en su rostro tieso de mujer al vino blanco.

Tuvimos un piano corto, la velada

hubiese demostrado su potencial de manivela insoportable del día por venir; su
mirada comprendía toda la región septentrional de mi chaqueta con jaguares
dorados, estaba compenetrado en describir paciente y solemnemente cada
PULTRANS
detalle de la noche, pero era un minimalista conceptual retroparlante y solo
pudo con una oda al vacío cristo de los albos. Tenemos pinta de conocer el
calendario láctico gregoriano, cosa que nos facilitó la reincorporación del niño a
nuestra orquesta, niño, que, no nos hubiese sorprendido encontrar muerto.

Ney
Felicita cartonera

AsunZión 2010

60 1
 eternidad como solo se puede amar a un hijo. El pasto de la incertidumbre se
deshoja en un mediodía que me dará vida. Nazco. Por suerte me desplomo en el
centro inhumano de la virgen, que brilla azul gracias a un nuevo orgasmo
celeste… Cuando mis dedos se enternezcan en debilidad y el aire ya no vuelva a
mis pulmones, desearé estar aquí, escribiendo esto.

Cardenal rengo frente a máquina de escribir con copa en la

mano

El nombre de un suburbio-margen-icono-del-miedo, es el pesar más corto que

entra por mi esófago y me dice hoy claustrofobia mañana personas desnudas,
auge de papel virgen. Pierde su prestigio, rotos sus tal vez últimos ojos, no
esperará ya a que lo llamen necio, se lanza como una flema llena de aires a la
indiferencia, a ignorar su condición de islote de otra era en esta, de niña con
vestido del novecientos en el veintidós, y que los ojos de todos estos ojos con
luces no le hacen llanto ni ampolla.

TALK-O-REP
Un invierno lleno de piernas y tractores, abre paso a la clemencia de aquel perro
de seda, uno verdaderamente dinámico y conectado a ultranza con el
introspectivo emulador. Un sentimiento elevado a la potencia demográfica de
los pleverbes de por aquí ya no tiene el fuego que supo pavonear su precedente
en estos trotes: su hermano incestuoso eyaculando la realidad por los poros se
desviste de esperanza y emprende el nada hoy debe reclutar al menos tres.
Volvimos a la tierra y él guardaba las llagas de Alto Universo, ya reverberantes


En los ojos de los pájaros se olía la desidia de las clases fuertemente explotadas, el
caso de todo el continente, que deseaba ya una gran eliminación tectónica para poner fin
al dolor. Hombre y pájaros conversaron un tiempo, mientras las chispas de un cielo
lógicamente incoloro se desvestían para la tarde. La noche anterior había soñado un
futuro, uno de limpias mañanas para sus contemporáneos compatriotas, sumidas en la
abundancia de las fiestas. Cada pájaro tomó su copa de ron y todos gritaron a viva voz
las siete u ocho cosas que se les vinieron a la cabeza. El hombre puso la frente en lo alto
de las montañas y supo exactamente para qué había sido elegido por la dirección general
olímpica. Jugaron a las cartas hasta entrada la noche.

2 59

En el tiempo se recortan amatistas como torbellinos de carne cuando mi ojo
estaba sereno como camarón. Esto, a la velocidad de la luz, que apacigua un
otoño mostrando los tímpanos del naufragio. Con la posibilidad de viajar al
futuro, aunque lo conozca como un cazador conoce a su perro, que se llama
estrella. Redundo en masticar la posibilidad de extinguirme y el trueno es doble,
porque depara los pormenores de un incesto insensato. Como un paracaídas de
luz viscosa, reclamando mi sinceridad de toro. Los cantares al bienestar de mi
patria, el leprosario, deleitan a los trenes. Hueso de mi planeta, carcomido por
las palabras dulces de los dueños de la isla. Y me remonto más allá, al tiempo en
que los violines de mi pelo lloraban por verte llorar, cándida anciana que
recorres con un dedo la página del mañana. Tiro un ladrillo de viento a tus ojos
y espero que lo digieras con la velocidad de los jinetes. Mi dolor es un casco de
varios despertares acumulados. Y sos una tibieza acompañante de mis pasos. La
llaga se materializa en tus incendios, flotamos como campanadas, existen las
tinieblas, o son pequeños tesoros marchitos. Ya hemos hablado de repetir
nuestros rostros en carteles invisibles y duros como madera DE CERDO. Hoy
decido corromperte y a todos tus mechones de organización. No me resulta un
gesto hábil el de profanador. Somos el destino del hombre. Mi cultura es el
fuego de esta era. Y aun así soy poco interesante, necio, engreído. Una lluvia de
acero puede aplacar mi sed de volverme un latido. Mi sed de llenar el mundo de
clones de mis gustos y gestos. Mi ser de ser consultado por las parcas. No creo
que el rayo me quiebre antes de haber cantado.
Acupuntura para mascotas
Este tiempo ciego que yace en mi mano, despeina el silencio que me acompaña
desde nacido. Las piezas de esta solemnidad van calladas por un muro de
demandas. Mis pasos envuelven la cera de todo lo que he sentido. Y el eco de
cada mirada perdida es un búho de metal que me acompaña. Recuerdo la
 existieron, desde la saga manchada de arena, carne y nuez. Esta masa de
Es que el día se vistió de su verdad. Y desarrolla sus competencias sabiendo lo más
triste de la verdad, sus días son un retazo de lo que puede vivir. Siempre pensó y supo
que estaba destinado a algo especial, pero tuvo claro qué era cuando esa tarde llegaron
los pájaros costeros como cargando la panza del mediodía.
Los pájaros tenían una melodía corporal excelente y casi necia, eran de una raza
autóctona de su región. Hablaban de algo como hacer nacer al tiempo, para romper toda
linealidad, surgida de un tiempo artificial y fuera de foco.
58
(los I-mot deciden nacer al mismo tiempo que nacen)
I-mots:
I-mods
Fin de la postguerra contemporánea a cualquier momento de cualquier historia
Vi una máquina de carne picando solamente palabras, estas palabras
tenían la textura de la piel de los reptiles. Todo se encerraba en sí mismo,
los fenómenos eran explicación nada más de sus propios efectos. Cuatro
barras como cuatro caballos te van a pisar la espalda, eso vimos. Para
atrás, cuatro o cinco, y saber para dónde tirarlas, ruedas, de máquina de
picar carne, que no van a esconder que; le tiemblan los ojos, como en
latidos, intermitencias. Las cosas parecen encenderse, ahí los llamados de
atención de algo. Veía el corte de las cosas, de las partes de las cosas;
durante ese tiempo todos los demás se dedicaron a la vida.
Cuando convirtió todos los fardos de la noche en cuerpos; toda la espesura del trigo, la
rabia, los juguetes enarbolando el ciego en los carteles de la deformación rectal de dios;
fue como una visión de lo verde creciendo en los ojos de las caras muertas de los gatos
inflamables antes. La serenidad es un cine.
El ciclo de la muerte de la civilización se repetirá tanto, que nunca
podremos figurarlo como efectivamente circular. El cuerpo colectivo
humano rellena un túnel hecho de calles, pasillos; unido por hormonas y
juegos de luces entre las hormonas de, -tan solo- un plexo axial, de
repetición [] reminiscencia; de una manera que excluye la idea de lo
personal, la individualidad o arbitrio que vemos o no escaparse de
nuestras manos, que son de arena, como cuerpos de carne, que nunca
tentáculos, desesperación y alivio hedónico, vive exenta de toda presión o
tensión. Esto, en las geografías sanas, naves hipotéticas del rato desde y
fuera del cardumen. Pero atravesada por la criba de las ciudades, es un
cuerpo enfermo y crispado; que sabe esperar a reventar o a que la ciudad
se caiga. Hicimos una caja y nos metimos adentro a tratar de destruirla;
3
para cuando, el día que logremos destruirla, comenzar a construir una
copia exacta, intencional o no, de la caja anterior.
-A mí me tocó en los calentitos, los de adentro.
-...mm, a nosotros nos dieron estos pasillitos para que nos cansemos más
rápido.
Cuando vi o creí ver lo que era el Mismo, la mismidad en general, ya tenía
claro que todo se iba a repetir infinitas veces. <que el recuerdo de lo que
sea repite un cuadro análogo al que se evoca, adaptado a las
circunstancias en que se esté viviendo. Por eso no temí nunca más a
escuchar canciones en Fa menor, que me hacían morir, como los dientes
de quienes me disparan todos los días. Cuando me muero me mareo.
Pero la sobreimpresión de M-I-S-M-O, en lugar de tener ningún rostro,
me permitía visitar las casas y robar toda la información que necesitara,
robar cerebros enteros. Quiero decir, puedo jugar el par de quien sea
durante algún tiempo y vaciarlo, volverme una torre enfrente de la torre
en que necesitará convertirse mi par, y crecer hasta el momento de la
despedida; la ceremonia donde me como tus ojos y solo te volvés
caricatura de lo que te robo.
Llegamos en barcos de esclavos (a América), o en textos de ARN (a la
tierra), aprendimos a matarnos entre nosotros y matar al enemigo, el
miedo es lo único que detiene un buen juego de esferas en Fa menor.
Cuando escuches la música de las esferas se te va a inflar el cerebro, te va
a doler mucho. Los ojos de alguien te van a quemar mientras dice: andate.
La que necesitamos es la siguiente:
no podría velar la ciénaga mordiendo
aquello que te nombró sin aún que fueras o darte en resuelto
bañamos el silencio de tu espejo en la ruda fulgurante aideolitia
de tu celo nacarado
Aprendiste a mover los ojos en líneas áureas, solo soltándolos a que los
músculos de atrás estuvieran relajados. Cada una de las cosas que decías,
oías o hacías, estaban íntimamente conectadas con lo que estabas viendo
y generaban un sentido nuevo, capaz que ni siquiera síntesis del resto. En
4 57
mis palabras inunda toda tu piel, aunque seamos todo e infinitos, en este
instante que no existe. Tu voz tampoco existe, porque somos bronces detenidos
en la cópula desde hace más de mil años. Y el fruto de esta unión es nuestra
quietud y la suciedad que acumulamos desde que fuimos fundidos y vaciados.
Ginocresta
El tiempo se detuvo anoche, que morí. Ahora solo hay la imagen de un inmenso
collage de todo lo vivido. Nunca hubiera dicho que después del mundo perdura
solo un plano, un cuadro inmenso y detalladísimo, que se percibe todo al mismo
tiempo y sin parar. Pero ya estoy muerto. Y hasta las ideas que tuve vivo sobre
la muerte están en este collage.
Los muertos habitan la muerte, ese es el fin del misterio. Los muertos son la
muerte, la inversión de esta vida, el sueño perpetuo, la vida con sintaxis de
sueño, sin límites claros entre lo casual y lo causal. La función más noble de la
escritura es poner de manifiesto cosas que apenas escritas resultarán evidentes,
esa es la falacia del mercado editorial-siquiátrico. El fato comunicaens es
mentira, son mentira los autores y los lectores, hasta todas las salsas de tomate
son falsas. Tanto en el texto como en el mundo, solo hay texto. Y dado que
estamos vivos, estamos muertos.
Acupuntura para señoritas

Uno de los pájaros era vecino de los dioses y conocía todo lo presente y lo futuro,
aunque por no conocer el pasado vivía sin hablar ni poder ubicarse en el mundo. Pero
tuvo claro algo: ese hombre tenía tatuado en el hipotálamo el futuro del continente. A
veces la vida es un carro de fuego liviano e intangible. Hombre y pájaro se juntaron en
un punto del tiempo del que cada uno conocía toda la extensión opuesta a la que
conocía el otro, y con solo una palabra se dijeron todo. Planearon hacer estallar en una
carcajada a los de buena suerte para lo poco, mientras corría el humo de la vida quieta
por entre los ojos de la historia. Esa tarde no hubo cielo, como cortina del miedo a la
muerte y los enemas de la eternidad. Entonces se vio el rostro de bagre de dios. Y el
hombre tuvo su charla con éste, donde supo que su destino era plantar rosas en una falla
tectónica. De la novena rosa, una del color de los perros agudos de la resurrección,
sabría su misión con los detalles programáticos.
Recorremos el mundo ataviados en vestidos de época, como un sedimento pop esa época también podíamos cerrar las manos de manera de poder elegir
de la cristalización de inexistentes puntos de la oferta cultural. Somos humo de qué se iba a ver de nosotros. Cambiar de edad, vendernos a los vampiros
lo que fue la inteligencia, incendiada. No hay nada que demuestre haber como un chiste; aparecer y desaparecer.
cambiado. Ni siquiera un más allá por donde las aceitunas de un más allá excelso
frente a un mar de la recóndita primavera. Y mis palabras son más que
Creí que nunca ibas a volver del tamaño de una pieza o todos los lobitos
inocentes. Ya, que no cambio de lugar el murmullo resonante del día en que nos
hechos de piedra y luz
una la tarde.
a quienes nadie llama sucios,
a desaparecer mientras mejor se vuelve todo.
·Silencio de los pocos cuando eras de vidrio, azul, o de algo como azul, de vidrio
Y te enraizabas en lo mismo mostrando todo lo que no iba a entrar en las
No doy crédito a la canción del mar/ el relato de un silencio olvidado prístino fechas
circular ovoide femenino como noticias económicas en la cera de una lámpara
plena de inteligencia emocional/ el cuerpo del vigía es un rótulo para los sucesos parecían el globo que daba forma
fragmentos de luces, bulevares, incredulidad/ mientras tomo nota de la al nombre del próximo giro,
arrogancia de esa señora de medio metro de corcho húmedo frente-a-la-puerta cuando pudimos sentir la fricción
de VARIASETERNIDADES. Si enflaquece este discurso es por la cara de
pocos amigos de los días venideros.
Se paseaba por varias colecciones. De la sonrisa más plácida. Que entre los días
eligió este para ver al mundo de lo reojo, única versión semiplástica del mañana de tu simultánea existencia y no
en que cada descanso dice “el hoy se renutre de todos innumerables cosas”,
hasta lo que nos falte concebir en nuestra desidia. Un estrépito en la canción del Caías en el reconocidísimo
desierto. Los cúmulos de pan están calmos, como a la espera de la canción que
ya llega. Una huida de búhos hace chillar en amarillo al cielo violento. Y las rodeando el momento en que no te soy
guitarras del último día recorren antiguas crecidas de nuestro arroyo. Ya cambia desde donde veo y aseguro
el viento. Es el lugardescanso y las remembranzas silban canción de cuna a la medida no es cada parte
nosotros.
 la inundación debería ser diaria
Mulción
La tormenta no se avecina. Todos guardan silencio y prometen existir. Mis ojos ves enfrente la imagen que nada más que el asombro
son un hilo de invisible cristal tendido hacia tu rostro. La carne es un credo enciende, sin escalas, y demuestra
incurable. Nos cansa imaginar. Saludo una vez más, como llegando, y el eco de
cuando murieron todos los vértices

A veces despierta pensando en el futuro de su continente. En esos días prefiere que solo cuando solamente puede conmover
no se le hable. La distancia es un valor que compromete a los ojos y la dignidad. Si en saber de la instancia donde solamente
este mundo perdurara la gran osadía con que se recorre los espacios públicos, las
certezas serían puntos diluidos en un espacio de cinco dimensiones. En cada tiempo se es, es decir, hay, o existe
detiene el conteo de las perlas que hacen a un destino valer. La vida lo lleva por el la inundación del cuerpo y lo que no se puede asegurar, ver,
camino más sano, su conducta es irreprochable.

