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El cuerpo: imagen, convicción y desconocimiento

IMAGEN REAL, IMAGEN IMAGINARIA, IMAGEN SIMBÓLICA

Si se llegara a forzar [Quand on arriverait à forcer] a un psicótico a admitir, sin haberlo trabajado antes, una
relación a la imagen, esto lo llevaría a hacer un arrebato [raptus], a “matarse” [se “tuer”], como Narciso. Esto sería como
obligarlo a tener una relación especular con su propio cuerpo, que es lo que él no quiere. Pasa delante del espejo sin verse.
Mientras que en el autista, es justamente el imaginario, que siempre ha marcado el discurso de la madre a propósito
de su hijo. Imaginario por el cual llega a simbolizar lo que puede hacer un hueco en lo Real en un niño normal: por el que la
madre le evita el autismo [par quoi elle lui évite l’autismo]. Por su imaginario, imaginariza en su discurso, la demanda con
la cual hace hipótesis en él.
En las madres de autistas, es siempre la misma prueba que se tiene de su imposibilidad para atravesar {abrir}
[creuser] el real por el simbólico de la imagen, o de la hipótesis de una demanda: uno aprecia madres “educativas”, que nos
describen lo que hace el niño. Ellas están en el hacer, nunca en el decir. De una cierta manera, el video llegará al mismo
resultado. En ese caso, el observador –cualquiera sea su título- es una madre de autista. El sistema del video aporta
argumentos de lo que quiere demostrar.

PSICOSIS NARCISISTA
En Michel, la imagen hace un margen en el cual puede poner en su punto la imagen especular [au point l’image
spéculaire]. El cuerpo es valorizado [mis en valeur] por la manera de ser, la vestimenta, las preocupaciones hipocondríacas;
pero todo esto no invalida en nada la perfección corporal que le pertenece [qui est la sienne]: la relación de desconocimiento
del cuerpo es entonces aquí particular; o bien del lado de la perfección de lo bello o bien del lado de lo imperfecto y del
horror. Es inenmprendible [inentamable]. De ahí se desprende la convicción. Tiene un saber del cual está convencido, que
invalida el desconocimiento, y, por otra parte, es el desconocimiento que relanza su convicción. ¿Qué relación hay entre la
convicción y el desconocimiento, ella misma articulada en el cuerpo? En el narcisismo, nada del cuerpo es desconocido ni
desconocible: es por eso que Narciso no quiere la imagen, el cual es prueba de su desconocimiento, puesto que ella le hace
constatar que no amaba un real sino un reflejo de lo real.
Ese cuerpo hace uno con el sujeto que es: Michel está siempre ahí donde piensa, piensa donde está; la mujer es
solamente un exaltamiento [faire-valoir] de su cuerpo: él es también ella. No hay lugar para el discurso del otro. También
una alucinación “narcisista” auditiva: pretende ser escritor; escribe, pero lo que escribe es para él puramente especular: oye
[entend] lo que escribe. Ahora bien, da sus textos para que sean leídos; a quien los lee con un ojo crítico él les declara:
“Usted crítica porque no escucha [entendez] lo que he escrito.” En suma, oye [entend] lo que escribe de un manera
alucinatoria: es esta alucinación auditiva que lo impulsa a escribir, para reencontrar en la hoja de papel, en espejo, el cuerpo
de la letra que ha escuchado y que es el mensaje que viene del Otro que le ordena escribir: una alucinación le ordena a tal
punto que no puede leer ninguna otra cosa; esta lectura tacharía [rayer] el espejo, invalidando la alucinación. En cuanto a la
música, le teme porque no tiene ninguna letra a la cual colgarse [s’accrocher]: hay entonces en la audición “musical”
angustia, llamada a la ayuda. Pero no oye [entend] “nada”…
En él como en otros sujetos, ¿el cuerpo sería el punto por el cual el desconocimiento devendría especular? Si se
responde afirmativamente, ya no habría necesidad de una imagen para hablar del cuerpo del desconocimiento. Se tendría,
gracias al cuerpo, el saber que vendría a contrarrestar el desconocimiento. Ahora bien, el campo de ataque del
desconocimiento, es el cuerpo. Y en ese caso, es el cuerpo también que sería la vía de acceso que puede abolir [abolissant]
el desconocimiento. ¿Es esto una manera de dar cuenta de ciertos aspectos de la hipocondría?
