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Escuela de Ciencias Jurídicas

NOMBRE:
ALEJANDRO PAULINO DE JESÚS

MATRICULA:
100027843

ASIGNATURA:
PENOLOGIA Y DERECHO PENITENCIARIO

TAREA:
No. III

FACILITADORA:
MARIA LUZ MERCEDES P

FECHA:
LUNES 21 SEPTIEMBRE DEL 2023
SANTO DOMINGO REPUBLICA DOMINICANA
Introducción

Históricamente la doctrina y la jurisprudencia han interpretado las


circunstancias modificativas en una clave muy subjetiva, cercana en ocasiones
al Derecho penal para ir pasando poco a poco a entender que las razones por
las cuales se produce una agravación o una atenuación de la pena responden
a un incremento o reducción del injusto o de la culpabilidad o que la
modificación que se introduce en la pena las circunstancias que modifican la
responsabilidad penal cómo se articulan dentro de nuestras leyes, es algo que
adquiere gran relevancia en todo proceso penal, siempre en aras a
individualizar la pena que lleva aparejada la comisión de un delito y que, con
mayor o menor acierto, se tienen en cuenta en todo enjuiciamiento de causa
penal. En Derecho, al fin y al cabo, como en cualquier otro ámbito, casi todo
(por no decir todo) es opinable. Y nos encontramos con situaciones en las que
la modificación de la pena, quizá, no es tan “justa” como parece o debería ser
(así lo vemos, por ejemplo, con el arduo tema de la minoría de edad y la
responsabilidad de los mismos por los hechos que cometen, y el gran debate
que siempre existe en torno a este tema)

La existencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal


desconocida desde antes que existiera el derecho codificado. Sin embargo, es
a partir de la codificación que las mismas surgen con igual alcance, definición,
y características con que se conocen hoy. De esta manera podemos distinguir
nítidamente dos etapas bien diferentes de la historia acerca de dichas
circunstancias, etapas en las que el significado y alcance de éstas varían de
forma considerable. La primera de las etapas se ubica en la época anterior al
movimiento de codificación y, la segunda, después de que tuvo lugar tal
movimiento, siendo la frontera que delimita estas dos etapas la Revolución
Francesa. En el mismo momento en que el mundo occidental vivía el
Humanismo y cuando el denominado enciclopedismo se encontraba en pleno
apogeo se genera un importante movimiento en contra del sistema de penas
vigente.
Desarrollo

Después de investigar sobre el contenido de los temas 2, 3, 4, 5 y 7 del


programa asignatura, elabore un documento final con los aspectos siguientes:

UNIDAD II

Fundamento del Derecho del Estado de Imponer Penas

Con los sub-temas siguientes:


2.1 Principios Generales.
2.2 Diversas Teorías
2.3 Diversas Escuelas
2.4 Deslegitimación del Sistema Penal.
2.5. La Mínima Intervención Penal
2.6 El Abolicionismo Penal.
2.7 Reconstrucción del Concepto de la Pena.
2.8 Funciones de la Pena. Efectos. Eficacia. Clasificación, Categorías y Circunstancias
que la pueden disminuir, agravar y extinguir.
Criterios para la Determinación de la Pena.
Unificación de las Penas.
Prescripción de la Pena.

Informe:

Sobre este derecho de imponer penas que tiene el Estado, se señalan diversas
teorías: teoría contractual, utilitarista, teoría moral de la justicia absoluta,
ecléctica, de la defensa social, escuela clásica, positivista y escuela
humanitaria de los criminalistas modernos.

Desde hace mucho tiempo el Estado viene ejerciendo el jus puniendi ,


castigando a aquellas personas que transgreden las disposiciones del Código
Penal y sus leyes especiales.

El jus puniendi está muy vinculado al principio de libertad, ya que si la persona


en esencia es libre para actuar, se justifica que si hace un mal uso de esa
libertad, cometiendo actos que atentan con la integridad física de las personas
o contra sus propiedades, se le impongan las debidas sanciones como una
manera de asegurar la feliz convivencia de los asociados. El Estado existe para
el hombre y no el hombre para el Estado, por lo tanto éste último debe
asegurarle una vida sana, en armonía y con la mayor seguridad posible.

La gente paga impuestos al Estado para que éste le asegure una sociedad
donde reine la armonía y se pueda transitar libremente. Si la gente no puede
disfrutar de sus derechos se le está limitando el derecho a la vida.

Teoría Contractual esta teoría plantea la existencia de un contrato social en


virtud del cual los hombres han convenido sacrificar, parte de su libertad o sus
derechos en interés de que se le garantice la paz común, sacrificio reducido al
mínimum necesario. Fue la obra de Hobbes, Gracio, Beccaria, Fichte y de Juan
Jacobo Rouseau, con el propósito de reaccionar contra la exageración de las
penas que existían antes de la Revolución Francesa. Los integrantes de la
sociedad aceptaron de manera anticipada la sanción penal indispensable,
cuando se traspasen los límites que los mismos asociados habían trazado al
ejercicio de sus derechos individuales.

Se trata de un convenio o contrato de hecho, no de derecho. Este acuerdo


destaca tres aspectos diferentes: a) los individuos abandonan al entrar en
sociedad su derecho a defenderse; b) también a su derecho a castigar los
agravios; c) establecían leyes, sanciones para la protección de todos y cada
uno.

Teoría Utilitaria su fundamento es que la legitimidad de la represión resulta de


la responsabilidad del criminal frente a la sociedad. Asegura Bentham que: “lo
que justifica la pena es su utilidad, o mejor dicho su necesidad. La sociedad se
defiende por medio de la pena, y la legitimidad de ésta resulta de su finalidad.”

Es importante precisar que la finalidad de la pena debe ser primordialmente


lograr la reinserción del condenado a la sociedad, porque de nada sirve
condenar a un ciudadano, apartándolo de su estado natural, para que su vida
se deteriore y para que refuerce su instinto criminal y luego cuando adquiera la
libertad sea más temible para la sociedad.
Teoría moral y de la justicia absoluta Ramos (1986); p. 61, sostiene que esta
teoría es obra de Platón, Kant y J. Demestre, y se resume con la máxima:
“punitur quia pecatum est” que quiere decir que: “el autor de un delito debe ser
castigado, porque es justo que aquél que ha hecho mal sea castigado y expíe
su falta

Afirma Ramos, que esta teoría es exclusivista y por tanto dañosa y falsa.
Según él no corresponde al poder social hacer reinar la justicia por la fuerza en
todos los actos, ya que debe respetar la libertad individual en ciertos límites, en
tanto el ejercicio de esta libertad no sea comprometedora para la paz social. Es
dañosa porque la idea de que toda falta debe ser castigada lleva a un estado
de confusión entre la ley positiva, moral o religiosa, y a la violación de la
libertad individual, la cual es esencialmente respetable.

Teoría Ecléctica esta teoría sirvió de fundamento a las reformas del Código
Penal Francés de 1832.

Se afirma que la ley debe castigar y puede castigar ciertos actos, porque ello
es necesario para mantener y asegurar el buen funcionamiento de la sociedad.
La sociedad debe castigar conforme a la justicia y en los límites de ésta. Es
cierto que la pena debe imponerse con un fin justo y necesario, pero de nada
sirve aplicar una pena proporcional al daño causado, cuando no se aplican
medidas correctivas al penado. El simple castigo proporcional no es suficiente
para hablar de la justeza de la pena, ya que es necesario aplicar a los penados
tratamientos individualizados para cada caso.

La Escuela Clásicadentro de la Escuela Clásica hay muchas variedades, así


por ejemplo, entre la teoría de la retribución y de la prevención no hubo en su
época similitud. Pero cuando el positivismo concibió al hombre y al delito como
objeto natural de la indagación, las diversas escuelas que existían pudieron ser
unificadas por contraste.

Los caracteres comunes de la escuela clásica son:

a) Método lógico abstracto, puesto que el derecho penal, por ser derecho,
había de trabajarse con esa metodología; Imputabilidad basada sobre el libre
albedrío y la culpabilidad moral. Carrara dijo ya que no podía concebirse el
derecho penal sino construirlo sobre esas bases
b) El delito como ente jurídico. Esto así porque para los clásicos el delito no es
un ente de hecho, sino el concepto jurídico, del que según apunta Carrara, se
derivan todas las consecuencias de su sistema de derecho penal
c) La Pena es concebida por los clásicos como un mal y como un medio de
tutela y jurídica.

La Escuela Neoclásica eñala que esta escuela surge como una reacción a los
excesos de la teoría clásica. Para esta escuela es necesario que la pena tenga
un propósito de retribución y que esa retribución arribe al perfeccionamiento del
culpable. De ahí que es conveniente adaptar la pena a la responsabilidad
moral, la cual no es idéntica para los diversos delincuentes. Y si es bueno que
solo se castigue cuando es útil, es bueno también que se haga cuando es
justo.

