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1 - DIETA
2 - ACTIVIDAD FÍSICA:
3 - FARMACOTERAPIA:
En la actualidad se dispone de siete grupos de antidiabéticos (además de la insulina) que poseen los
siguientes mecanismos de acción (Nathan DM, 2009):
BIGUADINAS [metformina]
Inhibe la neoglucogénesis hepática. Es el fármaco inicial de elección en todos los pacientes con diabetes
tipo 2 (salvo intolerancia o contraindicación). No produce aumento de peso, reduce de manera significativa
las complicaciones macrovasculares y es el único antidiabético que ha demostrado una reducción de la
mortalidad (UKPDS 34, 1998; Holman RR, 2008; NICE, 2009; MSC, 2008; Nathan DM, 2009). Su efecto
secundario más frecuente es la diarrea que se produce en torno a un 30% de los pacientes, la cual es dosis-
dependiente y suele ser transitoria. Otros efectos secundarios menos frecuentes son nauseas, vómitos,
dolor abdominal y pérdida apetito. No produce hipoglucemia en monoterapia aunque puede agravar la
producida por otros hipoglucemiantes.
Contraindicaciones:
SULFONILUREAS (SU).
Contraindicaciones:
GLITAZONAS [pioglitazona]
Contraindicaciones:
Diabetes tipo 1, embarazo o lactancia, insuficiencia cardíaca o hepatopatía (realizar controles de enzimas
hepáticos).
INHIBIDOES DE ALFA GLUCOSILADAS
[acarbosa / miglitol]
Actúan retardando la absorción de hidratos de carbono a nivel intestinal. Son útiles si existe hiperglucemia
posprandial con glucemia basal no muy elevada. La acarbosa ha demostrado una reducción de la aparición
de eventos CV en un metanálisis (Hanefeld M, 2004). No producen hipoglucemias en monoterapia. Cuando
se utilizan en combinación con sulfonilureas, glinidas o insulina pueden producirse hipoglucemias que se
tratarán con glucosa oral, pero no con sacarosa (azúcar), debido a que está retardada su absorción. Su
efecto secundario más frecuente es la flatulencia que se produce hasta en un 30% de los casos.
Contraindicaciones:
embarazo o lactancia, trastornos gastrointestinales (trastornos absorción y digestión, enteropatías
inflamatorias), insuficiencia renal severa o cirrosis.
Producen una liberación postprandial de insulina pancreática a través de un receptor diferente al de las
sulfonilureas. Carecen de estudios a largo plazo sobre reducción de complicaciones y mortalidad. Son
ventajosos para el control de hiperglucemias posprandiales y tienen menor riesgo de hipoglucemias que las
sulfonilureas. La repaglinida es más potente que la nateglinida. Se debe advertir a los pacientes que omitan
la dosis si se saltan una comida debido a que producen una liberación rápida de insulina y de corta duración
por lo que podría desencadenarse una hipoglucemia. También pueden ser útiles en pacientes con un horario
y distribución de comidas irregular. Pueden ser utilizadas en pacientes ancianos y con insuficiencia renal.
Sus efectos secundarios son hipoglucemias y discreto aumento de peso.
Actúan inhibiendo a la enzima DPP-4, la cual tiene como función degradar al péptido intestinal GLP-1, el
cual se libera en el intestino ante la llegada de los alimentos produciendo la liberación de insulina
pancreática e inhibiendo la de glucagón. Poseen como principal característica el control de la hiperglucemia
sin producir incremento de peso y con una incidencia de hipoglucemias muy baja. Tienen una potencia
hipoglucemiante moderada. Se administra en dosis única diaria (sitagliptina y saxagliptina) o en dos dosis
(vildagliptina). Están indicadas en tratamiento combinado con metformina, sulfonilureas y pioglitazona,
particularmente si existe riesgo significativo de hipoglucemia. La sitagliptina también está indicada en
monoterapia (si intolerancia o contraindicación a metformina), en triple terapia (junto a metformina y
sulfonilurea) y en combinación con insulina. En la actualidad no poseen estudios sobre su capacidad de
reducir la aparición de complicaciones crónicas.
Contraindicaciones:
Diabetes tipo1 o secundaria a enfermedad pancreática, embarazo o lactancia e insuficiencia renal
moderada o grave. La vildagliptina también está contraindicada en caso de insuficiencia hepática o
elevación de transaminasas.
ANÁLOGOS DEL GLP - 1: EXENATINA.
