Unfair (Yoonseok)

“Unfair” [yoonseok: Min Yoongi y Jung Hoseok] Adaptado por: ibebao
UNFAIR
Página 1 de 177
UNFAIR
[yoonseok]
Adaptado por: ibebao (www.wattpad.com/ibebao)
★ Es OMEGAVERSE
★ Alfa x Alfa
★ A pesar que la temática radica en que ambas partes son "alfas"

los roles en esta historia están muy marcados ya que es
únicamente Hoseok Bottom, a lo largo de la historia se profundiza
este tema.
★ 🐿️bottom!hoseok 🐱top!yoongi
★ Delta: Una raza de Alfas superior a la común
Página 2 de 177
Sinopsis
Hoseok siempre ha tratado de ser el alfa perfecto que su padre quiere que
sea. Él es el heredero del trono. Es un general de guerra. Se supone que no
debe desnudarle la garganta a un alfa enemigo, y no se supone que se sienta
tan bien.
Todo el mundo sabe que un matrimonio entre dos alfas es una receta para el
desastre. No se supone que anhele a su marido, su matrimonio es solo un
arreglo político, nada más.
Pero cuando ocurra un desastre y se pongan a prueba las lealtades, ¿qué

vínculo será más fuerte: su matrimonio o sus lealtades?
Página 3 de 177
Capítulo Uno
Llovía a cántaros el día en que la vida de Jung Hoseok se puso de cabeza.
Hoseok estaba empapado cuando regresó al palacio, y estaba pensando con

nostalgia en una ducha caliente cuando el mayordomo lo interceptó y le
informó que el rey quería verlo.
—¿Dónde está, Dojun? —Dijo Hoseok con un suspiro, haciendo una mueca
ante el charco que crecía bajo sus pies.
—En su estudio, Alteza.
Hoseok miró sus botas sucias y su uniforme militar igualmente sucio.

Liderar a sus tropas en un vigoroso entrenamiento físico lo había dejado tan
cansado, con frío y sucio al igual que los soldados bajo su mando, y no estaba
exactamente de humor para la mierda de su padre.
—Lo veré después de tomar una ducha. Apesto.
Dojun negó con la cabeza.
—Su Majestad dijo que debe acudir a él inmediatamente después de su

regreso —Su tono era de disculpa pero intransigente. El viejo mayordomo no
iba a ceder. Esto debe haber sido importante.
Hoseok frunció el ceño y se dirigió al estudio de su padre. Golpeó una vez

antes de entrar.
—Su Majestad —dijo respetuosamente, pero no demasiado respetuosamente.

Siempre fue un acto de equilibrio. Si era demasiado respetuoso, su padre
empezó a pensar que no era lo suficientemente alfa. Si era demasiado
irrespetuoso, su padre se erizaba, sospechando inmediatamente que Hoseok
quería usurpar su trono. Fue más que molesto. No por primera vez en su
vida, Hoseok deseaba haber nacido beta.
O como un omega.
Apartó el pensamiento. Tales pensamientos eran inútiles. Y ridículos. Él era

un alfa. Los alfas lo tenían fácil, en comparación con los beta y especialmente
con los omegas. Bueno, los alfas Delta lo pasaron peor que los betas u
omegas, pero Hoseok no era uno, así que no tenía nada de qué quejarse.
Página 4 de 177
El rey Jung Kyung-ho levantó la mirada de su computadora, sus cejas

castañas se fruncieron levemente.
—Finalmente has vuelto.
—¿Querías verme, padre? —Dijo Hoseok, enderezándose en toda su estatura,

que puede no haber sido tan impresionante como la del rey, pero
ciertamente lo hizo solo un poco ligeramente más alto que el promedio de las
personas.
Excepto que no era con el promedio de las personas con las con quien solía
ser comparado, y encontrado deficiente. Hoseok no pudo evitar pensar que a
los ojos de su padre, él siempre sería la versión más pequeña y más castaña
de su hermano muerto. El otro hijo. No tan bueno como el primero.
—Siéntate —dijo brevemente el rey Kyung. Hoseok hizo lo que le dijo.
El rey lo miró desde el otro lado del escritorio.
—Tuve una reunión con el representante del Consejo esta mañana. ¿Lo
sabías, supongo?
Hoseok solo asintió. Hubiera sido difícil para él ignorarlo cuando todo el
palacio se había estado preparando para esa visita durante días.
A juzgar por el ceño del rey, la reunión no había ido tan bien como esperaba.
—El Consejo no está satisfecho con nosotros —dijo Kyung—. No creen que
nuestra tierra merezca ser parte de la Unión de Naciones hasta que termine
nuestra "bárbara guerra civil".
—¿Guerra civil? —Dijo Hoseok, frunciendo el ceño—. No hay guerra civil en

nuestro reino.
—Guerra civil en nuestra nación—dijo el rey.
—Para el Consejo, Jeolla es una entidad, y no les importa que hayamos

tenido dos países diferentes con gobiernos diferentes durante miles de años.
Quieren que hagamos las paces con Daegu y elijamos a un Lord Canciller
para representar a nuestro país. No quieren dos.
Hoseok lo miró asombrado.
Página 5 de 177
—No puedes considerarlo seriamente —Gwangju y la República de Daegu

habían estado en guerra toda su vida; literalmente no podía imaginarlos sin
estar en guerra. No es que a Hoseok no le agradara el fin de esta guerra. Por
supuesto que lo agradecería. Estaba cansado de llevar a sus hombres a la
muerte, una y o travez. Había perdido dos mil hombres el mes pasado. Dos
mil treinta y uno.
Así que, Hoseok estaría jodidamente encantado si la guerra finalmente

terminara. Simplemente no creía que fuera posible. Había demasiados
agravios en ambos lados.
Kyung hizo una mueca.
—Tenemos pocas opciones. Si no hacemos lo que dicen, el Consejo revocará

nuestra membresía en la Unión de Naciones y perderemos el acceso a
muchas fuentes de ingreso y, lo más importante, perderemos la protección
que tenemos como miembros de la Unión. Seremos un blanco justo para
cualquier asquerosa coalición que quiera reivindicar a nuestro país.
Hoseok se reclinó en su silla, frunciendo el ceño.
—El Consejo no puede hacer eso, ¿verdad? No es que Jeolla sea la única
Nación de la Unión que no tiene un gobierno unificado. Hay algunas
naciones que son muy poderosos que tienen múltiples reinos o repúblicas:
Gangwon o Gyeongsang , por ejemplo. El rey suspiró.
—No somos Gangwon o Gyeongsang, Hoseok. Según los estándares, somos

peces pequeños.
No tenemos el poder político y económico de esas naciones que les permite

ser excepciones a la regla. Además, esas naciones todavía tienen algún tipo
de gobierno unificado y un Lord Canciller. No podemos decir lo mismo de
nosotros. Así que el Consejo nos está dando un ultimátum: hacer las paces
con Daegu y elegir un Lord Canciller en los próximos meses, o nos echarán
de la Unión.
—¿Pero cómo se supone que vamos a hacer las paces con ellos, exactamente?
—Dijo Hoseok, tamborileando con los dedos sobre el apoyabrazos. Su mente
estaba corriendo, tratando de pensar en cómo podrían lograr la paz con
Daegu. Todos los intentos de paz durante décadas habían fracasado y la
guerra se reanudó en unos meses.
Su padre volvió a fruncir el ceño.
Página 6 de 177
—Aparentemente, el Primer Ministro Minho ha ofrecido una solución

perfecta: un matrimonio entre dos figuras políticas de alto perfil de nuestros
países.
Hoseok sintió que el miedo le apretaba el estómago.
Se dijo a sí mismo que su padre no podía querer decir lo que pensaba que
quería decir. Seguramente su padre no tenía la intención de utilizarlo como
pieza en un juego político.
—Obviamente, tú, como mi heredero y un general de renombre en mi

ejército, no eres prescindible —dijo el rey.
Hoseok exhaló.
Pero su alivio no duró mucho.
—Así que le ofrecí a tu primo Jimin, pero el primer ministro rechazó esa
oferta —Kyung hizo una mueca—. Por obvias razones.
Hoseok apretó los labios. Siempre había odiado el prejuicio contra los alfas
Delta, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, sin importar lo
injusto que fuera para Jimin y otros alfas como él.
—El primer ministro insiste en que para que el matrimonio realmente una
nuestros países —La expresión de Kyung volvió agria.
—Un matrimonio entre mi heredero y un senador de Daegu es la única

solución. Tenía que estar de acuerdo.
A Hoseok se le cayó el estómago.
Mierda.
Abrió la boca para expresar sus protestas, pero luego la cerró, sabiendo que
serían inútiles. No tenía sentido. Una vez que su padre tomó una decisión,
nunca la cambió.
—¿Qué senador? —Dijo Hoseok, forzando a su voz a sonar tranquila—. ¿Ya

han elegido?
—No te preocupes, he dejado en claro que deberías opinar. No se puede

elegir a alguien específicamente, desafortunadamente, la elección final será
la del primer ministro, pero insistí en que al menos deberías elegir el sexo y
Página 7 de 177
la designación de tu cónyuge. Eres el Príncipe Heredero de Gwangju. Mi

heredero debería tener voz en el asunto.
Hoseok nunca se había sentido más agradecido por el orgullo de su padre.
—Gracias, padre —dijo— No me importa su sexo, pero en cuanto a su

designación... —Vaciló. Como era un alfa, la mayoría de la gente esperaría
que eligiera un omega. Pero, Hoseok siempre se había sentido extraño con
los omegas. Eran tan pequeños. Vulnerables. Necesitados. Esperaban que él
se ocupara de ellos. No le gustó. No lo encontraba atractivo, no importaba lo
bien que olieran a los sentidos alfa cuando estaban en celo. Tener sexo con
omegas siempre se había sentido como una tarea: vagamente insatisfactoria
y equivocada. Algo en eso hizo que se le erizara la piel. No podía imaginarse
casado con un omega.
—Deben ser un beta—dijo Hoseok.
El rey arqueó las cejas.
—¿Un beta? ¿Por qué no un omega? Los omegas son más fáciles de
controlar, hijo. Son muy maleables siempre que tengan un nudo duro en los
agujeros.
La mandíbula de Hoseok se apretó. Miró al rey a los ojos.
—No quiero nada fácil, padre. Me gusta el reto. Prefiero a los betas, debes
saberlo.
Kyung tarareó, luciendo escéptico, pero asintió.
—Probablemente sea lo mejor —dijo después de un momento—. No creo que

haya omegas en el Senado. Incluso si los hay, el hecho de que no pueda
pensar en ninguno prueba que no son de ninguna importancia. Los omegas
rara vez lo son.
Hoseok mantuvo su expresión en blanco. El repugnante prejuicio de su

padre contra los omegas estaba bien documentado y había aprendido a
ignorarlo, sin importar cuánto estuviera en desacuerdo.
—Entonces está decidido —dijo el rey.—Solicitaré un senador beta. Puedes

irte, Hoseok.
Cuando Hoseok se puso de pie, la mirada de su padre se posó en su sucio

uniforme.
Página 8 de 177
—¿Cómo estuvo la inspección? ¿Confío en que todo esté en orden?—Hoseok

sonrió, una sonrisa arrogante que lastimó un poco sus mejillas.
—Por supuesto, padre.
Inclinándose ante el rey, salió de la habitación, exudando una confianza que

realmente no sentía.
Se permitió relajarse solo una vez que estuvo en la seguridad de sus

habitaciones.
—Maldita sea —murmuró, pasándose una mano por la cara. No es que

hubiera estado esperando un matrimonio por amor, pero casarse con un
político del país con el que habían estado en guerra desde siempre no había
sido su idea de matrimonio.
Al menos sería un beta. Eso fue algo.
***
El senador Min Yoongi llamó a la puerta y entró sin esperar respuesta.
—¡Ah, llegas justo a tiempo, muchacho! —Dijo el primer ministro Tae Woo,
sonriendo ampliamente.
Yoongi reprimió una oleada de irritación. Tenía treinta y seis años; apenas
un niño.
—Su Excelencia —dijo tranquilamente.
—¡Nada de eso, hijo! Llámame Woo, como hacen todos mis amigos. Toma
asiento.
Yoongi se sentó y miró expectante al primer ministro, mostrando una

paciencia que no sentía.
—Probablemente te estés preguntando por qué te pedí que vinieras —dijo

Tae Woo, simplemente asintió. El primer ministro podía hablar todo el día si
se le daba el menor estímulo. A veces, Yoongi no podía evitar pensar que el
hombre era un tonto balbuceante, excepto que un tonto no seguiría siendo el
jefe del gobierno de Daegu durante dos décadas. Kim Tae Woo tenía una
Página 9 de 177
mente aguda e instintos igualmente agudos, contrariamente a su

comportamiento amistoso e inofensivo.
—¿Cuánto hace que nos conocemos, muchacho?
—Más de una década, Su Excelencia.
Tae Woo tarareó pensativo.
—En efecto. El tiempo vuela, ¿no? Supongo que así es la vida. Parece que
apenas ayer te convertiste en el senador más joven de la historia.
En momentos como este, Yoongi casi pensó que Tae Woo sospechaba de él y
por eso lo molestaba a propósito, probando su paciencia y esperando que
Yoongi se delatara. A pesar de la actitud aparentemente cálida de Woo, no
había amor perdido entre ellos. Sabía que Woo desconfiaba de su creciente
influencia y poder en el Senado; tendría que haber sido un tonto para no
hacerlo, especialmente considerando las elecciones del próximo año.
Yoongi respiró por la nariz, con cuidado. El primer ministro era un alfa, y su
olor nunca dejaba de agravar un poco a Yoongi, lo cual era una reacción
bastante normal, pero ese día el olor del hombre era más fuerte de lo
habitual. Woo estaba preocupado por algo. O emocionado. Fue difícil decirlo.
El bloqueador de olores de Yoongi también se metía con sus propios
sentidos, haciéndolos más embotados, algo que normalmente no le
importaba en absoluto, pero ahora le hubiera gustado poder determinar las
intenciones de Tae Woo a través de su olor.
Pero eso hubiera sido demasiado fácil. No había llegado tan lejos confiando
en sus instintos.
De modo que se mantuvo tranquilo y esperó. Woo llegaría al grano

eventualmente.
Y finalmente lo hizo.
—Estabas ahí cuando le dije al Senado sobre el ultimátum que el Consejo nos
había dado —dijo Tae Woo, mirándolo intensamente. Su mirada era seria
ahora— Así que no volveré a aburrirte con los detalles. Eres uno de los pocos
senadores que realmente comprende la gravedad de la situación.
Yoongi no dijo nada.
Tae Woo suspiró.
Página 10 de 177
—Sé que la mayoría del Senado no confía en Gwangju para mantener la paz.
Por eso sugerí un matrimonio diplomático entre un miembro destacado del
Senado y alguien de la nobleza. Para mi sorpresa, el representante del
Consejo apoyó mi idea y ya consiguió el acuerdo del Rey Kyung Ho.
—Eso es bueno —dijo Yoongi. Como alguien cuya propiedad estaba cerca de
la frontera entre Gwangju y Daegu, siempre había sido un abierto partidario
de la paz.
Tae Woo asintió.
—En efecto. La única condición del rey Kyung era que debía elegir un beta
para representar a Daegu.
La presión arterial de Yoongi se disparó.
—¿Su Excelencia?
El primer ministro lo miró a los ojos.
—Te pido que lo hagas por tu país, hijo. Tú sabes mejor que nadie lo
devastado que está Daegu por esta guerra sin fin.
El primer instinto de Yoongi fue negarse.
Por supuesto que quería negarse.
Pero luego pensó en los ojos enrojecidos y temerosos de su madre cada vez
que el hermano menor de Yoongi no le enviaba un mensaje desde el frente.
Pensó en su hermosa hermana omega, viviendo en la casa tan cerca de la
frontera que podría ser invadida por el ejército de Gwangju en cualquier
momento. Las tierras de Yoongi estaban fuertemente protegidas, pero los
guardias de seguridad no serían nada contra un ejército. Y un día el ejército
llegaría. Habían tenido suerte de que la frontera entre Gwangju y Daegu
fuera muy larga y que todas las batallas principales ocurrieran lejos de
Dalseogu, hasta ahora. Un día, se les acabaría la suerte.
Pero la paz, si realmente se mantiene esta vez, podría ponerle fin de una vez
por todas.
Había hecho mayores sacrificios por su familia. ¿Qué fue uno más?
Página 11 de 177
Los labios de Yoongi se torcieron en una sonrisa amarga. —Lo haré, Su

Excelencia.
Tae Woo sonrió ampliamente.
—Sabía que podía contar contigo, Yoongi. A decir verdad, fuiste el único
candidato en el que pude pensar que es beta y lo suficientemente destacado
como para casarse con un príncipe. Todos en el Senado te respetan y la
prensa te quiere...
—¿Un príncipe? —Yoongi lo interrumpió, poniéndose rígido—. ¿Te refieres al

príncipe Jung Hoseok?
Tae Woo parpadeó.
—¡Por supuesto! ¿Conoces a algún otro príncipe? Los Jung tienen un solo
príncipe desde que murió el hijo mayor del rey Kyung —Inclinó la cabeza
hacia un lado y lo estudió con ojos astutos—. ¿Ocurre algo? ¿Tienes alguna
objeción contra el príncipe Hoseok?
Yoongi apenas reprimió un gruñido instintivo, ya lamentando haber

aceptado esto sin preguntar quién era la otra parte.
Jung Hoseok. Fue conocido por muchos nombres. Su reputación lo precedió,

incluso en Daegu, tal vez especialmente en Daegu. El General Dorado. El
portador de la muerte.
Y un alfa.
—Sin objeciones —dijo Yoongi, porque cualquier objeción a casarse con el

príncipe sonaría ridícula y sospechosa. El príncipe Hoseok era un favorito de
los medios. Era excepcionalmente guapo, encantador y delgado y, según
todos los informes, poseía una mente brillante para la estrategia. Fue
principalmente gracias a sus esfuerzos que el ejército de Gwangju pudo
asegurar seis condados de Daegu en los últimos años.
Un beta no tendría ninguna objeción a casarse con un ejemplar alfa tan fino.
El problema era que no era beta.
Pero ahora no podía dar marcha atrás. Su carrera política se arruinaría si

admitía que los documentos de su presentación habían sido falsificados, sin
mencionar los problemas legales en los que estaría su madre. No importaba
cuán enojado estuviera con ella, Yoongi tenía que protegerla.
Página 12 de 177
Con la mente acelerada, Yoongi se miró las manos. Encontró sus dedos
apretados con tanta fuerza que sus nudillos se destacaban blancos contra su
piel ligeramente pálida. Respiró profundamente, obligándose a relajarse.
No fue necesariamente un desastre. Sería un matrimonio político, un medio

de buena publicidad y destinado a convencer a los senadores vacilantes de
que la paz sería sostenible, y garantizar que Gwangju no les clavaran un
cuchillo en la espalda.
Entonces, en teoría, la designación del príncipe no cambió nada.
Yoongi casi se rió de sí mismo. ¿A quién engañaba? Un matrimonio entre

dos alfas era inaudito por una razón, y no era porque los alfas no pudieran
querer a otros alfas. Aunque Yoongi no era uno de ellos, había alfas que
estaban atraídos por otros alfas. Era muy raro y tabú, pero sucedían cosas
así. El problema era que mantener una relación alfa-alfa era imposible. Era
biológicamente difícil para dos alfas vivir juntos sin tratar de establecer el
dominio sobre su pareja, y relaciones tan raras tendían a volverse violentas,
abusivas y tóxicas rápidamente. Teniendo en cuenta que el alfa en cuestión
era un general enemigo responsable de innumerables muertes en su país y
que a Yoongi ya le desagradaba el hombre incluso antes de conocerlo, esto
era un desastre en espera. Y como estaba fingiendo ser un beta, todo el
mundo esperaría que se sometiera a su marido alfa, o al menos los
tradicionalistas lo esperarían. No es que a Yoongi le importaran un carajo
sus opiniones.
En lo que respecta a los tradicionalistas, se suponía que un alfa se aparearía

solo con un omega y mantendría al omega preñado año tras año.
Considerarían un desperdicio un matrimonio entre un macho alfa y un
macho beta, ya que no podían tener hijos de la manera tradicional.
—Me sorprende que el príncipe Hoseok haya solicitado un beta —dijo

Yoongi— Por todo lo que he oído de él, parece un tradicionalista.
Woo se encogió de hombros.
—He escuchado rumores de que le gusta el desafío de los betas y considera

que los omegas son demasiado fáciles.
Yoongi casi se rió. Fue un poco irónico. Si a Jung Hoseok le gustaba un

desafío, se iba a llevar una agradable sorpresa, si lograban no matarse entre
sí en una semana.
Página 13 de 177
—Está bien —dijo Yoongi, poniéndose de pie— ¿Cuándo es la boda?
Woo sonrió.
—En dos días.
Página 14 de 177
Capítulo Dos
Hoseok se miró a sí mismo en el espejo, mirando críticamente su nuevo
traje. La tela oscura abrazó sus delgados hombros y acentuó su esbelta
cintura. Probablemente pocos adivinarían cuánto esfuerzo puso para
mantenerse en forma. Hoseok era naturalmente bastante delgado, siendo un
alfa naturalmente esperaba que el intenso entrenamiento y años de guerra le
dieran alguna forma a su físico desarrollando algunos músculos, sin embargo
constantemente lo único que hacía era mantenerse en un peso aceptable en
lugar de ganar más peso. Se preguntó ociosamente si se volverían aún más
delgado si la guerra realmente terminara.
Sacudiendo el pensamiento errante, Hoseok se pasó una mano por su cabello

cuidadosamente peinado y sonrió ante su propia vanidad. No tenía sentido
"embellecerse" para esto, como diría Jimin. Este fue solo un arreglo político.
A su futuro cónyuge no le importaría su aspecto.
Un golpe en la puerta lo hizo estremecerse.
—Su Alteza, Su Majestad y la Reina le esperan afuera.
—Gracias, ya voy.
***
El vuelo a Donggu, la capital de Daegu, no tomó mucho tiempo, pero fue

insoportable. Hoseok se vio obligado a escuchar la furiosa diatriba de su
padre sobre cómo debería haber tenido lugar la ceremonia de la boda en su
reino y lo humillante y peligroso que era tener que viajar al territorio
enemigo.
—Padre, Daegu difícilmente nos atacarán frente al representante del

Consejo—dijo Hoseok con su voz más paciente, pero, por supuesto, su padre
ignoró sus palabras. Como siempre.
Hoseok nunca se había sentido más aliviado al bajar de un avión. Amaba a su

padre y lo había admirado de niño, pero de adulto solo podía tolerarlo en
pequeñas dosis. Había demasiadas cosas en las que no estaba de acuerdo con
él, cosas sobre las que tenía que mantener la boca cerrada, porque el rey
Kyung Ho no estaba interesado en opiniones además de las suyas.
Página 15 de 177
Mientras el helicóptero los llevaba del aeropuerto a la Casa Opal, Hoseok

miró la ciudad con interés. Nunca antes había estado en Donggu. Tenía que
admitir que la elegante y minimalista arquitectura de la capital de Daegu era
muy agradable a la vista. La Casa de Ópalo, la residencia oficial del primer
ministro, era un edificio alto en el centro de la ciudad. Cuando el helicóptero
aterrizó en su tejado, Hoseok respiró hondo, su corazón latía rápido.
Allá vamos.
No esperaba reconocer al beta que Daegu había elegido para representar a su

país.
Pero una mirada al hombre que estaba junto al primer ministro Tae Woo fue
suficiente para que Hoseok lo ubicara.
El senador Min Yoongi fue uno de los pocos políticos de Daegu que eran bien
conocidos incluso en Gwangju. En política desde muy joven, fue el líder del
Partido Liberal, famoso por su persecución resuelta de sus objetivos. Se
rumoreaba que era el favorito actual para ganar el puesto de primer ministro
el próximo año. Hoseok no estaba seguro de cuán ciertos eran esos rumores.
El sistema político de Daegu era confuso. Solía haber un presidente electo,
pero después de que su último presidente fuera destituido del cargo con un
voto de censura, la constitución había sido reescrita y el primer ministro
ahora fue elegido mediante una combinación de voto popular y votación del
Senado. Hoseok no estaba seguro de los detalles, pero había escuchado que
Min Yoongi era inmensamente popular tanto en el Senado como entre la
población en general, por lo que, a menos que sucediera algo que destruyera
su reputación, Min probablemente sería el próximo Jefe de Estado.
Cuando los ojos negros de Min se encontraron con los suyos, Hoseok apenas
pudo evitar tensarse. Fue inesperadamente difícil sostener la mirada del
político a pesar de que el hombre exudaba el inofensivo y neutral olor a beta.
Su propio olor se espesó, como solía hacer cuando estaba ansioso, y Hoseok
pudo ver una mueca apenas perceptible cruzar el rostro de Min. Claramente
no le importaba mucho el olor de Hoseok. De hecho, Hoseok pudo ver que
algo parecido a disgusto emanaba de Min, disgusto que tenía muy poco
sentido hasta que Hoseok recordó que las tierras del hombre estaban cerca
de la frontera.
Correcto. A los propietarios de las tierras fronterizas tendía a desagradarles.

Por una razón.
Página 16 de 177
Apartando el incómodo pensamiento, Hoseok se dijo a sí mismo que era algo

bueno. Si a Min no le agradaba, su matrimonio sería solo en el papel y
Hoseok no tendría que compartir la cama con un extraño.
No es que Min fuera poco atractivo. Lejos de ahí. Min Yoongi era un hombre
muy guapo. Cabello oscuro, ojos felinos, tes pálida, boca fina, mandíbula
suave y fuerte a la vez. Era el tipo de beta con el que Hoseok solía
relacionarse: con espalda grande y de hombros anchos, con un pecho fuerte y
prominente y piernas largas. En teoría, no le importaría tener sexo con él,
excepto que Min claramente no compartía esa opinión, su lenguaje corporal
extrañamente agresivo.
Min le dio un rígido asentimiento y apretó la mano de Hoseok con un poco

de fuerza.
Reprimiendo el impulso de aplastarla, Hoseok se encontró con la mirada del

otro hombre y sonrió. Totalmente podría ser el mejor hombre.
Los ojos negros de Min se entrecerraron un poco.
—Es un placer conocerlo finalmente, Senador Min —dijo Hoseok con voz
tranquila, todavía sonriendo.
Algo brilló en los ojos de Min. Su mandíbula se relajó ligeramente, sus

anchos hombros perdieron algo de tensión.
—El placer es mío, Su Alteza —dijo, soltando su mano. Él tenía una voz muy
profunda. Hoseok se aclaró un poco la garganta y miró alrededor de la
habitación.
El primer ministro Tae Woo parecía más bajo que en las noticias. Estaba
hablando con el padre de Hoseok y con un hombre alto y regio que olía
extraño.
Su confusión debió ser obvia, porque Min aclaró en voz baja:
—Ese es el representante del Consejo, el Lord Canciller Tanaka Mitsuki—

suspiró — O solo Mitsuki, como nos permitió llamarlo, porque seguimos
matando su nombre.
¡Ah! Entonces ese hombre era un extranjero. Explicaba por qué olía
equivocado. Aunque la gran mayoría de las razas se parecían lo
suficientemente y fueran similares, todavía había suficientes diferencias en
la biología de cada genética para hacer que cada raza fuera única.
Página 17 de 177
—¿Su gente no tiene designaciones? —Hoseok murmuró, mirando a Min y

rápidamente apartando la mirada. No sabía por qué este hombre lo hacía
sentir tan incómodo.
Min negó con la cabeza.
—Es un nipón. Tenga cuidado con sus pensamientos. Es bastante perceptivo.
Hoseok reprimió un estremecimiento de inquietud. Se encontró dando un

paso involuntario para alejarse del nipón y entrar directamente en el espacio
personal de Min.
Min se puso rígido, su aroma neutro se intensificó con algo que olía como el
aire después de una tormenta. A Hoseok le hormigueó un costado del cuello.
De repente fue muy consciente del hecho de que su cuello estaba desnudo.
Rápidamente se alejó de Min, la inquietud se agitaba en sus entrañas.
Mierda.
No tenía idea de por qué este beta lo ponía tan nervioso.
***
Jung Hoseok era de alguna manera exactamente lo que había esperado y

nada parecido al mismo tiempo. Yoongi trató de no fruncir el ceño mientras
miraba al príncipe, que estaba hablando con el rey Kyung al otro lado de la
habitación.
—Si sigues mirándolo, la gente se dará cuenta —dijo Yeji, tocándole el

brazo—. Deja de mirar.
—No estoy mirando. —dijo Yoongi con rigidez. Su hermana pequeña puso los
ojos en blanco.
—Bien. Entonces deja de mirar. Estás siendo grosero.—Ella lo miró con

curiosidad.—Eso no es propio de ti—.
Ella tenía razón: no lo era.
Yoongi se obligó a apartar la mirada. Metió los puños cerrados en los

bolsillos de los pantalones de su traje y respiró hondo. Calma. Podría estar
tranquilo. Este no era él.
Página 18 de 177
—Tienes suerte, hermano.—dijo Yeji—. Es muy encantador. Y tan guapo. —

Yoongi sonrió con pesar a su hermana menor.
—Por supuesto que pensarías eso. Eres una omega. Yeji lo golpeó en el brazo
y sonrió afablemente.
—¡Me molesta eso! El hecho de que sea un alfa no significa que deba
encontrarlo atractivo. Sin embargo, huele bien.
Yoongi ciertamente no compartía esa opinión. El olor de Jung Hoseok hizo

que sus vellos se erizaran más que los de cualquier otro alfa. El fuerte olor
del príncipe, una mezcla de vainilla suave, y champaña, frotó a Yoongi de la
manera incorrecta, haciéndolo querer adoptar una postura y demostrar que
era superior. El impulso primitivo solo lo irritó. Siempre se había
enorgullecido de no participar nunca en la postura del macho alfa. No era un
animal incivilizado. Honestamente, no podía recordar la última vez que
había reaccionado tan mal ante otro alfa.
Joder, este matrimonio iba a ser un desastre.
La única gracia salvadora fue el hecho de que el príncipe tenía un genio

inesperado para ser un alfa. No había reaccionado en absoluto a la postura
instintiva de Yoongi . Él solo sonrió neutralmente y parecía... agradable. Eso
hizo que Yoongi perdiera el equilibrio. Había esperado un alfa arrogante
típico. En cambio, fue él quien terminó actuando como el temido cliché.
—Admítelo, es muy atractivo —dijo Yeji, dándole un codazo.
Yoongi miró al príncipe.
—Es demasiado alto —Y demasiado alfa.
—Su altura es perfecta, idiota. ¡Tiene tu altura!— Yoongi hizo una mueca. No
se molestó en decirle a su hermanita que se sentía atraído por los omegas
pequeños de la mitad de su tamaño. Aunque Yeji sabía que él era un alfa,
Yoongi a menudo pensaba que se olvidó de su designación real o que no le
dio mucha importancia. Él era solo un hermano mayor para ella, no un ser
sexual o su designación.
—A veces los alfas se enamoran de los alfas—murmuró Yeji en voz muy baja,
demostrando que, después de todo, recordaba su designación—. No seas tan
cerrado de mente, hermano. Tal vez funcione.
Página 19 de 177
Yoongi reprimió otra mueca. No se trataba de que él fuera de mente cerrada

o anticuado. No lo era. Era el jefe del Partido Liberal por una razón.
Desafortunadamente, sus gustos eran muy tradicionales: simplemente no
encontraba atractivos a los alfas. Todo lo que lograron provocar en él fue
estar alerta o desagrado, por lo general. Su reacción a Jung Hoseok fue más
extrema, por alguna extraña razón.
—Tiene una hermosa sonrisa —dijo Yeji.
—Entonces tal vez deberías casarte con él —dijo Yoongi secamente. Yeji se
rió. Besándolo en la mejilla, se alejó hacia su madre, que estaba hablando
con el oficiante del matrimonio. O mejor dicho, uno de los oficiantes de
matrimonio, porque había dos de ellos, un representante de Gwangju y uno
de Daegu, para que el matrimonio fuera reconocido por las leyes de ambos
países.
Yoongi apartó la mirada. Costaba creer que en menos de una hora sería un
hombre casado. Todo parecía estar sucediendo demasiado rápido. Por otro
lado, no tenía sentido retrasar lo inevitable. Lord Tanaka Mitsuki estaba
claramente impaciente por terminar de una vez y dejar su reino. Yoongi
había oído que él mismo era un hombre recién casado. Probablemente
estaba ansioso por regresar a casa con su esposa. A diferencia de él, Lord
Mitsuki probablemente esperaba con ansias meterse en la cama de su
esposa. Yoongi miró a su futuro esposo y trató de convencerse a sí mismo de
que era atractivo. No pudo. El príncipe Hoseok era demasiado alto,
demasiado delgado y demasiado alfa para su gusto. Aunque, para ser justos,
tenía una buena boca. Una boca muy bonita en forma de corazón. Estaba
llena y muy rosada. Sus ojos cafés también eran bastante agradables: un
color inusual que era tan brillante y cálido que nunca podría confundirse con
el gris. Tenía buenas manos, con dedos delgados y aristocráticos que
parecían demasiado elegantes para sostener un arma. Lo que solo probaba lo
engañosas que podían ser las apariencias. Ese hombre era un asesino.
Yoongi apartó la mirada y se dijo que debía ser racional. Habían estado en
guerra. No era culpa del príncipe Hoseok haber matado a soldados enemigos
durante la guerra. Yoongi tuvo que dejar de permitir que sus instintos alfa
afectaran su juicio. Al menos tenía que intentarlo. Era un hombre racional.
Era más que su designación. No tenía por qué sentirse atraído por su
marido; tolerarlo sería suficiente. Sería un matrimonio solo en papel. Podía
reprimir sus instintos. Podía hacerlo. Podría hacerlo por su país. Por su
familia. Habían pasado casi ocho años desde la última vez que vio a su
hermano menor. Si la guerra realmente terminaba, Yongwon finalmente
regresaría a casa. Ese fue un incentivo tan bueno como cualquier otro.
Página 20 de 177
Tenía que intentar llevarse bien con Jung Hoseok en lugar de imaginarse
empujarlo de rodillas y hacer que se sometiera. La parte irritante era que
Yoongi ni siquiera estaba seguro de lo que implicaría esa sumisión. Su
cuerpo se sentía al borde, sus instintos alfa hacían difícil pensar
racionalmente.
Contrólate.
Este no eres tú, maldita sea.
Página 21 de 177
Capítulo Tres
La boda fue un asunto pequeño, y solo estuvieron presentes sus familiares más
cercanos. Había más miembros de la prensa que invitados. Ciertamente hubo más
discursos políticos que felicitaciones a los recién casados. Finalmente, después de
lo que pareció una eternidad, se acabó. La prensa se fue, Lord Mitsuki ofreció unas
secas felicitaciones y también se fue, después de advertirles que volvería dentro de
unos meses para la elección de su nuevo Lord Canciller, o al menos eso era lo que
había dicho. Cínicamente, Hoseok pensó que vendría porque no confiaba en ellos
para mantener la paz.
De cualquier manera, solo quedaban las dos familias y el primer ministro Tae Woo.
Este último estaba hablando con Min. Su marido. Hoseok todavía no podía creerlo
del todo. Tenía marido. Un marido que había conocido hace unas horas. Parecía
surrealista.
—Hoseok.—Se volvió al oír la voz de su padre.
—¿Su Majestad?—El rey Kyung Ho parecía disgustado, pero siempre lo hacía.
—No quiero quedarme aquí más tiempo del necesario. Salgamos ahora que esta
farsa finalmente ha terminado. Ya le he dicho al piloto que prepare nuestra nave
para la salida.
Hoseok asintió y miró a su madre. Estaba hablando con la madre de Min.
—Le avisaré a mamá y luego nos podemos ir.
—¿A dónde vas?—La familiar voz profunda hizo que Hoseok se congelara. Se volvió
y miró a Min, a su marido. El beta los estaba mirando con el ceño fruncido, sus ojos
oscuros se movían rápidamente de Kyung a Hoseok y viceversa. Antes de que
Hoseok pudiera decir algo, su padre respondió con frialdad:
—Nos vamos.
El ceño de Min se profundizó. Miró a Kyung durante un largo momento antes de

decir suavemente:
—Les deseo a usted y a su esposa un buen vuelo, pero mi esposo se quedará aquí.
Una vena tembló en la sien del rey.
—¿Le ruego me disculpe? —Gritó—. Mi familia y yo nos vamos —Su tono fue
definitivo—. Ven, Hoseok. —Min puso una mano sobre el hombro de Hoseok
Página 22 de 177
—Mi marido se quedará aquí —repitió, su voz como el acero. Una risa histérica
subió por la garganta de Hoseok. El rostro de su padre no tenía precio.
Honestamente, Hoseok no podía recordar la última vez que alguien se atrevió a
contradecir a su padre, y mucho menos que lo hiciera un beta. No es que los betas
no pudieran estar seguros de sí mismos, pero era biológicamente difícil para los
beta hacer frente a los alfas: las feromonas alfa generalmente eran demasiado
opresivas e intimidantes. Incluso ahora, las feromonas alfa de su padre intentaban
someter la voluntad de Min, pero, para asombro de Hoseok, Min no parecía
afectado en absoluto, su expresión era firme y poco impresionada.
—¿Tu marido? —Dijo el rey, burlándose.
—El funcionario del Consejo se ha ido, y ya no hay reporteros aquí; no hay

necesidad de seguir así. Todos sabemos que este supuesto matrimonio no es más
que una farsa.
Min miró fijamente al rey.
—Está siendo ingenuo o miope si cree que podemos simplemente dejar el 'acto'
ahora que Lord Mitsuki se ha ido. No hay acto. Para que la paz dure, nuestra gente
debe creer que nos tomamos en serio la paz y esta unión. Su hijo está casado
conmigo. Él es mi marido, y él no puede salir de Daegu tan pronto. Ciertamente
haría obvio para todos que este matrimonio no es más que una farsa y haría que
todo lo que hemos hecho hoy sea inútil.
Hoseok frunció el ceño pensativo. Min tenía razón. Necesitaba quedarse un rato.
Pero su padre nunca había permitido que la opinión de nadie cambiara la suya, y
Hoseok dudaba que fuera a empezar ahora.
El rostro enrojecido de Kyung Ho lo confirmó.
—Tú-
—Padre —interrumpió Hoseok, manteniendo su voz firme pero respetuosa, el tono

que había perfeccionado durante décadas. Necesitaba ayudar a su padre a salvar las
apariencias, o nunca se rendiría—. Estoy de acuerdo contigo, pero el punto del
senador Min es válido. Me quedaré en Daegu por un tiempo y luego volveré a casa.
Tú y mamá deberían seguir adelante.
Por un momento, pensó que su padre explotaría. Pero luego el rey respiró hondo y
luego lo dejó escapar.
—Bien —gruñó— Te esperamos pronto en casa.
Y agarrando a su esposa, salió de la habitación, sin siquiera molestarse en

despedirse de Hoseok.
Página 23 de 177
Hoseok suspiró, viendo a sus padres irse con sentimientos encontrados. Por un
lado, se sentía aliviado de estar lejos de las quejas de su padre, pero también era
muy consciente de que ahora estaba solo en un país extranjero, entre gente que no
lo amaba; todo lo contrario.
Se volvió hacia Min, y se miraron el uno al otro por un momento, cautelosos y

tensos.
—Min...
—Yoongi. Se supone que eres mi marido.
—Yoongi —dijo Hoseok—. Si bien no aprecio que hagas elecciones y hables por mí
sin consultarme primero, admito que tu punto era válido: no puedo irme ahora
mismo.
—¿Pero?
—Pero soy el príncipe heredero —dijo Hoseok.