Si se responde negativamente, uno está obligado de considerar que el cuerpo está lejos de reducir el
desconocimiento y de recurrir a la imagen. En los psicóticos en general, el cuerpo viene a desfallecer [défaillir] del lado de
lo imaginario.
El psicótico está seguro de poseer perfectamente los pormenores [tenants et aboutissants] de lo que concierne a la
función y al funcionamiento “mi cuerpo es otro, no me engaña, es por eso que me sostengo [j’y tiens]” (Lacan). El psicótico
no se enferma nunca, se pasea con 10 grados bajo cero en mangas de camisa [en petite chemise il se promène par -10°].
Percibe su cuerpo en el punto mismo de donde mantiene su equilibrio. “Cuando me subí a la bicicleta por primera vez,
comprendí inmediatamente cómo uno puede mantener el equilibrio sin caer” [Lorsque je suis monté à vélo pour la première
fois, j'ai immédiatement compris comment on peut tenir sans tomber.] No hay necesidad de ejercicio ni de instrucción, no
hay desconocimiento: “Ni padre, ni amo.” En el lugar de la falta del gran Otro, es el cuerpo que viene, puro significante
articulado por ejemplo en el significante ski: y Yo [Je] skío; sin nunca haber aprendido, sin nunca haber practicado. No hay
ese relevo que Yo [Je] se da necesariamente, pues no hay desconocimiento. La barra que golpea al gran Otro en cada uno, es
el desconocimiento que golpea al psicótico [chez le psychotique].

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En la medida en que en el transitivismo hemos planteado que el cuerpo es eso reprimido por el que el discurso de la
madre puede ser incorporado, el discurso incorporado hace caer el cuerpo en el fondo [dans les dessous] en el psicótico. La
incompetencia de la madre para transitivar tiene como causa que ese cuerpo no es nunca reprimido verdaderamente por el
discurso de la madre; el saber que ella supone a su hijo es un saber que limita al saber de su cuerpo: lo que ella sabe y lo que
ella transitiva, es un saber concerniente al cuerpo, sus funciones, su funcionamiento: es un golpe de fuerza que toma el
cuerpo por apuesta [enjeu]. Y eso nos explica quizás una parte de ciertas hazañas deportivas, o la manera de tocar el piano
de Glen Gould, por ejemplo. Todo lo que está en juego actualmente respecto al dopaje {doping} viene a reforzar ese saber
sobre el cuerpo.
¿Qué decir en lo respecta a la barra que se coloca {se pone} [porter sur] en el desconocimiento en el lugar de
colocarse [de porter sur] en el gran Otro?
En el psicótico, por esta operación que se acaba de describir, el cuerpo deviene puro significante. ¿Cómo se
produce esta operación? La madre, convencida que el cuerpo del niño está barrado de todo desconocimiento, hace por su
discurso un puro significante. Este golpe de fuerza que lleva sobre el cuerpo [portant sur le coros] es la consecuencia de lo
que la madre es incapaz de reprimir: el cuerpo de su discurso [est la conséquence de ce que la mère est incapable de refouler
le corps de son discours]; como diría Freud y Lacan, en lo que concierne el cuerpo, ella es incapaz de una castración en el
sentido de la represión. El niño deviene psicótico por identificación al discurso de una madre que opera una forclusión
concerniente a su propio cuerpo. Lo que no reprime de su cuerpo, su hijo lo recibe por su discurso; ese cuerpo del cual sabe
tantas cosas, es aquello no castrado de su madre, en su relación con su hijo. Y el golpe de fuerza materno se sostiene de una
forclusión, es decir, que se trata de un transitivismo sin represión de lo real de lo sufrido de su propio cuerpo.
