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Enredos de pareja

Hay dos tipos de personas en el mundo. Los que observan primero y los que saltan.
Siempre he sido más un espectador. Cauteloso. Un planificador. Eso cambió después de
que conocí a Jeon Jungkook. Él es tan persistente. Tan seguro de sí mismo –y de mí.

Pero no todas las historias de amor tienen un feliz para siempre. ¿Pensaste que Jungkook y
yo íbamos a cabalgar hacia el atardecer? Únete al club. Ahora tengo que tomar una
decisión, la más importante de mi vida. Jungkook ya tomó la suya –de hecho, trató de
decidir por nosotros dos. Pero sabes que ese no es mi estilo. Así que volví a Greenville.
Solo. Bueno, algo así…

Lo que me he dado cuenta es que los viejos hábitos son difíciles de superar y a veces
tienes que volver a donde empezaste, antes de seguir adelante.

Enredos de Pareja sucede dos años después del final de Enredos de Oficina y está narrado
desde el punto de vista de Taehyung..

PRÓLOGO

Los gays caminan por una fina línea.


Femenino.
Musculoso.
Puto.
Misógino.
Felpudo.
Definir quién eres para el mundo exterior es un acto constante. Es agotador, pero para
algunas personas ahí afuera es una ocasional escapada. Una excusa que les permite decir
lo que realmente está en sus mentes, les permite perdonar incluso si saben que no
deberían y las empuja a satisfacer todas sus indecentes fantasías — sin las escarlatas
consecuencias.
Alcohol.
Puede dar el valor para hablar sucio y el permiso para ir a casa con el camarero.
Es la coartada. El artículo de portada.
No eras realmente tú— estabas poseído por el Capitán Morgan y Grey Goose**

**//Marcas de ron y vodka//**

Lamentablemente, tengo una muy alta tolerancia al alcohol.


Apesta ser yo.
En todos nuestros años juntos, Bogum nunca fue capaz de sacarme fuera de combate. Ni
una vez. Tal vez es porque empecé a beber a una edad temprana. Tal vez sólo nací así. A
pesar de todo, cuesta mucho que me haga efecto y aún más que me emborrache.
Ese es el porqué, en su día, preferí la marihuana.
Mucho más eficiente.
Sí, has oído bien. Kim Taehyung —extraordinario marihuanero. ¿Los Grateful Dead** y yo?
Podríamos haber sido mejores amigos. La hierba es lo que me dio la valentía
suficientemente para hacerme mi tatuaje.

**//GratefulDead: fue un grupo de rock y folk rock estadounidense influido por la


psicodelia//**

Pero, lamentablemente, esos días terminaron. Cuando empecé la escuela de negocios, me


di cuenta de las consecuencias de ser atrapado con una controlada sustancia eran
demasiado altas. Así que ahora solamente me atengo a drogas legalmente sancionadas. En
su mayoría vino.
Jungkook y yo bebemos todas las noches, sólo para relajarnos. Y una vez por semana
tenemos una cita, una noche especial. Cocinamos juntos.
Jungkook es un gran fan de las fajitas. Podemos beber y hablar, y beber un poco más.
Esta noche hemos bebido un poco más de lo habitual. Así que, aunque no estoy borracho
en el sentido literal, mis extremidades se sienten flojas, Relajadas.
Al igual que mis inhibiciones. ¿Tengo tu atención? Excelente.
Abran una ventana, damas y caballeros—va a hacer calor aquí.

***

Estamos en la cama.
Estoy sobre mi espalda. Y Jungkook está entre mis piernas.
Bueno, su rostro lo está, de todos modos.
—Me encanta tu pene.
Gimo, y él refuerza sus palabras con acciones. Es grande con las acciones.
Húmedas y adoradoras acciones.
—Joder, podría vivir aquí.
Capta su ritmo, y antes de que puedas decir “Pégame con una fusta”, estoy tirando de su
cabello y gritando su nombre. Momentos después, Jungkook sonríe con orgullo y se arrastra
por mi cuerpo. Mis extremidades están perezosas por el vino— y el orgasmo, por supuesto.
Todo alrededor, es una agradable neblina, una niebla de adormecimiento, haciendo que
todo parezca onírico.
Y luego nos besamos. Y calor se extiende a lo largo de mi cuerpo como una corriente
eléctrica, trayéndome de vuelta.
Haciéndome sentir que esto es real.
Arranco mi boca de la suya y susurro, el alcohol me hace valiente
—Jungkook... Jungkook, quiero intentar algo.
Esto atrapa su atención.
—¿Qué quieres probar? —Su lengua se desliza sobre mi pezón.
Sonrío y muerdo mi labio
—Algo nuevo.
Levanta la cabeza. Sus parpados están adorablemente pesados.
—Me gusta lo nuevo.
Suelto una risita y lo aparto de mí, luego me levanto y hago mi camino hacia el
tocador —chocando con la mesita de noche mientras voy.
—Perdón. —Abro el cajón y saco los dos pares de esposas.
Jimin los consiguió para su despedida de soltero, pero él ya tenía un par.
No preguntes.
Balanceo uno alrededor de mi dedo. Mi sexy pavoneo de regreso a la cama casi es
arruinado cuando tropiezo con mis zapatos y río.
Jungkook se alza sobre sus rodillas. Se ve hambriento, como un león muerto de hambre
mirando a un jugoso filete que está fuera de alcance. Se traslada para tomar las esposas de
mí, pero lo empujo lejos.
—Sobre tu espalda, chico grande.
Sé lo que piensa. ¿No puedes casi escucharlo?
―Mmm... ¿Tae quiere manejar el show? Interesante.- Se echa hacia atrás y lleva sus
muñecas a los postes de la cabecera. Rodeo sus muñecas y aseguro las medias lunas en el
lugar.
Click.
Click.
Él le da a cada uno un tirón, probándolo, mientras yo me paro junto a él, mis ojos paseando
sobre la extensión de perfección desnuda que es Jeon Jungkook.
Hermoso.
—¿Planeas hacer algo? O ¿vas a mirarme toda la noche?
Lo miro. Y sus ojos son ansiosos, desafiándome a que lo traiga.
Oh, yo puedo traerlo. No hay duda de eso.
Levanto mi barbilla orgullosamente y llevo mis manos entre sus muslos.
Froto y masajeo sus bolas lentamente. Deslizo mi mano en su polla ya dura, aferrándolo
fuerte —la forma en que sé que le gusta— antes de administrarle unas bombeadas firmes.
El pecho de Jungkook comienza a subir más rápido. Interesante.
Y antes de que preguntes, no, no fui siempre así. Esto es atrevido, Audaz.
Toda mi relación sexual con Bogum involucró dos niveles: tímido y mundano.
Vacilante y repetición. Y ahí es donde se quedó. Fue sólo después de Jungkook que me di
cuenta de cuánto Bogum y yo nos habíamos conteniendo el uno al otro.
En el sexo —en la vida.Ante los ojos del otro, siempre seriamos Bogum y Taetae.
Inmaduros.
Dependientes. Siempre jóvenes —como Tuck Para Siempre sobre la fuente de la juventud.
Jeon Jungkook llegó a mi vida, sin pelos en la lengua, exigente, y sí, un cachondo hombre
que había estado creciendo en mí durante una década fue puesto en libertad. Por lo menos
en la cama. Su cama.
Me doblo por la cintura, el culo al aire y tomo su longitud en mi boca. Él da un tirón con el
contacto. El alcohol debe haber entumecido mi reflejo de nauseas, porque soy capaz de
llevarlo hasta el fondo de mi garganta.
Y lo hago.
Cuatro, cinco, seis veces. Entonces traslado mis ojos a los suyos. ¿Durante una mamada?
A los hombres les encanta el contacto visual. No me preguntes por qué.
No tengo idea.
—¿Te gusta cuando chupo tu polla, Jungkook? —A él también le gusta hablar sucio. En
realidad, no hay mucho que a Jungkook no le guste.
Sus ojos ruedan hacia atrás—. Joder, sí…
Vuelvo al trabajo, dejando que mi lengua entre en acción. Su voz es entrecortada, jadeando
—Dios, cariño, tú das el mejor sexo. Puedes enseñar una maldita clase.
Ja, ¡eso es chistoso! Lame polla 101.
Después de casi dos años, soy un experto en la lectura del lenguaje del cuerpo de
Jungkook. Así que cuando sus caderas empiezan a levantarse y aprieta sus manos en el
aire, sé que está cerca. Sus apreciativos gruñidos y gemidos casi me hacen abandonar mi
plan.
Pero no lo hago.
En el último segundo, justo antes de que llegue, me aparto. Y me siento. Los ojos de
Jungkook se cierran con fuerza, esperando la explosión que no va a venir. Abre los ojos y
está desconcertado.
Sonrío, sintiéndome empoderado. Y travieso.
Bostezo dramáticamente
—Sabes, ese vino realmente tomó mucho de mí. Estoy un poco cansado.
—¿Quu... qué? —jadea.
—Creo que necesito un descanso. No te importa, ¿verdad?
Jungkook gruñe—. Tae...
Paso mi pierna sobre él, deslizando su masivamente impresionante erección entre mis
piernas. Estoy sentado sobre él, pero no lo dejo deslizar dentro.
—Estoy demasiado sediento. Voy a tomar un vaso de agua. ¿Quieres?
—Esto no es gracioso, Taehyung.
Oooh, está enojado.Da miedo.
Deslizo mi dedo en el centro de su pecho.
—¿Quien se está riendo? —Tira contra las esposas—más duro esta vez.
Cuando las ataduras aguantan, suelto una risita. ¿Quién sabía que chuzar a un león con un
palo puede ser tan divertido?
—Relájate, Jungkook. Quédate como un buen chico y volveré... —Me encojo de hombros—.
Eventualmente.
Beso su nariz rápidamente, saltando de la cama y escabulléndome de la habitación
mientras él llama mi nombre.
No me mires así; sólo estoy burlándome un poco de él. Sabes que se lo merece. No hay
nada malo en ello, ¿no?

***

Voy por el pasillo a la cocina, orgulloso de mí mismo. Cuando camino sobre el frío piso, piel
de gallina sube por mis piernas y abajo por mis brazos. Realmente estoy sediento, así que
cojo un vaso del armario y lo lleno con agua fría.
Parado en el fregadero tomo un buen y trago largo, cerrando los ojos mientras el líquido frío
alivia mi garganta seca. Una gota hace un sendero debajo de mi barbilla, sobre mi clavícula
y se escurre por mi pecho.
Sin previo aviso, un pecho duro presiona contra mi espalda, sorprendiéndome. Chillo y el
vaso cae y se rompe en el fregadero.
No sé cómo consiguió liberarse, pero las esposas estas sonando en sus muñecas. Ásperas
manos me tiran hacia arriba, me atrapan.
Me estremezco cuando el seductor aliento cálido raspa mi oreja.
—Eso no fue agradable, Tae. Yo también puedo no ser agradable. —su voz es baja, no
enojada, pero firme. Es increíblemente excitante.
Una mano agarra mi cabello en la nuca y tira, lo que me hace arquear la espalda y presiona
mi pelvis contra el borde del fregadero. Jala de mi cabeza hacia un lado, y entonces me
besa, sumiendo su lengua en mi boca mientras yo trato de seguirle el ritmo.
El beso es posesivo.
Dominante.
Un momento después se empuja dentro de mis muslos, sin entrar en mí, y empieza un ritmo
castigador, su abdomen inferior golpeando contra mi culo con cada empujón.
Es emocionante.
Me oigo gemir. El mostrador aplastando mi estómago y parte de mi polla, pero no me
importa.
Todo lo puedo sentir es a Jungkook.Controlándome, Conduciéndome. Su mano libre agarra
la mía y la lleva de vuelta a mi pene.
Apretando mis dedos abajo, obligándome a darme placer.
Los hombres tenemos algo por la masturbación. Me he dado cuenta que nos excita a lo
grande—como lanzar una mecha en un barril de gasolina.
Suelta mi mano, pero mi mano continúa moviéndose como él quiere que lo haga. Como si
fueran una marioneta en una cuerda, y Jungkook es el maestro titiritero. Y luego se inclina
hacia atrás, llevándose el calor de su pecho.
El ritmo de su empuje se desacelera. Y siento su mano deslizarse abajo por mi columna.
Entre nosotros.
A mi culo.
Su mano amasa y frota, entonces sus dedos se deslizan alrededor del montículo de carne.
De ida y vuelta sobre el agujero hipersensible entre ellos, mientras se fricciona entre mis
muslos.
Sus dedos hacen varias pasadas inofensivas hasta que me relajo. Hasta que la tensión se
drena de mis hombros, y una vez más estoy distraído con el intenso placer que la fricción
entre nosotros invoca.
Y entonces desliza un dedo dentro.
No hay dolor.
Las palabras realmente no hacen justicia. Pero lo intentaré: delicioso.
Jungkook mueve lentamente el dedo dentro y fuera, poniéndose al día con el ritmo de su
polla.
Y estoy gimiendo, bajo, profundo y sin inhibiciones. Mi propia mano frota más rápido
—más— en mi propia polla. Entonces jadeo cuando él me estira más ampliamente,
haciendo espacio para que un segundo dedo se deslice dentro.
Sus movimientos son reposados. Tortuosos y provocadores. Y quiero abrir mi boca y pedir
más.
Más fricción, más calor.
Más rápido, más… Por favor.
Jungkook me obliga a inclinarme suavemente. Doblándome. Y entonces se ha ido —fuera
de mi cuerpo.
Y me duele la pérdida.Hasta que siento la cabeza de su pene, mojado con fluidos,
acariciando de ida y vuelta sobre la abertura que sus dedos acababan de ocupar.
—Jungkook...
Es un gemido, mitad placer, mitad dolor.
Todo suplica.
—Di que sí, Tae. Por Cristo Jodido... por favor, di que sí. —Su voz es áspera.
Cruda.
Con necesidad.
Por mí.
Y de repente me siento poderoso.
Extraño, teniendo en cuenta nuestra posición actual, pero aun así —soy quien está en
control. Él muy bien puede estar rogando a mis pies. Preparado y esperando órdenes.
No lo pienso. No peso las opciones ni contemplo las consecuencias. Sólo siento, sumergido
en la sensación de éxtasis.
Me dejo ir.
Y confío.
—Sí...
Muy lentamente, Jungkook presiona hacia adelante dentro de mí. Hay un momento de dolor
—una quemadura por el estiramiento— e inhalo agudamente. Se detiene. Hasta que libero
mi aliento. Luego, suavemente, continúa avanzando, hasta que su más íntima carne está
completamente instalada en la mía. Entonces se queda completamente inmóvil. Dejando
que mi cuerpo se ajuste a la intrusión.
Siento su mano deslizarse a través de mi cadera y muslo, viniendo alrededor a mi parte
delantera. Su mano pasa por debajo de la mía, su mano frotando con un movimiento
vertical. De esa manera sensual, magnífica, antes de sumergirse dentro de mí. Una y otra y
otra vez.
Siempre pensé del sexo anal como el último espectáculo de dominación, contundente, tal
vez humillante, cuando era joven.
Pero esto no se siente así, nunca se siente así con él.
Me muevo primero, empujando hacia atrás contra él.
Dándole mi permiso a Jungkook —queriendo saber. Necesitando cruzar la meta. Con él.
Es más que erótico. Más allá de íntimo.
Los labios de Jungkook presionan contra la piel en mi espalda. Besando y maldiciendo y
susurrando mi nombre. Y entonces es él quien se está moviendo.Recuperando el control.
Deslizándose dentro y fuera, tierno pero firme. Es divino.
Mi mano se cierra sobre la suya en mi pene. Mis piernas tiemblan y sé que me estoy
acercando. Tan cerca. Como escalar una montaña y darme cuenta que la cumbre está sólo
a unos simples pasos.
Nuestras respiraciones salen en profundos jadeos con la boca abierta ante cada movimiento
de las caderas de Jungkook.
—Sí, sí, sí...
Los orgasmos de los hombres son el 90% físico. Es fácil para ellos llegar,
independientemente de donde estén sus pensamientos. Pero a mí no es la mano de
Jungkook o su polla, lo que me hace llegar.
Es su voz.
Con su frente contra mi omóplato, canta—. Oh Dios, oh Dios, oh Dios...
Es tan diferente a él.
Suena abierto. Expuesto.
Vulnerable.
Este hombre exasperante, que siempre quiere estar al mando, tomar las decisiones. Que no
hace un movimiento sin examinarlo desde todos los ángulos, dándole la vuelta alrededor en
su increíble mente —los pros, los beneficios, las ramificaciones.
Se desmorona detrás de mí.
Y mientras susurra una letanía de blasfemias y oraciones —caigo sobre el borde.
En éxtasis.
Mi cabeza se mueve hacia atrás y mis ojos se cierran. Estrellas estallan detrás de mis
párpados cuando me tenso y grito, y ola tras ola vertiginosa de placer pasa por mi cuerpo.
Los movimientos de Jungkook se vuelven desiguales y erráticos, más contundentes y
descontrolados.
Y un momento después aprieta mis caderas contra él, sosteniéndome ahí, mientras un
último gemido gutural se derrama de sus labios.
Después, nuestras respiraciones se ralentizan. Todavía conectados y temblando con las
réplicas. Sus manos suben por mis brazos cuando sale de mí.
Me hace girar para enfrentarme a él. Sus manos acarician mis mejillas, y luego él me
besa.Y es tan dulce. Amable y cariñoso. Un marcado contraste con nuestros desesperados
movimientos momentos antes.
No sé por qué, pero mis ojos se llenan de lágrimas.
Al instante, la mirada de Jungkook se preocupa.
—¿Estás bien? ¿Yo... te lastime?
Sonrío a través de las lágrimas, porque son de felicidad. Porque de algún modo extraño,
inexplicable, nunca me sentí más cerca de él que ahora mismo.
—No. Estoy maravilloso. Siéntete libre de no ser amable conmigo en cualquier momento.
Luego sonríe también. Aliviado y satisfecho.
—Anotado.
Jungkook me alza y me lleva a la ducha. Estamos parados bajo el chorro caliente y nos
lavamos mutuamente con adoración. Entonces Jungkook nos envuelve en toallas gruesas,
calientes y me lleva a la cama. Nos envuelve en una gruesa manta y me abraza contra él.
Y me hace sentir valioso.
Él me hace sentir así. Siempre.
Preciado.
Adorado.

***

¿Estaba adolorido al día siguiente? Un poco. Pero no fue tan malo.


¿Demasiada información?
Lo siento. Tratando de ser útil.
En cualquier caso, los dolores y molestias de la mañana siguiente valen más que la pena,
en cuanto a lo que me preocupa.
Pero ¿cuál es el punto de todo esto? preguntas ¿Por qué estoy compartiéndolo con
ustedes?
¿Porque el buen sexo? ¿Realmente, realmente buen sexo?
No necesita alcohol. Y no es sobre compatibilidad, o práctica o incluso estar enamorado.
Es cuestión de confianza.
Bajar la guardia. Ponerse en manos de otra persona y dejar que te llevan a lugares en los
que nunca has estado antes.
Y confié en Jungkook. Con mi mente, mi corazón, mi cuerpo. Confié en Jungkook con todo.
Al menos en ese entonces lo hice.

______________________________________________

CAPITULO 1
En la secundaria, biología era mi materia favorita. Lo que más me fascinó fueron las
especies que se transformaban en todo un nuevo ser. Como los renacuajos. O las
mariposas. Inician como una cosa, pero terminan como otra cosa totalmente.
Irreconocibles.
Todo el mundo mira siempre a las mariposas y piensa.
—Qué maravilla.
Pero nadie piensa sobre lo que tuvieron que pasar para convertirse en lo que son. Cuando
la oruga construye su capullo, no sabe lo que está pasando. No entiende que está
cambiando.
Cree que se está muriendo. Que su mundo se está acabando.
La metamorfosis es dolorosa. Terrorífica y desconocida. Es sólo después de eso que la
oruga se da cuenta de que valió.
Porque ahora puede volar.
Y eso es lo que siento ahora. Soy más de lo que era antes. Más fuerte.
¿Crees que era fuerte antes?
Te engañe. Algunas cosas eran sólo bravuconadas. Una fachada.
Tratar con Jeon Jungkook es como nadar en una de esas granujas olas en la playa. Es
abrumador. Y o bien pateas duro para mantenerte al día, o él rueda sobre ti y te deja con la
cara llena de arena.
Así que tuve que fingir ser duro.
No necesito seguir fingiendo, porque ahora soy granito. Impenetrable, a través de todo el
camino.
Pregúntale a cualquiera que ha sobrevivido a un terremoto a medianoche, o a un incendio
que borra todo lo que importa. La devastación inesperada cambia. Y estoy de luto por el
viejo yo. Y mi vida. La única que había planeado compartir con Jungkook para siempre.
Pareces confundido. Lo siento, vamos a empezar otra vez.
¿Ves a ese hombre? ¿En el columpio, en este patio vacío?
Ese soy yo —Kim Taehyung.
Pero en realidad no. No el Taehyung que recuerdas, de todos modos. Como he dicho, soy
diferente ahora.
Probablemente te estés preguntando por qué estoy aquí, en Daegu, solo.
Técnicamente hablando, no estoy solo.
Pero hablaremos de eso más adelante.
La razón por la que estoy en Daegu es simple. No podía soportar quedarme en Nueva York.
No por otro día. No después de todo.
¿Jungkook?
Está todavía en Nueva York. Probablemente enfermo por una cruel resaca. O tal vez está
todavía borracho. ¿Quién sabe? No nos preocupemos demasiado por él.
Tenía a un atractivo stripper para cuidar de él.
Sí, he dicho un stripper. Al menos espero que sea un stripper. Pudo haber sido un
prostituto.
¿Pensaste que Jungkook y yo íbamos a cabalgar hacia el atardecer? ¿Vivir felices para
siempre? Únete al club.
Aparentemente felices para siempre sólo dura dos años.
No compruebes el título. Estás en el lugar correcto. Este sigue siendo el show de Jungkook
y Taehyung. Sólo que está retorcido. Un desastre. ¡Bienvenido a Oz, Toto! Es un lugar
jodido.
¿Qué es eso? ¿Crees que sueno como Jungkook? Eso es lo que dice Jimin —que él me ha
infectado con sus palabras soeces. Minnie lo llama el Lenguaje de Jungkook. Supongo que
después de dos años, se contagia.
Así que veo que te estás preguntando qué pasó. Estaban tan enamorados.
Eran tan perfectos el uno para el otro.
Cuéntamelo.
O mejor aún, cuéntale al striper
De todos modos —créanlo o no—el verdadero problema no era otro u otra persona. No al
principio. Jungkook no mentía cuando dijo que siempre me desearía. Lo hizo.
Todavía lo hace. Él sencillamente no nos quiere.
¿Sigues sin entender? Eso es porque no lo estoy diciendo bien. Debería empezar por el
principio. Mira, la semana pasada me enteré...
No, espera. Eso no va a funcionar. Si vas a entenderlo, tengo que ir más atrás.
Nuestro final comenzó hace un mes. Voy a empezar ahí.

***

Cinco semanas antes

—¡Bueno, caray, parece que tenemos un trato!


¿El tipo del sombrero de vaquero? ¿Firmando ese montón de papeles, frente a mí en la
mesa de conferencias? Ese es el Sr. Jackson Howard, ¿la versión más joven en sombrero
negro, sentado junto a él? Ese es su hijo, NamjoonJr.
Son ganaderos. Propietarios de la mayoría de los ranchos de ganado en América del norte,
y acaban de adquirir el más innovador y desarrollado software en el país de rastreo GPS.
Ahora, puedes preguntarte, ¿por qué dos empresarios ya ricos viajaban en todo el país para
expandir su imperio?
Porque quieren lo mejor. Y yo soy lo mejor.
O debería decir que nosotros lo somos.
Jungkook toma el documento final.
—Seguro que sí, Jack. Comenzaría a buscar en yates para viajes de negocios, si fuera tú.
Cuando los informes de ganancias lleguen, tu asesor de impuestos va a querer algo grande
para condonar.
Taehyung y Jungkook.
El equipo de sueño de Jeon, Reinhart y Min.
Jeon Joon, padre de Jungkook, sabía lo que estaba haciendo cuando nos puso juntos. Un
hecho que le encanta recordarnos con orgullo.
Escucharlo decir, que sabía que Jungkook y yo seríamos un equipo imbatible —a menos
que nos matemos el uno al otro. Al parecer era una oportunidad que Joon estaba dispuesto
a correr. Por supuesto, no sabía que acabaríamos juntos como estamos ahora, pero…
también toma el crédito por esa parte. Empezando a ver de dónde lo saco Jungkook,
¿verdad?
Erin entra ahora con los abrigos de nuestros clientes. Hace contacto visual con Jungkook y
toca su reloj. Él asiente discretamente.
—¡Digo que salgamos y a celebrar, pintando esta ciudad de rojo! Veamos si los citadinos
pueden mantener el ritmo con alguien como yo —dice Jackson Howard.
Aunque está presionando los setenta, tiene la energía de un veinteañero. Y sospecho que
tiene más de un par de historias montando-un-toro en la manga.
Abro la boca para aceptar la invitación, pero Jungkook me corta.
—Nos encantaría, Jack, pero por desgracia Taehyung y yo tenemos una cita previamente
programada. Hay un coche esperando por las escaleras para llevarlos a los mejores
restaurantes de la ciudad. Disfrútenlo. Y por supuesto la cuenta está en nosotros.
Se levantan y Namjoonladea su sombrero a Jungkook.
—Está malditamente bien de ti, hijo.
—Es un placer.
Mientras caminamos a la puerta, NamjoonJr. se vuelve hacia mí y sostiene su tarjeta—. Fue
un verdadero placer trabajar con usted, joven Kim. La próxima vez que esté en mi
vecindario, sería un honor enseñárselo. Tengo la sensación de que Texas estaría bien con
usted. Tal vez incluso decida quedarse y echar raíces.
Sí, él viene a mí. Tal vez piensas que es sórdido. Lo sería, hace dos años. Pero como dijo
Jungkook entonces, pasa todo el tiempo. Los empresarios son hábiles y arrogantes. Como
tienen que ser.
Es una de las razones por la que este campo tiene el tercer índice más alto de infidelidad,
después de los conductores de camiones y agentes de policía. Las largas horas, los
frecuentes viajes, ligar casi se convierte en inevitable. Una conclusión inevitable.
Así es cómo empezamos Jungkook y yo, ¿recuerdas?
Pero NamjoonJr. no es como los otros imbéciles que se me han propuesto. Parece sincero.
Dulce. Así que sonrío y extiendo la mano para tomar su tarjeta, sólo por ser amable.
Pero la mano de Jungkook es más rápida que la mía.
—Nos encantaría. No conseguimos un montón de trabajo en el Sur, pero la próxima vez que
lo hagamos, lo tendremos en cuenta.
Quiere ser profesional, carente de emociones. Pero aprieta la mandíbula.
Claro, está sonriendo, pero ¿has visto El Señor De Los Anillos? Gollum también sonrió.
Justo antes de arrancarle la mano a ese tipo que sostenía su "precioso".
Jungkook es territorial y posesivo. Eso es parte de quien es.
Yoongi me contó una vez una historia: El primer día de Jungkook en el jardín de infantes, su
madre le compró una caja de almuerzo. Una de Yoda. En el patio, él no podía bajarlo
porque era suyo y temía que alguien se lo rompiera. O robara. A Yoongi le tomó una
semana convencerlo de que nadie lo haría —o que juntos, podrían darle una paliza eterna a
quien lo hiciera.
En momentos como éste, sé cómo se sentía la caja del almuerzo.
Sonrío amablemente a NamjoonJr. y él baja su sombrero. Y luego están fuera de la puerta.
Tan pronto como se cierra detrás de ellos, Jungkook rasga la tarjeta de NamjoonJr. por la
mitad.
—Idiota.
Empujo su hombro.
—Basta. Fue agradable.
Los ojos de Jungkook chocan con los míos—. Crees que el endogámico hijo de Luke y
Daisy Duke era agradable. ¿En serio? —toma un paso adelante.
—De hecho, sí.
Su voz se transforma con un acento del sur.
—Tal vez debería comprar algunas chaparreras. Y un sombrero de vaquero. — Entonces
deja caer el acento—. Oohh, o mejor aún, pondremos conseguirte uno. Puedo ser tu
admirador y puedes ser el vaquero descarado que me monta.
¿Y lo más gracioso de todo? Realmente no está bromeando.
Niego con la cabeza con una sonrisa.
—¿Así que cual es esa misteriosa reunión que tenemos? No hay nada en mi agenda.
Sonríe ampliamente.
—Tenemos una cita en el aeropuerto. —desliza dos billetes del bolsillo de su traje. Primera
clase a Cabo San Lucas.
Inhalo rápidamente—. ¿Cabo?
Sus ojos brillan.
—Sorpresa.
He viajado en los últimos dos años más que en toda mi vida antes. Los cerezos floreciendo
en Japón, las cristalinas aguas de Portugal.... Todas las cosas que Jungkook ya había visto,
lugares en los que ya había estado.
Lugares que quería compartir—conmigo.
Miro más de cerca los tiquets y frunzo el ceño
—Jungkook, este vuelo sale en tres horas. Nunca tendré tiempo para empacar.
Saca dos maletas fuera del armario
—Así que es una buena cosa que yo ya lo hice.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y aprieto.
—Eres el mejor novio de todo el mundo.
Sonríe de esa forma suya que me hace querer darle un beso y una bofetada al mismo
tiempo.
—Sí, lo sé.

***

El hotel es impresionante. Con vistas que sólo he visto en una postal. Estamos en el piso
superior: ático. Como Richard Gere en Mujer Bonita, Jungkook es un gran creyente de "sólo
lo mejor."
Es tarde cuando entramos, pero después de una siesta en el avión, ambos estamos
conectados. Energizados.
Y hambrientos.
Todas las compañías aéreas se están reduciendo estos días, incluso las de primera clase.
Los sándwiches podrían ser gratuitos, pero eso no quiere decir que sean comestibles.
Mientras que Jungkook está en la ducha, empiezo a desempacar. ¿Por qué no nos
duchamos juntos? No necesito responder a eso, ¿verdad? Pongo las bolsas en la cama y
las abro. La mayoría de los hombres miran una maleta vacía como si fuera una especie de
ecuación física—pueden mirarla durante horas, pero todavía no tienen ninguna maldita pista
de qué deberían hacer con ella.
Pero no Jungkook.
Él es el señor-pienso-en-todo. Empacó todos los imprevistos que muchos hombres no
pensarían. Todo lo que necesitare para hacer mis vacaciones cómodas y divertidas.
Excepto ropa interior. No hay un solo par de ropa interior en la maleta entera.
Y no es un descuido.
Mi novio pasa a tener un grave rencor a la ropa interior. Si las cosas fueran a su manera,
ambos estaríamos caminando alrededor como Adam y Eva —quitando las hojas de higuera,
por supuesto.
Pero trajo el resto de los elementos esenciales. Desodorante, crema de afeitar, una
maquinilla de afeitar, protector solar, las píldoras anticonceptivas, crema hidratante, el resto
de mi antibiótico para la infección de oído que tuve la semana pasada, crema para el
contorno de ojos, y así sucesivamente. Y deberíamos hacer una pausa, para un anuncio
breve de servicio público.
Tengo unos clientes que se encuentran en el campo farmacéutico. Y aquellas empresas
que cuentan con departamentos enteros cuya única función es escribir. ¿Escribir qué, te
preguntas? ¿Conoces esas pequeñas contraindicaciones que vienen con tu receta? ¿Esas
que enumeran todos los posibles efectos secundarios y lo que debe hacerse, si alguno de
ellos ocurre? Puede causar somnolencia, que no opere maquinaria grande, comuníquese
con el médico inmediatamente, bla, bla, bla.
La mayoría de nosotros sólo abrimos la pequeña bolsa de papel, sacamos nuestras pastillas
y tiramos la información. La mayoría de nosotros lo hace…Pero no deberíamos. No voy a
aburrirte con una conferencia. Sólo voy a decir por el momento: Lee la información. Te
alegrarás de hacerlo.
Y ahora, de regreso a México.
Jungkook sale del baño con una toalla alrededor de su cintura, y olvido todo sobre la
maleta. ¿Sabes cómo algunos hombres son tipos que prefieren los senos, o tipos de culo?
Soy un chico de antebrazos. Hay algo en los antebrazos que sencillamente es... caliente.
Masculino — en una forma varonil.
Jungkook tiene los mejores que he visto. Fuertes y tonificados—no muy voluminosos, no
demasiado delgados—con apenas vello.
Se quita la toalla de sus caderas y la frota sobre sus hombros. Y estoy muy seguro de que
empecé a babear.
Tal vez después de todo soy un hombre de piernas.
—Sabes que es de mala educación mirar.
Arrastro mis ojos hasta los suyos. Está sonriendo. Y doy un paso hacia él— como un puma,
acercándose a su presa.
—¿Así como ahora?
Jungkook lame sus labios
—Definitivamente —Una gota de agua se desliza por el centro de su pecho.
¿Alguien más tiene sed?
—Bueno, no quiero ser grosero.
—Dios no lo quiera.
Justo cuando estoy a punto de inclinarme hacia abajo y lamer la gota de él, mi estómago
gruñe. Con fuerza.
Grrrrrrrr.
Jungkook se ríe.
—Quizás debería alimentarte primero. Para lo que he planeado, vas a necesitar un poco de
energía.
Muerdo mi labio en anticipación
—¿Tienes algo planeado?
—¿Para ti? Siempre.
Me gira y me da una palmada en el trasero.
—Ahora lleva ese delicioso culo en la ducha así podemos irnos. Cuanto más rápido
comamos, más rápido podemos volver aquí y follar hasta que salga el sol.
La verdad él no quiere ser tan crudo como suena.
Sí, tienes razón probablemente lo hace.

***

Una hora más tarde, estamos en camino a la cena. Jungkook me sorprendió con un
conjunto nuevo. Unos shorts blancos, con un saco del mismo color, los shorts llegan un
poco por encima de mi rodilla. Mi cabello está levemente despeinado, como sé que le
encanta. En cuanto a mi novio, no puedo apartar mis ojos de él. Pantalón caqui y una
camisa blanca crujiente, algunos de los botones superiores abiertos, las mangas enrolladas
a mitad de camino.
Precioso.
Llegamos al restaurante.
Siempre pensé que era interesante la cultura latina. La música, la gente. Son vibrantes,
volátiles.
Apasionados.
Todas las palabras que describen donde vamos a cenar esta noche. Es tenue. La única
iluminación proviene de las velas en las mesas y las luces centelleantes en el techo. Un
ritmo palpitante emana de un pequeño grupo de músicos en la esquina.
Jungkook pide en español una mesa para dos personas.
Sí, habla español, coreano y está trabajando en el japonés. ¿Crees que su voz era sexy?
Confía en mí, hasta que no lo hayas oído susurrar frases capaces de sonrojarte en una
lengua extranjera, no sabes el significado de la palabra sexy.
Seguimos a la robusta anfitriona, una morena a una mesa en la esquina.
Ahora, toma un momento para echar un vistazo. ¿Ves toda la atención femenina que
Jungkook consigue, sólo caminando por la habitación? ¿Las miradas apreciativas,
invitadoras a los ojos?
Me doy cuenta —siempre lo hago.
Pero aquí está la cosa: Jungkook no. Porque no está mirando.
A ninguna de ellas.
¿Para ustedes chicos allá fuera quiénes creen que mirar no duele? Se equivocan. Porque
no pensamos que solo están disfrutando de la vista.
Creemos que están comparando, encontrando nuestras faltas. Y eso duele. Como una
cortada de papel en tu ojo.
Soy plenamente consciente que Jungkook podría tener cualquier mujer o chico que quiera.
La modelo de Beverly Hills, el heredero en Park Avenue. Pero me eligió a mí. Luchó por mí.
Así que cuando salimos, es un gran impulso a mi confianza.
Porque soy el único al que está mirando.
Nos sentamos en la mesa y exploramos el menú.
—Entonces, ¿explícame otra vez cómo lo hiciste a través de la universidad y la escuela de
negocios sin nunca beber tequila directamente?
Me río de la pregunta, recordando.
—Bueno, en la secundaria, teníamos estas hogueras, salidas de campo. ¿Has dormido con
una botella vacía de dos litros de soda por almohada?
No es divertido.
—Así que una noche, Bogum y los chicos estaban bebiendo tequila y Bogum se tragó el
gusano. Y luego empezó a tener alucinaciones. Estábamos trabajando en anatomía de
anfibios en biología en ese tiempo, y con lo jodido que estaba, Bogum estaba convencido
de que era una rana y que Jimin intentaba diseccionarlo. Se escapó al bosque solo, y nos
tomó tres horas encontrarlo con su lengua en la tierra.
He estado reacio a probar tequila desde entonces.
Jungkook sacude su cabeza.
—Confirma, una vez más, lo que siempre he sabido. Park Bogum es y siempre ha sido un
completo idiota.
Estoy acostumbrado a las pullas de Jungkook contra Bogum. ¿Y en este caso? No está tan
equivocado.
Así que le digo—. Mientras no me hagas tragarme el gusano, voy a darle una oportunidad.
Sus ojos se iluminan, como un niño en una tienda de bicicletas.
—¿Sabes qué significa esto?
—¿Qué?
Mueve sus cejas
—Puedo enseñarte a hacer body shots

***

Aunque no creo que tengas que estar borracho para tener buen sexo, tener un buen
colocón ciertamente no hace daño.
Jungkook y yo estamos en el ascensor rumbo a nuestra habitación, los dos más que
prendidos por el tequila. Puedo saborearlo en la lengua de Jungkook —amargo con un
toque de cítrico. Me tiene atrapado contra la pared, mi short por encima de mis muslos, y
estamos empujando y moliendo contra el otro.
Me alegro de que no haya nadie más en el ascensor, ¿aunque en este momento? Estoy
demasiado lejos para que me importe un bledo.
Tropezamos en la habitación.
Todavía a tientas y besándonos.
Él cierra la puerta y me gira alrededor. En un rápido movimiento saca mi ropa, dejándome
desnudo.
Me inclino sobre la mesa, descansando en mis codos. Escucho el silbido de una
cremallera—y luego lo siento. Deslizando su dedo en mi entrada, asegurándose de que
estoy listo.
Siempre estoy listo para él.
—No te burles —gimo.
Entre el tequila y el ascensor, estoy realmente excitado. Necesitado. Él empuja lentamente
pero hasta la empuñadura. Y suspiro.
Ahora, todos sabemos que la vieja frase de que más grande es mejor. Y Jungkook es
grande, no tengo mucho con que compararlo, pero es dos veces del tamaño de Bogum.
No estoy haciendo que los chicos allá fuera estén incómodos, ¿cierto?
De todos modos, no es el tamaño lo que hace al hombre. Es el ritmo —el movimiento— el
conocimiento de cómo golpear todos esos deliciosos puntos con apenas la cantidad
correcta de presión. ¿Así que la próxima vez que veas un infomercial para que te crezca la
polla o el pene milagro?
Ahorra dinero. Compra el Kama Sutra en su lugar.
Jungkook agarra mi cabello, tirando mi cabeza hacia atrás y se mueve más rápido.
Duro y rápido. Agarro el borde de la mesa, sosteniéndome por equilibrio.
Besa mi hombro y susurra a mi oído—. ¿Te gusta, cariño?
Lloriqueo—. Sí, sí... mucho.
Empuja en mí con más fuerza, sacudiendo el escritorio.
Y así, estoy llegando como un locomotor fuera de control.
Estoy flotando. Ingrávido.
Y es sublime.
Jungkook retarda el movimiento de sus caderas cuando bajo, saliendo— haciéndolo durar.
Me tira de regreso contra su pecho y sus dedos se mueven para arriba a través de mi
estómago y hasta mi pecho, acariciando con sus manos.
Alzo mis brazos alrededor de su cuello, girando la cabeza, llevando su boca a la mía.
Me encanta su boca, sus labios, su lengua. Besar es una forma de arte, y Jeon Jungkook es
Miguel Ángel.
Tira de mí y me doy la vuelta para enfrentarme a él. Apoyando su espalda sobre la cama.
Jungkook se sienta en el borde y yo trepo, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura.
Dios mío, sí.
Así es como me gusta mejor —pecho a pecho, boca a boca, ni una pulgada de espacio
entre nosotros. Lo tomo en mi mano y me deslizo hacia abajo sobre él. Mi interior se estira
con la plenitud y Jungkook gime.
Me levanto lentamente y caigo con fuerza. Probando la fuerza de los resortes de la cama.
Squeak.
Squeak.
Me muevo más rápido, más profundo. Nuestros cuerpos pegajosos con el calor mexicano.
Y luego Jungkook está sosteniendo mi cara en sus manos, los pulgares moviéndose hacia
adelante y hacia atrás a través de mi piel. De repente tierno.
Adorador.
Nuestras frentes se presionan juntas y en la tenue luz puedo ver sus ojos mirando hacia
abajo, viendo donde se mueve dentro y fuera de mí, mi miembro rebotando por el
movimiento.
Y yo también bajo la mirada.
Es erótico. Sensual.
Empujo su cabello detrás de su frente.
Y mi voz está rogando.
—Dime que me amas.
No lo dice a menudo. Prefiere mostrármelo. Pero nunca me canso de escucharlo. Porque
cada vez que en realidad dice las palabras, estoy lleno del mismo asombro como la primera
vez.
—Te amo, Taehyung. —Sus manos aún sostienen mi cara. Los dos jadeando—
moviéndonos rápidamente—cada vez más cerca. Se siente espiritual.
Una santa comunión.
La voz de Jungkook es baja. Sin aliento.
—Dime que nunca me vas a dejar.
Sus ojos ahora son de plata suave, líquida. Rogando por confortación.
A pesar de toda su audacia y exceso de confianza, creo que hay una parte que todavía es
perseguida por la semana que pensó que yo había escogido a Bogum sobre él. Creo que
por eso trabaja tan duro demostrando cuánto me quiere.
Para mostrarme que elegí sabiamente.
Sonrío suavemente y lo miro directamente a los ojos.
—Nunca. Nunca te voy a dejar, Jungkook.
Las palabras se sienten como votos.
Sus manos agarran mis caderas, levantándome, ayudándome a moverme.
—Dios, Taehyung... —Sus ojos se cierran.
Y nuestras bocas abiertas, dando y recibiendo la respiración del otro. Se expande dentro de
mí, palpitando, cuando me aprieto duro alrededor de él.
Y venimos juntos. En perfecto unísono.
En perfecto esplendor.
Después, los brazos de Jungkook se cierran alrededor de mí. Toco su cara y lo beso
suavemente. Cae hacia atrás en la cama, llevándome con él, me mantiene en la parte de
encima. Yacemos así por un tiempo hasta que nuestros corazones se calman y nuestra
respiración se ralentiza.
Y luego Jungkook me hace rodar debajo de él.
Y lo hacemos de nuevo.

CAPITULO 2

Escena en un club de Nueva York.


La fuerte música que sólo permite la conversación si sabes leer los
labios.
Tipos sudorosos yo-soy-demasiado-sexy en sus camisas de seda, que
creen que respirar es una señal de que estás interesado. Increíblemente
largas filas en el bar y bebidas diluidas en agua con precios de locos.
No es mi lugar favorito para estar.
Soy más un chico de bar. Botella de cerveza, rockolas, mesas de billar.
—puedo ser bastante taimado cuando necesito serlo.
No es que no haya disfrutado de una buena fiesta o dos en mi tiempo.
¿Qué? ¿Pensaste que la marihuana era la única sustancia ilegal que
agraciaba mi torrente sanguíneo? Me temo que no. Éxtasis, ácido,
hongos —lo he intentado todo.
Pareces un poco sorprendido. No deberías estarlo.
La cultura de la droga fue iniciada por los intelectuales de las
instituciones de enseñanza superior. Ni siquiera intentes decirme que
Bill Gates apareció con Windows —un laberinto de interconexiones, con
caminos multicolores — sin alguna seria ayuda psicodélica.
De todos modos, a pesar de mis preferencias, cuatro semanas después
de Cabo, Jungkook y yo terminamos en el club más popular del
momento. Con nuestros mejores amigos, Yoongi y Jimin. Para celebrar
su primer aniversario.
¿No sabías que se casaron? Fue genial. Vegas. ¿Necesito decir más?
Jimin está en los clubes de baile. Disfruta de cualquier tipo de
estimulación sensorial. Cuando teníamos diez años, su madre, JiHyun,
compró una luz estroboscópica para su dormitorio. Jimin se podría
sentar y mirar durante horas, como si fuera una bola de cristal o una
pintura de Jackson Pollock.
Ahora que lo pienso, eso explica muchas cosas.
De todos modos, ¿nos ven allí? Jimin y Yoongi están caminando fuera
de la pista de baile, a donde estoy sentado en un círculo de sillas rojas
rellenas. Jungkook se fue por otra ronda.
Estoy demasiado cansado para bailar esta noche. Jimin cae en la silla
junto a mí, riendo.
Bostezo.
—Te ves como una mierda, Tae Tae.
Un buen amigo debe ser capaz de decirte cualquier cosa. ¿Tal vez tu
novio está tonteando alrededor, o una prenda hace que tus michelines
cuelguen como la piel de un Shar Pei​**​? En cualquier caso, ¿si no es lo
suficientemente valiente para decir las cosas como son? No es tu mejor
amigo.
—Gracias, Minnie. También te amo.