Los postulados de esta escuela están sustentados en los principios de justicia,


ya que sostienen, que sólo se debe castigar cuando sea justo, sin que el
Estado renuncie al jus puniendi

Escuela Positivista sostiene que los principios de la Escuela Positivista son


opuestos a la escuela clásica:

a) Método Experimental. Si el delincuente es un hombre y a él hay que atender,


y el delito un producto de factores, para su estudio y para su hallazgo de
remedios puede y debe emplearse ese método y no el lógico-abstracto;
b) Responsabilidad Social, derivada del determinismo y temibilidad del
delincuente. Ferri dedicó su tesis doctoral a la negación del libre albedrío, y
como determinista, tuvo que basar la responsabilidad en un hecho meramente
objetivo: vivir en sociedad. Antes Garófalo, y luego los positivistas disidentes,
intentaron fundar la responsabilidad en el estado peligroso del delincuente;
c) El delito para los positivistas, es un fenómeno natural y social producido por
el hombre
d) La pena no debe ser un castigo, sino un medio de defensa social.
La Escuela de Defensa Social Gómez (1998), refiere que esta escuela aparece
en el año 1947 con el maestro Filippo Grammático en Italia y el sabio Marc
Ancel en Francia. La misma plantea que no sólo debe existir una sociedad para
el hombre, sino el hombre para la sociedad. Que no haya sociedad
criminógena que forme criminales. El deber del Estado es prevenir. Si se
produce delito es porque el Estado no está jugando su rol, por lo tanto ha
perdido su derecho a castigar. Con justicia, más que una pena para cada delito,
significa encontrar una medida adecuada para cada persona.

Esta doctrina rechaza todo dogmatismo. Se trata de adherirse a la personalidad


de cada delincuente, pues la infracción es un síntoma de una naturaleza que
hay que descubrir a fin de poderla tratar. En dicho tratamiento deben participar
médicos, psicólogos y criminólogos, de modo tal que se escoja un tratamiento
adecuado. Es por ello que la doctrina de la defensa social trata más de prevenir
que de sancionar.

La Nueva Defensa Social Esta escuela rechaza todo dogmatismo. Toma en


cuenta la personalidad de cada delincuente, para estudiar los motivos que han
provocado la conducta criminógena, y de esa manera proteger a la sociedad, a
través de tratamientos preventivos para evitar la criminalidad.

Los planteamientos de esta escuela se resumen así:

a) se opone a las concepciones del derecho penal clásico y a las teorías del
positivismo
b) el acto criminal es antes que nada, expresión de una personalidad individual;
c) no sólo restaura las nociones de libre albedrío y de responsabilidad; sino que
vuelve a introducir, en la política criminal en primer término y luego en el
derecho penal, un conjunto de valores morales que el positivismo se había
tomado el trabajo de eliminar de un terreno en el cual no quería tomar en
consideración más que datos puramente científicos

La Escuela Humanitaria de los Criminalistas Modernos Esta escuela plantea


como fundamento de la pena la enmienda del condenado, de ahí su frase
célebre “No ya castigar, sino corregir”. Esta escuela, nació desde un principio a
la luz del día, inaugurándose con el sistema penitenciario. Fortificada por lo
abusos de las antiguas penas desmoralizadoras y la perversión de las viejas
cárceles. Esta nueva escuela entiende que la autoridad sólo debe castigar a los
malvados si es para enmendarlos y no más.

De la fórmula que predicaba que hay que procurar la enmienda del reo, se
pasó a detener el brazo que la justicia rígida extendida sobre el culpable,
negándole con ello a la autoridad el derecho a la detención perpetua. Se quiso,
además, obligarla a revocar sus sentencias, a fraccionar las condenas dictadas
contra los facinerosos y también permitir que se liberase de la mitad de la pena
al condenado para experimentar si había mejorado. Incluso se llegó a pensar
que el derecho penal tenía como único fin procurar la enmienda del
delincuente, por tanto la pena no debía ser un mal para el delincuente, sino un
beneficio. Con la fórmula “no ya castigar, sino corregir” se destruyen los
cimientos del viejo edificio del derecho penal, sustituyéndolo por un nuevo
derecho penal, que en vez de castigar y dar sufrimiento al delincuente, más
bien procura la enmienda

Deslegitimación del Sistema Penal apunta que en cuanto a la deslegitimación


del sistema penal han surgido dos grandes corrientes de propuestas político -
criminales, ante el fracaso, si se puede llamar así, del derecho penal en lo que
tiene que ver con aspecto punitivo de las acciones punibles.

Dichas corrientes son:


a) La Mínima intervención penal
b) El Abolicionismo penal

Reconstrucción del concepto de pena El horizonte de proyección del saber


jurídico penal es la ley penal, pautador de normas derivadas de la
interpretación de la ley penal. Lo que diferencia la ley penal de otras leyes es la
pena. En vista de que el concepto de pena es recortado artificialmente por
distintas teorías que tratan de legitimarla, se hace necesario reconstruirlo,
desde su deslegitimación para así poder establecer cuáles son los límites
reales del discurso jurídico penal.
Si el sistema penal es un mero hecho de poder, la pena no puede pretender
ninguna racionalidad, es decir, es una manifestación de ese poder, de ahí que
toda sanción jurídica o inflicción de dolor a título de decisión de autoridad que
no encaja dentro de los modelos abstractos de solución de conflictos de las
otras ramas del derecho, es una pena.

El modelo penal, tal como lo han hecho resaltar el abolicionismo y otras


críticas, desde que la víctima desapareció, debido al efecto de la expropiación
del conflicto por el soberano o por el Estado, ha dejado de ser un modelo de
resolución de conflictos por supresión de una de las partes en conflictos.

La función de la pena debe ser fundamentalmente mantener el equilibrio social


y lograr la readaptación del condenado, de modo que pueda integrarse a la
sociedad como un miembro digno de ella, capaz de integrarse a la labor
productiva como cualquier persona, observando una conducta rectilínea y
vertical. De ahí, que la pena no debe ser aplicada como un castigo contra el
delincuente, sino como una medida de seguridad social y de reeducación.
Cuando ésta se impone jamás debe sobrepasar los límites del daño causado

En efecto, la prisión no rehabilita, sino que degrada al ser humano y ello en


todos los países, independientemente de los recursos de los que dispongan.
No es un problema de insuficiencia de recursos o de subdesarrollo, o de
administración ineficiente. Aún cuando estos últimos elementos pueden ser
mejorados, subsistirá el error sistemático, la falta esencial. No se puede educar
para la libertad en un contexto en el que la libertad no existe, no se puede
educar en el respeto de las leyes en un contexto en que éstas no son
respetadas ni valoradas por lo que tienen la responsabilidad de hacerlas
cumplir.

El ambiente carcelario produce efectos tan negativos que podrían convertirse


en irreversibles; la vida del recluso se deteriora de manera considerable, y
comienza a presentar síntomas como: ansiedad, una emoción del miedo, de
dolor físico, de perder el amor, de fracaso. Por lo general la ansiedad se
acompaña de síntomas físicos, como; cefaleas, nerviosidad, insomnio, gases,
acidez estomacal y agitación.

La pena produce consecuencias que se proyectan sobre la persona del


condenado y se prolongan a otras esferas de su actividad como sujeto de
derecho, específicamente sobre su libertad y sus bienes. Al respecto se
sostiene que la pena tiene dos caracteres esenciales:
1) Es una lesión sufrida por el autor del hecho punible en sus intereses
jurídicamente protegidos, una intromisión en la vida, la libertad, la propiedad, o
el honor del delincuente
2) Constituye también una reprobación tangible del acto cometido y del autor.
En el primer caso recibe el efecto preventivo especial de la pena; en el
segundo, el efecto preventivo general.

La eficacia se refiere a todo aquello que tiene virtud, cualidad propia, fuerza y
poder para obrar. Algo es eficaz cuando cumple con la finalidad a que estaba
destinado, el objetivo a que responden su existencia y su razón de ser.

La determinación de la pena es, en sentido estricto, aquel proceso por el que el


juez o sala penal decide la pena que merece un determinado hecho típico,
antijurídico, culpable y punible, en un autor en concreto. Proceso de cálculo de
la pena concretamente imponible al culpable de una infracción penal por el cual
el juzgador, aplicando las reglas de aplicación de las penas contenidas en la
legislación penal, debe adecuar la sanción a las circunstancias concretas del
hecho y del autor

Los criterios para la determinación de la pena que deben tomar en


consideración los jueces se encuentran esbozados en el artículo 339 del
Código Procesal Penal, los cuales son los siguientes:

1) El grado de participación del imputado en la realización de la infracción, sus


móviles y su conducta posterior al hecho; 2) Las características personales del
imputado, su educación, su situación económica y familiar, sus oportunidades
laborales y de superación personal; 3) Las pautas culturales del grupo al que
pertenece el imputado; 4) El contexto social y cultural donde se cometió la
infracción; 5) El efecto futuro de la condena en relación al imputado y a sus
familiares, y sus posibilidades reales de reinserción social; 6) El estado de las
cárceles y las condiciones reales de cumplimiento de la pena; 7) La gravedad
del daño causado en la víctima, su familia o la sociedad en general.