—No puedo quedarme aquí mucho tiempo. Tengo deberes que no puedo
abandonar. Mi padre espera que vuelva pronto con ellos.
Los ojos negros de Yoongi se clavaron en él.
—¿Cuáles serían esos deberes?
—Soy el general del ejército, para empezar.
—¿Para qué necesitarías al ejército si realmente esperas que la paz dure?
Hoseok lo miró, su olor se agudizó.
—¿Estás insinuando que Gwangju tiene la intención de traicionar a Daegu?
Yoongi lo miró fijamente.
—No estoy insinuando nada, Alteza. Simplemente estoy haciendo una pregunta.
—Hoseok —gruñó Hoseok—. ¿No se supone que soy tu marido? ¿O lo recuerdas

solo cuando te conviene?
Las fosas nasales de Yoongi se ensancharon. Caminó hacia adelante hasta que
estuvieron nariz con nariz. Tenían exactamente la misma altura, o quizás Hoseok
era un poco más alto; tal vez uno o dos centímetros, era difícil estar seguro cuando
estaban tan cerca.
Página 24 de 177
Hoseok inhaló temblorosamente, el corazón le latía con fuerza en los oídos. El

aroma neutro de Yoongi estaba mezclado con algo más espeso, más oscuro, algo
que hizo que la piel de Hoseok se erizara de agitación.
—Hoseok —dijo Yoongi— Eres mi marido. No lo olvidé. Vas a venir conmigo a

Dalseogu. Vas a asistir a diversos eventos conmigo para una buena publicidad. Vas
a permanecer aquí en Daegu hasta que la gente compre nuestro matrimonio.
Hoseok quería decirle que se fuera a la mierda. No por lo que Yoongi estaba
diciendo, sino por ese tono exasperante y prepotente. Nadie le habló de esa
manera. Cómo se atrevía.
Sintió que su propio olor se volvía más espeso, una reacción alfa natural a la
amenaza, pero Yoongi ni siquiera se inmutó. Continuó mirando a Hoseok
directamente a los ojos , ese olor a cítricos y tierra húmeda apareció en su olor de
nuevo y se volvió tan opresivo que hizo que Hoseok se estremeciera.
El momento se estiró. La tensión crujió como electricidad estática, atrapada entre

sus dos cuerpos. Todo lo que podía ver eran ojos negros que lo miraban fijamente.
Hoseok fue el primero en apartar la mirada.
—Está bien —dijo, incapaz de creerse a sí mismo. Si su padre estuviera aquí, si viera
a su hijo alfa someterse a la voluntad de un beta, lo repudiaría en el acto.
El aroma de Yoongi se volvió menos abrumador, pero no volvió del todo a su aroma
neutral, los matices agudos persistían.
—Bien —dijo Yoongi y dio un paso atrás.
Hoseok dejó escapar el aliento que no se había dado cuenta que había estado
conteniendo.
¿Qué mierda estaba pasando?
Página 25 de 177
Capítulo Cuatro
Viajaron a Dalseogu con la madre y la hermana de Yoongi.
El viaje en helicóptero duró media hora, y Hoseok se la pasó conociendo a los

familiares de su esposo mientras éste miraba por la ventana, sin aportar casi
nada a la conversación. Al menos, a diferencia de algunas personas, sus
parientes parecían bastante agradables.
La madre de Yoongi, Min Sunye era beta. Debía de estar cerca de los sesenta,
pero aún se veía hermosa, su rostro apenas tenía arrugas. Min Yeji era
excepcionalmente bonita, su olor a omega dulce e inofensivo. Tenía veintiún
años, el mismo cabello negro y los mismos ojos negros felinos que tenía su
hermano mayor. Aparentemente también tenía otro hermano, un macho alfa
cuatro años mayor que ella.
—Yongwon, regresará a casa pronto —le dijo Yeji emocionada—. Ahora que
la guerra ha terminado, su despliegue terminará —Sus ojos brillaban de
alegría—. Yo lo extraño mucho.
—Todos lo hacemos, querida —dijo Sunye, lanzándole a su hijo mayor una

mirada que Hoseok no pudo leer—. Nunca debería haberse ido.
La mandíbula de Yoongi estaba apretada. Él no dijo nada.
Hoseok se preguntó acerca de la extraña tensión entre la madre y el hijo,

pero no preguntó. Apenas conocía a esta gente.
Por fin llegaron.
Hoseok salió del helicóptero y se quedó mirando la hermosa mansión. Era

más pequeña que el palacio de su padre, pero no mucho. No era tan alta,
pero era más extensa.
—Bienvenido a Dalseogu, Hoseok —dijo Sunye.

—Tu nuevo hogar.
Hoseok le dedicó una leve sonrisa. Dudaba que se quedara aquí el tiempo
suficiente para empezar a pensar en este lugar como un hogar. Inclinó la
cabeza hacia un lado cuando notó que alguien estaba parado en los escalones
que conducían a la puerta principal. A medida que se acercaban, se hizo
obvio que la persona era un omega masculino. Debía de tener más o menos
Página 26 de 177
la edad de Hoseok, tal vez mayor, pero olía sin reclamar, lo cual era inusual
para un omega mayor de treinta, especialmente uno que era bonito. Y
realmente lo era. Cabello castaño claro y ondulado, grandes ojos verdes, una
cara muy bonita con una delicada estructura ósea y una piel perfecta, y un
cuerpo pequeño.
—¡Zizo! —Dijo Yeji, agarrando la mano del omega e inclinándose para besar
su mejilla—. Permíteme presentarte a...
—Yeji —dijo Sunye con brusquedad—. Es costumbre que el hombre de la

casa presente personalmente a su cónyuge.
Yeji se sonrojó y miró a su hermano en tono de disculpa. Yoongi no parecía

que le importara de una forma u otra. —Este es mi esposo, Jung Hoseok—
dijo, poniendo una mano sobre el hombro de Zizo—. Este es Zizo —dijo,
dándole al omega una suave sonrisa. Hoseok frunció los labios, molesto.
¿Este es Zizo? ¿De verdad? ¿Ni siquiera iba a explicar quién era el omega?
Respiró profundamente, tratando de controlar su temperamento, sin

entender por qué esto le molestaba tanto. Pero respirar profundamente solo
sirvió para hacerlo más consciente del dulce aroma de Zizo. El aroma de un
omega fértil no reclamado. Zizo claramente había tenido su calor muy
recientemente; por eso su aroma era abrumadoramente dulce. Hoseok notó
que Yoongi lo estaba mirando con atención, con los ojos ligeramente
entrecerrados. Al principio estaba confundido antes de darse cuenta de que
Yoongi debía haberse sentido protector con ese omega.
Frotó a Hoseok de la manera incorrecta por razones que no pudo identificar.

¿Su marido pensaba que era tan incivilizado que no podía controlarse con un
omega recién salido del celo? Difícilmente era un alfa verde que
recientemente había hecho su primer nudo.
—Es un placer conocerte —dijo Hoseok con su voz más agradable, estirando
la mano.
Después de un momento, Zizo le sonrió tentativamente y la agarró.—Tienes

mucha suerte —dijo. Su voz era agradable y melódica. Una perfecta voz
omega—. Yoongi es maravilloso. El mejor hombre que conozco.
—Estás exagerando —dijo Yoongi con una risa, sus ojos cariñosos mientras
miraba al omega.
Zizo le sonrió.
Página 27 de 177
—No, yo no... —Dejó escapar un sonido de dolor y tiró de su mano fuera del
agarre de Hoseok, su aroma se llenó de ansiedad y cautela.
—Lo siento, ¿te hice daño? —Dijo Hoseok, encogiéndose de hombros en tono
de disculpa— A veces no conozco mi propia fuerza.
Yoongi puso una mano sobre el hombro de Hoseok, agarrándolo con

demasiada fuerza. En clara advertencia.
Hoseok se puso rígido. El toque parecía quemarlo incluso a través de las

capas de su ropa.
—Vamos adentro —dijo Yoongi, llevándolo hacia la puerta principal. Para los
espectadores, probablemente parecía que Yoongi estaba siendo un esposo
atento, pero Hoseok podía sentir la dureza de su agarre. No dolió, pero
podría. Ambos lo sabían. A Hoseok le picaba la piel.
Una vez que llegaron a la casa, todo fue un poco borroso. Fue presentado al
personal y le fue mostrada la casa por la amable ama de llaves. Su esposo los
acompañó en la gira, pero permaneció en silencio, con cara de piedra,
mirando a Hoseok con una mirada aguda y extraña en sus ojos. Al final de la
gira, Hoseok sintió ganas de gritar. O golpear a alguien. Su piel se estaba
erizando con una conciencia terrible e inconscientemente estaba bombeando
alfa feromonas sin ninguna maldita razón. Se sintió amenazado, pero ni
siquiera estaba seguro de por qué. Todos eran simpáticos y amables con él,
como si fuera un verdadero marido de su jefe en lugar de un matrimonio
político.
Cuando llegaron a la oficina de Yoongi, el beta agradeció al ama de llaves y

empujó a Hoseok dentro.
La puerta se cerró con un ruido sordo y se quedaron solos. —¿Qué fue eso? —
Dijo Yoongi.
Hoseok cruzó los brazos sobre el pecho.
—¿Qué fue eso?
Yoongi se acercó hasta que estuvieron cara a cara. Los ojos negros se
clavaron en él.—La forma en que te comportaste con Zizo. Fue inaceptable.
—No hice nada. Estuve bien.
Página 28 de 177
—Tu lenguaje corporal no fue agradable. Tampoco tu olor — Yoongi hizo una
mueca.
—Mira, no te lo tomes como algo personal, pero deberías dejar de lado esa
mierda alfa cuando estés en esta casa, especialmente cerca de Zizo.
Hoseok apretó los labios en una delgada línea. Zizo esto, Zizo aquello.
—¿Por qué? ¿Qué tiene Zizo de especial? —Su voz era más ronca de lo que
pretendía.
Los ojos de Yoongi se endurecieron.
—No es mi historia para contar. Solo mantente alejado de él. Hoseok lo miró,
muy consciente de lo inestable que era su respiración. Qué cerca estaban.
—¿Quién te crees que eres para darme órdenes? Incluso mi padre es menos
prepotente que tú, y es un alfa. Yo también — Parte de él estaba mortificado
por la postura inmadura que salía de su boca. Él era mejor que eso, pero no
parecía poder detenerse cuando dijo condescendientemente: —Te estás
olvidando de quién eres, esposo.
Yoongi lo golpeó contra la puerta con tanta fuerza que sus huesos vibraron,
ese familiar olor a ozono volviéndose abrumador nuevamente.
—Tal vez estés acostumbrado a que la gente atienda todos tus caprichos, pero
ya no estás en Gwangju—dijo Yoongi con las pupilas dilatadas—. Esta es mi
casa. Si digo que deberías ser más amable con Zizo, lo serás. ¿Entendido?
Esa voz baja y profunda y ese fuerte aroma le estaban haciendo algo extraño.
Apenas podía respirar. Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo,
Hoseok inclinó la cabeza hacia un lado.
Descubriendo su garganta.
Yoongi se quedó muy quieto.
Hoseok se sonrojó, mortificado y confundido por su propio comportamiento.

Los alfas no desnudaron sus gargantas, o al menos las desnudaron muy
raramente como una señal de respeto, generalmente hacia los alfas mayores
con los que estaban relacionados. No tenía ninguna maldita razón para
desnudarle la garganta a su esposo beta.
Página 29 de 177
Pero antes de que pudiera retractarse de la oferta, Yoongi levantó la mano y

presionó su pulgar contra la glándula de olor en el cuello de Hoseok.
Hoseok inhaló temblorosamente y le permitió marcarlo. Era la forma más

inocente, no invasiva de marcas de olor, pero era todavía una marca de olor.
Podía sentir el olor a ozono persistiendo en su piel, muy débil pero ahí.
Después de un rato, la ira desapareció del olor de Yoongi. Dejó caer su mano
y, por unos momentos, se miraron el uno al otro. Hoseok se obligó a seguir
sosteniendo su mirada, a pesar de que la necesidad de dejarla era casi
irresistible. Su cuerpo se sintió apagado, sus rodillas débiles.
—Hace años, Zizo fue víctima de violación —dijo Yoongi en voz baja—.
Estaba en su primer celo durante un ataque por parte de un grupo de alfas
Gwangju. Tu gente lo violó cuando estaba demasiado perdido en el calor
para siquiera resistir. Tenía catorce años.
Hoseok tragó. Le gustaría decir que lo que escuchó lo sorprendió, pero

desafortunadamente, cosas así sucedieron todo el tiempo durante la guerra,
en ambos lados. Todavía se sentía culpable por su comportamiento agresivo
con Zizo antes. El pobre omega debe haber tenido miedo de los alfas,
especialmente los alfas de Gwangju.
—Lo siento —dijo torpemente.
Yoongi hizo un ruido despectivo.
—No te culpo por algo que tu gente hizo cuando eras un niño. Pero te culparé
si asustas a Zizo con tu mierda alfa y haces que resurjan los malos recuerdos.
—Espera —dijo Hoseok, confundido—. ¿Quieres decir que vive aquí?
Yoongi exhaló un suspiro.
—Por supuesto que vive aquí. No tiene adónde ir. Proviene de una familia
muy vieja e influyente, pero lo repudiaron después de su 'desgracia', sobre
todo desde que quedó embarazado.
—¿Y tus padres lo acogieron incluso con un niño? —Dijo Hoseok, un poco
sorprendido por tanta amabilidad. Por injusto que fuera, la sociedad no
trataba con amabilidad a las víctimas de violación, ni en Daegu ni en
Gwangju. Era más que jodido y pasado de moda, pero la pureza de omegas
todavía era muy valorada. Los Min eran dinero viejo. Era sorprendente que
hubieran acogido a un omega deshonrado y repudiado con un hijo bastardo.
Página 30 de 177
Yoongi negó con la cabeza.
—Zizo perdió al niño por demasiado estrés. Mi padre se apiadó de Zizo y lo

reclamó como su segundo cónyuge.
Las cejas de Hoseok volaron hacia arriba. Estaba desconcertado por un

momento antes de recordar que en la sociedad de Daegu a un alfa se le
permitía casarse con varias personas siempre que el alfa pudiera
proporcionar cónyuges adicionales.
—¿No tenía Zizo catorce años en ese momento? Eso es asqueroso.
—Mi padre no era un pedófilo —dijo Yoongi—. El matrimonio fue solo en

papel, para darle a Zizo algo de respetabilidad.
—¿Lo hizo? —Hoseok dijo suavemente.
Yoongi hizo una mueca.
—Sí y no. La gente no olvidó nada, pero Zizo es aceptado en la sociedad

educada, como parte de nuestra familia. Todavía prefiere quedarse en casa.
—Así que en realidad es tu padrastro —dijo Hoseok.
Yoongi soltó una carcajada.
—Tenemos casi la misma edad. Nunca lo he visto como tal. Pero Yeji lo ve
como una figura paterna; Zizo incluso la alimento y cuido desde pequeña.
Hoseok asintió pensativo. Ahora el afecto de Yeji por Zizo tenía sentido, al
igual que la protección de Yoongi.
—Gracias por decirme esto —dijo—. Lo aprecio. Y prometo que tendré más
cuidado con él.
Algo parecido a la sorpresa brilló en los ojos de Yoongi, como si no hubiera

esperado que Hoseok fuera una persona lo suficientemente decente como
para hacer tal promesa. Fue un poco insultante.
—Gracias —dijo Yoongi.
Hoseok solo asintió. Miró a su alrededor y pasó una mano por su cabello,
buscando algo que decir.
Página 31 de 177
—¿Podrías mostrarme mi habitación? —Él dijo—. Sé que tu ama de llaves me

dijo dónde está, pero no estoy seguro de poder encontrarla de nuevo. La casa
es enorme.
—Por supuesto —dijo Yoongi, abriendo la puerta y guiándolo fuera de la

habitación con una mano firme en su espalda.
Hoseok tuvo que reprimir el impulso de encogerse de hombros. Después de

catorce años de librar una guerra, era difícil aceptar una mano en su espalda
desprotegida. Pero tuvo que aceptarlo. Este hombre era su marido.
Necesitaban aprender a llevarse bien si esperaban que la paz se mantuviera.
Ya era bastante malo que casi hubieran llegado a los golpes hace unos
minutos. Necesitaban hacer algo mejor que eso.
—Está aquí —dijo Yoongi, deteniéndose frente a una puerta en el segundo

piso—. Mi habitación está al final del pasillo por si necesitas algo.
Hoseok se volvió hacia él y vaciló. Pero necesitaban hablar de ello, para

establecer que ambos entendían dónde estaban.
—¿Esperas que tengamos sexo? —Dijo sin rodeos. Yoongi lo miró fijamente.
El silencio se prolongó, volviéndose incómodo. Hoseok cruzó los brazos

sobre el pecho. Finalmente, Yoongi dijo:
—No te lo tomes como algo personal, pero no encuentro atractivos a los alfas.
Frotándose la nuca, Hoseok asintió con la cabeza.
—Bueno. ¿Así que supongo que será un matrimonio abierto?
Una pequeña arruga apareció entre las cejas de Yoongi. Le estaba tomando
una cantidad de tiempo desmesurada responder a una pregunta tan simple.
Hoseok enarcó las cejas y se rió un poco.
—¿Seguramente no esperas que seamos célibes por el resto de nuestras

vidas?
Yoongi hizo una mueca y dijo: —Lo sé. No me gusta mucho la idea de que
otras personas toquen mis cosas.
—¿Disculpa? No soy 'tu cosa' —dijo Hoseok, aunque estaba algo divertido—.
No puedo creer que hayas tenido el descaro de sermonearme sobre mi
mierda alfa. ¿Estás seguro de que no tienes un nudo?
Página 32 de 177
Esperaba que Yoongi se riera.
En cambio, su expresión se volvió muy extraña. Vacilante. Cauteloso. La

diversión de Hoseok se desvaneció. ¿Espera, qué?
Antes de que pudiera decir nada, Yoongi lo empujó dentro del dormitorio.
Cerró la puerta, se volvió y miró a Hoseok con solemnes ojos oscuros. —¿Qué
tan comprometido estás con la paz? —Dijo Yoongi—. ¿De verdad la quieres?
Hoseok ladeó la cabeza, desconcertado por el cambio de tema.
—Por supuesto que estoy comprometido —dijo con una sonrisa quebradiza—
. Estoy tan cansado de esta guerra. He estado matando gente desde que tenía
dieciséis años, Yoongi. Puede que sea bueno en eso, pero no es algo que
realmente quiera hacer.
Los ojos de Yoongi parecían mirar directamente a su alma. Finalmente,

después de lo que pareció una eternidad, asintió.
—Entonces debes conocer las dificultades que enfrentaremos. No soy beta.

Soy un alfa.
A Hoseok le hubiera gustado decir que estaba sorprendido, y lo estaba, pero

la emoción más fuerte que sintió fue el alivio. Ahora todo finalmente tenía un
poco más de sentido. Su extraña reacción hacia este hombre era un poco más
comprensible ahora. La forma en que se le erizaba la piel de conciencia y
alerta, la forma en que se erizaba por tener a Yoongi en su espacio personal:
todo tenía sentido.
Yoongi lo miraba con recelo, como si esperara que se enojara. Hoseok no

estaba seguro de por qué no lo estaba. Sobre todo, estaba perturbado.
—¿Por qué te eligió tu primer ministro? Solicité específicamente un beta.

¿Daegu no quería que esta paz durara?
—No lo sabe —dijo Yoongi—. Nadie fuera de mi familia lo hace.
Hoseok frunció el ceño.
—Realmente no entiendo por qué pretendes ser un beta. Hay más políticos
alfa que beta —Olió con cuidado—. Hueles a beta —Aunque ahora se
preguntaba si el olor a ozono, cítricos y suelo húmedo que aparecía en el olor
de Yoongi cuando estaba enojado era su verdadero aroma alfa.
Página 33 de 177
Suspirando, Yoongi se aflojó la corbata y salió al balcón. Hoseok lo siguió.
Observaron el paisaje durante un rato. Era bonito aquí, tuvo que admitir
Hoseok. La finca estaba hermosamente situada en colinas verdes que se
inclinaban suavemente hacia el mar. Había un bosque alto en la distancia,
sus árboles verdes y rojos visualmente espectaculares, especialmente bajo los
rayos rojizos del sol poniente. La luna era visible en el cielo cada vez más
oscuro.
—¿Sabes que durante la guerra, todos los alfas menores de treinta y cinco
años tienen que servir diez años en nuestro ejército sin importar si lo quieren
o no?
Hoseok volvió la cabeza y miró el perfil de Yoongi. Era un perfil hermoso:

mandíbula fuerte, suave y sin barba, nariz recta, con una pequeña punta
redonda y una boca delgada. Fue una pena que fuera un alfa.
—Soy consciente de ello —dijo—. ¿Qué tiene eso que ver con esto?
La mirada de Yoongi estaba fija en el sol poniente.
—Solía tener una hermana mayor. Ella era una alfa, y fue reclutada cuando
cumplió diecisiete. Murió unos meses después —Frunció los labios—. Mi
madre estaba inconsolable. Yo tenía once años en ese momento. Cuando me
presenté como alfa unos años más tarde, mi madre tenía miedo de perder
otro hijo en esta guerra. De alguna manera se las arregló para conseguir un
implante beta ilegal y me hizo implantarlo. Enmascara mi verdadero olor y
de alguna manera entorpece mis sentidos, pero ahora tengo que vivir con eso
si no quiero que ella se meta en problemas por falsificar mis documentos de
presentación.
—¿No se hacen pruebas a los niños después de que nacen? — Así era como se
habían hecho las cosas en Gwangju durante siglos. Todos ya sabían a qué
iban a ser desde la primera infancia.
—Hacer pruebas a los niños es ilegal. En ese sentido, somos una sociedad
tradicional. La presentación sigue siendo un evento para todos los niños, y
que creemos que saber a quién presentará simplemente le quita toda la
diversión.
Página 34 de 177
Hoseok tamborileó distraídamente con los dedos sobre la barandilla.
—¿Pero no está tu hermano en el ejército?
—Sí. Yongwon es once años menor que yo. Para cuando se presentó como
alfa, yo ya era un adulto. Le prohibí a mi madre que falsificara sus
documentos y lo hiciera pretender ser algo que no es.
¡Ah! Eso explicaba la extraña tensión entre Yoongi y su madre.
—Ya veo —murmuró Hoseok—. Debe ser un alivio para ti que la guerra haya
terminado —Si el hermano menor de Yoongi hubiera muerto, probablemente
habría estado en su conciencia para siempre.
Yoongi asintió entrecortadamente.
—Por lo que vale, creo que hiciste lo correcto —dijo Hoseok. Yoongi lo miró,
una mirada larga que hizo que algo en el estómago de Hoseok se retorciera.
—Eres diferente de lo que esperaba —dijo al fin. Hoseok se rió entre dientes.
—¿De buena o mala manera?
—Buena.
Hoseok sonrió, batiendo las pestañas exageradamente. —Vaya, gracias,

esposo mío.
Yoongi soltó un bufido.
—Definitivamente más ridículo —Se volvió hacia la puerta—.
Estoy seguro de que estás cansado —dijo—. Yo ciertamente lo estoy.
—Sí —murmuró Hoseok—. Buenas noches.
—Buenas noches, Hoseok.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, Hoseok sonrió un poco para sí mismo,
mirando la puesta de sol. Yoongi ni siquiera se había molestado en extraerle
la promesa de que no contaría su secreto a nadie. Eso implicaba que creía
que era digno de confianza. A Hoseok le agradó más de lo que podía
Página 35 de 177
expresar. Aunque su relación había comenzado difícil, tal vez él y Yoongi

podrían convertirse en... ¿amigos?
¿Qué más se puede pedir de un matrimonio entre dos alfas?
Página 36 de 177
Capítulo Cinco
A finales de mes, Yoongi estaba al límite de su ingenio. Estar casado con un
alfa fue un desafío de una manera que no esperaba. El olor de un alfa extraño
en su casa, en su territorio, era increíblemente agravante, sin importar
cuánto le hubiera gustado Hoseok. Dondequiera que fuera, cada habitación
parecía apestar al aroma del otro alfa, lo que lo hacía vergonzosamente
irritable y gruñón. Fue no jodidamente mortificante.
Hoseok parecía simpatizar con su difícil situación, pero no parecía tener el

mismo problema en absoluto. Probablemente fue más fácil para él porque no
consideraba a Min como su territorio. Para él, solo estaba compartiendo
techo con otro alfa, nada más.
—Está bien, es suficiente —dijo Hoseok una mañana.
Yoongi levantó la mirada del documento que estaba estudiando en su tablet,

o más bien, fingió estar estudiando, tratando de distraerse del hecho de que
el pequeño comedor apestaba al otro alfa. Hoseok tomó un sorbo de su
bebida antes de dejar la taza.
—No podemos seguir así —dijo—. Si lo hacemos, te vas a romper. Levántate.
Yoongi entrecerró los ojos. No le agradaba recibir órdenes. ¿Quién se creía

que era, ordenándole en su propia casa?
Cortó ese hilo de pensamiento. Este no era él. No era este hombre de las
cavernas territorial.
Yoongi se puso de pie y respiró profundamente, tratando de relajar sus

músculos tensos. Realmente no podría seguir así. Otras personas en el
Senado estaban empezando a notar su actitud irritable. En poco tiempo,
habría rumores de que algo andaba mal con su matrimonio, que era lo
último que necesitaban para mantener esta paz inestable.
—Ven aquí —dijo Hoseok en voz baja, como si supiera lo cerca que estaba de
romperse.
Yoongi se adelantó y se detuvo junto a la silla de Hoseok.
Mirándolo a los ojos, Hoseok tragó e inclinó la cabeza hacia un lado.

Descubriendo su cuello. Yoongi se tensó. Hoseok no le había vuelto a ofrecer
Página 37 de 177
su garganta desde esa primera noche. Esa otra vez había sido instintiva, en
respuesta a la ira de Yoongi.
Esto fue deliberado.
Hoseok lo estaba haciendo porque quería ayudarlo. Debió haberse esforzado,

luchando contra sus propios instintos por el bien de Yoongi. Fue
increíblemente generoso.
Y era exactamente lo que Yoongi necesitaba para aplacar el alfa que había en
él.
Se inclinó y empujó su rostro contra la garganta desnuda de Hoseok,

frotando su nariz contra la glándula de olor, sus feromonas bombeando
como locas, hasta que todo lo que pudo oler en la piel de Hoseok fue a él,
Yoongi. Podía sentir a Hoseok tensarse al principio antes de relajarse
lentamente. Los dedos subieron para pasar por el cabello de Yoongi.
—¿Mejor? —Hoseok murmuró cuando Yoongi finalmente se relajó, solo

marcándolo con un olor perezoso.
—Sí —dijo Yoongi con brusquedad, avergonzado de que incluso necesitara

esto. Millones de años de evolución y, sin embargo, era solo un poco mejor
que el animal del que descendía. Levantó la cabeza y se enderezó. Se sentía
más tranquilo de lo que se había sentido en semanas—. Gracias.
Hoseok asintió con una pequeña sonrisa torcida.
—En cualquier momento. En serio, en cualquier momento. No podemos

permitirnos que explotes y hacer que la gente hable. Las malas lenguas
buscan cualquier pequeña razón para exagerar las cosas.
Yoongi hizo una mueca. Desafortunadamente, era cierto. Ya había personas

que cuestionaban su matrimonio porque no hacían apariciones públicas a
menudo.
—Hablando de malas lenguas y chismes, ayudaría si nos vieran juntos. ¿Qué

hay de una cena esta noche? Conozco un gran restaurante que creo que te
gustaría.
—Está bien —dijo Hoseok—. Creo que terminaré con el papeleo a las seis de
la tarde.
Yoongi frunció el ceño.
Página 38 de 177
—¿Tu padre todavía te castiga por no regresar? ¿Qué edad tiene, cinco? Eso
es simplemente infantil.
Hoseok se rió, pero Yoongi pudo sentir que su alegría no era del todo
genuina.
—No le gusta cuando desobedezco sus órdenes. Tuve que decirle que estaría
en casa en los próximos cinco días.
Yoongi mantuvo su rostro cuidadosamente neutral, aunque no estaba seguro

de cómo se sentía al respecto. Por mucho que el aroma alfa de Hoseok por
toda la casa lo volviera loco, no podía imaginar regresar a casa y que Hoseok
no estuviera allí. El pensamiento era... extraño.
—Hablaremos de ello por la noche —dijo, mirando su reloj—. Te recogeré a

las siete.
—Me aseguraré de usar mi vestido más bonito —dijo Hoseok riendo.
Yoongi le devolvió la sonrisa. Le gustaba lo generoso con su sonrisa y lo fácil

de reír que era Hoseok. Era... divertido estar cerca. Para ser un alfa, era
bastante tranquilo y relajado. Hizo que vivir con él fuera mucho menos
doloroso de lo que podría haber sido.
—Siempre serás el más bonito para mí —dijo inexpresivo. Hoseok sonrió y le

lanzó un beso burlón.
Las manos de Yoongi temblaron. Se volvió rápidamente y salió de la

habitación.
Este... comportamiento juguetón nunca dejaba de agitarlo.
Hoseok era así con todos. Coqueteó con Yeji, coqueteó con la madre de
Yoongi, coqueteó con sus empleados y coqueteó con Yoongi. No quiso decir
nada con eso; así era como era. A Hoseok realmente le agradaba la gente y
fue un poco divertido para él. Yoongi lo sabía.
Todavía lo ponía nervioso. A él... no le importaba cuando Hoseok era así con
él. Era ridículo, pero era... tolerable. Pero tan pronto como Hoseok fijó su
atención en otra persona y le sonrió, Yoongi apenas pudo evitar echarlo de la
casa. Tal vez fueron sus instintos los que volvieron a actuar, reaccionando a
un alfa extraño que encantaba a su gente en su casa. Pero era inmensamente
frustrante. Hoseok era inmensamente frustrante. Hoseok era...
Página 39 de 177
Suficiente, se dijo a sí mismo, pasándose una mano por la cara. Pasó

demasiado tiempo pensando en Hoseok y frustrado por él. Estaba
obsesionado. Basta, maldita sea.
***
La cena fue un gran éxito. Fueron fotografiados juntos, y Yoongi incluso

logró no sentirse demasiado agravado por el olor suave de Hoseok. La única
vez que se puso algo irritable, Hoseok simplemente lo miró a los ojos al otro
lado de la mesa y le desnudó un poco la garganta. Eso apaciguó bastante bien
los instintos de Yoongi.
Obviamente, no podía marcarlo con el olor cuando estaban en público (los

betas rara vez marcaban con el olor algo, por lo que se vería extraño), pero la
mera señal de sumisión calmó los nervios en carne viva de Yoongi.
—No sé cómo lo haces —dijo Yoongi mientras salían del restaurante. Abrió la
puerta del helicóptero para Hoseok y lo siguió al interior, ignorando los
flashes de las cámaras.
—¿Hacer qué? —Dijo Hoseok, estirándose en el asiento.
Yoongi lo miró con amargura. Se veía excepcionalmente "bonito" esta noche,

su traje gris ahumado hacía que sus risueños ojos resaltaran. Todos en el
restaurante lo habían mirado.
—Someterte —dijo Yoongi cuando el helicóptero despegó. Mantuvo la voz

tranquila, consciente de su piloto a pesar de la partición que los separaba de
él. Hoseok inclinó la cabeza hacia un lado, su cuerpo largo y esbelto se estiró
ligeramente mientras bostezaba.
—No lo sé —dijo, sonando un poco pensativo. Un poco sorprendido—.

Supongo que estoy acostumbrado a vivir bajo el techo de otro alfa y controlar
mis propios instintos para no restregarlo de la manera incorrecta —Arrugó la
nariz de una manera divertida—. Aunque mi padre definitivamente nunca
necesitó marcarme el olor —Miró a Yoongi—. ¿Por qué te vuelves loco?
Al darse cuenta de que el aire estaba lleno de sus feromonas, Yoongi se

sonrojó.
Página 40 de 177
—No estoy seguro —dijo con rigidez. Apenas podía decirle a Hoseok que... no
le gustaba la idea de que Hoseok se sometiera a cualquier alfa que no fuera
él. Sonaba extraño incluso en su propia cabeza. No era de su incumbencia lo
que Hoseok hiciera en la casa de otro alfa.
Hoseok suspiró y le desnudó la garganta.
—Está bien, ven aquí.
Yoongi no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Empujó su cara contra la

glándula de olor de Hoseok y se frotó la nariz contra ella, necesitando poner
su olor en él.
—Solía tener un gato cuando era un niño —murmuró Hoseok—. Eres como
él.
—Puedo parar si esto te hace sentir incómodo —dijo Yoongi, con los ojos
cerrados mientras reemplazaba el olor de Hoseok por el suyo.
—No, está bien —dijo Hoseok—. Solo un poco raro. Mi cabeza se siente rara
cuando bombeas tantas feromonas.
Habiendo obtenido permiso para no moverse, Yoongi pasó el resto del vuelo
con la cara enterrada en el cuello de Hoseok. A Hoseok no pareció
importarle, hablando de algunos problemas de Gwangju que su padre le hizo
resolver desde la distancia. Yoongi escuchó con medio oído, sabiendo que a
Hoseok no le importaba su falta de atención. Solo necesitaba desahogarse un
poco.
Para cuando llegaron a casa, Yoongi estaba completamente tranquilo. Se

apartó y ayudó a Hoseok a salir del helicóptero. Apoyando una mano en el
hombro de Hoseok, lo condujo al interior de la casa, hacia su dormitorio.
—Sé dónde está mi habitación, Yoongi —dijo Hoseok, sonando divertido.
Yoongi dejó caer su mano.
—Lo siento —dijo, frunciendo el ceño, desconcertado por su propio

comportamiento.
Hoseok se rió entre dientes, colocando una mano en la manija de la puerta y

volviendo la cabeza para sonreír a Yoongi.
—Buenas noches, querido.
Página 41 de 177
Los labios de Yoongi se crisparon.
—Buenas noches.
Hoseok entró en su dormitorio y cerró la puerta.
Yoongi se quedó mirándola, su cuerpo se arrastró con una extraña especie de

agitación. Se quedó mirando el lugar en el que había estado Hoseok y
sacudió la cabeza para sí mismo, sintiéndose extrañamente desequilibrado.
El pasillo parecía mucho más silencioso y oscuro de repente. Fue
inexplicable.
Se volvió y se dirigió a su propia habitación.
Página 42 de 177
Capítulo Seis
Hoseok se fue cuatro días después. Yoongi lo acompañó a su jet privado.
—Debería estar de regreso lo suficientemente pronto —dijo Hoseok—. A más

tardar en diez días. O eso creo. Disolver el ejército no es exactamente algo
que hayamos hecho alguna vez, así que es difícil decirlo con certeza —Hizo
una pequeña mueca—. A menos que a mi padre se le ocurra otra razón por la
que necesito estar sin falta en Gwangju.
Los labios de Yoongi se tensaron.
—Debes regresar antes de que Lord Canciller regrese para comprobar cómo
se mantiene la paz. Sospecho que no se molestará en advertirnos de su visita
de antemano.
—Todavía falta un mes —dijo Hoseok, encogiéndose de hombros—. Estoy

seguro de que estaré de regreso para entonces. ¿O puedes venir a Gwangju?
—No puedo dejar mi trabajo en el Senado. Tus deberes son mucho más
flexibles que los míos.
El olor de Hoseok se disparó con su molestia, y Yoongi sintió que su propio

olor también se disparaba en respuesta. Se miraron el uno al otro.
Hoseok fue el primero en apartar la mirada, para satisfacción de Yoongi.
—Bien —dijo Hoseok, su voz más aguda de lo que había sido en mucho
tiempo.
A Yoongi no le gustó. Le gustaba cuando Hoseok se reía o sonreía. Cuando

Hoseok estaba de mal humor, su olor alfa se volvió mucho más pronunciado,
lo que solo sirvió para agravar más a Yoongi. Cuando Hoseok comenzó a
darse la vuelta, Yoongi lo agarró del brazo.
—Hoseok.
Hoseok le devolvió la mirada.
Página 43 de 177
Yoongi abrió la boca y luego la cerró. Ni siquiera estaba seguro de lo que

quería decir. No iba a disculparse por decir la verdad. El horario de Hoseok
era mucho más flexible que el suyo. Era el general de un ejército en tiempos
de paz. Yoongi era un senador activo y líder del Partido Liberal del Senado de
Daegu.
Lo que sea que Hoseok vio en su rostro, fue suficiente para suavizar un poco
su expresión.
—Yo tampoco quiero separarme en malos términos —dijo Hoseok. Una

sonrisa vacilante se formó en sus labios—. Creo que nos hemos hecho muy
buenos amigos, ¿no?
Amigos. La palabra no se sentía del todo bien. Le gustaba Hoseok. Era

agradable. Era cálido, paciente y bondadoso. Era fácil hablar con él, fácil de
agradar, fácil de confiar, Yoongi no esperaba que le agradara tanto, pero su
presencia siempre lo ponía nervioso. Nunca podría relajarse a su alrededor.
—Sí —dijo Yoongi—. Por supuesto que somos amigos.
Hoseok sonrió, lo que hizo que su olor se volviera mucho más tolerable.
—Adiós, entonces —dijo, tirando de Yoongi en un abrazo con un solo brazo—

. No seas un extraño. Llámame.
Cuando empezó a alejarse, Yoongi no se lo permitió. Manteniéndolo quieto,

empujó su rostro contra la garganta de Hoseok.
Hoseok se rió.
—Oh, vamos —Pero él no estaba alejando a Yoongi, permitiéndole marcarlo

con su esencia. Cuando los instintos de Yoongi finalmente quedaron
satisfechos, dio un paso atrás y dijo con rigidez:
—Adiós. Ten un vuelo seguro.
Hoseok solo asintió con una sonrisa y se alejó, oliendo a Yoongi. Yoongi
observó cómo el jet despegaba y desaparecía en dirección a Gwangju.
Suspiró, sintiendo su cuerpo relajarse por lo que parecía ser la primera vez
en un mes. Por mucho que le gustara Hoseok, Yoongi se alegraba de
finalmente tener una distancia muy necesaria de él. Odiaba el efecto que
tenía Hoseok en él: el animal territorial primitivo en el que se convertía
alrededor del otro alfa. Lejos del irritante olor a vainilla y los ojos claros de
Página 44 de 177
Hoseok, la cabeza de Yoongi se sentía más clara. Se sintió más tranquilo en

general. Más como él mismo. Ya no sentía la necesidad de orinar en toda su
casa, y el extraño alfa dentro de ella.
Con suerte, la distancia calmaría sus instintos, y cuando Hoseok regresara,

podrían ser amigos normales sin que Yoongi necesitara marcarlo a cada
hora.
Bueno, él solo podía esperar eso.
Página 45 de 177
Capítulo Siete
Yoongi descubrió que era mucho más fácil ser amigo de Hoseok cuando no
podía oler su irritante esencia. Se llamaron por video todas las noches y
hablaron durante unas horas antes de que Hoseok tuviera que irse a la cama;
su zona horaria estaba tres horas antes que la de Yoongi.
Hoseok bromeaba y se quejaba sobre todo de su padre, pero su sentido del

humor parecía oscurecerse cada día. Aunque sus quejas no eran serias,
Yoongi pudo leer entre líneas y ver que el rey Kyung realmente estaba
poniendo de los nervios a Hoseok.
—Quiere que te quedes en Gwangju, ¿no? —Yoongi dijo, levantando la vista

de su computadora. Se había puesto a trabajar durante sus videollamadas,
sabiendo que Hoseok solo necesitaba un oído comprensivo para
desahogarse.
—Sí —dijo Hoseok—. Está siendo muy irrazonable al respecto. Le dije que
tenía que estar de vuelta en Dalseogu antes de la llegada de Lord
Mitsuki, pero no le importa. Si no lo supiera mejor, pensaría que quiere que
se reanude la guerra.
Yoongi lo miró. —¿Estás seguro de que no es así?
Hoseok no respondió de inmediato.
—No, no lo estoy —dijo por fin, haciendo una mueca—. Y no está solo en
esto. Estoy empezando a ver que a mucha gente aquí le gustaría que la guerra
continuara —Suspiró, sus ojos de repente parecían años más viejos que sus
treinta años—. La cuestión es que, después de décadas de guerra, toda
nuestra economía se basa en ello. Si no hay guerra, la mayor parte del
ejército se disolverá y entonces toda esa gente volverá a casa, sin trabajo y
pobre. Crear suficientes puestos de trabajo para los veteranos es nuestro
mayor problema. Convertir la fabricación de las fábricas en tiempos de
guerra en producción en tiempos de paz también es un gran dolor de cabeza,
especialmente teniendo en cuenta que muchos no creen que la paz dure.
Yoongi asintió.
—Daegu se enfrenta a problemas similares —dijo, mirando a Hoseok con

atención—. Pareces fuera de lugar. Tenso.
Página 46 de 177
Hoseok soltó una risa áspera.
—Esperaba que no lo notaras. Estoy entrando en mi celo. Supongo que es

una suerte que no esté en Daegu en este momento.
Yoongi frunció el ceño y se puso de pie. Acercándose a la ventana, miró a la

luna. No, su oído no le había fallado.
—¿Estás en celo? Pero la luna aún no está llena.
—Mis celos nunca han seguido ningún ciclo lunar —dijo Hoseok—. Sé que es
extraño, pero nuestro médico dice que soy algo así como una rareza de la
genética.
Yoongi nunca había oído hablar de algo así. Todos los alfas y omegas tenían
sus ciclos de apareamiento siguiendo las fases lunares, dependiendo del tipo
de alfa u omega que fueran. El propio celo de Yoongi estaba firmemente
adherido a la luna llena, y como la mayoría de los alfas que seguían este ciclo,
era relativamente racional y ecuánime. Los alfas de esta fase eran
considerados los alfas más civilizados, la mayoría de sus rasgos primitivos
engullidos por la evolución.
Los cambios del hermano menor de Yoongi siguieron el ciclo del cuarto
menguante, era tan irascible y agresivo como la mayoría de los alfas Delta.
Sin mencionar que los alfa Delta también eran físicamente diferentes de
otros Alfas, sus genes eran los más cercanos a su ancestro primitivo. A
diferencia de los alfas comunes, los alfas de Delta podían adoptar sus formas
bestiales cuando la luna entraba en su fase. El ciclo de un omega solía estar
asociado con las fases de la luna más pequeñas, aunque siempre había
excepciones.
Yoongi nunca había conocido a una persona cuyo ciclo de apareamiento

fuera independiente de cualquier fase. Incluso los betas se vieron algo
afectados por la luna, porque los betas todavía llevaban genes alfa u omega
recesivos.
—Si tienes una especie de anomalía genética... —Yoongi tarareó pensativo—.

