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DOCENTE:
MONTERÍA, CÓRDOBA
20/08/2022
Partiendo del origen etimológico, la palabra Eutanasia proviene del griego EU que significa bien y
THANATOS que se traduce a muerte. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, hace
referencia a dos definiciones: la primera, que la eutanasia es “intervención deliberada para poner fin a la vida
de un paciente sin perspectiva de cura”, y el segundo concepto define la eutanasia como “Muerte sin
sufrimiento físico”.
Dentro de las conceptualizaciones históricas, consideramos oportuno resaltar apreciaciones acerca de la
acepción planteada, por ejemplo, en Grecia, donde es entendida como una clase de muerte honorable y sin
dolor, es decir que no se realizaba un juicio moral con relación a esta práctica. La eutanasia solo es legal en
cinco países del mundo, tales como países bajos, Canadá, Bélgica, Luxemburgo y Colombia. También se
encuentran antecedentes de la Edad Media, donde creencias religiosas planteaban sus posiciones, bajo el
criterio de que “la vida humana era un obsequio de Dios, por tanto, solo él tenía derecho sobre ella”. Sin
embargo, algunos países veían la necesidad de resolver ese conflicto de posiciones jurídicas y teológicas y
adoptaron la jurídica para dar fin al asunto en cuestión, siendo países bajos el primero en adoptar la medida
de la eutanasia activa.
Desde otro punto de vista se encuentran diferentes pronunciamientos y la evolución jurisprudencial que ha
tenido la eutanasia; en esta oportunidad, se hace referencia a la postura de la Corte Constitucional, en la que
lo tipifico como delito de homicidio por piedad (art: 326/Dto 100/1980 – Art: 106 de la ley 599/2000. Luego
en la sentencia C – 239/1997 despenalizó el homicidio por piedad, anulando toda responsabilidad médica.
Mas tarde surge el precedente donde se ampara los derechos fundamentales a la vida digna, a la muerte digna
y a la dignidad humana por medio de la sentencia T-970/14.
A través de la historia, en diferentes países se ha consolidado el concepto de eutanasia a medida que ha
progresado el concepto de derechos desde un aspecto progresivo, comprensivo e integral. Por ejemplo, Hitler,
en septiembre de 1939 inició la eutanasia contra pacientes de instituciones psiquiátricas. En la década de
1920, el libro “Permiso para la destrucción de la vida indigna de vida”, de Karl Binding y Alfred Hoche, tuvo
una considerable repercusión. Binding era un jurista; Hoche, un psiquiatra. “Se había roto un tabú: se
animaba a los médicos a quitar la vida”. La discusión sobre la eutanasia, no prosperó ni siquiera durante los
primeros años del régimen nazi, instalado en 1933. Pero en 1939 (al inicio de la 2º Guerra Mundial), el
programa de eutanasia de los considerados “enfermos mentales” pasó a la práctica. En agosto de 1941,
cuando el programa se levantó, 70.000 internos psiquiátricos habían sido asesinados, y otros 30.000 estaban a
punto de serlo. Se calcula que fue asesinado el 50% de los pacientes de los psiquiátricos alemanes; desviando
la práctica de la eutanasia a un genocidio; esto, paralelo al holocausto ya por todos conocido.
Dentro de estos aspectos, aunque la eutanasia se ha enfrentado a múltiples obstáculos, el procedimiento ha
podido afianzar sus primeros criterios para poder asegurar su uso frente a las condiciones de vida las personas
en Colombia.
Es oportuno anotar que, la Asociación Médica Mundial, en 1987, opinó acerca de la eutanasia, como el “acto
deliberado de dar fin a la vida de un paciente”. Más adelante, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos,
en enero de 2002, manifestó, que dicho procedimiento radicaba en la “conducta (acción u omisión)
intencionalmente dirigida a terminar con la vida de una persona que tiene una enfermedad grave e
irreversible, por razones compasivas y en un contexto médico”. La Organización Mundial de la Salud la
definió como “aquella acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”
La Honorable Corte Constitucional, a través de la sentencia C-239 de 1997, hizo su pronunciamiento respecto
de la eutanasia, el cual tuvo como fundamento el derecho a la muerte con dignidad, en dicha providencia
indica que el Estado no puede negar a una persona en grave estado de salud o en condiciones de enfermedad
terminal su deseo a morir dignamente, ya que se encuentran dados los elementos objetivos en razón del
derecho a la libertad para disponer del bien jurídico tutelado en cuestión que es la vida, pues es el Estado no
puede forzar al titular del derecho a soportar condiciones indignas que son contrarias con el disfrute de la
vida. No obstante, lo anterior, dicho antecedente no ha sido suficiente, para que en la esfera legislativa se
realice el estudio necesario que permita la modificación de la Ley 599 de 2000, que conlleve a la
despenalización de la eutanasia; toda esta prolongación tiene su génesis en diversas posiciones que defienden
algunos sectores sociales y por las mismas creencias religiosas las cuales se oponen a dicha práctica.
