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Psicología política, vol. 0, núm. 0, 2018


doi: 10.1111/pops.12507

Cómo los marcos emocionales moralizan y polarizan las actitudes


políticas
Scott Clifford
Universidad de Houston

Las cuestiones moralizadas, como el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, son algunas de
las más polarizantes y divisivas de la política. Estos temas motivan el compromiso político, pero suponen una
barrera para la resolución democrática. Sin embargo, sabemos poco sobre cómo algunos temas se convierten
en "cuestiones morales" y otros no. En este artículo, sostengo que la exposición a marcos persuasivos, en
particular los que provocan ira y repugnancia, sirve para moralizar y polarizar la opinión pública. Pongo a
prueba estas hipótesis en tres experimentos sobre debates emergentes en torno a la política alimentaria. Los
resultados muestran sistemáticamente que los marcos persuasivos aumentan la moralización del tema y, a su
vez, facilitan la polarización. Un análisis de panel demuestra que el efecto de una única exposición dura al
menos dos semanas. Los análisis de mediación sugieren que los sentimientos de asco e ira ayudan a explicar
cómo los marcos persuasivos moralizan las actitudes políticas, mientras que la ira por sí sola parece explicar
los efectos polarizadores de los marcos. En conjunto, los resultados aportan nuevos conocimientos sobre el
encuadre, la emoción y el desarrollo de cuestiones morales.
PALABRAS CLAVE: ira, asco, encuadre, convicción moral, moralización

Cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la inmigración y el aborto son
algunos de los temas más polarizantes en el debate político estadounidense, creando un profundo
conflicto moral entre el público. Este tipo de cuestiones moralizadas tienden a ser destacadas y
técnicamente sencillas (Mooney & Schuldt, 2008), lo que conduce a una mayor participación
política (Biggers, 2010; Nicholson, 2003). Pero también son socialmente divisivos. El conflicto de
valores endémico de las cuestiones morales crea emociones fuertes, una menor disposición a
prometer y una menor tolerancia al desacuerdo (Mooney y Schuldt, 2008). Así, las cuestiones
moralizadas incitan a los ciudadanos a la acción, pero reducen las perspectivas de una resolución
pacífica y democrática del debate (Mooney, 1999).
Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que puede haber más variación en el grado
de moralización de las actitudes dentro de un mismo tema que entre temas distintos (Ryan, 2014).
Por ejemplo, mientras que muchas personas ven sus actitudes hacia la pena de muerte como un
reflejo de sus creencias morales, otras no. Por lo tanto, centrarse en "cuestiones morales" pasa por
alto gran parte de la variación en la moralización de las actitudes. Afortunadamente, la
investigación a nivel individual sobre la convicción moral se ajusta bien a las conclusiones de la
literatura sobre políticas de moralidad. Las actitudes de convicción moral están más fuertemente
vinculadas a las emociones (Brandt, Wisneski y Skitka, 2015; Skitka y Wisneski, 2011) y fomentan
el compromiso político (Skitka y Bauman, 2008). La convicción moral también crea una barrera
para la resolución política al reducir la voluntad de compro- mise (Ryan, 2016) y socavar la
creencia en procesos justos (Skitka, Bauman y Lytle, 2009). Y la convicción moral facilita la
polarización social en forma de sentimientos más negativos hacia otros que no están de acuerdo
(Ryan, 2014; Skitka, Bauman y Sargis, 2005). En resumen, la variación en la

1
0162-895X © 2018 Sociedad Internacional de Psicología Política
Publicado por Wiley Periodicals, Inc., 350 Main Street, Malden, MA 02148, EE.UU., 9600 Garsington Road, Oxford, OX4 2DQ,
y PO Box 378 Carlton South, 3053 Victoria, Australia
2 Clifford

La percepción de que sus actitudes están arraigadas en el bien y el mal fundamentales ayuda a
explicar la polarización social y política.
A pesar de la importancia de estos hallazgos, sabemos poco acerca de cómo los individuos
llegan a morigerar sus actitudes hacia determinadas cuestiones políticas mientras que otros no lo
hacen. Investigaciones recientes sugieren que la emoción integral puede ser un antecedente
importante de la convicción moral (Wisneski y Skitka, 2017) y que la exposición a campañas
políticas podría desempeñar un papel en este proceso (Brandt et al., 2015). Sin embargo, tenemos
pocas pruebas de si la comunicación política puede facilitar la moralización de las actitudes y, a su
vez, aumentar la polarización política.
En este artículo, a través de tres estudios experimentales, proporciono algunas de las primeras
pruebas directas de que la comunicación política desempeña un papel importante en la
moralización de las actitudes. La exposición a marcos persuasivos conduce sistemáticamente a un
aumento de la convicción moral y a menudo provoca también efectos secundarios en la polarización
social. Un análisis de panel revela que los efectos de una única exposición a un marco persuasivo
duran al menos dos semanas. Por último, una serie de análisis de mediación proporcionan pruebas
sugestivas de que los marcos persuasivos aumentan la moralización principalmente mediante la
activación de sentimientos de ira y repugnancia, mientras que la ira por sí sola parece impulsar la
polarización. Mi investigación se centra en el tema de la política alimentaria y sanitaria, un
conjunto de cuestiones que está adquiriendo cada vez más importancia, pero que todavía no se ha
politizado demasiado. Al estudiar este conjunto emergente de temas, minimizo los problemas de
sesgo de pretratamiento (Druckman y Leeper, 2012; Slothuus, 2016) y avanzo en nuestra
comprensión de cómo evolucionan los temas. En general, los resultados muestran que las
apelaciones emocionales tienen el poder de transformar temas políticos que de otro modo no
tendrían relevancia en cuestiones moralizadas, creando la polarización social y política
característica de las cuestiones morales.

Convicción moral y polarización política

Una larga línea de investigación demuestra que las actitudes fuertes son más resistentes a la
persuasión, más estables en el tiempo y están más estrechamente ligadas a otras actitudes y
comportamientos (por ejemplo, Petty y Krosnick, 1995). Sin embargo, la fuerza de la actitud es un
constructo multidimensional, y los diferentes aspectos de la fuerza de la actitud, como la
importancia o la certeza, tienen diferentes antecedentes y diferentes consecuencias (por ejemplo,
Visser, Bizer y Krosnick, 2006). Trabajos recientes han demostrado la utilidad de la convicción
moral -la percepción de que la actitud de una persona es una cuestión fundamental de lo que está
bien y lo que está mal- como una forma distinta de la fuerza de la actitud (Skitka et al., 2005). Así,
una persona puede tener una opinión firme sobre la reforma fiscal que no esté moralizada (por
ejemplo, basada en percepciones de costes y beneficios), mientras que otra puede tener una opinión
firme que esté muy moralizada (por ejemplo, basada en percepciones de merecimiento o
desigualdad).
Mantener una actitud con convicción moral tiene una serie de consecuencias distintas, en
particular para los resultados relacionados con la polarización política (para una revisión, véase
Skitka y Morgan, 2014). La convicción moral es única en el sentido de que las afirmaciones
moralizadas se perciben como declaraciones objetivas de hechos que son universalmente aplicables
a los demás, independientemente de su acuerdo con la afirmación (Skitka et al., 2005). Por lo tanto,
las afirmaciones moralizadas tienden a fomentar el pensamiento basado en reglas o deontológico,
en lugar del pensamiento consecuencialista (Ryan, 2016). Como resultado, las actitudes
moralizadas tienden a generar todos los rasgos distintivos de la polarización política: falta de
voluntad para llegar a acuerdos (Ryan, 2016), menor tolerancia al desacuerdo y mayor distancia
social deseada respecto a los que discrepan (Cole Wright, Cullum y Schwab, 2008; Skitka et al,
2005), emociones fuertes (Skitka & Wisneski, 2011), mayores niveles de participación política
(Skitka & Bauman, 2008) e incluso formas hostiles de acción colectiva (Zaal, Laar, Ståhl,
Ellemers, & Derks, 2011).
Efectos moralizadores de los marcos 3
persuasivos
Aunque la convicción moral predice muchas de las características que definen la polarización
política, sabemos relativamente poco sobre los antecedentes de la convicción moral (para una
revisión, véase Skitka, Wisneski y Brandt, 2017). Los niveles de convicción moral sobre un tema
tienden a ser muy estables a lo largo del tiempo (Skitka, 2010), pero trabajos recientes han
documentado cambios en la moralización en el transcurso de unas elecciones
4 Clifford

