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Círculo tercero:Gula
El círculo tercero está guardado por Cerbero, el perro de tres cabezas. Aquí se
castiga el pecado de la gula. Los condenados sufren una tormenta perpetua,
con lluvia y granizo.
En el tercer círculo, Dante y Virgilio continúan encontrando pecados incontinentes, en
particular golosos: ellos están inmersos en el fango, bajo una lluvia incesante de granizo y
nieve, y atacados por Cerbero, guardián de todos los ínfernos según la mitología
clásica pero aquí relegado a guardián del tercer círculo.
El contrapaso es más complejo respecto al anterior círculo pero se puede ver igual: en el
fango en el cual están obligados a arrastrarse un antítesis del uso refinado que hicieron en
vida en el sentido del gusto y, en la avidez del guardián que los maltrata, un reflejo de la
avidez y la codicia. En conclusión, se puede decir que está potenciado al máximo el
aspecto bestial de la avidez de comida, como se nota también en la degradación que sufre
el mismo Cerbero respecto a su breve aparición en la Eneida (de hecho, Dante maximizó
la monstruosidad del aspecto físico así como en el objeto que se le tira: una focaccia
somnífera en la Eneida, pero acá un puño de tierra).
Aquí está castigado Ciacco.(cerdo)