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Hazlo Simple
Hazlo Simple
Hazlo simple
Una guía de iniciación a los conceptos básicos
de la ACT (terapia de aceptación y de compromiso)
y muchas más cosas
Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informado de
nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos qué temas son de su interés
(Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo,
Espiritualidad, Tradición...) y gustosamente le complaceremos.
Colección Psicología
HAZLO FÁCIL
Russ Harris
Portada
Hazlo simple
Créditos
Nota del editor
Dedicatoria
Prefacio: Tu punto de elección
¿Qué hay de nuevo en esta segunda versión?
Cómo usar este libro
Parte 1: ¿Qué es la ACT?
Capítulo 1. El desafío humano
Capítulo 2. Engancharse
Capítulo 3. Mindfulness y otras palabras dudosas
Capítulo 4. Sé un geek
Parte 2: Empezando
Capítulo 5. Preparándose para el éxito
Capítulo 6. ¿Cuál es el problema?
Capítulo 7. ¿Dónde empiezo?
Parte 3: El meollo de la cuestión
Capítulo 8. ¿Creativa qué?
Capítulo 9. Dejar de luchar
Capítulo 10. Anclaje
Capítulo 11. Fijarse en ese pensamiento
Capítulo 12. Profundizando en la defusión
Capítulo 13. La defusión Smörgåsbord
Capítulo 14. Barreras a la defusión
Capítulo 15. Hojas, arroyos, nubes y cielo
Capítulo 16. Sobrecarga técnica y otros peligros
Capítulo 17. Estar presente
Capítulo 18. Abrázate amablemente
Capítulo 19. Saber lo que importa
Capítulo 20. ¿Qué pasa si nada importa?
Capítulo 21. Haz lo que sea necesario
Capítulo 22. Cincuenta sombras de aceptación
Capítulo 23. Las emociones como aliadas
Capítulo 24. ¿Qué te detiene?
Capítulo 25. El yo que se percata
Capítulo 26. La exposición flexible
Capítulo 27. Flexibilidad cognitiva
Capítulo 28. Vergüenza, ira y otras emociones problemáticas
Capítulo 29. Relaciones flexibles
Parte 4: Concluyendo
Capítulo 30. Tú y yo
Capítulo 31. Una guía rápida para despegar
Capítulo 32. El viaje del terapeuta de la ACT
Agradecimientos
Apéndice A: Recursos
Apéndice B: La formación continua
Apéndice C: Lecturas adicionales sobre la ACT y la RFT
Bibliografía
Nota biográfica
Nota del editor
Tu punto de elección
Entonces, ¿estás dentro? Si es que no, que así sea. Lo he hecho lo mejor que
he podido. Pero si es que sí…, como decimos en Australia, «¡Bien por ti!».
Estoy seguro de que no te arrepentirás.
Cómo usar este libro
Secciones de «Habilidades»
Las secciones «Habilidades» te sugieren cosas que debes hacer para
desarrollar tus habilidades de ACT. Leer sólo este libro no te acerca lo
suficiente como para aprenderla por completo; también deberás practicar
activamente los ejercicios a medida que avances. Después de todo, no
puedes aprender a conducir leyendo sobre ello; tienes que subirte a un
automóvil, poner las manos en el volante y dar una vuelta. Así que te
animaré repetidamente a practicar de manera activa nuevas habilidades, en
casa y en las sesiones. Encontrarás estas secciones en muchos, aunque no
en todos los capítulos; pero incluso cuando no se incluyan explícitamente,
espero que practiques alguna combinación para completar las hojas de
trabajo, revisar los guiones, ensayar intervenciones con un cliente
imaginario, probar técnicas en ti mismo y luego hacerlo todo de verdad, en
la sesión.
El desafío humano
¿Qué es la ACT?
Oficialmente pronunciamos «ACT» como la palabra, no como las iniciales.
Y hay una buena razón para esto. En esencia, la ACT es una terapia
conductual: se trata de llevar a cabo un acto, una acción. Pero no cualquier
acción, sino una acción guiada por tus valores fundamentales: comportarte
como el tipo de persona que quieres ser. ¿Qué quieres representar en la
vida? ¿Qué es lo que realmente te importa en lo más hondo de tu corazón?
¿Cómo quieres tratarte a ti mismo, a los demás y al mundo que te rodea?
¿Por qué cosas quieres que te recuerden en tu funeral? La ACT te pone en
contacto con lo que realmente importa en el panorama general: los deseos
más profundos de tu corazón sobre cómo quieres comportarte y lo que
quieres hacer durante tu breve tiempo en este planeta. Luego utilizas estos
valores para guiar, motivar e inspirar lo que haces.
Y también se trata de la acción «consciente»: acción que realizas
conscientemente, con plena conciencia, abierta a tu experiencia y
participando en lo que sea que estés haciendo. El objetivo de la ACT es
aumentar la capacidad de acción consciente y guiada por valores. El
nombre técnico de esta habilidad es flexibilidad psicológica. Exploraremos
este término con mayor profundidad más adelante, pero primero veamos el
objetivo de la ACT en términos simples.
¿De dónde surge la ACT?
La ACT fue creada por el profesor Steven C. Hayes a mediados de la
década de 1980. Los colegas de Steve, Kelly Wilson y Kirk Strosahl, lo
desarrollaron aún más. Evolucionó de un campo de la psicología llamado
análisis del comportamiento y se basa en una teoría conductual de la
cognición conocida como teoría del marco relacional (RFT). No sé para ti,
pero para mí, cuando descubrí la ACT no podía creer que un modelo tan
humanista y espiritual surgiera del conductismo. Pensaba que los
conductistas trataban a los humanos como a robots o a ratas, que no tenían
interés en los pensamientos y en los sentimientos. ¡Qué equivocado estaba!
Pronto descubrí que hay bastantes escuelas diferentes de conductismo, y la
ACT proviene de una conocida como contextualismo funcional.
(Simplemente parece un trabalenguas, ¿no es así?). Y en el contextualismo
funcional (intenta decirlo diez veces muy rápido), ¡estamos
extremadamente interesados en los pensamientos y sentimientos de las
personas!
La ACT es parte de la llamada «tercera ola» de las terapias conductuales,
junto con la terapia dialéctica conductual (DBT), la terapia cognitiva basada
en la mindfulness (MBCT), la terapia centrada en la compasión (CFT), la
psicoterapia analítica funcional (FAP) y varias otras, todas las cuales ponen
un énfasis importante en la aceptación, la mindfulness o atención plena y la
compasión, además de las intervenciones conductuales tradicionales.
A. La vida es difícil.
B. Una vida humana plena viene con toda la gama de emociones, tanto
placenteras como dolorosas.
C. Una mente humana normal amplifica naturalmente el sufrimiento
psicológico.
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
La defusión, la aceptación, el yo como contexto y el contacto con el momento presente (también
llamado «atención flexible») son los cuatro procesos centrales de mindfulness de la ACT. Así
pues, cada vez que encuentres el término «mindfulness» en la ACT, podría referirse a cualquiera
o a todos estos procesos, en cualquier combinación.
El triflex de la ACT
Los seis procesos centrales se pueden agrupar en lo que yo llamo el triflex
(porque suena más impresionante que triángulo). El triflex comprende tres
unidades funcionales, como se muestra en la figura de abajo.
El yo como contexto (también conocido como percatarse de uno mismo)
y ponerse en contacto con el momento presente implican prestar atención de
manera flexible y participar en tu experiencia del aquí y el ahora (en otras
palabras, «estar presente»).
La defusión y la aceptación consisten en separarse de los pensamientos y
sentimientos, verlos como realmente son, dejarles espacio y permitirles ir y
venir por su propia cuenta (en otras palabras, «abrirse»).
Los valores y la acción comprometida implican iniciar y mantener
acciones que mejoren la vida (es decir, «hacer lo que importa»).
Por lo tanto, podemos describir la flexibilidad psicológica como la
capacidad de «estar presente, abrirse y hacer lo que importa».
Ahora que tienes una idea de los seis procesos centrales y cómo podemos
agruparlos en tres unidades más grandes, quiero presentar mi herramienta
de la ACT favorita de todos los tiempos, que los reúne a todos de una
manera fácil de entender y en un formato fácil de utilizar.
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
Algunos profesionales de la ACT utilizan el término «enganchado» para referirse únicamente a
la fusión cognitiva. El punto de elección emplea el término en un sentido más amplio para
referirse tanto a la fusión cognitiva como a la evitación experiencial. Exploraremos esto más a
fondo en el capítulo 2.
BITS EXTRA
Descárgate el PDF titulado ACT Made Simple: The Extra Bits de la página «Free Stuff» en
www.actmindfully.com.au y lee el capítulo 1. Allí encontrarás: (a) versiones imprimibles del
hexaflex, el tríptico y el punto de elección y (b) una explicación de las principales diferencias
entre el punto de elección y la matriz.
Habilidades
Leer sólo este libro no te dará habilidades de la ACT, al igual que leer un
libro de cocina no te dará habilidades de cocina. Si quieres aprender a
cocinar bien, tienes que practicar, practicar y practicar esas habilidades, y lo
mismo ocurre con la ACT. Así, al final de la mayoría de los capítulos, te
pediré que hagas algo para desarrollar tus habilidades de la ACT. Aquí te
expongo algunas sugerencias para comenzar:
Recorre el punto de elección con un cliente imaginario como si fueras
un actor ensayando para una obra de teatro. Actúa en voz alta, si estás
dispuesto a hacerlo; pero si no, hazlo en tu cabeza. Idealmente,
prolóngalo mientras lo ensayas.
Una vez que hayas ensayado el punto de elección en privado, revísalo
con un amigo o con un colega para ver si puedes resumir de qué se trata
la ACT.
Después, pruébalo de verdad con algunos de tus clientes.
Puedes ser un poco reacio a hacer esto; puedes pensar que es una tontería,
que no tiene mucha importancia, o simplemente que no es tu estilo. Sin
embargo, aunque nunca lo hagas con un cliente real, ensayarlo te ayudará a
comprender el modelo de la ACT. (Además, también te ayudará
enormemente si alguna vez quieres explicar la ACT a los amigos, los
colegas, los parientes o a los invitados curiosos de tu próxima cena).
Para llevar
La ACT es una terapia conductual que utiliza creativamente valores y
habilidades de mindfulness para ayudar a las personas a construir vidas ricas
y significativas. Se basa en seis procesos centrales: valores, acción
comprometida y los cuatro procesos de mindfulness de defusión, de
aceptación, del yo como contexto y de contacto con el momento presente.
Podemos agruparlos en tres procesos más grandes: estar presente, abrirse y
hacer lo que importa. En términos técnicos, el objetivo de la ACT es ayudar
a las personas a desarrollar flexibilidad psicológica: la capacidad de
concentrarse y participar en lo que estamos haciendo, de abrirnos y dejar
espacio a nuestros pensamientos y sentimientos, y de actuar de manera
efectiva, guiados por nuestros valores.
CAPÍTULO 2
Engancharse
¿Qué es la mente?
Esto es muy difícil. No puedo hacer esto. Desearía que hubiera aquí un
terapeuta de verdad para decirme qué hacer. Tal vez no estoy hecho para
este tipo de trabajo. Soy tan torpe…
¿Alguna vez tu mente te ha dicho cosas como éstas? La mía ciertamente
lo hace, igual que la mente de todos los terapeutas que he conocido. ¿Y qué
otras cosas inútiles hace tu mente? ¿Alguna vez te compara
desfavorablemente con los demás, o critica tus esfuerzos o te dice que no
puedes hacer lo que quieres hacer? ¿Alguna vez desentierra recuerdos
desagradables? ¿Encuentra fallos en tu vida tal como es hoy y evoca vidas
alternativas en las que serías mucho más feliz? ¿Alguna vez te arrastra a
escenarios de miedo sobre el futuro y te advierte sobre todas las cosas que
podrían salir mal?
Si es así, eso significa que tu mente es normal. No, eso no es un error
tipográfico. En la ACT, suponemos que los procesos psicológicos normales
de una mente humana normal se vuelven destructivos y crean sufrimiento
psicológico para todos nosotros. Y la ACT especula que la raíz de este
sufrimiento es el mismo lenguaje humano.
El lenguaje y la mente
El lenguaje humano es un sistema de símbolos altamente complejo que
incluye palabras, imágenes, sonidos, expresiones faciales y gestos físicos.
Los humanos usan el lenguaje en dos dominios: abierto y encubierto. El
lenguaje abierto incluye hablar, imitar, gesticular, escribir, pintar, esculpir,
cantar, bailar, actuar, etc. El lenguaje encubierto incluye pensar, imaginar,
soñar despierto, planificar, visualizar, analizar, preocuparse, fantasear, etc.
La palabra «mente» se refiere a un conjunto increíblemente complejo de
procesos cognitivos interactivos, que incluye analizar, comparar, evaluar,
planificar, recordar, visualizar, etc. Y todos estos procesos complejos se
basan en el sofisticado sistema de símbolos que llamamos lenguaje humano.
Por lo tanto, en la ACT, cuando utilizamos la palabra «mente», la estamos
usando como una metáfora de «lenguaje humano».