(Brandt et al., 2015). Algunos han sugerido que el encuadre de las élites puede contribuir a la
moralización de los problemas (Conover y Miller, 2017), pero no se han realizado pruebas
empíricas de esta hipótesis.
Un antecedente prometedor de la convicción moral es la emoción. Los primeros trabajos sobre
el tema encontraron que el afecto, en particular el asco, y las creencias sobre el daño y los
beneficios estaban asociados con la moralización de la actitud (Rozin y Singh, 1999; Rozin,
Markwith y Stoess, 1997), pero estos estudios estaban limitados por la dependencia de datos
transversales. Un estudio longitudinal reciente ha descubierto que los sentimientos de hostilidad,
pero no el miedo o las creencias sobre el daño, predicen el aumento de la convicción moral en el
contexto de unas elecciones (Brandt et al., 2015). En una de las pocas pruebas experimentales de
moralización, Wisneski y Skitka (2017) demostraron que la exposición a imágenes repugnantes de
relevancia tópica aumentaba la convicción moral y que estos efectos estaban impulsados por
sentimientos de asco más que por creencias sobre el daño. Además, ni la exposición subliminal a
imágenes repugnantes ni la exposición supraliminal a imágenes repugnantes irrelevantes
aumentaron la convicción moral. Así pues, la emoción ha sido el an- tecedente más consistente de la
moralización. Sin embargo, contrariamente a las teorías intuicionistas de la moralidad, la
moralización parece responder principalmente a la emoción integral, más que a la incidental
(Skitka et al., 2017).

Enmarcar la emoción

La emoción desempeña un papel fundamental en la comunicación política. Las campañas y los


grupos de interés apelan con frecuencia a las emociones y se dirigen estratégicamente a diferentes
emociones (Brader, 2006; Ridout y Searles, 2011). La cobertura informativa de los
acontecimientos políticos puede evocar emociones poderosas, como el miedo, que pueden influir
en las actitudes políticas (Gadarian, 2010). Aunque la investigación sobre el encuadre se ha
centrado durante mucho tiempo en los mecanismos cognitivos (por ejemplo, Nelson et al., 1997;
Slothuus, 2008), trabajos recientes sugieren que el examen de las respuestas emocionales puede
ayudar a nuestra comprensión de lo que constituye un encuadre fuerte y para quién (Aarøe, 2011;
Druckman y McDermott, 2008). Por ejemplo, las respuestas emocionales a los marcos ayudan a
explicar la fuerza de los marcos episódicos (Aarøe, 2011; Gross, 2008; Gross y D'Ambrosio, 2004),
y las personas que son disposicionalmente sensibles a determinadas emociones son más receptivas
a las apelaciones emocionales correspondientes (por ejemplo, Cassese y Hannagan, 2014; Clifford
y Piston, 2016). Diferentes marcos pueden generar diferentes emociones, cambiando la respuesta
conductual (Kuhne y Schemer, 2015; Nabi, 2003). Así pues, la emoción puede "proporcionar una
base sobre la que se puede fundamentar o construir el encuadre de determinadas opciones" y
ayudar a explicar qué hace que ciertos llamamientos sean eficaces (Druckman y McDermott, 2008,
p. 316).
Los argumentos políticos pueden desencadenar una gran variedad de emociones, pero hay dos
que destacan como probables facilitadores de la moralización y la polarización: la ira y el asco. A
diferencia de otras emociones negativas (por ejemplo, la ansiedad y la tristeza), la ira y el asco se
conocen como emociones de "condena del otro" que sirven para regular y suprimir la inmoralidad
(Haidt, 2003). En la sección siguiente, analizo cada emoción y sus implicaciones para la
moralización y la polarización políticas.

Asco

El tema central de valoración del asco es la contaminación y la impureza (Horberg, Oveis y


Keltner, 2011). El asco funciona como parte de un sistema inmunitario conductual que nos ayuda a
evitar sustancias que podrían enfermarnos (Curtis, Aunger y Rabie, 2004; Curtis, de Barra y
Aunger, 2011). Los sentimientos de asco motivan una respuesta aversiva a alimentos, personas,
animales u otros objetos que representan fuentes potenciales de contaminación. Los relatos sobre la
estructura precisa del asco varían, pero los elicitores clave del asco incluyen comida en mal estado,
Efectos moralizadores de los marcos 5
persuasivos
sangre y vísceras, plagas y animales, y sexo (Haidt, McCauley y Rozin, 1994; Olatunji et al., 2007;
Tybur, Lieberman y Griskevicius, 2009; Tybur, Lieberman, Kurzban y DeScioli, 2013). Todos
estos desencadenantes básicos del asco están relacionados de algún modo con la propagación de
patógenos (Curtis et al., 2011). La principal respuesta conductual del asco es la evitación física,
que desempeña un claro papel funcional a la hora de evitar la contaminación por una sustancia
ofensiva.
6 Clifford

Aunque el asco tiene su origen en la evitación de patógenos, existen pruebas sustanciales de


que el asco está vinculado a la moralización. Desde una perspectiva evolutiva, existen claras
razones de interés propio para evitar participar personalmente en acciones repugnantes. Sin
embargo, existen razones similares para condenar estas acciones en los demás. Socializar con otros,
especialmente a través del contacto físico o compartiendo comida, supone una amenaza de
contaminación. Por lo tanto, apoyar una norma que prohíba el comportamiento repugnante y
condenar las violaciones de esa norma tiene un coste mínimo para uno mismo, pero facilita la
aptitud al reducir la probabilidad de contaminación (para más información, véase Tybur et al.,
2013). Por lo tanto, la respuesta de evitación del asco se extiende más allá del objeto ofensivo a
cualquier objeto o persona que pueda haber sido contaminada. Esta respuesta de evitación se
caracteriza por ser prosocial porque "al condenar al ostracismo a quienes desencadenan el asco
moral, la gente de una sociedad establece una estructura de recompensa y castigo que actúa como
un fuerte elemento disuasorio de los comportamientos culturalmente inapropiados, en particular los
que tienen que ver con el cuerpo" (Haidt, 2003, p. 858). En resumen, los sentimientos de asco son
un factor importante para la condena moral, la construcción de normas de comportamiento
aceptable y la evitación de las personas que violan estas normas.
En apoyo de este punto de vista, las personas que son más sensibles a la repugnancia tienden a
hacer juicios morales más severos en una amplia variedad de dominios (Chapman y Anderson,
2014; Jones y Fitness, 2008), aunque este efecto puede ser particularmente fuerte para las
cuestiones de pureza que están temáticamente relacionadas con la repugnancia (Horberg, Oveis,
Keltner y Cohen, 2009; Wagemans, Brandt y Zeelenberg, 2017). Los sentimientos de asco integral
también están fuertemente asociados con los juicios morales, en particular con las violaciones de la
pureza (Horberg et al., 2009; Rozin, Lowery, Imada y Haidt, 1999; Russell, Piazza y Giner-Sorolla,
2012).