56 5

la no existencia simultánea a nada más que
el giro,
cuando no hay modo
de decir -murió-
Mano sin codicia,
No repetir ni volver a dejar en claro que el tamaño de las figuras
primeras
Barra, el-no-modo, de la astucia al tajear desde el calcio, o aún
decantado nitrógeno
La secreción, la idea de un modo de cosas desde donde
Algo parte; no hay posible comienzo o forma de negar
comienzo
Nacía en el aborto epistemológico del día; y veía llegar las sombras de lo
que nadie nunca más vuelve a preguntarse o intentar no resolver. El
momento de mayor nerviosismo, acerca de que, se abrían vallas pero la
sombra de las cosas era por lo menos de la naturaleza de las rayas, o las
deltas. Disparamos sondas para probar el vicio de la mortandad en los
mismos trazos que nubló para señalar; atesorar como caídas,
Al intentar llagar el comienzo como un disparo
_tan solo para desnudar el tacto analógico
Ante nada de su cumbre,
Hace desde el principio de todo; y también desde que lo pudimos ver
O apenas desde que dejó de verlo quien hubiera escondido,
la montaña está tejida, rodeada en Ek-spira, por nichos donde habitaron
fragilísimos peones de cera y algunas veces sal inflamable.
Alcanzar se polarizó con respecto a comprender
No así comprender, que se enervó en la espalda de las moscas
Y desde ellas figuró un no-modo
De barrer hacia el descenso inaudible ramas de lo que ya no comunicará
La costumbre,
6 55
de ingenuidad y piel de lobos, será un cadáver maquillado y tuneado. Esa
mañana lo golpeó contra el piso, lo convirtió en una escoba humana. Todos
reían al verlos pasar convertidos en dibujitos animados. Así, la dueña de casa se
hartó y asesinó a varios de ellos. Eran panes durísimos hechos con levadura
moral. Estoy harto de la venganza, de mi antiquísimo resentimiento con el dios
de los infrahumanos, ese pez rabioso que corroe la superficie de todos mis
pensamientos sin llegar a ver el sol. El pez de hierro se encamina a un encuentro
con el Cristal Retrógrado, el rey de los intestinos. Vamos a tomar el mundo por
la puerta de atrás, mueran todos, cómprate la realidad por una cadena de
supermercados y alimentos congelados, espero se convierta todo lo tuyo en mi
mejor sueño. Soy la miel de la literatura universal, con mi traje de bolsas de
nylon y mis borracheras vergonzosas.
·Cristales divididos
Aire de su astucia se libera mientras roe. Pronto no llegarán partes de que la
palabra, hilo inútil, mi cuello devastado por un desierto de monedas donde la
inteligencia del mundo es eco de mis manos chicas las prefiero a todos los soles
en agua que ofrece este destello de lucidez. Existo solo para extender la
minúscula, necia, hermosa, razón de tu Yo. No tener nombre y la ceja de un
policía muerta en mi zapato herrumbrado por noches ajenas vasos se me
cayeron las manos creyéndome cristo y mi sangre casi agua destila las creencias
de una ciudad que me desconoce mientras fumo la vanidad de todas las
sentencias. Cerebros de espuma, chocando… en una total oscuridad, donde el
pez de hierro alumbra la polifonía se retuerce entre sedantes fundada en una
sinceridad muerta/enferma/despierta prostitutas de hierro cerebros azules de su
cuerpo. De mi pie nace un vándalo, hablamos durante horas de lo que desearé
cuando haya acabado el viraje. El pecho lánguido de la indiferencia. Ácido
histriónico de tus manos de árbol. Desinfla a patadas los testículos de la
felicidad. Los grafítropos huyen sillón de piedra/ como un monumento al ocio/
el mundo indiferenciado de jirafas y niños/ embotellan gotas de Gofionardos/
como dioses de un árbol de mercurio/ un aljibe de sueños intercalados.
·Back Heroico
Acaece en el curso de lo relatado, acaece la NADA. Él no detiene su marcha,
gravitando cúmulos de carne y pudor, en todas partes pegoteando los techos
con su acaso última verdad. El día se muestra. Caen en desuso las hojas del
prismático e ilusorio árbol en que su alegría se bañó. Las equivalencias del
desierto enmudecen. Y alumbro quieto con mi mano tu última cara. Se destalla
el ciclo, tomados por asalto los minúsculos tintes que desprecian un temor.
·Heridas de la posguerra Junto, atada, a la invaginación de los no-modos en general

No-modos_
Somos los hijos de una no-tierra que transpira el hartazgo que le causamos…que
el mundo nos debe una Explicación, un Consuelo, un Nombre. Los ojos del
desierto irradian la ira de dios. Y el Cielo Vital duerme marmóreo en el reflejo Las repeticiones dan la apariencia de posibilitar lo curvo en las parcas
de cada generación. Somos carne de primera abandonada en esta cápsula que Las parcas son el extremo de tensión en tu labialidad
nos reseca la Piel y nos pudre al sol. Una máquina de orgasmos disuelve mi Al expectorar,
pantalla y me hace ver que en algún sentido estoy desnudo. Debería ponerme de Apenas toco el filo de cualquier canal nervioso de los que compartimos
acuerdo con el Programador, pero necesito antes saber de qué estamos hechos, No podría más que continuar anudando No-modos, códigos de toda
¿del anhelo de un idiota? ¿Del deseo de una mujer cósmica insaciable? ¿De deidad primaria,
basura galáctica concentrada? ¿De hormonas divinas? Soy cuervo de cristal en Embarrada, sucia, gangosa, para protegerme por aunque sea
las puertas del más allá. Mis hijos van rumbo a la nada a bordo de buscadores de Algunas lagunas
la nueva lengua y basura teórica sobre manipulación genética, entonces soy una -de encadenar la anulación
contenedor de desechos biológicos y lingüísticos, un lugar donde vaciar la
enorme frustración que supone nacer alienado de toda alegría o placer. Nunca
reveles tus contraseñas. Soy inmundo como puedo, me crearon para ser más y
Las implicancias epistemológicas de encadenar la anulación
más estúpido e inhumano. Las hojas de hierro de mis fracasos recorren la sala de Al pulso mismo*
un pequeño-burgués hermoso, el que detiene todos mis pensamientos en único Son el pulso mismo*
punto. Somos binarios y digitales. Somos un texto inconcluso y vacío de
sentido. Querríamos que la adolescencia fuera eterna para seguir lamentándonos *estas células nacen simultáneamente,
y llorando muertes de cosas estúpidas. Volviendo variable audible al tiempo

-de lo que, si el tiempo ES, y es a partir del surgimiento de la

simultaneidad de asociaciones
·Edipo Grey luz (los I-mot deciden nacer al mismo tiempo que nacen)
A veces soy un reo creado como los espantapájaros y con una luz en la espalda
que quiere significar dignidad. Eres la huella de mi pasado, prefiero descartarte, -el tiempo, no es
convertirte en chatarra, en una nube molesta en un paisaje tremendamente
aburrido. En mi realidad no hay goce insoportable ni felicidad de cuervos en
celo, ni puentes por donde los arrecifes de la verdad, que por cierto no tienen Nü –modos:
derecho a existir. Somos la pólvora de un futuro que menosprecia la lucha La anulación de_
(intensa, vacía y esquizoide) que emprendemos cada día contra un anonimato Nü-mots
durísimo, impuesto por un orden extranjero y extraterrestre. Los brazos son dos Nü-mods
puñales que persiguen a mis restos por la sala de un pequeño-burgués hermoso
de mejillas. Hundirme, cuesta mucho trabajo y deja poca satisfacción. Quiero La anulación de las cadenas axiales de toda historia o partición histórica
que tus ojos señalen a mi suicidio cuando cometa, uno completamente Es equivalente a la anulación de la manera de pensar herramientas de
manoseado por la prensa y hermoso de presenciar. Mi cadáver será inmenso y Formación o disolución de cadenas axiales de cualquier tipo
precioso como las piedras cristalinas que me acompañan en el camino, mi
verdad descansa bajo los hilos de una muchedumbre. Mi cadáver estará vestido

54 7

En Ek-spira en derredor a la cabeza de borrego de lo que no se nombra
más que a sí,
Los eremitas se reparten el no-codo de cómo o para qué
Pensarse
La cabeza de borrego por dentro contiene un vacío denso
Donde dormían todas esas tarjetas de piedra vueltas nave
En las naves llegamos a este lugar, queríamos encontrar un sitio donde ya
no hubiera máquinas o conversaciones de largas horas sobre
enfermedades de los aparatos del placer del cuerpo. Redactamos un
tratado, cuyo nombre era sobre la digitalidad de todas las cosas. En él, nos
dejamos en claro a nosotros mismos y a nuestros congéneres que todo
podía ser traducido a otro lenguaje; hasta en cruces entre la materia y lo
inteligible o aún hasta en el código del árbol de problemas de lo personal
o los desvíos de punto de vista entre individuos de una especie. Al
convencernos de eso, renunciamos a todo, ya que todo era todo; o nada,
o lo que sea; y nos enviamos como un texto lógico más o menos
complejo a este lugar. Del verbo nació la piedra y la carne. Y más tarde la
música, los automóviles. Y máquinas y conversaciones de largas horas
sobre enfermedades en los aparatos de placer del cuerpo.
La forma de escapar a esto, cada vez que a alguno de nosotros se nos
hace patente, en alguna de las fases de este exilio, es negar la supremacía
del verbo, o de cualquier código o juego de signo.
Querer conocer el fondo es querer destruirlo, entonces.
8 53
Ciclo de Nylon
Oímos hablar del cristo íntimo, el refugiado, el náufrago.
Nunca del cíclico trípedo violento que perturba los salones de Jerusalén.
Sabemos del cristo liviano, familiar, masticable, digital, alcalino.
Todos olvidamos la llegada del Miedo.
Cuando arribó al mundo Cris, todo estaba preparado para la gran fiesta. Pero el
maldito se puso a conectar a los niños con su padre, el mal imitador del Bagre
Japonés. Su padre, el fantasma de las bolsas de papas chips.
Todo tiene un cuerpo, un enlace con la estupidez y varios mantras para volverse
humo vidrioso. Pero Cris llegó de mal humor y a todos volteó de espuma y
letárgica lectura de sus vacíos. La confederación lo bautizó “Esfínter”. Y Cris
estuvo dale que te dale con la bocinita de sus poemas, ruido de tractor
semidiscursivo que corrompió a toda nuestra especie.
A Cristo lo maltrataron por su sensualidad, no paraba de sacudir el beat en la
cara de sus admiradoras, todas hermosas mujeres treintañeras con IQ de 25. La
matrícula de su coche rezaba “DANDY” y Cris especulaba con todas sus
ballenitas prontas para un asalto mundial de cobre gaseoso.
Su revolución no marchó, estaba claro que había mucho mejores bandas en el
mercado. Cristo se suicidó y prometió volver a esta tierra maldita, a establecer la
esclavitud de todos los hombres y mujeres. Pero le robamos la bandera y tuvo
que rajar, porque estaba asustado de todos nuestros barrabravapolicías que eran
romanos hasta la médula. Qué pobre lectura que hizo de nosotros… no haberse
percatado de que nuestros hombres le romperían el culo si no corría.
A nuestros barrabravapolicías los alimentamos con vitrinas inalámbricas de baja
fidelidad, para que no se inmiscuyan en nuestro nuevo, genial y buen plan:
Vamos a enviar un Cristo a otro planeta, como medio para colonizarlo más
tarde. Para cuando la guerra de cristos estalle, ya tendremos bases por toda la
galaxia. A Cristo lo hicieron con papel de cebolla un día de carnaval. No le
gustaban las minas, así que lo llevamos con el auto a gritarles mierda a los
travestis de Jerusalén, también lo emborrachamos y lo mandamos al bosque
solo, y se fue endureciendo. Por suerte en el último capítulo de la historia, se
unió a los romanos por unos dólares. Soy el león que se come a tus cristos. Eres
una sustancia fibrosa hundida en mi memoria, eres más que mis novios
inventados. Somos jarras de vinagre política en las puertas de la babilonia de
Natura. Regálame tu dólar metafórico, yo te daré mi vida en un frasquito de
varios megabytes que contiene todos los diccionarios de mi cuerpo, diamante en
constante fundición por tu llanto que no para de clamar “Arte son los coprolitos
del ser humano”.
al cielo violento. Y las guitarras del último día recorren antiguas crecidas de
nuestro arroyo. Ya cambia el viento. Es el lugardescanso y las remembranzas
silban canción de cuna a nosotros.

Cálido y Límpido
Ácidos espectaculares desparraman algo de certidumbre, por un cielo infame
que desayuna lo casi cierto desde los ojos de un niño frígido. Su hielo inunda
pequeñas paredes, ellas recorren sin tropezar el torbellino de sensación que
supone la fábula de los hemisferios cerebrales. Cuán digital es mi paidofobia,
cuántos perros caben en un volcán por donde surgen las ideas más inconexas y
cristalinas, mientras mi halo se dispara como un vulture entre tus tetas alicaídas,
alma del volcán. Pero duermo, añoro, presagio, algo se está promoviendo entre
mis piernas. Quisiera la noche/ quisiera la vida/ quisiera la Vida-Dicha-Alma-
Aura-Sánguches de miga gratis en todas las esquinas. ESO ES EL
INTELECTO. Las ampollas de tu cuarto tienen la razón, somos un monstruo
interior a las vidas pálidas de todos los Freitag, una basura interpersonal,
finalmente descifrada por la aurora, que gusta de masticar heces divinas, frente a
un santuario biodigital. Eres un cuchillo en mi jardín, un cuchillo corvo
limpiando el soma de los hímenes inmateriales. Eras mi ciudad durante un siglo
en focos infecciosos incandescentes, te veneré hasta desinfectar tus branquias,
pero no te interesaba nada que no tuviera papel film cubriendo los ojos y la
vulva. Fuiste un cielo derrumbándote en mi mano. Soy tu mentira más inocente
y desfigurada. Somos guardianes de un ciclo perverso que cumplen dioses
afásicos. No conozco a mi madre ni a mi realidad. El cristo actualizado en la
fecha posterior a la navidad finisecular responde a preguntas de sus fans, en la
librería próxima a un martirio lujoso. Un día las máquinas nos pueden matar,
pero un día nuestros hijos nos van a matar, de a churrasquitos, por ser como
queremos ser. Un día se colma mi paciencia y me esfero en la puerta de la
inclemente fiesta que todos montaron a mis espaldas, pero qué importa qué Conciencia de
tenga quién para decir cuando todos supimos “La Crisis hunde sus susurros en chanchos
la almohada de la solidaridad barrial y todo trocó en la completa hemorragia”
Suelo mentiras en las púdicas almas de la disolución, en pubis resguardo digital.
El sol es un disco de mierda más allá del sol. El cuerpo del sujeto está vacío, no A veces me conmueve no verme reflejado en nada de este mundo, un cielo
contiene los archivos donde se guarda la completa destrucción de este planea en cristalino se desviste y busca dar sentido a nuestro andar circular por este pasto
manos de las hormigas vegetales del pasado. Manubrio de los tiempos, vuélveme de la vida. No eres sincero, tu máscara de perro no te permite respirar esta tarde,
viento que te copare con un mañana excelso, desviste mis intenciones con tu ya que, HOMBRE, suena a tus oídos como algo a resolver y una necedad
dogma inconcluso. prematura a la carga de las partículas fuertes de humanidad. El hogar magnífico