Fusión cognitiva
La fusión cognitiva, generalmente abreviada a fusión, básicamente significa
que nuestras cogniciones dominan nuestro comportamiento (abierto o
encubierto) de una manera autodestructiva o problemática. En otras
palabras, nuestras cogniciones tienen una influencia negativa en nuestras
acciones y nuestra conciencia.
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
En la ACT, el término «cognición» se refiere a todas y cada una de las categorías de
pensamiento, incluidas creencias, ideas, actitudes, suposiciones, fantasías, recuerdos, imágenes y
esquemas, así como aspectos de sentimientos y emociones. Muchos modelos de terapia
establecen una distinción artificial entre cognición y emoción, como si fueran entidades
separadas. Pero, si exploramos cualquier emoción (tristeza, ira, culpa, miedo, amor, alegría, lo
que sea), encontraremos la experiencia «saturada» en la cognición; habrá una gran cantidad de
imágenes, pensamientos, ideas, significados, impresiones o recuerdos «mezclados» con todos
los impulsos físicos, deseos y sensaciones en el cuerpo. Por eso a menudo me oirás hablar de
fusión con «pensamientos y sentimientos».
***
Terapeuta: Así, ¿cómo sería andar todo el día con las manos cubriéndote
los ojos de esta manera? ¿Cuánto te limitaría? ¿Cuánto te perderías?
¿Cómo reduciría tu capacidad de responder al mundo que te rodea? Esto
es lo que quiero decir con «engancharnos»: estamos tan atrapados en
nuestros pensamientos y sentimientos que nos perdemos la vida y no
podemos actuar con eficacia.
[Ahora, una vez más, cuando llegues al final de este párrafo, haz la
siguiente parte del ejercicio].
Terapeuta: Tápate los ojos con las manos nuevamente, pero esta vez bájalos
de la cara muy, muy lentamente. Y a medida que aumentas la distancia
entre tus manos y tu rostro, observa cuán fácil te resulta conectarte con el
mundo que te rodea.
***
Funcionabilidad
Todo el modelo de la ACT se basa en un concepto clave: la funcionabilidad.
Grábate esa palabra, funcionabilidad, en la corteza cerebral, porque sustenta
cada intervención que hacemos. Para determinar la viabilidad, nos
preguntamos: «¿Lo que estoy haciendo está trabajando para darme el tipo
de vida que deseo a largo plazo?». Si la respuesta es sí, entonces decimos
que es «viable», por lo que no es necesario cambiarlo. Y si la respuesta es
no, entonces decimos que es «inviable», en cuyo caso, podemos considerar
alternativas que funcionen mejor.
Por lo tanto, en la ACT, no nos enfocamos en si un pensamiento es
verdadero o falso, sino en si es viable. En otras palabras, queremos saber si
un pensamiento ayuda a un cliente a avanzar hacia una vida más rica, plena
y significativa. Para determinar esto, podemos hacer preguntas como: «Si
dejas que este pensamiento guíe tu comportamiento, ¿eso te ayudará a crear
una vida más rica, más plena y más significativa?». «Si te aferras
firmemente a este pensamiento, ¿te ayuda a ser la persona que quieres ser y
a hacer lo que quieres hacer?».
Cliente: Pero es verdad. Realmente estoy gordo. Mírame. (El cliente agarra
dos grandes michelines de grasa alrededor de su abdomen y los aprieta
para enfatizar la acción).
Terapeuta: Bien, ¿puedo compartir contigo algo muy importante? En esta
sala, nunca vamos a discutir si tus pensamientos son verdaderos o falsos.
Lo que nos interesa aquí es si son útiles o provechosos, si te ayudan a
vivir una vida mejor. Entonces, cuando tu mente comienza a decirte que
estás gordo, esos pensamientos realmente te enganchan, ¿verdad? Y una
vez que estás enganchado, ¿qué pasa después?
Cliente: Me siento disgustado conmigo mismo.
Terapeuta: De acuerdo. ¿Y entonces, qué?
Cliente: Entonces me deprimo.
Terapeuta: Y se hace una bola de nieve rápidamente. Te aparecen todos
estos pensamientos y sentimientos difíciles: depresión, asco, «estoy
gordo», etc. Y cuando todo eso te engancha, ¿qué haces?
Cliente: ¿Qué quieres decir?
Terapeuta: Bueno, si estuviera viendo un vídeo de ti en tu casa cuando te
enganchan todos esos pensamientos y sentimientos difíciles, ¿qué vería?
¿Qué te vería u oiría hacer en ese vídeo que me mostrarías que me
indicara que estás realmente enganchado a esas cosas?
Cliente: Probablemente estaría sentado frente al televisor y comiendo
chocolate o pizza.
Terapeuta: ¿Y eso no es lo que quieres hacer?
Cliente: ¡Por supuesto que no! ¡Estoy tratando de perder peso! Mira esto.
(Se golpea el abdomen). Es asqueroso.
Terapeuta: Entonces, cuando te enganchas con: «Estoy gordo», ¿haces
cosas que te alejan del tipo de vida que quieres?
Cliente: Sí, ¡pero es verdad! ¡Estoy gordo!
Terapeuta: Bueno, como te he dicho, en este tipo de terapia, no entramos en
si un pensamiento es verdadero o falso. Lo que queremos saber es, ¿te
ayuda a avanzar hacia la vida que deseas? En otras palabras, cuando te
enganchas con estos pensamientos, ¿eso te ayuda a hacer ejercicio, a
comer bien o a pasar el tiempo haciendo las cosas que ayudan a que la
vida sea rica y gratificante?
Cliente: No. Por supuesto que no. ¡Pero no puedo evitarlo!
Terapeuta: Eso es correcto. En ese momento, no puedes evitarlo. Esos
pensamientos y sentimientos aparecen y te enganchan al instante, incluso
antes de que te des cuenta. ¿Y si pudiéramos hacer algo para cambiar eso?
¿Te gustaría aprender una nueva habilidad, una habilidad de
«desenganche», para que la próxima vez que tu mente empiece a
golpearte con «Estoy gordo» puedas desengancharte?
***
Cuando usamos el marco básico de la funcionabilidad, nunca necesitamos
juzgar el comportamiento de un cliente como «bueno» o «malo»,
«correcto» o «incorrecto»; en cambio, podemos preguntar, sin prejuicios y
con compasión, «¿Está funcionando para darte la vida que deseas?». Del
mismo modo, nunca necesitamos juzgar los pensamientos como
irracionales, disfuncionales o negativos, o debatir si son verdaderos o
falsos. En cambio, podemos hacer preguntas como:
Preocupación, catastrofismo.
Predicción de lo peor, desesperación.
Falta de estímulo, rechazo, dolor, pérdida, etc.
Fusión con los motivos. Los humanos son excelentes para «dar motivos»:
encontrar razones por las cuales no podemos cambiar, no cambiaremos, o
incluso no deberíamos cambiar. Esta categoría incluye todos los motivos.
No puedo hacer X (acción importante) porque…
Fusión con las reglas. Esta categoría incluye todas las «reglas» a las que
me suscribo sobre cómo debería ser yo, los demás o el mundo. Las reglas
generalmente se pueden identificar con palabras como «debería», «tendría
que», «correcto», «incorrecto», «justo» o «injusto». Y a menudo
especifican condiciones como: «No puedo hasta que…», «No debería a
menos que…», «No debo porque…», «X debe hacer esto para…», «No
toleraré…», «No puedo permitir que…».
Aquí hay unos ejemplos:
Fusión con los juicios. Esta categoría se refiere a cualquier tipo de juicio o
evaluación, ya sea positiva o negativa, incluidos los juicios sobre:
El pasado y el futuro.
Uno mismo y los otros.
Nuestros propios pensamientos y sentimientos.
Nuestro cuerpo, nuestro comportamiento, nuestra vida.
El mundo, lugares, personas, objetos, eventos y casi cualquier cosa.
Evitación experiencial
Veamos ahora el otro proceso central que engancha a las personas: la
evitación experiencial. Este término se refiere a nuestro deseo de evitar o
deshacernos de las «experiencias privadas» no deseadas y cualquier cosa
que hagamos para intentar que eso suceda.
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
Una experiencia privada significa cualquier experiencia que hayas vivido y que nadie más
conozca (a menos que se la hayas contado a alguien): pensamientos, sentimientos, recuerdos,
imágenes, emociones, impulsos, deseos, sensaciones…
Fascistas de la mindfulness
En la ACT no somos «fascistas de la mindfulness»; no insistimos en que las
personas siempre deben estar en el momento presente, siempre
desactivadas, siempre aceptando. Eso sería ridículo. La evitación
experiencial no es inherentemente «mala» o «patológica»; es normal. Sólo
la enfocamos cuando es excesiva, rígida o inapropiada hasta tal punto que
se interpone en el camino de una vida rica y significativa.
Entonces, en los libros de la ACT, cuando hablamos de la evitación
experiencial como problemática o patológica, no nos referimos a toda
evitación experiencial; nos referimos a la evitación experiencial excesiva,
rígida e inapropiada. En otras palabras, se trata de viabilidad. Si nos
tomamos una aspirina de vez en cuando para deshacernos de un dolor de
cabeza, eso es evitar la experiencia, pero es viable, es decir, mejora nuestra
calidad de vida a largo plazo.
Si tomamos un vaso de vino tinto por la noche principalmente para
eliminar la tensión y el estrés, eso también es evitar la experiencia, pero a
menos que tengamos ciertas condiciones médicas, no es probable que sea
dañino, tóxico o que distorsione nuestra vida. Sin embargo, si bebemos dos
botellas enteras de vino tinto cada noche, ésa es una historia diferente.
Evitación experiencial
La evitación experiencial, el intento continuo de deshacerse, evitar o
escapar de experiencias privadas no deseadas, como pensamientos,
sentimientos y recuerdos, es todo lo contrario a la aceptación. Los clientes
deprimidos suelen esforzarse mucho por evitar o por deshacerse de las
emociones y los sentimientos dolorosos, como la ansiedad, la tristeza, la
fatiga, la ira, la culpa, la soledad, el letargo, etc. Pongamos el ejemplo
común de retraimiento social. Tu cliente planea ir a la fiesta de cumpleaños
de su mejor amiga, pero a medida que se acerca el momento de ir, se
fusiona con pensamientos como soy aburrida, soy una carga, no tengo
nada que decir, no lo disfrutaré, estoy demasiado cansada o no puedo ser
molestada, además de recuerdos dolorosos de eventos sociales recientes que
no han ido bien. Tiene sentimientos de ansiedad, que se vuelven cada vez
más fuertes a medida que se acerca la hora, hasta que se siente consumida
por una sensación de temor. Entonces llama a su amiga y le dice que se
siente demasiado enferma para salir. Y en ese momento, siente un alivio
instantáneo: todos esos pensamientos y sentimientos difíciles desaparecen
al momento. El alivio no dura mucho, por supuesto. Poco tiempo después se
fusiona con el odio hacia sí misma: ¡Mira qué desastre soy! Ni siquiera
puedo ir a la fiesta de mi mejor amiga. Pero ese breve estallido de alivio,
ese breve escape de su temor, es muy reforzador: aumenta la posibilidad de
una futura retirada social.
La fusión y la evitación van de la mano. Nuestros clientes se fusionan con
todo tipo de cogniciones dolorosas (por ejemplo, la reflexión, la
preocupación, la autocrítica o los recuerdos de fracasos y decepciones) al
mismo tiempo que tratan de evitarlas o deshacerse de ellas (por ejemplo, a
través de las drogas, el alcohol, los cigarrillos, mirar la televisión, o dormir
en exceso).
Atención inflexible
Ponerse en contacto con el momento presente, o la atención flexible,
significa la capacidad de establecer un contacto completo y consciente con
tus mundos interno y externo y de estrechar, ampliar, cambiar o mantener tu
enfoque, dependiendo de lo que sea más útil. Tu atención inversa e
inflexible se refiere a una amplia gama de déficits de esta capacidad,
especialmente las «tres D»: distraibilidad, desvinculación y desconexión.
Distraibilidad
La distraibilidad se refiere a la dificultad para mantener la atención en la
tarea o en la actividad en cuestión: la atención cambia fácilmente a otros
estímulos que no son relevantes. Cuanto más distraídos estemos durante
cualquier tarea o actividad, peor nos desempeñaremos y menos satisfactoria
resultará.
Desvinculación
La desvinculación se refiere a las muchas maneras diferentes en que
perdemos interés o participación consciente en nuestra experiencia: hacer
cosas sin pensar, en piloto automático, o de manera aburrida, desinteresada
o distraída.
Desconexión
La desconexión es un término que uso para describir la falta de contacto
consciente con nuestros propios pensamientos y sentimientos. Si no somos
capaces de notar cómo estamos pensando o qué estamos sintiendo, entonces
nos falta autoconciencia, por lo que es mucho más difícil cambiar nuestro
comportamiento de manera adaptativa. Somos propensos a la desregulación
emocional y al comportamiento impulsivo, reactivo o sin sentido.
Comúnmente vemos las tres D –distraibilidad, desvinculación y
desconexión de los pensamientos y sentimientos– no solo en clientes con
depresión, sino en todo el espectro de problemas clínicos.
Motivado por la fusión con creencias tales como «tengo que hacer este
trabajo. Es todo de lo que soy capaz».