La exenatida es un polipéptido con una estructura similar al GLP-1 intestinal, pero con modificaciones en su
estructura que impiden su degradación por la enzima DPP-4, por lo que tiene una vida media prolongada.
La exenatida incrementa la secreción de insulina glucosa-dependiente por la célula beta, de manera que
deja de estimular su liberación en cuanto la glucemia se normaliza. Además también actúa inhibiendo la
secreción de glucagón por las células alfa pancreáticas. Posee otros efectos que también son de utilidad
como son el enlentecimiento del vaciado gástrico y la disminución del apetito. Reduce la glucemia de una
manera eficaz con escasas o nulas hipoglucemias y produciendo además pérdida de peso, por lo que es
una alternativa útil en pacientes obesos (IMC >35 kg/m2). Sus principales inconvenientes son la necesidad
de administración por vía parenteral (subcutánea) dos veces cada día, su elevado coste y la elevada
frecuencia de efectos adversos (nauseas en un 50% de los pacientes). En la actualidad no posee estudios
sobre su capacidad de reducir la aparición de complicaciones crónicas.
Contraindicaciones:
Diabetes tipo1 o secundaria a enfermedad pancreática, embarazo o lactancia y pancreatitis aguda o
crónica.
4 - INSULINA.
Indicaciones de insulinización:
Diabetes tipo 1.
Diabetes Gestacional.
Diabetes tipo 2:
1. Fracaso del tratamiento con antidiabéticos orales (HbA1c >7,5%) a pesar de combinación a dosis
plenas.
2. Descompensaciones hiperglucémicas agudas.
3. Enfermedades intercurrentes: sepsis, IAM, cirugía mayor, traumatismo grave, intolerancia oral,
insuficiencia cardiaca, hepática o renal aguda.
4. Embarazo.
5. Cetonuria intensa o pérdida de peso no explicable por dieta hipocalórica.
Esta pauta se utilizará en pacientes con diabetes tipo 2 que ya no se controlan con antidiabéticos orales
(ADOs). Para ello comenzaremos añadiendo a los ADOs una dosis de insulina intermedia (antes de
acostarse) (Yki-Jarvinen, 1999) o una insulina prolongada (a cualquier hora). La dosis inicial será de 10
unidades internacionales (UI) o también 0,2 UI/Kg/ día.
A continuación habrá que subir progresivamente la dosis de insulina hasta conseguir un buen control. El
parámetro que nos va a dirigir en este proceso es la glucemia capilar en ayunas que deberá determinar
el paciente mediante la realización de autocontroles.
Inicialmente mantendremos la misma pauta de fármacos orales que recibía el paciente (excepto
rosiglitazona). El momento de ajustar los ADOs será cuando consigamos el control adecuado de la
glucemia, entonces podremos retirar los ADOs, manteniendo siempre que sea posible la metformina y
opcionalmente, dependiendo de la respuesta, también se puede mantener la sulfonilurea.
Al cabo de 3 meses de haber ajustado la insulina se determinará la HbA1c, si su valor es menor de 7,5%
se mantendrá el tratamiento, si es mayor se iniciará el tratamiento con múltiples dosis de insulina.
El objetivo de esta pauta es conseguir un control glucémico estricto a lo largo de todo el día.
Básicamente podemos encontrarnos ante dos situaciones diferentes de partida:
1. Diabéticos tipo 2 a tratamiento con una dosis de insulina y metformina que presentan valores de
HbA1c >7,5%, fundamentalmente a expensas de valores de glucemia postprandial elevados. En
estos casos será preciso añadir insulina rápida (o ultrarrápida) antes de las comidas.
2. Paciente que no recibían previamente insulina como puede ocurrir en: debut de diabetes tipo 1,
diabetes gestacional o diabetes tipo LADA; aunque también puede ser necesario de manera
temporal en diabéticos tipo 2 en el transcurso de enfermedades intercurrentes graves,
descompensaciones agudas, presencia de cetonurias intensas, pérdida de peso o embarazo.
Por lo tanto el tratamiento con múltiples dosis de insulina se instaurará de distinta manera según la
situación de partida:
I. Paciente con diabetes tipo 2 a tratamiento con una dosis de insulina prolongada y metformina. En
este caso se mantiene el mismo tratamiento añadiendo una dosis de insulina rápida (4UI) antes
de las comidas en que la glucemia capilar posprandial sea mayor de 180 mg/dl a las 2 horas.
II. Paciente con diabetes tipo 2 a tratamiento con insulina intermedia y metformina. En este caso se
puede:
A. Cambiar la insulina intermedia por prolongada procediéndose a continuación del mismo
modo que en el supuesto anterior.