En el año 2014, la Corte Constitucional, en revisión de tutelas sobre el particular, ratificó el derecho de los
ciudadanos, mediante la sentencia T-970 de 2014, y ante la ineficacia del Congreso, le ordenó al Ministerio
de Salud y Protección Social que creara una ruta administrativa para efectuar la regulación, por medio de la
conformación de Comités Científicos interdisciplinarios que cumplirán las funciones señaladas en la
sentencia T-970, así mismo, como la sugerencia de un protocolo médico que sirva como guía para los
médicos “el cual será discutido por expertos de distintas disciplinas y que será referente para los
procedimientos tendientes a garantizar el derecho a morir con dignidad”. Cumpliendo la orden, el 20 de abril
de 2015, este Ministerio expidió la resolución 1216 que obliga a los hospitales a crear un comité para atender
las solicitudes de eutanasia activa, así como presentar los lineamientos generales para hacer efectivo el
derecho a morir con dignidad del paciente en fase terminal. De esta forma, Colombia se convierte en el
primer país en desarrollo en legalizar la eutanasia activa, en los casos de enfermos terminales con dolores
insoportables sin perspectivas de mejora y que hayan expresado claramente su voluntad de morir.
La Corte Constitucional con base en Sentencia C- 233 de 2021, emite el comunicado 27 del 22 julio de 2021
que amplía la eutanasia para pacientes no terminales. Con esto, se entiende que la interpretación de la
eutanasia y, en consecuencia, el tipo penal de homicidio por piedad cambia. En esta sentencia nuevamente
exhorta al Congreso de la República para que, en ejercicio de su potestad de configuración legislativa, avance
en la protección del derecho fundamental a morir dignamente, con miras a eliminar las barreras que aún
existen para el acceso efectivo a dicho derecho; así mismo, abrió un nuevo escenario que permite la
procedencia de la eutanasia, por la cual amplió los escenarios de procedencia de la eutanasia como una
manera de proteger el derecho a morir dignamente; en este pronunciamiento, al declarar exequible el artículo
106 de la Ley 599 de 2000, indicando que no se incurre en el delito de homicidio por piedad.
El 1 de julio de 2021, el Ministerio de Salud y Protección Social, estableció en Resolución número 971 el
procedimiento de recepción, trámite y reporte de las solicitudes de eutanasia, al igual que las directrices para
hacer efectivo el derecho a morir con dignidad por medio de la eutanasia. Lo anterior así fue consagrado
teniendo en cuenta lo planteado por la Corte Constitucional en la jurisprudencia, en donde en repetidas
ocasiones ha fijado ciertos criterios o parámetros para garantizar dicho derecho. El Ministerio de Salud, por
tanto, se manifestó por medio de la Resolución 00971/2021 ratificando las premisas antes
relacionadas en la sentencia ( T – 970/2014), lo que dio a lugar que la H. Corte se pronunciara por
medio de la sentencia C- 233/2021 con base a una demanda de inconstitucionalidad y unificando los
criterios expuestos. Se encuentran diferentes clasificaciones acerca de la eutanasia, en esta
oportunidad, se hace referencia a la postura de la Corte Constitucional, en la citada sentencia T-
970/14, cuando hace referencia a ciertas precisiones terminológicas, en la que esboza la clasificación
de la eutanasia, así:
OPINIONES PARTICULARES
LINEY PICO. Considero que, para abordar el tema de la eutanasia, hay que valorar cada caso en particular;
no se puede generalizar irresponsablemente una práctica que, claramente choca con la Constitución Política
de Colombia que, desde el preámbulo reza…” …asegurar a sus integrantes la vida…” y más exactamente en
el artículo 11 contempla que “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”. No obstante, hay
que considerar otros aspectos que rodean dicha práctica como la dignidad, los derechos humanos, la ética
profesional y la moralidad o religiosidad y sin dejar por fuera un aspecto socio familiar. La dignidad, por
ejemplo, es un derecho fundamental autónomo, tanto que la Corte Constitucional ha determinado, que
equivale (i) al merecimiento de un trato especial que tiene toda persona por el hecho de ser tal; y (ii) a la
facultad que tiene toda persona de exigir de los demás un trato acorde con su condición humana. Mientras, la
Iglesia, se opone rotundamente a la eutanasia por cuanto es un don otorgado por Dios y solo Él puede
terminarla, no el hombre; calificando el acto, como un pecado mortal. En este orden de ideas; estaría de
acuerdo con la eutanasia bajo las siguientes condiciones:
Que el enfermo terminal (debidamente documentado y respaldado por la historia clínica y conceptos
médicos), sea quien tome la decisión contando con el apoyo familiar.