UNIDAD III

Estudio Individualizado sobre la Pena

Con los sub-temas siguientes:

3. 1 Evolución de la pena.
3. 2 Diferentes períodos.
3. 3 Diferentes concepciones sobre la pena.
3. 4 Principios que rigen la pena.
3. 5 Clasificación de las penas.
3. 6 Penas aplicables a las Personas Físicas y Morales.
3. 7 Acumulación de penas.
3. 8 Penas privativas de libertad.
3. 9 Penas Privativas de derechos.
3. 10 La pena de muerte.
3. 11 Diferentes corrientes.
3. 12 Penas pecuniarias.
3. 13 Clasificación.
3. 14 Procedimiento para su ejecución.

La forma de imponer pena ha evolucionado conforme a las etapas de la


sociedad. Aquí se explicarán los diferentes períodos por los que ha atravesado
el derecho penal: venganza privada, Ley del Talión, composición, periodo
teológico-político de la venganza divina y pública y de la intimidación y período
humanitario.

Una de las primeras maneras de imponer penas lo constituyó el período de la


venganza privada, cuando no había una autoridad pública debidamente
constituida, de ahí que las víctimas de las infracciones o sus familiares
reaccionaban de manera brutal contra el agresor o su familia. La venganza era
realizada, en los primeros tiempos de familia a familia, de tribu a tribu, de clan a
clan, por eso se dice que la responsabilidad penal primero fue social y luego
individual. En el período de la venganza privada se cometían excesos, ya que
no existía poder alguno que frenara las acciones de los individuos

La palabra talión, significa tal cual, pena que consistió en hacer un mal al
delincuente igual al que él causó: “Pagará vida por vida; y en general se pagará
ojo por ojo, diente, por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por
quemadura”. El principio de la Ley del Talión significó una moderación del
derecho de venganza en proporción a la ofensa, el cual se encuentra en el
Código de Hammurabí, en la legislación mosaica y en la Ley de las XII tablas, y
aún mucho antes en China, por más de XX siglos a. C.; se la menciona en el
Avesta, libro sagrado de los persas.

En este período aparece constituida la autoridad pública, y toma para sí el


derecho de sancionar las ofensas. En esta época las ofensas no son sólo
contra la víctima de la infracción; como la autoridad se presentaba como
delegada de la divinidad, también las ofensas recaían sobre ella. Los
delincuentes eran considerados turbadores del orden público y religioso y por
ello se castigaban con penas severas, con suplicios destinados a apaciguar la
divinidad o la autoridad ofendida y a intimidar no solo al reo, sino a los que en
el futuro pensasen delinquir. Las siguientes infracciones eran castigadas con la
pena de muerte por medio del fuego: la blasfemia, el ateísmo, la herejía, o error
pertinaz contra las creencias de la iglesia, el sacrilegio o profanación sobre
persona, lugar o cosa sagrada, la brujería y posesión demoníaca.

Período humanitario señala que contra los principios de intimidación y de hacer


sufrir a todo trance, se produjo una reacción: Cristo predicó la caridad, la
fraternidad, y la redención del ser humano. Debido a eso, la legislación penal
canónica inspirada en esas ideas, puso al servicio del derecho penal la piedad,
la humanidad y la moderación de las penas no sólo para castigar sino para
conseguir la enmienda y rehabilitación del hombre caído en el delito.

Por más humanitario y sabio que sea un sistema penal, da lugar a que los
individuos busquen los medios de violar la ley y cometer abusos y este régimen
dio lugar a eso. Eso motivó que el monje Benedictino Mobillón en su obra
Reflexiones sobre las prisiones de las órdenes religiosas (1690-1695),
proclamara que en la justicia secular se tiende a imprimir terror en los
malvados, en tanto que en la eclesiástica se trata de obtener la salud de las
almas.

Período científico penitenciario. En este período a parecen los clásicos y los


positivistas, los cuáles comienzan a dar una explicación del comportamiento
delictivo. Los positivistas integrados por César Lombroso, Rafael Garófalo y
Ferri, fundamentaban el comportamiento desviado en aspectos endógenos.
Lombroso atribuía una serie de características que tenía la persona y que lo
hacían proclive al delito. Se hablaba entonces del fatalismo criminal o taras
hereditarias.

Para Golstein, la pena es la disminución de un bien jurídico que amenaza y que


se aplica a quien violenta un precepto penal.

Capitant (1977), p. 419, define la pena como: “castigo establecido para prevenir
y, si fuere necesario, reprimir los ataques al orden social calificados como
infracciones”.

Para Ossorio la pena es: “castigo impuesto por autoridad legítima,


especialmente de índole judicial, a quien ha cometido un delito o falta”. P. 558,
Mezger, citado por el mismo Ossorio, en un sentido estricto la define como: “la
imposición de un mal proporcionado al hecho

El diccionario jurídico Espasa Calpe, la define así: “Es la privación de un bien,


previamente prevista en la ley, impuesta en virtud de proceso al responsable de
una infracción penal. La justicia exige proporcionalidad entre el delito cometido
y la pena prevista para aquél.

Para Ramos (1986), la pena es la reacción de la sociedad contra el criminal o


un sufrimiento impuesto por el Estado al culpable de una infracción penal, en
ocasión de la ejecución de una sentencia.

Matos (1994) refiere que la pena es un castigo dado por la sociedad al autor
responsable de una infracción, y plantea que el estudio de la misma
corresponde más bien a la Penología o ciencia penitenciaria.

El principios que rigen la pena En un sistema democrático la imposición de la


pena debe estar sometida a reglas, como una manera de evitar que el Estado
castigue de manera arbitraria y desproporcionada a las personas que se
presume han cometido hechos punibles. Estos principios también constituyen
un límite para el juez, para que no aplique otras penas que no sea las que
previamente estén establecidas en el ordenamiento jurídico penal. La pena
está sometida al principio de la personalidad y de legalidad.

El Principio de Legalidad en el Derecho Penal, nace y evoluciona en el tiempo


donde observamos antecedentes como la obra de Beccaria: “De los delitos y
de las penas”, con base en el contrato social de Rousseau y Montesquieu y la
división de poderes.

La pena tiene un carácter personal, por lo que cada quien debe responder por
sus propios hechos. Este principio encuentra su fundamento en la Constitución
Dominicana, la cual establece que nadie podrá ser penalmente responsable por
el hecho de otro.( Art. 40numeral 14 de la Constitución Dominicana; ver art. 5
numeral 3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de
San José de Costa Rica).

La personalidad de las penas y las multas fiscales. Por principio general, las
penas deben ser impuestas de manera personal a quien resulte culpable. La
pena de multa no escapa a ello, pero tratándose de multas fiscales, ese
principio sufre excepciones. Las personas civilmente responsables deben
responder por estás multas, sin que se vulnere el principio constitucional de la
personalidad de las penas, ya que las multas fiscales, más bien tienen un
carácter civil.

El principio de legalidad de la pena el ordenamiento jurídico penal dominicano


está dominado por el principio de legalidad, lo que quiere decir que la
imposición de una pena está subordinado a la existencia de una ley previa. Ese
es un requisito sine quanon para que se pueda aplicar una pena, lo cual se
resume en el adagio latino, “Nallun delictum nulla poena sine lege previae”,
principio, que encuentra su fundamento en el artículo 11 numeral 2,
Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1748 la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, la cual prescribe: “Nadie podrá ser
condenado por actos u omisiones que al momento de cometerse no fueron
delictivos según el derecho nacional e internacional. Tampoco se impondrá
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Sólo las leyes pueden decretar penas: La interpretación de la Ley corresponde


al Legislador y no al Juez: La interpretación de la ley penal, no está permitida a
los juzgadores, pues si tuvieran esta capacidad, se convertirían
automáticamente en legisladores. El juzgador, recibe la codificación, como un
dogma sagrado, el cual no tiene derecho a cuestionar y que principalmente,
está obligado a llevar a pie de la letra por ser estos resultado de la voluntad de
los hombres, plasmada por el pueblo a través del legislador. El juzgador tan
solo tiene la facultad de realizar dentro del parámetro señalado por la ley, la
motivación correspondiente, precedida de un análisis de los elementos que
confluyeron en la comisión del delito, ya que de lo contrario, de no ser así, se
puede caer en especulaciones sin respuesta, que en nada benefician a la
aplicación de la pena

Las penas deben ser proporcionales a los delitos: Artículo principal: Principio
de proporcionalidad penal Sería ilógico pensar, que todos los delitos deben ser
castigados de la misma manera; los delitos deben ser castigados, conforme la
magnitud del bien tutelado que violaron o pusieron en peligro, señalamiento
que claramente realiza Beccaria en el capítulo XXIII de su tratado, al asegurar
que la escala a utilizarse en el establecimiento de la magnitud de la pena a
imponerse, debe estar compuesta invariablemente de los deseos e impulsos
que motivaron a la persona a cometer el delito y el fin que se perseguía
realmente al momento de cometer este, es decir, las penas deben ser
establecidas conforme al grado de ofensa que se hizo a la sociedad con la falta
cometida.