Eso podría explicar mi reacción a tu olor alfa
Hoseok resopló.
—No, estoy bastante seguro de que eres solo tú. Ningún otro alfa me ha
reaccionado de esa manera. Paso mucho tiempo con otros alfas sin que ellos
necesiten frotar su olor sobre mí.
Página 47 de 177
Yoongi miró hacia otro lado, su mano agarrando el borde de su escritorio. Su

rostro se sintió cálido.
—Lo siento —dijo Hoseok con una sonrisa—. Sé que odias que te recuerden
tu comportamiento menos civilizado. Me han dicho que soy malo cuando
estoy caliente y frustrado.
Yoongi miró alrededor de la habitación antes de volver a mirar a Hoseok y

finalmente hacer la pregunta que lo estaba molestando.
—¿Cómo planeas pasar tu celo?
Hoseok le dio una mirada inexpresiva y arqueó las cejas. —¿Cómo crees que
lo haré? Con mi mano derecha. Difícilmente puedo conseguir algo cuando
supuestamente estoy felizmente casado.
Yoongi desvió la mirada. Se sintió irracionalmente culpable. No es que fuera

culpa suya, excepto que lo era. Si hubiera sido beta, habría podido ayudar a
Hoseok con su celo. Un celo con un beta no era tan satisfactorio que con un
omega, pero aún así era mucho mejor que la mano derecha. Pero como era
un alfa, no había forma de que pudiera ayudar a Hoseok incluso si estuviera
dispuesto a hacerlo. Los alfas en celo reaccionaron muy mal ante otros alfas,
percibiéndolos como una amenaza. Incluso las raras parejas alfa-alfa nunca
pasaron sus celos juntas: era una receta para el desastre.
—Lo siento —dijo con brusquedad, aflojando su cuello y deliberadamente sin

mirar el bulto entre las piernas de Hoseok.
Hoseok suspiró.
—No es tu culpa —dijo, arrojándose sobre la cama y gimiendo—. Está bien.

No es el primer celo que paso solo.
—¿Qué? —Yoongi lo miró confundido—. ¿Por qué?
Hoseok se volvió de espaldas. Yoongi no podía ver bien su rostro desde ese
ángulo, porque la cámara estaba sobre el escritorio de Hoseok.
—Mis celos son raros —dijo Hoseok en voz baja—. Alterno entre ser muy
agresivo y muy... necesitado, supongo. Es difícil de describir. Pero Jin, un
amigo, describió sus celos de manera completamente diferente a como yo los
experimento. Cuando estoy en celo, quiero... consumir a alguien. Pero no
importa cuánto lo intente, se siente insatisfactorio, ¿sabes? Es muy
Página 48 de 177
frustrante. Así que supongo que estoy acostumbrado a sentirme frustrado.

Pasar mis celos solo es un poco más frustrante que eso —Él se rió sin
humor—. Mira, soy realmente un fenómeno.
A Yoongi no le gustó lo derrotado que sonaba.
—No te llames un fenómeno —dijo secamente, sin saber qué más decir. No
podía decir que sabía a qué se refería Hoseok. Sus propios celos eran
bastante estándar en lo que respecta a los celos de los alfa. No se convirtió en
un animal salvaje y sin sentido que pensaba solo con su nudo como lo hacían
los alfas Delta durante sus celos. Simplemente se puso muy cachondo y muy
territorial.
—Tal vez sea porque tu ciclo no está unido a ninguna luna — dijo Yoongi.
—Tal vez —dijo Hoseok, cerrando los ojos—. Tal vez no.
—¿Vas a dormir? ¿Quieres que cuelgue?
—No —dijo Hoseok, con los ojos aún cerrados—. Voy a intentar tomar una
siesta mientras pueda. Vuelva a trabajar, pero no cuelgues. Me gusta oírte
escribir. Es reconfortante.
—Eres tan raro —dijo Yoongi con una sonrisa.
Hoseok sonrió, sin abrir los ojos.
—Sí —dijo en un tono de voz extraño—. A lo mejor si lo soy.
Yoongi volvió la mirada a su computadora y continuó trabajando en el

proyecto de ley que su partido quería impulsar. Cuando lo terminó, había
pasado una hora. Volviendo la
cabeza, se sorprendió al darse cuenta de que se había olvidado de finalizar la

videollamada.
Miró el video proyectado en la pared opuesta y se acercó lentamente. Parecía

que Hoseok se había girado mientras dormía y ahora dormía de cara a la
cámara. La calidad de la imagen era tan buena que Yoongi podía ver cada
pequeña imperfección en el rostro de Hoseok, lo cuál era respectivamente
erróneo por que no podía encontrar alguna.
Se quedó mirándolo durante un largo momento hasta que se dio cuenta de

que posiblemente se estaba poniendo espeluznante.
Página 49 de 177
Alcanzando el control remoto, Yoongi finalizó la videollamada.
Se quedó mirando la pared en blanco, con la familiar sensación de malestar e

insatisfacción que le corría por las entrañas.
Página 50 de 177
Capítulo Ocho
—Alguien está ansioso —dijo Jimin.
Hoseok se encogió de hombros, esperando a que bajaran las escaleras.
—No puedo esperar a volver a estar en terreno firme —dijo—. La turbulencia

me mareó. —¿Estás seguro de que esa es la razón? ¿Y no el chico guapo que
te espera allí?
Hoseok se rió.
—Yoongi es mi amigo. Solo somos amigos. Te lo dije: él también es un alfa —

Todavía se sentía un poco culpable por contarle a Jimin sobre la designación
de Yoongi, excepto que sabía que Jimin nunca traicionaría su confianza.
Eran tan cercanos como hermanos, y Hoseok confiaba en Jimin tanto como
en sí mismo.
—¿Y qué? —Jimin dijo, sus ojos llenos de diversión perezosa—. No es que los
alfas nunca se follen a los alfas.
—A Yoongi no le gustan los alfas —dijo Hoseok, dándose la vuelta.
—A Yoongi no le gustan los alfas —repitió Jimin lentamente antes de reír—.

Solo estás demostrando que tengo razón, Ho.
Hoseok le lanzó una mirada molesta.
—Estoy empezando a arrepentirme de haberte traído conmigo.
—Como si hubieras podido evitar que viniera. Ya es bastante malo que no me

hayan invitado a la boda.
—Sólo mis padres estaban presentes, Jimin —dijo Hoseok distraídamente

cuando finalmente bajaron las escaleras. Bajó las escaleras con la mirada fija
en Yoongi.
Pero Yoongi no lo estaba mirando. Sus ojos entrecerrados estaban fijos en

Jimin, evaluando y levemente disgustado. —Tu marido soy yo —dijo Hoseok
intencionadamente, sonriendo mientras se acercaba a Yoongi.
Yoongi finalmente desvió su mirada hacia él, sus fosas nasales dilatadas.
Página 51 de 177
Antes de que Hoseok pudiera decir algo más, Yoongi tiró de él hacia él y lo
abrazó, su rostro se posó cerca del cuello de Hoseok, pero sin tocarlo del
todo. Hoseok podía sentir lo tenso que estaba su cuerpo.
Yoongi probablemente quería marcarlo con su olor, pero obviamente no
podía hacerlo en presencia de un extraño. Después de todo, los betas no
marcaban con olor a las personas. —Hola a ti también —dijo Hoseok con una
sonrisa, sus párpados se volvieron más pesados a medida que el familiar
aroma de cítricos y ozono asaltaba sus sentidos. El olor era espeso y
embriagador, y rápidamente nubló la mente de Hoseok al ritmo que Yoongi
estaba bombeando sus feromonas.
El impulso de desnudar su garganta se estaba volviendo irresistible, y

Hoseok luchó contra ello con todo lo que tenía. Joder, esto era tan extraño.
Mientras estaba en Gwangju, había comenzado a dudar de su memoria, a
dudar de sí mismo. Seguramente no se había limitado a desnudar dócilmente
su garganta a otro alfa de forma regular, ¿verdad? Pero lo había hecho.
Alguien tosió.
Hoseok tardó un momento en recordar que no estaban solos. Abriendo los

ojos de golpe, se apartó de Yoongi y se volvió.
Había esperado ver diversión en el rostro de Jimin, pero las cejas oscuras de
Jimin estaban fruncidas, su mirada se movía entre Hoseok y Yoongi. Olía a
perplejidad y algo más.
—Park Jimin, el duque de Gyeongsang—dijo Jimin, extendiendo su mano

hacia Yoongi—. El primo de Hoseok.
Después de un momento, Yoongi sacudió su mano, sus ojos negros

perforaron un agujero en Jimin. Todavía estaba bombeando sus feromonas
sin parar, y eso puso a Hoseok nervioso. Quería sentarse. Quería comenzar
una pelea. Quería desnudar su garganta. Quería huir. Respiró
profundamente, tratando de deshacerse de las necesidades y deseos
contradictorios.
—Min Yoongi —dijo Yoongi secamente, su mirada volviendo a Hoseok—.

¿Hoseok? ¿Estás bien?
Él asintió.
—Sí. Solo... ¿Podrías cortarlo, por favor?
Página 52 de 177
Yoongi lo miró incómodo y asintió. Su olor se volvió un poco menos

abrumador. Un poco menos era la parte clave. Hoseok reprimió un suspiro.
Sabía que Yoongi probablemente no podría evitarlo. No solo el olor alfa de
Hoseok lo agravó, sino que había otro alfa presente, un alfa extraño que
Yoongi no conocía en absoluto. Cualquier alfa sería un poco territorial en
tales circunstancias. Probablemente no ayudó que Jimin fuera un Delta y su
olor fuera muy fuerte. Habiendo crecido con Jimin, Hoseok apenas notó su
olor, pero sabía que otras personas lo consideraban abrasivo. Era difícil estar
cerca de los alfas Delta. Tendían a incomodar a la gente. Incluso los beta
reaccionaron a ellos con fuerza, y otros alfas mucho más.
—No sabía que ibas a traer un invitado —dijo Yoongi, poniendo una mano
sobre el hombro de Hoseok y conduciéndolo hacia la mansión en la
distancia.
El toque se sintió ridículamente propietario, y Hoseok supo que no solo lo

estaba imaginando cuando vio la mirada incrédula de Jimin.
—Jimin se ha invitado a sí mismo —dijo Hoseok —. No le hagas caso.

Mientras le demos una habitación y le demos de comer, se mantendrá fuera
del camino.
—Puedo oír eso.
Hoseok le sonrió a su primo por encima del hombro.
—Lo sé.
Jimin le sacó el dedo. La mano de Yoongi se apretó sobre su hombro. —Ven,

todo el mundo te está esperando. Todo el mundo te ha extrañado.
Hoseok sonrió un poco. Yoongi probablemente estaba exagerando, pero aún

así fue amable de su parte decir eso.
—¿Todo el mundo? ¿Qué hay de ti? —Dijo, chocando sus hombros juntos.
Los ojos oscuros de Yoongi lo miraron por un momento.
—Te extrañé terriblemente. Especialmente tu exquisito aroma. —Ouch —dijo

Hoseok con una sonrisa—. No hay necesidad de insultar.
Tan pronto como llegaron a la casa, Yoongi prácticamente empujó a Jimin

hacia su madre y arrastró a Hoseok a la habitación vacía más cercana
mientras su madre y Jimin estaban hablando incómodamente. —¿Qué? —
Página 53 de 177
Dijo Hoseok tan pronto como Yoongi cerró la puerta. —Le hablaste de mí —
dijo Yoongi, acercándose a él.
Hoseok no sabía cómo se las arreglaba para imponerse cuando tenían

aproximadamente la misma altura e incluso él era ligeramente más alto por
un par de centímetros, pero de alguna manera, Yoongi lo hacía. Hoseok tragó
saliva, su propio olor subiendo, lo que, por supuesto, solo agravó aún más a
Yoongi.
—Jimin no cuenta —dijo Hoseok—. Es prácticamente mi hermano. No se lo

dirá a nadie, estoy seguro. Yoongi lo fulminó con la mirada.
—¿Pero y si te equivocas? Si es así, mi carrera se verá dañada y mi madre

enfrentará consecuencias legales. Te lo dije en confianza, Hoseok. Sintió una
punzada de culpa.
—No se lo dirá a nadie. Jimin no es así.
—Es un Delta. La impulsividad es su norma. Podría regalarlo sin siquiera

quererlo.
—Pensé que no eras tan cerrado como otras personas. ¿No es tu hermano un
Delta también?
—Es precisamente por eso que sé de lo que estoy hablando — dijo Yoongi,
con expresión sombría—. Mira, muchos de los prejuicios contra los alfa de
Delta no están justificados, pero algunas cosas que la gente dice sobre ellos
son ciertas: son impulsados por sus instintos y emociones más que por sus
pensamientos racionales. ¿Qué pasa si Jimin se enoja contigo? Él revelará
tus secretos por despecho.
Hoseok lo miro molesto.
—Esa sigue siendo una gran generalización, Yoongi. Eres un alfa común,
pero tampoco has sido un modelo de sensatez a mi alrededor.
—Eso es irrelevante —dijo Yoongi con rigidez.
—¿Lo es?
Yoongi se pellizcó el puente de la nariz.
Página 54 de 177
—Bien. Reconozco que podría haber alfas Delta sensatos. ¿De verdad crees
que Jimin es uno de ellos?
Hoseok hizo una mueca. No podía mentir: la sensatez fue la última palabra
con la que asociaría a Jimin. Jimin era agresivo incluso para los estándares
de los alfa Delta. Era uno de esos alfas Delta que podían cambiar
parcialmente a sus formas animales fuera de la luna llena. Esa era una de las
razones por las que había tanto prejuicio contra los alfas como Jimin: la
gente pensaba que eran más animales que hombres.
Hoseok suspiró.
—Lo siento. No debería habérselo dicho sin antes preguntarte.
La expresión dura de Yoongi se suavizó ligeramente.
—¿Por qué lo hiciste?
—Quería mandarte a buscar, para que pudieras ayudarme durante mi celo.

Tuve que decirle por qué no podías ayudarme. Los hombros de Yoongi se
tensaron.
—¿Estuvo contigo durante tu celo?
Hoseok resopló.
—No conmigo, no seas tonto. Es un Delta; quiero arrancarle la garganta

durante mi celo. Nos comunicamos a través de videollamadas.
Yoongi pareció sólo un poco apaciguado. Hoseok sonrió, divertido a su pesar.
—¿Es esto lo de 'mis cosas' de nuevo? ¿No quieres otro alfa alrededor de tus
cosas?
Un leve rubor apareció en la piel de Yoongi. —Cállate —dijo con brusquedad,

dándose la vuelta, con los hombros todavía tensos.
—Ven aquí —dijo Hoseok con un suspiro de sufrimiento, inclinando la

cabeza hacia un lado.
—No lo necesito —dijo Yoongi secamente, sus ojos oscuros en la garganta de

Hoseok. Apretó la mandíbula—. Puedo controlarme.
—No estoy diciendo que lo necesites o que no puedas controlarte. Ven aquí.
Página 55 de 177
Yoongi no necesitaba que se lo dijeran de nuevo. Estuvo en el espacio

personal de Hoseok en un instante, empujando su rostro contra la garganta
desnuda de Hoseok.
Hoseok se obligó a relajarse. Ese momento inicial de sumisión siempre fue el

más difícil, sus instintos le decían que esto estaba mal, pero luego se volvió
más fácil. Mejor. Después de unos momentos, la relajación forzada se volvió
natural, su cuerpo se volvió flexible cuando las feromonas embriagadoras de
Yoongi comenzaron a hacer su trabajo. ¿Por qué necesitaba ser fuerte
cuando alguien más podía serlo por él? Se sintió bien, de una manera
extraña. Aunque había una parte de él que insistió en que esto estaba mal,
que debería estar luchando por el dominio, esa parte se hizo más tranquila
con cada momento. Se sintió tan bien. Su mente estaba felizmente vacía.
Solo estaba Yoongi y su embriagador, equivocado y maravilloso aroma.
Para cuando Yoongi se echó hacia atrás, sus músculos se veían sueltos y
relajados. Incluso Hoseok podía decir cuánto olía a Yoongi ahora.
—¿Mejor? —Dijo con una sonrisa divertida.
—Sí —dijo Yoongi con una mirada vagamente avergonzada. Sonriendo,

Hoseok le dio una palmada en el hombro.
—No hay necesidad de sentirse avergonzado. Solo dime cuándo necesitas

esto en lugar de arrancarme la cabeza, ¿de acuerdo?
Yoongi asintió entrecortadamente y se volvió hacia la puerta. —Vamos a

rescatar a mi madre.
—Jimin no es tan malo —dijo Hoseok poniendo los ojos en blanco—. Estoy
seguro de que finalmente serán amigos.
—Claaaro.
Hoseok solo pudo reírse de la expresión escéptica de Yoongi. Fue agradable

estar de regreso.
Página 56 de 177
Capítulo Nueve
La fase de luna llena se acercaba rápidamente a ellos. Hoseok nunca había
sido tan consciente del ciclo de una luna en su vida. Nunca antes le había
prestado mucha atención a la luna. Solo lo registró vagamente cuando su
padre desapareció por uno o dos días. Siempre había sido más consciente del
cuarto menguante, la fase de los Delta, ya que era mucho más peligroso y
perturbador para su vida. Había muchos alfas Delta en el ejército, y siempre
había sido una lucha organizar protocolos de seguridad durante sus celos.
Después de todo, controlar a los cambia formas salvajes en celo era mucho
más difícil que organizar discretas hojas de celo para los alfas comunes entre
sus tropas.
Pero esta fase de luna llena puso a Hoseok más que un poco ansioso a
medida que se acercaba unos días después de su llegada y la de Jimin a
Gwangju. No estaba seguro de cómo iba a cambiar el comportamiento de
Yoongi.
—¿Deberíamos irnos? —Dijo la tarde antes de la luna llena.
Yoongi paseaba por su estudio y Hoseok seguía sus movimientos con cautela.
Ya había una agresión en el lenguaje corporal de Yoongi, su olor más denso y
agudo, eclipsando por completo el aroma artificial de su implante beta.
—Quiero que tu primo se vaya —Yoongi apretó los dientes, sus ojos
brillaban—. Pero no te llevará con él.
Bueno. Claramente había sido una mala idea usar "nosotros". La posesividad
de un alfa se intensificó mucho durante un celo. —Jimin y yo nos iremos por
separado —dijo Hoseok—. Iremos a diferentes hoteles.
—No puedes irte. La gente hablará si pasas el ciclo de celo en un hotel. No

sería difícil sumar dos y dos.
—¿Cómo lidiaste con esto antes? ¿Con tus celos?
—Usé compañeros omega que firmaron un contrato de confidencialidad.
Página 57 de 177
Hoseok asintió lentamente. Eso tenía sentido. También había discretos

servicios omega en Gwangju. —Solo usa un compañero de nuevo —dijo—. Me
quedaré en el otro extremo de la casa.
Yoongi lo miró fijamente, sus ojos oscuros casi aterradoramente intensos.
—¿Y no te importaría?
Hoseok soltó una carcajada.
—¿Por qué habría de hacerlo? Tú eres mi amigo. No quiero que sufras

innecesariamente.
Yoongi olfateó el aire.
—No estás siendo del todo honesto.
Reprimiendo una mueca, Hoseok apartó la mirada. No era que no estuviera

siendo honesto: Yoongi era su amigo, y realmente no quería que sufriera
innecesariamente por un celo insatisfecho. Pero... Se encogió de hombros
con una risa incómoda. —Supongo que es un poco extraño.
—Pasaste tu celo solo. Es justo que yo también lo haga.
Hoseok negó con la cabeza.
—Es diferente. Ya te lo dije: mis celos con una pareja son un poco menos
frustrantes que sin una, aunque supongo que es diferente para ti.
Yoongi no lo negó.
—Haz arreglos para que venga un compañero —dijo Hoseok, mirándolo a los
ojos. Él sonrió un poco—. No es que esté celoso o algo así, Yoongi. No
importa que estemos casados. Somos amigos. Quiero que lo hagas, te lo
prometo.
Yoongi todavía lo miraba con extrañeza, pero finalmente asintió. Hoseok se

obligó a seguir sonriendo e ignorar la punzada de malestar en su estómago.
Quizás el problema era que había comenzado a pensar en Yoongi como "sus
cosas" también. Los alfas eran notoriamente malos para compartir lo que
consideraban suyo, y Hoseok no fue la excepción. No importaba. Él podría
superarlo. Tenían que ser prácticos. Difícilmente se podía esperar que fueran
célibes por el resto de sus vidas. Necesitaban encontrar una solución práctica
Página 58 de 177
al problema, y un compañero omega de alquiler parecía tan bueno como

cualquier otro.
Tenían que intentarlo.
***
Yoongi no recordaba la última vez que su celo había sido tan malo. La
presencia de extraños alfas era probablemente la culpable. Aunque Jimin se
había retirado de su casa, al menos por ahora, Hoseok seguía allí.
Hoseok.
Todavía podía olerlo, incluso a una casa entera de distancia. Yoongi apretó
los dientes y se pasó una mano por la cara con frustración.
Quería echar a Hoseok de su casa.
Quería encadenarlo a sí mismo.
Ambos deseos eran completamente contradictorios y, sin embargo,

coexistían de alguna manera. Fue más que frustrante. Aún faltaba una hora
para la luna llena, pero ya sentía las ganas de salir arrastrándose de su piel,
la excitación, la frustración, la posesividad y la ira creando una mezcla
horrible de deseos que no podía alinear del todo.
Incluso la presencia del omega que la agencia había enviado no logró

resolver su estado de agitación, lo cual era inusual para él. Por lo general, la
presencia de un omega era suficiente para calmarlo, ya que el animal en él
entendía que su impulso de apareamiento iba a ser saciado. No esta vez.
Esta vez, Yoongi todavía se sentía como un desastre agitado, con los nervios
encendidos. Ni siquiera podía mantener su atención en la omega en la cama
esperando a que se uniera a ella. No podía concentrarse. Se obligó a mirar a
la omega, Olía bien. No en celo pero agitada, lo que era de esperar alrededor
de un alfa en celo. Era una rubia diminuta y con curvas, y completamente de
su tipo.
Yoongi todavía no se atrevía a tocarla.
La mera idea se sentía... mal. No estaba mal en el sentido de que sería

moralmente incorrecto porque estaba casado, sino porque no era lo que su
cuerpo quería. El aroma alfa de Hoseok parecía diez veces más fuerte para
sus sentidos intensificados, y el impulso de ir a buscarlo y afirmar su
Página 59 de 177
dominio era mucho más fuerte que el impulso de follar a la omega en su

cama.
Joder, esto no iba a funcionar.
Sin hacer caso de la omega, Yoongi salió a la terraza y respiró el aire fresco
de la noche tan profundamente como pudo. El cielo estaba nublado y la luna
completamente visible. Solo quería respirar y tal como estaban las cosas,
simplemente estaba luchando por concentrarse en cualquier cosa menos en
Hoseok.
Sacando su teléfono de su bolsillo, inició una videollamada. Hoseok pareció

sorprendido cuando respondió. También parecía recién salido de la ducha,
su cabello todavía húmedo y su musculoso torso delgado reluciente con gotas
de agua. Yoongi apretó los dientes. Ver el físico delgado de Hoseok lo puso
más nervioso, como si estuviera siendo desafiado. El instinto de luchar o
follar era a menudo indistinguible para los alfas en celo.
—¿Yoongi? —Dijo Hoseok—. Pensé que estarías... ocupado ahora.
—Esto no va a funcionar —dijo Yoongi, pasándose una mano por la cara—.

No puedo concentrarme en la omega mientras estás en casa.
Los labios de Hoseok se fruncieron.
—¿Puedo ir a caminar?
—¡No vas a ir a ningún lado! —Yoongi espetó. Respiró hondo, avergonzado

de sí mismo—. Lo siento. Sólo-
—Lo entiendo —dijo Hoseok, su voz tranquila—. Está bien, yo también he

estado allí.
Yoongi suspiró.
—Nunca ha sido tan malo, y ni siquiera es luna llena todavía.
—¿Cómo puedo ayudar? —Hoseok sonó comprensivo.
Yoongi lo miró y vaciló.
—¿Puedes venir aquí, estar conmigo durante el celo? —Se sonrojó, dándose
cuenta de cómo sonaba eso—. Sólo estar cerca —dijo con rigidez.
Página 60 de 177
Hoseok lo miró fijamente.
—Apenas puedes soportar mi olor cuando no estás en celo. ¿De verdad me

quieres cerca ahora?
Yoongi hizo una mueca y se pasó la mano por el pelo. —No lo sé. Pero sé que
no puedo concentrarme en la omega cuando puedo sentirte en la casa pero
no puedo verte. Creo que ayudaría tenerte cerca. Debería asentar mis
instintos territoriales.
—Probablemente me atacarás —dijo Hoseok, luciendo escéptico.
—Tal vez. Tal vez no. Pero no es que no puedas manejarte solo —Yoongi
sonrió con ironía—. Eres un soldado. Soy un político. Probablemente puedas
matarme con tus propias manos.
Eso hizo sonreír a Hoseok.
—Probablemente pueda —Cogió su ropa—. Bien. Ya voy, pero me iré si mi

presencia lo empeora.
—Gracias.
Hoseok se rió.
—No me agradezcas todavía.
Cuando se desconectó la llamada, Yoongi miró la luna asomando entre las

nubes. Esperaba no haber cometido un error que le costara su amistad.
Página 61 de 177
Capítulo Diez
Hoseok no estaba seguro de qué esperar cuando entró en el dormitorio de
Yoongi. La habitación olía abrumadoramente a tierra húmeda, cítricos y al
aire después de una tormenta eléctrica, el olor de un omega apenas
distinguible. Había una omega femenina desnuda en la cama, siguiendo a
Yoongi con los ojos. Olía desconcertada, y no era de extrañar: los alfas
normalmente no ignoraban a los omegas desnudos cuando estaban en celo.
En el momento en que Hoseok entró en la habitación, Yoongi estaba en su

espacio personal. Empujó a Hoseok contra la pared y lo apretujó, un gruñido
escapó de su garganta.
Hoseok se volvió dócil y desnudó la garganta, tratando de parecer lo menos

amenazante posible.
Yoongi lo marcó con su olor, frotando su rostro contra el cuello de Hoseok

como un felino grande y peligroso. No era nada inusual, excepto que Hoseok
no estaba acostumbrado a que Yoongi estuviera desnudo y excitado mientras
hacía esto. Era muy consciente de la polla de Yoongi contra su estómago,
dura y gruesa. Aunque Yoongi no la estaba moliendo contra él, todavía
estaba allí. La polla de otro alfa.
No fue tan repugnante como probablemente debería haber sido.
Antes de que Hoseok pudiera decidir qué pensar de eso, Yoongi lo arrastró
hacia la cama.
Hoseok no se resistió y se obligó a ser lo más dócil posible, sabiendo que

cualquier iniciativa solo enfurecería a Yoongi cuando estaba en el celo. Por el
rabillo del ojo, pudo ver a la omega mirándolos con perplejidad mientras
Yoongi comenzaba a desnudar a Hoseok con movimientos rápidos y
eficientes de sus manos.
Hoseok lo permitió, un poco sorprendido. Todavía no podía creer que Yoongi

realmente quisiera tener a la omega con él: los alfas en celo eran
extremadamente posesivos. Pero, de nuevo, considerando que Yoongi
pensaba en él como parte de "sus cosas", tal vez no le importaría que Hoseok
también tocara a la omega.
Cuando Hoseok finalmente estuvo desnudo, Yoongi solo lo miró fijamente

por un momento, frunciendo el ceño, antes de comenzar a pasar sus manos
Página 62 de 177
arriba y abajo por el cuerpo de Hoseok. Marcándolo con olor.

Probablemente... tenía sentido. Hoseok necesitaba oler como Yoongi para
que Yoongi no lo viera como una amenaza.
Yoongi fue extremadamente minucioso. Con todas las caricias y toqueteos,

probablemente era inevitable que Hoseok comenzara a ponerse duro. Había
pasado un tiempo desde la última vez que había tenido relaciones sexuales, y
su celo reciente pasado a solas solo había aumentado su frustración sexual.
Su excitación podría haber sido inevitable, pero Hoseok todavía se sentía
avergonzado y más que un poco extraño. Se mordió el labio para evitar gemir
cuando las palmas de Yoongi acariciaron sus pezones. Mierda.
Afortunadamente, Yoongi no pareció sentirse ofendido por su erección. Lo

miró antes de empujar a Hoseok a la cama. Con un gruñido, Hoseok aterrizó
de espaldas.
Con el corazón latiendo con fuerza, miró a Yoongi.
—Siéntate de espaldas a la cabecera —le ordenó el otro alfa con voz

entrecortada, mirándolo con el ceño fruncido.
Frunciendo el ceño confundido, Hoseok hizo lo que le dijeron. Yoongi

finalmente miró a la omega.
—Acuéstate entre sus piernas, de espaldas a él. No lo toques.—La omega

(Hoseok realmente necesitaba averiguar su nombre) se movió
silenciosamente, asumiendo una posición, sentándose a espaldas de Hoseok
entre sus piernas sin el menor contacto físico.
Hoseok se dio cuenta de lo que pretendía hacer sólo cuando Yoongi se subió
encima de ella, encima de ellos. Mirando el rostro de Hoseok, Yoongi se
movió entre las piernas de la omega.
Hoseok tragó saliva y miró la dura polla de Yoongi entre sus piernas. Cuando
Yoongi finalmente empujó dentro de ella, gimió.
Los ojos de Hoseok se desenfocaron. Nunca se había sentido tan raro. El olor
de una omega le resultaba familiar, pero la posición en la que se encontraba,
de espaldas, con otro alfa en celo acechando sobre él, como si Hoseok fuera
el que estaba siendo jodido, era completamente antinatural para un alfa.
Podía sentir cada empuje mientras Yoongi la follaba. Fue extraño como el
infierno.
Página 63 de 177
Y sin embargo... todavía estaba duro. Nunca había estado más excitado en su
vida. Su propia excitación en esta extraña situación hizo que Hoseok se
sintiera incómodo, por lo que trató de enfocar su atención en la omega cerca
de el, intento deslizar sus dedos abajo, intentando tocar. La omega arqueó su
cuerpo y la mano de Hoseok rozó accidentalmente la polla de Yoongi.
Los músculos de Yoongi se tensaron, sus ojos negros parecían casi salvajes
mientras miraba a Hoseok.
Hoseok se sonrojó y apartó la mano.
—No —dijo Yoongi.
¿Qué?
—Sigue tocando.
¿Tocando? ¿Se refería a la omega? ¿O... su polla?
Lamiendo sus labios, Hoseok llevó su mano de vuelta alrededor de la gruesa

longitud de Yoongi.
Los ojos de Yoongi se pusieron vidriosos, su polla chocando contra la mano

de Hoseok cada vez que se movía. Sus embestidas se volvieron cada vez más
duras, el olor de Yoongi se volvió espeso y abrumador. Sométete, decía el
olor de Yoongi hacía Hoseok.
Sométete, sométete, sométete.
Un gemido confuso salió de la boca de Hoseok, con la cabeza dando vueltas.

Desnudó la garganta y Yoongi se lanzó hacia adelante, doblando a la pobre
omega por la mitad y hundió los dientes en el cuello de Hoseok.
Hoseok se sacudió, como electrocutado, y se corrió, su orgasmo lo tomó

desprevenido.
Yoongi dejó escapar un gruñido bajo, sus caderas lo golpearon contra el

colchón con la fuerza de sus embestidas. Finalmente, se estremeció y se
quedó quieto, gruñendo, con los dientes aún enterrados en el cuello de
Hoseok.
Hoseok miró al techo aturdido, confundido, avergonzado y enloquecido.
Página 64 de 177
Se sintió como si hubiera pasado una pequeña eternidad antes de que Yoongi
finalmente levantara la cabeza.
Se miraron el uno al otro, el aire de incomodidad entre ellos era tan espeso
que Hoseok prácticamente podía saborearlo. La mirada de Yoongi estaba
más clara de lo que había sido, la bruma del celo desapareció por un
momento.
—Lo siento —dijo, sus ojos se movieron rápidamente hacia el cuello de

Hoseok, a la marca de la mordedura que sin duda estaba allí. Si Hoseok
hubiera sido un omega, habría sido un mordisco de apareamiento; el
conocimiento flotaba en el aire entre ellos, pesado e incómodo.
Hoseok se encogió de hombros, intentando parecer indiferente.
—No es gran cosa —mintió, tratando de no mostrar lo extraño que era—. Te

dejaste llevar un poco —O mucho.
El sonido de un carraspeo les hizo estremecerse. Miraron a la omega

atrapada entre ellos.
—Eres bastante pesado —le dijo a Yoongi, su voz educada—. ¿Te

importaría...?
—Por supuesto —dijo Yoongi, rodando fuera de ella para acostarse de

espaldas al lado de Hoseok.
Hoseok notó que no había anudado. No es que necesariamente hubiera

esperado que Yoongi lo hiciera (anudar era un requisito solo para los alfas
Delta), pero aún así era bueno saber lo considerado que era Yoongi.
Contrario a la opinión popular, no todos los omegas disfrutaban de ser
anudados.
—Perdón por esto —le dijo Yoongi, su voz seca e incómoda.
Al nebuloso cerebro de Hoseok le tomó un momento darse cuenta de por qué

Yoongi se estaba disculpando: ninguno de los dos se había molestado en
asegurarse de que la omega se corriera. Ella olía sexualmente frustrada...
¿Había estado tan concentrado en Yoongi?
Hoseok miró a la mujer tímidamente, pero ella parecía imperturbable, casi

aburrida. Cierto. Para ella era solo un trabajo, nada más.
Página 65 de 177
—Está bien —dijo, mirando el reloj—. Esto fue inesperadamente corto, lo

cual no es malo —Le dio a Yoongi una mirada evaluadora, olfateando
delicadamente—. No debería pasar mucho tiempo antes de que termine su
celo, señor Min. Quizás un coito más sea suficiente —Miró con curiosidad a
Hoseok—. ¿Su... el otro alfa se quedará con nosotros el resto de la noche?
Hoseok tragó, repentinamente consciente de lo extraña que era la situación.

Estaba desnudo y en la cama con un alfa igualmente desnudo. Apestaba a
celo, sexo y feromonas de Yoongi. Las feromonas de su marido.
Su marido alfa que acababa de hacerle correrse.
Por morderle.
—No —dijo Hoseok, aclarándose un poco la garganta. Se bajó de la cama y

buscó su ropa—. Es bastante tarde, iré a mi habitación.
Yoongi hizo un movimiento abortado, como si quisiera agarrarlo pero luego

se lo pensó mejor.
Hoseok no miró en su dirección y se vistió rápidamente. Una vez que estuvo

presentable, murmuró, —Buenas noches —y salió de la habitación, su rostro
enrojecido y el aroma de Yoongi todavía se adhería a él. Joder.
Vaya mierda.
Página 66 de 177
Capítulo Once
Cuando Hoseok se despertó, apenas amanecía.
Se quedó acostado en la cama por un rato, solo mirando al techo y

decididamente sin pensar en los eventos de anoche. Tampoco se preguntó si
Yoongi todavía estaba con la omega. Tal vez sí o tal vez no. De cualquier
manera, no era asunto suyo. Pasando una mano por su rostro, Hoseok se
levantó de la cama y fue al baño.
Después de tomar una larga ducha caliente, caminó hasta el lavabo para
cepillarse los dientes cuando algo en el espejo llamó su atención.
Tenía un gran hematoma en el cuello, justo encima de la glándula de olor.

Podía ver claramente las marcas dejadas por los dientes de Yoongi. El
hematoma era el lugar donde habría estado una mordedura de apareamiento
si hubiera sido un omega. Excepto que las mordeduras de apareamiento
nunca dejaron moretones.
Una mordedura de apareamiento fue limpia y ordenada, una cicatriz bonita,

gracias a las hormonas omega que curaron la mordedura y formaron un
vínculo de apareamiento. Hoseok no tenía una buena mordedura de
apareamiento. Tenía un chupetón rojo desagradable que lo hacía parecer
como si lo hubieran mutilado.
Llevó una mano a la marca y la trazó con el pulgar, fascinado.
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, apartó la mano de un tirón, su

rostro de repente cálido. ¿Qué le pasaba? Esto debería haberlo cabreado. Los
alfas no permitieron que otros alfas los marcaran.
Era inaudito.
Aunque esto no era un mordisco de apareamiento, no podía ser, ya que

ambos eran alfas y Hoseok no tenía las hormonas necesarias para que el
mordisco lo tomara, una marca como esta le haría oler muy fuertemente a
Yoongi. ¿Cómo diablos se suponía que iba a ocultarlo? Al menos todos en la
casa sabían que Yoongi era en realidad un alfa, pero no podría salir hasta que
la marca se desvaneciera.
Página 67 de 177
Hoseok solo podía esperar que el funcionario del Consejo no regresara antes
de que lo hiciera. No es que el extranjero se diera cuenta de nada, pero los
miembros del Senado ciertamente lo harían, y revelaría la verdadera
designación de Yoongi.
Joder, qué lío.
Suspirando, Hoseok se vistió y salió de su habitación, y casi tropezó con la

forma oscura en el suelo.
Al detenerse abruptamente, Hoseok lo miró confundido. El pasillo todavía

estaba bastante oscuro, por lo que sus ojos tardaron un poco en adaptarse.
Su sentido del olfato entró primero.
—¿Yoongi? —Dijo Hoseok, con la boca abierta. La forma oscura en el suelo se

agitó.
Lo siguiente que supo es que Yoongi ya estaba en su espacio personal,

apiñándolo contra la puerta.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Dijo Hoseok, completamente confundido.

Deseó poder ver mejor el rostro de Yoongi y no tener que depender de su
sentido del olfato. Yoongi olía a... una mezcla de agravio y excitación, su
aroma espeso e inconfundiblemente alfa. Todavía en celo, entonces.
—¿Qué estás haciendo aquí si todavía estás en celo? —Dijo Hoseok—.

¿Dónde está la omega?
—La envié a casa —dijo Yoongi con voz tensa.

—No podía concentrarme en ella de todos modos cuando la habitación
apestaba a ti.
Hoseok parpadeó.
—¿Quieres decir que has estado aquí toda la noche?
—No —dijo Yoongi, sus manos se posaron en los costados de Hoseok y

apretó con fuerza.
—Intenté dormir un poco al principio. No funcionó. Las sábanas apestaban a

ti, y eso también me puso demasiado nervioso —Parecía casi acusador.
Enojado—. Pero no estabas allí.
Página 68 de 177
Cansado de no poder ver correctamente a Yoongi, Hoseok lo arrastró de

regreso a su habitación y lo estudió con atención. Se veía horrible: había
ojeras oscuras debajo de los ojos de Yoongi, que estaban enrojecidos y
nublados por la falta de sueño. Tenía la mandíbula apretada, su cuerpo tenso
por la frustración y la excitación. Claramente se había dado una ducha, pero
el olor agrio del celo incumplido todavía se adhería a él.
Hoseok lo miró con simpatía.
—Te ves horrible. Deberías haberme despertado.
Yoongi no respondió.
Después de un momento, Hoseok se dio cuenta de que estaba mirando su

cuello. Al chupetón gigante, magulladura, maldita sea, en él. Antes de que
Hoseok pudiera decir algo, Yoongi dijo en voz baja y tensa:
—¿Cómo no estás enojado conmigo? —Su mirada todavía estaba fija en el

moretón, extrañamente fija.
Hoseok sonrió.
—¿Quieres que lo esté? ¿Qué me ofenda? Podría golpearte si quieres.
Cuando Yoongi le lanzó una mirada frustrada, Hoseok suspiró.
—Mira... No es que no me revuelva las plumas. Lo hace. Por supuesto que se

siente raro, pero supongo que soy más tolerante que la mayoría de los alfas
—Hoseok se encogió de hombros—. Tuve que hacer malabares con los egos
de otros alfas durante años durante las campañas de guerra, Yoongi. Si me
pusiera nervioso cada vez que alguien quisiera superarme en alfa, no
habríamos hecho mucho— Eso era bastante cierto, pero Hoseok no podía
admitir que era solo una verdad parcial. Admitir que no encontraba
repulsivas las feromonas alfa de Yoongi, que en realidad lo hacían sentir
bien, era demasiado vergonzoso. Él era un alfa.
Los alfas no se suponía que deseen feromonas agresivas de otra alfa.
—Está bien —dijo Yoongi con brusquedad, aparentemente aceptando la

explicación.
También era posible que no pudiera pensar con claridad en su estado actual.
Un celo incumplido era una mierda.
Página 69 de 177
—No deberías haberla enviado lejos —dijo Hoseok, frunciendo el ceño al

notar la tensión en el cuerpo de Yoongi —. ¿Puedo ayudarte de alguna
manera? —Las palabras fueron irreflexivas, nacidas de la simpatía por un
compañero alfa. Hoseok registró lo que estaba ofreciendo demasiado tarde.
Las fosas nasales de Yoongi se ensancharon. Sus ojos oscuros se posaron en

el cuello de Hoseok por un momento antes de volver a mirarlo a la cara. No
dijo nada, pero Hoseok podía oler su creciente excitación.
Hoseok se humedeció los labios.
—Vamos —dijo, más suave—. Tú puedes decirme cualquier cosa. Quiero

ayudar.
—Yo... te ofenderás.
Con el corazón latiendo más rápido, Hoseok arqueó las cejas. —Pruébame.
No me ofendo fácilmente.
—Quiero correrme en tu cara.
Yoongi le devolvió la mirada, enrojecido, pero su mirada desafiante,

hambrienta.
—¿Eso es... es lo territorial? —Dijo Hoseok, lamiendo sus labios de nuevo. La

expresión de Yoongi se volvió bastante tensa. Se encogió de hombros
bruscamente.
—Probablemente.
Hoseok miró hacia abajo y luego alrededor de la habitación. Aclaró su

garganta.
—Está bien —dijo.
Los ojos de Yoongi se clavaron en él.
—¿De verdad?
Sonriendo torcidamente, Hoseok se encogió de hombros. —¿Por qué no?