Que la práctica cuente con el protocolo de recepción, trámite y reporte de las solicitudes de eutanasia,
establecido por el Ministerio de Salud para la realización del procedimiento
Mi concepto personal se debe, a que, detrás de cada caso, hay un dolor profundo por la inminente partida del
ser querido (aspecto emocional), unos familiares extenuados por la situación particular vivida con la larga
enfermedad o por ver al ser querido apagarse lentamente (aspecto socio familiar); pero a la vez exalto el
derecho a morir dignamente, el derecho a tomar decisiones hasta el último momento de la vida (derecho
fundamental que acompaña al hombre durante su existencia)
JAQUELYNNE HERNANDEZ:
El tema de la eutanasia es un tema muy delicado hay quienes están en contra y quienes están a favor.
En mi opinión no estoy de acuerdo con la eutanasia fue muy apresurada la decisión que tomo la
corte frente a este tema por que estarían violando el orden constitucional, porque en la Constitución
de Colombia no hay ningún artículo que nos hable del derecho a la muerte digna. El artículo 11 nos
indica la defensa del derecho a la vida, esta decisión desconoce también el derecho fundamental de
la salud, porque es obligación del Estado dar todas las atenciones necesarias para que el ser humano
que está sufriendo pueda mitigar su dolor, pero no acabar con su vida, de 202 países, solo 7, entre
ellos Colombia, han considerado la eutanasia como una salida para las enfermedades graves o
terminales. Incluso, Colombia sería el segundo país que la practica para enfermedades que no son
terminales, o que considera, como es la última decisión de la Corte, ampliarla a casos de lesión
física o problemas de depresión o de carácter psiquiátrico. Estamos en el marco de la medicina
contemporánea, es mejor que el estado impulse, invierta en la ciencia en la medicina para que cree
opciones medicas o genere investigaciones sobre estas enfermedades terminales con el fin de
encontrar una cura para estas enfermedades que generan tanto dolor físico, emocional, psicológico
en las personas.
JOHNATAN LOPEZ. Particularmente considero que la eutanasia debe ser penalizada ya que cierra toda
posibilidad de que la ciencia cree opciones o investigaciones pre-posteriores a dicha calamidad y que abre la
puerta hacia el camino más fácil de escapar de la problemática, lo que a criterio propio considero que se
pierde en definitiva toda posibilidad de que surja un hallazgo científico o religioso para salvar esa vida que se
encuentra tutelada como bien jurídico, y obsequio de un ser supremo.
De la misma manera cuestiono el hecho de darle valor a lo que en clemencia pide dicho paciente a sabiendas
que no se encuentra en plenitud de condiciones lo que lo hace concluir con decisiones que a la postre solo
favorecen a terceras personas, que visualizan la complejidad de la situación. Hago mi salvamento de voto con
base a mi creencia religiosa como acreedora de esperanza de vida en última instancia.
En tal sentido, el Estado más bien debe propender por que la ciencia y la medicina cuente con un respaldo
apropiado, que le permita obtener avances y desarrollo a fin de garantizar mejores resultados en los pacientes,
por otro lado, también es necesario que se brinde la mejor atención y cuidado en aquellas enfermedades que
requieren manejo especializado, brindando todo el respaldo y el apoyo necesario tanto para él, como para su
familia.
Bibliografía
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Mundial., A. M. (octubre de 1990). Asociación Medica Mundial. (Octubre de 1990). Asamblea Medica
http://repository.unaula.edu.co:8080/bitstream/123456789/1445/1/unaula_rep_pre_der_2020_analisis
_eutanasia_Colombia.pdf