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EL APOCALIPSIS DE

Jesucristo

Título
A diferencia de la mayoría de los libros de la Biblia, Apocalipsis contiene su propio título: “El
Apocalipsis de Jesucristo” (1:1). “Apocalipsis” (gr., apokalupsis) quiere decir “un
descubrimiento”, “una revelación” o “una apertura”. En el NT, esta palabra describe la revelación
de verdad espiritual (Ro. 16:25; Gá 1:12; Ef. 1:17; 3:3), la revelación de los hijos de Dios (Ro.
8:19), la encarnación de Cristo (Lc. 2:32), y su gloriosa aparición en su segunda venida (2 Ts.
1:7; 1 P. 1:7). En todos sus usos, “revelación” se refiere a algo o alguien, una vez escondido,
volviéndose visible. Lo que este libro revela o descubre es a Jesucristo en gloria. Verdades acerca
de Él y de su victoria final, a las que el resto de las Escrituras simplemente hacen referencia, se
vuelven claramente visibles a través de revelación de Jesucristo (vea Temas históricos y
teológicos). Esta revelación le fue dada a Él por Dios el Padre, y fue comunicada al apóstol Juan
por un ángel (1:1).

Autor y fecha
Cuatro veces el autor se identifica a sí mismo como Juan (1:1, 4, 9; 22:8). La tradición
antigua lo identificó de manera unánime como Juan el apóstol, autor del cuarto Evangelio y tres
epístolas. Por ejemplo, testigos importantes del siglo segundo del hecho de que el apóstol Juan
fue el autor incluyen a Justino Mártir, Ireneo, Clemente de Alejandría, y Tertuliano. Muchos de
los lectores originales del libro aún estaban vivos durante la vida de Justino Mártir e Ireneo,
ambos de los cuales sostuvieron a que un apóstol lo había escrito.
Hay diferencias en estilo entre Apocalipsis y los otros escritos de Juan, pero son
insignificantes y no excluyen que el mismo hombre sea el autor de ambos. De hecho, hay algunos
paralelos impactantes entre Apocalipsis y las otras obras de Juan. Solo el Evangelio de Juan y
Apocalipsis se refieren a Jesucristo como el Verbo (19:13; Juan 1:1). Apocalipsis (1:7) y el
Evangelio de Juan (19:37) traducen Zacarías 12:10 de una manera diferente de la Septuaginta,
pero en acuerdo la una con la otra. Solo Apocalipsis y el Evangelio de Juan describen a Jesús
como el Cordero (5:6, 8; Jn. 1:29); ambas describen a Jesús como un testigo (cp. 1:5; Jn. 5:31,
32).
Apocalipsis fue escrito en la última década del primer siglo (ca. 94–96 d.C.), cerca del fin del
reinado del emperador Domiciano (81–96 d.C.). Aunque algunos lo fechan durante el reinado de
Nerón (54–68 d.C.), sus argumentos no son convincentes y están en conflicto con la posición de
la iglesia primitiva. Escribiendo en el segundo siglo, Ireneo declaró que Apocalipsis había sido
escrito hacia el final del reinado de Domiciano. Escritores que vivieron después tales como
Clemente de Alejandría, Orígenes, Victorino (quien escribió uno de los comentarios más antiguos
de Apocalipsis), Eusebio, y Jerónimo afirmaron la fecha domiciana.
El declive espiritual de las siete iglesias (caps. 2, 3) también apoya la fecha tardía.
Esas iglesias eran fuertes y estaban espiritualmente sanas a mediados de los 60s, cuando Pablo
ministró por última vez en Asia Menor. El breve período de tiempo entre el ministerio de Pablo
ahí y el final del reinado de Nerón fue demasiado corto para que tal declive hubiera ocurrido. El
período de tiempo más largo también explica el surgimiento de la secta hereje conocida como los
nicolaítas (2:6, 15), quienes no son mencionados en las cartas de Pablo, ni siquiera a una o
más de estas mismas iglesias (Efesios). Finalmente, fechando Apocalipsis durante el reinado
de Nerón no da tiempo para que el ministerio de Juan en Asia Menor alcance el punto en el que
las autoridades habrían sentido la necesidad de exiliarlo.
Contexto histórico
Apocalipsis comienza con Juan, el último apóstol que sobrevivía y un hombre de edad, en
exilio en la pequeña isla estéril de Patmos, localizada en el Mar Egeo al suroeste de Éfeso. Las
autoridades romanas lo habían expulsado ahí debido a su predicación fiel del evangelio (1:9).
Mientras estaba en Patmos, Juan recibió una serie de visiones que establecieron la historia futura
del mundo.
Cuando fue arrestado, Juan estaba en Éfeso, ministrando a la iglesia y en las ciudades
circunvecinas. Buscando fortalecer aquellas congregaciones, él ya no podía ministrar a ellas en
persona y siguiendo el mandato divino (1:11), Juan dirigió Apocalipsis a ellas (1:4). Las iglesias
habían comenzado a sentir los efectos de la persecución; por lo menos un hombre, probablemente
un pastor, ya había sido martirizado (2:13); y Juan mismo había sido exiliado. Pero la tormenta de
la persecución estaba a punto de irrumpir en furia total sobre las siete iglesias tan queridas para el
corazón del apóstol (2:10). A esas iglesias, Apocalipsis proveyó un mensaje de esperanza: Dios
está en control soberano de todos los acontecimientos de la historia humana y aunque
frecuentemente el mal parece haber inundado todo y los hombres impíos todopoderosos, su
condenación definitiva es cierta. Cristo vendrá en gloria para juzgar y gobernar.

Temas históricos y teológicos


Debido a que es primordialmente profético, Apocalipsis contiene poco material histórico,
fuera del que se encuentra en los caps. 1–3. Las siete iglesias a quienes las cartas fueron dirigidas
eran iglesias que existían en Asia Menor (Turquía moderna). Aparentemente, fueron
seleccionadas porque Juan había ministrado en ellas.
Apocalipsis es en primer lugar y sobre cualquier otra cosa una revelación de Jesucristo (1:1).
El libro lo muestra como el Hijo de Dios glorificado ministrando entre las iglesias (1:10 en
adelante), como “el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la
tierra” (1:5), como “el Alfa y la Omega, principio y fin” (1:8), como “el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso” (1:8), como el Primero y el Último (1:11), como el Hijo del Hombre
(1:13), como el que estaba muerto, pero que ahora vive por los siglos de los siglos (1:18), como
el Hijo de Dios (2:18), como el que es Santo y Verdadero (3:7), como “el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de Dios” (3:14), como el León de la tribu de Judá (5:5),
como el Cordero en el cielo, con autoridad para abrir el título de propiedad de la tierra (6:1 en
adelante), como el Cordero que está en el trono (7:17), como el Mesías que reinará para siempre
(11:15), como el Verbo de Dios (19:13), como el Rey de reyes y Señor de señores majestuoso,
regresando en esplendor glorioso para conquistar a sus enemigos (19:11 en adelante), y como “la
raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana” (22:16).
Muchos otros ricos temas teológicos encuentran expresión en Apocalipsis. La iglesia es
advertida del pecado y exhortada a la santidad. Los vívidos retratos de Juan de adoración en el
cielo tanto exhortan como instruyen a los creyentes. En pocos otros libros de la Biblia es el
ministerio de los ángeles tan preeminente. La contribución teológica primordial de Apocalipsis es
a la escatología, esto es, la doctrina de las últimas cosas. En él aprendemos acerca de: la
organización política final del mundo; la última batalla de la historia humana; la carrera y derrota
definitiva del anticristo; el reino de 1.000 años de Cristo; las glorias del cielo y el estado eterno; y
el estado final de los impíos y los justos. Finalmente, solo Daniel es un rival de este libro al
declarar que Dios providencialmente gobierna sobre los reinos de los hombres y cumplirá sus
propósitos soberanos independientemente de oposición humana o demoníaca.

Retos de interpretación
Ningún otro libro del NT presenta retos de interpretación más serios y difíciles que
Apocalipsis. Los retratos vívidos del libro y el impactante simbolismo han producido cuatro
enfoques de interpretación principales: El enfoque preterista interpreta Apocalipsis como una
descripción de los acontecimientos del primer siglo en el Imperio Romano (vea Autor y fecha).
Esta posición está en conflicto con la declaración frecuentemente repetida del libro de ser
profecía (1:3; 22:7, 10, 18, 19). Es imposible ver todos los acontecimientos en Apocalipsis como
si ya hubieran sido cumplidos. La segunda venida de Cristo, por ejemplo, obviamente no se llevó
a cabo en el primer siglo.
El enfoque historicista ve Apocalipsis como una perspectiva panorámica de la historia de la
iglesia desde los tiempos apostólicos hasta el presente, viendo en el simbolismo acontecimientos
tales como las invasiones bárbaras de Roma, el surgimiento de la Iglesia Católica Romana (como
también diferentes Papas), el surgimiento del Islam, y la Revolución Francesa. Este método
de interpretación roba a Apocalipsis de cualquier significado para aquellos a quienes fue escrito.
También ignora los límites de tiempo que el libro mismo coloca en los acontecimientos que están
por cumplirse (cp. 11:2; 12:6, 15; 13:5). El historicismo ha producido muchas interpretaciones
diferentes y frecuentemente que están en conflicto, de los acontecimientos históricos contenidos
en Apocalipsis.
El enfoque idealista interpreta Apocalipsis como una muestra eterna de la lucha cósmica que
existe entre las fuerzas del bien y del mal. En esta posición, el libro no contiene ni referencias
históricas, ni profecía predictiva. Esta posición también ignora la naturaleza profética de
Apocalipsis y, si es llevada a su conclusión lógica, aísla al libro de cualquier relación con
acontecimientos históricos. Apocalipsis entonces se convierte solamente en una colección de
historias diseñadas para enseñar verdad espiritual.
El enfoque futurista insiste en que los acontecimientos de los caps. 6–22 aún son futuros, y
que esos capítulos literal y simbólicamente muestran a personas y acontecimientos reales que
están por aparecer en la escena mundial. Describe los acontecimientos que rodean a la segunda
venida de Jesucristo (caps. 6–19), el milenio y el juicio final (cap. 20), y el estado eterno (caps.
21, 22). Solo esta posición trata a Apocalipsis de manera coherente con la declaración del libro
mismo de ser profecía e interpreta el libro por el mismo método gramático-histórico como los
caps. 1–3 y el resto de las Escrituras.

Bosquejo
I. Las cosas que has visto (1:1–20)
A. El prólogo (1:1–8)
B. La visión del Cristo glorificado (1:9–18)
C. La comisión del apóstol a escribir (1:19, 20)
II. Las cosas que son (2:1– 3:22)
A. La carta a la iglesia en Éfeso (2:1–7)
B. La carta a la iglesia en Esmirna (2:8–11)
C. La carta a la iglesia en Pérgamo (2:12–17)
D. La carta a la iglesia en Tiatira (2:18–29)
E. La carta a la iglesia en Sardis (3:1–6)
F. La carta a la iglesia en Filadelfia (3:7–13)
G. La carta a la iglesia en Laodicea (3:14–22)
III. Las cosas que han de ser después de estas (4:1– 22:21)
A. Adoración en el cielo (4:1–5:14)
B. La gran tribulación (6:1– 18:24)
C. El regreso del Rey (19:1–21)
D. El milenio (20:1–10)
E. El juicio del gran trono blanco (20:11–15)
F. El estado eterno (21:1– 22:21)
1:1 La revelación. La palabra griega de la que se deriva el término “Apocalipsis” significa
“descubrir” o “revelar”. Si se refiere a una persona, significa que esa persona ha llegado a
hacerse visible por completo (vea la Introducción: Título; cp. Lucas 2:30–32; Romanos 8:19; 1
Corintios 1:7; 1 Pedro 1:7). Jesucristo. Los Evangelios corren el velo para que podamos ver a
Cristo en la humillación de su primera venida. El Apocalipsis lo revela en su exaltación final: 1)
en gloria resplandeciente (vv. 7–20); 2) sobre su Iglesia como su Señor (caps. 2 y 3); 3) en su
Segunda Venida, para librar la tierra de las garras de su usurpador (Satanás) y establecer su reino
(caps. 4–20) y 4) al inaugurar con su resplandor el estado eterno (caps. 21 y 22). Los escritores
del NT anticipan con gran expectación este corrimiento del velo (1 Co. 1:7; 2 Ts. 1:7; 1 P. 1:7).
Dios le dio. Como recompensa por la sumisión y expiación perfectas de Cristo, el Padre le
presentó la gran revelación de su gloria futura (cp. Fil. 2:5–11). Leer este libro es como si los
lectores pudieran oír tras la puerta mientras el Padre obsequia este libro a su Hijo. pronto. El
significado básico de esta palabra (cp. 2:5, 16; 3:11; 11:14; 22:12; 2 Ti. 4:9) subraya la
inminencia del regreso de Cristo.
1:3 Bienaventurado. Este es el único libro de la Biblia que viene con una bendición para el
que escucha su lectura y explicación para después responder a su contenido en obediencia. Esta
es la primera de siete bienaventuranzas en el libro (v. 3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7, 14). el
tiempo está cerca. “Tiempo” se refiere a épocas, eras o temporadas. La siguiente gran época en
la historia de redención de Dios es inminente, pero, aunque la venida de Cristo es el siguiente
acontecimiento en la lista, puede tardar tanto en suceder que las personas empiezan a cuestionar
si Él de verdad volverá algún día (cp. Mt. 24:36–39; 2 P. 3:3, 4).
1:4 siete iglesias que están en Asia. Asia Menor equivale a Turquía en la actualidad y se
componía de siete distritos postales. En el centro de esos distritos había siete ciudades
importantes que servían como puntos principales para la diseminación de información. Es a las
iglesias ubicadas en esas ciudades que Juan escribe en primera instancia. del que es y que era y
que ha de venir. La presencia eterna de Dios no está limitada por el tiempo. Él siempre ha estado
presente y hará manifiesta su presencia en el futuro. los siete espíritus. Hay dos significados
posibles: 1) una referencia a la profecía de Isaías sobre los siete aspectos del ministerio del
Espíritu Santo (Is. 11:2) o 2) con mayor probabilidad, es una referencia al candelero con siete
lámparas (como una menoráh) que se describe en Zacarías y que también es una descripción del
Espíritu Santo (vea las notas sobre 4:5; 5:6; Zac. 4:1–10). En cualquier caso, siete es el número
de la perfección e indica que algo se ha completado, de tal modo que Juan se propuso identificar
la plenitud del Espíritu Santo.
1:5 primogénito. De todos los que han sido o serán resucitados de los muertos, Él tiene la
preeminencia absoluta y es el único heredero por derecho propio (cp. 3:14; Sal. 89:27; Col. 1:15).
1:6 reyes y sacerdotes. La traducción más precisa es “un reino y sacerdotes”. Todos los que
creen viven en la esfera del dominio de Dios, un reino al cual tienen acceso por fe en Jesucristo.
Como sacerdotes, los creyentes tienen el derecho de entrar en la presencia de Dios.
1:7 viene con las nubes. Esto hace eco de la promesa escrita por Daniel: El Hijo del Hombre
vendrá con las nubes del cielo (Dn. 7:13) y no se trata de nubes comunes, sino que son nubes de
gloria. En el AT, Dios se manifestó muchas veces en medio de una luz potente e incandescente
conocida como la Shekiná o nube de gloria. Nadie podía verla del todo sin antes morir (Éx.
33:20) así que debía mantenerse velada. No obstante, cuando Cristo regrese la gloria divina será
por completo visible. Cp. Mateo 24:29, 30; 25:31; vea las notas sobre 6:12–17. los que le
traspasaron. No es una referencia a los cuatro soldados romanos que se asignaban para la
crucifixión, sino a los judíos que en realidad fueron responsables por la muerte de Cristo (Hch.
2:22, 23; 3:14, 15). Zacarías identificó a los que lo traspasaron como “la casa de David” y “los
moradores de Jerusalén”, y profetizó que derramarán lágrimas de arrepentimiento genuino por
lo que hicieron a su Mesías (Zac. 12:10). todos los linajes de la tierra harán lamentación. Esta
lamentación del resto de los habitantes de la tierra no es lo que acompaña al
arrepentimiento genuino (cp. 9:21). Solo es resultado de la culpabilidad por el pecado y el temor
del castigo (6:16; cp. Gn. 3:8–10).
1:8 el Alfa y la Omega. Corresponden a la primera y la última letra del alfabeto griego. Un
alfabeto es una forma ingeniosa de almacenar y comunicar conocimiento. Las veintiséis o
veintisiete letras del alfabeto al utilizarse en combinaciones casi infinitas, pueden contener y
transmitir todo el conocimiento existente. Cristo es el alfabeto supremo y soberano, nada hay
fuera de su conocimiento así que no existen factores desconocidos que puedan sabotear su
segunda venida (cp. Col. 2:3). el Todopoderoso. También se puede traducir “el Omnipotente”,
ocurre ocho veces en Apocalipsis y recalca que el poder de Dios es supremo sobre todos los
acontecimientos cataclísmicos que registra (vea también 4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 19:15; 21:22).
Él ejerce control soberano sobre toda persona, objeto y suceso, de tal forma que ni siquiera una
molécula en el universo está fuera de su dominio.
1:9–18 Esta visión de Cristo es igualada en grandeza solo por la visión de su regreso final
como Rey de reyes y Señor de señores (19:11–16).
1:9 en la tribulación, en el reino y en la paciencia. Cuatro características que Juan y sus
lectores creyentes tienen en común: 1) persecución por su fe, 2) pertenencia a la comunidad de
redimidos sobre la cual Cristo sirve como Señor y Rey, 3) anticipación anhelante de la gloria de
su reino milenario que vendrá a la tierra y 4) resistencia y perseverancia a pesar de los tiempos
difíciles. la isla llamada Patmos. Ubicada en el Mar Egeo junto a la cosa de Asia Menor (la
moderna Turquía) y parte de un grupo de unas cincuenta islas, Patmos es una isla rocosa e
inhóspita que está llena de arrecifes y peñascos insalvables, de unos 16 km de largo y menos de
10 km de ancho. Fue utilizada por los romanos como una
colonia penitenciaria. Según el historiador cristiano Eusebio, el emperador Nerva (96–98 d.C.)
concedió la libertad a Juan para que saliera de Patmos.
1:10 en el Espíritu. Este no fue un sueño. Juan fue transportado por medios sobrenaturales
fuera del mundo material, y experimentó despierto algo que estaba fuera del alcance de los
sentidos normales. El Espíritu Santo capacitó sus sentidos para recibir revelación de Dios (cp.
Hch. 10:11). el día del Señor. Esta frase aparece en muchos escritos cristianos antiguos y se
refiere al domingo, el día de la resurrección del Señor. Algunos proponen que esta frase se refiere
al otro “día del Señor” que traerá el juicio divino, pero el contexto no respalda esa interpretación
y la forma gramatical de la palabra “Señor” es adjetivo y no sustantivo. gran voz. En todo el
Apocalipsis, los sonidos y las voces retumbantes indican la solemnidad de lo que Dios está a
punto de revelar.
1:11 libro. La palabra griega se refiere a un rollo hecho de pergamino o papiro, que se
elaboraba a partir de juncos que crecían en abundancia a lo largo del río Nilo.
1:12 candeleros. Eran candeleros portátiles de oro que llevaban lámparas pequeñas a partir
de aceite. Cada candelero representaba una iglesia (v. 20) y la luz representaba la vida que
irradiaba esa comunidad. En las Escrituras, el número siete representa todo lo que es completo,
así que estos siete candeleros representan a todas las iglesias en todos los tiempos.
1:13 Hijo del Hombre. Según los Evangelios, este es el título que Cristo usó con mayor
frecuencia para aludir a sí mismo durante su ministerio terrenal (ochenta y una veces en los
Evangelios). Tomado de la visión celestial en Daniel 7:13, es una afirmación implícita de su
deidad. ropa. La mayor parte de los usos de esta palabra en la Septuaginta que es el AT en
griego, se refiere a la vestidura del sumo sacerdote. El cinto de oro alrededor de su torso completa
la representación de Cristo en pleno ejercicio de su servicio sacerdotal (cp. Lv. 16:1–4; He. 2:17).
1:14 blancos como… lana. “Blanca” no se refiere al color, sino a una luz resplandeciente e
impecable (cp. Dn. 7:9). Como la nube de gloria (Shekiná) es un reflejo de su santidad. ojos
como llama de fuego. Como dos rayos láser, los ojos del Señor exaltado atraviesan todas las
apariencias para mirar las iglesias en lo más profundo de su ser (2:18; 19:12; He. 4:13).
1:15 pies semejantes al bronce bruñido. El altar de los holocaustos se enchapaba con
bronce y sus utensilios estaban hechos del mismo material (cp. Éx. 38:1–7). Pies incandescentes
como el bronce del altar son una referencia clara al juicio divino. Jesucristo se mueve en medio
de su iglesia para ejercer con autoridad toda disciplina y escarmiento que sean necesarios a causa
del pecado. su voz como estruendo de muchas aguas. Aquí su voz ya no es semejante a las
notas claras de una trompeta (v. 10), sino que Juan la asemejó al estrépito de las olas que
golpeaban contra los arrecifes y las rocas de la isla (cp. Ez. 43:2). Esto corresponde a su voz de
autoridad.
1:16 siete estrellas. Estos son los mensajeros que representan a las siete iglesias (vea la nota
sobre el v. 20). Cristo los tiene en su mano y esto significa que Él es quien controla a la iglesia y a
sus líderes. una espada aguda de dos filos. Una espada ancha y larga que tenía dos aristas. Este
símbolo representa el juicio (cp. 2:16; 19:15) sobre los que atacan a su pueblo y destruyen su
Iglesia.
1:17 caí… a sus pies. Una reacción común al ver la gloria impresionante y poderosa del
Señor (Gn. 17:3; Nm. 16:22; Is. 6:1–8; Ez. 1:28; Hch. 9:4). el primero y el último. Jesucristo
aplica a sí mismo el título este título del AT para Yahweh (22:13; Is. 41:4; 44:6; 48:12) en una
afirmación clara de que Él es Dios. Los ídolos vienen y van pero Él existió antes que todo y será
el único que permanecerá por la eternidad.
1:18 las llaves de la muerte y del Hades. Vea la nota sobre Lucas 16:23. La muerte y el
Hades son en esencia expresiones sinónimas, pero la muerte es la condición mortal en sí y Hades
equivale al término Seol en el AT que es el lugar de los muertos (vea la nota sobre 20:13). Cristo
decide quién vive, quién muere y cuándo.
1:19 Este versículo incluye un bosquejo sencillo que se aplica a todo el libro: “las cosas que
has visto” se refiere a la visión que Juan acaba de contemplar (cap. 1) “las que son” corresponde
a las cartas dirigidas a las iglesias (caps. 2 y 3) y “las que han de ser después de estas” se refiere
a la revelación de la historia futura (caps. 4– 22).
1:20 los ángeles. El significado literal de la palabra es “mensajero”. Aunque puede aludir a
un ángel, como sucede el transcurso del libro, no puede referirse aquí a ángeles porque ellos
nunca pueden servir como líderes en la iglesia. Lo más probable es que estos mensajeros sean los
siete ancianos que representan a cada una de esas iglesias (vea la nota sobre el v. 16).
Las siete iglesias
2:1–3:22 Aunque estas siete iglesias son congregaciones históricas y existentes en el Asia
Menor, representan los tipos de iglesias que han existido y existirán en todo el transcurso de la
era eclesiástica. Lo que Cristo dice a estas iglesias es relevante en todos los tiempos.
2:1 ángel. El anciano o pastor de la iglesia (vea la nota sobre 1:20). Efeso. Era una ciudad
ubicada unos 5 km del mar, pero la desembocadura ancha del río Caistro permitía acceso amplio
y se constituyó en el área portuaria más grande del Asia Menor. Había cuatro rutas comerciales
importantes que pasaban por Éfeso, de tal modo que la ciudad fue conocida como puerta de
entrada a todo Asia. También fue el centro del culto a la diosa Artemisa (nombre griego) o Diana
(nombre romano) cuyo templo era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Pablo ministró
allí durante tres años (Hch. 20:31) y más adelante se reunió con los ancianos de la iglesia en su
camino hacia Jerusalén (Hch. 20). Timoteo, Tíquico y el apóstol Juan sirvieron en el ministerio
de esta iglesia. Juan se encontraba en Éfeso al ser arrestado por Domiciano y exiliado a Patmos,
80 km al SO. siete estrellas. Vea la nota sobre 1:16. siete candeleros de oro. Vea la nota sobre
1:12.
2:2 los que se dicen ser apóstoles. La iglesia de los efesios ejercía el discernimiento
espiritual y sabía cómo evaluar a hombres que afirmaban poseer liderazgo espiritual con base en
su doctrina y su conducta (cp. 1 Ts. 5:20, 21).