Todo lo que tendré que hacer es sentarme ahí y permitir que te masturbes —
Página 70 de 177
Regresó a la cama y se sentó en el borde, contento de hacerlo porque sus

rodillas temblaban de adrenalina a pesar de la ligereza de su tono.
Yoongi se quedó allí un rato, muy quieto, antes de finalmente acercarse.

Abrió la bragueta de un tirón y su polla saltó libre, gruesa y larga. Un tamaño
promedio para un alfa. La polla de Hoseok era mucho más pequeña en
comparación, podría considerarse un poco menos que el promedio, pero lo
que contaba como promedio para un alfa era muy grande para los estándares
beta. Hasta la de Yoongi, Hoseok solo había visto pollas erectas de omegas y
betas, la suya propia era más precisa a la del tamaño de un beta.
Tan cerca, Hoseok podía ver cada vena de la polla de Yoongi. Podía olerlo, el
aroma almizclado y embriagador de la piel, alfa y excitación. Yoongi envolvió
su mano alrededor de su pene y comenzó a acariciarlo, mirando el rostro de
Hoseok de una manera que era casi salvaje.
—Esto es jodido —susurró Yoongi con brusquedad, sonando no del todo él

mismo.
—Pero joder, esto es todo en lo que podía pensar mientras yacía en la cama
que apestaba a ti, quería correrme sobre ti, ensuciarte con mi esperma y
luego frotarlo en tu piel —Sus golpes eran más rápidos ahora, su mano casi
tocando la cara de Hoseok mientras trabajaba su polla.
El olor de la excitación de Yoongi era tan fuerte que a Hoseok le daba vueltas
la cabeza. Las palabras sucias que arrojaba Yoongi tampoco ayudaron. Sus
instintos alfa gritaban que esto estaba mal, pero a su cuerpo no parecía
importarle. Se balanceó un poco hacia adelante y la polla de Yoongi chocó
contra su cara.
Yoongi hizo un sonido bajo y frotó su polla contra la mejilla de Hoseok

mientras se sacudía rápido y con fuerza.
Hoseok debería haberle dicho que parara. Que no estaba en el trato. Pero su
cuerpo parecía congelado, sus ojos atrapados en esos charcos negros que
parecían retenerlo bajo algún tipo de hechizo mientras Yoongi frotaba su
polla goteando por toda su cara. Tal vez fueran las feromonas que Yoongi
estaba bombeando como loco; tal vez fue otra cosa. De cualquier manera, su
mente se sentía demasiado confusa. No podía pensar.
—Sólo la punta —gruñó Yoongi, frotando la cabeza de su polla contra la boca

de Hoseok.
—Vamos, Hoseok. Solo la punta.
Página 71 de 177
Hoseok se sonrojó, su propio aroma alfa se disparó. Esto fue demasiado.

Posiblemente no podría...
Pero luego una gota del pre-semen de Yoongi tocó su boca y los sentidos de
Hoseok explotaron por lo bien que sabía. Sus labios se separaron
involuntariamente y Yoongi gruñó, empujando la gorda cabeza dentro de su
boca.
—Joder —dijo Yoongi, sus ojos vidriosos fijos en los labios de Hoseok
estirados alrededor de su polla. Se veía tan extraño como se sentía, pero su
polla estaba dura como una roca dentro de la boca de Hoseok.
Sabía tan bien. Hoseok ahora entendía lo que algunos de sus amigos habían
querido decir cuando dijeron que se pusieron un poco colocados con el sabor
de una polla. Si las que habían probado sabían la mitad de bien que la de
Yoongi no era de extrañar.
—Sólo la punta —murmuró Yoongi de nuevo, sonando completamente fuera

de sí, sus ojos oscuros vidriosos con lujuria primitiva mientras empujaba su
polla más profundamente.
Hoseok pensó que ya era más que solo la punta, pero no estaba seguro. No
estaba seguro de nada, la cabeza le daba vueltas, los sentidos llenos del olor
de Yoongi, la boca llena de su polla. Sus ojos se cerraron, un gemido bajo
construyéndose en su pecho.
La otra mano de Yoongi, la que no le alimentaba con la polla, se envolvió

alrededor de la garganta de Hoseok, aplicando una ligera presión.
—Sólo la punta —murmuró delirante—. Chúpala, chúpala.
Hoseok hizo lo que le dijo, apretando la boca alrededor de la cabeza. Yoongi

maldijo elaboradamente, su cuerpo se puso rígido cuando se corrió en su
boca. Se sentía como si se estuviera corriendo para siempre, chorro tras
chorro de líquido salado caliente golpeando la parte posterior de la garganta
de Hoseok.
Hoseok se atragantó, tragando la mitad del semen, y la mitad terminó en su

rostro.
Yoongi hizo un sonido de satisfacción, frotando su semen en las mejillas y el

cuello de Hoseok.
Página 72 de 177
—Detente, esto es asqueroso —trató de decir Hoseok, pero todo lo que salió
fue un murmullo ininteligible. Se sintió... Se sintió tan bien, el sabor de la
corrida de Yoongi haciéndole algo extraño. Se sintió tranquilo. Casi drogado.
Mierda, no era normal. Se suponía que solo los omegas experimentaban este
estado de felicidad al consumir la eyaculación de un alfa: estaban conectados
biológicamente a ello. Los alfas no tenían por qué sentirse así por tragarse el
semen de otro alfa.
Pero lo hizo. Se sintió extrañamente satisfecho, una calidez peculiar llenando

su cuerpo.
—... ¿Hoseok?
La voz de Yoongi parecía venir de algún lugar lejano. —¿Hoseok?
Hoseok se obligó a abrir los ojos y parpadeó hacia el techo. ¿Por qué estaba
acostado? No recordaba haberse acostado. —Hoseok —La voz de Yoongi
sonaba más urgente ahora.
—¿Estás bien?
Hoseok se arrastró hasta sentarse y centró su mirada en Yoongi. —Huh —

dijo, olisqueando—. ¿Tu celo ha terminado?
Yoongi asintió con la cabeza, mirándolo con extrañeza. —¿Estás bien?
Hoseok asintió. Se sentía bien. De hecho, se sentía ridículamente bien.
Porque dejas que tu marido te meta la polla en la boca y se corra dentro. Tu

marido alfa. Y ahora estás alto como una cometa. Hoseok sintió que sus
mejillas se calentaban. Se aclaró la garganta y dijo:
—Estoy bien —Se puso de pie, mirando a cualquier parte menos a Yoongi,
sintiéndose terriblemente cohibido.
—¿Estamos bien? —Yoongi dijo, su voz un poco rígida.
—Por supuesto —dijo Hoseok con una pequeña risa—. Creo... solo necesito
una ducha. Otra —Caminó hacia el baño y cerró la puerta detrás de él.
Después de un momento, también la cerró con llave.
Apoyado contra la puerta, Hoseok exhaló con las rodillas temblorosas. Su

piel se sentía asquerosa y pegajosa.
Página 73 de 177
Apestaba a otro alfa.
Todavía podía saborear la corrida de otro alfa en su boca. Hoseok se

estremeció, ni siquiera estaba seguro de lo que estaba sintiendo: repulsión o
deleite.
Tal vez ambos.
Página 74 de 177
Capítulo Doce
Cuando Hoseok finalmente se sintió más como él mismo, se vistió y bajó las
escaleras. Aunque no estaba seguro de cómo comportarse con Yoongi, no
podía quedarse en la habitación que todavía olía abrumadoramente al celo
del otro alfa. Hizo que su piel se erizara con esa extraña ansiedad-
anticipación-repulsión- anhelo.
Todavía era bastante temprano y supuso que todos debían estar en la sala del
desayuno, pero la encontró vacía.
—Están en la sala de estar, maestro Hoseok —le dijo una mucama,

sonriendo—. ¡El amo Yongwon acaba de llegar a casa!—
De acuerdo, eso tenía sentido. Yoongi llevaba un tiempo esperando que su

hermano menor volviera a casa. Sunye debe haber estado exultante.
—Gracias, Yuna —dijo Hoseok y se dirigió hacia la sala de estar.
Escuchó las voces antes de llegar. Se detuvo en la puerta, sin estar preparado
para la escena emocional que lo recibió.
Sunye estaba llorando, sus delgados brazos rodearon a un hombre

desconocido con el uniforme militar rojo de Daegu con dos bandas de oro
que denotaban su rango de capitán. El hombre era ridículamente guapo. Se
parecía mucho a Yoongi, solo un poco más alto y ligeramente más grande. Su
olor era... fuerte. Muy fuerte.
Hoseok arrugó la nariz, su propio aroma se disparó en respuesta a la

presencia de un alfa Delta desconocido.
El hombre, Yongwon, volvió la cabeza, probablemente también oliéndolo, y

Hoseok notó otra diferencia entre él y Yoongi: sus ojos eran claros, no
negros. Las cejas de Yongwon se arquearon.
—Aunque me lo contaste, madre, debo decir que todavía es extraño ver al

portador de la muerte en nuestra casa.
Hoseok se puso rígido ante el apodo. Él siempre lo había odiado. El hecho de

que fuera bueno en eso no significaba que le hubiera gustado matar.
Antes de que pudiera decir nada, Yoongi se interpuso entre Hoseok y su
hermano.
Página 75 de 177
—No le llames así.
Hoseok se estremeció. La voz de Yoongi era baja y autoritaria, casi un

gruñido. Envió un calor a través de su cuerpo, su mente se volvió un poco
confusa.
Sacudiendo la extraña sensación con cierta dificultad, Hoseok dio un paso

adelante para que él y Yoongi estuvieran hombro con hombro. Le sonrió
amablemente a Yongwon. Hoseok no estaba realmente enojado. Podía decir
que Yongwon simplemente se sentía protector con su familia, y los alfas
Delta eran notoriamente malos para controlar sus instintos.
—Es un poco de mala educación saludar a tu nuevo hermano de esa manera,

¿no crees?
Yongwon soltó un bufido.
—Claro. No hay necesidad de fingir. Todos sabemos que no es un

matrimonio por amor. Yoongi es un alfa, no es... — Yongwon se interrumpió,
su mirada se posó en el cuello de Hoseok.
Hoseok sintió que su rostro ardía cuando la mirada de todos siguió la de

Yongwon. Yeji chilló, los ojos de Sunye se agrandaron y Yoongi...
Yoongi miró la marca con una expresión extraña antes de mirar hacia arriba,
a los ojos de Hoseok.
Hoseok no estaba seguro de lo que veía en ellos, pero el olor de Yoongi se

hizo más fuerte. Yoongi puso una mano sobre su hombro, sus dedos
presionando contra el moretón. Hoseok se sacudió, como electrocutado, y
sus párpados se volvieron pesados. Oh.
Solo podía parpadear aturdido cuando Yoongi dijo:
—Este es mi esposo, Hoseok, y lo vas a tratar como a un hermano.

¿Entendido, Yongwon?
Yongwon miró de Yoongi a Hoseok con ojos afilados. Un ceño de

desconcierto apareció entre sus cejas oscuras mientras olía el aire.
—¿De verdad estás follando con él? —Dijo Yongwon, mirando a su hermano
con curiosidad.
Página 76 de 177
—¡Yongwon! —Dijo Sunye.
—Yo también quiero saber —murmuró Yeji, ganándose una mirada de

reproche de su madre.
La mano de Yoongi sobre el hombro de Hoseok se apretó.
—Eso no es asunto tuyo, Yongwon. Es mi esposo y mi amigo. Le darás el

mismo respeto que me das a mí como tu hermano mayor. ¿Ha quedado
claro?
Yongwon se rió entre dientes y levantó la mano en un gesto apaciguador.
—No es necesario ese tono, Yoongi. Si me hubieras dicho que tu matrimonio

no era realmente falso, lo habría saludado de manera diferente —Se acercó y
estiró la mano—. Lo siento. No quise ofender.
Hoseok le estrechó la mano y la soltó cuando el olor de Yoongi se agrió de

disgusto.
Yongwon pareció darse cuenta de eso también, y le lanzó a su hermano una

mirada curiosa antes de que su rostro se aclarara.
—Oh, celo reciente.
Antes de que Yoongi o Hoseok pudieran decir algo, Yongwon miró a su

alrededor.
—¿Dónde está Zizo? Tenía muchas ganas de verlo.
Los ojos de Sunye se clavaron en su hijo.
—Sabes que a Zizo no le gusta estar cerca de los alfas.
—No soy un alfa cualquiera. Nunca creería que se negaría a verme.
—No lo hizo —interrumpió Yeji—. Te extrañaba terriblemente y quería verte,

pero mamá le dijo que no sería prudente.
—No tienes ningún derecho —dijo, con las garras deslizándose fuera de sus
dedos.
Hoseok se tensó. Siempre había defendido a los alfas Delta, insistiendo en

que su reputación violenta era inmerecida, pero incluso él tenía que admitir
Página 77 de 177
que un Delta enojado era peligroso. Extremadamente peligroso. No solo eran

dos veces más fuertes que los alfas no cambiantes incluso cuando no era luna
llena, sino que también tenían la ventaja de tener garras largas y afiladas que
podían destripar a una persona en un abrir y cerrar de ojos.
Pero Yoongi no pareció molesto. Se mantuvo firme, de alguna manera

logrando mirar a su hermano más alto, su expresión tranquila y dura.
—Sabes que tiene razón, Yongwon. Recuerda lo que pasó la última vez.
Las manos de Yongwon se crisparon. Pero no atacó a su hermano. Solo lo

miró y salió.
Yoongi exhaló.
—Yeji, asegúrate de que Zizo nunca esté solo con Yongwon— Dijo Sunye con
voz fuerte y clara.
—Yongwon nunca lastimaría a Zizo —dijo Yeji, frunciendo el ceño—.

¡Siempre lo adoró cuando era niño!
Sunye la miró con una mueca.
—Ya no es un niño —dijo rotundamente —Ahora que Yongwon está de vuelta

en casa, le encontraré una pareja adecuada. Un joven omega de una familia
agradable y respetable...
—¡No puedo creerte! —Yeji espetó y salió furiosa de la habitación, dejando

un incómodo silencio a su paso.
Hoseok miró a Yoongi, sin saber de qué se trataba. Yoongi suspiró y lo

condujo fuera de la habitación.
—Vamos, te lo diré durante el desayuno.
Hoseok lo permitió, tratando de ignorar el calor de la mano de Yoongi en su

espalda baja.
— Yongwon fue un alfa tardío —dijo Yoongi cuando entraron en la sala de

desayunos.
Página 78 de 177
—Entre otras cosas. Ya te conté lo que le pasó a Zizo durante su primer celo.
Desde entonces, no le gusta estar rodeado de alfas. Cuando Yongwon
presentó... su presentación coincidió con el celo de Zizo —Yoongi se sirvió un
vaso de jugo y lo bebió—. En el momento en que los interrumpió mamá,
Yongwon ya estaba entre sus piernas. ¿Has visto la fea cicatriz en mi brazo
izquierdo? Yongwon me la dio cuando interferí entre mamá y el. Tuve suerte
de que Yongwon no fuera tan grande en ese entonces como ahora. Lo envié
al ejército al día siguiente.
Hoseok tarareó pensativo. Podía ver por qué su madre querría proteger a
Zizo, pero...
—¿Le preguntaron la opinión de Zizo? ¿Estaba traumatizado por lo que pasó

con Yongwon?
Yoongi lo pensó.
—Zizo estaba en celo. Difícilmente estaba en condiciones de recordar mucho.

Más tarde me dijo que no era culpa de Yongwon y que no estaba
traumatizado en absoluto, pero mamá no confía en su palabra cuando se
trata de Yongwon. Siempre ha tenido debilidad por el niño. Si Yongwon no
fuera un Delta, podría haber confiado más en él, pero piensa con su polla en
lugar de su cerebro. Un Delta es la peor opción posible para un omega que
teme a los alfas. Mi madre tiene razón: Yongwon necesita un omega de su
misma edad, sin ningún trauma psicológico que pueda desencadenar
inadvertidamente.
—Tengo la impresión de que a tu madre le preocupa más que el omega

provenga de una familia agradable y respetable —dijo Hoseok secamente.
Realmente le gustaba Sunye, pero la mujer ciertamente no era perfecta.
Yoongi suspiró.
—Le gusta Zizo, pero...
—No le gusta lo suficiente como para quererlo como compañero de su hijo —

terminó Hoseok, su voz cuidadosamente neutral.
—Sé que no es justo. Zizo no merece ser avergonzado por ser víctima de un
crimen, pero no hay nada que podamos hacer al respecto. No podemos
obligar a la gente a aceptarlo.
Hoseok clavó el tenedor en la ensalada y frunció el ceño, sin apetito.
Página 79 de 177
—Es un poco gracioso que hayamos alcanzado el nivel tecnológico de los

viajes en jets privados, pero nuestra sociedad sigue siendo tan incivilizada.
—Deja eso —dijo Yoongi con brusquedad.
Confundido, Hoseok miró hacia arriba.
—¿Qué?
La expresión de Yoongi era un poco tensa.
—Deja de emitir ese aroma. Es una distracción.
—¿Una distracción? —Hoseok repitió lentamente. Yoongi le lanzó una

mirada molesta.
—Estoy recién salido del celo —dijo, como si eso lo explicara todo.
Correcto. El celo.
Pensó que estaban fingiendo que nunca sucedió.
Hoseok miró su plato con gran interés. Abrió la boca. Metió algo. Masticó.
No podía saborear nada, todos sus sentidos estaban enfocados en el hombre
frente a él.
El silencio se prolongó, volviéndose incómodo.
—Gracias —dijo Yoongi con una voz ligeramente forzada—. No puedo

agradecerte lo suficiente por... ser tan complaciente durante mi celo.
Complaciente. Claro.
La cara de Hoseok estaba ardiendo.
—Ni lo menciones —dijo con su voz más casual.
Él miró hacia arriba y sus miradas se cruzaron.
Los ojos de Yoongi estaban muy oscuros.
Hoseok tragó.
Página 80 de 177
Antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada, la puerta se abrió y
Jimin entró en la habitación.
—Genial, tenía miedo de llegar tarde para el desayuno —dijo, dejándose caer
en la silla junto a la de Hoseok.
Cada músculo del cuerpo de Yoongi pareció ponerse rígido. Hoseok le puso
una mano en el brazo para calmarlo y miró a su primo.
—¿Por qué has vuelto tan pronto? —Los alfas todavía estaban excitados
después de sus celos y no les gustaban los extraños en su hogar.
Los ojos de Jimin se movieron rápidamente hacia Yoongi.
—Llamé a Yeji. Ella dijo que su celo había terminado — Enarcó las cejas y
miró a Hoseok.
—¿Orinó encima de ti? Hueles como si hubiera orinado sobre ti, varias veces.
Hoseok trató de ignorar el calor que subía por su rostro de nuevo. No,
simplemente se corrió por toda mi cara y mi boca. Con cuidado, no miró a
Yoongi.
—Aún no deberías haber regresado tan pronto después del celo de Yoongi.
Sabes que no es lo ideal.
Jimin sacó algo de su bolsillo.
—Acabo de recordar que me olvidé de darte tu medicina. Tu madre insistió

en que te la diera tan pronto como subiera al avión, pero lo olvidé.
—Oh —dijo Hoseok, un poco apaciguado mientras aceptaba la familiar

botella blanca. Se estaba quedando sin él. Fue algo bueno que su madre
recordara.
—¿Qué medicina? —Dijo Yoongi, mirando la botella con el ceño fruncido—.

¿Por qué no tiene ninguna marca?
Hoseok se encogió de hombros.
—Porque el medicamento aún no ha sido certificado. Me han dicho que es

bastante experimental.
El brazo de Yoongi se tensó de nuevo bajo su mano.
Página 81 de 177
—¿Por qué? ¿Estás enfermo?
Acariciando su muñeca distraídamente, Hoseok suspiró. —Tengo un

trastorno genético poco común. Es más o menos una alergia grave a algo en
mi cuerpo. Lo tengo desde que nací. Si dejo de tomar mi medicamento... —
Hizo una mueca.
—La única vez que olvidé tomar mis pastillas, no fue agradable. Me sentí tan
mal que pensé que me estaba muriendo. Apenas podía respirar y tenía una
fiebre tan alta que me provocaba convulsiones.
Yoongi frunció el ceño.
—¿Por qué es la primera vez que escucho sobre esto?
Hoseok le sonrió, conmovido por la preocupación en el olor de Yoongi. De

repente sintió una oleada de agradecimiento hacia el primer ministro por
haber elegido a Yoongi para él y no a otra persona.
—Porque no había necesidad —explicó pacientemente, acariciando el brazo

tenso de Yoongi—. Nunca me olvido de tomar mi medicina. Me gusta
respirar. No tienes nada de qué preocuparte.
—Por el amor de Dios —murmuró Jimin. —Deja de comerlo con los ojos. Me
estás arruinando el apetito.
Hoseok le frunció el ceño, pero Yoongi ignoró por completo a Jimin, con la
mirada fija todavía en Hoseok.
—No me gusta —dijo secamente, el olor a tormenta y tierra húmeda se volvió

predominante en la habitación, a pesar de la presencia de un Delta.
Hoseok frunció el ceño y ladeó la cabeza.
—¿Está funcionando mal tú bloqueador de aromas? Ya no hueles a beta.
—Sí, definitivamente no lo haces —dijo Jimin.
Algo sombrío se instaló en los rasgos de Yoongi.
—Mi implante es completamente funcional. Lo he comprobado —Antes de

que Hoseok pudiera decir que esto no podía ser correcto, Yoongi negó con la
cabeza—. Soy consciente del problema: Yeji me lo contó a primera hora de la
mañana. Pero no sé cómo solucionarlo. Mi implante beta es completamente
Página 82 de 177
funcional. Parece que exudo más feromonas de lo habitual y el implante ya

no puede enmascararlas.
Oh.
—Tal vez sea solo el celo —dijo Hoseok lentamente—. Quizás el problema
desaparezca una vez que tus hormonas se estabilicen después del celo.
Yoongi miró hacia abajo, frunciendo los labios brevemente.
—Tal vez. Esperemos que el problema desaparezca antes de tener que volver
al trabajo pasado mañana.
Pero ¿y si no fuera así?
Página 83 de 177
Capítulo Trece
—¿Qué vamos a hacer? —Dijo Sunye, retorciéndose las manos. Estaba
pálida, su cabello normalmente impecablemente peinado en un ligero
desorden—. Voy a tener muchos problemas por falsificar tus documentos de
presentación. ¡Ni siquiera puedo culpar a tu padre, porque estaba fuera del
país cuando te presentaste!
El rostro de Yoongi estaba serio, su cuerpo tenso al lado de Hoseok. Su olor

era alfa puro ahora, fuerte y difícil de ignorar. Al menos Hoseok no podía
ignorarlo, el olor de Yoongi era lo único que podía oler. Por supuesto,
probablemente no ayudó que estuvieran sentados tan cerca, pero no se
sentaron de otra manera estos días. El comportamiento territorial de Yoongi
no había disminuido en absoluto desde su celo. Siempre estaba en todo el
espacio personal de Hoseok, y cada vez que Hoseok intentaba conseguir algo
de espacio entre ellos, Yoongi simplemente lo apiñaba y lo marcaba con un
olor tan profundo que la mente de Hoseok se volvía confusa y desenfocada
de todas las feromonas.
Jimin había dicho de hecho que Hoseok lucía un poco colocado todo el
tiempo.
—¿Estás jodiendo con él o no? —Había dicho ayer. Cuando Hoseok se

sonrojó y dijo con vehemencia que no, Jimin lo miró como si estuviera loco—
. Entonces, ¿por qué dejas que te marque? Olerías más a su propiedad solo si
sacara su polla y literalmente te orinara. Apenas te puedo olerte bajo su
hedor en estos días.
—No huele mal —había dicho Hoseok incómodo. Huele bien. En voz alta,
había dicho.
—Su olor no me molesta. Déjalo, Jimin.
Volviendo al presente, Hoseok estaba muy contento de que Jimin no

estuviera en la habitación y no podía ver que Yoongi prácticamente lo tenía
debajo del brazo y estaba frotándolo por todos lados distraídamente
mientras pensaba.
—Los tradicionalistas van a tener un día de campo —dijo con un suspiro—.

Nuestro partido tendrá que presentar otro candidato a las elecciones.
—Ser un alfa no es el problema —dijo Hoseok.
Página 84 de 177
—La mentira lo es, ¿verdad?
Yoongi asintió.
—¿Y si...? —Hoseok pensó por un momento.

—¿Qué pasa si les decimos que realmente solías ser beta? Un beta con genes
alfa inactivos. ¿Qué pasa si esos genes inactivos se activan cuando te casas
con un alfa? Creo que hubo algunos precedentes en Gwangju.
Yoongi solo lo miró por un momento antes de sonreír.
—Podría besarte ahora mismo —dijo, su mano en el hombro de Hoseok

tensando y acercándolo.
Hoseok se humedeció los labios con la lengua y sonrió.
—Puedes hacerlo —dijo con su voz más altanera, señalando su mejilla. Joder,
¿estaba coqueteando?
Yoongi se rió entre dientes y lo besó.
Hoseok se estremeció y arqueó el cuello, deseando la boca de Yoongi en él.

Yoongi se inclinó, colocó sus labios sobre el moretón en la garganta de
Hoseok y chupó. Un gemido se escapó de la boca de Hoseok. Enterró sus
dedos en el pelo corto de Yoongi y lo mantuvo en su lugar. Sí. Sí-
Una tos incómoda los hizo quedarse quietos.
Correcto. No estaban solos.
Hoseok se obligó a abrir los ojos y se encontró mirando a Sunye..
Ella los estaba mirando, con una expresión de incomodidad en su rostro.
—Me alegra haber encontrado una solución aceptable que no nos meterá en
problemas a ninguno de nosotros —dijo con cierta rigidez—. Si me disculpan
—Salió de la habitación y cerró la puerta con demasiada firmeza, dejándolos
solos.
—Ya no le agrado a tu madre —dijo Hoseok con un suspiro.
—Ella siempre ha sido posesiva con todos nosotros —dijo Yoongi, sin
levantar la cara del cuello de Hoseok—. A ella simplemente no le gusta
compartir mi atención contigo.
Página 85 de 177
Hoseok se rió un poco.
—Tal vez. Parecía gustarle perfectamente cuando la conocí, cuando no nos

llevábamos bien.
Yoongi tarareó.
—Probablemente era más fácil que le agradaras cuando eras solo la otra
parte en un matrimonio político. Ahora eres una persona real que ha
cambiado la dinámica de nuestra familia.
Hoseok emitió un sonido evasivo y volvió a cerrar los ojos. Se sentía tan bien,
sentarse allí, apiñado contra el respaldo del sofá por el volumen de Yoongi, la
cara de Yoongi en su garganta y su embriagador aroma en sus fosas nasales.
Sabía que no era normal disfrutar de que otro alfa le marcara con su olor. Él
lo sabía. No se suponía que se sintiera bien.
Pero lo hizo.
—Probablemente no esperaba esto —dijo Hoseok con una pequeña risa—.

Demonios, yo tampoco esperaba esto.
—Ninguno de los dos —Había mucho desconcierto en la voz de Yoongi.

Desconcierto y frustración—. Siempre he puesto los ojos en blanco ante los
alfas que no podrían vivir sin marcar su territorio, pero ahora soy uno de
ellos.
Hoseok pasó sus dedos por el cabello de Yoongi, disfrutando de lo bien que
se sentía, espeso y suave.
—No me importa.
—A mí me importa —gruñó Yoongi, chupando la glándula de olor de Hoseok

de nuevo, un suspiro de frustración escapó de él—. Esto no es normal para
mí, Hoseok. Este no soy yo. Tu primo bromea diciendo que apestas como si
yo me hubiera orinado encima, pero joder, a veces siento que podría orinarte
encima si me lo permitieras —Él se rió, con una nota de amargura en su
voz—. No puedo creerme a mí mismo, pero en realidad lo quiero.
—Me temo que no me gustan los deportes acuáticos —dijo Hoseok con una
risa forzada, una extraña sensación retorciendo su estómago en un nudo
apretado. La mera idea de ser ensuciado y degradado así por otro alfa...
estaba mal. Muy mal.
Página 86 de 177
—Yo tampoco —dijo Yoongi—. Siempre he pensado que es asqueroso. Pero

joder, algo sobre ti cubierto por mis fluidos corporales... es... —Se
interrumpió, exhalando temblorosamente—. Esto es jodido.
Hoseok no pudo evitar el escalofrío que lo atravesó al pensar en la ocasión en

que había estado cubierto por los fluidos corporales de Yoongi. No habían
hablado de eso desde la otra mañana, así que pensó que era solo una cosa
que pasó durante el celo y que no volvería a suceder, pero ahora Yoongi casi
lo estaba haciendo sonar como...
—Quieres decir que te excita —dijo Hoseok con su voz más neutral.
Por un momento, se hizo el silencio y Hoseok pensó que Yoongi lo negaría.
Pero no lo hizo.
—Eso también —dijo Yoongi con brusquedad, sin levantar la cara de la

garganta de Hoseok. Hoseok miró fijamente a la pared opuesta.
—Probablemente tenga sentido —dijo vacilante—. Todavía es luna llena, o lo

suficientemente cerca. Probablemente todavía te esté afectando.
Yoongi exhaló.
—No pensé en eso. Tal vez mi celo no haya terminado como pensaba.
El corazón de Hoseok latía tan rápido que casi podía oírlo. Él tragó. —Puedes
hacerlo de nuevo si quieres. Vamos, quiero decir. No me importa.
Bueno, dijo una voz sarcástica en el fondo de su mente. No te importa tanto

que es todo en lo que has estado pensando durante los últimos días.
Yoongi se puso rígido contra él.
Levantó la cabeza del cuello de Hoseok y lo miró fijamente, su mirada oscura

y tan intensa que provocó un aleteo de nervios en el pecho de Hoseok.
—¿En serio? —Yoongi dijo con voz ronca. Olía excitado. Él parecía excitado.
Hoseok se encogió de hombros con una sonrisa triste.
—No es exactamente algo sobre lo que bromearía. Venga. Oferta única.
Página 87 de 177
Yoongi no necesitaba ser convencido. No le tomó mucho tiempo abrir su

bragueta y sacar su polla medio dura. Unas cuantas caricias, y estaba duro y
grueso en la mano de Yoongi, la cabeza brillando con pre-semen.
Hoseok se humedeció los labios.
—¿Mi cara? —Se las arregló a través de su garganta reseca.
Los ojos negros de Yoongi se posaron en su rostro y se desenfocaron un

poco. Pero él sacudió su cabeza.
—Quiero... —Miró hacia abajo, al pecho de Hoseok.
—¿Mi pecho? —Hoseok murmuró.
Al recibir un asentimiento entrecortado, Hoseok levantó las manos y

comenzó a desabrocharse la camisa gris. Se sintió terriblemente consciente
de la mirada de Yoongi sobre él, de la dura polla de Yoongi, que olía
jodidamente divina. Una parte de él no podía creer que realmente estuviera
haciendo esto. Fue una locura.
Cuando su camisa finalmente se abrió, Yoongi recorrió con la mirada la

longitud de su torso, deteniéndose en su pecho.
—Hasta tu pecho está sonrojado — dijo Yoongi, acariciando su polla

distraídamente.
Hoseok se sonrojó aún más.
—Tócate —dijo Yoongi, sin dejar de mirar hacia su pecho.
Sintiéndose demasiado cálido, Hoseok hizo lo que le dijo. Levantó una mano
y pellizcó sus pezones, mientras la otra recorría su pecho dirigiéndose hacia
polla. Yoongi hizo un sonido bajo y apretó su polla contra en vientre cálido
de Hoseok, empujando su rostro contra la garganta de Hoseok nuevamente.
Le mordió el cuello y Hoseok se sacudió, un gemido escapó de su boca.
Estaba duro.
De repente, fue dolorosamente consciente de ello. Estaba medio tirado en el

sofá, con su marido alfa encima de él, apretando su polla contra el estómago
de Hoseok, y nunca había estado más duro en su vida.
Página 88 de 177
—Esto te está excitando —murmuró Yoongi, teniendo el descaro de sonar

sorprendido.
—No he tenido sexo en meses. En este momento me pondría duro por el

viento que sopla en sentido contrario —Era un poco exagerado, pero de todos
modos era cierto. Estaba cachondo; eso fue todo. Esto no significó nada. Solo
quería correrse, deshacerse de la tensión enloquecedora debajo de su piel.
Nada que ver con Yoongi o su polla.
Yoongi chupó con fuerza su cuello, apretando su polla contra el vientre de

Hoseok.
—Nunca había estado tan cerca de un alfa excitado.
Hoseok hizo una mueca. ¿Por qué tenía que recordarles lo mal que estaba
esto?
—Acabemos de una vez —murmuró, abriendo su bragueta y sacando su polla.
—Sí —dijo Yoongi, frotándose con más fuerza contra su estómago, era cálida
y suave, la sensación lo mareó un poco. Su polla ahora estaba goteando
profusamente, por lo que definitivamente ayudó a la fricción. Pero la mano
de Hoseok alrededor de su propia polla seguía chocando contra la cadera de
Yoongi, y todo era muy incómodo.
Finalmente, Yoongi hizo un ruido frustrado y tiró de los pantalones y bóxers

de Hoseok, dejándolo desnudo por debajo de la cintura.
—No te asustes —gruñó, colocándose entre las piernas de Hoseok y

presionando sus pollas juntas.
Hoseok no se asustó. Pero se sentía un poco extraño. Ahora estaba

completamente acostado debajo de Yoongi, con las piernas abiertas como...
algún omega ansioso por ser follado.
El pensamiento provocó una retorcida oleada de excitación, y Hoseok dejó

escapar un gemido confuso, su mente se nubló y se volvió lenta.
Miró al techo aturdido mientras Yoongi juntaba sus caderas, la fricción al

borde de lo incómodo pero deliciosamente bueno. Había una cualidad
surrealista en esto, como si le estuviera sucediendo a otra persona, no a él.
Página 89 de 177
Posiblemente no podría ser ese hombre, acostado pasivamente bajo otro alfa
y permitiendo que dicho alfa se coloque entre sus piernas.
Y sin embargo, lo era.
Esto estaba tan mal, el peso de otro alfa encima de él, el embriagador aroma
alfa de Yoongi, esta posición sumisa, pero nunca había estado más excitado
en su vida. Hoseok trató de no hacer ningún sonido, trató de mantener la
fachada estoica, trató de fingir que no estaba disfrutando activamente de
esto, pero fue inútil. En poco tiempo, comenzó a jadear, pequeñas
respiraciones entrecortadas salían de su boca cada vez que su polla se frotaba
contra el muslo de Yoongi.
Muy pronto, sus piernas se engancharon alrededor de las caderas de Yoongi

por su propia voluntad, sus dedos se clavaron en la espalda de Yoongi a
través de su camisa. Joder, esto se sentía tan bien, tan mal, pero tan bien. Se
movieron juntos, buscando fricción, fuerte y rápido. Yoongi hundió la cara
en su cuello, succionando su glándula de olor agresivamente, y Hoseok
gimió, con la cabeza dando vueltas. Quería... quería...
Yoongi gimió y se corrió, cubriendo el estómago de Hoseok con su semen. Se

hundió encima de él, pesado, sudoroso y muy quieto.
Hoseok casi sollozó de frustración. Había estado tan cerca. Tan jodidamente
cerca.
Como si escuchara sus pensamientos, Yoongi se incorporó sobre un codo y lo

miró, sus ojos negros un poco desenfocados.
—Termínalo.
Si Hoseok hubiera estado menos excitado, se habría sentido demasiado

cohibido para hacerlo. Pero estaba demasiado ido. Agarró su pene dolorido y
goteando y casi gimió de lo bien que se sentía.
Mirando a los ojos oscuros de Yoongi, se acarició a sí mismo, fuerte y rápido,

inhalando el aroma de Yoongi con avidez. Se sentía increíblemente bien,
mejor de lo que tenía derecho a sentirse masturbarse.
Mirándolo con una mirada extraña, Yoongi puso una mano sobre el
estómago de Hoseok y lo untó con su semen. Hoseok gimió, un relámpago de
puro placer lo atravesó, especialmente cuando la mano de Yoongi se movió
más arriba, frotando su semen en su pecho. La mano de Yoongi le rozó el
pezón y Hoseok gimió- gimió, qué carajo.
Página 90 de 177
Después de un momento de vacilación, Yoongi acarició su pezón, mirándolo

con atención. La cara de Hoseok se sintió caliente. Se sentía caliente por
todas partes, su mano volaba cada vez más rápido sobre su polla. Necesitaba,
necesitaba...
Hoseok tiró de Yoongi hacia abajo, hasta su cuello, dejando al descubierto su

garganta. Quería volver a ser marcado. Quería la boca de Yoongi en su cuello.
Lo necesitaba, lo necesitaba más que nada...
Los dientes de Yoongi se hundieron en su glándula de olor y Hoseok se corrió

con un gemido, el placer recorrió su cuerpo mientras su polla brotaba en su
propia mano.
Yoongi emitió un sonido bajo, un gruñido, todavía succionando su cuello, sus

feromonas espesas en el aire, emanando sométete, mío, sométete, sométete,
sométete. Hizo temblar a Hoseok, sus instintos por todas partes. Quería
alejar al otro alfa. Quería envolver todas sus extremidades alrededor de
Yoongi y aferrarse.
No hizo ninguna de las dos.
Se quedó allí tendido, tratando de darle sentido a lo que acababa de suceder.

