementos de los números fuesen los elementos de
todos los seres, y que el universo entero fuese armonía y número. Y todas las concordancias que
podían demostrar en los números y en las armonías con las condiciones y las partes del universo y
con su ordenación total, las recogieron y coordinaron.
La alusión que hace Aristóteles, de que los pitagóricos habían visto en los números las
determinaciones y las proporciones de las armonías, se refiere al descubrimiento, hecho por
Pitágoras, de los acordes musicales de octava, quinta y de cuarta, y de la correspondencia entre cada
nota y la longitud de la cuerda vibrante, por lo que las variedades de los sonidos se hacían
geométricamente mensurables. La tendencia dualista — es decir, establecer oposiciones y construir
tablas de parejas de contrarios — aparece en el pitagorismo desde sus comienzos, según resulta de
las parodias de Epicarmo, de las polémicas de Heráclito, Parménides y Zenón, de las imitaciones de
Empédocles. La tentativa de elegir, entre las parejas de contrarios, una serie de 10 principales (en
homenaje al valor de la década) se percibe ya reflejada en EMPÉDOCLES. Para los pitagóricos, toda
realidad (números, cosas, universo), resulta de la unión de los elementos opuestos (mezcla o
armonía), y este concepto, aplicándose a la vida, se extiende también al alma. Con el tiempo y luego
de la dispersión de la orden pitagórica de Crotona, y la disolución de la que se había acogido después
en Reghium (Calabria), algunos pitagóricos pasan a Grecia: FILOLAO y LISIS se radican en Tebas, de
donde, empero, FILOLAO había retornado ya a Italia en el momento de la muerte de Sócrates (399 a.
C.). SIMIAS y CEBES, locutores del Fedón platónico, habían sido sus discípulos. En el siglo IV a. C., el
centro de la escuela es Tarento, y el jefe es ARQUITAS, señor de la ciudad, amigo de Platón, quien, por
su influjo, fue cada vez más atraído hacia el pitagorismo. Contemporáneos a los desarrollos de
Pitágoras, algunos autores remarcan la presencia de otro grupo llamados “Los Eleatas” por tratarse
de un grupo de pensadores que coincidieron en el tiempo y en el hecho de provenir todos ellos de
Elea. Entre ellos se suele incluir a Jenófanes de Colofón, Parménides de Elea y Zenón de Elea.
Podemos presenciar en Jenófanes (540 aC – 448 aC) cierta negación del devenir y del movimiento
del universo, no admitiendo ni nacimiento ni disolución, sino que suponía que EL UNIVERSO ES
SIEMPRE EL MISMO. Ya que si naciese sería necesario que no existiera antes, lo que no es, no puede
nacer él mismo ni puede producir nada, ni, por ende, nada puede nacer de lo que no es.
“Permanece siempre en el mismo lugar, sin moverse, ni conviene a él volverse ora hacia una parte,
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ora hacia la otra”. (JENÓFANES, Fr. 26).Según Aristóteles, Jenófanes, que fue el primero de entre los
eleatas en afirmar la unidad del ser (se dice, efectivamente, que Parménides haya sido su discípulo),
aunque no aclaró, de ningún modo (si fuese finito o infinito), ni parece haber tratado de alguna de
estas dos naturalezas; sino que mirando al universo en su totalidad, dice que lo Uno es Dios. Hay un
solo Dios, el más grande entre los dioses y los hombres, que no se asemeja a los hombres ni por el
cuerpo ni por el pensamiento (frag. 23). SIMPLICIO (Física, 22) dice que Jenófanes supone un solo
principio, o sea el ser uno y todo. A este uno y todo Jenófanes lo denomina Dios, y demuestra que es
uno porque es el más poderoso de todos, pues, dice, si hubiese más, el poder debiera pertenecer
igualmente a todos; pero Dios es el más poderoso y excelente de todos. Demostraba que es
inengendrado, pues el engendrado debe nacer o de un semejante o de un desemejante. Pero (dice),
el semejante no admite esto del semejante, pues no hay mayor razón para que el semejante
engendre antes que ser engendrado él por el semejante; y si naciese del desemejante, el ser
provendría del no-ser. Y de esta manera lo demostraba inengendrado y eterno". A estas alturas es
importante remarcar un detalle, las concepciones religiosas monoteístas ya se habían afianzado en
los reinos de oriente, tales como Persia, Babilonia y Judea. De modo tal que la noción de Dios que
postulaba Jenófanes estaba basada en tales cosmovisiones. Si bien se ha reconocido con el tiempo
que Jenófanes fue el primero en postular la unidad del universo y la noción de Dios, es a Parménides
a quien los historiadores de la filosofía ha adjudicado tales conceptos.