52 9
en que se alzan tus ojos como larvas húmedas no conmueve más a este
minúsculo y necio despertar, aunque resultes un dígito nulo y suplicante para los
tecnodioses de esta esfera de fuego viscoso. El hambre de esta gesta es un
primer sentido que dimos a la directriz de la misión. El sistema nervioso del
afectado está siendo intervenido por el alma de Dios, esta operación puede
llevar unos minutos. Mientras, miras la paz en busca de mis humos. Repito, no
eres desdichado, tan solo camínate lejano por un senda de minusválidos owls.
Intervenciones cosmopolitas
El bagre japonés virtual despierta en una fábrica zen, absorbe los restos
quirúrgicos de la conciencia de los damnificados y vegeta, al tiempo que
reflexiona sobre el futuro de la raza élfica en nuestro continente. Ubres
volcánicas que harán de pan a los me despierto pensándote. La nada, la
explosión de todo lo nacido para perdurar, Dios, que es la muerte, que es el ser y
el no ser y el para sí y el en sí, que son toda la vida, completamente
inconscientes todos de todo, perfectamente deslumbrados ante cualquier
obstáculo de la visión, ante la rama de cerdo en el ojo de una viga de estampita
de la idea que suponemos tener del primer mundo. Pero somos (somos)
caracteres bordados en la camisa de un hipócrita, un sacerdote analfabeto de una
religión aún no creada, que dará forma convexa a la nada, que nutrirá de
agujeros toda nuestra constitución fálica, para luego convertirnos en el humo de
los caminos ciegos. Y te encantaría no proceder de ninguna parte cuando todo
cobra vigencia en el descarne de tu último rostro. Aunque se ha divulgado hace
un par de décadas el origen de toda esta farsa, por error, cuando estallaron las
cápsulas que contenían a los mesías.
10
Cristales divididos
Pronto no llegarán partes de que la palabra, hilo inútil, mi cuello devastado por
un desierto de monedas donde la inteligencia del mundo es eco de mis manos
chicas las prefiero a todos los soles en agua que ofrece este destello de lucidez.
No tener nombre y la ceja de un policía muerta en mi zapato herrumbrado por
noches ajenas vasos se me cayeron las manos creyéndome cristo y mi sangre casi
agua destila las creencias de una ciudad que me desconoce mientras fumo la
vanidad de todas las sentencias. Cerebros de espuma, chocando… en una total
oscuridad, donde el pez de hierro alumbra la polifonía se retuerce entre sedantes
fundada en una sinceridad muerta/enferma/despierta prostitutas de hierro
cerebros azules de su cuerpo. El pecho lánguido de la indiferencia. Ácido
histriónico de tus manos de árbol. Desinfla a patadas los testículos de la
felicidad. Los grafítropos huyen sillón de piedra/ como un monumento al ocio/
el mundo indiferenciado de jirafas y niños/ embotellan gotas de Gofionardos/
como dioses de un árbol de mercurio/ un aljibe de sueños intercalados.
Él no detiene su marcha, gravitando cúmulos de carne y pudor, en todas partes
pegoteando los techos con su acaso última verdad. El día se muestra. Caen en
desuso las hojas del prismático e ilusorio árbol en que su alegría e bañó. Las
equivalencias del desierto enmudecen. Y alumbro quieto con mi mano tu última
cara. Se destalla el ciclo, tomados por asalto los minúsculos tintes que
desprecian un temor. Recorremos el mundo ataviados en vestidos de época,
como un sedimento pop de la cristalización de inexistentes puntos de la oferta
cultural. Somos humo de lo que fue la inteligencia, incendiada. No hay nada que
demuestre haber cambiado. Ni siquiera un más allá por donde las aceitunas de
un más allá excelso frente a un mar de la recóndita primavera. Y mis palabras
son más que inocentes. Ya, que no cambio de lugar el murmullo resonante del
día en que nos una la tarde.
No doy crédito a la canción del mar/ como noticias económicas en la cera de
una lámpara plena de inteligencia emocional/ el cuerpo de vigía es un rótulo
para próximas andanzas, bulevares, incredulidad/ mientras tomo nota de la
arrogancia de esa señora de medio metro de corcho húmedo frente-a-la-puerta
de VARIASETERNIDADES. Si enflaquece este discurso es por la cara de
pocos amigos de los días venideros.
Se paseaba por varias colecciones. De la sonrisa más plácida. Que entre los días
eligió este para ver al mundo de lo reojo, única versión semiplástica del mañana
en que cada descanso dice “el hoy se renutre de todos innumerables cosas”,
hasta l que nos falte concebir en nuestra desidia.
Un estrépito en la canción del desierto. Los cúmulos de pan están calmos, como
a la espera de la canción que ya llega. Un huida de búhos hace chillar en amarillo
51
hace ver que en algún sentido estoy desnudo. Debería ponerme de acuerdo con Prismas
el creador, pero necesito antes saber de qué estamos hechos, ¿del anhelo de un
Jóvenes adictos a la literatura de género sentados en lagunas de curación a corto
idiota? ¿Del deseo de una mujer cósmica insaciable? ¿De basura galáctica
plazo en el leprosario. El bosque incendiado fue el de mi infancia, que sonreía
concentrada? ¿De hormonas divinas? Soy una ballena de cristal en las puertas
en una casa de balneario cuando tú eras yo y todo era tan celular. Mamá era
del más allá. Los hijos de mi generación van rumbo a la nada a bordo de
mamá y nadie más. Las cosas se aprendían y con algún atisbo de utilidad. Mi
buscadores de internet y basura teórica sobre manipulación genética, entonces
bicicleta era la bicicleta categórica, significaba todas las bicicletas existentes y
soy una bolsa de residuos para la generación de mis hijos, un lugar a donde
posibles. Pero dios ahí, con cara pacífica de barba de nube, empezando a
vaciar la enorme frustración que supone nacer alienado de toda alegría o placer.
confundir a los extraterrestres con el sentido religioso del almuerzo. Y los
Nunca reveles tus contraseñas. Soy inmundo como puedo, me crearon para ser
extraterrestres ahí, con la mentira del cuerpo individual y la conciencia, sabiendo
más y más estúpido e inhumano. Las hojas de hierro de mis fracasos recorren la
que manipulaban a nivel celular y subatómico todo el sentido de mi tristeza. .
sala de un pequeño-burgués hermoso, el que detiene todos mis pensamientos en
único punto. Somos binarios y digitales. Somos un texto inconcluso y vacío de
sentido. Querríamos que la adolescencia fuera eterna para seguir lamentándonos
y llorando muertes de cosas estúpidas. A veces soy un reo creado como los
espantapájaros y con una luz en la espalda que quiere significar dignidad. Eres la
huella de mi pasado, prefiero descartarte, convertirte en chatarra, en una nube
molesta en un paisaje tremendamente aburrido. En mi realidad no hay goce
insoportable ni felicidad estable, ni puentes por donde mis más íntimas
verdades, que por cierto no tienen derecho a existir. Somos la pólvora de un
futuro que menosprecia esta lucha que emprendemos cada día contra un
anonimato durísimo, impuesto por un orden extranjero y extraterrestre. Los
brazos son dos puñales que persiguen a mis restos por la sala de un pequeño-
burgués hermoso de mejillas. Solo quería hundirme, cuesta mucho trabajo y deja
poca satisfacción. Quiero que tus ojos señalen a mi suicidio cuando cometa, uno
completamente manoseado por la prensa y hermoso de presenciar. Mi cadáver
será inmenso y precioso como las piedras cristalinas que me acompañan en el
camino, mi verdad descansa bajo los hilos de una muchedumbre. Esa mañana lo
golpeó contra el piso, lo convirtió en una escoba humana. Todos reían al verlos
pasar convertidos en dibujitos animados. Así, la dueña de casa se hartó y asesinó
a varios de ellos. Estoy harto de la venganza, de mi antiquísimo resentimiento
con el dios de los infrahumanos, ese pez rabioso que corroe la superficie de
todos mis pensamientos sin llegar a ver el sol. El pez de hierro se encamina a un
encuentro con el Cristal Retrógrado, el rey de los intestinos. Vamos por la
puerta de atrás, mueran todos, cómprate la realidad por una cadena de
supermercados y alimentos congelados, espero se convierta todo en mi mejor
sueño. Soy la miel de la literatura universal, con mi traje de bolsas de nylon y mis
borracheras vergonzosas. Se trata de unos caballos muy jugosos, de los desperdicios de tales caballos
engarzados en la neurosis de tamaño pequeño de don Augusto de manera que
sus coplas a la muerte del padre de Manrique se vieron ensombrecidas.
Manchadas por un halo de mierda de caballo enorme, las coplas que escribía

50 11
para que las cantara un cantor popular decente, ya no eran funcionales a las
leyendas de las naciones sin nada que decir.
Por eso hubo una guerra de mundos, cuando el punto pudo ver al punto en el
punto que dibuja un punto entre todo un espacio insondable y vano para aquel
punto indefinible en ese espacio, pero autosuficiente, autoconsciente. Un punto
para todos los imbéciles que habitan cualquier espacio ignorando al punto,
madre de todas sus elucubraciones y anhelos, un espacio vano, ajeno al punto
que es su razón de ser, todo un mundo que es excusa para un punto: este. Este
mundo en donde yo escribo toda una danza inútil en torno a al punto que lo
contiene, donde nadie se pondría a leer una oda a ese punto, ni sería nadie quien
la escribiera, oda que yo no leería, al igual que nadie leerá esta seguidilla de
intentos enormes que no pueden contener al punto matriz de la reflexión que es
motor de que todos los intentos de cualquier cosa existan aunque sea en la
mente obnubilada de un esquizofrénico estándar el día de su mayor crisis
existencial.
Augusto lo ignora, ese punto es el único existente capaz de digerir toda esa
bosta de caballo laico de las tres de la tarde, por eso hubo o hay, cosa que daría
lo mismo el tiempo si el pobre de Augusto se viera reflejado en ese punto, hubo
o habrá guerra de mundos, mundos llenos de espacios vanos que ignoran al
punto que es su razón de ser.
Para nuestra investigación de nada vale ese punto, puesto que cualquiera que
esté capacitado para escribir o leer o escuchar hablar o hacerse una idea, habita
esos espacios y sigue de largo cuando el punto que nos ocupaba llama la
atención o se manifiesta.
Desde ayer que los trotes se circunscriben a la ceniza más elemental de lo
incorpóreo en un sillón evanescente de líquido sincero, nuestros ojos
desmienten la puerta doblada al ras de un control de lodo esmerado. Una
cometa de plomo en primavera se divierte enemistando pleitos contra sus
rostros ya marchitos y delineados a todo color en el día cálido que espera
recompensas. En el círculo íntimo y reservado, creciente de simpleza, estalla el
rumor grueso y porfiado de la legítima complicidad para con todo visitante de la
isla donde el saber lo personifica una piedra parlante y soberbia. Los índices de
persistentes características humanas en el próximo paso evolutivo serán ridículas
alusiones al mito de la muerte y algunas caídas poco inteligentes en el terreno
cifrado del conocimiento. Por lo demás, nuestros sucesores calvos, se verán a sí
mismos como a un espejo opaco y mudo, jamás habrá objeto ni sujeto en
ninguna sentencia ni intento, se vivirá en la más absoluta individualidad, retraída
12
estados, cuando la vigilia se resume en elemental mansedumbre por donde los
hilos de un amanecer precario. El ojo del tranvía dio forma a la espera, la hizo
ser niña, igual de tonta que antes. Esto es un sitio de la realidad, un sano,
endeble como todos. En lo hondo de lo que no se atraviesa más que lo que dura
un dígito, la espalda de lo interesante responde. Llegamos al lugar donde cada
piedra anuncia el porvenir. Las hojas de esta imagen vinieron a perder su color y
todo resulta tan cierto como nuestros vasos. Un hombre rompió su camisa para
mostrar tatuados en su pecho los signos del nacimiento del mundo, de un
mundo muerto. Hoy llegamos al lugar, la calma estaba serena, se vivirá un
tiempo donde las suposiciones serán las certezas de algún otro. Entonces todo
toma el tinte de lo vulgar y mis ojos se mantienen en buen estado y ya no llego a
preocuparme más que por estar demasiado bien.
Manchas de inteligencia derramada/ Dios de los
pequeños desencuentros
Nos encontramos en un pequeño espacio, tratando de dar rumbo a nuestras
costumbres ya marchitas. Esperamos que concuerden el camino y las delicias.
Mientras sacan de mi pelo cristales con el nombre de Dios grabado a fuego,
pienso en tener una nueva idea. Y constato que mis ojos fueron trocados por
lentillas de cerámica hermosas como los ojos de un destino similar a las hojas
que caen del centro de este mundo, una habitación con paredes de soles
cristalinos y desmentidos por un porvenir pálido.
Fines
Arma intangible de los tiempos: el Antirreloj, armado de estaño y muros de
economía en actitud y sistemático desahogo en la vida.
Hermosos entrenadores del ocaso pernean estas inteligencias, suertes de
peñascos elevados hasta donde se sepa, Lo tuyo, lo de tu cristo múltiple, lugares
de conformidad y otros de recato, solemnidad exagerada de los exegetas más
plásticos a la hora de buscarse a sí.
Heridas de la posguerra
Creo que el mundo nos debe una explicación. Los ojos del desierto irradian la
ira de dios. Somos carne de primera abandonada en esta cápsula que nos reseca
la Piel y nos pudre al sol. Una máquina de orgasmos disuelve mi pantalla y me
49
y bendita con el agua que calma las ansias de existir. El deseo no es un tren, al juicio, que escupe cien veces ante el misterio y que desconoce otra ley que no
tantas horas anunciadas solo dejaron como constancia un instante olvidable, sea la de la unidad y la individualidad, que duerme en las llamas columnas de la
pleno de insignificancia, donde un gesto valió más que cada lunar del cielo identidad entre irrepetibles.
húmedo. Es sabido, las ramas infectadas del funcionamiento humano serán En un ciego intento por compadecerse de sus hermanos, nuestro hijo hace el
podadas por una hoja de afeitar poco melancólica. daño y el bien como un búho instruido, muy seguro de sus victorias y de su
ocaso. Por esas latitudes de la historia, los árboles tomarán conciencia de en qué
manera siempre serán dejados tranquilos por los prohumanos y se dedicarán a
Nuestro eje cantarles canciones a las piedras, únicas portadoras por ese entonces del germen
del futuro misterio.
Hay partes de la medida de las cosas que reverberan en cada esperanza mugiente
de alucinados oradores. Una tinta es proporcionalmente directa hacia el camino
enjaulado, cumbre de una dolencia, donde un doctor del recuerdo reparte los
restos de su espectro colorido. La tinta de nuestro mundo toda ansía ser
manchada por papeles inmundos de nada distribuida con seriedad. Poco ha
quedado, en su pesadumbre de existencia cada palmo de una cuota sanguínea de Diácono rengo de la nueva era año trece
los espejos se desviste. Los soldados del dogma líquido van acoplando el
El nombre de una isla con el rey Arturo dando vueltas buscando el santo grial y
mediodía con vasijas entre las uñas, escondiendo temores a los platos de cobalto
una mujer de tetas y cara redondas, es lo que nos despertó y nos hizo: salir a
y los recepcionistas en un cumpleaños lunar de hipócritas jíbaros humeantes,
buscarnos, buscarnos adentro, salir a vendernos, entrar a pedir perdón, salir a
con el ego enardecido. Hordas mansas llaman días a tres noches
preguntar, entrar cabizbajos, salir a charlar, salir entrando al mundo un poco
irreparablemente neutras. La pasma de gigantes ha reunido coraje frente a la
cabizbajos para siempre y con un brillito en los ojos, nada está hecho. Un poco
muralla. Podemos descreer. La luz que prestan es ausente a nuestra nariz
que ya no me ponen apodos como cagada de parásito de bicho que es plaga,
cleptodonta. Una sinceridad austera te ofrecemos, aunque chilles. Indígena
pero ya se me cayó la frente hace una era entera, ahora que todos viven en una
callado en la cumbre del desarrollo para la imantación del cascarudo.
ciudad de amigos tendría que aprender lo sano.