¿Realmente habían tenido sexo? ¿Esto cuenta como sexo? No estaba seguro.
No lo creía así.
De cualquier manera, estaba mucho menos asustado de lo que

probablemente debería haber estado.
El sonido del tono de llamada de un teléfono rompió el silencio. Yoongi se

incorporó hasta sentarse y sacó el teléfono del bolsillo.
—Min hablando —Se pasó una mano por la cara—. Es mi gerente de

relaciones públicas —dijo, mirando a Hoseok mientras se ponía de pie y se
abrochaba los pantalones. No hizo nada para arreglar su aspecto
maravillosamente despeinado.
Hoseok trató de no mirarlo. Algo en ver a Yoongi tan despeinado y relajado

después del sexo hizo que se le encogiera el estómago.
—Ve a hablar con ella —murmuró Hoseok.
Página 91 de 177
Yoongi probablemente necesitaba discutir con su gerente de relaciones

públicas cómo iban a dejar que la noticia de la presentación tardía de Yoongi
llegara a los medios.
Yoongi le lanzó una mirada que Hoseok no pudo leer y se fue.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, Hoseok exhaló, y algo de la niebla

desapareció de su mente. No podía pensar cuando Yoongi estaba en su
espacio personal.
Probablemente fue un problema.
¿Probablemente?
Página 92 de 177
Capítulo Catorce
Yoongi evitó fruncir el ceño mientras miraba a la multitud de periodistas en la sala.
—¿No somos populares...? —Murmuró Hoseok a su lado.
Yoongi cuidadosamente no miró en su dirección. Todavía se sentía agitado desde

su celo, especialmente desde ayer, por lo que no confiaba en sí mismo para
mantener la cabeza fría en lo que a su marido se refería. Su marido. Yoongi no
estaba seguro de cuándo la palabra dejó de sentirse como una burla. Hoseok era su
marido. Su marido. Suyo.
Cortando ese hilo de pensamientos, Yoongi encendió su micrófono.
Inmediatamente, la multitud se calló.
—Gracias a todos por venir. Probablemente se estén preguntando por qué estamos
celebrando esta conferencia de prensa. Algunos de ustedes probablemente ya
puedan adivinar —Miró a los periodistas de la primera fila. Todos tenían
expresiones confusas mientras lo miraban.
—Algunos de ustedes probablemente pueden olerlo. Así que queríamos
simplemente anunciarlo en lugar de dejar que los rumores se dispararan: me
presenté como alfa hace dos días.
La habitación estalló.
Yoongi esperó a que el ruido se apagara antes de volver a hablar.
—Mi médico planteó la hipótesis de que mi estrecha convivencia con otro alfa
simplemente activó los genes alfa inactivos que tenía. Aunque es raro,
aparentemente sucede —Él sonrió con ironía—. Soy una prueba viviente de ello.
Hubo otro murmullo entre los periodistas antes de que hablara una joven de la
primera fila.
—Pero, Senador Min, ¿significa que su matrimonio con el príncipe Hoseok se

disolverá?
—No —dijo Hoseok antes de que Yoongi pudiera hacerlo. Su voz clara y tranquila
llamó la atención de todos, incluida la de Yoongi.
A Yoongi se le hizo un nudo en el estómago mientras miraba los labios rosados y en

movimiento de Hoseok, los labios que se habían estirado alrededor de su polla hace
unos días. Él desvió la mirada.
Página 93 de 177
—... apoyo totalmente a Yoongi, y su presentación tardía no cambiaría nada —decía

Hoseok mientras Yoongi finalmente lograba concentrarse en sus palabras.
—Pero un alfa no se casa con otro alfa —gritó alguien en la multitud.
—No va contra la ley —dijo Yoongi. La misma joven volvió a hablar.
—Con el debido respeto, Senador, pero eso es porque todos saben que no se
necesita una ley: es imposible que dos alfas mantengan una relación romántica.
—¿Lo es? —Hoseok dijo suavemente.
—Lo es —dijo la mujer, levantando la barbilla obstinadamente. Una alfa. Su

lenguaje corporal era el de una alfa. Su fuerte olor también era el de una alfa. Era lo
suficientemente fuerte como para que Yoongi lo oliera a pesar de la distancia. Lo
frotó de la manera incorrecta.
Colocando una mano sobre la de Hoseok, Yoongi dijo, mirando a la mujer:
—Estamos legalmente casados y tenemos plena intención de mantener nuestros

votos matrimoniales.
La alfa enarcó las cejas y anotó algo en su tablet, sin molestarse en ocultar su
escepticismo.
A Yoongi le hizo temblar los dientes.
Antes de que pudiera decir algo, Hoseok puso su mano debajo de la de Yoongi y
entrelazó sus dedos. Los apretó. Cuando Yoongi lo miró, encontró a Hoseok
mirándolo con una expresión que parecía estar pidiendo algo. ¿Cree en mí?
¿Sígueme la corriente?
Yoongi no sabía lo que pretendía, pero asintió de todos modos.
La sonrisa neutra de Hoseok se amplió hasta convertirse en algo arrogante cuando

miró a la mujer.
—Entiendo su escepticismo, pero le aseguro que nuestro matrimonio nunca ha sido

más fuerte. La presentación de Yoongi no cambió nada. A decir verdad, no
esperaba ser tan feliz en mi matrimonio como lo soy.
Yoongi pudo sentir que las palabras de Hoseok no convencieron a su audiencia en

absoluto. La mayoría de las personas en la sala parecían escépticas, en el mejor de
los casos. La mayoría de ellos parecían desdeñosos.
Página 94 de 177
Yoongi hizo una mueca por dentro. Ya podía ver los artículos que hablaban de
cómo la paz entre los dos países estaba al borde del colapso, al igual que su
matrimonio. Maldita sea todo.
Hoseok volvió a apretar sus dedos.
Yoongi lo miró y se quedó quieto. Hoseok tenía la cabeza ligeramente ladeada,

dejando al descubierto su garganta de tal manera que las marcas de dientes en su
cuello asomaban por el cuello de su camisa.
Yoongi tragó saliva y miró a Hoseok a los ojos para asegurarse de que lo entendía
correctamente.
No, no hubo error.
Al fondo, un periodista hizo una pregunta, pero Yoongi no pudo oírla a través del
ruido blanco en sus oídos. Se inclinó y colocó su boca sobre la marca de la glándula
de olor de Hoseok y mordió. A lo lejos, registró el silencio atónito antes de que la
habitación explotara de nuevo, pero todo en lo que pudo concentrarse fue en la
forma en que el cuerpo de Hoseok se tensó por un momento y luego se volvió dócil,
el olor agresivo de Hoseok estaba endulzándose.
Yoongi tuvo que obligarse a sí mismo a retroceder. Algo acerca de marcar a Hoseok
frente al mundo apelaba demasiado a sus instintos y era difícil apartarse, pero lo
hizo.
Se encontró con los ojos desenfocados de Hoseok y luego se enderezó. Dirigiéndose

a su audiencia atónita, Yoongi dijo:
—¿Necesitan más pruebas de que mi designación no es un problema?
No esperó a que los periodistas se recuperaran del shock. Apoyando una mano en
el hombro de Hoseok, lo guió fuera de la habitación.
Tan pronto como salieron de su vista, Hoseok se rió. —Joder, ¿viste sus caras?
Yoongi sonrió, pero ya estaba pensando en las ramificaciones de lo que acababan

de hacer.
—¿No vas a tener problemas con tu padre por esto?
Cualquier rastro de alegría desapareció del rostro de Hoseok. Él se encogió de

hombros.
—Bueno, difícilmente sería la primera vez que lo decepciono.
Yoongi frunció el ceño mientras caminaban hacia su helicóptero.
Página 95 de 177
—¿Qué quieres decir?
La sonrisa que le dio Hoseok fue... un poco apagada. Un poco frágil.
—Siempre he tenido que estar a la altura del recuerdo de mi hermano. Murió antes
de que yo naciera. Según mi padre, era prácticamente perfecto. Un general
perfecto. Un hijo perfecto. Un alfa perfecto. Para mi padre, nunca he sido esas
cosas, así que esto será solo una confirmación de lo que él siempre pensó.
Yoongi abrió la puerta del helicóptero para Hoseok. Hubo flashes de cámaras, los
paparazzi finalmente los alcanzaron. Puso una sonrisa neutra en su rostro y siguió
a Hoseok al helicóptero.
Mientras despegaban, estudió al hombre a su lado. Hoseok parecía un poco pálido,

con la mirada perdida. Su mano estaba agarrando su rodilla con tanta fuerza que
sus nudillos estaban blancos.
—Aún quieres su aprobación —dijo Yoongi.
Los labios de Hoseok hicieron algo extraño, una mezcla entre una sonrisa y una
mueca, si Yoongi le diera alguna forma definitivamente sería un triángulo.
—Trato de no hacerlo, soy un hombre adulto, pero... sigue siendo mi padre, Yoongi.
Yoongi asintió y puso su mano sobre la de Hoseok.
—No hay nadie aquí para vernos —dijo Hoseok, lanzándole una mirada extraña,
pero no extrajo su mano, algo de color regresó a su rostro.
—Eres mi amigo —dijo Yoongi.
Hoseok sonrió un poco.
—¿Lo soy? —Él dijo—. ¿Eso es lo que somos? ¿Amigos?
Yoongi le devolvió la sonrisa.
—Parece una pregunta capciosa.
Riendo suavemente, Hoseok apoyó la cabeza en el hombro de Yoongi y miró sus

manos por un momento antes de entrelazar sus dedos.
—Eres mi amigo —murmuró—. El amigo más extraño que he tenido. ¿Pero sabes
qué? No mentí en la conferencia de prensa. Me alegro mucho de que seas tú.
El pecho de Yoongi se sintió raro. Se quedó mirando la partición que los separaba
de su piloto antes de decir con voz ronca:
Página 96 de 177
—Me alegro de que seas tú también.
El aroma de Hoseok se endulzó de nuevo. De hecho, olía tan bien que Yoongi se
encontró tomando una bocanada de su esencia. Todavía no fue suficiente.
Quería más.
Vaciló, inquieto por la fuerza de ese deseo, pero qué demonios, habían pasado del
punto de andar de puntillas alrededor del tema.
—Quiero marcarte con mi olor.
Una risa fue la única respuesta de Hoseok cuando se movió hacia atrás contra los
cojines y empujó la cara de Yoongi hacia su garganta. Yoongi hundió la nariz en él
con un suspiro de satisfacción.
Hoseok hizo un ruido de sorpresa.
—No me estás marcando con tu olor —dijo débilmente.
—Claro que lo hago.
—Bueno, sí —dijo Hoseok, todavía sonando aturdido—. Pero también me estás

oliendo.
Yoongi se quedó quieto.
Quería negarlo, pero Hoseok tenía razón: realmente lo estaba oliendo. Olisquear.
Inhalar su olor con avidez en lugar de simplemente marcar a Hoseok con su propio
olor. Había una diferencia y no era sutil.
—Pensé que olía mal para ti —dijo Hoseok, con un rastro de diversión en su voz.
—Debo haberme acostumbrado a tu hedor.
Hoseok le dio una palmada en la cabeza en broma, y en el mismo tono de broma,

Yoongi lo mordió en el cuello. Pero luego no fue suficiente. Él tenía que cortar y
chupar toda la garganta de Hoseok, probablemente dejando moretones, pero no
podía parar. Había algo embriagador en ello, en la falta de espacio entre ellos, sus
fuertes olores mezclándose y creando un pequeño mundo extraño en el que solo
ellos existían. La respiración de Hoseok era irregular ahora, sus dedos se
enredaban en el cabello de Yoongi, alentándolo en silencio.
—Deja de darme chupetones —murmuró Hoseok, pero no estaba exactamente

alejándolo.
Página 97 de 177
—Ni un chupetón —dijo Yoongi, dándole otro.
Hoseok se rió.
—Claro.
Yoongi se movió, tratando de aliviar la presión sobre su polla medio dura, pero fue
en vano. Probablemente dijo algo que ni siquiera le sorprendió más por su
excitación inapropiada. Después de su celo, su cuerpo parecía asociar la cercanía de
Hoseok con el sexo, el placer y su corrida en la piel de Hoseok, sin importar lo
inapropiado que fuera.
Yoongi suspiró en su cuello.
—Esto realmente me está jodiendo la cabeza, Hoseok.
Hubo un largo silencio, los dedos de Hoseok rastrillaron su cuero cabelludo de una
manera perezosa y distraída. Ciertamente no estaba ayudando a la situación en sus
pantalones.
—Lo mismo digo —dijo Hoseok—. Esto no es... esto no es normal, ¿no?
—Sí —dijo Yoongi, agarrando la piel de su pálida garganta con los dientes y
chupando. Hoseok hizo un sonido agudo, su aroma se volvió más dulce. Yoongi
inhaló con avidez, sintiéndose como un adicto al inhalar su droga favorita.
—Esto es jodido.
—Uh huh.
—No tiene sentido.
—Cierto.
—Una parte de mí todavía no puede creer que haya tenido sexo con otro alfa.
—No fue sexo —dijo Hoseok. Su olor estaba teñido de vergüenza, vergüenza y algo
más.
—Todavía estabas afectado por la luna llena. Simplemente nos corrimos juntos.
Yoongi resopló.
—Odio decírtelo, pero el sexo es un acto en el que las personas se corren juntas.
—Sabes a lo que me refiero.
Lo hizo, por supuesto. Excepto que ayer no fue la única vez que tuvieron sexo.
Página 98 de 177
—¿Qué hay de la mamada?
—¡No fue una mamada! —Hoseok sonaba un poco estrangulado—. Fue, fue solo la
punta.
Yoongi se echó a reír, y después de un momento de terco silencio, Hoseok se rió

también, tirando un poco del cabello de Yoongi.
—Cállate, eso es lo que tú dijiste —dijo a la defensiva, todavía riendo.
—Bueno —dijo Yoongi, tocando el hueso de la cadera de Hoseok. Hizo una pausa,
inseguro cuando su mano se había deslizado por debajo del cinturón de Hoseok—.
Estoy seguro de que no necesito decirte que un alfa en celo diría la mierda más
estúpida para meter su polla donde quiere. Y no cambia el hecho de que tenía mi
polla en la boca de otro alfa. Tu boca.
El silencio descendió entre ellos, pesado y cargado.
Yoongi ya estaba empezando a arrepentirse de recordarles a ambos lo que habían

hecho. Ya era bastante malo que hubiera estado despierto toda la noche, pensando
en Hoseok: el cuerpo sonrojado de Hoseok debajo de él, el bonito pecho de Hoseok
cubierto con su semen, los bonitos labios de Hoseok estirados alrededor de su
polla.
Pero tal vez necesitaban hablar de eso. Eran adultos y, lo que es más importante,
fueron socios en esto. Si esperaban que su matrimonio, y la paz entre sus países,
duraran, eran necesarias la honestidad y la comunicación abierta. Y todavía no
habían hablado realmente de su celo, además de que él agradecía impersonalmente
a Hoseok por su ayuda. Quería hablar de eso. Quería saber dónde estaban. Lo que
sucedió ayer solo lo había confundido todo aún más. Le gustaría echarle la culpa de
todo a la luna llena, excepto que ya no era luna llena y, sin embargo, todavía tenía
ganas de salir arrastrándose de su piel y entrar en la de Hoseok.
Quería saber si era solo él. Tal vez fue diferente para Hoseok: él también se había
corrido ayer, pero tal vez fue solo la fricción y la privación sexual. Yoongi no pudo
leer demasiado en eso. El hecho de que quisiera leer demasiado fue la parte
inquietante. O tal vez la parte inquietante fue que no era luna llena, pero aún quería
meter su polla en su marido alfa.
—¿Realmente no te importó ayudarme con mi celo? —Yoongi dijo en voz baja,

rompiendo el silencio.
Hoseok se movió un poco debajo de él, haciendo un pequeño sonido que no fue un
suspiro.
Página 99 de 177
—Yo... realmente no me importó —Su voz sonaba vacilante, extrañamente insegura

para él, sus dedos aún jugaban con el cabello de Yoongi—. No me importaría
ayudarte con tu próximo celo, si lo deseas.
Yoongi exhaló, algo de la tensión lo abandonó. Hoseok estaría allí para él durante
sus celos. Estaba bien. Lo está. Pero todavía falta un mes y medio hasta la próxima
luna llena, dijo una voz en el fondo de su mente. Quieres meter tu polla en él ahora,
maldito enfermo.
Hoseok estaba siendo extremadamente generoso. Permitir a otro alfa tales

libertades durante un celo era un gran favor. Querer más era simplemente
codicioso. Codicioso y desordenado. En serio, ¿qué le pasaba? ¿Desde cuándo había
comenzado a querer follar con otros alfas? —Gracias —dijo en el cuello de Hoseok,
tratando de inyectar tanta sinceridad en su voz como fuera posible. No quería
parecer ingrato. Él estaba agradecido, sin tener en cuenta el deseo zumbando bajo
su piel que le daba ganas de exigir más—. Lo aprecio.
El helicóptero aterrizó, salvándolo de decir nada más. Yoongi se apartó, abrió la

puerta y saltó al suelo. Le dio la mano a Hoseok para ayudarlo a salir.
Hoseok se rió entre dientes pero aceptó su mano.
—Te das cuenta de que no soy un omega delicado que no puede salir del helicóptero
por su cuenta, ¿verdad?
—Solo estoy siendo amable con mi esposo —dijo Yoongi.
La sonrisa de Hoseok se suavizó.
—Lo eres —dijo, casi pensativo.
Se miraron el uno al otro, y luego desviaron la mirada cuando un olor extraño les
hizo evidente que no estaban solos. Yoongi se volvió y vio a Jimin frunciendo el
ceño. —Necesito hablar contigo —dijo Jimin, mirando a su primo.
—A solas.
—¿Ahora?
—Sí.
Yoongi sacó su teléfono.
Página 100 de 177

—Necesito hacer algunas llamadas de todos modos —Se alejó de los primos, pero
no demasiado. Él no... realmente no tenía ganas de separarse de Hoseok todavía.
Excelente. Codicioso, jodido y ahora pegajoso también.
Yoongi suspiró, más que un poco perturbado. ¿Podría uno ser adicto a una
persona? Habían hablado varias veces ese día, en público y en privado, y él había
marcado profundamente a Hoseok, pero de alguna manera no fue suficiente, lo que
parecía ser un tema común en lo que a Hoseok se refería.
Yoongi hizo una mueca, le dio la espalda a Hoseok y Jimin y llamó a su gerente de
relaciones públicas.
—¿Bueno, malo o desastroso? —Dijo cuando Soojin respondió.
—Ambos fueron brillantes —dijo—. La conferencia de prensa fue mucho mejor de lo

que esperaba. Estoy monitoreando las reacciones de las redes sociales, y en su
mayoría es positivo hasta ahora, es decir, las reacciones de nuestra gente. La
reacción de Daegu es obviamente completamente diferente. Necesitaré hablar
contigo y tu esposo lo antes posible.
Yoongi se pellizcó el puente de la nariz.
—Quizás más tarde. Te llamaremos.
Hizo una pausa, algo en sus propias palabras lo golpeó de una manera inesperada.
Le tomó un momento darse cuenta de qué era diferente. Nosotros. Se había
referido a él y a Hoseok como una sola entidad.
Y le gustó.
Página 101 de 177

Capítulo Quince
—¿Qué? —Dijo Hoseok, mirando a Yoongi, quien sacó su teléfono y comenzó a
hablar con alguien.
—Por el amor de Dios —dijo Jimin—Puedes sobrevivir cinco minutos sin él.
Mírame, Hoseok.
Con el rostro cálido, Hoseok frunció el ceño y cruzó los brazos sobre el pecho. De
repente se sintió terriblemente cohibido. ¿Realmente estaba siendo pegajoso?
—¿Y bien? —Dijo, su voz más aguda de lo que era normalmente. —¿Qué es tan
urgente?
Jimin le dirigió una mirada inexpresiva, sin inmutarse.
—¿No puedes adivinarlo? Acabas de desnudar tu garganta a otro alfa, un alfa que
proviene de Daegu, frente a todo el país. ¿Crees que tu padre no lo vio?
A Hoseok se le cayó el estómago.
—¿Ya te habló?
Una mueca cruzó el rostro de Jimin.
—¿Hablar? Más bien gritó. La próxima vez que decidas hacer algo estúpido durante
una conferencia de prensa en vivo, al menos ten la decencia de advertirme para que
yo también pueda apagar mi teléfono.
—Mierda. Lo siento.
Jimin exhaló un suspiro y sacó un cigarrillo del bolsillo.
—Está bien —dijo con brusquedad, encendiéndolo y dando una larga calada —Mira,
no sé lo que estabas pensando, pero... —Se encontró con los ojos de Hoseok— ¿De
verdad lo has pensado bien? Tu padre está empezando a preguntarse dónde está tu
lealtad.
—Estoy haciendo mi parte para mantener la paz entre nuestros países. ¿No es la
prueba definitiva de mi lealtad?
Jimin se rió entre dientes y dijo:
—Claro. ¿Pero lealtad a quién?
Página 102 de 177

Hoseok se quedó sin habla por un momento, solo parpadeó confundido. ¿Su padre
realmente pensó, incluso Jimin pensó, que su lealtad ya no era hacia Gwangju?
¿Qué carajo?
—¿En serio? —Espetó Hoseok, comenzando a enojarse— He servido a mi país toda

mi vida adulta. He sangrado por ello, y eso no es una metáfora, durante los últimos
catorce años, pero ¿ahora mis lealtades están en duda? ¿Por una conferencia de
prensa?
Jimin lo estudió detenidamente.
—Si lo vieras, la forma en que se ve, sabrías por qué tu padre se está volviendo
sospechoso y ansioso.
Hoseok no supo qué responder a eso.
—No tengo idea de lo que estás hablando.
Jimin suspiró y apagó el cigarrillo con el zapato.
—¿Quieres un consejo honesto?
Cuando Hoseok asintió con la cabeza, Jimin dijo:
—Toma una decisión. No puedes sentarte en dos sillas a la vez.

Independientemente de la paz entre nuestros países, Gwangju y Daegu nunca serán
amigos. Entonces, tu posición neutral no es sostenible.
—¿Por qué diablos no?
Jimin soltó una pequeña risa.
—¿En serio? ¿Cómo vas a gobernar Gwangju desde Daegu? Porque tu marido no se
va a mudar a Gwangju. Escuché a las personas decir que él es el candidato más
probable para ganar las elecciones el próximo año. ¿O estás dispuesto a regresar a
Daegu y verlo algunas veces al año?
Hoseok lo miró y no supo qué decir.
Luego desvió la mirada hacia su esposo. Se quedó mirando su perfil fuerte y

atractivo mientras Yoongi hablaba por teléfono. Se imaginó volviendo a Gwangju y
renunciar a esta extraña intimidad fácil entre ellos, y eso hizo que su estómago
doliera.
Mierda.
Página 103 de 177

—No estás dispuesto a eso —dijo Jimin cuando el silencio se prolongó. —Entonces,
¿por qué diablos estás prolongando lo inevitable? Dile al rey que abdicas, eso es
todo, problema resuelto.
Abdicar. La palabra hizo que el interior de Hoseok se torciera en un nudo duro e

incómodo. Había sido el heredero al trono desde que nació.
No tenía idea de cómo ser otra cosa.
—No es tan simple —dijo Hoseok —No puedo, no puedo simplemente hacerlo. Amo
mi país.
Una extraña emoción cruzó por el rostro de Jimin. ¿Tristeza? ¿Molestia? Pero
desapareció tan rápido que Hoseok no estaba seguro de no haberlo imaginado.
—Está bien —dijo Jimin—Tu elección, tu error.
Y se alejó antes de que Hoseok pudiera decidir cómo responder a eso. Se quedó
mirando la espalda de Jimin en retirada, desconcertado y frustrado. Tenía un mal
presentimiento y ni siquiera estaba seguro de por qué.
—¿Todo bien? —Yoongi dijo, acercándose a él.
Hoseok se volvió y le sonrió levemente, la sensación de inquietud se desvaneció.
—No. Jimin es Jimin.
—¿Pensé que te gustaba?
—Lo amo, lo que no siempre es lo mismo que gustarme —dijo Hoseok con un
suspiro. Su primo podía ser frustrantemente voluble a veces.
—¿Problemas? —Dijo Yoongi.
Hoseok se encogió de hombros.
—Tal vez. Todavía no lo sé —Hizo una mueca, mirando su teléfono —

Probablemente necesito llamar a mi padre y dejar que me grite.
Yoongi solo lo miró por un momento antes de decir, —No.
Alzando las cejas, Hoseok se rió un poco.
—¿No?
—No dejes que te derribe —dijo Yoongi, poniendo una mano en su hombro y
guiándolo hacia la casa—No hiciste nada mal. Nuestro matrimonio no es asunto
suyo.
Página 104 de 177

El corazón de Hoseok dio un vuelco gracioso ante las palabras nuestro matrimonio.
—Probablemente todavía necesito llamarlo —dijo, pasándose una mano por la cara
cuando entraron a la casa —Si no lo hago, probablemente enviará al tío Kwon a
molestarme —Hoseok se estremeció al pensarlo —Ese viejo cabrón es peor que mi
padre. No ayuda que me conozca desde que estaba en pañales, así que no me
respeta en absoluto.
A juzgar por la expresión del rostro de Yoongi, ya había tenido el dudoso placer de
hablar con el nuevo embajador y sabía exactamente lo que quería decir.
—Puedes llamarlo más tarde —dijo Yoongi —No volveré a trabajar hasta mañana,
así que tengo el resto del día libre. Dejemos nuestros teléfonos en casa y vayamos a
la playa.
Hoseok se rió entre dientes.
—¿La playa? ¿En serio?
Yoongi sonrió ampliamente, su sonrisa gomosa lo hacía parecer diez años más
joven.
—¿Por qué no?
***
Fueron a la playa.
A Hoseok le hubiera gustado decir que se había bronceado bien, pero considerando
que pasó la mayor parte del tiempo con la cara de Yoongi enterrada en su garganta
y el cuerpo de Yoongi medio encima de él, el bronceado resultante no fue
exactamente perfecto.
Seguía siendo la mejor tarde que había tenido en mucho, mucho tiempo.
Regresaron a casa todavía sonrojados por el sol, riendo juntos, con el brazo de
Yoongi alrededor de sus hombros.
Hoseok se sintió... se sintió feliz. Y cálido por dentro. Muy cálido.
El punto más bajo del día fue cuando tuvieron que partir por la noche. Para su
incomodidad y mortificación, Hoseok descubrió que se sentía pegajoso,
literalmente. Estaba reacio a alejarse de su marido, y casi se quejó cuando Yoongi
finalmente se apartó después de desearle buenas noches.
Página 105 de 177

Hoseok entró en su habitación y se quedó mirando su cama en silencio, un extraño

escalofrío lo recorría. De repente se sintió muy frío y solo.
Se preguntó si así era como se sentían los adictos al bajar del colocón.
Página 106 de 177

Capítulo Dieciséis
Aunque el teléfono de Hoseok permaneció apagado, su padre envió a su tío a
buscarlo.
Todos los días.
Hasta ahora, Hoseok había logrado evitar a su tío al estar fuera la mayor parte del
día. A veces daba largos paseos con Yeji, conociendo sus tierras y conociéndola
mejor. Aunque era nueve años menor que él, era fácil hablar con ella, cuando no se
burlaba de él por Yoongi.
—¡No me toques! —Dijo, riendo, cuando Hoseok le ofreció una mano para ayudarla
a saltar sobre un arroyo—. Mi hermano más querido me morderá la cabeza si huelo
demasiado a ti.
—Estás exagerando.
Yeji puso los ojos en blanco.
—Ojalá. ¿No has notado que a Yoongi no le gusta ver omegas a tu alrededor? Ser su
hermana no parece importar mucho. Se pone de mal humor y gruñe cuando te
huele en mí —Ella sonrió.
—Aunque no sé cómo puede olerte en mí cuando tú apenas hueles como tú.
Hoseok se metió las manos en los bolsillos y se sintió un poco acalorado. Sabía que
olía abrumadoramente a Yoongi, con todo el tiempo que Yoongi pasó marcándolo y
olfateándolo, era inevitable. A Hoseok... no le importaba exactamente. De hecho,
obtuvo una cantidad embarazosa de placer al llevarse la mano a la cara y oler a su
marido en la piel. Le hizo sentirse bien. Cálido. Aturdido por dentro.
—Me alegra tanto que Yoongi y tú se lleven tan bien —dijo Yeji, sacándolo de sus
pensamientos. —Eres bueno para él. Solía ser demasiado serio, todo negocios y
política y nada divertido, ¡pero ahora llega a casa a tiempo para la cena en lugar de
trabajar todo el tiempo!
Hoseok se aclaró la garganta.
—Me alegro de que nos llevemos bien también.
Se llevaban bien. Eso fue en realidad un eufemismo. Cuando aceptó este

matrimonio arreglado, esperaba simplemente tolerar a su cónyuge, no ansiar su
compañía.
Pero lo anhelaba, lo hizo.
Página 107 de 177

Si era honesto consigo mismo, por eso a menudo terminaba deteniéndose al azar
en el trabajo de Yoongi y llevándolo a almorzar. Bueno, lo llamaron almuerzo, pero
en realidad fue solo una hora en que Yoongi marcó su cuello con moretones y
mordeduras y bombeó sus feromonas como loco hasta que Hoseok olió lo suficiente
como suyo. Sus cosas. Suyo.
Joder, algo en ese pensamiento era tan atractivo y más que jodido. Posiblemente no
podría querer ser cosa de otro alfa, ¿verdad? ¿Verdad?
Hoseok ya no lo sabía. Todo fue tan confuso. Eran amigos, sí, pero su amistad era
diferente a cualquier amistad que Hoseok había tenido. Muy intensa. Demasiado
obsesiva. Probablemente no se suponía que los amigos fueran tan posesivos entre
sí. Se suponía que los amigos no debían gravitar entre sí como lo hicieron él y
Yoongi. Y los amigos seguro que no se suponía que debían dejar marcas en el cuello
de sus amigos. Pero, ¿podrían ser otra cosa que amigos? Eran alfas. Los alfas
normales no... no se suponía que querían otros alfas. La mera idea debería haber
sido aborrecible. Repulsiva. Debería querer omegas suaves y bonitos con sus dulces
aromas florales y ojos sumisos, no el olor almizclado y dominante y el cuerpo
grande de un alfa sobre él. No debería soñar con chupar la polla de un alfa y
anhelar el sabor amargo de su semen.
¿Estaba enfermo? Tales deseos eran anormales. Antinatural.
Aunque Hoseok no se consideraba a sí mismo un tradicionalista, era un alfa, criado

por su padre, y algunas cosas eran difíciles de superar. La vergüenza ardía en sus
entrañas cuanto más quería cosas que no debería.
Pero no sabía cómo dejar de querer.
Quizás debería intentar poner algo de distancia entre ellos.
Quizás ayudaría.
***
Su determinación de poner algo de distancia entre ellos duró un total de

cuatro horas.
Cuatro. Miserables. Horas.
En defensa de Hoseok, simplemente estaba en el área. Recoger a Yoongi del

trabajo simplemente tenía sentido. Todavía podía poner algo de distancia
entre ellos. ¿Verdad?
Página 108 de 177

Excepto que en el momento en que Yoongi se subió al auto y lo miró con esos
ojos oscuros, la resolución de Hoseok se hizo añicos como una presa que
cedió bajo un río embravecido. Todo fue cuesta abajo desde allí. Yoongi y él
estaban solos en un espacio cerrado, como era de esperar, los llevó a pasar
media hora olfateándose como locos, por lo que la mente de Hoseok se sintió
lenta y confusa por todas las feromonas cuando llegaron a casa.
Probablemente por eso no olió a su tío antes de verlo.
—Mierda —siseó Hoseok, mirando con pavor al anciano alto que hablaba con
Sunye en el pasillo. Joder, no quería lidiar con esto en este momento,
especialmente porque no había forma de que el tío Kwon se perdiera que
apestaba a su marido. Metió a Yoongi a la habitación más cercana, rezando
para que Kwon no los hubiera notado.
Yoongi le permitió maltratarlo, pero se rió cuando Hoseok cerró la puerta.
—Vamos, no puedes esperar seriamente que nos escondamos aquí hasta que
él se vaya.
—Puedo, y lo haremos —dijo Hoseok, mirando hacia la puerta y suspirando

de decepción al no encontrar una cerradura.
—Estoy bastante seguro de que nos vio —dijo Yoongi secamente.
—No, no lo hizo.
—Muy bien, debe haber visto algo, empezó a girar la cabeza cuando me
empujaste a la habitación. Probablemente vendrá aquí en cualquier
momento. ¿No sería mejor ir a encontrarlo en lugar de que él nos encuentre
aquí escondiéndonos de él? Sé que es un hombre desagradable, pero...
—No lo conoces ni la mitad de bien que yo —dijo Hoseok, mirando alrededor

de la habitación hasta que su mirada se detuvo en el gran armario. —
Describirlo como 'desagradable' es la subestimación del siglo, créeme —
Agarrando la mano de Yoongi, Hoseok lo arrastró hacia el armario.
—Tienes que estar bromeando, no me esconderé en el armario, Hoseok.

Trazo la línea en eso—dijo Yoongi.
Hoseok abrió el armario y lo empujó dentro antes de seguirlo y cerrar la

puerta.
Página 109 de 177

—Vamos, esto es infantil —dijo Yoongi.
—Silencio, deja de gimotear —siseó Hoseok.
—¿Gimotear? Yo no gimoteo.
Hoseok sonrió con cariño en la oscuridad. Yoongi sonaba tan ofendido que
era absolutamente adorable.
Lo que fuera que Yoongi iba a decir fue interrumpido por el sonido de pasos
cerca.
Ambos se congelaron.
El corazón de Hoseok latía con fuerza. La peor parte era que sabía que
Yoongi tenía razón: esto era infantil. Debería haber superado este miedo
hace mucho tiempo. Ya no era el adolescente que solía esconderse todo el
tiempo de las abrumadoras charlas de su tío. Era un adulto. Un general de
guerra. No debería haber estado todavía aterrorizado por un hombre viejo y
arrogante. Debería haber sido más fuerte que esto.
Pero Hoseok fue lo suficientemente honesto consigo mismo como para

admitir que preferiría enfrentarse a un pelotón enemigo él solo antes que
enfrentarse al desdén de su tío abuelo. Ni siquiera su padre lo asustaba tanto
como Kwon. Demonios, incluso su padre respetaba al viejo, y su padre no
respetaba a nadie. El tío era el Alfa definitivo, alfa con A mayúscula. Hoseok
solo pudo encogerse al imaginar la reacción de Kwon a la conferencia de
prensa: la mirada de desdén en su rostro altivo, la mueca burlona en sus
labios, sus comentarios fríos y mordaces. Ese chico nunca ha sido lo
suficientemente fuerte, Kyung. Es una pena que no tengas un heredero
mejor.
Con el corazón latiendo en su garganta, Hoseok se reclinó contra el pecho de

Yoongi.
Yoongi pasó un brazo alrededor de su cintura, probablemente para

estabilizarlo, pero también tuvo un curioso efecto de arrastre en Hoseok: sus
nervios se calmaron, su respiración se hizo más lenta.
—Creo qué tú madre está afuera—dijo Hoseok, tardó un momento en ubicar

la voz de la madre de Yoongi
Hoseok puso una mano en la puerta del armario, con la intención de abrirla,
hasta que lentamente el sonido de la voz de su tío lo detuvo..
Página 110 de 177

Bueno.
Hoseok soltó la puerta. Abrirla ahora sería incómodo.
Detrás de él, Yoongi estaba muy tenso.
Hoseok lo agarró.
Yoongi se quedó en silencio, pero fue un silencio tenso. Claramente no

estaba de acuerdo en esconderse dentro del armario como si fuera un niño
pequeño haciendo algo indebido, sus feromonas abrumaron rápidamente los
sentidos de Hoseok y nublaron sus pensamientos en el pequeño espacio en el
que se encontraban.
—Déjalo —mordió Hoseok, sus ojos se cerraron involuntariamente. La

necesidad de desnudar su cuello y simplemente admitir que Yoongi tenía
razón se estaba volviendo irresistible. Yoongi olía tan bien. Tan mal pero tan
bueno.
—Déjalo —repitió, su voz más débil.
—No estoy haciendo nada —murmuró Yoongi, hundiendo los dientes en el

cuello de Hoseok y chupando. —Es tu culpa. Eres tan...
Los ojos de Hoseok se abrieron de golpe cuando sintió un bulto duro contra
su trasero.
Yoongi dejó escapar un suspiro irritado.
—Simplemente genial.
Hoseok se humedeció los labios. No era la primera vez que notaba que
Yoongi se excitaba cuando lo olía, o la primera vez que se excitaba él mismo,
para el caso, pero normalmente ambos lo ignoraban por un acuerdo tácito.
Nunca supo qué pensar de la excitación de Yoongi, ya que Yoongi no había
indicado que quisiera que tuvieran una relación sexual cuando él no estaba
en celo.
Hoseok no estaba seguro de que él la quisiera. Muy bien, eso era una
mentira, uno no soñaba despierto con la polla de otro alfa y permanecía en la
negación, pero Hoseok no tenía idea de qué hacer al respecto.
Página 111 de 177

Dejando a un lado sus propios problemas, Yoongi no era un beta ni un

omega. Todo lo que Yoongi había dicho indicaba que estaba molesto por esta
atracción extraña y antinatural entre ellos, que le jodía la cabeza. Así que
Hoseok no quería romper el status quo y arriesgar su amistad siendo
demasiado agresivo y forzando a Yoongi a salir de su zona de confort. A
menos que el otro alfa hiciera el primer movimiento, Hoseok no lo haría, por
mucho que a veces quisiera fusionarlos.
Así que bailaron uno alrededor del otro, su amistad al borde de demasiado y
muy íntima sin cruzarla. Fue inmensamente adictivo e inmensamente
frustrante.
En este momento, Hoseok estaba tan duro que comenzaba a sentirse

incómodo. Las voces fuera del armario solo lo ayudaban a ponerse más
tenso.
Hoseok intentó abrir detenidamente la puerta pero las voces solo precian
hacerse más fuertes. Al darse cuenta de que no había más salida, Hoseok
volvió a cerrar la puerta. Pero la oscuridad en el armario solo lo hizo más
consciente del cuerpo firme y musculoso de Yoongi presionado contra él
desde atrás.
Hoseok tragó, su piel estaba caliente y su cuerpo hipersensible. Trató de no

pensar en que probablemente su tío y la madre de Yoongi estaban afuera
ahora: su mente simplemente divagó, lo único que podía pensar
legítimamente era Yoongi. Yoongi, chupando su polla y luego abriendo sus
mejillas para poner su lengua dentro de él. La pura maldad de ese
pensamiento casi lo hizo gemir. Mordiéndose el labio, se movió e
involuntariamente frotó su trasero contra la dura polla de Yoongi.
Yoongi siseó, su brazo alrededor de él apretándose.
—Deja de retorcerte, maldita sea —murmuró en su oído, su aliento caliente

contra el caparazón sensible.
Hoseok se estremeció, deseando.
Frotó su trasero contra la polla de Yoongi de nuevo.
Yoongi maldijo.
—Está bien —espetó, abriendo la bragueta de Hoseok y tirando de sus

pantalones y ropa interior.
Página 112 de 177

Hubo algo de torpeza antes de que la erección de Yoongi presionara entre las
mejillas desnudas de Hoseok.
Hoseok se estremeció. Parte de él insistía en que esto estaba mal, que no

debería permitir que un alfa le hiciera eso, pero sus dudas fueron ahogadas
por el fuego en sus venas. La mano de Yoongi acarició su estómago
tembloroso antes de finalmente envolver su dura polla. Hoseok tuvo que
empujar una mano contra su boca para no gemir. La mano de Yoongi era
grande, firme y confiada mientras lo acariciaba, y se sentía tan bien en su
dolorida polla, pero por alguna razón, la polla rechinando entre sus nalgas
parecía ser el foco de su mundo. Cuando la cabeza resbaladiza se atascó un
poco en su agujero, Hoseok se estremeció, gimiendo contra su propia mano.
Mierda. Él quería esa polla. No le importaba lo mal que estuviera, no le

importaba que fuera un alfa, y que no se suponía que un alfa quisiera esas
cosas. Lo quería, se le hizo la boca agua al recordar lo bien que se había
sentido tener esa polla en la boca.
Antes de que pudiera pensarlo dos veces, se dio la vuelta y cayó de rodillas.
—Hoseok —Yoongi murmuró sin aliento.
Hoseok se inclinó y se tragó su polla. Cada músculo del cuerpo de Yoongi

pareció endurecerse, su polla palpitaba en la boca de Hoseok y se endurecía
aún más. Hoseok tarareó apreciativamente y comenzó a chupar, moviendo la
cabeza hacia arriba y hacia abajo, hambriento, salivando por todas partes.
Probablemente fue una mamada torpe e inexperta, pero a Yoongi no pareció
importarle, gruñendo y respirando entrecortadamente mientras Hoseok
chupaba su polla. Ninguno de los dos estaba muy callado y tuvieron suerte
de estar dentro del armario y no en la habitación.
Hoseok trató de tragarse sus propios gemidos, incapaz de creer que

realmente estaba sucediendo y cuánto lo estaba disfrutando.
Estaba chupando la polla de otro alfa espontáneamente, de buena gana, con

entusiasmo, como una especie de puta hambrienta de pollas. Su padre lo
repudiaría en el acto si pudiera verlo ahora. Pero se sentía perfectamente
correcto. Como si esto fuera para lo que había nacido: estar de rodillas por
otro alfa, este alfa, y tener su polla dentro de él.
Hoseok agarró su propia polla descuidada y la acarició fuerte y rápido,

tratando de coordinar sus golpes con la mamada que le estaba dando, pero
era tan difícil. Todo lo que podía enfocar era la gruesa polla moviéndose
Página 113 de 177

dentro de su boca, el embriagador y delicioso aroma de Yoongi, y esas fuertes

manos agarrando su cabello cuando Yoongi comenzó a empujar en su boca.
Hoseok sólo pudo soportarlo, su mente se nubló por la embriagadora mezcla

del aroma excitado de Yoongi y feromonas alfa. Incluso el mismo creía que
podía empezar a rogar por una polla dentro de él, joder, el mero
pensamiento de algo tan grande como un nudo, el nudo de Yoongi dentro de
él, sorprendió a Hoseok lo suficiente como para hacerlo correrse con un
gemido confuso.
Yoongi empujó unas cuantas veces más y se quedó quieto, su polla palpitaba
profundamente dentro de su boca, llenando la garganta de Hoseok con su
semen caliente. Lo tragó con avidez, la sensación de estar lleno de la semilla
de Yoongi envió una extraña especie de emoción a través de él. Sintiendo ese
familiar subidón, Hoseok presionó su rostro contra el muslo fuerte de
Yoongi, acariciándolo mientras trataba de recuperar su aliento. Se sintió tan
bien. No quería volver a moverse nunca más. Yoongi estaba caliente. Y olía
increíble. Como que quería chupar la polla de Yoongi de nuevo, quería más
de su corrida.
—Hoseok —La mano de Yoongi pasó por su cabello—. Se fueron.
Hoseok parpadeó aturdido. Le tomó una cantidad de tiempo vergonzosa

entender lo que quería decir. La habitación fuera del armario estaba en
silencio.
—¿Crees que nos escucharon? —Murmuró.
—Esperemos que no —Yoongi apartó suavemente a Hoseok de su

entrepierna y se arregló la bragueta—. Vamos —dijo, tirando de Hoseok a sus
pies.
Hoseok lo siguió fuera del armario, todavía sintiéndose mal. Esa fue
probablemente la razón por la que no sintió vergüenza cuando se dio cuenta
de que sus pantalones le llegaban a la mitad de los muslos y que su trasero
estaba al aire.
Yoongi negó con la cabeza con algo parecido a cariño en sus ojos y arregló los
pantalones de Hoseok para él, después de meter con cuidado la suave polla
de Hoseok en su ropa interior.
Hoseok se limitó a mirarlo, sintiendo... no sabía qué. Se sintió cálido. Y un

poco mareado. Pero eso debe haber sido solo sexo. Sexo. Habían vuelto a
Página 114 de 177

tener sexo. Y esta vez Hoseok no podía culpar de ningún modo al celo de
Yoongi, ni a su privación sexual.
—Esperemos que tu tío ya se haya ido —dijo Yoongi con una sonrisa irónica.
—No creo que él aprecie verte así.
—¿Así cómo? —Dijo Hoseok mientras Yoongi le arreglaba la camisa.
La expresión de Yoongi era muy extraña.
—Te ves... —Su mirada vagó por el rostro de Hoseok, deteniéndose en sus
labios. —Como si acabaras de chupar una polla.
Hoseok sintió que su rostro se calentaba. Se aclaró la garganta, sin saber qué
decir, sin saber cómo actuar. También tenía una creciente necesidad de
extender la mano y tocar a Yoongi. Solo tocar. Con sus manos o su boca.
Mordiéndose el interior de su mejilla, metió las manos en los bolsillos de sus

pantalones.
—Entonces esperemos que se haya ido —dijo Hoseok a la ligera. —No

queremos que tenga un derrame cerebral.
Yoongi resopló, poniendo una mano en su hombro. El toque se sintió como

una marca.
—¿No queremos eso?
Hoseok le sonrió y sintió algo caliente y un hormigueo en el estómago

cuando sus miradas se encontraron.
—Hmm, ahora que lo dices...
Yoongi se echó a reír, sus dientes destellaron blancos contra su piel pálida,
sus ojos oscuros cálidos e intensos y...
Joder, pensó Hoseok, con el estómago hundido.
Joder, de hecho.
Página 115 de 177