Desde entonces que el cuerpo a llegado a ser [devenu], barrado del desconocimiento [de la méconnaissance], un
puro significante en el gran Otro ¿esto significa que el saber que el sujeto tiene sobre su cuerpo es un saber real? Para nada
[pas du tout]. El cuerpo como puro significante en el gran Otro se ha constituido a partir del puro simbólico [Le corps
comme pur signifiant dans le grand Autre est devenu du pur symbolique]. Dicho de otra manera, lo que esta barrado en el
campo del desconocimiento, en el psicótico, es el acceso del cuerpo al Imaginario; así no hay acceso al estadio del espejo.
Como este adolescente que se queja de tener un ojo rojo, lo que nadie puede constatar al momento del examen; asimismo,
este niño de 8 años que, habiendo descubierto su pierna derecha después de un desplazamiento [mobilisation], exclama,
mostrando la izquierda: “¡pero es exactamente la misma cosa que la derecha!” En el segundo tiempo del mito de Narciso,
exclama: “Pero ¿soy yo? ¡Moramos!” Podríamos acercar esos ejemplo a los que no dice el presidente Schreber [en francés
está mal escrito: Screiber] de su cuerpo, puramente simbólico. En cuanto al autista, vemos bien que no es más que un real:
no solamente no tiene gran Otro, nada que sea del orden del simbólico, pero tampoco tiene acceso a lo imaginario. El sujeto
no tendrá jamás un gran Otro que sea suyo, lo que nos permite de proponer [avancer] que si existe una forclusión
constitutiva y necesario de la etiología de una psicosis o de un autismo, es completamente {aunque parezca imposible}
[bel et bien] la forclusión del gran Otro. En las instituciones, cada uno es el gran Otro de los pacientes, lo que quiere decir,
por cierto, que todos los pacientes están privado de él. [ce qui veut bien dire que tous les patients en sont privés !]
Los esfuerzos del niño para “buscar un rasgo en el padre” [chercher un trait dans le père] no es otra cosa que el
esfuerzo de referirse y de apropiarse un lugar en el gran Otro.
Si se lo refiere al transitivismo, si alguien se apropia el gran Otro: se acaba el desconocimiento, y se acaba el
cuerpo en su relación con el desconocimiento, puesto que es de este desconocimiento que se sostiene lo real del cuerpo; es
así que muchos se plantean la cuestión ¿acaso un autista no es un orgánico? Pero ¿qué se hace del cuerpo en todo esto, al
punto que se puede hablar de minusvalía? [handicap] En los autistas, la forclusión del gran Otro no es posible sino porque
en su incompetencia a transitivar, la madre no quiere en ningún caso sufrir la castración, la represión de lo real del cuerpo.
Es lo que explica que en los psicóticos y los autistas, el cuerpo no se enferma nunca, jamás tiene frío, jamás tiene calor, no
arriesga nada; al punto que la curación no comienza sino por llantos o por enfermedades infantiles. ¿Es por la insuficiencia
de la imago del cuerpo o por exclusión de lo imaginario del cuerpo que esto ha podido ocurrir?

LA CONVICCIÓN
La madre transitivista, en su discurso transitiva, introduce el imaginario mientras que las madres de psicóticos
introducen, no el imaginario, sino una aserción sin error [écart]. El margen del que se trataba mas arriba no es otra cosa que
el error [écart] dejado al imaginario del niño respecto de la hipótesis que la madre hace sobre su demanda y la demanda
misma: “Cuando digo algo, tu tienes que aceptarlo, pues es la verdad: lo que no es discutible”, esto mostrando que el niño
mismo no tienen ningún margen de discusión posible. De manera que ese discurso no transitivista no deja para nada el
crédito de una hipótesis. Tomemos como ejemplo a un psicótico cuya demanda era la siguiente: “Espero de mis padres que
me digan “¡lo que tu escribes es bello!”; el padre no habiendo hecho nunca un cumplido, está en el lugar del simbólico. De
manera que nuestro paciente esperaba que su madre le digiera, a propósito de lo que escribe, “pero sí, es Michel el que vez
en el espejo”.
