Está en la página 1de 3

Seminario Ficción-no ficción: límites y confluencias en la narrativa argentina contemporánea. Prof.

Victoria García. FFyL, UBA, primer cuatrimestre de 2023.

Concepciones de la ficción en la polémica sobre El reino (agosto


de 2021)
1. Comunicado de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera) [retirado de
circulación]

[…] Utilizar un guion televisivo o cinematográfico para crear prejuicios o estereotipar a quienes
representan un pensamiento contrario, no sería una expresión artística genuina o pura, sino que
estaría contaminada por aquellos condicionamientos ideológicos que no tienen otro fin que
dinamitar la misma esencia del arte. Crear un producto cultural, como es una ficción de cine o
una serie, desde la base del odio, para generar rechazo social a un colectivo religioso, es un acto
que no realza la belleza de una profesión que se debería caracterizar por la transparencia y
pureza intelectual y creativa, y no por usar la actuación para denostar y fogonear el rechazo
social a quienes piensan distinto a quien produce esa obra.
[…] Usar el arte para inventar una ficción con el fin de crear en el imaginario popular la
percepción de que quienes lideran esas comunidades religiosas solo tienen ambiciones de poder
o de dinero, contrariamente a lo que demuestran los hechos en miles de iglesias que desarrollan
una misión social trascendente en todo el país, es reprochable desde todo punto de vista.
[…] El pastor que representa el talentoso actor Diego Peretti no existe, es una ficción. Sin
embargo, el mensaje que se quiere transmitir desde la obra, es que “todos” los pastores y líderes
religiosos buscan lo mismo. […] Se busca una representación simbólica en la percepción popular
que estereotipe a los de una religión en particular, “la evangelista”. […] Se busca desde ese
pensamiento ideológico tratar de segregarlos, marcarlos en listas, señalarlos como peligrosos,
fundamentalistas, separarlos del resto para que, aislados, se debiliten y desaparezcan. En fin, un
comportamiento de tipo fascista.
Nos complacería invitar a los realizadores de la serie, sin intención alguna de censurar su obra
de ficción, a que vengan a ver la obra real que hacen esos “reaccionarios de derecha” en las
villas, en las cárceles, en los hospitales y entre la gente necesitada. Nos gustaría que puedan
conocer y comprender cómo la mayoría de las miles de iglesias que hay en el país son
básicamente pequeñas (menos de 100 personas), y la mayoría de los pastores son bi-
vocacionales y se autosostienen muchas veces con sus propios trabajos, ya que los practicantes
de esta fe no reciben subsidios ni sostén del Estado, ni tampoco los quieren recibir […].

2. Comunicado de la Unión Argentina de Escritoras y Escritores1

𝗦𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗲𝗹 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗲𝗻𝘀𝘂𝗿𝗮 𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗹𝗲𝗴𝗮 𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮ñ𝗲𝗿𝗮 Claudia Piñeiro


Vivimos un tiempo atravesado por una reacción conservadora que pretende cercenar derechos,
silenciar a quienes piensan distinto y atacar la creación artística confundiendo deliberadamente
la realidad con la ficción.
En ese contexto, repudiamos de modo contundente el ataque recibido por nuestra colega y
compañera Claudia Piñeiro por su trabajo como guionista de la serie El Reino, estrenada
recientemente y producida por Netflix. No es necesario aclarar que se trata de una obra de
ficción que debe gozar de plena libertad para desarrollarse. Consideramos un hecho grave que
se pretenda confundir al público y manipularlo para hacerle creer que un hecho ficticio tiene
algún correlato con la realidad, mucho más cuando el ataque va dirigido a una sola persona,
cuyo trabajo se ve perjudicado por estas acciones de censura.

1
https://twitter.com/uniondeescritor/status/1428466824736387079
Seminario Ficción-no ficción: límites y confluencias en la narrativa argentina contemporánea. Prof.
Victoria García. FFyL, UBA, primer cuatrimestre de 2023.