Invisible
En un viaje subterráneo evado mi insistencia en que ciertos hechos no son
naturales a un universo donde los piojos tienen galera. Y respondo Obispo cojo mirando un mar de piedras azules
soportándome, mientras un hilo de lluvia dispara varios atardeceres que caen en
mi solapa. Me dispongo a cocinar estos atardeceres en una olla pequeña, pero móviles
reclaman más espacio, por lo que entro en una discusión con mi idilio más Mi lugar era un lugar, en un cuerpo, en un espacio, acá, en esto. Nos cansó a los
íntimo e inconfesable. Las partes del día dicen los nombres de lo que va tres tratar de tener más brazos en defecto de buen par de piernas. Somos tres
pasando y se resiste el mundo a convertirse en un receptáculo de mis anhelos, ojos, de todos los colores, no hay boca, pero ojos que en una garganta
que son ninguno. Los dedos del cansancio dicen estar marchitos por verse. Y quemarían. Nos cuidamos de tirar mensajes a todas partes todo el tiempo:
una lluvia de perros posesos se desentiende de todo eufemismo, mientras pedidos, regalos, silencio. También pudimos visitar un país de personajes todo
enuncia verdades contingentes sobre el futuro de la especie.
Ecos cálidos
Los sentidos hicieron dato algo que flotaba quieto y completamente inútil, lo
convirtieron en la realidad de algo igual de inútil. Este anillo es algo duradero y
muy bueno, pero tiene las condiciones de tiempo y vida de un anillo. Ahora que
todos tomaron el tinte afiebrado es que el anillo muestra sus más recónditos

48 13

ojos, que queda al margen del miedo.
Estornautas 3
Sutilmente nos alejamos de hiper, copro, infra y supra. No se gasta la lengua,
estamos tembladores, pero aquí se conoce y hay solo reír de estas soledades y
solo reír si alguien estornuda el himno de la iconoclasia. Salto desde el filo del
labio.
Estornautas 11 – Alternautas
La lectura de la intención, congoja o disposición del triángulo que se nos
presente por adelante debe hacerse con la cautela que el caso requiere: sin caer
en lo escrupuloso, golpeando antes de entrar, no destruyendo lo que damos en
llamar basura, con conciencia simultánea de la unidad y de la alteridad.
Saluden a los respiradores artificiales.
Cuando partiste el ala norte creíste haber salido de cerca, pero llegaste lejos
entre tus racimos y a mis líneas bilingües. Me deja apoyado en el mármol,
momentos después llamo, creo que sí, que ya es el momento y que debemos
hacerlo. Ya no llama más, está jugando con la piedra que no debe buscarse y
debe encontrarse. Una piedra nada sólida que te ofrezco, pero que es un
privilegio tener. Es para pocos también deshacerse de ella en una noche
pequeña y dibujada en el pecho aristócrata de los que ya no esperan.
14
Luz/dogma/leprosario
Si me preguntaran por el volcán extinto de mis sensaciones olvidadas, diría que
ya basta de regodeos en lo alto de la alegría, que llega una instancia de poco
provecho para dígitos azules por donde me corrompo. Las ventanas están
pálidas por la mano tonta del anochecer, donde reside mi sueño de inteligencia y
paz. Partes de mis propuestas son tiradas por la borda de un mundo triangular y
bidimensional, hermoso como los pies de una doncella. A veces quisiera formar
parte del ocaso, ser la inmateria que nubla mis casi ojos, mientras va pasando la
pena de los demás, por encima de la mía como un caballo de plomo parlante. Y
los destellos de la sensibilidad de todos los demás son un supuesto, donde
duerme hasta realizarse mi codicia de algún sentido. A veces el tiempo da la
ilusión de ser receptáculo de nuestras dudas primordiales, de ser una potencia
capaz de albergar soluciones a todos los problemas inconducentes que nos
ocupan a diario. Un tiempo extenso y tetradimensional nos aguarda en la
creencia de que hay sosiego posible. Tendríamos cada uno una flor impresa con
cromo en cada neurona de nuestro cuerpo, si todo esto fuera algo más que
cierto.
Gigantes enfermos
No podrías volverte para dar forma a nada de lo que no pasó. El trigo de la
inteligencia no da pan, ni el de la paz. El trigo de la salud es inútil como el oro,
pero es azul, y no me explico por qué. Un día todos llevaremos nuestros
verdaderos nombres. Cuando todo esto esté desbordado de sentido y
conexiones evidentes para cualquier ser que perciba apenas un poco más que
nosotros, nos será dicho que hicimos bien lo que no había para hacer, que nos
tomamos demasiado en serio o demasiado a la ligera todo. Y varias cosas sobre
el misterio, como que es parecido a una estufa y somos moscas que nos
acercamos como imbéciles que por cierto somos y que todo esto queda claro
cuando se visita un centro siquiátrica. Miras el horizonte como buscándome,
porque parece que puedo darte lo que hoy necesitas, algo tan inútil como yo,
sentido.
Olpax
Cuando un despertar se retrasa, nada mejor que tomar agua tibia, solía decir la
estrella que impartió sentencias hasta que su mano fue un hilo. No se
reproducen los vestigios de un mundo ciego, porque cada estallido equivale a un
despótico margen adonde aguardan las nuevas sentencias de una estrella maldita
47
escuchó el susurro del futuro sobre los techos. Un perro esférico se comió un
volcán mientras esperaba a que estallara la fábrica, cuando hubo acabado,
llovieron en su cabecita sin cuerpo millares de instrumentos con los que
construir una creencia, pero era un perro ateo y muy llamativo, entonces los
cambió por volcanes de arcilla en donde criar a sus hijos predilectos. Un
revólver grande como la mano de un hombre escribe las oraciones que
engendrarán lo que realmente merece llamarse vida.