Ira

Según las teorías de valoración de la emoción, la ira deriva de acontecimientos negativos que
se perciben como controlables y de los que otra persona es responsable (Small y Lerner, 2008;
Smith y Ellsworth, 1985). Los antecedentes de la ira también son causas fundamentales del juicio
moral (por ejemplo, Cushman, 2008). De hecho, diversos estudios han identificado la ira como la
principal respuesta emocional al engaño o la injusticia, incluso cuando se trata de una tercera parte
víctima (Gummerum, Van Dillen, Van Dijk y López-Pérez, 2016; Petersen, 2010; Petersen,
Sznycer, Cosmides y Tooby, 2012; Seip, Van Dijk y Rotteveel, 2014). Por lo tanto, los temas de
valoración de la ira sugieren que puede desempeñar un papel fundamental en la moralización.
La ira también motiva conductas que sirven para regular el comportamiento social. Por
ejemplo, la ira se ha relacionado con el castigo en juegos económicos (Gummerum et al., 2016;
Seip et al., 2014), actitudes más vengativas en política exterior (Lerner, González, Small y
Fischhoff, 2003; Skitka, Bauman, Aramovich y Morgan, 2006) y otras actitudes políticas punitivas
(Gault y Sabini, 2000). Y estos efectos están respaldados por atribuciones individualistas de
responsabilidad (Petersen, 2010; Small & Lerner, 2008; Small, Lerner, & Fischhoff, 2006). En
conjunto, la bibliografía sugiere que la ira está "diseñada para gestionar las violaciones de las
normas sociales" (Petersen, 2010, p. 358). Las situaciones que implican que un individuo cometa
una acción dañina o injusta estimulan la ira, facilitando la condena moral y las actitudes y
comportamientos punitivos.
Basándonos en la literatura revisada anteriormente, los marcos persuasivos que plantean
consideraciones sobre el daño y la injusticia o la contaminación y la impureza deberían provocar
sentimientos de ira y repugnancia, respectivamente. Ambas emociones deberían facilitar la
moralización de las actitudes políticas, así como los efectos derivados sobre la polarización social.
La tristeza y la ansiedad, por otro lado, no deberían tener estos efectos moralizadores. A diferencia
de la ira y el asco, la tristeza y la ansiedad provienen de valoraciones de baja certeza y control
situacional (Smith y Ellsworth, 1985). Como resultado, es poco probable que la tristeza y la
ansiedad faciliten la moralización.
Efectos moralizadores de los marcos 7
persuasivos

Una aplicación a la política alimentaria

El tema de la política alimentaria ofrece una oportunidad única para estudiar la moralización
de las actitudes por dos razones. En primer lugar, aunque temas como los alimentos modificados
genéticamente, los alimentos ecológicos, la agricultura industrial y la obesidad están ganando
atención, todavía no se han politizado mucho. Una vez que los temas han entrado en la agenda
política, pasan a ser pretratados, lo que dificulta la evaluación de cómo los primeros marcos
moldearon la opinión pública (Druckman y Leeper, 2012). En segundo lugar, la política alimentaria
invoca a menudo consideraciones de pureza y contaminación (Clifford y Wendell, 2016;
Mäkiniemi, Pirttilä-Backman y Pieri, 2012), así como el daño causado al medio ambiente, a los
animales o a los seres humanos. Así pues, la política alimentaria constituye un caso de prueba
único para examinar cómo el encuadre persuasivo puede moralizar las actitudes políticas.

Expectativas y visión general de los estudios

Basándome en la teoría expuesta anteriormente, espero que los marcos que invocan
consideraciones de pureza y contaminación provoquen repugnancia, mientras que los marcos que
plantean consideraciones de daño e injusticia provoquen ira. Los sentimientos de asco e ira
deberían aumentar la moralización de las actitudes hacia la pureza de los alimentos y facilitar la
persuasión. Debido a la relación entre la convicción moral y la polarización, la ira y el asco
también deberían provocar una mayor polarización política, en forma de un aumento de la distancia
social con respecto a los que no están de acuerdo y una disminución de la voluntad de llegar a un
acuerdo sobre la cuestión.
Pongo a prueba estas hipótesis en una serie de tres estudios experimentales realizados en
Estados Unidos. Comienzo describiendo cada estudio y los principales efectos del tratamiento
sobre las respuestas emocionales, las actitudes políticas, la moralización y la polarización. A
continuación, proporciono pruebas de que los efectos moralizantes de los marcos per- suasivos
persisten a lo largo de dos semanas. Por último, reúno los datos de los tres estudios para explorar si
las reacciones emocionales median en los efectos del tratamiento. En conjunto, los estudios
muestran de forma consistente que los marcos persuasivos pueden moralizar y polarizar las
actitudes políticas, que estos efectos persisten en el tiempo, y sugieren que la ira y el disgusto
pueden ser los mecanismos que subyacen a estos efectos.

ESTUDIO 1

Como prueba inicial, traté de exponer a los encuestados a una variedad de argumentos
persuasivos esgrimidos en apoyo de la alimentación natural. Para desarrollar los argumentos, revisé
sitios web de defensa relevantes, como Natural News, PETA y Mercola. A partir de estos sitios,
desarrollé un conjunto de 11 argumentos de repugnancia y 11 argumentos de perjuicio que se
calificaron como igualmente persuasivos pero que apelaban de forma diferencial a la repugnancia
(véase la información complementaria en línea para más detalles sobre las pruebas preliminares).
Por ejemplo, un argumento de repugnancia afirmaba que las tilapias criadas en fábricas se hacinan
en pequeños estanques y generan enormes cantidades de residuos, en los que los peces se ven
obligados a vivir, y que a menudo se filtran al medio ambiente circundante. Una alegación de daño
com- parable afirmaba que la tilapia es una de las especies de peces más invasoras y a menudo
escapa de los corrales y devasta las poblaciones locales de peces.
Para el estudio primario, recluté 504 sujetos de Mechanical Turk que residen en Estados
Unidos. Aunque Mechanical Turk no proporciona una muestra representativa a nivel nacional, es
más diversa que las muestras comunes de estudiantes (Berinsky, Huber, & Lenz, 2012). Además,
una amplia variedad de experimentos (Berinsky et al., 2012; Mullinix, Leeper, Druckman, &
Freese, 2016) y estudios observacionales (Clifford, Jewell, & Waggoner, 2015) han sido replicados
en Mechanical Turk.
A los sujetos asignados a la condición de tratamiento se les pidió que valoraran la persuasión
8 Clifford
de un subconjunto aleatorio de 13 de los 22 marcos. Este diseño hizo que los sujetos valoraran al
menos tres de cada tipo de marco. Después de esta tarea, se preguntó a los sujetos su opinión sobre
10 cuestiones relacionadas con los alimentos naturales, los OMG y la agricultura industrial (por
ejemplo, prohibir los OMG, gravar con impuestos la comida basura). Estos 10 ítems se
promediaron para crear un índice de actitudes políticas (α = .90), y este índice se dobló en el punto
medio para crear una medida de la extremidad de la actitud. A continuación, se preguntó a los
encuestados por una medida de convicción moral de dos ítems
Efectos moralizadores de los marcos 9
persuasivos

