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2
Mota
3
La cofradía de la luz
4
Aquel fulgurar distante
5
El petirrojo
José Iniesta
Poeta español
II
Tu vuelo ya ha ocurrido, no es presente.
La tierra está girando en la alegría,
y es más limpia la luz
derramada en los muros
del patio amanecido.
III
Bajo esta luz herida de diciembre,
¿qué reclama tu canto?
6
¿Desde dónde tu vuelo
detenido en la escarcha de las horas?
7
Mi casa
I
De niño imaginaba mi casa
la veía pequeña por fuera e inmensa por dentro
II
Hoy mi casa posee jardines
en los que cada mañana cantan las aves
III
En el jardín de mi casa
alguien plantó un total rodeado de bambúes
Yo sembré un guayabo
un árbol de manga rosa y unas inmensas sandías
IV
Por las noches abrimos el infinito
dejando que nuestro hogar nos habite
8
La visita del mar
Javier Sologuren
Poeta peruano
9
¿Cuál es la patria?
Amadeo Castro
Poeta boliviano
Cuál es la bandera
de los desheredados de la tierra
cuál es la patria
de los desterrados de la vida
cuáles los colores de su bandera
cuál es el nombre de su patria.
10
Dice la canción popular:
“Esta vida ya no es vida”, si aquí no hay vida
“Esta pena ya no es pena”, si todo es pena.
Esta patria no es nuestra es ajena.
11
Mitos
12
El otoño recorre las islas
13
Cuarenta y cuatro
Hernando Guerra
Poeta colombiano
14
El odio
Wisława Szymborska
Poeta polaca
No nos engañemos,
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
15
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.
16
Mi cuerpo es un pueblo en emergencia
Lourdes Aparición
Poeta peruana
Mi cuerpo
es pueblo
y
lleva consigo mitos que duermen
entre el maíz de cada huerta
y pasean por mulas
el leño que usarán
para calentar el mote
o hacer la sopa de maíz
Mi pueblo/mi cuerpo
junta coca
para resistir la siembra
y estar listo para la cosecha
que empieza dentro de cinco lunas
Mi cuerpo
con su río semiseco en verano
recibe a los niños
y niñas
que se zambullen
desde la roca más alta
hasta la tarde más clara
para luego correr a casa
antes de que empiece la lluvia
Mi pueblo/mi cuerpo
cuenta las vacas que descansan en el patio de mi tío
cerca al baño de emergencia
como todas las cosas
aquí son de emergencia
Emergencia mi asma
que me ata cada cierto tramo
que camino a la plaza
Emergencia
Mi cuerpo es mi pueblo
en emergencia.
17
Hay muchas maneras de estar muerto
Vicente Gerbasi
Poeta venezolano
18
Agonía fuera del mundo
Rosario Castellanos
Escritora mexicana
19
existe una playa
20
En el final era el verbo
Olga Orozco
Poeta argentina
21
La patria no existe
Joaquín Terrazas
Poeta boliviano
La patria no existe
pero voy a llorarla hoy
como si lo hiciera y de pronto
de muerte súbita, se hubiera ido
quién sabe donde
porque infierno tampoco hay
nada es seguro
sólo el llanto que anuncio
porque ésta no es mi patria
y quiero hacer que la mía exista
para eso voy a regarla
con litros de sudor y sangre
porque su semilla está bien hondo
en las entrañas de mi gente
aunque ellos todavía no lo saben
en este llanto mío de hoy
llueve esa certeza
23
Al otro lado, el sueño
En mi sueño, Clara,
el vendaval se había volado la ropa recién lavada
hasta arrancar los cerezos y los marañones de raíz.
Tú llevabas siempre un faldón azul floreado
y también los pies descalzos,
porque a tus panitas de terciopelo verde
les apeteció, desde aquella calurosa noche de marzo,
parir alacranes blancos
como estrellas.
Pero tus pies, Clara,
aun desde la frágil desnudez,
no conocieron el mordisco de la espina.
ni la lengua húmeda de los limos
ni el filo ardoroso de los guijarros en los ríos
Tú acomodabas la colonia frente al espejo
y pescaditos de oro te bajaban por los muslos
como si tu muslo fuese una quebrada o una cadena.
