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¿QUÉ ES EL DOLOR?

El dolor es una percepción sensorial, localizada y subjetiva con intensidad variable que puede
resultar molesta y desagradable en una parte del cuerpo.

Es una estimulación por parte de las terminaciones nerviosas sensitivas de la zona.

Su función fisiológica es indicar al SN que hay una situación en la que se puede producir una lesión
en alguna parte del organismo.

Desencadena una serie de mecanismos que limitan o evitan los daños y hacen frente al estrés,
valiéndose de los siguientes elementos:

● Detectores de la señal nociva o nociceptores: neuronas especializadas en la recepción del


dolor
● Mecanismos ultrarrápidos de protección o reflejos
● Mecanismos de alerta general o estrés

Según su duración se clasifica en dos tipos:

● Agudo: manifestación temporal del dolor, ej. Una quemadura


● Crónico: dolor constante que se mantiene en el tiempo por diversas enfermedades o
problemas, ej. Artrosis. Presenta dificultades para llevar a cabo su rutina, convirtiéndose
en una enfermedad con la que tiene que lidiar en su día a día. Pueden presentar otros
problemas como alteraciones del sueño o depresiones.

Según su intensidad se distingue entre:

● Leve
● Moderado
● Severo

La fisiología del dolor es compleja. sus aspectos fundamentales son la transmisión del dolor a
través de las vías de la nocicepción en la modulación de la señal de dolor a nivel del sistema
nervioso central qué exacerba o inhibe el estímulo, generándose la percepción consciente del
dolor.

posteriormente se produce la expresión conductual del dolor.

PROCESO NEURONAL DE LA SEÑAL DEL DOLOR

Transclucción: los estímulos nocivos desencadenan la liberación de mediadores bioquímicos


(prostaglandinas, bradicinas, serotonina, histamina, sustancia P) que sensibilizan los nociceptores

Transmisión: el impulso viaja desde las fibras del nervio periférico a la médula espinal. esta
transmisión discurre por 2 tipos de fibras nocioceptivas:

● Fibras A-delta: Transmisión del dolor agudo localizado


● Fibras C: transmisión del dolor sordo, quemante, crónico.
Es la transmisión desde la médula espinal y el ascenso, a través de las heces hipotalámicas, al
tronco encefálico y al tálamo. Implica la transmisión de las señales entre el tálamo y la corteza
sensorial en la que se produce la percepción del dolor

Percepción: es cuando el paciente adquiere conciencia del dolor, lo que permite aplicar estrategias
cognitivo-conductuales.

Modulación: este cuarto proceso se produce cuando las neuronas del tronco cefálico envían
señales hacia abajo al asta posterior de la médula espinal.

PSICOLOGÍA DEL DOLOR ¿CÓMO SE RELACIONA CON LAS EMOCIONES?

El dolor puede provocarnos un malestar que va más allá de las sensaciones físicas, puede afectar a
nuestras emociones y paradójicamente estas emociones pueden alimentar e incrementar nuestro
dolor.

Con una adecuada salud emocional y gestión emocional podemos manejar mejor el dolor. en la
psicología del dolor, la tolerancia al dolor también llamada umbral del dolor es un factor
importante. Es subjetiva y depende de cada persona afecta nuestra percepción y reacción al dolor
provocando reacciones afectivas desagradables y en ocasiones incontrolables, aparentemente.

No es más fuerte o más débil aquella persona que tiene un umbral del dolor más alto o más bajo,
es una cuestión fisiológica y biológica, de características personales que no podemos moldear.
pero si podemos disminuir la experiencia subjetiva del dolor.

en la experiencia del dolor los aspectos psicológicos influyen de forma positiva o negativa, esto
significa que más allá de las sensaciones físicas objetivas, cómo percibimos el dolor afecta a la
intensidad con la que vamos a sentirlo. la experiencia del dolor es el resultado final de 2 factores
subjetivos simultáneos: la capacidad sensible del individuo para percibir desagradablemente una
alteración tisular dañina y su capacidad para soportarla.