sobre el tema de los alimentos naturales (α = 0,86; Skitka y Morgan, 2014) y el grado de disgusto
que les causaría que un miembro de su familia discrepara con ellos sobre el tema. Esta última
pregunta capta la disconformidad del encuestado con que alguien socialmente cercano esté en
desacuerdo sobre el tema y se utiliza aquí como indicador de distancia social (Iyengar, Sood y
Lelkes, 2012). Por último, se preguntó a los encuestados hasta qué punto un político debería estar
dispuesto a ceder en el tema para obtener beneficios en otras cuestiones. Los sujetos asignados a la
condición de control no valoraron ninguna afirmación, sino que pasaron directamente a las medidas
de resultado.
Este diseño tiene dos propósitos. En primer lugar, dado que una cuarta parte de los sujetos (n =
128) no valoraron ningún marco, permite comprobar si la exposición a los argumentos afecta a las
actitudes hacia la convicción moral, la polarización y las actitudes políticas hacia los alimentos
naturales. En segundo lugar, permite examinar las valoraciones explícitas de la fuerza del marco
(resultados analizados en otro lugar).
En el panel izquierdo de la Figura 1 se representan los efectos de la exposición a los
argumentos sobre las emociones. La escala de todas las emociones y resultados oscila entre 0 y 1.
La exposición a los argumentos provocó mayores niveles de asco (t(503) = 8,68, p < 0,001, d =
0,89), ira (t(503) = 5,12, p < 0,001, d = 0,52), ansiedad (t(503) = 4,56, p < 0,001, d = 0,47) y tristeza
(t(503) = 6,38, p < 0,001, d = 0,65). Así pues, la exposición a los argumentos provocó diversas
emociones negativas, aunque el mayor efecto se produjo en el asco.
El panel derecho de la Figura 2 muestra los efectos del tratamiento en las principales actitudes.
El apoyo a las políticas de pureza de los alimentos estaba por encima del punto medio de la escala
en la condición de control (M = 0,62). La exposición a los argumentos condujo a un mayor apoyo a
las políticas, pero este efecto no fue estadísticamente significativo (t(502) = 0,99, p = 0,32, d =
0,10). Sin embargo, el tratamiento sí provocó un aumento de la extremidad de la actitud (t(502) =
2,40, p = 0,017, d = 0,25). La exposición a los argumentos también aumentó significativamente los
niveles de convicción moral de una media de 0,43 a 0,53 (t(503) = 3,08, p = 0,002, d = 0,31).
En cuanto a la polarización, los encuestados en la condición de control puntuaron bajo en la
medida de distancia social (M = 0,18), y la exposición a los argumentos aumentó significativamente
el grado de enfado de los sujetos con un miembro de la familia que no estaba de acuerdo (M = 0,23;
t(503) = 2,28, p = 0,023, d = 0,23). Los encuestados en la condición de control puntuaron cerca del
punto medio de la medida de oposición al compromiso (M = 0,59), pero la exposición a los
argumentos no afectó a las actitudes hacia el compromiso (M = 0,59; t(503) = 0,03, p = 0,975, d =
0,003).
En general, aunque la exposición a los argumentos no modificó las actitudes políticas, provocó
un aumento de la convicción moral y de la actitud extremista. Este último hallazgo es notable, ya
que hay pocos trabajos que demuestren los antecedentes de la convicción moral (Wisneski y
Skitka, 2017). También se observaron algunos

Respuestas emocionales PolíticaActitudes


Apoyo político

Asco

Actitud Extremidad

Ira

Convicción moral

Ansieda
d Distancia social

Tristeza Oposición al compromiso

-.1 0 .1 .2 .3 -.1 0 .1 .2
Cambio de emociones Cambio de actitudes
Figura
10 1. Efectos de la exposición al marco sobre las emociones, la moralización y la polarización Efectos de la
Clifford
exposición al marco sobre las emociones, la moralización y la polarización. La figura muestra la diferencia de medias entre
la condición de exposición al marco y la condición de control. La escala de todas las variables oscila entre 0 y 1. Las líneas
representan intervalos de confianza del 95%.
Efectos moralizadores de los marcos 11
persuasivos
Respuestas Actitudes políticas
emocionales
Asco
Apoyo político

Actitud Extremidad
Ira

Convicción moral

Ansiedad

Distancia social

Tristeza
Oposición al compromiso

-.1 0 .1 .2 -.1 0 .1 .2
Cambio de emociones Cambio de actitud

Marco de daño Marco del asco Marco de daño Marco del asco

Figura 2. Efectos de los marcos de daño y asco sobre las emociones, la moralización y la polarización Efectos de los
marcos de daño y asco sobre las emociones, la moralización y la polarización. La figura muestra la diferencia de medias
entre cada condición de tratamiento y la condición de control. Todas las variables se han escalado para que oscilen entre 0 y
1. Las líneas representan intervalos de confianza del 95%. Las líneas continuas corresponden a la condición "Daño",
mientras que las líneas discontinuas c o r r e s p o n d e n a l a c o n d i c i ó n " A s c o ".

evidencia de que la exposición a los marcos emocionales también tuvo efectos descendentes sobre
la polarización, ya q u e aumentó la distancia social respecto a otras personas en desacuerdo. El
efecto nulo sobre la oposición al compromiso, sin embargo, es sorprendente dada su relación con la
convicción moral en trabajos anteriores (Ryan, 2016). No obstante, este estudio proporciona
algunas de las primeras pruebas de que la exposición a apelaciones emocionales puede causar
moralización y polarización.

ESTUDIO 2

Como segunda prueba de mis hipótesis, realicé un experimento de encuadre sobre la cuestión
de la ganadería industrial y el bienestar animal, concretamente sobre el trato a los cerdos. Se
construyeron dos marcos a favor del bienestar de los animales, también sobre la base de los
argumentos de grupos de interés, como la Humane Society y PETA. Para este estudio, diseñé dos
marcos similares centrados en el daño o en el asco. El marco del daño destacaba el daño causado a
los cerdos en las granjas industriales, como la rotura de las puntas de los dientes con alicates para
evitar que muerdan (el texto completo se muestra en la información complementaria en línea).
Debido al énfasis en el daño intencionado causado a los animales, se esperaba que el marco del
daño provocara especialmente sentimientos de ira. El marco del asco presentaba un argumento
similar, también centrado en las condiciones de vida de los cerdos, pero destacaba temas de
suciedad y contaminación. Por ejemplo, el marco mencionaba que los animales viven entre sus
heces y orina y propagan enfermedades rápidamente por las instalaciones.
Durante el otoño de 2017, se reclutó a 921 encuestados de cursos introductorios de ciencias
políticas en una gran universidad pública del sur de Estados Unidos.1 Tras responder a las
preguntas de un estudio no relacionado, los sujetos fueron asignados aleatoriamente a leer el marco
del daño, el marco del asco o ningún marco (condición de control). A continuación, los
encuestados manifestaron su apoyo a siete políticas, como la prohibición de las granjas industriales
y una mayor supervisión de las granjas por parte de la FDA (α = 0,75). A continuación, los sujetos
respondieron a preguntas sobre sus niveles de convicción moral y polarización sobre el tema y sus
respuestas emocionales. Al final de la encuesta, se les preguntó si estarían dispuestos a participar en
una segunda oleada del estudio. Este aspecto del estudio se analiza en detalle en una sección
posterior.