Capítulo Diecisiete
Es posible que el teléfono de Hoseok estuviera apagado, pero
desafortunadamente, su padre aún podía enviarle correos electrónicos y
Hoseok aparentemente era lo suficientemente masoquista como para leerlos.
Por supuesto, su padre también consideró escribir correos electrónicos
debajo de él, por lo que todos sus mensajes eran cortos y al grano.
"Nunca me había sentido tan avergonzado de tener un hijo. Enciende tu

teléfono, Hoseok."
"No me obligues a ir a Daegu y llevarte a casa como un mocoso insolente."
Y el favorito absoluto de Hoseok, "Tu hermano debe haber estado rodando

en su tumba, me alegro de que no esté vivo para ver este día, el nunca habría
dejado que una persona de Daegu lo convirtiera en una perra".
Hoseok todavía temblaba de ira cuando arrojó su tablet al sofá. Apretando su

mano en un puño, caminó hacia la puerta principal.
Aire.
Necesitaba un poco de aire fresco para aclarar su mente y calmarse.
Que se joda su padre. Que se joda.
Pero no se equivoca, ¿verdad? Dijo una voz sarcástica en el fondo de su

mente. Te comportas un poco mejor que una perra cuando estás cerca de
Yoongi.
No, él no lo hizo.
¿No te arrodillaste y le chupaste la polla en un puto armario? ¿Mientras tu

suegra estaba afuera de ese cuarto? Estabas atragantándote con eso. Con la
polla de otro alfa.
Con el rostro en llamas, Hoseok salió furioso de la casa. Tu padre tiene

razón. Por eso estás realmente enojado. Estás ignorando a tu rey, porque
tienes miedo de hablar con él y enfrentar en lo que te has convertido. Esa es
la verdad, no importa cómo intentes balancearla.
—Cállate —murmuró Hoseok.
Página 116 de 177

—¿Hablas contigo mismo ahora?
Hoseok frunció el ceño y caminó más rápido.
—No estoy de humor, Jimin.
—Puedo ver eso —dijo Jimin, dando un paso a su lado.
A Hoseok le molestaba la facilidad con la que lo seguía. Podría haber estado

en la mejor forma física, pero los alfas de Delta tenían ventajas con las que
nacieron y que hacían imposible que Hoseok lo perdiera a menos que Jimin
se rindiera.
—¿Hay fuego en alguna parte? —Jimin dijo, su voz llena de diversión.
Hoseok suspiró.
—¿Qué quieres, Jimin?
—Te acabo de traer una ofrenda de paz —dijo su primo— Así que finalmente
dejarías de enfurruñarte por lo que dije.
—No estoy enfurruñado.
—Por supuesto. Aquí.
Cuando Hoseok finalmente lo miró, encontró una botella de su whisky

favorito en la mano de Jimin. Su primo sonrió con picardía.
—¿Paz? ¿Tienes idea de lo difícil que fue encontrar tu veneno favorito en este
país?
Resoplando, Hoseok aceptó la botella. La abrió y se la llevó a los labios,

tomando un trago largo y codicioso. No bebía a menudo, pero lo necesitaba
ahora.
Algo de la tensión desapareció de sus hombros cuando el alcohol golpeó su

sistema.
—Gracias —dijo.
Jimin se encogió de hombros, abrió su propia botella y tomó un trago.
Página 117 de 177

—Me voy a casa pronto. Pensé que preferiría no irme mientras guardas
rencor.
—No te estaba guardando rencor. Y no tienes que irte. ¿Pensé que estabas
evitando la ira de Lord Kim?
Jimin hizo una mueca.
—No puedo evitarlo para siempre. Seguramente el viejo debe haberse dado
cuenta a estas alturas de que su hija no era una virgen inocente a la que
corrompí. De todos modos, no puede obligarme a casarme con ella. Y la
dama tampoco quiere casarse conmigo.
Hoseok tomó otro sorbo de su botella.
—Quédate al menos unos días más. Quiero un respaldo en caso de que mi

padre o el tío Kwon decidan arrinconarme.
—¿No tienes a tu marido para eso?
—Teniendo en cuenta que él es la razón por la que están enojados conmigo,

es poco probable que su presencia mejore algo —dijo, evitando la mirada de
Jimin.
—Ah.
—Cállate.
—No dije nada.
Hoseok exhaló un suspiro.
—Bien. Te voy a decir algo ahora, pero si te burlas de mí, te sacaré a patadas
de esta casa.
—Suena intrigante.
Hoseok se mordió el labio inferior entre los dientes. —En cierto modo tuve
sexo con Yoongi. Como, varias veces.
—¿Se supone que debo sorprenderme? —Dijo Jimin— Con la forma en que
ha estado casi destrozando tu cuello, estaba seguro de que se moría por
meterte la polla. No existe el aroma platónico.
Página 118 de 177

Hoseok miró hacia otro lado, con la cara caliente.
—Creo que... podría estar un poco enamorado de él —O mucho.
—Finalmente. Me alegro de que no seas tan estúpido como empezaba a

pensar que eras.
Dándole un codazo, Hoseok murmuró:
—Vete a la mierda —Miró a cualquier parte menos a su primo— ¿No crees

que es extraño? Ambos somos alfas.
—Sí que es extraño, pero para gustos colores.
Hoseok no dijo nada. Podía sentir la mirada de Jimin en su rostro.
—¿Cuál es el problema, Hoseok? ¿Se trata de tu padre?
Hoseok se rió. ¿Cuándo no fue sobre él?
—Entre otras cosas. Pero las relaciones alfa-alfa nunca funcionan, Jimin.
Todos saben eso.
Su primo tarareó.
—Siempre hay excepciones a cualquier regla. Personalmente, no puedo

imaginarme queriendo otro alfa, quererlo lo suficiente como para ir en
contra de mi naturaleza, pero si la idea de someterse a él no hace que quieras
vomitar, probablemente sea una buena señal. Las relaciones alfa-alfa son tan
raras porque se sienten desagradables e incorrectas; la química de nuestro
cuerpo está conectada en contra de la sumisión, no porque estén
equivocadas.
Hoseok lo miró con curiosidad.
—Lo dices como si lo supieras por experiencia.
Su primo se encogió de hombros.
—Experimenté cuando estaba en la universidad. La única vez que traté de

juntarme con otro alfa, casi llegamos a los golpes sobre quién se folla a
quién, así que no pasó nada —Sonrió un poco con nostalgia—. Lo cual fue
una lástima, porque era hermoso —Miró a Hoseok, su mirada evaluativa y
Página 119 de 177

curiosa—. ¿Te imaginas dejar que te folle? Esa es prácticamente la prueba

definitiva.
Hoseok tragó y no respondió.
Para cuando dejó a Jimin y regresó a su habitación, Hoseok todavía estaba

pensando en su pregunta: las imágenes que Jimin le había metido en la
cabeza.
¿Te imaginas dejar que te folle?
Se imaginó a sí mismo sobre sus manos y rodillas, presentando su trasero a

Yoongi como un omega, y algo en la parte inferior de su estómago se apretó
con una mezcla de vergüenza y mortificación. Pero por más mortificante que
fuera la idea, no era exactamente repulsiva. Lejos de ahí. No tenía idea de
cómo se sentía ser jodido, pero la idea de someterse a Yoongi, dejar que el
otro alfa lo usara de esa manera era...
Hoseok se humedeció los labios. Debería haber sido repugnante. Él era un

alfa. Los alfas no querían esas cosas. Los alfas querían follar, no ser follados.
No debería quererlo. Incluso si quisiera a Yoongi, y en este punto era
innegable, no debería fantasear con ser follado por él. Seguía fijándose en
cómo se vería ese cuerpo sobre él, encima de él, dentro de él. Se imaginó
estirado sobre el nudo de Yoongi y el semen caliente de Yoongi bombeando
dentro de él hasta que estuvo tan lleno que su estómago se hinchó.
Algo en ese pensamiento era tan satisfactoriamente sucio que casi hizo gemir
a Hoseok.
Echó un vistazo a la tienda en sus pantalones y suspiró. Supuso que eso

respondía a la pregunta de Jimin.
Página 120 de 177

Capítulo Dieciocho
Hoseok pasó los siguientes días alternando entre asustarse silenciosamente
por el hecho de que estaba enamorado de su esposo alfa y asustarse por el
hecho de que no tenía idea de qué hacer al respecto. No ayudó que Yoongi
siguiera enviándole señales contradictorias. Seguía siendo tan atento con
Hoseok como siempre, pero actuaba como si lo que había sucedido en el
armario no fuera gran cosa. Nada había cambiado en su amistad y eso estaba
volviendo loco a Hoseok.
La mitad del tiempo quería literalmente saltar sobre Yoongi y arrancarle la

ropa, mientras que Yoongi permanecía exasperantemente imperturbable,
exasperantemente de buen humor y exasperantemente manejable con él.
También estaba el problema no insignificante de su padre. No podía evitarlo

a él ni al tío Kwon para siempre.
No tenía idea de qué hacer.
Para empeorar las cosas, las tensiones entre los dos países estaban
aumentando nuevamente. Si bien la conferencia de prensa pareció haber
resuelto las dudas de los habitantes de Daegu sobre la viabilidad de su
matrimonio, también pareció haber incomodado al pueblo de Gwangju que
su futuro rey le hubiera descubierto el cuello a un senador proveniente de
Daegu.
—Esto es ridículo —dijo Hoseok con frustración.
Soojin, la gerente de relaciones públicas de Yoongi, le lanzó una mirada

comprensiva.
—Lo es —dijo— La parte estúpida es que habría estado totalmente bien si

fueras un omega o un beta, pero como eres un alfa, a tus compatriotas les
ofende que no seas... —Se interrumpió, algo así como una incomodidad
apareciendo en su esencia beta.
Hoseok se burló, recostándose contra el sofá.
—¿Qué? ¿El perro grande de mi matrimonio?
Soojin hizo una mueca, mirando a Yoongi vacilante. Seguía hablando por
teléfono y parecía prestarles una atención mínima.
Página 121 de 177

Hoseok trató de no mirarlo demasiado. Sabía que solo había tenido un éxito
parcial. Su mirada pareció volver a los fuertes dedos de Yoongi que
golpeaban distraídamente la superficie del escritorio y al botón
desabotonado de la camisa blanca de Yoongi. Hoseok quería lamerlo. Y
besarlo por todas partes. Y chuparle la polla. Y-
Para.
Amigos. Ellos solo eran amigos. Si Yoongi quisiera más, ya habría dicho algo,
¿verdad?
—Básicamente —dijo Soojin— Sé que es un doble rasero, pero es lo que es.
Pasando una mano sobre sus ojos, Hoseok suspiró. —Pero, ¿qué podemos
hacer realmente para arreglar mi imagen?
Ella le dirigió una mirada larga e intensa.
—La pregunta es: ¿quieres arreglarla?
El primer impulso de Hoseok fue reírse y decirle que, por supuesto, lo

quería. Pero luego pensó en ello y en su discusión con Jimin. Podrían
haberse reconciliado, pero Jimin no había dicho exactamente que había
cambiado de opinión.
"Toma una decisión. No puedes sentarte en dos sillas a la vez".
Tenía que tomar una decisión, ¿no? No podía construir su imagen pública
como un esposo lo suficientemente sumiso para Yoongi, y luego hacer un
giro de ciento ochenta grados y ser un alfa exagerado para el beneficio de sus
compatriotas. No tenía que ser uno u otro, supuso, pero su credibilidad
eventualmente se arruinaría si intentaba interpretar ambos papeles.
—Puedo hacer lo que hiciste en la conferencia de prensa — interrumpió

Yoongi, demostrando que les había estado prestando atención después de
todo.
Hoseok frunció el ceño y lo miró.
—¿Tú... me desnudarás la garganta? ¿En público?
Las comisuras de la boca de Yoongi se tensaron, pero sus ojos oscuros eran
suaves cuando puso una mano sobre el hombro de Hoseok.
Página 122 de 177

—Si quieres, lo haré por ti.
Un agradable escalofrío recorrió la espalda de Hoseok, y el calor le recorrió el

estómago. Si quieres. Yoongi lo haría si se lo pidiera. Porque le importaba lo
suficiente que Hoseok hiciera algo que iba en contra de la naturaleza de cada
alfa. El pensamiento fue embriagador.
Hoseok le sonrió y Yoongi le devolvió la sonrisa y le apretó el hombro. Sus

dedos rozaron la glándula de olor de Hoseok, sobre la marca que no había
tenido la oportunidad de desaparecer debido a la frecuencia con la que
Yoongi la volvía a aplicar. Hoseok se retorció un poco, deseando más de la
mano de Yoongi sobre su piel desnuda. Desde el incidente en el armario, se
sentía hambriento por su toque, y estos toques casuales e inocentes ya no
eran suficientes. Quería más. Quería la mano de Yoongi en su pene de nuevo.
Quería las manos y la boca de Yoongi en su cuerpo.
Pero no sabía cómo conseguir más. Por primera vez en su vida, se sintió
inseguro, equivocado e inseguro de si mismo. Hoseok nunca había tenido
baja autoestima por su apariencia. Sabía que era interesante, un hombre
atractivo. ¿Pero estaba afectando a otro alfa? ¿A Yoongi?.
Últimamente había comenzado a sentirse cohibido por su tamaño y por su

complexión delgada, ¿Yoongi alguna vez lo encontró desagradable?
Despreciaba esos pensamientos, esa repentina inseguridad por algo tan

superficial como la apariencia física. Odiaba sentirse como un adolescente de
nuevo, pensando demasiado y obsesionado con cada mirada y toque de
Yoongi. Esto fue ridículo. Tenía treinta años. Nunca había sido tan malo
cuando en realidad fue un adolescente.
Pero parecía que no podía detenerse. No podía dejar de obsesionarse con el

hecho de que Yoongi no había iniciado nada en días y actuaba como si nada
hubiera cambiado. ¿Yoongi estaba pensando en lo que había sucedido? ¿Se
estaba arrepintiendo? O tal vez realmente había significado muy poco para
él, solo amigos que estaban cachondos y corriéndose juntos, nada más.
Hoseok no estaba seguro de qué opción era peor.
Soojin se aclaró un poco la garganta, haciéndolo estremecerse.
—Definitivamente ayudaría a la imagen de Hoseok en Gwangju si estás

dispuesto a hacerlo, pero dañará tu imagen aquí, Yoongi.
Yoongi se rió.
Página 123 de 177

—No puedes hablar en serio. Mi imagen política no se basa en mi

designación alfa.
—No lo hizo —corrigió Soojin— Pero en ese entonces todo el mundo pensaba
que eras beta. Ahora que la gente sabe que eres un alfa, sus percepciones y
expectativas son diferentes —Ella se encogió de hombros en tono de
disculpa.
—Sabes que tengo razón. Puede que seas el líder del Partido Liberal, pero
sabes tan bien como yo que algunos prejuicios son difíciles de romper,
especialmente en las zonas rurales, donde vive la mayoría de los votantes. Si
lo haces, va a perjudicar tus posibilidades para el próximo año.
Yoongi maldijo en voz baja. Pasando una mano por su cabello oscuro, miró a
Hoseok con expresión resuelta.
—Aún lo haré si tú quieres.
Sintiendo una oleada de afecto, Hoseok negó con la cabeza. —Aprecio la idea,
pero no creo que sea necesario —Bajó la mirada y se miró las manos.
—He tratado de estar a la altura de las ridículas expectativas de mi padre

toda mi vida —Dio una sonrisa quebradiza— En este punto es obvio que
nunca seré el hijo que él quiere que sea. Si a mi padre y a mi gente no les
agrado como soy, no tiene sentido seguir intentándolo. Quiero que me vean
por lo que soy y no por lo que no soy.
La mano de Yoongi en su hombro se movió levemente, el toque se volvió más

sólido.
—Hoseok...
Alzando la mirada, Hoseok forzó una sonrisa al encontrarse con la mirada

preocupada de Yoongi.
—Está bien, de verdad. Ha estado pasando por un tiempo — Sacó su teléfono

del bolsillo y lo encendió. Suspiró cuando la pantalla se iluminó con
notificaciones de llamadas y mensajes perdidos. Él se puso de pie— Iré a
llamarlo.
—Buena suerte —dijo Yoongi— Saldré ahora, pero llámame si me necesitas,

¿de acuerdo?
Página 124 de 177

Hoseok asintió y, resistiendo valientemente el impulso de hundirse en los

brazos de su esposo, salió de la habitación.
Se dirigió a su habitación, su resolución se debilitaba con cada paso.
—Maldita sea —susurró mientras cerraba la puerta detrás de él. Era fácil ser
valiente cuando estaba junto a Yoongi. Demasiado fácil. Cuando estaba con
él, todo lo demás parecía volverse irrelevante, sin importancia y simple.
Lejos de la reconfortante tranquilidad de la presencia de Yoongi, las cosas se
complicaron más. Eran más aterradoras. Pero era un hombre adulto. Era el
momento de defenderse y seguir adelante, no acobardarse en la sumisión. Él
podría hacer esto.
Él podría.
Su padre respondió al primer timbre.
Hoseok trató de no inmutarse cuando la mirada dura de su padre chocó con

la suya.
—Padre —dijo tranquilamente.
—Supongo que tu teléfono se rompió —dijo Kyung, mirándolo— Y que en

realidad no estuviste evitando a tu tío.
Hoseok reprimió el impulso de disculparse.
—Estaba ocupado —dijo brevemente.
Un músculo se crispó en la mandíbula de Kyung. Durante un largo

momento, no dijo nada.
Cuando finalmente habló, su voz era casi un gruñido. —Dejarás de jugar a las
casitas con ese bastardo y volverás a casa inmediatamente. He tenido
suficiente.
Hoseok frunció los labios y sintió un nudo en el estómago. —No puedo hacer
eso, padre. El representante del Consejo debería regresar en cualquier
momento y...
Kyung-ho lo inmovilizó con una mirada.
—No es una solicitud, Hoseok. Es la orden de tu Rey. Volverás a casa. Hoy.

Mi decisión es definitiva.
Página 125 de 177

Hoseok abrió la boca. Quería decir que no.
Él lo hizo.
Pero no salió nada. Sentía una opresión en el pecho y parecía imposible

pronunciar la palabra "no" mirando la expresión intransigente de su padre.
Aún lo intentó.
—Padre, creo que quedarme en Daegu es lo mejor para Gwangju.
—Dije que mi decisión era definitiva —Kyung se inclinó hacia adelante, su

rostro llenando el marco de la cámara— ¿A menos que estés desafiando a tu
Rey?
Hoseok se humedeció los labios con la lengua.
—No —se escuchó a sí mismo decir.
Kyung Ho asintió.
—Te estaré esperando en casa esta noche.
Terminó la llamada, dejando a Hoseok mirando su teléfono aturdido. Luego

vinieron episodios de náuseas y auto desprecio, con nubes de depresión.
Tanto por no tener miedo.
Patético.
¿Por qué era tan jodidamente patético cuando se trataba de su padre? Nunca
podría enfrentarse a él, sin importar cuánto estuviera en desacuerdo con él.
No importaba que, racionalmente, supiera que su padre era solo un hombre
muy imperfecto y obstinado que tenía sus propios caminos. Nunca podría
enfrentarse a él cuando importaba.
Mierda.
¿Qué le iba a decir a Yoongi?
Página 126 de 177

Capítulo Diecinueve
Yoongi acababa de regresar a casa del trabajo cuando fue abordado por su
madre.
—Necesito que revises la lista de posibles omegas que he compilado para

Yongwon —dijo Sunye.
Yoongi hizo una mueca, recordando la escena que él y Hoseok habían

presenciado involuntariamente. Realmente dudaba que su hermano se
alegrara de escuchar los planes de su madre para él.
—Estoy cansado, madre —dijo brevemente, caminando más rápido hacia la

habitación de Hoseok. No había contestado su teléfono cuando Yoongi lo
llamó, y después de su conversación esta mañana, estaba preocupado. Si
Hoseok había hablado con su padre y no había salido bien... Quería ver a
Hoseok, asegurarse de que estaba bien.
—¡Yoongi! —Sunye dijo bruscamente, trotando para alcanzarlo— No me

ignores cuando te hablo.
—Dije que estoy cansado —espetó.
Ella se estremeció y dio un paso atrás, con una expresión de asombro en su

rostro.
Le tomó un momento darse cuenta de que había usado su "Voz" con ella.
Yoongi hizo una mueca. Nunca había recurrido a usar su designación contra
su madre y su hermana. Hasta ahora, aparentemente. Solo quería ver a
Hoseok. No tenía paciencia para los planes matrimoniales de su madre para
Yongwon.
—Lo siento, madre —dijo, obligándose a sonar más suave— Estoy realmente
cansado y necesito hablar con Hoseok.
En lugar de parecer pacificada, su madre parecía más irritada ahora.
—Hoseok —dijo— No tengo nada en contra de Hoseok, pero ¿te das cuenta
de cuánto tiempo pasas con él cuando estás en casa? ¡Apenas te vemos!
Página 127 de 177

—Él es mi marido —dijo Yoongi, su enojo en aumento— Por supuesto que

paso mucho tiempo con él.
Los labios de su madre se fruncieron.
—Pero no es un matrimonio real.
Los ojos de Yoongi se entrecerraron. Esta vez, permitió que su olor se

espesara y llenara el aire entre ellos a propósito.
—Te aseguro que mi matrimonio es muy real. Quise decir lo que le dije a
Yongwon: Hoseok es mi esposo y espero que lo trates como a mí.
El desconcierto cruzó su rostro.
—Pero... pero no son compañeros, Yoongi.
Algo caliente y enojado llenó su pecho. Su mano se apretó. —El hecho de que
sea un alfa y no tenga las hormonas necesarias para que tome la marca de
apareamiento, no lo hace menos mío. No te equivoques, madre: es mío. Y no
permitiré que ninguno de ustedes lo trate como un extraño. ¿Está claro?
Ella lo miró fijamente por un momento antes de asentir lentamente.
Yoongi se alejó a grandes zancadas, con los nervios aún tensos por el
encuentro. Parte de él estaba sorprendido y perturbado por la fuerza de su
reacción, pero sobre todo estaba enojado.
"No son compañeros, Yoongi".
Algo en esas palabras le molestaba, le hacía sentir ganas de buscar a Hoseok

y poner su marca sobre él. Hoseok era suyo.
Excepto que no lo era, y ese era el problema, ¿no?
Mientras Hoseok no usara su marca permanentemente, el alfa en él nunca

estaría satisfecho, sin importar cuán imposible fuera para él recibir una
marca. Hoseok era un alfa. La marca de Yoongi nunca resistiría; lo sabía
racionalmente. Pero saber algo racionalmente no era lo mismo que sentirlo.
Quería marcar a Hoseok. Quería que Hoseok oliera a él.
Porque era suyo, maldita sea.
Página 128 de 177

Yoongi respiró hondo y soltó el aire mientras se detenía frente a la puerta de

Hoseok.
Tranquilo. Podría estar tranquilo. No era un maldito animal que necesitara

orinar sobre su marido para sentirse mejor consigo mismo. Pero en los
últimos días, controlar esa parte de él había sido una verdadera lucha. Todas
las noches, se acostaba con ganas de ir a la habitación de Hoseok y hacer
valer sus derechos conyugales. Después del incidente en el armario, estaba
razonablemente seguro de que Hoseok no lo rechazaría.
El problema era, ¿cómo se suponía que dos alfas tenían relaciones sexuales?,
el se consideraba a sí mismo una persona de mente abierta, sin embargo no
podía luchar contra sus instintos alfa en esto. No podía obligarse a
desempeñar un papel sumiso en la cama. Todos sus instintos se rebelaron
ante el mero pensamiento, las náuseas se agitaron en su estómago. El no
quería eso. No podía romper su propia naturaleza. Pero si no podía hacerlo,
tampoco sería justo pedirle eso a Hoseok, sin importar cuánto lo deseara
Yoongi, sin importar cuánto ansiara meter su polla en él, estirarlo en su
nudo, y llenarlo con su corrida.
Joder, incluso pensar en ello lo excitaba, y Yoongi tuvo que tomar unas
cuantas respiraciones para calmarse antes de llamar a la puerta.
Hoseok tardó un poco en abrirla y, cuando lo hizo, fue inmediatamente obvio

por qué. Había una maleta en el suelo, casi llena.
El corazón de Yoongi comenzó a latir más rápido.
Miró a Hoseok y luego volvió a mirar la maleta.
—Dime que no es lo que parece.
Hoseok cruzó los brazos sobre el pecho, sus ojos cafés cayeron por un
momento antes de levantarse hacia el rostro de Yoongi.
—Lo siento, pero mi padre me ordenó que volviera a casa.
Una risa áspera salió de la garganta de Yoongi.
—¿Y dijiste que sí? ¿Qué pasó con tu determinación de vivir tu propia vida?
Hoseok desvió la mirada y tensó la mandíbula.
Página 129 de 177

—No es justo. No conoces a mi padre. Si lo hicieras, sabrías que es imposible

decirle que no.
Yoongi miró su perfil.
—No te tomé por un cobarde.
Hoseok se estremeció. Miró a Yoongi, su olor se normalmente suave se

espesó con ira.
—Vete a la mierda. No sabes de lo que estás hablando.
—Tal vez no —dijo Yoongi, tratando de ignorar la voz que gruñía en el fondo
de su mente. No tienes permitido dejarme. Me perteneces, permaneces a mi
lado, en mi cama, debajo de mí. Eres mío. Te encerraré aquí si es necesario.
Apartó esos pensamientos espeluznantes, perturbado por su intensidad.

Nunca se había sentido así, ni siquiera con omegas con los que había salido
durante mucho tiempo.
No se suponía que los alfas modernos se sintieran así. Como miembro del
Partido Liberal, Yoongi había estado luchando contra la misoginia, el
chovinismo y puntos de vista alfa obsoletos durante más de una década.
Ahora sus propios pensamientos lo asustaban. Se suponía que era mejor que
eso. Se suponía.
Entonces él no dijo esas cosas. Pero esos pensamientos, esos instintos

todavía lo influenciaban, ahogando su sentido común y haciendo que sus
palabras fueran más cortantes de lo que le hubiera gustado.
—Pero tienes treinta años, Hoseok. ¿No crees que ya es hora de dejar que ese
imbécil dicte tu vida y elegir lo que debes ser?
Hoseok se rió, el sonido fue agudo y áspero como un cristal roto.
—Eso es jodidamente impresionante, viniendo de ti.
Yoongi se puso rígido.
—¿Qué se supone que significa eso?
Hoseok se acercó y lo miró ceñudo, algo duro parpadeó en sus ojos.
—Puedo olerlo en ti, ¿sabes? El deseo— Él sonrió.
Página 130 de 177

No era su encantadora sonrisa habitual. Había un tono desconocido cuando

su mano acarició la corbata en el pecho de Yoongi.
—Me quieres, pero no me quieres, ¿verdad? No soy lo suficientemente

omega para tus gustos—
Él rió entre dientes— Al igual que no soy lo suficientemente alfa para mi
padre. Entonces, realmente, no hay una puta diferencia entre tú y mi padre:
ambos encuentran que tengo faltas, solo de diferentes maneras. No soy
suficiente.
—Nunca he dicho eso —dijo Yoongi lacónicamente— Nunca dije que quería
que fueras un omega.
Hoseok se rió de nuevo.
—No es necesario que lo digas, Yoongi. Tus acciones, la forma en que

mantienes la distancia entre nosotros a pesar de que casi me orinas encima,
tus acciones hablan más fuerte que cualquier palabra —Inclinó la cabeza
hacia un lado, sus ojos cafés brillando—. Estaríamos follando todo el tiempo
si yo fuera un omega. Admítelo.
Yoongi quería negarlo. Pero no pudo. Si Hoseok fuera un omega,

probablemente estarían follando todo el tiempo. Demonios, no había
"probablemente" al respecto: no le quitaría el nudo durante días. Que
Hoseok fuera un omega realmente hubiera facilitado las cosas. Pero había
una diferencia entre eso y querer activamente que Hoseok fuera un omega;
no lo hizo.
Hoseok asintió y sus labios se curvaron en una sonrisa amarga.
—Fuera —dijo en voz baja— Necesito terminar de empacar.
—No
—¿Disculpa?
—Dije que no —Yoongi puso sus manos en las caderas de Hoseok— No te

vas.
—No me vengas con esa mierda alfa. No eres mi jefe.
—No —dijo Yoongi, mirándolo a los ojos— Soy tu marido.
Página 131 de 177

La lengua de Hoseok se movió rápidamente para humedecer sus labios.
—Falso marido.
—¿Falso? Nuestro matrimonio es muy real en ambos países, Min Hoseok.
Hoseok lo miró, algo inseguro en su expresión.
—Sabes a lo que me refiero. Y detente. Sé que estás intentando preservar la

paz, pero...
—No tiene nada que ver con la maldita paz —espetó Yoongi, acercándose
para que estuvieran cara a cara— Eres mío. Mío. Es tan simple como eso.
Escuchó más que vio a Hoseok tragar. Hoseok bajó la mirada. —Aunque no
soy tu omega.
—¡No quiero que seas un omega! —Yoongi gruñó. Agarró la cara de Hoseok,
obligándolo a mirarlo directo a los ojos— Sí te quiero. ¿Pero sabes por qué no
me he estado emparejando contigo todos los días como quiero? Porque las
pajas y las mamadas no son suficientes para mí, Hoseok. Quiero tenerte.
Hoseok se quedó muy quieto.
—No quería asustarte —dijo Yoongi— No quería presionarte para que

hicieras algo que los alfas encuentran repulsivo. No sería justo. Por eso no
me permitía acostarme contigo. No tiene nada que ver con que no seas un
omega o no seas lo suficientemente bueno, te lo prometo. Eres lo
suficientemente bueno. Eres jodidamente perfecto en lo que a mí respecta —
Apretó la mandíbula— Pero cada vez que te toco, las cosas que quiero...
ofenderían a cualquier alfa.
Mirando a Hoseok a los ojos, dijo en un susurro ronco: —Quiero follarte.

Quiero meterte mi polla, anudarte y llenarte hasta que gotees mi semen todo
el tiempo.
Hoseok lo miró fijamente. Solo lo miró, sus ojos claros muy abiertos y muy
bonitos, sus mejillas de un hermoso tono rosa. Tragó, los músculos de su
garganta moviéndose. Su olor se disparó, pero no parecía que quisiera
golpear a Yoongi y no olía a repugnancia. Olía... olía excitado.
El corazón de Yoongi empezó a latir con fuerza.
—¿Me dejarás? —Se escuchó decir. Su voz parecía venir de lejos.
Página 132 de 177

Hoseok se humedeció los labios. Su agarre en la corbata de Yoongi se apretó,

tiró de él hacia la cama y lo empujó sobre ella.
Cuando la espalda de Yoongi golpeó el colchón, miró a Hoseok, su polla

presionando contra la cremallera de sus pantalones. Joder, no sabía por qué
el vigor de Hoseok lo estaba excitando, pero lo hizo. Cada vello de su cuerpo
se erizaba y podía sentir el pulso latiendo en su pene mientras veía a su
esposo, su marido alfa, desvestirse para él.
Finalmente, Hoseok estaba desnudo.
Era hermoso, la piel dorada parecía brillar, había gracia en su paso mientras
merodeaba y se sentaba a horcajadas sobre los muslos vestidos de Yoongi.
Mirándolo con ojos vidriosos, Hoseok tiró de la camisa de Yoongi para

abrirla y los botones volaron por todas partes. Luego se inclinó y murmuró
contra el oído de Yoongi:
—¿Quieres follarme? ¿Por qué no demuestras primero que eres digno?
Los bordes de su visión se enrojecieron, un gruñido salió de su garganta.

Yoongi les dio la vuelta, cambiando de posición. Excepto que Hoseok no se
sometió fácilmente. Lucharon y forcejearon, y se necesitó toda la fuerza de
Yoongi para finalmente sujetarlo al colchón.
Respirando con dificultad, se miraron el uno al otro, ambos enrojecidos y

emocionados. Yoongi nunca había estado más duro en su vida. Su cuerpo
quería. Prácticamente podía sentir la sangre palpitando en su polla y bolas.
Sus ojos se encontraron.
Y luego se estaban besando.
Yoongi gimió, saqueando la boca de Hoseok con su lengua y ni siquiera le

importó cuando sus dientes chocaron, incapaz de besarlo lo suficientemente
profundo o lo suficientemente fuerte. Hoseok se adelantó, enterrando su
mano en el cabello de Yoongi y devolviéndole el beso con la misma avidez.
No besó como lo hizo un omega; no había nada tímido o sumiso en ello. La
boca de Hoseok era tan agresiva y codiciosa como la suya, y para sorpresa de
Yoongi, le encantaba. Pero activó sus instintos alfa, el aire entre ellos se
espesó con sus feromonas.
Página 133 de 177

Hoseok gimió y le desnudó la garganta. Yoongi se aferró a él, chupando con

fuerza el chupetón en el cuello de Hoseok. Suyo. Suyo Suyo Suyo.
Pasó sus labios entreabiertos por el cuello de Hoseok y volvió a besar su

bonita boca, metiendo la lengua tan profundamente en su garganta que se
sintió avergonzado por su propio entusiasmo. Nunca se había sentido tan
fuera de control. Nunca sintió que quisiera meterse en el cuerpo de otra
persona tanto como para sentir una necesidad en lugar de un deseo. Los
sonidos que estaba haciendo Hoseok iban directamente a su polla, y Yoongi
se encontró temblando de deseo. Quería poseer, tomar, reclamar. Ahora.
—Quiero tenerte —dijo con fuerza, mirando al alfa debajo de él. Joder, era
hermoso— Te quiero tomar.
Las pupilas de Hoseok estaban tan dilatadas que sus ojos parecían oscuros.
—Entonces tómame —susurró, mirando a Yoongi a los ojos y abriendo las

piernas.
Hubo un rugido en sus oídos, y después de eso, todo fue algo borroso. Más
tarde, Yoongi honestamente no recordaría mucho de lo que había sucedido.
Vagamente recordaría haberse desnudado. Vagamente recordaría haber
tomado lubricante de alguna parte y haber preparado a Hoseok
apresuradamente. Recordaría que los ojos claros de Hoseok se pusieron
vidriosos de placer mientras metía los dedos en él. Recordaría haber olido a
Hoseok como loco, necesitando hacerlo suyo.
Pero todo se enfocó nítidamente cuando finalmente empujó su polla en

Hoseok. Gruñó, un sonido animal bajo, temblando con todo su cuerpo
mientras tocaba fondo. Joder, finalmente. Después de meses de tensión y
frustración, finalmente tenía a Hoseok donde lo quería: debajo de él,
estirado sobre su polla.
—¿Todo bien? —Gruñó, manteniéndose quieto solo por pura fuerza de

voluntad. Hoseok se sentía tan apretado a su alrededor, tan perfecto, y
Yoongi quería, necesitaba, follarlo.
Hoseok lo miró, con las piernas abiertas para acomodar las caderas de
Yoongi entre ellas.
—Muévete —gruñó, sus labios hinchados por sus besos, su cara enrojecida y
los ojos vidriosos de lujuria— Fóllame.
Y así lo hizo.
Página 134 de 177

No hubo delicadeza al respecto, solo una polla bombeando en un agujero a

un ritmo rápido, su cuerpo caliente con un deseo primitivo de derramar su
semilla en el otro alfa y marcarlo desde adentro. Afortunadamente, a Hoseok
no pareció importarle. Estaba gimiendo debajo de él, moviéndose con él,
tomándolo maravillosamente. Maldita sea, se sentía tan bien follar así de
fuerte. No tenía que preocuparse por su fuerza, no tenía que mantener su
peso fuera de Hoseok, y podía simplemente perderse en la sensación y
tomar, tomar, tomar. No estaban callados. Eran demasiado ruidosos,
considerando el hecho de que había alfas Delta con sentidos intensificados
en la casa, pero a Yoongi no le importaba una mierda. Que escuchen, pensó
con primitiva satisfacción. Este era su marido deshaciéndose en su polla. Su
compañero. Suyo.
Durante interminables minutos, eso fue todo: Yoongi golpeó en él, duro e
implacable, gruñendo por el esfuerzo, y Hoseok gimiendo descaradamente
mientras se aferraba, su pene atrapado entre ellos.
En poco tiempo, lo estaba perdiendo, golpeando su polla en el agujero de

Hoseok a un ritmo vertiginoso, su rostro enterrado en su garganta.
—Mío —murmuró delirante, sus manos agarrando fuerte el culo suave de su

marido.
—Di que eres mío. Dilo.
Las uñas de Hoseok arañaron la espalda de Yoongi.
—No —gruñó, apretando los puños a su alrededor— Tú eres mío.
Gruñendo, Yoongi hundió sus dientes en el cuello de Hoseok, necesitando

marcarlo, poseerlo, hacerlo suyo. Envolvió su mano alrededor de la polla
llorosa de Hoseok y la acarició al mismo tiempo que sus embestidas hasta
que Hoseok sollozó de placer y llegó en su mano con un fuerte grito
vertiéndose en el puño de Yoongi.
Fue la cosa más caliente que jamás había visto.
Agarrando las caderas de Hoseok con fuerza, Yoongi siguió follándolo rápido
y duro, persiguiendo su propio orgasmo. Cuando se corrió, su cuerpo ardió,
el calor y el placer lo recorrieron. Su visión se volvió blanca, su cuerpo se
estremeció violentamente, su espalda se arqueó mientras derramaba su
liberación profundamente en su esposo. Se detuvo de anudarlo solo por pura
fuerza de voluntad y se derrumbó sobre Hoseok, jadeando como si hubiera
corrido un maratón. Sus caderas seguían empujando, su cerebro estaba
Página 135 de 177

convencido de que podía profundizar, que podía poner una parte de sí

mismo dentro de Hoseok y quedarse allí para siempre.
Le tomó mucho tiempo recuperar algo parecido al pensamiento racional.

Cuando lo hizo, se encontró de espaldas, con el brazo y la pierna de Hoseok
sobre él, con la cara presionada contra el hombro de Yoongi. Hoseok estaba
acariciando su piel, sus dedos trazando patrones perezosos en el pecho de
Yoongi.
—Creo que te desmayaste por un momento —dijo Hoseok, sonando bastante

complacido— Soy tan bueno.
Yoongi se rió y, levantando la cara, lo besó.
—Lo eres —dijo, pasando sus dedos por el cabello húmedo en la nuca de
Hoseok.
Hoseok le dedicó una sonrisa que Yoongi solo podía llamar soñadora. Era
tan suave y placentera que hizo que algo en el pecho de Yoongi se tensara.
Acarició la mejilla sonrojada de Hoseok con el pulgar, sintiéndose tan
malditamente enamorado que no supo cómo lidiar con eso.
Entonces lo besó de nuevo. Y otra vez. De alguna manera, no fue suficiente.

Curiosamente, todavía sentía hambre a pesar de experimentar el mejor
orgasmo de su vida. Pero este hambre no era lujuria. Tenía un sabor
diferente.
No supo cuánto tiempo se besaron, con los labios pegados el uno al otro.
Podrían haber sido horas, por lo que sabía.
Después de que los besos se agotaron y la emoción salvaje se calmó un poco,

se quedaron un rato sin hablar.
—No te vas —dijo Yoongi por fin.
Hoseok lo miró parpadeando, todavía luciendo halagadoramente aturdido.
—No vas a regresar a Gwangju, ¿verdad? —Dijo Yoongi.
Hoseok se limitó a mirarlo durante un largo momento antes de negar con la

cabeza.
Yoongi exhaló. Está bien. Esa fue la parte importante. Sabía que todavía
necesitaban hablar sobre su relación, pero eso podía esperar.
Página 136 de 177

—Te quedarás a pasar la noche —dijo Hoseok, apretando el brazo alrededor

de Yoongi.
Yoongi resopló y lo besó en la frente.
—Sí, general.
Hoseok le sonrió y movió las cejas.
—Hmm, no me opondría a que me llames así.
—Ya veremos —dijo Yoongi con una sonrisa.