Motivado por la evitación experiencial: para evitar la «sensación de ser
un perdedor» o para escapar de sentimientos desagradables debido a la
tensión en el hogar conyugal.
Motivado por valores como el cuidado, la conexión y la contribución.
¿Qué forma de motivación es probable que traiga el mayor sentido de
vitalidad, significado y propósito?
Acción inviable
El término «acción inviable» (o «movimientos hacia atrás») describe
patrones de comportamiento que nos alejan de la vida consciente basada en
los valores. Esto incluye acciones impulsivas, reactivas o automáticas (en
lugar de ser conscientes, consideradas o con un propósito); acciones
motivadas persistentemente por fusión o evitación experiencial (en lugar de
por valores); o inacción o dilación donde se requiere una acción efectiva.
Los ejemplos comunes de acción inviable en casos de depresión (y muchos
otros trastornos) incluyen el uso excesivo de drogas o alcohol; retirarse
socialmente; cesar las actividades que antes se disfrutaban; dormir, mirar
televisión o jugar en exceso; e intentar suicidarse.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 2 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au) para obtener la hoja de trabajo de «Seis procesos
patológicos centrales», que puedes usar en la sección «Habilidades».
Habilidades
Para ayudarte a comenzar a pensar en términos de este modelo, hagamos un
ejercicio de conceptualización de casos:
Para llevar
El modelo de la ACT se basa en el concepto central de la funcionabilidad:
¿estás haciendo lo que haces para que tu vida sea más rica y plena? El
proceso patológico general en la ACT es la fusión cognitiva, de la cual hay
seis amplias categorías: pasado, futuro, autoconcepto, razones, reglas y
juicios. La fusión puede dar lugar a muchos problemas, y uno de los más
comunes es la evitación experiencial; así que, cuando utilizamos el término
«enganchado» en el punto de elección, se refiere tanto a la fusión como a la
evitación experiencial.
Los procesos patológicos centrales de la fusión cognitiva, la evitación
experiencial, la atención inflexible, la lejanía de los valores, la acción
inviable y la fusión con el autoconcepto se pueden encontrar hasta cierto
punto en todos los humanos, por lo que la ACT se ve a sí misma como un
modelo para la condición humana.
CAPÍTULO 3
ACT y mindfulness
La ACT ha sido descrita como una terapia conductual, cognitiva,
existencial, humanista, transpersonal, de mindfulness centrada en el cliente.
Y creo que es una descripción justa porque la mayoría de los procesos
principales de la ACT se pueden encontrar, al menos en cierta medida, en
muchos otros modelos de terapia. Sin embargo, hay algunas grandes
diferencias entre la ACT y la mayor parte de los otros enfoques basados en
la mindfulness. Así que consideremos por un momento…
Mindfulness no es meditación
Un psicólogo me dijo que acababa de tener una primera sesión con un
cliente nuevo, y al principio de la sesión, le dijo al cliente que le gustaba
usar la «mindfulness» en su trabajo. El cliente arrugó la cara y dijo con voz
gruñona: «Sé lo que es la mindfulness, amigo. ¡Puedes cogerla y metértela
por el culo!». ¿Alguna vez has tenido reacciones negativas similares de los
clientes? La mindfulness, al menos en algunos sectores, tiene mala fama.
Parte del problema es que muchas personas, tanto clientes como
terapeutas, combinan las palabras «meditación» y «mindfulness». Así que
seamos claros: no son lo mismo. En primer lugar, la mindfulness no se
refiere necesariamente a la práctica meditativa formal, como observar la
respiración o escanear el cuerpo. A veces lo hace, sin duda, pero también se
refiere a una amplia gama de habilidades, herramientas y prácticas que se
parecen poco o nada a la meditación formal.
Ten en cuenta, asimismo, que hay muchos tipos diferentes de estilos y
prácticas de meditación, algunos de los cuales son extremadamente
diferentes de la meditación formal mindfulness. Por ejemplo, en algunos
tipos de meditación, el objetivo es «despejar la mente de todos los
pensamientos». Esto es todo lo contrario de la meditación mindfulness,
donde no tienes expectativas de que la «mente se despeje», y estás abierto e
interesado en los muchos pensamientos que aparecen continuamente. (Más
sobre esta distinción en un minuto).
En algunos protocolos de la ACT, como la Terapia de aceptación y
compromiso de Eifert y Forsyth (2005) para los trastornos de ansiedad, la
práctica formal de meditación mindfulness juega un papel importante. En
las últimas semanas de este protocolo, los clientes meditan hasta cuarenta
minutos al día (en dos sesiones de veinte minutos cada una). Sin embargo,
éste es un caso atípico en la ACT. La mayoría de los protocolos ponen
mucho menos énfasis en la meditación formal y, en cambio, enfatizan las
habilidades informales y rápidas de mindfulness que se pueden incorporar
fácilmente en la vida cotidiana, en cualquier momento, en cualquier lugar y
en cualquier actividad.
¿Por qué los protocolos de la ACT tienden a hacer esto? Es algo
puramente pragmático. Si quisiéramos hacer que la mayor cantidad de gente
posible hiciera más ejercicio, no insistiríamos diciéndoles: «¡Tenéis que ir
al gimnasio durante cuarenta minutos al día!». Si lo hiciéramos,
obtendríamos mucha resistencia y una alta caída de las tasas. En cambio,
podríamos sugerir cosas como: «Subid por las escaleras en lugar de en el
ascensor», «Aparcad a una manzana del supermercado», «Salid a caminar
diez minutos a la hora del almuerzo», y así sucesivamente. En la ACT,
adoptamos un enfoque similar para desarrollar habilidades de mindfulness;
nuestro objetivo es simplificar que las personas incluyan estas nuevas
prácticas de atención plena en su vida cotidiana, y de manera lo
suficientemente fácil como para que las personas estén dispuestas a hacerlo.
Para llevar
«Mindfulness» es sólo una palabra dudosa en la ACT, pero hay bastantes
más, incluyendo «valores», «compromiso», «aceptación» y
«autocompasión». Estas palabras tienen muchas connotaciones negativas;
están bien para ser utilizadas con algunos clientes, pero con otros pueden
provocar respuestas negativas. Entonces, cuando lleguemos a estos temas,
te daré una variedad de palabras que puedes utilizar en su lugar. Recuerda,
como dije en el capítulo 1 (y lo diré de nuevo más tarde), acomoda y
modifica todo en la ACT para adaptarlo a tu propio estilo y a los clientes
con los que trabajas. Si sospechas que una determinada palabra, metáfora,
herramienta o técnica no funcionará bien con tu cliente, cámbiala,
modifícala o adáptala. No te quedes con el guion; sé creativo e improvisa a
tu alrededor.
¡Ahora, basta de palabras dudosas! Es tiempo de…
CAPÍTULO 4
Sé un geek
***
***
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
Un recordatorio rápido de que la palabra «comportamiento» significa todo lo que hace alguien.
El comportamiento abierto es el comportamiento físico: acciones que realiza con su cuerpo,
expresiones faciales, lo que dice, cómo se mueve, la postura de su cuerpo, etc. Comportamiento
encubierto significa acción psicológica, como pensar, enfocarse, desactivarse, aceptar y
recordar; comportamiento que llevas a cabo en tu mundo interior; comportamiento que una
cámara de vídeo, si está presente, nunca podría grabar.
¡El contexto!
Todo comportamiento ocurre dentro de un contexto. Y el término técnico
«contexto» significa todo lo que influye en el comportamiento que estamos
analizando.
Esto puede incluir:
Para llevar
En la ACT, utilizamos continuamente todos los conceptos cubiertos en este
capítulo. Por ejemplo, utilizamos la mindfulness tanto para aumentar la
conciencia de los antecedentes (es decir, para fijarse en los pensamientos,
los sentimientos y las situaciones que desencadenan el comportamiento en
cuestión) como para rastrear las consecuencias del comportamiento (qué
efectos tiene, tanto a corto como a largo plazo). También utilizamos la
mindfulness y los valores para ayudar a las personas a cambiar la manera en
que responden a los antecedentes, de modo que esas mismas situaciones,
pensamientos y sentimientos que una vez desencadenaron movimientos
hacia atrás ahora se convierten en antecedentes para movimientos hacia
adelante. En capítulos posteriores, a medida que exploremos los procesos
principales de la ACT en profundidad, vincularé lo que estamos haciendo
una y otra vez con estos conceptos básicos de comportamiento. Pero por
ahora, el tiempo geek ha terminado. (Ahora puedes respirar
conscientemente un suspiro de alivio).
CAPÍTULO 5
Lo primero es lo primero
Aproximadamente la mitad de los problemas que encuentro en la
supervisión suceden porque los terapeutas se lanzan a la ACT sin establecer
efectivamente sus sesiones. Si nos tomamos el tiempo para configurar bien
nuestras sesiones, desde el primer momento, es probable que obtengamos
resultados mucho mejores. Así pues, en este capítulo y en el siguiente, te
daré un montón de sugerencias para hacerlo. (Y, por supuesto, como todo lo
que lees en este libro, acomoda y modifica cuanto desees para adaptarlo a tu
propia manera de trabajar).
La primera sesión
Los terapeutas llegan a la ACT desde una amplia gama de antecedentes y,
por lo tanto, a menudo tienen ideas muy diferentes sobre la primera sesión.
Por ejemplo, a muchos terapeutas les gusta hacer una «sesión de admisión»
o una «sesión de pretratamiento» antes de la primera sesión de terapia
«activa». Esto generalmente implica tomar un historial, completar
formularios de evaluación, realizar evaluaciones especializadas, como por
ejemplo un examen del estado mental, y acordar un contrato terapéutico.
Sin embargo, los profesionales con una breve orientación terapéutica
prefieren no hacer una sesión de pretratamiento; en su lugar, saltan a la
terapia activa en el primer encuentro con el cliente. Hay ventajas y
desventajas en ambos enfoques, y éste no es el lugar para discutirlas; así
que si la manera en que trabajas actualmente te está dando los resultados
que deseas, entonces quédate con ésa. A lo largo de este libro, trataré la
sesión número uno como el primer encuentro cliente-terapeuta (es decir,
supondré que no hay sesión de pretratamiento). Así, si no trabajas de esta
manera, modifica todas las sugerencias que siguen para incluir una sesión
de pretratamiento o para «estirar» la primera sesión hasta convertirla en
dos.
Idealmente, en la sesión número uno, nuestro objetivo es:
Una vez que haya cubierto estos puntos, las siguientes dos metáforas
pueden ser extremadamente útiles.
Con este acuerdo mutuo de «pulsar pause», ahora tienes una intervención
de mindfulness realmente simple que puedes realizar en cualquier momento
de la sesión, ya sea para interrumpir el comportamiento problemático o para
reforzar el comportamiento psicológicamente flexible a medida que surge
durante la sesión.
Por ejemplo, supongamos que el cliente levanta la voz y se vuelve
agresivo con sus palabras e intimida con su lenguaje corporal. El terapeuta
podría decir: «¿Recuerdas que dijiste que podía pulsar pause a veces? Creo
que ésta es una de esas veces en la que resultaría útil hacerlo. ¿Puedo
pedirte que te detengas por un momento; sólo respira un par de veces,
tómate un instante para fijarte en cómo estás hablando, tu tono de voz, las
cosas que estás diciendo, la manera en que aprietas los puños… ¿Puedo
pedirte que te fijes en ello y en lo que sientes ahora? Yo mismo lo estoy
haciendo y me doy cuenta de que me siento bastante intimidado». El
terapeuta ha interrumpido el comportamiento del cliente y ahora puede
intervenir de muchas maneras: trabajando en la conexión con la tierra y en
el centrado, o desviándolo de los pensamientos enojados, o explorando sus
sentimientos de ira, o practicando habilidades de asertividad, y así
sucesivamente.
El terapeuta también puede poner en práctica una táctica interpersonal:
«En este momento, no me parece que seamos un equipo. Siento que hay
mucha tensión entre nosotros. ¿Te parece bien si echamos un vistazo a lo
que está pasando aquí y veamos si podemos volver a trabajar en equipo
nuevamente?».
Ahora supón que tu cliente generalmente está distraído y desinteresado,
pero, de repente, te das cuenta de que está realmente comprometido: está
sentado erguido en lugar de encorvado, te mira a ti en lugar de al suelo, y
parece interesado en lugar de aburrido. Éste es un comportamiento
psicológicamente flexible que deseas reforzar. Si lo ignoras, lo das por
sentado o no lo comentas, estás perdiendo una oportunidad. Así, podrías
decir algo como: «¿Puedo pulsar pause por un momento? No puedo evitar
notar que estás haciendo algo muy diferente en este momento. Hace unos
minutos estabas encorvado y mirando al suelo… y ahora, ¿notas cómo te
sientas diferente y te muestras interesado? Tengo que decirte que es una
gran diferencia. Me siento mucho más conectado contigo, ahora siento que
realmente somos un equipo».
CONSEJO PRÁCTICO
Nunca podemos saber con certeza de antemano qué es lo que reforzará el comportamiento de un
cliente, pero sí hacer una buena suposición. Cuando ayudamos al cliente a fijarse en su
comportamiento y el efecto positivo que está teniendo, esto generalmente será una consecuencia
reforzadora; es decir, veremos aumentar el comportamiento. Pero supongamos que vemos que el
comportamiento en cuestión se reduce, por ejemplo, si el cliente se siente avergonzado o
cohibido y deja de hacerlo. Si es así, entonces lo que dijimos fue, en realidad, una consecuencia
punitiva, en cuyo caso, dejaríamos de hacerlo y probaríamos una estrategia diferente.