**//Shar Pei: E​ s una raza china de perros//**.

Él mueve peina hacia atrás su cabello negro, y brillante con brillo para
las festividades de esta noche—. Sólo estoy diciendo, parece que te
vendría bien un día de spa.
No está mal. He estado agotado toda la semana, con ese tipo de
cansancio que adsorbe por completo tu cuerpo y que te hace sentir
como que estás cargando pesas en los tobillos y costillas. Ayer, en
realidad me quedé dormido en mi escritorio.
Tal vez estoy bajando con la gripe que anda por ahí.
Jimin se abanica con la mano—. ¿Dónde diablos está Jungkook con
esas bebidas? Me estoy muriendo.
Se fue hace unos minutos, lo que no es inusual en un lugar como estos.
Aun así, mis ojos escanean la habitación.
Y luego lo encuentro. En el bar, bebidas en mano, hablando con una
mujer.
Una hermosa mujer rubia con las piernas tan largas como mi cuerpo
entero.
Lleva tacones de aguja de plata y un minivestido con lentejuelas. …
Parece divertida. Conoces el tipo —una de esas chicas divertidas con
las que los hombres les gusta estar porque eructa y ve deportes.
Está sonriendo.
Más importante aún, Jungkook le está sonriendo de regreso.
Y si ves la forma en que se inclina hacia él. ¿La inclinación de la
cabeza? ¿El sutil roce de los muslos?
Se han acostado. No hay duda de ello.
Hijo de puta.
Esta no es la primera vez que me he enfrentado a uno de los viejos
ligues de Jungkook. De hecho, es casi una ocurrencia diaria —la
camarera en Nobu, el mesero en el McCarthy Bar y Grill, clientes varios
al azar en Starbucks. Jungkook es amable pero brusco, sin prestarles
más atención que a un compañero de la escuela secundaria cuyo
nombre no recuerda absolutamente.
Así que normalmente no me molesta.
Pero como he dicho, esta no es una semana normal. La fatiga me ha
dado mal genio. Estoy demasiado sensible. Enojado.
Y joder, él todavía sigue hablando con ella.
Ella pone su mano en su brazo, y mi hombre de las cavernas interior
golpea su pecho como King Kong. Hay un vaso vacío delante de mí.
¿Recuerdas a Marcia Brady y el fútbol? ¿Crees que podría llegar a ellos
desde aquí? ¿Has notado que los asesinos en serie y asesinos en masa
son casi siempre masculinos? Eso es porque a los hombres les gusta
difundir su agonía alrededor. Sí, tomé Psicología 101 en la Universidad.
Pero el punto es que en vez de ir allá y arrancar las extensiones de
cabello a Rubia como quiero, me levanto.
—Me voy a casa.
Jimin parpadea—. ¿Qué? ¿Por qué? —Entonces ve mi cara—. ¿Qué
demonios hizo ese imbécil ahora?
Un consejo: cuando te enfades con tu pareja, trata de no decirle a tus
amigos.
¿Porque después de que tú le has perdonado?
Ellos nunca lo olvidaran.
Recomiendo quejarse con su familia, en su lugar. Ellos ya han visto
todos sus rasgos negativos, egoístas e inmaduros en pleno apogeo
—así que no es como si estuvieras dejando salir el gato fuera de la
bolsa.
Niego con la cabeza—. Nada. Sólo estoy... cansado.
Él no se lo cree. Y su mirada aterriza en donde yo sigo mirando. Piernas
lanza su cabeza hacia atrás y se ríe. Sus dientes son perfectos y
blancos nacarado.
Al parecer la bulimia no le ha podrido el esmalte.
Todavía.
Jimin se gira a su esposo—. Yoongi, trae a tu amigo. Antes de que yo
vaya, porque entonces necesitarás una fregona para recogerlo.
Levanto mi barbilla obstinadamente—. No, Yoongi, no. Jungkook es
obviamente feliz donde está. ¿Por qué arrastrarlo lejos?
¿Inmaduro? Posiblemente.
¿Me importa? Nop.
Yoongi observa de ida y vuelta entre nosotros. Entonces se precipita en
dirección a Jungkook.
Minnie lo tiene tan bien entrenado. Pone al encantador de perros en
vergüenza.
Lo abrazo despidiéndome—. Te llamaré mañana.
Y entonces me dirijo hacia la puerta sin mirar atrás.

***

Nunca he vivido solo.


A los dieciocho años, me fui de la casa de mis padres a un dormitorio.
En segundo año, Bogum se unió a Jimin y a mí en Pennsylvania, y
alquilamos una enorme y ruinosa casa fuera del campus con otros
cuatro estudiantes. El techo tenia filtraciones y el calor era absorbido,
pero el alquiler era económico.
Después Jimin se fue a Nueva York, mientras que yo todavía estaba en
Wharton, Bogum y yo conseguimos un lugar propio. Luego nos
trasladamos a la ciudad también —y ya sabes el resto.
¿Por qué te estoy diciendo esto?
Porque no soy tan independiente como creía. Yo soy uno de esos
hombres. El tipo que enciende todas las luces en la casa cuando está
solo en casa. El tipo que duerme en casa de un amigo cuando su novio
está fuera de la ciudad.
Nunca he estado solo. Nunca no he tenido un novio. Es una de las
razones por las que Bogum y yo duramos tanto tiempo — porque
prefería una relación expirada a ninguna en absoluto.
Cuando regrese al apartamento, me dirigí al dormitorio y me puse una
camiseta sin mangas y pantalones de pijama color cereza. Mientras
terminaba de quitarme el maquillaje de la cara, escuché la puerta de
entrada ser abierta y cerrada.
—Taehyung.
No respondo.
Sus pasos vienen bajando por el pasillo, y un momento después
Jungkook llena la puerta del baño.
—Oye. ¿Por qué te fuiste? Volví con las bebidas y Jimin comenzó a tirar
cubitos de hielo en mi cabeza, llamándome pedazo de mierda.
No hago contacto visual. Y mi voz es rígida. Desdeñosa.
—Estaba cansado.
¿Por qué sencillamente no le digo lo que me está molestando? Porque
este es el juego a veces jugamos. Queremos que nos saquen eso a la
fuerza. Para demostrar que están interesados. Es una prueba, para ver
cuánto les importa.
Jungkook me sigue al dormitorio—. ¿Por qué no me esperaste? Me
habría venido contigo.
Levanto mis ojos hacia los suyos. Mi rostro está rígido, mi cuerpo tenso,
listo para la batalla.
—Estabas ocupado.
Baja la mirada, los ojos entrecerrados. Tratando de descifrar mis
palabras.
Entonces se rinde.
—¿De qué estás hablando?
Lo deletreo para él.
—La rubia, Jungkook. ¿En el bar?
Me mira con curiosidad—. ¿Qué pasa con ella?
—Tú dime. ¿Te la tiraste?
Jungkook se burla—. Por supuesto que no me la tire. Me fui dos minutos
después de que tú lo hiciste. Ambos sabemos que yo duro mucho más
que eso. O ¿necesitas un recordatorio?
No, no es tan obtuso como parece. Es brillante, en realidad. Trata de ser
lindo. Sexy. Trata de distraerme.
Es lo que hace. Y generalmente funciona. Pero no esta noche.
—¿Te la has tirado alguna vez?
Jungkook frota la parte posterior de su cuello—. ¿Realmente quieres
que responda a eso?
Ese es un gordo y enorme sí, en caso de que te lo estés preguntando.
Levanto mis manos—. ¡Por supuesto! Por supuesto que te la tiraste,
¡porque Dios no quiera que pasemos un día sin ver a alguien con quien
tu polla no está íntimamente familiarizada! No es que incluso te
acuerdes, la mitad del tiempo.
Los ojos de Jungkook se estrechan—. Entonces, ¿Qué es? ¿Estás
enojado cuando los recuerdo, o cuando no? Dame una pista, Taehyung,
así te puedo dar la pelea que obviamente estás empeñado en tener.
Recojo mi loción corporal y froto con rapidez sobre mis brazos—. No
quiero pelear, sólo quiero saber por qué te acuerdas de ella.
Jungkook se encoge de hombros, y su tono se vuelve neutral—. Es
modelo. Su valla publicitaria está en medio del Times Square. Es un
poco difícil olvidar a alguien cuando ves su foto todos los días.
Y eso no sólo me hace sentir mucho mejor.
—Me alegro por ti. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no regresas y
encuentras a tu pequeña modelo, si significa tanto para ti?
Una pequeña parte de mí se da cuenta de que estoy siendo irracional,
pero mi ira es como un alud de lodo — ahora que inició, es simplemente
imposible de detener.
Jungkook me mira como si me hubiese vuelto loco y sostiene su mano
en alto.
—Ella no significa nada para mí. Sabes eso. ¿De dónde coño viene
esto?
Y entonces un pensamiento se le ocurre.
Toma un paso atrás antes de preguntar—. ¿Estás hormonal? No
pierdas la compostura, sólo estoy preguntando porque del modo que
has estado actuando últimamente, el título de JaeHwa está en peligro.
Podría tener un punto. En la secundaria, había este pasillo, el ala L, que
siempre estaba muy concurrido entre clases. Y yo sabía que iba a entrar
en mi fase fértil cuando iba caminando por el pasillo y quería pinchar
con mi lápiz el cuello de la persona delante de mí.
Recojo mi zapato y lo tiro, golpeando a Jungkook justo entre sus
brillantes ojos cafés.
Sus manos van a su frente—. ¿Qué demonios? ¡Te dije que no pierdas
la compostura!
Cada relación tiene alguien que grita. Un lanzador. Alguien que rompe
las cosas. En ésta, sería yo. Pero no es mi culpa. No puedes culpar a
los misiles nucleares por salir después de que todos sus botones fueron
empujados.

Recojo el otro zapato y lanzando ese también. Jungkook agarra una


almohada y la usa como escudo. Me retiro al armario por más munición,
pero él agarra mi brazo antes de que pueda llegar allí.
—¡Quieres parar! ¿Por qué estas así?
Lo fulmino con la mirada—. ¡Porque ni siquiera te importa! ¡Estoy muy
enfadado aquí, y no te importa una mierda!
Sus ojos se amplían, incrédulos—. Por supuesto, que me importa una
mierda
— ¡soy quien está recibiendo Jimmy Choos lanzados en mi cabeza
como un chino tirando estrellas!
—Si te importa tanto, ¿por qué no te disculpas?
—¡Porque joder, no hice nada! No tengo ningún problema en tirarme
sobre mis manos y rodillas cuando meto la pata. Pero si crees que voy a
rogar porque estás poseído por el demonio de las hormonas, estás loco,
cariño.
Escapo de su control y lo empujo en el pecho con ambas manos—.
Bien. Eso está bien, Jungkook. No me importa lo que hagas ya.
Tomo una manta y una almohada y se las arrojo—. Pero seguro como la
mierda no vas a dormir junto a mí después de hacerlo. ¡Fuera!
Baja la mirada a la manta. Luego a mí. Y su rostro se relaja, da vuelta a
la calma.
Demasiado tranquilo —como antes de una tormenta.
—No voy a ninguna parte.
Se echa en la cama, extendiendo sus brazos y piernas como un niño
haciendo un ángel de nieve.
—Sucede que me gusta esta cama. Es cómoda. Acogedora. He creado
algunos grandes recuerdos aquí. Y este es el único lugar donde voy a
dormir.
No tiene sentido discutir cuando Jungkook se pone así —intencional e
infantil. A veces realmente espero que aguante la respiración hasta que
consiga lo que quiere.
Jalo la almohada por debajo de su cabeza, dejándolo sobre el colchón,
mirándome.
Sus cejas se levantan—. ¿Qué haces?
Me encojo de hombros—. Dije que no voy a dormir contigo. Así que si
no tomas el sofá, yo lo haré.
Se endereza—. Esto es jodidamente loco, Taehyung, dime que te das
cuenta. Estamos peleando por nada.
Mi voz se eleva—. ¿Así que ahora mis sentimientos significan nada?
—Joder, ¡no dije eso!
Lo señalo con un dedo—. Estamos peleando por nada, y estamos
peleando acerca de cómo me haces sentir, ¡lo que significa que crees
que mis sentimientos son nada!
Su boca se abre, como un pez en busca de oxígeno.
—Me he perdido. No tengo idea de lo que dijiste.
Cierro los ojos. Y así nomás, mi ira se desinfla.
El dolor me llena en su lugar.
—Olvídalo, Jungkook.
Al caminar por el pasillo, su voz me sigue.
—¿Qué coño ha pasado?
Estoy demasiado cansado para tratar de explicarle más. Normalmente,
cuando discutimos, tengo un tiempo difícil conciliando el sueño.
También estoy demasiado cargado de adrenalina y pasión.
Pero esta noche no es un problema. Estoy fuera como un narcoléptico
tan pronto como mi cabeza golpea la almohada.

***

Algún tiempo después — podrían ser tres minutos o tres horas — un


pecho caliente y duro presiona contra mi espalda, despertándome.
Siento su mano en mi estómago. Presiona su cara en mi pelo e inhala.
—Lo siento.
Ven, muchachos, eso es todo lo que deben hacer. Realmente son las
palabras mágicas, capaz de superar cualquier obstáculo.
Volteo en sus brazos y lo miro a los ojos—. ¿Por qué lo sientes? La cara
de Jungkook queda en blanco, buscando la respuesta correcta.
Entonces sonríe—. Por lo que sea que quieras que lo sienta.
Me río, pero mis palabras son sinceras—. No. Yo lo siento. Tenías
razón, estaba siendo un idiota. No hiciste nada malo. Estoy
definitivamente prefertil.
Besa mi frente—. No es tu culpa.
Beso sus labios suavemente. Y luego su cuello. Hago un camino a
través de su pecho, moviéndome alrededor de sus pectorales, de
repente despierto con las ganas de complacerlo. Lo miro—. ¿Quieres
que te compense?
Sus dedos trazan lo que estoy seguro son los círculos oscuros bajo mis
ojos.
—Estás agotado. ¿Por qué no me compensas en la mañana?
Me acerco un poco más y descanso mi mejilla contra su piel. Cierro los
ojos, listo para volver a dormir.
Hasta que la voz de Jungkook rompe el silencio.
—A menos que... ya sabes... realmente quieres hacerlo ahora. Porque
si lo haces, está lejos de mí…
Me río en voz alta, cortando sus palabras cuando agacho mi cabeza
bajo las sábanas, viajando lentamente hacia abajo para compensarlo.
En su forma favorita.

CAPITULO 3
Dos días después, estamos teniendo desayuno en la mesa de la cocina. A
Jungkook le gusta hacer ejercicio en la tarde después del trabajo, para
descomprimir y liberar el estrés del día. Yo, sin embargo, soy una de esas altamente
molestas personas que ama ir a correr a las cinco de la mañana. El desayuno es
donde nos encontramos en el medio. Después de lo cual, Jungkook va a la oficina y
yo voy a la ducha.
—¿Sabes qué es lo que amo del cereal Cookie Crips? —Está mirando fijamente
su cuchara.
Nunca he visto a una persona ingerir tanto cereal. Lo juro, si yo no cocino, eso es
todo lo que él comería.
Engullo un bocado de yogurt —Dannon Light & Fit. Los comerciales no mienten, de
verdad son deliciosos. Fresa-banana es lo mejor.
—¿Qué?
—Es la forma como galletas. Es decir, no solo son impresionantes, sino que me
hacen sentir como si me estuviera vengando de mis padres por hacerme comer
cada jodido copo de avena la primera mitad de mi vida.
Un poeta y un filósofo, Jungkook es realmente un hombre del renacimiento.
Abro mi boca para provocarlo, pero la cierro con fuerza cuando una ola de nausea
me golpea como un rayo. Aclaro mi garganta y llevo el revés de mi mano a mis
labios.
—¿Taehyung?¿Estás bien?
Cuando trato de responder, mi estómago hace una voltereta que pondría celosa a
Nadia Comneci​**
Voy a vomitar.
Odio vomitar.
Me hace sentir claustrofobia. Sofocado.

//​Nadia Comneci: Gimnasta rumana, nacionalizada estadounidense.//


Hasta este día, cuando tengo un virus estomacal, me siento con mi teléfono con mi
mami mientras ella me habla a través de arcadas.

No voy a alcanzar a llegar al baño, así que me dirijo al fregadero de la cocina.


Mientras salpico mi desayuno ahí, Jungkook me da palmaditas en la espalda.
Quiero decirle que se aleje, pero otra ronda de arcadas me sobrepasa. Algunos
no tienen problemas con ir al baño, tirarse un gas, o vomitar en frente de sus novios.
Yo no soy uno de ellos.
Tal vez es estúpido, pero si muero de repente, no quiero que la última imagen que
Jungkook tenga de mi sea donde estoy sentado en el escusado.
O en este caso, vomitando en el fregadero.
Su voz es gentil. Reconfortante—. Está bien…relájate. Estás bien.
Cuando parece que lo peor ha terminado, Jungkook me entrega una toalla de papel
húmeda. Entonces echa un vistazo hacia el drenaje—. Bueno, eso fue colorido.
Grazno—. Ugh, sabía que me iba a dar gripe.
—Parece que sí.
Sacudo mi cabeza—. No tengo tiempo para enfermarme. Tengo la reunión con
Robinson hoy —Anne Robinson es un cliente que he cortejado por meses. Dinero
viejo, y enfatizo en la palabra viejo. Tiene como noventa y cinco años. Si no firmo
con ella hoy, podría literalmente ser demasiado tarde para firmar con ella en
absoluto.
—Estas enfermo, bebé. Y no creo que la señora Robinson se impresione si
cotorreas sobre su antiguo broche. Por suerte para ti, tienes un genio de novio que
actúa extremadamente bien en las situaciones más críticas. Dame el archivo, voy a
manejar la reunión de Annie tan bien como tú.
Me alza en sus brazos.
—Jungkook, no…
Me interrumpe—. Nope. Sin refunfuñar. No quiero oírlo. Voy a llevarte a la cama.
Sonrió débilmente.
Jungkook me arropa y deja un vaso de ginger ale en la mesa de noche.
Creo que besa mi frente, pero no puedo asegurarlo. Porque ya estoy dejándome
llevar por el sueño.

***

Tres horas después, salgo del elevador en el piso cuarenta de nuestro edificio de
oficinas.
Mi estómago está vacío, pero después de un buen sueño, me desperté sintiéndome
mejor. Refrescado. Listo para tomar el mundo de Anne Robinson.
Camino por la pequeña sala de conferencias y echo un vistazo por el vidrio.
¿Puedes ver a Jungkook? ¿Sentado junto a la pequeña señora de cabello gris en la
silla de ruedas? Mientras él está hablando de la representación legal ubicadas
alrededor de la mesa las manos de la señora Robinson desaparecen debajo.
Un segundo después Jungkook salta, como si acabara de ser electrocutado.
Las mujeres adultas tienen una cosa por Jungkook.
Es completamente chistoso.
Él le da a la señora Robinson una severa mirada. Ella solo menea sus cejas.
Entonces rueda sus ojos antes de alejar la mirada, pillándome en el proceso.
Jungkook se excusa y sale al pasillo, alivio brillando en su cara como un farol—. Por
el amor de todo lo que es sagrado, gracias a Dios estas aquí.
Mis labios se separan en una sonrisa—. No lo sé, la señora Robinson parece estar
disfrutando de tu compañía.
—Ajá, si ella trata de disfrutar algo más, voy a tener que grapar sus manos a la
mesa de conferencias.
Entonces me observa de cerca, preocupado—. No pienses que no disfruto verte,
porque lo hago. Pero, ¿qué estás haciendo aquí? Se supone debes estar en cama.
Me encojo de hombros—. Debe de ser un bicho de tres horas. Me siento bien ahora.
Jungkook ahueca mi mejilla y palpa mi frente, buscando algún síntoma de fiebre.
—¿Estás seguro?
—Sip. Fresco como una lechuga.
Asiente con la cabeza, pero sus ojos son sospechosos, sin estar completamente
convencido—. Todo bien. Oh, se supone que tenemos una cena con mis padres
está noche. ¿Crees que vas a estar bien, o quieres que lo cancele?
Cena con los Jeon siempre es una velada interesante.
—Debería estar bien para ir.
Me entrega el archivo Robinson—. Está bien. Tus estrategias de inversión la tienen
toda temblorosa. Está húmeda y extendida, solo esperando por que le des en el
clavo.
—Eso es asqueroso, Jungkook.
Está imperturbable—. Tú dices tomate, yo digo tomahto. —Entonces me besa
rápidamente—. Ve y acábala.
Se aleja y yo me dirijo a la sala de conferencias a sellar un trato.

***

Estas empezando a entenderlo ahora, ¿cierto? El problema, ¿la gran imagen?


Sé que está tomando tiempo, pero ya estamos llegando ahí.
Disfruta los buenos tiempos mientras puedes —no van a durar mucho más tiempo.
La razón por la que te estoy enseñando todo esto es para que entiendas porque
estaba tan sorprendido. Como de accidental —involuntario— fue en realidad.
Supongo que la vida es así.
Piensas que lo tienes todo bajo control. Que tu camino está perfectamente definido.
Y entonces un día cuando vas conduciendo a lo largo y ¡bam! Eres embestido con
fuerza por detrás en la autopista.
Y nunca lo viste venir.
Las personas también son así. Impredecibles.
No importa cómo de bien creas que conoces a alguien, como de confiado estés en
sus sentimientos, en sus reacciones. Ellos todavía pueden sorprenderte.
Y de la forma más devastadoramente posible.

CAPITULO 4
Visitar la familia de Jungkook nunca es aburrido. Al venir de una familia pequeña y
ser hijo único, encontré las reuniones familiares un poco sobrecogedoras al
principio. Pero ahora estoy acostumbrado.
Jungkook y yo llegamos de últimas.
Min Frank—el padre de Yoongi—y Jeon Joon permanecen de pie en la húmeda
esquina del bar, intercambiando presupuesto de la bolsa. Jimin está encaramado en
el brazo de una silla junto a Yoongi, viendo un juego de football, mientras la
hermana de Jungkook, JaeHwa, alias ―La Perra y su esposo, Seung, se sientan en
el sofá.
Jiwoo, la sobrina de Jungkook, está en el piso. Ha cambiado desde la última vez
que la viste. Tiene seis años ahora, su cabello es más largo, su rostro un poco más
delgado —más de niña, menos de bebe, pero todavía adorable. Está jugando con
un conjunto de muñecas y accesorios miniaturas de enfermería.
La mamá de Jungkook, Anne, y la mamá de Yoongi, Estelle, están posiblemente en
la cocina. Y si te estas preguntando donde está el padre viudo de Seung, George
Reinhart, no vamos a verlo hasta más tarde.
Cuando entramos en la habitación, Steve nos saluda y nos ofrece a los dos una
bebida.
Nos recostamos en el sofá de dos plazas, bebidas en mano, observando el juego.
Jiwoo empuja un botón de una de sus muñecas, y una voz electrónica llena la
habitación—. ¡No, no, no! ¡No, no, no!
La cabeza de Jiwoo se inclina a un lado mientras observa la molesta muñeca—.
Creo que estás equivocado, papi. No-No Nancy no suena para nada como mami.
Ese comentario atrapa la atención de JaeHwa—. ¿Qué quieres decir Jiwoo?
Detrás del hombro de su esposa, Seung sacude la cabeza hacia su hija,
desafortunadamente para él, ella no entiende el mensaje.
En su lugar explica—. El otro día, cuando estabas fuera, papi dijo que No-No Nancy
suena justo como tú. Pero en lugar de no, tú dices, ―Nag, Nag, Nag‖ — todas las
cabezas se giran hacia JaeHwa, observándola como una bomba haciendo la cuenta
regresiva hasta cero.
Seung intenta valientemente apaciguarla. Sonríe y se burla—. Hay que admitir,
cariño, el parecido es asombroso....
JaeHwa le golpea en el brazo. Pero él aprieta su bíceps antes de que haga
contacto, absorbiendo el golpe. Ella le pega otra vez, menos juguetonamente.
Seung comenta—. No puedes hacer mella en el acero, nena. Ten cuidado, no
quiero herir tu mano con la presión.
Más rápido que una bala, los dedos de JaeHwa arremeten y pellizcan la tierna carne
en la parte posterior de su trícep, llevándolo a sus rodillas.
Jungkook hace una mueca y se frota la parte trasera de su propio brazo en
simpatía.
—Eso va a dejar una marca.
La voz de JaeHwa es firme. Y final—. No fastidies. Soy agradable, maternal, una
esposa sustentadora, y si sólo haces lo que se supone que debes hacer, ¡nunca
tendría que decir nada en absoluto!
Él aúlla—. Sí, querida.
Libera su brazo y se levanta—. Voy a ayudar a mi madre en la cocina.
Después de que se va, Jiwoo mira la fastidiosa muñeca cuidadosamente, entonces
a su padre—. En realidad, tienes razón, papá. Mamá realmente suena como Nancy.
Seung pone su dedo sobre los labios—. Shhhh.

***

Un rato después, Jungkook, Yoongi, Jimin y yo estamos en el estudio para la lección


de guitarra de Jiwoo.
Le estoy enseñando a tocar. Yo tenía cinco años cuando mi padre me enseñó.
Me dijo que la música era como un código secreto, un lenguaje mágico que siempre
estaría ahí para mí. Para consolarme cuando estuviera triste, para ayudarme a
celebrar cuando estuviera feliz.
Y tenía razón.
Es una lección que he atesorado toda mi vida. Un pequeño fragmento de él en el
cual era capaz de sostenerme después de que se había ido. Y estoy muy
emocionado de poder pasar ese conocimiento a Jiwoo.
Ahora está tocando ―Twinkle, Twinkle, Little Star‖
Es buena, ¿no? Centrada. Determinada. No me sorprende, es sobrina de Jungkook,
después de todo. Cuando termina la canción, todos aplauden.
Entonces me dirijo a Jimin—. Bogum me llamó ayer por la noche. Tiene un par de
semanas libre. Viene a la ciudad la próxima semana y quiere que nos reunamos
para cenar.
Sarcasmo gotea de las palabras de Jungkook como chocolate en una fresa.
—¿Imbécil viene a la cuidad? ¡Oh, qué bien! Va a ser como navidad.
Jimin mira a Jungkook—. Oye, imbécil es mi apodo para él. Crea el tuyo.
Jungkook asiente con la cabeza—. Tienes razón. Bolsa de mierda suena mucho
mejor para él.
¿Quieres saber acerca del tarro de las malas palabras? Para aquellos de vosotros
que no lo saben, el tarro de las malas palabras fue iniciado por JaeHwa para
sancionar financieramente a cualquiera —generalmente Jungkook— que maldijera
delante de su hija. Originalmente, cada maldición costaba un dólar, pero cuando
Jungkook y yo estábamos trabajando en nuestros problemas, convencí a Jiwoo de
que subiera el precio hasta diez.
De todos modos, estos días, el tarro ya no se utiliza. Jiwoo tiene una cuenta de
cheques. Y puesto que ya tiene edad suficiente para escribir, mantiene un registro
de quien le debe en ese cuaderno azul de allí —en el que está haciendo garabatos
ahora. Todos esperamos rendir nuestras multas antes de irnos. O correr el riesgo de
un recargo del diez por ciento.
Creo que algún día Jiwoo va a ser una banquera brillante.
Ella pone su libro abajo y vuelve a tocar con su guitarra. Luego se vuelve a
Jungkook.
—¿Tío Jungkook?
—¿Sí, cariño?
—¿De dónde vienen los bebés?
Jungkook ni siquiera duda—. Dios.
Yo conseguí la información cuando tenía once años. Mi madre tomó el enfoque de
"quédate por siempre como mi pequeño niño y no tengas sexo". Park JiHyun, por
otro lado, estaba más que dispuesta a rellenar los huecos. Quería que su hijo Jimin
y yo estuviéramos informados. Y preparados. Para cuando teníamos trece,
podíamos ponerle un condón a un plátano más rápido que cualquier prostituta en la
calle.
Hagas lo que hagas, no dejes que tus hijos aprendan acerca de la procreación "Del
video". Aprender sobre los pájaros y las abejas es mucho como averiguar que no
existe Santa —los niños están obligados a resolverlo eventualmente, pero podrían
entenderlo mucho más fácil cuando viene de ti.
Jiwoo asiente con la cabeza y vuelve de regreso a su guitarra. Hasta que...
—¿Tío Jungkook?
—¿Sí, Jiwoo?
—El bebé crece en la pancita de mamá o papá, ¿no?
—Más o menos.
—¿Cómo es posible... exactamente?
Jungkook frota con sus dedos sus labios, pensando.
Y contengo la respiración.
—Bueno, ¿ya sabes cuando estás pintando? ¿Y mezclas azul y rojo juntos? Y
consigues...
—Púrpura.
—Excelente, sí, tienes púrpura. Los bebés se hacen así. Un poco de pintura azul de
papá, un poco de pintura roja de mamá u otro papá, lo sacudes todo junto y boom,
obtienes una nueva persona. Esperemos que no púrpura, ¿pero si el tío Jimin está
involucrado? Todo es posible.
Jimin le da a Jungkook el dedo del medio a espaldas de Jiwoo.
Jiwoo asiente con la cabeza. Y sigue con su guitarra. Durante un minuto entero.
—¿Tío Jungkook?
—¿Sí?
—¿Cómo hace la pintura azul del papá para mezclarse con la pintura roja de la
mamá o papá?
Jungkook levanta ambas cejas. Tartamudea—. ¿Cómo... cómo hace... para llegar
ahí?
Jiwoo hace un gesto con su mano—. Bueno, sí. ¿El doctor le da un poco de pintura
azul? ¿Se traga la pintura azul?
Yoongi resopla—. Sólo si el papá es un tipo con mucha suerte.
Jimin le golpea en la cabeza. Pero los redondos ojos azules de Jiwoo se quedan en
Jungkook, esperando una respuesta.
Él abre la boca.
Y luego la cierra.
Comienza otra vez.
Y luego se detiene.
Finalmente, como haciendo un cañón en una piscina en el primer día de primavera,
toma la zambullida—. Bueno, tienen sexo.
Ya es oficial. JaeHwa va a matarlo. Esta vez de verdad. Voy a ser viudo antes de
que sea esposo.
La cara de Jiwoo se arruga con confusión—. ¿Qué es el sexo?
—El sexo es cómo se hacen los bebés.
Piensa en ello un momento. Y entonces asiente con la cabeza—. Oh. Bien. Vaya.
Y yo que pensé que los exámenes finales en la escuela de negocios eran difíciles.
Jungkook manejo esto muy bien, ¿no crees? es bueno con los niños. Lo que tiene
sentido, porque en muchos sentidos... todavía es uno.
JaeHwa entra en la habitación. Parece feliz, ahora —ahora que le ha mostrado a
Seung que sus "armas de acero" pueden, de hecho, ser abolladas. Ella es muy
brillante.
—¿Qué estamos haciendo aquí?
Jungkook sonríe inocente—. Hablando de colores y pintura.
JaeHwa sonríe y acaricia el cabello de su hija.
Cuando Jiwoo añade—. Y sexo.
La mano de JaeHwa se detiene—. Espera, ¿qué?
Jungkook se inclina y susurra en mi oído—. Probablemente deberíamos dejar la
habitación ahora.
Justo cuando la puerta se cierra detrás de nosotros, oímos "Jungkook!" Y JaeHwa
ya no suena tan feliz.

***

Por último, la cena está servida. La comida real es tranquila, pero durante el postre,
JaeHwa da un golpecito a su copa con una cuchara.
—Todo el mundo, su atención, por favor —Sonríe a Seung y luego prosigue—.
Jiwoo tiene un anuncio que le gustaría hacer.
Jiwoo se pone de pie en su silla y proclama—. ¡Mi mamá y mi papá tuvieron sexo!
Toda la mesa está en silencio.
Hasta que Yoongi eleva su copa—. Felicitaciones, Seung. Es como el cometa
halley, ¿no? ¿Sólo consigues que llegue cada setenta y cinco años?
Jimin se ríe.
Y Joon despeja su garganta. Torpemente—. Eso es, ah... eso es... muy bueno,
querida.
Luego Frank decide compartir—. El sexo es bueno. Te mantiene calmado. Yo me
aseguro que tener sexo por lo menos tres veces por semana. No es que mi Estelle
esté en ninguna de esas cosas raras, pero en cuarenta años de matrimonio, ella
nunca ha tenido un dolor de cabeza.
Estelle sonríe con orgullo a su lado.
Y Yoongi cubre su rostro con sus manos.
El resto de nosotros simplemente observa. Los ojos y boca ligeramente abiertos.
Hasta que Jungkook lanza su cabeza hacia atrás y se ríe—. Es tan genial —limpia
sus ojos, casi llorando.
JaeHwa sacude su cabeza—. Esperen. Hay más. ¡Adelante, Jiwoo!
Jiwoo rueda sus ojos—. Bueno, eso significa que van a tener un bebé, por supuesto.
Voy a ser una hermana mayor.
Las felicidades estallan alrededor. Anne está llorando mientas abraza a su hija—.
Estoy muy feliz por ti, cariño.
Jungkook está de pie y abraza a su hermana dulcemente—. Felicitaciones, Jae —
Luego golpea a Seung en la espalda—. Conservaré lista la habitación de invitados
para ti.
Estoy confundido—. ¿La habitación de invitados?
Jungkook explica—. La última vez que JaeHwa estuvo embarazada, echó a Seung,
no una, ni dos, sino cuatro veces.
Yoongi se une—. Y eso sin contar la vez que lo dejo quedarse, pero tiró toda su
mierda por la ventana.
Jungkook suelta una carcajada—. Parecía como si un camión de reparto de Barney
exploto en Park Avenue. Los desamparados nunca se habían vestido tan bien.
JaeHwa rueda sus ojos y se vuelve a mí—. Las hormonas del embarazo. Pueden
causar algunos cambios de humor muy malos. Tiendo a ponerme un poco… perra…
cuando estoy embarazada.
Jungkook sonríe—. A diferencia del resto de las veces, ¿cuando estás tan
agradable?
¿Sabes cómo algunos perros todavía siguen masticando tus zapatos —no importa
cuántas veces le pegas con un diario? ¿Simplemente no pueden resistirse?
Jungkook es uno de esos perros.
JaeHwa se gira a su hermano como un gato siseando a una serpiente.
—Sabes, Jungkook, ¿estando encinta? Es algo así como una tarjeta de ―sal libre
de la cárcel. No hay un jurado en el país que me condenaría.
Él se aleja lentamente.
Niego con la cabeza, entonces le pregunto a JaeHwa—. Aparte de eso, ¿cómo
estás?
Se encoge de hombros—. Estoy cansada, sobre todo. Y los vómitos no ayudan.
La mayoría de las mujeres se enferman por la mañana, pero yo lo consigo por la
noche, lo que apesta bastante.
Eh
Vómitos.
Cansancio.
Cambios de ánimo.
Sin duda suena familiar.
¿Qué? ¿Por qué me miras así?
No, no, todo el mundo sabe que es algo difícil que se de el embarazo masculino,
además usamos anticonceptivos. Y mi periodo de fertilidad no debe... uno... dos...
Cuatro...
Cinco...
Mi período debió ser hace cinco días.
Oh.
Mi.
Dios.

CAPITULO 5
La negación es una habilidad que dominé a una temprana edad.
No lo pienses. No hables de ello. Aguántate.
Ahógalo.
No lloré la noche en que mi padre murió.
No cuando el Sheriff Mitchell llegó a nuestra puerta para llevarnos al hospital, o
cuando el doctor nos dijo que lo habían perdido. No derramé ni una lágrima durante
el velatorio, o en el funeral.
Gracias por sus condolencias.
Sí, voy a ser fuerte por mi madre.
Eres tan amable.
Ocho días después de que él estuviera yaciendo en el suelo, mi madre trabajaba en
la cafetería de abajo. Yo estaba en nuestra cocina, tratando de abrir un frasco de
pepinillos.
Entré en la habitación de mis padres y llamé a mi papá por ayuda. Y fue entonces
cuando me di cuenta, mirando su habitación vacía. Él no estaba allí.
Nunca estaría ahí otra vez. Me desplomé en el suelo y lloré como un bebé.
Sobre un frasco de pepinillos.
Ese mismo conjunto de habilidades son las que me ayudan a atravesar el resto de
la noche con los Jeon. Sonrío. Hablo. Abrazo a Jiwoo como despedida.
Jungkook y yo nos vamos a casa y hacemos el amor.
Y no le digo.
No gritas fuego en una sala de cine si no estás seguro de que hay llamas.
¿Has visto Lo que el viento se llevó? Scarlett O'hara es mi ídolo.
"No puedo pensar en esto ahora. Pensaré en ello mañana."
Ese es mi plan. Al menos por el momento.

***

La mañana llega rápidamente.


Y al parecer Dios tiene sentido del humor. Porque donde sea que gire, estoy
rodeada de embarazo.
Echa un vistazo:
El paseador de perros que me pasa en la acera, la mujer policía dirigiendo el tráfico,
el hombre en la portada de la revista People en el puesto de periódicos, la
compañera ejecutiva en el pequeño elevador que parece como si estuviera
escondiendo una pelota de medicina de contrabando debajo de su blusa.
Cubro mi boca y mantengo la distancia, como un turista tratando de evitar la gripe
porcina.
Finalmente, llego a mi oficina. Me siento en el escritorio y abro mi fiel agenda diaria.
Sí, todavía uso un calendario basado en papel. Jungkook me compró un iPhone
para navidad, pero todavía está en la caja. No confío en cualquier dispositivo capaz
de desterrar mi trabajo al abismo de lo desconocido con el toque de un botón.
Me gusta el papel. Es sólido, real. Para destruirlo, tienes que quemarlo.
Normalmente soy bastante obsesivo-retentivo. Lo escribo todo. Soy banquero,
vivimos y morimos por el horario. Pero últimamente he estado distraído; preocupado
por el agotamiento y la sensación general de mierdicidad. Así que me perdí el hecho
de que había iniciado un nuevo paquete de pastillas anticonceptivas, pero no tuve
mi período.
Y hablando de las píldoras anticonceptivas, ¿qué pasa con eso?
9-punto-99 por ciento de efectividad, mi culo.
Es la misma precisión estadística de esas pruebas de embarazo de
orina-en-un-palo, así que no me voy a acercar a uno de esos. En cambio, levanto el
teléfono y llamo a la oficina de la Dra. Roberta Chang.
¿Recuerdas aquellos otros cuatro estudiantes con los que Jimin, Bogum y yo
vivimos a las fuera del campus en Pennsylvania? Bobbie era uno de ellos. Su
marido, Daniel, era otro. Bobbie es una persona increíble. Sus padres emigraron de
Corea cuando era un bebé. Es pequeña, lo suficientemente pequeña para la tienda
GAP​ ​de niños, pero tiene la personalidad de una amazona.
Es también una brillante ob/gyn. Eso sería una pediatra, para los chicos allá afuera.
Bob y su esposo se mudaron a Nueva York hace sólo unos meses. No la he visto en
años, pero la nuestra es una de esas amistades que pueden pasar una década sin
contacto; entonces cuando finalmente nos juntamos, es como si no nos hubiéramos
perdido ni un día.
Hago una cita y la marco automáticamente en mi agenda.
Bob-7:00.
Cierro el libro y lo coloco junto al teléfono en mi escritorio.
Luego, echo un vistazo al reloj y me doy cuenta que llego tarde a una reunión.
Mierda.
Agarro una carpeta y me dirijo a la puerta.
Todavía sin pensar en eso... en caso de que te lo preguntaras.

***

Cuando regreso dos horas más tarde, Jungkook está sentado en mi escritorio,
tamborileando una pluma con impaciencia contra la madera oscura. Generalmente
comemos el almuerzo, juntos –lo ordenamos– y lo compartimos en una de nuestras
oficinas.
—Oye.
Levanta la mirada.
—Hola.
—¿Ya pediste o me estabas esperando?
Parece confundido.
—¿Eh?
Me acomodo sobre el borde de la mesa.
—Almuerzo, Jungkook. Es por eso que estás aquí, ¿no?
Sacude su cabeza.
—En realidad, quería hablar contigo sobre la cena. Un nuevo lugar fue abierto en
Little Italy, y realmente podría pedir un poco de pasta. Iba a hacer reservaciones
para nosotros esta noche. A las siete.
Me congelo.
No tengo mucha práctica mintiendo. No desde la secundaria, de todos modos.
Incluso entonces, había un montón de mentiras abiertas. Más... omisión de mis
actividades que habrían hecho que mi madre volara.
Cuando era necesario mentir, Jimin era mi chico, mi coartada.
Eso no ha cambiado.
—No puedo esta noche. Jimin quiere tener una noche de chicos. No hemos tenido
una de esas en mucho tiempo.
Vamos a hacer una pausa por un momento. Esto es importante.
¿Puedes ver su cara? Mira de cerca o te lo perderás.
Por un momento, hay un destello de sorpresa. Un toque de ira... tal vez dolor.
Pero luego lo atrapa y suaviza su expresión en posición neutral. Perdí esa mirada la
primera vez. Deberías recordarlo.
Tendrá mucho más sentido en aproximadamente diez horas.
La voz de Jungkook es plana. Como un detective tratando de hacer tropezar a un
perpetrador.
—Viste a Jimin anoche.
Mi estómago gorjea como Pop Rocks​ ​en soda.
—Eso fue diferente todo el mundo estaba allí. Esta noche seremos sólo nosotros
dos. Tomaremos unos tragos, tal vez comer unos aperitivos que engorden, y luego
voy a casa.
Jungkook se levanta, sus movimientos apresurados, tensos.
—Bien, Taehyung. Haz lo que quieras.
Intenta caminar delante de mí, pero lo agarro de su cinturón.
—Oye. No seas así. Podemos salir a cenar mañana. No te enojes.
Me deja jalarlo más cerca, pero no dice nada. Le doy una sonrisa coqueta.
—Vamos, Jungkook. Almorcemos. Y después, puedes tenerme.
Froto mi mano en su pecho, tratando de suavizarlo.
Pero no cede.
—No puedo. Tengo trabajo que terminar. Más tarde hablaré contigo.
Besa mi frente, y sus labios parecen detenerse un momento más de lo normal.
Luego se retira y se aleja.

***

En la ciudad de Nueva York, hay una cosa de la que puedes depender.


Esperar. No es el correo, o la bondad del prójimo.
Es el tráfico de la hora pico. Nunca falla. Es donde estoy sentado en este momento.
Parachoques contra parachoques.
Traté de llamar a Jimin tres veces para que llenara mi operación encubierta, pero no
respondió. Los teléfonos celulares no están permitidos en el laboratorio.
Tampoco he visto a Jungkook desde que salió de mi oficina, y eso es algo bueno.
Realmente no quiero hablar con él hasta que sepa a lo que me enfrento.
Cuando estás solo en un vehículo prácticamente inmóvil, realmente no hay mucho
que hacer.
Excepto pensar.
¿Puedes adivinar en qué estoy pensando? Incluso la presa más fuerte se quiebra
con el tiempo.
Scarlett O'hara ha abandonado el edificio.
¿Sabes la historia del padre de Jimin? Es algo extraordinario.
Cuando éramos jóvenes, JiHyun le dijo a Jimin que su otro padre no podía vivir con
ellos. Lo mantuvo simple, amable. Pero en el momento en el que él fue mayor, Jimin
recibió la historia completa.
JiHyun creció en California. ¿Puedes imaginártelo? JiHyun surfista, joven y
bronceado, esbelto y relajado.
Cuando tenía diecisiete años, conoció a un chico en el muelle de Santa Mónica,
cabello oscuro, brazos cincelados y ojos color jade. Su nombre era Joey Martino.
Tuvieron una instantánea conexión, y como Juliet antes que él, JiHyun cayó rápido y
duro.
Luego llegó el momento de Joey de seguir adelante, y le pidió a JiHyun que se fuera
con él. Su madre le dijo que si salía por la puerta, no tendría permitido volver.
Nunca.
JiHyun abrazó a su hermana pequeña despidiéndose y saltó sobre la parte trasera
de la Harley de Joey. Seis semanas más tarde, pasaban a través de Greenville,
Ohio.
Y JiHyun se dio cuenta que estaba embarazado.
Joey tomó bien la noticia, y JiHyun estaba emocionado. Ahora serían una verdadera
familia.
Pero a la mañana siguiente se despertó junto a una nota. Que decía:
Fue muy divertido.
Lo siento.
JiHyun nunca lo vio otra vez.
Algunos niños necesitan quemarse un par de veces antes de que dejen de jugar con
los fósforos. Pero JiHyun nunca fue ese tipo de niño. Una lección era todo lo que
necesitaba. Desde entonces, sólo salió con un determinado tipo de hombre, humilde
y sencillo; ni meloso, llamativo, o arrogante. Tipos que no tenían nada que ver con
Joey.
Que no tenían nada de Jungkook.
Es la razón del por qué no lo quiere.
No, eso no es cierto. Es por eso que JiHyun no confía en él.
Él me llevó a un lado esa primera navidad, cuando él y mi madre vinieron a
visitarnos. Me dijo que fuera despacio, que tuviera cuidado con Jungkook.
Porque él había visto a los de su clase antes.
De todos modos la historia terminó, niños.
Estamos aquí.

***

La oficina de Bob es buena; una casa de piedra de aspecto hogareño con un


estacionamiento real, vivo. Son difíciles de conseguir en la ciudad, en caso de que
no lo supieras. Está bastante ocupado, compartido con el edificio de al lado. Los
coches vienen y van y pelean por espacios.
Apago el motor y agarro el volante. Respiro hondo.
Puedo hacer esto.
En serio, es sólo por los próximos dieciocho años de mi vida, ¿verdad?
Salgo del coche y observo el pequeño cartel en la ventana del edificio.
ROBERTA CHANG

Mientras trato de hacer que mis pies se muevan, dos grandes manos vienen detrás
de mí y cubren mis ojos. Una voz familiar susurra en mi oído:
—¿Adivina quién?
Me doy la vuelta, a punto de reventar. Vivir con alguien, particularmente durante los
años de universidad, crea un vínculo por las experiencias compartidas y preciosos
recuerdos.
—¡Daniel!
Daniel Walker es un tipo del tamaño de un mamut. Él y Arnold Schwarzenegger
podrían ser hermanos. Pero no dejes que te engañe. Es uno de esos caramelos
Werther; duro por fuera, suave y pegajoso por dentro. Es afectuoso. Comprensivo.
Compasivo.
Durante nuestro primer año, un ratón decidió trasladarse a nuestra casa
desvencijada. Todos votaron por matarlo, excepto Daniel. Construyó una trampa
con una cadena, cartón y un palo del que los Little Rascals​ ​estarían orgullosos.
Y en realidad atrapó al pequeño. Lo mantuvimos. En una jaula, como una mascota.
Lo llamamos Bud, por nuestra cerveza favorita.
Daniel me tira en un abrazo de oso, me levanta y me da vueltas. Luego me pone de
pie y besa mi mejilla
—Es tan bueno verte, Taehyung. ¡Te ves genial!
Sonrío tanto que me duele la cara.
—Gracias, Daniel. Tú también. No has cambiado ni un poco. ¿Cómo va todo?
—No me puedo quejar. Las cosas están bien, ocupado. Tengo todavía entrevistas
en los hospitales —Daniel es un anestesiólogo. Cada vez que pueden, él y Bob
trabajan juntos. Como Jungkook y yo. Continúa—: Pero la práctica de Bobbie está
en auge, así que soy el chico de los recados, por ahora. —Sostiene en alto una
bolsa de comida China para llevar.
Cuando el olor llega a mi estómago, se retuerce, haciéndome saber que no está
satisfecho. Trago duro. Él lanza un pesado brazo sobre mis hombros y conversamos
durante varios minutos. Acerca de su viaje, de Jimin y Bogum. Le cuento sobre
Jungkook y cómo quisiera que los cuatro saliéramos juntos a cenar.
Y luego hay un fuerte chillido de neumáticos.
Los dos giramos y vemos las luces traseras de un coche desaparecer a toda
velocidad del estacionamiento.
Daniel sacude su cabeza.
—Y pensé que los conductores de Filadelfia eran malos.
Me echo a reír.
—Oh no, los neoyorquinos tienen el monopolio sobre la mala conducción. Y los
locos fanáticos del béisbol. No uses el jersey de Filadelfia aquí; podría terminar en
una matanza.
Daniel se ríe y nos dirigimos al edificio.