La finalidad de la pena: La finalidad real de las penas, debe ser el no permitir


que el infractor continúe desafiando el marco legal de la sociedad, no continúe
haciendo daño a los ciudadanos, los cuales deben ser persuadidos por la
imposición de la pena justa a este “reo”, para que se sustraigan de cometer
alguna falta de carácter similar. “El fin, pues, no es otro que el de impedir al reo
que realice nuevos daños a sus conciudadanos, y el de apartar a los demás de
que los hagan iguales. Las penas por consiguiente, y el método de infligirlas,
deben elegirse en tal forma que, guardada la proporción, produzcan la
impresión más eficaz y duradera en los ánimos de los hombres y la menos
atormentadora sobre el cuerpo del reo”.

La tortura, el tormento debe abolirse: Con relación a tan delicado tema,


Beccaria manifiesta que el tormento es una de las peores prácticas que se
puede realizar, dentro del sistema de justicia, pues carece de todo valor
probatorio. Si un ser humano es sometido a una serie de torturas
descomunales, seguramente terminara diciendo lo que su verdugo espera que
diga, razón por la que este método retrograda, no tiene ningún motivo que
justifique su existencia dentro de la procuración de justicia. Una extraña
consecuencia, que necesariamente se sigue del uso de la tortura, es que al
inocente se lo pone en peor condición que al reo; pues si a ambos se les aplica
el tormento, el primero lleva las de perder, ya que, o confiesa el delito y se lo
condena, o si se lo declara inocente, y ha sufrido una pena indebida. En
cambio, el culpable tiene una posibilidad a su favor, toda vez que si resiste con
firmeza la tortura, debe ser absuelto como inocente, con lo cual ha cambiado
una pena mayor en otra menor. Por consiguiente, el inocente no puede más
que perder, y el culpable puede ganar.

Prontitud de las penas: Cuando la pena sea más pronta y más próxima al delito
cometido, tanto más justa y más provechosa será. Es necesario fijar plazos
breves pero suficientes para la presentación de las pruebas en defensa del reo
y para la aplicación de la pena. Beccaria justifica este principio en que: la pena
no es otra cosa que la consecuencia del delito y aplazar su aplicación, no
representa otra cosa que la separación cada vez más errónea de estos dos
conceptos, íntimamente ligados, tanto en la teoría como en la práctica. El
acusado de ser sentenciado con una tardía innecesaria, entraría en una etapa
de tortura psicológica, al estar inmerso en la incertidumbre sobre la pena a la
que se hará acreedor, a lo que se Penología y Derecho Penitenciario 90 suma
la necesidad de no dar tiempo a que el inculpado o alguna persona que este en
confabulación, pueda modificar o destruir los elementos que servirán para
decretarle la culpabilidad.
La crueldad de las penas es inútil: En el capítulo XV de su tratado Beccaria
hace referencia a la suavidad de las penas y sostiene que la pena debe ser
proporcional al delito y debe desterrarse de ella, cualquier rastro de atrocidad,
ya que de lo contrario, este hecho representa en primer lugar para el posible
infractor, un estimulante que lo invita a desafiarla, obviamente con miras a
jamás tener que probar su eficacia y en segundo una especie de escuela del
delito, donde el legislador guía al delincuente, mostrándole todas las puertas
que existen para violentar el estado de derecho. “Uno de los mayores frenos de
los delitos, no es la crueldad de las penas, sino su infalibilidad y, por
consiguiente la vigilancia de los magistrados y la severidad del juez inexorable,
la cual, para que sea una provechosa virtud, deben ir acompañada de una
legislación suave”

La pena de muerte no es útil ni necesaria: Quien se mueva en la temática de


que la pena ejemplar es la mejor solución en la prevención del delito, dirá que
la pena de muerte es lo necesariamente justa, al tener que el homicida, de
algún modo, hacer la reparación del daño, con la privación de su derecho a
vivir. Pero la realidad, es que la imposición de una pena de tal magnitud, en
nada garantiza el fin de estos delitos. Beccaria señala: “no es la intensidad de
la pena lo que produce el mayor efecto en el ánimo del hombre, sino la
duración; pues nuestra sensibilidad se mueve más fácil permanentemente por
mínimas, pero reiteradas impresiones, que por un impulso fuerte, pero
pasajero.

En República Dominicana, existen leyes dispersas que contienen disposiciones


que relativas a las personas jurídicas o morales. El artículo 212 del Código
Tributario, prescribe que: “Las personas jurídicas y demás entidades podrán
ser sancionadas por faltas sancionables con sanciones pecuniarias directa o
indirectamente, sin necesidad de establecer la responsabilidad de una persona
física”. El Código de Trabajo en su artículo 722, contiene disposiciones que
sancionan a las personas morales, con prisión y multa cuando se desconocen
algunas disposiciones del Código de Trabajo y sus reglamentos calificadas
infracciones. Si el infractor es una persona moral, la pena de prisión recaerá
sobre los administradores, gerentes, sus representantes, o quienes tengan la
dirección de la empresa.
Los argumentos de los clásicos para sustentar la irresponsabilidad de las
personas morales se resumen en los siguientes: 1. Las personas morales no
tienen voluntad propia, ya que la voluntad de éstas es una ficción de la ley. 2.
Admitir la responsabilidad penal de estas instituciones, es contrario al principio
constitucional de la personalidad de las penas y de la ley penal. 3. También se
argumenta que el sistema represivo del Código Penal, está destinado a
sancionar a las personas físicas.

Las penas pecuniarias son aquellas cuya consecuencia directa e inmediata es


producir una disminución del patrimonio de una persona a título de castigo a
causa de un delito. Dentro de las penas pecuniarias se distinguen las que
hacen al Estado propietario de un objeto en naturaleza, y las que le hacen
acreedor de una suma de dinero. Las segundas se refieren a las multas y las
primeras se refieren a la confiscación especial del cuerpo del delito.

La multa Es una pena pecuniaria. Debe pagarse en dinero en efectivo. Se


argumenta que ésta pena tiene un carácter de desigualdad, pues afecta más al
insolvente que a la persona adinerada. Esta pena no tiene un carácter
regenerativo, sino más bien se trata de una sanción por lo que el Estado
percibe cierta suma de dinero.

Clasificación de las multas la multa puede ser: penal, civil, fiscal y


administrativa. a) La multa penal Se impone como consecuencia de una
infracción penal: crimen, delito o contravención de simple policía.

La multa no puede ser impuesta contra menores y enajenados mentales, ya


que son inimputables.

b) La multa fija En la mayoría de los casos la ley fija el mínimo y el máximo de


las multas, por lo que el juez no puede imponer otras que no sean las que
expresamente el legislador, previo a la comisión del hecho, haya establecido.

c) La multa proporcional En la mayoría de los casos el legislador establece el


mínimo y el máximo de la multa, con lo cual se quiere evitar que se apliquen
multas de manera arbitraria. En algunos casos el legislador combina la multa
proporcional con la determinada, en tal caso el máximo será proporcional y el
mínimo invariable.
d) Muerte de la persona condenada a multa. Si el condenado muere y no ha
pagado la multa, puede ser cobrada a los herederos, pero sobre esto existe
división en la doctrina.

e) La multa civil La multa civil es diferente a la multa penal. A veces no es fácil


distinguir una y otra, ya que la multa es civil o penal, no por la jurisdicción que
la imponga, si no por su naturaleza. La multa civil no es la consecuencia de la
comisión de un hecho criminógeno, como ocurre con las multas penales

f) La multa fiscal La multa fiscal se impone, no para castigar un acto contrario a


la moral, sino cuando se ha cometido un acto que perjudica al fisco, al que se
le priva de percibir ciertas sumas de dinero para la satisfacción de las
necesidades sociales; como es el caso de las violaciones a las leyes
aduanales, Código Tributario y cualquier otra ley fiscal.

g) La multa administrativa Esta multa la imponen algunas instituciones del


Estado, independientemente de otras sanciones que puedan imponer los
tribunales. Una muestra de ello lo constituye las disposiciones del artículo 167
de la Ley No. 64-00 del 25 de julio de 2000, sobre Medio Ambiente y Recursos
Naturales, la cual prevé que la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y
Recursos Naturales queda facultada para imponer multas desde medio (1/2)
salario mínimo hasta tres mil (3,000) salarios mínimos vigentes en la fecha en
que se cometió la infracción, tomando en cuenta la magnitud del daño y la
capacidad económica de la persona física o jurídica que haya causado daños
al medio ambiente de manera culposa, por acción u omisión.

La multa debe estar establecida previamente por el legislador y debe ser la


consecuencia de la violación a la ley penal. Además la misma debe ser
pronunciada por el juez, cuando el imputado haya sido encontrado culpable. De
todo lo anterior se deduce, que la multa se extingue por las mismas causas que
las penas privativas de libertad, y que tiene, además, un carácter personal. Por
tener este carácter, no puede ser impuesta a la persona civilmente
responsable, ni tampoco a los herederos

La ventajas de la multa no degrada al que la sufre, es intimidatoria y correctiva,


es remisible, divisible y reparable. No implica infamia para quien la sufre, y se
evita sufrir el ambiente perverso y corruptor de la cárcel.
Al principio de la historia, la pena fue el impulso de la defensa o de la
venganza, es decir, la consecuencia de que un ataque injusto. Actualmente la
pena de muerte ha pasado a ser un medio con el que cuenta el Estado para
preservar la estabilidad social.