2:3 no has desmayado. Durante más de cuarenta años desde su fundación, esta iglesia había
permanecido fiel a la Palabra y al Señor. En medio de dificultades y persecución los hermanos
habían resistido, impulsados siempre por la causa correcta que es el nombre y la reputación de
Cristo.
2:4 dejado tu primer amor. Ser cristiano consiste en amar al Señor Jesucristo (Jn. 14:21, 23;
1 Co. 16:22) pero la pasión y el fervor de los efesios hacia Cristo habían sido reemplazados por
una ortodoxia fría y mecánica. Su pureza doctrinal y moral, su celo inquebrantable por la verdad
y su servicio disciplinado no eran sustituto para el amor a Cristo que habían descuidado.
2:5 quitaré tu candelero. El juicio de Dios pondría fin a la iglesia en Éfeso.
2:6 las obras de los nicolaítas. Este también fue un problema en Pérgamo (vv. 12–15). Se
trataba de una herejía similar a la enseñanza de Balaam (vv. 14, 15). Nicolaíta significa “el que
conquista al pueblo”. Ireneo escribió que su fundador fue el mismo Nicolás que se eligió como
diácono en Hechos 6, pero que él siempre fue un creyente falso que después se volvió apóstata.
Gracias a las credenciales que poseía, se las arregló para desviar a la iglesia con su doctrina, y
como Balaam, condujo al pueblo a conductas inmorales y perversas. Los nicolaítas participaban
en diversas inmoralidades y asaltaban a la iglesia con tentaciones sensuales. Clemente de
Alejandría dice: “Se abandonaron al placer como chivos, dedicados por completo a sus propias
indulgencias”. Su enseñanza pervertía la gracia y reemplazaba la libertad cristiana con el
libertinaje pecaminoso.
2:7 Al que venciere. Según la propia definición de Juan, ser un vencedor equivale a ser un
cristiano (vea la nota sobre 1 Jn. 5:4; cp. los vv. 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). árbol de la vida. Los
creyentes verdaderos disfrutan la promesa del cielo (vea las notas sobre 22:2; Gn. 2:9).
2:8 ángel. Vea la nota sobre el v. 1. Esmirna. La palabra significa “mirra”, aquella sustancia
que se usaba para perfumar y también para ungir cadáveres como especia aromática. Esta ciudad
antigua era llamada la corona de Asia y corresponde en la actualidad a Izmir en Turquía. Era la
ciudad más bella en Asia Menor y un centro para la ciencia y la medicina. Siempre estuvo en el
lado del ganador durante las guerras romanas, y su lealtad intensa a Roma resultó en un culto
fuerte al emperador como dios. Cincuenta años después de la muerte de Juan, Policarpo quien
era el pastor de la iglesia en Esmirna, fue enterrado vivo a la edad de ochenta y seis años por
negarse a adorar al César. Una comunidad judía numerosa también fue hostil a la iglesia
primitiva. El primero y el postrero. Vea la nota sobre 1:17.
2:9 los que se dicen ser judíos. Aunque eran judíos por su descendencia física, no eran judíos
verdaderos, sino paganos en su vida espiritual (cp. Ro. 2:28) que se habían aliado con otros
paganos para someter cristianos a muerte en su intento perverso de aniquilar la fe cristiana.
sinagoga de Satanás. Con el rechazo de su Mesías, el judaísmo se había convertido en una
herramienta de Satanás tanto como el culto al emperador.
2:10 diablo. El nombre griego que se asignaba al primer enemigo de Dios significa
“acusador”. Para una discusión acerca de Satanás, vea las notas sobre Efesios 6:10–17.
tribulación por diez días. Su encarcelamiento será breve. corona de la vida. Esta corona es la
vida misma como recompensa, y no una corona literal para adornar la cabeza. Aquí “corona” no
se refiere a la prenda ostentosa que usan los reyes, sino a la guirnalda que se daba a los atletas
que ganaban sus competencias.
2:11 El que venciere. Esto identifica a todo cristiano (vea la nota sobre el v. 7). la segunda
muerte. La primera muerte solo es física, la segunda es espiritual y eterna (cp. 20:14).
2:12 ángel. Vea la nota sobre 1:20. Pérgamo. El significado literal de Pérgamo es
“ciudadela” y es la misma palabra que da origen a “pergamino”, un material de escritura
desarrollado a partir de pieles de animal, cuya producción parece haber comenzado en esa área.
Pérgamo (Bergama en la actualidad) fue edificada sobre una colina de 350 m en medio de una
planicie fértil a unos 32 km de la costa del Mar Egeo. Había servido como la capital de la
provincia romana de Asia Menor durante más de doscientos cincuenta años. Fue un centro
religioso importante para los cultos paganos de Atenas, Asclepio, Dionisio (o Baco, el dios de la
embriaguez) y Zeus. Fue la primera ciudad en Asia que erigió un templo en honor del César (29
a.C.) y se convirtió en capital del culto idólatra al César. la espada aguda de dos filos. Vea la
nota sobre 1:16.
2:13 donde está el trono de Satanás. El cuartel central de la oposición satánica y una base
gentil para las religiones falsas. En la acrópolis de Pérgamo se encontraba un altar inmenso en
forma de trono que pertenecía a Zeus. Además, Asclepio o Esculapio (dios griego de la medicina)
era el dios que más se asociaba con Pérgamo. Su representación similar a una serpiente todavía se
utiliza en la actualidad como emblema de la profesión médica. En la famosa escuela médica que
estaba vinculada con este templo se mezclaba medicina con superstición. Una de las recetas
médicas requería que el adorador durmiera en el suelo del templo y dejara que las culebras se
arrastraran sobre su cuerpo para inocularlo con poder sanador. Antipas. Quizá fue el pastor de la
iglesia local. mi testigo fiel fue muerto. Según la tradición, Antipas fue quemado hasta morir
dentro de un becerro de bronce. Aquí se traduce la palabra “mártir” que es una transliteración del
griego y que significa testigo. Como tantos de los testigos fieles a Cristo fueron sometidos a
muerte, la palabra “mártir” adoptó su definición actual.
2:14 doctrina de Balaam. Balaam intentó sin éxito prostituir el don profético y maldecir a
Israel por dinero que le ofreció Balac rey de Moab. Por eso ideó un plan perverso para que las
mujeres moabitas sedujeran a los hombres israelitas para crear uniones matrimoniales mezcladas.
El resultado fue la unión blasfema de Israel con la fornicación y la participación en banquetes
idólatras (para la historia de Balaam, vea Nm. 22–25). cosas sacrificadas a los ídolos. Vea
Hechos 15:19–29.
2:15 Y también. La enseñanza de los nicolaítas condujo a la misma conducta propiciada por
las ardides de Balaam. la doctrina de los nicolaítas. Vea la nota sobre el v. 6.
2:16 la espada de mi boca. Vea la nota sobre 1:16.
2:17 venciere. Vea nota en el v. 7. maná escondido. Así como Israel recibió maná, Dios
promete dar al creyente verdadero el pan espiritual que el mundo incrédulo no puede ver:
Jesucristo (cp. Jn. 6:51). piedrecita blanca. A los atletas que ganaban en los juegos griegos, se
les daba como parte de su galardón, una piedra blanca que era la consigna de entrada a la
celebración que se hacía después en honor de los vencedores. Esto puede representar el momento
en el que el vencedor cristiano recibirá su “boleto de entrada” a la celebración de la victoria
eterna en el cielo. un nombre nuevo. Es un mensaje personal de Cristo para aquellos a
quienes Él ama, que sirve como su permiso de entrada a la gloria eterna. Es tan personal que solo
la persona que lo reciba sabrá qué es.
2:18 ángel. Vea la nota sobre 1:20. Tiatira. Ubicada entre Pérgamo y Sardis, la ciudad había
estado bajo dominio romano durante casi tres siglos (ca. 190 a.C.). Como estaba localizada en un
valle prolongado que se extendía unos 64 km hasta Pérgamo, no contaba con defensas naturales y
tenía una larga historia de destrucciones y reconstrucciones. En un comienzo fue habitada por los
soldados de Alejandro Magno y solo se consideraba como un reducto militar dedicado a la
protección de Pérgamo. Lidia venía de esta ciudad en un viaje de negocios al convertirse bajo el
ministerio de Pablo (Hch. 16:14, 15). ojos como llama de fuego. Vea la nota sobre 1:14. pies
semejantes al bronce bruñido. Cp. 19:15; vea la nota sobre 1:15.
2:20 Jezabel. Puede ser un seudónimo para aludir a cierta mujer que ejerció influencia en la
iglesia de forma similar a como Jezabel influenció a los judíos del AT para cometer idolatría e
inmoralidad (cp. 1 R. 21:25, 26). a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Cp.
Hechos 15:19–29; vea la nota sobre el v. 14.
2:22 en cama. Se refiere a un lecho de enfermo. Tras haber dado tiempo suficiente a esta
mujer para que se arrepintiera, Dios se disponía a juzgarla con enfermedad, y como ella se había
dedicado a usar una cama suntuosa para cometer su inmoralidad, así como la silla en la que se
reclinaba para comer cosas ofrecidas a sus ídolos y dioses falsos, por su pecado y falta de
arrepentimiento recibiría una cama en el infierno donde yacería para siempre.
2:23 sus hijos. La iglesia tenía unos cuarenta años de existencia cuando Juan escribió, y la
enseñanza de esta mujer había producido una segunda generación que practicaba las mismas
disipaciones. el que escudriña la mente y el corazón. Dios tiene conocimiento íntimo y perfecto
de cada corazón humano. Ningún mal puede ocultarse de Él (Sal. 7:9; Pr. 24:12; Jer. 11:20;
17:10; 20:12). según vuestras obras. Esta es siempre la base para el juicio futuro (20:12, 13;
Mt. 16:27; Ro. 2:6). Aunque las obras no salvan (Ef. 2:8, 9) sí constituyen evidencia de la
salvación (Stg. 2:14–26).
2:24 las profundidades de Satanás. Este libertinaje inaudito fue fruto de una enseñanza que
después formó parte del gnosticismo, según la cual uno era libre de participar en toda clase de
actividades propias del dominio de Satanás y cometer maldades y perversiones con el cuerpo sin
hacer daño alguno al espíritu (vea la Introducción a Primera Juan: Contexto histórico).
2:26 venciere. Vea la nota sobre el v. 7.
2:27 las regirá con vara de hierro. Lit. “apacentará” o “pastoreará” con bastón de hierro.
Durante el reino milenario, Cristo hará cumplir su voluntad y protegerá a sus ovejas con su cetro
de hierro de cualquiera que procure hacerles daño (cp. Sal. 2:9).
2:28 la estrella de la mañana. Juan revela más adelante a Cristo como “la estrella
resplandeciente de la mañana” (22:16). Aunque ese “lucero de la mañana” ya ha salido en
nuestros corazones (2 P. 1:19) un día le tendremos en su plenitud gloriosa.
3:1 ángel. Mensajero o pastor (vea la nota sobre 1:20). Sardis. Ubicada en una acrópolis
natural que se mantenía elevada a unos 450 m sobre el valle, esta ciudad era casi impenetrable.
Alrededor del año 1.200 a.C. ganó prominencia como la capital del reino de Lidia. La industria
ovejera era su característica principal, y muchos de sus habitantes se dedicaban a obtener la lana y
tinturarla, así como a elaborar toda clase de prendas con ella. El famoso escritor y poeta Esopo
era oriundo de Sardis, y según la tradición había un miembro de la iglesia llamado Melito, quien
escribió el primer comentario sobre ciertos pasajes en el libro de Apocalipsis. La iglesia en Sardis
estaba muerta en el sentido de que estaba compuesta en su gran mayoría por personas no
redimidas ni regeneradas. siete espíritus. Vea la nota sobre 1:4. siete estrellas. Los pastores de
estas siete iglesias (vea las notas sobre 1:16, 20).
3:3 vendré sobre ti como ladrón. Aquí no se hace referencia a la segunda venida de Cristo
(cp. 16:15; 1 Ts. 5:2; 2 P. 3:10), sino a su visita súbita e inesperada a su iglesia muerta por la falta
de arrepentimiento, para traer daño y destrucción.
3:4 que no han manchado sus vestiduras. Las manchas y todo tipo de contaminación en los
vestidos se refieren al carácter, pero había unos cuantos en esa iglesia cuyo carácter todavía era
piadoso (cp. Jud. 23). en vestiduras blancas. Esto representa la justicia de todos los redimidos
(cp. 6:11; 7:9, 13; 19:8, 14) la cual se manifiesta en santidad y pureza. Esa clase de vestimenta
está reservada para Cristo (Mt. 17:2; Mr. 9:3) los ángeles santos (Mt. 28:3; Mr. 16:5) y la iglesia
glorificada (19:8, 14). En el mundo antiguo se usaban túnicas blancas en ciertos festivales y
celebraciones.
3:5 venciere. Todos los cristianos verdaderos (vea la nota sobre 2:7). libro de la vida. Un
documento divino en el que están registrados los nombres de todos aquellos que Dios ha escogido
para salvar y que por ende, van a poseer la vida eterna (13:8; 17:8; 20:12, 15; 21:27; 22:19; cp.
Dn. 12:1; Lc. 10:20). Bajo ninguna
circunstancia Él borrará esos nombres (vea la nota sobre Fil. 4:3) como lo hacían algunos
oficiales civiles a personas indeseables en su desempeño público.
3:7 ángel. Vea la nota sobre 1:20. Filadelfia. Ubicada en una región montañosa unos 50 km
al SE de Sardis, la ciudad que hoy se conoce como Alasehir fue fundada alrededor de 190 a.C.
por Atalo II, rey de Pérgamo. Su devoción inusual a su hermano inspiró el nombre de la ciudad
que significa “amor fraternal”. La ciudad era un enclave comercial importante en el camino
imperial que conectaba a Esmirna con Frigia, el cual también fue una de las rutas postales del
primer siglo. Aunque la Biblia no menciona esta iglesia en otro lugar, es probable que fuera fruto
de una extensión del ministerio de Pablo en Éfeso (cp. Hch. 19:10). el Santo, el Verdadero. Una
descripción común en este libro (4:8; 6:10; 15:3; 16:7; 19:2, 11). Cristo participa de la naturaleza
santa, pura y libre de pecado de su Padre (Sal. 16:10; Is. 6:3; 40:25; 43:15; Hab. 3:3; Mr. 1:11,
24; Jn. 6:69; Hch. 3:14) es decir, Él
tiene pureza absoluta y está separado por completo del pecado. “Verdadero” puede referirse tanto
a uno que habla la verdad, como a aquel que es genuino o auténtico a diferencia de una
imitación fraudulenta. la llave de David. Cristo tiene autoridad soberana para controlar la
entrada al reino (Is. 22:22; cp. Mt. 16:19; Jn. 14:6). En 1:18 Él tiene en su poder las llaves que
conducen de forma irreversible a la muerte y al infierno, pero aquí se trata de las llaves que
llevan a la salvación y la bendición eternas.
3:8 una puerta abierta. Esto indica la admisión al reino (vea el v. 7) o una oportunidad para
el servicio (cp. 1 Co. 16:9; 2 Co. 2:12; Col. 4:3).
3:9 sinagoga de Satanás. Vea la nota sobre 2:9. los que se dicen ser judíos.
Vea la nota sobre 2:9.
3:10 te guardaré de la hora de la prueba. Cristo hace aquí la descripción de un
acontecimiento futuro que por un tiempo breve somete a prueba al mundo entero. Debe referirse
al tiempo de la tribulación, el período de siete años antes de que el reino terrenal de Cristo sea
consumado, y que se caracteriza por la descarga de la ira divina en juicios expresados como
sellos, trompetas y copas. Este período se describe en detalle en los capítulos 6–19. La segunda
mitad se denomina “la gran tribulación” (7:14; Mt. 24:21) y se identifica como período de tiempo
en 11:2, 3; 12:6, 14; 13:5. El verbo “guardar” va seguido por una preposición cuyo significado
normal es “de” o “fuera de”. La frase “te guardaré de” apoya el arrebatamiento de la iglesia antes
de la tribulación (vea las notas sobre Jn. 14:1–3; 1 Co. 15:51, 52 1 Ts. 4:13–17). Este período
corresponde a la septuagésima semana de Daniel (vea las notas sobre Dn. 9:24–27) y al “tiempo
de angustia para Jacob” (vea las notas sobre Jer. 30:7).
3:11 yo vengo pronto. Este no es el juicio temporal y amenazador que se describe en el v. 3;
2:5, 16, ni el juicio final del capítulo 19. Se trata más bien de un acontecimiento esperanzador.
Cristo volverá para librar a su Iglesia de la hora de la prueba (vea la nota sobre 2 Ts. 2:1).
3:12 Al que venciere. Todos los cristianos (vea la nota sobre 2:7). columna. Los creyentes
gozarán de un lugar inconmovible, eterno y seguro en la presencia de Dios. templo. Vea la nota
sobre 7:15. escribiré… el nombre de mi Dios. En tiempos bíblicos el nombre de cada persona
hablaba de su carácter. Escribir su nombre sobre nosotros alude a imprimir su carácter en
nosotros e identificarnos como personas que le pertenecen. la nueva Jerusalén. La ciudad
capital del cielo (vea las notas sobre 21:1–27). Los vencedores disfrutarán de ciudadanía
eterna en la patria celestial. mi nombre nuevo. Tan pronto veamos a Cristo, todos los términos y
expresiones que hayamos usado para referirnos a Él y entender su esencia, palidecerán en
comparación a la realidad de lo que veremos. Él también nos dará un nombre nuevo y eterno
mediante el cual lo conoceremos.
3:14 ángel. El pastor y mensajero designado para entregar esta carta (vea la nota sobre 1:20).
la iglesia en Laodicea. La ciudad estaba ubicada en el valle del río Lico en el área SO de Frigia,
y se convirtió en el centro de comercio de mayor riqueza e importancia en la región. Era conocido
por tres industrias principales: El préstamo de dinero, la lana y la medicina (en particular el
colirio que era una solución salubre para los ojos). La falta de una fuente de agua adecuada obligó
a la ciudad a construir un acueducto subterráneo. Las tres industrias, así como el suministro
inadecuado de agua potable, formaron parte del mensaje en esta carta. La iglesia comenzó por
medio del ministerio de Epafras mientras Pablo se dedicó a ministrar en Éfeso (cp. Col. 1:7;
Pablo nunca visitó Laodicea en persona). el Amén. Una expresión bíblica común que implica
certeza y veracidad dignas de confianza (cp. Is. 65:16, “el Dios de verdad”). Según 2 Corintios
1:20, todas las promesas de Dios se cumplen en Cristo. Es decir, todas las promesas y los pactos
incondicionales de Dios son garantizados y afirmados por la persona y obra de Jesucristo. el
testigo fiel y verdadero. Él es digno de toda confianza como testigo fehaciente de la verdad de
Dios (Jn. 14:6). el principio de la creación de Dios. Esto corrige una herejía que al parecer
estaba presente tanto en Laodicea como en Colosas, que Cristo era un ser creado (cp. Col. 1:15–
20). Todo lo contrario, Él es “el principio” (lit. “iniciador”, “autor”, “instaurador”) que dio
origen a toda la creación (cp. Jn. 1:3; 3:14) así como el “primogénito de toda creación”, lo cual
significa que es el ser más supremo y preeminente que jamás ha nacido (Col. 1:15). Como
hombre Él tuvo un comienzo, pero como Dios Él fue el principio de todo. Es lamentable que esta
herejía acerca de la persona de Cristo hubiera producido una iglesia no regenerada en Laodicea.
3:16 tibio. Cerca de allí se encontraba Hierápolis que era famosa por sus aguas termales, así
como Colosas que era conocida en el mundo antiguo por su abundancia de refrescantes
manantiales montañosos. En cambio, Laodicea tenía agua tibia y sucia que corría a lo largo de
varios kilómetros de acueductos subterráneos. Los visitantes que no estaban acostumbrados a
consumirla, casi siempre la escupían de inmediato. La iglesia en Laodicea no era fría en el sentido
de rechazar a Cristo abiertamente, ni era caliente o llena de celo y vigor espiritual. En lugar de
esto, sus miembros eran hipócritas y tibios que profesaban conocer a Cristo pero en realidad no le
pertenecían (cp. Mt. 7:21ss). te vomitaré de mi boca. Al igual que el agua sucia y tibia de
Laodicea, estos hipócritas que insistían en engañarse a sí mismos eran nauseabundos para Cristo.
3:18 oro refinado… vestiduras blancas… colirio. Vea la nota sobre el v. 14. Cristo les
ofreció la mejor alternativa espiritual a las tres industrias físicas que tanto orgullo y seguridad
física les proveían. Cada elemento era una expresión especial de la oferta de salvación genuina.
3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo. Los versículos 18 y 20 indican por igual
que Cristo hablaba aquí a personas incrédulas. Dios también ama a los que todavía no se han
convertido (cp. Jn. 3:16). “Castigo” (lit. “reprendo”) se refiere con frecuencia a la obra de
convicción y escarmiento de Dios en la vida de los no regenerados (Mt. 18:17; 1 Co. 14:24; 2 Ti.
2:25).
3:20 yo estoy a la puerta y llamo. En lugar de permitir la interpretación común de que Cristo
llama aquí al corazón de una persona, el contexto demanda que Cristo procuraba entrar a esta
iglesia porque llevaba su nombre, pero no había un solo creyente verdadero en su interior. Esta
carta disciplinaria y correctiva era su forma de tocar la puerta. Si uno de los miembros reconocía
su perdición espiritual y respondía con fe salvadora, Cristo entraría en la iglesia y tomaría la
iniciativa para mantener comunión con los nuevos creyentes.
3:21 venciere. Todos los cristianos verdaderos (vea la nota sobre 2:7). que se siente
conmigo en mi trono. Una expresión simbólica que alude a nuestra participación en el privilegio
y la autoridad propios y exclusivos de Cristo, pues Él disfruta que nosotros reinemos con Él (1:6;
Mt. 19:28; Lc. 22:29, 30).
4:1 Sube acá. Esta no es una referencia velada al arrebatamiento de la iglesia, sino un
mandato para que Juan fuera transportado al cielo “en el Espíritu”, de forma temporal y
sobrenatural (vea la nota sobre 1:10) con el fin de recibir revelación específica acerca de sucesos
futuros. cosas que sucederán después de estas. Según el bosquejo dado en 1:19, esto da inicio a
la tercera y última sección del libro en la que se describen los acontecimientos que tendrán lugar
tras la era eclesiástica.
4:2 yo estaba en el Espíritu. Vea la nota sobre 1:10. trono. No se trata de un mueble físico,
más bien es un símbolo de mando soberano y autoridad absoluta (7:15; 11:19; 16:17, 18; cp. Is.
6:1). Es el enfoque del capítulo 4 ya que ocurre trece veces y en once oportunidades se refiere al
trono de Dios.
4:3 jaspe. La descripción que Juan hace más adelante de esta piedra es “diáfana como el
cristal” (21:11) y podría corresponder a un diamante que refracta todos los colores del espectro
con fulgor despampanante. cornalina. Una gema brillante y similar al rubí cuyo nombre en el
original es similar al de la ciudad en cuyas inmediaciones se hallaba en relativa abundancia
(Sardis). esmeralda. Este matiz domina el arco iris multicolor que rodea el trono de Dios (cp. Ez.
1:28). Desde el tiempo del diluvio, el arco iris fue la señal de la fidelidad de Dios a su Palabra,
sus promesas y su pacto con Noé (Gn. 9:12–17).
4:4 veinticuatro ancianos. Su mando conjunto con Cristo, sus vestiduras blancas (19:7, 8) y
sus coronas de oro (2:10) parecen indicar que estos veinticuatro representan a algunos redimidos
(vv. 9–11; 5:5–14; 7:11–17; 11:16–18; 14:3; 19:4). La pregunta es: ¿cuáles redimidos? No es
Israel porque en ese momento la nación todavía no ha sido salvada, glorificada y coronada, lo
cual está reservado para más adelante en el final de los tiempos. Su resurrección y gloria vendrán
al final del tiempo de tribulación de siete años (cp. Dn. 12:1–3). Por otro lado, los santos de la
tribulación todavía no se han salvado (7:9, 10). Solo habrá un grupo de creyentes completo y
glorificado en ese punto, y es la iglesia. Aquí los ancianos representan a la iglesia que entona el
cántico de redención (5:8–10). Ellos son los vencedores que tienen sus coronas y viven en el
lugar preparado para ellos, donde han ido a estar con Jesús (cp. Jn. 14:1–4).
4:5 relámpagos y truenos. No es la furia de la naturaleza, sino de la justicia divina que
desciende de un Dios temible y poderoso sobre un mundo lleno de pecado (8:5; 11:19; 16:18). los
siete espíritus de Dios. El Espíritu Santo (vea la nota sobre 1:4).
