Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Guadalajara
Centro Universitario de Ciencias
de la Salud
Propedéutica y semiología
Dr. David Gutiérrez Valadez
Historia Clínica
Alumnos:
Leonardo Julián Barajas Ocampo
Antony Sebastian Romero Fonseca
Nombre: Alvarado Alejandro Ramiro
• Cama: 08304
• Edad: 46 años
• Género: Masculino
• Escolaridad: Universidad
• Ocupación: Cocinero
• Religión: Católica
• Nacionalidad: Mexicano
• Delegación: Jalisco
Abuela materna: falleció a los 82 años, por evento cerebrovascular, menciona que
no tiene conocimiento de algo más específico.
Abuela paterna: Finada a los 60 años por accidente de tránsito “la atropelló un
trailer”..
PERSONALES NO PATOLÓGICOS
Toxicomanías: negado.
Higiene personal: refirió baño 6 días de la semana, cambio de ropa interior y exterior
diario; lavado dental cada mañana.
Perforaciones: negado
Vida sexual: refirió haber iniciado su vida sexual a los 15 años de edad, refiere 4
parejas sexuales
Prótesis: negadas
Órtesis: negadas
PADECIMIENTO ACTUAL
Nervioso: refiere debilidad, temblor, por el contrario niega vértigo, cefalea, perdida
del conocimiento, convulsiones, amaurosis, diplopía, ataxia o cambios en la
sensibilidad al frio o calor.
Genitales: niega prurito en genitales, niega dolor perineal, genital, inguinal o crural,
niega secreción uretral, ulceraciones en el pene, dolor o masa testicular, no nota
cambios en el libido, sin presencia de impotencia.
Exploración física
Estatura: 1.80
Temperatura: 38.1°
Ojos: Parpados simétricos, sin ptosis, sin edema palpebral, sin presencia de
secreción conjuntival, sin xantomas, con adecuados movimientos oculares, con
cierre y apertura normal. En el fondo de ojo sus arterias y venas normales en tamaño
y proporción, no hay presencia d exudados, ni hemorragias o aneurismas, reflejo
fotomotor y consensual.
Cejas: simétricas, sin lesiones ni perdida de la continuidad, pestañas presentes
normales, conjuntiva sin masas o secreciones.
ESTUDIOS PREVIOS
21/09/2020 Hemoglobina 13.6, HCT 41.3, Plaquetas 390, Leu 10, Glucosa 89, CR
0.83, GGT104, AST 13, ALT 7, BT 0.4, TRI 124, HDL 31, LDL 149, INR 0.99 TP 12.9,
BNP 11.
02/10/20: Hb 13.1, Hto 39.7, plaquetas 484, leucocitos 13.57, Neutrofilos 75.2%,
TP 15.1, TPT 24.5, Glucosa 128, Urea 20.3, Creatinina 1.02, BT 0.38, BD 0.81, BI
0.20, ALT 12, AST 20, Ca 8.4, P 2.2, CL95.3, Na 129, dimero D 6119, DHL 235.
05/10/20: Hb 10.8, plaquetas 468, leucocitos 13.49, TP 17.7, TPT 30.4, Glucosa
91, Urea 16, Creatinina 0.75, P 4.4, CL 105, Na 139.
07/10/20 Hb 11.1, Hto 33.9, plaquetas 400, leucocitos 10.22, Linfocitos 17.3,
Monocitos 13.4 Neutrofilos 66.9%.
TERAPÉUTICA EMPLEADA
1. Ayuno
3. Medicamentos:
Diagnósticos
• Pólipos adenomatosos
Análisis
Pruebas de búsqueda de sangre oculta en heces son: 1) con base a guayaco, la cual
puede ser de alta y baja sensibilidad, esta detecta hemoglobina a través de la
actividad de pseudoperoxidasa del grupo hemo, por lo tanto esta prueba no es
especifica de una hemorragia intestinal baja o incluso de sangre humana. Para su
uso se recomienda evitar la carne roja durante 3 días antes de la prueba, evitar la
vitamina C en exceso. El individuo se encargara de recoger 2 muestras de 3
deposiciones por separado para la prueba. 2) prueba de inmunoquimica en heces:
esta detecta cáncer coló rectal o pólipos que sangran periódicamente, esta detecta
sangre oculta en heces utilizando uno o más anticuerpos monoclonales. Se sugiere
utilizar la más accesible y disponible.