Después del discurso sobre pulsar pause de antes, puedes seguir probando
la metáfora de la guitarra, que viene a continuación.
Metáfora de la guitarra
Terapeuta: Hacer ACT es un poco como tocar la guitarra. No podemos
aprender a tocarla pensando, leyendo o hablando de ello; la única manera
en que podemos aprender es cogerla y comenzar a tocar las cuerdas. Así
que voy a llevarte a través de estas nuevas habilidades durante la sesión,
aquí conmigo, y eso será útil. Pero lo que marcará la diferencia es que las
practiques en casa. De nuevo, es como aprender a tocar la guitarra; si
quieres obtener algo bueno, tienes que practicar. Entonces, te pediré que te
lleves estas nuevas habilidades a casa y practiques entre sesiones.
Habilidades
Si eres como yo, tienes tendencia a leer ensayos y libros de texto y esperas
a que todo se «hunda» para que puedas llevarlo rápidamente a la sala de
terapia. No hay dos maneras de hacerlo: no aprenderás la ACT simplemente
leyendo un libro. Así que espero que hayas estado haciendo estas secciones
de Habilidades. Para este capítulo, tu desafío es simplemente hacer lo
siguiente:
Lee todos los diálogos del terapeuta anteriores. Léelos en voz alta,
como si fueras un actor ensayando el papel para una obra de teatro; o si
no estás dispuesto a hacerlo, al menos revísalos en tu cabeza.
Mientras lees cada guion, modifícalo: ponlo en tus propias palabras.
Idealmente, haz esto varias veces, hasta que te sepas cada frase, para que
puedas, si lo deseas, resumir rápidamente todos los puntos clave a colegas,
profesionales de la salud aliados o personas que conozcas en la gran final
del Campeonato Mundial de Ajedrez. No puedo exagerar la importancia de
esto: si no practicas esto fuera de las sesiones, es probable que no lo
recuerdes cuando estés en una sesión.
Para llevar
La conclusión principal de este capítulo es: configura tus sesiones de
manera efectiva. Es como sentar los cimientos de la casa que vas a
construir. Si los cimientos no se colocan correctamente, puedes esperar
muchos problemas durante el proceso de construcción. El consentimiento
informado es una parte esencial de estos cimientos; no puedes permitirte el
lujo de saltártelo. Y también lo es construir una alianza fuerte, ¡así que mira
a tus clientes como un arcoíris, no como obstáculos!
CAPÍTULO 6
¿Cuál es el problema?
El lado derecho del diagrama nos recuerda que el resultado que queremos
de la ACT es la vida consciente («desenganchado»), basada en valores
(«movimientos hacia adelante»). En otras palabras, queremos desarrollar
«habilidades de desenganche» (defusión, aceptación, autocontrol, atención
flexible) y llevar a cabo una acción comprometida guiada por valores
(«movimientos hacia adelante») para crear una vida lo más rica, plena y
significativa posible.
Cuando recibimos un historial, a nuestros clientes generalmente les resulta
mucho más fácil describir su sufrimiento y sus luchas (flecha inferior e
izquierda) que describir lo que quieren hacer para construir una vida rica y
significativa (flecha derecha). Sin embargo, para que seamos efectivos
como terapeutas, necesitamos conocer ambos conjuntos de información.
Afortunadamente, hay todo tipo de herramientas y técnicas para ayudar a
las personas a aclarar sus valores y objetivos, como veremos en el capítulo
19.
Hay dos preguntas clave que nos permiten conceptualizar rápidamente
cualquier cuestión o problema desde la perspectiva de la ACT:
Compilar un historial
Compilar un historial rara vez es un proceso limpio, ordenado y lineal. Por
lo general, reunimos partes y piezas a medida que avanzamos, saltando
hacia atrás, hacia adelante y hacia los lados para completar progresivamente
la imagen de la vida actual del cliente, los problemas contra los que está
luchando y la historia pasada relevante. Afortunadamente, no necesitamos
reunir toda nuestra información en una sola sesión; siempre podemos reunir
más historial más tarde, según sea necesario. Para que la compilación del
historial sea más rápida y fácil, les pido a los clientes que completen un par
de hojas de trabajo antes de la primera sesión. (Le envío por correo o por
correo electrónico al cliente las hojas de trabajo o le pido que llegue veinte
minutos antes y las complete en la sala de espera). Dos hojas de trabajo que
he encontrado especialmente útiles para este propósito son «Diseccionar el
problema» y «Ojo de buey». Los encontrarás al final del capítulo (y para las
versiones imprimibles, ves a «Bits extra»). Échales un vistazo rápido ahora,
luego regresa a este punto.
Si queremos obtener rápidamente un sentido de los valores en diferentes
dominios de la vida, la hoja de trabajo más rápida y fácil que conozco es el
«Ojo de buey». Ésta divide la vida en cuatro dominios: trabajo/educación,
crecimiento personal/salud, relaciones y ocio. Cuando los clientes la
completan por primera vez, es probable que obtengas una gran mezcla de
valores, deseos, necesidades y objetivos: un excelente punto de partida para
una mayor exploración.
La hoja de trabajo «Disección del problema» divide el sufrimiento del
cliente en cuatro componentes clave: fusión con pensamientos, fusión con
sentimientos, evitación experiencial y acción inviable. Les pido a mis
clientes que completen estas hojas de trabajo lo mejor que puedan y que las
traigan a la primera sesión. Les explico que, aunque sólo escriban unas
pocas palabras, ya es un buen comienzo. Alternativamente, puedes
completar estas hojas de trabajo durante la sesión o darlas como «tarea»
para completar después de la sesión.
Objetivo emocional # 1
Cliente: No quiero hacer nada diferente. Sólo quiero dejar de sentirme así.
Sólo quiero deshacerme de estos
pensamientos/sentimientos/emociones/recuerdos.
Objetivo emocional # 2
Cliente: Sólo quiero sentirme bien (o feliz, confiado, tranquilo, enamorado,
etc.).
Objetivo emocional # 3
Cliente: (En respuesta al replanteamiento anterior). No quiero manejarlos.
¡Sólo quiero deshacerme de ellos!
CONSEJO PRÁCTICO
Si esto es todo lo que el cliente desea, sentirse bien y deshacerse de los sentimientos no
deseados, y no está interesado en nada más, el terapeuta deberá pasar a la desesperanza creativa,
como se explica en el capítulo 8. Si el terapeuta se salta la desesperanza creativa con tales
clientes, no podrá seguir adelante con la ACT.
Terapeuta: Supongamos que tengo una varita mágica. Agito esta varita, y
todos los pensamientos y sentimientos contra los que has estado luchando
ya no son un problema para ti; son como agua resbalando por la espalda de
un pato. ¿Qué harías entonces diferente? ¿Qué tipo de cosas comenzarías a
hacer o quizás harías más? ¿Cómo te comportarías de manera distinta con
los demás? ¿Qué harías diferente en el trabajo, en casa, los fines de
semana?
Objetivo de resultado # 1
Cliente: Quiero encontrar una pareja/conseguir un trabajo mejor.
Reformulación del objetivo de comportamiento
Terapeuta: Entonces, parte de nuestro trabajo es lograr que hagas las cosas
de manera diferente, que digas y hagas cosas que probablemente
aumenten tus posibilidades de encontrar una pareja/conseguir un trabajo
mejor.
Objetivo de resultado # 2
Cliente: Quiero que mis hijos me obedezcan o que mi esposo deje de beber.
Meta de resultado # 3
Cliente: Quiero curarme esta enfermedad/recuperarme de esta lesión.
***
¿Te has fijado cómo el terapeuta ha reformulado el objetivo de persona
muerta de «dejar de preocuparse» en un objetivo de persona viva de
«desengancharse de los pensamientos ansiosos y reenfocar la atención en la
actividad en cuestión»? Podemos usar un replanteamiento similar para otros
procesos cognitivos: reflexionar en exceso, vivir en el pasado, tener
fantasías de venganza, culparse, obsesionarse, etc. Podemos replantear estos
comportamientos encubiertos como «enganchados» al contenido cognitivo
en cuestión (por ejemplo, pensamientos sobre «por qué soy así», recuerdos
dolorosos, fantasías de venganza). El antídoto, entonces, es aprender cómo
desengancharse de dicho contenido cognitivo y reenfocar la atención a la
actividad en cuestión.
En un punto de elección, podríamos trazar el resumen del terapeuta
anterior de la siguiente manera. (Observa cómo los movimientos adelante y
atrás son comportamientos encubiertos).
Objetivos de la terapia: Dos ejemplos
Hay mucho que ver en este capítulo, así que para ayudarte a unirlo todo, te
pondré un par de ejemplos de objetivos de comportamiento para la terapia,
tal como los resumiría el terapeuta.
Terapeuta: Entonces, ¿podemos decirlo así? Parece que lo que quieres decir
con depresión es que estás enganchado a muchos pensamientos
desagradables: autoevaluaciones negativas, una sensación de
desesperanza, recuerdos sobre eventos dolorosos del pasado y
preocupaciones sobre el futuro. Y también te estás enganchando a algunos
sentimientos realmente dolorosos que incluyen culpa, tristeza, ansiedad y
cansancio físico. ¿Eso suena correcto? Y cuando te enganchas a estos
pensamientos y sentimientos, tus movimientos hacia atrás incluyen pasar
mucho tiempo en la cama, aislarte socialmente, quedarte en casa, evitar el
gimnasio, evitar ir al trabajo, mirar mucho la televisión, etc. ¿Voy por
buen camino? Así pues, lo que buscamos aquí es: (a) aprender algunas
habilidades nuevas para manejar todos esos pensamientos y sentimientos
difíciles, desengancharte de ellos para que ya no te depriman o te
detengan, y (b) recuperarte para hacer cosas que solían importarte, como
socializar, trabajar, hacer ejercicio y, en general, hacer cosas que te
satisfagan. ¿Es correcto?
Ten en cuenta que, desde el principio, podemos sentar sutilmente las bases
para dos ideas clave:
Esta segunda idea clave a menudo pilla a los terapeutas por sorpresa, así
que tomemos un momento para explorarla. Nuestros pensamientos y
sentimientos influyen en nuestro comportamiento, pero no necesariamente
lo controlan. Como exploramos en el capítulo 4, nuestro comportamiento en
cualquier momento está bajo la influencia de múltiples corrientes de
estímulos, que provienen tanto del mundo dentro de nuestra piel como del
mundo fuera de nosotros.
Entonces, ¿cuándo los pensamientos y sentimientos tienen más influencia
sobre el comportamiento? Lo has adivinado: en un contexto de fusión y
evitación. Sin embargo, en un contexto de defusión y aceptación (es decir,
de mindfulness), esos mismos pensamientos y sentimientos tienen mucha
menos influencia sobre nuestro comportamiento (es decir, nos
desenganchamos de ellos), lo que nos facilita actuar de acuerdo con
nuestros valores.
Lo que esto significa es que cuanto mayor sea nuestra flexibilidad
psicológica, mayor será nuestra capacidad para elegir nuestro
comportamiento, independientemente de los pensamientos y sentimientos
que tengamos. Con esto en mente, queremos hacer una distinción repetida
entre: (a) los pensamientos y sentimientos del cliente (antecedentes) y (b) lo
que el cliente hace cuando esos pensamientos y sentimientos aparecen
(comportamiento). En última instancia, queremos destruir la ilusión de que
el primero controla al segundo.
Ahora echemos un vistazo a otro ejemplo de buena fijación de objetivos
de comportamiento.
CONSEJO PRÁCTICO
Los diagramas de puntos de elección en este capítulo son todos «minimalistas»: sólo algunas
notas para resaltar los temas clave. Si lo deseas, tú o el cliente podéis describirlos con mucho
más detalle. También puedes hacer un punto de elección separado para cada problema en el que
te concentres. Por ejemplo, supón que, en una sesión posterior con el cliente anterior, te
concentras principalmente en mejorar su relación con su esposa; entonces, puedes hacer un
nuevo punto de elección puramente sobre los problemas de la relación.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 6 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) versiones imprimibles de
dos hojas de trabajo, «Disección del problema» y «Ojo de buey», y (b) más consejos para
establecer objetivos de comportamiento en casos difíciles.
Habilidades
Aquí hay algunos pasos que puedes seguir para practicar las habilidades que
acabamos de abordar:
A medida que realices estos ejercicios (y todos los demás de este libro), por
favor, date permiso para hacerlos mal. Estás aprendiendo un nuevo modelo
de terapia, así que permítete ser un principiante, un novato, un aprendiz.
Los principiantes cometen errores (al igual que los expertos). Es una parte
esencial del proceso de aprendizaje. Y si tu mente comienza a atacarte,
toma nota de lo que dice para que puedas trabajar con esos pensamientos en
el capítulo 12.
Para llevar
La conclusión general de este capítulo es que se deben establecer objetivos
de comportamiento lo antes posible, incluso si son sólo los vagos objetivos
genéricos cubiertos en el consentimiento informado. Es especialmente
importante hacer esto cuando los clientes presentan una pila de objetivos
emocionales. Esto puede necesitar un tiempo, pero hace que el resto de tu
terapia sea mucho más fácil.