1
Como perros y como ángeles, los peleadores se entibian en un velorio
fundamental de la conciencia, sea esto, las avellanas no tendrán conexión causal
con el resto de la realidad. Cada cual es tan distinto al pavimento como lo
permite un ocaso de las sensaciones. Hubo bicicletas náuticas casi temporales o
temporalizadas al paso de un presente del cual no sorbemos los frutos. La
perfección es la necesidad, no paran de hacerlo estallar los minúsculos volcanes
de lo frío. El juego se trata de sobrevolar la relación significante entre placer y
codicia, es nuestro domo de enseñanzas olvidadas. Porque el resto es un cristal
extinto, cerca de cada dios.
46
La garganta más insolente reforma lo que te quise dar, estabas hecha perdón
entre unos búfalos amarronados por el hastío. Tu copa está reinando el péndulo
de ayer, no nos darías nada, dijimos, pero estabas insomníaca de reverberar en
todas las grietas de mi llanto fucsia. El mono se partió los dientes y no esperó a
saber quién fuimos, tu colección de mis garras de no morder te hizo ver la
recaída, insípida esta tarde. La embriaguez de visiones se encarga de darte fuerza
y hacerte olvidar tu vida anterior, dentro o fuera, mientras que un violín
demoníaco se prende fuego para abrir paso a una lucidez no experimentada
antes.
Los brillos de una avispa son los resplandores que conocen, querrías. Una manta
gris es el tapete cósmico si ponemos uno o dos barcos, pájaros, peces, lo que
tengas, mientras que sea de copas. Billar y whisky nacional, sabemos desde
donde y no queremos ser numerados, no por hoy. Isla, llevate el que prefieras,
cada resumen del mundo tiene su recaída en lo que sienta el niño del maíz. No
por eso paremos nuestro llanto. Al mundo le quedan pocas horas como lo
conocemos, y nunca sabremos si cambió él o nosotros. Es fundamental abanicar
los sueños con un germen de futuro, para que el viento de lo ya muerto se
desentienda de ellos.
Santidad de la cantora
…reacio a tus lamentos, grita…
Expertos roban, la ignacia doña
cruz
Alma convierte pizca en punto
(Vamos inciertos)
Comamos nuestro consuelo
aureaba, la llamaron, respondió.
Los pequeños recibos de tendrías que chamuscar
espectro
La ubre favorita de Juan Carlos se despertó de una siesta con jaguares y lechones
que leían la biblia escrita con remolacha. Hoy era todo carta y ser danos la junta
de refuerzo celestial que impregna nuestro iluso postre con hermosas
rocas(todos necesitamos un espacio de semiconciencia) Las rocas están
15
mareadas, la ubre sucumbió en el pecho de un jaguar que la esperaba con su
sombrero de copa animalista. Hubo una reunión de clérigos insoportablemente
conversadores en la puerta de nuestro postre infinitesimal. Cada uno resolvió
parecerse a todos, pero la biblia estaba en egipcio, una verdadera maestra no
chilla cuando llega la hora de volver del recreo. Tus zapatos, gritan. Y ven que
estás más linda que los cisnes pacatos de todos lados. En el tornado de las voces
del tiempo, el cerco en en jardín se hace menos visible, y es difícil distinguir a un
castalio de un hombre de mundo.
El jardín cercado
No apagamos nunca su pared de retinas, junto al sarcasmo sin destino. Alma
tiene claustrofobia ermitaña y llamativa, es amiga de Flor, que hoy denuncia los
charcos del desdescanso. En una choza que cambia las cartas de Martín por
escopetas. Junto a su pared de retinas, en donde guiñan cientos pared, peldaño,
cebo, arena de leer. Duermas para siempre siempre y cuando quieras, las
añoranzas hinchan al jueves de tus fobias.
Abiertamente el lento vaso de nuevo indigesto cubrirá el moco novedoso del
asunto. No se llamen por sus nuevos nombres, con un descanso alcanza.
Una niña en un banco de plaza le da de comer palomas a un anciano. Todos
deciden no verla pasar desde su lugar, que mueve las cosas para atrás. Hay una
gran expectativa, la tiene entre las manos la niña del banco de enfrente, que le
cuenta una historia a su perro. “hemos muerto”, susurró el barquillero, “así es”
contestaron todos, al tiempo que abandonaban sus tareas para mirar a aquel
barquillero sin atenuantes, aquel paladín de la barquillería y el triángulo, muerto
hoy. Aquel triángulo no sonará más, nos robaron la cinta de llamar.
Calman al todo con la cadena sin sal que cuida del aroma hasta tu taza. Un
círculo furioso, te haría bailar, cada vez en el centro. Investigan al condicionante
de estas manos, un vidrio laico desayunando ginebra en las vallas. El algodón se
comió a tu bici. La primera luz de un espectro lamiendo éter, hizo charlar sin
carne a un cono azul de bar.
16
por encima nuestro, también insoportable para los adolescentes que no temen a
nada. Será el momento de una tradición oral infinitamente deformada, que
contendrá la estúpida historia de cuando leíste este estúpido libro. Una nobleza
de cuchillo reinará en el mundo para ese entonces y todos morirán tajeados de
estupidez a manos de un hijo tuyo, verdadero portador del poder militar del
mundo, conquistado este con favores políticos como inventar buenas historias
sobre la vida intelectual de un primer ministro analfabeto. Y habrá aun más
descensos, caeremos de ocho árboles más de este jardín cercado, entre ellos el
árbol de la estupidez, que a su parecer dividirá la raza humana en una casta
claramente distinguible de letrados y una masa babeante de pornógrafos y curas.
Un diamante en la puerta quiere robarle el nombre, pero escapa disparando
hilos de codicia, entonces puede alcanzar una verdad insolente y necia que lo
hace engordar y pensar, es todo una llave para entrar en un estado de conciencia
más placentero. El sendero está plagado de cuervos comiendo corazones
humanos con cuchillo y tenedor. La paz es un cristal inexistente que exportan
los países pobres durante las guerras mundiales, es así que el pecho de un
superhéroe griego nunca tiene manchas del carbón de la inteligencia. El mesías
de mi religión es tan inútil como todos los demás, está hecho de hielo, su sangre
es un escudo para la dignidad que vive evitando, vive en una nube enigmática de
su perspicacia apagada.
Colmenas de pensadores mudos
La inseguridad que llevó a los antiguos a escribir como si sus manos hubieran
sido hechas de papel higiénico, la crisis de sinceridad acontecida ayer en
Grimanel y hoy adaptada a este mundito, nueva estrella, horno de almas, los
bizcochos y los niños, impulsan a Martín a suicidar un recuerdo: el de su más
tierna infancia, cuando gemía dichoso al encontrar un carruaje cargado de
plomo y náuseas, mientras el mundo se apagaba en el rumor de una anestesia de
sexualidad y música. Pero es claro que todo esto llegará algún día a buen puerto,
entre una crisis de libertad y una de aire puro y alimento, nuestros ojos serán
comidos por la liviandad de una generación entera de sacerdotes de la literatura,
todos los libros serán leídos por todos, inmediatamente incendiados, más tarde
comenzará una nueva era artístico-religiosa en la que nuestros vicios de poetas
serán nimiedades para chistes en los patios de los hospitales siquiátricos.
En la máquina de devastar hombres se encontraron dos señoras entradas en
años y discutieron largo rato sobre el porvenir de este tiempo de huesos rotos y
panfletos largos, los peces se humedecieron gritando una verdad solemne, nadie
45
sus hijos no son coágulos de aristocracia y plebe cocidos con tripas de gato. Una
satisfacción mayor trae la inmunidad de los eremitas frente a la pasión de un té
sediento de la nostalgia que generan las desdichas. Esta tumba tiene todos mis
bienes y mis males, está incendiada por mi pulsión de vida insatisfecha y gritona,
que dibuja emociones inadmisibles en los ojos del violador maldito de la
mañana, una sensiblería que podemos evitar prendiendo fuego los cimientos del
histrionismo sacerdotal.
Una receta infalible para la verdad nunca dicha es recitar lo que nunca dijimos ni
diremos: tu presente es un cogollo muerto de pensamiento donde te leés en mis
manos, mientras la vida se escapa, con un cuerpo más armónico y espíritu más
sincero que estas páginas. Por eso la tibieza de la mañana es arrogante con los
vivos y despiadada con los sabios, también así el intelecto es una máquina
muerta de repetir esquemas matemáticos no demostrados. Una discusión con
dios la gana el de mayor tamaño, aquél nunca estuvo muerto, podemos decir
que nunca estuvo vivo entonces. Y más vale defraudar al ambicioso que tener
callos en una conciencia pequeñita y solipsista, de onanista vulgar de
supermercado.
El tejido de que está formado mi trono inexistente palpita en tu destello de
inocencia, cuando Demian viene a buscarte para matar pájaros, cerca de la luna,
solos los dos frente a la puerta. La canción de tu Sansueña resuena en un alba
mugrienta de las creencias difundidas por los libros que consumís. Tanto fuego
en tus ojeras, pero de qué está hecho el día, tus manos. Se está muriendo el
mundo, inocencia, rebeldía inhumana. Cartas de tarot tiradas por la mesa y en tu
cara, futuro, futuro, futuro, todos necesitamos superstición, todos necesitamos
excentricidad y rebeldía, pero la generación lisérgica cerró su escuela de
conciencia y hace treinta años que empezó este ostracismo donde valemos todos
un dólar y un diente.
La libertad es un gato muriéndose debajo de tu mesa mientras tomás café frío,
¿es de noche? Si es de noche, mordete la espalda, porque la población del
mundo está por concretar un pacto con la provincia Castalia, todo llega a su fin,
está superpoblado tu corazón y alguien debe morir, esto es un conjuro y quiera
dios que no estés leyendo esta oración de noche. Los cementerios también están
superpoblados. La caja de desperdicios de la superioridad alardeada contiene al
fin y al cabo a todos los hombres. Y así moriremos, como destellos púrpuras en
un cielo caótico de esperar la dinamita de emoción, un grito cálido que
reconoceremos cuando nos llegue la hora, la luz no es blanca, y el viaje no tiene
paradas. Es mentira esperar en la costa toda una vida, todos mueren marineros
recios y bronceados.
En el ocaso de los párrafos serios de este mundo, espera un vómito de
pensamiento genuino, demasiado religioso para que hoy lo comprendamos, muy
44
Trataría de despertar a alguien más, estaríamos tan lejos, pero juntos ¿no más
solos? Ahora no hay vegetal que pase del trance, van llegando y quieren
descansar y piden volver y nunca van ni vuelven. Estoy quieto, digan, digan.
Cierto que pude ver, que habían lugares que llevaban a sí mismos. Había por
donde salir. En el techo hay una civilización nueva, conocen todos los misterios
de estar en casa sin ser. Nos comen, nos liberan.
Claro que hubieran cambiado mis indecisiones por las tuyas. Hay un señor que
se hunde influyendo con margaritas de las de usar. Cada doctor esquematiza lo
que prefiere. La misma bobada. Ya no tiene sentido (geometría). Claro que
quedan granos, pool, alguna ilusión de amistosamente clarificar el bolero. Cada
uno con lo que le traiga mejor recuerdo, vamos a la playa quemada. Huir, ser,
hombre de un cuerpo pensador y llevado por una sensación que es la misma que
engloba a todos los puntos cardinales en un criterio antihumano. Mis manos
eran inaccesibles pero nimias. Ahora no acceden a alguna cosa que buscan y que
no conozco, habría que clarificar.
Ayer te
vi desnudo en mi cielo
El compendio de la carne cierta que depara el destino a los que juegan
tranquilos es un violento aparato que no declina con las caídas del mundo entre
las llamas rotas de una idea sin principio ni color. Lo más cierto del mundo es
tan sencillo e inaccesible como aquella noche en que después de hacer el amor
con el cuerpo del nirvana, nos soñamos haciéndolo con su espíritu, y
despertamos para escupir vástagos favoritos por entre los dientes. La compañera
de dios es la única mujer en aquel mundo, sus pechos son como montañas
incandescentes de pensamiento. El último día de su gobierno, el duende
17
astronauta devorará la culpa de los niños, serán los sollozos de estos como loas
para la perversión de una vereda repleta de insomnios y vigilias ya olvidadas.
Están lubricados los sepulcros y el viaje es corto, un mundo de enseñanzas
inútiles espera a quien se aventure, están rígidos los resortes de la seriedad.
Crecen millones de ideas entre las manos tibias de un niño sincero sentado en el
musgo, pero las jaulas no son condición para que la verdad florezca como lo
hizo el hechizo de la mentira ayer, sobre las cabezas estúpidas y rapadas de un
centenar de escolares asesinos. Se deshilvana solo el trip del mundo quieto,
nosotros no supimos adiestrarlo, claro que van a llegar mejores días, pero
esperaban templar el mundo antes de que la muerte escapara en su carro de
fuego multicolor, donde nuestros hermanos valen menos que el hierro y el oro.
Gorgorito dice: “Hasta que ahora hay una redención política de reuma
intelectual, la polifonía se retuerce entre sedantes que no te vamos a convidar, es
una razón para mantenerse callado veinte minutos. Hasta que ravioles de
libertad se manifiesten como verdaderos espectaculares tarados entumecidos, no
hay roble por allá está bien, huyan cada verano a doradito semanal estéreo, con
una rodaja resplandeciente de resentimiento, pero ¿la sensación de esta resina se
refuta con calamidades últimas de preombliga?, no hay reseñas de frutal
compromiso, ahora somos los que inventaron un secreto, que será callo
andrógeno de la frase más cereal “judas se mentía de ralear la menopausia
espasmódica conflagrada al cenicero”. Pero nuestro manto antaño aristocrático
se empeña por derrumbar a pedradas una felicidad artificial que no merecemos y
que acabaría con nuestros tesoros.
“Mandamos una última podredumbre que es la irradiación positiva neutra a los
simios de la aguja que no se lee. Cada trescientos edones habrá ser de no pero la
dermatología se pervierte con estas intenciones. ¡Uy!, callo, semen, bosquejo,
levantar, cimientos, adelante grafo, mono, eco, logos, nefrólogo inseguro
despierta a su maníaca repulsa en una separación de milésimas de minutas como
panteón y chalinas recién traídas de todos lados. El cuerpo es la casa de las
enfermedades y de los dioses enfermos, el grito de un cuerpo es un estallido de
discreción que desdibuja la avidez de espíritu. Dionisio se llamó para callar a lo
que venía, digamos no muy predecible, es que así estamos casi de repelente y
pastillas polifraudulentas. Una comisión estudia el sincero adelanto de las
peripecias de la comunicada con el vigía, fiestas y roedores de todo tipo, una
velocidad inentendible, inentendible. Son las náuseas de la aspiración más noble
de una voluntad plebeya: servir a un amo más fuerte y tiránico.
18
Lo que quisimos y ya no querés más
La vida es una lápida suspendida, nuestro mundo es un espejo torpe de la
verdad sobre nosotros. Imágenes de una sombra decrépita que recorre los
campos esperando un grito de salvación o de muerte. Los huesos pulverizados
hablan como niños en un horizonte que no pertenece a nadie. Y el sol es una
esfera de toda nuestra culpa, alimentando los sentimientos más puros y al
demonio, un vástago de piedra de la luna, llave del paraíso y perdición de
quienes tallan el tiempo. En el amor un muro de espadas rotas defiende los
presagios de una vida nueva, una vida entre libros y música etérea. En el amor la
sinceridad es un fantasma que no se menciona, mientras se pudren las flores,
mientras nos mordemos las piernas, sabiéndonos despiertos, y desesperados.
El vino de la muerte rápida y placentera baña el fondo de los ojos, el día es una
tormenta implacable en donde duermen las estrellas. El ángel de los idiotas
espera que se queme el encanto de esta noche, una ráfaga de risas con música
submarina es el destello que busca crecer entre prados rojos como las manos de
un sacerdote del fracaso. Uvas de hielo se comen la fantasía de que todo se
detendrá cuando el llanto quiebre los mares en busca de un deseo lánguido.
Poco tiempo pasó desde que entre las ropas se hallaba la carne y el perfume,
pero las crisis fueron varias y el mediodía del tiempo fue un naufragio, es así que
las orejas de hierro fracasan contra la sal. Flotar, el niño desea flotar. Maravillas
de un país quieto e inexistente, flores de tumbas altas como torres, flores de la
música, orgasmo estupefaciente que despierta a un gigante torpe. El mundo fue
sintetizado en un día, nuestros espectros morarán en un alba marchita hasta que
el tiempo se quiebre y solo veamos las nubes.
Las manos partidas de un cielo demagogo
En el párpado delicado de la era de las piedras pintadas, despertó un hemisferio
ya anciano de la conciencia de Leviatán, éste reía con la cara entre las piernas,
comiendo piernas de muchacha, cerca de una montaña diminuta. En el dolor
íntimo de los niños vive una verdad deliciosa, que solo alcanzan los inocentes,
está tejida con los restos de la civilización que inventó la carne. Los hijos del
diamante demuelen otra vía de tren para encontrar carbón para hacer funcionar
los trenes.
Exceptuando a unas pocas mujeres, nadie conoce el alcance de la facultad de
invisibilidad intrínseca de las cosas. Los pájaros en cautiverio son quienes más
escriben sobre esas cosas. Nunca se llevo un disgusto el pequeño dios, así es que
se trabaja en los municipios de un mundo incendiado. La comisura de los labios
debe ser abolida, ya basta de percheros en la sopa, gestionando atardeceres sin la
nieve de la soledad. La pequeña burguesía parisina opina de otro modo, porque
43
mientras desde el campo llega el rumor de una aldea vendiendo sus tradiciones.
Una aldea estúpida y oligárquica, de donde todos escapan mientras pueden, pero
donde se vive bien. Un cielo púrpura corona el mundo y sacrifica vírgenes a la
diosa libertad, una prostituta muerta de sobredosis sobre una alfombra persa. El
humo de la excelencia es el aire del jardín cercado, y la vida solo existe fuera de
sus cercos, donde el aire limpio despierta a los hombres a un mañana categórico.
Un hermeneuta de los signos del más allá desayuna la felicidad de unos pocos y
decide dar un paseo por el jardín, todos los hombres son caballos, pocos son
árboles, muy pocos mares. Los miembros del gurú están ardiendo, un fuego
celeste retorna de los libros de hadas y del mundo de los campamentos militares
y hace gritar a las niñas, perversas muñecas diseñadas en una noche de furia y
cuchilladas. Y es dulce el canto marino del despertar, los hongos de la noche
enhebran abalorios en la frente de dios, mientras él con su guitarra esférica
libera dragones desde el librito rojo de la vida. El mundo es una ruleta rusa de
episodios peores y peores aún, el pesimismo es demasiado optimista en realidad,
los tormentos de un solo infierno no están en la mente de ningún hombre, dios
lo sabe y toma otra tableta de barbitúricos, queriendo curar sus manos en carne
viva del insomnio eterno. Aun así, una flor de muslos femeninos baila en cada
pensamiento, toda dicha es alivio, pues el tormento tiene como error los ardides
que emplea contra la costumbre, que son nuestro edén.
42
“Van a ir a la vanguardia coloreada los ponzoñosos y en la retaguardia agrisada
algunos cegadores de julio otoñal. Va a desesperar el cometa en una sentimental
loa redactada en esperanto. Bandoneones redes llamarán estudiante al gigante
refulgente y lo separarán de la nostálgica ventura. Hubo que momento la
depuración se aceleró y van como parisinos discutiendo el método, nueva york
no existe más, una niña de retablos septentrionales lamerá cada resina de fresco
umbral. Guantes de remar y montones de clásicos dentistas abriendo la levedad
insospechada de sus sentencias. Los hijos legítimos de una sabiduría en idioma
de fórmulas, son canallas que sostienen un frasco con cerebros en formol,
hermosos cerebros oxidados y tradicionalistas.
Habló al revés para no confundir a nadie, fue una postura entendible, ahora se
desexperimenta y el mejor federal kinestésico lo comprende. Guacho ruin,
estuviste derivando todo desde la mentalidad expresionísima, no lo vamos a
dejar enderezarse, Gorgorito estaría minucioso a estas horas de fanfarronear una
revelación. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones, dijo un tío peruano al
mil tercer yuyo yuyo yuyo monigotes representando el modal. Todo el yoga del
mundo no es suficiente, porque un duende de mirada inteligente decide al pie de
un árbol, que el despertar es sino escrito, que los intentos enteógenos de un
paria son vanos como caramelos inteligentes.
¿No se da cuenta de que te anulas como ser humano al abrir la puerta? Fútbol
europeo es una discontinua sensación de que cuanto más guerra más
expectantes pintarrajeados. Las ventanas que fueron apedreadas por los que
llamaron a aquel recuerdo que no tenían estaban fuera de contexto. Huía de
aquél, que estaría charlando del tiempo de no ser porque lo estaba haciendo.
Una carrera la gana el malo, el malo se cansó, ahora les enseñaron de nuevo el
abecedario a ver si podían mirarse a los ojos, ellos tuvieron la conversación
varias veces, no había nada para refutar, aquella noche fuiste juzgado y la
próxima vas a llorar, curarte y cepillar el asiento donde se teje la verdad. Porque
el mundo se inventó para unos, y no se sabe cuántos, ni si nos tocó la suerte, es
así que un estadio lleno es un hecho estadístico de salvación, ¿no ves mi capa
azul?
19
Crisis de los cincuenta
Tu cuerpo es el cerebro podrido de un cerdo idiota, por eso brindamos, aunque
no estén dadas las condiciones para que ninguno de los dos sobreviva. Sobre tu
colchón de esperanza, la aspereza colecciona tus gestos, que se diluyen en el
alba, mientras un músico ciego reparte fuegos sin rostro que van a parar a la
náusea. El despertar es un hielo alto como la vida, donde se cuecen los gritos
prolijos del desierto, por suerte no hay primavera en la que estalle un mundo
mejor ni más colorido.
Así los parásitos del reptil no fulminan ya al mediodía con preguntas hirientes
sobre el destino y el infinito. Gracias a los astros, que festejan tu vida, se puede
aún pisar el pasto desnudo y gritar de nuevo que no hemos nacido ni existimos,
entre la tormenta de pasiones crudas que va a matar una vida más lisa y rubia, a
la que no llegaremos, porque nuestros libros están escupidos de aquella vida
subterránea, donde no nos atrevemos a penetrar de lleno. Y tu revólver, para tu
conciencia fatua, semeja una puerta de entrada al paraíso, paraíso de destellos de
inocencia, entre orgías mudas con montañas y peces muertos y desesperados.
La ginebra te destroza el pecho, en un cielo que es todo horizonte, desprovisto
de la dimensión a donde crecen las almas marchitas. Un libro alto como una
muralla de miedo erige la tumba de nuestro dios, un hongo negro, salpicado de
la suspicacia que solo los niños parecen tener. Los hilos del payaso son sus
dientes, esferas de luz pétrea por donde los mundos tergiversan el mensaje, un
mensaje de paz y amor, tejido con los restos de entrepiernas húmedas del mayo
francés. Y en el cielo de París mi anhelo estúpido, mi trofeo de nylon, la cara de
Bretón lamentándose porque no llego a la cita, el bigote de Dalí cocido a la
espalda de un estudiante de cine como alas torpes que lo llevan
indefectiblemente a su ciudad natal, que está muy lejos de ser París. En París nos
ponen el casco de estrellas para que perdamos nuestros tesoros, con ropas
blancas del Apocalipsis, manchadas de nuestro secreto muerto y nuestras heces.
De espaldas al miedo sueña con matar a nuestro sol, mientras niños
hambrientos venden sus alas por un dólar imaginario en la oscuridad. Carne de
muerte, que codicia mi alimento y mi silencio, dos dioses calvos y borrachos que
discuten por un trozo de pan de centeno viejo. Alma de la vida, espejo nublado
en la atmósfera de la crisis más dura, grito de guerra perdida de antemano, el
hilo más pobre sobre el que se lamenta un rey herido del pasado, del que
comeremos los restos y los títulos nobiliarios, excusas para merodear por
cualquier ciudad del mundo, rozando apenas con el meñique a los monos de
cristal que comen oro.
20
Vómitos de un dios
Para la libertad las joyas, caen estas desde ríos casi hilos, llegan al portal, vagina
No, esta tarde tiene varios dedos flacos en su frente tiesa. Llega un avión de
terciopelo, los cuernos de un mundo ensimismado lloran ríos como hilos, entre
pies finos de elefante, al estilo número ocho, y el once. Tan igual como para
convertirse de súbito en sacerdote del buen fertilizante, salud. Ahí la audiencia,
esperando flores pueriles y una piña entre los leños. Los antropófagos ya saben
el color, olor tacto de lo que buscan, pero solo pocos. Los grafítropos de
Celestina bandada huyen sinceramente, dejan una estela que ruge “huimos”. Al
llegar al refugio, Gorgorito los advierte de los litros de café que restan por ser
sorbidos. Comienza el rito, pero trajeron un libro azul, corren todos echando
humo hasta el árbol de al lado y consiguen traer un sol de un color inimaginable:
Avril.
Una llaga muy conocidísima refuta que va a ser así, que soy un ticholo
almendrado de Génova, los disgustos que se llevan son los del elíxir, ingratos!!!
Soy un brillito para hacer unanimidades de que aquí nadie está de acuerdo ¿estoy
siendo claro como el trigo de la cruz del sur? No importa, voy a ir como un
perro al borde de la mesa y aceptar migajas, y como tortura, sangrienta y
vengativa tortura (yegua), no te voy a morder la mano. Elegiste minuciosamente
las migajas con pelos y cenizas de tu plato, las que no se comería tu insecto, para
dármelas a mí, perro de un incesto que considerás mezquino y que te
ennoblecería. Beso en tu mano el anillo con el sello de las hojas que quisieras
quemar. Perdiste el encendedor.
Perdimos dos peleas, la elocuencia estaba de frac y tenía dos ases en la manga.
Igual en establo esperan (ilusos), a que nosotros, los sin herraduras, rompamos
con las crines una rutina de carga o de paseos humillantes. Bajo un mar,
hermanos de la gota que se pierde, nuestros hermanos se cuestionan por
aquellos numerados. La elocuencia vino vestida de frac, nos queda poco diente
para ir cerco atrás a los establos. Carne, pelo y galope somos hoy, el diablo de
facón, el diablo vertical laxo de pistola de mano de temblar, puede más que el
galope y las crines. Nos quedan pocos dientes, hermanos numerados, rían por
nosotros, en el espejo de la cañada te veo, cabizbajo y ojeroso del paso y del
trote. La elocuencia vino de frac. Y un caballo es caballo desnudo.
En un antro de la libertad, la más linda del mundo reparte suspiros
preprogramados, entre un cielo babeante y ciego, donde los actores creen ser el
espectáculo, mientras que todos mantienen la mirada gacha, manos en los
bolsillos y esperan un estallido. La campana despierta, y es un mundo nuevo el
que devuelve a los ojos del árbol paroxístico de esta vida. Una lámpara azul
enfoca los ojos de los borrachos, que esperan la hora en que todo es blanco y
llanto de leopardos intelectuales, con un grito minúsculo en cada mancha,
41
 Cuando una sombra irrumpa en su cuarto, cuando se vea crédulo y desdibujado
en sus rasgos más atroces, mandará al ciempiés a pedir perdón, como un perdón
enjaulado, perdón de cristos y de pájaros de veterinaria. El niño cometa comenta
disecará a la historia y nada con ella podrá hacer, ni panegírico de los ausentes
en las tablas de su racconto, no podrá expresar el asco que le producen las
personas que fueron recordadas, registradas y reproducidas en aquellos libros de
historia a todo color para segundo año del secundario.
Estoy a menos de un metro de distancia de mi propia madre, los dos tan
enfermos; yo me empecino en un mundo interior que perdió sus luces, ella
charla con mexicanos y españoles sobre los efectos de la post-crisis de los
cuarenta, seguramente ésta será en breve sustituida por un pre-crisis de los
cincuenta, no sea cosa que nos quedemos sin qué charlarle a mexicanos y
españoles. Y entonces voy a por ti, no seremos registrados por las páginas de
odio de la Historia según el niño cometa, hasta quizá parte de nuestra conciencia
zafe de ser discada y en esa mismísima parte revolotearemos como dos palomas
que hablan jeringoso.
En ese domingo, sin noción de las connotaciones que traería una abuela o una
comunidad con el aparato afectivo en desuso, nos encontraremos a escuchar las
serenatas del claro en el llano que no bastaría ni especificar color. No creo en la
jubilación, creo que el descanso es una ficción vulgarizadora de nuestra
consigna, estúpida consigna, única ley no tan tonta del mundo de los adultos,
consigna estúpida, jamás vulgar por tratarse de un movimiento en masa hacia la
individuación, triple estúpida consigna, yo te saludo y me quedo horas colgando
de tus hilos depresivos. Tengo claro que cada vez más efímero, mortal, nimio,
pelotudo me vuelvo bajo o tras de ti, estúpida consigna, que regalás de a ratos la
llave de la fortaleza de vulgaridad a donde creo vivir pero claramente habito,
llave falsa, estúpida llave, única pieza respetable del mundo de los adultos, aquel
que a algunos de estos niños sellará con la palabra excelencia, amortajándolo de
su única perla.
Iniciados en el arte de no ver
Arderían los más expresivos emprendedores al notar que el verso estaba vacío,
que Juan Carlos quiso decir exactamente nada, que nunca vomitó una máquina
de escribir ni un salmo, que peces de muebles indisciplinados se llevaron las
últimas tres canciones y que a cada hora, en algún lugar del mundo, un
adolescente pierde la capacidad de decir estupideces una atrás de la otra y sin
tartamudear. El manejo del símbolo que tienen hoy nuestros elocuentes va
perdiendo la presión que antaño ejercía sobre aquellos tímidos espectritos de
recreo, únicas víctimas de la impunidad e hiperpunición en materia de ridículo
recreístico.