4:6 mar de vidrio. En el cielo no hay mar (21:1) pero el pavimento de cristal que sirve
como piso para el trono de Dios se extiende como un mar calmado y relumbrante (cp. Éx. 24:10;
Ez. 1:22). cuatro seres vivientes. Lit. “los cuatro que viven”. Se trata de los querubines, aquellos
ángeles que se mencionan en el NT siempre en conexión con la presencia, el poder y la santidad
de Dios. Aunque la descripción de Juan no es idéntica a la de Ezequiel, es obvio que ambos se
refieren a los mismos seres sobrenaturales e indescriptibles (Sal. 80:1; 99:1; vea las notas sobre
Ez. 1:4–25; 10:15). llenos de ojos. Aunque no son omniscientes, un atributo reservado solo para
Dios, estos ángeles tienen conocimiento y percepción sobresalientes. Nada escapa de su
escrutinio (cp. el v. 8).
4:7 primer… semejante a un león. En algo que por razones obvias solo puede considerarse
como lenguaje simbólico, Juan compara estos cuatro seres con cuatro de las criaturas terrenales
de Dios. Ezequiel indica que cada querubín tiene estos cuatro atributos. La similitud a un león
representa su fortaleza y poder. segundo… semejante a un becerro. La imagen de un becerro
demuestra que estos seres rinden un servicio humilde a Dios. tercero… rostro como de hombre.
Su semejanza humana muestra que son seres racionales. cuarto… semejante a un águila
volando. Los querubines cumplen su servicio a Dios con la rapidez semejante a la de estas aves.
4:8 llenos de ojos. Vea la nota sobre el v. 6. Santo, santo, santo. Muchas veces Dios es
exaltado por su santidad en esta expresión triple porque es la suma de todo lo que Él es y su
atributo más saliente (vea la nota sobre Is. 6:3). el que era, el que es, y el que ha de venir. Vea
la nota sobre 1:4.
4:10 echan sus coronas. Conscientes de que Dios es el único que merece el crédito por las
recompensas que han recibido, se vacían a sí mismos de toda honra y la ponen con humildad y
reverencia a los pies de su Rey (vea la nota sobre 2:10).
4:11 tú creaste todas las cosas. Él es el Dios Creador quien tomó la iniciativa de redimir a su
creación.
5:1 un libro. Vea la nota sobre 1:11. escrito por dentro y por fuera. Esto es típico de
diversos tipos de contratos en el mundo antiguo como títulos de propiedad, actas matrimoniales,
acuerdos de arrendamiento, préstamos y testamentos. Por dentro, el rollo contenía todos los
detalles del contrato y por fuera o en la parte de atrás, un resumen del documento en caracteres
más grandes. En este caso se trataba de un título de propiedad, la propiedad de Dios sobre toda la
tierra (cp. Jer. 32:7ss) sellado con siete sellos. Los romanos sellaban sus testamentos siete veces
en los bordes de cada rollo, para impedir que fueran abiertos por una persona no autorizada. Los
títulos hebreos de propiedad requerían un mínimo de tres testigos y tres sellos diferentes, y las
transacciones más importantes requerían todavía más testigos y sellos.
5:2 ángel fuerte. La identidad de este ángel es incierta, pero podría referirse al ángel Gabriel,
cuyo nombre significa “fortaleza de Dios” (Dn. 8:16).
5:3 ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra. Una expresión bíblica común que
denota el universo entero y cuyo propósito no es instruir acerca de tres divisiones precisas.
5:5 el León de la tribu de Judá. Uno de los títulos más antiguos que se asignaron
al Mesías (vea las notas sobre Gn. 49:8–12). Alude a su ferocidad y fortaleza que apenas se
vislumbraron en su primera venida, pero no aparecen en su plenitud hasta el momento que aquí se
anticipa. la raíz de David. Otro título claramente mesiánico (vea las notas sobre Is. 11:1–10) que
anticipa el hecho de que Él fue un descendiente de David, quien con fuerza demoledora forzará a
los malvados de la tierra a sucumbir a su autoridad.
5:6 Cordero. Tan pronto escucha acerca de un león, Juan levanta la mirada y ve un cordero (lit.
“corderillo”). Dios requería que los judíos llevaran el cordero de Pascua a sus hogares durante
cuatro días, lo cual equivalía a convertirlo en una mascota doméstica, antes de que fuera sometido
a una muerte violenta (Éx. 12:3, 6). Este es el verdadero Cordero de la Pascua, el Hijo de Dios
(cp. Is. 53:7; Jer. 11:19; Jn. 1:29). como inmolado. Las marcas de su inmolación todavía son
visibles, pero se mantiene erguido y con vida. siete cuernos. En la Biblia, los cuernos siempre
son símbolos de poder porque en el reino animal son utilizados para ejercer dominio e infligir
heridas en combate. Siete cuernos representan un poder completo, perfecto y absoluto. A
diferencia de otros corderos indefensos, este tiene poder total y soberano. siete ojos… siete
espíritus. Cp. 4:5; vea la nota sobre 1:4.
5:8 arpas. Estos antiguos instrumentos de cuerda no solo acompañaron los cánticos del
pueblo de Dios (1 Cr. 25:6; Sal. 33:2), sino también el ejercicio del ministerio profético (cp. 1 S.
10:5). Los veinticuatro ancianos que representan a la iglesia redimida, tocaron sus arpas para
alabar a Dios y también como una indicación simbólica de que todo lo dicho por los profetas
estaba a punto de cumplirse. copas de oro llenas de incienso. Estos recipientes anchos fueron
comunes en el tabernáculo y en el templo. El incienso era una parte normal en los ritos del AT.
Los sacerdotes se colocaban dos veces al día frente al velo interior del templo y quemaban
incienso para que el humo llegara hasta el Lugar santísimo y fuera olor fragante a Dios. Esto
simbolizaba las oraciones del pueblo que se elevaban a Él con solemnidad y reverencia. las
oraciones de los santos. De forma específica, estas oraciones representan todo lo que los
redimidos han presentado en oración ante Dios con respecto a la redención definitiva y final.
5:9 un nuevo cántico. Cp. 15:3. El AT está lleno de referencias a un cántico nuevo que fluye
de un corazón que ha experimentado la redención o la liberación de Dios (cp. 14:3; Sal. 33:3;
96:1; 144:9). Este cántico nuevo anticipa la redención gloriosa y definitiva que Dios está a punto
de comenzar. con tu sangre nos has redimido para Dios. El sacrificio y la muerte de Cristo a
favor y en lugar de los pecadores lo hizo digno de tomar el rollo (cp. 1 Co. 6:20; 7:23; 2 Co.
5:21; Gá 3:3; 1 P. 1:18, 19; 2 P. 2:1).
5:10 reyes y sacerdotes. Vea la nota sobre 1:6. reinaremos sobre la tierra. Vea la nota
sobre 1:6.
5:11 millones de millones. Lit. “miríadas de miríadas”. El número expresa una cantidad que
no puede siquiera calcularse. La expresión griega también puede traducirse “innumerable” (Lc.
12:1; He. 12:22).
5:12 el poder… la alabanza. Esta doxología registra siete cualidades intrínsecas de Dios y
del Cordero que demandan nuestra exaltación.
5:13 en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra. Vea la nota sobre el v.3.
5:14 cuatro seres vivientes. Vea la nota sobre 4:6. veinticuatro ancianos. Vea la nota
sobre 4:4.
6:1–19:21 Esta sección extensa contiene pormenores de los juicios y acontecimientos propios
del período de tribulación (vea las notas sobre 3:10) desde su comienzo con la apertura del
primer sello (vv. 1, 2) hasta el séptimo sello y los juicios de trompetas y copas para finalizar con
el regreso de Cristo a destruir los impíos (19:11–21).
6:1 los sellos. En el capítulo 5, Cristo fue el único que se halló digno de abrir el rollo pequeño
que es el título de propiedad sobre el universo entero. A medida que Él rompe los siete sellos que
aseguran el rollo, cada sello desata una nueva demostración del juicio de Dios sobre la tierra y el
desenlace del período futuro de tribulación (vea las notas sobre 5:1; Mt. 24:3–9). Estos juicios de
los sellos incluyen todos los juicios hasta el fin. El séptimo sello contiene las siete trompetas y
la séptima trompeta contiene las siete copas.
6:2 un caballo blanco. El animal representa un tiempo de paz mundial sin paralelo en la
historia de la humanidad, una paz falsa que será muy breve (vea la nota sobre el v. 4). Esta paz
será introducida por una serie de falsos mesías que culmina con el ascenso del anticristo (Mt.
24:3–5). el que lo montaba. Los cuatro caballos y sus jinetes no representan individuos
específicos, sino fuerzas. No obstante, algunos identifican a este jinete con el anticristo. Aunque
será un personaje principal, el punto de Juan es que el mundo entero lo seguirá obsesionado con
la consecución de esta paz falsa. arco. El arco es un símbolo de guerra, pero la ausencia de
flechas implica que esta victoria se logra sin derramamiento de sangre, es una paz que se alcanza
por medio de un pacto y un acuerdo, no como resultado de una guerra (cp. Dn. 9:24–27).
corona. Esta palabra se refiere a la diadema laureada que se entregaba a los atletas invictos.
“Le fue dada” al anticristo, quien a partir de entonces se convierte en rey elegido por los
habitantes del mundo sin importar lo que les cueste, y así podrá conquistar al mundo entero en un
golpe político y militar pero no sangriento.
6:4 otro caballo, bermejo. Su apariencia evoca el color de la sangre y representa el
holocausto de la guerra (cp. Mt. 24:7). Dios concederá a este caballo y a su jinete poder para
desatar guerras a escala mundial. Por horrible que sea este juicio, apenas será “será principio de
dolores” en el derramamiento de la ira de Dios (Mt. 24:8; Mr. 13:7, 8; Lc. 21:9). que se
matasen unos a otros. Los homicidios se volverán algo común y corriente. espada. No es la
grande y ancha, sino la más corta que puede maniobrarse con más facilidad y que los asesinos
utilizaban con frecuencia, así como los soldados al calor de la batalla. Representa un aumento
desproporcionado en las muertes violentas, las masacres y las revueltas (cp. Dn. 8:24).
6:5 caballo negro. El color negro representa el hambre (cp. Lm. 5:8–10). La guerra a escala
global afectará en gran manera el suministro de alimento y el hambre se hará sentir en todo el
planeta. una balanza. Este era un instrumento de medición y consistía de dos bandejas pequeñas
que colgaban a lado y lado de un travesaño. Su presencia indica que la escasez de alimento
llevará al racionamiento obligatorio y a largas filas de personas hambrientas.
6:6 Dos libras de trigo. La cantidad aproximada que se necesitaba para el sostenimiento
diario de una persona. denario. El salario normal por todo un día de trabajo que en aquel
entonces comprará alimento suficiente para una sola persona. seis libras de cebada. Este grano
se utiliza por lo general para alimentar animales porque es bajo en nutrientes y es más barato que
el trigo. Un día de trabajo solo permite comprar alimento para sostener a una familia pequeña. el
aceite… ni el vino. Aunque el hecho puede ser que estos alimentos no serán afectados por la
escasez, una interpretación contextual indica que ciertos víveres básicos como el aceite que se
usaba en la preparación de pan y el vino que se consideraba indispensable para cocinar y para
purificar el agua, de repente se convertirán en artículos de lujo que deben protegerse con recelo.
6:8 caballo amarillo. La palabra “clorofila” se deriva de este adjetivo griego y describe la
tonalidad pálida y verdosa que adquiere un cadáver en descomposición. Dios concede a este
jinete la autoridad para traer muerte al veinticinco por ciento de la población mundial. Hades.
Vea la nota sobre Lucas 16:23. El lugar de los muertos que se identifica en relación directa con la
muerte (20:13; vea la nota sobre 1:18).
6:9 el quinto sello. Este sello describe el ímpetu de las oraciones de los santos por la
venganza de Dios. Los acontecimientos que acompañan su apertura comienzan en la primera
mitad de la tribulación y marcan su punto medio para dar comienzo la segunda mitad del período
de siete años que se llama la gran tribulación (2:22; 7:14; vea las notas sobre Dn. 9:24–27; Mt.
24:9, 15; 2 Ts. 2:3, 4). El segundo período de tres años y medio (11:2; 12:6; 13:5) incluye el día
del Señor, en el cual Dios desata su juicio e ira implacables sobre la tierra en olas que crecen
en intensidad (vea la nota sobre 1 Ts. 5:2). bajo el altar. Una referencia probable al altar del
incienso que representaba cómo las oraciones de los santos ascienden a Dios (5:8; cp. Éx. 40:5).
las almas de los que habían sido muertos. Los cristianos martirizados por su fe (cp. 7:9, 13–15;
17:6; Mt. 24:9–14; vea también Mr. 13:9–13;
Lc. 21:12–19).
6:11 vestiduras blancas. Vea la nota sobre 3:4. que descansasen todavía un poco de
tiempo. Dios contestará su oración en la que piden venganza, pero solo en su tiempo soberano.
hasta que se completara el número. Dios ha predeterminado el número de los justos cuya
muerte Él permitirá antes de proceder a destruir a los rebeldes.
6:12 el sexto sello. La fuerza que se describe en este sello es un temor sobrecogedor (cp. Lc.
21:26). Mientras que los primeros cinco sellos vendrán como resultado de la actividad humana
que Dios utiliza para cumplir sus propósitos, en este punto Él comienza su intervención directa
(cp. Mt. 24:29; Lc. 21:25). Los cinco sellos anteriores serán los precursores de la furia
plena del día del Señor que comenzará con el sexto sello (v. 17). Los acontecimientos
descritos en este sello desencadenan el séptimo que contiene los juicios de las trompetas
(caps. 8, 9; 11:15ss) y estos a su vez los juicios de las copas (cap. 16). un gran terremoto.
Habrán ocurrido muchos terremotos antes (Mt. 24:7), pero esto será más que un terremoto. Todas
las fallas terrestres se derrumbarán de manera simultánea y esto resultará en un terremoto a escala
global. la luna se volvió toda como sangre. Junto al terremoto habrá erupciones volcánicas por
todas partes y grandes cantidades de ceniza y escombros cubrirán la atmósfera terrestre, por lo
cual se oscurecerá la luz solar y la luna se verá con un tinte rojizo (cp. Zac. 14:6, 7).
6:13 las estrellas del cielo cayeron. La palabra “estrellas” puede referirse a cualquier cuerpo
celeste grande o pequeño, pero no se limita al uso habitual de la palabra. La mejor explicación
puede ser una lluvia masiva de meteoritos. deja caer sus higos. Los higos de invierno que
crecen sin la protección de las hojas pueden ser arrancados con facilidad por el viento.
6:14 el cielo se desvaneció como un pergamino. La atmósfera de la tierra se verá afectada
de forma dramática y desaparece el cielo que conocemos en la actualidad (cp. Is. 34:4). todo
monte y toda isla se removió de su lugar. Bajo la presión creada por el terremoto planetario,
grandes segmentos de las placas tectónicas comenzarán a deslizarse y cambiar de posición, lo
cual ocasionará cambios severos en la configuración de los continentes.
6:16 la ira del Cordero. Los habitantes de la tierra reconocerán por primera vez la fuente
última de toda su tribulación (vea la nota sobre 5:6). Por increíble que parezca, hasta que esto
tenga lugar habrán continuado la vida de cada uno de ellos como si todo fuera normal (Mt.
24:37–39).
6:17 el gran día. El sexto sello dará comienzo a lo que los profetas llaman “día de Jehová” o
“el día del Señor”. Vea la Introducción a Joel: Temas históricos y teológicos.
7:1–17 El capítulo 7 forma un paréntesis entre el sexto sello (6:12–17) y el séptimo sello
(8:1). Su propósito es responder la pregunta planteada al final del capítulo 6. Dos grupos distintos
sobrevivirán la furia divina: 1) 144.000 evangelistas judíos en la tierra (vv. 1–8) y 2) sus
convertidos en el cielo (vv. 9–17).
7:1 cuatro ángulos. Los cuatro cuadrantes del compás terrestre. Los ángeles tomarán posiciones
estratégicas en la tierra. cuatro vientos. Una expresión figurada para indicar que todos los
vientos de la tierra procedentes de los puntos cardinales (S, E, N y O) serán detenidos por los
ángeles durante un interludio breve, con lo cual quedará apagado el motor esencial de la
atmósfera terrestre.
7:2 el sello del Dios vivo. “Sello” se refiere con frecuencia a un anillo emblemático que se
utilizaba para imprimir la imagen que tenía sobre un documento con cera derretida. La impronta
producida así indicaba la autenticidad implícita del dueño y protegía el contenido del documento
(cp. 9:4; Ez. 9:3, 4). En este caso, la marca es el nombre de Dios (14:1).
7:4 ciento cuarenta y cuatro mil. Un ejército misionero compuesto por judíos redimidos que
son instrumentos de Dios en la salvación de muchos judíos y gentiles durante la tribulación (vv.
9–17). Serán los primeros frutos de un Israel nuevo y redimido (v. 4; Zac. 12:10). Por fin, Israel
será para gloria de Dios la nación testigo que había rehusado ser en el AT (vea las notas sobre
Ro. 11:25–27). todas las tribus de los hijos de Israel. Por elección soberana, Dios sellará a doce
mil de cada una de las doce tribus y así se comprometerá a protegerlos durante el cumplimiento
de su misión especial.
7:9 una gran multitud. Aunque la tribulación será un tiempo de juicio, también será un
tiempo de redención sin precedentes (cp. el v. 14; 6:9–11; 20:4; Is. 11:10; Mt. 24:14). de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas. Todos los grupos étnicos y las culturas de la tierra. ropas
blancas. Vea la nota sobre 3:4. palmas. En tiempos antiguos estuvieron asociadas con
celebraciones como la fiesta de los tabernáculos (Lv. 23:40; Neh. 8:17; Jn. 12:13).
7:10 La salvación pertenece a nuestro Dios. La salvación es el tema de su adoración, y ellos
reconocen que solo proviene de Dios y por medio de su Hijo.
7:11 ancianos. Vea la nota sobre 4:4. cuatro seres vivientes. Vea la nota sobre 4:6.
7:12 La bendición… y la fortaleza. Vea la nota sobre 5:12.
7:13 vestidos de ropas blancas. Vea la nota sobre 3:4.
7:14 la gran tribulación. Vea las notas sobre 3:10; 6:1, 9, 12. Estas personas no fueron
libradas junto a la iglesia que pasó por el arrepentimiento debido a que todavía no se habían
salvado. Durante el período de siete años serán salvados, martirizados e introducidos al cielo.
Aunque es un tiempo de juicio como nunca antes, también es un tiempo de gracia y salvación sin
paralelo en la historia (cp. Mt. 24:12–14). han lavado sus ropas. Cp. 19:8. Esto alude al aspecto
purificador de la salvación (vea Tit. 2:11–14). en la sangre del Cordero. Esto se refiere al
sacrificio expiatorio de Cristo (cp. 1:5; 5:9; Ro. 3:24, 25; 5:9).
7:15 su tabernáculo. Esto se refiere al trono celestial de Dios (vea la nota sobre 11:19).
Durante el milenio también habrá un templo en la tierra, un lugar santo y especial donde Dios
habita en un universo que todavía es caído aunque ha sido sometido a una restauración parcial
(vea Ez. 40–48). En el estado final y eterno con sus nuevos cielos y nueva tierra, no habrá templo
porque Dios mismo llenará todo con su presencia y será su templo (21:22). extenderá… sobre
ellos. Esta traducción es más precisa que otras donde se lee “morará en medio de ellos”. La
presencia de Dios se convertirá en su cúpula y dosel de protección que los librará de todos los
terrores de un mundo caído y los horrores indescriptibles que han experimentado en la tierra
durante el tiempo de la tribulación.
7:17 pastoreará. Mediante una mezcla hermosa de imágenes, Juan confirma que el Cordero
siempre ha sido y será el Buen Pastor (Sal. 23; Jn. 10:14ss; He. 13:20).
8:1 el séptimo sello. Este sello no solo incluye un terremoto, sino los siete juicios de
trompetas (8:1–9:21; 11:15ss) y los siete juicios de copas (16:1–21), con cierta precipitación
porque los juicios de las copas siguen de inmediato tras la séptima trompeta y suceden en
rápida sucesión justo antes del regreso de Cristo (vea la nota sobre 6:1). silencio en el cielo.
El silencio de estupefacción y anticipación por la realidad cruenta de los juicios que Dios está a
punto de desatar.
8:2 siete trompetas. En Apocalipsis las trompetas anuncian juicios inminentes. Las trompetas
tienen mayor intensidad que los sellos pero no son tan destructivas como los juicios finales de las
copas (cp. 16:1–21). Ocurren durante los últimos tres años y medio pero no sabemos cuál es el
tiempo exacto de cada uno, excepto que los efectos del quinto juicio de trompeta durarán cinco
meses (9:10). Las primeras cuatro trompetas anuncian la destrucción divina de la ecología
terrestre (vv. 6–12) mientras que las últimas tres corresponden a la devastación demoníaca de los
habitantes de la tierra (9:1–21; 11:15ss).
8:3 incensario. Este utensilio dorado cuelga de una cadena y se utilizaba para llevar tizones
encendidos del altar de bronce al altar del incienso, con el fin de encender el incienso que
representaba las oraciones del pueblo (5:8; Éx. 27:3; cp. Lc. 1:8, 9). Esto se hacía dos veces a
diario a la hora de los sacrificios de la mañana y de la tarde.
8:5 truenos, y voces, y relámpagos. Vea la nota sobre 4:5. y un terremoto. Es indudable
que tendrá igual o mayor intensidad que el descrito en el sexto sello (vea la nota sobre 6:12).
8:7 granizo y fuego mezclados con sangre. Esto puede describir erupciones volcánicas que
vendrían como resultado del terremoto en el v. 5. El vapor y el agua arrojados al cielo por esas
erupciones podría condensarse con facilidad como granizo y caer a la tierra junto a la lava
calcinante (cp. Éx. 9:13–25). El polvo y los gases podrían contaminar a tal punto el agua
precipitada que tendría el aspecto de sangre. la tercera parte de los árboles se quemó. La
tormenta de lava creará un fuego devorador que destruirá la tercera parte de los bosques en todo
el planeta.
8:8 como una gran montaña. Podría tratarse de un meteorito o asteroide rodeado por gases
que lo encenderán al penetrar la atmósfera terrestre. Su impacto creará un oleaje brutal que
destruirá la tercera parte de las flotas mundiales. mar se convirtió en sangre. Esto puede
referirse a un acontecimiento conocido como la marea roja que es causado por la contaminación
masiva del agua debido a la presencia de miles de millones de microorganismos muertos, en este
caso como resultado de la colisión del meteoro. También podría tratarse de sangre literal como
resultado directo del juicio escatológico.
8:10 cayó del cielo una gran estrella. Otro cuerpo celeste, quizás un cometa en este caso
porque deja a su paso una estela gigantesca (vea las notas sobre el v. 8; 6:13). Se desintegrará al
aproximarse a la tierra y los escombros contribuirán a contaminar todavía más la tierra.
8:11 Ajenjo. Una sustancia amarga y venenosa que se obtiene de una raíz y que produce
ebriedad y enajenación hasta causar la muerte (Dt. 29:18; Pr. 5:4; Jer. 9:15; Lm. 3:15).
8:12 fue herida la tercera parte del sol. De forma sobrenatural, Dios reducirá en una
tercera parte la intensidad de los cuerpos celestes. La pérdida de calor solar ocasionará una baja
radical en la temperatura que producirá cambios drásticos en los ciclos meteorológicos,
botánicos y biológicos (Lc. 21:25; cp. Éx. 10:21–23). Sin embargo, esta medida es temporal (cp.
16:8, 9).
8:13 ¡Ay, ay, ay …! Un lamento por cada toque restante. Aunque las primeras cuatro
trompetas son inconcebibles, serán como nada en comparación a las tres que faltan (9:1–21;
11:15ss).
9:1 una estrella que cayó del cielo. A diferencia de las otras estrellas que habrán
caído (6:13; 8:8), esta será un ser angelical (cp. el v. 2) quizás Satanás mismo (v. 4; 12:7;
vea las notas sobre Is. 14:12–14; Lc. 10:18). pozo del abismo. Se menciona siete veces en
Apocalipsis y siempre se refiere a la prisión donde algunas de las hordas demoníacas serán
encarceladas, el lugar donde se experimenta con mayor severidad el tormento y la proscripción
(vv. 1, 2, 11; 11:7; 17:8; 20:1, 3; vea las notas sobre 2 P. 2:4; Jud. 6, 7).