Esto nos permite abordar la cuestión de la convicción:

2
- En tanto es la consecuencia de un saber absoluto en la madre [en ce qu'elle est la conséquence d'un savoir absolu
chez la mère]]
- En tanto es [en ce qu’elle est] inherente a una incapacidad particular del sujeto de saber por sí mismo. De manera
que la convicción se asimila {iguala} [égale] al contrario de saber.

Esta convicción, del lado de la madre, tiene por consecuencia que no haya división; en el lugar de reprimir lo
experimentado, es su cuerpo que lo sufre. Como ella no está dividida, no hay ruptura entre S 1 y S2 es quizás esta holofrase,
como dice Lacan, que puede explicar en ella la aparición [survenue] de enfermedades más o menos orgánicas, enigmáticas.
Del lado del niño ¿Qué es la convicción?
Cuando la madre transitiva normalmente, “bebé se pegó” [bébé s’est fair mal], el niño tiene una dirección.
Mientras que, para Michel el discurso de la madre lo despersonaliza; y es en la medida en que habla lo que dice su madre
como un refrán, diciendo por ejemplo: “Uno estudia para ganar dinero”, es el S 2 de su madre (un saber) que deviene un
significante amo (S1); es esta holofrase que caracteriza su posición de convicción, es decir de saber en lugar de amo. Por
ejemplo, dice: “Yo seré premio Nobel”, verdadero refrán [diction], que asemeja a lo que M. Mauss llama el don. Acá la
holofrase nos parece similar al don: yo doy un refrán, tú me das otro. Otro ejemplo: “¿Qué prueba que un objeto no está en
su lugar?” Lo que vuelve a decir en el ejemplo precedente: “Si no soy premio Nobel, es porque no estoy en mi lugar.” ¿La
civilización del trueque sería la civilización de la holofrase? [La civilisation du troc serait-elle celle de l'holophrase?]
Se trata ahí de un sistema que arruina la significación por la naturaleza particular de la demanda, esto se asienta
solamente en significantes [celle-ci ne portant que sur des signifiants], sin ningún significado. De golpe el S 2 es englobado
en el S1 y no el contrario: es la holofrase. No: “tu tienes frío”, sino “Noël au balcon, Pâques aux tisons.???
Queremos subrayar lo que nos parece aquí característico del orden psicótico: por una parte, los conflictos pueden
ser puestos en escena en el campo exclusivo de lo imaginario, sin que aparezca en el discurso la necesidad de otra escena en
lo real. Se puede pasar por alto, y al mismo tiempo pasar por alto toda significación [On peut s'en passer, et du même coup
se passer de toute signification]. Por otra parte, se vuelve imposible acceder a un saber que tendría como efecto denegar el
desconocimiento: como si pudiese existir un saber totalmente liberado de todo desconocimiento, sin ninguna relación a ella,
en suma, un saber, hablando con propiedad, delirante.
La psicosis y las defensas psicóticas conducen a “la invención” de un metalenguaje con la intención de un Otro de
un Otro, a un saber que se inventa el psicótico: ese saber no produce nada, ningún objeto a. El Otro, el S2, produce el Otro,
en el lugar de producir un pequeño a.
Podemos entonces proponer la definición de la convicción: es una demanda especial del orden del trueque; para
existir, no hace nunca la hipótesis de una demanda en el otro. Es el retorno de la posición de la madre confundida con el
gran Otro. Ella excluye todo transitivismo. Es una forma de forzar [un forçage], sin división (sin represión), es un discurso
sin sujeto, es decir una holofrase.