40 21
Pero es así, no quiso decir nada, quiso decir una gran nada, quiso por un día
volver a los últimos manotazos chiquititos entre la mar de su séquito ahogado,
ya imberbe por unas cosas que no se venden en las panaderías, cada macaquito
en su lugar de origen, recordándose, vigilando sus seis años de rodillas de
ciclista, frente a un álbum enorme de fotos que dicen este eres tú, cómo te fue
en tu viaje y tenés el pelo más sucio. Claro que más tarde vienen los
reencuentros y los recuerdos en plena feria, contando hijos y recordando los
tiempos bacanes del verbo.
Pero es así, no quiso decir nada, quiso decir una gran nada desde y hasta la
primera vez que pronunció palabra alguna. Más aún, en aquella tarde de un no-
abril, bajo el ceibo, cuando casi mordiéndose los nudillos de vergüenza le dijo a
Luisina Eufemística: “Yo Soy Tú”, sus palabras sonaron tan ciertas, las sintió tan
ajenas (por eso las sintió tanto, dado su metabolismo evasivo-invasivo
“yosoytú”), que no hubieron otras más sin sentido y más huecas; tuvo la suerte
de poder redundar en la nada-nada-nada y vestirse de una verborragia
insoportable para cualquier persona, sea de agua, de aire o de tierra, las personas
de fuego y éter no alcanzaron hasta hoy a escuchar su voz.
Nunca se van a asomar los gnomos a tu esfera de agua y sal fina, los caballitos
en tus piernas ya no dicen la hora ni borrachos, la herboristería cerró por
quiebra, los dones hermenéuticos del orgasmo te abandonaron, la jauría de
perros está acollarada; pero podés venir a tomar la cocoa colosal del sueño
preesférico y nada te desconcentrará a la hora de la malicia para con quienes te
traicionaron y quienes te dejaron así, nene/a. Tu único plan consistía en
levantarte contra quienes fundaron la cofradía de “aquí se quiere a quien no
quiere ser querido por nosotros”, unos muchachos distantes y melosos,
insoportables por cualquiera de esos dos costados.
22
casi a las tres, en plena calle, quieto y enfermo. El dios de la libertad es más bien
un diablo, pero rojo y sexual, pese a que sea casto. Nunca baila y nació entre
navajas, cada diez años renace hecho dama de blanca nariz, con ojos de piedra y
llorando lágrimas azules y amarillas, como homenaje a quienes aun habitan el
jardín.
Inclasificable dijeron, el espanto recorrió la sala, todos esperaron haber muerto,
el cenicero era una parte de su cuerpo, pero entre los cimientos de tu altar se
esconde una realidad dormida y estúpida, que llamas hombre, helecho de
cemento, aire de un viento roto a golpes contra un pavimento de carne. En los
manicomios espera la inteligencia del sol, no se preocupa de que llames a su
puerta y se ríe de quienes la buscan en academias y bibliotecas. La inteligencia es
espanto despierto, humo de azufre en los ojos mortecinos de la conformidad. Y
la serpiente es un cristo despierto, que espera a que la conciencia brote como
cielo de tu mano imbécil, porque sabemos los dos lo que es un payaso, un búho
y un pelado al mismo tiempo, nuestra estupidez compartida nos vuelve autor y
lector, hoy hablo yo.
39
el tren mágico y misterioso, que murió frente al hotel dakota robándote de los
sueños el fulgor y el frío. La única puerta a la libertad es romper los huevos, sin
medir la luz de esos dos soles, sin pensar en sacrificios humanos ni en la libertad
misma, escapar rengueando, vender las pertenencias, desayunar a cristo, prender
fuego la conformidad por altoparlantes que se dibuja en las manos virginales de
una gitana negra de tres metros.
En la nariz del avión, nos disparan la verdad más estúpida de esta patria: el
jardín fue incendiado, solo podemos refugiarnos entre las piedras y el agua, pero
el agua es un veneno que ya conocemos, ahí residen los que escaparon del útero
liviano, tejido de esperanza y sueños carnales. Gorgorito fue concebido cuando
Flor hizo volar la frente de dios incrustándole una piedra, y eso no se perdona,
gorgorito trató de odiar a flor durante los primeros años de su vida, pero lo que
éste hacía con las manos lo conquistó sin comparación y fueron enemigos de
hielo y licor en un amor incendiado hasta que murió Amanda, lejos ya del jardín
y vuelta un río púrpura y humeante, a los pies de Violeta. Hay días en que
bañamos nuestras manos en la mentira.
Puños de tu mantra
Quiso encontrar vida entre los pies de su estigma espiritual, pero fue a explicar Hoy comentamos el despertar y hasta lo relatamos desde radios con antenitas
que la vida era un palmo de liviandad donde nada era causalidad, las flores que como las de la hormiga atómica, redundando en boludez y aires. Nuestra señora
hay en él son el nombre del camino más recorrido por los penitentes de una de las cúpulas perdidas ya por una gárgola en un poker injusto, vaso en mano,
hemorragia sagrada. Las ventanas lo muestran, son dos árboles con una sola espera brindar por la excelencia de aquellos que callaron la menopausia de los
raíz, el miedo recorre la tierra, y solo una guitarra en llamas puede salvarlos de la tiempos. Así, trece seres humanos deberán compartir sin chistar una solita alma,
muerte frente a los barrotes del dolor. Los ojos más abiertos escapan del tiro bastante llorona digamos, paseándola por cafetines, congresos, conciertos de
que hizo escapar alguien sin valor, acorralado por el sinsentido de su cobardía, música popular, tanguerías y hasta por empresas distribuidoras de leche.
solo una guitarra en llamas puede salvarlo. En un vuelo horizontal, el diamante Un martes insoportable en un invierno lleno de piernas y tractores, abre paso a
extiende su mano, hace volar su poder de malabarista ciego, entregado al la clemencia de aquel payaso, uno verdaderamente dinámico y sincerísimo
espasmo del viento, donde el barbudo espera un despertar inquieto, casi como cuando cada uno está conectado a ultranza con el introspectivo emulador. No
una muerte. creo que la culpa sea motor de una banderita estrujada contra una trinchera de
La casa del árbol es un ciclo de palabras interminable, muchos anuncian un cementerios y polución de nuestra última arenita de verdad amurallada. Entre
diablo, música de jazz, o una primavera sin fin, pero bajo el agua, dormidos retazos de resistentes tiras de humo, se sostiene un vacío inmenso, que
esperan igual, nosotros somos los puntos fugaces y también los haces de luz en conmueve sin callar al paradigma anterior y restringido. Un sentimiento elevado
la corona del santo, pero nadie nos ve. Así una mujer no dudó en mostrarse a la tercera potencia demográfica de por aquí ya no tiene el fuego que supo
santa, recibió respuesta, todo contacto fue tomado por un delirio persecutorio, pavonear su precedente en estos trotes: su hermanito incestuoso.
los osos en el mar muestran sus manchas de dios, la sortija es un sol encendido
por manos divinas, entonces se casan la noche y el infierno, los dos deseando
morir para sumergirse el uno en el otro.
La libertad es guerra, hambre y humillación, dios vive cantando a la libertad, Eyaculando su café irlandés por los poros, Jorge se desviste de esperanza y
flotando en su acorde de corbata ilegible, hecho manos de adolescentes y emprende el viaje, hoy debe reclutar al menos tres adolescentecitas
liberación sexual. En el jardín cercado baila un dios sonriente, estúpido y completamente dispuestas a romper con sus novietes para favorecer a la causa
soberbio, tan amigo del viento como del oro y las plantas, es un reloj de piedra, renacentista. Ya colmado en las cervicales de la paciencia, decide pedirle un café

