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Luciana Nerea Correa Fernández.

ENSAYO DE PENAL
Tema elegido para discutir: “El castigo debe disponerse de acuerdo al cálculo de la
felicidad, no de modo draconiano.”
SISITEMA DRACONIANO Y EL CALCULO DE LA FELICIDAD

INTRODUCCION:
Cuando nos atrevemos a hablar sobre el sistema “Draconiano” desde el ámbito judicial, es
el termino empleado para definir todas aquellas sentencias, disposiciones o decretos que
son particularmente crueles o severas que traspasan los límites de la justicia. El carácter de
esta definición, justificaba la pena de muerte para cualquier tipo de delito por más pequeño
que este fuera.
El presente sistema tan particular, provenía de Dracón, un hombre legislador ateniense del
siglo VIII A.C famoso por su crueldad, que fue encargado de redactar el código penal, hoy
por hoy en la actualidad, el término “Draconiano” no se refiere solo a la severidad de las
leyes, sino que esta expresión ha recibido otras aplicaciones, en general de disposiciones
gubernativas e incluso de contratos que resultan demasiado explotadores.
La expresión “el castigo dispone de acuerdo al cálculo de la felicidad y no de modo
draconiano”, es, en resumen, una norma de tipo excesivamente severa, donde el castigo es
desproporcionado en relación de la conducta que se está sancionando para ser penada.
Por lo tanto, el castigo es aquello que busca reestablecer un orden institucional, que se ve
comprometido o afectado por acciones que son contrarias a este; un gran pensamiento
utilitarista y evidentemente ésta, es la teoría ética que trata de diferenciar el bien del mal al
enfocarse sólo y exclusivamente en los resultados de las acciones, definiendo al bien como
la maximización del bienestar general (aumentando la felicidad y reduciendo el sufrimiento).
Enfocados en el utilitarismo, Jeremy Bentham (1789) escribió que, “la bondad de una acción
no debe ser juzgada por la decencia de sus intenciones, sino por la utilidad de sus
consecuencias”, esto quiere decir; concluyendo con lo anteriormente dicho, que debemos
apuntar a la máxima felicidad para la mayoría, por lo que deberíamos ver un balance sobre
los efectos de la felicidad y el comportamiento bien intencionado de las acciones que puede
ser inmorales.
En cuanto a lo que se expone, continuamos de este mismo modo, basándonos en el
castigo dentro de la doctrina utilitaria: teoría ética que trata de diferenciar lo bueno de lo
malo, para enfocarse exclusivamente en los resultados de las acciones donde se
fundamentan las cuestiones del merecimiento. Por otro lado, podríamos decir que esta
cuestión nos lleva a preguntarnos ¿Cuánto vale cada acción? Probablemente nos parezca
sencillo, pero para ello utilizaremos la teoría de Kant, “las personas no se las puede utilizar
como medios, sino que son fines en sí mismos, no se puede agarrar a alguien y desestibar
los años de pena de aquellos que se merece” de ahí que, es necesario saber la escala
penal y por qué no hay penas excesivas o quizás más justas.
Conviene subrayar, que posteriormente podemos indicar que la pena que uno merece es
por el grado de reprochabilidad moral, (la reprochabilidad es, por lo tanto, algo similar como
a pasar más tiempo en la cárcel por una pena mayor).
Asimismo, no podríamos de ninguna manera pensar que las mismas conductas son un
delito y que a estas se las pondrían en un mismo lugar, de modo que nos lleva a siguiente
pregunta ¿Cuántos años nos parece que equivale un robo y cuánto un asesinato?, allí entra
la teoría del Retribucionismo, que admite que el hecho de que una persona haya cometido
un delito es condición necesaria y suficiente para la imposición de un castigo, y que éste,
para que sea justo debe ser proporcional al delito cometido.
Nuevamente nombrando el Utilitarismo y a Bentham, como protagonistas, es posible que
sigamos en esta búsqueda por encontrar ese objetivo que lleva a la felicidad universal; a la
mayor felicidad y bienestar de todos los individuos involucrados para maximizar la utilidad.
En consecuencia, la imposibilidad de garantizar la felicidad de todos lleva a Bentham a
considerar como objetivo la del mayor número de felicidad, aquel análisis de posibilidad de
conocer placeres y penas o de inducir el comportamiento de otros seres (personas
merecedoras de castigo) donde se afirme y genere la felicidad más competente al mayor
número de personas.

Tras el análisis, podemos interpretar que la maximización de la felicidad y el merecimiento


de castigo, varían de la teoría deontológica, esa teoría ética que se encarga de regular los
deberes, traduciéndose en preceptos, normas morales y reglas de conducta, donde las
penas deben ser justas y distribuidas ante la imposición de un castigo para ser proporcional
al delito cometido. Además, sin ser arbitrario e injusto ante las normas del merecimiento. A
tales motivos en mi opinión: “el castigo debe disponerse de acuerdo al cálculo de la
felicidad”.

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