En conclusión, el concepto de pena implica el castigar a quien resulte


penalmente responsable de un ilìcito; es la reacción legal que el Estado tiene y
utiliza contra quien demuestre ser un peligro para la sociedad; la pena es el
medio que responde a la justicia. Se ha considerado que la pena tomada como
castigo tiende a reprimir la conducta antisocial, sin embargo, para la doctrina, la
justificación de la pena presenta dos hipótesis, por un lado la pena tiene un fin
específico, se aplica “quia peccatum est”; (a quien esta pecando); y por el otro
lado se considera en forma casuística, como medio para la consecución de
fines determinados, se aplica “en peccetur” (para que nadie peque).

La pena de muerte es una pena eliminatoria y tiene por finalidad, no reeducar


al condenado, sino eliminarlo físicamente, porque se entiende que su vida en
sociedad no es posible, debido al peligro que representa para la sociedad, y
que de esa manera se intimidarían a los que en el futuro pensaren delinquir.
Sin embargo, en los países donde está contemplada la pena de muerte, el
índice de criminalidad no ha disminuido, por el contrario, aumenta, lo cual debe
preocupar a toda la humanidad.

Existen dos corrientes que tratan de fundamentar el derecho que tiene el


Estado de imponer la pena de muerte: abolicionista y montícola. a) Corriente
abolicionista b) Corriente mortícola

Desde el 27 de febrero de 1844, fecha en que se proclamó la independencia,


hasta la constitución política proclamada en 1908, se aplicó la pena de muerte
en República Dominicana. El derecho a la vida no estaba garantizado en la
Constitución. La pena de muerte fue abolida con la promulgación de la Ley No.
64 del 19 de noviembre de 1924. La Constitución dominicana, consagra el
derecho de inviolabilidad de la vida. No es posible aplicar la pena de muerte,
porque la misma Constitución la prohíbe.
UNIDAD IV

Circunstancias que Modifican la Pena

Con los sub-temas siguientes:

4. 1 Circunstancias Agravantes, clasificación.


4. 2 Circunstancias Atenuantes.
4. 3 Las Circunstancias Atenuantes en materia criminal y correccional.
4. 4 Las excusas y su clasificación. Procedencia. Sanción a aplicar cuando se ha
comprobado la excusa.
4. 5 Inexcusabilidad del Parricidio y casos que lo justifican.
4. 6 Naturaleza jurídica de la infracción excusable.
4. 7 La excusa absolutoria de la Legítima Defensa. Su fundamento

Las circunstancias agravantes son conocidas desde la antigüedad. En el


derecho romano estaban vinculadas a los medios utilizados para llevar a cabo
el hecho delictivo. De igual manera, se vinculaban al tiempo, al lugar, a la
condición del autor o a la condición de la víctima; también se podían derivar de
la reincidencia. En el derecho germánico también existían agravantes
vinculadas a la naturaleza de la paz violada En el derecho canónico, también
encontramos ejemplos de agravantes tales como la premeditación y la
reincidencia, así como aquellos vinculados con la condición del elemento activo
de la infracción o la condición del elemento pasivo; y los relacionados con el
carácter sagrado del derecho conculcado.

Nuestra legislación tampoco se ha encargado de elaborar ningún tipo de


clasificación de las agravantes siendo labor exclusiva de la doctrina su división
en categorías. De esta manera encontramos que las agravantes se clasifican
en: a) circunstancias agravantes objetivas y subjetivas; b) circunstancias
agravantes generales y especiales; y c) circunstancias agravantes legales y
judiciales En la mayor parte de la legislación extranjera, sin embargo, la única
clasificación conocida es la que distingue las agravantes entre objetivas y
subjetivas.

Se llama circunstancias agravantes objetivas a aquellas que se encuentran


unidas a los elementos materiales de la infracción. Tal es el caso del robo
cometido con pluralidad, nocturnidad, con escalamiento, con fractura o
haciendo uso de armas, etc. que devienen en agravar el robo según las
previsiones de los artículos del 381 al 385 del Código Penal. Estas
circunstancias agravantes atienden a la manera, circunstancia y tiempo en que
se comete el hecho.

Son circunstancias agravantes subjetivas, aquellas que se encuentran


vinculadas a la culpabilidad del autor o que individualiza a quien comete la
infracción (autor) o a quien le perjudica (víctima). Tal es el caso de la
premeditación y la asechanza en el homicidio o en los golpes y heridas
previstos en los artículos 296, 297 y 310 del Código Penal que son
circunstancias vinculadas a la culpabilidad del autor.

Las agravantes especiales son aquellas que solamente recaen sobre


determinados o algunos tipos penales, tal como la calidad de empleado o
asalariado en el robo cuya víctima es el patrón o empleador del imputado. Por
su parte, las agravantes generales son aquellas que recaen sobre cualquier
tipo penal como ocurre con la reincidencia y la condición de funcionario público.

La tercera clasificación hecha por la doctrina a las circunstancias agravantes es


la que las divide en legales y judiciales.

Las agravantes legales: son aquellas que se encuentran contenidas de manera


expresa en el texto de ley; por su parte.

Las agravantes judiciales: son aquellas que son impuestas por el juez al
momento de juzgar el hecho. En nuestro sistema penal las agravantes
judiciales no existen y sólo pueden aplicarse aquellas contenidas en la ley

Las atenuantes son circunstancias que reducen o aminoran la responsabilidad


criminal. De esta forma, sirven para ajustar una pena a las circunstancias
específicas de cada caso. Son circunstancias atenuantes de la responsabilidad
criminal: Causas eximentes incompletas

Son circunstancias accidentales del tipo, no descritas expresamente en la


norma, que tienden a disminuir la pena establecida para el hecho prohibido y
cuyo apreciamiento se realiza de manera unilateral por el juez o tribunal.
En Derecho Penal, las atenuantes son las circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal que moderan la pena señalada para un delito.

Las circunstancias que modifican la responsabilidad que se contrae al cometer


un delito, contribuyen a medir de forma adecuada la pena que extinguirá esta
responsabilidad. La existencia de una infracción penal depende de la presencia
de todas las características que componen el tipo penal, pero el presupuesto
generador de la pena no se agota en las características que fundamentan la
responsabilidad criminal, puesto que en el hecho delictivo o a su alrededor,
pueden aparecer otros factores que delimiten la gravedad de la pena, siendo
los atenuantes uno de estos factores modificativos.

Los ordenamientos jurídicos frecuentemente conceden arbitrio judicial para la


apreciación de las circunstancias atenuantes.

Las leyes penales señalan algunas causas que disminuyen la responsabilidad


criminal, pero no la anulan totalmente: la embriaguez no habitual, la de ser el
culpable menor de dieciocho años, la de no haber tenido el delincuente
intención de causar un mal de tanta gravedad como el que produjo, la de obrar
por estímulos o motivos morales altruistas o patrióticos de notoria importancia,
etc. Son también circunstancias atenuantes, la reparación en lo posible -a
impulsos de arrepentimiento espontáneo- de los efectos o consecuencias del
delito, dar satisfacción al ofendido o bien confesar a las autoridades la
infracción

Al igual que las atenuantes propiamente dichas las especiales o excusas son
una circunstancia accidental en el tipo que unidas a sus elementos generales y
especiales tiene como efecto atenuar la pena o eximir al imputado de la misma.

Las excusas se encuentran determinadas limitativamente por la ley y la


sentencia que reconozca su existencia debe establecer que se verifican
suficientes condiciones para constituirlas.

Tradicionalmente las excusas han sido clasificadas en dos categorías: en


primer término, encontramos las llamadas excusas atenuantes o hechos
justificativos y las excusas absolutorias; en segundo término encontramos las
denominadas excusas generales y las especiales. Los hechos justificativos
tienden a disminuir la pena, mientras que las excusas absolutorias hacen
desaparecer, no sólo la posibilidad de aplicar la pena sino que surten efecto, de
manera retroactiva, sobre la responsabilidad penal y civil la cual desaparece.

Cuando se verifica una excusa absolutoria, en realidad no existe infracción


porque bajo tales circunstancias la ley reconoce la inexistencia del tipo.

Dentro del primer grupo encontramos las atenuantes cuyo único efecto es
atenuar o disminuir la pena imponible conforme la ley (tal es el caso de la
provocación establecido en el artículo 321 del Código Penal dominicano); y por
otra parte, las absolutorias, que tienen por finalidad evitar que la pena sea
impuesta aun y cuando el autor de la infracción sea declarado culpable (el
arrepentimiento en ciertos tipos de infracciones como en los casos señalados
por los arts 100 y 138 del Código Penal).