9:3 langostas. Un insecto que desciende en enjambres tan espesos que pueden oscurecer el sol y
devastar toda la vegetación. En la década de los cincuenta un enjambre de langostas devoró todo
lo que pudiera crecer en varios cientos de miles de kilómetros cuadrados en las planicies de los
Estados Unidos. Sin embargo, no se trata aquí de langostas normales, sino de unas que han sido
preparadas de manera especial como coraza exterior de demonios que de forma similar a insectos
devoradores, traerán desolación masiva (vea las notas sobre Jl. 2:2, 4). En el original,
Juan utilizó nueve veces la palabra “como” en su descripción, pero le resultó difícil describir lo
que vio de una manera que el lector de su tiempo pudiera entender. escorpiones. Un arácnido que
habita en regiones calientes y secas, que posee una cola erguida con un aguijón ponzoñoso. La
víctima de un escorpión se retuerce en agonía, produce espuma en la boca y rechina sus dientes
por causa del dolor. Los demonios en forma de langostas son capaces de infligir daño físico y
quizá también espiritual, como el escorpión (v. 5).
9:4 los hombres que no tuviesen el sello de Dios. Todos los habitantes de la tierra, a
excepción de los dos grupos mencionados en el capítulo siete que son los
144.000 evangelistas judíos y sus convertidos (vea la nota sobre 7:4).
9:5 cinco meses. El ciclo normal de vida de las langostas es cinco meses, por lo general entre
mayo y septiembre.
9:6 buscarán la muerte, pero no la hallarán. Los atormentados no tendrán alivio. Hasta sus
intentos inimaginables de poner fin a su miseria por medio del suicido serán fallidos.
9:7 como caras humanas. Puede ser una referencia a estas criaturas diabólicas como seres
racionales e inteligentes.
9:8 como cabello de mujer. En Jeremías 51:27 se describe a las langostas como criaturas
erizadas. sus dientes… como de leones. Son feroces, poderosas y deletéreas (cp. Jer. 51:27).
9:9 como corazas de hierro. Las corazas eran diseñadas para proteger los órganos vitales y
mantener con vida al guerrero. Estas criaturas son invulnerables.
9:10 cinco meses. Vea la nota sobre el v. 5.
9:11 Abadón… Apolión. Aunque las langostas no tienen rey (Pr. 30:27) estas criaturas
demoníacas si lo tienen y su nombre significa tanto en hebreo como en griego “destructor”.
Existe una jerarquía de poder entre los demonios, así como también entre los ángeles santos de
Dios. Al parecer, el “ángel del abismo” es uno de los líderes más cercanos a Satanás o
posiblemente el mismo Satanás.
9:12 El primer ay. La primera de las tres trompetas finales (vea la nota sobre 8:13).
9:13 los cuatro cuernos del altar de oro. El diseño de Dios para el altar de oro incluía estas
protuberancias pequeñas (cuernos) en cada esquina (Éx. 30:2; vea la nota sobre 6:9). Hasta
entonces había sido un lugar que representaba la misericordia divina en la respuesta que Dios
daba a las oraciones de su pueblo, pero aquí el altar resonará con un clamor de venganza y
retribución.
9:14 los cuatro ángeles. La Biblia nunca dice que los ángeles santos sean atados, por eso aquí se
refiere el texto a ángeles caídos que constituyen otro segmento de la fuerza de Satanás al que
Dios ha atado pero que soltará después para cumplir su juicio a través de los jinetes de ellos (vv.
15–19). El control de Dios se extiende incluso a las fuerzas demoníacas porque estas son atadas y
desatadas por mandato suyo. Eufrates. Uno de los cuatro ríos que pasaban por el Huerto del
Edén (vea la nota sobre 16:12; cp. Gn. 2:14). Desde Babel, esta región ha engendrado muchas de
las religiones paganas del mundo.
9:15 la hora, día, mes y año. Dios obra conforme a su plan predeterminado (cp.
Mt. 24:36; Hch. 1:7).
9:16 los ejércitos. Algunos ven esto como una referencia a fuerzas militares que acompañan a
los reyes procedentes de oriente (16:12) y los identifican con un ejército humano que viene de
Asia, pero ese acontecimiento sucede en conexión con la séptima trompeta y no con la sexta. El
lenguaje se entiende mejor como la descripción de una fuerza demoníaca que hace guerra contra
los habitantes de la tierra y mata a un tercio de la humanidad (v. 15).
9:17 corazas. Vea la nota sobre el v. 9. de azufre. El azufre es una roca sulfurosa
y amarillenta que muchas veces va acompañada de fuego y humo en Apocalipsis (14:10; 19:20;
20:10). Es abundante en la región del Mar Muerto y al encenderse esos depósitos se derriten y
producen torrentes calcinantes y gases sofocantes.
9:19 colas semejantes a serpientes, tenían cabezas. El lenguaje de Juan representa la
habilidad de los demonios para dar rienda a su poder destructivo en ambas direcciones.
9:20, 21 Dios enumera cinco pecados que son representativos de su desafío e insolencia.
9:20 demonios. Esto nos recuerda los comentarios de Pablo acerca de la idolatría (vea la nota
sobre 1 Co. 10:20). Los demonios personifican a los ídolos de piedra y de madera que los
hombres fabrican.
9:21 no se arrepintieron. Cp. 16:9, 11, 21. hechicerías. Esta palabra griega es la raíz del
término “farmacia”. Las drogas en el mundo antiguo se utilizaban para embrutecer los sentidos e
inducir un estado propicio para experiencias religiosas como necromancia, sesiones espiritistas,
brujería, encantamientos y cosas similares (21:8; 22:15). Vea la nota sobre Efesios 5:18.
10:1–11:14 Estos versículos sirven como un interludio entre la sexta trompeta y la séptima
trompeta (11:15). Los sellos y las copas también tienen un interludio breve entre sus juicios sexto
y séptimo (7:1–17; 16:15). La intención de Dios es alentar y consolar a su pueblo en medio de la
furia escatológica y recordarles que Él sigue siendo soberano, que no ha olvidado a su
pueblo y que en últimas ellos saldrán invictos.
10:1 otro ángel fuerte. Muchos comentaristas lo identifican con Jesucristo, pero la palabra
griega que se traduce “otro” se refiere a otro de la misma clase, es decir, un ser creado. No es uno
de los siete ángeles responsables por hacer sonar las trompetas (8:2), sino uno de los de más alto
rango en el cielo, lleno de esplendor, grandeza y fuerza (cp. 5:2; 8:3; 18:1). el arco iris. Vea la
nota sobre 4:3. Quizá Dios incluyó esto para recordar a Juan que aun en medio del juicio, Él
siempre recuerda su pacto con Noé y protege a los suyos. pies como columnas de fuego. Los
ángeles y las piernas de este ángel indican la resolución con la que ejecutará el día del Señor.
10:2 un librito. El rollo con siete sellos que contiene el título de propiedad sobre la tierra
(vea la nota sobre 5:1) será abierto del todo y todos los juicios finales se harán visibles. pie
derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra. Aunque Satanás ha usurpado por un
tiempo el mar y la tierra, este acto simbólico demuestra que toda la creación pertenece al Señor y
que Él la gobierna con autoridad soberana.
10:3 siete truenos. Vea la nota sobre 4:5; cp. 6:1; 8:5.
10:4 Sella. Juan recibió la orden de esconder el mensaje de los siete truenos hasta el
tiempo de Dios (cp. 22:10; Dn. 8:26, 27; 12:9).
10:5 levantó su mano. Este verbo griego aparece con frecuencia en el sentido técnico de
alzar la mano para hacer un juramento o un voto solemne (cp. Dn. 12:7; vea las notas sobre Mt.
5:33–37). La mano se levanta “al cielo” porque allí es donde mora Dios. El ángel hace un
juramento solemne y sin precedentes.
10:6 que el tiempo no sería más. Esto inicia las últimas plagas correspondientes al día del
Señor (11:15), e indica que el tiempo anticipado por los discípulos ha llegado (Mt. 24:3;
Hch. 1:6). Las oraciones de los santos serán contestadas (6:9–11; Mt. 6:10).
10:7 el misterio. El término griego significa “cerrar” o “encerrar”. En el NT, un “misterio” es
una verdad que Dios ocultó pero que ha revelado a través de Cristo y sus apóstoles (vea las notas
sobre Ef. 3:3–5; cp. Ro. 16:25). Aquí el misterio es la consumación final de todas las cosas a
medida que Dios destruye a los pecadores y establece su reino de justicia en la tierra. como él lo
anunció. Este misterio, aunque no fue revelado por completo, sí fue declarado a los profetas de
Dios (cp. Am. 3:7).
10:9 Toma, y cómelo. Este acto constituye una ilustración gráfica de lo que implica recibir la
Palabra de Dios. Las reacciones físicas de Juan demuestran cómo debería ser la respuesta
apropiada de todo creyente al juicio de Dios (cp. Ez. 3:1), a saber, anticipación dulce de la gloria
de Dios y de nuestra victoria, y al mismo tiempo la amargura de ver que la ira de Dios ha sido
derramada sobre aquellos que rechazan a su Hijo. te amargará el vientre. Al tratar de digerir
todo lo que le espera al pecador con los juicios de los sellos, las trompetas y las copas, Juan siente
náusea. en tu boca será dulce como la miel. Por otro lado, la victoria de Dios y su vindicación
final no dejan de ser realidades dulces para el creyente.
10:11 que profetices otra vez. Un llamado para que Juan advierta a los hombres en cuanto al
juicio amargo de la séptima trompeta y las siete copas. pueblos, naciones, lenguas y reyes. Vea
la nota sobre 7:9.
11:1 una caña. Una planta hueca similar al bambú que crecía en el valle del Jordán. Debido a
su peso liviano y su rigidez, se utilizaba como vara de medición (cp. Ez. 40:3, 5). Medir el templo
de Dios implicaba que Dios era su dueño (cp. 21:15; Zac. 2:1–5). el templo de Dios. Se refiere
aquí al Lugar santísimo y el Lugar santo, no a todo el complejo del templo (cp. el v. 2). Un templo
reconstruido existirá durante el tiempo de la tribulación (Dn. 9:27; 12:11; Mt. 24:15; 2 Ts. 2:4).
altar. La referencia a adoradores sugiere que se trata del altar de bronce en el atrio y no el altar
de incienso en el Lugar santo, pues solo los sacerdotes tenían permitida la entrada al Lugar santo
(cp. Lc. 1:8–10).
11:2 el patio que está fuera. El atrio de los gentiles estaba separado del patio interior en el
templo herodiano por un muro bajo. Los gentiles tenían prohibido entrar al atrio interior bajo
pena de muerte. El hecho de que a Juan se le ordene que no mida el atrio exterior simboliza el
rechazo de Dios a los gentiles incrédulos que han oprimido al pueblo de su pacto. hollarán la
ciudad santa. Asiria, Babilonia, Media y Persia al igual que Roma, oprimieron a Jerusalén en
tiempos antiguos (cp.
2 R. 25:8–10; Sal. 79:1; Is. 63:18; Lm. 1:10). Este versículo se refiere a la destrucción y la
opresión devastadora de Jerusalén por parte de las fuerzas del anticristo. cuarenta y dos meses.
Este período de tres años y medio cubre la segunda mitad de la tribulación y coincide con la
carrera ostensible de maldad del anticristo (v. 3; 12:6; 13:5). Durante este mismo tiempo, los
judíos serán protegidos por Dios mismo en el desierto (12:6, 14).
11:3 mis dos testigos. Estos son individuos que son investidos por Dios de poder y autoridad
especiales para predicar un mensaje de juicio y salvación durante la segunda mitad de la
tribulación. El AT requería dos o más testigos para confirmar el testimonio (cp. Dt. 17:6; 19:15;
Mt. 18:16; Jn. 8:17; He. 10:28) y estos dos profetas serán la culminación del testimonio de Dios a
Israel por medio de un mensaje contundente sobre el juicio divino y su oferta gratuita del
evangelio a todos los que se arrepientan y crean. mil doscientos sesenta días. Cuarenta y dos
semanas o tres años y medio (cp. 12:6; 13:5; vea la nota sobre el v. 2). cilicio. Una vestidura
áspera hecha de pelo de cabra o de camello. El uso de indumentaria hecha con esa clase de
material era una expresión de penitencia, humildad y lamentación (cp. Gn. 37:34; 2 S. 3:31; 2
R. 6:30; 19:1; Est. 4:1; Is. 22:12; Jer. 6:26; Mt. 11:21). Los
testigos están enlutados a causa de la perversión del mundo, el juicio de Dios sobre él y la
profanación del templo y la ciudad santa a manos del anticristo.
11:4 Esta imagen se extrae de Zacarías 3, 4 (vea las notas correspondientes). La visión de
Zacarías tenía cumplimiento en el futuro próximo (la reconstrucción del templo a cargo de Josué
y Zorobabel) como también en el futuro lejano (los dos testigos, cuyo ministerio apunta a la
restauración final de Israel en el milenio). los dos olivos, y los dos candeleros. El aceite de oliva
se utilizaba para encender lámparas, así que los olivos junto a los candeleros representan la luz
del avivamiento espiritual. La predicación de ambos testigos será la chispa que encienda un
avivamiento, tal como sucedió con la intervención de Josué y Zorobabel en Israel tras el
cautiverio en Babilonia.
11:5, 6 Aunque es imposible ser dogmáticos en cuanto a la identidad de estos dos
testigos, varias observaciones sugieren que podría tratarse de Moisés y Elías: 1) al igual que
Moisés, azotan la tierra con plagas y como Elías, tienen poder para detener la lluvia; 2) en la
tradición judía se esperaba que tanto Moisés (cp. Dt. 18:15–18) como Elías (cp. Mal. 4:5, 6)
regresaran en el futuro (cp. Jn. 1:21); 3) tanto Moisés como Elías estuvieron presentes en la
transfiguración, la visión anticipada de la segunda venida de Cristo; 4) tanto Moisés como Elías
emplearon medios sobrenaturales para motivar el arrepentimiento; 5) Elías fue llevado vivo al
cielo y Dios sepultó el cuerpo de Moisés donde jamás podría ser hallado, y 6) la duración de la
sequía que los dos testigos traerán (3 años y medio; cp. el v. 3) es la misma que tuvo lugar por
intervención de Elías en el AT (Stg. 5:17).
11:5 sale fuego… y devora. Una referencia probable a fuego literal. Estos dos serán
invencibles durante su ministerio, protegidos por un poder sobrenatural e inexplicable para el
resto de la humanidad. El falso profeta imitará con fraudulencia esta señal (13:3).
11:6 poder para cerrar el cielo. Los milagros han servido muchas veces para autenticar a los
mensajeros de Dios. Aquí la sequía de tres años y medio (como también sucedió en el tiempo de
Elías) añadirá tormento inmensurable a aquellos que experimenten los desastres globales de la
tribulación, y exacerbará su odio hacia los dos testigos. las aguas para convertirlas en sangre.
El agua de la tierra que ya ha sido devastada por los efectos de la segunda y tercera trompetas,
dejará de ser apta para el consumo humano y esto aumentará en gran medida el sufrimiento
ocasionado por la sequía.
11:7 la bestia. Esta es la primera de treinta y seis referencias a esa persona en Apocalipsis,
quien es nada más y nada menos que el anticristo (vea el cap. 13). El hecho de que ascienda del
abismo indica que su poder es de origen satánico. los matará. Tras completar su ministerio, Dios
retirará su protección sobrenatural de los dos testigos y permitirá que la bestia haga lo que
muchos habían tratado sin éxito.
11:8 sus cadáveres estarán en la plaza. Abstenerse de dar sepultura a los enemigos era una
forma de deshonrarlos y escarnecerlos (cp. Hch. 14:19). El AT prohíbe esta práctica de forma
expresa (Dt. 21:22, 23). la grande ciudad. Identificar a Jerusalén como una ciudad semejante
“en sentido espiritual” a Sodoma y Egipto, llama la atención sobre la clase de perversión que se
habrá apoderado de ella. Al parecer, sus pobladores judíos serán el foco del ministerio de los
testigos y esto llevará a las conversiones del v. 13.
11:9 tres días y medio. El mundo entero observará todo esto, sin duda alguna a través de los
medios audiovisuales más avanzados, y glorificarán al anticristo tan pronto comienzan a
descomponerse el cuerpo de cada uno de los profetas muertos.
11:10 se regocijarán… se alegrarán… se enviarán regalos unos a otros. Con exultación
morbosa por la muerte de sus atormentadores, los moradores de la tierra (una frase que se emplea
once veces en Apocalipsis para hablar de los incrédulos) celebrarán la muerte de ambos testigos
como si fuera un día festivo.
11:11 entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios. Sin embargo, las festividades
durarán muy poco pues Dios reivindica a sus testigos fieles y los resucita ante el mundo entero.
11:12 subieron al cielo en una nube. Algunos pueden preguntarse por qué Dios no les
permitirá predicar y suponen que su mensaje habría sido mucho más eficaz después de su
resurrección, pero esto ignora la afirmación clara de Cristo en sentido contrario (Lc. 16:31). sus
enemigos los vieron. Aquellos que aborrecieron y ultrajaron a los dos testigos observarán “en
vivo y en directo” su reivindicación.
11:13 un gran terremoto. Dios marca la ascensión de sus profetas con un terremoto
alarmante. La destrucción y la pérdida de vidas pueden afectar ante todo a los líderes de las
fuerzas del anticristo. los demás. Esto se refiere a los judíos que sigan con vida y que aun falten
por acudir a la fe en Cristo. dieron gloria al Dios del cielo. Una experiencia genuina de
salvación entre los judíos (cp. Lc. 17:18, 19) a diferencia de aquellos que blasfeman y se niegan
a glorificar a Dios (16:9). Esto constituye un cumplimiento clave de la profecía de Zacarías
(12:10; 13:1) y de Pablo (Ro. 11:25–27).
11:14 segundo ay. La sexta trompeta (vea la nota sobre 9:12). Aquí termina el interludio
entre las trompetas sexta y séptima (vea la nota sobre 10:1). El arrepentimiento de Israel
conducirá de inmediato a la inauguración del reino milenario (Hch. 3:19–21; Ro. 11:25, 26), pero
primero deben suceder los juicios finales y culminantes.
11:15 séptimo ángel tocó. La séptima trompeta incluye los siete juicios finales de las copas
que se pormenorizan en el capítulo 16, así como todos los sucesos que conducen al
establecimiento del reino milenario (cap. 20) y la coronación de Jesús como Rey soberano (cap.
19). reinos del mundo… de nuestro Señor y de su Cristo. Se prefiere el singular (reino). A
pesar de sus muchas divisiones políticas y culturales, la Biblia considera al mundo entero en
sentido espiritual como un solo reino que ha estado bajo el dominio de un solo tirano que es
Satanás (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4). La mayoría de los gobernantes humanos en este
mundo han seguido el ejemplo de Satanás y han sido hostiles a Cristo (Sal. 2:2; Hch. 4:26). La
rebelión prolongada del reino mundano terminará con el regreso victorioso del Señor Jesucristo
para derrotar a sus enemigos y establecer su reino mesiánico (Is. 2:2, 3; Dn. 2:44; 7:13, 14, 18,
22, 27; Lc. 1:31–33). Por supuesto, este reino también pertenece a Dios el Padre (vea las notas
sobre Dn. 4:3; 6:26; 1 Co. 15:24).
11:16 veinticuatro ancianos. Vea la nota sobre 4:4.
11:17 el que eres y que eras. La frase final “que has de venir” (la cual ocurre en 1:4, 8; 4:8)
se omite aquí en los manuscritos griegos más confiables porque la venida del reino ya no será
futura, sino inmediata.
11:18 se airaron las naciones. Tan pronto pierdan el miedo (cp. 6:15–17) se llenarán de rabia
desafiante. Su hostilidad se manifestará en un intento desatinado de luchar contra Cristo, un
esfuerzo inútil condenado al fracaso que marcará el punto final de la rebelión humana contra
Dios (16:14; 19:17–21). tu ira. El Dios Todopoderoso responde a la furia frívola e impotente de
las naciones (cp. Sal. 2:1– 9). Los veinticuatro ancianos hablan de la ira futura de Dios (20:11–15)
como si ya estuviera presente, lo cual indica su certidumbre. El hecho de que Dios un día
derramará su ira sobre los hombres rebeldes es un tema central de las Escrituras (cp. Is. 24:17–23;
26:20, 21; 30:27–33; Ez. 38:16ss; 2 Ts. 1:5–10). juzgar a los
muertos. El derramamiento final de la ira de Dios incluye el juicio de los muertos (cp. Mt.
25:31–46; Jn. 5:25–29). El juicio tiene dos partes: 1) Dios recompensa a los santos del AT
(Dn. 12:1–3; cp. 22:12; 1 Co. 3:8; 4:5), la iglesia raptada (1 Co.
15:51, 52; 1 Ts. 4:13–18) y los santos de la tribulación (20:4), y 2) Dios condena a los incrédulos
y los envía para siempre al lago de fuego (20:15).
11:19 templo de Dios… en el cielo. Vea 3:12; 7:15; 14:15, 17; 15:5–8; 16:1, 17. El Lugar
santísimo celestial (vea las notas sobre Éx. 26:31–37) donde Dios mora en gloria trascendente, ya
había sido identificado como su trono (caps. 4, 5). Cp. Hebreos 9:24. Juan había visto el trono
(4:5), el altar (6:9; 8:3–5) y aquí el Lugar santísimo. el arca de su pacto. Este artefacto que se
mantenía en el tabernáculo y en el templo del AT (vea las notas sobre Éx. 25:10–22) simbolizaba
la presencia de Dios, así como su expiación y su pacto con su pueblo. Esa arca terrenal solo fue
una representación del celestial (vea He. 9:23; 10:20). Allí Dios suministró misericordia y
expiación por el pecado, y así como el Lugar santísimo terrenal fue abierto tan pronto se pagó el
precio del pecado (Mt. 27:51; He. 10:19, 20), el Lugar santísimo en el cielo también es abierto en
cumplimiento del nuevo pacto de la salvación de Dios y de su propósito redentor en medio del
juicio divino. relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo. Lo que se anticipó
en 4:5 y 8:5 se convertirá en una realidad aterradora. Estos acontecimientos suceden como parte
de la séptima copa (16:17–21) y constituyen el momento crucial de la séptima trompeta. Puesto
que el cielo es la fuente de esta venganza sin precedentes, el juicio también procede del Lugar
santísimo de Dios (14:15, 17; 15:5–8; 16:1, 7, 17). Vea la nota sobre 6:1.
12:1 señal. Un símbolo que representa algo diferente al símbolo mismo. Esta es la primera de
siete señales en la segunda mitad de Apocalipsis. Cp. el v. 3; 13:13, 14; 15:1; 16:14; 19:20. una
mujer. No es una mujer literal, sino una representación simbólica de Israel, que también se
representó en el AT como prometida y esposa de Dios (Is. 54:5, 6; Jer. 3:6–8; 31:32; Ez. 16:32;
Os. 2:16). En Apocalipsis aparecen otras tres mujeres simbólicas: 1) Jezabel, quien representa el
paganismo (2:20), 2) la mujer vestida de púrpura y escarlata (17:3–6) que simboliza la iglesia
apóstata, y 3) la esposa del Cordero (19:7) que es el símbolo de la iglesia verdadera. El contexto
deja en claro que esta mujer no representa a la iglesia. vestida del sol… la luna debajo de sus
pies… corona de doce estrellas. Cp. Génesis 37:9–11. El hecho de que esté “vestida del sol”
alude a la gloria, la dignidad y la posición exaltada de Israel, el pueblo de la promesa que será
salvo y recibirá de Dios un reino. La imagen de la luna bajo los pies es una posible descripción
de la relación de pacto que Dios mantuvo con Israel, ya que las nuevas lunas se asociaban con la
adoración (1 Cr. 23:31; 2 Cr. 2:4; 8:13; Esd. 3:5; Sal. 81:3). Las doce estrellas representan las
doce tribus de Israel.
12:2 clamaba con dolores. Israel, representado con frecuencia como una madre a punto de
dar a luz (cp. Is. 26:17, 18; 54:1; 66:7–12; Os. 13:13; Mi. 4:10; 5:2, 3;
Mt. 24:8), había agonizado y padecido durante muchos siglos mientras anhelaba la llegada del
Mesías para destruir a Satanás, el pecado y la muerte, así como para inaugurar su reino eterno.
12:3 un gran dragón escarlata. El enemigo mortal de la mujer es Satanás, quien aparece como
un dragón un total de trece veces en este libro (cp. el v. 9; 20:2). El color escarlata alude al
derramamiento de sangre (cp. Jn. 8:44). siete cabezas y diez cuernos… siete diademas. Este
lenguaje figurado describe el dominio de Satanás sobre siete reinos mundanos en el pasado y diez
reinos en el futuro (cp. Dn. 7:7, 20, 24). Vea las notas sobre 13:1; 17:9, 10. Satanás ha dominado y
dominará en el mundo hasta que suene la séptima trompeta (11:15). Ha infligido dolor sin
interrupción sobre Israel (Dn. 8:24), con el deseo intenso de matar a la mujer antes de que pudiera
parir al hijo que la destruiría para siempre (vea las notas sobre Est. 3:6–15).
12:4 la tercera parte de las estrellas del cielo. La rebelión original de Satanás (cp. Is.