1Durante la primavera y el verano de 2015 se llevó a cabo una prueba piloto más pequeña de este diseño (véase la información
complementaria en línea).
12 Clifford

Los efectos de cada fotograma (en relación con el control) se muestran en el panel izquierdo de
la Figura 2. Una serie de ANOVAs unidireccionales muestra que ambos fotogramas crearon fuertes
respuestas emocionales. Una serie de ANOVAs unidireccionales muestra que ambos encuadres
crearon fuertes respuestas emocionales, pero desafortunadamente, ambos encuadres aumentaron
significativamente el asco, la ira, la ansiedad y la tristeza (ps < 0,01). Aunque las dos condiciones
de tratamiento no difirieron en los niveles de asco (F(1, 918) = 0,00, p = .977, ω2 = .000) o ira (F(1,
918) = 3,00, p = .084, ω2 = .002), la condición de daño generó mayores niveles de ansiedad (F(1,
918) = 4,29, p = 0,039, ω2 = 0,004) y tristeza (F(1, 917) = 4,52, p = 0,034, ω2 = 0,004) que el
marco de asco. Así pues, aunque los dos marcos generaron diferentes patrones de respuestas
emocionales, no consiguieron aislar emociones específicas.
El panel derecho de la Figura 2 muestra los efectos del tratamiento sobre l a s actitudes. Un
ANOVA unidireccional demuestra un efecto significativo de la condición sobre el apoyo a las
leyes sobre granjas industriales (F(2, 918) = 15,32, p < 0,001, ω2 = 0,030). Aunque el apoyo a las
leyes restrictivas de la ganadería industrial ya era elevado en la condición de control (M = 0,67),
tanto el daño (M = 0,74; F(1, 918) = 29,06, p <
.001, ω2 = .030) y las condiciones de disgusto aumentaron significativamente el apoyo a la
regulación alimentaria (M = 0,72; F(1, 918) = 14,74, p < .001, ω2 = .015). Tal vez no resulte
sorprendente que la condición experimental también afectara a la extremidad de la actitud política
(F(2, 918) = 16,52, p < .001, ω2 = .033). En relación con la condición de control, los encuestados
mantuvieron actitudes políticas más extremas tanto en el daño (F(1, 918) = 29,99, p < 0,001, ω2 =
0,033).
.031) y las condiciones de asco (F(1, 918) = 18,51, p < .001, ω2 = .019).
Los niveles de convicción moral también variaron significativamente en función de la
condición de tratamiento (F(2, 918) = 11,36, p < .001, ω2 = .022). La convicción moral estaba
cerca del punto medio de la escala (M = 0,55) en la condición de control, pero tanto la condición de
daño (M = 0,65, F(1, 918) = 22,38, p < 0,001, ω2 = 0,023) como la de asco (M = 0,61, F(1, 918) =
8,56, p = 0,004, ω2 = 0,008) aumentaron significativamente la convicción moral. La distancia
social con otras personas en desacuerdo también se vio afectada por la condición de tratamiento
(F(2, 918) = 7,14, p < .001, ω2 = .013). La distancia social era baja en la condición de control (M =
0,30), y tanto el daño (M = 0,38, F(1, 918) = 13,04, p < 0,001, ω2 = 0,013) como el asco (M = 0,36,
F(1, 918) = 7,87, p = 0,005),
ω2 = .007) aumentaron la distancia social. Sin embargo, la oposición al compromiso no varió según
la condición experimental (F(2, 918) = 1,26, p < .285, ω2 = .0006).
En general, el Estudio 2 aporta más pruebas de que los marcos emocionales pueden provocar
la moralización del problema y el aumento de la distancia social. Sin embargo, debido a la
incapacidad de aislar experimentalmente reacciones emocionales específicas, sigue sin estar claro
qué respuestas emocionales pueden estar impulsando estos efectos. El siguiente estudio
proporciona una prueba final de las hipótesis utilizando una muestra más diversa y diferentes
marcos persuasivos.

ESTUDIO 3

Para el tercer estudio, recluté una muestra de 786 encuestados estadounidenses a través de
Qualtrics Panels en mayo de 2016.2 La muestra no es representativa a nivel nacional, pero las
invitaciones a participar en la encuesta se equilibraron en función de los datos demográficos del
censo (edad, sexo, etnia y región censal) y el partidismo. Como resultado, la muestra es muy
diversa y similar a los datos demográficos del censo en muchas dimensiones (véase la información
complementaria en línea para más detalles).
Tras una serie de preguntas sobre sus actitudes políticas, valores y personalidad, los
encuestados fueron asignados aleatoriamente a una de las tres condiciones. En las dos condiciones
de tratamiento, se pidió a los encuestados que leyeran dos párrafos breves (de aproximadamente
210 palabras) en los que se argumentaba en contra de los OMG. Las dos condiciones de
tratamiento diferían en tres aspectos diseñados para afectar al nivel de asco inducido en los
Efectos moralizadores de los marcos 13
persuasivos
lectores. La condición de bajonivel de asco incluía la imagen de una rata, una mazorca de maíz y
un pez. La condición de alto nivel de asco mostraba una rata con un tumor, una mazorca de maíz
de aspecto poco saludable y un pez abultado y distorsionado (para más detalles, véase la
información complementaria en línea). Además, mientras que en el caso de bajo nivel de asco se
mencionaban "problemas de salud" en el ganado, en el de alto nivel de asco se mencionaban
"tumores".
2Este tamaño total de la muestra no incluye a los encuestados que fueron excluidos antes del experimento por no superar los
controles de atención. Los detalles figuran en la información complementaria en línea.
14 Clifford

crecimiento" y "abortos espontáneos y deformidades". El grupo de control no recibió ningún texto


ni imagen.3
Tras el tratamiento, se preguntó a los encuestados sobre sus actitudes en seis cuestiones
relacionadas con la regulación de los OMG, que se combinan en un índice de actitudes políticas
hacia los OMG (α = .83). A continuación, los encuestados respondieron al mismo conjunto de
medidas de convicción moral y polarización utilizadas en los estudios anteriores. Por último, se les
pidió que expresaran sus emociones en relación con los OMG (asco, repugnancia, enfado, rabia,
preocupación, miedo, tristeza).
El panel izquierdo de la Figura 3 muestra los efectos del tratamiento sobre las emociones. Una
serie de ANOVAs unidireccionales muestra que la asignación de condición tuvo un efecto
significativo sobre el asco, la ira, la ansiedad y la tristeza (ps < 0,05). Mientras que la condición de
alto nivel de asco aumentó significativamente los sentimientos de asco (F(1, 781) = 11,91, p <
0,001, ω2 = 0,014) en relación con la condición de control, la condición de bajo nivel de asco no lo
hizo (F(1, 781) = 3,41, p = 0,065, ω2 = 0,003). Sin embargo, las dos condiciones de tratamiento no
difirieron entre sí (F(1, 781) = 2,48, p = 0,116, ω2 = 0,002). Del mismo modo, la condición de alto
nivel de disgusto aumentó significativamente la ira (F(1, 779) = 5,33, p = 0,021, ω2 = 0,006),
mientras que la condición de bajo nivel de disgusto no lo hizo (F(1, 779) = 3,65, p = 0,056, ω2 =
0,003). Tanto la condición de mucho asco (F(1, 780) = 6,48, p = 0,011, ω2 = 0,007) como la de
poco asco (F(1, 780) = 4,36, p = 0,037, ω2 = 0,004) aumentaron la ansiedad. Sin embargo, los dos
tratamientos no difirieron entre sí en los niveles de ira o ansiedad (ps > 0,65). Por último, la
condición de alto nivel de disgusto generó sentimientos de tristeza más altos que el control (F(1,
781) = 8,04, p = .005, ω2 = .009) y la condición de bajo nivel de disgusto (F(1, 781) = 4,01, p =
.046, ω2 = .004), que no difirió del control (F(1, 781) = 0,63, p = .426, ω2 = .000). Por lo tanto,
aunque cada fotograma provocó emoción, no generaron patrones distintos de respuestas
emocionales.
El panel derecho de la Figura 3 muestra los efectos del tratamiento sobre los principales
resultados actitudinales. El apoyo a la regulación alimentaria ya era alto en el grupo de control (M
= 0,71). No obstante, ambas condiciones aumentaron significativamente el apoyo a la regulación
(Bajo Asco: F(1, 781) = 9,73, p = 0,002, ω2 = 0,011; Asco alto: F(1, 781) = 6,64, p = 0,010, ω2 =
0,007). Ambas condiciones también aumentaron significativamente la extremidad de la actitud
(Asco bajo: F(1, 781) = 10,81, p = 0,001, ω2 = 0,012; Asco alto: F(1, 781) = 10,03, p = .002, ω2 =
.011).
La convicción moral se situó por debajo del punto medio de la escala en la condición de
control (M = 0,46), pero varió significativamente en función de la condición experimental (F(1,
782) = 7,34, p < 0,001, ω2 = 0,016). La convicción moral fue significativamente mayor tanto en las
condiciones de baja aversión (M = 0,53, F(1, 782) = 5,66, p = 0,018, ω2 = 0,006) como en las de alta
aversión (M = 0,57, F(1, 782) = 14,29, p < 0,001, ω2 = 0,018). El malestar social también varió en
función de la asignación al tratamiento (F(1, 783) = 4,19, p < 0,015, ω2 = 0,008). Tanto el bajo (M
= 0,33, F(1, 783) = 4,19, p = 0,032, ω2 = 0,005) como el alto (M = 0,34, F(1, 783) = 7,51, ω = 0,005)
nivel de disgusto,
Respuestas emocionales PolíticaActitudes