Dentro del cuadro clínico los signos y síntomas identificados son: dolor abdominal,
cambios de hábitos intestinales, pérdida de peso, presencia de sangrado rectal ya
sea rectoraría, hematoquezia, melena, un subtipo de pacientes presenta anemia
microcítica hipocrómica sin etiología aparente. Los signos y síntomas más comunes
de cáncer o pólipos grandes fueron: sangrado rectal, cambios persistentes en el
habito intestinal y anemia, de los cuales los 3 presenta nuestro paciente. Los
tumores más avanzados, mas probablemente presentan: pérdida de peso, nauseas,
anorexia, dolor abdominal, de los cuales nuestro paciente presente pérdida de peso,
anorexia y dolor abdominal lo que nos hace pensar de manera más acercada al
diagnóstico, orientado a que se trata de un cáncer avanzado, ya que los síntomas
tempranos no suelen ser graves y a menudo son inespecíficos. Es importante
mencionar que los síntomas varían con la ubicación anatómica del tumor. Puesto
que el contenido intestinal es relativamente líquido cuando atraviesa la válvula
ileocecal y pasa al colon derecho, las neoplasias de ciego y colon ascendente
pueden llegar a ser bastante grandes, lo que causa una estenosis importante de la
luz intestinal, sin provocar síntomas obstructivos o alteraciones importantes de los
hábitos intestinales. Las lesiones del colon derecho suelen ulcerarse y provocar una
hemorragia crónica e insidiosa sin modificar el aspecto de las heces. Por tanto, los
pacientes con tumores del colon ascendente en general manifiestan fatiga,
palpitaciones e incluso angina de pecho y se les descubre una anemia microcítica e
hipocrómica que indica deficiencia de hierro. Sin embargo, puesto que el cáncer
puede sangrar de forma intermitente, una prueba realizada al azar para detectar
sangre oculta en heces puede ser negativa. En consecuencia, la presencia
inexplicada de anemia ferropénica en cualquier adulto (con la posible excepción de
una mujer multípara premenopáusica) obliga a realizar un estudio endoscópico y
radiográfia minucioso que permita observar todo el intestino. Las heces se
concentran a medida que atraviesan el colon transverso y los tumores que se forman
a este nivel tienden a impedir su avance, lo que origina dolor abdominal tipo cólico,
algunas veces obstrucción e incluso perforación intestinal. Las radiografías de
abdomen suelen revelar lesiones anulares constrictivas (en “corazón de manzana” o
en “servilletero. Las neoplasias situadas en el rectosigmoides se acompañan con
frecuencia de hematoquecia, lo cual presenta nuestro paciente lo que nos hace
inferir la localización del cáncer, también cursan con tenesmo y reducción del
diámetro de las heces; la anemia es poco frecuente. En ocasiones estos síntomas
despiertan tanto en el paciente como en el médico la sospecha de hemorroides, pero
el desarrollo de rectorragia o de alteraciones en el hábito intestinal obliga a realizar
de inmediato un tacto rectal y una proctosigmoidoscopia.
La extirpación total del tumor es el tratamiento óptimo cuando se detecta una lesión
maligna en el intestino grueso. La valoración en busca de enfermedad metastásica
incluye exploración física meticulosa, valoración bioquímica ración bioquímica de
las pruebas de función hepática, medición de las concentraciones plasmáticas de
CEA y CT de tórax, abdomen y pelvis, la cual debe realizarse antes de la
intervención quirúrgica. Cuando sea posible, debe realizarse colonoscopia de la
totalidad del colon para identificar neoplasias sincrónicas, pólipos o ambos. La
detección de metástasis no debe impedir la cirugía en pacientes con síntomas
relacionados con el tumor, como hemorragia gastrointestinal u obstrucción, pero a
menudo es indicación para el uso de procedimientos quirúrgicos menos radicales.
La necesidad de cirugía tumoral primaria en individuos asintomáticos con
enfermedad metastásica es motivo de controversia. Al momento de la laparotomía
debe explorarse la totalidad de la cavidad peritoneal, con inspección meticulosa del
hígado, pelvis y hemidiafragma y palpación cuidadosa de la totalidad del colon.
Después de la recuperación de una cirugía completa, los pacientes deben
observarse cuidadosamente por cinco años con revisión física semestral y
mediciones bioquímicas en sangre. Si no se hizo una colonoscopia completa antes
de la cirugía se debe realizar en los primeros meses del posoperatorio. Algunos
especialistas recomiendan medir la concentración plasmática de CEA cada tres
meses por la sensibilidad de esta prueba como indicador de recidiva tumoral
indetectable por otros procedimientos. Asimismo, está indicado vigilar después el
intestino grueso por medio de endoscopia o radiografía, quizá cada tres años,
puesto que los pacientes que se han curado de un cáncer colorrectal tienen de 3 a
5% de probabilidades de presentar otro cáncer de intestino y un riesgo de padecer
pólipos adenomatosos >15%. Las recidivas en la anastomosis (en la “línea de
sutura”) son poco frecuentes en los pacientes operados por cáncer colorrectal con
márgenes de intervención quirúrgica apropiados y sin tumor. La utilidad de realizar
CT periódicas del abdomen en busca de los primeros signos de recidiva del tumor
(lapso en el que a menudo no hay síntomas) es un terreno incierto y algunos
expertos recomiendan practicar el estudio cada año durante los primeros tres años
después de la cirugía. Se recomienda aplicar radioterapia de pelvis a los pacientes
con cáncer de recto puesto que la probabilidad de recidivas regionales es de 20 a
25% tras la cirugía completa de tumores en estadio II o III, sobre todo si la serosa
estaba afectada. Este alto porcentaje de recidiva local se atribuye a que la extensión
de la cirugía está limitada por la anatomía de la pelvis y a causa de que en la pared
lateral de ésta, inmediatamente a un lado del recto, existe una rica red linfática que
facilita la diseminación inicial de las células malignas hacia tejidos que no son
accesibles a la cirugía. La disección cortante en lugar de roma en los cánceres
rectales (extirpación mesorrectal total) al parecer reduce cerca de 10% la posibilidad
de recurrencia del cáncer local. La radioterapia, antes o después del tratamiento
quirúrgico, reduce la probabilidad de recidivas en la pelvis pero no parece prolongar
la supervivencia. La radioterapia combinada con quimioterapia con 5-fluorouracilo
(5-FU) antes de la intervención quirúrgica reduce las tasas de recurrencia local y
mejora la supervivencia general. La radioterapia preoperatoria está indicada en los
pacientes con un cáncer grande de recto que no se puede extirpar, puesto que este
tipo de lesión anatómica fija puede reducirse lo suficiente de tamaño como para
permitir su intervención quirúrgica ulterior. La radioterapia no es eficaz como
tratamiento primario del cáncer de colon.