De Parménides de Elea (500 aC) sólo han llegado a nuestro días, escasos fragmentos de sus obras. En
ellas establece como criterio único a la Razón. Yo te alejo. . , de aquello (el camino de investigación)
sobre lo que yerran los mortales de dos cabezas, que nada saben, pues la insensatez dirige en sus
pechos el vacilante pensamiento. Y se agitan aquí y allá, mudos y ciegos, tontos; muchedumbre de
insensatos, para quienes el ser y el no-ser les parecen lo mismo y no lo mismo, y el camino de todas
las cosas se halla en direcciones opuestas (Fr. 6; versos 4-9).Algunos creen interpretar en este
fragmento que “de dos cabezas” son denominados los hombres que se confían al testimonio de los
sentidos, por cuanto en la multiplicidad y variabilidad del devenir se entrecruzan el ser y el no-ser y
dos caminos en dirección opuesta: nacimiento y muerte. Con razón se ha creído encontrar aquí una
polémica contra HERÁCLITO, lo que no excluye que esté dirigida también contra el devenir cíclico de los
primeros jónicos y de los pitagóricos, pues estos últimos concebían el ser como resultante de
opuestos, unidos por la armonía. Además de establecer a la razón como única vía, advierte también
la antítesis inconciliable entre “ser” y “no ser”, no siendo ellas pares opuestos sino aspectos de
distinta índole. … “las dos únicas vías de investigación que se pueden concebir. La una, que (el ser) es
y no puede no ser: ésta es la vía de la Persuasión, porque se halla acompañada de la verdad; la otra,
que no es y que es necesario que no sea: y éste, te digo, es un sendero en el que nadie aprenderá
nada” (Fr. 4, 1-6).

A partir de ello, plantea que: “EL SER ES Y EL NOSER NO ES” siéndolos atributos de Ser:

 inengendrado
 indestructible
 todo completo
 único en su especie
 inmóvil
 sin término.

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Plantea entonces que frente a la verdad está la opinión, siendo esta última producto del orden
engañoso de las palabras. En ellas inscribe al devenir, ya que éste, en relación a la noción del “ser” es
imposible.

Zenón de Elea (464 aC) por su parte, plantea una polémica con otros pensadores de la época de una
manera tal que Aristóteles decía que Zenón era el creador de la dialéctica, ya que oponía a las críticas
una serie de aporías (hace referencia a los razonamientos en los cuales surgen contradicciones o
paradojas irresolubles; en tales casos las aporías se presentan como dificultades lógicas casi siempre
de índole especulativa). Sus escritos intentaron servir de ayuda al discurso de Parménides, contra
aquellos que han pretendido burlarse de él, queriendo demostrar que si el ser es uno, se derivan
múltiples y ridículas consecuencias y contrarias al mismo razonamiento. Entonces, los escritos de
Zenón contradicen a los que afirman la multiplicidad de los seres, tomando el desquite, y, aun más,
intentando demostrar que las hipótesis de que existen los múltiples, conduce a conclusiones mucho
más ridículas todavía que la de que el ser es uno. Paralelo a estas discusiones en el campo de la
razón, en la misma época otros pensadores filosóficos basaban sus postulados en una serie de
elementos o “sustancia primordial”. A estos pensadores se los suele llamar “físicos”, siendo
Empédocles de Agrigento uno de sus principales exponentes. Llegado el Siglo V aC y produciéndose
una profunda modificación en los modos de reflexión de la época, por la introducción de la pregunta
acerca de los problema antropológicos como consecuencia del desarrollo democrático de la polis
griega. La conformación del Estado como regulador de las prácticas sociales y la necesidad, por ende,
del establecimiento de leyes que enmarquen el accionar del Estado, traerá aparejado la necesidad de
plantear discusiones de índole jurídica y moral. Quienes rápidamente se insertarán en estos nuevos
modos de discusión ciudadana serán un grupo de filósofos llamados sofistas, considerados maestros
de cultura ya que aportaban diversas soluciones a problemas que se suscitaban en el acontecer de la
polis. Es importante destacar que haciendo un estudio detallado acerca del tema, notamos que el
mote de “sofistas” se ha utilizado indiscriminadamente sobre un grupo de pensadores sin reparar en
las profundas diferencias conceptuales que existen entre los mismos. No obstante, ese estudio
detallado será materia de otro material de estudio, posterior a este. Deteniendo nuestro recorrido
en las postrimerías de la vida republicana de la polis griega, es importante resaltar que hemos
establecido algunos aspectos relevantes sobre los modos en que el hombre ha pensado acerca de su
origen, del origen del universo, de su relación con la naturaleza y por sobre todo, los modos en
fundar la verdad y como reconocerla. Esta primera entrega, aspira a plantear un panorama básico a
partir del cual abordar luego los diversos discursos filosóficos.

Bibliografía:

- Aristóteles: “Metafísica” – editorial PLaneta- De Agostini.

- Chatelet, François: “Historia de la Filosofía” – editorial Biblioteca Nueva.

- Cordero, Néstor: “La invención de la filosofía” – editorial Biblos.

- Feinmann, José Pablo: “La filosofía y el barro de la historia” – editorial Planeta.

- Mondolfo, Rodolfo: “El pensamiento antiguo” – editorial Losada.

- Parménides: “Fragmentos del poema del Ser” – material digitalizado en Aula Virtual de la cátedra.

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Posadas, Marzo del 2011.

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