B. Añadir una segunda dosis de insulina intermedia antes del desayuno si la glucemia antes de
la cena es mayor de 130 mg/dl. En este caso repartiremos la dosis de insulina que recibía
(60% antes desayuno y 40% antes de la cena).
C. Si a pesar de recibir 2 dosis de insulina intermedia la HbA1c es mayor de 7,5% se puede
cambiar por una mezcla de insulinas si las glucemias posprandiales del desayuno y la cena
están elevadas, pudiendo añadirse además una dosis de insulina rápida antes de la comida
del mediodía si la glucemia posprandial esta elevada.
III. Pacientes no tratados previamente con insulina. En este caso se comenzará administrando 0,2-
0,3 UI/Kg/día de insulina en una sola dosis a cualquier hora si esta es prolongada o dos dosis de
intermedia (60% antes del desayuno y 40% antes de la cena). En cuanto tengamos un buen control
de las glucemias preprandiales se añadirá insulina rápida o mezcla igual que en los supuestos
anteriores. También podrá añadirse metformina si procede.
Ejemplos de pautas con múltiples dosis insulina:
3 – Ajuste de la dosis
El ajuste de la dosis se hará basándose en el resultado de los perfiles glucémicos. Como norma óptima
se hará una determinación de glucemia capilar antes y dos horas después de cada comida principal
(desayuno, comida y cena); seis en total (si recibe insulina intermedia o mezcla por la noche puede ser
necesaria una determinación de madrugada con el fin de determinar la presencia de hipoglucemias
nocturnas). Inicialmente mientras estamos ajustando la dosis de insulina se realizará un perfil cada 2-3
días, posteriormente cuando el control sea adecuado se reducirá su frecuencia, recomendándose al
menos un perfil cada semana en pacientes que buscamos un control intensivo.
En primer lugar se controlarán las cifras de glucemia basales (antes desayuno, almuerzo y cena), y una vez
que esto se consiga (<130 mg/dl) se procederá al control de las posprandiales hasta conseguir nuestro
objetivo (<180 mg/dl).
Se recomienda administrar la insulina rápida o mezclas antes de las comidas, si es insulina rápida (regular)
es recomendable administrarla 20 a 30 minutos antes y en el caso de las ultrarápidas: lispro, aspart y
glulisina, inmediatamente antes o incluso al finalizar la ingesta. En el caso de utilizar insulina prolongada,
se puede administrar a cualquier hora.
En el caso de utilizar una mezcla o intermedia se administrará antes del desayuno y antes de la cena…
Estos pacientes deben hacer 5-6 comidas al día: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda, cena y al
acostarse. Los horarios y cantidad de carbohidratos de las comidas deben de ser estables. Es preciso
además considerar la actividad física.
La diabetes mellitus tipo 1 o también conocida como diabetes juvenil o diabetes mellitus insulino
dependiente, es una enfermedad metabólica caracterizada por una destrucción selectiva de las células beta
del páncreas causando una deficiencia absoluta de insulina. Se diferencia de la diabetes mellitus tipo 2
porque es un tipo de diabetes caracterizada por darse en época temprana de la vida, generalmente antes
de los 30 años. Sólo 1 de cada 20 personas diabéticas tiene diabetes tipo 1, la cual se presenta más
frecuentemente en jóvenes y niños. La administración de insulina en estos pacientes es esencial.
La diabetes tipo 1 se clasifica en casos autoinmunes—la forma más común—y en casos idiopáticos. La
diabetes tipo 1 se encuentra entre todos los grupos étnicas, pero su mayor incidencia se encuentra entre
poblaciones del norte de Europa y en Cerdeña. La susceptibilidad a contraer diabetes mellitus tipo 1 parece
estar asociada a factores genéticos múltiples, aunque solo el 15-20% de los pacientes tienen una historia
familiar positiva.
Epidemiología
La diabetes tipo 1 puede ocurrir a cualquier edad; sin embargo, se diagnostica en muchos pacientes antes
de los 20 años.
Etiología .
La causa exacta se desconoce. La genética, los virus y los problemas autoinmunitarios pueden jugar un
papel importante.
Fisiopatología .