14:12ss; Ez. 28:11ss) resultó en la insurrección de la tercera parte de la hueste angelical que se
unió a él para convertirse en demonios. a fin de devorar a su hijo. Al verse incapaz de impedir
el nacimiento de Cristo de una virgen, Satanás trató de matar al niño por medio de una masacre
generalizada y arbitraria de los bebés varones que fue ordenada por Herodes (Mt. 2:13–18; cp.
Lc. 4:28, 29).
12:5 un hijo varón. Jesucristo en su encarnación fue de origen judío (Mt. 1:1; 2 Ti. 2:8). A
pesar de los esfuerzos del diablo para destruir a Israel y el linaje mesiánico, el
nacimiento de Jesús tuvo lugar tal como había sido pronosticado por los profetas (cp. Is. 7:14;
9:6; Mi. 5:2). vara de hierro. Describe la coronación de Jesús como Rey sobre las naciones
del mundo (cp. 11:15; 19:15; Sal. 2:6–9). su hijo fue arrebatado para Dios. Esto
corresponde a la ascensión de Jesús (Hch. 1:9; 2:33; He. 1:1–3; 12:2).
12:6 desierto. Dios protegerá a Israel de Satanás al suministrarle un escondite en el desierto,
quizás en la región de Moab, Amón y Edom al oriente de Palestina. Es interesante que esos son
los territorios que serán librados de manera específica del ataque del anticristo en contra de la
tierra santa (cp. Dn. 11:41). mil doscientos sesenta días. En el punto medio de la tribulación, el
anticristo rompe su pacto con Israel, detiene el culto y los servicios del templo, coloca en su
interior la abominación desoladora (Dn. 9:27; Mt. 24:15) y devasta a toda Jerusalén (11:2). En
aquel tiempo muchos judíos huirán para salvar su vida (Mt. 24:16ss). Dios los preservará durante
los últimos mil doscientos sesenta días (42 meses o 3 años y medio) que corresponden a la gran
tribulación. Vea las notas sobre 3:10; 6:1, 9.
12:7 hubo una gran batalla en el cielo. Los acontecimientos tumultuosos que suceden en la
tierra durante la tribulación tienen su paralelo en el cielo. Desde la caída de Satanás el universo
ha tenido un estado de guerra permanente (cp. el v. 4; cp. Dn. 10:13; Jud. 9). Algo intensificará
esa guerra, quizás el paso de los santos arrebatados por el dominio del príncipe de la potestad del
aire (cp. Ef. 2:2).
12:9 el gran dragón… fue arrojado a la tierra. Satanás y sus demonios fueron expulsados
del cielo en el momento de su rebelión original pero todavía tienen acceso a él (cp. Job 1:6; 2:1).
Ese acceso les será negado en este punto y nunca más podrán acercarse al cielo. diablo y
Satanás. Cp. 20:2. “Diablo” es una palabra griega que significa “calumniar” o “acusar
falsamente”. El enemigo es un mentiroso maligno (Jn. 8:44; 1 Jn. 3:8). Sus acusaciones contra los
creyentes (v. 10) son fallidas gracias a la intercesión de Cristo nuestro abogado (1 Jn. 2:1).
Satanás significa “adversario” o “enemigo” y el término ocurre más que todo en Job y en los
Evangelios. engaña al mundo entero. Como lo ha hecho en el transcurso de la historia humana,
Satanás engañará a las personas durante la tribulación (cp. 13:14; 20:3; Jn. 8:44). Tan pronto sea
soltado por un breve tiempo del pozo del abismo al final del milenio, reanudará sus tácticas
engañosas (20:8, 10).
12:10 el acusador. Vea la nota sobre el v. 9. Satanás ya no podrá acusar a los creyentes ante
el trono de Dios porque no tendrá más acceso al cielo.
12:11 la sangre del Cordero. Ninguna acusación en contra de aquellos cuyos pecados han
sido perdonados gracias al sacrificio y la muerte de Cristo (vea Ro. 8:33–39).
12:12 tiene poco tiempo. Como sabe que su tiempo es limitado, Satanás intensificará sus
esfuerzos contra Dios y la humanidad, y dirigirá todos sus ataques en contra de Israel (v. 13, 17).
12:14 las dos alas de la gran águila. No son alas literales de un ave, sino una ilustración
gráfica de la protección providencial de Dios en favor de Israel (cp. Éx. 19:4). Las alas aluden
con frecuencia a la protección divina (cp. Dt. 32:9–12; Sal. 91:4; Is. 40:31). El águila o una
especie similar de ave rapaz, era el ave más grande que se conocía en Palestina. un tiempo, y
tiempos, y la mitad de un tiempo. Tres años y medio que corresponden a la segunda mitad de la
tribulación (cp. el v. 6; 11:2, 3; 13:5).
12:16 la tierra abrió su boca. Un gran ejército vendrá contra Israel como una inundación (v.
15; cp. Jer. 46:8; 47:2) que será tragada, quizás en acción conjunta con los numerosos
terremotos que ocurren durante ese período (6:12; 8:5; 11:13, 19; 16:18; Mt. 24:7).
12:17 el resto de la descendencia de ella. Satanás volcará su cólera frustrada contra todos
los seguidores del Cordero que pueda encontrar, tanto judíos como gentiles. los mandamientos
de Dios… el testimonio de Jesucristo. La verdad revelada por parte de Dios y de Cristo que está
contenida en las Escrituras. La obediencia a la Palabra de Dios siempre caracteriza a un creyente
genuino. Cp. Juan 8:32.
13:1 Me paré. La mayoría de los manuscritos dice “él se paró” con referencia al dragón o
Satanás (cp. 12:9, 17). Aquí toma una posición en medio de las naciones de su mundo,
representadas por la arena del mar. una bestia. Lit. “un monstruo” (cp. 11:7), imagen que
describe a un animal rabioso que mata. En este contexto el término representa tanto a una persona
(el anticristo) como a su sistema (el mundo). El último imperio satánico mundial será inseparable
del hombre poseído por Satanás que lo lidera. Para una discusión sobre el anticristo, vea las
notas sobre 2 Tesalonicenses 2:3–11. También es descrito en Daniel 7:8, 21–26; 8:23–25;
9:24– 27; 11:36–45. subir del mar. El mar representa el abismo o pozo insondable que es la
mazmorra de los demonios (cp. 11:7; 17:8; 20:1; Lc. 8:31). Aquí se presenta a Satanás en su
invocación de un demonio poderoso del abismo que de inmediato activa y controla a la bestia
(anticristo) y su imperio. siete cabezas y diez cuernos. Esta descripción es como la que se hace
de Satanás en 12:3. Las cabezas pueden representar los imperios sucesivos del mundo como
Egipto, Asiria, Babilonia, Media y Persia, Grecia, Roma y el reino final del anticristo (vea las
notas sobre 17:9, 10). El último está conformado por todos los reinos representados por los
cuernos (vea las notas sobre 17:12). Diez es un número que simboliza la totalidad del poder
militar y político de los humanos que se une a la bestia (anticristo), quien se dispone a controlar el
mundo. Los cuernos siempre representan poder de forma semejante al reino animal, tanto
ofensivo (ataque) como defensivo (protección). Daniel muestra que el anticristo humano se
levantará de este grupo de diez reyes (Dn. 7:16–24). Juan retoma las imágenes numéricas de
Daniel 2:41, 42 que corresponde a los diez dedos en los pies de barro y hierro de la estatua. El
apóstol ve la bestia como el último gobierno humano compuesto por el anticristo y su coalición
que se opone a Dios, encabezado por un Imperio Romano revivido que tiene la fuerza de varias
potencias mundiales pero que está mezclado con debilidad y será aplastado en últimas (cp. Dn.
2:32–45; 7:7, 8, 19–25; vea la nota sobre 12:3). Las coronas demuestran el dominio regio de este
reino confederado. un nombre blasfemo. A lo largo de la historia, cada vez que un monarca se
ha identificado a sí mismo como un dios, ha blasfemado al Dios verdadero. Cada gobernante que
contribuye a la coalición final de la bestia tiene una identidad, lleva una corona y ejerce dominio
y poder, como resultado de lo cual blasfema contra Dios.
13:2 leopardo. Alusión metafórica a la antigua Grecia porque describía la rapidez y agilidad
de los griegos en sus conquistas militares, sobre todo bajo la dirección de Alejandro Magno (cp.
Dn. 7:6). El leopardo y los demás símbolos de animales pertenecían a la fauna nativa de Palestina
y era familiar para los lectores de Juan. oso. Una metáfora que representa al antiguo imperio de
los medos y persas, por la fuerza y ferocidad de ese reino combinadas con su gran estabilidad
(cp. Dn.
7:5). león. Esta metáfora corresponde al antiguo imperio de Babilonia que se caracterizó por su
poder fiero que devoraba todo a medida que extendía su dominio (cp. Dn. 7:4). el dragón le dio
su poder. Vea la nota sobre el v. 1. dragón. Vea las notas sobre el v. 1; 12:9.
13:3 su herida mortal fue sanada. Esta declaración podría referirse a uno de los reinos que
fue destruido y revivió como es el caso del Imperio Romano, pero lo más probable es que aluda a
una muerte y resurrección ficticias que el anticristo protagoniza como parte de su espectáculo
engañoso. Cp. los vv. 12, 14; 17:8, 11; 2 Tesalonicenses 2:9. se maravilló toda la tierra. Las
personas del mundo quedarán atónitas y fascinadas al ver que el anticristo parece levantarse de
los muertos. Su carisma e inteligencia, así como sus poderes atractivos pero engañosos, harán que
el mundo lo siga sin cuestionar su origen (v. 14; 2 Ts. 2:8–12).
13:5 se le dio. Dios en su soberanía establecerá los límites dentro de los cuales se permitirá
hablar y operar al anticristo. Dios le permitirá decir blasfemias para que la furia de Satanás llegue
a su culminación en la tierra durante tres años y medio (v. 5; 11:2, 3; 12:6, 13, 14). cuarenta y
dos meses. Los últimos tres años y medio o mil doscientos sesenta días que corresponden al
“tiempo de angustia para Jacob” (Jer. 30:7) y a la septuagésima semana de Daniel (Dn. 9:24–27)
que se conoce como la gran tribulación (vea las notas sobre 11:2; 12:6; cp. Dn. 7:25). Esta
segunda mitad se inicia con la abominación desoladora (vea la nota sobre Mt. 24:15).
13:6 su nombre. Esto identifica a Dios y resume todos sus atributos (cp. Éx. 3:13, 14). su
tabernáculo. Esto es simbólico del cielo (cp. He. 9:23, 24). los que moran en el cielo. Los
ángeles y los santos glorificados que están delante del trono de Dios y le sirven día y noche.
13:7 hacer guerra contra los santos. Al anticristo se le permitirá masacrar a los que son
hijos de Dios (cp. 6:9–11; 11:7; 12:17; 17:6; Dn. 7:23–25; 8:25; 9:27;
11:38; 12:10; Mt. 24:16–22). Vea la nota sobre 17:6.
13:8 el libro de la vida. Vea la nota sobre 3:5. Cordero que fue inmolado. El Señor Jesús quien
murió para comprar la salvación de los que Dios había escogido, en cumplimiento de un plan
eterno. desde el principio del mundo. De acuerdo con el propósito divino y eterno de elección
antes de la creación, la muerte de Cristo sella para siempre la redención de los elegidos para
siempre (cp. Hch. 2:23; 4:27, 28). El anticristo nunca puede quitar la salvación de los elegidos. El
registro eterno de los elegidos jamás será alterado ni tampoco los que sean salvos durante el reino
del anticristo le rendirán culto.
13:9 Cp. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22. Algunas versiones incluyen la frase “lo que el Espíritu
dice a las iglesias” como en las siete cartas a las iglesias, pero debe omitirse porque las iglesias ya
han sido arrebatadas.
13:10 Un llamado a los creyentes para que acepten la persecución del anticristo con
perseverancia y paciencia. Dios ha elegido a algunos creyentes para que sean encarcelados y
ejecutados, los cuales no deben resistir (cp. Mt. 26:51–54; 2 Co. 10:4), sino aceptar con paciencia
ese sufrimiento como Dios se los ordena (cp. 1 P. 2:19–24).
13:11 otra bestia. Este es el último falso profeta (llamado así en 16:13; 19:20; 20:10) que
promueve el poder del anticristo y convence al mundo para que lo adore como solo Dios debe ser
adorado. Esta bestia será el proponente más persuasivo de la religión satánica (cp. 16:13; 19:20;
20:10). El anticristo será ante todo un líder político y militar, pero el falso profeta será un líder
religioso. Política y religión se unirán en un solo culto mundial cuyo objeto de adoración será el
anticristo (vea 17:1–9, 15–17). de la tierra. Es probable que sea otra referencia al abismo que
está debajo de la tierra. El falso profeta será enviado y controlado por un demonio poderoso de
las regiones bajas. La imagen de la tierra es diferente a la del mar enigmático en el v. 1, y esto
puede implicar que el falso profeta se presenta como alguien como una persona más sutil y
acogedor que el anticristo. dos cuernos semejantes a los de un cordero. Esto describe la
debilidad relativa del falso profeta en comparación al anticristo, quien tiene diez cuernos. Un
cordero solo tiene dos protuberancias pequeñas en su cabeza, lo cual lo hace muy inferior a la
bestia de diez cuernos. semejantes… cordero. La imagen de un cordero también implica que el
falso profeta será un cristo falso que se enmascara como el Cordero verdadero. A diferencia del
anticristo, el falso profeta no vendrá como un animal destructor y homicida, sino como un líder
que parece amable y confiable. hablaba como dragón. El falso profeta será el vocero de Satanás
y su mensaje será como el del dragón o Satanás, quien es la fuente de toda religión falsa (cp. 2
Co. 11:14).
13:12 ejerce toda la autoridad de la primera bestia. El falso profeta ejerce la misma clase
de poder satánico que el anticristo porque recibe poder de la misma fuente. También gozará de
influencia y reputación a escala mundial como obrador de milagros y demagogo. hace que…
adoren. “Hace que” se menciona ocho veces en conexión con su actividad. Ejerce influencia para
establecer una religión mundial falsa encabezada por el anticristo, y para que los seres
humanos acepten gustosos ese sistema. cuya herida mortal fue sanada. Vea las notas sobre el
v. 3; 17:8. Una referencia probable al engaño fabricado de una resurrección falsa y un homicidio
falso para inspirar la lealtad del mundo.
13:13 grandes señales. La misma frase se utiliza en relación con los milagros de Jesús (Jn.
2:11, 23; 6:2), lo cual indica que el falso profeta hace señales que imitan de forma fraudulenta las
de Cristo. Satanás ya ha realizado obras sobrenaturales en el pasado (p. ej. Éx. 7:11; 2 Ti. 3:8), así
que debe usar su estrategia de falsos milagros para convencer al mundo de que el anticristo es
más poderoso que los testigos verdaderos de Dios (cap. 11), incluido Jesucristo mismo. hace
descender fuego del cielo. El contexto indica que el profeta falso produce todo el tiempo señales
pirotécnicas falsas para convencer a los hombres de su poder, también en un intento descarado de
imitar a los dos testigos (11:5).
13:14 le hagan imagen. Esto se refiere a una réplica del anticristo que se relaciona con el trono
que erigirá como parte de la abominación desoladora, en el punto medio del período de
tribulación. Esto sucederá en el templo de Jerusalén cuando el anticristo decide abolir la religión
falsa anterior y pretende que las personas lo adoren solo a él como si fuera Dios (cp. Dn. 9:27;
11:31; 12:11; Mt. 24:15; 2 Ts. 2:4). El falso profeta y el anticristo engañarán de nuevo al mundo
con una imitación taimada de Cristo, quien volverá después para reinar desde el trono verdadero
en Jerusalén.
13:15 que… hablase. El falso profeta dará a la imagen del anticristo apariencia de vitalidad y
la imagen parece emitir ciertas palabras, para contradecir lo que en realidad sucede con los ídolos
(cp. Sal. 135:15, 16; Hab. 2:19). hiciese matar. Su gentileza es una mentira porque es un
homicida (7:9–17). Algunos gentiles serán librados para poblar el reino (Mt. 25:31–40) y los
judíos serán protegidos por intervención divina (12:17).
13:16 una marca. En el Imperio Romano este era un símbolo o cuño de identificación que
los esclavos y los soldados llevaban en su cuerpo. Algunas de las sectas místicas antiguas se
deleitaban en el uso de tatuajes que identificaban a los miembros con ciertos ídolos. El anticristo
impondrá como un requisito obligatorio una marca similar que será visible en la mano o en la
frente.
13:17 comprar ni vender. La marca del anticristo permitirá que las personas realicen
compras de alimento y otros recursos básicos. Sin la marca de identificación, los individuos serán
excluidos del comercio y no tendrán acceso a medios convencionales de sustento. el número de
su nombre. La bestia (anticristo) tendrá un nombre que será inherente a un sistema numérico
específico. El texto no indica con claridad cuál será este nombre y el sistema numérico al que
corresponde, ni cuál será su significado e importancia.
13:18 su número es seiscientos sesenta y seis. Este es el número esencial de un hombre. El
número seis está justo por debajo del número perfecto de Dios que es el siete, por lo cual
representa la imperfección humana. El anticristo será el humano más poderoso que el mundo
habrá conocido, pero no dejará de ser un hombre o un seis. La expresión máxima del poder
humano y demoníaco es el seis porque no es perfecto como el de Dios. La repetición triple del
seis será una forma específica de identificarlo por el valor numérico de un nombre humano que
podría equivaler a 666. En muchos lenguajes, incluidos el hebreo, el griego y el latín, las letras
tienen equivalentes numéricos. No obstante, como el texto revela muy poco acerca del significado
de ese número, no es prudente especular más allá de lo que dice.
14:1 el Cordero. Vea la nota sobre 5:6. monte de Sion. La ciudad de Jerusalén, donde el Mesías
volverá y plantará sus pies (cp. Sal. 2; 48:1, 2; Is. 24:23). Ciento cuarenta y cuatro mil. Vea
la nota sobre 7:4. nombre. Es todo lo opuesto a la marca de la bestia y constituye un sello que
identificará a los 144.000 para dar testimonio de que pertenecen a Dios (vea la nota sobre 13:6).
14:2 arpas. Vea la nota sobre 5:8.
14:3 un cántico nuevo. El cántico de redención que es entonado por todos los santos
redimidos en un coro gigantesco. Se regocijan por el cumplimiento total de la obra redentora
de Dios antes del regreso de Cristo (cp. Sal. 33:1–3; 40:3; 96:1; 144:9, 10; 149; Lc. 15:10; vea la
nota sobre 5:9). los cuatro seres vivientes… los ancianos. Vea las notas sobre 4:4, 6.
14:4 no se contaminaron con mujeres. Una ilustración del poder de Dios para mantener
puros a los creyentes en medio de grandes dificultades. Esta frase indica que los 144.000
evangelistas judíos no solo habrán resistido el sistema perverso del anticristo, sino que también
resistirán todas las tentaciones de incurrir en relaciones sexuales ilícitas. Cp. 2 Corintios 11:2.
siguen al Cordero. Esto indica que son partidarios incondicionales de Jesucristo. Los 144.000
invictos mantienen una lealtad indoblegable a Él sin importar cuánto les cueste (cp. Mt. 16:24;
Mr. 10:21; Lc. 9:23; Jn. 10:27; 12:26; 14:15). primicias. Como la ofrenda de los primeros frutos
en el AT, estos hombres fueron apartados para un servicio especial a Dios (cp. Dt. 26:1–11).
Algunos interpretan las primicias como el primer grupo numeroso de redimidos de Israel (vea la
nota sobre 11:13), los cuales se habrán salvado mucho antes y son la evidencia de que vendrán
más convertidos (cp. Ro. 16:5; 1 Co. 16:15), que constituyen los primeros frutos del Israel
redimido (Ro. 11:1–5, 11–15, 25–27).
14:5 no fue hallada mentira. Los 144.000 comunican la verdad de Dios con precisión y
fidelidad, sin exageración ni acomodación alguna (cp. Sof. 3:13). sin mancha. No que sean libres
de pecado, sino que han sido santificados (vea Ef. 1:4; 5:27; Col. 1:22).
14:6 en medio del cielo. Se deriva de un término griego que significa “mitad del cielo” y
denota el punto en el cielo meridional donde el sol alcanza su cenit. Este es su punto más alto y
brillante, desde donde todos pueden ver y oír. el evangelio eterno. El ángel predica las buenas
nuevas acerca de la vida eterna y la entrada al reino de Dios (cp. Mt. 24:14; 1 Co. 15:1–10). Urge
a los habitantes del mundo a transferir su lealtad de la bestia al Cordero. También es
llamado en el NT el evangelio de Dios, el evangelio de la gracia, el evangelio de Cristo, el
evangelio de la paz, el evangelio glorioso y el evangelio del reino. Es la buena nueva de que Dios
salva mediante el perdón de los pecados y abre la puerta de su reino a todos los que se arrepientan
y crean. El mundo entero oirá esta predicación por parte del ángel ya que Dios en su gracia y
misericordia hace un llamado universal a la salvación.
14:7 Temed a Dios. No a Satanás ni al anticristo. Este es el tema de las Escrituras, llamar a
los seres humanos a dar honor, gloria, adoración y reverencia a Dios (cp. Pr. 23:17; 1 P. 2:17).
Vea las notas sobre Romanos 1:18–21. la hora de su juicio ha llegado. Así llega el último
momento para arrepentirse y creer antes de que la ira de Dios sea derramada. Este es el primer
uso de la palabra “juicio” en el libro, un término que tiene el mismo significado que “ira” (vea
6:17; 12:12). aquel que hizo el cielo y la tierra. La creación es la gran prueba de Dios que los
predicadores usarán como argumento irrefutable para que todos crean en Él y lo adoren (cp. 4:11;
10:6; Jn. 1:9; Hch. 14:15–17; 17:23–28).
14:8 ha caído Babilonia. La falta de respuesta al primer mensaje del ángel lleva a que un
segundo ángel pronuncie este juicio. Babilonia se refiere a todo el reino político, económico y
religioso del anticristo (cp. 16:17–19 para detalles adicionales de esta caída). La ciudad original
de Babilonia fue la cuna de la idolatría, allí los hombres construyeron la torre de Babel como un
monumento a la rebelión y a toda religión falsa. Esa idolatría se dispersó por el mundo después
que Dios confundió el lenguaje humano (cp. Gn. 11:1–9). vino del furor de su fornicación. Esto
ilustra cómo Babilonia hace que el mundo se embriague con sus deleites pecaminosos y
participe en una orgía de rebelión, aborrecimiento e idolatría en desafío abierto a Dios. La
fornicación es prostitución espiritual en el sistema falso del anticristo que caerá como resultado
de esa iniquidad.
14:9 adora a la bestia. Vea las notas sobre 13:14, 15; cp. 13:8.
14:10 el cáliz de su ira. Cualquiera leal al anticristo y su reino sufrirá el derramamiento de la
ira acumulada de Dios, con la fuerza plena de su indignación divina y su venganza descomunal
(cp. Sal. 75:8; Is. 51:17; Jer. 25:15, 16). La ira divina no es una explosión impulsiva de rabia que
Dios lance por capricho contra personas que no sean de su agrado. Es más bien la reacción
resuelta e inflexible carente de misericordia, gracia y compasión por parte de un Dios justo en
contra del pecado. fuego y azufre. Dos elementos que se asocian en las Escrituras con el
tormento del castigo divino (Gn. 19:24, 25; Is. 34:8–10). Aquí se hace referencia al infierno que
es el lago de fuego (cp. 19:20; 20:10; 21:8). Sobre los efectos del azufre, vea la nota sobre 9:17.
14:11 tormento sube por los siglos de los siglos. Una referencia a la perpetuidad del
infierno (cp. Mt. 3:12; 13:41, 42; 25:41; Mr. 9:48). El tormento consiste en la descarga incesante
de dolor insoportable (cp. Lc. 16:23, 24) que ha sido ordenada para todos los que sean leales al
líder de Satanás.
14:12 Este es un respaldo bíblico excelente para la doctrina de la perseverancia que asegura a
todos los creyentes verdaderos en Cristo que nunca perderán su fe. Los regenerados resistirán de
principio a fin en obediencia a la verdad, sin importar qué pueda arremeter en su contra (vea las
notas sobre Ro. 8:31–39; Fil. 1:6; cp. Jer. 32:40; Mt. 24:13; Jn. 6:35–40; 10:27–30; 1 Jn. 5:4, 11–
13, 20).
14:13 Bienaventurados. Vea la nota sobre 1:3.
14:14 Hijo del Hombre. Vea la nota sobre 1:13. La imagen del Señor en una nube es de
Daniel 7:13, 14 y hace hincapié en su majestad magnificente (cp. 1:7;
Mt. 24:30; 26:64; Hch. 1:9–11). corona de oro. La corona del vencedor en la guerra o
en una competencia atlética era una diadema de laurel y se utilizaba en la celebración de la
victoria. Cristo porta aquí esa corona en particular que en este caso es hecha de oro, como
un conquistador triunfante que sale invicto del cielo para prevalecer sobre sus enemigos. hoz
aguda. Una herramienta para la siega que tenía una cuchilla tajante y curvada hecha de hierro, y
un mango de madera. Los agricultores de la antigüedad la utilizaban para cortar el grano, y aquí
representa el juicio divino veloz, preciso y devastador.