Apoyo político
Asco

Actitud Extremidad

Ira

Convicción moral

Ansiedad

Distancia social

Tristeza
Oposición al compromiso

-.1 0 .1 .2 -.1 0 .1 .2
Cambio de emociones Cambio de actitud

Asco alto Disgusto bajo Asco alto Disgusto bajo


Efectos moralizadores de los marcos 15
3persuasivos
Figura 3. Efectos de
Probé previamente la los marcos deenasco
manipulación 120 sobre las emociones,
encuestados reclutadoslademoralización
MTurk. Como y la
erapolarización. Lasentimientos
de esperar, los figura muestra
de la
asco fuerondemayores
diferencia mediasen la condición
entre de alto de
cada condición ascotratamiento
(M = 3,25)yque en la condición
la condición de control
de control. Las (M = 2,16,
líneas p .01) y en
representan la
intervalos de
condición de
confianza delbajo
95%.asco
Las(Mlíneas
= 2,39, p
continuas c o r r e s p o n d e n a l a c o n d i c i ó n " A s c o alto", mientras que las
.01), que
líneas no difería corresponden
discontinuas del control (p a=la.43).
condición "Asco bajo".
16 Clifford

p = 0,006, ω2 = 0,005) aumentaron significativamente la distancia social en relación con el control


(M =
.28). Por último, al contrario que en los dos experimentos anteriores, la asignación al tratamiento
afectó significativamente a las actitudes hacia el compromiso (F(1, 783) = 4,88, p = 0,008, ω2 =
0,010), tanto en las actitudes de bajo (M = 0,60, F(1, 783) = 6,60, p = 0,010, ω2 = 0,007) como de
alto asco (M = 0,61, F(1, 783) = 7,84, p = 0,005, ω2 = 0,009).
que aumentan la oposición al compromiso en relación con el control (M = 0,54). En general, el
Estudio 3 proporciona más pruebas de que la exposición a marcos persuasivos puede generar
fuertes respuestas emocionales y facilitar la moralización y la polarización.4

Duración de los efectos del tratamiento

Los tres experimentos descritos proporcionan pruebas consistentes de los efectos moralizantes
de la exposición a marcos persuasivos. Los tres experimentos también aportaron pruebas de efectos
secundarios sobre la polarización social, aunque las pruebas sobre la oposición al compromiso
fueron dispares. Sin embargo, en los tres experimentos, los resultados se midieron inmediatamente
después de la exposición a los marcos, lo que plantea la cuestión de si los tratamientos tienen un
efecto duradero en las actitudes políticas, una deficiencia común en la investigación experimental
(Gaines, Kuklinski y Quirk, 2007). Para comprobar la duración de estos efectos de encuadre, se
volvió a contactar con los encuestados del Estudio 2 dos semanas después de la primera oleada y se
les invitó a completar una segunda oleada del estudio. De los 925 encuestados que participaron en
el experimento en la primera ronda, 643 completaron la segunda ronda, lo que supone una tasa de
respuesta total del 72%.5 Los encuestados completaron la segunda ronda de la encuesta entre 9 y 19
días después de completar la primera (M = 13,5).
Empezando por las actitudes hacia la regulación, la asignación al tratamiento seguía
explicando una variación significativa en la Oleada 2 (F(1, 642) = 4,30, p = .014, ω2 = .010). El
tratamiento del daño predijo un mayor apoyo a la regulación (F(1, 642) = 8,42, p = 0,004, ω2 =
0,011), mientras que la condición del asco no lo hizo (F(1, 642) = 1,18, p = 0,279, ω2 = 0,0110). Del
mismo modo, la asignación al tratamiento predijo la extremidad de la actitud ante la política de la
segunda ola (F(1, 642) = 6,49, p = 0,002, ω2 = 0,017), pero sólo la condición de daño aumentó
significativamente la extremidad de la actitud (F(1, 642) = 12,54, p < 0,001, ω2 = 0,018).6
La asignación al tratamiento también predijo la convicción moral (F(1, 642) = 4,50, p = 0,011,
ω2 = 0,011) y la distancia social en el Ciclo 2 (F(1, 642) = 3,60, p = 0,028, ω2 = 0,008), pero no
predijo las actitudes hacia el compromiso (F(1, 642) = 1,42, p = 0,242, ω2 = 0,001). Tanto el daño
(F(1, 642) = 8,22, p = .004, ω2 =
.011) y asco (F(1, 642) = 4,87, p = .028, ω2 = .006) predijeron una mayor convicción moral en la
segunda ola. La condición de daño aumentó los niveles de distancia social en la segunda fase (F(1,
642) = 6,64, p = 0,006).
.010, ω2 = .008), mientras que la condición de asco no alcanzó la significación estadística (F(1, 642)
= 3,78, p
= .052, ω2 = .004).
En general, los efectos de los marcos persuasivos persistieron en gran medida
aproximadamente dos semanas después de la exposición inicial. Los efectos fueron especialmente
claros en el caso de la convicción moral, que persistió en ambos marcos. Estos resultados sugieren
que los efectos identificados en los tres experimentos descritos anteriormente representan cambios
duraderos en la forma en que la gente piensa sobre cuestiones políticas.

Los efectos mediadores del asco y la ira

Los resultados anteriores demuestran que los marcos persuasivos pueden servir para moralizar
y polarizar las actitudes políticas. Sin embargo, dado que los experimentos no manipularon
limpiamente las emociones, sigue sin estar claro si las emociones integrales contribuyeron a estos
efectos. Para abordar estas cuestiones, estimo una serie de modelos de mediación para comprobar
Efectos moralizadores de los marcos 17
persuasivos
si las respuestas emocionales ayudan a explicar los efectos del tratamiento.
4 En consonancia con el hecho de que ambos marcos provocaron emociones similares, no tuvieron efectos estadísticamente
distinguibles en ninguna de las variables de resultado (ps < 0,10).
5 La deserción del panel no estaba relacionada con la condición experimental X(2 (2) 1,45, p = .484).