38 23
al barista no gallego mas muy enojado que tenía esa tarde indescifrable para los
ojos de un muchachote rubión como pudo haber sido su hermanastro.
Volvimos a la tierra y el guardaba las llagas de alto universo, ya reverberantes en
su rostro tieso de cumpleañera gorda.
Por suerte tuvimos un piano corto, si no la velada hubiese demostrado su
potencial de manivela insoportable del día por venir; su mirada comprendía toda
la región septentrional de mi chaqueta con jaguares fucsias, estaba
compenetrado en describir paciente y solemnemente cada detalle de la noche,
pero era minimalista conceptual y solo pudo con una oda al cenicero. La
mañana transcurrió desesperante, entre los insultos de la almohada, ahora
pagana y herética, y la voz dulcísima de aquel chiquillo que vendría muy bien
sosegar, las multidinámicas camisetas esperan por él.
No hubo fugacidad, si algo faltó fue la fugacidad del encuentro suburbano a
aquellas horas del mediodía. Nada de terrenal tenía nuestro pájaro manifiesto,
pero el tácito era completísimamente una serpiente espectral, lo que le dio la
idea al otro (no a mí, que soy del pago), de una arpía y así, se ensañó con su
propia señora llamándola por su nombre erótico a viva voz alta y en la mesa. Así
nos mantuvimos por media hora.
El reloj no paraba de existir, así que pedimos nuestras liquidaciones y tomamos
con rumbo a la calle. La cajera tenía pinta de conocer el calendario láctico
gregoriano, cosa que nos facilitó la reincorporación del niño a nuestra orquesta,
niño, que, dicho sea de paso, no nos hubiese sorprendido encontrar muerto.
Yo ahora te voy a hacer una entrevista, no te asustes y hablá lento que es parte
de la dinámica de estos menesteres. ¿Conocés la nueva radioactiva glosa de no
auroras?, estoy en otra cosa, ¿me entendés?, vos estás escribiendo y me cantás lo
que escribís y me hacés un pedo en mi cabeza que estoy en otra cosa. ¿Gustarías
un mate?, sí, ¿lo querés con sambayón o a lo frutal y desarraigado? No, dame un
mate común, por favor, servite, viniste caminando…ah… no te entiendo, no
estoy explicando que yo no puedo putear en Internet, ¿tas hablando con un
mexicano?, ¿quién?, hola, ¿a dónde, al cosa?, bueno, voy a abrir, bueno, pará, no
te oigo, voy a ver cuándo me da posibilidad. Voy de nuevo, esto me está
enloqueciendo…
Estarías más informada si desesperaras por un quilo de costillas de cerdo
refunfuñando en la puerta de tu negocio, porque tenés olor a guita en las manos,
yo te lo vi. Claro que pasemos a otro tema, la rediscreción de nuestra conversa
puede ser erguida, solo hace falta que hablemos en puntitas de pies, con el resto
de los cretinos no te hagas problema, desde hoy soy tu cretino favorito y tengo
los límites de un canalla sin contrato, de día te entiendo mejor, parecés un
hispanoparlante con ese sombrero.
24
estúpida que vomita el diamante. Las columnas en llamas de un babeante
cementerio se vuelven ojos que traspasan las estaciones para alcanzar el pie
helado de una vida sin preocupaciones que ronda el manantial. El destello
despierta las buenas intenciones de los monjes de la violación, y un viento fugaz
rompe los techos que se cortan en ángulos rectos en el horizonte. La verdad es
una barba incesantemente mojada, que se pasea por las playas con gesto
indiferente y voz de hielo.
Los parásitos se entrometen en el tormento de un encapuchado que balbucea
frente al precipicio con los ojos en blanco y un libro callado y poco sincero bajo
el brazo. Nuestro mayor tesoro es algo que ya no va a dormir nunca más. La
tierra es un volumen sin números donde se cocina el bienestar de una casta de
asesinos y fantasmas. Las cenizas de la cerveza de la biblioteca de este mundo se
alejan en un chasquido y todos los roedores prometen que desean conocer un
lugar en la conciencia en donde estemos todos.
El dios estúpido que nos sueña mejores que su estúpida creación despertará, y
encontrará su mundo en llamas, mundo de violadores grotescos y prostitutas
gratuitas, donde todo tiene su contrateoría y un cielo de cobre se relame
pensando en el alcance de la profecía. Lector, infame transeúnte del
pensamiento, por naturaleza errabundo y babeante, ¿en qué hoguera de tu
conciencia bólida caeré yo, puñado de hojas desordenadas, manchadas con la
sangre de un hombre del que ignoras todo, autor o víctima?, desde acá predigo
el surco de tus ojos sobre estas líneas, arado de texto, ávido de sentido por un
camino de postales en estado de descomposición, hechas de espíritu derretido
entre cúmulos del deseo de tu satisfacción sin preguntas. Lector ingenuo,
esperabas un autor alto como un árbol y poderoso como un cuchillo de fuego, y
mi engaño es doble, ni autor ni dios, víctima de esta obra maldita, que me vuelve
sedentario y perverso, mezquino en vez de malo, malo en vez de mediocre, y
muy sucio, tanto como tu indiferencia, que no se resuelve a tirar por entre tus
piernas al inodoro este pedazo de basura con mi alma, compasivo lector, e
ingenuo, que piensas que en el homenaje intelectual de tu lectura desinteresada
me puedes hacer algún bien, a un muerto, a un impasible árbol de montaña
hueca, un cerebro de madera escupiendo las letras de tus canciones. Y aun en mi
pequeñez, soy la voz de dios ahora, y sigues eligiendo no tirar por la ventana
este panfleto, ni bañarlo con café, aun después de esta patética intrusión de la
ficción en la realidad del texto, tu única coartada contra el mundo, ensuciada por
un matiz coloquial y social, de un autor pobre de espíritu, que sigue repitiendo
que tires ya este libro a las llamas, mientras hay tiempo.
Entre tanto, la fiesta de las cosas más inmundas sigue gritando dentro del
estómago del mundo, una hoja de hierro azul bajo los ojos ínfimos de una
certeza casual, el nombre de tu cielo es un niño muerto en el andén, esperando
37
pequeños experimentos con nuestros cuerpos, que nos mantienen hábiles para
la tarea y un poco descansados para ver los ojos del día.
El espíritu de lo correcto y las buenas acciones se despereza para más tarde
deglutir un ciclo mugriento sin perspectivas y lleno de miedo. El suspicaz
encierro de un cerebro cuadriculado y rojizo se lleva a cabo con total
parsimonia, es así porque una esfera de jugos animales ha caído en el encierro de
los últimos planos de un lugar feliz.
Las caídas que respetan al piso y a los hombres están repitiéndose en la historia
de Gorgorito, un cartero alto y serio que visita la zona en su carro de humo
centelleante.
La verdad que rodea estas tumbas es parte de lo que no se llama ni corazón ni
mundo, es una playa recta de enemistad, invalidada por la porfía de los niños
esféricos, pequeños seres con bandera de plebeyos y cuerpo de rinoceronte. Los
años malgastados les serán devueltos en envoltorios gigantes, donde su hechizo
será un mundo correcto donde levantar edificios que no se repiten. Todo esto
abierto en la flor de la sinceridad, cómoda y elegante.
Se apaga tu dolor
La mayor pérdida fue de bienes simbólicos y páginas en blanco de libros, quiso
un destino que cambiaran sus gestos por unos menos ofensivos, también que la
calle estuviera encendida de gritos grises que esperaron a ser despertados. El
cuello rígido de la enemistad se propaga por el suelo como una lagartija violeta
en celo, espera a que todos callen y se entrega a su duelo amistoso. En el mismo
sitio, una lámpara muerde un amanecer roto entre las piernas deshechas que
depara el destino.
La situación es insostenible ya, perdieron sus títulos nobiliarios y unos cuantos
brazos, dentro de unos minutos nada ya tendrá sentido, así el dibujo de la
indiferencia sobre el cielo verde lechoso, pierde el sentido y las respuestas, pero
no es todo sol, también un licor de vísceras humanas amenazó con convertir en
planta las esperanzas. Caminan por el desierto violáceo de sus enemigos,
sembrando bendiciones en los pechos deshumanizados dela conformidad
burguesa. Se dibujó en el ojo de los perversos la sorpresa, ya no eran los únicos
que escapaban, un mundo escapaba junto a ellos y se volvía esférico entre las
piernas humeantes del sol. Se bañaron en los cúmulos de inocencia que aun
guardaba el día para quienes no preguntaran. La libertad es un payaso cruel, que
no decide las muertes pero sí las derrotas, al final del túnel el nombre que nos
despertó se vuelve insoportable y rojo.
El cuello del diamante retiene hilos de luz pueril, una luz que dibuja estrellas de
soledad en un bosque negro y despoblado, donde van a parar los huesos de los
suicidas. Este collage es siniestro, escapa a la comprensión de los hijos de la
libertad y la decencia, pobres diablos que reclaman derecho absoluto sobre la luz
36
Bueno. Parado en la esfera, látigo en mano, levanto la mirada, miro y te digo
todos mis fideos con manteca y queso son para vos y sos un sánguche de café
con leche.
Mi órgano favorito por antonomasia del cuerpo soy yo, me vuelvo sobre
mi estertor y reencuéntrome con mi último rostro fácil a la hora de decir los
disparates aquellos que hicieron sonrojar a la hermana menor de un burro
pequeño. Mis clones inundan los sentimientos cyborg de Dios. La indulgencia
no tiene parangón, los hipogleucémicos zoroastros de tu costilla ríen sin hacer
mueca al ver tu sombra desdibujada en el retrato fantasmagórico que de ti
hicieron todos los llantos. Una reina de la bacanal se pudrió de que lloraras en
inglés y se quedo dormida en la alfombra, gozando todos como pocos, el
sentido de estarse despierto frente a los otarios hasta en las horas pares. Cerca
de la babel esférica que contiene todas nuestras lenguas cibernéticas falsas.
Como si estuviésemos paseando por tevé color en las playas de algún sistema,
reconocemos: hemos yerrado y la cornisa se llevará todo el sentido de estas
lágrimas viejas, ya en desuso. La paráfrasis de nuestro máximo cerebrito
flameante se hace avioncito de papel ebrio y con un choque transversal se
destruye frente a una catedral pequeña de bolsillo transmundano a estas horas.
Todo indica el camino a la puerta y el Javier indescifrable de las insípidas
estupideces de la llorona se despierta entre las ropas mugientes de la calle
florida. Javier es el nombre del deseo, es un instrumento para ahorrarse los
textos y la locución.
Los detractores de una mañana no tan disímil con lo que se espera de Jorge son
un tranvía de manitos, casi marchitándose en un reloj planteando la árida
cuestión del paquete incalculable de reseñas llevaderas sobre un acorde nada
disonante. El ideal e nuestro árbol propaga una frecuencia de ensueños
vigilados. Fruto de nuestro llanto será el sudor de un titán emblemático sin
bandera y armado con una carta, carta que escribió en su infancia el polifacético
Raymond cuando sus ojos no dieron para más. El calor los hizo mujerzuelas
repudiadas por los muchachos sombríos de aquel pueblo fantasma que se dice a
sí mismo capital y gran ciudad. Allí la prostitución era una forma de
recuperación, un relevo de datos emotivos.
El hombre de la capa de hierro, pese al dolor de espalda, se reclina sobre su
amigo y deja escapar una melodía de su garganta, su boca, su imaginación o su
gastado sentido del ego, acompañada ésta por unas palabras en sueco, que todo
25
lo dicen sin decir nada, sea, la traducción de este manuscrito digital en seis
piezas o una canción típica de la tradición celta sobre duendes y tractores. Su
compañero, aire en las manos y en la barriga, detecta la novedad volatilizada de
que su amigo olvidó un juego del final de la melodía, que es el que le daría
sentido a la frase cúlmine y culminante de la canción, si esta historia estuviera
tachada de buena suerte. El hombre de la capa de cristal mató a su compañero
una mañana sin bizcochos, años antes de aquella fiesta en donde fue concebido
el Epimeteo del siglo veintiuno, Walter Hemorragia, un programador de
suicidios cómodos y seguros.
¿De qué mierda está hacha la reputación de navegante si el mar no se
ve?, dijo Claudio minutos antes de entrar por la puerta de la ciudad inundada
donde esperaba en la torre una cristina con escombros, tal vez así es mejor.
Abandonado ya a la puerta que conducía por el sendero inundado, estamos
diciendo que nadaba, hasta la puerta que conducía al interior del castillo ya
inundado, pero que estaba en un alto del camino un poco más bajo que el
anterior, lo que hizo que nadara pero que no pudiese dar pie, entonces no
paraba y parecía los gurises que se pasan en Internet viendo videos de una mujer
teniendo sexo con un chancho y que no es nada nuevo, que eso se hizo en una
revista antes del año setenta. Así fueron perdiendo sentido de la amistad, que es
el bien máximo a que puede aspirar un mortal, más que nada en los días de
lluvia.
No era un rescate, era una promesa de lavar platos y fregar el costadito del
calefón con ahínco; igual le cantó la canción de los amores que son cortitos y
como una fiesta sorpresa en la casa de un amigo brasileño, pero el amigo estaba
metido en cosas raras y terminó en una oficina de migraciones en Lyon,
explicando en portugués a un burócrata que entendía mal las lenguas de
procedencia latina cómo había dado a parar ahí. En la misma oficina pudo estar
Martín, no descartamos que se haya dado a la aventura de conquistar el paraíso
que perdieron sus abuelos, todo esto acompañado de Capucha, que fumaba
callado haciendo poco caso de lo que se puede o no en un edificio público.
Tenían todos, un mismo tatuaje, que representaba la idiosincrasia d los hombres
que son burros de carga, residuos informáticos.
Orificio público pensó capucha en un tal vez de si hubiese estado ahí fumando
frente al mostrador sin papeles mas con un francés perfectamente pronunciado
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busca de traidores novedosos porque ya perdió las esperanzas que tenía en el
mundo, también porque lo traicionan por y con nimiedades.
Este señor solamente quiere decir una letra del alfabeto griego, solo eso e irse,
su traje tiene tres usos y está hecho a la medida de su padre, es un traje que
podríamos juzgar gris, pero siendo la fotografía en blanco y negro, seguramente
sea marrón.
La enemistad está mitigada
Si es cierto que ya no queda nada que decir, es que el mundo perdió su parte
íntima, entonces no valemos, entonces nuestro misterio era de público
conocimiento y nuestras cuitas la alegría de otros. El medioevo de nuestra
sensibilidad se expresa a sí mismo como un gran signo, categórico e
infranqueable, pero indescifrable y frío. Tuvo hermanos nuestro dolor,
pequeños dolores de naturaleza similar y talla parecida. Pero gozaba de sentirse
único. El personaje principal del mundo no incide en la vida de las personas.
Ahora queda mirar como esperando el horizonte, pensar en mascotas y en el
amor, también darle forma al nuevo secreto, uno inalienable de nuestro seno,
que alimentaremos con todos los aderezos de la sinceridad y cierto recato. El
punto clave de su gestación será el olvido de todas las tareas, nuestras y de todos
nuestros enemigos, tareas que tiempo atrás involucraron asuntos de guerra entre
potencias del espíritu, y una alharaca de llantos que llevaban el nombre de libros
difíciles de digerir y de conseguir. Nuestro mundo está domado hoy, nuestra
alegría tiene la esperanza de percibir el don del ser, también el dolor se siente
exclusivo y hermoso hoy.
Libertades que nos concedemos los de nuestra condición, por la naturaleza de
nuestra tarea o por la cantidad de nombres que llevamos a lo largo de la
existencia, es así que la verdad toma forma sola, también nuestros cambios son
percibidos por los pequeños indiferentes, jardines minúsculos que no reparan en
los cielos a su alrededor. La voluptuosidad de nuestro paso por el terreno de la
desesperación paroxística es cruel e irrepetible. También es tanto que el poco de
dignidad que nos queda, va tapando nuestras huellas.
Las columnas de sinceridad se apagan entre la humareda, el cielo está en llamas
porque así lo quiso la historia, así quisieron también que terminara la historia,
mientras lúgubres episodios ensombrecían los rostros marchitos y redundantes
de la igualdad. Ciertos cúmulos de conciencia no se entregan a ninguna pasión,
aunque hayan pasado los vientos de cobre fundido por entre sus espaldas. Una
monotonía igual es el desasosiego por el que pasan pequeños cactus
transparentes que esperaron para ser vistos, es que un bofetada de experiencia
despierta cualquier ansia de mundo y de sentidos. Las hojas del árbol son
35
nada resentido de una de sus víctimas. No sé con que fin decidió mi esposa
ayudarlos, dijo: ellos no tienen la culpa, pero no nos salvamos. De cualquier
manera llame a los teléfonos adjuntos a este texto para ser devorado.
Telepatía digital digitada
Sobre los incendios en aquel momento en que no se comprende lo que pasa
tengo para decir solo una panza inflada, un racimo de preocupaciones, la
serpiente clavada en el dial, flanes de la expresión corporal, suicidios de
moribundos, un fantasma de nuestro amigo más barbudo, cien hemorragias
para-feudales, los cines sin entrada y todo mi sentimiento de aversión. Hace dos
horas que abandonaron sus puestos, la canilla de solicitud para con los
extranjeros es un precipicio de alfombras de humanidad guturales. Y somos un
grito no proferido de la náusea de Dios.
Formas de entender el discurso de los mismos que callan a todos son la danza
folclórica, los ceniceros, pero quién cree que es ese tiburón de abogado sentado
en un pocillo vacío de café de dieciocho a veintiuna horas. La ruina espectacular
de la próxima sabiduría entre paréntesis que gritan los amaneceres, descubre en
su penúltimo rostro el rastro del indicio de una esporádica mentira acerca de los
flotantes restos de cobre, muchachos del día en que perdió la razón corriendo
por un sin sentido imaginario y plenamente acústico. Nos avergüenza tu manera
de honrar al inmerecido prestigio hijo, desde hoy tu plato será soltado al viento
entre aleluya rectangular y un cúmulo inigualable mediante medios humanos de
sombreros de mármol tejidos por titanes mudos.
Recuperado de esta somnolencia, ya todo promete un futuro, de cualquier
naturaleza, pero uno, cierto solo cuando muerda la cara putrefacta del presente
adormecido por las razones herméticas de los islotes de cerebro con el cuello
ensangrentado de lo que tiene que ser de alguna manera, hasta pensando al revés
y encerrando a todos los que tengan remeras a rayas. Una carta sobre las
historias que le hacen mal, escribe hoy, con el brazo lleno de ron hirviendo y
una sensación nada sana de entender algo de lo que se dice, mientras pone
pedacitos de queso en el oído de su compañero de banco, un manco con una
nariz enorme, el que repite todo lo que el mismo piensa sin decir.
Hoy más que nunca quisieran entenderse como antes, hoy que pueden ayudar a
alguien más, pero cuando uno mira tomándose la cara, con cara de gato que
convencería a un fariseo de las violencias más absurdas contra un reloj de arena,
el otro usa su hombro como armadura, meditando la razón que tiene el sol para
vengarse de los inocentes, mientras podría estar durmiendo sin que el otro se
enterara. Cuando la postura del uno alcanza el grado de verticalidad y semblante
matemáticamente insulso necesarios, la del otro es la de un patriarca ciego, en
34
que le iba a servir para despedirse y volver leyendo a algún poeta de la lengua
patria de la poesía de los que se la creen solo cuando están entre aspirantes a
creérsela, en un barco pesquero transatlántico de polizón. Y el alba se disuelve
en mis ojos de codorniz casi muerta a la orilla de la desidia.
Claro que le hubieran faltado dientes para aquella inmensa panacea de lo musical
cuando se es traidor a los fines últimos de la irreverencia. Lo que todos
esperamos de todos sería el mundo casideal, pero habría más de una versión de
cada persona, así que Martín pudo haber estado en cualquier boliche disipando
moneda extranjera por las mesas o bailándose un tango escondido en la maleta
cuadrada del Troilo. El veneno de una siesta desespera al gritón de los martes y
el no hace caso, se deja caer en un sopor de teclear y repetir la lección de su
maestro.
Una acción tan boludita como un niño excusándose de algo que no ha hecho ni
hará, frente a personas que no lo culparían de haberlo hecho, en un cuarto frío y
limpio. Cómo saberlo, antes, los no-jueces, el no-culpable sintiéndose culpable
cuando por fin había conseguido ser una mujer, dejar de ser una señorita, una
dama, una minita. Un gran silencio y callos por todas partes, la obra plástica del
capucha encendida sobre la estufa a leños, cada cual introspectivado por una
redundancia distinta, con el retrogusto marcial que la escena suscitaría a un
bienhechor del gesto cerebral fingido y fatal para niños binarios de esta patria
hecha a sangre y cocoa, entre los mocos turbios de la espectacular despótica
chanchita rota por un alfajor del Javier menos excéntrico de la tarde.
Sobre la cuestión de la biodegradabilidad del
plástico
Estamos agudos, comieron una serpiente angloafricana con ciertas tintas
nuestras. En un cuadernito ha habido tanto que no nos traicionamos. Basta de
llamarnos. No quería desatarme de lo que supiste curarme ¿Quién fue verdad?,
creo que pude una vez captar en la vida que algo tenía un tinte de real. No sé
muy bien en qué respuesta estuvo nuestro descanso. Ayer vi una persona
despojada de todo destino o contacto con la idea de sus próximos diez minutos.
Estaba tranquila y eléctrica. Lo que es pasar vergüenza no pasó, no pudo verse,
enfrente, ojos y dientes de vergüenza ajena. También un gesto generalizado de
compasión, a su partida. Habiendo como habrá tantos brujos, el camino no va a
mostrarse peligroso a nuestro ojo, aunque nos cueste creerlo. En el camino hay
un llamado que algo tuvo que ver con algún llanto y algún golpe y justo lo tenía
en la mano y lo buscaba en treinta y tres.
27
Una paz enorme, que apenas vislumbra los movimientos de los hombres, de la Descanso
conciencia en conjunto que gestaron o la que los parió, fuera de los círculos, una
En un movimiento irrepetible de su mano izquierda, el inventor de los suicidios
paz enorme. Un mar calmo. Donde sentirse por fin pequeño, pero no se puede
a largo plazo con balcones que dan a las propiedades de un magnate, se
llevar el conflicto interno, o capaz que se disuelve ahí. Ahí no hay relojes ni
desdibujó el rostro tratando de explicar cuáles son las razones para que una
vacas. Es una inocencia de regreso y para siempre. Está más calmada que ayer.
hiena vieja y vegetariana ría sin mirar a ningún punto fijo. No sacó ninguna
Su puerta no abre, pero se quedó con el pestillo y es todo insistencia sin
conclusión y esto lo exasperó al punto que él mismo decidió desconcentrarse y
impaciencia, hasta en el charco, madre histérica de una pipa marchita. En
envolverse de un manto cuando así lo quiso el llamado. La mayor de las hijas del
superficie son dos luces del mismo color disputándose la soberanía de ese
profeta se entregó a una espera con cócteles y ventanas triangulares del mesías
parche en ese lugar. Están peleados porque son el mismo. Hoy descansan y un
de las comunicaciones entre búhos y perros. Más tarde todo era una fiesta y
cielo pudo mostrarles tras largos esfuerzos que eran en realidad una lagartija y
hasta los que antaño fueron hermanos se arrancaron cada uno a su vez y entre
una piedra. Están entre los que ya no buscan nada.
sí, los ojos con unas cucharitas hechas de alambre y perseverancia.
Cuerpo, caja, secador, mono, piano, sombrero, caja, ropero, tres, fotos, guitarra,
Estuvo rondando el lugar el muchacho de ojos pálidos y ojeras de balcón, tenía
pestillo, rendija, postal, cuadro, champión, reloj, clavija, elefante.
las fauces hinchadas y parecía hablar de deglutir próximamente todos los
No pararía de escribir la historia de cómo nos hizo el gran obstáculo rodar.
productos del pensamiento barrial, para leerlos luego como un recitado en el
Avanzábamos hechos crepúsculo. Una reina de lo más indiscreto supo guardar
corso. Lo acompañaban un violinista de tango que quedó manco en la guerra
sus uvas, reciclando seres en el invernáculo gris marrón. En el borde de la
por las aceitunas y un pan flauta que hablaba en alemán, atrás, de luto, iba la
impostura, frente a tu espalda, con la paz a mis espaldas, espero a que digas lo
indiferencia que le tienen los traidores a la palabra dicha, una muchacha
que yo traigo o vengo a robar, pero que lo digas en secreto y te escuchen todos.
analfabeta que se recibió de procuradora hace doce años, cuando los
La más mordida también, el más llorón, la que se esconde, los que son el
cementerios se llamaban cementerios y las razones excusas. Un hecho que si
zumbido del lamento quieto y amigo.
bien no oculto, enmascarado, decidió no acontecer ni transcurrir en aquella
Recomendaron que callos y quietud, sin materia, reinsertar. Hoy no estamos en
plazoleta ni en aquel momento, más bien un hecho esquivo a la comprensión.
ningún sentido desprovistos de canela.
Pasaron desapercibidas las personificaciones de las fuerzas de la naturaleza,
Una repentina excusa no podría ser untada con crenchas, livianos los ríos,
rayos hechos carne, mares con uñas, un toro que escribía mala prosa, estrellas
transigen los ríos, RÍOS. Reeditada ya la infraestructura, volvamos, vuélvete,
promiscuas y una luna que entró en la decadencia y en la prostitución. Solo fue
regresión hasta el punto que se llama impulso. Extraviar el gesto hiriente fue una
notorio aquel caballo con sombrero, que no era ningún prodigio, sino más bien
movida semicircular. Rodeados de implementos de manufactura de lo crecido,
un artilugio manual y un poco ingenioso de su jinete, un hombre de los que a
vamos al gatillo con rezos de gente volátil. Elles ont la intro de este parto. Nada
fuerza de tretas engañan a dueños de circo, contrabandistas, proxenetas y
se entiende, tarde o cerca. Hay uno nuevo. ¿Quiere decir algo el reancho?
policías.
Todito es lo más mismo. Claro que hay doce o más mis terrícolas queridos y
Solo dos hombres como ese quedan vivios hoy sobre la faz de la tierra, uno está
rever. Tan bucolinks, que bucal y desastrosamente agujereado en pos de la pose,
preso y disfruta de la certeza de que si quisiera hacerlo se escaparía. El otro es el
bien o mal hay partidos géneros entre las lluvias de azar.
presunto avatar que dirige una organización religiosa que fomenta el
Vamos al lamento rosado inflamable sin quebrar, estuviste girándote el
canibalismo. Sé de su existencia porque yo mismo fui ingerido por la secta, hace
desconocido de relox. Sistemáticamente. Amablemente perdurando entre
ocho años, cuando me proponía cruzar un parque en patines. Se sentaron a mi
amapolas amigas. No nos rían. Estamos blandiendo el progresivo análisis
alrededor hasta que comencé a intuir mi muerte. Cuando lo hube hecho se
crepitoso de una comadre. Crocante. Sensible. Indiferente.
fueron acercando hasta que pensé en que iba a despertar del sueño, perdí mi
Parece haber enmudecido, era una fuente con letras gelatinosas. Y hoy se
pierna y apenas empezaba todo, en un ratito solo quedaban de mí los huesos y el
ensombreció porque estaba ya de olvido marcada. No nos avisaron, está tejida la
marca pasos, pero pude dictar estas palabras a tiempo a mi esposa, que murió al
red, la otra, una que no es como nosotros, pero que nos llama. ¿Y si todo fuese
venir a salvarme, pero que tuvo tiempo para explicarle a los muchachos de la
cierto y buen devenir?, claro que se volvió más turbia la cuestión, ahora vamos
secta que les vendría bien tener adversarios, gente que escribiera objeciones
sombríos y callados, o ella calló, o alguno. Estabas esperando el momento para
sobre lo que hacen para poder refutarlas, o mucho mejor el testimonio para