14:15 la mies de la tierra. La mies, que en este caso son los impíos del mundo, está lista para
ser juntada y juzgada.
14:17 templo. Vea la nota sobre 11:19. Esto se refiere a la morada celestial de Dios y no al
templo en Jerusalén durante la tribulación (cp. 11:1).
14:18 otro ángel, que tenía poder sobre el fuego. Este ángel está asociado con el fuego que
había en el altar y que representa las oraciones de los santos (6:9–11; 8:3–5). El fuego
corresponde a la llama que ardía todo el tiempo en el altar de bronce del templo de Jerusalén. Dos
veces al día el sacerdote quemaba incienso con ese fuego y lo ofrecía en el Lugar santo como un
símbolo de las oraciones del pueblo (vea las notas sobre 5:8; 6:9; 8:3). Este ángel viene del altar
celestial para asegurar que todas las oraciones de todos los santos acerca del juicio y la venida del
reino sean contestadas, por eso hace un llamado para que comience el juicio. hoz. Vea la nota
sobre el v. 14.
14:19 lagar. Esta imagen vívida describe el horror de la muerte o el derramamiento masivo
de sangre (cp. Is. 63:2, 3; Lm. 1:15; Jl. 3:13). Aquí se refiere a la muerte violenta de todos los
enemigos de Dios que todavía estén vivos y ahora se enfrentan a la destrucción en el Armagedón,
la batalla final de los enemigos de Dios en la planicie de Esdraelón. La imagen sangrienta se
deriva del jugo fresco que se produce al pisar y machacar las uvas a medida que pasan por
diferentes niveles de trituración y quedan reducidas por completo.
14:20 fuera de la ciudad. Dios determinará que este derramamiento de sangre ocurra fuera
de Jerusalén, pues Dios quiere proteger a la ciudad de toda la carnicería que sucederá en sus
alrededores. En Zacarías 14:1–5 queda muy claro que Jerusalén será atacada mas no destruida a
fin de cuentas, sino preservada para la gloria del reino, y que el remanente de fieles se salvará
porque el Señor los defiende junto a la ciudad en contra de las naciones. Escaparán por un valle
recién creado mientras el Señor finiquita el juicio y establece su reino. hasta los frenos de los
caballos. La severidad de la matanza es indicada por la imagen de la sangre de los muertos en la
batalla de Armagedón, que salpica a más de un metro de altura porque alcanza a teñir de rojo los
caballos que se utilizan. También es probable que si la batalla ocurre cerca al valle central de
Israel, el volumen tremendo de sangre forme en algunos lugares piletas de hasta un metro de
profundidad. Este acontecimiento se describe con claridad en 19:11–21. Es posible que en
Ezequiel 39:8–16 se describa el proceso prolongado de limpieza tras la batalla. mil seiscientos
estadios. Vea nota al margen. La distancia aproximada desde Armagedón en el N de Palestina
hasta Edom en el S, unos 290 km. La gran batalla se librará a lo largo de toda esa área y quizás un
poco más allá.
15:1–8 El capítulo 15 introduce las siete copas de ira, los juicios finales de Dios al final del
período de tribulación de siete años. Los juicios de las copas vienen en una ráfaga sucesiva y cada
uno es más fuerte en furia e intensidad que el anterior. Las copas son las últimas plagas que
caerán tras el toque de la séptima trompeta y concluirán la apertura del séptimo sello (vea la nota
sobre 6:1).
15:1 ira de Dios. Vea las notas sobre 11:18; 14:10; 16:19; 19:15; cp. Romanos
1:18–21.
15:2 mar de vidrio. El trono celestial de Dios está asentado sobre una plataforma
transparente de cristal (vea la nota sobre 4:6). victoria sobre la bestia. Todos los santos de cada
nación, incluida Israel, triunfarán en últimas sobre el anticristo de Satanás y su sistema a causa de
su fe en Jesucristo. el número de su nombre. Vea la nota sobre 13:17. arpas. Vea la nota sobre
5:8.
15:3 cántico de Moisés. Fue entonado por el pueblo de Israel después de haber pasado por el
Mar Rojo, al ser liberados de los ejércitos egipcios (Éx. 15:1–21; cp. Dt. 32:1–43). Es un cántico
de victoria y liberación con el que se identificarán los
redimidos que vencen al anticristo y su sistema de maldad. cántico del Cordero. Vea 5:8–14.
Estos dos cánticos celebran los dos sucesos más grandes en la historia de la redención de Dios: 1)
su liberación de Israel de Egipto por medio de Moisés y
2) la liberación de los pecadores del pecado por medio de Cristo. Grandes y maravillosas son
tus obras. Esta declaración del cántico del Cordero exalta las obras poderosas de Dios en la
creación y su sustento providencial de todo el universo (cp. Sal. 139:14). Todopoderoso. Dios
es omnipotente (cp. Am. 4:13). Rey de los santos. Dios es soberano sobre los redimidos de cada
nación (cp. Jer. 10:7).
15:4 El carácter santo y perfecto de Dios demanda de forma inevitable que Él juzgue (cp. Sal.
19:9; Nah. 1:3, 6). Al completarse el juicio justo de Dios, Él establecerá el reino milenario de
Cristo en la tierra y los elegidos de cada nación vendrán para adorarlo (cp. Sal. 66:4; Is. 66:23;
Fil. 2:9–11).
15:5 el templo del tabernáculo del testimonio. Esto se refiere a la ubicación del arca del
pacto en el lugar santísimo donde mora Dios (vea la nota sobre 11:19; cp. Nm. 10:11).
15:6 siete plagas. Los juicios finales y más severos de Dios que se describen en el capítulo 16
(vea la nota sobre el v. 1). lino limpio… cintos de oro. La tela representa santidad y pureza
(19:14). Los cintos iban desde el hombro hasta la cintura y cada uno de los siete ángeles llevaba
uno puesto sobre sus vestiduras. Representan las riquezas, la realeza y la gloria inmarcesible del
cielo.
15:7 cuatro seres vivientes. Vea las notas sobre 4:6–9. siete copas de oro. Son platos con
poca profundidad que se utilizaban en diversos oficios de la adoración en el templo (1 R. 7:50; 2
R. 12:13; 25:15) como la ofrenda de vino (Am. 6:6) y el sacrificio de sangre (Éx. 27:3). Su poca
profundidad ilustra cómo estos juicios divinos se vaciarán de forma instantánea en lugar de ser
derramados con lentitud, de tal forma que ahogan a quienes rehúsen beber de la copa de la
salvación. ira de Dios. Vea las notas sobre 11:18; 14:10.
15:8 se llenó de humo. Cp. Éxodo 19:16–18; 40:34–35; 1 Reyes 8:10, 11; Isaías 6:4.
16:2 el primero… su copa… una úlcera maligna y pestilente. La Septuaginta usa la misma
palabra griega para describir las fístulas que plagaron a los egipcios (Éx. 9:9–11) y la sarna que
afligió a Job (Job 2:7). En el NT, describe las llagas abiertas que cubrían el cuerpo del mendigo
Lázaro (Lc. 16:21). Por todo el mundo, las personas estarán afligidas con tumores incurables y
supuraciones nauseabundas. la marca de la bestia. Los únicos afectados serán los adoradores del
anticristo (vea la nota sobre 13:16; cp. 14:9–11).
16:3 El segundo… su copa… murió todo ser vivo que había en el mar. Esto recuerda el
juicio de la segunda trompeta (8:8, 9) y la primera plaga contra Egipto (Éx. 7:20–25). Sin
embargo, esta plaga será mucho más extensa. El agua en los océanos del mundo se volverá espesa
y oscura, coagulada como la sangre de un cadáver. La muerte y la descomposición de miles de
millones de criaturas marinas solo añadirá a la miseria de este juicio.
16:4 El tercer… su copa… sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. El agua dulce
que para entonces ya será escasa a causa de la sequía prolongada (11:6), ahora correrá la misma
suerte que los océanos (cp. Éx. 7:19ss). Además del sufrimiento ocasionado por la sed, los
adoradores del anticristo no tendrán agua limpia para lavar sus llagas.
16:5 el que eres y que eras. Esta frase expresa la eternidad de Dios (cp. 1:4, 8; 4:8; 11:17).
El versículo 6 dice que el Dios eterno juzgará con justicia porque ellos han matado a los creyentes
y los predicadores del evangelio (6:9–11; 7:9–17; 11:18; 17:6; 18:20). Esta mortandad no tendrá
paralelo en la historia (Mt. 24:21), como tampoco lo tendrá la venganza de Dios (cp. Ro. 12:19–
21).
16:6 les has dado a beber sangre. La sustancia espesa y similar a la sangre en la que se
habrán convertido las aguas dulces será lo único disponible para beber (cp. el
v. 4). pues lo merecen. El ángel exonera a Dios de cualquier acusación posible en el sentido de
que sus juicios sean demasiado severos. La generación perversa sin paralelo en la historia que
vivirá en aquel entonces derramará más sangre que cualquiera antes de ella, incluidas la de los
santos (6:9; 17:6) y los profetas (11:7– 10). El juicio de Dios es justo y proporcional (cp. Éx.
21:25–27; Lv. 24:19, 20; He. 10:26–31).
16:7 altar. El altar personificado hace eco de las palabras del ángel y así refuerza la verdad
de que Dios es justo en la ejecución de todos sus juicios (19:1, 2; cp. Gn. 18:25; Sal. 51:4; Ro.
3:4).
16:8 El cuarto… su copa… quemar… con fuego. El sol que siempre ha suministrado luz,
calor y energía suficientes, se convertirá en un agente destructivo y mortal. Sin agua fresca para
beber, los habitantes de la tierra quedarán expuestos a un calor insoportable que derretirá los
glaciares. Algunos calculan que esto elevaría unos 60 m el nivel de los océanos del mundo e
inundaría muchas de las ciudades más grandes del mundo, lo cual resultará en una pérdida de
vidas todavía más catastrófica (cp. Am. 9:5, 6). La interrupción resultante en el transporte
oceánico dificultará la distribución de las escasas provisiones de alimento y agua.
16:9 no se arrepintieron. Por increíble que parezca, los pecadores se empecinarán en no
acceder al arrepentimiento (cp. los vv. 11, 21), y en lugar de esto blasfemarán a Dios pues saben
que Él es quien ha causado sus aflicciones.
16:10 el trono de la bestia. Esto se refiere al trono literal del anticristo o a su ciudad capital,
pero se extiende a todo su dominio. Donde sea que comiencen las tinieblas, estas llegan a cubrir
todo el reino del anticristo. se cubrió de tinieblas. Las tinieblas que cubren la tierra se asocian
en otros pasajes con el juicio de Dios (cp. Is. 60:2; Jl. 2:2; Mr. 13:24, 25). mordían de dolor
sus lenguas. Un intento inútil de aliviar el dolor de sus úlceras, la sequía y el calor abrasador.
16:11 blasfemaron contra el Dios del cielo. Una señal de su lealtad continua al anticristo y
su rabia hacia Dios por las miserias acumuladas que han acarreado las primeras cinco copas.
“Dios del cielo” es un título frecuente para Dios en el AT y en el NT solo ocurre aquí y en
11:13. por sus úlceras. Los efectos persistentes de la primera copa son la causa principal de su
blasfemia.
16:12 Eufrates. Llamado “el gran río” o “río grande” cinco veces en la Biblia (cp. 9:14; Gn.
15:18; Dt. 1:7; Jos. 1:4), recorre unos 2.900 km desde su origen en las cuestas del Monte
Ararat hasta el Golfo Pérsico (vea la nota sobre 9:14). Constituye el borde oriental de la
tierra que Dios prometió a Israel (Gn. 15:18; Dt. 1:7; 11:24; Jos. 1:4). Su caudal ya estará
reducido en gran medida por la sequía prolongada y el calor intensificado, pero Dios lo secará del
todo por intervención sobrenatural para abrir paso a la confederación oriental que llegará a
Palestina (Is. 11:15). los reyes del oriente. De forma providencial, Dios atrae a estos reyes y sus
ejércitos con el fin de destruirlos en la batalla de Armagedón (v. 14). La razón de ellos para
acudir puede ser rebelarse en contra del anticristo, cuyo fracaso absoluto en aliviar el sufrimiento
del mundo arrasará sin duda con su popularidad. También es posible que sea un acto final de
antisemitismo frenético y desesperado por destruir a Israel quizás en venganza por las plagas
enviadas por su Dios. Debido a que el sol habrá derretido los cascos de hielo en Ararat, todo el
valle del Éufrates estará inundado y por eso se requerirá un milagro de Dios para que la tierra se
seque y los ejércitos del oriente puedan llegar a su destino en Armagedón.
16:13 dragón… bestia… falso profeta. Esta “trinidad inicua” compuesta de Satanás (el
dragón; vea la nota sobre 12:3), el anticristo (la bestia; vea la nota sobre 11:7) y el
asociado del anticristo (el falso profeta; vea la nota sobre 13:11), es la que escupe esta plaga.
tres espíritus inmundos. Una designación común en el NT para los demonios (cp. Mt. 12:43;
Mr. 1:23; Lc. 8:29), pero estos en particular son bastante viles, poderosos y engañosos (v. 14). a
manera de ranas. Esta figura
recalca su vileza (cp. Lv. 10:11, 14). Las ranas eran animales inmundos según las leyes
alimenticias del AT (Lv. 11:10, 11, 41). En la mitología persa eran vistas como criaturas que
inducían plagas. Los demonios se describen pues como seres resbalosos, de sangre fría y
aborrecibles.
16:14 señales. Estos son prodigios sobrenaturales (cp. 13:12–15) diseñados para engañar (cp.
19:20; 1 R. 22:20–23; Mr. 13:22) a los reyes de tal modo que invadan Palestina. Su capacidad
para el engaño será tan grande que los espíritus inmundos pueden inducir a los reyes a hacer el
viaje hasta Palestina a pesar de sus infecciones dolorosas, el calor intenso, la sequía y la
oscuridad total. los reyes de la tierra. No solo la confederación del oriente, sino todo el mundo
comienza a congregarse en Palestina para la batalla final y culminante de la historia humana (Sal.
2:2, 3; Jl. 3:2–4; Zac. 14:1–3). la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. La batalla
de Armagedón (v. 16). Es la gran guerra contra Dios y Cristo (vea las notas sobre 2 Ts. 1:7–10;
cp. Jl. 2:11; 3:2, 4). La guerra terminará tan pronto llegue Cristo
(19:17–20).
16:15 Bienaventurado. Vea la nota sobre 1:3. el que vela, y guarda sus ropas. Nuestro
Señor destaca la necesidad de una preparación constante para su regreso (cp. 1 Jn. 2:28). La
imagen presenta a un soldado que se alista para la batalla o el dueño de una casa que aguarda en
cualquier momento la llegada de un ladrón (vea también 3:3; 1 Ts. 5:2, 4; 2 P. 3:10).
16:16 Armagedón. Nombre hebreo del Monte Meguido, ubicado unos 96 km al N de
Jerusalén. La batalla se librará en las planicies adyacentes, donde Barac obtuvo la victoria
sobre los cananeos (Jue. 4), así como Gedeón sobre los madianitas (Jue. 7). Napoleón dijo que
este valle era el campo de batalla más grande que había visto en su vida, pero la batalla de
Armagedón no estará limitada a las planicies de Meguido, sino que abarcará todo el territorio de
Palestina (vea la nota sobre 14:20).
16:17 El séptimo… su copa… Hecho está. Esta copa completará la ira de Dios (a excepción
del juicio final contra la rebelión al final del milenio; 20:7–10) y antecede de inmediato la
segunda venida de Cristo. Dará lugar a la peor calamidad en la historia del mundo. La voz que
sale del templo en el cielo es sin duda alguna la de Dios mismo. “Hecho está” se traduce mejor
“ha sido hecho y quedará hecho” (cp. Jn. 19:30). Dios marcará la culminación de su ira con un
terremoto devastador que será el más fuerte en la historia del planeta (cp. los vv. 19–21).
16:19 la gran ciudad. Cp. 11:13; 21:10; vea las notas sobre Zacarías 14:1–8. Jerusalén
quedará dividida en tres partes (Zac. 14:4), no como juicio (cp. 11:13), sino como una mejora. El
suministro adicional de agua (Zac. 14:8) y los cambios topográficos (Zac. 14:4, 5) prepararán a la
ciudad para que ocupe su lugar central en el reino milenario. Jerusalén es la única ciudad que será
librada del juicio (cp. 1 Cr. 23:25; Sal. 125:1, 2; Mi. 4:7) y será embellecida por intervención
divina (Sal. 48:2) debido a su arrepentimiento (vea 11:13). las ciudades de las naciones. El
propósito de Dios es muy diferente para el resto de las ciudades del mundo, pues todas serán
arrasadas por completo. Babilonia. La capital del imperio del anticristo recibirá un
derramamiento especial de la ira de Dios como se profetiza en Isaías 13:6–13. Los capítulos 17 y
18 incluyen detalles de su destrucción.
16:20 toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Este terremoto poderoso alterará de
forma radical toda la topografía terrestre, a fin de prepararla para el reino milenario que viene a
continuación. Cp. 6:12–14; Isaías 40:4, 5; Jeremías 4:23–27.
16:21 un talento. El peso máximo que un hombre normal podía transportar (unos 34
kilogramos). El tamaño extraordinario del granizo indica convulsiones atmosféricas sin
precedentes. Esos pedazos de hielo tan grandes ocasionarán muerte y devastación inimaginables.
17:1 siete ángeles. La referencia a estos ángeles conecta los capítulos 17 y 18 a los juicios de
las copas (cap. 16) que se extienden hasta la segunda venida de Cristo (vea la nota sobre 16:17).
Los capítulos 17 y 18 se enfocan en un aspecto de esos juicios de copas que es el juicio de
Babilonia. Los juicios ya descritos van dirigidos al sistema mundano al final de los tiempos. la
gran ramera. Vea la nota sobre 14:8. La prostitución es un símbolo frecuente de la idolatría y de
la apostasía religiosa (cp. Jer. 3:6–9; Ez. 16:30ss; 20:30; Os. 4:15; 5:3; 6:10; 9:1). Nínive (Nah.
3:1, 4), Tiro (Is. 23:17) y hasta Jerusalén (Is. 1:21) también se describen como ciudades rameras.
sentada sobre muchas aguas. La imagen destaca el poder soberano de la ramera, quien se sienta
sobre un trono y gobierna las aguas que son un símbolo de las naciones del mundo (vea el v. 15).
17:2 han fornicado los reyes. La ramera se aliará con los líderes políticos del mundo. La
fornicación descrita aquí no es tanto un pecado sexual como el pecado de la idolatría (vea la nota
sobre 14:8). Todos los gobernantes del mundo estarán absortos en devoción al imperio del cristo
falso de Satanás. el vino de su fornicación. La influencia de la ramera se extenderá más allá
de los gobernantes del mundo al resto de la humanidad (cp. el v. 15; 13:8, 14). La imagen no
describe vino y pecado sexual literales, sino que representa cómo las personas del mundo se han
entregado por completo a absorber toda la intoxicación pecaminosa de un sistema religioso falso.
17:3 en el Espíritu. Cp. 1:10; 4:2; 21:10. El Espíritu Santo transporta a Juan a una región
desolada e inhóspita, quizá para darle un mejor entendimiento de la visión. una mujer. La ramera
del v. 1 que es Babilonia. bestia escarlata. El anticristo (cp. 13:1, 4; 14:9; 16:10), quien por un
tiempo respaldará y utilizará el sistema religioso falso para producir unidad mundial, tras lo cual
asumirá el control político (cp. el v. 16). Escarlata es el color del lujo, el esplendor y la realeza.
Llena de nombres de blasfemia. A causa de su deificación propia (cp. 13:1; Dn. 7:25; 11:36; 2
Ts. 2:4). tenía siete cabezas y diez cuernos. Esto ilustra el alcance de las alianzas políticas del
anticristo (vea las notas sobre los vv. 9–12; 13:1).
17:4 púrpura y escarlata. Los colores característicos de la realeza, la nobleza y la riqueza.
La mujer se presenta como una prostituta que ha tenido éxito en su oficio y se ha enriquecido
mucho. adornada. Las prostitutas acostumbran ataviarse con ropas finas y joyas preciosas para
atraer a sus víctimas (cp. Pr. 7:10). La ramera religiosa que es Babilonia hace lo mismo y se
adorna para deslumbrar a las naciones y mantenerlas en sus garras. un cáliz de oro. Otra
evidencia de la gran riqueza de la ramera (cp. Jer. 51:7), pero el oro puro es
contaminado por las inmundicias de su inmoralidad. Así como una prostituta primero trata de
embriagar a su víctima, el sistema religioso prostituido manipula a las naciones para que cometan
fornicación espiritual con ella.
17:5 frente. Era habitual que las prostitutas romanas llevaran una cinta en la frente con su
nombre escrito (cp. Jer. 3:3) para que todos supieran cuál era su oficio. La frente de la ramera
está cincelada con un título triple que describe el sistema religioso falso al final de los tiempos
que se impondrá en el mundo entero. un misterio. Un misterio del NT corresponde a una verdad
que antes permaneció oculta y que fue revelada en el NT. Vea las notas sobre Mateo 13:11;
Efesios 3:4, 5. La verdadera identidad de la Babilonia espiritual todavía no ha sido revelada, por
eso se desconocen los detalles precisos acerca de cómo se manifestará en el mundo.
BABILONIA LA GRANDE. Esta Babilonia debe distinguirse de la ciudad histórica y
geográfica de Babilonia que todavía existía en el tiempo de Juan. Los detalles de la visión de Juan
no pueden aplicarse a una ciudad histórica en particular (vea la nota sobre 14:8). LA MADRE
DE LAS RAMERAS. Todas las religiones falsas se desprenden en últimas de Babel o Babilonia
(cp. Gn. 11; vea la nota sobre 14:8).
17:6 la sangre de los santos… la sangre de los mártires de Jesús. Algunos ven el primer
grupo como los santos del AT y el segundo como los santos del NT, una distinción irrelevante
porque aquí se hace referencia a los mártires de la tribulación. El punto de Juan es que la ramera
es homicida. La religión falsa ha matado a millones de creyentes en el correr de los siglos, y el
último sistema falso mundial será más deletéreo que cualquiera antes de él.
17:7 misterio. El misterio no consiste en que Babilonia sea un sistema falso de religión, lo
cual ya se sabe, sino que la bestia dará su apoyo total a la ramera y que juntos ejercerán vasta
influencia sobre toda la tierra.
17:8 La bestia. Con este término se alude tanto a un rey como a un reino. era, y no es; y está
para subir. Una referencia a la resurrección falsa del anticristo (13:3, 4, 12–14; vea la nota sobre
13:3). del abismo. Después de su “resurrección”, el anticristo será poseído por un demonio
grande del abismo (vea las notas sobre 13:1, 3). perdición. Destrucción eterna (cp. el v. 11; Mt.
7:13; Jn. 17:12; Fil. 1:28; 3:19; 2 Ts. 2:3; He. 10:39; 2 P. 2:3; 3:7, 16). Este es el lago de fuego,
el lugar de la destrucción del anticristo (19:20). el libro de la vida. El rollo de los elegidos que
quedó escrito en el pasado eterno por mano de Dios. (Vea la nota sobre 3:5.) Solo los elegidos
escaparán del engaño insidioso del anticristo (Mt. 24:24). desde la fundación del mundo. Vea
la nota sobre 13:8; (cp. 2 Ti. 1:9; Tit. 1:2) (“desde antes del principio de los siglos”). Una frase
frecuente (Mt. 13:35; 25:34; Lc. 11:50; Jn. 17:24; Ef. 1:4; He. 4:3; 9:26; 1 P. 1:20) que se refiere
al plan de Dios anterior a la creación.
17:9 siete montes. La palabra griega se usa con frecuencia para aludir a diversos montes (Mt.
5:1; 15:29; Jn. 6:15; 8:1). Muchos comentaristas interpretan esto como una alusión a Roma
porque está asentada sobre siete colinas. Es cierto que el sistema mundial de religión falsa
incluye Roma, pero no se limita a ella. Según el contexto, los siete montes corresponden más bien
a los siete reinos y sus reyes que se mencionan en el v. 10.
17:10 siete reyes. Representantes de los siete grandes imperios mundiales (Egipto, Asiria,
Babilonia, Media y Persia, Grecia, Roma y el del anticristo). Cp. la imagen de Daniel en Daniel
2:37–45. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro. En el tiempo en el que Juan escribió, los
imperios egipcio, asirio, babilónico, persa y griego habían dejado de existir. Roma todavía existía
y el imperio del anticristo todavía no había llegado. Tan pronto lo haga, será muy breve en
comparación (12:12; 13:5) y terminará en perdición eterna (v. 11; vea la nota sobre el v. 8).