Una de las consecuencias de lo que precede es que, en la medida en que la madre deseaba excluir el sujeto de todo
saber referido a un desconocimiento, la fórmula del discurso del amo, del discurso delirante [el texto en francés sale así, yo
puse una coma y una palabra más: la formule du discours du maître du délirant], fórmula que certifica la constitución de
un saber indiscutible, no es sino una confiscación del deseo materno: el delirante, por su delirio, se excluye del S 2
productivo de objeto a. Está ahí el sacrificio hecho al gran Otro, sacrificio del sujeto que entonces se pierde. Esto podría ser
escrito: “Mi vocación (en relación al gran Otro) es de perderme allí: es su demanda.” El gran Otro haría entonces la
hipótesis que quiere mi pérdida [il veut ma perte], y no puedo invertir ese mensaje en sentido único puesto que la hipótesis
que habría hecho sería la demanda que yo le dirigiría. He aquí el transitivismo psicótico al cual puede muy bien adherir la
madre que viene a ocupar todo lugar de Otro. Mientras que “lo que la neurosis no quiere, y lo que rechaza con
encarnizamiento hasta el fin del análisis es sacrificar su castración al goce del Otro 1”.
De manera que el psicótico no puede entender sino el registro de la demanda, y no el del deseo. Y esto va en el
sentido de la naturaleza defensiva de la psicosis. En lo que concierne a la demanda del gran Otro en el caso de la madre no
transitivista, se trata de una demanda que no tiene en cuenta que hay otra: cuando Béatrice escucha [entend] sus voces, están
claramente ahí, “es preciso ver” –dice la analista- quien las envía. Esta demanda (que va implicar el sacrificio al gran Otro)
¿elide al sujeto? En la medida que esta demanda del gran Otro, es esos casos, es de la madre que se confunde con el gran
Otro (o que se confunde con él en una palabra “divina” de la que la madre no asumiría sino las trasmisiones). Esta demanda
del gran Otro, para el niño, a quien no está dirigida, aparece como omnipresente y no puede más que rendirsele. [Cette
demande du grand Autre, pour l'enfant, à qui elle n'est pas adressée, apparaît comme omniprésente et il ne peut que s'y
rendre]
No es la madre que provoca la psicosis, es el niño quien, deviniendo psicótico, se defiende de esta demanda del
Otro.

1
Lacan J., Écrits, París, Le Seuil, 1966, p.826

3
¿Por qué la madre no puede hacer de otro modo más que trasmitirle esta demanda del gran Otro, lo que implica por
otra parte que no tiene responsabilidad en la psicosis, como esta madre qui repousse des mains son enfant tout en lui
disant de venir? ¿Cómo esta demanda divina para por la madre sin saberlo [á son insu] y llega a ser así una demanda
devastadora [ravageante], totalmente desprovista de todo deseo materno?
La madre que ocupa así todo el lugar del Otro está totalmente excluida en tanto que madre. La madre atravesada
por esta demanda [la mère traversée de cette demande] del Otro no es más sujeto de esta demanda. Del momento que hay
demanda, dos condiciones se imponen: por una parte es preciso que haya yo [je] en tanto que shifter [en inglés en el
original, significado del inglés: el que traslada o cambia algo, tramoyista, el que usa ficciones y engaños] , porque la
demanda es tomada en el significantes, y en ese momento, hacer derivar el objeto de la necesidad hacia el objeto de deseo.
Por otra parte, puesto que hay significante, ya no puede hacer otra cosa que un deseo para responder a la demanda.
Ahora bien, si la madre es una máquina que hace que el significante vaya debajo del significado [file dans les
dessous du signifié], la demanda que la atraviesa –en el origen articulada a un significante- es divinizada por ella en la
medida en que solo puede emitir significado; el yo [je] shifter permanece intacto como una imagen. Para ser atravesado por
una demanda semejante, está obligada a dejar caer en el fondo [dans les dessous] un significante, lo que le permite reforzar
esta demanda con significados. Pero en ese caso, no hay significante que pueda ser representante de la demanda en una
representación: esta demanda precisa esta privada de los significantes que estarían forcluidas para la madre; la forclusión del
Nombre del Padre, es el del Nombre del Padre de la madre.