***

Bueno, es oficial.
La vida como la conocía está terminada.
Estoy embarazado. Embarazado. El pan está en el horno y ese chico malo se está
horneando. No estaba realmente sorprendido. Sólo e​sperando estar equivocado.
Según Bobbie, mis antibióticos eran los culpables. Disminuyen la eficacia de las
píldoras anticonceptivas.
¿Ves lo que estaba diciendo acerca de esos folletos? Léelos. Apréndelos. Vívelos.
Es demasiado pronto para hacer una ecografía, así que tengo que regresar en dos
semanas. Y cada día también tengo que tomar vitaminas prenatales que son lo
suficientemente grandes para ahogar a un gran elefante.
Suertudo de mí.
Aparco mi coche en el garaje, pero no voy a la casa.
Una de las mejores partes de la vida en la ciudad es que siempre hay un lugar que
está abierto, un lugar para caminar con gente alrededor.
Salgo a la acera y camino unas pocas cuadras, tratando de aclarar mis ideas.
Intentando averiguar qué demonios debo hacer ahora.
Si te estás preguntando por qué no sueno feliz, es porque no lo estoy. Tienes que
entender, nunca fui ese chico. No jugué con muñecos. He jugado con la caja
registradora de mis padres. ¿Cuándo los niños querían ir a una tienda de juguetes?
Yo quería ir a una tienda de artículos de oficina.
Incluso antes de que mi ansia de independencia financiera empezara, mis sueños
giraban en torno a edificios de oficinas y escritorios, no cunas y cochecitos de bebé.
No es que no quiera niños. No quiero uno ahora. Ahora no era parte del plan.
Y luego está Jungkook. Él me ama, lo sé. Pero el embarazo cambia las cosas.
Significa estrías, vientre caído y noches sin dormir. No más vacaciones
espontáneas.
No más maratones de sexo.
Va a enloquecer. Definitivamente.
Me siento en un banco y veo los autos pasar.
Entonces una voz a mi derecha atrapa mi atención.
—¿Quién es un buen chico? ¡Hunnie lo es! Mi dulce niño.
Es un chico con suaves mechones rubios y ojos oscuros, de mi edad.
Y está sosteniendo una bolsa de baba.
¿Crees en las señales? Yo no.
Pero mi abuela sí. Era una mujer increíble, una respetada arqueóloga que hizo un
extenso estudio sobre las tribus de nativos americanos del sur. Adoraba a mi
abuela. Una vez me dijo que las señales estaban alrededor de nosotros. Guías para
conducirnos en la dirección correcta, hacia nuestro destino. Nuestro futuro. Que
todo lo que teníamos que hacer era abrir nuestros ojos y corazones, y
encontraríamos el camino.
Así que observo al joven padre y su hijo. Y entonces un hombre se une a ellos.
—Oye. Siento llegar tarde. Una maldita reunión me atrapó.
Supongo que es su marido. Lo besa. Y toma el paquete que él más bajito está
sosteniendo sobre su cabeza.
—Aquí está mi chico. Hola, amiguito.
Su sonrisa es tan caliente, tan hermosa, literalmente quita el aliento. La dorada
pareja se apoya uno contra el otro con ternura, el cariño mutuo, tirando de ellos
juntos como un imán.
Me siento como un voyeur, pero el momento es tan preciado que no puedo
ignorarlo.
Y es cuando me doy cuenta. No sólo estoy embarazado. Voy a tener un bebé.
Jungkook y yo hicimos un bebé. Una nueva persona.
Y una imagen aparece en mi cabeza. Tan clara. Tan perfecta.
Un pequeño niño de pelo oscuro, con la sonrisa sabelotodo de Jungkook y mi
chispeante personalidad. Una parte de cada uno de nosotros.
Las mejores partes.
Pienso en cómo Seung miró a JaeHwa, anoche, cuando anunciaron la noticia. Me
imagino la forma en que Jungkook me mira cuando piensa que no estoy prestando
atención. Y la forma en que abrazó a Jiwoo cuando se quedó dormida a su lado en
el sofá. Recuerdo lo maravilloso que se siente enseñarle a tocar guitarra.
Y lo increíble que sería enseñarle a un bebé... todo.
Jungkook adoraría tener a un pequeño alguien para mostrarle cosas, como la forma
de jugar ajedrez y baloncesto.
Y cómo maldecir en cuatro idiomas diferentes.
Jungkook no es Joey Martino. Su familia lo es todo para él.
Es decir que soy todo para él.
Y voy a tener su bebé. Dios mío. Las hormonas del embarazo deben ser una
sobrecarga, porque las lágrimas llenan mis ojos y corren por mis mejillas. Lágrimas
de felicidad.
Porque va a estar bien.
Tal vez tendré estrías, pero esto es Nueva York, la capital de la cirugía plástica del
mundo. Y claro, hay cosas que quiero lograr profesionalmente.
Y lo haré. Porque Jungkook estará allí para ayudarme. Para apoyarme. Como ha
hecho desde el día en que lo conocí.
Va a estar emocionado, como un niño recibiendo un regalo inesperado en la
mañana de navidad. Va a ser una sorpresa al principio, ¿pero no puedes verlo?
Eufórico. Encantado.
—Disculpe, jovencito, ¿está bien? —Debo estar llorando más fuerte de lo que
pensaba, porque el papá del bebé me está mirando con preocupación.
Limpio mis mejillas, avergonzado.
—Sí, estoy bien. Sólo... —Miro a su hijo—. Él es tan hermoso. Son tan hermosos.
Me descompongo en una ronda de sollozos frescos, y el más bajito da un paso
atrás.
Genial. Ahora soy el loco en un banco.
— ¿Hay alguien al que necesite que llamemos? —Pregunta.
Tomo un respiro y me controlo. Entonces sonrío
—No. Estoy bien. De verdad. Es que... voy a tener un bebé.
Ahí está.
Ya lo dije.
Claro, sólo lo dije a dos perfectos desconocidos, lo que es un poco raro, pero aun
así. ¿Tengo miedo? Claro que sí. Pero nunca me he escapado de un reto en mi
vida, ¿por qué empezar ahora?
—Felicitaciones y buena suerte, joven.
—Gracias.
La familia da vuelta y caminan juntos por la calle. Mientras los veo irse, una
exhibición del almacén a la derecha llama mi atención. Es una tienda de mercancía
Yankee, y en la ventana hay una diminuta camiseta que dice, FUTURO LANZADOR
DE LOS YANKEES. Y mi emoción florece como una flor en una selva tropical.
Porque ahora sé cómo voy a decirle a Jungkook.

CAPITULO 6
¿Qué sabes acerca de ESP? Percepción extrasensorial; el conocimiento de un
incidente antes de que suceda. Todos tenemos un poco de ello, ese otro noventa
por ciento de nuestro cerebro que no usamos.
Son esos momentos en el auto cuando piensas en una canción que no has oído en
años, y es la siguiente que viene en la radio. Son esas mañanas en que recuerdas a
un viejo amigo y a la hora de cenar el teléfono suena, y es el amigo en el que
pensabas.
Nunca he sido un gran creyente en ese tipo de cosas. Pero cuando el empleado de
la tienda me dio mi cambio por la pequeña camiseta, una bola de ansiedad se
instaló profundamente en mi vientre. Y no eran mariposas normales. Era urgente.
Un malestar desesperado, como cuando te das cuenta de que olvidaste pagar una
factura de la tarjeta de crédito.
Tenía que ver a Jungkook. Tenía que hablar con él –decirle– y tenía que ser ahora.
Caminé rápidamente por la calle. Bueno... lo más rápido que pude.
Con cada paso que me acercaba más a nuestro edificio, la preocupación
aumentaba de forma exponencial.
En ese momento lo atribuí a la noticia que estaba a punto de soltar. Pero ahora,
mirando hacia atrás, creo que era otra cosa.
Precognición.
Al momento en que me detuve fuera de la puerta de nuestro apartamento, mis
rodillas temblaban y mis palmas sudaban. Entonces agarré el pomo...
¿Si tienes un estómago débil? ​Puede que no quieras ver esto.
No va a ser bonito.

***

Entro en el apartamento. Las luces están apagadas. Pongo mis llaves sobre la mesa
y me quito el abrigo. Enciendo el interruptor en la pared, inundando la habitación
con luz.
Y es cuando lo veo.
Ellos.
Jungkook está de pie en medio de nuestra sala de estar, con la camisa
desabrochada, dejando al descubierto el pecho que he recorrido con los dedos más
de mil veces. La caliente piel bronce que me encanta tocar. Tiene una botella medio
vacía de NamjoonDaniels en una mano. Y la otra mano está oculta. Enterrada.
En una melena de pelo rojo.
Él es lo opuesto a mí en todos los sentidos. Gruesos mechones rojos, es tan alto
como Jungkook, incluso sin los zapatos. Sus labios son rojos y exuberantes,
bastante regordetes para darle envidia a Angelina Jolie. Y esos labios rojos
regordetes se están moviendo contra la boca de Jungkook.
Buenos besadores, muy buenos besadores, no sólo utilizan sus labios. Utilizan su
cuerpo entero, su lengua, sus manos, sus caderas.
Jungkook es un gran besador. Pero nunca he tenido la oportunidad de observarlo en
acción. Nunca lo he visto besando a nadie. Porque yo he estado en el extremo
receptor. El besado.
Pero ese no es el caso ahora.
Me quedo ahí aturdido. Observando. Y aunque sea sólo por unos pocos segundos,
se siente como por siempre. Como una eternidad.
En el infierno.
Luego Jungkook se inclina hacia atrás. Y casi como si supiera que he estado aquí
todo el tiempo, sus ojos encuentran los míos inmediatamente. Son duros.
Despiadados.
Y su voz es tan fría como el acero de una puerta al aire libre en una tormenta de
nieve.
—Mira quién está en casa.
Muchas personas se imaginan cómo reaccionarían si descubren a su novio o novia
engañándolos. Qué dirían. Cuán fuertes serían.
Honestos e indignados.
¿Pero cuando es de verdad? ¿Cuándo no se trata sólo de predicciones?
Esas emociones están peculiarmente ausentes.
Estoy entumecido por dentro.
Muerto.
Y mi voz no es más que un susurrante tartamudeo.
—¿Qué... qué estás haciendo?
Jungkook se encoge de hombros.
—Simplemente tengo un poco de diversión. Pensé, ¿por qué deberías ser el único
teniéndola?
Oigo las palabras, pero no las entiendo. Mis ojos se entrecierran y mi cabeza se
inclina, como un perro desconcertado.
Jungkook se aleja del pelirrojo y toma un trago de la botella. Se estremece mientras
traga.
—Te ves confundido, Taehyung. Te lo explicaré. La primera regla de mentir es
siempre tener la coartada correcta. Mira, ahora mismo, Yoongi y Jimin están en un
avión a Las Vegas. Yoongi ha estado planeando el viaje durante semanas, una
segunda luna de miel sorpresa. Así que sabía que estabas lleno de mierda esta
tarde. Sólo tenía que ver si realmente seguirías adelante con la mentira. Así que te
seguí. Te va a encantar el GPS.
El año pasado, una mujer llamada Kasey Dunkin desapareció después de una
noche de fiesta con sus amigos en la ciudad. Estuvo en todas las noticias. La policía
pudo localizar su teléfono en un almacén abandonado en Brooklyn, y a pesar de que
ella había sido apuñalada varias veces, sobrevivió. Jungkook y yo tuvimos el mismo
tipo de programa instalado en nuestros teléfonos al día siguiente.
—¿Me has seguido?
Me siguió hasta la oficina de Bob. Él sabe a dónde fui. Eso significa...
—Sip. Sabía dónde te encontrabas. Lo sé todo. Joder, te vi.
Él sabe... Jungkook sabe que estoy embarazado.
Y, obviamente, no está contento.
Mi voz se eleva a medida que hablo, ganando impulso.
—¿Sabes? —Señalo al hombre que nos está mirando como si fuéramos su propia
telenovela personal—. ¿Y así es como reaccionas?
Jungkook parece confundido.
—¿Jodidamente siquiera me conoces en absoluto? ¿Cómo diablos creías que iba a
reaccionar?
He visto a Jungkook molesto antes.
Irreflexivo.
Frustrado.
Pero esto es diferente.
Esto es... cruel.
—¿Ni siquiera vas a tratar de negarlo? ¿Hacerme pensar que estoy delirando?
—Me pregunta. Por un momento su cara se arruga. Y parece... angustiado, como
una víctima de tortura a punto de romper su silencio—. ¿No vas a decirme que
estoy equivocado, Taehyung?
Parpadea y la mirada angustiada se ha ido. Y estoy bastante seguro de que sólo la
imaginé.
Una ilusión.
Cruzo los brazos sobre mi pecho.
—No voy a hablar de esto contigo en frente de una audiencia.
La mandíbula de Jungkook se cierra con terquedad.
—¿Vas a terminarlo?
Mis pies se mueven hacia atrás, lejos de él, por su cuenta. Y mi mano cae de
manera protectora a mi abdomen.
—¿Qué?
—Dije: ¿vas a jodidamente terminarlo? —repite, impaciente con mi estado de shock.
Políticamente, Jungkook está a favor del aborto. A pesar de su educación católica,
respeta y ama a las mujeres y hombres de su familia demasiado como para dejar
que un anciano en el Congreso dicte lo que pueden o no pueden hacer con sus
cuerpos. Pero emocionalmente (moralmente) siempre he pensado que era provida.
Así que el hecho de que esté de pie aquí diciéndome que aborte un niño, nuestro
hijo, es sólo... incomprensible.
—No lo he hecho... No he tenido tiempo para pensar en ello.
Se ríe amargamente.
—Bueno, es mejor que empieces a pensar, ¿porque hasta que tu pequeña
indiscreción está fuera de la foto? Ni siquiera quiero verte, y mucho menos hablar de
cualquier cosa.
Sus palabras me golpearon como una ráfaga de viento en un día frío. Del tipo que te
deja sin aliento.
Jungkook no es Joey Martino.
Él es peor.
Porque él quiere que yo elija. Un ultimátum. Al igual que hizo con Bogum. ¿Y de qué
demonios está hablando, mi indiscreción? ¿Como si hubiera hecho que sucediera
por mí cuenta?
Y luego entiendo su ira. Su afán de venganza. Comienza a tener sentido.
—¿Crees que planeé esto? ¿Que lo hice a propósito?
Él sonríe, e incluso una persona sorda sería capaz de oír el sarcasmo.
—No, por supuesto que no. Estas cosas suceden a veces, ¿no? Aun cuando no
quieras.
Abro la boca para discutir, explicar, pero la risita del stripper me interrumpe. Lo miro.
—¡Fuera de mi casa antes de que te eche con el resto de la basura! —¿En
situaciones como esta? Las personas pueden reducirse una a la otra más rápido
que un distribuidor de árboles en la víspera de Navidad. Pero no es porque seamos
mezquinos. O maliciosos.
Es porque es más fácil ir detrás del amante sin nombre que admitir que la verdadera
culpa la tiene el hombre que se suponía iba a amarte. Quién se supone que sea
entregado. Fiel.
Y no lo fue.
—Lo siento, cariño, no pagas por éste espectáculo. Voy a donde el hombre del
dinero me dice —explica.
Jungkook enrolla un brazo alrededor de su cintura y sonríe con orgullo.
—Él no va a ninguna parte. Estamos empezando.
Encuentro la fuerza para levantar una ceja. Y tratar de formar una respuesta.
—¿Ahora pagas, Jungkook? Es patético.
Él sonríe.
—No te hagas ilusiones, cariño, he estado pagando durante los últimos dos años
también. Sólo que fuiste un poco más caro que un puto promedio.
Debería haberlo sabido mejor. Discutir con Jungkook es como tratar con un
terrorista. Él no tiene fronteras; nada está fuera de los límites. No hay profundidades
en las que no se hunda para ganar.
Luego me mira pensativo.
—Aunque debo decir que, a pesar de cómo todo esto resultó, fuiste dinero bien
gastado. Especialmente esa noche, contra el fregadero de la cocina… —Hace un
guiño—… vale la pena cada centavo.
Me estoy muriendo. Cada horrible palabra me atraviesa como una cuchilla
rebanadora. ¿Puedes ver la sangre? Rebosando lentamente con cada atroz sílaba.
Deslizándola, así es más doloroso de lo que alguna vez tenía que ser.
Pareces sorprendido. No debes estarlo.
Jeon Jungkook no quema puentes. Él utiliza dinamita en ellos. Destrozando el
puente, las montañas que lo conectan, y cualquier otra cosa viva con la mala suerte
de estar dentro de un radio de ochenta kilómetros.
Jungkook nunca hace nada a medias. ¿Por qué destruirme sería diferente?
Me giro para caminar por el pasillo antes de derrumbarme frente a él como una
pirámide egipcia.
Pero me agarra del brazo.
—¿A dónde vas, Taehyung? Quédate, tal vez puedas aprender un truco nuevo.
¿Sabes cómo la personalidad de alguien puede hacerlo más atractivo? ¿Al igual
que ese chico en la escuela secundaria que, a pesar de la falta de tono muscular y
el caso leve de acné, era capaz de correr con la multitud popular? Porque decía las
bromas más divertidas y tenía las mejores historias.
Me gustaría poder decirte que funcionaba a la inversa. Me encantaría poder decir
que las palabras de Jungkook transformaban mágicamente su cara en la
monstruosidad que decía.
Pero no puedo.
Míralo.
Me imagino que así es como Lucifer se veía cuando Dios lo arrojó del cielo.
Amargado y roto. Pero siendo tan dolorosamente hermoso.
Libero mi brazo. Y mi voz es muy aguda, casi histérica.
—¡No me toques! ¡Nunca me toques otra vez!
Sonríe lentamente, la imagen misma de la serenidad. Se limpia la mano en los
pantalones, como si acabara de tocar algo sucio.
—Eso realmente no será un problema para mí.
Voy a vomitar. Voy a vomitar sobre sus zapatos negros de Bruno Magli.
Y no tiene nada que ver con el embarazo.
Me muevo por el pasillo, obligándome a caminar. Porque me niego a dejar a
Jungkook verme huir de él.

***

Apenas llego a tiempo al baño.


Me dejo caer de rodillas y me aferro a la taza del baño para salvar mi vida. Se me
rompe una uña y mis nudillos se vuelven blancos. Mi estómago se contrae y vomito
violentamente. La sangre late en mis oídos y el ácido quema mi garganta.
Toso y sollozo, pero mis ojos están secos. No hay lágrimas. Todavía no. Eso viene
después.
¿Cómo puede hacer esto? Me dijo que no lo haría... y yo confié en él. Cuando él dijo
que me amaba. Cuando prometió que nunca me haría daño.
Le creí.
Nunca hablamos de tener hijos. Nunca hablamos de no tenerlos tampoco. Pero si
hubiera sabido que sería así, habría sido más cuidadoso. Lo habría hecho...
Dios.
Escúchame. Mi novio está en la sala con otro hombre en su regazo, ¿y yo estoy
sentado aquí pensando en todas las cosas que podría haber hecho para evitar que
ocurriera?
Y llamé a Jungkook patético.
Cuando no queda nada en mi estómago, me levanto hasta el lavamanos y me miro
en el espejo. Mejillas manchadas y apagados ojos enrojecidos me devuelven la
mirada en un rostro que no reconozco.
Mojo mi cara con agua fría, una y otra vez. Jungkook me desgarró, me convirtió en
una masa temblorosa de vergüenza y auto-recriminación, pero va a ser un día frío
en el infierno antes de que le deje ver eso.
Me tropiezo en el dormitorio, agarro una bolsa de lona del closet, y ciegamente la
lleno con las primeras cosas que mis manos tocan. Tengo que escapar. De él. De
todo lo que me recuerda a él.
Sé lo que estás pensando. “Tu carrera, todo por lo que has trabajado, estás tirando
todo por la borda”.
Y tienes razón, lo estoy. Pero nada de eso importa ya.
Es como... como esa pobre gente que saltó de las torres el once de septiembre.
Ellos sabían que eso no los salvaría, pero el fuego era demasiado caliente y tenían
que hacer algo, cualquier cosa, para alejarse del dolor.
Cierro la cremallera de la bolsa y la pongo en mi hombro. Entonces pongo mi mano
contra la puerta y respiro. Una vez. Dos veces. Tres veces.
Puedo hacer esto. Sólo tengo que llegar a la puerta. No está a más de una docena
de pasos de distancia.
Camino por el pasillo.
Jungkook está sentado en el sofá, con las piernas abiertas, los ojos en el baile del
hombre balanceándose delante de él, la botella de Namjoona su lado. Me concentro
en su cara. Y por un momento, me permito recordar.
Afligido.
Veo su sonrisa, esa primera noche en el bar, tan infantilmente encantadora. Siento
sus labios, sus caricias, la primera noche que hicimos el amor, aquí, en éste
apartamento. Todo el calor y la necesidad. Revivo cada palabra tierna, amorosa,
cada momento desde entonces.
Y los encierro todos.
En una caja de acero, desterrados hasta el último rincón de mi mente. Para ser
abierta más tarde. Cuando sea capaz de desintegrarme.
Entro en la habitación y me detengo a pocos metros del sofá.
El pelirrojo baila, pero no lo miro. Mis ojos nunca dejan el rostro de Jungkook.
Mi voz está en carne viva. Rechinante. Pero, sorprendentemente firme.
—Ya he terminado. Contigo, con todo esto. No me localices dentro de una semana
para pedirme perdón. No me llames y digas que has cambiado de opinión. ​Nosotros.
Hemos. Terminado. ​Y nunca quiero volver a verte.
¿Cuántos padres han dicho a sus hijos adolescentes que estarán encerrados para
siempre? ¿Cuántos adolescentes han respondido que nunca les hablarían de
nuevo?
Terminado. Para siempre. Jamás.
Esas grandes palabras. Tan definitivas.
Tan huecas.
Realmente no queremos decirlas. Son sólo cosas que dices cuando estás buscando
una reacción. Rogando por una respuesta. La verdad es que si Jungkook se
acercara a mí mañana o el próximo mes, o seis meses a partir de ahora, y me dijera
que había cometido un error, que me quería de regreso.
Lo aceptaría en un santiamén.
¿Así que, ves ahora lo que decía antes? No soy un hombre fuerte. Sólo soy
realmente bueno en actuar como tal.
La voz de Jungkook es contundente.
—Me parece bien —Brinda con la botella—. Ten una vida de mierda, Taehyung. Y
cierra la puerta al salir, no quiero más interrupciones.
Quiero decirte que él vaciló. Que había una pizca de arrepentimiento en su rostro o
una sombra de tristeza en sus ojos. Me quedaría si la hubiera.
Pero su rostro está en blanco. Sin vida, como un muñeco Ken de pelo oscuro.
Y me dan ganas de gritar. Quiero sacudirlo y darle una bofetada y romper cosas.
Quiero, pero no lo hago. ¿Por qué intentar golpear una pared de ladrillo, si todo lo
que tendrás es una fractura en la mano?
Así que recojo mi maleta, levanto la barbilla. Y camino por la puerta.

CAPITULO 7
La característica que define a una personalidad tipo A es tener metas y contar con
las estrategias para alcanzar esos objetivos. Definitivamente soy un tipo A.
La planificación es mi religión; la lista de tareas es mi Biblia.
Pero cuando llego a la mitad del vestíbulo del edificio que ha sido mi hogar durante
los últimos dos años, me congelo, porque por primera vez en mi vida, no tengo idea
de qué hacer a continuación. Sin rumbo.
Y es aterrador, me siento sin peso, como un astronauta al que le han cortado su
ancla, a la deriva en el espacio. Desolado, condenado al fracaso.
Mi vida gira en torno a Jungkook, y nunca pensé que necesitaría un plan de
contingencia.
Mis manos comienzan a temblar en primer lugar, luego mis brazos y mis rodillas, los
latidos de mi corazón se aceleran y estoy seguro de que me estoy hiperventilando.
Es la adrenalina, la respuesta a la lucha o la huida, es un fenómeno asombroso. Es
la acción sin pensamiento, un movimiento sin el permiso del cerebro.
Y la mía está en pleno apogeo, cada miembro me grita que me mueva, que me
vaya. A mi cuerpo no le importa donde, siempre y cuando no sea aquí. Corre, corre
tan rápido como puedas, no me puedes alcanzar, soy el hombre de jengibre.
El hombre de jengibre fue afortunado, tenía a alguien que lo perseguía.
—¿Joven Kim?
Al principio no lo oigo. El sonido de mi propio pánico es demasiado ensordecedor,
como mil murciélagos en una cueva sellada.
Luego toca mi brazo, trayéndome de regreso a la tierra—. ¿Joven Kim?
¿El caballero canoso de preocupados ojos verdes con la elegante chaqueta negra?
Es Lou, nuestro portero.
Es un buen tipo, casado hace 23 años, con dos hijas en la universidad. ¿Has notado
que siempre se menciona a un portero Lou, Harry o Sam? ¿Como si el nombre que
le habían dado predeterminara de alguna manera su ocupación?
—¿Le consigo algo?
¿Me consigue algo?
Una lobotomía sería perfecta ahora mismo. Nada del otro mundo sólo un punzón, un
martillo y seré el miembro más feliz del club de mentes inmaculadas.
—¿Se encuentra bien, joven Kim?
Conoces ese dicho, ―Es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado en
absoluto
Es una tontería, quién dijo eso no sabía ni una mierda sobre el amor. La ignorancia
es mejor; es indoloro.
¿Pero conocer la perfección, tocarla, saborearla, respirarla cada día, y que luego se
lo lleven? La pérdida es agonía, y cada centímetro de mi piel duele con ello.
—Yo necesito... Tengo que irme.
Sí, esa es mi voz, la versión aturdida y confundida, como un herido en un choque
masivo, que sigue diciendo a quien le escuche que la luz estaba en verde.
No se suponía que terminaría así​, no debía de terminar en absoluto. Él lo escribió
en las nubes, ¿recuerdas?
Para siempre.
Lou mira el bolso en mi hombro—. ¿Se refiere al aeropuerto? ¿Llega tarde a un
vuelo?
Sus palabras retumban en el pozo sin fondo que ahora es mi mente.
Aeropuerto… Aeropuerto… Aeropuerto... Vuelo… Vuelo... Vuelo.
Cuando los pacientes de Alzheimer empiezan a perder sus recuerdos, son los más
recientes los que se van primero. Los viejos, la dirección de la casa en la que
crecieron, el nombre de su maestra de segundo grado, estos se quedan alrededor,
porque están arraigados. Una gran parte de la persona que tiene esa información es
casi instintiva, como saber cómo tragar.
Mis instintos se encargan, y empiezan a planear.
—Sí, tengo que ir al aeropuerto.
¿Sabes algo acerca de los lobos? Son animales de manada.
Familiar.
Salvo cuando están heridos.
Si eso sucede, el lobo herido entra solo en la noche, así no atrae a los
depredadores, y regresa a la última cueva que la manada ocupó, porque le es
familiar, seguro, y se queda allí para recuperarse.
O morir.
—¿Lou? —Él se vuelve hacia mí desde la puerta—. Necesito un poco de papel y un
lápiz, tengo que enviar una carta. ¿Podría enviarla al correo por mí?
Los porteros de Nueva York no sólo abren las puertas. Son repartidores, carteros,
guardaespaldas y recaderos.
—Por supuesto, joven Kim.
Me entrega una hoja de papel limpia y un bolígrafo, luego sale para conseguir mi
taxi. Me siento en el banquillo y escribo rápidamente, cualquier niño de nueve años
te puede decir que es la mejor manera de arrancar una curita.
Se parece a una nota de suicidio, en cierto modo, creo que lo es.
Para mi carrera.

Sr. Jeon Joon:


Debido a circunstancias personales imprevistas, ya no seré capaz de cumplir las
condiciones de mi contrato con Jeon, Reinhart y Min. Por este medio presento mi
renuncia sin previo aviso.
Lamentablemente,
Kim Taehyung.
Es frío, lo sé. Pero la profesionalidad es el único escudo que me queda.
Sabes que para un chico hay algo especial sobre la aprobación de un padre, tal vez
sea una sobra evolutiva desde los tiempos cuando los hijos tenían que demostrar
valía para padre.
Cualquiera que sea la razón, el respaldo de un padre es importante, tiene más peso.
Cuando tenía diez años, el Departamento de Recreación y Parques de Greenville
tenía las pruebas de la Pequeña Liga. Mi padre pasó su tiempo enseñándome las
sutilezas del juego de béisbol, no fue difícil.
Y ese mismo año, mi padre pensó que era demasiado bueno para jugar softbol con
chicos, que la liga de adultos sería más un desafío.
Y yo le creí, porque él lo creyó.
Porque él creía en mí.
Bogum se burló de mí; dijo que iba a conseguir una nariz rota. Jimin vino a ver y a
pintarse las uñas en las gradas. Llegue al equipo, y cuando terminó la temporada,
fui el mejor récord lanzando en toda la liga. Mi padre estaba tan orgulloso, puso mi
trofeo junto a la caja registradora en la cafetería y se jactó ante quien quería
escuchar e incluso a quienes no.
Tres años más tarde, se había ido.
Y fue devastador porque, como una persona ciega que en algún momento dado
podía ver, sabía exactamente lo que me estaba perdiendo. Nunca volví a jugar
béisbol.
Más tarde, conocí a Jeon Joon. Me eligió a mí, me escogió a mí, de un grupo de mil
aspirantes. Nutrió mi carrera, estaba orgulloso de cada acuerdo que yo he cerrado,
todo el éxito.
Y por un momento, supe cómo se sentía tener un padre otra vez.
Y Joon me llevó a Jungkook, y nuestras vidas se entrelazaron, como la hiedra
alrededor de un árbol. Sabes cómo es, su familia se convirtió en mi familia, y todo lo
que ello conlleva. Las suaves amonestaciones de Anne, la actitud protectora de
JaeHwa, los chistes de Seung, las burlas de Yoongi... la dulce Jiwoo.
Y ahora los he perdido a todos ellos también.
Porque aunque no creo que estarán de acuerdo con lo que Jungkook ha hecho,
cómo me ha tratado, conoces el dicho: la sangre es más espesa. Así que al final, no
importa lo desagradable que encuentren la decisión de Jungkook, ellos no van a
estar conmigo.
—Joven Kim, su coche está afuera. ¿Está listo?
Antes de doblar la carta, garabateo dos palabras bajo mi firma. Dos palabras
dolorosamente insuficientes.
Lo siento.
Fuerzo mis piernas a levantarse, le entrego a Lou la dirección del sobre, y camino
hacia la puerta.
Detrás de mí, el ascensor suena y yo me detengo, girando hacia la gran puerta
doble dorada.
Espero.
Con esperanza.
Porque así es como siempre sucede en las películas, ¿verdad?, crecí viendo Una
maravilla con clase, La chica de rosa y cualquier otra película de John Hughes.
Justo antes de que la chica se alejara caminando o en el coche, el tipo viene
corriendo por la calle.
Detrás.
Gritando su nombre.
Diciéndole que no quiso hacer nada de eso.
Y luego se besan y la música suena y ruedan los créditos.
Eso es lo que quiero ahora, el final feliz que todos sabían que iba a venir.
Así que contengo mi aliento, y las puertas se abren.
¿Quieres adivinar quién está ahí? adelante, esperaré.

Está vacío.
Y siento que mi pecho se desmorona en sí mismo, mis respiraciones salen con
rapidez, jadeando por el dolor, como cuando te tuerces un tobillo. Y mi visión se
nubla mientras lentamente las puertas del ascensor se cierran.
Parece tan simbólico.
Creo que tengo mis propias puertas cerradas ahora, ¿eh?
Me limpio los ojos, aspiro, y ajusto la bolsa en mi hombro.
—Sí, Lou. Estoy listo ahora.

CAPITULO 8
Anormal​.
Dicen que la pena es un proceso, con etapas.
Bastardo.
Y las separaciones son como una muerte. El fallecimiento de la persona que eras,
de la vida que habías planeado tener.
Chupa pollas.
La primera etapa es el shock. Entumecimiento, como uno de esos árboles en un
bosque, después de que un incendio lo ha arrasado, están quemados y huecos,
pero de alguna manera todavía en pie.
Como si alguien olvidara decirles que se supone deberían yacer en el piso cuando
se está muerto.
Desgraciado.
¿Quieres aventurar una respuesta de cuál es la segunda etapa?
Ah sí, es la ira.
Lo qué has hecho por mí últimamente, estoy mejor sin ti; nunca me gustaste de
todos modos, ira.
Lame-bolas. No, es lamentable. Lame-culo.
Mejor.
¿Los obscenos insultos? Es un juego que Jimin y yo inventamos en la universidad,
para ventilar nuestra frustración contra los profesores fuera-de-tacto, que caminan
con un palo en el culo y que nos estaban dando un mal rato.
Siéntate libre de saltar en cualquier momento, es liberador.
Y por alguna razón, es mucho más fácil cuando eres estudiante universitario.
Cara de culo.
De todos modos —¿qué estaba diciendo? Es cierto —ira.
Gilipollas.
La ira es buena, el fuego es combustible, el vapor es poder y la rabia te mantiene en
pie, cuando todo lo que realmente quieres hacer es curvarte en una pelota en el piso
como un armadillo asustado.
Intestino herniado.
Este es un hecho para ti: los hombres casados viven de siete a diez años más que
los solteros. En cambio los que tienen que aguantarlos, mueren ocho años antes
que sus contrapartes solteros.
¿Estás sorprendido? Ni yo.
Pene infectado.
Porque algunos hombres son parásitos, chupadores de vida variados de la selva
que se introducen en tus genitales, entonces ponen sus huevos en tus riñones.
Y Jeon Jungkook es su líder.
Pajero.
La azafata me pregunta si me gustaría una bebida de cortesía.
Estoy en el avión, ¿no había mencionado eso?
No tomo la bebida; trato de evitar el baño del avión, hay demasiados recuerdos.
Divertidos y dulces recuerdos.
Coño.
Verás, a Jungkook no le gusta volar, nunca salió y dijo eso, nunca dejó que lo
detuviera, pero me di cuenta.
Volar requiere que le entregue las riendas a alguien más, dejar ir la ilusión del
control y todos sabemos que Jungkook tiene suficientes problemas de control para
llenar el gran cañón.
Justo antes del despegue, se pondría de mal humor, tenso, y entonces, después de
que la señal del cinturón de seguridad se apaga, sugeriría un viaje conjunto al
lavabo.
Para aliviar un poco de esa tensión.
Yo nunca podría decir que no.
¿El club de sexo en las alturas?, ahora soy un miembro de oro.
Saco de semen.
Después de que el carro se mueve junto a mí, me reclino en el respaldo de mi
asiento y cierro los ojos. Y pienso en lo que cada amante despreciado sueña.
Venganza.
Sufrimiento.
Castigo.
Abusador de Llamas.
No es que me vuelva Lorena Bobbitt sobre él, mi arma más poderosa es la culpa,
mucho más letal que un machete.
Así que mis escenarios de venganza giran en torno a... la muerte.
Mi muerte.
A veces es cáncer; a veces es el parto, pero en cada uno, Jungkook está golpeando
la puerta en mi lecho de muerte, rogando por entrar, para decirme lo jodidamente
equivocado que estaba, cuanto lo siente.
Pero siempre llega demasiado tarde, yo ya me había ido y ese conocimiento lo
destruye, lo deja destrozado. Arruinado.
La culpa le come lentamente, como un diente en un vaso de Coca-Cola.
Bolsa de huevos.
Y pasará el resto de su vida vestido solo de negro, como una abuela italiana de
ochenta años de edad.
Manosea orcas.
Sonrío.
Es una buena idea.
Es una palabra con doble puntuación.
Jimin estaría muy orgulloso.
Gas vaginal.
Oh sí, fui ahí.
Gusano.
Sabes, creo que es mejor así, nada de mentiras. Si miro la situación objetivamente,
estoy mejor así.
Jungkook me hizo un favor.
Devorador de esperma.
¿Por qué aunque le gusta jugar a disfrazarse en el traje grande de papá?
Emocionalmente es un adolescente, un niño.
Rascaculos.
Del tipo con el que a nadie le gusta jugar, ¿Por qué cuando un juego no va como
quiere? Rompe el tablero en pedazos.
Infección del tracto urinario.
¿Y quién lo necesita?
Yo no, no señor. Merezco más.
Vagina.
Voy a superar esto.​ Soy Kim Jodido Taehyung.
Voy a tener éxito.
Sobreviviré.
Perseveraré.
Putón.
Incluso si es sólo para fastidiarlo. Mi segundo nombre es obstinado.
Cojín maxi-absorbente.
Estaba bien antes de Jungkook, y estaré bien después de él.
Sólo porque nunca he estado solo, no significa que no pueda estarlo.
Yo. No. Lo. Necesito.
De verdad.
Filtración de levadura.
¿Estás convencido?
Cabeza de grano.
Sí.
Yo tampoco.

***
Sé lo que te estás pensando, ¿por qué? Esa es la gran pregunta, ¿no?
La que Nancy Kerrigan hizo famosa, la que hace todo el mundo queriendo una
respuesta cuando la tragedia golpea.
¿Por qué, por qué, por qué?
A los seres humanos les gustan las explicaciones. Anhelamos las razones, algo a
quien culpar, los diques estaban demasiado bajos, el conductor estaba ebrio, la
falda era demasiado corta, la lista es interminable.
El viaje de Akron a Greenville dura unas tres horas. Eso es mucho tiempo para
conducir y pensar, paso el viaje entero pensando acerca del por qué.
Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, le hubiera preguntado. Ojalá que todo esto
fuera un terrible error, un malentendido, como en Romeo y Julieta o West Side
Story.
Pero de verdad, ¿qué probabilidades hay de eso? Si tuviera que adivinar, diría que
Jungkook no estaba listo para crecer, para tomar ese nivel de responsabilidad, de
compromiso.
Mira mi mano. ¿Ves un anillo? Eso no es un accidente.
Es un tío maravilloso para Jiwoo, dedicado, nutrido.
El tipo de hombre que le pega a otro comprador por el último muñeco Elmo
Cosquillas o Cabbage Patch Kids, dos días antes de Navidad. Él haría cualquier
cosa por ella.
Pero ser padre es diferente, todo depende de ti y sin embargo nada es nunca sobre
ti otra vez y esa es la parte que creo que Jungkook no pudo manejar.
Personalmente, yo culpo a Anne y JaeHwa, no me malinterpretes, son buena gente,
pero déjame ponerlo de esta manera: el verano pasado, JaeHwa nos tenía a todos
en la casa de campo de sus padres para el cumpleaños de Jiwoo, Jungkook y yo
llegamos tarde porque nos detuvimos en una carretera desierta para besarnos.
Por cierto, ¿sexo en el auto? Es una cosa maravillosa, si alguna vez quieres sentirte
joven y desenfadado, hazlo en el asiento trasero, pero estoy divagando.
Así que ahí estamos, holgazaneando junto a la piscina, y me levanto para tomar un
trozo de pizza, pero, ¿Jungkook se levanta? Por supuesto que no, porque su madre
ya le ha calentado una rebanada crujiente y fresca en la cocina.
Y su hermana se la trajo a su sillón, con una cerveza fría.
¿Estaban rotas sus piernas? ¿Sufría de un inicio temprano de la enfermedad de
Parkinson que le hacía imposible para él calentar su propia comida? ¿O, Dios no lo
quiera, comerla fría? No, es justo la manera en que son con él, como siempre han
sido.
Mimándolo, siendo indulgentes.
Y yo no puedo evitar pensar que si Anne y JaeHwa le hubieran dejado conseguir su
propia maldita pizza de vez en cuando, entonces tal vez hubiera tomado mejor la
noticia, estando más preparado.
Al final, no importa, el conocimiento del por qué no cambia nada. Así que cuando
paso el letrero de BIENVENIDO A GREENVILLE, me prometo no preguntarme
alguna vez el por qué otra vez, no perderé la energía.
Pero ¿sabes una cosa? Dios tiene un sentido del humor.
Porque me estaré preguntando el por qué otra vez en sólo unos días.
Por una razón totalmente diferente e infinitamente más devastadora.
Lamento tener que decir esto, pero sí, en realidad se pone peor.
Ya verás.

***

¿Has visitado tu escuela secundaria años después de que te graduaste?


¿Y los escritorios, las ventanas y las paredes son iguales... pero aun así diferente?
Más pequeño de alguna manera.
Así es como me siento.
Conduzco por la calle principal, a casa, todo es exactamente como lo recuerdo…
pero no. El toldo rojo fuera de la ferretería del Sr. Reynold ahora es verde, la
farmacia Falcone se convirtió en un Rite Aid, la llamativa palmera rosa todavía sigue
en la ventana del salón de belleza de Penny donde Jimin y yo pintamos nuestros
cabellos antes del baile.
El viejo banco verde del parque todavía está allí, también, fuera del restaurante de
mis padres, donde solía encadenar mi bicicleta después de la escuela.
Aparco el coche y salgo, mi bolsa colgando de mi hombro. Es un poco después del
mediodía, el sol está alto y caliente, y el aire huele a arena y alquitrán quemado.
Cruzo la calle y abro la puerta, el zumbido de las conversaciones hierve cuando me
paro en la entrada, y una docena de caras amigables y familiares me miran.
La mayoría de la gente en esta habitación me conoce desde que nací, para ellos,
soy el hijo de Solmi y TaeHo, un chico pueblerino de pelo oscuro que lo hizo bien,
que venció las probabilidades financieras e hizo orgullosa a su familia, soy la exitosa
historia que los maestros de la escuela primaria le cuentan a sus alumnos, con la
esperanza de inspirar a los más grandes sueños que la fábrica de automóviles
puede ofrecer.
Fuerzo mis labios a sonreír cortésmente, asintiendo con la cabeza y agitando breves
saludos cuando hago mi camino entre las mesas, hacia la puerta en la parte de
atrás, ¿ves el letrero?
SÓLO EMPLEADOS.
Suelto una respiración. Y toda la rabia que me hizo seguir, que me trajo aquí, sale
con él. El agotamiento me llena y me siento vacío, drenado. Mis extremidades están
sin huesos, justo cuando cruzó la meta del maratón.
Empujo la puerta abierta y lo primero que veo es a mi madre, inclinada sobre una
mesa buscando una lista de distribución de productos.
Hermosa, ¿verdad? Sé que la mayoría de los hijos creen que sus madres son
hermosas, pero la mía lo es realmente. Su cabello castaño oscuro está en una
coleta alta, su piel es limpia y clara, con las líneas estrictamente alrededor de sus
labios y ojos, si las arrugas son hereditarias, he ganado la lotería genética.
Pero más allá de su aspecto, mi madre es hermosa por dentro, suena a cliché, pero
es cierto, es inmutable, constante, confiable. La vida no siempre ha sido fácil para
ella o amable, pero siguió adelante, continuo, con dignidad y elegancia. Mi madre no
es optimista, es estoica, como una estatua que sigue en pie después de un huracán.
La puerta se cierra detrás de mí y levanta la cabeza, sus ojos se iluminan y sonríe.
—Taehyung —Baja la lista y se mueve hacia mí.
Entonces ve mi cara y las esquinas de su sonrisa caen como una pluma al viento.
Su voz es baja y mezclada con preocupación.
—Taehyung, ¿qué pasa?
Mis brazos ceden y mi bolsa cae al piso.
Toma un paso más.
—¿Taetae? ¿Cariño? ¿Qué pasó?
Ahora, esa es una excelente pregunta, debería responder, pero no puedo porque
mis manos están cubriendo mi cara y los únicos sonidos que se escapan de mis
labios son jadeantes sollozos. Sus brazos me tiran hacia delante, fuertes y calientes
y oliendo a Frescura de Abril de Downy y ella me sostiene, fuerte y segura, como
sólo una madre puede.
¿Recuerdas la caja de acero? Sí, ahora está abierta y todo lo que pasó se derrama
fuera de ella.

CAPITULO 9
El ser humano promedio gasta un tercio de su vida en cama.
Ocho mil trescientos treinta y tres días. Doscientas mil horas.
¿Por qué te estoy diciendo esto? Porque nunca deberías sentirte mal por gastar
mucho dinero en ropa de cama decente. Una buena manta no tiene precio.
Cuando eres joven, te protege contra el hombre del saco. Y cuando no eres tan
joven, mantiene caliente tus viejos huesos.
Mi madre tira de mi edredón hasta mi barbilla, arropándome en mi cama de infancia,
como un niño de seis años durante una tormenta.
Después de mi ataque en la sala de descanso, me llevó arriba al pequeño pero
pintoresco apartamento de dos dormitorios encima de la cafetería donde me crié.
Mi madre todavía vive aquí. La casa de mi juventud.
Ella limpia las lágrimas que caen por mis mejillas. Hipo y tartamudeo—. Yoyo-yo
soy... muy... es-s-estúpido.
Fui el mejor estudiante de mi clase en la escuela secundaria. Soy egresado de la
escuela de derecho de Harvard.
La ignorancia no es algo que conozco. Así que no puedo evitar sentir que debería
haberlo sabido — debería haberlo visto venir.
Después de todo, viví con Jungkook durante dos años. ¿Cuánto tiempo se tarda
para que un leopardo cambie sus manchas?
Oh, es verdad, no lo hacen.
Mi madre cepilla mi cabello lejos de mi cara—. Silencio, Tae.
Mis ojos están hinchados y mi nariz está moqueando, haciendo que mi voz suene
nasal e infantil—. ¿Q-q-qué...v-v-voy a hacer, mamá?
Ella sonríe con calma, como si tuviera todas las respuestas. Como si tuviera el
poder para tomar cualquier daño —éste— tan fácilmente como ella solía besar lejos
el dolor de mis lastimadas canillas y rodillas raspadas.
—Vas a dormir ahora. Estás tan cansado.
Continúa corriendo sus dedos por mi cabello. Es calmante. Relajante—. Duerme
ahora.... Duérmete mi dulce, dulce niño.
Mi padre me enseñó a tocar la guitarra, pero tengo la voz de mi madre.
Acostado en la cama, cierro mis pesados ojos cuando ella canta. Es una canción de
Melissa Etheridge acerca de los ángeles sabiendo que todo irá bien. Es la misma
canción que cantó para mí la noche que mi padre murió —la noche que durmió en
esta cama conmigo. Porque no soportaba dormir en su cama sola.
Con la voz de mi madre en mis oídos, finalmente me dejó ir.
Y duermo.