6 El efecto de la condición de asco no fue estadísticamente significativo (F(1, 642) 1,46, p = .227,2 .001).
18 Clifford

Tabla 1. La ira y el asco median en los efectos del encuadre sobre las actitudes, la moralización y la
polarización
Oposición al
Apoyo político Convicción moral Distancia social compromiso

Asco 0.14* 0.19*** 0.06* -0.04


0.03 0.03 0.03 0.04
Ira 0.19*** 0.29*** 0.35*** 0.09*
0.02 0.03 0.03 0.04
Ansiedad 0.06* 0.01 0.06 0.00
0.02 0.03 0.03 0.04
Tristeza -0.04 0.03 0.05 0.00
0.02 0.03 0.03 0.03
Tratamiento 0.06* 0.13*** 0.07 0.07
0.03 0.04 0.04 0.04
Ideología política -0.09*** -0.04* -0.05** 0.03
0.01 0.02 0.02 0.02
Hombre -0.18*** -0.11** -0.18*** -0.04
0.03 0.04 0.04 0.06
Estudio 2 -0.16*** 0.09* 0.16*** -0.36***
0.03 0.04 0.04 0.05
Estudio 3 -0.22*** -0.30*** -0.10* 0.04
0.04 0.05 0.05 0.06
Constante 0.18*** 0.02 0.01 0.09
0.03 0.05 0.05 0.05
N 2427 2428 2429 2429
R2
0.29 0.27 0.29 0.04
Efectos de
mediación
(ACME):
Asco 0.05 0.07 0.02 -0.02
Ira 0.05 0.08 0.10 0.02
Ansiedad 0.01 0.00 0.01 0.00
Tristeza -0.01 0.01 0.01 0.00

Nota. Los resultados anteriores corresponden a la segunda etapa de los modelos de mediación. Las primeras etapas de los modelos se
muestran en la información complementaria en línea. * p < 0,05, ** p < 0,01, *** p < 0,001. Los efectos de mediación que son
estadísticamente significativos (p < 0,05) se muestran en negrita.

(Albertson y Gadarian, 2016). Para cada variable dependiente, estimo un modelo de mediación
utilizando el paquete de mediación de Stata (Hicks y Tingley, 2011). El paquete estima un modelo
de primera etapa que predice el mediador emocional (por ejemplo, asco, ira) en función de la
asignación al tratamiento y las covariables. La segunda etapa predice la variable dependiente (por
ejemplo, la convicción moral) en función de la asignación al tratamiento, las respuestas emocionales
y las covariables. Cada etapa del modelo controla la ideología y el sexo, que pueden estar
relacionados con las respuestas emocionales y las actitudes alimentarias. Dado que las respuestas
emocionales están correlacionadas, la segunda etapa controla los sentimientos de asco, ansiedad,
ira y tristeza (para un enfoque similar, véase Gadarian y Albertson, 2014).
En aras de la brevedad y de la potencia estadística, agrupo los tres estudios, que utilizaron
medidas similares o idénticas (los resultados son similares cuando se analizan por separado; véase
el documento de apoyo en línea
Efectos moralizadores de los marcos 19
persuasivos

información). Dado que las distintas condiciones de tratamiento tuvieron efectos similares sobre las
emociones, se agrupan los tratamientos para crear una variable dicotómica que indique si un
encuestado estuvo expuesto a un marco. Todas las variables que no son dicotómicas se reescalan
para que oscilen entre 0 y 1. Cada etapa del modelo incluye también variables ficticias para cada
estudio, con el Estudio 1 como categoría excluida. La segunda etapa de cada modelo se muestra en
la Tabla 1. Omito la primera etapa porque el análisis anterior ya ha demostrado los efectos de los
tratamientos en las respuestas emocionales.7
La primera columna de la Tabla 1 muestra los resultados de las actitudes políticas. El asco, la
ira y la ansiedad son predictores estadísticamente significativos del apoyo a las políticas de pureza
alimentaria, así como mediadores significativos del efecto del tratamiento. En la segunda columna,
el asco y la ira son las únicas emociones que predicen significativamente la convicción moral, y
ambas son también m e d i a d o r e s significativos. La tercera columna muestra los resultados de la
distancia social. En este caso, tanto la ira como el asco predicen la distancia social, pero sólo la ira
es un mediador significativo. Finalmente, la última columna muestra que la ira media débilmente el
efecto del encuadre en la oposición al compromiso, pero la mayor parte de la varianza queda sin
explicar.
En general, los resultados son coherentes con las expectativas basadas en las teorías de la
emoción. Los sentimientos de ira y repugnancia ayudaron sistemáticamente a explicar cómo los
marcos aumentan el apoyo a la regulación alimentaria y moralizan estas actitudes. Sin embargo, en
lo que respecta a la polarización, sólo la ira medió de forma consistente en los efectos del encuadre.
Como punto de contraste, la ansiedad pareció contribuir a las actitudes políticas restrictivas, en
consonancia con los hallazgos de que la ansiedad impulsa el apoyo a las políticas "protectoras"
(Albertson y Gadarian, 2015), pero no estaba relacionada con la moralización y la polarización. La
tristeza no predijo significativamente ninguno de los resultados ni medió en ninguno de los efectos
del encuadre. Por supuesto, no podemos hacer afirmaciones causales sólidas a partir de estos
análisis (por ejemplo, Bullock, Green y Ha, 2010). Sin embargo, los resultados son con- sistentes
con que el asco y la ira -pero no la ansiedad ni la tristeza- desempeñan un papel importante en la
moralización de la política.8
Sin embargo, los resultados del compromiso político fueron débiles en todos los casos,
posiblemente debido a errores de medición. Esto es coherente con la muy baja R2 del modelo (,04)
en comparación con los otros modelos (,27-,28). Además, la oposición al compromiso tiene una
relación sorprendentemente débil con la convicción moral (r = -,02) y la distancia social (r = -,08),
que contrasta con la fuerte relación entre las dos últimas variables (r = 0,46). En el futuro se
deberían explorar medidas alternativas de las actitudes hacia el compromiso.

Debate y conclusión

Gran parte del trabajo existente sobre la polarización política y social se ha centrado en la
iden- tidad partidista, excluyendo explicaciones alternativas (por ejemplo, Huddy, Mason y Aarøe,
2015; Iyengar et al., 2012). Aunque el partidismo desempeña sin duda un papel preponderante en la
polarización, trabajos recientes han demostrado que las actitudes de condena moral contribuyen de
forma importante a la polarización. Sin embargo, sabemos poco sobre cómo estas actitudes se
moralizan en primer lugar. A través de tres estudios experimentales, mi investigación muestra que
la exposición a marcos persuasivos puede hacer que los individuos moralicen sus actitudes
políticas, y un estudio de panel demuestra que este efecto persiste hasta dos semanas después. Este

7 Debido a la complejidad de los mediadores múltiples, para cada variable dependiente estimo un modelo separado para
cada mediador (para un enfoque similar, véase Albertson y Gadarian, 2015). Los resultados se refieren únicamente al
modelo del asco, ya que la segunda etapa de cada modelo es esencialmente idéntica en los distintos modelos de mediación.