17:11 y no es, es también el octavo. Se afirma que el reino del anticristo corresponde a los
reinos séptimo y octavo debido a su supuesta muerte y resurrección. Es el séptimo rey antes y el
octavo rey después de su “resurrección”, momento a partir del cual destruye el imperio religioso
de la ramera y exige adoración exclusiva a él mismo (v. 16).
17:12 diez reyes. Vea las notas sobre 12:3; 13:1 (cp. Dn. 2:41, 42). Estos reyes son regidores
subalternos que están sometidos al anticristo, cuyo imperio tendrá la apariencia de haberse
dividido en diez distritos administrativos. aún no han recibido reino. Por esta razón, los reyes
no pueden identificarse como personajes históricos. por una hora. Esto simboliza la brevedad
del período de tres años y medio (cp. 11:2, 3; 12:6, 12, 14; 13:5; 18:10, 17, 19).
17:14 Pelearán. Una referencia a la batalla de Armagedón (16:14–16) en que el Cordero
destruirá por completo a los reyes (19:17–21). Señor de señores y Rey de reyes. Un título para
Dios (19:16; 1 Ti. 6:15; cp. Dt. 10:17; Sal. 136:3) que resalta su soberanía sobre todos los
gobernadores a quienes ha delegado autoridad.
17:15 Vea la nota sobre el v. 1.
17:16 éstos aborrecerán a la ramera. Después de utilizar el sistema religioso falso para
unificar los reinos del mundo y adquirir control de todos, el anticristo será ayudado por sus
diez subalternos para traicionar el sistema, saquearlo y destruirlo con el fin de apoderarse del
control y arrogarse el poder absoluto y la adoración exclusiva de sí mismo. De esta forma,
contribuirán al cumplimiento la voluntad de Dios (v. 17). Cp. Génesis 50:20.
17:18 la gran ciudad. Esta es otra identificación de la ciudad capital de Babilonia que es
usada como centro de operaciones para el imperio del anticristo. Cp. 18:10, 18, 21.
18:1 la tierra fue alumbrada con su gloria. La quinta copa (16:10) había sumido el mundo
en oscuridad total, y una vez más con ese telón de fondo hace su aparición repentina e
incandescente otro ángel (no el mismo de 17:1, 7, 15), lo cual llamará sin duda alguna la atención
del mundo entero que escuchará atónito su mensaje de juicio sobre Babilonia (cp. 14:8).
18:2 ha caído la gran Babilonia. Cp. 14:8; vea la nota sobre Isaías 21:9, el versículo del
cual provienen estas palabras. El texto griego considera los resultados de esta caída como si ya
hubiera tenido lugar (vea la nota sobre 14:8). No obstante, aquí se hace referencia a la séptima
copa que en este punto aun está por venir (16:17–21). Al ser derramada, tendrá lugar una gran
devastación y aniquilación que dejará el lugar a merced de demonios.
18:3 vino del furor de su fornicación. La Babilonia religiosa (cap. 17) encandila a las
naciones para que caigan en embriaguez y fornicación espiritual con dioses falsos (17:2, 4),
mientras que la Babilonia comercial (cap. 18) seduce al mundo incrédulo para que caigan presa
de un estupor materialista, a tal punto que las personas del mundo se apasionan con delirio por
su relación con Babilonia. reyes… mercaderes. Líderes en la política y en los negocios se
dejarán arrastrar por este sistema mundial de comercio y materialismo (14:8; 17:2).
18:4 Salid de ella, pueblo mío. Dios hará un llamado a los suyos para que se desenreden de
las trampas mortales de este sistema maligno. También puede tratarse del llamado de Dios a los
elegidos para que abandonen el sistema mundano y se acojan a la fe en el Salvador. En cualquier
caso, el mensaje consiste en abandonar el sistema antes de que sea destruido (cp. 2 Co. 6:17;
1 Jn. 2:15). El juicio de Dios sobre esa sociedad que vive en indulgencia pecaminosa y
arrogante puede ser evitado. Cp. el mensaje de Isaías y Jeremías a su pueblo para que salieran de
Babilonia (Is. 48:20; Jer. 50:8; 51:6–9, 45).
18:5 se ha acordado. Vea 16:19. Dios no recuerda las iniquidades de su pueblo (Jer. 31:34)
pero sí se acuerda de protegerlo (Mal. 3:16–4:2). Para Babilonia no habrá perdón, sino solo juicio
porque rehusará arrepentirse.
18:6, 7a pagadle. El ángel clama a Dios para que recompense con ira a Babilonia en su
propio cáliz y para retribuirle conforme a sus obras (vea la nota sobre 17:4). Esto evoca la ley del
resarcimiento en el AT (Éx. 21:24) que será implementada por Dios en su soberanía (Ro. 12:17–
21).
18:6 doble. En el sentido de “pleno” o “rebosante”. El castigo se ajustará al delito
cometido (cp. Jer. 16:18). cáliz. Es el recipiente lleno de maldad con el cual tantos fueron
embriagados (14:8; 17:2, 4, 6), ahora rebosará con la ira divina (14:10; 16:19).
18:7b no soy viuda. Esta jactancia insulsa de autosuficiencia también fue expresada por la
Babilonia histórica (Is. 47:8). Cp. 1 Corintios 10:12.
18:8 sus plagas. Podrían incluir las de 16:1ss, pero debe aludir también a la destrucción
expresa de la ciudad que se describe en términos de “muerte, llanto y hambre”. en un solo día.
Vea los vv. 10, 17, 19. Los juicios especiales de Babilonia tienen lugar en un período breve de
tiempo. En Daniel 5:30 se registra que la Babilonia antigua cayó en un día.
18:9–20 Esta sección registra el lamento por la destrucción de Babilonia y no por su pecado,
a cargo de plañideros que habían sido partícipes de su sistema de iniquidad.
18:9 reyes. Los líderes políticos del mundo llorarán por la pérdida de esta capital del mundo
que marcará la hora final del imperio del anticristo, y con él la pérdida del poder que ostentaban.
Cp. el v. 3; 17:2. llorarán y harán lamentación sobre ella. “Llorar” significa “derramar
lágrimas” y “lamentación” traduce la misma palabra griega que se usa para expresar la angustia
del mundo incrédulo ante el regreso de Cristo (1:7).
18:10 una hora. Cp. los vv. 8, 17, 19.
18:12, 13 Más de la mitad de los recursos aparecen en la lista de Ezequiel 27:12– 22.
18:12 púrpura. Esto se refiere a vestimentas que se teñían con mucha laboriosidad con el
tinte extraído de ciertas ostras. Lidia (Hch. 16:14) era una vendedora de esas telas finas y caras.
Una marca distintiva del César era su túnica color púrpura. madera olorosa. Madera de ciertos
árboles cítricos que crecían en el norte de África, los cuales tenían un alto valor y se utilizaban
para hacer muebles finos y bastante costosos. mármol. Mármol importado de África, Egipto y
Grecia era utilizado en muchas de las edificaciones romanas.
18:13 olíbano. Un perfume muy costoso (cp. Mt. 26:7, 12; Jn. 12:3). incienso. Una goma o
resina fragante importada de Arabia que despedía un olor agradable al ser quemada y que podía
utilizarse como bálsamo y perfume (Cnt. 3:6; Mt. 2:11). esclavos, almas de hombres. La trata de
esclavos que había sido abolida durante mucho tiempo por las naciones civilizadas del mundo,
resurgirá en el sistema comercial depravado y utilitario del anticristo.
18:17 piloto. Los capitanes de barco lamentarán la pérdida de Babilonia y el negocio
lucrativo del transporte que había generado para su beneficio.
18:19 echaron polvo sobre sus cabezas. Una expresión antigua de tristeza (cp. Jos. 7:6; 1 S.
4:12; 2 S. 1:2; 15:32; Job 2:12; Lm. 2:10; Ez. 27:30). en una hora.
No solo sesenta minutos, sino un período breve de tiempo por la vertiginosidad del juicio (vea la
nota sobre el v. 8).
18:20 Dios os ha hecho justicia en ella. El ángel exhortará a los mártires de la tribulación
(6:9–11) a que se regocijen, no por la muerte de los que serán condenados al infierno eterno, sino
a causa de la justicia y la rectitud de Dios que prevalecerán sobre todo.
18:21 gran piedra de molino. Las piedras de molino eran grandes y pesadas porque se
utilizaban para moler grano. Esta metáfora ilustra la violencia del derrocamiento de Babilonia.
Cp. Jeremías 51:61–64; vea la nota sobre Mateo 18:6.
18:22, 23 La caída de Babilonia pone fin a cualquier apariencia de normalidad que todavía
exista en el mundo después de todos los sellos, trompetas y copas. La vida será trastocada por
completo y el fin estará muy cerca. No habrá más música, ni industria, ni preparación de
alimento (“ruido de molino”), ni más poder para alumbrar y por supuesto no habrá más bodas
porque Dios destruirá a engañadores y engañados por igual.
18:24 sangre de los profetas y de los santos. Los sistemas religiosos, políticos y
comerciales personificados por Babilonia cometerán atrocidades inauditas contra el pueblo de
Dios (cp. 6:10; 11:7; 13:7, 15; 17:6; 19:2). Dios vengará la matanza de su pueblo (19:2).
19:1–6 ¡Aleluya! La transliteración de esta palabra hebrea aparece cuatro veces en el NT y
todas en este capítulo (vv. 1, 3, 4, 6). Esta exclamación significa “alabado sea el Señor” y ocurre
con frecuencia en el AT (cp. Sal. 104:35; 105:45; 106:1; 111:1; 112:1; 113:1; 117:1; 135:1;
146:1). Hay cinco razones por las que ellos alaban a Dios: 1) ha librado a su pueblo de
sus enemigos (v. 1), 2) ha administrado justicia (v. 2), 3) ha aplastado de forma permanente
la rebelión humana (v. 3), 4) se ha mostrado soberano (v. 6) y 5) ha mantenido la comunión con
su pueblo (v. 7).
19:1 Después de esto. Esta es una referencia del tiempo cronológico tras la destrucción de
Babilonia al final de la gran tribulación, justo antes de que sea establecido el reino (cap. 20). Esta
sección es un puente entre la tribulación y el reino milenario. gran multitud. Puede tratarse de
ángeles porque los santos se suman a ellos más adelante (vv. 5ss; cp. 5:11, 12; 7:11, 12). El
regreso inminente del Señor Jesucristo motiva esta profusión de alabanza.
19:2 juicios. Los santos anhelan el día del juicio (cp. 6:10; 16:7; Is. 9:7; Jer. 23:5). Las
personas piadosas aman la justicia y aborrecen el pecado porque la justicia honra a Dios y el
pecado lo afrenta. Los creyentes anhelan un mundo lleno de justicia que vendrá en el tiempo de
Dios (v. 15; 2:27; 12:5).
19:3 el humo de ella sube. Esto se debe a la conflagración (cp. 17:16, 18; 18:8, 9, 18; 14:8–
11).
19:4 veinticuatro ancianos. Se entienden mejor como representantes de la iglesia (vea la
nota sobre 4:4). cuatro seres vivientes. Una orden especial de seres angelicales (vea la nota
sobre 4:6). Conforman el mismo grupo mencionado en 7:11 y están vinculados con mucha
frecuencia a la adoración solemne e intensa a Dios (4:8, 11; 5:9–12, 14; 11:16–18).
19:5 así pequeños como grandes. Se trascenderán todas las distinciones y rangos.
19:6 Todopoderoso. También se traduce “Omnipotente” y se emplea nueve veces en
Apocalipsis como un título para Dios (cp. el v. 15; 1:8; 4:8; 11:17; 15:3; 16:7, 14; 21:22). La
alabanza grandiosa de la multitud suena como las olas que chocan contra las rocas.
19:7 las bodas del Cordero. Las bodas hebreas consistían de tres fases: 1) desposorio (en
muchos casos mientras la pareja todavía estaba en su infancia), 2) presentación (las festividades
que por lo general duraban varios días antes de contraer nupcias) y 3) la ceremonia (el
intercambio de votos). La iglesia fue desposada con Cristo por elección soberana de Dios en el
pasado eterno (Ef. 1:4; He. 13:20) y le será presentada en el arrebatamiento (Jn. 14:1–3; 1 Ts.
4:13–18). La última cena o banquete de bodas indicará el fin de la ceremonia. Esta cena
simbólica tendrá lugar en el establecimiento del reino milenario y en el transcurso de ese período
de mil años (cp. 21:2). Mientras que el término “esposa” se refiere con frecuencia a la Iglesia
como en este caso (2 Co. 11:2; Ef. 5:22–24) en últimas se aplica a los redimidos de todas las
épocas y lugares, como resulta claro en el resto del libro.
19:8 las acciones justas de los santos. No la justicia de Cristo que fue imputada a los
creyentes para su salvación, sino los resultados prácticos de esa justicia en la vida de los
creyentes, es decir, la manifestación exterior de la virtud interior.
19:9 Bienaventurados. Vea la nota sobre 1:3. los que son llamados. No se trata de la esposa
(la Iglesia), sino de los invitados. La esposa no es invitada porque ella es la que invita. Estas son
las personas que fueron salvas antes del Pentecostés, todos los creyentes fieles y salvos por
gracia mediante la fe que vivieron hasta el nacimiento de la Iglesia (Hch. 2:1ss). Aunque no son
aquí la esposa, todos ellos serán glorificados y reinarán con Cristo en el reino milenario. Aquí se
presenta una imagen diferente, no una realidad diferente. Entre los invitados también se incluirán
los santos de la tribulación y los creyentes que vivan en un cuerpo terrenal durante el reino
milenario. La Iglesia es la esposa pura y fiel, nunca una ramera como Israel lo fue (vea Os. 2).
Por eso la Iglesia es la esposa durante la fiesta de presentación en el cielo, después viene a la
tierra para la celebración de la última cena o banquete (el milenio). Después de esto viene el
nuevo orden y el matrimonio es consumado (vea las notas sobre 21:1, 2). palabras verdaderas
de Dios. Esto se refiere a que todo lo dicho desde 17:1 es la verdad, y que el matrimonio tendrá
lugar después del juicio.
19:10 me postré a sus pies. Abrumado por la grandiosidad de la visión, Juan cayó tendido en
adoración delante del ángel (cp. 1:17; 22:8). no lo hagas. Cp. 22:8,
9. La Biblia prohíbe el culto a los ángeles (Col. 2:18, 19). el testimonio de Jesús es el espíritu
de la profecía. El tema central de la profecía del AT y la predicación del NT es el evangelio del
Señor Jesucristo.
19:11 el cielo abierto. Aquel que ascendió al cielo (Hch. 1:9–11) y se ha sentado a la diestra
del Padre (He. 8:1; 10:12; 1 P. 3:22), volverá para arrebatar la tierra del usurpador y establecer su
reino justo (5:1–10). La naturaleza de este acontecimiento muestra lo mucho que difiere del
arrebatamiento, en el cual se reúne con los suyos en el aire. Aquí viene con ellos a la tierra. En el
arrebatamiento no hay juicio mientras que en este suceso todo es juicio. Este acontecimiento es
precedido por una oscuridad densa ocasionada por la merma del sol y la luna se apaga, la caída de
los astros y el humo, e irrumpe con relámpagos y con la gloria deslumbradora y fulgurante que
acompaña la venida de Cristo. Estos detalles no se incluyen en los pasajes que enseñan sobre el
arrebatamiento de la iglesia (Jn. 14:1–3; 1 Ts. 4:13– 18). caballo blanco. En las procesiones
triunfales de los romanos, el general victorioso cabalgaba su corcel de guerra blanco por la Vía
Sacra hasta llegar al templo de Júpiter en la colina Capitolina. La primera venida de Jesús fue en
humillación montado sobre un pollino (Zac. 9:9). La visión de Juan lo presenta como el
conquistador montado sobre su caballo de guerra que viene a destruir a los malvados, derrocar al
anticristo, derrotar a Satanás y tomar el control de la tierra (cp. 2 Co. 2:14). Fiel y
Verdadero. Fiel a su Palabra, Jesús volverá a la tierra (Mt. 24:27–31; vea la nota sobre 3:14).
con justicia juzga. Vea 20:11–15; cp. Mateo 25:31ss; Juan 5:25–30; Hch. 17:31. pelea. Esta
frase solo aparece aquí y en 2:16, y sirve para representar la ira santa de Dios en contra de los
pecadores (cp. Sal. 7:11). La paciencia de Dios se agotará con la humanidad pecadora y rebelde.
19:12 Sus ojos eran como llama de fuego. Nada escapa de su visión penetrante, así que sus
juicios siempre son justos y exactos (vea las notas sobre 1:14; 2:18). un nombre… que ninguno
conocía. Juan pudo ver el nombre pero fue incapaz de comprenderlo (cp. 2 Co. 12:4). Hay
misterios insondables de la deidad que ni siquiera los santos glorificados podrán captar en toda su
magnitud.
19:13 una ropa teñida en sangre. Esto no se debe a la batalla de Armagedón, la cual no
habrá comenzado hasta el v. 15. Este es un símbolo de las grandes batallas que Cristo ya ha
librado y ganado en contra del pecado, Satanás y la muerte. EL VERBO DE DIOS. Juan es el
único que usa este título para aludir al Señor (vea la Introducción: Autor y fecha). Como tal, Jesús
es la imagen del Dios invisible (Col. 1:15), la figura exacta de su persona (He. 1:3) y la
revelación plena y definitiva de Dios (He. 1:1, 2).
19:14 ejércitos celestiales. Conformados por la iglesia (v. 8), los santos de la tribulación
(7:13), los creyentes del AT (Jud. 14; cp. Dn. 12:1, 2) y hasta por los ángeles (Mt. 25:31). Ellos
no regresan para ayudar a Jesús en la batalla (están desarmados), sino para reinar con Él tan
pronto derrote a sus enemigos (20:4; 1 Co. 6:2; 2 Ti. 2:12). Cp. el Salmo 149:5–9.
19:15 una espada aguda. Esto simboliza el poder de Cristo para matar a sus enemigos (1:16;
cp. Is. 11:4; He. 4:12, 13). El hecho de que la espada sale de su boca indica que Él gana la batalla
con el poder de su palabra. Aunque los santos vuelven con Cristo para reinar y gobernar, no son
ejecutores del juicio divino. Esa es su tarea exclusiva al lado de sus ángeles santos (Mt. 13:37–
50). vara de hierro. El juicio veloz y justo caracterizará el mandato de Cristo en su reino
terrenal. Los creyentes participarán de su autoridad (2:26; 1 Co. 6:2; vea las notas sobre 2:27;
12:5; Sal. 2:8, 9). lagar. Un símbolo gráfico del juicio (vea la nota sobre 14:19). Cp. Isaías 63:3;
Joel 3:13.
19:16 en su muslo. Jesús portará una insignia en su vestidura y en su muslo con un título que
recalca su soberanía absoluta sobre todos los gobernadores humanos (vea la nota sobre 17:14).
19:17–21 Estos versículos reflejan el holocausto espeluznante que no tendrá paralelo en la
historia humana y que se conoce como la batalla de Armagedón, la cúspide del día terrible del
Señor (vea la nota sobre 1 Ts. 5:2). Más que una batalla es en realidad una ejecución en la que
todos los rebeldes restantes son sometidos a muerte por el Señor Jesús (v. 21; vea las notas sobre
14:19, 20; cp. Sal. 2:1–9; Is. 66:15, 16; Ez. 39:1ss; Jl. 3:12ss; Mt. 24, 25; 2 Ts. 1:7–9). Este
día del Señor fue
visto por Isaías (66:15, 16), Joel (3:12–21), Ezequiel (39:1–4, 17–20), Pablo (2 Ts 1:6ss; 2:8) y
nuestro Señor (Mt. 25:31–46).
19:17, 18 la gran cena de Dios. Cp. Ezequiel 39:17. También se llama “la batalla de aquel
gran día del Dios Todopoderoso” (16:14). Comenzará con el llamado que un ángel hace a las
aves para que se alimenten de los cadáveres de quienes yacerán muertos (cp. Mt. 24:27, 28). Dios
declarará su victoria antes de que siquiera comience la batalla. El AT ilustra en varios pasajes la
ignominia de un cadáver humano que es devorado por aves de rapiña (Dt. 28:26; Sal. 79:2; Is.
18:6; Jer. 7:33; 16:4; 19:7; 34:20; Ez. 29:5).
19:19 los reyes de la tierra. Vea 17:12–17. sus ejércitos. Vea 16:13, 14. su ejército.
Zacarías describe el ejército del Señor como “todos los santos” (14:5).
19:20 la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta. En un instante, los ejércitos del
mundo quedan sin sus líderes. La bestia es el anticristo (vea la nota sobre 13:1–4), el falso
profeta es su cohorte religioso (vea las notas sobre 13:11– 17). lanzados vivos. El cuerpo de la
bestia y del falso profeta será transformado y de inmediato ellos serán confinados por la
eternidad al lago de fuego (Dn. 7:11), como los primeros entre incontables millones de seres
humanos no regenerados (20:15) y ángeles caídos (cp. Mt. 25:41) en llegar a ese lugar espantoso.
El hecho de que estos dos aparecen todavía en ese mismo lugar mil años después (20:10) refuta la
doctrina falsa del aniquilamiento (cp. 14:11; Is. 66:24; Mt. 25:41; Mr. 9:48; Lc. 3:17; 2 Ts.
1:9). lago de fuego. El infierno final que será el lugar de castigo eterno para todos los rebeldes no
arrepentidos, tanto angelicales como humanos (cp. 20:10, 15). El NT dice mucho acerca del
castigo eterno (cp. 14:10, 11; Mt. 13:40–42; 25:41; Mr. 9:43–48; Lc. 3:17; 12:47, 48). arde con
azufre. Vea la nota sobre 9:17. Junto al fuego, este elemento se vincula con frecuencia al juicio
divino (14:10; 20:10; 21:8; Gn. 19:24; Sal. 11:6; Is. 30:33; Ez. 38:22; Lc. 17:29).
19:21 la espada. Vea el v. 15; cp. Zacarías 14:1–13. las aves se saciaron de las carnes de
ellos. Todos los demás pecadores que queden en el mundo habrán sido ejecutados y las aves se
hartarán con el cadáver de cada uno de ellos.
20:1–22:21 El capítulo 19 termina con la batalla de Armagedón y la segunda venida de
Cristo, acontecimientos que marcan el final de la tribulación. Los sucesos del capítulo 20 (la
atadura de Satanás, el reino milenario de Cristo sobre la tierra, la rebelión final de Satanás y el
juicio ante el gran trono blanco), se ubican entre el fin de la tribulación y la creación de cielos
nuevos y tierra nueva que se describe en los capítulos 21 y 22.
20:1 abismo. El lugar donde los demonios son encarcelados mientras llega su sentencia final
para que sean lanzados al lago de fuego (vea las notas sobre 9:1; 2 P. 2:4).
20:2 prendió. Esto no solo incluye a Satanás, sino también a los demonios. Su
encarcelamiento alterará de forma dramática el mundo durante el reino milenario, ya que su
influencia destructiva en todas las áreas del pensamiento y la vida humana será quitada de en
medio. dragón. Asemejar a Satanás con un dragón recalca su ferocidad y crueldad (vea la nota
sobre 12:3). la serpiente antigua. Una referencia a la primera aparición de Satanás en el
Huerto del Edén (Gn. 3:1ss) donde logró engañar a Eva (cp. 2 Co. 11:3; 1 Ti. 2:14). el diablo y
Satanás. Vea la nota sobre 12:9. por mil años. Esta es la primera de seis referencias a la
duración del reino milenario (cp. los vv. 3, 4, 5, 6, 7). Existen tres perspectivas principales en
cuanto a la duración y la naturaleza de este período: 1) Premilenarista, que lo considera
un período literal de mil años durante el cual Jesucristo, en cumplimiento de numerosas profecías
del AT (p. ej. 2 S. 7:12–16; Sal. 2; Is. 11:6–12; 24:23; Os. 3:4, 5; Jl. 3:9–21; Am. 9:8–15; Mi.