***

¿Sabes cuándo tienes fiebre? ¿Y yaces en la cama, dando vueltas, rodando,


girando con las sabanas alrededor de tus piernas? Realmente no estás durmiendo,
pero tampoco estás muy despierto. Hay momentos de conciencia, al abrir los ojos y
notar con asombrado desconcierto que está oscuro afuera. Pero en su mayor parte
es sólo un nebuloso borrón.
Así son los próximos dos días para mí. Un escenario con la luz del sol y la luna, de
lágrimas y vómitos y bandejas de comida que son llevadas lejos sin ser tocadas.
Los momentos en ese espacio entre la vigilia y el sueño eran los más duros.
Cuando empiezo a creer que todo era una horrible pesadilla conjurada al ver
demasiadas repeticiones de 90210. Me recuesto con una almohada en mi espalda y
juro que Jungkook está detrás de mí.
Él da el mejor despertar —es nuestra propia tradición. Todas las mañanas se
presiona contra mí y susurra en mi oído, adorándome con sus palabras y con sus
manos.
Pero luego abro los ojos y veo que la almohada es sólo una almohada. Y se siente
como una recién formada costra al ser rasgada —sangra un poco más cada vez.
No hay palabras para describir cómo lo extrañaba. Ninguna podía ni siquiera
acercarse.
Yo sufría físicamente por su sonrisa, su olor, su voz.
Imagina un coche que va a sesenta km/h por una carretera y un árbol cae y golpea
el coche. Boom —se detiene instantáneamente. ¿Pero si la persona en el asiento
del conductor no lleva puesto el cinturón de seguridad? Todavía va a sesenta.
Y así es como es el amor.
Sencillamente no se detiene. No importa cómo de herido, agraviado o enojado estés
—el amor sigue ahí.
Enviándote a través del parabrisas.
En la tarde del segundo día, abro los ojos y miro por la ventana. No llueve a menudo
en Greenville, pero ahora llovizna.
Peleando —con la nube negra sobre mi cabeza y todo.
Luego oigo mi puerta ser abierta. Ruedo a un lado—. Mamá, podrías… Solo que no
es mi madre quien está ahí.
Mi voz es tranquila, suavemente sorprendido.
—Ah, Hola, George.
Recuerdas a George Reinhart, ¿no? ¿El padre viudo de Seung? Él y mi mamá
están juntos. Se juntaron en la boda de Yoongi y Jimin.
No te preocupes, he tratado de bloquear esa parte también.
Pero han sido constantes desde hace un año. A pesar de los esfuerzos de George,
mi madre se niega a mudarse a Nueva York. Dice que Greenville es su casa, que le
gusta su independencia. George viene aquí muy a menudo a visitarla — semanas
seguidas.
Y mi mamá intercambia cuando puede.
George es un buen tipo. Algo así como Jimmy Stewart en Es Una Vida Maravillosa
—un poco por el lado nerd, claro, pero decente. El tipo de hombre que quieres que
cuide de tu mamá. Sus gafas están torcidas en su cara mientras sostiene una
bandeja—. Tu madre está atrapada abajo, pero pensó que te gustaría una taza de
té.
Tener tu propio negocio no es tan fácil como parece. Sí, tú eres tu propio jefe, pero
eso significa no llamadas al estar enfermo, no hacer novillos. ¿Y si un empleado no
aparece? Eres el único que tiene que acelerar el ritmo.
George se esfuerza en ayudar con la cena. La semana pasada mi mamá tuvo que
conducir a Jose, el cocinero, al hospital después de que se había cortado la mano
con el picador de papas. Y George trató de ser ayuda.
Nadie salió herido, pero los bomberos tuvieron que apagar las llamas, y el
restaurante cerró temprano debido a la humareda.
Aun así, creo que eso es lo que cuenta.
Me siento y ajusto las almohadas detrás de mí—. Té sería genial. Gracias.
Pone la bandeja en mi mesa de noche y me da una taza caliente.
Luego limpia sus manos en los pantalones nerviosamente.
—¿Puedo sentarme?
Tomo un sorbo y cabeceo. Y George se sienta en el puff junto a mi cama. Ajusta sus
gafas y se mueve un poco poniéndose cómodo.
Casi sonrío.
Entonces me mira durante unos segundos, tratando de encontrar una manera de
empezar. Lo salvo del problema—. Mamá te dijo ¿no?
Él asiente solemnemente—. No te enojes con ella. Está preocupada por ti,
Taehyung. Necesitaba desahogarse. Yo no sería capaz de divulgar tu información
personal a nadie —golpea su sien con un dedo—. Es en bóveda.
En realidad puedo reír, porque a mí me recuerda muchísimo a su hijo, Seung. Y
luego mi sonrisa se desvanece, porque me recuerda demasiado a Seung.
—Joon me llamó. Preguntando por ti. Le dije que estabas aquí.
Mis ojos se elevan bruscamente. Cuestionando.
—No le dije por qué estabas aquí, no exactamente. Le dije que estabas agotado.
Arrasado. No es infrecuente en nuestro campo.
No tengo un plan con respecto a los Jeon. Técnicamente, llevo a su nieto, una parte
de su familia. Y aun cuando su hijo sienta lo contrario, no tengo ninguna duda de
que Anne y Joon querrán ser parte de su vida.
Pero no puedo pensar en eso. Todavía no.
George continúa—. Le gustaría que le llamaras cuando te sientes bien. Y quería
decirte que él inequívocamente rechaza tu renuncia.
Mi frente se arruga—. ¿Puede hacer eso?
George se encoge de hombros—. Joon hace lo que Joon quiere.
Vaya, eso suena familiar.
—Me dijo que no puede permitirse el lujo de perder a dos de sus mejores banqueros
de inversión.
Espera —¿ambos?
—¿Qué significa eso? ¿Jungkook no ha ido a trabajar? —Una pequeña llama de
deseo parpadea en mi estómago. Tal vez Jungkook está tan destrozado como yo lo
estoy. Tal vez ha entrado en hibernación otra vez —como lo hizo la última vez.
George apaga rápidamente mi pobre llamita—. No, no él ha estado allí...
Maldita sea.
—... dos veces, en realidad. Y más borracho que un estibador de licencia, de lo que
he oído. Cuando Joon le preguntó sobre tu carta de renuncia, Jungkook le dijo que
se metiera en sus asuntos en su forma propia y colorida, por supuesto. No hace
falta decirlo, su futuro en la empresa está...pendiente... en este momento.
Interpreto esta información de la única manera que puedo, teniendo en cuenta que
Jungkook estaba acompañando la última vez que lo vi.
—Vaya. Debe estar teniendo un buen momento si todavía esta borracho la mañana
siguiente.
George inclina su cabeza hacia el lado—. No lo veo de esa manera, Taehyung.
Aprieto la mandíbula obstinadamente. Y miento—. No importa. No me importa ya.
Hay un momento de silencio, y George mira fijamente el patrón en la taza de té.
Entonces presiona sus labios. Y su voz es susurrada —reverente— como si hablara
en la iglesia—. No sé cuánto Jungkook te contó sobre mi Janey.
Mucho, en realidad. Janey Reinhart era una mujer maravillosa, amable, luminosa y
cálida.
Le diagnosticaron cáncer de mama cuando Jungkook tenía diez años y combatió
durante cuatro años. Jungkook me dijo que el día que ella murió fue el día en que se
dio cuenta de que realmente pasan cosas malas —y no sólo a personas que lees en
el periódico.
—Cuando murió... Yo quería morir también. Y lo habría hecho, si no fuera por
Seung. Porque eso es lo que son los niños, Taehyung. Renovadores de vida.
Sé que tiene buenas intenciones. Realmente lo sé. Pero no puedo soportar esto.
No estoy listo para enfrentar el discurso sobre la suerte que tengo de estar
embarazado.
Y solo.
—Aun así... fue horrible. Durante mucho tiempo, fue un terrible momento después
de otro. Sabes, Seung tiene los ojos de su madre. Mirarlo es como mirar a Janey. Y
hubo algunos días —días muy malos— que yo casi lo odiaba por ello.
Aspiro una rápida respiración. Esta no es la charla que esperaba.
—Pero aun así, cuando el tiempo volvió a marchar. Y las cosas se volvieron…
soportables. Gane una nuera y una hermosa nieta. Y al final, no me dolió respirar.
Lágrimas fluyen de mis ojos. Porque sé lo que está diciendo. Conozco ese dolor.
—Pero no fue hasta que conocí a tu madre que la parte de mí que murió con Janey
volvió a la vida. Que estaba completo de nuevo.
Me froto los ojos y me burlo—. Entonces, ¿qué me estás diciendo George?
¿Encontraré a otro Jungkook de nuevo? ¿Puede simplemente tomar quince años o
algo así?
¿Amargura? No es atractivo. Sí, lo sé.
George sacude su cabeza lentamente—. No, Taehyung. Nunca encontrarás a otro
Jungkook. Como yo nunca tendré a otra Janey, y tu madre nunca tendrá otro
TaeHo. Pero... lo que trato de decir es... el corazón sana. Y la vida continúa... y te
trae con ella... incluso si no quieres ir.
Muerdo mi labio inferior. Y muevo la cabeza. Pongo la taza nuevamente en la
bandeja, poniendo fin a la conversación. George sale del puff y recoge la bandeja.
Camina hacia la puerta, pero se vuelve atrás hacia mí antes de atravesarla.
—Sé que probablemente no quieres escuchar esto ahora, pero... Conozco a
Jungkook toda su vida. Lo vi crecer con Yoongi y Seung y JaeHwa. No lo defiendo;
No tengo ni idea de por qué ha tomado las decisiones que hizo. Pero... No puedo
evitar sentir pena por él. Porque un día va a abrir los ojos y darse cuenta de que
cometió el mayor error de su vida. Y porque lo quiero como a un hijo... el dolor que
va a sentir ese día... bueno... rompe mi corazón.
Tiene razón.
No quiero escuchar esto. No tengo la paciencia para sentir pena por Jungkook.
Pero aprecio su esfuerzo—. Me alegra que estés con mi madre, George. Yo... te
agradezco. Gracias.
Sonríe con gusto—. Voy a estar muy cerca. Llama si necesitas algo.
Asiento. Y cierra la puerta detrás de él.
Quiero estar conmovido por las palabras de George. Inspirado. Motivado para
arrastrar mí culo fuera de la cama. Pero e​stoy demasiado... cansado​. Así que me
echo atrás, me envuelvo en mi capullo de mantas y vuelvo a dormir.

***

Al tercer día, me levanto otra vez.


No tengo muchas opciones más. Estar ahí, respirando tu propio hedor no es
exactamente lo más eficaz para levantar el espíritu. Oh—Y todavía tengo náuseas
matinales, como un reloj, en el mismo cubo que mi madre solía poner al lado de mi
cama cuando tenía un virus estomacal. Delicioso. Además, estoy seguro que si
aprieto mi pelo, voy a tener suficiente grasa para cocinar una papa grande en
McDonalds.
Sí, yo diría que es hora de levantarse.
Me arrastro al baño, mis movimientos rígidos y lentos.
Tomo una ducha caliente, casi hirviendo. Y el vapor sopla hacia fuera detrás de mí
cuando entro en mi habitación.
Mi madre es una guardadora. No como los acumuladores que ves en ese programa
de TLC, pero ha mantenido los pocos recuerdos que no tomé conmigo a la
universidad y más allá.
¿Los ves? ¿En los estantes recién desempolvados? Los trofeos de la Pequeña Liga,
medallas de la Feria de ciencia, del campo con lazos, junto a las fotos de Jimin,
Bogum y yo en la graduación y halloween, trofeos y medallas de la fiesta de
cumpleaños de Jimin.
Agarro mi botella de loción para el cuerpo de mi bolso, pero cuando el olor me
golpea me congelo. Vainilla y lavanda. El aroma favorito de Jungkook. No podía
conseguir bastante de esto. A veces llevaba su nariz por mi espalda, olfateando y
haciéndome cosquillas.
Mi pecho se aprieta. Y muevo la botella al cubo de basura.
Echando un vistazo a mi maleta, noto mi teléfono celular. Había estado bajo la
botella de loción, casi como si se estuviera escondiendo a propósito.
Ha estado apagado desde el vuelo. Considero llamar a Jimin, pero rápidamente
desecho esa idea. ¿Por qué arruinar sus vacaciones así él puede correr a casa para
cometer un asesinato premeditado?
Está bien —tienes razón— estoy mintiendo. No he llamado a Jimin porque todavía
hay una parte pequeña y arrugada de mí que espera que Jungkook cambie de
opinión. Que encuentre una manera de arreglar esto. Y no tendré que darle a mi
mejor amigo un motivo para odiarlo. Bueno... otra razón. Enciendo el teléfono para
encontrar cuatro mensajes saludándome. Y aquí está otra vez.
Esperanza. Se está convirtiendo en algo patético, ¿no?
Me muerdo el labio y respiro con calma. Y digito mi código — rezando a todos los
ángeles y santos que la voz de Jungkook salga del altavoz.
Pero por supuesto que no.
—¿Taehyung? Es JaeHwa. Necesito que me llames ahora mismo.
No sé por qué me sorprende. JaeHwa tiene un sexto sentido cuando se trata de
Jungkook. No me malentiendas —ella es la primera en línea en mangonear su culo
cuando él mete la pata. ¿Pero si cree que está en problemas? Ella se abalanza
como Bati-Chica con crack.
—¿Taehyung? ¿Dónde estás y qué diablos está pasando con mi hermano?
Llámame.
Jungkook y JaeHwa son muy parecidos. Me pregunto si es genético. La gratificación
retardada no es popular entre los descendientes Jeon.
—Kim Taehyung no te atrevas a ignorar mis llamadas telefónicas. No sé lo que pasó
entre tú y Jungkook, ¡pero simplemente no puedes abandonar a alguien así! Dios
mío, ¿qué pasa contigo? ¡Si estos son tus verdaderos colores, entonces... entonces
él está mejor sin ti!
Tampoco, al parecer, es la estabilidad emocional. Diría que sus palabras no me
molestan, pero estaría mintiendo. Esa última línea lastimo.
Un mensaje más que se va.
—Taehyung es JaeHwa otra vez...
Su voz es diferente. Menos urgentes e impaciente.
Casi un susurro.
—. . . Lo siento. Yo no debí haber gritado así. Estoy preocupada. No me habla,
Taehyung. Nunca no habló conmigo antes. No sé qué está pasando entre ustedes
dos... y no necesito saberlo, pero... sólo... ¿por favor vuelve? Qué pasó... estés
donde estés... Sé que ustedes pueden resolverlo. No tienes que llamarme... solo…
por favor... por favor ven a casa. Él te ama Taehyung... demasiado.
Observo el teléfono, respirando con dificultad. Por supuesto que Jungkook no habla
con ella. No hay forma en el infierno que sea capaz de mirar a su hermana
embarazada a los ojos y le cuente todo empezando que me echó porque yo también
estoy embarazado.
Él es un montón de cosas. Una de ellos no es estúpido.
Lanzo el teléfono a través de la habitación en instinto de supervivencia, porque
quiero llamar. Quiero volver. Pero al parecer tengo dignidad, incluso si es sólo una
pizca. ¿Por qué debería extender la rama de olivo? No soy quien quemó el árbol.
Joon sabe dónde estoy ahora. Si Jungkook me quiere, no le será difícil buscarme.
Empujo mis manos a través de mi pelo, secándolo con rapidez y abro la puerta de
mi armario. Y allí, devolviéndome la mirada, está mi viejo uniforme de​ ​camarero, un
pantalón a cuadros con una camisa blanca y un sombrero blanco de vaquero.
Han pasado diez años desde la última vez que lo use. Lo saco del gancho,
sonriendo. Tuve un montón de buenos momentos en este uniforme.
Tiempos de calma, sin complicaciones.
Me lo pongo— como una novia probándose su vestido de matrimonio un año
después de la boda, para ver si todavía le cabe. Lo hace. Y cuando me miro en el
espejo de cuerpo entero, sé lo que voy a hacer a continuación. La rutina es buena.
Cualquier rutina. Incluso una vieja.
No tengo un plan para el resto de mi vida.
Pero al menos tengo uno para el resto del día.
***

Sintiéndome mucho menos como un cadáver de lo que me he sentido los últimos


días, hago mi camino hacia las escaleras que conducen a la sala de descanso. En
el segundo escalón, escucho a mi mamá y George hablando por debajo.
Prepárense, ésta es una pasada.
—¡Maldito sea! ¿Quién se cree que es? Cuando Bogum y Taehyung rompieron, me
sentí aliviada, un ciego podría haber visto que se habían distanciado. Y cuando…
cuando me presentó a Jungkook, pensé que era perfecto para él. Que era más…
como él. Una parte del mundo en el que él vive ahora. Y por la forma en que él miró
a mi Tae, George. Era obvio que lo adoraba. ¿Cómo puede un hombre tratarlo así?
La voz de George es calmada. Comprensiva—. Lo sé. Yo...
Mi madre lo corta, y me imagino que está dando vueltas.
—¡No! No. Él no se va a salir con esto. Voy a... ¡Voy a llamar a su madre!
George suspira.
—No creo que eso es lo que quiera Taehyung, Solmi. Son adultos…
La voz de mi madre se levanta, aguda y protectora—. ¡Tae no es un adulto para mí!
¡Es mi bebé! Y está sufriendo. Él rompió su corazón... y... No sé si va a superar
esto. Es como si él estuviera... dándose por vencido.
Escucho una mano golpear contra la mesa de madera—. Ese pequeño…punk él es
un vago malhablado, listillo. ¡Y no va a salir con esto! —su tono es determinado.
Y un poco escalofriante.
—Tienes razón, no llamaré a Anne. Voy a ir a Nueva York. Le mostraremos lo que
pasa cuando te metes con mi hijo. Pensará que Park JiHyun es el jodido papa
cuando haya terminado con él. ¡Voy a arrancar sus pelotas!
Santo cielo.
Está bien, ¿mi madre? No maldice. Nunca. ¿Así que el hecho de que este
bombardeando con la palabra J y hablando sobre arrancar sus pelotas?
Francamente, es inquietante.
Camino por el resto de los escalones, cuando no escucho nada.
—Días.
El rostro de mi madre está flojo. Conmocionado—. Taehyung. Estás levantado.
Asiento con la cabeza.
—Sí. Me siento mejor.
Mejor podría ser demasiado fuerte. Una carretera resucitada es más precisa.
George me ofrece una taza—. ¿Café?
Mi mano cubre mi estómago revuelto—. No, gracias.
Mi madre se sacude de su sorpresa y pregunta—. ¿Por qué no un poco de
Coca-Cola caliente?
—Sí. Eso suena bien.
Ella lo consigue para mí. A continuación, alisa mi pelo cuando dice—. Cuando
estaba embarazada de ti, estuve enferma por siete meses. La coca-cola caliente
siempre me hizo sentir mejor. Además si se devuelve, no sabe tan mal.
Ella tiene un punto.
Para tu información, ¿La mantequilla de maní? No es tan divertido la segunda vez.
La frente de mi madre se arruga cuando nota el uniforme—. ¿Está toda tu ropa
sucia? ¿Necesitas que te lave un poco de ropa?
—No, sólo pensé en ayudarte en el restaurante hoy. Ya sabes, mantenerme
ocupado. Así no tengo demasiado tiempo para pensar.
Pensar es malo. Pensar es muy, muy malo.
George sonríe.
Mi mamá frota mi brazo—. Mientras te sientas bien con esto. Mildred está
trabajando hoy, así que me vendría muy bien la ayuda.
Mildred ha trabajado en nuestro restaurante desde siempre, según recuerdo.
Es una camarera terrible —creo que mi madre la mantiene por caridad. La leyenda
dice que una vez fue una reina de belleza, Señorita Kentucky, Louisiana o algo así.
Pero perdió su aspecto y su entusiasmo por la vida cuando su novio jugó al pollo
con un tren de carga que se aproximaba. Y perdió.
Ahora vive en el complejo de apartamentos en el centro de la ciudad, y fuma dos
paquetes al día.
Pero probablemente vivirá para ser ciento siete —en comparación con la madre de
treinta y un años que nunca ha tocado un cigarrillo ni un día en su vida, sin
embargo, de alguna manera todavía muere por cáncer de pulmón.
Como dije, ¿Dios? A veces es un hijo de puta enfermo.

***

Las habilidades de camarero son como montar en bicicleta, realmente nunca


olvidas.
Aunque hay unas pocas llamadas de cierre, puedo pasar por la mañana sin vomitar
en ninguna de las hamburguesas de lujo de los clientes o sopas de cebolla.
Aplausos para mí.
La parte más difícil son las preguntas. Acerca de Nueva York —sobre mi guapo
novio que vino conmigo a visitar hace tres meses. Sonrío y mantengo mis
respuestas cortas y vagas.
Al mediodía, estoy bastante cansado. Física y mentalmente.
Estoy a punto de retirarme a mi habitación a dormir una siesta cuando una campana
por encima de la puerta suena y una voz llega detrás de mí.
Una voz que reconocería en cualquier sitio.

CAPITULO 10
—Kim TaeTae en un uniforme de vaquero. Es de verdad, ¿o algún
monstruosamente vivo recuerdo de LSD?
Tenía seis años la primera vez que la vi a Park Bogum.
Al mismo tiempo que Joey Martino abandono a JiHyun en esa habitación. Su
hermana menor, Sophie, fue expulsada de la casa.
Porque ella también estaba embarazada.
Al parecer la vieja señora Park estaba suscrita al Querida Mamita, un estilo de
crianza —con alambres de suspensión y todo. De todos modos, cinco años más
tarde, Sophie murió en un laboratorio por una sobredosis de anfetaminas. El estado
tomó custodia de Bogum hasta que fueron capaces de rastrear algún familiar con
vida, Park JiHyun.
Jimin se quedó con nosotros el fin de semana mientras que su padre condujo a
California para traerlo. JiHyun entró en la casa de acogida y vio a un niño pequeño,
con los ojos huecos y una camiseta negra desgarrada. Y a partir de ese momento,
Bogum era suyo —aun cuando él no lo había dado a luz.
Durante los primeros cuatro meses que Bogum vivió con JiHyun y Jimin, no habló.
En absoluto. Nos seguía, hacia todo lo que nosotros hacíamos. Cuando jugábamos
a la escuelita él era la pizarra, cuando excavábamos por el tesoro, él era nuestra
mula.
Pero nunca habló.
Entonces un día JiHyun estaba haciendo unos mandados en la calle principal, y
pasaron por una tienda de empeño. Bogum se detuvo en su camino. Y observo la
ventana delantera.
A una guitarra rojo brillante.
JiHyun entró y se la compró. Por ese tiempo yo era muy bueno tocando, así que él
pensó que mi padre podría darle a Bogum unas lecciones también. Pero—aquí está
la cosa— ¿antes de que mi padre llegara a darle una lección? Bogum ya sabía
cómo tocar. Era un prodigio, como Mozart. Un verdadero genio musical.
A veces puede ser muy molesto con ello.
—Bogum.
Lanzo mis brazos alrededor de su cuello. Él me aprieta firmemente en la cintura y
mis pies dejan el suelo. Mi voz es amortiguada en su hombro—. ¡Dios, es bueno
verte!
Sé que piensas que es un imbécil. Pero no lo es. De verdad.
Sólo lo has visto a través de los coloridos lentes de Jungkook.
Bogum se aleja, sus manos en mis brazos. Han pasado unos ocho meses desde
que lo vi por última vez. Está tonificado y bronceado —saludable.
Se ve bien. Excepto por la barba. No me gusta la barba. Es gruesa y lanuda — me
recuerda a un leñador.
—Tú también, Taehyungie. Te ves... —Su frente se arruga. Y su sonrisa se
convierte en un ceño fruncido. —. Maldita sea. Te ves como una mierda.
Sí, ese es Bogum. Siempre sabía qué decirle a un chico.
—Vaya. Con líneas así, debes estar golpeándolas con un bate en los Ángeles. Por
cierto, hay una rata colgando de tu rostro.
Se ríe y frota su barba—. Es mi disfraz. Necesito uno ahora, sabes.
Justo en ese momento, un chico que parece para tener unos diez se nos acerca
tímidamente—. ¿Me puede dar su autógrafo, Sr. Park?
La sonrisa de Bogum se ensancha. Y toma el papel y lápiz ofrecido.
—Claro que sí —garabatea rápidamente, entrega el autógrafo y dice: —No dejes de
soñar, chico, ellos realmente se vuelven realidad.
Después de que el deslumbrado niño se aleja, Bogum se vuelve a mí, con ojos
brillantes—. ¿Qué tan genial es eso? —Él es la cosa más caliente en la música
estos días. Su último álbum se quedó en el número uno durante seis semanas, y
tuvo una gran presentación para los premios Grammy de este año. Estoy orgulloso
de él.
Está justo donde siempre he creído que podría estar.
Aun así, bromeo—. Con cuidado. Tienes que hacer que esa gran cabeza salga por
la puerta.
Se ríe—. ¿Qué haces aquí? Se suponía que yo iba a ir a la ciudad para que nos
viéramos la semana que viene.
Antes de que pueda responder, una cara aparece del aire al otro lado de la puerta
de vidrio.
Asustando la siempre amada mierda fuera de mí—. ¡Ah!
Es una mujer de cabello claro con ojos castaños enormes, sin pestañear. Como
ET en la peluca rubia.
Bogum gira—. Oh, esa es Evay.
—¿Evie?
—No, E-vay. Como eBay. Está conmigo. —abre la puerta y la chica ET entra,
manos dobladas firmemente en su cintura. Lleva polainas negras y una camiseta de
Bob Marley. La palabra flaca ni siquiera se le acerca. Ella me recuerda a uno de los
esqueletos en la clase de biología, con una fina capa color carne.
Es bonita, en una forma como de campo de concentración.
—Evay, él es Taehyung. Taehyung - Evay.
En el mundo profesional, los apretones de manos son importantes. Da un vistazo de
cómo hacer negocios con clientes potenciales. Puede hacer o romper un trato.
Siempre me aseguro de que mi agarre sea firme, fuerte.

—Es bueno conocerte, Evay —Extiendo mi mano.


Ella sólo la mira —como si fuera una araña arrastrándose del desagüe de la ducha.
—Yo no hago contacto directo. Agota las células de embellecimiento.
E-sta biennn. Miro a Bogum. Parece imperturbable. Señalo con mi pulgar sobre mi
hombro—. Así que... ¿ustedes quieren comer? ¿Qué tal una cabina?
Cuando Evay responde, su tono es aireado, aturdido, como una víctima de una
conmoción cerebral. O un entrenador interino —para ser un árbol.
—Tengo mi almuerzo aquí —Abre su mano para revelar una variedad de cápsulas
que hacen que mis prenatales luzcan con dulces de bebé—. Pero necesito agua.
¿Tienes agua de un manantial de montaña cubierto de nieve?
Vaya.
Llamen a Will Smith —los alienígenas realmente han aterrizado.
—Uh... no conseguimos mucha nieve por aquí, en esta época del año. Pero
tenemos la mejor agua del grifo de Greenville.
Sacude la cabeza. Y sigue sin parpadear. Ni una maldita vez.
—Sólo tomo agua de un manantial de montaña cubierto de nieve.
Bogum levanta la mano—. Estoy ansioso por algunos aros de cebolla.
Sonrío y anoto su orden—. Seguro.
Evay olfatea el aire, como una ardilla antes de una tormenta. Luego se ve un poco
petrificada—. ¿Eso es grasa? ¿Cocinan con grasa real?
Doy un paso atrás. Ella podría ser una de esas vegetarianas, amante de PETA,
quienes se ofenden por subproductos animales —y la perspectiva de ser rociado
con pintura roja no es demasiado atractiva en este momento.
—Ah... ¿sí?
Cubre su nariz con sus huesudos dedos—. ¡No puedo respirar este aire! ¡Voy a
salir!—Se da la vuelta hacia la puerta.
Y espera.
Supongo que las personas no son la única cosa con la que no hace contacto.
Bogum abre y ella se escabulle afuera. Lo miro, asombrado—. Bueno, ¿qué diablos
fue eso?
—Esa era una californiana. Todas son así. Creo que es demasiado sol... y hierba.
Hacen que Minnie parezca mundana. Además Evay es una modelo, así que es un
poco extra rara.
Ella no huele grasa, pero fuma como una chimenea. Por eso soy feliz viviendo en
Nueva York.
Dónde están las personas normales.
Bueno... vivía, de todos modos.
Camino detrás del mostrador para obtener una caja para llevar de aros de cebolla
de Bogum. Él descansa en el mostrador, apoyado sobre sus codos—. ¿Dónde está
el Dr. Manhattan?
Se refiere a Jungkook. Ya sabes —¿después del arrogante, inhumano, físico azul
de los cómics de Watchmen?
—No está aquí.
Bogum parece sorprendido. Alegre—. ¿En serio? No pensé que te dejaría fuera de
su vista, y mucho menos fuera del estado. ¿Qué pasa con eso?
Me encojo de hombros—. Larga historia.
—Suena prometedor. Oye, vamos a salir más tarde. Para ponernos al día.
Tengo que volver al hotel para que Evay consiga su siesta, entonces doy la vuelta y
te recojo.
Mis ojos se amplían—. ¿Su siesta?
Levanta la barbilla defensivamente—. Sí. Mucha gente duerme doce horas durante
el día.
Le entrego sus aros de cebolla—. Lo sé. Se les llama vampiros, Bogum.
Se ríe.
Y entonces mi madre sale de la cocina—. ¡Bogum! JiHyun dijo que estabas de
visita.
Lo abraza y besa su mejilla.
—Solmi.
Ella mira con desaprobación su barba—. Oh cariño, tienes una cara tan guapa. No
la cubras con todo eso.
Mi madre es muy maternal, ¿no?
Bogum defiende su vello facial—. ¿Por qué todo el mundo odia mi barba? Me gusta
la barba —Luego le está extendiendo un billete de cien dólares.
—Para los aros de cebolla.
Ella niega con la cabeza y empuja su mano atrás—. Tu dinero es inútil aquí, sabes
eso.
Una caída de vidrios rotos viene detrás de la puerta de la cocina.
Y la voz de George Reinhart:— ¡Solmi!
Mi madre chasquea su lengua—. Oh, querido. George trata de volver a trabajar con
el lava platos.
Sale corriendo a la cocina. Bogum y yo compartimos una risa. Luego me entrega el
billete de cien dólares—. Mete esto en la registradora cuando tu mamá no esté, ¿de
acuerdo?
Es difícil cuando llegas al punto en tu vida —como tenemos que hacerlo— cuando
eres capaz de ayudar a tus padres financieramente, pero son demasiado tercos
para aceptarlo.
—Claro.
Tamborilea en el mostrador—. Ok, a las cuatro te recojo. Prepárate. Y no uses
ningún traje o una mierda así, esta es una misión estrictamente de jeans y tenis.
Eso es lo que había planeado. Pero todavía tengo que preguntar—. ¿Por qué?
¿Qué vamos a hacer?
Sacude su cabeza hacia mí—. Has estado fuera mucho tiempo, Taehyungie. ¿Qué
más haríamos? Vamos a womping.
Por supuesto. Tonto de mí. Claro que sí.
Bogum se inclina sobre el mostrador y besa mi mejilla rápidamente.
—Más tarde.
Luego agarra su comida para llevar y sale por la puerta.

***

¿Has ido a dar un paseo en tu coche, después de tu último examen final o el


comienzo de un largo fin de semana de trabajo? ¿La carretera está abierta, tus
gafas de sol están puestas y está sonando tu canción favorita en los altavoces?
Bien. Entonces ya sabes lo que se siente.
Womping.
¿Cómo explicarlo? Estoy seguro de que hay varios nombres, dependiendo de dónde
vives, pero aquí, le llamamos así. Es como escalar montañas... sólo que con un
coche. O un camión. O cualquier otro automóvil con cuatro ruedas.
El objetivo es escalar una colina, la más escarpada que puedas y lo más vertical
posible, tan rápido como puedas sin voltear el coche. Es divertido —de un modo
estúpido y peligroso—para un adicto a la adrenalina.
No te preocupes por mi delicada condición. El camión de Bogum es un vehículo
todoterreno con arneses de seguridad en lugar de cinturones de seguridad. ¿Así
que incluso si nos volteamos? No voy a ninguna parte.
Nos dirigimos a las colinas, a toda velocidad. Ohio no es exactamente conocido por
su terreno montañoso, pero hay algunos lugares donde éstos abundan. Por suerte
para nosotros, Greenville está cerca de ellos.
Las ventanas están abiertas, el sol es fuerte y estamos a unos cómodos setenta
grados. Grito sobre el sonido de la radio—. Así que... ¿otro coche nuevo?
Bogum sonríe y frota su mano cariñosamente al otro lado del tablero—. Sí. Y este
bebé está impoluto por la obra del mal de mi primo.
Ruedo mis ojos. Definitivamente tengo que revisar la cartera financiera de Bogum.
El viento azota mi pelo alrededor de mi cara. Retrocedo y grito otra vez.
—No seas ese tipo.
—¿Qué tipo?
—El tipo que tiene un auto distinto para cada día del mes. Gasta tu dinero en cosas
más prácticas.
Se encoge de hombros—. Le dije a JiHyun que le compraría una casa. Mientras no
le diga a Jimin donde está.
A Bogum y Jimin les encanta molestarse entre ellos.
La canción en la radio cambia y Bogum sube el volumen al máximo. Me mira. Y está
sonriendo.
Los dos lo estamos.
Porque, erase una vez, esta era nuestra canción. No de una manera romántica.
Más de un modo adolescente y rebelde sin causa. Era nuestro himno; nuestro
Thunder Road.
Alabama canta acerca de salir de un pequeño pueblo, superando los pronósticos,
viviendo por amor. Juntos coreamos las letras.
Es genial. Es perfecto.
Bogum empuja el pedal del gas al piso, dejando una nube de polvo detrás de
nosotros, y recuerdo cómo se sentía tener dieciséis años otra vez. Cuando la vida
era fácil, y lo más urgente era donde podríamos salir el viernes por la noche.
Dicen que la juventud se desperdicia en la juventud, y tienen razón.
Pero no es culpa de los jóvenes. No importa cuántas veces se les diga que aprecien
los días que están viviendo, ello sólo no pueden.
Porque no tienen nada con que compararlo. Es sólo más tarde, cuando ya es
demasiado tarde, cuando hay cuentas por pagar y plazos que hacer —que se dan
cuenta de lo dulce, inocentes y preciosos que fueron esos momentos.
El cantante canturrea sobre Thunderbirds, manejando toda la noche, y viviendo su
propia vida. El primer coche de Bogum era un Thunderbird. Tuviste un vistazo en
Nueva York, ¿recuerdas? Era una chatarra cuando lo compró, pero él mismo lo
arreglo los fines de semana y durante muchos días faltó a la escuela.
Perdí mi virginidad en su asiento trasero. En el fin de semana de la graduación. Sí,
soy una estadística. En ese momento, pensé que era la personificación del
romance, el pico de la perfección.
Pero —otra vez— no tenía nada más para compararlo.
Bogum amaba ese auto. Y apostaría mi título en negocios que aún lo tiene en su
garaje en los Angeles.
Todavía cantando, sostengo las correas del arnés con ambas manos cuando
Bogum mueve el coche en un giro de 360 grados. Es una excelente maniobra.
Pisas el acelerador, le das un tirón al volante y jalas del freno de emergencia.
Es la mejor manera de hacer un donut —mientras la transmisión no caiga por
debajo de tu coche ni nada.
El polvo se eleva de la tierra y la suciedad se dispersa a través del parabrisas.
Siempre ha sido así con nosotros. Cómodo.
Sin complicaciones. Bueno —por lo menos cuando estuvimos aquí en Greenville, lo
era.
Mientras fui a través de escuela universitaria y empresarial, nos fuimos a la deriva.
Volviéndonos menos Bonnie y Clyde y más Wendy y Peter Pan. Pero aquí, cuando
era sólo nosotros dos y el resto del mundo no existía, podríamos volver a ser esos
niños. Niños que querían lo mismo, que soñaban con los mismos sueños.
Las ruedas giran y Bogum pelea hacia fuera a través de un pedazo de tierra
afirmado y plano. Y parece que estamos volando. Como si fuera libre. Sin una
preocupación en el mundo.
¿Y la mejor parte? Por primera vez en casi cuatro días, no pienso en Jeon Jungkook
en absoluto.

CAPITULO 11
Cuando llegamos al cuarto en el motel de Bogum, es oscuro.
Tropezamos a través de la puerta, cansados, polvorientos y riendo. Me siento en el
sofá mientras que Bogum recoge un pedazo de papel en el mostrador de la cocina.
—¿Dónde está Evay?
Sostiene la nota—. Tomo un auto de regreso a los Angeles. Dijo que al aire sin
procesar invadía sus poros.
—No te ves muy destrozado por eso.
Saca dos cervezas de la nevera y se encoje de hombros—. Hay más de donde vino.
Nada de mierda en mi zapato.
Bogum recoge la guitarra que está en la mesa de café y toca algunos acordes.
Luego busca bajo el cojín y saca una bolsita de plástico transparente. Lo lanza a mí.
—Todavía haces los mejores porros de este lado del Mississippi, ¿o el
establecimiento te ha asimilado completamente al colectivo?
Sonrío y recojo la bolsa. Enrollar un buen porro toma concentración. Usas mucha
hierba y es sólo un desperdicio —demasiado poca y pierdes el propósito.
Se trata de un proceso relajante. Como tejer.
Lamo el borde del papel y lo aliso. Luego se lo paso a Bogum.
Lo mira con admiración—. Eres un artista.
Pone el porro entre sus labios y enciende su Zippo.
Pero antes de que la llama toque la punta, cierro la tapa de metal con fuerza.
—No. Podría drogarme por el contacto.
—¿Entonces?
Suspiro. Y miro a Bogum a la cara—. Estoy embarazado.
Sus ojos se amplían. Y el porro cae de sus labios.
—¿No mierda?
Niego con la cabeza—. No mierda, Bogum.
Se gira hacia adelante, mirando la mesa. No dice nada por varios momentos, así
que lleno el espacio muerto.
—Jungkook no lo quiere. Me dijo que abortara.
Las palabras salen sin vida. Planas. Porque todavía no puedo creer que sean
verdad.
Bogum se vuelve a mí y sisea—. ¿Qué?
Asiento. Y lo lleno con los detalles más sórdidos de mi salida de Nueva York.
Para cuando estoy acabado, él está sobre sus pies, enojado y paseando.
Murmura—. Ese hijo de puta me debe un arma.
—¿Qué?
Hace un gesto—. Nada —Luego se sienta y empuja una mano a través de su
pelo—. Yo sabía que era un idiota, lo sabía. Realmente no lo tomé por un Junho
Chae, sin embargo.
Cada pueblo tiene dos lados de las vías —el lado bueno y el lado no tan bueno.
Chae Junho llegó desde el lado bueno de Greenville, con rociadores automáticos y
una McMansion con estuco. Él era un senior, en nuestro segundo año de
secundaria. Y desde el primer día de escuela ese año, Junho estaba enfocado en
una cosa: Park Jimin.
Bogum lo odio a la vista. Siempre ha sido desconfiado de las personas con dinero,
dinero que no ganan ellos mismos. Y Junho no era la excepción. Pero Jimin mando
de paseo a Bogum. Le dijo que era ridículo. Paranoico. Dijo que él quería darle una
oportunidad a Junho.
Así lo hizo. También le dio su virginidad.
Y cuatro semanas después, detrás de las gradas en la escuela, Jimin le dijo a Junho
que estaba embarazado. Al parecer en Greenville los hombres somos bastante
como terrenos fértiles.
No escupas sobre nosotros —podrías dejar embarazado a alguien.
Y si, a pesar de toda la educación sexual que JiHyun nos dio, eso sucedió.
Porque —esto es lo que mucha gente olvida de los adolescentes— a veces hacen
cosas estúpidas. No porque no tienen la educación o los recursos, sino porque
también son muy jóvenes para entender realmente que las acciones tienen
consecuencias.
Que cambian la vida.
De todos modos, como se puede imaginar, Jimin estaba aterrorizado. Pero como
cualquier chico, romántico, adolescente, pensó que Junho estaría allí para él. Que
podrían sortear lo que iba a venir juntos.
Estaba equivocado. Él le dijo que se fuera a la mierda. Lo acusó de intentar
atraparlo —le dijo que no creía que el niño ni siquiera fuera suyo. Algo así como la
historia del champú, enjuagar, repetir y repetir.
Jimin estaba devastado. Bogum... Bogum estaba furioso. Estuve con él el día que
robó un Camaro blanco del estacionamiento del Walgreens. Lo seguí en el
Thunderbird a un desarmadero en Cleveland, donde le pagaron 300 dólares por ello.
Lo suficiente para pagar por el aborto.
Podríamos haber ido a JiHyun, pero Jimin estaba demasiado avergonzado.
Así que fuimos a la clínica nosotros mismos. Y sostuve la mano de Jimin todo el
tiempo.
Después, Bogum nos dejó en mi casa. Luego fue a buscar a Chae Junho.
Cuando lo encontró, Bogum rompió su brazo y fracturó su mandíbula. Y le dijo que
si alguna vez respiraba una palabra sobre Jimin a alguien, volvería a romper sus
otros cuatro apéndices, incluyendo el que estaba entre sus piernas.
Hoy en día, es el secreto mejor guardado en Greenville.
—¿Sabes qué? Que se joda. Haces buen efectivo, así que seguro que no necesitas
su dinero. ¿Y en cuanto a toda la cosa del padre? Está sobrevalorado. Tuviste un
padre por como cinco minutos... mi primo y yo nunca. Y los tres resultamos
geniales.
Replantea esa declaración.
—Está bien, quizá no Jimin. Pero aun así, dos de cada tres no está mal.
Podríamos…
Lo interrumpo—. Creo que voy a abortar, Bogum.
Se queda en silencio. Totalmente. Enteramente.
Completamente.
Pero su conmoción y decepción suena fuerte —como un gran tambor.
O tal vez es sólo mi propia culpabilidad.
¿Recuerdas hace unos veinte años, cuando esa señora Susan Smith ahogó a sus
dos hijos, porque su novio no quería una mujer con hijos? Como el resto del país, yo
creí que ella debería haber sido ahorcada por sus dedos y que su piel fuera raspada
de su cuerpo con un rallador de queso.
Es decir, ¿qué clase de persona hace eso? ¿Qué clase de persona elige a un
hombre por encima de su propia carne y sangre?
Alguien débil.
Y esa es una característica que ya he admitido, ¿recuerdas?
Ha estado en mi mente por un tiempo ahora —como una telaraña que se aferra a
una esquina pero que tú pasas porque simplemente no tienes el tiempo para lidiar
con eso.
Soy un hombre de negocios, primero. Soy analítico.
Práctico.
¿Si una de mis inversiones no está saliendo como pensé que lo haría? Me deshago
de ella. Corto las pérdidas. Matemática simple—si tomas la emoción fuera de esto,
es obvio.
Lo sé. Sé lo que estás pensando. Pero ¿qué pasa con ese niño que imaginaste?
¿Ese hermoso y perfecto niño con el pelo oscuro y la sonrisa que amas?
La verdad es, no hay ningún niño. Todavía no. Ahora, no es nada más que un
cúmulo de células divididas. Un error que está parado en el camino de la vida que
se suponía tendría.
No sé si Jungkook y yo podamos volver a donde estábamos, pero sé que dar a luz a
un niño que él obviamente no quiere no me va a hacer ganar puntos. Y haría todo
mucho más fácil.
Como conseguir que mis cejas sean depiladas. Un procedimiento simple para una
vida de conveniencia.
Crees que eso me hace un imbécil frío, ¿no?
Sí... bueno... Creo que tienes razón.
La voz de Bogum es cautelosa. Indecisa. Como si no quisiera hacer la pregunta, y
quisiera oír la respuesta aún menos—. ¿Por él? ¿Vas a conseguir un aborto debido
a él?
Limpio la humedad en mis mejillas. No sabía que estaba llorando—. No puedo hacer
esto por mi cuenta. Solo.
Siempre vuelvo a eso, ¿no?
Bogum agarra mi mano—. Oye. Mírame a mí.
Lo hago.
Y sus ojos me están quemando. Con ternura. Y determinación—. No estás solo,
Taehyung. Y nunca lo estarás. No mientras yo esté respirando.
Muerdo mi labio. Y sacudo mi cabeza lentamente. Y el nudo en la garganta hace mi
voz ronca y débil—. Sabes lo que quiero decir, Bogum.
Y lo hace. Bogum entiende mejor que nadie, porque él estaba allí. Sabe lo difícil que
es, cómo se siente. Todas las noches cuando salía con él, a tomar un helado o al
cine, dejando a mi madre en una casa vacía.
Todos los premios y las ceremonias de graduación, cuando el rostro de mi madre
brillaba con orgullo, pero sus ojos brillaban con tristeza. Porque ella no tenía con
quien compartirlo.
Todos los días festivos, vísperas de año nuevo y acción de Gracias y Pascua —
cuando no podía ir a casa por la universidad, y yo lloraba en sus brazos después de
colgar el teléfono con ella, porque me mataba que pasara el día sola.
Bogum estaba allí para todo.
Y JiHyun. Él vio a su tío luchar —financieramente, emocionalmente, tratando de ser
dos padres en uno para él y para Jimin. La vio salir con hombre, tras hombre
buscando un príncipe azul que nunca apareció.
Las suyas fueron anti-vidas. Lo que yo nunca quise para mí.
Y sin embargo, aquí estoy.
Bogum asiente con la cabeza—. Sí, Tae, sé lo que quieres decir.
Me froto los ojos con fuerza. Frustrado. Agraviado... conmigo mismo—.
Necesito tomar una maldita decisión. Tengo que pensar en un plan y seguirlo. Yo
solo... — Mi voz se rompe—. Simplemente no sé qué hacer.
Bogum respira profundo. Entonces se levanta—. Está bien, que le den. Vamos.
Camina alrededor de la esquina y busca en el gabinete bajo el fregadero de la
cocina. No tengo idea de lo que está buscando.
—¿Qué quieres decir? ¿Adónde?
Se levanta, sosteniendo un destornillador—. Al lugar donde no pueden tocarnos
nuestros problemas.