—Vamos a dormir. Mañana será un día largo.
—¿Por qué?
—El representante del Consejo llegará en dos días. Trabajaré hasta tarde en
la oficina —Él suspiró— Las elecciones de Lord Canciller no van bien.
Ninguno de los candidatos obtuvo suficientes votos en ambos países.
Esperaba que tuviéramos más tiempo, pero...
—¿Parece que no habrá ningún Lord Canciller elegido para cuando el

representante del Consejo esté de regreso?
—Eso parece —dijo Yoongi— Esperemos que Lord Mitsuki sea más
comprensivo de lo que parece.
Hoseok exhaló un suspiro y murmuró:
—Realmente no me gusta que lleves una carga que ni siquiera es tuya. ¿Tae
Woo es realmente incompetente en su trabajo?
Yoongi enterró su rostro en el cabello de Hoseok.
—No es incompetencia. Estoy empezando a pensar que Woo no está tan

comprometido con la paz. Solo quiere lucir bien y ganar las próximas
elecciones. Todo lo demás es solo un medio para ese fin.
Hoseok tarareó y lo besó en el cuello.
—Entonces vamos a dormir. No quiero que te sientas cansado mañana si vas

a trabajar hasta tarde.
Página 137 de 177

El pecho de Yoongi se tensó repentinamente de afecto. Nunca antes había

tenido esto: una pareja que se preocupara por su bienestar, alguien con
quien pudiera compartir sus problemas y pensamientos.
Alguien solo suyo.
Yoongi rodeó a su marido con el brazo y cerró los ojos. No podía recordar la
última vez que sintió este contenido.
—Buenas noches, amor —dijo. El cariño se le escapó como si hubiera

llamado a Hoseok así muchas veces antes. La respiración de Hoseok se
aceleró un poco, su brazo en la cintura de Yoongi se apretó contra su carne
antes de relajarse.
—Buenas noches —murmuró, retorciéndose aún más cerca de él.
Yoongi seguía sonriendo levemente mientras se quedaba dormido.
Página 138 de 177

Capítulo Veinte
El primer ministro Tae Woo estaba organizando una gran recepción en
honor a la llegada de Lord Mitsuki, y se esperaba que asistieran las figuras
políticas más destacadas de Daegu y Gwangju.
Hoseok había estado temiendo el evento. No hubo forma de evitar a su padre

o al tío Kwon en esa reunión. Todos los que fueran alguien estarían allí y sus
familiares no se lo perderían, especialmente porque también estaban
involucrados en la elección del nuevo Lord Canciller que iba a representar a
su nación.
Hoseok sabía que los candidatos para el puesto se habían reducido a un

omega proveniente de Daegu masculino y una beta proveniente de Gwangju
femenina, sin que ningún país estuviera dispuesto a apoyar al candidato del
otro. Aún estaban en un punto muerto, y Hoseok solo podía esperar que
Lord Mitsuki estuviera dispuesto a ayudarlos en lugar de enojarse con ellos
porque aún no habían logrado resolver sus diferencias.
La recepción, el baile, en realidad, se llevó a cabo en la Casa Opal.
Hoseok llegó con Jimin, a quien el rey le había ordenado quedarse para el
evento en lugar de regresar a Gwangju como había planeado. Hoseok sabía
que Jimin en realidad no quería asistir a la recepción, pero tenía tantas
opciones en el asunto como Hoseok, que como proveniente noble de
Gwangju era lo equivalente a ninguna, Jimin tenía que acompañar al rey a
tales reuniones políticas, sin importar cuánto pudiera odiarlas. Hoseok
estaba egoístamente contento de que su primo estuviera con él; odiaría llegar
solo y que todos lo miraran.
—Probablemente deberías poner una sonrisa, la gente está tomando

fotografías —murmuró Jimin.
Haciendo una mueca interiormente, Hoseok siguió su consejo y puso una

sonrisa neutra mientras sus ojos buscaban a su marido entre la multitud. No
podía ver a Yoongi por ningún lado, pero vio a Lord Mitsuki hablando con
Tae Woo.
Hoseok miró a su alrededor con el ceño fruncido.
Su esposo se había ido por la mañana y ya debería estar aquí. Había sido
parte de la reunión con Lord Mitsuki , y la reunión claramente había
Página 139 de 177

terminado. Hoseok se preguntó qué tan exitoso fue. ¿Habían logrado elegir
al Lord Canciller? ¿O la reunión había sido un desastre?
También se esforzaba por no pensar en el hecho de que su padre había

estado en la misma habitación que Yoongi durante horas. ¿Habían hablado?
¿Había Yoongi...?
—Oh, por el amor de Dios —dijo Jimin— Nunca te había visto tan necesitado.
Deja de pensar en él por un momento y diviértete. Esto se está poniendo
patético.
Hoseok lo miró con el ceño fruncido, su rostro cálido.
—Cállate. Vete.
—Esa no es forma de hablar con tu primo favorito.
Hoseok se rió.
—¿Te refieres a mi único primo?
—Me hieres, Ho—dijo Jimin, sus dientes blancos centelleando— Bien. Iré a
buscar a alguien bonito y dispuesto. Han pasado siglos desde que eché un
polvo.
—¿Siglos? Cuanto tiempo es eso ¿Un día? ¿Dos?
Jimin se rió entre dientes y se alejó.
Abandonado a sus propios pensamientos, Hoseok deambulaba por el salón

de baile, escuchando las conversaciones de la gente con medio oído. Parecía
que el señor Mitsuki no estaba contento. Aparentemente, se había negado a
elegir al Lord Canciller de su país, afirmando que el candidato para el puesto
debía ser elegido mediante elecciones. Parecía que todavía estaban
atascados.
Hoseok estaba tan perdido en sus pensamientos que casi saltó cuando su
padre se materializó frente a él.
Tragó cuando sus ojos se encontraron.
Los labios de Kyung Ho se curvaron en algo feo. Llamarlo una mueca habría
sido demasiado amable.
Página 140 de 177

—Hoseok —dijo, su tono neutral contradecía la mirada fulminante en sus

ojos.
Hoseok se inclinó levemente.
—Padre.
Hubo un tenso silencio.
Las fosas nasales de Kyung Ho se ensancharon y Hoseok de repente se dio

cuenta de lo mucho que olía a Yoongi. Apenas lo notó en estos días, pero
para alguien a quien no había visto en un tiempo, el cambio en su olor debió
ser bastante obvio.
Especialmente después de anoche. Y la noche anterior.
Su piel se calentó al pensarlo. El olor de Yoongi realmente se adhería a él de

una manera que nunca antes lo había hecho, y siendo sinceros Hoseok no se
había esforzado mucho en borrarlo cuando se duchó esa mañana. Le gustaba
oler a su marido, aunque claramente gustar podría ser un eufemismo. Le
encantaba que nadie cuestionara su matrimonio una vez que olían su
esencia.
—Hueles como su perra —dijo Kyung.
Hoseok miró a su alrededor, fingiendo estar interesado en los otros

invitados.
—No hay necesidad de ese lenguaje, padre, pero gracias.
—Qué vergüenza —siseó Kyung— Nunca pensé que vería el día en que mi
hijo se convertiría en una puta de Daegu.
Los dedos de Hoseok se cerraron en puños y se los metió en los bolsillos. Él

sonrió.
—Me alegro de poder sorprenderte todavía. Odiaría ser predecible.
—Tu hermano nunca habría...
—Aquí estás —dijo una voz familiar desde atrás mientras Yoongi le ponía la
mano en el brazo.
Página 141 de 177

Toda la tensión desapareció de él. Hoseok volvió la cabeza y sonrió, esta vez
con sinceridad. Los ojos oscuros de Yoongi se cruzaron con los suyos y el
calor se extendió por el cuerpo de Hoseok.
Dios, quería besarlo.
Como si leyera sus pensamientos, Yoongi se inclinó y le rozó la boca. Un

escalofrío de placer recorrió la espalda de Hoseok. Apenas se contuvo de
profundizar el beso con necesidad. Estaban en público. Su padre estaba a
solo unos pasos de ellos. Podría estar enojado con su padre, pero no quería
que tuviera un derrame cerebral.
Y, sin embargo, no pudo evitar un ruido de decepción cuando Yoongi se

apartó un poco.
Yoongi lo miró fijamente por un momento, su mirada fija e intensa, antes de

finalmente mirar a Kyung.
—Su Majestad. Debes estar muy contento de ver a tu hijo —Su voz podría ser
más fría que el hielo; carecía por completo de la calidez que tenía hace un
momento.
Una oleada de vergüenza se apoderó de él.
Yoongi debió haber escuchado las palabras de su padre.
—Ciertamente —dijo Kyung rotundamente.
—Si nos disculpa, necesito hablar con mi esposo —dijo Yoongi, y sin esperar
una respuesta, se llevó a Hoseok.
—Tu sincronización es impecable —dijo Hoseok tan pronto como estuvieron

fuera del alcance del oído de su padre.
—Estaba siendo un idiota contigo, pero claro, ha sido un idiota todo el día,
así que no me sorprende —Yoongi hizo una mueca.
—¿Así de mal? —Hoseok dijo con simpatía, tocándole la muñeca.
Yoongi se rió entre dientes sin mucha alegría.
—Tuve que mediar entre tu padre y Tae Woo todo el día, tratando de
mantener la paz que ninguno de los dos parece interesado en mantener. No
me pagan por esto, maldita sea.
Página 142 de 177

Hoseok frunció el ceño y llevó a Yoongi al hueco detrás de la gran planta por
la que pasaban.
—Hey —dijo, tocando la mejilla suave de Yoongi,

—¿Estás cansado? Podemos irnos.
Suspirando, Yoongi enterró su rostro contra la garganta de Hoseok.
—Estoy cansado, pero no puedo irme. No confío en que Tae Woo no arruine
todo accidentalmente a propósito. Yo solo... — Respiró profundamente—
Solo necesito un momento para recargar, y luego volveré a mediar.
La sensación de opresión en el pecho de Hoseok causada por las palabras de

su padre se disipó por completo, el calor inundó sus entrañas. Sonrió y pasó
los dedos por el pelo de la nuca de Yoongi.
—¿Estás diciendo que mi repugnante olor alfa es realmente reconfortante? —

Dijo bromeando.
Yoongi bufó, acariciando su glándula de olor.
—Debe haber crecido en mí. Como un hongo.
Hoseok se rió.
—Aww. Dices las cosas más dulces.
Las manos de Yoongi se deslizaron por su espalda y lo empujaron contra él.
—Tu olor es reconfortante —dijo en voz baja, su boca mordiendo su cuello—

Tú eres reconfortante. Me encanta estar cerca de ti. Me haces sentir bien.
Más ligero por dentro —Sus labios subieron por el cuello de Hoseok— Como
si pudiera lograr cualquier cosa que quiera. Eras todo en lo que pensaba
cuando estaba atrapado en la habitación con tu padre y Tae Woo.
Temblando, Hoseok hizo un pequeño ruido cuando sus bocas finalmente se

unieron. Nunca se había sentido así: como querer salir arrastrándose de su
piel y querer tener a Yoongi dentro. Chupó la lengua de Yoongi, acercándolo
más, necesitándolo...
Había un flash de cámara, pero no le importaba. Este era su esposo, suyo, y

Hoseok tenía todo el derecho de besarlo y tocarlo y...
Página 143 de 177

—Cariño, tenemos que parar mientras podamos —dijo Yoongi con voz ronca,
rompiendo el beso y juntando sus frentes.
El corazón de Hoseok se derritió en un charco de sustancia viscosa. Besó a

Yoongi de nuevo. Solo uno breve. Excepto que el beso corto se convirtió en
uno muy largo, sus bocas se aferraron una a la otra, negándose a separarse.
Nunca había imaginado que besar pudiera ser tan adictivo.
Que pudiera sentirse tan bien.
—Odio interrumpirte, pero Lord Mitsuki te está buscando, Yoongi.
Gimiendo, Hoseok rompió el beso y miró a su primo. Jimin estaba

sonriendo, luciendo injustamente guapo y divertido. Estúpido.
Yoongi exhaló un suspiro, rozó su boca contra la de Hoseok una vez más y
luego se alejó, murmurando entre dientes:
—En realidad, no soy el primer ministro, maldita sea.
Jimin movió las cejas.
—¿Besándose detrás de una planta? ¿Cuántos años tienes, quince?
Apartando los ojos de la espalda de Yoongi en retirada, Hoseok suspiró.
—Oh, cállate. Sé que estoy siendo ridículo, pero solo... —Se encogió de
hombros con impotencia.
Lo deseo tanto. Tanto. Jimin pasó un brazo por los hombros de Hoseok y
dijo: —Vamos a tomar algo.
Como convocado por sus palabras, un camarero se materializó frente a ellos

y les ofreció bebidas.
Hoseok agradeció al camarero y tomó un sorbo de su vino, queriendo

prolongarlo para poder parecer ocupado e ignorar las miradas de curiosidad.
Él y Yoongi no debían estar tan bien escondidos detrás de la planta como
había pensado.
—Entonces... —dijo Jimin, tomando un sorbo de su propia bebida— Dejaste

que te follara, ¿no? Apestas a él, incluso más que antes.
Página 144 de 177

Hoseok se pasó una mano por el rostro cálido y no dijo nada. Aunque no se
arrepintió de nada, todavía era difícil admitir ante un compañero alfa que
había disfrutado de ser jodido por otro alfa.
—No es asunto tuyo lo que hago con mi esposo, Jim—dijo, sus ojos volvieron
involuntariamente a Yoongi al otro lado del salón de baile. Estaba hablando
con Lord Mitsuki , ambos fruncieron el ceño mientras discutían algo.
—¡Justo el hombre que estaba buscando!
La voz vagamente familiar hizo que Hoseok se volviera. Se encontró mirando

al primer ministro Tae Woo, que le sonreía afablemente.
—Príncipe Hoseok —dijo, estirando su mano para un apretón de manos—

¡No te he visto desde tu boda! Quería ofrecer mis felicitaciones nuevamente,
especialmente ahora que su matrimonio está prosperando.
Hoseok le entregó su bebida a Jimin y le estrechó la mano.
—Gracias, Su Excelencia —Le dedicó una sonrisa genuina. A diferencia de su

marido, en realidad no le desagradaba el primer ministro. No pudo evitar
sentirse agradecido de que Tae Woo hubiera elegido a Yoongi para él y no a
otra persona. La mera idea de estar casado con otra persona era...
—¿Y este es tu primo? —Dijo Tae Woo, mirando a Jimin. Su tono fue
despectivo y no le ofreció la mano.
Hoseok sintió una punzada de irritación. Siempre había odiado el prejuicio

contra los alfas como Jimin, pero un desprecio tan descarado era
extraordinariamente grosero, sobre todo teniendo en cuenta que Jimin
formaba parte de la familia real de Gwangju. Parecía cierto el rumor de que
Tae Woo despreciaba a los alfas Delta.
Sus labios se torcieron en una sonrisa sardónica, Jimin saludó a Tae Woo
con la bebida de Hoseok y se la tragó.
Los labios de Tae Woo se fruncieron, su aroma se disparó. Apartó la mirada

de Jimin y centró su atención en Hoseok. Él sonrió de nuevo, una gota de
sudor rodando por su frente.
—Entonces dime, ¿cómo te estás instalando en tu nuevo hogar?
Página 145 de 177

Hoseok vaciló, la pregunta lo hizo sentir incómodo. El primer ministro lo

estaba haciendo sonar como si se hubiera mudado de Gwangju a Daegu de
forma permanente.
—Sigo siendo parte de Gwangju—dijo con cuidado— No tengo intención de

abandonar mi país, pero me gusta estar aquí. Yoongi y su familia han sido
maravillosos.
Tae Woo le dirigió una mirada larga y penetrante.
—Lo hicieron, eh —dijo, acercándose a Hoseok. Le puso la mano en el brazo

y lo alejó de Jimin. ¿Era esto la imaginación de Hoseok o el olor de Tae Woo
se había vuelto más fuerte? Resopló, confundido por qué el otro alfa estaba
repentinamente en todo su espacio personal. Tae Woo debería haberlo
sabido mejor que eso. Cualquier alfa se sentiría nervioso con un alfa
desconocido en su espacio personal, y Hoseok no fue la excepción.
—Hoseok —dijo Jimin detrás de él.
Su voz sonaba extraña, ronca y tensa, y Hoseok se volvió hacia él y frunció el

ceño. Jimin respiraba de forma extraña, sus ojos estaba desenfocados.
—Algo está mal —gruñó Jimin antes de que un estremecimiento visible lo

recorriera. Un gruñido salió de su garganta, sus ojos brillaban de color negro.
Su vello facial inexistente se espesó, convirtiéndose en un pelaje oscuro, y al
momento siguiente, sus garras se salieron de sus dedos, largas y afiladas,
otro gruñido animal abandonó su pecho mientras sus hermosos rasgos se
volvían monstruosos.
La multitud que los rodeaba empezó a gritar.
Con el corazón latiendo con fuerza, Hoseok tragó.
—¿Jim? —Murmuró, completamente confundido.
Esto debería haber sido imposible. Se suponía que Jimin no sería capaz de
convertirse en su forma bestial fuera de su celo, no estaban ni un poco cerca del
cuarto menguante.
No hubo reconocimiento en sus ojos brillantes, miró a Hoseok y Tae Woo con
hostilidad.
Como un depredador a su presa.
Página 146 de 177

—Maldita sea —murmuró Tae Woo entre dientes, pálido y con los ojos muy
abiertos. Encendió su auricular— Seguridad, tenemos un Delta salvaje.
Jimin se abalanzó sobre él, sus garras apuntaban a la garganta de Tae Woo, y solo
los reflejos afilados de guerra de Hoseok lo salvaron. Agarró a Tae Woo y los hizo
rodar a ambos fuera de peligro, sabiendo que nada los salvaría si Jimin decidía
atacar de nuevo. Hoseok podría haber sido un veterano de guerra, y aunque no
fuera pesado o grande seguía teniendo experiencia, pero un Delta completamente
cambiado en su mejor momento era al menos cinco veces más fuerte que un alfa no
cambiante.
Afortunadamente, la aparición de los guardias de seguridad distrajo a Jimin.

"Distrajo" fue la palabra clave, un guardia tras otro fue víctima de la fuerza bruta y
las garras de Jimin. La gente gritaba, los guardias de seguridad gritaban, trataban
de coordinar sus acciones y los paparazzi tomaban fotografías de la terrible
experiencia. Fue un caos.
—¡Solo mátalo! —Tae Woo gritó al último oficial de seguridad que estaba de pie.
Tenía la cara roja, apestaba a miedo y odio mientras se agarraba la herida del
hombro; después de todo, Jimin debía haberlo rozado— ¡Usa tu arma!
—No está siendo él mismo —espetó Hoseok,

—¡Nadie debe matarlo!
El oficial de seguridad miró de Tae Woo a Hoseok, su expresión estaba perdida. Ese
momento de distracción fue suficiente para que Jimin lo arrojara contra la pared.
El tipo la golpeó con un ruido sordo y repugnante, Hoseok hizo una mueca
esperando desesperadamente que la herida no pusiera en peligro su vida.
Jimin se volvió hacia él, gruñendo y Hoseok dio un cauteloso paso hacia adelante,
tenía que intentar localizarlo, ambos eran lo más cercano que tenían a una familia.
Quizás no se había ido. Quizás una parte de él lo reconocería.
—Jimin, soy yo —dijo con su voz más tranquila y suave. Jimin lo miró fijamente,
sus fosas nasales dilatadas.
Por un momento, Hoseok se atrevió a esperar que funcionara. Por eso se retrasó
medio segundo en reaccionar cuando Jimin se abalanzó sobre él.
Solo fue consciente de lo que estaba apunto de pasar cuando fue empujado fuera de
peligro, el olor familiar de Yoongi golpeó sus fosas nasales cuando Yoongi las hizo
rodar hacia un lado.
—No te metas —siseó Yoongi, pasando sus manos por el cuerpo de Hoseok,
buscando heridas.
—¿Estás herido?
Página 147 de 177

Hoseok miró por encima del hombro, temiendo que Jimin atacara a Yoongi por la
espalda, pero Jimin estaba demasiado ocupado defendiéndose de las fuerzas
especiales de élite que acababan de llegar. Cuando vio a Yongwon entre ellos,
Hoseok exhaló, si alguien podía manejar a un Delta salvaje, eran otros alfas Delta.
Por supuesto, Yongwon y sus compañeros oficiales Delta tenían la desventaja de no
estar completamente cambiados, pero eran duros y tenían garras, Jimin podría ser
más fuerte que ellos individualmente, pero seis alfas Delta parcialmente cambiados
finalmente lograron obligarlo a someterse y poner las esposas reforzadas en el.
Hoseok se apoyó contra Yoongi y el alivio hizo que sus rodillas se debilitaran. Los
brazos de Yoongi se levantaron para envolverlo, y durante un dulce y feliz
momento, todo estaba bien en el mundo, antes de que una voz enfurecida le
enfriara la sangre.
—¡Gwangju debe asumir la responsabilidad de esto!
—Oh, por el amor de Dios —murmuró Yoongi, soltando a Hoseok y volviéndose

hacia Tae Woo, levantó la voz— Su Excelencia, no nos apresuremos. Claramente,
algo anda mal con el duque de Gyeongsang, y no fue intencional...
—¿No intencional? —Tae Woo gruñó, señalando su traje rasgado— ¡No me

importa! ¡Esta... esta bestia casi me mata!
Jimin gruñó con las esposas, sus ojos brillantes fijos en Tae Woo con tristeza.
—¿Ves? —Dijo Tae Woo, su voz cada vez más fuerte a medida que las personas que
habían salido corriendo del salón de baile comenzaron a regresar— Permití que
esto entrara en mi casa, lo toleré por el bien de la paz, ¡y casi me matan por eso!
—No toleraré que difames a mi familia y mi reino. —Interrumpió el rey Kyung,

empujándose al frente de la multitud y mirando a Tae Woo,
—En todo caso, eres tú quien tiene que asumir la responsabilidad, Tae Woo. Vine
de buena fe pensando que mi familia y yo estaríamos a salvo aquí. ¡En cambio, mi
sobrino ha sido envenenado en tu casa!
—Cómo te atreves-
—Suficiente.
Tae Woo y Kyung se quedaron en silencio cuando Lord Mitsuki dio un paso
adelante.
La multitud se calmó un poco. Hoseok entendió por qué. Este extranjero puede no
tener una designación biológica como la que tenían ellos, pero había pocas dudas
de que hubiera sido un alfa. Estaba en la forma en que se comportaba: seguro de sí
mismo y altivo, como si esperara que todos hicieran lo que él decía.
Página 148 de 177

—Su señoría... —intentó Tae Woo, pero se calló ante la mirada plana del extranjero.
—No tengo tiempo para tus pequeñas disputas —dijo Lord Mitsuki, sus ojos
finalmente se detuvieron en Jimin, que todavía gruñía bajo el peso de tres alfas
Delta prácticamente sentados sobre él —¿Entiendo que esto no es normal?
—No —respondió Yoongi antes de que Tae Woo o Kyung pudieran hacerlo. —
Aunque los alfas Delta son conocidos por su agresividad, no deberían poder
convertirse en esta forma fuera de su ciclo lunar.
Lord Mitsuki miró fijamente a Jimin por un momento y dijo:
—No puedo identificar algún pensamiento racional con su comportamiento. Su

mente pareciera que es la de un animal salvaje.
Lord Mitsuki era una persona bastante perspectiva, tal vez no tendría una
designación, sin embargo lo compensaba con estudiar bastante bien cualquier tipo
de lenguaje, incluso el físico, muchos habían llegado a decir que era como si leyera
tu mente.
Un murmullo inquietante se extendió por la multitud.
El extranjero pareció pensativo.
—Llama al médico. Haz que lo examinen y nos digan lo que está mal.
Tae Woo frunció el ceño.
—¡La bestia no merece atención médica! ¡Hirió a docenas de mis guardias de

seguridad! Debería dejarse...
—Pedí por un médico —repitió Lord Mitsuki.
Yoongi se tocó el auricular.
—Los médicos ya están en camino.
—No es necesario —escupió Kyung. —Puedo decir qué le pasa a mi sobrino.

Claramente lo han envenenado. Reconozco la droga: solo hay una cosa que puede
convertir a un hombre en una bestia. Se llama kerosvarin. Fue prohibido en
Gwangju hace cientos de años, pero sus síntomas son obvios e inconfundibles.
Hoseok frunció el ceño. Reconoció el nombre de la droga, pero...
—¿Te refieres a la droga que cambia el código genético? —Dijo Yoongi.
Kyung hizo una mueca.
Página 149 de 177

—Sí. Es una de las drogas médicas más invasivas que jamás haya existido.
Básicamente amplifica de una designación de rasgos y alfas a convertirse en poco
más que bestias. No tiene cura. ¡Mi sobrino fue envenenado por personas de Daegu
en esta misma casa! —Miró a Lord Mitsuki.
— Exijo justicia!
Otro murmullo atravesó la multitud reunida, el malestar de la gente era obvio.
Hoseok ciertamente compartió el sentimiento. Envenenado. Por mucho que odiara

estar de acuerdo con su padre, sus palabras tenían sentido. Un alfa Delta nunca
podría cambiar a su forma bestial fuera de su rutina a menos que hubiera algún
juego sucio involucrado.
—¡Ridículo! —Tae Woo dijo con una risa áspera,

—Nosotros nunca...
—¿El duque ha comido o bebido algo desde su llegada? —Dijo Lord Mitsuki,
ignorando a Tae Woo una vez más.
Hoseok se aclaró la garganta.
—Sí. Bebió unas copas de vino. Un camarero nos ofreció bebidas —Miró a su
alrededor, pero por supuesto era imposible encontrar sus vasos entre los restos de
vasos rotos en el suelo— No recuerdo su cara, me temo.
Yoongi se tocó la muñeca y frunció el ceño. ¿Estás bien? Dijo su mirada.
Estoy bien, le dijo Hoseok antes de volver su atención al funcionario del Consejo.
Parecía pensativo.
—Reúna a todos los camareros masculinos —dijo Lord Mitsuki, el tono de su voz no
toleraba discusión.
Tae Woo apretó la mandíbula con terquedad.
—Con el debido respeto, señoría, pero no da órdenes aquí. No permitiré que se

sospeche de mi personal por el bien de ese animal.
Hoseok apretó los puños.
Yoongi exhaló un suspiro y levantó la voz, dirigiéndose al mayordomo de la Casa

Opal.
—Hangbin, reúne a todos los camareros hombres.
Página 150 de 177

El mayordomo tragó, mirando de Tae Woo a Yoongi y viceversa. Hoseok sintió una
punzada de simpatía por él. Estar atrapado entre la espada y la pared nunca fue
fácil. Tae Woo era su jefe ahora, pero era muy probable que Yoongi ganara las
próximas elecciones.
Después de un momento de vacilación, el mayordomo asintió y comenzó a hablar

por su auricular.
—Tampoco das órdenes aquí, senador —siseó Tae Woo, con el rostro rojo por la ira
y la humillación mientras miraba a Yoongi— Sigo siendo el primer ministro.
—Lo eres —dijo Yoongi con calma— Pero el personal de la Casa Opal sirve al Estado
ante todo. Con el debido respeto, Su Excelencia, pero antagonizar al representante
del Consejo no sirve a los mejores intereses de Daegu.
Tae Woo abrió la boca y luego la cerró, todavía viéndose más allá de enojado
cuando el mayordomo reunió a todos los camareros masculinos.
—Realmente no recuerdo su rostro —dijo Hoseok, mirando a las pocas docenas de

hombres que estaban junto al mayordomo.
—No importa —dijo Lord Mitsuki, caminando entre la fila de hombres— Lo

reconoceré. El patrón físico y emocional de una persona culpable es bastante obvio.
Hoseok se estremeció, más que un poco desconcertado. Parecía que los camareros
compartían su malestar, sus rostros palidecían mientras Lord Mitsuki pasaba
lentamente junto a ellos. Por fin, el extranjero se detuvo frente a uno de los
camareros y lo estudió. Con la garganta moviéndose, el camarero bajó la mirada.
—Por favor, yo sólo... hice lo que me ordenaron —dijo temblorosamente— ¡No... no

me hagas daño! Te lo contaré todo.
Hoseok contuvo el aliento. Hasta ahora, había estado esperando contra toda
esperanza que su padre estuviera equivocado y que todo fuera algún tipo de
malentendido.
—Habla —dijo Lord Mitsuki, su voz fría como el hielo.
—No sabía que sería algo así —dijo rápidamente el camarero— Él dijo que era algo
que amplificaría las hormonas alfa del príncipe Hoseok y, con suerte, lo haría
chocar con su esposo en público, nada tan malo, solo lo suficiente para hacer que
Gwangju quedara mal.
A Hoseok se le cayó el estómago. Así que era su bebida la que había sido
envenenada, no la de Jimin. Pero la pregunta era, ¿por qué no le había afectado? Él
también lo había bebido, no tanto como Jimin, pero lo suficiente.
Página 151 de 177

Él no se sentía diferente, no se sentía más agresivo en absoluto.
—¿Él? —Preguntó Yoongi— ¿Quién? ¿Quién te dio la orden?
La mirada del camarero se posó rápidamente en Tae Woo, cuyo rostro estaba tenso.
—El primer ministro.
Kyung Ho se rió con dureza.
—¿Ves? Tenía razón, ¿no?
La expresión de Lord Mitsuki era inescrutable mientras miraba a Tae Woo.
—¿Tiene una explicación para sus acciones?
Los labios de Tae Woo se apretaron en una delgada línea. No dijo nada, todavía
luciendo terco.
Kyung resopló. —Por supuesto que no. Todas sus bonitas palabras sobre la paz eran
solo eso: bonitas y vacías palabras. Daegu nunca ha querido la paz, señoría,
mientras nosotros entramos en este acuerdo con el corazón abierto y un sincero
deseo de poder resolver nuestros conflictos. Incluso forcé a mi único hijo y
heredero a aceptar esta farsa de matrimonio, ¿y para qué? ¡Para qué lo intentaran
envenenar con drogas ilegales que no lo convirtieron en una bestia sin sentido solo
por un golpe de suerte! ¿Cómo se puede esperar razonablemente que tratemos con
gente sin principios y que apuñala por la espalda?
Hoseok suspiró para sus adentros. La voz de su padre se hizo más y más fuerte, con
tal convicción que todos los nobles de Gwangju comenzaron a reunirse a su
alrededor, oliendo claramente la sangre y una ventaja que podían aprovechar y
usar.
Simplemente genial. No es que no estuviera enojado con Tae Woo, absolutamente

lo estaba, pero a Hoseok no le gustaba el rumbo que estaba tomando esto. Tenía un
mal presentimiento.
Las siguientes palabras de Kyung confirmaron sus peores temores.
—¡Daegu nos engañó desde el principio! Mis fuentes dicen que el primer ministro
Tae Woo sabía que el senador Min era un alfa cuando se casó con mi hijo.
A su lado, Yoongi se puso rígido. Varios gritos de sorpresa sonaron entre la

multitud.
Su expresión se tornó brutalmente triunfante, Kyung dijo:
Página 152 de 177

—¡Entonces el pueblo de Daegu sabotearon la paz desde un principio!
Hoseok se humedeció los labios con la lengua.
—Eso no es cierto, padre.
Todos se volvieron hacia él, incluido su padre. Inesperadamente, Kyung no parecía

enojado. Su expresión estuvo muy quieta por un momento antes de que su mirada
se suavizara.
—Hijo, sé que quieres que esta paz dure, y yo también, pero ahora es obvio que la
paz no se puede mantener cuando nos siguen apuñalando por la espalda. Dile a su
señoría la verdad: que te hicieron contraer matrimonio con un alfa con falsos
pretextos, sabiendo que un matrimonio entre dos alfas nunca funcionaría. Díselo,
hijo.
Hoseok tragó saliva y miró a su padre a los ojos.
Una parte de él, la parte que seguía siendo el niño pequeño que siempre había
anhelado el raro afecto y la aprobación de su padre quería hacer lo que decía,
quería finalmente enorgullecerlo. No era como si Kyung estuviera necesariamente
equivocado, después de todo, era posible que Tae Woo hubiera tenido sospechas
sobre la designación verdadera de Yoongi y elegido a Yoongi a propósito, esperando
que su matrimonio se estrellara y ardiera, y tal vez incluso había pensado que
arruinaría las posibilidades de Yoongi en las elecciones, por lo que mataría dos
pájaros con una sola piedra. El padre de Hoseok podría tener toda la razón de que
Daegu nunca tuvo la intención de mantener la paz.
Pero... Miró a Lord Mitsuki. Pudo ver por la expresión ligeramente resignada en su
rostro, si Hoseok confirmaba las palabras de su padre Lord Mitsuki, y el Consejo se
pondría del lado de Gwangju. Probablemente dejarían de insistir en la paz entre los
países y se ocuparían exclusivamente de Gwangju a partir de ahora. Sería una
victoria rotunda para ellos y una derrota rotunda para Daegu. Significaría guerra.
Y significaría que Hoseok perdería a su marido.
El pensamiento fue como un puñetazo en el estómago.
Hoseok miró a Yoongi, a sus solemnes ojos oscuros. Su hermoso rostro estaba
tenso, pero a diferencia del padre de Hoseok, permaneció callado, ni siquiera
tratando de presionar a Hoseok para que tomara una decisión.
Porque confiaba en Hoseok.
Confió en él para tomar la decisión correcta. Su propia decisión.
La garganta de Hoseok se cerró.
Página 153 de 177

—Hijo —dijo Kyung, con su mirada pesada y exigente fija en él.
Nunca había dicho que no cuando su padre lo miró así. Nunca pudo hacerlo. Muy
consciente de que todas las personas en la habitación lo miraban conteniendo el
aliento, Hoseok tomó la mano de Yoongi y entrelazó sus dedos.
Todos en la habitación parecieron inhalar con fuerza.
Las fosas nasales de Yoongi se ensancharon, su olor se agudizó mientras miraba a

Hoseok.
Hoseok podía sentir las miradas que le dirigían su padre y los nobles de Gwangju.
Prácticamente podía sentir el abismo creciendo entre ellos. Sabía que se había
convertido en un traidor a sus ojos. Pero fue una elección consciente. Sabía lo que
estaba eligiendo. A quién estaba eligiendo.
—Mi padre está equivocado —dijo Hoseok, apartando los ojos de Yoongi y mirando
a Lord Mitsuki— Mi esposo ha sido un gran defensor de la paz desde el principio.
Yoongi nunca ha querido que nuestro matrimonio fracasara.
—Está mintiendo —espetó Kyung , toda la calidez en su voz desapareció— Está

mintiendo, Su Señoría, evalúelo si es necesario, ¡solo revisé las pruebas!
A Hoseok se le cayó el estómago. Aunque técnicamente no había mentido, dudaba

que al representante del Consejo le importaran los tecnicismos.
Lord Mitsuki solo lo miró por un momento, sus ojos eran inescrutables, él podría
saber claramente la verdad con solo ver todo su lenguaje corporal, su respiración e
incluso a forma en que sus ojos parpadeaban. Yoongi apretó la mano de Hoseok y
le dio a Hoseok la fuerza para no bajar la mirada.
Por fin, Lord Mitsuki desvió la mirada y dijo:
—Su hijo nos dijo la verdad, Su Majestad. Considero que el asunto está cerrado
ahora.
Hoseok exhaló.
Kyung se sonrojó, la rabia enrojeció su rostro.
—¿Qué pasa con el hecho de que Tae Woo intentó envenenar a mi hijo y, de hecho,
envenenó a mi sobrino? ¡El kerosvarin no tiene cura! ¡Seguramente no puede
descartarlo como nada!
—Si bien las acciones del primer ministro Tae Woo son lamentables, no se debe
responsabilizar a todo el país por las acciones de un hombre tonto —dijo Mitsuki
Página 154 de 177

con frialdad. —Dicho esto, habrá consecuencias —Miró a Tae Woo. —Que se sepa
que el Consejo no hará tratos con un hombre que trató activamente de sabotear el
acuerdo, descartando nuestro requisito de paz como algo opcional. No lo haremos.
Hasta que sea destituido de su cargo, no tiene sentido continuar esta conversación.
De hecho, esto ha sido una enorme pérdida de tiempo —Parecía completamente
harto; —Tienen dos semanas para reemplazar a Tae Woo y elegir un Lord Canciller
para su planeta, alguien que ambos países aprobarán. Si no logran hacerlo para
cuando regrese, Jeolla ya no será parte de la Unión de Naciones. Terminé de
mediar en sus disputas.
Y con eso, simplemente camino hacia la salida, dejando un silencio atónito a su

paso, por un momento.
Y luego vino el caos.
Página 155 de 177

Capítulo Veintiuno
A Falta de mejores opciones, Jimin fue internado temporalmente en un
hospital de máxima seguridad mientras los médicos buscaban una cura.
—¿Crees que se puede encontrar una cura?— Dijo Hoseok con cansancio, con
la cabeza en el hombro de Yoongi mientras esperaban al médico de Jimin.
Normalmente, nunca se encorvaría en un lugar público, pero fue un día largo
y emocionalmente agotador, y si quería acurrucarse con su esposo nadie
podría detenerlo, maldita sea. Además, todavía se sentía un poco... frágil
después de la confrontación con su padre esa misma noche, y quería,
necesitaba, los brazos de Yoongi a su alrededor. Después de todo, no todos
los días uno se volvía un traidor a los ojos de los compatriotas.
Las últimas palabras de su padre para él antes de partir todavía resonaban

en sus oídos, una y otra vez "no eres hijo mío, lamentablemente, no puedo
repudiarte ahora, pero no debes poner un pie en Gwangju mientras yo esté
vivo". Hoseok se retorció aún más cerca de Yoongi, pasando un brazo
alrededor de su cintura.
Yoongi puso su brazo sobre el suyo y entrelazó sus dedos sobre su estómago.
Todavía estaban vestidos para el baile, pero Hoseok podía sentir lo cálido y
sólido que era incluso a través de las capas de ropa entre ellos.
—No lo sé —dijo Yoongi. —Lo siento, amor, pero probablemente no deberías

hacerte ilusiones todavía.
Amor.
Hoseok se sonrojó, algo en su interior se calentó con la palabra. Fue ridículo.

Fue solo una palabra. Una expresión cariñosa que no significaba
necesariamente nada.
—Sí —dijo, mirando sus dedos entrelazados. Las manos de Yoongi eran
severamente más grandes, cubrían por completo las suyas. Sus cuerpos
encajan perfectamente juntos.
Como anoche.
Temblando, Hoseok trató de apartar ese pensamiento. Ahora no era

exactamente el momento para una excitación inapropiada. Pero fue tan
difícil. No importa cuán cansado, preocupado y mentalmente agotado se
Página 156 de 177

sintiera, era como si estuviera energizado por la mera proximidad de Yoongi,

sus preocupaciones se convirtieron en una preocupación lejana cuando
estaba envuelto en los brazos de Yoongi y respirando el aroma de Yoongi.
Todo lo que quería era más. No podía esperar a tener a su marido desnudo y
dentro de él nuevamente.
Su marido.
Era increíble lo mucho que le encantaba pensar en Yoongi en esos términos.