En esto intervienen 3 componentes característicos de la experiencia dolorosa:

● un componente sensorial: recoge las cualidades estrictamente neuro sensitivas del dolor.
● un componente cognitivo-evaluador: se refiere al significado que le da la persona a lo que
está ocurriendo y a lo que le puede ocurrir, es una especie de valoración consciente.
● un componente subjetivo-afectivo-emocional: en el que confluyen el miedo, el temor, la
angustia, la ansiedad, etc. y que influye esencialmente en el umbral del dolor.

en el ámbito de la psicología del dolor los profesionales de la psicología trabajan sobre 2


componentes:

● componente cognitivo-evaluador: es decir en el pensamiento, anticipaciones y


predisposición de la persona ante el dolor y durante el dolor.
● componente subjetivo-emocional: identificando y gestionando las emociones que surgen
ante el dolor, que pueden interferir manteniendo o agravando la sensación dolorosa.
en la psicología del dolor el objetivo es intentar cambiar la percepción que tiene la persona de
soportar el dolor y a su vez cambiar su actitud y comportamiento hacia el mismo.

EL ESTADO EMOCIONAL Y EL DOLOR

El dolor repercute de forma muy negativa sobre las funciones del paciente generando un descenso
significativo en su calidad de vida (trastornos del sueño, disminución del apetito, limitaciones de la
actividad física, alteraciones de su vida social, etc.)

La convivencia con el dolor, más de dolor crónico, de intensidad moderada o alta, tiene graves
repercusiones sobre la esfera psicológica del paciente.

La sintomatología psicológica más característica asociada al dolor es la depresión y la ansiedad.

DOLOR Y ANSIEDAD

La ansiedad puede mantener la activación automática del dolor y facilitar la aparición de mayores
síntomas, Es por ello que hay una importante interrelación entre la experiencia de dolor y la
ansiedad.

Estudios indican que manteniendo constante la intensidad del dolor, es el momento de la


ansiedad lo que hace que los pacientes califiquen a la experiencia dolorosa de insoportable.

La ansiedad es un factor de riesgo para incrementar el dolor y la cronificación del mismo.

Cuando llegan a nuestra consulta pacientes con dolor, es importante realizar un diagnóstico
diferencial a través de una evaluación exhaustiva, no solo centrarnos en reducir el dolor, sino
también disminuir la sintomatología característica de la ansiedad y depresión aumentando la
percepción de control ante las emociones desagradables.

COMO INFLUYEN NUESTROS RASGOS DE PERSONALIDAD EN LA PERCEPCIÓN DEL DOLOR

Nuestras características personales, aspectos biológicos, personalidad, tendencias, influyen en


nuestros comportamientos, actitudes y procesamientos cognitivos.

Es habitual encontrarnos con personas más resistentes al cambio o más inflexibles, con mayor
tendencia a sentir ansiedad o depresión, con propensión a la preocupación, a la obsesión, a la
queja o a magnificar y exagerar.

Las actitudes, rasgos, predisposición y estilos de afrontamiento repercuten directamente en


nuestras experiencias del dolor.

si nos centramos en rasgos característicos en diferentes desórdenes emocionales, nos


encontramos un aumento de la interferencia y la limitación en relación a la experiencia del dolor:
personas con rasgos histéricos tienden a mostrarse en madurez en sus emociones y
comportamientos, siendo de carácter extrovertido y dramático. los sujetos de estas características
que presentan dolor tienden a magnificar los síntomas, llegando a ser exagerados en sus gestos y
conductas, dificultando la tolerancia al dolor.

las personas con rasgos hipocondríacos tienden a una preocupación excesiva por el
funcionamiento del propio cuerpo y sus disfunciones y anomalías.

perciben dolor ante la más mínima señal disfuncional que detectan.

suelen conllevar bastantes dificultades diagnósticas y terapéuticas hasta que se descubre el origen
orgánico, o no, de su sintomatología, debido a sus interpretaciones inadecuadas.