***

Bogum parquea el carro en el estacionamiento. Y los faros iluminan el enorme cartel


oscuro.
¿Lo ves?
PISTA DE PATINAJE
Nos bajamos—. No creo que esto sea una buena idea, Bogum.
—¿Por qué no?
Caminamos al lado del edificio. Aquí te doy algunos consejos que aprendí de joven:
¿cuando estás caminando en la oscuridad? ¿O huyendo de la policía a través del
bosque? Pasa por alto. Cuida tus espinillas y las palmas de tus manos de un mundo
de dolor.
—Porque ya somos adultos. Esto es allanamiento de morada.
—Era allanamiento cuando nosotros también teníamos diecisiete.
Llegamos a la ventana. Apenas puedo ver la cara de Bogum con la luz de la luna.
—Lo sé. Pero no creo que el Sheriff Mitchell sea tan rápido para dejarnos en paz
ahora.
Se burla—. Oh, por favor. JiHyun me dijo que Mitchell ha estado aburrido desde que
nos fuimos. Mataría por algo de emoción. Los jóvenes de hoy… demasiados vagos.
No hay ninguna creatividad en su vandalismo.
Espera. ¿Qué?
Retrocedamos un momento.
—¿Qué quieres decir con, ―JiHyun dijo? ¿Desde cuándo JiHyun le habla al Sheriff
Mitchell?
Bogum sacude su cabeza—. Confía en mí, no quieres saberlo —Sostiene en alto el
destornillador—. ¿Aún lo tienes? O ¿has perdido el toque?
Por segunda vez esta noche, acepto el reto. Le quito el destornillador y camino
hasta la ventana. Y en menos de veinte segundos más tarde, estamos dentro.
Ah, sí— todavía lo tengo.
La pista de patinaje era nuestro lugar: entrando después del cierre, nuestro
pasatiempo nacional. Las manos ociosas son realmente herramientas del diablo.
Así que —por amor a Dios— consigan un pasatiempo a sus niños.
Diez minutos más tarde estoy volando a través del suelo resbaladizo en
desgastados patines talla seis.
Es una sensación maravillosa. Como flotando en el aire, girando en grandes nubes
esponjosas.
El sistema estéreo interpreta éxitos de los años ochenta en el fondo. Bogum se
inclina contra el muro —fumando y soplando el humo por la ventana abierta. Inhala
profundamente. Y ráfagas de nubes blancas salen de sus labios cuando dice—. Ya
sabes, podrías venir a California conmigo. Crear tu propio negocio.
Tengo amigos, chicos con dinero, invertirían contigo. Mis amigos son tus amigos.
Mi casa es su casa, y todo eso.
Me detengo mientras considero sus palabras. —En realidad, eso significa, ―mi
casa es tu casa.
Las cejas de Bogum se unen—. Ah —Se encoge de hombros—. Siempre apeste en
español. La señorita Gonzalas me odiaba.
—Eso es porque de loco pegaste su Lhasa Apso​**​.

**//e​ s una raza canina de origen tibetano, de pequeño tamaño, caracterizado principalmente por la gran
longitud de su pelo, cuya finalidad principal es evitar la pérdida de calor​//**

Él ríe, recordando—. Oh, sí. Esa fue una gran noche.


Me rió también. Y sigo dando giros de los que cualquier patinador olímpico estaría
orgulloso. La canción cambia a ―Never Say Goodbye por Bon Jovi. Fue nuestra
canción de graduación.
Levanta tu mano si también fue la tuya. Estoy segura de que después de 1987, ha
sido la canción de graduación de cada escuela preparatoria en Estados Unidos al
menos una vez.
Bogum tira afuera el porro con sus dedos. Entonces patina hasta mí.
Extendiendo su brazo, haciendo su mejor impresión de Beetlejuice.
—¿Bailamos?
Sonrío. Y tomo su brazo. Pongo mis manos sobre sus hombros, y mientras que Bon
Jovi canta sobre salas con fumo y llaves perdidas, empezamos a movernos.
Las manos de Bogum descansan en mi espalda baja. Giro mi cabeza y descanso mi
mejilla contra su pecho. Está caliente. Su camisa de franela es suave y huele a
hierba y tierra... y casa. Siento su barbilla contra la parte superior de mi cabeza
cuando me pregunta en voz baja—. ¿Recuerda el baile?
Sonrío—. Sí. ¿Recuerdas el traje de Minnie?
Se ríe. Porque Jimin fue el pionero original de la moda—en ese entonces.
Lady Gaga no tiene nada al lado de él. Su traje era blanco y tieso, como un tutú de
bailarina. Y tenía una cadena de luces centelleantes en el pantalón. Era muy bonito.
Hasta que se prendió fuego.
Su cita, Louis Darden, lo apago con el ponche de Kool-Aid. Él pasó el resto de la
noche pegajosa y oliendo como una fogata de vertedero.
Continúo nuestro viaje de recuerdos—. ¿Recuerdas el último día del año junior?

El pecho de Bogum retumba cuando resopla—. No fue mi momento más cuerdo.


Era el último día de escuela –y estábamos a unos ciento tres grados dentro de
nuestra escuela tristemente sin-aire-acondicionado. Pero el director Cleeves se
negó a dejarnos salir temprano. Así que Bogum tiró de la alarma de incendio. Justo
en el pasillo donde estaba parado el director.
Se produjo una persecución, pero Bogum con éxito evitó la captura. Así que el
principal fue al sistema de intercomunicación e intentó localizarlo—. Park Bogum,
por favor repórtese en la oficina principal. Inmediatamente.
—Sé que no soy la bombilla más brillante en la caja, pero vamos. ¿Realmente
pensó que yo era tan estúpido como para ir?
Me echo a reír contra la camisa de Bogum—. Y luego en cuanto entraste en el año
senior, Cleeves te agarro y era como ―Sr. Park, hay una silla en detención con su
nombre.
Y realmente así había sido. Habían escrito su nombre en la parte posterior de una
silla, como la silla del director en un set de película.
Bogum suspira—. Buenos tiempos.
Asiento—. Los mejores.
Y como las palabras de una canción favorita y el amor nunca terminara de girar
alrededor de nosotros, cierro los ojos. Los brazos de Bogum se aprietan alrededor
de mí un poco, llevándome más cerca.
¿Ves a donde se dirige esto? Yo no.
—Te he extrañado, Taehyungie. Te extraño.
No lo digo de regreso, pero es lindo escucharlo. Y es incluso mejor que te
sostengan.
Ser querido.
No he sentido nada más que amistoso afecto por Bogum en un largo, largo tiempo.
Pero eso no quiere decir que lo he olvidado. El chico que yo solía ser.
Quien pensó que no había nada más dulce que mirar los ojos de Park Bogum. Que
no había nada más romántico que oírlo cantar. Que no había nada más excitante
que viajar en su coche, por la noche, después del toque de queda.
Me acuerdo de lo que se siente amarlo. Aunque ya no lo amo exactamente de la
misma manera.
Observo la cara de Bogum mientras canta las palabras de la canción suavemente.
Para mí.
Mirando hacia atrás ahora, no estoy seguro de quien se inclinó, quien se movió
primero. Todo lo que sé es que en un minuto... estábamos bailando en medio de la
pista de patinaje y el siguiente, Bogum me está besando.
Y sólo tomó un segundo antes de que yo lo estuviera besando de vuelta.

CAPITULO 12
Besar a Bogum es... bueno. Me resulta familiar. Dulce.
Como encontrar tu vieja casa de Strawberry Shortcake en el ático de tus padres. Y
sonreír cuando la ves. Pasar la mano por el balcón y recordar todos los días que
pasaste envuelto en su mundo imaginario. Es nostálgico. Una parte de tu niñez.
Pero es una parte que dejaste atrás. Porque eres un adulto.
No importa cómo de estimados sean los recuerdos, no vas a sacar a Apple Dumplin'
y Plum Puddin' y empezar a jugar.
El beso termina y bajo mi cabeza. Y miro la camisa de Bogum. ¿Recuerdan la frase
—creo que es de una canción— si no puedes estar con quien amas, ama con el que
estés?
Esa podría encajar muy bien en esta situación.
Excepto por el hecho de que yo ya amo a Bogum. Demasiado para tomar ventaja de
su devoción —demasiado para usarlo para curar mi corazón roto y ego herido.
Merece algo mejor que eso. Bogum no es el premio de consuelo de nadie. Y
felizmente le arrancare los ojos a cualquier persona que intente hacerle uno. Él una
vez me dijo que yo no era el chico del que se había enamorado.
Y a pesar de lo mucho que dolió escuchar eso, tan inadecuado como me sentí en
ese momento —tenía razón.
Ya no soy ese chico.
Arrastro mis ojos de su camisa a su cara—. Bogum...
Pone un dedo en mis labios, cepillándolos suavemente. Cierra los ojos y toma
aliento. Ninguno de los dos se mueve por un momento, atrapados por unos cuantos
segundos finales en el encanto del pasado.
Entonces él habla, rompiendo el hechizo—. ¿Estar aquí contigo? Es impresionante.
Como recuerdo, incluso mejor. Se siente... se siente como si tenemos que dar un
paseo en el DeLorean —Su mano sostiene mi cara con ternura—. Pero está bien,
Taehyung. Fue sólo por un minuto. Y ahora estamos de regreso al futuro. No tiene
por qué significar nada más que eso. No tiene que cambiar lo que tenemos ahora,
porque eso también es bastante impresionante.
Muevo la cabeza, aliviado. Agradecido de que Bogum sabe lo que siento sin que
tenga que decir las palabras. Y que sienta lo mismo.
—De acuerdo.
Sonríe—. Debería llevarte a casa antes de que Solmi llame a los perros. O peor aún
a JiHyun.
Suelto una risita. Y mano en mano, dejamos la pista de patinaje y todos sus
recuerdos detrás.

***
Veinte minutos más tarde, Bogum estaciona en el parqueadero del restaurante de
mi madre. Nos sentamos en el camión en silencio, lado a lado.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, está bien. Yo puedo.
Asiente lentamente—. ¿Así que... vas a ser como... algo raro entre nosotros ahora?
¿Porque nuestra lengua-luchó por un par de minutos?
Como he dicho antes —Bogum siempre tuvo una manera con las palabras.
—No. Ninguna rareza. No te preocupes.
Necesita más confirmación—. ¿Todavía mi chico, TaeTae?—no quiere decir del
modo como un novio. Se refiere a un amigo —el mejor amigo, que resulta ser un
chico — de esta manera. En caso de que te lo preguntes.
—Siempre seré tu chico, Bogum.
—Bien —vuelve la cabeza hacia el parabrisas y se asoma.
—Deberías pensar realmente acerca de California. Creo que sería un buen cambio
para ti. Un nuevo inicio —tiene razón, de una forma. California sería una página en
blanco para mí.
Sin recuerdos. Sin confrontaciones dolorosas. Sin conversaciones embarazosas.
Y con mi currículum, no preveo el encontrar un nuevo trabajo algo que sea
demasiado problema.
Habiendo dicho esto... Tengo contactos en Nueva York. Raíces.
Y no estoy seguro de que quiera cortar todas ellas. Así como todos los otros
aspectos de mi vida en este momento, no sé qué diablos quiero hacer.
Sueno como un disco rayado, ¿cierto? Lo siento.
Pongo mi mano sobre la suya en la palanca de cambios—. Pensaré en ello.
Él pone la otra mano encima de la mía—. Podrás resolverlo, Taehyung. Sé que lo
harás. Y se pondrá mejor. No dolerá por siempre. Lo digo por experiencia.
Sonrío con gratitud—. Gracias, Bogum. Por todo —Luego bajo del camión y él
conduce lejos.

***
Después de dejarle saber a mi madre que estoy de vuelta, me dirijo a mi habitación.
Cierro la puerta detrás de mí y me apoyo en ella. Agotado. Hablando de un día
malditamente largo.
Mi madre limpio mi cuarto. No estaba tan desordenado antes, pero lo puedo decir.
Las almohadas están un poco más mullidas, y mi teléfono celular, encaja
perfectamente en la mesita de noche.
Pateo mis zapatos, recojo mi celular y lo enciendo. A pesar de mi berrinche de
antes, todavía funciona. Miro los números. Alumbrando. Llamando mi atención.
Burlándose de mí.
Sería tan fácil. Sólo diez dígitos rápidos y podría oír su voz. Ha pasado por siempre
desde que escuché su voz. Me tiemblan las manos un poco. Como un drogadicto,
que necesita un pase —sólo una probada.
¿Crees que contestaría?
¿Crees que estaría solo si lo hacía?
Y eso es lo que mata mi antojo. De ningún modo voy a llamar.
Todavía... A menudo no escucho mis mensajes de voz. Generalmente sólo reviso la
lista de llamadas perdidas. Borro mis mensajes de voz incluso menos.
Bajo por la pantalla, a la fecha que necesito.
Y pulso reproducir.

—Oye, bebé. La excursión de golf se alargó. Iba a recoger una botella para más
tarde. ¿Quieres Dom o Philipponnat? ¿Sabes qué? Pensándolo bien, que se joda el
champán. Sabes mejor que los dos juntos. Estaré en casa en cinco minutos.
Cierro mis ojos y dejo que sus palabras me invadan. Jungkook tiene una voz
increíble. Tranquila y relajante, pero endiabladamente seductora al mismo tiempo.
Totalmente pudo haber estado en la radio.
Pulso otro botón.
Esta vez su tono es burlón—​. Taaae, llegas tarde. Dile a Jimin que elija sus propios
zapatos. Tienes a un novio que está sentado en una bañera espumosa de
hidromasaje grande, solito. Ven a casa, cariño. Yo estoy aquí esperando.

Si tan sólo hoy eso fuera verdad.


Hay más: algunos son rápidos y al punto, algunos son francamente sucios. Y
escucho todos y cada uno. No dice ―Te amo en ninguno de ellos —pero no es
necesario. Lo escucho en cada palabra. Cada vez que dice mi nombre.
Y no puedo evitar preguntarme, ¿cómo pasó todo esto? ¿Cómo llegamos aquí?
¿Y podremos regresar el tiempo?
No lloro. No quedan más lágrimas. Me acurruco en medio de mi cama. Y la voz de
Jungkook me arrulla hasta dormir.

***
La tarde siguiente, Bogum y yo estamos en la trastienda del restaurante,
compartiendo un plato de patatas fritas. Está trabajando en una nueva canción y
piensa mejor en sus pies.
¿Lo ves ahí? ¿Caminando de un extremo de la sala al otro, murmurando y
tarareando y ocasionalmente tocando la guitarra atada en su pecho?
Me siento en la mesa. Intentando pensar en salir del hoyo de desesperación que
ahora es mi vida.
Cuando Bogum cruza hacia la puerta que conduce a la cafetería, algo atrapa su ojo
en la ventana redonda en la parte superior. Y se aleja—. Oh, mierda.
Levanto la mirada—. ¿Qué? ¿Qué pasa?
Entonces la puerta se abre con un estallido. Golpea contra la pared y luego
permanece en su lugar —con miedo a moverse. Porque ahí, parado en la puerta en
toda su furiosa gloria, está mi mejor amigo.
Park Jimin.
Mierda, ya lo creo.
Está usando botas rojas de cuero hasta la rodilla, pantalones negros ajustados, un
top negro adornado y una chaqueta de piel falsa corta, en blanco y negro. Una
miríada de bolsos de Louis Vuitton cuelgan de sus hombros, emparejando las
grandes ruedas de una que arrastra detrás de él.
Y la cólera en sus ojos color ámbar hace que brillen como frescas piedras de
topacio —. ¿Alguien quiere decirme por qué tuve que escuchar de mi madre que
había reunión de los tres mosqueteros en Greenville y no me invitaron?
Pisotea fuerte hacia adelante. Bogum se mueve detrás de mí silla, usándome como
escudo humano.
—O mejor aún, alguien quiere explicarme por qué mi mejor amigo escapo de Nueva
York como salido del infierno, dejando tras de sí una tormenta que hace que Sandy
parezca una jodida ducha, ¿y no tengo idea de por qué?
Toma otro paso adelante y baja sus maletas hasta el piso.
Entonces mueve a la cabeza a la derecha, en dirección a la alegre adolescente
rubia junto a las taquillas.
Es Kimberly. Es una camarera aquí. Trabaja después de la escuela. Parece
agradable.
Y en este momento —aterrorizada.
—Oye, Gidget, haz algo útil y tráeme una Coca. No escatimes en el hielo.
Kimberly huye de la habitación.
Chica con suerte.
Jimin me señala y grita, como Jack Nicholson en A Few Good Men—. ¿Bien? No
me puedes mantener al margen, Taehyung. ¡Yo soy la órbita!
Mi voz sale débil. Arrepentido. Si alguna vez estás en el área de ataque de un lobo
enojado, recuéstate y hazte el muerto. Así será más fácil.
—No quería arruinar tus vacaciones.
Jimin resopla—. Si sólo la Reina Perra de Jaehwa hubiese sido tan considerada.
Nos llamó veinte veces al hotel, asustándonos sobre cómo teníamos que venir a
casa porque Jungkook necesitaba un suicidio.
Ruedo mis ojos—. Está exagerando.
—Pensé eso también. Hasta que vi al Príncipe Oscuro. No fue bonito.
Tomo la noticia como un pájaro recién nacido toma a un gusano, ávido de más—.
¿Viste a Jungkook? ¿Qué dijo? ¿Ha preguntado por mí?
—Realmente no era capaz de un discurso coherente en ese momento. En su
mayoría sólo murmuró como el tonto del pueblo. Namjoon lo está llevando. Al
parecer el imbécil está haciendo una abolladura bastante grande en la escena de
bares en estos días, y Nam ha estado vigilando su espalda. Lo que es temible de
por sí mismo, teniendo en cuenta que Namjoon está preparado para el Premio Del
Año Por Putón.
Jungkook ha estado saliendo. A los bares. Con Kim Namjoon. Recuerdas la última
vez que Jungkook salió con Nam, ¿no? ¿La chica del taxi?
Así que esto es lo que se siente al ser apuñalado con un picahielos, justo en el
corazón.
La voz de Bogum es sarcástica, atrayendo su fuego lejos de mí—. Oye, Jimin, es
bueno verte. Estoy bien, gracias por preguntar. ¿El álbum? Haciéndolo increíble,
triple platino. ¿California? Fabuloso, no podía estar más feliz. Otra vez... —curva
sus manos alrededor de su boca, estilo megáfono—... Gracias por preguntar.
Los ojos de Jimin se concentran en él, mirándolo de la cabeza a los pies. No
parece contento con lo que ve—. Se llama una hoja de afeitar; Deberías comprarte
una. Si el hombre antiguo pudo resolverlo, tienes una delgada oportunidad. Oh, y
Pearl Jam ha llamado. Quieren su franela de regreso.
Las cejas de Bogum se elevan—. ¿Estás criticando mi estilo? ¿Realmente, Cruella?
¿Cuántos cachorros tuvieron que morir así podrías usar ese abrigo?
—Come mierda.
—Cocinando otra vez, ¿no? ¿Creí que el Departamento de salud te lo prohibió para
toda la vida desde la última vez que lo intentaste?
Jimin abre su boca para refutarlo, pero no sale nada. Sus brillantes labios se
extienden lentamente en una sonrisa—. Te he extrañado, imbécil.
Bogum guiña un ojo—. Mismo para ti, cuz.
Él se sienta en una silla junto a mí y Jimin se derrumba en otra—. Bueno, Tae.
Joder, explica.
Tomo un gran respiro—. Estoy embarazado.
Al principio, Jimin no dice ni una palabra. Entonces hace la señal de la cruz—. ¿El
Anticristo ha llegado? Por amor de Dios, tenemos que abastecernos con agua
bendita o algo así. ¿Los cuatro jinetes aun no llegan?
Kimberly regresa con un gran vaso de refresco. Lo pone frente a Jimin, entonces
corre lejos.
Jimin toma un largo sorbo—. Así que estás preñado inesperadamente,
felicitaciones. Le pasa a los mejores de nosotros. ¿Cuál es el problema?
Bajo la mirada a la mesa—. Jungkook no quiere el bebé.
Como ya sabes, mi mejor amigo no es un fan de Jungkook.
Cuando se trata de él, él siempre asume lo peor. Siempre. Así que espero que esté
enojado en mi nombre. Espero que siga con una magnífica diatriba de prostitutos y
perros y enfermedades venéreas. Espero que me acompañe en otra ronda de juego
de insultos.
Pero él no hace ninguna de esas cosas.
En cambio, se ríe.
—¿Estás hablando en serio? Por supuesto que quiere al bebé. ¿Jeon Jungkook no
quiere un mini-él corriendo alrededor? Es como decir que Yoongi no quiere una
mamada cuando estamos atascados en el tráfico. Ridículo.
No hace falta decirlo, estoy sorprendido—. ¿Por qué crees eso?
Se encoge de hombros—. Una conversación que tuvimos una vez. Además, él y
Jiwoo, son como Master Blaster Mad Max, Más Allá De La Cúpula Del Trueno. Dime
exactamente que te dijo. A veces los chicos hablan más allá de sus culos, y hay que
remar a través de la mierda para averiguar lo que realmente significa.
—Fue bastante claro. Sus palabras exactas fueron ―Termínalo. Y por supuesto
el stripper con el que lo estaba haciendo fue realmente el punto de inicio —digo
amargamente.
Jimin me señala. Y ahora se ve enojado—. Eso lo creo. Hijo de puta — Él sostiene
sus manos en alto—. Pero está bien. No te asustes. Nos encargaremos de todo.
Tenemos este nuevo combustible en el laboratorio que está listo para ser ensayado
con animales. No sabrá lo que ha pasado, puedo deslizarlo bien a través de los
orificios de ventilación.
Se gira a Bogum—. Estás a cargo de la manguera de jardín y cinta adhesiva —
Entonces me mira—. Necesito tus llaves y el código de seguridad.
Niego con la cabeza—. Jimin, no le des gas de la muerte a Jungkook.
—No podría matarlo. Si tuviera que adivinar, diría que las probabilidades de
supervivencia son 50-50.
—Jimin...
—Bueno, treinta-setenta. Pero aun así, eso nos da una negación plausible.
Mi madre y George entran en la habitación, interrumpiendo el diabólico plan.
Mi madre abraza a Minnie con fuerza—. ¡Hola, cariño! Es tan bueno verte. ¿Tienes
hambre?
—Famélico—Se gira a George—. George, ¿cómo están colgando?
Creo que George Reinhart le tiene un poco de miedo a Jimin.
Quizá más que un poco.
Ajusta sus gafas. —Ellos... Están colgando bien... gracias.
Mi madre arrulla—. Mira a los tres aquí, todos juntos de nuevo, como en los viejos
tiempos.
Jimin sonríe—. Da miedo, ¿verdad?
Mi madre toma la mano de George—. Iremos a cocinarle algo de comer a los niños.
Se van y Jimin frota las manos juntas como el científico loco que es—. Ahora, de
vuelta a la cámara de gas...
Lo interrumpo—. Jimin, no creo que vaya a tenerlo.
Todos los rastros del humor dejan su cara. Piensa por un momento.
Parece pensativo, pero sin prejuicios. Cuando habla, su voz es grave. Pero amable.
—Yo te apoyo ciento cincuenta por ciento, Taehyung. Lo sabes. Pero porque te
conozco, y voy a decir esto: ¿Si decides hacer esto? Asegúrate de que es para ti,
porque es lo que quieres hacer. ¿Si lo haces porque crees que es lo que quiere
Jungkook, o tal vez de algún modo intentar arreglar las cosas con él? No.
Terminarás odiándote a ti mismo por ello, y lo vas a resentir.
No puedes decirles estupideces a tus mejores amigos. Y a veces es una espada de
doble filo, porque significa que no te dejan mentirte a ti mismo.
—No he decidido nada por seguro. Todavía no.
El teléfono de Jimin suena en su bolso, con la canción de Akon Sexy Bitch llena el
aire. Mientras que él excava en su bolsa, le pregunta a Bogum—. ¿Puedes traer mi
equipaje a la habitación de Taehyung? Voy a quedarme aquí esta noche.
—¿Parezco un puto botones?
Jimin no espera un segundo—. No, te ves como una persona sin hogar. Pero no
tengo un parabrisas para que escupas. Así que compórtate como un buen y
pequeño vagabundo y lleva mis maletas arriba, entonces tal vez podrás hacer un
dólar para ti.
Con una sonrisa, Bogum va a hacerlo. Aun así, se queja—. Esto era mucho más
divertido cuando él no estaba aquí.
Jimin mira su teléfono—. Ugg, es Yoongi. Lo juro, ese chico no puede cagar sin
llamarme para decirme de qué color es —Camina a través de la puerta de atrás
para tomar la llamada afuera.
Y Bogum me mira—. Está bien, soy un chico pero incluso yo pienso que eso es
asqueroso.
No puedo decir que estoy en desacuerdo con él.
***
Unos minutos más tarde, Jimin entra de nuevo en la habitación. Todavía al teléfono
y a punto de explotar como una bomba de cereza—. De todas las cosas ignorantes,
estúpidas de mierda que puedes decir... para cuando haya terminado contigo, ¡ellos
van a tener que reinstalar tu tarjeta V, amigo!
Oprime el botón apagado de su celular con mucha más fuerza de la necesaria.
—¿Problema?
—Sí. ¡El problema es que la gente es lo que está entre sus piernas, lo que explica
por qué mi esposo se está comportando como un pene grande, gordo e incircunciso!
Cubro mis oídos—. TMI ¡Jimin! T.M.I. *​ * ​Hay algunas cosas que no quiero saber
acerca de tu marido. ¿Qué pasó?

**//T.M.I: Too much information (demasiado información)//**

Resopla y se sienta junto a mí—. Al parecer, después de que fui el aeropuerto esta
mañana, Yoongi fue a ver a Jungkook. El apartamento estaba encerrado como Fort
Knox, pero Yoongi tenía una llave extra. Entonces entro y encontró a tu imbécil ex
novio desmayado de la borrachera en el piso del baño. Después de que se puso
todo Left Eye Lopes, prendiendo mierda en la bañera.
—¿Qué?
—Exactamente. Yoongi dijo que si no hubiera ido cuando lo hizo, todo el lugar
podría haberse incendiado.
Niego con la cabeza con incredulidad—. ¿Qué estaba quemando?
Jimin se encoge de hombros—. Yoongi no me dijo.
Sí, pero apuesto a que no era ninguna cosa de Jungkook lo que estaba en llamas.
Bastardo.

Jimin continúa—. Así que Yoongi consiguió la patética excusa para un hombre
sobrio. Al principio Jungkook no quería hablar, pero Yoongi continúo. Y finalmente,
lo derramó como aceite en el Golfo.
Mi estómago se aprieta—. ¿Él... él... le dijo Yoongi sobre el bebé?
Jimin asiente con la cabeza—. Yoongi dijo que Jungkook le conto todo lo que pasó
entre los dos.
Está bien. Esto es algo bueno. Si Jungkook le está diciendo a su familia que estoy
embarazado, tal vez le hagan cambiar de opinión. Tal vez todo lo que necesita es
algo de tiempo para acostumbrarse a la idea. Y Yoongi es una gran persona con la
que hablar. No tan bueno como Seung o Jaehwa, pero aun así, es muy sensato.
Al menos comparado a Jungkook.
—¿Qué dijo Yoongi?
Jimin rechina sus dientes juntos—. Me dijo que no podía creer que le hicieras algo
así a Jungkook.
—¿Qué?
Qué empiece la música.
Esta es la dimensión desconocida.
Al final, sabía que Equipo Nueva York tomaría el lado de Jungkook —dije que lo
harían. Pero yo pensé... tal vez... me defenderían. O por lo menos, estarían
enojados por sus métodos.
Jimin pone su mano sobre la mía—. No dejes que lo que dijo Yoongi llegue a ti. Es
natural que apoye a Jungkook, justo como yo que te ayudare a enterrar el cuerpo,
incluso si es mi querido padre a quien estamos dejando en el suelo.
—Jimin, eso es enfermo.
—Oh, ¿de verdad? ¡Tú no fuiste quien entró en casa y escucho a su padre teniendo
sexo con el Sheriff Mitchell!
Mi boca cae abierta.
Jimin continúa disgustado—. Y eran bullosos. Como sonido envolvente, tipo cine
ruidosamente IMAX. Estoy totalmente marcado para toda la vida.
Deténganse aquí un momento.
No conoces al buen sheriff, así que voy a explicarlo. Al crecer, el Sheriff Ben Mitchell
era la espina en nuestro costado, la roca en nuestros zapatos, el dolor en nuestro
culo. No tenía nada mejor que hacer que seguirnos —rompiendo nuestra cerveza,
registrando el coche de Bogum en busca de hierba. Él siempre pensó que
estábamos haciendo algo... y... bueno... tenía razón.
Pero eso está más allá de la cuestión.
Aunque el Sheriff Mitchell tenía la misma edad que nuestros padres, a nosotros,
siempre nos pareció más viejo —así como el vecino gruñón con un bastón que no te
permite recoger la bola de beisbol que accidentalmente cayó en su patio.
Mitchell nunca se casó y en cuanto a lo que sabíamos nunca tenia citas, así que
siempre se supuso que su rostro arrugado y su pobre actitud provenían de su
extrema incapacidad para tener sexo.
Park JiHyun es lo contrario de Mitchell en todos los sentidos. Es un espíritu libre. Un
miembro oficial y declarado del curativo Club de los Cristales de Poder. Una flor
joven de la edad moderna.
La idea de ellos haciendo eso era en partes iguales horripilante y peculiar. Me
estremezco—. Tienes razón. Es enfermo.
Bogum salta por las escaleras—. ¿Qué es enfermo?
Jimin deja caer la bomba—. JiHyun y el viejo Mitchell follando, en la mesa de la
cocina.
Bogum hace una mueca. Y gime—. Aw, hombre... Comí en la mesa esta mañana.
Me giro a él—. ¿Sabías acerca de esto?
—Tenía mis sospechas. Pero esperaba estar equivocado.
Jimin concuerda—. Eso no es todo. No sé lo que es peor, tener que escuchar a mi
padre, gimiendo en éxtasis, o escucharlo a él rogar por más y tener que visualizar
qué le estaba haciendo.
Cubro mi boca.
Y me rió.
Todos lo hacemos. Comienza de a poco y luego se construye hasta golpear la mesa
con los ojos llorosos e inclinados por la cintura.
—¡Oh... mi... Dios!
E incluso sobre las carcajadas Jimin, insiste—. ¡No es divertido! Creo que mis
partes de chico están rotas. Cada vez que pienso en ello, mi pene marchita como
una flor sin regar.
Nos reímos más fuerte. Y es la primera risa real y genuina que he tenido desde que
empezó todo esto. Mis mejillas duelen y mi costado también —y es maravilloso.
Saben, a veces intento imaginar cómo sería mi vida si Minnie no estuviera en ella. Y
entonces me detengo.
Porque realmente no puedo imaginarlo.

CAPITULO 13
Después de que instalamos a Jimin en mi habitación, Bogum llama a su manager.
Planeando hacer un show en un bar llamado la Casa de Sam, donde solía tocar en
la escuela secundaria. Quería honrar el lugar de donde venía —devolverle algo a los
lugareños, como Bruce Springsteen siempre hizo en el Stone Pony.
Y la Casa de Sam es donde estamos ahora.
Está repleto —solo de pie disponible. Jimin y yo estamos en el frente, nuestros
brazos chocando contra el otro mientras bailamos y cantamos. Bogum está en el
escenario, un par de canciones en su primera actuación. Se ve fantástico.
Pantalones vaqueros oscuros, un camisa blanca crujiente con botones y un mentón
bien afeitado. Él sabe cómo funciona la multitud —cuando incendiarlos con un riff de
su guitarra o tranquilizarlos con una suave balada.
Nunca he estado más orgulloso de él.
Termina la canción y alguien en la parte de atrás le grita que lo ama. Bogum baja la
mirada y se ríe, un poco tímido. Entonces lleva su boca al micrófono—. Yo también
los quiero chicos. Así que esta canción es nueva. No he tocado ninguna de estas
todavía, pero quería tocarla para ustedes esta noche. Es para alguien que creyó en
mí... incluso cuando no había una razón para hacerlo. Y quiero que sepa que
siempre me tendrá en su espalda, que él siempre estará en mi corazón, y que nunca
estará solo.
Sus ojos encuentran los míos entre la multitud. Y me guiña un ojo. Asiento, mensaje
recibido. Luego empieza a cantar.

Los años se sienten como si fuera ayer


Y no puedo creer lo rápido que vuela el tiempo
No quiero que otro segundo pase
Sin dejarte saber
Lo que tú siempre deberías haber sabido
Yo te atraparé si tropiezas
Te recogeré si caes
Te abrazare cuando estés herido
Pero bebé, sobre todo,
Estaré ahí... así tú nunca estarás solo
Nunca te sentirás solo

El latido pulsa en mi estómago. Y escucho las palabras. Y creo que por suerte voy a
tener todas las cosas que escucho. Bendiciones preciosas, sin precio. Tengo una
familia que me ama. Amigos que matarían por mí. Literalmente.
Y pienso en quién soy. He sobrevivido a la muerte de mi padre con mi alma intacta.
Me gradué de Wharton School como el mejor de mi clase. ¿Recuerdas cuando
empecé a trabajar en la empresa? ¿Y Jeon Jungkook era el chico de oro? Y lo puse
en su lugar, con una patada de un extremo de la oficina al otro.
Yo hice eso.
Porque fui testarudo. E inteligente. Y porque creía que era capaz. Jungkook una vez
me dijo que podías cambiar el color de las paredes, pero la sala seguiría siendo la
misma.
Y tenía razón.
Yo era todas esas cosas antes que él —y sigo siendo todas esas cosas ahora.
Sin él.

De ahora en adelante, cada día que pase


Voy a darle mi mejor oportunidad
Para mostrarte lo que significas para mí
Porque si no te tengo a mi lado
Nada de esto significa algo
No quiero dejar que pase otro segundo
Sin dejar que lo sepas
Lo que siempre deberías haber sabido

¿Has perdido las llaves? Compruebas todos los bolsillos y jalas los cojines del sofá.
Y luego, después de buscar durante diez minutos —te das la vuelta y ahí están.
Sobre la mesa. Justo delante de ti todo el tiempo.
Casi... como si la respuesta fuera muy fácil para verla de inmediato.
Así es como me siento.
Porque de repente sé lo que quiero. Me siento confiado. Seguro. Y sé lo que soy
capaz de hacer. No será fácil —los mayores logros en la vida nunca lo son.
Como subir el Everest, o convertirse en el Presidente. Es muy difícil. Pero vale la
pena.

Yo te atraparé si tropiezas
Te recogeré si caes
Te abrazare cuando estés herido
Pero bebé, sobre todo,
Estaré ahí... así tú nunca estarás solo
Nunca te sentirás solo
Me imagino unos años a partir de ahora, caminando por las calles de la ciudad
desde el trabajo que me encanta —con una mano sosteniendo un maletín, la otra
sosteniendo la pequeña y dulce mano de mi pequeña niña o niño.
Y nos imaginó en la mesa del comedor, trabajando en tareas y hablando de
nuestros días. Veo cuentos y horas de acostarse, cosquillas, abrazos y besos de
mariposa.
Ser un padre soltero no es algo que haya planeado ser... ¿pero ahora? Es lo que
quiero ser.

Estaré ahí a cada paso del camino


No me perderé un momento
Estaré ahí a cada paso del camino
No me perderé un momento

¿Conoces ese dicho? ¿El mejor plan de ratones y hombres...?


Tal vez quieras acordarte ahora mismo.
Porque tan pronto como la decisión se radica en mi mente, siento un palpitante
dolor. Un calambre en el abdomen inferior. Y una humedad gruesa, caliente rezuma
por entre mis piernas, colándose en mi ropa interior.
Mis latidos truenan contra mi pecho, y me dirijo hacia los baños. Esperando estar
equivocado.
Pero una vez que estoy en la cabina, veo que no lo estoy.
Tropiezo hacia atrás por el baño, hacia la multitud. Mis manos temblando de pavor,
con miedo. Porque esto está mal.
Mal, mal, mal.
Tomo el brazo de Jimin y le digo. Pero la música está muy fuerte, y él no me
escucha. Tiro de él a la parte posterior de la barra, donde está más tranquilo, y
fuerzo las palabras a salir.
—Minnie, estoy sangrando.

***

Forest Gump lo tenía todo mal. La vida no es como una caja de chocolates.
Los médicos lo son.
El vivaz pero inexperto médico de la Facultad de medicina, o el sabelotodo
aguerrido que termina-todo-en los últimos minutos de un turno de veinte horas,
nunca sabes lo que vas a conseguir.
—Aborto espontáneo.
Mis ojos se mueven con rapidez de la pantalla gris del ultrasonido a los ojos de
acero azul del médico de emergencias. Pero él no me está mirando, está muy
ocupado escribiendo en su portapapeles.
—¿Qu... Qué dijo?
—Aborto espontáneo, aborto. Es común en el primer trimestre.
Hago un esfuerzo de procesar sus palabras, pero absolutamente no puedo—.
Está... ¿está diciendo que estoy perdiendo a mi bebé?
Finalmente levanta la mirada—. Sí. Si ya no lo perdió. Tan temprano en la
gestación, puede ser difícil de decir.
Mientras limpia el fresco gel en mi abdomen, Jimin aprieta mi mano.
Llamamos a mi madre en el camino al hospital, pero ella no ha llegado todavía.
Trago duro, pero me niego a renunciar. Testarudo— ¿recuerdas?
—¿Hay algo que se pueda hacer? ¿Reposo en cama o terapia hormonal? Voy a
hacer todo el reposo en cama los nueve meses si sirve de ayuda.
Su tono es cortante e impaciente—. No hay nada que pueda prescribir que pueda
detener esto. Y créanme, no querría. Un aborto espontáneo es la selección natural,
la forma del cuerpo de terminar un feto con alguna deformidad catastrófica que
habría impedido sobrevivir. Está mejor así —La sala comienza a girar mientras él
sigue como si nada—. Tiene que hacer una cita de seguimiento con su ginecólogo
regular. Cuando se expulse el tejido fetal, debe recogerlo del inodoro con un
colador. Luego ponerlo en un envase a prueba de derrames, un tarro de mermelada
funcionaría bien, para que su médico pueda analizar los restos y asegurarse de que
el útero está vacío. Si toda la materia uterina no está...
Presiono el revés de mi mano contra mi boca para mantener la bilis. Y Jimin carga al
rescate—. Eso es suficiente. Gracias, Doctor Frankenstein, lo tenemos desde aquí.
Él está ofendido—. Tengo que dar las instrucciones precisas al paciente. Si queda
tejido dentro del útero podría llevar a una sepsis y posiblemente la muerte. Puede
necesitar un D&C para prevenir la infección.
Mi voz es débil—. ¿Qué es un D&C?
Me suena familiar. Estoy seguro de que en algún momento de mi vida he aprendido
la definición, pero no recuerdo.
—Extracción con ventosa.
Las imágenes llenan mi cabeza con sus palabras, y tengo arcadas.
Él continúa—. Una manguera de succión se inserta en el cuello del útero…
—¡Dios mío, deje de hablar! —grita Minnie—. ¿No ve que está disgustado? ¿Estaba
en el baño cuando le enseñaron modales en la escuela de medicina?
—Disculpe, joven, no sé quién cree que es, pero no me va a hablar…
Su dedo señala la entrada de cortinas como el chasquido del saludo de un
soldado—. Salga. Él podrá hacer una cita con su médico regular. Ya acabamos con
usted.
Una leve brisa pasa delante de mí, y no estoy seguro de sí es el doctor. Porque mis
ojos se niegan a enfocarse, y mi mente se tambalea.
Tratando con fuerza de entender este último giro de los acontecimientos... y
fracasando miserablemente.
Jimin pone su mano en mi brazo y mi cabeza gira hacia él, sorprendido.
Como si olvidé que estaba ahí.
—¿Taehyung? ¿Vamos a vestirte ahora? Voy a llevarte a casa.
Asiento con la cabeza, adormecido. Se siente como si yo no estuviera aquí — como
si está fuera una experiencia fuera de mi cuerpo. O una pesadilla. Porque no hay
manera de que esto pueda estar pasando.
Después de todo, no es posible que esto termine así.
Jimin, me viste como si fuera un niño. Entonces me ayuda a salir de la mesa. Y
juntos nos dirigimos al coche.

***

En mi habitación, Jimin se sienta a los pies de mi cama y mi madre mete las


sabanas alrededor de mí. Sus ojos brillan con lágrimas.
Pero no los míos. Los míos están tan secos como el Sahara.
Estériles.
Mi mamá cepilla mi cabello hacia atrás y recoge pelusa de mis sábanas—. ¿Quieres
algo para comer, cariño? —su voz es un poco desesperada, aferrándose a algo que
de alguna manera hará que esto sea mejor. Niego con la cabeza sin decir una
palabra.
Porque toda la sopa de pollo en el mundo no va a ayudarme.
Esta vez no.
Besa mi frente y sale de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Y Jimin y yo
nos sentamos. En silencio.
Debería sentirme…aliviado. Quiero decir, sólo hace poco, pensé que eso era lo que
quería, ¿no? Fuera de mis manos.
Problema resuelto.
Pero lo único que siento es rechazo. Remordimiento. Llena mis pulmones y me
ahoga con cada aliento que tomo. Porque en el fondo, bajo el temor y el shock y la
incertidumbre, quería a este bebé. Amaba a este perfecto pedacito de Jungkook y
yo.
Mucho.
Simplemente no sabía eso en ese momento.
Demasiado poco, demasiado tarde. No sabes lo que tienes hasta que se ha ido.
Todos los clichés —y todo tan jodidamente cierto. Entonces un pensamiento viene a
mí, y tiro de las sabanas y salto de la cama. Abro mis cajones y escarbo a través de
ellos, buscando infructuosamente.
Luego caigo de rodillas en el armario y arrastro la bolsa que traje de Nueva York. Y
hurgo como un viudo que ha perdido su anillo de bodas.
—¿Tae?
Y entonces lo encuentro. La pequeña camiseta que compré esa noche. La que le
iba a dar a Jungkook —para anunciar la noticia.
La miro y siento las lágrimas llegar. Trazo con mis dedos las letras: FUTURO
LANZADOR DE LOS YANKEES. Y en mi cabeza veo a ese niño otra vez. Mi dulce
pequeño.
Nuestro.
Con los ojos de su padre e irresistible sonrisa. El único que nunca será. Traigo la
camisa a mi cara e inhalo. Y juro que huele a talco de bebé.
—Lo siento. Lo siento —Mis hombros se sacuden y un monzón se derrama de mis
ojos. Mis respiraciones salen en jadeos, y aprieto la camisa contra mí —de la forma
que lo hace un niño con su animal de peluche favorito—. Por favor... No quise
decirlo. Tenía miedo... No iba a...
No estoy seguro de a quien le estoy hablando —si a mí, o mi bebé, o tal vez a Dios.
Sólo tengo que decir las palabras, así van a estar ahí y ser reales. Así el universo
sabrá que esto nunca fue cómo quería que las cosas fueran.
Jimin frota mi espalda, haciéndome saber que está aquí. Que está detrás de mí,
como siempre. Me dirijo a él. Y con mi cabeza contra su pecho, lloró.
—Oh Dios, Minnie. Por favor...
—Lo sé, Taehyung. Lo sé.
También hay lágrimas en su voz. Porque así es una verdadera amistad—
comparten tu dolor. Tu agonía es de ellos, incluso si no es en igual medida.
—Está bien... va a estar bien —intenta.
Niego con la cabeza—. No. No es cierto. Nunca estará bien otra vez.
Los brazos de Jimin se envuelven alrededor de mí, apretando, tratando de
sostenerme.
—¿Por qué? No entiendo. ¿Por qué sucedió esto? Jungkook y yo... y ahora el
bebé... y eso fue todo por nada. Nada.
Te dije que me preguntaría el por qué otra vez, ¿recuerdas?
Jimin alisa mi pelo. Y su voz es tranquila—. No sé por qué, Tae. Ojalá te pudiera
decir... pero... sencillamente no lo sé.
Nos quedamos así por un tiempo. Y finalmente, las lágrimas se calman. Hago mi
camino de regreso a la cama y Jimin se sienta a mi lado.
Miro otra vez la camisa y sacudo la cabeza—. Duele mucho. Nunca supe que nada
podía sentirse tan mal.
—¿Hay algo que quieras que haga, Taehyung?
Mis ojos se pierden. Y mi voz es frágil—. Quiero a Jungkook. Lo quiero aquí.
Si el mundo fuera como se supone que es, él estaría aquí. Y estaría tan destrozado
como yo lo estoy. Él trataría de ocultarlo, pero yo lo sabría. Se metería en la cama
conmigo y me sostendría y me sentiría seguro y querido... y perdonado.
Y él me diría que este no era el momento adecuado. Pero que si quería tener un
bebé, él me dará una docena. Jungkook es muy bueno exagerando.
Y entonces me besaría. Y sería suave y dulce. Y entonces diría algo tonto como
―piensa en toda la diversión que tendremos al hacerlos. Y yo sonreiría. Y me
dolería un poco menos.
Sólo porque él está conmigo.
Jimin asiente con la cabeza y alcanza su teléfono. Pero mi mano cubre la suya
—deteniéndolo. Sus ojos me miran con comprensión, como si ya supiera lo que
estoy pensando. Y probablemente lo hace.
—Él vendrá, Taehyung. Sabes que vendrá.
Niego con la cabeza—. No estabas allí, Jimin. Fue…despiadado. Nunca lo vi tan
enojado. Era como... como si estuviera pensando que yo estaba escogiendo al bebé
por encima de él. Como si lo hubiera traicionado.
Cierro los ojos ante la memoria—. Estará feliz. Estará contento de que el bebé se
haya ido... y luego lo odiare. Y aun después de todo lo que ha sucedido, no estoy
listo para odiar a Jeon Jungkook.
Jimin suspira. Y su mano se mueve lejos del teléfono—. Creo que te equivocas. Voy
a estar en primera fila para señalar lo idiota que puede ser Jungkook, pero... No me
imagino que alguna vez sea feliz por algo que te haga daño. No como esto.
No respondo, porque la puerta de mi cuarto se abre.
Y Bogum se asoma, se ve cansado, su rostro es sombrío, y sé que mi madre le dijo.
—¿Estás bien?
Niego con la cabeza.
—Sí. Me imagine eso —Se sienta en el puff y se frota los ojos—. Esto es…
totalmente FUBAR​**​. Y cuando ocurren cosas extrañas. Todo lo que puedes hacer
es seguir la jodida corriente.