En el segundo grupo encontramos las excusas generales que, como su nombre


lo indica, aplican por igual a todas las infracciones o a un determinado grupo de
ellas (como la provocación y la legítima defensa), mientras que las excusas
especiales se aplican únicamente a algunas infracciones específicas (como la
excusa establecida en el artículo 380 del Código Penal para el robo cometido
por ciertas personas unidas por lazos de parentesco con la víctima).

Según establece el código penal dominicano. Cuando se pruebe las


circunstancias de excusa, las penas se reducirán del modo siguiente: si se
trata de un crimen que amerite una pena de treinta (30) años de
Reclusión Mayor o de Reclusión Mayor, la pena será la de prisión
correccional de seis meses a dos años. Si se trata de cualquiera otro crimen,
la pena será de tres (3) meses a un (1) año. En tales casos los culpables
quedarán por la misma sentencia de condenación, sujetos a la vigilancia de la
alta policía por un tiempo igual al de la condena. Si la acción se califica delito,
la pena se reducirá a prisión correccional de seis (6) días a tres (3) meses

Inexcusabilidad del parricidio y casos que lo justifican es el homicidio


intencional contra los padres y madres legítimas, naturales o adoptivas, o
de todo otro ascendiente legítimo, conociendo el autor ese parentesco.
Contiene los mismos elementos constitutivos del homicidio con la
diferencia de las personas contra la que se ejerce dicho crimen son los
mencionados anteriormente

El parricidio se sanciona con la pena de 30 años. La razón de ser de este


artículo se basa en una reproducción de la antigua legislación francesa,
según la cual el respeto religioso que se debe a los padres o a quien la ley
coloca en el mismo rango, impone el deber de sufrirlo todo antes de antes que
levantar la mano sacrílega.

El artículo 323 del Código Penal establece que el homicidio contra un padre no
es excusable. Este artículo me parece un es muy particular cuando dice
nunca, considerando que en derecho toda regla tiene su excepción lamento
que en este momento no sé cuál será la excepción a esta regla si es que
existe, sin embargo considero que si no existe debe ser tratado por el legislador
para que sea incluida su modificación en el proyecto del código penal, para que
le sea creada su excepción.

La naturaleza jurídica de la infracción excusable están establecidas según las


circunstancias en que suceda el hecho en el código penal dominicano, sin
dejar de observar la constitución dominicana y el debido proceso.

La excusa absolutoria de la legítima defensa y su fundamento. La legítima


defensa es la reacción necesaria y proporcionada que se lleva a cabo
para alejar de si o de otro el peligro actual de una defensa

injusta; esta no se funda en la defensa general que el sujeto asume por no


poderle tutelar el Estado, sino en motivaciones que se invocan para todas las
causas de justificación o para un grupo de ellas.

Las excusas son hechos previstos y limitativamente enumerados en la ley, que


tienen por efecto, sea abolir complemente la pena, sea a determinar su
rebaja del mínimo fijado por la ley para la infracción en su estado simple
UNIDAD V

Circunstancias que Modifican la Pena (Continuación)


Con los sub-temas siguientes:
5. 1 Legítima Defensa y complicidad.
5. 2 La demencia como excusa absolutoria de la pena.
5. 3 El constreñimiento o fuerza irresistible como causa de excusa.
5. 4 La violencia física y el constreñimiento moral.
5. 5 El estado de necesidad

La legítima defensa es una causa de exclusión de la antijuricidad. Es decir, es


una causa eximente de responsabilidad penal que se aplica cuando se realiza
una acción punible para impedir o repeler una agresión ilegítima a una persona
o a derechos, ya sean propios o ajenos. Históricamente, la legítima defensa
estaba vinculada con la venganza privada, como gesto de protección de ciertos
bienes que hubieran sido perturbados. Más adelante, cuando surgió una nueva
corriente preocupada por mantener el orden público, la legítima defensa pasó a
concebirse como un símbolo de orden jurídico y de los bienes personales frente
a agresiones injustas.

Tradicionalmente se debatía cuál era el origen exacto de la legítima defensa,


dudando entre la justificación y la exclusión de culpabilidad. Actualmente, nadie
desdice que la naturaleza jurídica de la legítima defensa se encuadre en las
causas de justificación que aparecen en los textos legales para eludir la
responsabilidad, si se dieran ciertas circunstancias.

Podría afirmarse que el fundamento de la legítima defensa se encuentra en


la protección de los bienes jurídicos del agredido y en la protección del derecho
frente a ataques injustos.

Los requisitos objetivos y subjetivos para considerar que un hecho haya de


concebirse como de legítima defensa son los que se recogen en el artículo 20.4
del Código Penal.
 Se tiene que haber producido una agresión ilegítima recientemente sobre
bienes que fueran protegibles. Los bienes dañados por tal agresión han de ser
protegibles. No cabe alegar legítima defensa ante un daño que hubiera sido
provocado hace años, al igual que tampoco se puede alegar esta causa de
justificación ante el perjuicio realizado sobre unos bienes que no se pudieran
proteger.

 La defensa ha de ser racional y proporcional a la agresión recibida. La


explicación a este punto se puede entender mejor con un simple ejemplo: no
sería justificable que el tendero de una tienda de chuches matara a un niño que
hubiera robado un par de gominolas.

 Tiene que haber falta de provocación suficiente. A lo que el legislador se refiere


con ello es que, no se puede alegar como causa de justificación la legítima
defensa frente a un agresor, cuando a éste se le hubiera provocado para actuar
ilícitamente.

 Elemento subjetivo de la actuación en defensa. Este requisito se identifica con


la exigencia de que el defensor sea consciente de que se dan los presupuestos
objetivos de la legítima defensa, sin que además sea necesario que su
intención última sea defender. Si se actuara contra el agresor, sin intención de
defenderse y únicamente con ánimo lesivo, la defensa no sería lícita. Sin
embargo, al ser una cuestión subjetiva, es difícil de probar.

La complicidad implica algún tipo de participación de un individuo en un acto


delictuoso ejecutado por otra persona. El cómplice, en un momento dado,
puede facilitar la ejecución, teniendo conocimiento de que el hecho que se
realiza constituye una infracción a la ley

La complejidad en el derecho penal es una persona que es responsable penal


de un delito o falta pero no por haber sido el autor directo del mismo sino por
haber cooperado a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneo

Artículo 59 a los cómplices de un crimen o de un delito se le impondrá la pena


inmediatamente inferior a la que corresponde a los autores de este crimen o
delito salvo los casos en la que la ley u otras cosas disponga
Artículo 60 se castigará como cómplice de una acción calificada crimen o delito
aquello que por dádiva promesa amenaza abuso de poder o de autoridad
maquinaciones o tramas culpables, provocaren en esa acción o dieran
instrucciones para cometer la aquello que a sabiendas proporcionar armas o
instrumento a familiares lo medios que hubiesen servido para ejecutar la acción
aquellos que sabiendas hubiesen ayudado o asistido algún actor o actores de
la acción en aquellos hechos que Prepararon o facilitaron sus realización o en
aquellos que la consumaron sin prejuicio de pena que especialmente se
establecen en el presente código contra los autores de trauma o provocaciones
atentatorias a la seguridad interior o exterior del Estado aún en el caso en que
no se hubiese cometido el crimen que se pondría ejecutar los conspiradores o
provocadores

La demencia significa ausencia de razón inconciencia incapacidad de parte de


una persona de dirigir sus actos y de prever las consecuencias de lo mismo el
artículo 64 del código penal establece que cuando al momento de cometer la
acción el inculpado estuviese en estado de demencia o cuando se hubiese
visto violentado a ello por una fuerza a la cual no hubiese podido resistir no hay
crimen ni delito

La demencia en el momento de cometer la acción para que esta sea causa de


no culpabilidad es necesario que existe en el momento de cometer la acción y
que por consiguiente si ello ha ocurrido antes o después del hecho hay crimen
delito o controversia si el tribunal apoderado del conocimiento de un asunto de
carácter penal declara comprobado que la gente estaba en estado de
demencia en el momento de la acción está en la obligación de descargarle de
toda responsabilidad penal no puede tampoco pronunciarse contra Air
condenados alguna de carácter civil porque es un demente no es posible
apreciar la existencia de la más ligera falta tampoco se pondrá pronunciar
condenación al pago de la cuota procesales

Demencia acaecida puede cometer la acción en este caso se estima que si hay
instrucciones previas debe suspenderse la persuasión hasta tanto Q hasta
tanto cubre el imputado pero ello así solamente en el que él se refiere fue otra
persona pueden ser interrogada y recogida todas las pruebas encontradas pero
no se puede calificar el proceso sin apoderar a la jurisdicción de juicio si lo que
demencia se refiere se ha encontrado que existe una grabación casi infinita de
individuos que ni son raro ni son loco sino que tienen de una cosa y de otra y
que existen en lo que han llamado Semi loco quienes el punto de vista de la
responsabilidad han sido considerado Semi responsable

Porque se considera como una excusa absolutoria porque automáticamente se


pruebe que es una persona con esa discapacidad se puede entender
rápidamente que no está en su juicio cabal.