La diabetes es una enfermedad autoinmune crónica para la que aún no existe ninguna cura. En este tipo
de diabetes quedan afectadas las células ß del páncreas, que producen poca o ninguna insulina; hormona
que permite que el azúcar (glucosa) ingrese en las células del cuerpo. Consecuentemente, se da una
acumulación de glucosa en el torrente sanguíneo que presenta efectos citotóxicos tales como la glicosilación
no enzimática; la glucosa se une a moléculas como la hemoglobina o los lipopolisacáridos de las paredes
de los vasos sanguíneos y las lipoproteínas de la sangre, causando su acumulación y la aparición de
ateromas. Además, al no poder usarse la glucosa como combustible metabólico, se favorece la digestión de
lípidos y proteínas que aportan menor cantidad de energía apareciendo síntomas de polifagia (sensación de
hambre) y de adelgazamiento. El uso de las grasas como fuente energética provoca la liberación de ácidos
grasos, que son oxidados a AcetilCoA. Altos niveles de AcetilCoA saturan el ciclo de Krebs, obligando a que
el AcetilCoA siga la ruta de síntesis de cuerpos cetónicos. El exceso de cuerpos cetónicos provoca
cetoacidosis, que origina graves problemas pudiendo conducir al coma o, incluso, a la muerte. Por último,
el exceso de glucosa es eliminado en la orina junto a gran cantidad de agua amentando la diuresis y la
sensación de sed (poliuria y polidipsia).
El proceso de desarrollo de la diabetes tipo 1 es gradual, pudiendo ser necesarios varios años antes de que
se manifieste clínicamente. La enfermedad se desarrolla por el ataque del sistema inmune contra las
propias células beta del páncreas, encargadas de producir la insulina.
Esto puede deberse:
2. Además, parece necesario que ocurra un factor desencadenante ambiental (infección viral, estrés,
toxinas, etc.), tras el cual, aparece el proceso inmunitario frente a las propias células beta, que son
destruidas. La hipótesis más defendida es la infección viral. Cuando un virus infecta una célula β del
páncreas se activa la respuesta inmune. Los macrófagos responden de manera inespecífica frente al
agente externo y presentan el antígeno mediante interacciones entre proteínas a los linfocitos, que
quedan activados. Los linfocitos Tc son los encargados de actuar de manera específica sobre las células
que contienen el determinado antígeno e inducen la respuesta citotóxica, que produce la muerte celular
de las células infectadas. Sin embargo, en la diabetes tipo 1 las proteínas que intervienen en la
presentación del antígeno están modificadas, lo que conlleva que los linfocitos Tc no actúen de manera
específica, activando la respuesta citotóxica frente a células β no infectadas.
Cuando el sistema inmunológico ataca las células beta, el ataque causa daños
colaterales a los capilares que llevan la sangre desde y hacia los islotes.
Cuadro clínico
Fatiga
Aumento de la sed
Aumento de la micción
Aumento del apetito
Náuseas
Vómitos
Pérdida de peso a pesar del aumento del apetito
Diagnóstico .
Los siguientes exámenes se pueden utilizar para diagnosticar la diabetes:
Tratamiento .
Los objetivos inmediatos del tratamiento son tratar la cetoacidosis diabética y los altos o bajos niveles de
glucemia (hiperglucemia e hipoglucemia según refiere). La aparición de los síntomas graves de la diabetes
es súbita y de gravedad, por lo que es posible que las personas necesiten permanecer en el hospital. Las
personas que la padecen deben recibir inyecciones diarias de insulina. Es muy importante el tratamiento
médico de las personas con diabetes, ya sea tipo del tipo 1 ó 2, para evitar problemas y mejorar la vida de
las personas con esta enfermedad.
La insulina baja el nivel de glucemia permitiendo que salga del torrente sanguíneo y entre en las células
del organismo. Todas las personas necesitan insulina. Las personas con diabetes tipo 1 no pueden fabricar
su propia insulina y, por tanto, deben tomarla diariamente.
La insulina se inyecta generalmente debajo de la piel. En algunos casos, una bomba libera la insulina en
forma continua.
Las preparaciones de insulina se diferencian por la rapidez con que empiezan a hacer efecto y su duración.
El médico revisará los niveles de glucemia para determinar el tipo apropiado de insulina que se debe utilizar.
Se puede mezclar más de un tipo de insulina en una misma inyección para así lograr el mejor control de la
glucemia.
Las inyecciones se necesitan por lo general de una a cuatro veces al día. El médico o un educador en
diabetes enseña a las personas que requieren insulina cómo inyectarse ellos mismos para obtener un
autocontrol propio. Inicialmente, la inyección en los niños debe ser aplicada por uno de los padres u otro
adulto y hacia la edad de 14 años se puede esperar que la mayoría de los niños se aplique sus propias
inyecciones.
