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Recomendamos efectuar una cervicometría de modo rutinario en toda embarazada en la ecografía 20-24

semanas para seleccionar al grupo con riesgo elevado de parto prematuro. Una embarazada con
cervicometría menos a 20 mm en la ecografía 20-24 semanas, tiene un riesgo cercano al 30% de parto
prematuro antes de las 35 semanas, ese riesgo se reduce en un 50% con la administración diaria de
progesterona vaginal (200 mg de progesterona micronizada).

Recomendamos efectuar una cervicometría de modo rutinario en toda embarazada en la ecografía 20-24
semanas para seleccionar al grupo con riesgo elevado de parto prematuro. Una embarazada con
cervicometría menos a 20 mm en la ecografía 20-24 semanas, tiene un riesgo cercano al 30% de parto
prematuro antes de las 35 semanas, ese riesgo se reduce en un 50% con la administración diaria de
progesterona vaginal (200 mg de progesterona micronizada).

Cervicometría de rutina en mujeres de alto riego: En pacientes con historia de parto prematuro existe
riesgo de disfunción cervical, por lo que se recomienda medición seriada de la longitud del cuello uterino. En
estas pacientes, si existe acortamiento cervical progresivo se recomienda reposo absoluto y se ha
demostrado reducción del riesgo de parto prematuro mediante la colocación de un cerclaje. En pacientes de
alto riesgo (antecedentes de un parto prematuro previo) se debe realizar cervicometría cada 2 semanas
entre las 14-24 semanas, si el cuello es menor a 20 mm se debe efectuar un cerclaje. Después de las 24
semanas (período viable) ya no es recomendable efectuar un cerclaje, la cervicometría se hace mensual, y si
el cuello es < 20 mm, se debe hospitalizar a la paciente, indicar reposo y corticoides para maduración
pulmonar. (Figura 3)

Cervicometría de rutina en mujeres sintomáticas: se ha demostrado la utilidad de la cervicometría en


mujeres que consultan por contracciones uterinas, y en quienes el tacto vaginal no detecta Manual de Obstetricia y
Ginecología. Dr. Jorge A Carvajal y Dra Constanza Ralph T. Novena Edición. 2018.
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modificaciones. En mujeres con diagnóstico de amenaza de parto prematuro, solo el 10% tendrá un parto
prematuro, justificando el manejo conservador en la etapa inicial de este diagnóstico. En mujeres con
amenaza de parto prematuro y cervicometría > 30 mm, el riesgo de parto prematuro es menor al 1%,
mientras que en aquellas con cervicometría < 15 mm el riesgo de parto prematuro es del 50%.
Recomendamos efectuar cervicometría de rutina en mujeres con amenaza de parto prematuro, para
orientar el manejo. (Figura 4) La demostración de un cuello uterino acortado es de utilidad para definir qué
pacientes realmente tienen mayor riesgo de PP, requiriendo hospitalización, tocolisis y maduración
pulmonar. En paciente con SPP y membranas íntegras, se ha demostrado un aumento en el riesgo de
invasión microbiana de la cavidad amniótica si existe acortamiento cervical. Si bien el diagnóstico de parto
prematuro se efectúa en mujeres entre 22-37 semanas, la tocolisis está indicada desde las 23 semanas en
adelante (límite de sobrevida si nace), y no se indica en embarazos mayores a 36 semanas (en general se usa
en < 34 semanas), por eso la figura 4 indica la cervicometría en mujeres 23-36 semanas en el manejo del
parto prematuro.
Cuña cervical o Funnel (embudo): corresponde a la dilatación del orificio cervical interno cuyo vértice se
encuentra en el canal cervical. (Figura 5) Las membranas ovulares suelen acompañar al funneling, la
manifestación tardía de este evento ocurre cuando las membranas protruyen por el orificio cervical externo.
Diversos estudios le han asignado un valor pronóstico a este hallazgo ultrasonográfico, el que estaría
presente en un 14-25% de las pacientes con incompetencia cervical. Sin embargo, la longitud del canal
cervical posee capacidades predictivas independientes de la presencia o ausencia de funnel. Recomendamos
describir su presencia si se detecta, pero la mayor importancia y valor predictivo lo tiene la longitud cervical.
Sludge: corresponde a la demostración de material “barroso", ecogénico, en la parte en declive de la
cavidad amniótica, habitualmente próximo al cuello uterino. (Figura 5) La presencia de sludge se asocia a un
mayor riesgo de invasión microbiana de la cavidad amniótica y a mayor riesgo de parto prematuro.

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