**//F​ *cked up beyond all repair: Jodido más allá de toda reparación//**

Es entonces cuando noto la bolsa que trajo con él. Es una marrón de supermercado
y está llena. La levanta y deja algunos de los contenidos fuera. Hay unas bolsas de
marihuana, un cartón de Marlboro reds y dos botellas de tequila.
Miro el líquido color miel. Pienso en la música mexicana y piel caliente y susurros a
medianoche con Jungkook.
Te amo, Taehyung.
Alejo la mirada.
—No puedo beber tequila.
Como Mary Poppins con su bolsa sin fondo, Bogum escarba y saca una botella de
Grey Goose.
Y muevo lentamente la cabeza—. Vodka funciona.

CAPITULO 14

**Nota: El mundo del Mpreg siempre me ha parecido super complejo, cabe destacar
que no es cosa de alfa y omega, en esta historia los hombres y las mujeres pueden
quedar embarazados, los hombres con más dificultad que las mujeres.
Usaré la explicación de la abertura para que les quede claro.

En algunos fanfics el doncel u hombre que tiene la capacidad de concebir, al


momento del parto pasa por una etapa en la cual se abre una abertura entre el
escroto y el ano, la cual actuará de vulva temporal hasta que nazca el bebé. Esta se
puede cerrar totalmente o quedar levemente abierta.
Optaré por esta explicación, para que no surjan mas dudas. **

¿Has lamido el piso del baño de hombres del Yankee Stadium? Yo tampoco.
Pero ahora ya sé lo qué se siente.
Sí, tenemos resaca. Es el infierno. Olvídate de los drones. ¿Si el ejército pudiera dar
rienda suelta a este sentimiento? Habría paz en el mundo para todos.
Estoy en la oficina del ginecólogo de mi madre. Bogum y Jimin vinieron por apoyo
moral. ¿Nos ves allí? Alineados en las sillas, como tres delincuentes esperando
fuera de la oficina del director. Jimin lleva gafas de sol aunque estamos dentro,
leyendo un folleto sobre el nuevo viagra femenino. Bogum está dormido, boca
abierta, cabeza inclinada y apoyada contra la pared detrás de nosotros. Mi madre
está aquí también, ojeando una revista sin leer ninguna palabra.
Y yo solo estoy sentado, tratando muy duro de no mirar las fotos de los bebés recién
nacidos que cubren las paredes.
Bogum deja salir un ronquido y Jimin lo golpea en las costillas con su codo.
Despertando él farfulla—. ¡Bolas de mono bombardeadas con banana!
Todos lo miramos inquisitivamente.
Y él se da cuenta de dónde está—. Lo siento. Una pesadilla —Entonces recuesta su
cabeza contra la pared, los ojos cerrados—. Me siento como un taburete con gases
—Jimin y yo asentimos al unísono. Y Bogum jura solemnemente—. Nunca voy a
beber otra vez. Voy a ser legítimo.
Su primo se burla—. He oído eso antes.
—Lo quiero decir esta vez. No más alcohol para mí. De aquí en adelante, hierba
solamente.
Sí. Eso tiene sentido.
Una enfermera en bata azul llama mi nombre. Mi madre y yo nos levantamos y
entramos en la primera sala de examen a la izquierda.
Me quito la ropa y me pongo la bata plástica rosada, con una abertura en el frente,
por supuesto.
Es mejor para verte, pequeña caperucita roja.
Me siento en la mesa, el forro de papel crujiendo debajo de mí. Mi madre está
parada a mi lado, frotando mi brazo solidariamente. Y entra el doctor.
Echa un vistazo. Barba blanca. Mofletes. Gafas redondas. Dale un sombrero rojo, y
podría montar totalmente esa última carroza en el desfile del día de acción de
gracias de Macy.
¿Tengo que ir a la tercera base con Santa Claus? ¿Estás bromeando?
La navidad nunca será lo mismo.
—Hola, Taehyung. Soy el doctor Witherspoon. El médico de cabecera de tu madre,
Joan Bordello, está de vacaciones…
Claro que ella lo está.
—Y yo estoy sustituyéndola —Baja la mirada al archivo en su mano—. A juzgar por
la fecha de tu último ciclo fértil, ¿estás casi de seis semanas en el primer trimestre?
Asiento.
—¿Y has tenido un poco de sangrado y cólicos?
—Sí.
—¿Puedes describir la sangre para mí, por favor? ¿El color? ¿Hubo algún coágulo?
Mi voz es áspera—. Empezó rosado pardusco. En el camino hacia el hospital había
un chorro...de sangre de color rojo brillante... y luego... se volvió marrón. Yo no... no
creo que hubiera algún coágulo.
Asiente con la cabeza, y sus ojos son amables—. He leído el informe del médico de
urgencias, pero me gustaría echar un vistazo yo mismo. ¿Está bien, Taehyung?
Fuerzo una sonrisa—. De acuerdo. Y puede llamarme Taehyung, todo el mundo lo
hace.
—Está bien, Taehyung. Cuando estés listo, deslízate hasta el borde de la mesa y
apoya los pies en los estribos, por favor.
Mientras sigo sus indicaciones, él rueda un carro con un monitor y un teclado
encima. Y entonces recoge una larga varita plástica blanca que parece... bueno…
como un consolador.
Para un elefante.
Levanto mi cabeza de la mesa—. Eh... ¿Qué es eso?
—Esto es un ultrasonido interno. Da un poco de miedo, lo sé...
No jodas, Santa.
—... pero no dolerá.
Y entonces saca un paquete de papel aluminio, lo abre y rueda un condón extra
grande sobre el consolador de elefante.
No es broma. No puedo inventarme todo esto aunque lo intente.
—Sólo trata y relájate, Taehyung.
Seguro. No hay problema. Solo voy a fingir que estoy en el spa. Teniendo un
masaje en el ano.
Inserta la varita cuidadosamente. Y me estremezco. El cuarto está en silencio
mientras él mueve hacia adelante y atrás el instrumento. No mentía, no es doloroso.
Sólo... desconcertante.
—¿Todavía estás experimentando algún calambre?
Miro el techo con azulejos color beige, evitando deliberadamente la pequeña
pantalla.
—No. No desde la noche anterior —Estoy seguro que el alcohol y la marihuana
deshabilitaron cualquier nervio de dolor en mi cuerpo.
Oigo los golpecitos de botones en el teclado, y él retira la varita—. Puedes sentarte
derecho ahora, Taehyung —Lo hago—. ¿Ves ese parpadeo, justo ahí?
Mi mirada se posa sobre la pantalla, donde está señalando—. Sí.
—Ese es el latido de tu bebé.
La respiración escapa de mis pulmones. Y estoy horrorizado—. Quiere decir… sigue
estando... ¿vivo?
—Correcto.
Mis manos se aprietan y siento las lágrimas surgir, listas para escapar como un
dique debilitado—. ¿Cuándo va a... cuánto tiempo tomara antes de que...yo
complete el aborto?
Él cubre mis manos con una de los suyas—. Basado en mi examen, tus niveles
hormonales, y lo que me dijiste, no veo por qué deberías.
Mi cabeza se levanta—. Espere… ¿qué? Pero el doctor de anoche dijo…
—Puede ser difícil, así de temprano para detectar un ritmo cardíaco fetal con un
ultrasonido tradicional. En cuanto a la hemorragia, algunas manchas en el primer
trimestre es algo muy común. Ahora, sin embargo, tu sangre está trabajando
normal, y la frecuencia cardíaca fetal es normal.
Todos estos factores indican que es un embarazo normal que debe progresar a
término.
Los brazos de mi madre se envuelven alrededor de mis hombros, aliviados y
emocionados. Pero necesito más—. Está diciendo... ¿Puedo mantenerlo? ¿Voy a
tener al bebé?
El Dr. Witherspoon suelta una risita.
Es un excelente sonido.
—Sí, Taehyung. Creo que vas a tener a este bebé. Su fecha está programada para
el 20 de octubre. Felicitaciones.
Cubro mi boca y las lágrimas fluyen. Estoy sonriendo con tanta fuerza que me duele
la cara. Y abrazo a mi madre—. Mamá...
Ella se ríe—. Lo sé, cariño. Estoy muy feliz por ti, te amo tanto.
—Yo también te amo.
Así es como debería haber sido la primera vez. Sin miedo. Sin dudas. Sólo júbilo.
Euforia.
Es el momento más maravilloso de mi vida.

***

Me visto con mi ropa más rápido que una esposo infiel al ser atrapado en el acto e
irrumpo en la sala de espera.
Jimin y Bogum me miran con sorpresa—. ¡Todavía estoy embarazado! ¡No estoy
teniendo un aborto!
Se levantan.
—¡Santa mierda!
—¡Yo sabía que el Dr. Imbécil no reconocía su culo de su codo!
Sonrisas y abrazos se pasan alrededor como ácido en Woodstock.
Y mi mejor amigo me pregunta—. Entonces, ¿supongo que ya has tomado la
decisión? ¿Lo vas a tener?
Mis manos bajan hasta mi estómago, ya imaginando el latido.
—Hasta que cumpla los dieciocho años y vaya a la universidad. Y aun así, podría
hacerle vivir en casa y viajar.
Él asiente, otorgando el codiciado sello de aprobación de Park Jimin.
Bogum cae de rodillas delante de mí—. Oye, ahí. Soy el tío Bogum —Entonces
levanta la mirada, preocupado—. Puedo ser el tío Bogum, ¿verdad? Déjame ser el
tío Bogum. La única oportunidad que tengo es Jimin, y quién sabe qué fenómeno de
la naturaleza va a expulsar.
Jimin le golpea en la cabeza.
Y me río—. Sí. Puedes ser el tío Bogum.
—Dulce —Vuelve su atención a mi estómago—. Oye, niño. No te preocupes por
nada, voy a contarte todo lo que necesites saber. Repite conmigo: Rodamiento,
ruedas.
Jimin sacude su cabeza—. No te puede entender, idiota. Es como del tamaño de un
renacuajo.
—Después de anoche, es probablemente un renacuajo agotado. Pero está bien,
¿no? Podrá construir una tolerancia, sacar pelo en el pecho.
Jimin sonríe—. ¿Y si es una niña?
Bogum se encoge de hombros—. A algunos hombres les gustan las chicas con
pechos peludos. Te sorprenderías.
Me alejo del intercambio de Tweedledum-Tweedledee y camino por el pasillo hasta
el Dr. Witherspoon. Mis palabras salen aturdidas. Culpables—. ¿Disculpe? Siento
molestarle... pero... anoche... estaba enojado y yo... bebí alcohol y fume cigarrillos
—Bajo mi voz—. Y marihuana. Mucho.
Un montaje de Informe de Noticas Especiales parpadea en mi mente:
Síndrome de alcoholismo fetal.
Súper-prematuros.
Bajo peso al nacer.
Pone su mano en mi hombro para tranquilizarme.
—No eres el primero en participar en algunas... conductas poco saludables antes de
saber que estaba embarazado, Taehyung. Los bebés en el útero son más
saludables de lo que crees. Tienen la capacidad de superar la exposición
momentánea a drogas y alcohol. Así que mientras te abstengas de ahora en
adelante de estas sustancias, esto no debería tener ningún efecto duradero.
Lanzo mis brazos alrededor de su cuello, casi haciéndolo caer.
—¡Gracias! Gracias, Dr. Santa, ¡éste es el mejor regalo de navidad que me han
dado nunca!
Corro de regreso a Jimin y Bogum—. ¡Me dijo que está bien! —Saltamos hacia
arriba y hacia abajo en un círculo, como tres niños en el patio haciendo Al corro,
corrito​**
Y es casi perfecto. Casi. Porque hay algo que falta.
Alguien.

Al corro, corrito: ​Canción infantil//**


**//​

La única persona en la tierra que debería estar tan feliz como yo lo soy en este
momento. Debería estar aquí. Debería estar recogiéndome en sus brazos, girando
conmigo y besándome hasta que me desmaye.
Y entonces debería estar diciéndome que por supuesto que el bebé está bien,
porque su esperma de súper machote es indestructible.
¿No puedes solo verlo?
Pero él no está aquí. Este es el modo en que son las cosas. Me gustaría decir que
no hace daño, que no lo extraño, que realmente no me importa ya. Pero eso sería
una gran mentira. Amo a Jungkook. No me puedo imaginar alguna vez no
amándolo. Y quiero compartir esto con él, más que nada.
Pero no siempre conseguimos todo lo que queremos, a veces tenemos que estar
agradecidos por lo que tenemos. Y yo lo estoy. Agradecido, quiero decir. Feliz.
Porque voy a tener al bebé y a cuidarlo. Y no tengo que hacerlo solo. Entre mi
madre y George, Jimin y Bogum, no habrá ninguna escasez de manos que ayuden.
Él va a ser amado lo suficiente como para diez bebés.
Hace cuarenta y ocho horas, no sabía de lo que era capaz, de qué clase de acero
bombeaba en mis venas. Ahora lo sé. Y supongo que es la moraleja de la historia.
Tienes que caer, rasparte las manos y rodillas, antes de saber que tienes la
habilidad para recoger los pedazos de ti de nuevo.
Así que no te preocupes por mí. Voy a estar bien. Al final, voy a estar genial.
Nosotros vamos a estar genial.

***

Estacionamos en el aparcamiento trasero del restaurante y mi madre entra por la


puerta trasera. Dejó a George con la llave de dotación, y está un poco impaciente
por asegurarse de que él solo no la hunda.
Mientras que Jimin, Bogum y yo caminamos con menos prisa, Jimin me pregunta—.
¿Cuál es el plan, Tae?
Tomo una respiración profunda y escudriño el cielo. Y se siente como un nuevo día.
Una página en blanco. Un fresco comienzo. Más clichés, lo sé.
Pero aun así, tan cierto.
—Voy a quedarme aquí otro día o algo así. Sólo... recargando. Entonces voy a
volver a Nueva York. Y Jungkook y yo vamos a tener una larga charla. Tengo
algunas cosas que decir, y él me va a escuchar, lo quiera o no.
Él golpea mi hombro—. Ese es mi chico. Dale un infierno al bastardo.
Sonrío. Bogum nos abre la puerta pero no sigo a Minnie dentro. Él pregunta—.
¿Vienes, Tae?
Señalo con mi pulgar sobre mi hombro—. Voy a ir a dar un paseo. Despejar la
cabeza, ¿sabes? ¿Le dices a mi mamá por mí?
Asiente—. Seguro. Tómate tu tiempo. Estaremos aquí cuando regreses.
La puerta se cierra detrás de ellos.
Y camino a mi auto.

***
Así que ahí está. Estás enterado de todo hasta ahora. Esa es mi historia. Fue una
película, ¿eh?
Mi padre me traía a este parque cuando yo era joven. Incluso entonces, cuando
recién fue construido, nunca fue muy concurrido. No sé por qué el pueblo eligió este
lugar para construir, es un lugar insólito para un parque infantil. No hay desarrollos
habitacionales o complejos de departamentos cercanos. Y no se puede ver desde la
carretera principal, está fuera del golpeado camino.
El tiempo no ha sido amable con el marco de metal del columpio y el acero
ondulado de las cadenas. Están oxidadas, desvanecidas y descoloridas de los
animados colores que alguna vez tuvieron. Todavía... es hermoso aquí, de una
manera industrial y moderna. Es solitario. Pacífico.
Y necesito tanto de eso como puedo conseguir. Porque pensar en lo que viene a
continuación, está más allá de mí. No voy a mentir, es aterrador. Se siente... como
mudarse a una nueva casa. Emocionante, pero también destroza los nervios.
Porque no sabes dónde está la gasolinera más cercana, o el número de los
bomberos locales. Quedan tantas cosas por aprender.
He leído que los bebés pueden oír lo que está pasando fuera del útero. Que nacen
sabiendo el sonido de la voz de su madre o padre. Me gusta la idea.
Bajo la mirada a mi vientre—. Oye, renacuajo. Lo siento por cada cosa que ha
estado pasando últimamente. Mi vida generalmente no es tan dramática. Aunque
Jungkook probablemente no estaría de acuerdo conmigo en eso. Él tiende a pensar
que soy un rey del drama total.
Jungkook. Eso va a ser difícil. Podría empezar ahora, la práctica hace la perfección.
Mi mano se apoya contra mi estómago, acunándolo—. Sí…tu padre. Tu padre es
como una estrella fugaz. Cuando está alrededor, todas las otras luces en el cielo
sólo... se desvanecen. Porque él es tan vibrante, no puedes quitar tus ojos de
encima. Al menos nunca he podido.
Muerdo mi labio. Y veo como un halcón se eleva por encima de mi cabeza.
Luego continúo—. Nos amamos. No importa lo que pasó o pasará de aquí en
adelante, es importante que tú sepas que estábamos enamorados. Tu padre me
hizo sentir que yo era todo lo que importaba para él. La única cosa. Y yo siempre
estaré agradecido por eso. Espero que lo conozcas algún día. Porque en realidad es
verdaderamente… genial —Me río suavemente—. Cuando no está demasiado
ocupado siendo un asno.
Cuando termino de hablar el aire se instala y todo está en calma durante varios
minutos. Es tan diferente de los parques de la ciudad, con sus bocinazos de coches,
niños gritando y pasos de trote. Es sereno.
Así que cuando una puerta se cierra repentinamente cerca, me asusta. Mi cabeza
se mueve hacia el sonido.
Y ahí es la última persona que pensé que vería aquí, en Greenville, en este
momento.
Es Jungkook.
CAPITULO 15
Se ve horrible. Sorprendentemente, increíblemente horrible.
Sus ojos están enrojecidos, su rostro pálido, hay un rastrojo de unos días en su
barbilla, y a pesar de todo eso, es todavía el hombre más guapo que he visto.
Mirar a otro lado sencillamente no es posible.
Jungkook también está mirando. Su mirada es inquebrantable, bebiendo de mí,
quemándome.
Permanecemos así durante un minuto. Y luego camina hacia mí. Sus pasos son
seguros y concentrados, como si estuviera marchando hacia una reunión de
negocios con toda su carrera en la línea.
Se detiene a pocos metros de distancia.
Pero se siente mucho más lejos.
Y todo lo que había planeado decirle en Nueva York vuela fuera de mi cabeza.
En lugar de eso, empiezo fácil—. ¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Primero fui a la cafetería, vi a tu madre en la cocina. Ella dijo que no sabía dónde
estabas. Y me miraba como si quisiera cortarme la polla y ponerla en el menú. Así
que me fui al frente, y me topé con Park. Me dijo que probablemente estarías aquí.
Por supuesto, Bogum sabría dónde estaba. Justo como sabía que yo quería que me
enviara a Jungkook.
—¿Te hizo eso en tu cara? —Estoy hablando del verdugón del tamaño de un puño
en su mejilla izquierda. Parece fresco, empezando a hacer un cardenal.
Lo toca con cautela—. No. Jimin estaba con él.
No hay sorpresas. Aunque no creo que su corazón estuviera realmente en él.
¿Si Minnie en serio quería hacerle daño a Jungkook? No hubiera perdido su tiempo
con su rostro, habría ido directamente a la entrepierna.
—¿Qué quieres, Jungkook?
Deja salir un corto ladrido de risa, pero sin humor detrás—. Esa es una pregunta
capciosa —Luego se pierde en el horizonte—. No pensé que te irías de Nueva York.
Levanto una ceja, interrogante—. ¿Después de tu espectáculo? ¿Qué pensaste que
haría?
—Pensé que me maldecirías, tal vez me golpearías. Pensé que me elegirías…
Incluso si era sólo para impedir que alguien más me tuviera.
Celos. El arma de elección de Jungkook. Lo usó cuando pensó que quería regresar
con Bogum, ¿recuerdas?
—Bueno, te equivocaste.
Él asiente tristemente—. Así parece —Sus ojos encuentran los míos por un largo
momento. Y su frente se arruga un poco—. ¿Estabas... feliz... conmigo, Taehyung?
Porque yo estaba muy feliz. Y pensé que tú también lo estabas.
No puedo evitar la pequeña sonrisa que llega a mis labios. Porque recuerdo—. Sí,
estaba feliz.
—Entonces dime, ¿por qué? Me debes al menos eso.
Mis palabras salen lentas, un murmullo de tristeza rebosa cada sílaba—. No lo
planeé, Jungkook. Tienes que saber que no quería que sucediera. Pero pasó. Y la
gente cambia. Las cosas que queremos cambian. Y ahora, tú y yo queremos dos
cosas muy diferentes.
Toma un paso hacia mí—. Quizá no.
Estoy tratando de no leer más allá del hecho de que está aquí. No quiero tener
esperanza. Porque la esperanza realmente flota, como un trozo de madera sobre
una ola. ¿Pero si resulta ser infundada?
Se rompe contra las rocas, rompiéndote en unos mil pedazos.
—¿Qué significa eso?
Sus palabras son cuidadosas. Planeadas—. Estoy aquí para renegociar los términos
de nuestra relación.
—¿Renegociar?
—Le he dado muchas vueltas. Te fuiste justo de Park a mí, saltando con ambos
pies. Tu nunca has... engañando. Jugado en el campo. Así que... si quieres conectar
con otras personas —Aprieta su mandíbula, como si las palabras estuvieran
tratando de quedarse dentro, y él tuviera que obligarlas a salir—. Yo estoy bien con
eso.
Mi cara se llena de confusión—. ¿Has venido hasta aquí, para decirme que
quieres... ver a otras personas?
Traga duro—. Sí. Ya sabes, mientras yo todavía esté en la rotación.
El sexo siempre ha sido una prioridad para Jungkook. De esto se trata, ¿verdad?
No quiere el bebé, pero no quiere dejar de acostarse conmigo tampoco. Tener su
pastel y todo eso. Sin ataduras.
Es como un episodio de Jerry Springer.
—¿Cómo funcionaría eso exactamente, Jungkook? ¿Un polvo rápido en nuestro
almuerzo? ¿Una llamada a medianoche? ¿Sin hablar, sin preguntas?
Parece enfermo—. Si eso es lo que quieres.
Y estoy tan... decepcionado. Asqueado.
Con él.
—Vete a casa, Jungkook. Estás perdiendo tu tiempo. No tengo ningún deseo de
jugar en el campo en este particular momento de mi vida.
Esto lo toma por sorpresa—. Pero... ¿por qué no? Pensé... —se va a la deriva. Y
entonces sus ojos se endurecen—. ¿Esto es sobre él? ¿En serio estás diciéndome
que toda está mierda es porque él significa tanto para ti?
No me gusta su tono. Es despectivo, burlándose. ¿Dije que era una mariposa
antes? Nop. Soy un maldito león.
—Significa todo para mí —Lo señalo con mi dedo—. Y no dejaré que me hagas
sentir mal por ello.
Se estremece, como si lo acabara de electrocutar con una pistola de aturdimiento.
Cinco mil voltios directamente en su pecho. Pero luego se recupera.
Y dobla sus brazos obstinadamente. Completamente, sin arrepentimiento—. No me
importa. Eso no importa una mierda.
Si llenas un neumático con aire en exceso, empujándolo más allá de su límite,
¿sabes qué pasa?
Explota.
—¿Cómo puedes decir eso? ¿Qué diablos te pasa?
Se vuelve a mí—. ¿Hablas en serio? ¿Qué pasa contigo? ¿Estás drogado? ¿Tienes
algún jodido trastorno de personalidad que no he descubierto? ¡Dos años,
Taehyung! Por dos años te he dado todo... y tú... sólo lo tiraste al desagüe.
—¡No digas eso! ¡Los dos últimos años han significado todo para mí!
—Entonces actúa como tal. ¡Jodido Dios todopoderoso!
—¿Cómo voy a actuar, Jungkook? ¿Qué quieres de mí?
Grita—. ¡Quiero cualquier parte de ti que estés dispuesto a darme!
Caemos en silencio.
Respirando con dificultad.
Mirando fijamente al otro.
Y su voz es baja. Derrotada—. Voy a tomar lo que sea, Taehyung. Solo... no me
digas que terminó. No aceptaré eso.
Doblo mis brazos sobre mi pecho, y el sarcasmo crepita en el aire como estática—.
No parecías tener problema aceptándolo cuando tu lengua estaba en la garganta
del stripper.
—La hipocresía realmente no se ve bien en ti, Taehyung. Me redujiste a cenizas.
Creo que merecías un poco de tu propia jodida medicina.
Ves esto todo el tiempo. En las revistas de celebridades, en la televisión. Un minuto,
las parejas son como almas gemelas, nunca se habían sentido así, saltando de
arriba y abajo en el sofá de Oprah enamorados. Y al siguiente, están atacándose
unos a otros, arrastrando a los abogados a la batalla por el dinero, o casas... o los
niños. Siempre me pregunté cómo sucede eso.
Echa un vistazo. Así es cómo.
—Bueno, unas palmaditas para ti en la espalda, Jungkook. ¿Querías hacerme
daño? Lo has hecho. ¿Te sientes mejor?
—Sí, estoy emocionado. Un regular campista feliz. ¿No puedes decirlo?
—¿Puedes dejar de actuar como un niño por cinco minutos?
—Depende. ¿Puedes dejar de actuar como una perra sin corazón?
Si estuviera lo suficientemente cerca, lo abofetearía.
—¡Te odio!
Él sonríe fríamente—. Considérate afortunado. Ojalá pudiera odiarte, oré por ello.
Para sacarte de mí sistema. Pero todavía estás ahí, debajo de mi piel, como una
fatal y maldita enfermedad.
¿Has trabajado en uno de los crucigramas del periódico? Estás decidido a
terminarlo, empiezas tan seguro que puedes, pero luego se vuelve muy difícil. Muy
agotador.
Así que te rindes. Solo has...terminado.
Presiono una mano en mi sien. Y aunque trato de poner un frente fuerte, mi voz sale
pequeña—. No quiero hacer más esto, Jungkook. No quiero pelear. Podemos seguir
y seguir dando vueltas así todo el día, pero no va a cambiar nada. No tendré media
relación contigo. Eso es no-negociable.
—¡Mentira! Todo es negociable. Depende de cuánto están dispuestas a doblar las
partes —Y luego está rogando—. Y lo haré, Taehyung, me doblare. Ódiame todo lo
que quieras, pero no me dejes.
Y parece tan abatido. Desesperado. Tengo que dejar de reconfortarlo. De ceder, de
decir que sí. Hace unos días lo habría hecho. Habría saltado en la oportunidad de
comer de sus migajas. Para mantenerlo en mi vida, de cualquier forma que pudiera.
Pero hoy no.
Porque esto ya no es sólo sobre mí—. Ahora soy un acuerdo global. Tienes que
querernos a los dos.
Sus puños se agitan en el aire, buscando algo que golpear—. ¿De qué diablos estás
hablando? —ruge—. ¡Esto es como estar atrapado en una jodida película de Tim
Burton, donde nada tiene sentido! ¡Nada de esto tiene un maldito sentido!
—¡Me refiero al bebé! No voy a llevar a un bebé en una relación donde no lo
quieren. No es justo. No está bien.
No pensé que era posible que una persona se pusiera más pálida de lo que
Jungkook estaba cuando llegó por primera vez y seguir con vida. Pero me
equivoqué.
Porque su rostro se pone más blanco. Cerca de dos tonos.
—¿Qué? ¿Qué es... —me escudriña tratando de ver la respuesta antes de
preguntar—... estás embarazado?
Te hace pensar que tan duro le golpeo Jimin, ¿no?
—¡Por supuesto que estoy embarazado!
Toma un paso adelante. Y su rostro parece ser una de esas máscaras de teatro,
horror y esperanza de lado a lado—. ¿Es mío?
No respondo enseguida porque estoy muy sorprendido por la pregunta.
—¿De quién…de quién más sería?
—Bob —Dice como algo natural. Como si realmente creyera lo que está hablando.
—¿Bob?
—Sí, Taehyung. Bob. El tipo que significa todo para ti. Obviamente le has estado
follando, ¿cómo diablos sabes que el bebé no es suyo?
Me paseo a través de mi Rolodex​** ​mental, buscando un Bob, tratando de averiguar
por qué, en nombre de Dios, Jungkook piensa que lo estaría follando—. El único
Bob que conozco es... es Roberta.

**//​ ​Rolodex: e​ s un dispositivo de archivo de rotación que se utiliza para almacenar información de contacto comercil.//**

Esto toma el viento lejos de sus velas—. ¿Quién?


—Roberta Chang. Bobbie, Bob. Fui a la escuela con ella. Es una ginecóloga. Me
viste ir a su oficina la noche que me seguiste. Es cómo sabías que...
Sus ojos se ensanchan, pensando. Y entonces sacude la cabeza con incredulidad.
En negación.
—No. No, te vi con un tipo. Te encontraste con él. Te levanto y te abrazó. Te besó.
Él tenía comida.
Me toma un momento procesar sus palabras, y luego recuerdo—. Oh, ese fue
Daniel. El marido de Roberta. También vivía con nosotros durante la carrera. Se
mudaron a la ciudad hace unos meses. Te hablé acerca de ellos.
La expresión de Jungkook es ilegible. Luego toma una mano y se frota la cara, duro,
como si quisiera raspar su piel—. Está bien, sólo... sigue conmigo por un segundo.
¿Cuándo escribiste el nombre de Bob en tu calendario, hablabas de Roberta, quien
es una mujer y ginecóloga con la que fuiste a la escuela en Boston?
—Sí.
—Y el tipo con el que te vi, en el estacionamiento, ¿es su marido y un amigo tuyo?
—Sí.
Su voz es fuerte. Tensa—. ¿Y crees que hemos estado luchando todo este tiempo
porque...?
—Porque no quieres que yo tenga al bebé.
¿Has visto un rascacielos demolerse? Yo sí. Colapsa. De arriba hacia abajo, para
no dañar los edificios de al lado. Y eso es exactamente lo que Jungkook hace.
Frente a mis ojos. Él se derrumba.
Sus piernas ceden y cae de rodillas—. Oh, Dios... Jesucristo... No puedo creer...
joder... Soy un idiota... tan estúpido...
Y yo voy abajo con él—. ¿Jungkook? ¿Estás bien?
—No, no, Taehyung... Estoy lejos de estar bien, es algo que asusta.
Tomo sus manos y sus ojos encuentran los míos. Y así, todo tiene sentido.
Finalmente.
Las cosas que hizo.
Las cosas que dijo.
Todo encaja como la última pieza de un mosaico.
—¿Creías que estaba teniendo un amorío?
Asiente—. Sí.
El mundo da vueltas y apenas estoy respirando—. ¿Cómo pudiste pensar eso?
¿Cómo puedes creer que era posible que te engañara?
—El nombre de un tipo estaba en tu calendario... y mentiste....y te vi abrazando a
ese hombre. ¿Cómo pudiste pensar que no quiero a un bebé? ¿Nuestro bebé?
—Me dijiste que tuviera un aborto.
Sus manos se aprietan alrededor de las mías—. Yo nunca te diría eso.
—Lo hiciste. Me dijiste que acabara con esto.
Niega con la cabeza y gime—. Que pusieras fin a la aventura, Taehyung. No al
bebé.
Mi barbilla se levanta defensivamente—. Pero yo no estaba teniendo una aventura.
—Bueno, yo no sabía esa mierda.
—Bueno, deberías haberlo sabido.
Aparto mis manos de las suyas y lo empujo por los hombros—. ¡Dios, Jungkook! —
Me levanto, necesitando alejarme de él, porque es demasiado—. ¡No puedes tratar
a la gente así! ¡No puedes tratarme así!
—Taehyung, yo….
Me giro y lo señalo con el dedo—. ¡Si me dices que lo sientes, voy a patear tus
pelotas tan arriba que van a ser tus cuencas oculares, lo juro por Dios!
Cierra la boca. Movimiento inteligente.
Empujo mi pelo fuera de mi cara. Y camino de un lado a otro.
¿Se supone que debería sentirme mejor ahora? ¿Porque realmente fue un error?
Si una casa es destruida por un rayo, ¿crees que los dueños estarán animados por
el hecho de que el rayo no pretendía atacar su casa?
Por supuesto que no.
Porque el daño ya está hecho.
—Lo arruinaste, Jungkook. Estaba tan emocionado de contarte... y ahora cada vez
que pienso en ello, todo lo que recordaré será lo horrible que ha sido todo esto —
Dejo de caminar. Y mi voz tiembla—. Te necesitaba. Cuando vi la sangre... cuando
me dijeron que estaba perdiendo al bebé...
Jungkook extiende la mano hacia mí, aún en sus rodillas—. Cariño, no sé qué estás
diciendo...
—¡Por qué no estabas aquí! ¡Si hubieras estado aquí entonces lo sabrías, pero tú
no estabas! Y... —Mi voz se quiebra y las lágrimas desdibujan mi visión—. Y tú lo
prometiste. Prometiste no hacer esto... —Cubro mi cara con mis manos, y lloro.
Lloro por cada segundo de inútil dolor. Por la grieta que está todavía entre nosotros,
y por las decisiones estúpidas que creó. Y no me refiero sólo a las suyas.
Soy un chico grande, acepto mi parte de culpa.
Jungkook puede haber apretado el gatillo, pero yo cargué el arma.
—Taehyung... Taehyung, por favor... —sostiene su mano hacia mí—. Por favor,
Taehyung.
Se ve destrozado. Y lo sé, sé que no soy el único que ha sufrido.
Aun así, niego con la cabeza. Porque sólo existen repeticiones en los juegos del
patio. La vida real no tiene devoluciones.
—No, Jungkook —Giro mi espalda hacia él y camino hacia el coche.
Pero sólo doy unos pasos antes de hacer una pausa y mirar hacia atrás.
¿Lo ves?
Sobre sus rodillas, la cabeza en sus manos. Como un hombre esperando al
verdugo.
Cuando pienso en Jungkook, dos palabras siempre se destacan: pasión y orgullo.
Están arraigadas. Quién es. Las discusiones, el trabajo, el amor, es lo mismo para
él. Toda una máquina. Sin dudarlo, sin contenerse. Y Jungkook sabe lo que vale. No
se establece. No se compromete. No tiene que hacerlo.
—¿Por qué estás aquí? —susurro, tan bajo, que no sé si me escuchó.
Pero su cabeza se levanta—. ¿Qué quieres decir?
—¿Pensaste que te engañé?
Hace una mueca—. Sí.
—¿Pensaste que podía estar enamorado de alguien más? —Él asiente—. Pero…
viniste por mí. ¿Por qué?
Sus ojos viajan por mi cara. Es la forma en que me mira por la mañana, cuando se
despierta antes que yo. Es la forma en que me mira cuando piensa que no estoy
mirando.
—Porque no puedo vivir sin ti, Taehyung. Ni siquiera sé cómo intentarlo.
Yo estaba en inglés avanzado en la escuela secundaria. Durante semanas,
analizamos Cumbres Borrascosas de Emily Brontë. En la mayoría, Heathcliff es el
villano. Es a menudo cruel, despiadado. Y como lector, se supone que lo odio. Pero
nunca he podido. Porque a pesar de todos sus despreciables actos, amaba tanto a
Cathy.
Acompáñame siempre —adopta cualquier forma— ¡vuélveme loco! Solo no me
dejes en este abismo, donde no te encuentro.... ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No
puedo vivir sin mi alma!
Algunos de ustedes van a decir que debería haber castigado más a Jungkook. Pero
él va a hacer un mejor trabajo del que yo nunca podría. Otros van a decir que debí
haberlo hecho trabajar más. Pero todos sabemos que lo hará.
Y a veces, el perdón es egoísta. Lo damos no porque se lo ganaron, sino porque es
lo que necesitamos. Para encontrar la paz. Estar completos.
Puedo vivir sin Jeon Jungkook. Ahora, lo sé. ¿Pero si tuviera una opción?
No quiero ni siquiera intentarlo.
Hay sólo una docena de pasos que nos separan, y corro todos y cada uno de ellos.
Me tiro a él, y me atrapa. Envuelve sus brazos alrededor de mí y me abraza, y no
puedo hacer que el aire entre en mis pulmones.
Pero no importa. Porque Jungkook me está sosteniendo, ¿quién necesita respirar?
—Lo siento, Taehyung... Dios, lo siento tanto, joder —Suena tan desolado. Y
lágrimas surgen de mis ojos—. No pensé que alguna vez... cuando dijiste...
—Shh... No quise decirlo. Lo juro por Jiwoo que no quise decir nada de eso. Nunca
quise... —entierra su cara en mi cuello y su arrepentimiento escapa de sus ojos y
penetra en mi camisa.
Me presiono más contra él—. Lo sé, Jungkook. Sé que no —Sus manos recorren mi
pelo, acarician mi cara, brazos y espalda.
—Te amo, Taehyung. Te amo tanto.
El año pasado, Jungkook y yo fuimos a Japón. Un día nos detuvimos en una tienda
de árboles de bonsáis. Tienen un aspecto extraño, ¿no crees? Con sus raquíticos
troncos y ramas retorcidas. El dueño de la tienda nos dijo que son los nudos y las
torceduras los que lo hacen fuerte, que impiden que se astille incluso durante la
tormenta más dura.
Así es como somos Jungkook y yo.
Sus labios tocan mi frente, mis mejillas. Tiene mi cara en sus manos y yo enmarco
la suya con las mías. Y nos besamos. Nuestras bocas se mueven en sincronía,
feroces y hambrientas, tierno y lento. Y todo lo demás, cada lesión, cada palabra
dura, se derrite lejos como la nieve al sol.
No tiene importancia. Porque estamos juntos. Encontraremos nuestro camino.
Jungkook presiona su frente contra la mía, y luego su mano cubre mi estómago.
Su tacto es reverente y su voz está atemorizada—. ¿Estamos realmente teniendo
un bebé?
Me río, aunque todavía están cayendo las lágrimas—. Sí. Lo estamos. ¿Realmente
quieres?
Limpia la humedad de mis mejillas—. ¿Contigo? ¿Estás demente? Es una de las
pocas fantasías que me queda. Tener veinte niños, darle a esos raros Duggar un
plazo por su dinero.
Me río otra vez, y se siente tan bien. Tan correcto. Pongo mi cabeza sobre el
hombro de Jungkook. Su rostro se reclina contra mi cabello, inhalando.
Y entonces promete—. Está bien, Taehyung. ​Vamos a estar bien ahora.
Y yo le creo.

CAPITULO 16
No sé cuánto tiempo nos quedamos así, en el suelo tranquilamente aferrándonos el
uno al otro, pero cuando nos levantamos, el sol se había movido hasta estar bajo en
el cielo, iniciando su descenso al anochecer. Jungkook me convenció de dejar mi
coche aquí, que regresaríamos por él más adelante. Está preocupado de que yo
esté demasiado cansado, demasiado emocional para conducir con seguridad. Por
una vez, no discuto con él.
Mientras nos conduce a la cafetería, mantiene una mano en el volante y la otra en
mí, mi muslo, mi hombro, o suavemente entrelazada con la mía. Y es un consuelo.
Maravilloso. Esperaba este momento, lo quería más de lo que he deseado algo.
Tenerlo aquí, conmigo, amándome, sinceramente nunca pensé que estaríamos
juntos así otra vez.
Es como una película. La reunión. La reconciliación. El final feliz.
El único problema es que en la vida real, no hay ninguna canción sonando de fondo.
Sin créditos rodando. En la vida real, tienes que​ lidiar con lo que sucede después​ de
la reunión. Las consecuencias de las cosas que se dijeron, las consecuencias de las
cosas que hiciste, que casi lo destruyen todo. Que todavía podrían.
Es por eso que vemos películas, porque la vida real nunca es tan fácil.
Y esto no quiere decir que no estoy muy feliz de una manera que completamente no
puedo describir. A pesar de lo que he dicho antes, hay un cálido confort en las
conocedoras palabras de Jungkook, el stripper, todo esto deriva de un terrible
malentendido.
Es la oración de cada persona a la que le han comunicado desgarradoras noticias.
Su hijo murió en un accidente de coche. Tiene cáncer en fase cuatro. La esperanza
está siempre en que el portador esté equivocado. Un problema con la identificación.
Un diagnóstico erróneo.
Un error.
Pero, ¿qué pasa después de los ―errores? ¿Después de haberlo aceptado como
verdad, o desperdiciado los ahorros de tu vida porque pensaste que sólo tenías una
semana de vida? ¿Qué haces entonces?
Seguir adelante. Reconstruir. Escalas tu camino del fondo con la determinación de
que no sólo la vida volverá a la normalidad, sino que será mejor y más dulce.
Porque en retrospectiva es más que 20/20. La perspectiva no sólo cambia cómo ves
las cosas, cambia lo que sientes. Y una vez que crees que lo has perdido todo,
valoras cada momento infinitamente más.
Nos detenemos en el estacionamiento del restaurante y entramos por la puerta
trasera de la cocina, tomados de la mano. Como dos adolescentes que no sólo
sobrepasaron su toque de queda, sino que se quedaron fuera toda la noche,
asustando a todo aquel que se preocupa por ellos casi hasta la muerte.
Mi madre se encuentra en el mostrador, picando furiosamente zanahorias crudas
con un reluciente cuchillo. No es difícil adivinar que está imaginando que la
zanahoria es algo completamente distinto. George se sienta en la mesa al lado de
Bogum. Minnie, al otro lado de él. Su teléfono celular en su oreja.
Cuando él nos pilla, dice en voz baja—. Están aquí. Te llamaré después —Y termina
la llamada.
Mi mamá levanta la cabeza. Golpea el cuchillo hacia abajo y se gira para
enfrentarnos. Luego se centra en nuestras manos unidas y fulmina con la mirada a
Jungkook.
—Tienes mucho valor al mostrar tu cara otra vez.
Jungkook toma un resignado aliento y trata de responder—. Solmi…
Mi mamá le corta—. ¡No quiero escucharlo! No puedes hablar —Apunta a mí—. Me
doy cuenta que mi hijo es un hombre adulto pero, ¿para mí? Él es mi bebé. Mi único
bebé. Y lo que le has hecho pasar es inexcusable.
Jungkook intenta otra vez—. Entiendo…
—¡Te dije que no puedes hablar! No hay nada que puedas decir que haga esto
mejor.
—Taehyung y yo…
—¡Cállate! Cuando pienso en cómo se veía cuando llegó… ¿Por qué crees que sólo
puedes entrar en su vida, después de las cosas que le dijiste? ¡Después de lo que
hiciste!
Jungkook mantiene la boca cerrada.
Y mi madre grita—. ¡Bueno, no te quedes ahí! ¡Responde!
Siempre he pensado de mi madre como la calma frente al caos. Racional. Esa
imagen está ahora totalmente quemada.
Jungkook abre su boca, pero no sale nada. En cambio, vuelve sus ojos perplejos a
mí. Y salgo al rescate—. Mamá, fue un horrible error. Jungkook no sabía sobre el
bebé.
—¡Dijiste que le habías contado sobre el bebé, y que su reacción fue contratar a un
stripper barato!
Y mi novio recién titulado creyó que era una buena idea señalar—. No era barato,
créeme.
Entierro las uñas en la palma de su mano para callarlo.
Luego explico a mi mamá—. No, no lo sabía. Pensó que yo estaba hablando de otra
cosa. Todo fue un malentendido.
Minnie interviene—. Ahora esa es una canción que he escuchado antes. Esa
melodía está empezando a ser muy vieja.
Ruedo mis ojos—. Ahora no, Min.
Mi madre cruza sus brazos y pisotea con su pie—. No puedo tenerlo bajo mi techo,
Taehyung. No es bienvenido aquí.
Y por esa razón nunca debes quejarte con tu familia sobre tu pareja. Ellos no lo
conocen como tú lo haces, seguro como el infierno que no lo aman como tú. Así que
nunca, jamás, le perdonaran como tú lo harás.
Aunque puedo ver de dónde viene mi mamá, tengo mucho en mi plato en este
momento. Y realmente no está ayudando en esta situación.
—Si ese es el caso, entonces no me quedaré aquí tampoco.
Mi mamá se ve conmocionada y sus brazos caen a sus lados.
Y Jimin dice—. Oye, idiota… —Jungkook mira en su dirección—. Sí, tú. Esta es la
parte donde se supone que dices que no quieres meterte entre Tae y su madre. Que
irás a alojarte en un hotel.
Jungkook resopla—. Supongo que no soy tan caballeroso. Yo me quedo con
Taehyung.
Dónde él vaya, yo voy.
Jimin sonríe—. Ay, es como Jack y Rose en Titanic —Levanta la mano—. ¿Quién
más está esperando que este idiota termine igual que Jack?
Lo ignoro y me concentro en mi madre. Cuya voz está implorando—. Ha sido un día
emotivo, Tae. Necesitas espacio, distancia, así puedes pensar claramente.
Niego con la cabeza—. No, mamá. He tenido toda la distancia que puedo aguantar.
Jungkook quiere a este bebé. Él me ama. Necesitamos hablar para arreglar las
cosas —Miro a Jimin—. Sin audiencia, ni participación.
Entonces me giro a mi madre—. Y esto no fue toda culpa suya. He cometido errores
también.
Como muchas madres, la mía es renuente a reconocer las fallas de su hijo—. ¿Eso
es lo que te dijo? ¿Qué es tu culpa?
—No, eso yo lo sé. Parte de esto es mi culpa, mamá —Suspiro—. Tal vez sería
mejor para todos si Jungkook y yo vamos a un hotel.
La testarudez es aparentemente hereditaria, porque ella dice entonces—. No. No te
quiero en un hotel. Si quieres que se quede, no voy a objetar. Pero no me gusta
—Fulmina a Jungkook—. Mantente lejos de mí, si sabes lo que es bueno para ti.
Entonces escapa fuera de la habitación.
George se levanta—. Debería ir a hablar con ella —Antes de irse, se vuelve a
Jungkook y sostiene su mano—. Me alegro de verte, hijo.
Jungkook suelta mi mano para sacudir la de George, que se transforma en el
abrazo-golpe-en-la-espalda. Es bueno saber que alguien lo hace, George.
George sonríe y sale detrás de mi madre.
A continuación, Bogum se levanta frente a nosotros. Si te fijas bien, puedes ver el
pecho de Jungkook inflarse, como un mono en la selva salvaje, preparándose para
luchar hasta la muerte por el último plátano.
—¿Hay algo que desees agregar, Park?
Bogum mira a Jungkook. Y entonces lo desestima, volviendo su mirada hacia mí.
—Le dije que estarías en el parque porque sabía que era lo que querías.
Sonrío amablemente—. Lo era. Y agradezco lo que hiciste. Ambos lo hacemos.
Empujo a Jungkook con mi codo. Él sólo se encoge de hombros, sin
comprometerse. Y Bogum dice—. No lo necesitas, Tae. Es así se simple.
—Lo amo, Bogum. Es así de simple.
Sostiene mi mirada por otro momento, y sacude la cabeza y levanta sus manos en
señal de rendición—. ¿Para el registro? Necesitas dos cubetas de terapia, como
ayer. Confía en mí, reconozco algo disfuncional cuando lo veo.
Cabeceo una vez—. Lo mantendremos en mente.
Jungkook se burla—. Lo que sea.
Jimin se levanta junto a Bogum y se dirige a Jungkook—. Voy a disfrutar viendo
como intentas salir del tanque séptico lleno de mierda que has cavado para ti
mismo. Eso va a ser mejor que cualquier cosa que puedo pensar en hacer —Agrega
como un pensamiento posterior—. Y si no lo es… tengo que ser realmente creativo.
No estés demasiado decepcionado por la falta de retribución de Minnie. Como el
verdadero amigo que es, él respeta mis decisiones, incluso si no está de acuerdo
con ellas. Sabe cuándo retroceder y dejarme encargarme de las cosas.
O… simplemente está comprometiendo su tiempo.
Jimin me tira en un abrazo y me dice al oído—. No dejes que joda su salida de ésta.
Los orgasmos múltiples son sólo una curita, no una cura.
Suelto una risita—. Gracias, Minnie.
Se gira a Bogum—. Vamos. Vamos a ver si JiHyun puede dejar de hacer el sucio
con el Sherriff Mitchell lo suficiente para hacernos algo de cenar.
Bogum hace una mueca—. Es muy pronto para bromear sobre eso.
Caminan por la puerta trasera, dejándonos a Jungkook y a mí por nuestra cuenta.
Dirijo mi mano a su bíceps—. George no es el único que está feliz de verte. En caso
de que no lo dijera antes… Estoy muy contento de que estés aquí.
Jungkook sonríe con ternura y toca mi mejilla—. Lo sé.