Solicitamos a los autores del comunicado al que hacemos referencia que se retracten de sus
palabras y los hacemos responsables de cualquier situación que pudiera sufrir nuestra colega,
tanto a nivel laboral como personal, a partir del mismo.

3. “Efecto Frank Underwood: la polémica por El reino, otro episodio de las históricas
tensiones entre ficción y política”. Nota de Marcelo Stiletano en La Nación2

[…] Apenas quedó a disposición de los suscriptores de Netflix la versión completa de El reino
(una primera temporada de ocho episodios) comenzaron también las especulaciones sobre
supuestas asociaciones entre otros personajes de la trama y protagonistas reales de la política
local. A primera vista, el actor Daniel Kuzniecka personifica a Emilio Badajoz, un empresario que
salta a la política con buenas chances de ser candidato a presidente de la Argentina, con un porte
que lo asemeja mucho al de Mauricio Macri. Esa aparente coincidencia está abierta a múltiples
interpretaciones y no es la única alegoría anotada por quienes siguen las ficciones locales con
ojos desconfiados y acostumbrados a mirar debajo de las piedras.
No están muy lejos de quienes señalan con suspicacia que la gran mayoría de los protagonistas
de El reino son destacadísimas figuras que nunca ocultaron sus simpatías generales hacia el
kirchnerismo. Refuerzan esta forzada vinculación con la mención de que el estreno de una
ficción que habla específicamente de campañas e intrigas políticas se produce en un momento
de plena ebullición preelectoral. Y defienden esta teoría a partir de algunos sutilísimos
paralelismos entre los hechos reales con la puesta en escena de algunas situaciones específicas
de la serie, sobre todo en los primeros tramos.
[…] Con todo, El reino exhibe estos vínculos desde una mirada de ficción que más allá de veladas
similitudes con figuras auténticas no tiene un propósito testimonial. No estamos aquí frente a
una miniserie cargada de elementos políticos que toma postura sobre lo que pasa en la realidad
argentina, sino que se trata de un relato más cercano al policial o al thriller psicológico que
concentra en algunos de sus personajes centrales, especialmente en el pastor evangélico y el
oscuro asesor político encarnado por Joaquín Furriel, un catálogo de conductas amorales y hasta
abyectas. Lo expresan al comienzo de manera bastante sutil y avanzada la acción con trazos cada
vez más explícitos.
[…] En el fondo, todo este conflicto vuelve a expresar un eterno y gigantesco equívoco: la
confusión entre la realidad y los supuestos “mensajes” que aparecen agazapados en los relatos
de fantasía.
[…] Por eso hay que volver al extraordinario discurso con el que Mario Vargas Llosa aceptó en
2010 el Premio Nobel de Literatura. Allí, el escritor peruano vuelve al sentido esencial y el valor
de la creación artística en una sociedad abierta: “Sin las ficciones seríamos menos conscientes
de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte
cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión”. La realidad de este tiempo
que vivimos en el mundo puede resultar tan complicada como para para darle lugar, inclusive,
a algunos de los escenarios más inverosímiles de House of Cards. Pero nunca dejará de ser otra
cosa, bien distinta, que la pura ficción.

4. “Más allá de El Reino: la controversia entre misoginia y evangelicofobia”. Nota de


Pablo Semán en Eldiario.ar3

El hecho de que la producción musical, literaria o fílmica tenga su sentido estrechamente


asociado a las interpretaciones que hacen los públicos que consumen esa producción de forma
activa y con un bagaje de concepciones previas que ayuda a construir su sentido nos releva, por

2
https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/series-de-tv/efecto-frank-underwood-la-polemica-por-el-
reino-otro-episodio-de-las-historicas-tensiones-entre-nid20082021/
3
https://www.eldiarioar.com/cultura/reino-controversia-misoginia-evangelicofobia_129_8237149.html
Seminario Ficción-no ficción: límites y confluencias en la narrativa argentina contemporánea. Prof.
Victoria García. FFyL, UBA, primer cuatrimestre de 2023.