TRASTORNO DE ANSIEDAD POR ENFERMEDAD

codigo 300.7 (F45.21) DSM-V

Criterios de diagnóstico:

● preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave


● no existen síntomas somáticos, o si están presentes son únicamente leves. si existe otra
afección médica o un riesgo elevado de presentar una afección médica (EJ. antecedentes
familiares importantes), la preocupación es claramente excesiva o desproporcionada.
● existe un grado elevado de ansiedad acerca de la salud y el individuo se alarma con
facilidad por su estado de salud
● el individuo tiene comportamientos excesivos relacionados con la salud, cómo comprobar
repetidamente en su cuerpo si existen signos de enfermedad, o presenta invitación por
mala adaptación, cómo evitar las visitas al clínico y al hospital
● la preocupación por la enfermedad ha estado presente al menos durante 6 meses, pero la
enfermedad temida específica puede variar en ese periodo de tiempo
● la preocupación relacionada con la enfermedad no se explica mejor por otro trastorno
mental, como un trastorno de síntomas somáticos, un trastorno de pánico, de ansiedad
generalizada, dismórfico corporal, obsesivo compulsivo o un trastorno delirante de tipo
somático.

Especificar si:

Tipo con solicitud de asistencia: utilización frecuente de la asistencia médica que incluye visitas al
clínico o pruebas y procedimientos. tipo con evitación de asistencia: raramente se utiliza la
asistencia médica

Personas con rasgos obsesivos tienden a cometer, lo que llamamos sesgos atencionales así las
manifestaciones dolorosas, es decir Centrar la atención excesiva ante el menor síntoma, rumiar,
preocuparse y obsesionarse Convirtiéndose el dolor en el centro de su vida y de sus
conversaciones.
EL DOLOR Y LA ATENCIÓN

Un factor fundamental en el manejo o intensificación del dolor es la atención. la psicología en el


dolor tiene un papel primordial para concienciar, enseñar y entrenar a la persona en dirigir su
atención y de ese modo regular y manejar el dolor percibido.

la atención es:

● selectiva, es decir elige a qué estímulos atender


● limitada, no podemos atender en condiciones óptimas a más de un estímulo al mismo
tiempo
● controlable, aunque habitualmente funcione con el “piloto automático”, basta con
proponérselo para darle órdenes
● focalizando la atención en el dolor, podemos hacer que la experiencia dolorosa se
intensifique y sintamos más dolor y malestar, lo que llamamos “efecto Lupa”

existe un abanico muy amplio de estrategias psicológicas de desactivación, de manejo de la


atención y los pensamientos y modificación de nuestras conductas que podemos conocer y llevar a
la práctica.

Un tratamiento integral que incluya trabajo atencional, técnicas de relajación o cognitivas,


asertividad, activación comportamental y la incorporación de hábitos saludables y de autocuidado.

TRATAMIENTO DEL DOLOR

Evaluamos aspectos psicológicos y sociales de los pacientes y determinamos la necesidad o no de


una intervención psicológica.

ayudamos a tener expectativas positivas respecto al tratamiento, explicando y enseñando a


entender la relación entre el dolor y las emociones negativas, como ansiedad depresión e ira.

establecemos el tratamiento psicológico más adecuado, teniendo en cuenta que está

implicados aspectos de la personalidad, emociones, manejo del dolor, conducta asociada al dolor,
ETC.

la intervención psicológica se realiza a 3 niveles:

● a nivel fisiológico: se instruye al paciente en técnicas de relajación y respiración