Pensamientos que te enganchan Acciones que drenan la vida:
¿En qué recuerdos, preocupaciones, ¿Qué estás haciendo actualmente que empeora tu
miedos, autocríticas u otros vida a largo plazo: te mantiene estancado; malgasta
pensamientos inútiles te detienes o te tu tiempo o dinero; drena tu energía; restringe tu
«atrapan» en relación con este tema? vida; impacta negativamente en tu salud, trabajo o
¿Qué pensamientos tienden a relaciones; mantiene o empeora los problemas con
engancharte, sacudirte, sacarte de tu los que estás lidiando?
vida?
TUS VALORES: ¿Qué quieres hacer con tu tiempo en este planeta? ¿Qué tipo de persona quieres
ser? ¿Qué fortalezas o cualidades personales quieres desarrollar? Escribe algunas palabras debajo
de cada encabezado a continuación.
«OJO DE BUEY»: Marca con una X cada área de la diana de dardos para representar dónde estás
hoy.
Hoja de trabajo del «Ojo de buey»
CAPÍTULO 7
¿Dónde empiezo?
Comenzando bien
Una de las preguntas más comunes que me hacen en los talleres de la ACT
es: «Russ, ¿de dónde sacas tus increíbles camisas?», a lo que respondo: «Lo
siento, pero eso es un secreto comercial». Sin embargo, también suelen
hacerme mucho otras dos preguntas: «¿Dónde empiezo?» y «¿En qué
proceso me enfoco primero?». Y mi respuesta a ambas preguntas es
«Depende». Recuerda, la ACT es un modelo no lineal y puede trabajar con
cualquier proceso central en cualquier punto de cualquier sesión. Entonces
no hay una secuencia fija; donde comiences variará de un cliente a otro. Sin
embargo, puedo darte algunos consejos sobre: (a) los primeros pasos en la
terapia activa y (b) a dónde ir en las sesiones posteriores. (Y como de
costumbre, recuerda modificar y adaptarlo todo; lo que sigue son sólo
consejos y sugerencias, no los diez mandamientos).
Idealmente, comenzarás tu primera sesión de la ACT haciendo todas las
cosas que hemos visto en los dos capítulos anteriores:
Intervenciones iniciales
Si has logrado hacer todo eso en tu primera sesión (o dos) y todavía te
queda un poco de tiempo, entonces idealmente: (1) harás un breve ejercicio
experiencial y (2) establecerás una tarea simple. Echemos un vistazo rápido
a estas dos intervenciones.
***
Hay muchas formas de modificar esta tarea. Por ejemplo, puedes pedirle al
cliente que escriba sus observaciones en un diario. O puedes darle al cliente
un punto de elección en blanco para colocarlo en un lugar destacado como
recordatorio. También puedes pedirle que complete un punto de elección
entre sesiones, centrado en un tema específico (por ejemplo, un «mal
hábito» que está tratando de romper, como fumar o beber demasiado, o una
situación recurrente contra la que lucha, por ejemplo, cómo cuidar a sus tres
hijos pequeños) y traerlo de vuelta completado a la próxima sesión. Esta
tarea de punto de elección engañosamente simple sirve para varios
propósitos diferentes:
CONSEJO PRÁCTICO
Si no estás interesado en el punto de elección, puedes configurar exactamente la misma tarea
que la de más arriba sin dibujarla o referirte a ella. El lenguaje y los conceptos (movimientos de
enganche, desenganche, adelante y atrás) son más poderosos para la mayoría de las personas
cuando se los ilustra visualmente, pero no es necesario.
Aclaración de valores.
Establecimiento de objetivos.
Planificación de acciones.
Resolución de problemas.
Entrenamiento de habilidades.
Exposición.
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
En muchos libros de la ACT, los términos «estar presente», «abrirse» y «hacer lo que importa»
se refieren, respectivamente, a «conciencia», «apertura» y «compromiso».
Puedes usar esta secuencia como una guía general, que probablemente
funcionará bien con la mayoría de tus clientes. Sin embargo, no lo
consideres como algo que estés obligado a seguir. Varía según te resulte
necesario. Siempre queremos ser flexibles en la manera en que trabajamos y
adaptar lo que hacemos al cliente único que tenemos delante.
1. Ejercicio de mindfulness.
2. Revisión de la sesión anterior.
3. Agenda.
4. Intervenciones principales.
5. Tareas.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 7 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás el «Diario de vitalidad contra el
sufrimiento» y la hoja de trabajo «Problemas y valores».
Para llevar
Después de haber compilado el historial, haber establecido una buena
relación, obtener el consentimiento informado y determinar objetivos de
comportamiento para la terapia, que es el trabajo principal de la primera
sesión (o de las dos primeras), pasa a la intervención activa, con énfasis en
el trabajo experiencial en la sesión y tarea entre sesiones.
Cuando inicies el trabajo experiencial, muévete alrededor de los tres
procesos generales representados en el tríptico de la ACT: estar presente,
abrirse, hacer lo que importa.
¿Creativa qué?
D = Distracción.
O = Optar por no participar.
T = Tácticas de pensamiento.
S = Sustancias y otras estrategias.
D = distracción
Les diré a los clientes: «¿Alguna vez has intentado distraerte de estos
sentimientos? ¿Qué has intentado? ¿Ver la televisión? ¿Escuchar música?
¿Salir de casa? ¿Ocuparte en tareas? ¿Videojuegos? ¿Has intentado
distraerte de alguna otra manera?».
T = tácticas de pensamiento
La pregunta que hacemos aquí es: «¿Cómo has tratado de alejar tu dolor?».
Ejecuta algunas estrategias o tácticas de pensamiento comunes con tus
clientes: «¿Has intentado pensar en personas que están peor que tú?
¿Piensas en positivo? ¿Desafías a tus pensamientos o debates contigo
mismo? ¿Sacas los pensamientos de tu cabeza? ¿Los minimizas? ¿Te
criticas a ti mismo? ¿Te dices que debes salir o seguir con esa situación?».
***
CONSEJO PRÁCTICO
Recuerda, en la ACT no somos «fascistas de la mindfulness», no nos oponemos a todos las ECS.
Por lo tanto, sé claro con tu cliente sobre esto, y dile algo así como: «Si alguna de estas
estrategias funciona a largo plazo para ayudarte a construir la vida que deseas vivir, ¡sigue
utilizándolas! No te estoy pidiendo que pares. Lo que me gustaría hacer, por favor, si estás de
acuerdo, es identificar los costes de estas estrategias cuando las utilizas en exceso».
Costes de distracción
La distracción, con moderación, utilizada de manera flexible, rara vez es un
problema y a veces es muy útil. Pero ¿cuáles son algunos de los costes de la
distracción excesiva? Queremos preguntarle al cliente: «¿Cuánto tiempo
pasas distrayéndote?». «¿Cuánto de ese tiempo te parece bien invertido y
cuánto crees que es tiempo perdido?», «¿Cuánto dinero gastas en eso?»,
«¿Estas cosas tienen algún coste para tu salud, tu trabajo o tus relaciones?
Costes de la no participación
A continuación, queremos explorar los costes de la exclusión excesiva
(evitación abierta). Para la mayoría de las personas, el mayor coste son las
oportunidades perdidas. Cuanto más comenzamos a evitar a personas,
lugares, situaciones, actividades y eventos importantes y significativos, más
pequeñas se vuelven nuestras vidas y más nos perdemos. Si tu cliente evita
pedirle al jefe un aumento de sueldo, ¿cuál es el coste financiero de eso? Si
evita tener una conversación difícil de corazón a corazón con su pareja,
¿cuáles son los costes de la intimidad para la relación? Si evita ir al médico
o al dentista o al gimnasio, ¿cuáles son los costes de la salud?
Costes de estrategias de pensamiento
Uno de los mayores costes de las estrategias de pensamiento es pasar el día
atrapado en los pensamientos, perdiéndose así la vida, desconectándose,
haciendo cosas en piloto automático o perderse en la «parálisis de análisis».
Por supuesto, cuando el dolor emocional es leve, cuando sólo hay un poco
de ansiedad, tristeza o culpa, a menudo es posible reducir el dolor mediante
estrategias de pensamiento, pero cuanto más desafiante es la situación y
mayor es el dolor emocional, más ineficaces son las estrategias de
pensamiento.
Otro coste para la mayoría de los clientes es el tiempo perdido: todo el
tiempo invertido en pensar en lugar de dedicarlo a la vida. Por lo general,
en este caso el terapeuta necesitará hacer preguntas importantes: «¿Cuánto
tiempo has pasado en tu cabeza, tratando de pensar en tu dolor? ¿Cuánto
tiempo has perdido?».
Completar la pregunta 3
Queremos completar la pregunta 3 validando que el cliente ha trabajado
duro y no es estúpido. Por ejemplo, podríamos decir: «Realmente has
trabajado duro en esto. Has intentado e intentado e intentado durante
mucho, mucho tiempo deshacerte de estos pensamientos y sentimientos
dolorosos. Nadie puede llamarte perezoso. Has puesto mucho esfuerzo en
esto. Y tampoco nadie puede llamarte estúpido, porque todo el mundo hace
estas cosas, todos intentamos distraernos, evitar tareas y situaciones
difíciles, o tratar de olvidar nuestro dolor o consumir sustancias para
sentirnos mejor. Todos lo hacemos, y nuestra cultura lo promueve. Este tipo
de estrategias son ampliamente recomendadas por amigos, familiares,
profesionales de la salud, revistas femeninas, libros de autoayuda, etc. Y,
por supuesto, estas cosas funcionan a corto plazo: te brindan esos dulces
momentos de alivio. Pero, a largo plazo, esos sentimientos siguen
volviendo, ¿verdad? Y lo que me pregunto es si estas estrategias realmente
te dan la vida que deseas y te ayudan a ser el tipo de persona que quieres
ser».
CONSEJO PRÁCTICO
Para que este trabajo sea efectivo, necesitamos venir de un espacio de compasión, igualdad y
respeto. Nuestro objetivo es validar la experiencia del cliente, que está trabajando muy duro y
que a largo plazo no está funcionando. Obviamente, si nos mostramos críticos, entonces, nuestro
cliente se sentirá invalidado. Por esta razoón es tan importante destacar que éstas son estrategias
que todos usamos en cierta medida, y que, a corto plazo, a menudo funcionan para hacernos
sentir mejor.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 8 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás la hoja de trabajo «Join the
DOTS» (que creé para ayudarme a recordar todos los pasos de la CH). Puedes completar esta
hoja de trabajo con el cliente o dibujarla en una pizarra. También encontrarás otros dos
formularios útiles: el «Vitality vs. Suffering Diary» y la hoja de trabajo «Problems and
Values».
Habilidades
Hay bastantes pasos para realizar la CH, por lo que requiere práctica. Te
recomiendo que hagas lo siguiente:
Para llevar
La desesperanza creativa es una parte opcional del modelo de la ACT; no
tienes que implementarla con todos los clientes. Sin embargo, si tu cliente
tiene un alto nivel de evitación experiencial y sólo le interesa sentirse bien o
deshacerse de sus pensamientos y sentimientos difíciles, entonces debes
aplicar una desesperanza creativa; si la omites con dichos clientes, te
quedarás atascado.
Mientras la implementes con compasión y curiosidad, no con juicio,
condescendencia o sermoneando, los clientes descubrirán que valida con
fuerza su propia experiencia.
CAPÍTULO 9
Dejar de luchar
TERMINOLOGÍA COMPLEJA
El término «voluntad» tiene dos significados diferentes en la ACT: (a) es un sinónimo de
aceptación: tener voluntariamente o dejar espacio a los pensamientos y sentimientos (en lugar de
hacerlo de mala gana o sin entusiasmo, lo que llamaríamos «tolerancia») y (b) es una calidad de
acción: haces algo voluntariamente, en lugar de demostrar resentimiento o renuencia.
Empujar el papel
Este ejercicio, que ha evolucionado desde mi anterior ejercicio
«Rechazando el portapapeles» (Harris, 2009a), es una metáfora de la
aceptación y la evitación experiencial. El texto que sigue es una versión
genérica, adecuada para casi cualquier persona. Es mucho más poderoso si
lo hacemos específico para cada cliente único, por lo que en lugar de decir
cosas como: «todas las personas que te importan», diríamos, por ejemplo,
«Tu esposo, Michael, y tu hija adolescente, Sarah».
Cuando hago esto, generalmente acerco mi silla al cliente y nos sentamos
uno al lado del otro, cada uno con una hoja de papel. Colocamos nuestras
espaldas apoyadas en la pared y ambos miramos hacia la habitación y
hacemos todas las acciones simultáneamente. No tienes que hacerlo de esta
manera, por supuesto; puedes modificarlo y adaptarlo libremente para que
se adapte a ti mismo. El ejercicio es más efectivo si primero escribimos en
el papel los pensamientos, sentimientos, emociones, recuerdos, impulsos,
antojos y sensaciones específicos que el cliente está tratando de evitar o de
los que intenta escapar.
Mientras lees el guion, a continuación, actúalo: toma una hoja de papel y
aléjala como se te indica e imagina que lo haces con tu cliente.