Las personas con diabetes necesitan saber cómo ajustar la cantidad de insulina que están tomando en las
siguientes situaciones:
2 – Dieta.
La planificación de comidas para la diabetes tipo 1 debe ser coherente para así permitir que el alimento y
la insulina trabajen juntos para regular los niveles de glicemia. Si las comidas y la insulina no están
equilibradas, los niveles de glucemia pueden subir o bajar, produciendo por tanto hiperglicemia e
hipoglicemia. La mejor forma de sobrellevarla con una dieta es no comer azúcar.
El ejercicio regular ayuda a controlar la cantidad de glicemia llegando incluso a disminuir la cantidad
requerida, al igual que quemar el exceso de calorías y de grasa para lograr un peso saludable.
Las personas con diabetes tipo 1 deben tomar precauciones especiales antes, durante y después de
cualquier ejercicio o actividad física intensa. Es importante:
4 – Autoexamen
El control de la glucemia se hace verificando el contenido de glucosa de una pequeña gota de sangre.
Dicha prueba se hace regularmente y le informará a la persona con diabetes qué tan bien están
funcionando la dieta, los medicamentos y los ejercicios en conjunto para controlar la enfermedad.
Los resultados se pueden usar para ajustar la dieta, la actividad física o los medicamentos con el fin de
mantener los niveles de glicemia dentro de un rango apropiado. Los exámenes generalmente se hacen
antes de las comidas y a la hora de dormir. Cuando uno está enfermo o con estrés, se pueden necesitar
exámenes con más frecuencia debido a que estos aumentan la cantidad de glucosa en la sangre.
Los exámenes brindarán información importante, por que posibilita los cambios necesarios para el
mejoramiento en los cuidados y el tratamiento. Las pruebas identificarán el alto o bajo nivel de glicemia
antes de que se desarrollen problemas serios.
El aparato para medir los niveles más exactos posibles de glucosa en la sangre es el hemoglucotest.
Hay diferentes tipos de dispositivos. Normalmente, uno punciona el dedo con una aguja pequeña llamada
lanceta para obtener una gota diminuta de sangre. Se coloca la sangre en una tira reactiva y se pone la
tira en el dispositivo. Los resultados deben salir en cuestión de 5 hasta 45 segundos, según la máquina
que se posea.
El hecho de mantener registros precisos de los resultados del examen le ayudará al diabético y al médico
a planear la mejor manera de controlar su diabetes.
Las personas con diabetes deben hacerse revisar sus niveles de Hemoglobina glicosilada (HbA1c) cada
3 a 6 meses. El HbA1c es una medida del contenido promedio de glucosa en la sangre durante los últimos
2 a 3 meses. Puede ayudar el hecho de determinar qué tan bien está funcionando el tratamiento.
5 - Cuidado de los pies.
La diabetes causa daños a los vasos sanguíneos y a los nervios, lo cual puede reducir la capacidad de uno
para sentir lesiones o la presión en los pies. Uno puede no notar una lesión en el pie hasta que se presente
una infección grave. Además, la diabetes afecta el sistema inmunitario del organismo, disminuyendo la
capacidad para combatir la infección. Las infecciones pequeñas pueden progresar rápidamente hasta
provocar la muerte de la piel y otros tejidos, lo que puede hacer necesaria la amputación.
Para prevenir las lesiones en los pies, una persona con diabetes debe adoptar una rutina diaria de revisión
y cuidado de los pies que consiste en lo siguiente:
Revisarse los pies cada día e informar de cualquier úlcera, cambio o signo de infección.
Lavarse los pies todos los días con agua tibia y un jabón suave, y luego secarlos muy bien (especialmente
interdigital).
Suavizar la piel seca con una loción o con vaselina.
Protegerse los pies con zapatos cómodos, que ajusten bien y que no queden apretados.
Ejercitarse a diario para promover una buena circulación.
Visitar a un podólogo para que identifique problemas en los pies o para que extirpe callos o callosidades
en los mismos (importante: nunca tratar de extirpar las callosidades uno mismo, debido a la posibilidad
de producir heridas graves que posteriormente será una complicación por infección o gangrena)
Quitarse los zapatos y las medias durante la visita al médico y recordarle que los examine.
Dejar de fumar, pues el consumo de tabaco empeora el flujo de sangre a los pies.
Para prevenir la lesión a los pies, hay que adoptar la rutina de revisar y cuidar los pies diariamente. Tomar
medidas drásticas.
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