ahora, de entrar en el debate de si la serie El reino es ficción (como si se tratase de fantasía ex


nihilo) o realismo (como si lo real no fuese ficcional). No es fantasía derivada de una exquisita y
extraordinaria imaginación para quienes la defienden con motivos como denuncia, ni tampoco
lo es para atacantes que, con sus razones, se sienten ofendidos.
Un mínimo relevamiento en las redes sociales permite ver una pluralidad sorprendente de
interpretaciones, aunque muchas de ellas coinciden en que la serie trata sobre el mal, sobre la
relación entre política, religión, negocios y crímenes y, más específicamente, sobre esta relación
poniendo en el centro a los grupos evangélicos. Son necesarias algunas aclaraciones. Todos se
sienten tocados y no porque “algo de eso hay”, porque las acusaciones deslizadas de forma
semiplena rocen la verdad por el solo descenso de las musas, sino también porque, ahora sí, en
el texto y también en la interpretación, hay una vacilación estratégica: atacar como si fuese un
“documental” y defenderse como “artistas”.
[…] Todo este arsenal está embutido en la decodificación y específicamente en la lectura
generalizante que se da de la mano con la analogía más o menos implícita con lo que suponen
que sucede en el caso brasileño: los evangélicos, todos ellos, son una mafia que utiliza los
motivos espirituales para hacerse de dinero y luego de poder en combinaciones con la CIA y la
derecha. La totalización derivada de una parcialidad, muchas veces mítica, llama un poco la
atención: los evangélicos son pedófilos, mafiosos, estúpidos que se convencen en base a rituales
repetitivos y, por qué no, ambiciosos sin límite y eyaculadores precoces. Son tan horribles, que
si tienen éxito en sus maniobras es menos por alguna habilidad que porque son arteros y ruines
como la pastora. Es tiempo de decir que sí parece mentira que haya que señalar que las mujeres
no son cosas, también parece mentira que haya que hacer entender que los evangélicos también
son humanos.
Lo que la serie recoge de lo que suele decirse de la relación entre evangélicos y política eleva el
prejuicio a la categoría de competencia olímpica. Ya no diremos, como lo venimos diciendo
desde hace 20 años, que el voto evangélico es variable y que en Brasil los evangélicos votaron
primero a la derecha y luego, cuatro elecciones seguidas, a los candidatos del PT, al que le
dieron un vicepresidente durante los dos mandatos de Lula (José de Alencar). Y no basta porque
en los últimos tiempos esa tesis se ha vuelto a corroborar, pese a que los observadores críticos
del mundo evangélico resisten el dato para sostener sus certezas pre empíricas. Luego de haber
votado en forma mayoritaria pero no total a Bolsonaro en 2017, los evangélicos están votando
hoy de forma mayoritaria pero no absoluta a Luis Inácio Lula da Silva. En Brasil, donde todo
estuvo y está dado como para que la alianza evangélica con la derecha sea “eterna”, no se
sostiene tanto en el tiempo lo que se propone como analogía para Argentina en la hipótesis
ficcional. En vez de imaginar tanto debería sacarse una conclusión más profunda: la deriva
política de los evangélicos, contingente y diversa, como las sexualidades, depende de
especificidades históricas y de lo que quieran hacer los bandos políticos en pugna con la
presencia de ese sujeto. El progresismo no va a lograr ninguna ventaja con políticas de agresión
ciega a un actor cuya presencia en los sectores populares, a los que dice querer conducir, es
inexorablemente creciente partiendo de, mínimo, un 20 % de evangélicos en los niveles socio
económicos más bajos de la población. El mundo popular no se compone ni de obreros de
Carpani ni de amantes de la Delio Valdez […].

También podría gustarte