Algunas palabras de advertencia: ésta es una metáfora muy física, por lo
que, si tú o tu cliente tenéis problemas de cuello y hombros u otros
problemas que podrían provocaros dolor, no lo hagáis, siempre puedes usar
una metáfora puramente verbal como las que veremos en breve: «Luchando
en arenas movedizas» o «Tira y afloja con el monstruo».
***
***
CONSEJO PRÁCTICO
Algunas veces un cliente dirá: «¿No puedo hacer esto?», y tirará el papel al suelo. El terapeuta
respondería resumiendo algunas de las principales estrategias de evitación identificadas en el
trabajo de desesperanza creativa, de la siguiente manera: «Sí, ya hemos establecido que conoces
muchas formas de hacerlo durante un corto período de tiempo: tomar algunos medicamentos,
evitar una situación difícil, distraerse con un juego de ordenador, pero ¿cuánto tiempo pasará
antes de que vuelva el dolor? No mucho, ¿verdad? Entonces, esto (hace el gesto de tirar el papel)
es básicamente lo mismo que esto (hace el gesto de empujar el papel). Estamos hablando de
hacer algo radicalmente diferente, como esto (hace el gesto de dejar caer el papel en su regazo).
Existen muchas otras metáforas que podrías usar para ilustrar que la lucha
en sí misma es el problema. Básicamente, puedes usar cualquier cosa que
transmita este mensaje: cuanto más hagas lo que viene natural e
instintivamente en esta situación problemática, peor será la situación. Los
ejemplos bien conocidos incluyen pisar los frenos cuando tu coche patina,
nadar contra una marea alta, tratar de salir de un agujero, rascarse una
erupción con picazón e inclinarse hacia atrás en los esquís cuando vas
demasiado rápido. Otra opción es la metáfora del interruptor de lucha
(Harris, 2007), que mostramos en el capítulo 22.
CONSEJO PRÁCTICO
Puedes volver a estas metáforas en sesiones posteriores cuando un cliente recaiga en estrategias
de control emocional autodestructivas. Por ejemplo, si tu cliente informa que estuvo de
borrachera tres días, puedes responderle compasiva y respetuosamente: «Luchando en las arenas
movedizas nuevamente. Es muy común. Es muy difícil para nosotros romper viejos hábitos» o
«Tres días haciendo eso (el terapeuta imita el papel), deben de haberte dejado exhausto».
Eliminar un recuerdo
Terapeuta: Tómate un momento para recordar cómo has llegado hoy aquí.
¿Ya está? Bien, ahora borra ese recuerdo. Sólo deshazte de él. (Pausa)
¿Cómo te ha ido?
Entumece tu pierna
Terapeuta: Ahora haz que tu pierna izquierda quede completamente
adormecida, tan insensible que podrías cortarla con una sierra y no
sentirías nada. (Pausa) ¿Cómo te ha ido?
No pienses en…
Terapeuta: Para el próximo ejercicio, no debes pensar en lo que digo. Ni
siquiera por un microsegundo. No pienses en… helados. No pienses en tu
sabor favorito. No pienses en cómo se derrite en la boca en un caluroso
día de verano. (Pausa) ¿Cómo te ha ido?
Enamorarse
Terapeuta: Ahora supongamos que debo darte mil millones de dólares, mil
millones, si puedes hacer lo que te pido. Voy a traer a alguien a esta
habitación, a alguien que nunca has visto antes, y si puedes enamorarte al
instante de esa persona, entonces te daré el dinero. ¿Podrías hacerlo?
Clienta: Si fuera Brad Pitt, podría.
Terapeuta: Es un camionero sexista, racista y homofóbico, que no para de
gritar cosas profundamente ofensivas, y que no se ha bañado ni se ha
lavado los dientes durante un año.
Clienta: ¡En ese caso, no!
Terapeuta: ¿Ni siquiera por mil millones de dólares?
Clienta: Supongo que podría intentarlo.
Terapeuta: Claro. Podrías actuar. Podrías abrazarlo y besarlo y decirle: «¡Te
amo, te amo!» porque tienes mucho control sobre tus acciones, pero
¿podrías controlar tus sentimientos?
Clienta: No.
¿Qué es lo siguiente?
En este punto, es de esperar que el cliente esté preparado para comenzar a
aprender algunas habilidades nuevas. Si te queda tiempo suficiente en esta
sesión, puedes comenzar de inmediato. Para empezar, las habilidades más
fáciles para la mayoría de los clientes son el anclaje o una simple defusión
(no meditativa); las habilidades más desafiantes para comenzar son la
aceptación, la autocompasión y el autocontrol.
Sin embargo, si no tienes tiempo suficiente para comenzar a desarrollar
habilidades activamente, explícaselo al cliente y dile algo como esto: «En la
próxima sesión, si estás preparado, nuestro enfoque principal será aprender
algunas nuevas maneras de manejar estos pensamientos y sentimientos
difíciles. ¿Qué te parece?». En tales casos, es útil establecer una tarea
sencilla que se base en la metáfora de la lucha que has utilizado: pídele a tu
cliente que se fije cuándo está «empujando con fuerza» o «tirando de la
cuerda» o «luchando en arenas movedizas» y también que se fije cuándo, si
es que sucede alguna vez, deja de empujar, tirar o luchar, y qué diferencias
se dan.
Mejor aún, si está dispuesto, anímalo a llevar un diario: ¿Cuándo y dónde
ocurre la lucha? ¿Qué la desencadena? ¿Cuáles son las consecuencias?
¿Cuándo, si es que sucede alguna vez, abandona la lucha? ¿Qué diferencia
se da? Estas tareas pueden ser alternativas o adiciones a las tareas de CH
del capítulo anterior.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 9 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) la hoja de trabajo «Daily
Struggle», (b) cómo normalizar y validar las luchas de los clientes contra sus emociones y
ayudarlos a comprender por qué lo hacen, (c) cómo manejar reacciones poco comunes pero
difíciles con el ejercicio «Empujar el papel» y (d) enlaces a mi animación de YouTube de la
metáfora del polígrafo.
Habilidades
Probablemente puedas adivinar lo que voy a decir a continuación. Leer
estas cosas no es suficiente, tienes que practicar. Así que:
Para llevar
Las metáforas sobre abandonar la lucha proporcionan un buen paso hacia el
trabajo formal explícito sobre la aceptación. También facilitan un puente
útil entre la desesperanza creativa y la voluntad.
CAPÍTULO 10
Anclaje
Desregulación emocional.
Hipoexcitación.
Hiperactivación.
Disociación.
Emociones abrumadoras.
Comportamiento impulsivo.
Comportamiento compulsivo.
Fusión extrema.
Flashbacks.
Ataques de pánico.
CONSEJO PRÁCTICO
Es importante mencionar que el barco se acerca o ya está en el puerto. Un barco en el mar no
echaría el ancla durante una tormenta; intentaría remontar las olas.
Ejercicio de anclaje
Idealmente, antes de comenzar este ejercicio, el cliente ya te ha contado los
elementos de su tormenta emocional: los pensamientos, sentimientos,
emociones y recuerdos contra los que está luchando. Si es así, puedes
referirte a ellos específicamente, por ejemplo, «En este momento aparece
un recuerdo muy doloroso, y mucha tristeza y mucha ira». Pero si el cliente
está demasiado angustiado para hablar, o no puede o no quiere decir qué
pensamientos y sentimientos están presentes, puedes referirte a ellos con
términos inespecíficos como «dolor», «incomodidad», «algo difícil»,
«pensamientos y sentimientos difíciles» o incluso «tormenta emocional».
(He puesto en cursiva y en negrita esas frases a lo largo del guion porque
volveremos a ellas más adelante).
Espera unos diez segundos entre las instrucciones y brinda a tu voz una
cualidad amable y relajante. Debes modelar todas las acciones para el
cliente (por ejemplo, presionar los pies contra el suelo, presionar las yemas
de los dedos entre sí) para ayudar a reducir la autoconciencia del cliente y
crear una sensación de relación: estamos juntos en esto; somos un equipo.
Te recomiendo que leas este guion en voz alta de antemano y lo representes,
como si ensayaras tus frases y acciones para un papel en una obra de teatro.
Pero, si no puedes o no quieres hacerlo, al menos ensaya activamente en tu
mente.
CONSEJO PRÁCTICO
Ten en cuenta que, en todas estas preguntas informativas, el terapeuta nunca pregunta si el dolor
se ha reducido o si el cliente se «siente mejor». Hacer tales preguntas enviaría un mensaje
equivocado: que el objetivo del ejercicio es reducir o eliminar el dolor de las emociones. Por
supuesto, esto sucede a menudo; pero en la ACT eso es una ventaja, no el objetivo principal.
¿Te has fijado en todas las frases en negrita y en cursiva del guion
anterior? Éstas son todas las variantes de la instrucción «Observa tus
pensamientos y sentimientos dolorosos». Ésta es la gran (y muy importante)
diferencia entre los ejercicios de conectarse a la tierra en la ACT y casi
todos los demás modelos. En prácticamente todos los demás modelos de
terapia, no encontrarás estas instrucciones repetidas para fijarse y reconocer
experiencias personales dolorosas. ¿Y por qué esto es un problema? Porque
si el cliente no reconoce repetidamente la presencia del dolor, es muy
probable que estos ejercicios funcionen como técnicas de distracción en
lugar de técnicas de mindfulness; los clientes casi siempre las usarán para
escapar o evitar sus pensamientos y sentimientos dolorosos, a fin de sentirse
menos angustiados o ansiosos. (De hecho, en algunos modelos, éste es el
objetivo principal de tales técnicas de conexión a la tierra). Recuerda: la
distracción es lo opuesto a la mindfulness, la atención plena. Si has olvidado
la diferencia, vuelve al capítulo 3.
Una vez que el cliente ve cómo echar el ancla, esto puede resultarle útil
fuera de la sala de terapia y puede ser relevante para sus objetivos de
comportamiento (consulta el capítulo 6), podemos preguntar: «¿Estarías
dispuesto a practicar esto entre sesiones?». Si la respuesta es sí, entonces
puedes pasar a «¿Cuándo y dónde practicarás?». «¿Durante cuánto
tiempo?», «¿Con qué frecuencia?», y así sucesivamente.
CONSEJO PRÁCTICO
Supón que le preguntas a un cliente cómo puede resultarle útil el ejercicio, y él responde algo
como «Me relaja», «Me reduce la ansiedad» o «Me distrae de mis sentimientos». Si es así,
podríamos decir: «Bueno, eso es una buena ventaja cuando sucede, así que disfrútala cuando
ocurra, pero ése no es realmente el objetivo del ejercicio. ¿Podemos tomarnos un momento para
aclarar el objetivo real de esto?». Luego repite el ejercicio de «Empujar el papel» (capítulo 9).
Terapeuta: A lo largo del día, cada vez que te des cuenta de que te has
«quedado frito», ya sabes, que te has quedado atrapado en tus
pensamientos y sentimientos y no estás realmente concentrado o
comprometido en lo que estás haciendo, echa el ancla. Haz una versión de
diez segundos de lo que hemos practicado aquí: reconoce los
pensamientos y sentimientos que han capturado tu atención, luego regresa
a tu cuerpo y toma su control, después observa el mundo que te rodea,
dónde estás, qué estás haciendo. Y luego vuelve a centrar tu atención en
aquello que necesitas hacer.
Ser creativo
El primer paso para echar el ancla es reconocer los pensamientos y
sentimientos que están presentes, ya sean extremadamente dolorosos,
moderadamente incómodos, algo neutros, bastante agradables o incluso una
sensación de entumecimiento.
Después, el cielo es el límite para los próximos dos pasos. Para ayudar al
cliente a recuperar el control de su cuerpo, puedes invitarlo a beber
conscientemente un vaso de agua, a ponerse de pie y caminar por la
habitación, a comer un refrigerio, a estirarse, a cambiar de postura, a girar
los pulgares, a asentir con la cabeza, a coger un objeto (por ejemplo, un
libro, un bolígrafo, un adorno) y explorar la superficie con los dedos, a
tocar la silla en la que está sentado, a colocar suavemente una mano sobre
su corazón (que puede convertirse en un hermoso ejercicio de
autocompasión, como veremos en el capítulo 18), a pasar la lengua por
encima de los dientes, y así sucesivamente.
Y para ayudarlo a relacionarse con el mundo, puedes pedirle que se fije en
cualquier cosa que pueda escuchar, ver, tocar, saborear y oler; cómo está
respirando; cómo está sentado; la sensación de lágrimas en sus ojos o
corriendo por su mejilla; el aire contra su cara; la rectitud de su columna
vertebral; la posición de su cuerpo; el sonido del aire acondicionado;
etcétera.
Así que sé creativo. Improvisa para deleite de tu corazón, siempre y
cuando vuelvas, una y otra y otra vez, a reconocer los pensamientos y
sentimientos que están presentes. ¿Por qué es esto tan importante? Porque
queremos que el cliente aprenda que puede responder con flexibilidad
incluso a los pensamientos y sentimientos más difíciles, que puede
reconocer conscientemente su presencia, tomar el control de sus acciones y
enfocar su atención donde más importa.