● a nivel cognitivo y afectivo: enseñamos a aceptar el dolor y las distintas emociones
asociadas, y se modifican las valoraciones y creencias sobre el dolor
● a nivel conductual: se trabaja para modificar las conductas que mantienen el dolor, para
incrementar las actividades agradables en el paciente
el psicólogo fomenta que los pacientes perciban e incrementen el control

sobre su dolor, y tomen un papel activo en su recuperación.

interviene en los problemas derivados: en las relaciones personales, problemas de sueño,


problemas laborales, ETC.

el objetivo es lograr normalizar la vida de la persona que siente dolor, para que recupere de nuevo
el equilibrio con él mismo y con su entorno personal, familiar y laboral, teniendo en cuenta la
extraordinaria interrelación entre emociones y salud.

EL DOLOR DE CABEZA

El dolor de cabeza también llamado cefalea, es un dolor que puede aparecer en la cabeza o cuello.
es el problema por el que más se consulta en atención primaria.

entre un 3% y un 5% de la población sufre dolor de cabeza casi diario.

es muy importante saber que casi todas las cefaleas son funcionales, sobre un 90%, es decir que
no existe ninguna alteración Orgánica que las produzca. esto nos orienta hacia la psicología clínica
en el tratamiento del dolor como solución en la mayor parte de los casos.

Tipos de dolor de cabeza:

● Cefaleas primarias: migrañas de origen vascular, cefaleas tensionales relacionadas con


estrés, traumatismo o postural y cefaleas en brotes
● cefaleas secundarias: cefalea de rebote causada por consumo excesivo de analgésicos, por
causa médica como hipertensión, síndrome premenstrual, cualquier proceso gripal, etc. o
por otras posibles causas como estrés, conflictos emocionales, cambios hormonales,
temperatura, alteración del sueño, determinados alimentos, etc.

el tratamiento más indicado para los Dolores de cabeza son las técnicas de relajación u otras que
disminuyen la tensión y sin embargo lo más habitual es tomar analgésicos.

el estrés psico social está en el origen de muchos Dolores de cabeza, por lo que también es
importante enseñar a la persona los recursos necesarios para disminuir el foco de la tensión que
puede producir el dolor, reducir la ansiedad, etc.

existe una gran necesidad de considerar al dolor como una percepción compleja y al paciente
como un individuo global en la necesidad de abordar no sólo factores físicos o biológicos, sino
también psicológicos y sociales para aportar nuevas perspectivas tanto teóricas como prácticas el
coraje de un problema que tiene repercusiones tanto sociales, económicas como individuales.

El papel del psicólogo de la salud juega un rol importante en el manejo del dolor tanto para la
valoración, diagnóstico y tratamiento de los aspectos fundamentales en el dolor crónico, como
para el manejo de la ansiedad, depresión, conductas de dolor, estilos de afrontamiento,
expectativas ante la enfermedad, control de respuestas psicofisiológicas, papel del entorno
familiar, etc.

El diagnóstico del dolor debe ser establecido por exclusión de causas físicas además de una
evidencia psicológica que será determinada a partir de la evaluación psicológica, debido
principalmente a que el dolor cuenta con un componente somatogeno y psicógeno desde el punto
de vista etiológico.

motivo por el cual llevará a cabo el análisis de cualquier paciente con dolor crónico, así como la
planificación del tratamiento, debe considerarse facetiológico, ya sea somático y/o psicológico
además del análisis funcional conductor de las operantes y respondientes implicadas logrando con
ello una aproximación multidisciplinaria que es la más adecuada en el tratamiento del dolor.

Por otro lado, fortalecemos el papel activo del paciente con dolor crónico a la hora de manejar su
problema de forma más integral y eficaz fomentando el auto manejo del dolor junto con el manejo
farmacológico, ayuda a los individuos a desarrollar un cierto dominio sobre su dolor.

Cuando uno se da cuenta de que puede afrontar el dolor de otra manera, de que se pueden hacer
cosas para reducir su intensidad, frecuencia y duración, todo cambia.

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