Si examinamos de nuevo él Art. 64 del Código Penal veremos que, además de


lo referente a la demencia, expresa que cuando en el momento de cometer la
acción, el inculpado se hubiese visto violentado a ello por una fuerza a la cual
no hubiese podido resistir, no hay crimen ni delito.

Antes de entrar en el examen del contenido de este texto es necesario que


observemos que si la violencia es una causa de no culpabilidad cuando se trata
de crímenes y de delitos, por la naturaleza misma de las cosas hay que admitir
que para el que comete una contravención en tales circunstancias, debe existir
también una causa de exculpación. Es en tal sentido que se pronuncian la
doctrina y la jurisprudencia.

La palabra violentar se usa para expresar que una persona, valiéndose de la


fuerza, ya sea material, ya de la que le presta la superioridad o autoridad que
tenga contra otros, los mueve a hacer lo que ellos no quieren". Partiendo de
este sentido del término, vemos que contiene el de que se use una fuerza
material o moral para compeler a otro a hacer una cosa prohibida o a no hacer
algo ordenado por la ley, esto es, que el término envuelve en su significación,
tanto la violencia física como la moral.

En ese sentido, la violencia física es la forma de violencia que atañe al cuerpo y


a la fuerza física: el castigo corporal, capaz de ocasionar dolor o incluso la
muerte, así como sentimientos traumáticos y de humillación.

La violencia física ocurre cuando una persona trasgrede el espacio corporal de


la otra sin su consentimiento, ya sea sometiéndola a golpes, jalones o
empujones, o bien encerrándola, provocándole lesiones físicas con algún tipo
de objeto (letales o no), o forzándola a tener algún tipo de relaciones sexuales.

Constreñimiento Moral: es impedir la voluntad del individuo de actuar o de no


actuar.

Elementos Constitutivos del Constreñimiento:

El individuo realiza una infracción intencional.

Debe intervenir la ocurrencia de un acontecimiento o fenómeno; y el mismo


debe tener condiciones que son:

a) debe ser imprevisible, es decir, que quien esté en dicha situación no


dependa de su voluntad.

b) debe ser irrisible, es decir, que la voluntad del individuo no tenga dominio.
c) y que corra el riesgo la salud del individuo o de otra persona.

Si leemos nuevamente el Art. 64 del Código Penal, obtendremos la impresión


de que sus términos no han parecido referirse sino al constreñimiento físico, es
decir, al caso en que, por fuerza, y actuando como una cosa, hemos ejecutado
una acción criminosa que no queríamos ejecutar. Pero no hay pruebas de que
ésta haya sido la voluntad de la ley, ni se puede admitir, de ningún modo, que
sea la interpretación que a dicho texto se deba dar, pues que, como vimos, el
significado del término "violentar" se presta a una interpretación más amplia.

El estado de necesidad es una situación que ampara a quien realiza un mal o


infringe las normas jurídicas. Se trata de una causa de exención o reducción de
una sanción. La ley entiende que la necesidad exime al sujeto que comete un

acto pasible de sanción de responsabilidad penal o la reduce .

Se dice que existe el estado de necesidad cuando una persona, a causa de un


suceso natural o humano, se ve forzada a realizar un acto delictuoso para
salvar su vida, su integridad corporal, su libertad, su honor, sus bienes o los de
otros, de un mal imprevisto, presente, inminente, y de otro modo inevitable.
UNIDAD VII

Extinción de la Pena

Con los sub-temas siguientes:

7.1. Prescripción de las penas.


7.2. Maneras de computar las penas.
7.3. Unificación de penas o condenas.
7.4. Incidentes relativos a la ejecución de las penas.
7.5. Formas de extinción de la pena.
7.6. Condiciones especiales de ejecución.
7.7. La libertad condicional.
7.8. Procedimiento.
7.9. Suspensión condicional del procedimiento.
7.10. El Perdón Judicial.

Las penas señaladas para hechos punibles prescriben: 1. A los diez años en
las penas privativas de libertad superiores a cinco años; 2. A los cinco años, en
las penas privativas de libertad iguales menores de cinco años; 3. Al año, en
las contravenciones y penas no privativas de libertad. La prescripción de la
pena se computa a partir de pronunciamiento de la sentencia irrevocable o
desde el quebrantamiento de la condena

El cómputo es siempre reformable, aún de oficio, si se comprueba un error o


cuando nuevas circunstancias lo tornen necesario.

De conformidad con la Resolución 296-2005, sobre la Ejecución Penal, para el


cómputo definitivo se deberá tomar en cuenta lo siguiente:

1. Para la revisión del cómputo definitivo, el Juez de la Ejecución de la Pena


tomará en cuenta:

a. La privación de libertad sufrida por el condenado desde el día de su arresto o


bajo arresto domiciliario;

b. El tiempo transcurrido en libertad por el condenado durante el proceso, ya


sea por el disfrute de la libertad provisional bajo fianza; o por la presentación de
garantía económica u otra medida de coerción, en que estuviese en libertad el
condenado;
c. Tiempo en libertad del condenado durante la libertad condicional hasta su
revocación

d. Cualquier otra circunstancia que pueda influir en el cálculo de la duración de


la pena.

2. La finalidad del cómputo es determinar con precisión:

a. La fecha en que finaliza la condena

b. La fecha a partir de la cual el condenado o condenada puede solicitar su


libertad condicional

c. Solicitar su rehabilitación.

3. El cómputo siempre es reformable, aún de oficio, cuando nuevas


circunstancias lo hagan necesario.

4. La revisión del cómputo definitivo se hace de oficio por el Juez de la


Ejecución, dentro de un plazo de tres (3) días hábiles de la recepción de la
sentencia condenatoria, mediante auto motivado y notificado al condenado, al
Ministerio Público, la Dirección General de Prisiones y a la autoridad
administrativa del establecimiento penitenciario, en que deba cumplir la
condena. En caso de cualquier queja por el resultado del cómputo por el
condenado o condenada, se conoce la reclamación o petición conforme al
procedimiento de los incidentes.

De conformidad con el artículo 442 del citado Código Procesal Penal, tanto el
ministerio público como el condenado pueden plantear incidentes relativos a la
ejecución y extensión de las penas. Las solicitudes que a tal fin hagan los
condenados no están sujetas a ninguna formalidad. Pueden ser presentadas
directamente por el condenado o por cualquier otra persona en su favor, o a
través de la autoridad administrativa. En este último caso, el funcionario que
recibe la solicitud debe transmitirla inmediatamente al juez de ejecución penal.

Luego que los interesados hayan sido notificados, el juez de la ejecución


resuelve los incidentes, al menos que haya prueba que producir, en cuyo caso
convoca a una audiencia para tal fin. El juez decide por resolución motivada.
Contra esta decisión procede el recurso de apelación, cuya interposición no
suspende la ejecución de la pena, salvo que así lo disponga la Corte de
Apelación. (Art. 442 del Código Procesal Penal)

Condiciones especiales de ejecución

Los artículos 443 y 342 del Código Procesal Penal, establecen que en los
casos en que la sentencia incluya un régimen especial de cumplimiento de la
pena, el juez de ejecución vela porque se cumpla satisfactoriamente.

El régimen previsto en la sentencia puede ser modificado si sobreviene uno de


los casos siguientes: 1) Cuando el imputado sobrepasa los sesenta años de
edad; 2) Cuando el imputado padezca una enfermedad terminal o un estado de
demencia sobreviviente con posterioridad a la comisión de la infracción; 3)
Cuando la imputada se encuentre en estado de embarazo o lactancia; 4)
Cuando exista adicción a las drogas o el alcohol, en tales casos el tribunal
puede decidir que el cumplimiento de la pena se verifique parcial o totalmente
en el domicilio del imputado, en un centro de salud mental, geriátrico, clínico o
de desintoxicación.

La libertad condicional es un medio de prueba de que el condenado a una pena


privativa de libertad superior a un año, y a quien se le concede el beneficio, se
encuentra en condiciones para vivir en su estado natural de libertad.

La libertad condicional está reglamentada por la Ley No. 164 del 14 de octubre
de1980, los artículos 444 y 445 del Código Procesal Penal, el artículo 14
numeral 4 de la Ley No. 278-04 sobre la Implementación del Proceso Penal,
que modificó el artículo 3 de la Ley No. 164, previamente indicada, y la
Resolución No. 296-2005 de fecha 6 de abril de 2005.

Procedimiento la concesión de la libertad condicional es de la competencia del


Juez de la Ejecución de la Pena, de conformidad con el Art. 444 del Código
Procesal Penal y el Art. 14, numeral 4 de la Ley 278-04 sobre la
Implementación del Proceso Penal del 13 de agosto del 2004, que modifica el
Art. 3 de la ley No.164 sobre Libertad Condicional del 14 de octubre del 1980.
Se seguirá el procedimiento establecido en esta ley 164 modificada, y en los
Arts. 444 y 445 del Código Procesal Penal, por lo que ambos procedimientos
deben ser armonizados, teniendo en cuenta que el Código Procesal Penal,
deroga toda disposición de la Ley No. 164 que le sea contraria, conforme al Art.
449 del Código Procesal Penal y según lo establecido en la Ley No. 164 sobre
Libertad Condicional y sus modificaciones.