Terapeuta: Ésa es una buena pregunta. La idea es que, una vez que te hayas
anclado, ve y haz algo efectivo, algo que mejore tu vida. Pregúntate,
¿estoy haciendo un movimiento hacia adelante? Si la respuesta es no, deja
de hacer lo que estés haciendo y haz un movimiento hacia adelante. Si la
respuesta es sí, estás haciendo un movimiento hacia adelante, entonces
presta toda tu atención, participa en lo que haces.
Cliente: ¿Qué pasa si no puedo pensar en ningún movimiento?
Terapeuta: Bueno, en las próximas sesiones, vamos a dedicar un poco de
tiempo a eso: a averiguar el tipo de persona que quieres ser y cómo
quieres vivir tu vida, por lo que no debería ser un problema pensar en los
movimientos; y si es así, lo abordaremos.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 10 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás enlaces de descarga de cuatro
grabaciones gratuitas de ejercicios de anclaje, que varían en duración de uno a once minutos.
También hallarás preguntas y respuestas para: (a) cuándo «sentarse» con sentimientos, (b)
cómo echar el ancla en la cama, (c) qué hacer si el cliente dice que no está funcionando o
«No lo entiendo; ¿qué propósito tiene esto?», (d) cómo usar el anclaje con la disociación y
los flashbacks, y (e) cómo puede ayudar la aplicación de teléfono inteligente ACT
Companion.
Habilidades
Te animo a que escuches los ejercicios de anclaje que se mencionan en la
sección «Extra bits» y los practiques activamente con la mayor frecuencia
posible. Si haces el esfuerzo de desarrollar esta habilidad, no sólo podrás
enseñarla mejor a tus clientes, sino que también te será muy útil en esos
momentos difíciles de una sesión de terapia cuando tú mismo estés
fusionado o abrumado. Además, ¿por qué no probar algunos o todos de los
siguientes ejercicios?
Para llevar
Todos los ejercicios de anclaje siguen una estructura repetitiva de tres
pasos:
El gran problema
Desde la perspectiva de la ACT, ¿cuál es el mayor problema contra el que
luchan los clientes? (Sí, sé que ya lo sabes; sólo parecía una buena pregunta
para comenzar el capítulo). La fusión cognitiva es el problema clínico
general. (Muchos novatos tienen la falsa idea de que la evitación
experiencial es el problema número uno en la ACT, por lo que quiero
recordarles: la evitación experiencial es a menudo, pero no siempre, un
problema, y rara vez, si es que lo es, el único problema).
Todas las preguntas que hemos respondido hasta ahora son útiles para
identificar el contenido de las cogniciones. Pero mucho más importante es
el siguiente paso: identificar la función de las cogniciones (es decir, los
efectos que tienen sobre el comportamiento abierto o encubierto).
Juguetonamente llamo al siguiente paso…
Realizar el enlace
Queremos ayudar a los clientes a «establecer el vínculo» entre la fusión con
las cogniciones y la manera en que esto cambia su comportamiento. En
otras palabras, queremos identificar qué sucede realmente cuando las
cogniciones en cuestión dominan el comportamiento: ¿qué cambios
problemáticos en el comportamiento (manifiesto o encubierto) resultan? Si
omites este paso, es casi seguro que te atascarás. ¿Por qué? Porque si tu
cliente no ve cómo la fusión afecta negativamente a su comportamiento, es
probable que no le interese aprender habilidades de defusión.
Las preguntas para establecer el vínculo entre la fusión y el
comportamiento abierto (acciones) pueden ser la siguientes:
CONSEJO PRÁCTICO
Todas las preguntas anteriores mencionan el «pensamientos», pero puedes sustituirlo por
palabras como «preocupaciones», «juicios», «miedos», «predicciones», «historias no lo
suficientemente buenas», «fantasías de venganza», «escenarios de pesimismo», «pensamientos
de enojo», «pensamientos ansiosos», y así sucesivamente. También puedes hacer las mismas
preguntas sobre «sentimientos», «impulsos», «antojos», «emociones», «imágenes» y
«recuerdos».
***
***
***
CONSEJO PRÁCTICO
No todo el mundo cree en la evolución. Si tu cliente no cree en ella, modifica la metáfora, deja
de lado la evolución/hombre de las cavernas/aspectos prehistóricos y, simplemente, di cosas
como: «el objetivo más importante de tu mente es mantenerte a salvo, protegerte, impedir que te
hagas daño».
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 11 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás secciones sobre: (a) reacciones
delicadas a la metáfora «Manos como pensamientos y sentimientos» y cómo manejarlas, (b)
cómo «realizar el enlace» cuando ves que la fusión aparece en tu cliente durante la sesión, y
(c) cómo destruir la ilusión de que nuestros pensamientos nos controlan.
Habilidades
Ahora que conoces los entresijos de esa forma de defusión, ya estás listo
para comenzar. Así que aquí está tu misión:
Para llevar
Para «preparar la escena» para la defusión, hay cinco pasos básicos: (1)
averiguar «¿A qué se engancha?» (identificar el contenido cognitivo con el
que el cliente se está fusionando); (2) realizar el enlace (hacer la conexión
entre la fusión y los comportamientos problemáticos); (3) ofrecer una nueva
habilidad (ofrecer defusión como solución a los problemas identificados
anteriormente); (4) normalizar y validar pensamientos difíciles; y (5)
presentar una metáfora para resumir los problemas de fusión y los
beneficios de la defusión.
CAPÍTULO 12
Profundizando en la defusión
***
***
Terapeuta: ¿Podrías decir eso otra vez, pero esta vez, diciendo antes «Tengo
el pensamiento de que…»?
Cliente: Estoy pensando que soy un estúpido.
Terapeuta: ¿Notas alguna diferencia?
Cliente: Sí, la segunda vez no me ha molestado tanto.
CONSEJO PRÁCTICO
Puedes usar la técnica «Estoy teniendo un…» con emociones, impulsos, recuerdos, sensaciones,
etc.: «Tengo un sentimiento de ansiedad», o «Tengo ganas de salir corriendo». Una buena frase
alternativa es: «Estoy notando…», por ejemplo, «Estoy notando un mal recuerdo», o «Estoy
notando opresión en el pecho».
Expresa tu juicio negativo en una oración corta, en la forma: «Yo soy X»,
y fusiónate con él durante diez segundos.
Ahora, dentro de tu cabeza, canta en silencio el pensamiento con la
melodía de «Feliz cumpleaños».
Luego, dentro de tu cabeza, escúchalo con la voz de un personaje de
dibujos animados, de un personaje de película o de un comentarista
deportivo.
***
Pantalla de ordenador
Este ejercicio (Harris, 2007) es particularmente útil para las personas que
son buenas visualizando. El guion requiere la utilización de una pantalla de
ordenador imaginaria, pero también puedes hacerlo con un ordenador real
(escríbela en una presentación de PowerPoint o Keynote en un ordenador
portátil, tableta o iPad), en papel con bolígrafos de colores, o utilizando una
de las muchas aplicaciones de teléfonos inteligentes para dibujar, escribir o
pintar. Éstos son los pasos:
***
¿Invalidación?
¿Alguno de esos ejercicios te ha parecido desdeñoso, trivial, burlón? Si es
así, mis sinceras disculpas. Ésa no era la intención en absoluto. Hay muchas
personas en el mundo que descartarán o trivializarán tus problemas, pero yo
no soy uno de ellas. Entonces, si ésa ha sido tu reacción, lo siento de
verdad, y eso significa que este ejercicio en particular no es adecuado para
ti.
El párrafo anterior reproduce más o menos cómo respondo a cualquier
cliente que reacciona negativamente a un ejercicio. Seamos rápidos para
disculparnos, aclarar la intención real y descartar la técnica particular que
ha resultado contraproducente (al menos por ahora).
¡Pero es verdad!
Cuando hiciste esos ejercicios, tu mente protestó: «¡Pero es verdad!
¿Realmente soy XYZ?». De vez en cuando, tus clientes se resistirán o
criticarán una técnica de defusión por estos mismos motivos. Por lo general,
responderías a esto en términos de viabilidad: «La cuestión es que, en este
enfoque, no se trata de si tus pensamientos son verdaderos o falsos, sino de
lo que sucede si dejas que estos pensamientos corran por tu vida. Si
mantienes firmemente este pensamiento, o dejas que dicte lo que haces,
¿eso te ayudará a vivir la vida que deseas? ¿Para lograr tus objetivos,
mejorar tus relaciones, actuar como la persona que quieres ser?
A continuación, se muestra un ejemplo de una sesión de terapia:
***
Cliente: Eso está bien. Ahora siento menos ansiedad.
Terapeuta: Interesante. Eso sucede con bastante frecuencia, pero
ciertamente no todas las veces. No pienses en esto como una manera de
controlar tus sentimientos. El objetivo es que te desenredes de tus
pensamientos para poder estar en el momento presente y hacer las cosas
que consideras importantes. Si te sientes mejor, disfrútalo. Pero, por favor,
considéralo un añadido, no la intención principal. Si comienzas a utilizar
estas técnicas para controlar cómo te sientes, te garantizo que pronto te
sentirás decepcionado.
***
Desactivar no es descartar
Queremos responder a nuestras cogniciones con apertura y curiosidad, no
descartarlas. Incluso las cogniciones y los procesos cognitivos más difíciles
generalmente tienen algo útil que ofrecernos. Por ejemplo, nuestros
pensamientos ansiosos a menudo nos apuntan hacia cuestiones importantes
que debemos abordar, y los pensamientos autocríticos con frecuencia nos
señalan valores que estamos descuidando. En capítulos posteriores,
veremos cómo podemos «extraer lo bueno» de los pensamientos inútiles.
A veces, los terapeutas tienen la idea de que en la ACT no estamos
interesados en el contenido de los pensamientos. Nuevamente, éste es un
gran malentendido. No cuestionaremos ni discutiremos directamente el
contenido, ni juzgaremos si es positivo o negativo, pero estamos interesados
en él. Después de todo, para evaluar un pensamiento en términos de
viabilidad, primero necesitamos conocerlo.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 12 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) cómo saber cuándo tus
clientes se están desactivando y (b) una técnica popular de defusión llamada «Repetición de
Titchener».
Habilidades
¿Es éste el final de la defusión? De ninguna manera. En el próximo
capítulo, veremos una mezcla heterogénea de defusión, y en el capítulo
siguiente veremos las barreras comunes para la defusión. Pero, antes de
seguir leyendo, aquí tienes algunas sugerencias para desarrollar tus
habilidades:
Para llevar
Hay millones de técnicas de defusión, así que las de este capítulo son sólo
algunas. Cuando las presente a los clientes, hazlo siempre con gran empatía
y respeto, y asegúrate de haber establecido primero una razón clara
(consulta «Realizar el enlace» en el capítulo 11) para evitar el riesgo de
confusión o invalidación.
Hazlo todo como un experimento, porque nunca sabes con certeza qué
sucederá. Y permanece atento a los conceptos erróneos comunes, como
pensar que el objetivo es sentirse bien o deshacerse de los pensamientos no
deseados.
CAPÍTULO 13
La defusión Smörgåsbord
Notar o fijarse
El primer paso básico en cualquier tipo de intervención de defusión es notar
qué cogniciones están presentes. Para ayudar a los clientes a notar sus
cogniciones, el terapeuta podría decirle: «Fíjate en lo que estás pensando»,
«Observa lo que está haciendo su mente», «Observa qué pensamientos
están surgiendo», «¿Qué te está diciendo tu mente?», «¿Qué te engancha?»,
«¿Qué está haciendo tu mente?», y así sucesivamente.
Nombrar
Nombrar la cognición o el proceso cognitivo suele ser el segundo paso en la
defusión. La manera de referirnos a ello puede ser simple (por ejemplo,
puedes hablar de «pensar», de «preocuparse», del «autojuicio», de «pensar
en blanco y negro», de «predecir lo peor»). Puedes ser juguetón (por
ejemplo, «La historia que no es lo suficientemente buena», «Radio
pesimismo», «La cháchara mental», «Tu crítico interior vuelve a hablar»).
Puedes ser autorreferencial (por ejemplo, «Estoy pensando que…», o «Ahí
va mi mente»). Y puedes incluir palabras o frases que reconocen su
recurrencia, como «¡Vaya, aquí está de nuevo!», o «Sé que está ahí».
Neutralizar
La mayoría de las técnicas de defusión incluyen un paso que llamo
«neutralizador». (Éste no es un término oficial de la ACT, pero lo encuentro
útil para entrenar a los terapeutas). Este término significa que tú pones tus
cogniciones en un nuevo contexto que neutraliza su influencia, que los
desarma. La manera más sencilla de neutralizar una cognición es verla en
términos de viabilidad: «Si actúas sobre este pensamiento/dejas que te
guíe/que te aconseje/si te detienes en él/si lo aceptas/si te quedas atrapado
en él/si lo obedeces/si lo mantienes con firmeza/si dejas que dicte tus
elecciones… ¿te llevará acercará o te alejará de la vida que quieres vivir/te
ayudará a ser el tipo de persona que quieres ser/te ayudará a actuar de
manera efectiva?».