***

Subimos a mi cuarto y cierro la puerta detrás de mí. Camino alrededor de la cama y


me deslizo de mis zapatos, empujándolos. Las sombras se dibujan, y enciendo la
lámpara de la mesilla, llenando el cuarto con un cálido y tenue resplandor.
—Puede tomar algún tiempo para que mi madre entienda todo.
Probablemente no será muy agradable contigo mientras tanto.
Jungkook se sienta en el borde de la cama y se encoje de hombros—. No estoy
preocupado por tu madre.
—¿No?
—Ella te ama. Va a caer en línea cuando se dé cuenta de que soy lo que quieres.
Que te hago feliz. Lograr eso es mi única preocupación en este momento.
Estamos en silencio durante unos segundos. Me siento en la cama junto a él,
metiendo mis pies debajo de mis piernas. Frota sus palmas en sus muslos.
Pensando.
Luego, dice lo que obviamente está en su mente—. Así que… ¿Park ha estado aquí
todo el tiempo?
Aunque Jungkook habló con Bogum antes de venir a buscarme al parque, creo que
su presencia no se registró totalmente hasta ahora.
—Bogum vino a casa a visitar a JiHyun. Se detuvo en el restaurante unos días
después que llegué a casa.
—¿Y los dos han estado… saliendo?
Sé a dónde va con esto. Como un experto abogado, organizando su interrogatorio
con un testigo que está esperando que tropiece. Sentando las bases, construyendo
a la pregunta que volará el caso abierto.
Bajo la mirada a mi cama, incapaz de encontrarme con sus ojos. Sintiéndome
culpable, aunque técnicamente, no debería.
Los hábitos de Jungkook no son los únicos que no mueren. Como siempre, la
dilación es mi amigo.
—¿Esta es una conversación que quieres tener ahora? —pregunto.
Se ríe con dureza—. ¿Para el registro? Esta no es una conversación que quiero
tener alguna vez. Pero es mejor sacar toda esta mierda del camino ahora —Agita su
cabeza ligeramente—. ¿Qué hiciste, Taehyung?
Mi cabeza se levanta. Y me siento insultado, a la defensiva, ante su implícita
acusación.
—¿Qué hice yo? Tienes muchas bolas al hacerme esa pregunta.
Se encoge de hombros—. Creo que son bastante impresionantes, gracias. Pero mis
bolas no son el tema de esta discusión en particular. ¿Te lo follaste?
—¿Te tiraste al stripper?
—Pregunté primero.
Eso me trae corto. Y probablemente me reiría, si todo esto no fuera tan triste.
En una voz resignada le digo—. No, no follé con Bogum.
Jungkook suelta su aliento contenido. Y su voz se suaviza—. Yo tampoco. Quiero
decir… no Park… No follé con el stripper tampoco.
Me levanto de la cama—. ¿Querías?
Dado el pasado de Jungkook, en preferencia por la variedad, creo que es una
pregunta justa. Como lo veo, esta era su oportunidad para revivir los días cuando la
diversidad era su norma.
—Ni siquiera un poco —Desliza un dedo en el cinturón de mis pantalones y me tira
hacia sus rodillas abiertas. Sus manos descansan en mis caderas mientras él me
mira—. ¿Recuerdas esa horrible película que me hiciste ver el año pasado? ¿Esa
con el tipo de The Office?
Habla de Loco y estúpido amor. Asiento con la cabeza.
Jungkook continúa—. Y al final, cómo él dijo ―incluso cuando te odié, te amé.
Asiento otra vez.
—Fue así. Nunca fue sobre lo que quería, era lo que pensé que tenía que hacer.
Siempre fue todo sobre ti. Estabas en mi cabeza, en mi corazón… aun cuando tú ya
no estabas ahí… tú todavía estabas jodidamente allí.
Nunca va a ser un buen momento para decirlo. Mentirle o no decirle, no es una
posibilidad.
—Bogum y yo nos besamos.
Sus manos agarran mis caderas más apretadamente. Las palabras cuelgan en el
aire, como un fuerte hedor.
Cuando no responde, insisto—. No significó nada.
Jungkook sonríe amargamente—. Claro, no.
—Estaba herido. Y confundido. Fue sólo unos segundos. Y no fue por deseo o
atracción. Fue sólo por…comfort.
Jungkook me mueve a un lado y se levanta. Luego empieza a caminar
marcadamente. Todos los músculos de su cuerpo están tensos y contraídos—. Te
dije que esto pasaría. Todo este tiempo, jodidamente te lo dije. Ese imbécil ha
estado esperando la oportunidad para hacer su camino en tus pantalones otra vez.
—No fue así, Jungkook. Era inocente.
La imagen del lascivo beso de Jungkook con el stripper golpea la vanguardia de mis
pensamientos. Y mi enojo está justo detrás de él—. No fue nada de lo que hiciste.
Lo que tuve que observarte hacer.
—¿Y eso se supone que me va a hacer sentir mejor?
—¡No estoy tratando de hacerte sentir mejor! Estoy tratando de explicar lo qué pasó.
Así podemos dejarlo atrás y seguir adelante. Eso es lo que quieres ¿no?, ¿verdad?
La desesperación en mi voz debió llegar a él, porque se detuvo en su caminar y me
miró por varios segundos.
Sus ojos cafés mostraban beligerantes sentimientos de indignación y buena
comprensión. Con el deseo de entregarse a una furia que no sirve, una furia que
Jungkook debería saber, que no tiene derecho a sentir.
Suelta un respiro y se sienta en la cama—. Sí, eso es lo que quiero.
Sonrío tristemente—. Yo también.
No me mira a mí, sino que mira directamente a la puerta de mi cuarto.
—¿Fue sólo un beso?
—Sí.
—¿Sin segunda base? ¿Sin deslizarse a tercera?
Ruedo mis ojos—. No.
Tensamente asiente—. Bien, bien. Eso iguala las cosas, supongo —Está callado por
un momento. Luego dice con firmeza—. No quiero que hables con él otra vez.
Jamás.
—Jungkook…
—Lo quiero decir, Taehyung. No quiero que llame al apartamento o te envié correos
electrónicos. No quiero que se encuentren para un maldito almuerzo o una noche de
chicos fuera —Sus ojos queman en los míos cuando declara—. Quiero a Park
Bogum fuera de nuestra vida. Permanentemente.
Cierro los ojos. Porque sabía que esto iba a ocurrir. Y creo que no entiendo cómo se
siente Jungkook. Tal vez tú ni siquiera coincidas con él. Pero elegir entre Bogum y
Jungkook no es una opción. Tal vez sea egoísta, pero los necesito a los dos.
Jungkook es mi amante, el amor de mi vida, el padre de mi hijo. Pero Bogum es mi
mejor amigo, allí junto a Minnie.
—Es mi amigo —Mi expresión es estoica, diciéndole sin palabras que no me
rendiré. No en esto, no esta vez.
Aprieta su mandíbula—. ¿Cómo puedes pedirme que haga esto? ¿Cómo
jodidamente esperas que lo mire, te vea hablando con él y no destruirlo?
Tomo las manos de Jungkook en las mías, manteniéndolas oprimidas—. Si tú y yo
decidimos no seguir juntos, aun así no estaría con Bogum otra vez. Jamás. Y él no
querría estar conmigo.
—Y cuando llegué aquí, creía que no querías a este bebé. Y no pensé que podría
tenerlo solo. Bogum me hizo ver que podía. Y lo más importante, me ayudó a darme
cuenta que yo lo quería.
Jungkook se da la vuelta.
Ahueco su rostro en mis manos y lo atraigo de vuelta a mí—. Si Bogum no hubiera
estado aquí para mí, existe la posibilidad de que hubiera abortado antes que
vinieras. Piensa en eso. Piensa en lo que habríamos perdido, Jungkook. Y que
nunca habría podido perdonarme a mí mismo, o a ti. Le debo eso. Le debemos eso.
Cierra los ojos firmemente. En realidad no espero que concuerde conmigo. Es una
pastilla difícil de tragar para cualquier hombre, especialmente un hombre como
Jungkook. Pero él escucha. Y sólo puedo esperar que piense en lo que he dicho y
se dé cuenta que mi vida, nuestra vida, es mejor con un amigo como Bogum en ella.
El hecho de que no esté activamente en desacuerdo conmigo es suficiente por
ahora.
Frota sus ojos fatigosamente con las palmas de sus manos. Cuando caen, me hace
una pregunta. Y hay curiosidad rebozando cada sílaba—. ¿Por qué no me dijiste,
Taehyung? Cuando primero creíste que podrías estar embarazado. ¿Por qué no
dijiste nada?
Es algo que te has estado preguntando, ¿verdad? Nada de esto hubiera ocurrido si
yo no hubiera mantenido mis sospechas para mí mismo.
Si Woody hubiese ido directamente a la policía…
—Estaba aturdido. Asustado. No sabía cómo me sentía sobre la posibilidad de estar
embarazado y… No sabía cómo te sentirías con ello. Necesitaba tiempo para
procesarlo. Aceptarlo para finalmente estar entusiasmado al respecto. Y lo estaba.
Después de mi cita con Bobbie, estaba feliz. Iba a decirte… pero… era demasiado
tarde.
Jungkook me dijo—. Intenté tan duro no saltar a conclusiones. Otra vez. Cuando vi
el nombre de un tipo en tu calendario y luego me mentiste sobre a dónde
ibas…Estaba realmente enojado. Pero entonces me calmé y pensé que tal vez era
una cosa buena. Tal vez ibas a comprarme algo, o planear una sorpresa.
—¿Y en lugar de preguntarme, o esperar a ver cuál era la sorpresa, me seguiste?
—No podía sólo permanecer allí. Tenía que hacer algo. Y luego te vi, en el
estacionamiento, pareciendo feliz al ver a ese hijo de puta. Nunca pensé que me
engañarías. No quería creerlo, pero ahí estaba delante de mí.
—Mi abuela solía decir “No creas nada que oigas y sólo la mitad de lo que ves”.
Jungkook resopla—. Era una jodida genio.
Estoy dispuesto a aceptar el papel de la situación, pero no tengo un complejo de
mártir. Así que le pregunto—. Si creías que te estaba engañando, ¿por qué no
pudiste reaccionar como un chico normal? Golpear una pared o emborracharte.
¿Por qué tienes que inventar estos planes diabólicos, como un súper villano de
Batman?
Niega con la cabeza y toca mi cabello—. Cuando pensé en lo que vi… fue una
pesadilla. Fue un infierno. Nada que Dios o Satanás podrían soñar con hacer se
acercaba a una sensación tan horrible como esa.
—Me identifico.
—Y sólo quería que se fuera. El maldito y aplastante dolor. Incluso por un rato.
Después compré la botella de Jack, fui al club de caballeros donde los muchachos y
yo solíamos ir en los viejos tiempos. Él sólo estaba… ahí. Y ya sabes lo que dicen,
la mejor manera de superar a alguien es estar encima de alguien más.
—Nadie ha dicho eso, Jungkook.
—Bueno, deberían hacerlo. De todos modos, tenía la idea que si me veías con otra
persona, te darías cuenta de lo que te estabas perdiendo. Y entonces podrías
parar… y volver a mí. Suplicando clemencia. Mi perdón. Lo tenía todo planeado.
Secamente, respondo—. Sí, eso funcionó muy bien.
—Dije que era un plan, no dije que era un buen plan —Se vuelve sombrío—.
Cuando te fuiste… me puse un poco loco. No podía creer… que no me eligieras —Y
suena tan roto, tan diferente del hombre con el que he vivido dos años.
Cargado de culpa y pena, lágrimas caen de mis ojos—. Lo siento.
Jungkook me tira en sus brazos. Descansa sus labios contra mi cuello mientras
profesa—. Lo siento, Taehyung —Luego retrocede y limpia mis mejillas—. Por favor,
no llores. No quiero hacerte llorar nunca más.
Aspiro y froto la humedad de mis ojos—. La primera noche, después de la cena en
casa de tus padres, ¿qué dirías si te lo hubiera dicho entonces?
Una pequeña sonrisa levanta sus labios cuando imagina el maravilloso qué pasaría
si—. Hubiera ido a la farmacia, sin importar qué hora era y habría comprado una de
esas pruebas de embarazo caseras. ¡O diez! Y me habría sentado en la mesa
contigo mientras que tomabas un galón de agua así podríamos usar cada uno.
Suelto una risa llorosa porque eso suena bien.
—Y cuando todos ellos hubieran dado positivo, los habría alineado y tomado una
foto con mi teléfono, así podríamos enviarle un texto a tu mamá y a mis padres, a
Yoongi y Jaehwa. Y luego te hubiera recogido en mis brazos y llevado a la
habitación, y hubiese pasado las próximas horas agotándonos. Pero hubiera sido
lento, suave, porque probablemente habría estado preocupado por hacerte daño. Y
luego, después, cuando estuviéramos yaciendo ahí... te habría dicho que no puedo
esperar por los próximos nueve meses —Sus bellos ojos cafés brillan con ternura y
pasión—. Porque sólo sé qué haremos la mejor clase de bebés.
Con una carcajada, aparto su oscuro cabello de su frente. Luego me inclino hacia
adelante y sello su dulce sueño con un beso.
Y pregunta—. Si hubiera estado solo en la casa esa noche, ¿qué dirías? ¿Cómo me
lo habrías dicho?
Mis ojos se llenan de lágrimas otra vez, y me levanto de la cama y tomo la pequeña
camisa de bebé de mi cajón en la cómoda. La sostengo a mi espalda cuando me
muevo para enfrentarme a Jungkook.
Suavemente, digo—. Te habría sentado y contado que cuando empecé a trabajar en
la firma, no esperaba encontrarme con alguien como tú. Y que no esperaba caer
enamorado de ti. Realmente no esperaba que me amaras del mismo modo. Y
entonces habría dicho que las mejores cosas en la vida son las que nunca he
esperado. Y entonces te hubiera dado esto.
Coloco la camisa en sus manos. Él la desenrolla lentamente, y cuando lee las
palabras, sus labios se curvan en una sonrisa eufórica y orgullosa. Su voz es áspera
con emoción cuando dice—. Esto es muy, muy bueno.
Pone la camiseta a un lado. Entonces jala las sábanas de la cama. Se aferra al
dobladillo de mi camisa y la levanta sobre mi cabeza.
Desvistiéndome, desnudándome para él. Sigue con mis jeans, y me quedo de pie
ante él en ropa interior. Desabotono su camisa lentamente. Mis manos tocando sus
hombros y pecho, reconociendo el cuerpo que tanto extrañaba.
Pero no hay nada sexual en esto. Cuando Jungkook está también solo en boxers,
apaga la lámpara y nos metemos debajo de las sábanas. Estoy esperando con
ansias un buen y profundo sueño. Finalmente. Veo el mismo cansancio en
Jungkook.
El agotamiento emocional puede drenar más que cualquiera de esos locos
programas de entrenamiento de sesenta días.
Jungkook se encuentra en su espalda, mi cabeza reclina contra su pecho. Besa la
parte superior de mi cabeza mientras alisa el pelo en mi cabeza.
Mi voz es pequeña cuando pregunto—. ¿Todavía crees que soy perfecto?
—¿Qué quieres decir? —pregunta con voz soñolienta.
Levanto mi cabeza para mirarlo—. Lo dices todo el tiempo. Cuando estamos en el
trabajo, cuando hacemos el amor, a veces no sé si te das cuenta. Me dices que soy
perfecto. Después de todo, ¿todavía lo crees?
Sé que estoy lejos de ser perfecto. Nadie lo es. Pero no estoy interesado en la
realidad, sólo quiero saber si ha cambiado su opinión sobre mí. Si en sus ojos, yo
soy menos de lo que era.
Toca mi cara, trazando mis labios con su dedo pulgar—. Todavía creo que eres
perfecto para mí. Nada va a cambiar eso.
Sonrío y me recuesto. Entonces, con nuestras extremidades entrelazadas, nos
quedamos dormidos.

CAPITULO 17
Cuando mis ojos se abren a la mañana siguiente, es temprano. Luz gris se filtra a
través de las cortinas, pero el sol no ha salido todavía.
Y el espacio a mi lado está vacío. Estoy solo.
Por un horrible e irracional momento creo que todo fue un sueño.
Jungkook viniendo aquí a Greenville, nuestra reconciliación, sólo una viva ilusión
provocada por demasiadas miniseries de televisión de Lifetime y las novelas
románticas de Julie Garwood.
A continuación, veo la nota sobre la mesa.
No te asustes. Bajé a tomar café y desayunar. Estaré de vuelta lo antes
posible. Quédate en la cama.
Aliviado, giro sobre mi espalda y cierro los ojos. Sé por experiencia que si me
levanto demasiado rápido, las náuseas golpearán con venganza. Ya no me importan
las náuseas matutinas.
Claro, nadie disfruta de sus intestinos haciendo fiesta, pero de un modo extraño es
tranquilizador. Como una forma de mi cuerpo de decirme que estamos en orden.
Que todos los sistemas funcionan.
Diez minutos más tarde, me levanto lentamente y me deslizo en mi bata.
Entonces hago mi camino abajo, siguiendo el aroma del café recién colado. Afuera
de la entrada trasera de la cocina, escucho la voz de Jungkook.
En lugar de entrar, miro a través de la grieta cerca de la bisagra de la puerta.
Jungkook está en el mostrador, batiendo harina en un tazón de acero inoxidable.
Mi madre está sentada tiesa en la mesa de la esquina. Mirando las facturas,
presionando los botones de una calculadora grande. Su rostro es severo, enojado,
un infierno de empeño en ignorar a la otra persona en la habitación.
Escucho y observo, atrapando el fin de la historia de Jungkook—. Y yo dije ―dos
millones. No puedo llevar a mi cliente esa oferta. Regresa de nuevo cuando hables
en serio.
Mira a mi madre, pero no hay ninguna reacción. Vuelve a seguir batiendo y dice—.
Es como le decía a Taehyung hace unas semanas, algunos chicos tienen que
aprender cuando han sido vencidos.
Mi madre estrella una cuenta de cobro sobre la mesa y recoge otra de la pila.
Jungkook suspira. Luego coloca el recipiente sobre el mostrador y se sienta frente a
mi madre. Ella no lo reconoce en absoluto.
Piensa por un momento, frotando sus nudillos contra su barbilla. Luego se inclina
hacia mi madre y le dice—. Yo amo a su hijo, Solmi. Como…
tomare-una-bala-por-él, de esa clase de amor.
Mi madre resopla.
Jungkook asiente con la cabeza—. Sí, lo entiendo. Eso probablemente no significa
mucha mierda para ti. Pero es cierto. No puedo prometer que no meteré la pata otra
vez. Pero si lo hago, no será tan épico como mi más reciente desastre. Y te prometo
que voy a hacer todo lo que pueda después para compensar a Taehyung... para
hacer lo correcto.
Mi madre sigue mirando la cuenta en su mano como si tuviera la cura para el
cáncer.
Jungkook asiente, mira hacia la ventana y sonríe un poco.
—Cuando era niño, quería ser mi padre. Él siempre usaba estos impresionantes
trajes e iba a trabajar en la parte superior de un edificio enorme. Y siempre tenía
todo en su lugar, como si todo el mundo estuviera a su alcance. Cuando conocí a
Taehyung... no... Cuando me di cuenta que Taehyung era para mí, todo lo que
quería ser era quien lo hiciera feliz. Quien lo sorprendiera, le hiciera sonreír.
Por primera vez, mi madre mira a Jungkook. Él devuelve su mirada y le dice en una
voz determinada—. Quiero ser ese tipo, Solmi. Aún creo que lo puedo ser. Y espero
que, algún día, piense eso también.
Después de un momento, Jungkook se levanta y vuelve a hacer el desayuno en el
mostrador.
Espero, mirando, mientras mi madre continúa sentada en la mesa, inmóvil y
silenciosa. ¿No es eso lo que cada padre quiere oír?
Esa singular meta, que la persona que tus hijos aman los haga felices. No puedo
creer que ella no se mueva por las palabras de Jungkook.
Entonces ella dice—. Lo estás haciendo mal.
Jungkook deja de batir y se gira a mi madre—. ¿Lo estoy?
Ella se pone de pie y toma el cuenco de sus manos—. Sí. Si se mueve demasiado,
los panqueques quedaran pesados. Muy gruesos. Tienes que batir lo suficiente
como para mezclar los ingredientes —Le da una pequeña sonrisa a Jungkook.
Pero es suficiente—. Yo te ayudaré.
Retrocediendo lentamente, Jungkook sonríe—. Sería estupendo. Gracias.
Sí— que entre la calidez y ternura. Mi corazón se derrite un poco.
Porque todos quieren que su madre vea lo bueno en el hombre que ama.
Entro en la cocina—. Días.
—Buenos días, cariño. ¿Cómo te sientes? —pregunta mi madre.
—Estoy bien. Muy bien.
Camino hasta Jungkook, quien me besa suavemente y envuelve un brazo alrededor
de mi hombro—. ¿Qué estás haciendo? ¿No leíste mi nota?
—Lo hice. Pero quería ver lo que estabas haciendo. ¿Cómo estás?
Me hace un guiño—. Estamos llegando allí.

***

Nos quedamos en Greenville otro día antes de tomar un vuelo nocturno a Nueva
York. El primer sábado por la mañana, pasamos juntos el umbral de nuestro
apartamento.
Miro alrededor de la sala mientras Jungkook pone las maletas en la esquina. El
apartamento está recién limpiado, brillante y huele a cera para muebles con aroma a
limón. Se ve exactamente igual que cuando me fui hace una semana. Sin cambios.
Prácticamente leyendo mi mente, Jungkook ofrece—. Tenía a la gente de limpieza
aquí.
Miro por el pasillo hacia el baño—. ¿Y la hoguera?
Habíamos hablado de la incursión de Jungkook en la piromanía. Dijo que había
quemado unas fotos, pero había copias. No había nada perdido que no pudiera ser
reemplazado.
Algo poético, ¿no crees?
Sombríamente, le digo—. Jungkook, tenemos que hablar.
Me mira con cautela—. Ninguna conversación en la historia del mundo que
comenzara con esa frase alguna vez ha terminado bien. ¿Por qué no nos
sentamos?
Me siento en el sofá. Él toma el reclinable y gira para enfrentarme.
Voy directo al grano—. Quiero mudarme.
Rueda mis palabras alrededor en su cabeza mientras me preparo para el argumento
que sé que va a venir.
Pero sólo asiente ligeramente—. Tienes razón.
—¿La tengo?
—Sí, por supuesto. —Mira a su alrededor de la habitación—. Debería haberlo
pensado antes. Es decir, aquí es donde tu peor pesadilla se hizo realidad. Como la
casa de Amityville Horror, ¿quién diablos querría vivir allí?
Se lo está tomando mucho mejor de lo que pensaba. Hasta que continúa—. Mi
hermana tiene un gran agente inmobiliario. Le voy a llamar enseguida. Podemos
quedarnos en el Waldorf si quieres, hasta que encontremos un nuevo lugar. En este
mercado, no debería tardar mucho.
—No, Jungkook, dije que quiero mudarme. Solo. Quiero alquilar un apartamento.
Su ceño se frunce—. ¿Por qué querrías hacer eso?
Te preguntarás la misma cosa. He estado pensando en ello, planeándolo en mi
cabeza, desde que decidí que quería quedarme con el bebé, con o sin Jungkook.
Porque hay diferentes tipos de dependencia. Siempre quise ser financieramente
seguro y ahora lo soy. Pero nunca he sido emocionalmente independiente. Por mi
cuenta. Y en este momento de mi vida, es algo que quiero.
Aunque sólo sea para demostrarme a mí mismo que soy capaz de hacerlo.
—Nunca he vivido solo. ¿Lo sabías?
Todavía aturdido, dice—. ¿Está bien?
—El primer año de licenciatura, viví en los dormitorios. Luego Jimin, Bogum y yo con
un montón de otras personas alquilamos un lugar fuera del campus. Después de
eso, era siempre Bogum y yo o Jimin, Bogum y yo compartiendo una casa o un
apartamento. Y entonces me mudé aquí contigo.
Jungkook se inclina hacia adelante, descansando sus codos sobre sus rodillas—.
¿Cuál es tu punto, Taehyung?
—Mi punto es que nunca no he tenido a alguien en casa. Nunca he decorado o
comprado un pedazo de mueble sin consultarle a alguien. Tengo 27 años y
prácticamente nunca he dormido solo.
Abre la boca para discutir, pero yo continuo—. Y... Creo que hiciste un punto válido
sobre nosotros apresurando las cosas. Pasamos de un ligue de fin de semana a
vivir juntos durante la noche.
—¡Y mira lo maravilloso que resultó! Sé lo que quiero, y te quiero. No había ninguna
razón para esperar, porque…
—Pero tal vez hubiera habido un punto de espera, Jungkook. Tal vez habríamos
tenido una base más sólida para nuestra relación si sólo hubiéramos... salido... por
un rato antes de vivir juntos. Tal vez, si hubiéramos ido más lento, nada de esto
hubiera ocurrido.
Está enfadado. Y un poco asustado. Trata de ocultarlo, pero está ahí.
—Dijiste que me perdonabas.
—Lo hice. Pero... No he olvidado.
Agita su cabeza—. ¡Eso es sólo una conversación típica para que puedas colgar
esta mierda en mi cabeza por el resto de nuestras vidas!
Tiene un punto. Mentiría si dijera que no había una pequeña parte de mí que quería
manejar el punto de inicio, que él no puede tratarme como quiere. Que existen
consecuencias a sus acciones.
Que si alguna vez mete la pata otra vez, puedo, y voy a, dejarlo.
Pero no es sólo eso.
—¿Quieres redecorar?—pregunta—. Serás mi invitado. ¿Quieres pintar las paredes
de verde y poner un jodido unicornio en las sábanas de la cama? No diré una
palabra.
Ahora sacudo mi cabeza—. Necesito saber qué puedo hacer esto, Jungkook. Por
mí. Y... cuando nuestro hijo o hija se mude por su cuenta, quiero saber lo que
siente, así le puedo ayudar.
En este punto, creo que Jungkook va aceptar casi cualquier cosa que quiero.
Puedo sentir cuándo tengo la mano ganadora. Sabes lo que quiero decir. Los días
posteriores de que tu marido olvidara su aniversario, o tu novio pasando
demasiadas horas en el bar con sus amigos viendo el partido. Los días siguientes
una discusión, cuando la victoria está en ti, son pacíficos. Amorosos. Los hombres
escapan de su camino al ser amables y considerados. Poniendo tus zapatos en el
armario, sacando la basura sin preguntarles.
Así que aunque me doy cuenta que Jungkook no va a estar feliz con mi
razonamiento, me imagino que todavía será comprensivo y servicial.
—Bueno, ¡eso es jodidamente estúpido!
No es exactamente lo que había imaginado.
Cruzo mis brazos sobre mi pecho—. Para mí no lo es.
Salta a sus pies—. ¡Entonces estás loco! —Pasa una mano a través de su pelo y
recupera la compostura. Cuando habla, sus palabras son tranquilas, razonables, el
acertado empresario haciendo su discurso—. Muy bien... estamos de acuerdo que
los últimos días han sido muy emocionales. Y estás embarazado, no estás
pensando con claridad. Cuando Jaehwa estaba embarazada se quería cortar todo el
pelo, estilo Miley Cyrus. El peluquero la disuadió, y al final ella estaba contenta. Así
que... vamos a poner una tachuela en esta idea... y volver más tarde.
Suspiro—. Esto será bueno para nosotros. Todavía nos veremos cada día, pero un
poco de tiempo aparte, un poco de espacio...
—Le dijiste a tu madre que no hacía falta espacio. Que teníamos que estar
jodidamente juntos para salir adelante.
—Eso fue entonces —Digo con un encogimiento de hombros. Luego voy por lo
confiable—. Si amas algo, déjalo ir. Si vuelve a ti, es tuyo.
Pellizca el puente de su nariz—. Así que... vas a probar que nunca vas a dejarme...
¿dejándome?
—No. Voy a probar que nunca te voy a dejar... volviendo a ti.
Jungkook desprende la parte delantera de los pantalones de su cintura y mira hacia
abajo—. Nope, todavía tengo una polla. Lo que explica muchas cosas, porque tu
razonamiento sólo tendría sentido si fueras una mujer.
Pongo mis ojos en blanco. Y Jungkook presiona—. ¡Estás jodidamente embarazado,
Taehyung! Vamos a tener un bebé. Ahora no es el momento de dar un paso atrás y
averiguar si quieres estar en una relación.
Tomo su mano y lo siento junto a mí en el sofá.
—¿Recuerdas todo lo que hiciste, antes que me mudara aquí? Las flores, los
globos, la charla de la hermana B, el cambio de la oficina en casa, fueron gestos
hermosos. Mostrando lo mucho que me querías, y lo dispuesto que estabas a
cambiar tu vida por mí.
Miro nuestras manos unidas—. Pero también hicieron una oferta que no pude
rechazar. Ninguna persona podría. Y creo que parte de ti cree que me manipuló a
vivir contigo. Que si no me hubieses molestado y puesto tan pesado, nunca te
hubiera elegido a ti.
—No lo habrías hecho.
—¿Ves lo que quiero decir? Y eso no es cierto. Puede haber tomado tiempo para
que confiara en ti otra vez, para creer que estabas listo para una relación, pero lo
habría hecho. Todavía estaría enamorado y queriendo una vida contigo, ​por ser
quien eres.​ No por las cosas que hiciste por mí. Esto arreglara eso, Jungkook. Así
no podrás nunca dudar de por qué estoy contigo.
Toma la mano de nuevo y la frota sobre su cara—. Así que... ¿Quieres pagar por un
apartamento, empacar tus cosas, comprar muebles, pasar por todos los problemas
de reubicación... sólo para demostrar a mí y a ti mismo que puedes hacerlo?
¿Sabiendo que en algún momento, vas a regresar conmigo?
—Bueno, cuando lo pones así, suena ridículo.
—¡Sí! Gracias. ¡Saca toda la mierda de la burbuja emo psicópata, y es ridículo!
—No, no lo es. Porque, más tarde, cuando decidamos vivir juntos de nuevo,
estaremos en condiciones de igualdad. No estarás haciendo un espacio en tu vida
para mí, será una decisión conjunta. Por todas las mejores razones.
Mira lejos hacia la puerta, pensando. Luego se vuelve hacia mí—. No. Lo siento,
Taehyung. Quiero hacerte feliz, lo hago. Pero no puedo apoyar algo que es tan
inútil. No estoy de acuerdo con eso. No lo haré. Sólo, no.
Cruza los brazos y hace pucheros. Como un niño de dos años que se niega a
moverse hasta que las cosas se hagan a su manera.
Hubo un tiempo, no hace mucho, que su negativa me habría influenciado.
Que habría dejado que su opinión se convirtiera en mi opinión. Que hubiera cedido
en aras de nuestra relación y mi cordura.
Pero ya no.
Me levanto—. Estoy haciendo esto, Jungkook, con o sin ti. Realmente espero que
pueda ser contigo.
Después voy al final del pasillo, hacia el dormitorio.

***
Me paro en medio de la sala por unos minutos, recordando.
Algunos de los más maravillosos y románticos momentos de mi vida han tenido
lugar en esta habitación.
Mentiría si dijera que no lo iba a extrañar.
Pero estoy firme en mi convicción que mudarme será bueno para nosotros.
Que, en algún momento, hará que las diferencias entre nosotros se derrumben bajo
el peso de nuestra propia pasión y terquedad o nos convirtamos en una pareja aún
más fuerte que antes.
Ojalá Jungkook lo viera así.
Con un suspiro, me muevo al armario para sacar mi equipaje. Sólo tomé un
pequeño bolso conmigo cuando me fui hace una semana, así que hay un montón de
ropa para ser embalada. Veo la maleta de cuero beige grande en el estante
superior.
Me estiro de puntillas tratando de agarrar la manija. Considero traer una silla desde
la otra habitación, pero trato de saltar primero.
Cuando doblo mis rodillas para mi segundo intento, oigo a Jungkook detrás de mí.
Se alza por encima de mi hombro, fácilmente apoderándose de la maleta y
bajándola.
—No debes estirar los brazos sobre tu cabeza. No es bueno para ti... para el bebé
—Sale del vestidor y pone la maleta en la cama.
—¿Cómo sabes eso? —Preguntó mientras camino detrás de él.
Se encoge de hombros—. Cuando Jaehwa estaba embarazada, leí un montón.
Quería estar preparado en caso de que entrara en trabajo de parto en una reunión
familiar, o si nos quedábamos atrapados en un taxi juntos durante la hora pico.
Abre la cremallera y añade—. Hubiera tenido que arrancarme los malditos ojos
después de eso, por supuesto, pero habría valido la pena —Sonrío. Me toma por los
hombros y me sienta en el borde de la cama—. Simplemente... levanta los pies.
Descansa.
A continuación, se vuelve hacia el vestidor y toma una pila de mis camisetas del
cajón, colocándolas ordenadamente en la maleta. Él no me mira mientras trabaja.
—¿Me estás ayudando a empacar?
Asiente rígidamente—. Sí.
—¿Pero todavía no quieres que me mude?
—No.
—Y... ¿todavía crees que es una idea estúpida?
—Sí. No tienes muchas ideas estúpidas, pero incluso si lo hicieras, esta sería la
más tonta de todas.
Toma otra pila del cajón mientras yo pregunto—. Entonces ¿por qué me estás
ayudando?
Deja caer la pila en la maleta y hace contacto visual. Y su cara dice todo lo que está
sintiendo, frustración, resignación... devoción.
—En los últimos dos años, probablemente he dicho una docena de veces que haría
cualquier cosa por ti —Se encoge de hombros—. Es hora de que lo demuestre o me
calle.
Y esto... es por eso que lo amo. Sospecho que es por eso que también lo amas.
Porque a pesar de sus faltas y defectos, Jungkook es lo suficientemente audaz para
darme todo lo que tiene. Para poner su corazón en el patíbulo y entregarse al
hacha. Haciendo cosas que odia, porque yo le pedí que lo hiciera. Él irá contra su
instinto y buen juicio, si es lo que necesito. Poniendo su bienestar, su felicidad, en
segundo lugar por el mío.
De pie, con mis brazos alrededor de su cuello y presiono mis labios en los suyos. Un
momento después, mis pies dejan el piso y él entierra su mano en mi cabello. Su
boca captura mi gemido cuando me presiona más cerca.
Me alejo y le digo—. Eres increíble.
Me da una suave sonrisa—. Es el consenso general.
Sonrío—. Y te amo.
Establece mis pies en el suelo, pero mantiene sus brazos alrededor de mi cintura—.
Bien. Entonces vas a dejarme poner tres cerrojos en la puerta de cualquier
apartamento al que decidas mudarte. Y una cadena. Y un pestillo.
Sonrío más ampliamente—. De acuerdo.
Jungkook lentamente se acerca, haciéndome retroceder hacia la cama.
—Y no vas molestarte cuando tenga instalado un sistema de seguridad.
—No soñaría con hacerlo.
Damos otro paso juntos, casi como bailando.
—Estoy pensando en comprar uno de esos collares ―he caído y no puedo
levantarme también.
Mis ojos se entornan mientras pretendo pensar en la idea—. Vamos a hablar de ello.
—Y... vas a dejarme acompañarte a casa del trabajo todas las noches.
—Sí.
La parte posterior de mis piernas hace contacto con el borde de la cama.
—También voy a ir a cada cita con el médico que tengas.
—Ni por un segundo imaginé lo contrario.
Jungkook ahueca mi rostro en sus manos—. Y un día, voy a pedirte que te cases
conmigo. Y vas a saber que no es porque estás embarazado, o por algún intento
equivocado para mantenerte.
Lágrimas llenan mis ojos mientras nos miramos el uno al otro.
Con una voz áspera, prosigue—. Vas a saber que te estoy preguntando porque
nada me haría más orgulloso que ser capaz de decir, ―este es mi esposo,
Taehyung. Y cuando te lo pida, vas a decir que sí.
Cuando cabeceó, una lágrima hace un sendero por mi mejilla. Jungkook la limpia
con su pulgar mientras yo prometo—. Seguro.
Y entonces él me besa con toda la pasión y el deseo que ha estado retenido los
últimos dos días. Jungkook acuna mi cabeza cuando caemos en la cama juntos.
Entonces me arqueo y el calor se propaga a través de mi estómago y muslos
mientras me froto contra donde ya estamos duros y listos.
Descansando sus codos en la cama por encima de mis hombros, Jungkook levanta
la cabeza y jadea—. Así que esto... ¿es sexo de reconciliación... o sexo de
rompimiento? Porque tengo realmente fantásticas ideas para cualquiera.
Abro mis piernas más ampliamente, acomodando a Jungkook entre ellas—.
Definitivamente es sexo de reconciliación, tal vez un poco de sexo por el descanso.
Y un montón de sexo del último-día-en-el-apartamento. Eso es mucho para cubrir,
por lo que va a tomar mucho tiempo.
Jungkook sonríe. Y es su sonrisa juvenil, encantada, una de mis favoritas, que sólo
sale en ocasiones muy especiales.
—Me encanta tu manera de pensar.
Y no dejamos la cama por el resto del día.

EPILOGO
Ocho meses después…

Así que... He vuelto a la iglesia, cada semana, a veces dos veces por semana.
Sí, soy yo, Jungkook.
Hace mucho que no nos vemos, ¿me extrañaste? A juzgar por tu cara de "me
gustaría meter tu polla en un sacapuntas automático"...
Creo que eso es un no.
Sigues enojada, ¿eh? No te culpo, fueron unas sólidas tres semanas antes de que
pudiera ver mi reflejo en el espejo y no quisiera patear mi propio culo, de hecho, una
noche salí con los chicos para celebrar un masivo acuerdo que Namjoon cerró, y
después de demasiados tragos de Jäger​**​, le rogué a Yoongi que me golpeara en
las bolas tan fuerte como podía.

**//Jägermeister: E​ s un licor amargo Alemán que tiene el 35% de contenido alcohólico. Se elabora con hierbas,
frutas y especies.//**

Porque no podía dejar de ver la mirada en el rostro de Taehyung cuando entró por
la puerta esa horrible noche, repitiéndose en mi cabeza una y otra vez, como una de
esas horribles películas en el cable que está constantemente, pero que nadie nunca
ve.
Por suerte para mí, Yoongi se negó, incluso más afortunado fue el hecho de que
Jimin no estaba con él, ya que estoy seguro de que él hubiera estado más que
encantado de hacerlo. Sí, es larga la lista de culos que he tenido que besar en
los últimos meses. Una línea digna de montaje. Taehyung, Jimin, Solmi, mi padre,
Jaehwa...
Me he abastecido de bálsamo para los labios, no quería raspar.
Has perdido mucho, trataré y te pondré al día.
***

¿Qué sabes sobre el rebuilding year​**​? Cada gran equipo de béisbol los tiene.
Diablos, los Yankees tienen uno cada año.

**//Rebuilding Year: ​Un equipo cargado con el talento suficiente como para aporrear a casi todos los equipos pero
que pierde un par de partidos debido a jugadores sin experiencia.//**

El objetivo de un rebuilding year no es ganar la serie mundial, es desarrollar sus


fortalezas, reconocer sus debilidades, hacer de su equipo sólido... fuerte.
Eso es lo que esas semanas han sido para Taehyung y para mí después de que se
mudó, no le tomó mucho tiempo encontrar un nuevo apartamento.
Un dormitorio, amueblado, en la parte decente de la ciudad, era pequeño... mi
hermana lo llamó pintoresco. Si estuviera siendo objetivo, yo diría que era muy
bonito.
Pero la objetividad no es mi fuerte, así que era un basurero.
Lo odiaba, cada centímetro cuadrado.
El primer lunes cuando Taehyung y yo regresamos a trabajar no fue agradable, mi
padre nos llevó a su oficina y nos sentó a los dos para un sermón.
Es una técnica castigadora que desarrolló durante mis años de adolescencia,
cuando se dio cuenta que azotarme por mis transgresiones no era tan eficaz como
solía ser. El viejo es un hablador, Wendy Davis no es nada a su lado, y él podría
seguir durante horas, hubo momentos cuando en realidad hubiera preferido que me
pegara; habría sido mucho más fácil.
Los largos azotes de tipo verbal que empleó ese día conmigo y Taehyung involucro
palabras como "decepcionante" y "mal juicio", "inmadurez" y "autorreflexión".
Al final, explicó que había dos grandes amores en su vida, su familia y nuestra firma,
y él no permitiría que una canibalizara a la otra, entonces, si Taehyung o yo
dejábamos que nuestras vidas personales afectaran nuestro desempeño profesional
de nuevo, uno o ambos estaríamos buscando un lugar diferente de empleo.
En general, pensé que fue bastante benévolo de él, si yo hubiera estado en sus
zapatos, habría despedido mi culo. Después, cuando le dijimos que iba a ser abuelo
por tercera vez… bueno, digamos que la noticia recorrió un largo camino para
reparar nuestras cercas.
Taehyung y yo nos veíamos todos los días, en el trabajo y después. No dormíamos
fuera de casa, pero había citas-cenas, shows, paseos al Central Park,
conversaciones telefónicas que rivalizaban con las de un adolescente. Hemos
hablado mucho.
Supongo que ese era el objetivo.

Nada estaba fuera de los límites, todo estaba sobre la mesa, hablamos de nuestras
inseguridades, las dudas son como las malas hierbas; si no tratas con ellas ahora
mismo, se multiplican, y antes de que lo sepas, tu jardín parecerá una jungla en
Vietnam.
Taehyung me acusó de usar el sexo como un arma y una manta de seguridad, y yo
le dije que él me excluía, cerrándose, así que no tenía ninguna forma de saber lo
que realmente estaba pensando. Entre los dos, teníamos demasiados problemas
para llenar toda una temporada de Dr. Phil.
¿Quién lo diría?
Sacar todo al aire libre ayudó, he hablado mucho sobre mis sentimientos, es un
milagro que no me broten tetas.
¿Sabes cuándo vas a limpiar tu garaje? ¿Y tienes que sacar todo, volcar cajas de
mierda, aclarar los estantes, antes de que puedas poner todo junto de nuevo?
Fue muy parecido a eso.
Hemos hablado en profundidad de lo que habíamos estado haciendo durante
nuestra interrupción, esas conversaciones eran tan divertidas como una jodida
colonoscopía.
Su lengua-enredada con la de Park fue diseccionado con el más fino detalle.
¿Estaba enojado? ¿Era el queroseno muy inflamable?
He querido poner mi mano a través de la pared, y su rostro. Aun así quería dibujar
una línea en la arena y decirle a Taehyung que él nunca hablaría con ese hijo de
puta otra vez. Nunca lo volveremos a ver.
Jamás.
Pero no lo hice. Porque, tanto como no me gusta admitirlo, el imbécil estaba ahí
para él cuando yo... no lo estaba. Él lo recogió después de que yo le propine una
patada en las costillas con una bota con punta de acero, en una rara y jodida forma
como que el-universo-no-tiene-sentido-alguno, me hizo un favor. Además, el imbécil
significa mucho para Taehyung, y aunque yo quiero ser todo para él, no puedo
atreverme a negarle algo, o alguien, que le hace feliz.
Entonces, a la luz de mi propio comportamiento, estoy dispuesto a darle una
oportunidad al imbécil, esta vez.
Por supuesto, la próxima vez que lo vea, todas las apuestas están fuera. Si idiota
me pone de los nervios, daré rienda suelta y tumbare sus dientes en su garganta, y
dado su talento para molestar, es bastante seguro.
¿Por qué me miras así? ¿No me digas que te gusta el tipo ahora? Jesucristo, Kool
Aid debe ser muy sabroso, todo el mundo lo está tomando estos días.
De todos modos... el siguiente tema... sabes que no me folle al stripper.
Pero lo que no sabes... es que no fue por falta de intentos.
Antes de que me quites la cabeza, mantengamos en mente que Taehyung había
arrancado mi corazón con sus propias manos, me dijo que me iba a dejar, que
habíamos terminado.
Y yo le creí.
Lo que me lleva a mi declaración de apertura, es cierto, la iglesia. El simple hecho
es que le debo a Dios, a lo grande, y no por las razones que probablemente estás
pensando.
¿Qué sabes acerca de la disfunción eréctil? El síndrome del pene flácido, fallo al
iniciar. Es una condición que cada pobre bastardo con una polla va a tener que
hacer frente en algún momento de su vida, es horrible, y como las rocas espaciales
que golpearan la tierra, está destinado a suceder al final.
Pero para mí, eso sólo ha pasado una vez. ¿Quieres adivinar cuándo?
Es cierto, esa terrible noche. Después de que Taehyung se fue, el bailarín hizo su
pequeño show durante unos quince minutos, entonces se ofreció a llevar las cosas
a un nivel superior, para que nos conociéramos mejor en el sofá, en el dormitorio, en
la lámpara del comedor.
Pero sabía que no iba a suceder, no podía pasar.
Porque estaba tan duro como un fajo de chicle masticado.
Ahora, tal vez no podía excitarme porque estaba devastado por Taehyung, tal vez
era porque había consumido alcohol suficiente para matar a un caballo. Pero yo
prefiero pensar que fue como un acto de Dios.
Una intervención divina para salvarme de mi propia estupidez.
Y funcionó, porque hoy, Taehyung y yo estamos mejor que nunca. Y estoy bastante
seguro de que no sería el caso si yo realmente me hubiera tirado a otro hombre. No
sé si Taehyung podría haberme perdonado eso, sé que yo no habría podido
perdonármelo a mí mismo.