28 33

La tristeza espontánea de Alter Golem
Una resonancia de los antiguos realismos que deshizo el muchacho disparador
de enciclopedias dejó a una Marilyn de mármol entusiasmada con la idea de
frecuentar más de a poco los barcitos estratégicos del Perú colonial en
bombacha y cinturón de nylon, resurgieron las disputas entre el tapicero alma
mater de la destrucción de los gases y el jugador inexperiente de playmobil
ancestral deshumanizante. Rozagante Roger bailó, pero era su cresta de acero
una miel que no se cansa de caminar tres cuadras entre yuyos y tremendas
predicciones. Estaba ya cansado un menospreciador de ultratumba, entonces
prendió la baldosa de gemir amaneradamente sus epitafios y se enroló en una
empresa disparatada por tratarse de dar la teta a un niño que nació para no
comer.
La asamblea de restauradores de los trapos sucios entre un jueves y el sí mismo
de uno que se desconocía adrede, bailó. Los niños, enjaularon trapos húmedos
desesperantes para los bibliotecólogos, llenaron de tocino el sonido sin ambiente
ni red y se llevaron a la boca las palabras de un traidor del país de la
adolescencia, un servidor de camuflajes fucsias para reuniones de sociedad y
otras flautas.
Una extravagancia tamaño regular, de cuero y cartón, se desnuda sin piel y sin
causa a los ojitos ya no inmaculados de una piedra roedora de los hipotálamos
náufragos que desmenuzan barrigas en la luna. Es un momento impredecible
para la hora anterior, una hora muy coqueta que se paseaba ingenua por los
portones amarillentos, gritando libertad. La sucedió ese momento, un momento
terco y rengo de un metro sesenta y siete, gabardina, sombrero, tres o cuatro
personalidades.
Hojas de hierroUn sombrero no puede determinar el destino de las
nubes de empanadas que centellean las horas pares entre los resortes ahumados
que nos resienten. La politiquería que suscita un hecho de este calibre entre los
niños cantores talle cuatro de nuestro armario llenoles la cara de frutillas
innombrables, todo hacía acordar al tercer sismo intercloacal de nuestro caballo
discorde. Hubo guerra de marfiles entre dos cucharadas de queso y un diamante
excéntrico que intentaba resucitar a los compañeros de celda. En el jardín
mental todos recuerdan y se lamentan, tiempo que estalla en sus sienes, almas de
cobre ungidas con pleitos de su espejada moribunda hermana mayor.
Los gritos de los pollos no fueron escritos, se calló aquel manchego, lo vimos en
la radio, cada uno sostenía su tótem, enseñorado de las olas y desconfiando de
las aventuras que publicitaba un traidor de burros.
32
nunca escapar de una calesita más misteriosa de lo intergaláctico que tu propio
sendero. Hay tanto por preguntar. Habría que hacer un atentado.
Nada nos iba a callar. No hay quien te robe o saque ni quien te dé ni pida lo que
no escondés, a veces escondés. La bailarina muestra solo el cuello y apenas se
nota la forma de la clavícula en el vestido. Todos los arcos dan el mismo golpe
de púa a la misma hora, es un mensaje cínico, es lo que pudo ser verdadero. No
hay pregunta en el día, todo es translúcido, jerga de raviol, sienten. Atrás del
boliche, entre las jarras secas y el que se perdió en la vereda única. La torre de
papeles humeantes gónadas del arpón chamuscado impalpable. Detrás, atrás,
más atrás que los jarrones, el arpón y cualquier papel, ahí están, el que enloquece
a su muñeca y el que la hizo enloquecer. Todo lo soporta un sacerdote de los
grillos fucsias expectantes. Abran el mundo y récenlo, es la crisálida de la
existencia. El experiente espera por los cúmulos idiotas de chivos regios
húmedos. Cada caricia entre las tres duele las dos, tus gasas al viento por estar
tan cansada. Tus rodillas expanden el viento, las esferas y tu última voz.
Regalanos una columna, una noche sin identidad ni miembros.
Yo solo estaba esperando el desayuno. Llegaron con una bandera, eran solo
uno. Tuvo sed, estábamos callados. Agua. Nos reímos cada vez que pasó la
remera por el pasillo, la remera era muy intrigante y un poco soberbia. Hubiese
sido un lugar especial el que le dieron a la piedra, pero los discos de piedra son
herramientas para los grandes. Jueves dio tres pasos hacia adentro del círculo,
del otro lado Circa hizo casi lo mismo. El sentido del juego era descubrir quien
había traído más de ser siendo cuerpo y alma. Todos quieren dar algo de sí
mismos. Circa mira de soslayo a Gómez, los dos lo entienden. Era una
operación imposible, trataron de apartarse de algún astro, de uno por lo menos,
sintió culpa un rumano en Malasia. Para que no hubiera de qué discutir
escaparon los distintos matices de cualquier asunto, fue así que dios quedó
engordando en un olimpo monoambiente con el piso mojado y sin ni una taza
de café descafeinado con edulcorante.
Todo se dirige hacia el tesoro, el propio perro helado truena y dice tugurio y mis
dientes. La nave está preparada, no saben si encontrarán el cable o el polen, allá
van, va; no tenemos idea si alguien en la nave. Cerca el vigía del mundo espera o
se ira en palomita al encuentro de esta misma escena, en una pileta de pescar
nombres falsos. Rodeado está hoy el rostro que es de un santo, lo usa un santo
que es otro, rodeado de las antenas que permiten. En el mundo todo llega como
un rumor, pero se vuelve más claro que en el seno mismo de lo que se esconde
y es. La pelada Ernesta cubre de sombras todo el mundo, para que niños de
dientes en púas puedan dormir como el resto. La pelada Ernesta discute a cada
rato con el barba gérmen, ninguno quiere dedicarse a controlar esta pieza. Pero
se llevan todos bien en aquella pista de tren para gigantes.
29
Las piernas abiertas, va a parir un violonchelo, le está explotando el ombligo,
que es el cuarto mundo de una reina floja y cierta. La cara del ángel ahora existe
y escucha más que susw oídos los bicordes de Robrerta. En una nube estampada
con la sal amiga de tres hombres, Ernesta baila y se dice gansa. Llevan hoy sus
manos a hacerse moco contra el techo. Esto será su razón, motivo, culpa para
con la vida.
Decide estancarse porque está un poco decidida del todo a liberar un sentido de
sus palabras en una flatulencia colosal que no despierte más infractores de lo
legítimamente roto en las últimas horas de la manipulación propia hacia sí
misma, ésta le correspondía a ella disfrazada de su único embarazo, una suerte
de tres días largos y conmovedores para todo niño empapado en lágrimas beige
de su colosal encuentro con la escena lúgubre que supo curar a cada incentivo
neutro.
Tango que no existe
La irrepetible gendarmería de un martes ciego, estúpido de llorar la cresta
deshuesada de un lunes, se entra en lo oscuro y lleva desgastados planes al
introspectivo elemento rapsódico y desfalleciente de un malabarista inexpresivo
tratándose de un día gris por la tarde. De tanto persuadir, el niño que miró la
llama durante sus últimos días, se entremezcla con los confines desiertos de la
jaula muerta entrada en años por tirar su devenir a una mercería con hilos para
no pensar en el ocaso plastificado. Mientras tanto, si es que estas palabras
tuviesen la chance a tener algún ápice de sentido, orientación o riqueza de
espíritu, si es que la riqueza de espíritu existe, si es que la existencia valida algo y
unas tantas cosas sobre la validez, mientras tanto, o en el mismo momento, o en
30
un choque alivianado de contemporaneidad de los casos, el jugador de frutas a la
hora de decir perdón, toma su trabajo como trabajo para cabras, lo hace
contentísimo y se lleva un bolsillo al saco, lleno de las ramificaciones de noción
de origen y destino de un burro de yeso extraviado en una rotisería.
He ahí la posibilidad de que un pollo vomite insospechadamente un disparo de
fraudulentos encuentros con un espejo que no tiene tus señas ni las ideas que te
hace callar un niño mirando un horizonte de naranjas con helado de manteca sin
gusto a nada. Huesos de cartón de un hospital enfermo de algo que no es
enfermedad ni mal, empecinado como los gallos en la cura, repartiendo sus
cartas de desapego para con las cosas que lo hicieron cantarse victorioso ante
una multitud de fugaces planes que concretaría su sucesor en la gesta, el viento
de una pantalla mugrienta de un cine para ricos venido a menos.
Un sol con joroba y dientes de acero resucita al dios que la fiesta no necesitará
nunca, van los dos caminando por entre las pendejas borrachas vestidas de puta
cara, cada uno con un ala de animal rastrero, mirando el techo lleno de luces,
abrazados hasta olerse humanos el uno al otro, decidiendo tomar partido por un
vuelo que no cuenta con la fe de los presentes, haciendo pelotitas de humo de
colores con el techo prolijo del local bailable, manchando de sus secreciones los
vestidos vomitados y prolijos de las muchachas que esa tarde bailan un tango
que nunca escucharán, manchando con el vómito prolijo de algo que no merece
llamarse orgasmo a los pretendientes bien peinados y llenos de esperanza,
esperanza del hartazgo de escuchar toda la madrugada hablar a una de estas
doncellas, estúpida esperanza, propia de los años perdidos del pibe de la
capucha.
Gutural y silencioso sea tu suburbio indefinido, joven de la chaqueta
parcialmente aceptada por ser amiga de lo temporal, que un temporal de vida te
inunde los cimientos de la casita de muñecos. Lo más destacable de estos
perdones es lo rápido que no suceden, una reina de lo intachable de la
naturalidad, con su pañuelo indescriptible de recuerdos limpios, espera las
palabras de un fariseíto orgullosísimo de su desempeño frente a una mandolina
que le miente. Es todo de esperarse, el nene se disculpa consigo al ver que iba a
rebajarse al nivel de una reina, la reina espera callada y por siempre, primero las
palabras del niño demasiado sincero, más tarde su muerte.
Nuevas sensaciones para todos los jugadores, esta tarde fueron emocionados
por igual los ahora distados e insensibilizados con caricias. Una noche un cantor
de callejuelas despertó a la verdad olvidada por cada uno de los gigantes
estándar: eran pescados de un partido estilístico que excluía la posibilidad de
conversación entre sus miembros y habían sido timados por la vertiente
intelectualista de la fundación Bateristas de Blues Alcohólicos.
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