Ese proceso es inverso a aquel de la Verneinung. Es decir al de la negación. De manera que se trata de un proceso
de Aufhebung con emergencia de un afecto, que queda solo, por pérdida de significante. Es una demanda que, desprovista
de significante, no supone un nuevo impulso [relance]: es solamente más invasora [elle n'en est que plus envahissante];
tomada en el significado, la palabra deviene la cosa: ningún discurso puede elaborarla y no es elaborable desde el comienzo
porque la madre no ha hecho la hipótesis de un saber en el gran Otro. Es lo que pasa con Michel cuando su amiga le tiene un
discurso sobre el suyo [lui tient un discours sur le sien]: intente de deternerlo, lo que es para él insoportable, pues teme por
encima de todo la muerte que podría golpearlo. Está en un punto donde, el deseo ausente, no puede haber sino necesidad de
ser golpeado por esta demanda; de manera que el “sacrificio al gran Otro” no es completamente uno; se trata más que nada
de un goce ligado a la pulsión; Michel visita a su familia, está sorprendido, y se pregunta con angustia “¿Por qué es
necesario que vaya a casa de mis padre?” ¿Qué lo ha empujado a esto? No se dice, con Lacan: “Lo que se le hace sabe lo
que uno es” [Ce que l'on fait sait ce que l'on est] Y he ahí que le hace un mala pasada a sus genitores con los menores
obstáculos. [Et voilà qu'il rosse de coups ses géniteurs à la moindre anichroche en el diccionario solo sale anicroche] ¿Por
qué? No lo sabe, sólo puede retomar esta interrogación con la precedente: ¿Por qué es necesario que vaya a la casa de ellos?
Su pasaje al acto es sintomático de un no-saber, no puede saber nada.
Es en el momento donde la demanda toca, y donde el está alienado, que el sujeto cae, porque en ese caso el
significante falla, golpeado por la forclusión del Nombre del Padre. Uno de los mecanismos de defensa psicóticos, es de
producir un significante que vendría a sustituirse al significante faltante para hacer un obstáculo [barrage] a la cadena de
significantes en la demanda. Lo que no tiene nada que ver con la afanisis que supone el deseo. Se trata aquí de una abolición
brusca del sujeto tal como se puede encontrar en las crisis psicóticas. El retorno de la demanda a la necesidad hace que la
demanda haga caer al sujeto; desde ahí, deviene la necesidad de la locura o de la muerte. Para volver a la constitución de un
saber delirante, es todo ese trabajo del significado que el psicótico puede hacer para defenderse de la demanda, trabajo que
se hacer alrededor de un hueco, alrededor de un hueco faltante. Así es el caso de Roberto [petit Robert] y su trabajo
científico, que excluye todo significante, por significaciones y demostraciones que no son, sin embargo, sino vanas
investigaciones del significantes faltante; así como el caso de David [petit David], por la precocidad de su escritura en
relación a la palabra, por su precisión en el patronimio de los cantores y de las obras que interpretan, o las fechas precisas de
todo acontecimiento en el transcurso de un siglo, haciendo también un llamado a un mecanismo de defensa, que es un
alineamiento de los significados en busca del significante faltante.
Es uno de los medios de dirigir la cura, con esos psicóticos, de pasar de esa necesidad a la necesidad de
desconocimiento: no buscar a cualquier precio el significante faltante, sino de llevar el paciente al punto donde no es porque
un significante falte, que el desconocimiento va a faltar también.
1. Así el analista debe permanecer ignorante [méconnaissant] e incapaz incluso de buscar el significante
2. Por otro lado, puede abordar el desconocimiento por el cuerpo, privilegiando los significantes del cuerpo. Debe subrayar
que es del lado de la mujeres que pasa la demanda. No debe abordar el saber, es decir lo que no sabría, pero que él no sabe
todavía, es decir el desconocimiento. Son siempre las mujeres que persiguen y que son el vector de la demanda, “las-incita-
psicosis” [“les-pousse-à-la-psychose”]. Si hay psicosis, hay incitación a la mujer [S'il y a psychose, il y a pousse à la
femme].
Del momento que no hay transitivismo no forzamiento de parte de la madre, y que la madre no ha hecho hipótesis
transitivista, las cosas son difíciles de ser retomadas, pues la respuesta al llamado está en suma socavada [sapée]: atravesado
por la demanda del gran Otro que se pierde, el niño toma el lugar del niño perdido, o se defiende de ello.

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