No dormíamos nunca, porque tu madre te dijo
que a los que duermen
un cardumen de hormigas negras
les devoraba n los dedos.
En mi sueño estábamos solo tú y yo, clara.
Tú y tu vientre vacío como un cuarto,
tus pezones brillando como cocuyos en la noche de Reyes,
tus manos olorosas a anís y a naranjo.
Tú y tus pies de cobre esmaltado,
demasiado santos,
ridícula
y repulsivamente puros.
24
Palabras existenciales
Nelson Céspedes B.
Poeta boliviano
palabras extrañas.
Somos un vacío
Inmisericorde,
la repetición extraña
de una plegaria
en la deshora,
una cruz
de ausencias
25
Balada para la comunidad
26
Poemas del libro Tania en flor
Sulma Montero
Poeta boliviana
1
Madre del agua
me entrego
a la atalaya
de mi sueño
hacia el fondo
de una cascada
escondida
de donde nace
el más puro
silencio.
2
Rojo enigma de mis días
azul nirvana de mi fantasía
blanco silencio que me toca
naranja de luz infinita siento el aliento secreto de mi alma.
verde noche fervorosa 4
amarillo íntimo de las formas Entre las hebras salidas
violetas de mi vida de la noche
negro esplendor. entre los efluvios pétreos
3 de sus estrellas dormidas
Al fondo de los rayos de miel dorada entre la flor que brota
un paisaje inagotable me embriaga. al filo de mi palabra
Expande su perfume floral el alba entre la que soy
asciende el día de belleza anaranjada y la que está escondida
y en el lago de sombras azuladas el sueño de la vida
me reconoce.
5
A ti que comunicas
el enigma del día
en una gota que cae
sorprendida de su sonido
en un pájaro que trina
antes del amanecer.
Luz salida de las sombras
húmedas de la noche
aclara mis senderos
y ábrete
mariposa pura
que vuela
desde mis manos.
27
Sobre una ola que combatió contra las piedras
A lo lejos
una ciudad irrumpe con sus muertos,
y la ola
lanzando su recuerdo
eleva su espuma
y desintegra el alba.
Sin embargo
no nos hemos percatado
de que la destrucción
también es nuestro origen
y de que el amor
es una herida ingobernable
que de vez en cuando nos sostiene.
28
Insomnio
29
Mártir
Hoy
decidí levantarme
y sacar uno a uno los clavos
de tu máscara.
Llorabas demasiado desde
el sótano.
Esta mañana,
desde que te saqué los clavos,
paseas oronda por la casa
y a mí me invade el terror
de que se te ocurra
responder mi pregunta
y yo ya no sea libre
Algún maldito te heredará.
30
Lo que mi padre quiere realmente de mí
Eduardo Chirinos
Poeta peruano
1
Anoche tuve un sueño. Acompañaba a mi padre
por un camino de tierra. Los dos íbamos a caballo
y apenas cruzábamos palabras. A lo lejos se veía
la sombra de unos sauces, las luces de un pueblo
desconocido y remoto. De pronto, mi padre detuvo
su caballo y preguntó si yo sabía a dónde íbamos.
Le contesté que no. Entonces vamos bien, me dijo.
2
Los caballos del sueño sabían de memoria
el recorrido. Era cuestión de abandonar las
riendas, de dejarse llevar. Eso me causaba un
poco de aprensión, incluso un poco de miedo.
Mi padre, en cambio, parecía muy tranquilo.
Pensé, parece tranquilo porque está muerto.
3
Aquí es donde vivo, dijo como si me quitara
una venda. Fue muy poco lo que vi. Sólo un
páramo de piedras, remolinos de arenisca,
huesos de caballos amarillos. ¿Qué te parece?
No supe qué decir. Tenía sed y me dolía un
poco la garganta. Es un lugar hermoso, dijo,
pero a veces me gustaría regresar. ¿Por qué
no regresas, entonces?, pregunté. Porque es
más fácil que tú vengas me dijo. Y desapareció.
31
Cuando yo muera
Cuando yo muera
no moraré debajo de la tierra, sino
en cada cosa que me regala el planeta.
32
La leyenda del volcán
34
Nocturno
Elías Nandino
Poeta mexicano
35
Ifigenia en Moriah
Michele Najlis
Poeta nicaragüense
36