8 Siguiendo la literatura previa sobre el tema (por ejemplo, Ryan, 2015, 2014), he descrito la convicción moral como
causalmente previa a la polarización. Para probar este supuesto, estimé dos modelos de mediación similares a los descritos
anteriormente que especifican la p o l a r i z a c i ó n como resultado y la convicción moral como mediador. En
consonancia con la literatura anterior, la convicción moral m e d i ó aproximadamente el 65% del efecto del encuadre
sobre la distancia social. Sin embargo, la convicción moral no medió en los efectos sobre el compromiso, lo que no
20 Clifford
sorprende dados los resultados generalmente débiles. Para más detalles, véase la información complementaria en línea.
Efectos moralizadores de los marcos 21
persuasivos

El aumento de la moralización, a su vez, facilita la polarización social en forma de una mayor


distancia social deseada con respecto a los demás en desacuerdo. Estos resultados proporcionan
algunas de las primeras pruebas de que la exposición al discurso emocional contribuye a la
moralización y polarización de las actitudes políticas.
Mientras que los estudiosos han tendido a centrarse en los mecanismos cognitivos que hacen
fuertes los encuadres (por ejemplo, Nelson et al., 1997; Slothuus, 2008), mi trabajo contribuye a un
creciente reconocimiento de que las emociones también juegan un papel importante en cómo los
encuadres temáticos influyen en la opinión pública (Aarøe, 2011; Arceneaux, 2012; Gross, 2008).
En los tres estudios, la exposición a los marcos temáticos generó fuertes reacciones emocionales.
Los diferentes encuadres no manipularon claramente una sola emoción, lo que puede ser poco
sorprendente, ya que incluso las manipulaciones dirigidas a menudo no lo consiguen (Searles y
Mattes, 2015). Por otra parte, la idea de animales de granja tirados en su propia suciedad es
repugnante, pero es probable que también genere sentimientos de ansiedad sobre la seguridad
alimentaria, enfado por la gestión de estas granjas y tristeza por la difícil situación de los animales.
No obstante, los análisis de mediación sugieren que los sentimientos de ira y asco, pero no los de
tristeza o ansiedad, impulsan los efectos de los encuadres temáticos. Así, aunque los resultados no
son concluyentes, sugieren de forma consistente que la ira y el asco ayudan a explicar los efectos
moralizantes de estos m a r c o s temáticos. Sin embargo, sólo la ira medió de forma consistente en
los efectos de la exposición al marco sobre la distancia social. Este hallazgo fue sorprendente, pero
puede ser coherente con la evidencia de que la ira y el asco impulsan diferentes respuestas sociales
a las violaciones morales (Molho, Tybur, Güler, Balliet y Hofmann, 2017). En concreto, la ira está
vinculada a una agresión directa más costosa (como la agresión verbal y física), mientras que el
asco se asocia con la exclusión social y el cotilleo. La medida de distancia social utilizada aquí
(estar "molesto" por un amigo o familiar en desacuerdo) puede ser más sensible a la ira. Así pues,
una cuestión importante para futuras investigaciones es cómo se relacionan las emociones con las
distintas formas de polarización social.
Para comprender mejor cómo se moralizan las cuestiones incipientes, me he centrado en la
política alimentaria. Esta elección de diseño me permitió minimizar las preocupaciones
metodológicas sobre el tratamiento previo (Druckman y Leeper, 2012), pero plantea algunas
preguntas sobre la generalizabilidad de los resultados. En primer lugar, no está claro si las
cuestiones políticamente más destacadas y polarizadas, como la atención sanitaria, pueden
moralizarse aún más a través del encuadre emocional. Si los encuestados ya han vinculado sus
actitudes sobre el tema a sus creencias y valores morales, puede que no sea posible. Sin embargo,
hay motivos para dudar de esta conclusión, ya que los niveles de convicción moral son solo
moderados en muchas cuestiones políticamente destacadas (Ryan, 2014). Además, el
pretratamiento puede ser menos problemático para moralizar una actitud que para cambiar una
actitud en sí. Una segunda preocupación sobre la generalizabilidad es que la política alimentaria es
un tema inusual que es especialmente susceptible a la moralización. Por ejemplo, podría ser
especialmente fácil provocar asco cuando se habla de comida. Sin embargo, el asco desempeña un
papel importante en las actitudes hacia la inmigración (Aarøe, Bang Petersen y Arceneaux, 2017),
la sexualidad (por ejemplo, Gadarian y van der Vort, 2017; Miller et al., 2017), la vacunación
(Clay, 2016) y una variedad de otros temas relacionados con la salud o las actitudes de grupo (por
ejemplo, Kam y Estes, 2016). Y la ira, que es probable que sea provocada por preocupaciones
sobre el daño o la injusticia, debería ser fácil de estimular para una amplia variedad de temas, como
el terrorismo (Lerner et a l ., 2003), las actitudes intergrupales (Banks & Valentino, 2012) y el
bienestar social (Petersen et al., 2012). Por lo tanto, parece probable que los marcos emocionales
puedan moralizar aún más una amplia variedad de temas, pero esto sigue siendo una cuestión
empírica.
Muchos estudiosos han considerado durante mucho tiempo la moralización como el producto
de las características intrínsecas de las cuestiones (por ejemplo, la relevancia de la sexualidad; para
un debate, véase Mooney y Schuldt, 2008) o de las diferencias disposicionales entre los individuos
(por ejemplo, los fundamentos morales; Graham, Haidt y Nosek, 2009). Sin embargo, la literatura
sobre la convicción moral parece entrar en conflicto con estos dos puntos de vista, sugiriendo que
22 Clifford
la moralidad de las actitudes es altamente idiosincrásica tanto entre individuos como dentro de
ellos. Al demostrar que la convicción moral responde a los llamamientos persuasivos, mis hallazgos
representan un paso hacia la reconciliación de estos puntos de vista. Los llamamientos morales en
los medios de comunicación varían según los temas y el tiempo, pero son especialmente frecuentes
durante el debate político (Clifford y Jerit, 2013). Por lo tanto, la variación en el entorno
informativo puede ayudar a explicar por qué algunas cuestiones se describen mejor como
"cuestiones morales" que otras.
Efectos moralizadores de los marcos 23
persuasivos

otros. Además, algunos han argumentado que las disposiciones individuales pueden moderar la
capacidad de respuesta a determinados tipos de apelaciones morales (por ejemplo, Clifford, Jerit,
Rainey y Motyl, 2015; Feinberg y Willer, 2013), aunque ninguna de estas investigaciones ha
examinado directamente la moralización como una medida de resultado. En conjunto, es probable
que nuevas investigaciones sobre la interacción entre el entorno de información y las diferencias
individuales aporten nuevos conocimientos sobre por qué algunas personas llegan a moralizar
algunas cuestiones y otras no.

AGRADECIMIENTOS

La correspondencia relativa a este artículo debe dirigirse a Scott Clifford, Department of


Political Science, The University of Houston, 3551 Cullen Boulevard Room 447, Houston, TX
77204-3011. Correo electrónico: sclifford@uh.edu

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INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

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Estudio 1 Valoraciones previas a la prueba de los
marcos de daño y asco Estudio 1 Redacción de las
preguntas
Estudio 2 Tratamientos
Redacción de las
preguntas del estudio 2
Prueba piloto del estudio
2 Datos demográficos del
estudio 3 Controles de
atención del estudio 3
Estudio 3 Tratamiento Texto e imágenes
Estudio 3 Formulación de preguntas
Distribución de la convicción moral según las actitudes
políticas Primeras etapas de los modelos de mediación
Modelos de mediación separados por estudio
Mediación de la polarización por convicción
moral

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