4:1–8; Sof. 3:14–20; Zac. 14:1–11; Mt. 24:29–31, 36–44) reina sobre la tierra. El uso de los
mismos principios generales de interpretación en pasajes proféticos y no proféticos conduce de
forma natural al premilenarismo. Otro argumento fuerte que respalda esta perspectiva es que
tantas profecías bíblicas hayan tenido cumplimiento literal, lo cual indica que las profecías
futuras tienen alta probabilidad de cumplirse de forma literal. 2) Posmilenarista, según la cual se
entiende la referencia a un período de mil años como algo simbólico que corresponde a una era
dorada de justicia y prosperidad espiritual. Se iniciará con la propagación del evangelio durante la
era eclesiástica presente y culminará con el regreso de Cristo. Según esta perspectiva, las
referencias al reino de Cristo en la tierra describen ante todo su reino espiritual en el corazón de
los creyentes en la iglesia. 3) Amilenarista, en la cual se interpretan los mil años como una simple
alusión simbólica a un período extenso de tiempo. Esta perspectiva interpreta las profecías del
AT sobre un milenio como si ya hubieran tenido cumplimiento espiritual en la Iglesia (bien sea
en la tierra o en el cielo), o como referencias genéricas al estado eterno. Si se utilizan los mismos
principios literales, históricos y gramaticales de interpretación para determinar el significado
normal del lenguaje original, uno llega a la conclusión inevitable de que Cristo volverá y reinará
en un reino literal sobre la tierra durante mil años. Nada en el texto permite concluir que la frase
“mil años” sea simbólica. En las Escrituras nunca se usa la palabra “año” junto a un número que
no corresponda al significado literal de una medida de tiempo cronológico (vea la nota sobre 2 P.
3:10).
20:3 desatado por un poco de tiempo. Satanás será soltado para que Dios pueda poner fin
permanente al pecado antes del establecimiento del nuevo cielo y la nueva tierra. Todos los que
sobrevivan la tribulación y entren al reino serán creyentes. Sin embargo, a pesar de esto así como
la presencia y el mando personal del Señor Jesucristo, muchos de sus descendientes rehusarán
creer en Él. En ese momento Satanás juntará a esos incrédulos para protagonizar una rebelión
final e inútil contra Dios. Esta rebelión será aplastada de forma rápida y decisiva, tras lo cual
vendrá el juicio ante el gran trono blanco y el establecimiento del estado eterno. abismo. Todas
las siete veces que esto aparece en Apocalipsis, se refiere al lugar donde los ángeles caídos y
los espíritus malignos se mantienen cautivos mientras aguardan su lanzamiento definitivo al
lago de fuego que es el infierno final preparado para ellos (Mt. 25:41).
20:4 las almas de los decapitados. Estos son mártires de la tribulación (cp. 6:9; 18:24; 19:2).
La palabra griega que se traduce “decapitados” se convirtió en un término genérico para la
ejecución y no siempre se refería a un método en particular. la marca. Vea la nota sobre 13:16.
Los mártires de la tribulación serán ejecutados por negarse a recibir la marca de la bestia.
reinaron. Los que se convirtieron en creyentes durante el período de tribulación, junto a los
redimidos en las eras del AT y el NT, reinarán con Cristo (1 Co. 6:2; 2 Ti. 2:12) durante el
reinado de los mil años.
20:5 los otros muertos. El cuerpo de cada uno de los incrédulos de todas las eras no será
resucitado hasta que comience el juicio ante el gran trono blanco (vv. 12, 13). primera
resurrección. La Biblia enseña dos clases de resurrección, la “resurrección para vida” y la
“resurrección para condenación” (Jn. 5:29; cp. Dn. 12:2; Hch. 24:15). La primera clase de
resurrección se describe como “la resurrección de los justos” (Lc. 14:14) o la resurrección de
“los que son de Cristo, en su venida” (1 Co. 15:23) y la “mejor resurrección” (He. 11:35). Solo
serán incluidos en ella los redimidos de la era eclesiástica (1 Ts. 4:13–18) el AT (Dn. 12:2) y la
tribulación (v. 4). Entrarán al reino en un cuerpo resucitado, junto a los creyentes que
sobrevivieron la tribulación. La segunda clase de resurrección será la resurrección de los no
convertidos que recibirán un cuerpo definitivo y apto para el tormento en el infierno.
20:6 Bienaventurado. Aquellos que mueran en el Señor (14:13) son bendecidos con el
privilegio de entrar en su reino (vea la nota sobre 1:3). la segunda muerte. La primera muerte es
solo física, pero la segunda es espiritual y eterna en el lago de fuego que es el infierno final y
eterno (v. 14). Podría existir fuera del universo creado como lo conocemos, fuera del espacio del
tiempo y desocupado en la actualidad (vea la nota sobre 19:20). mil años. Vea la nota sobre el v.
2.
20:7 Satanás será suelto. Fue soltado para encabezar bajo un solo movimiento al mundo de
rebeldes que nacieron a los creyentes que entraron al reino milenario en su comienzo. Esto tiene
el propósito de revelar el carácter perverso de los pecadores que rechazan a Cristo y son
sometidos a juicio por última vez.
20:8 a Gog y a Magog. El nombre dado al ejército de rebeldes y su líder al final del milenio.
Eran nombres de enemigos del Señor en tiempos antiguos. Magog fue nieto de Noé (Gn. 10:2) y
fundador de un reino ubicado al N de los mares Negro y Caspio. Gog parece ser el líder de un
ejército rebelde que se conoce como Magog. La batalla descrita en los vv. 8, 9 es similar a la de
Ezequiel 38 y 39, por lo cual se prefiere considerar que tiene lugar al final del milenio. Acerca de
la diferencia, vea las notas sobre Ezequiel 38, 39.
20:9 la ciudad amada. Jerusalén (cp. Sal. 78:68; 87:2), la ciudad capital durante el reino
milenario de Cristo (Jer. 3:17). Los santos vivirán alrededor de la ciudad donde Cristo reina (cp.
Is. 24:23; Jer. 3:17; Zac. 14:9–11). fuego. Está asociado en las Escrituras con el juicio divino de
los hombres perversos (Gn. 19:24; 2 R. 1:10, 12, 14; Lc. 9:54; 17:29).
20:10 engañaba. Así como sus demonios acuciarán a los ejércitos del mundo para lanzarse a
la batalla de Armagedón, Satanás los conducirá a un ataque suicida contra Cristo y su pueblo
(16:13, 14). lago de fuego y azufre. Vea la nota sobre 19:20. atormentados día y noche. Vea la
nota sobre 14:11. Un tormento sin alivio ni tregua será el estado final de Satanás, los ángeles
caídos y la humanidad no redimida.
20:11–15 Estos versículos describen el juicio final de todos los incrédulos de todos los
tiempos (Mt. 10:15; 11:22, 24; 12:36, 41, 42; Lc. 10:14; Jn. 12:48; Hch.
17:31; 24:25; Ro. 2:5, 16; He. 9:27; 2 P. 2:9; 3:7; Jud. 6). Nuestro Señor se refirió a este suceso
como la “resurrección de condenación” (Jn. 5:29). Este juicio tiene lugar en el vacío
indescriptible de espacio y tiempo que existirá entre el fin del universo actual (v. 11) y la creación
de cielos nuevos y tierra nueva (21:1).
20:11 gran trono blanco. Casi cincuenta veces en Apocalipsis se hace mención de un trono.
Este es un trono de juicio que permanece elevado, puro y santo. Dios se sienta en él como juez
(cp. 4:2, 3, 9; 5:1, 7, 13; 6:16; 7:10, 15) en la persona del Señor Jesucristo. Vea 21:5, 6; Juan
5:22–29; Hechos 17:31. huyeron la tierra y el cielo. Juan vio cómo el universo viejo y
contaminado dejó de existir. Pedro describió este momento preciso en 2 Pedro 3:10–13 (vea
las notas correspondientes). El universo deja de existir mediante un acto divino que es todo lo
opuesto a la creación original (cp. Mt. 24:35).
20:12 de pie ante Dios. En un sentido judicial, como prisioneros culpables y condenados que
se ponen delante del tribunal de la justicia divina. No quedarán pecadores con vida en el universo
destruido porque todos los pecadores fueron matados y todos los creyentes fueron glorificados.
libros. En estos libros quedarán registrados todos los pensamientos, palabras y obras de los
pecadores, en virtud de la capacidad ilimitada de la omnisciencia divina (vea la nota sobre Dn.
7:10, el versículo que es la fuente de este texto). Servirán para proveer las evidencias irrefutables
para una condenación eterna. Cp. 18:6, 7. el libro de la vida. Contiene los nombres de todos los
redimidos (Dn. 12:1; vea las notas sobre 3:5). juzgados… uno según sus obras. Sus
pensamientos (Lc. 8:17; Ro. 2:16), palabras (Mt. 12:37) y acciones (Mt. 16:27) serán
comparadas al parámetro perfecto y santo de Dios (Mt. 5:48; 1 P. 1:15, 16), y serán hallados
indignos (Ro. 3:23). Esto también significa que habrá diferentes grados de castigo en el infierno
(cp. Mt. 10:14, 15; 11:22; Mr. 12:38–40; Lc. 12:47, 48; He. 10:29).
20:13 la muerte y el Hades. Vea la nota sobre 1:18. Ambos términos describen el estado de
la muerte. Todos los muertos injustos se presentarán en el juicio ante el gran trono blanco y
ninguno de ellos escapará. De todos los lugares en los que se hubieran depositado los cuerpos de
los muertos injustos, saldrán cuerpos nuevos preparados para el infierno.
20:14 la muerte segunda. Vea la nota sobre el v. 6.
20:15 lago de fuego. Vea la nota sobre 19:20.
21:1 Al comenzar este capítulo, todos los pecadores de todos los tiempos, tanto demonios
como hombres, incluidos Satanás, la bestia y el falso profeta, se encuentran en el lago de fuego
para siempre. El universo entero ha sido destruido y Dios crea un universo nuevo que será la
morada eterna de los redimidos. un cielo nuevo y una tierra nueva. Todo el universo tal como
lo conocemos ahora será destruido (2 P. 3:10–13) y reemplazado por una creación nueva que
durará para siempre. Esta es una realidad del AT (Sal. 102:25, 26; Is. 65:17; 66:22) tanto como
del NT (Lc. 21:33; He. 1:10–12). Vea la nota sobre 20:11–15. el mar ya no existía más. En la
actualidad tres cuartas partes de la superficie terrestre es agua, pero el nuevo ambiente ya no ser
basará en el ciclo hidrológico y tendrá condiciones climáticas por completo diferentes. Vea las
notas sobre 22:1, 2.
21:2–22:5 En este punto de la cronología de Apocalipsis, los santos del AT, los santos de la
tribulación y todos los que se convirtieron durante el reino milenario habrán sido incorporados en
unidad como la esposa redimida que morará en la nueva Jerusalén. Juan describió la consumación
de todas las cosas en Cristo y el descenso de la nueva Jerusalén como para dar inicio al
estado eterno (cp. 19:7; 20:6; 1 Co. 15:28; He. 12:22–24).
21:2 la nueva Jerusalén. Cp. 3:12; Hebreos 11:10; 12:22–24; 13:14. Esta es la ciudad capital
del cielo, un lugar de santidad perfecta. Juan la ve “descender del cielo” y esto indica que ese
lugar ya había existido por siempre, pero que ahora desciende al cielo nuevo y la nueva tierra de
su lugar eterno y sublime. Esta es la ciudad donde los santos vivirán (cp. Jn. 14:1–3). esposa.
Esta es una metáfora importante del NT que representa a la iglesia (cp. Mt. 25:1–13; Ef. 5:25–
27). Aquí la imagen de Juan se extiende a partir de la tercera parte de las bodas judías que era la
ceremonia. Los creyentes (la esposa) que están en la nueva Jerusalén salen al encuentro de Cristo
(su marido) en la ceremonia final de la historia divina de la redención (vea la nota sobre 19:7).
Toda la ciudad, ocupada por todos los santos, es llamada la esposa, así que todos los santos
quedarán incluidos por fin en la imagen de la esposa y la bendición de las bodas. Dios ha traído a
casa una esposa para su Hijo amado. Todos los santos viven con Cristo en la casa del Padre (una
promesa hecha antes de que la Iglesia comenzara; Jn. 14:2).
21:3 el tabernáculo de Dios. La palabra que se traduce “tabernáculo” significa morada o
lugar. Esta es la casa de Dios, el lugar donde Él vive (cp. Lv. 26:11, 12; Dt. 12:5).
21:4 Enjugará Dios toda lágrima. Como nunca habrá lágrimas en el cielo, nada será triste,
frustrante, deficiente o erróneo (cp. Is. 53:4, 5; 1 Co. 15:54–57).
21:5 fieles y verdaderas. Cp. 3:14; 19:11. Dios siempre dice la verdad (Jn.
17:17).
21:6 el Alfa y la Omega. Vea la nota sobre 1:8. Al que tuviere sed. El cielo pertenece a los
que saben que su alma está sedienta por el pecado, pero por encima de esto buscan con anhelo y
fervor la satisfacción de la salvación y la vida eterna (cp. Sal. 42:1, 2; Is. 55:1, 2; Jn. 7:37, 38).
agua de la vida. Cp. 7:17; 22:1, 17. El
agua espiritual duradera de la que Jesús habló (Jn. 4:13, 14; 7:37, 38; cp. Is. 55:1,
2).
21:7 El que venciere. Cp. 1 Juan 5:4, 5. Cualquiera que ejerza fe salvadora en Jesucristo (vea
la nota sobre 2:7). heredará. La herencia espiritual que todos los creyentes recibirán (1 P. 1:4;
cp. Mt. 25:23) es la plenitud de la nueva creación. Cp. Romanos 8:16, 17.
21:8 Una advertencia seria y solemne acerca de los tipos de personas que serán excluidas del
cielo nuevo y de la tierra nueva en el lago de fuego. Con frecuencia, el NT va más allá de la
simple mención de la incredulidad como lo que distingue el carácter y el estilo de vida de los
excluidos, para que los creyentes puedan identificar a esa clase de personas (1 Co. 6:9, 10; Gá
5:19; cp. Jn. 8:31). hechiceros. Vea la nota sobre 9:21. el lago que arde con fuego. Vea la nota
sobre 19:20. azufre. Vea la nota sobre 9:17. la muerte segunda. Vea la nota sobre 20:6.
21:9 siete copas. Vea la nota sobre 15:7. siete plagas postreras. Vea la nota sobre 15:1–8.
21:9, 10 la esposa del Cordero. La nueva Jerusalén adquiere el carácter de sus habitantes
que son los redimidos de Dios (vea las notas sobre el v. 2; 19:7–9).
21:10 en el Espíritu. Vea la nota sobre 1:10.
21:11 jaspe. Una transliteración y no una traducción de la palabra griega. No corresponde a
la piedra opaca que se conoce por ese nombre, ya que el término alude más bien a un
diamante transparente, una gema perfecta que refleja con nitidez la luz brillante de la gloria
de Dios que emite con fulgor y que se esparce por los nuevos cielos y la nueva tierra (cp. 4:3).
21:12–14 muro. No se dan las medidas de su longitud.
21:15 caña de medir, de oro. Vea la nota sobre Ezequiel 40:3. La caña tiene unos 3 m de
largo y era un instrumento convencional de medida. medir la ciudad. Esta acción indica que el
cielo pertenece a Dios y Él se dispone a medir lo que es suyo (cp. 11:1; Ez. 40:3).
21:16 la longitud, la altura y la anchura. La ciudad tiene las dimensiones simétricas de un
cubo perfecto, paralelo a su símil terrenal más cercano que es el Lugar santísimo en el
tabernáculo y el templo (cp. 1 R. 6:20). doce mil estadios. Esto equivale a casi 2.240 km cúbicos
o más de 3.2 millones de km cuadrados, lo cual ofrece espacio suficiente para todos los santos
glorificados.
21:17 ciento cuarenta y cuatro codos. Casi 66 metros. Es probable que esta medida
corresponda al espesor del muro.
21:18 jaspe. Vea la nota sobre el v. 11. Esta es la materia prima del muro,
¡diamante! oro puro, semejante al vidrio limpio. A diferencia del oro de la tierra, este oro será
transparente porque la luz radiante de la gloria de Dios lo traspasa y en su refracción refulgirá a lo
largo y ancho de toda la ciudad.
21:19, 20 Debido a que los hombres de algunas de estas gemas han cambiado con el
correr de los siglos, es difícil identificar con certeza cada una de ellas. Ocho de las doce piedras
se encuentran en el pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28, 39) y las otras cuatro también están
relacionadas con el pectoral. Las gemas constituyen una panoplia brillante e indescriptible de
colores hermosos que reflejan la luz inigualable de la gloria de Dios. A continuación, se
presentan definiciones posibles de estas piedras preciosas.
21:19 ágata. En el original, “calcedonia” por la ciudad de origen que todavía existe en
Turquía. La gema tiene el aspecto del azul del cielo con rayas translúcidas de diversas
tonalidades.
21:20 ónice. Una variedad de calcedonia o ágata con capas paralelas de rojo y blanco (vea la
nota sobre el v. 19). cornalina. En griego lleva el nombre de la ciudad de Sardis y era una piedra
que pertenecía a la familia del cuarzo, cuyo tinte oscilaba desde el rojo y el anaranjado hasta el
rojo oscuro y el escarlata (4:3). crisólito. Una gema con un matiz dorado o amarillo transparente.
berilo. Un mineral con muchas variedades de gemas que van desde el verde esmeralda hasta el
dorado y el azul claro aguamarina. topacio. El topacio antiguo era una piedra más suave con un
color entre verde y amarillo. crisopraso. La forma moderna de esta joya es una variedad de
cuarzo color verde manzana. El nombre griego sugiere una gema con tintes dorados además de la
tonalidad verde básica. jacinto. En la actualidad esta piedra es un circonio transparente de
color rojo o color café. La gema lustrosa que Juan vio era de color azul o violeta. amatista. Un
cristal transparente de cuarzo cuyo color morado oscila entre varias tonalidades y matices.
21:21 una perla. Cada una de las puertas de la ciudad es una perla de 2.400 km de altura. Así
como en la tierra las perlas se forman como una reacción a las heridas infligidas a la carne de la
ostra, estas piedras gigantescas y sobrenaturales recordarán a los santos por toda la eternidad
cuál fue la magnitud del sufrimiento de Cristo, así como los beneficios eternos que obtuvo en su
favor.
21:22 no vi en ella templo. Varios pasajes afirman que hay un templo en el cielo (3:12;
7:15; 11:19; 15:5). Aquí resulta claro que no habrá uno en la eternidad.
¿Cómo puede ser esto? Porque el templo no es un edificio, sino que es el Señor Dios mismo.
Apocalipsis 7:15 lo hace implícito: “el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo
sobre ellos”. El versículo 23 continúa la idea de que no habrá templo fuera de Dios y el
Cordero. La gloria de Dios que ilumina todo el cielo lo define como su templo. No hay
necesidad de templo en el estado eterno porque Dios mismo será el templo en que todo existe.
La presencia de Dios llena literalmente todo el cielo nuevo y la tierra nueva (cp. el v. 3). Ir al
cielo será entrar en la presencia ilimitada del Señor (cp. Jn. 14:3; 1 Ts. 4:17).
21:24 las naciones. Lit. “los pueblos”. Las personas redimidas de todas las naciones y grupos
étnicos habitarán en la luz del cielo. En la ciudad eterna no habrá más divisiones, barreras o
exclusiones por motivos de raza o política. En la eternidad, personas de todos los tipos se unirán
en un solo pueblo de Dios y se desplazarán con plena libertad por todos los rincones de la ciudad.
21:27 el libro de la vida del Cordero. Vea la nota sobre 3:5.
22:1 río… de vida. Este río es diferente de cualquier río en la tierra porque allí no existe el
ciclo hidrológico que conocemos. El agua de vida simboliza la corriente continua de vida eterna
que brota del trono de Dios y alcanza a todos los habitantes del cielo (vea la nota sobre 21:6).
22:2 el árbol de la vida. Un símbolo de la vida eterna así como de una bendición continua
(vea la nota sobre Gn. 2:9). El árbol produce doce frutos, uno para cada mes, y es simbólico de la
variedad y abundancia que habrá en el cielo. La palabra “terapéutico” se deriva de la palabra
griega que se traduce “para la sanidad”. Las hojas de algún modo enriquecen la vida celestial y
contribuyen a que sea plena y satisfactoria.
22:3 no habrá más maldición. La maldición que cayó sobre la humanidad y la tierra como
resultado de la desobediencia de Adán y Eva (Gn. 3:16–19) habrá caducado por completo. Dios
nunca tendrá que juzgar otra vez el pecado porque nunca existirá en el nuevo cielo y la nueva
tierra. sus siervos le servirán. Vea la nota sobre 7:15.
22:4 verán su rostro. Ningún ser humano no glorificado podría ver a Dios cara a cara y
vivir (Éx. 33:20–23), pero los residentes del cielo pueden ver el rostro de Dios sin sufrir daño
porque ahora son santos como Él (cp. Jn. 1:18; 1 Ti. 6:16; 1 Jn. 3:20). su nombre. Ellos son la
posesión personal de Dios (vea la nota sobre 3:12).
22:5 reinarán. Los ciudadanos del cielo son más que siervos (vea la nota sobre 3:21).
22:6 sus siervos. Los miembros de las siete iglesias de Asia Menor que recibieron esta carta
(1:11) y todos los creyentes que desde entonces la han leído o la leerán. las cosas que deben
suceder pronto. Esto incluye toda la revelación que Juan acaba de relatar (vea la nota sobre 1:1).
22:7 ¡He aquí, vengo pronto! El regreso de Jesús es inminente (vea la nota sobre 3:11).
Bienaventurado. Vea la nota sobre 1:3.
22:8 oyó y vio. Juan vuelve a hablar por primera vez desde el primer capítulo y confirma la
veracidad de la revelación con su propia testificación ocular que es la base de cualquier
testimonio confiable. me postré para adorar. Vea la nota sobre 19:10.
22:10 No selles las palabras. Cp. 10:11. Otras profecías anteriores fueron selladas (Dn. 8:26;
12:4–10). Estas profecías deben ser proclamadas para que puedan producir obediencia y
adoración. el tiempo está cerca. Esto habla de inminencia y significa que a continuación viene el
fin.
22:11 Aquellos que rechazan las advertencias de Dios fijarán su destino eterno en el infierno,
donde retendrán su naturaleza malvada e inmunda por toda la eternidad. Aquellos que respondan
a las advertencias fijarán su destino eterno en la gloria y harán realidad en su vida la justicia y
santidad perfectas del cielo.
22:12 yo vengo pronto. Vea la nota sobre 3:11. De nuevo, la inminencia es el asunto clave
(cp. Mr. 13:33–37). según sea su obra. Solo aquellas obras que resistan la prueba de
fuego de Dios tienen valor eterno y son dignas de recompensa (1 Co. 3:10–15; 4:1–5; 2 Co. 5:10).
22:13 el Alfa y la Omega. Vea la nota sobre 1:8.
22:14 Bienaventurados los que lavan sus ropas. Vea la nota sobre 1:3. Esto simboliza a los
que han recibido el perdón de sus pecados porque han sido limpios por la sangre del Cordero de
Dios (He. 9:14; 1 P. 1:18, 19; vea la nota sobre 7:14). árbol de la vida. Vea las notas sobre el v.
2; Génesis 2:9.
22:15 perros. En el NT se consideraban criaturas indeseables y si el término se aplicaba a
personas hacía referencia a todos los de un carácter moral bajo. Esta designación se aplicó entre
otros, a líderes infieles (Is. 56:10), homosexuales y prostitutas (Dt. 23:18). hechiceros. Vea la
nota sobre 9:21.
22:16 mi ángel. Vea 1:1. en las iglesias. Las siete iglesias de Asia Menor que fueron
destinatarias originales del libro (1:11). la raíz y el linaje de David. Cristo es la fuente (raíz)
de la vida de David y sus descendientes, lo cual establece su deidad. Él es también un
descendiente de David (linaje) y esto establece su humanidad. Esta frase da testimonio poderoso
de Cristo como el Dios-hombre y el Hombre-Dios (cp. 2 Ti. 2:8). la estrella resplandeciente de
la mañana. Es la estrella más brillante que anuncia la llegada del día. Cuando Jesús venga, Él
será la estrella más brillante que disipará la noche tenebrosa del hombre y anunciará la aurora del
día glorioso de Dios (vea la nota sobre 2:28).
22:17 Ven. Esta es la respuesta del Espíritu y de la iglesia a la promesa de su venida. diga…
venga… tome. Esta es una oferta ilimitada de gracia y salvación a todos los que deseen saciar su
alma sedienta. Cp. Isaías 55:1, 2. agua de la vida. Vea la nota sobre el v. 1.
22:18 Jesús ofrece testimonio amplio sobre la autoridad y finalidad de la profecía. Él
comisionó a Juan para que la escribiera, pero Él fue su Autor.
22:18, 19 Estas no son las primeras advertencias en ese sentido (cp. Dt. 4:2; 12:32; Pr. 30:6;
Jer. 26:2). Las advertencias en contra de alterar el texto bíblico constituyen la clausura del canon
del NT. Cualquier persona que se atreva a manipular la verdad con su falsificación, mitigación,
edición o interpretación equivocada, acarreará en su vida los juicios descritos en estos versículos.
22:20 Ciertamente vengo en breve. Vea la nota sobre 3:11. En vista de esta maravillosa
expectación futura, lo que se requiere ahora de los creyentes es delineado por Pedro (vea 2 P.
3:11–18).

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