***

Después de que todo estuvo fuera del camino, seguimos con las cosas buenas.
La reconciliación, la causa de su regreso, siempre he sido impresionante en esa
parte, ¿recuerdas? Pero no me gusta repetir las cosas; es poco imaginativo, así que
esta vez no había ningún diluvio de flores, ninguna oficina llena de globos, sin tríos
musicales. Lo que sí hubo, sin embargo, fueron mensajes de texto cariñosos.
Pequeños pero significativos regalos, notas sobre la puerta de su apartamento.
Cada vez que pensé en él cuando no estaba allí, cada vez que echaba de menos la
sensación de Taehyung junto a mí, se lo deje saber, la poesía pudo o no haber
estado involucrada.
Y Taehyung tampoco fue inactivo, a pesar de su evidente alegría por su situación de
vida independiente, él me hizo saber que estaba solo sin mí, insistió en que
habláramos por el teléfono justo antes de acostarnos. Más a menudo que no,
Taehyung terminaría cabeceando mientras yo estaba en el otro extremo, y pasaría
más de lo que me gustaría admitir escuchándolo respirar.
¿Es lamentable?
Al diablo, estoy más allá de que me importe.
Taehyung también cocinó la cena para nosotros en su casa tres veces a la semana.
Entonces trabajaríamos juntos en la mesa de su cocina, como dos estudiantes con
honores estudiando para los finales.
Pero alrededor de la octava semana, sentí que era tiempo de un gran gesto.
E hice mi jugada maestra.
¿Has visto Say Anything? ¿Recuerdas cuando John Cusack sostuvo ese radio
sobre su cabeza? Tomé una página de su libro. Pero en lugar de un reproductor de
CD, yo estuve de pie en la acera de Taehyung con una máquina de karaoke.
Recuerdas cómo me siento acerca de karaoke, ¿no? Hay muchas cosas que hago
bien, cantar no es uno de ellos. Pero me lo tragué y canté cada canción de amor de
maricones que se me ocurrió.
Yoongi, Seung y Namjoon aparecieron y se sentaron en la acera y me
interrumpieron, pero no me importo una mierda, porque todo el tiempo que estuve
cantando, Taehyung estuvo parado en el balcón, observándome, una pequeña
sonrisa en sus perfectos labios.
Y la humillación pública va por un largo camino.
Porque a mitad de ―Mirrors de Justin Timberlake, Taehyung bajó, me tomó de la
mano y me condujo dentro de su apartamento, les enseñe a los chicos el dedo del
medio en el camino. Y una vez que estuvimos allí, Taehyung me montó como un
guerrero cargando a la batalla.
¿Qué? No creías que no estábamos teniendo sexo, ¿verdad? ¿Yo, durante dos
meses sin tener sexo?
Por qué no sólo tiras de mi cerebro por mi nariz con un par de pinzas, estoy seguro
que sería menos doloroso.
Nosotros habíamos estado tenido sexo, pero como dije antes, no pasábamos la
noche. Lo que era como comer un helado sin salpicaduras, todavía es bueno, pero
definitivamente hay algo que falta. Esa noche, sin embargo, todo cambió, porque
cuando abrí los ojos, era por la mañana, y Taehyung ya estaba despierto.
Observándome. Estaba trazando mi pecho con sus dedos y me besó. Y luego me
dijo que estaba listo, que él quería que viviéramos juntos otra vez.
Ese… fue el segundo mejor día de mi vida.
Encontramos un apartamento nuevo muy rápido, yo había estado buscando uno por
un tiempo y lo reduje a tres opciones.
Era importante para Taehyung que tuviéramos un lugar que era "nuestro" en todos
los sentidos de la palabra. Para él, representaba un nuevo comienzo a nuestra
relación, un símbolo de cualquier empoderamiento que pensaba que de alguna
manera faltaba antes. Yo siempre pensé que Taehyung era el fuerte e
independiente, nunca me di cuenta de que él no pensaba eso.
El edificio es de más de cien años de edad, con molduras originales, ventanas del
piso al techo y dos balcones que ofrecen vistas al Central Park. Además, Bon Jovi
vive unos pisos más abajo, lo que está bien, Taehyung es un gran admirador suyo.
Así que creo que eso lo cubre todo. ¿He dejado algo?
He aprendido mi lección. Esta vez para siempre, En serio, ¿si llego a casa y
Taehyung se está acostando con un tipo al azar en nuestra cama? No me voy a
asustar, no diré ni una palabra.
Sólo lo recogeré, arrojándolo sobre mi hombro para llevarlo al laboratorio de ADN
más cercano para asegurarme de que es en realidad Taehyung y no un gemelo
perdido y malvado empeñado en destruir nuestras vidas.
No voy a dudar de Taehyung. O de nosotros, para el caso.
¿Todavía no me crees?
Eso está bien, el tiempo lo dirá. Y además, Taehyung me cree. Y eso es lo que
jodidamente y realmente importa, ¿no?
Ahora que estás al tanto, no te aburriré con más resúmenes. Pero la historia no ha
acabado todavía. Puedes ver el resto de la acción, en vivo.

***

—No puedo comer un bocado más, creo que mi estómago se va a reventar.


—¡Dios, Yoongi, otra rebanada! ¿Cómo puedes siquiera? —pregunta Jimin.
Yoongi frota su protuberante vientre, como un abuelo en el día de acción de
gracias—. Es un regalo.
Él rueda sus ojos.
La pandilla está aquí, los chicos se acercaron a ayudarme a arreglar los muebles en
el vivero, y Taehyung, Jimin y Jaehwa fueron etiquetados de supervisar. La madera
maciza de cerezo —esa es una mierda muy pesada. Mi consejo: ve con la imitación
de madera. Se ve tan hermoso y es mucho más fácil de mover.
Shamu mira fijamente a Yoongi cuando él recoge su quinto trozo de pizza.
—En serio, Yoongi, necesitas parar.
Shamu. Esa es Jaehwa, su nuevo apodo temporal.
A Yoongi y a mí se nos ocurrió hace unas semanas cuando ella tomó la
desafortunada decisión de usar un traje de baño de maternidad en blanco y negro
de una pieza en la playa.
No se lo digas a Seung, tiene cero sentido del humor cuando se trata de nosotros
bromeando sobre mi hermana estos días.
Con la boca llena, Yoongi le dice—. No estés celosa, Sham, sólo porque tú estás
demasiado hinchada para disfrutar de este delicioso manjar.
Oh-oh. ¿Viste su desliz?
Jaehwa, claro que sí.
—¿Cómo me llamaste?
—¿Qué?
—Sham. Me llamaste Sham. ¿Qué diablos quiere decir Sham, Yoongi?
Nunca he visto a alguien alineado ante un pelotón de fusilamiento, pero ahora sé
cómo se vería. Yoongi se atraganta como su comida cómo si estuviera tragando un
ladrillo, y sus ojos abiertos se giran a mí pidiendo ayuda.
Estás por tu cuenta, hombre. Tengo a un niño en camino. Sería bueno tener cuatro
extremidades funcionamiento cuando nazca.
—Yoo . . . ah . . . Voy con Tourette.
Jimin parece confundido. Los ojos de Jaehwa se estrechan.
—Lameculoplastadebolahijodeputaperra. ¿Ves?
Shamu da vuelta lejos—. Lo que sea.
Eh, eso fue decepcionante, el embarazo la debe estar agotando. Y hablando de
embarazo, Taehyung se contonea en la habitación.
Su cabello es brillante. Balanceándose de izquierda a derecha cuando se mueve.
Su frente se arruga cansadamente, y una mano descansa sobre su espalda para
ayudar a apoyar la inmensidad de su panza.
No puedo quitar mis ojos de él, está adorablemente redondo. Como uno de
esos Weeble Wobbles ​ ​con los que jugaba cuando era niño. Toma el sofá junto a mí
y pone sus hinchados pies de Fred Flintstone en la mesa de café.
—Estoy tan enorme.
Sonrío y pongo mi mano en su firme montículo, frotando como una cabeza calva
para la buena suerte. Sabiendo que hay un bebé vivo ahí, viéndolo o sintiendo su
movimiento debajo de la piel de Taehyung, es bastante malditamente increíble.
Cuando hay un partido de los Yankees, le hablo, dándole un comentario
juego-a-juego, como un comentarista deportivo. Y por la noche, cuando Taehyung
está dormido, balanceo el control de la TV en su estómago solo para observar al
bebé patearlo desde el interior. Genial, ¿no? de un manera extraña y del tipo Aliens,
pero todavía genial.
—Realmente estás enorme. —dije—. Creo que te has duplicado de tamaño desde el
desayuno.
Toda la habitación se pone extrañamente silenciosa.
Y Taehyung mira mi mano un segundo demasiado largo—. Disculpa... Tengo que
ir… — se levanta y se arrastra tan pronto como puede al final del pasillo.
Probablemente va a mear, lo hace mucho últimamente.
A continuación, Jimin me pega.
Smack.
En la jodida oreja—. ¡Ay! —Froto mi palpitante lóbulo.
Shamu deja escapar un suspiro exasperado—. ¿Podrías darle uno por mí, Jimin?
No creo que yo pueda hacerlo.
Smack.
—¡Jesús! ¿Qué diablos?
Jaehwa está encima de mí—. ¿Qué estás pensando? ¡No le dices a una alguien
que está a tres días de dar a luz que está enorme!
—No, él lo dijo. Yo sólo coincidí con él.
—Jimin.
Smack.
—¡Dios Todopoderoso!
Si el zumbido en el oído es una indicación, hay una excelente oportunidad de que
he quedado sordo.
—Taehyung sabe que no lo dije de ese modo.
Jimin cruza sus brazos con aire de suficiencia—. Seguro que sí, idiota. Por eso está
en el baño llorando ahora.
Trago duro y miro al final del pasillo. Es posible que Jimin sólo esté jugando
conmigo, es su pasatiempo favorito en estos días, me hace sentir culpable por todo
lo que Taehyung ya me ha perdonado. Park Jimin es el Mickey Mantle de la
explotación al rencor.
Jaehwa se levanta desde el sofá—. Y con esa nota, hazme rodar a casa, Seung, tan
divertido como es ver a mi hermano pequeño resentir, estoy demasiado cansada
para realmente disfrutar de ello en el momento.
Jimin y Yoongi se levantan para irse también, para que los cuatro puedan compartir
un taxi. Aunque realmente no sé cómo va a funcionar, Jaehwa va a necesitar el
asiento entero para ella.
Sin embargo conservaré esa pequeña observación para mí mismo.
Además, tengo asuntos más importantes que tratar. Como encontrar a mi novio.

***

Golpeo suavemente en la puerta del baño—. Taehyung.


Ahí un arrastre de pies detrás de la puerta—. Ya mismo salgo.
Mierda. Su voz es sofocada, húmeda. Jimin no estaba jugando conmigo.
Estiro la mano y agarro la llave de su lugar en la cima de la moldura. Desbloqueo la
puerta y la abro lentamente, y ahí está, de pie frente al espejo, con lágrimas
manchando sus mejillas.
Taehyung se gira para mírame e hipa. Su tono es lamentable, triste.
—No quiero ser gordo.
Cubre su cara con sus manos y solloza en ellos.
Trato de contener la risa, de verdad, pero se ve tan lindo y triste, absolutamente no
lo logro. Envuelvo mis brazos alrededor de él por detrás. —Tú no estás gordo,
Taehyung.
Su voz es amortiguada por sus manos—. Sí, lo soy. No podía ponerme mis zapatos
ayer, Minnie tuvo que ayudarme porque yo no pude.
Esta vez no puedo dejar de reírme a carcajadas, descanso mi barbilla sobre su
hombro y tiro de sus manos hacia abajo de su cara. Nuestras miradas se cruzan en
el espejo—. Estás embarazado, no gordo —Pienso por un momento y luego añado
como algo natural—. Jaehwa está gorda.
Sus húmedos ojos se entrecierran. —Está embarazada.
—No está en sus muslos.
Taehyung sacude su cabeza—. Eres tan malo.
—No trato de serlo. Sólo trato de señalar el hecho de que eres hermoso — Froto las
manos hacia arriba y abajo por sus estrechas caderas—. Sexy como el infierno.
Y no le estoy mintiendo. Su cintura puede estar en su capacidad máxima, pero sus
piernas están esbeltas, entonadas. Y él todavía luce el culo más dulce, más
apretado de este lado del río Hudson.
Claro, es irracional y hormonal la mitad del tiempo, pero la otra mitad del tiempo, es
caliente. Excitado más de lo que lo he visto.
Taehyung duda de mi sinceridad—. ¿Sexy? Por favor. No soples humo por mi culo,
Jungkook.
Sonrío—. Confía en mi cariño, si estoy pensando en deslizarse algo en tu culo, no
va a ser humo.
Se gira en mis brazos, sin estar convencido—. ¿Cómo puedes pensar que esto
—apunta a su cuerpo—, es sexy?
Dudo, y froto la parte posterior de mi cuello.
—Podría hacerte enojar.
—Arriésgate.
Me encojo de hombros—. Bueno...yo te hice esto —Un hecho seguro que él no me
dejará olvidar, una vez que estemos en la sala de partos.
—Te hice así, dejé mi huella. Es mi hijo el que estás incubando, es como un letrero
de neón que dice PROPIEDAD DE JEON JUNGKOOK. Llámame un hombre de las
cavernas, pero es importante para mí.
Él está tranquila por un minuto, luego mira nuestras manos unidas—. ¿Qué pasa si
no puedo perder el peso después de que nazca el bebé?
—Lo harás.
—Pero ¿qué pasa si no?
Me encojo otra vez—. Entonces voy a convertirme en un perseguidor de gorditos.
Un pequeño cojín extra para empujar no es una cosa mala.
Rueda sus ojos, pero luego se ríe, ahueca mi cara con ambas manos y lleva sus
labios a los míos, comienza el beso dulce y tierno.
Y entonces no lo es.
Sus dientes mordisquean mis labios, duro y con urgencia. Rogando por más.
Y mis piernas tiemblan con la necesidad de complacerlo.
Todavía me sorprende el poder que tiene. Este hombre puede llevarme sobre mis
rodillas con una mirada... un suspiro. Pero no podría ser de otra manera, he estado
en el otro lado. Vi lo que la libertad tiene para ofrecer. Miseria.
Trae las malditas cadenas; me quedo con la esclavitud cualquier día.
Taehyung se aleja, los ojos cerrados. Jadeando—. Jungkook... Jungkook, necesito...
Empujo el pelo detrás de su cara—. ¿Qué, bebé, dime? ¿Qué necesitas?
Sus ojos se abren—. ¿Me quieres Jungkook?
Chupo su labio inferior, y siseo—. Sí.
—Enséñamelo, házmelo sentir. No pienses en el bebé... sólo... fóllame... como
antes...
Santa María madre de Dios.
Bueno, por el momento, Taehyung está...bajo presión, delicado, como un globo de
agua que se ha llenado demasiado.
He tenido que hacer un esfuerzo consciente de tener cuidado con él en el
departamento del sexo. Lento y suave, a pesar de algunas posturas fantásticamente
creativas. Pero ahora, las cosas que está diciendo su voz, Cristo, es lo único que
puedo hacer para no reclinarlo sobre el fregadero y follarlo hasta que seamos
ciegos.
—Lo quiero duro... por favor, Jungkook... como solíamos...
Jesús, esto es lo que un trastornado gorila siente, justo después de que ha
escapado del zoo.
—Simplemente... no me mires, si...
Como un pedazo de yesca seca, me muevo. Lo agarro de sus brazos más
apretadamente de lo que debo y lo giro, mi mano se enreda en su pelo, tomando su
cabeza de nuevo así puedo asaltar su cuello y mi erección se presiona contra su
culo. Taehyung lloriquea, mi otra mano se desliza hasta su estómago, frotando sus
pezones. Y nuestras bocas se fusionan, lenguas hundiéndose, peleando.
Engancho un brazo debajo de sus rodillas y lo levanto, dirigiéndome directamente a
la habitación.
Taehyung empuja contra mi pecho—. Espera, Jungkook, soy demasiado pesado, te
vas a lastimar.
Si no estuviera tan excitado, estaría bastante insultado. Lo interrumpo con otro beso
profundo, entonces él estaba en la cama.
Me tomo mi tiempo abriendo los botones en la parte delantera de su camisa, uno
por uno. Sin provocarlo, solo para mostrarle—. ¡No mires, mi culo!
—Verte es la mejor maldita parte.
Bueno, no es la mejor parte, pero es una parte muy buena.
Se mueve con impaciencia y quita por completo su pantalón, lo desliza fuera de sus
piernas. Tomo un momento para admirar mi obra, acariciando cada centímetro de
su cuerpo desnudo con mis ojos, impresionante.
Entonces entierro mi cara en su pecho, lamiendo y chupando, dando a cada
abundante montículo su recompensa.
Taehyung arquea su espalda y tira de mi pelo, retorciéndose. Tiro de mi camisa
sobre mi cabeza.
Sus brazos alrededor de mi espalda, apretando, me llevan más cerca. Gimo y
mordisqueo un sendero hasta su garganta para plantar otro largo beso en su boca.
No quiero sus pensamientos sobre el bebé ahora, pero no puedo pasar por la giba
sin rendir homenaje.
Mis labios presionan contra él una vez, reverentemente.
Entonces me levanto. Desgarro mi cinturón y deslizo mis pantalones y calzoncillos
hasta el piso. Taehyung está respirando con rapidez, sus labios están separados e
hinchados, y sus ojos están ardiendo sobre mí.
Tomo sus tobillos y lo arrastro hasta el borde de la cama, envolviendo sus piernas
alrededor de mis caderas. No tomo demasiado tiempo en prepararlo para mi, a
pesar de que él lo quiere ahora, no puedo arriesgarme a lastimarlo.
Deslizo mi polla arriba y abajo entre su entrada, cubriendo la cabeza con la
humedad del lubricante.
Luego me detengo y nuestros ojos se encuentran. Él quiere un viaje muy movido, y
mi objetivo es complacerlo, pero primero—. Si te hago daño, si estás incómodo en
absoluto, tienes que decirme.
Él asiente rápidamente y es el único consuelo que necesito antes que chocar contra
él, joder. Gemimos juntos, largo y bajo, mi cabeza rueda atrás y empujo otra vez.
Ahora es más estrecho. No sé si es el bebé presionando o el hecho de que Dios es
bueno, pero su agujero me agarra como una jodida Venus atrapamoscas
saboreando su última comida, mis caderas golpean contra las suyas, chocando y
frotándose, tan duro como me atrevo.
Se siente primitivo, crudo, y tan exquisitamente intenso que podría ser ilegal.
Él jadea y gime, amando cada segundo. Taehyung alcanza por mis caderas, pero
están fuera de su alcance, toma las sábanas en su lugar y las retuerce.
Manteniendo el ritmo rápido y constante, deslizo mi mano y comienzo un rápido
movimiento en su polla, justo como a él le gusta, entonces me muevo más arriba,
pellizcando esos magníficos pezones rosados.
Los pezones de Taehyung siempre han sido un punto caliente, pero últimamente
han estado extrasensibles. Su boca se abre, pero solamente un pequeño lloriqueo
sale y eso es inaceptable.
—Vamos, bebé, puedes hacerlo mejor.
Doy a cada puntiagudo pico un buen y largo tirón. Y grita—. Jungkook... Jungkook…
Sí...
Mucho jodidamente mejor.
Muevo mis manos a sus rodillas y las sostengo por palanca. Tirando de él hacia mí
cuando empujo hacia adelante. Piel golpeando piel—. Dios... Taehyung...
No voy a poder aguantar mucho más. A este ritmo, realmente no lo esperaba.
Mi barbilla cae en mi pecho y extiendo la mano y agarro su trasero levantándolo,
hundiéndome más profundo, más rápido.
Las piernas de Taehyung se aprietan sobre mí y sé que está cerca también, él
gime... casi como cantando... es una cosa hermosa. Y entonces se pone rígido
debajo de mí, apretándose a mí alrededor, llevándome abajo con él.
Agarro su cintura, sosteniéndolo cerca mientras llegamos juntos.
Más tarde, cuando nuestras respiraciones finalmente regresan a la normalidad, me
desmayo en la cama junto a él—. Maldita sea, eso nunca pasa de moda.
Taehyung se ríe—. Sí, necesitaba eso.
Luego muerde su labio inferior y me mira de reojo. Tímidamente.
—¿Quieres volver a hacerlo?
Como si realmente tuviera que pedirlo.

***

Unas horas más tarde, despierto de mi coma inducido por el sexo con el sonido de
la voz de Taehyung.
—Ufff... maldita pizza. Maldito quien lo inventó.
Froto el sueño de mis ojos y miro por la ventana, es aún oscuro afuera, un par de
horas después de la medianoche. Taehyung está caminando por la habitación,
sobándose la barriga, respira con dificultad.
—¿Taehyung? ¿Qué está pasando?
Él se detiene en su camino y me mira—. No es nada. Vuelve a dormir. —
Gime suavemente—. Sólo indigestión.
¿Sólo una indigestión?
Famosas últimas palabras.
Y lo siguiente que sabes, tío Morty yace sobre una losa en la morgue por un ataque
al corazón que nunca supo que estaba teniendo. No durante mi turno, amigo.
En un instante, estoy fuera de la cama en pantalones chándal. Me paro junto a
Taehyung, mi mano sobre su hombro.
—¿Deberíamos llamar al doctor?
—¿Qué? No, no, estoy seguro de que es sólo... ugh... — Se inclina, sosteniendo su
torso—. Oh...ow...
Y un chorro de agua sale de entre sus piernas, como por valor de diez galones. Los
dos nos quedamos ahí, estúpidamente viendo como caen las gotas desde el borde
del camisón sobre la alfombra. Y entonces, como una serpiente deslizándose en la
hierba, la realidad serpentea a través de nuestros cerebros.
—Oh, Mi Dios.
—Santa mierda.
¿Recuerdas ese globo de agua que he mencionado?
Sí, ese idiota acaba de estallar.

***

Hee hee.
Whoo whoo.
Hee hee.
Whoo whoo.
Cuando tenía dieciséis años, el equipo de baloncesto de mi escuela estaba en
un empate por el campeonato del estado. Durante el último partido estábamos
abajo por uno, con tres segundos en el reloj. ¿Adivina a quien le pasaron el balón?
¿Quién hundió el ganador de tres puntos?
Sip, ese sería yo. Porque incluso en aquel entonces, era una roca.
Continuaba el empate, no me estrese. ¿Miedo? ¿Pánico? Era para perdedores.
Y yo no era un perdedor.
Así que ¿por qué mis manos temblaban como un paciente de Parkinson sin
medicación?
¿Alguien alguna vez te dijo que haces demasiadas malditas preguntas? Mis nudillos
eran blancos, envueltos en un agarre de muerte alrededor del volante.
Taehyung estaba en el asiento del pasajero con una toalla debajo de su culo,
implementando cada técnica de respiración Lamaze​29​, que el instructor hippie nos
había dicho.
**//​Lamaze: ​Es una técnica de parto, el objetivo es aumentar la confianza de la madre en su capacidad de dar a luz.//**

Hee hee.
Whoo Whoo.
Hee hee.
Whoo.
Luego, a mediados de whoo, él grita—. ¡Oh, no!
Casi cierro el coche contra un maldito poste de teléfono—. ¡Qué! ¿Qué pasa?
—¡Me olvidé de las paletas de manzanas agrias!
—¿El qué?
Su voz estaba cargada decepción—. Las paletas de manzana agria. Jaehwa dijo
que fue lo único que sacio su sed cuando estaba en trabajo de parto con Jiwoo, iba
a recoger algunas esta tarde, pero se me olvidó. ¿Podemos parar y conseguir un
poco?
Okay. Parece que el sentido común de Taehyung se ha ido, adiós, por lo que
depende de mí para ser su voz de la razón, lo cual es malditamente aterrador,
teniendo en cuenta que estoy colgando de un hilo por aquí.
—¡No, no podemos jodidamente parar, y conseguir un poco! ¿Estás demente?
Los grandes ojos marrones de Taehyung se llenan inmediatamente con lágrimas y
me sentí como el idiota más grande del mundo.
—¿Por favor, Jungkook? Sólo quiero que todo sea perfecto... ¿y qué pasa si quiero
una paleta durante el parto, y te vas a conseguirme una, y luego tengo el bebé
mientras te has ido? Te lo perderás —Las lágrimas descendían por sus mejillas
como dos pequeños afluentes. —No soportaría si te lo pierdes.
Por favor, que no sea una niña. Por el amor de Dios, por favor no dejes que sea una
niña. Todo este tiempo, he estado orando por un bebé sano sin especificar un sexo.
Hasta ahora.
Porque si tengo una hija, ¿y sus lágrimas me llevan a mis rodillas como lo hacen las
de Taehyung? Estoy completamente jodido.
—Está bien, Taehyung, está bien, bebé. No llores, voy a detenerme.
Inhala, y sonríe—. Gracias.
Sacudí el volante a la derecha, haciendo un giro en U ilegal, y estaciono en la acera
frente a un 7-Eleven. Entonces, más rápido que una parada de rigor en la Indy 500,
estaba de vuelta en la carretera, con la codiciada paleta de manzana ácida dando
vueltas en el asiento trasero.
​ s un festival, donde se realizan desfiles de autos y carreras.//**
**//​Indy 500: E

Y Taehyung volvió con sus respiraciones.


Hee hee.
Whoo Whoo.
Hee hee.
Hasta que no lo está.
—¿Crees que las enfermeras sabrán que tuvimos sexo?
Miro fijamente a su estómago—. A menos que pienses en reclamar una inmaculada
concepción, creo que van a tener una idea bastante buena.
Entonces me inclino sobre la bocina—. ¡La gasolina está a la de la derecha, abuela!
—Juro por Cristo, ¿que si tu esponjoso cabello gris es la única cosa que se puede
ver sobre el tablero? No deberías estar conduciendo.
Hee hee.
Whoo Whoo.
—¿No crees que ellos sabrán que tuvimos sexo esta noche?
Taehyung es gracioso acerca de estas cosas, tímido, incluso conmigo a veces. El
otro día, se me ocurrió echar un vistazo cuando estaba sentado en el inodoro y fue
como el fin del mundo. Personalmente, creo que es ridículo pero no voy a discutir
ese punto con él ahora.
—Es una sala de maternidad, Taehyung, no CSI. No van a estar ahí abajo con una
luz negra buscando a mis nadadores.
Hee Hee.
Hee Hee.
—Sí, tienes razón. No van a ser capaces de saber —Él parecía estar calmado con
la idea. Más tranquilo.
Whooooo.
Y me alegro por él, ahora sí puedo evitar sufrir un paro cardíaco, estaremos en muy
buena forma.

**

Una hora más tarde, Taehyung está acomodado en una habitación privada en el
Hospital presbiteriano de Nueva York, conectado a más artilugios emitiendo pitidos
que un octogenario con soporte vital. Me siento en la silla junto a la cama.
—¿Te traigo algo? ¿Un masaje en la espalda? ¿Cubitos de hielo? ¿Narcóticos? Sé
que podría ir por un vaso de whisky en el momento, o una botella entera.
Taehyung toma mi mano y la mantiene apretada, como si estuviéramos en un avión
que está a punto de despegar—. No, solo habla conmigo —Entonces su voz se
apaga. Baja—. Tengo miedo, Jungkook.
Mi pecho se aprieta dolorosamente y nunca en mi vida me había sentido tan
impotente.
Pero hice lo imposible por ocultarlo—. Oye, esta cosa de entrega entera es un
pedazo de la torta. Es decir, los hombres tienen bebés todo el tiempo, leí este
artículo una vez que decía que en los días de antaño, los niños nacían justo en el
medio de los campos, entonces lo limpiaban, lo ponían en su mochila, y volvían al
trabajo. ¿Qué tan difícil puede ser?
Él se rió.
A continuación, una voz llega desde la puerta—. ¿Cómo lo estamos haciendo esta
noche?
—Hola, Bobbie.
—Hey, Roberta.
Sí, sólo uso su nombre completo. ¿Estrés postraumático? Posiblemente.
¿Todo lo que sé al oír el nombre de Bob? Es que casi me dan ganas de cortarme
las venas con una caja de cuchillas.
Roberta comprueba la tabla al final de la cama—. Todo se ve bien. Estás cerca de
tres centímetros de dilatación, Taehyung, así que todavía tienes mucho tiempo para
venir. ¿Tienes alguna pregunta para mí?
Taehyung parece optimista—. ¿Epidural?
Aquí hay algunos consejos —no seas masoquista, consigue la epidural.
Voy a repetir esto, en caso de que te lo perdiste: CONSIGUE LA EPIDURAL.
De acuerdo con mi hermana, es una droga milagrosa. Ella felizmente habría
masturbado al tipo que lo inventó y Steven probablemente se lo permitiría.
¿Quieres extraer un diente sin novocaína? ¿Quieres conseguir extirpar el apéndice
sin anestesia? Por supuesto que no.
Y no me vengan con esa mierda de tener la "experiencia completa" de parto.
El dolor es el dolor, no hay nada "maravilloso" al respecto.
Jodidamente duele.
Roberta sonríe con dulzura—. Voy a conseguirlo y lo colocare de inmediato —
Ella hizo un par de notas en el portapapeles, luego lo devolvió a su lugar
colgándolo—. Volveré dentro de un rato para ver cómo estás. Tienen a las
enfermeras, llámenme si necesitan algo.
—Está bien. Gracias, Roberta.
Una vez que está fuera de la puerta, me levanto y agarro mi teléfono celular.
—Voy a llamar a tu mamá, no puedo conseguir recepción aquí. ¿Vas a estar bien
hasta que vuelva?
Agita su mano—. Claro, no voy a ninguna parte. Vamos a estar aquí.
Me inclino y beso la frente de Taehyung, entonces me agacho y beso su tripa,
diciéndole—. No empieces sin mí.
Entonces estoy fuera de la puerta corriendo para alcanzar al médico de Taehyung
en el pasillo—. ¡Oye, Roberta!
Se detiene y se da vuelta—. Hola, Jungkook. ¿Cómo estás?
—Estoy bien, quiero preguntarle sobre el ritmo cardíaco del bebé. ¿No es
uno-cincuenta un poco alto?
La voz de Roberta es tolerante, comprensiva. Está acostumbrada.
—Es bueno dentro del rango normal. Es común ver algunas fluctuaciones menores
en la frecuencia cardíaca fetal durante el parto.
Asentí con la cabeza. Y seguí adelante—. ¿Y la presión arterial de Taehyung?
¿Algún signo de preeclampsia​**​?

**//A​ parición de hipertensión arterial y proteinuria,//**

El conocimiento es poder, cuanto más sepas, más control tienes sobre una
situación. Al menos eso es lo que me he estado diciendo durante los últimos ocho
meses.
—No, como te dije por teléfono ayer y el día anterior, la presión arterial de Taehyung
es perfecta, ha sido estable todo el embarazo.
Froto mi barbilla y asentí—. ¿Alguna vez ha dado a luz a un bebé con distocia de
hombro? Porque no sabrás que está sucediendo hasta que la cabeza del bebé ya
está…
—Jungkook. ¿Creí que habíamos acordado que ibas a dejar de ver las repeticiones
de ER​**​?

**//​ Sala de Urgencias, es una serie de televisión con un perfil dramático. Trata de lo que ocurre en la sala de
urgencias del hospital ficticio County General en Cook County, Chicago, Illinois, y de la compleja vida personal de los
médicos.//**

ER debería venir con una etiqueta de advertencia, es perturbador. Si eres un


hipocondríaco leve o vas a ser padre, anticipa que vas a perder un montón de sueño
después de un episodio.
—Lo sé, pero…
Roberta levanta su mano—. Mira, sé cómo te sientes…
—¿En serio? —Pregunto bruscamente —. ¿Alguna vez has tomado tu vida entera y
se la has puesto en manos de otra persona y le pediste que la cuidaran por ti?
¿Para qué te lo devolvieran en una sola pieza? Porque eso es lo que estoy
haciendo aquí —Empujo una mano por mi pelo y miro hacia otro lado. Y cuando
hablo de nuevo, mi voz es temblorosa—. Taehyung y este bebé… si alguna vez...
Ni siquiera puedo terminar el pensamiento, por no hablar de la frase.
Ella pone su mano en mi hombro—. Jungkook, tienes que confiar en mí. Sé que es
difícil, pero trato de concentrarme en lo positivo, Taehyung es joven y saludable
tenemos razones para creer que este parto progresara sin ningún tipo de
complicaciones en absoluto.
Asentí con la cabeza y la parte lógica de mi cerebro sabía que tenía razón.
—Vuelve con Taehyung, intenta disfrutar del tiempo que te queda. Después de esta
noche, no van a estar solos ustedes dos más, no por mucho tiempo.

Me obligo a asentir con la cabeza de nuevo—. Está bien, gracias.


Me doy vuelta y camino de regreso a la habitación, me detengo en la puerta.
¿Puedes verlo?
Rodeado de almohadas —enterrado bajo un esponjoso edredón que él insistió en
traer de casa. Se ve tan pequeño, casi como un niño escondido en la cama de sus
padres durante una tormenta eléctrica.
Y tengo que decir las palabras para asegurarme de que él lo sabe.
—Te amo, Taehyung. Todo lo que es bueno en mi vida, todo lo que realmente
importa, es solo por ti. ¿Si no nos hubiéramos conocido? Estaría jodidamente
miserable y probablemente demasiado despistado siquiera para darme cuenta de
ello.
Él me mira, enfrentándome totalmente—. Voy a tener un bebé, Jungkook no me
estoy muriendo —Entonces sus ojos se ampliaron—. Jesucristo, no me estoy
muriendo, ¿o sí?
Y eso es todo lo que se necesitó para salir de mi pánico.
—No, Taehyung, no te estás muriendo.
Él asiente con la cabeza—. Está bien, entonces. Y para que conste, yo también te
amo, me encanta que estés financiando el futuro de Jiwoo porque no dejas de
maldecir. Me encanta cómo te burlas de tu hermana sin piedad, pero matarías a
cualquier persona que le hiciera daño. Pero más que nada… me encanta la forma
en que me amas. Lo siento cada momento… todos los días.
Me acerco a él y ahueco su mejilla. Entonces me inclino y beso suavemente sus
labios.
Toma mi mano y le da un apretón y luego su mandíbula se tensa con determinación.
—Ahora, vamos a hacer esto.

***

Resulta que toda la preocupación fue en vano. Porque a las 9:57 de la mañana,
Taehyung dio a luz a un niño robusto y yo estuve a su lado todo el tiempo,
compartiendo su dolor.
Literalmente.
Estoy bastante seguro de que él rompió mi mano.
¿Pero a quién le importa? Unos huesos rotos no significan mucho cuando sostienes
un milagro de siete libras y nueve onzas.
Y eso es justo lo que estoy haciendo.
Sé que todos los padres piensan que su hijo es adorable, pero para ser honestos, él
es un chico guapo, ¿no crees? Un parche de pelo negro está suavemente en la
parte superior de su cabeza. Sus manos, sus labios, mirarlos es como mirarme en
un espejo pero sus ojos, son todo Taehyung.
Es exquisito. La perfección hecha carne.
Concedido, él no salió con este aspecto. Hace unas horas, tenía un gran parecido a
un pollo desplumado gritando.
Pero era mi pollo desplumado gritando, así que todavía era la cosa más hermosa
que he visto alguna vez.
Es irreal. La adoración. La devoción que es tan abrumadora, que casi duele mirarlo.
Quiero decir, amo a Taehyung más que a mi propia vida pero eso llevó tiempo, poco
a poco me enamore de él.
Esto… fue instantáneo. Tan pronto como puse los ojos en él, supe que alegremente
saltaría desnudo en una piscina de ácido de batería por él. Una locura, ¿verdad? y
no puedo esperar para enseñarle cosas. Mostrarle… todo, por ejemplo, cómo
cambiar un neumático, y hablarle dulce a una niña o niño, cómo golpear una pelota
de béisbol, y lanzar un gancho de derecha. No necesariamente en ese orden.
Solía burlarme de esos chicos en el parque, los papás con sus cochecitos y sonrisas
tontas y hombres monederos.
Pero ahora… ahora lo entiendo.
La voz de Taehyung me tira de mi bebé que miraba fijamente —. Oye.
Parece agotado, no lo culpo.
—¿Cómo te sientes?
Sonríe adormilado—. Bien…
Me estremezco—. Ouch.
—Sí.
Sus ojos caen al paquete de color azul pálido con manta en mis brazos.
—¿Cómo está el pequeño hombre?
—Está bien, sólo estamos pasando el rato. Nada, le estoy hablando de todas las
cosas importantes en la vida.
—¿En serio?
—Sí.
Bajo la mirada a nuestro hijo y mi voz es asombrada—. Hiciste un gran trabajo,
Taehyung. Él tiene tus ojos, me encantan tus ojos, ¿alguna vez te dije eso? fue la
primera cosa que noté en ti.
Él arquea una ceja —. ¿Pensé que mi culo fue lo primero que notaste?
Me reí, recordando—. Oh, sí, es cierto. Pero entonces te diste la vuelta y justo… me
impactaron.
El bebé soltó un chillido agudo, capturando nuestra atención.
—Creo que tiene hambre.
Taehyung asiente y cojo el biberón que la enfermera tenía preparado. Atraigo al
bebé más cerca y él se engancha a la boquilla como un experto.
Taehyung sonríe—. Probablemente deberíamos pensar en un nombre para él, ¿no
crees?
Taehyung y yo decidimos esperar en el juego de los nombres hasta después del
nacimiento del bebé, para asegurarnos de que era el adecuado. Los nombres son
cruciales, ellos son la primera impresión que el mundo tiene de ti. Es por eso que
nunca voy a entender por qué las personas maldicen a sus hijos con nombres como
Edmund, Albert o Morning Dew.
¿Por qué no ir al grano y llamar al chico Cabeza De Mierda?
Me recuesto en la silla—. Está bien, puedes empezar.
Sus ojos recorren la cara del bebé—. Connor.
Niego con la cabeza—. Connor no es un nombre de pila.
—Por supuesto que lo es.
—No, es un apellido —En mi mejor voz de Terminator digo—. Sarah Connor.
Taehyung rueda los ojos. Entonces dice—. Siempre me ha gustado el nombre
Dalton.
—Ni siquiera voy a dignificar eso con una respuesta.
—De acuerdo, Colin.
Me burlo—. De ninguna manera, suena demasiado como ―colon. Ellos lo llamarían
ano en el momento en que ponga un pie en el patio.
Taehyung me mira con incredulidad—. ¿Estás seguro de que fuiste a la escuela
católica? Suena como si hubieras crecido en la sala correccional.
La vida es un gran patio de escuela, recuerda eso.
Mentalidad de manada de lobos. Tienes que aprender temprano cómo no ser el
eslabón más débil. Ellos son a los que se comen. Vivos.
—Puesto que no apruebas mis elecciones, ¿qué sugieres? —Pide él.
Miro el rostro dormido de nuestro hijo, sus pequeños labios perfectos, sus largas
pestañas oscuras.
—Michael.
—Uh-uh. En tercer grado, Michael Rollins vomitó todos mis mocasines, cada vez
que escucho ese nombre pienso en perros calientes regurgitados.
Me parece justo, lo intento de nuevo—. Jihoon. No Jeonho o Jeonghun, sólo Jihoon.
Taehyung levanta las cejas, y aprueba—. Jihoon. Jihoon, me gusta.
—¿Sí?
Él baja la mirada al bebé de nuevo—. Sí, es Jihoon.
Meto la mano en mi bolsillo de atrás y saco un pedazo de papel doblado.
—Fantástico. Ahora su apellido.
Él está confundida—. ¿Su apellido?
Hemos hablado sobre el uso de Kim como el segundo nombre, pero seamos
honestos: las únicas personas que utilizan un segundo nombre son asesinos en
serie y padres cabreados, así que se me ocurrió algo mucho mejor.
Pongo el papel abierto en el regazo de Taehyung.
Echó un vistazo.
Kim-Jeon
Él levanta la vista, los ojos muy abiertos por la sorpresa—. ¿Quieres unir tu
apellido?
Sin duda, eso de los apellidos es algo sexista. Y no, no estoy de acuerdo con eso,
en el futuro, si alguno rufián viene y supone que es dueño de mi sobrina, voy a
comprarle una pala. Así se puede cavar su propia tumba antes de que lo ponga en
ella.
—Bueno… es nuestro. Y tú hiciste la mayor parte del trabajo, debes obtener la
mitad del crédito.
Sus ojos se ablandan cuando él recuerda—. Odias compartir, Jungkook.
Empujo un poco de su pelo rebelde tras la oreja—. Por ti, estoy dispuesto a hacer
una excepción.
Además, estoy apostando a que un día, pronto, el apellido de Taehyung coincidirá
con nuestro hijo.
Por supuesto, Taehyung se merece la mejor propuesta siempre y la mejor toma
tiempo.
Planificación.
Está en construcción en estos momentos. Estoy tomando clases en globo los
sábados por la tarde, cuando él piensa que estoy jugando a la pelota con los chicos.
Porque voy a llevar a Taehyung en un paseo en globo aerostático privado al Valle
Hudson. Habrá una elegante merienda preparada para nosotros cuando aterricemos
y ahí es donde voy a hacer la pregunta.
De esa manera, si existe la remota posibilidad de que Taehyung me rechace, lo
tendré en una zona totalmente apartada hasta que pueda cambiar de opinión.
Un genio, ¿verdad?
Voy a tener una limusina esperando cerca, pero no demasiado cerca, que nos lleve
de vuelta a casa, para que podamos sentarnos y descansar en el camino y tener
limo-sexo, por supuesto. Nunca se debe dejar pasar la oportunidad de tener sexo en
una limusina, siempre es divertido.
Los ojos de Taehyung están brillantes por las lágrimas. Felices—. Me encanta.
KimJeon Jihoon. Es perfecto, gracias.
Me inclino hacia delante y beso la frente de nuestro hijo. Y luego beso los labios de
su padre—. Lo tienes todo mal, bebé. Se supone que yo debo estar dándote las
gracias.
Él baja la vista hacia Jihoon con ternura y con esa voz que podría poner a un ángel
verde de envidia, comienza a cantar.

Hay una canción que cantan cuando toman la autopista


Una canción que cantan cuando toman al mar
Una canción que cantan de su hogar en el cielo
Tal vez puedes creerlo si te ayuda a dormir
Pero el canto funciona bien para mí
Así que buenas noches, señora luz de la luna
Arrulla al dulce bebé Jihoon
Verdes profundos y azules son los colores que elijo
No me dejes caer en mis sueños
Y arrulla al dulce bebé Jihoon

Solo hay unas pocas veces en la vida en la que tengo permitido llorar sin parecer un
tonto total.
Esta es una de esas veces.
Cuando Taehyung termina, me aclaro la garganta y froto la humedad de mis ojos.
Luego me subo a la cama a su lado.
Estoy bastante seguro de que va contra la política del hospital, y lo admito, algunas
de esas enfermeras las veo jodidamente intimidantes.
Pero vamos son enfermeras.
Taehyung se vuelve hacia mí, así que Jihoon se encuentra entre nosotros. Mi brazo
está por encima de él, con mi mano en su cadera, rodeándolos a los dos.
Los ojos de Taehyung son cálido terciopelo—. ¿Jungkook?
—¿Mmm?
—¿Crees que vamos a estar siempre así?
Le doy una pequeña sonrisa—. Definitivamente no.
Y luego toco su cara, la que planeo mirar todas las mañanas y todas las noches,
hasta que la muerte aparezca para arrastrarme lejos.
—Vamos a seguir mejorando.

***

Así que ahí lo tienen.


Es esto un jodido final feliz, ¿eh? O principio… supongo… dependiendo de cómo se
mire.
De todos modos, ahora es el momento de empezar a plantear algunas perlas de la
sabiduría.
Consejo.
Pero teniendo en cuenta los acontecimientos del año pasado, se ha vuelto cada vez
más evidente que no sé de qué coño estoy hablando. No creo que deban escuchar
nada de lo que he dicho.
¿Todavía quieren darme una oportunidad?
Okay. Pero no digan que no se los advertí, aquí va:
Número uno: La gente no cambia, no hay ninguna fórmula mágica.
Ningún bibbidi-jodido-boo.
Lo que ves es lo que obtienes. Claro, algunos hábitos pueden ser cambiados,
frenados, al igual que mi propensión a hacer juicios precipitados. La sola idea de
asumir que lo sé todo, sin consultar primero con Taehyung, ahora me revuelve el
estómago.
Pero otras características, se pegan.
Mi posesividad, la terquedad de Taehyung, nuestro espíritu de competitividad, es
una parte de quienes somos que debemos totalmente erradicar.
Es como... la celulitis. Vosotras las mujeres pueden pasar todo el día en el spa
envueltas en lodo y algas. Pueden tirar una fortuna en esas ridículas cremas y
exfoliantes pero al final del día, las arrugas, la piel con hoyuelos, todavía va a estar
allí.
Lamento ser el que lo diga; pero es justo así.
Pero si amas a alguien, realmente lo amas, lo tomas como es. No tratas de
cambiarlo.
Quieres el paquete entero —el culo estilo queso cottage y todo.
Número dos: la vida no es perfecta, o predecible. No esperes que pase.
En un minuto, estás nadando en el océano. El agua es suave y tranquila; estás
relajado. Y entonces, de la nada, una ola te succiona.
La siguiente cosa que hagas será lo que te salve. ¿Darías todo lo que tienes?
¿Patearías hasta la superficie, a pesar de que los brazos y las piernas duelen? ¿O
te rindes y te dejas ahogar?
Cómo reaccionar a los giros de la vida y vueltas de la vida hace toda la diferencia.
De modo que el número tres es el más importante, ¿si puedes hacerlo durante los
tiempos duros e inesperados? Esa luz al final del túnel vale toda la mierda que
tuviste que caminar para llegar allí.
Eso es algo que nunca olvidaré. Lo recuerdo cada vez que miro a Taehyung y a
nuestro hijo.
¿Cuándo todo está dicho y hecho? La recompensa vale mucho más la puta pena.

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