Su marido. Suyo.
Tratando de distraerse, Hoseok dijo:
—¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar con la paz?
Yoongi exhaló un suspiro.
—No lo sé. Con suerte, se mantendrá, pero mientras Tae Woo siga al mando,
es poco probable. Mañana por la mañana habrá una sesión del Senado,
bueno, hoy. Sabremos más después de eso.
Hoseok tarareó.
—¿Crees que el Senado lo destituirá con un voto de censura?
—Esa es la esperanza. De todos modos, sus índices de aprobación no han

sido buenos últimamente.
—Te van a convertir totalmente en primer ministro —murmuró Hoseok,

besando la base de la garganta de Yoongi e ignorando el chillido que soltaron
las enfermeras en la esquina. Hoseok sabía que los estaban vigilando. A él le
importaba un carajo. Déjalas mirar. De todos modos, tenía pocas dudas de
que los videos de él eligiendo a Yoongi sobre su padre estaban en todas las
redes sociales. —Eres la mejor opción. Todos lo saben.
Yoongi se rió entre dientes.
—No estoy seguro de eso, pero ¿sabes quién va a conseguir un trabajo nuevo
pronto?
—¿Quién?
—Tú.
Página 157 de 177

Hoseok parpadeó y abrió los ojos, sin saber cuándo los había cerrado. —
¿Qué? —Dijo, levantando la cabeza para mirar a Yoongi. Yoongi le apretó la
mano.
—Soojin llamó mientras estabas en el baño. Ya se habla de que tú eres el

único candidato posible para el puesto de Lord Canciller en el que ambos
países estarían de acuerdo. Eres un príncipe de Gwangju, pero también has
demostrado hoy que no permitirás que tu nacionalidad afecte tu juicio.
Hoseok soltó una carcajada.
—¿En serio? ¿Eso es lo que dice la gente? Pensé que mis compatriotas
estaban enfurecidos porque me convertí en un traidor.
—Bueno...
Hoseok sonrió.
—No hay necesidad de embellecerlo. Mi padre no se anduvo con rodeos y me

llamó tu perra en mi cara. Estoy seguro de que la gente dice cosas mucho
peores a mis espaldas.
Las comisuras de la boca de Yoongi se tensaron.
—Soojin dijo que una fracción del pueblo se lo tomó muy mal, pero no parece
ser un porcentaje sustancial de la población. Todavía eres amado en tu país.
El Lord Canciller no necesita ser elegido por unanimidad. Siempre que un
candidato obtenga algo más del cincuenta por ciento del voto popular en
cada país, será suficiente, y Soojin dice que puedes lograrlo fácilmente.
—¿Quién dice que quiero ser el Lord Canciller —Hoseok dijo, principalmente
para jugar al abogado del diablo.
Yoongi lo estudió.
—¿No es así? Eres un hombre de acción. No estás acostumbrado a no hacer

nada en todo el día. Lo escondes bien, pero sé que te pones inquieto y
aburrido cuando estoy en el trabajo.
Hoseok le sonrió suavemente. No estaba seguro de cuándo exactamente

habían llegado a conocerse tan bien, pero era increíblemente reconfortante
saber que Yoongi se preocupaba por lo que quería en lugar de simplemente
asumir que estaría contento de sentarse en casa y esperarlo como la mayoría
de los esposos omega habrían hecho.
Página 158 de 177

—Tienes razón: estoy interesado. Hablaré con Soojin mañana.
Yoongi asintió, pero antes de que pudiera decir algo, el médico de Jimin, la
doctora Seohyun finalmente regresó.
—Por favor, vengan conmigo —dijo, y la siguieron hasta su oficina.
Ella tomó asiento detrás de su escritorio y se sentaron en el sofá. El sofá era

grande. Demasiado grande, pensó Hoseok malhumorado, luchando contra el
impulso de acercarse a Yoongi. No seas patético. Puedes apartar las manos
de tu marido durante unos minutos.
La doctora Seohyun suspiró.
—Lamento haberles hecho esperar tanto. Tuvimos que realizar numerosas

pruebas, y luego tuve que consultar a otros médicos... —Ella negó con la
cabeza, luciendo tan cansada como se sentía Hoseok. —Su padre tenía razón:
realmente era kerosvarin. Lo hemos encontrado en la sangre de Jimin y en la
suya.
Yoongi se inclinó hacia adelante, sus músculos tensos. —¿Quieres decir que
Hoseok también fue drogado?
La doctora Seohyun asintió.
—Sí. La concentración de la sustancia química fue significativamente menor

en la sangre de Hoseok, pero fue más que suficiente.
Yoongi se acercó a Hoseok y le puso la mano en la rodilla.
—Entonces, ¿por qué no funcionó en él también? Quiero decir, obviamente

estamos contentos de que no haya convertido a Hoseok en una bestia sin
sentido, pero es extraño.
La doctora Seohyun se frotó la frente.
—Es necesario comprender cómo funciona ese medicamento para

comprender por qué no funcionó. El kerosvarin no convierte simplemente a
uno en una bestia salvaje. La droga no puede cambiar la biología de una
persona tan drásticamente. Simplemente amplifica los genes inactivos de la
designación de la persona. Los beta con genes inactivos se convierten en
omegas o alfas, los alfas regulares no cambiantes se convierten en alfas
Página 159 de 177

Delta. Y los alfas Delta como Jimin regresan a las criaturas salvajes en las
que generalmente se convierten solo durante sus celos.
—Pero no me siento diferente. No, no creo que sea un Delta.
—No lo es —dijo la doctora, luciendo un poco incómoda. —Las pruebas

genéticas que le hicimos dieron la respuesta. El kerosvarin no le convirtió en
un alfa Delta porque simplemente no tiene genes alfa Delta inactivos.
Hoseok parpadeó, sintiéndose completamente perdido. —¿Qué? Pero todos

los alfas descienden del...
—Sí. Excepto que hemos descubierto que su código genético es artificial.
Hoseok la miró fijamente.
—¿Qué? —Yoongi dijo lacónicamente.
La doctora Seohyun lo miró.
—Sé que suena increíble. Pero es verdad. Me tomó un tiempo darme cuenta
de las irregularidades en el código genético de Hoseok. No es mi área de
especialización, así que tuve que consultar a un buen genetista, sin revelar la
identidad de Hoseok, por supuesto. Dijo que parece que el código genético de
Hoseok se alteró mientras era un embrión...
—¿Te refieres a alguien modificando genéticamente a Hoseok cuando estaba

en el útero de su madre?
La doctora Seohyun asintió.
—Pero no tenemos una ingeniería genética tan avanzada —dijo Hoseok. —Y

ciertamente no la teníamos hace treinta años.
—Jeolla no lo hace, pero otros países céntricos si. Países que tienen
programas genéticos muy avanzados. Son tan avanzados que pueden diseñar
todos los rasgos que tendrán sus hijos. Siempre que los padres tengan el
deseo de arreglar algo, y dinero, se pueden hacer esas cosas.
Deseo de arreglar algo y dinero. El estómago de Hoseok pareció convertirse

en una bola de plomo.
Página 160 de 177

Escuchó a alguien reír. Pensó que sonaba un poco desquiciado y tardó un

momento en darse cuenta de que era él.
—No soy realmente un alfa, ¿verdad? —Esa fue la única explicación que se le
ocurrió. Lo único que su padre querría "arreglar" si descubrían que su futuro
heredero era un omega.
La doctora hizo una mueca.
—Usted es un alfa. Sería más exacto decir que originalmente no era un alfa.
—Mi medicina —susurró Hoseok aturdido, pensando en las pastillas que

había tomado toda su vida. —Realmente no tengo alergia, ¿verdad?
—De hecho, sí, hemos encontrado antihistamínicos en su sistema. Su

'alergia' parece ser una reacción exagerada de su sistema inmunológico a las
hormonas alfa que produce. Si bien es biológicamente un alfa ahora, esas
hormonas alfa todavía parecen desencadenar algo en su biología que las
rechaza.
—¿Estás diciendo que si dejo de tomar mi medicina habitual, me convertiré

en un omega?
La doctora negó con la cabeza.
—Solo puedo especular, pero creo que es poco probable. Ha sido un alfa toda
su vida y no puedo imaginar que sea capaz de convertirse en un omega
normal sin una intervención médica.
—Como kerosvarin —dijo Yoongi.
—Como kerosvarin —estuvo de acuerdo la doctora. —Excepto que Hoseok ha

sido un alfa durante tanto tiempo que el kerosvarin apenas lo afectó. Todavía
es mayormente un alfa. Todo lo que el kerosvarin logró hacer fue
desestabilizar su código genético con algunos rasgos omega inactivos.
Hoseok no sabía qué pensar. Cómo sentirse. Le hubiera gustado decir que
estaba sorprendido, pero una parte de él no lo estaba. Esto explicaba muchas
cosas: la perpetua insatisfacción de su padre con él, la forma en que siempre
había mirado a Hoseok con leve desaprobación y sospecha, sin importar lo
bien que lo hiciera. Hoseok siempre había pensado que era solo porque no
era lo suficientemente alfa para el gusto de su padre. Aparentemente,
simplemente no era un alfa real, punto.
Página 161 de 177

La risa brotó del pecho de Hoseok, dura e incómoda. Volteo la cara,

sintiendo... No sabía qué.
—Es algo bueno, Hoseok —dijo la doctora con voz suave —el hecho de que
solía ser un omega es probablemente la razón por la que usted y su esposo
tienen una dinámica estable y saludable, aunque generalmente es imposible
mantener una relación alfa-alfa.
A Hoseok se le encogió el estómago.
—¿Estás diciendo que mi designación original es la razón por la que me atrae

mi esposo? —No le gustó la idea. No era un omega. Él era... No sabía lo que
era, pero en realidad no se sentía como un omega.
—No —dijo ella. —Usted no es el primer alfa físicamente atraído por un

miembro de su propia designación. Pero la homodesignación no es como la
homosexualidad: la homosexualidad es completamente normal, pero la
homodesignación no lo es.
Yoongi se puso rígido a su lado.
La doctora debió de notarlo, porque hizo un gesto apaciguador.
—No estoy siendo intolerante, Yoongi. Es un hecho médico. Es

biológicamente difícil superar la designación de uno. Las designaciones
fueron la respuesta de la evolución a la sexualidad: que la compatibilidad de
apareamiento va más allá de los sexos femenino y masculino. Ahí es donde se
originaron los primeros alfa y omegas. Los alfas y omegas tienen instintos y
rasgos complementarios perfectamente compatibles. Pero los alfas y los
alfas... están conectados biológicamente para agravarse y repelerse entre sí.
Las relaciones alfa-alfa inevitablemente se vuelven tóxicas debido a las
hormonas agresivas y dominantes que producen los alfa. Es probable que los
genes omega inactivos de Hoseok simplemente ayuden a mitigar un poco su
agresión alfa; eso es todo.
Hoseok exhaló. Eso estuvo... bien. Tenía sentido. Y tenía que admitir que era
un alivio saber que su relación y la de Yoongi no corría peligro de
deteriorarse y volverse tóxica solo porque ambos eran alfas. Era algo de lo
que había tenido miedo.
Yoongi le puso una mano en el hombro, metiéndolo ligeramente en su

costado. Hoseok lo permitió, dejando que el aroma familiar de Yoongi
calmara sus nervios tensos.
Página 162 de 177

—¿Hay efectos a largo plazo de esa droga? —Dijo Yoongi. Las cejas de la
doctora se juntaron.
—Uno nunca puede estar seguro. Los efectos del kerosvarin parecen haberse
estabilizado, pero la designación de Hoseok ahora no es ni alfa ni omega,
sino un poco de ambos. Es probable que aún tenga más rasgos alfa que
omega, pero... — miró a Hoseok con simpatía. —Debe estar preparado para
algunos cambios en su cuerpo. Es poco probable que sean importantes, pero
no se alarme si comienza a sentirse extraño.
Hoseok suspiró.
—¿Es reparable?
La doctora Seohyun pareció dudar antes de asentir. —Teóricamente, sí. Los

centros genéticos en los países céntricos pueden arreglar su código genético y
convertirlo en un alfa o un omega. Sin embargo, obviamente sería
increíblemente caro.
—No importa —dijo Yoongi, tomando la mano de Hoseok y apretándola. —

Podemos pagarlo, si Hoseok lo quiere. Es su cuerpo. Nadie debería poder
cambiarlo sin su consentimiento.
Hoseok miró sus manos y sintió una oleada de amor tan abrumadora que sus
ojos se llenaron de lágrimas. Se aclaró la garganta y miró a la doctora antes
de que pudiera hacer algo estúpido como besar a Yoongi frente a una
audiencia.
—Lo que no entiendo es por qué Tae Woo me dió este medicamento. ¿Con
qué propósito? ¿Si es un problema solucionable? No tiene sentido. Si me
convirtiera en Delta, no cambiaría nada para mí. Todavía heredaría el trono
—Los alfas de Delta podrían haber sido objeto de burla y temor, pero
legalmente, todavía tenían tantos derechos como los alfas no cambiantes y
aún podían gobernar Gwangju .
—No estaba destinado a hacerte inelegible para heredar —dijo Yoongi, su

pulgar frotando círculos en la palma de Hoseok de una manera distraída. —A
Tae Woo no le importarían esas cosas. Probablemente quería destruir la paz
y luego culparnos a nosotros, un príncipe Gwangju no y su rival político. Si
una relación entre dos alfas regulares es prácticamente insostenible...
—Entonces un alfa Delta probablemente mutilaría físicamente a su

compañero alfa —terminó la doctora Seohyun por él, con expresión sombría.
—Los alfa Delta son demasiado violentos y agresivos para tolerar un
Página 163 de 177

compañero alfa. Si el kerosvarin hubiera funcionado como se esperaba, sin

duda habría arruinado su matrimonio. El primer ministro no podía saber
que Hoseok no tenía genes alfa inactivos para amplificar, y esa es la única
razón por la que ese plan falló.
—Eso es reconfortante —dijo Hoseok en un tono plano. Preparándose,

finalmente hizo la pregunta que había temido hacer. —¿Qué pasa con Jimin?
¿Puedes arreglarlo?
La doctora Seohyun suspiró, su suave aroma beta se agrió con alguna

emoción negativa.
—Lo siento, Hoseok, pero no tengo buenas noticias. El kerosvarin ha sido

prohibida por una razón: no tiene cura.
—Han pasado quinientos años desde que fue ilegalizado —dijo Yoongi. —
¿Seguramente nuestra medicina ha progresado lo suficiente como para
encontrar una cura ahora?
La expresión de la doctora se tornó un poco contraída.
—Haremos nuestro mejor esfuerzo —dijo —Pero tengo que advertirles que
no deben hacerse ilusiones.
Hoseok bajó la mirada y se tragó el nudo en la garganta. —¿No hay... no

pueden los centros genéticos arreglarlo también?
Cuando miró hacia arriba, encontró una expresión incómoda en el rostro de

la doctora Seohyun.
—Esa es una opción, pero... A mi entender, este tipo de centros genéticos

puede arreglar sin dolor irregularidades de código genético en casos como el
suyo. El caso de Jimin es más complicado. Su transformación fue exitosa, así
que técnicamente no hay nada que arreglar. La modificación genética de
adultos es diferente a la modificación de embriones. Incluso si su estado
salvaje se puede arreglar con modificaciones genéticas, es posible que no sea
la persona que alguna vez conocieron. Sería simplemente otra modificación
genética además del kerosvarin en lugar de una solución adecuada.
—Así que debería ser nuestro último recurso —dijo Yoongi. Ella asintió.
—En efecto. Primero intentaremos encontrar una cura antes de poder

recomendar esa opción.
Página 164 de 177

Hoseok asintió aturdido y se puso de pie.
—Gracias, doctora Seohyun —dijo—. Por favor manténganos al tanto.
Regresaron a casa justo cuando el cielo comenzaba a ponerse rosado. Por un

acuerdo tácito, fueron a la habitación de Yoongi, se desnudaron y cayeron en
la cama, demasiado agotados para nada más que intercambiar besos
somnolientos mientras se quedaban dormidos en los brazos del otro. Seguía
siendo la mejor sensación del mundo: la intimidad embriagadora, la forma
en que sus cuerpos encajaban, como dos piezas de un rompecabezas.
Lo último que recordó Hoseok antes de que el sueño lo reclamara fue la

sensación de la boca de Yoongi chupando su glándula de olor.
Eso estaba bien.
Todo saldría bien.
Página 165 de 177

Capítulo Veintidós
Hoseok se despertó con la sensación de una dura polla moliéndose contra sus
nalgas.
—Lo siento —dijo Yoongi en su oído. —Sé que probablemente no estás de humor
con todo lo que está pasando, pero no puedo... —Respiró temblorosamente, su
brazo alrededor de la cintura de Hoseok se tensó, —ha pasado un día desde que te
tuve. Siento que me romperé si no vuelvo a meter mi polla en ti —Sus dientes
mordieron la nuca de Hoseok, y Yoongi suspiró, la frustración agrió su olor. —No
sé qué diablos me pasa.
Hoseok parpadeó somnoliento y apenas se contuvo de decir algo estúpido como:

soy tuyo, puedes hacerme lo que quieras, incluso follarme mientras duermo.
Todavía medio dormido, rodó sobre su estómago, se puso de rodillas y enterró la

cara entre los brazos cruzados. Presentando su culo.
Escuchó la respiración de Yoongi entrecortarse.
Hoseok cerró los ojos y esperó, la posición sumisa le hacía cosas extrañas en el
interior. Se sentía mal y bien al mismo tiempo, su mente se volvió confusa.
Se sintió casi como un sueño. Sintió unas manos tirar de sus bóxers por sus
piernas, dejándolo desnudo. Luego hubo una boca caliente que le recorrió la
espalda con besos, haciéndolo temblar y jadear. Manos fuertes separaron sus
mejillas y luego... —Joder —jadeó Hoseok cuando la lengua de Yoongi comenzó a
aletear y bailar contra su agujero. Se sintió bien. Realmente bueno. Tan bueno que
Hoseok no pudo evitar presionar hacia arriba y abrir más las piernas, ofreciéndose.
Yoongi gruñó y metió la lengua. Y Hoseok se volvió loco, gimiendo y lloriqueando,

tratando de empalarse en esa hermosa lengua. Oh Dios, oh Dios, oh Dios...
Yoongi se lo comió por lo que pareció una eternidad, su lengua logró golpearlo de
todas las formas correctas. Pero aun así no fue suficiente. Luego hubo dedos
resbaladizos dentro de él, moviéndose, estirándolo. Todavía no fue suficiente.
Hoseok se encontró medio sollozando, medio gruñendo en la almohada, rogando al
otro alfa por su polla. Por favor, por favor, lo necesito, polla, tu polla...
Cuando Yoongi finalmente metió su polla en él, sintió como si todo lo demás dejara
de existir excepto por la longitud gruesa y dura como una roca que lo empalaba
lentamente. Se sentía casi demasiado, su interior parecía reorganizarse para la
polla de Yoongi, pero al mismo tiempo, se sentía perfecto, como si hubiera sido
creado para esto. Lo fue, pensó Hoseok aturdido. Si le hubieran permitido ser un
omega, habría estado goteando por su alfa, mojado y necesitado por dentro.
Página 166 de 177

Hoseok era un alfa y no estaba mojado, pero estaba necesitado por dentro. Sentía
que iba a morir si Yoongi dejaba de follarlo, si Yoongi no se derramaba
profundamente dentro de él.
Al poco tiempo, Yoongi golpeó, fuerte y rápido, sus dedos agarraron las caderas de
Hoseok, gruñidos bajos escaparon de su garganta.
—Hoseok.
Hoseok gimió cuando la polla dentro de él golpeó algo que se sintió

particularmente bien.
—¡Más!
Con un sonido gutural, Yoongi lo puso boca arriba y lo empujó hacia atrás,
enterrando su rostro en la garganta de Hoseok.
—Joder, no puedo tener suficiente de ti —dijo con frustración, sus caderas

golpeando en Hoseok a un ritmo enloquecedor. —Es como un hambre, te quiero,
quiero que seas mío —Hundió los dientes en la glándula de olor de Hoseok,
bombeando sus feromonas como loco.
Hoseok gimió, descubriendo su garganta para un mejor acceso y apretando

alrededor de la polla en él.
—Anúdame —exigió, su mirada desenfocada en el techo. —Quiero que me anudes.
El cuerpo de Yoongi se estremeció encima de él.
—Podría lastimarte —dijo, su voz increíblemente tensa, pero Hoseok ya podía

sentir la base de su polla expandiéndose, empujándose hacia él, encerrándolos
juntos cuando Yoongi finalmente se corrió con un gemido, su semen caliente lo
llenó.
Oh, mierda. Las lágrimas brotaron de los ojos de Hoseok. No eran lágrimas de
dolor; simplemente se sintió tan intenso. Tan bueno. El nudo de Yoongi se sentía
perfecto dentro de él, tan increíblemente grueso pero tan correcto. Hoseok sentía
que esto era lo que se había perdido toda su vida. Él gimió débilmente, abrumado,
su polla brotando. Este orgasmo se sintió como nada que hubiera experimentado.
Pareció durar una eternidad, y fue satisfactorio en un nivel que no pudo explicar.
Maldito infierno. Nunca se había sentido mejor en su vida. Tan lleno.
Se agarraron el uno al otro, respirando con dificultad, los dientes de Yoongi todavía
en la garganta de Hoseok, el nudo de Yoongi uniéndolos firmemente.
—Esta fue una mala idea —dijo finalmente Yoongi.
Página 167 de 177

—¿Por qué? —Hoseok dijo con una sonrisa aturdida —Me encantó.
Yoongi medio rió, medio gimió.
—No digas eso. Ahora todo lo que pensaré es en la próxima vez que pueda
anudarte. A este paso, terminarás teniendo mi nudo cada hora.
Hoseok pasó los dedos por el cabello húmedo de la nuca de Yoongi.
—Siempre que no entre en conflicto con nuestros horarios, estoy listo.
Riendo, Yoongi acarició su cuello antes de quedarse quieto de repente.
—Hoseok.
Al darse cuenta de la extraña inflexión en la voz de Yoongi, Hoseok le lanzó una

mirada inquisitiva.
—¿Qué?
Yoongi respiró hondo, un gruñido bajo y retumbante escapó de su pecho. Los ojos
de Hoseok se cerraron.
—¿Mmm?
—Hueles como mío —dijo Yoongi sin aliento, su voz tensa y llena de asombro —
Hueles como si fueras mío, Hoseok.
Hoseok se obligó a abrir los ojos y parpadeó confundido. —¿Qué?
—La marca se formó —dijo Yoongi, apretándolo con tanta fuerza que se hizo difícil
respirar.
¿La marca?
La mente borracha de placer de Hoseok tardó un momento en comprender lo que

eso significaba. Por supuesto. La doctora Seohyun había dicho que aunque su
biología todavía era principalmente alfa, el kerosvarin había amplificado algunos
genes omega inactivos. Si ahora tenía algunas características omega, era probable
que su cuerpo ahora produjera suficientes hormonas para que tomara la marca de
apareamiento de un alfa.
Ahora estaba unido a Yoongi.
Eran compañeros.
Compañeros.
Página 168 de 177

Ahora que Hoseok sabía qué buscar, realmente podía sentir un ligero cambio en él.
Se sintió más anclado. Estable. Seguro y afianzado. Más importante aún, podía
sentir en sus huesos que este hombre era suyo. Yoongi era suyo.
Yoongi levantó la cabeza y se miraron el uno al otro, más que un poco aturdidos,
antes de sonreír como tontos y aplastar sus bocas juntas.
Cuando lograron romper el beso, Yoongi tarareó de satisfacción, presionando sus

frentes juntas.
—Esto se siente bien. Se siente bien no sentir que necesito orinar sobre ti para que
sigas oliendo a mí. Voy a extrañar un poco esto si arreglas tu código genético.
A Hoseok se le encogió el estómago.
Correcto.
—¿Quieres que lo haga?
Yoongi se apartó un poco para mirarlo a los ojos. —¿Qué?
Hoseok se mordió el interior de la mejilla.
—Quiero decir, ¿no quieres que me convierta en un omega? Las cejas de Yoongi se
juntaron.
—En primer lugar, no importa lo que quiera. Es tu cuerpo y tu elección. Deberías

ser solo lo que quieres ser —Tocó el corazón de Hoseok —Debes ser solo lo que
sientes que es adecuado para ti.
Hoseok lo miró inquisitivamente.
—¿Realmente no quieres que me convierta en un omega? Facilitaría las cosas. Y

podría darte hijos de la manera natural— Se sonrojó, de repente avergonzado e
inseguro. Nunca antes habían hablado de niños. Ni siquiera sabía si Yoongi quería
tener niños con él. En realidad, nunca habían hablado del futuro.
Yoongi lo miró por un momento antes de inclinarse y besarlo en la nariz. Él estaba

sonriendo.
—Eres jodidamente adorable cuando te sonrojas, ¿lo sabías?
—¡Cállate, no lo soy!
Página 169 de 177

Yoongi lo besó brevemente en la boca antes de retroceder nuevamente. Su mirada

era seria ahora.
—Quiero tener hijos contigo —dijo —Me gusta la idea de tener algunos hijos, tal vez
un par de niñas y un niño con tus ojos y tu sonrisa... —Su expresión se volvió más
suave. Tocó el labio inferior de Hoseok con el pulgar —Pero me importa un carajo
si nacen de forma natural o son gestados en un centro genético, no los amaría
menos.
Hoseok se mordió el labio, tratando de controlar sus emociones.
Yoongi tomó su mano entre la suya.
—Hablo en serio, Hoseok. No me importa si eres un alfa, un omega o un beta.
Su visión se volvió borrosa de repente. Hasta ahora, no se había dado cuenta de

cuánto temía que Yoongi quisiera que cambiara su designación a omega. No estaba
seguro de estar listo para hacerlo. No importaba que omega fuera su designación
natural. No importa cuán enojado estaba con su padre por alterar su genética,
todavía se sentía como un alfa. Tal vez algún día consideraría la opción de
convertirse en un omega, pero por ahora, se alegraba de que no hubiera presión
sobre él para decidir de una forma u otra. Por ahora, no haría nada. Se sentía lo
suficientemente cómodo con su designación mayoritariamente alfa ligeramente
omega y no tenía ganas de jugar con ella.
Y, sin embargo, existía una inquietante duda que se negaba a desaparecer. Le dio a
Yoongi una mirada escrutadora.
—Pero prefieres a los omegas.
—Lo hice. Hasta ti —Los ojos oscuros de Yoongi lo miraron intensamente —Eres mi
marido. Eres mi compañero, lleves o no mi marca de apareamiento. Yo como que...
—Tragó saliva, su mandíbula se apretó un poco y sus pómulos se tiñeron de rosa —
En caso de que no lo hayas notado, estoy un poco loco por ti.
Hoseok frunció los labios para evitar sonreír estúpidamente, pero a juzgar por la
expresión de Yoongi, no estaba engañando a nadie.
Rodeando el cuello de Yoongi con los brazos, tiró de él hacia abajo, rozando su
nariz contra la de Yoongi.
—Yo también estoy un poco loco por ti—murmuró con una sonrisa.
La respiración de Yoongi se aceleró.
—Oh, ¿es eso así?
Página 170 de 177

—Mhmm. Mucho —Abrazó a su esposo con fuerza y pensó: te amo. —Te amo —dijo
Hoseok, porque necesitaba decirlo. Loco por ti sonaba tan inadecuado para este
sentimiento que lo abarcaba todo y que llenaba su corazón de alegría y calidez —Me
asusta cuando pienso que nunca nos hubiéramos conocido si el Consejo no se
hubiera cansado de nuestra guerra.
Yoongi presionó sus frentes juntas, sus manos acunando el rostro de Hoseok.
—Lo sé, amor —dijo con voz ronca, besando la esquina de la boca de Hoseok —
Joder, te amo tanto que quiero vivir dentro de ti.
Hoseok se estremeció, sintiendo una punzada de excitación. —Tal vez podamos-
Su teléfono sonó.
Apartándose de Yoongi, alcanzó la mesita de noche donde había dejado caer su

teléfono la noche anterior y lo contestó. —¿Sí?
—¿Hoseok? Soy la doctora Seohyun.
Frunciendo el ceño, Hoseok se sentó, haciendo una pequeña mueca cuando la polla
de Yoongi finalmente se deslizó fuera de él.
—¿Tienes noticias? ¿Encontraste una cura?
—No —dijo ella —Lo siento, pero su primo se ha escapado del hospital.
El teléfono se le cayó de los dedos repentinamente entumecidos, y miró al espacio,

su mente corriendo.
—¿Hoseok? —Dijo Yoongi, incorporándose también y tocando su hombro —¿Qué

pasa?
—Jimin escapó del hospital —susurró Hoseok, el miedo le oprimía la garganta—.

Mierda. Está... está completamente indefenso, sin ningún recuerdo y... cualquiera
podría dispararle como a un animal... y... y...
Yoongi lo tomó en sus brazos y apretó la cara de Hoseok contra su garganta.
—Respira —dijo con firmeza. —Él estará bien. Es un alfa Delta completamente
transformado, exponencialmente más fuerte y rápido que tú o yo. No es fácil de
lastimar.
Hoseok aspiró el familiar aroma de Yoongi y sintió que se calmaba poco a poco.
Casi se sintió culpable por la sensación de seguridad y bienestar que se extendió a
través de él, ¿cómo podía sentirse así cuando Jimin estaba quién-sabe-dónde,
posiblemente lastimando o siendo lastimado por otros?- pero no podía luchar
Página 171 de 177

contra el sentimiento. Estaba en los brazos de su pareja y esposo, y todo se sentía

absolutamente perfecto, sin importar lo que dijera su cerebro.
Hoseok suspiró y besó la garganta de Yoongi, permitiéndose disfrutar esto por un

momento. Iba a ser un día largo, unas largas semanas si era elegido Lord Canciller
y Yoongi reemplazaba a Tae Woo como primer ministro.
—Te prometo que lo encontraremos —dijo Yoongi, dejando un beso en la parte

superior de su cabeza —Dirigiré la búsqueda personalmente.
Hoseok resopló divertido, aunque estaba conmovido, especialmente considerando

lo ocupado que estaba Yoongi y el hecho de que ni siquiera le gustaba mucho Jimin.
—No es necesario, tonto. Necesitaré recursos y personas, pero yo mismo dirigiré la

búsqueda. Tienes suficientes cosas con las que lidiar hoy.
Yoongi suspiró.
—Lo sé. Sé que eres más que capaz de liderar la búsqueda. Solo... —Levantó la cara
de Hoseok para que se miraran a los ojos. La expresión de Yoongi era seria —Ten
cuidado, ¿de acuerdo? Sé que amas a tu primo, pero ahora mismo es
extremadamente peligroso. Odio la idea de que te lastimen.
Hoseok sonrió torcidamente.
—Tendré cuidado, lo prometo. No tengo ninguna intención de lastimarme y

perderme todo el sexo que me prometiste.
No engañado por su intento de frivolidad, Yoongi lo besó en la frente y lo abrazó

con fuerza de nuevo.
—Todo estará bien —afirmó —Te lo prometo, amor.
Cerrando los ojos, Hoseok se permitió fundirse en su abrazo y creerle.
Página 172 de 177

Epílogo
Meses después
Yoongi apartó la mirada de su computadora y se reclinó en su asiento con un

suspiro. El nuevo proyecto de ley de impuestos propuesto al Senado no logró
mantener su atención por mucho tiempo. Miró el reloj de la pared y
tamborileó con los dedos sobre el reposabrazos, con la piel erizada de
agitación.
Hoseok ya debería haber regresado.
No había motivo de preocupación. Hoseok podría cuidar de sí mismo. Había

sido un general de guerra durante más de una década; podía manejar el
rastreo de un alfa salvaje. Además, Hoseok no estaba solo. Tenía gente con
él. No había razón para preocuparse.
Yoongi sonrió para sí mismo. ¿A quién estaba tratando de engañar? No

importa lo que se dijera a sí mismo, nunca había logrado sofocar su ansiedad
hasta que tuvo a Hoseok de nuevo en sus brazos. Cada vez que Hoseok se
marchaba en busca de su primo, siguiendo nuevas pistas, Yoongi no podía
concentrarse en su trabajo hasta que su pareja regresaba. Cada vez.
No era normal, pero Yoongi había hecho las paces con eso. Su relación no era
exactamente normal, punto. Aunque estaban emparejados en todos los
sentidos de la palabra, este impulso de reafirmar su emparejamiento era
demasiado fuerte para una pareja normal. A estas alturas, Yoongi estaba
acostumbrado a sentirse agitado si no veía a Hoseok aunque solo fuera por
un día. Por supuesto, era molesto que su personal lo tratara como una
bomba de tiempo cada vez que Hoseok estaba ausente en sus deberes de
Lord Canciller o se iba en busca de Jimin. Hubiera sido vergonzoso si él y
Hoseok no estuvieran tan acostumbrados a tener ojos en su relación desde el
principio.
Teniendo en cuenta que siempre estuvieron en el centro de atención como el

primer ministro y el Lord Canciller del país, era difícil mantener su relación
en privado, por lo que ni siquiera lo intentaron. Todos en el país sabían que
eran un matrimonio feliz. Todos sabían que Yoongi amaba a su esposo; no se
avergonzaba de mostrarlo. Sus gerentes de relaciones públicas no parecían
descontentos con ellos, por lo que Yoongi lo usó descaradamente para salirse
con la suya y besar a su esposo cuándo y dónde quisiera. Fue uno de los raros
Página 173 de 177

casos de buena cobertura mediática que coincidió con algo que realmente
quería hacer.
Aunque la prensa no pensaría favorablemente en él si supieran cuánto lo

distraía de su trabajo la ausencia de Hoseok.
Yoongi volvió a mirar el reloj y frunció el ceño. Era casi mediodía. Hoseok
había prometido que volvería esta mañana.
Miró su teléfono y se obligó a no tocarlo. No quería ser demasiado

controlador. Hoseok había sido un alfa fuerte e independiente durante
décadas. No le divertiría si Yoongi comenzara a reprimir su libertad y exigir
saber dónde estaba en todo momento.
Su intercomunicador sonó.
—Su esposo quiere verle, excelencia —dijo la voz de su secretaria.
—Déjalo entrar —dijo Yoongi, su corazón se aceleró y todos sus sentidos se

agudizaron.
Parte de él estaba incrédulo. Habían estado emparejados durante meses;

semejante entusiasmo y obsesión eran ridículos e inapropiados. Él estaba en
el trabajo.
Pero habían pasado ocho días. Ocho días y cuatro horas desde que Hoseok le
dio un beso de despedida antes de partir en su interminable búsqueda para
encontrar a su primo. En este punto, Yoongi pensó en privado que Jimin
debía haber estado muerto, asesinado por un idiota con gatillo fácil como
Tae Woo ansioso por "sacrificar a un animal". Yoongi no había compartido
ese pensamiento con su esposo, pero Hoseok tampoco era estúpido. Con
cada búsqueda infructuosa y pista falsa, la esperanza en los ojos cafés de
Hoseok parecía debilitarse. Yoongi se había estado preparando para lo
inevitable: el día en que Hoseok encontraría el cuerpo o se rendiría por
completo. No estaba seguro de qué opción sería peor. Un cierre adecuado
probablemente sería bueno para Hoseok, pero maldita sea, Yoongi no quería
que su esposo se pusiera triste.
Frunció el ceño, preparando palabras de aliento y apoyo, cualquier cosa para

que Hoseok se sintiera mejor, cuando la puerta se abrió y Hoseok entró con
una amplia y brillante sonrisa en su rostro.
—¡Lo encontré, Yoongi!
Página 174 de 177

Por un momento, las palabras ni siquiera se registraron: Yoongi estaba

demasiado ocupado mirando con avidez la hermosa sonrisa de Hoseok.
Tenía que prestar atención esto era importante, Yoongi se sentó más recto.
—¿Qué?
Sonriéndole, Hoseok se sentó a horcajadas sobre su regazo y lo besó con

fuerza.
—Lo encontré —dijo entre besos, su mano agarrando la corbata de Yoongi. —

Mmm, te he echado de menos.
—También te eché de menos —dijo Yoongi, mordiendo el labio inferior de

Hoseok y tirando de él contra su pecho. Joder, no podía abrazarlo lo
suficientemente fuerte, su polla ya estaba dura y ansiosa. Tenía sed, hambre,
hambre de él. Besó a Hoseok con fuerza, apretando su polla contra su
trasero, y dejó un rastro de besos húmedos por el cuello de Hoseok antes de
aferrarse a su glándula de olor.
Hoseok se rió sin aliento.
—¿No quieres saber dónde lo encontré?
—¿Su vida está en peligro?
—Bueno no.
—Entonces puede esperar —Yoongi empezó a desabotonar la camisa de

Hoseok, salpicando su cuello de besos— Ha pasado demasiado tiempo desde
que tuve mi polla en ti.
—Encantador —dijo Hoseok riendo, aunque estaba igualmente duro contra

el estómago de Yoongi —Cariño, estamos en el edificio del Senado. Tenemos
que trabajar aquí.
Yoongi se obligó a detenerse, a pesar de que su cuerpo gritaba en protesta.

Pellizcándose el puente de la nariz, respiró hondo.
—Tienes razón. Lo siento, fue una irresponsabilidad de mi parte. Sólo te

echaba de menos.
Hoseok le sonrió, sus ojos eran muy suaves y encantadores.
—Lo sé. Yo también. Ha sido prácticamente una eternidad.
Página 175 de 177

—Ocho días.
—Y cuatro horas —agregó Hoseok con tristeza, acariciando el pecho de

Yoongi.
Yoongi se rió y lo abrazó con fuerza. Era bueno saber que él no era el único
patético.
—Te amo —dijo, besando detrás de la oreja de Hoseok y aspirando su aroma

con avidez. No podía creer que hubo un momento en que lo había
encontrado poco atractivo. Parecía que fue en otra vida, como si hubiera sido
un hombre completamente diferente. Un hombre solitario e infeliz casado
con su trabajo.
Hoseok dejó escapar un suspiro de satisfacción.
—También te amo —dijo, pasando sus dedos por el brazo de Yoongi y

entrelazando sus dedos.
—Mucho.
Yoongi le apretó la mano.
—Entonces, ¿dónde encontraste a Jimin?
Sonriendo, Hoseok comenzó a hablar y gesticular animadamente, sus ojos

brillaban de felicidad y alivio.
Yoongi se limitó a mirarlo y asintió con esperanza en los lugares correctos,

bebiéndolo. Joder, era tan hermoso. Tan malditamente bonito. La cosa más
hermosa que jamás había visto. Y él era solo suyo. Su marido, su pareja, su
Hoseok.
Hoseok se echó a reír.
—¡No estás escuchando!
—¿Quién me puede culpar? —Dijo Yoongi, empujándolo hacia su escritorio.

A la mierda. Había dejado de ser responsable. —No puedes hablar en serio...
Yoongi lo besó.
Hoseok todavía se reía cuando le devolvió el beso, por lo que el beso no fue
muy bueno.
Página 176 de 177

Aún así se sentía perfecto.
FIN.
Página 177 de 177

Unfair (Yoonseok)

Cargado por

Información del documento

Título original

Derechos de autor

Formatos disponibles

Compartir este documento

Compartir o incrustar documentos

Opciones para compartir

¿Le pareció útil este documento?

¿Este contenido es inapropiado?

Copyright:

Formatos disponibles

Unfair (Yoonseok)

Cargado por

Copyright:

Formatos disponibles

“Unfair” [yoonseok: Min Yoongi y Jung Hoseok] Adaptado por: ibebao

★ A pesar que la temática radica en que ambas partes son "alfas"

★ Delta: Una raza de Alfas superior a la común

Pero cuando ocurra un desastre y se pongan a prueba las lealtades, ¿qué

Hoseok estaba empapado cuando regresó al palacio, y estaba pensando con

—En su estudio, Alteza.

Hoseok miró sus botas sucias y su uniforme militar igualmente sucio.

—Lo veré después de tomar una ducha. Apesto.

Dojun negó con la cabeza.

—Su Majestad dijo que debe acudir a él inmediatamente después de su

Hoseok frunció el ceño y se dirigió al estudio de su padre. Golpeó una vez

—Su Majestad —dijo respetuosamente, pero no demasiado respetuosamente.

Apartó el pensamiento. Tales pensamientos eran inútiles. Y ridículos. Él era

El rey Jung Kyung-ho levantó la mirada de su computadora, sus cejas

—Finalmente has vuelto.

—¿Querías verme, padre? —Dijo Hoseok, enderezándose en toda su estatura,

—Siéntate —dijo brevemente el rey Kyung. Hoseok hizo lo que le dijo.

El rey lo miró desde el otro lado del escritorio.

—¿Guerra civil? —Dijo Hoseok, frunciendo el ceño—. No hay guerra civil en

—Guerra civil en nuestra nación—dijo el rey.

—Para el Consejo, Jeolla es una entidad, y no les importa que hayamos

Hoseok lo miró asombrado.

—No puedes considerarlo seriamente —Gwangju y la República de Daegu

Así que, Hoseok estaría jodidamente encantado si la guerra finalmente

Kyung hizo una mueca.

—Tenemos pocas opciones. Si no hacemos lo que dicen, el Consejo revocará

Hoseok se reclinó en su silla, frunciendo el ceño.

—No somos Gangwon o Gyeongsang, Hoseok. Según los estándares, somos

No tenemos el poder político y económico de esas naciones que les permite

Su padre volvió a fruncir el ceño.

—Aparentemente, el Primer Ministro Minho ha ofrecido una solución

Hoseok sintió que el miedo le apretaba el estómago.

—Obviamente, tú, como mi heredero y un general de renombre en mi

Pero su alivio no duró mucho.

—Un matrimonio entre mi heredero y un senador de Daegu es la única

A Hoseok se le cayó el estómago.

—¿Qué senador? —Dijo Hoseok, forzando a su voz a sonar tranquila—. ¿Ya

—No te preocupes, he dejado en claro que deberías opinar. No se puede

la designación de tu cónyuge. Eres el Príncipe Heredero de Gwangju. Mi

Hoseok nunca se había sentido más agradecido por el orgullo de su padre.

—Gracias, padre —dijo— No me importa su sexo, pero en cuanto a su

—Deben ser un beta—dijo Hoseok.

El rey arqueó las cejas.

La mandíbula de Hoseok se apretó. Miró al rey a los ojos.

Kyung tarareó, luciendo escéptico, pero asintió.

—Probablemente sea lo mejor —dijo después de un momento—. No creo que

Hoseok mantuvo su expresión en blanco. El repugnante prejuicio de su

—Entonces está decidido —dijo el rey.—Solicitaré un senador beta. Puedes

Cuando Hoseok se puso de pie, la mirada de su padre se posó en su sucio

—¿Cómo estuvo la inspección? ¿Confío en que todo esté en orden?—Hoseok

—Por supuesto, padre.

Inclinándose ante el rey, salió de la habitación, exudando una confianza que

Se permitió relajarse solo una vez que estuvo en la seguridad de sus

—Maldita sea —murmuró, pasándose una mano por la cara. No es que

Al menos sería un beta. Eso fue algo.

El senador Min Yoongi llamó a la puerta y entró sin esperar respuesta.

—Su Excelencia —dijo tranquilamente.

Yoongi se sentó y miró expectante al primer ministro, mostrando una

—Probablemente te estés preguntando por qué te pedí que vinieras —dijo

mente aguda e instintos igualmente agudos, contrariamente a su

—¿Cuánto hace que nos conocemos, muchacho?

—Más de una década, Su Excelencia.

Tae Woo tarareó pensativo.