El Juez de la Ejecución puede rechazar la solicitud:

a. Cuando sea manifiestamente improcedente

b. Cuando estime que no ha transcurrido el tiempo suficiente para que hayan


variado los supuestos que motivaron el rechazo a una solicitud precedente.

En caso de solicitud denegada, el condenado no puede renovarla antes de


transcurrir tres meses desde el rechazo, en cuyo caso un nuevo informe debe
ser requerido a la autoridad penitenciaria. La decisión que otorgue la libertad
condicional del condenado debe ser motivada, y fija las condiciones e
instrucciones, de conformidad con los Art.s 3, 4, 5, 6 y 7 de la indicada Ley No.
164 sobre Libertad Condicional

Ejecución de la Pena las demás condiciones de la libertad condicional están


regidas por la Ley No. 164 sobre Libertad Condicional, en cuanto a los
reincidentes, art. ll, los que no se beneficiaran de la libertad condicional, la
liberación definitiva del condenado por el cumplimiento de las condiciones de la
libertad, art. 13, y la exoneración de todo impuesto, derecho o tasa, art. 14.

El condenado o cualquier interesado pueden solicitar la libertad condicional


cuando encontrándose en las condiciones establecidas por el artículo 1 de la
Ley No. 164 sobre Libertad Condicional, no haya sido propuesto para obtener
este beneficio. (Art. 14 numeral 4, párrafo I de la Ley No. 278-04 sobre
implementación del Código Procesal Penal).

El recluso enviará su solicitud a través de la Comisión de Supervisión y


Reforma Carcelaria, la cual tendrá derecho a solicitar informes y los
documentos del penal en que consten las actividades, conducta y vida del
recluso, para que someta el caso con sus recomendaciones a la autoridad
judicial competente, es decir al Juez de la Ejecución Penal. (Art. 14 numeral 4,
párrafo II de la Ley No. 278-04 sobre implementación del Código Procesal
Penal).
Condiciones para obtener la libertad condicional el artículo 2 de la citada Ley
No. 164 sobre la Libertad Condicional, establece que todo condenado a una
pena mayor de un año, puede solicitar su libertad condicional, siempre que se
encuentren reunidos los siguientes requisitos:

1) Que haya cumplido la mitad de la pena, 2) Que haya demostrado hábitos de


trabajo y observado conducta intachable en el establecimiento, 3) Que se
encuentre capacitado física y psíquicamente para integrarse a la vida social y
que su estado de rehabilitación haga presumible que se conducirá bien en
libertad.

El buen estado de salud se comprueba por la certificación que expide el


médico del penal o centro de rehabilitación o el médico legista del Distrito
Judicial correspondiente. Por lo general la certificación se le expide a todo
interno o recluso que lo solicita, sin que se haga un examen profundo del
impetrante.

4) Si pudiendo hacerlo, ha pagado los daños e indemnizado los perjuicios


causados por la infracción, o llegado a un acuerdo con la parte perjudicada.

Para que el Juez de la Ejecución pueda otorgar la libertad condicional, además


de los requisitos enunciados, se exige que el condenado haya cumplido con las
multas, la indemnización que le impuso, la sentencia a favor de la víctima o que
se haya puesto de acuerdo con ésta.

El juez puede rechazar la solicitud, cuando sea manifiestamente improcedente


o cuando estime que no ha transcurrido el tiempo suficiente para que haya
variado las condiciones que motivaron el rechazo anterior. Si la solicitud es
denegada, el condenado no puede renovarla antes de transcurridos tres meses
del rechazo, en cuyo caso un nuevo informe debe ser requerido al director del
establecimiento penitenciario. Cuando la libertad sea otorgada, en la resolución
que lo disponga se fijan las condiciones e instrucciones, según lo establecido
por la ley. El juez vigila el cumplimiento de las condiciones impuestas, las
cuales pueden ser reformadas de oficio o a petición del condenado.(Art. 444
Código Procesal Penal).
La libertad condicional puede ser revocada por incumplimiento injustificado de
las condiciones o cuando ya no proceda por unificación de sentencias o penas.

El incidente de revocación puede ser promovido a petición del ministerio


público. Si el condenado liberado no puede ser encontrado, el juez ordenará su
captura. Cuando el incidente se lleve a cabo estando presente el condenado, el
juez puede disponer que se mantenga bajo arresto hasta que se resuelva sobre
el incidente.

El juez decide por resolución motivada y, en su caso, practica de nuevo el


cómputo. Las decisiones relativas a la libertad condicional son apelables.(Art.
445 del Nuevo Código de Procedimiento Penal).

Cuando el incidente de revocación se promueve con la presencia del


condenado, el juez puede ordenar que se mantenga bajo arresto, hasta que se
resuelva el incidente.

El Juez de la Ejecución decide por resolución motivada, cuya lectura vale


notificación a las partes comparecientes, a quienes se les remitirá copia
certificada de la decisión.

Si procediere, se practicará de nuevo el cómputo de la condena, excluyéndose


el tiempo pasado en libertad condicional, según el Art. 8 de la Ley No. 164.

Son aplicables en relación con la revocación de la libertad condicional, los Arts.


9, 11 y 12 de la Ley No. 164

Antes de que intervenga una sentencia condenatoria o absolutoria, es posible


que el imputado haga suspender el procedimiento llevado en su contra en los
casos en que sea posible la suspensión condicional de la pena. Esta solicitud
puede ser hecha de oficio por el Ministerio Público, o por el interesado, en
cualquier momento antes de que se ordene la apertura del juicio. (Art. 40
Código Procesal Penal de la República Dominicana).

La Resolución No. 296-2005, sobre Reglamento Juez de la Ejecución de la


Pena para el Código Procesal Penal, establece que una vez que el Juez de la
Instrucción apoderado, decide sobre la suspensión del procedimiento, se
deberá fijar el plazo de prueba, no menor de un año ni mayor de tres, y
establecer las reglas a que está sujeto el imputado o imputada, de conformidad
con el art. 41 del Código Procesal Penal. Dicha decisión es remitida
inmediatamente por la secretaria del Juez de la Instrucción

No se puede confundir la suspensión condicional del procedimiento, con la


suspensión condicional de la pena. El primer caso opera antes de que haya
iniciado el juicio, y el segundo, después que ha intervenido una sentencia
condenatoria.

Se establece que en caso de circunstancias extraordinarias de atenuación, el


tribunal puede eximir la pena o reducirla, hasta por debajo del mínimo legal,
siempre que la pena imponible no sea superior a los diez años de prisión,
atendiendo a las siguientes razones: 1. La participación mínima del imputado
durante la comisión de la infracción; 2. La provocación del incidente por parte
de la víctima o de otras personas; 3. La ocurrencia de la infracción en
circunstancias poco usuales; 4. La participación del imputado de la comisión de
la infracción bajo coacción, sin llegar a constituir una excusa legal absoluta; 5.
El grado de insignificancia social del daño provocado; 6. El error del imputado
en relación al objeto de la infracción o debido a su creencia de que su
actuación era legal o permitida

Conclusión

El fin con el cual justifican la pena es la prevención del delito, y dependiendo de


a quiénes se dirige se distingue entre prevención especial, si se pretende evitar
que el condenado vuelva a delinquir en el futuro, y prevención general, si se
busca prevenir que terceros no delincan.

A lo largo de la historia la pena se ha justificado en base a dos posiciones: la


pena sirve para castigar a los culpables; y la pena se fundamenta en la
necesidad de prevenir el delito.

La individualización la realiza el juez en su sentencia (es judicial) en base a las


especificaciones del tipo y a las pautas de la parte general (respecto de las
cuales se habla de una individualización legal, aunque impropiamente) y se
va adecuando a la persona del condenado mediante la ejecución de la pena en
procura de su fin de prevención especial (se habla entonces de una
individualización ejecutiva o administrativa) Mediante la individualización de la
pena es el proceso a través del cual el marco general previsto por el
legislador para cada delito se concreta para obtener la duración o el montante
precisos de la pena a imponer por unos hechos concretos a un autor también
concreto

Bibliografía

 Matos, Héctor Dotel, 1994. Fundamentos de Derecho penal y procedimiento

penal, S/E, Santo Domingo, D. N.

 Matos, Héctor Dotel, 1998. Introducción al Derecho Penal, Malibu y Editora

Tavarez, Santo Domingo, D. N.

 Código Penal Dominicano.

 https://almacendederecho.org › individualizacion-de-la-p...

 Constitución de la República Dominicana, Reforma 2015.

 Ramos, Leoncio, 1986. Notas de Derecho Penal Dominicano, 2da. Edición,

Editora Tiempo, S. A., Santo Domingo, D. N.

 https://dpej.rae.es › lema › extinción-de-la-acción-pena

FIN

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