Además de la viabilidad, la neutralización también puede implicar
cualquier combinación de las siguientes estrategias (muchas de las cuales se
superponen entre sí):
Ahora, antes de terminar, revisemos esto una vez más. Aquí hay algunas
cosas que debes considerar:
Etcétera, etcétera. Una vez que hayas utilizado estas metáforas con un
cliente, puedes volver a ellas una y otra vez en sesiones posteriores como
breves intervenciones de defusión. Por ejemplo, en respuesta a un cliente
que emite toda una serie de juicios negativos, podría decir: «Ahí está la
fábrica de juicios nuevamente; hoy los está fabricando con ganas». O en
respuesta a un cliente que sigue diciendo: «¡Debería hacer X, tengo que
hacer Y!», podrías decir: «¡Vaya! Parece que ese pequeño dictador fascista
que está dentro de tu cabeza está realmente dictando las reglas hoy».
Probablemente ya conozcas algunas metáforas para la mente: por ejemplo,
la «cháchara» y el «crítico interior» son de uso muy común. Antes de seguir
leyendo, ¿por qué no te tomas unos minutos para ver si puedes encontrar
una metáfora o dos propias?
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 13 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) una versión imprimible del
«Summary of Common Defusion Techniques», (Resumen de técnicas comunes de defusión),
con descripciones de los pocos métodos que no abordamos en el libro principal, (b) una
descripción de fusión en lenguaje cotidiano, (c) la hoja de trabajo «Getting Hooked»
(Engancharse), y (d) cómo usar la aplicación ACT Companion (Compañera ACT) para la
defusión.
Habilidades
Para ponerte al día con las técnicas de defusión:
Piensa en dos o tres clientes actuales y considera qué técnica(s) de este
capítulo podrías usar con ellos.
Lee todos los ejercicios y metáforas en voz alta, o si no, al menos
ensáyalos mentalmente.
Repasa la intervención de pensamientos en tarjetas (ilustrada en las
transcripciones de este capítulo) con un cliente imaginario; actúala o
imagínala vívidamente. Luego pruébala de verdad en una sesión.
Para llevar
Después de haber allanado el camino para comenzar a trabajar
explícitamente en las habilidades de defusión con los clientes (utilizando
los principios desarrollados en el capítulo 11), los siguientes pasos son: (a)
practicar activamente las habilidades en la sesión, (b) informar cada
ejercicio y preguntar cómo podría ser útil con los problemas del cliente y
(c) asignar más prácticas a las tareas.
Cuando se trata de aprender habilidades de defusión, aquí hay algunas
reglas generales:
Barreras a la defusión
Invalidación
Como ya dijimos en el capítulo 5 (y exploraremos más a fondo en el
capítulo 30), para implementar una buena ACT es fundamental una relación
terapéutica fuerte. Entonces, si un terapeuta dice y hace cosas que hacen
que el cliente se sienta invalidado, eso evitará un trabajo terapéutico
efectivo (de cualquier tipo, no sólo la defusión). Por eso es una buena
idea…
«Historia»
La palabra «historia», si se usa sabia y apropiadamente, con compasión,
empatía y respeto, es muy útil para la defusión con la mayoría de los
clientes. Sin embargo, si la usamos con ligereza, o sin una verdadera
empatía o compasión, puede parecer despectiva o trivial. Si sospechas que
tu cliente podría no responder bien a la palabra, no la utilices; usa términos
como «pensamientos», «cogniciones», «preocupaciones», etc.
Si alguna vez utilizas la palabra «historia» y tu cliente se siente molesto u
ofendido («¡No es una historia!»), pide disculpas de inmediato. Di algo
como: «Lo siento mucho. No he querido ofenderte. Con “historia” no he
querido decir que sea inventada o no sea cierta. Sólo he querido decir que es
una cadena de palabras que se unen para transmitir información o contar
una narración. Utilizo la frase simplemente porque la mayoría de las
personas consideran que les ayuda a desengancharse. Si lo prefieres, puedo
utilizar la palabra “cognición” o “pensamiento” en su lugar. ¿Sería mejor?».
Técnicas de defusión juguetonas
En el contexto correcto, las técnicas de defusión juguetonas, como cantar
tus pensamientos, dar gracias a tu mente y decir pensamientos con voces
tontas, son muy poderosas (y muy divertidas). En un contexto equivocado,
son completamente invalidantes. Por ejemplo, imagina que un cliente llega
con un dolor abrumador porque la persona que más ama acaba de morir, y
el terapeuta le pide que cante sus pensamientos con la melodía de «Feliz
cumpleaños»; o imagina que un cliente revela algunos recuerdos horribles
de abuso sexual infantil, y el terapeuta le dice: «Agradécele a tu mente esos
pensamientos». Podemos ver cuán insensibles e inapropiadas son estas
intervenciones, aunque todos lo haremos en algún momento, sin darnos
cuenta, y a pesar de nuestras mejores intenciones, y diremos algo que
invalide a un cliente. Cuando esto sucede, la ACT aboga inmediatamente
por asumir la responsabilidad: reconocerlo, disculparse y repararlo.
(Exploramos esto con más profundidad en el capítulo 16).
Falta de empatía
La fusión crea mucho sufrimiento. Si el terapeuta no logra empatizar con la
gran cantidad de dolor, dificultad y sufrimiento que ha causado la fusión,
entonces las intervenciones de defusión pueden parecer despectivas o
triviales. Esto a menudo desencadena una respuesta del cliente como: «¡No
lo entiendes» o «¡No sabes lo que significa para mí!». Esto ocurre
comúnmente cuando un terapeuta dice: «Sólo es un pensamiento», porque
casi siempre se verá como trivializar el pensamiento. Puede ser «sólo un
pensamiento» para el terapeuta, pero no es así como lo siente el cliente en
ese momento, por lo que este tipo de comentario transmite una falta de
empatía. (Por otro lado, cuando un cliente dice espontáneamente, sobre su
propia cognición, «es sólo un pensamiento», esto generalmente indica
defusión).
Desatender los sentimientos
Supón que comienzas a trabajar con la defusión y surgen emociones
dolorosas. Por lo general, querrás poner la defusión en espera y trabajar con
las emociones: echar el ancla, aceptación, autocompasión. Si sigues dejando
a un lado la defusión e ignorando el enorme dolor emocional que sufre el
cliente, no sólo es probable que esto sea ineficaz, sino que también puede
parecer indiferente o invalidante.
Falta de claridad
Es crucial preparar el terreno para aprender activamente las habilidades de
defusión al: (a) establecer el vínculo entre la fusión y el comportamiento
inviable, (b) aclarar el propósito de la defusión, y (c) descubrir cómo esta
habilidad será útil y relevante para los objetivos de la terapia del cliente.
Los terapeutas a menudo fallan en algo o en todo lo anterior antes de pasar
al trabajo activo en la defusión, y los clientes, naturalmente, se confunden o
se molestan. Y a veces el motivo de tal fracaso es en realidad la fusión del
terapeuta, como veremos a continuación.
CONSEJO PRÁCTICO
Para que la estrategia 7 funcione, debes establecer claramente los objetivos de comportamiento
para la terapia. Si no lo haces, el cliente no tendrá motivación para desengancharse. El cliente
sólo estará interesado en desengancharse si puede ver que engancharse interfiere en sus
objetivos de comportamiento.
Habilidades
Tiempo para otro recordatorio para practicar, practicar y practicar. ¿Eres
capaz de «establecer el vínculo» entre la fusión y el comportamiento
problemático? ¿Eres capaz de aclarar el propósito de la defusión? Lee los
guiones y ensaya las siete estrategias para trabajar con la desesperanza y el
razonamiento:
Notar y nombrar.
Validar y normalizar.
Declarar que no hay garantías.
Escribir los pensamientos.
Rehusar convencer.
La estrategia de las «tres opciones».
Reconocer los pensamientos recurrentes.
Para llevar
Espero y confío en que ahora tengas muchas ideas para superar las barreras
a la defusión. Hay cuatro mensajes principales para llevar a casa: primero,
practica la defusión en ti mismo: desengánchate de tus propios miedos y
dudas, y comienza a implementar la ACT activamente, no sólo hablando de
ella. Segundo, modela la ACT para tus clientes. Vive tus valores y sé
consciente en cada sesión. Realiza tu trabajo con empatía, respeto y
compasión. Y mira a tus clientes como a arcoíris, no como a obstáculos.
Tercero, baila en la oscuridad antes de guiar a la luz. ¡Y, finalmente, valida,
valida y valida! Si crees que una determinada intervención puede ser
invalidante, entonces, no la hagas; siempre hay muchas alternativas. Y si
alguna vez invalidas accidentalmente a un cliente, de inmediato pídele
disculpas y aclara cuáles fueron tus intenciones reales.
CAPÍTULO 15
Defusión meditativa
«¡No me des esa mierda hippie!» ¿Alguna vez has tenido un cliente que te
haya dicho algo así? Yo sí, en varias ocasiones, y siempre en respuesta a la
palabra «meditación». El problema es que «meditación» es un término muy
denostado, evoca imágenes de hippies cantando «Om», varitas de incienso
y velas encendidas, gurús y monjes budistas. O está fuertemente
relacionado con otras palabras como «aburrida» y «difícil». Por eso ahora
hablo de «habilidades de desenganche» en lugar de «meditación de
mindfulness».
Como explicamos en el capítulo 3, desde la perspectiva de la ACT, la
meditación formal es sólo una de las cientos de formas de aprendizaje de las
habilidades básicas de la mindfulness: defusión, aceptación, atención
flexible y del yo como contexto. Si los clientes quieren practicar la
meditación u otras prácticas formales de mindfulness como el yoga o el tai
chi, eso es genial, porque cuando se trata de aprender nuevas habilidades,
cuantas más practiquen mejor, pero definitivamente no es algo que
esperamos o solicitemos.
Dicho esto, algunas técnicas de defusión son claramente de naturaleza
meditativa. Son ejercicios más largos, en los que nos fijamos en nuestros
pensamientos con apertura y curiosidad; nos damos cuenta de que vienen y
se quedan y se van a su debido tiempo, sin juzgarlos, aferrarnos a ellos o
alejarlos. La defusión al estilo de la meditación es mucho más difícil para la
mayoría de las personas que las breves intervenciones que hemos revisado
hasta ahora, así que, si queremos que los clientes la practiquen, necesitamos
aclarar…
Volveremos a este tema más adelante en el libro. Por ahora, sólo te pediré
que tomes nota de estas «semillas para el SAC» a medida que las
encuentres «plantadas» en muchos de los guiones que siguen en este
capítulo y en los próximos.
Invitar a la creatividad
Invita a los clientes a modificar creativamente el ejercicio: pueden preferir
usar maletas en una cinta transportadora, nubes en el cielo, platos en un tren
de sushi o vagones en un tren. Uno de mis clientes era fanático de Star
Wars, y ¿sabes cómo flotan las letras en la pantalla en los créditos iniciales
de esas películas? Bueno, eso es lo que hizo con sus pensamientos. Otro
tenía tantos pensamientos corriendo por su cabeza que no podía manejarlos
con las hojas, ¡así que las cambió por troncos de árboles flotando en un
arroyo!
***
Si no deseas plantar semillas para el SAC, puedes dejar de lado esa parte.
***
***
BITS EXTRA
Si tú o tus clientes tenéis dificultades para «visualizar» o «ver» los pensamientos, una
alternativa es practicar «escucharlos»: se pueden notar como si se escuchara la voz de alguien
y se prestara atención curiosa a las cualidades auditivas como el volumen, el tono, el ritmo y
el componente emocional. Consulta el capítulo 15 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en
la página www.actmindfully.com.au), donde encontrarás un enlace para descargar una
grabación de audio gratuita del ejercicio de observar tus pensamientos.
Habilidades
De nuevo, es momento para una nueva tarea para ti. Antes de hacer estos
ejercicios con los clientes, es importante que los conozca a fondo. Tu
misión, si eliges aceptarla, es:
Para llevar
A menudo es útil proponer a los clientes ejercicios de meditación que
impliquen «observar el pensamiento» (o «escuchar el pensamiento») como
un antídoto contra el exceso de reflexión, la preocupación y cosas similares.
Pero siempre debemos tener claro el propósito: ¿cómo ayudará
específicamente al cliente con sus problemas? Y siempre debemos adaptar
el ejercicio al cliente: hacerlo más corto o más largo, cambiar la metáfora o
el énfasis de ver pensamientos a escuchar pensamientos. Después siempre
deberemos analizar el ejercicio cuidadosamente y asegurarnos de que el
cliente pueda vincularlo a sus problemas. Y, finalmente, suponiendo que el
cliente vea los beneficios potenciales del ejercicio, lo alentaremos a
practicarlo entre sesiones. (Veremos cómo hacer esto en el próximo
capítulo).
CAPÍTULO 16
Demasiado bueno
¿Alguna vez has experimentado una «sobrecarga técnica»? Es una
experiencia bastante abrumadora. Estás en medio de una sesión y parece
que tienes un millón de técnicas flotando en tu cabeza, y no sabes cuál usar.
Tu sesión se vuelve cada vez más pesada, y tu mente comienza a decir,
«Soy un pésimo terapeuta», «No sé lo que estoy haciendo», «Lo estoy
desbaratando todo». Llegados a este punto, muchos terapeutas abandonan la
ACT y recurren a la orientación de apoyo u otros modelos de terapia que les
resultan más fáciles.
Comenzaremos este capítulo analizando una excelente manera de evitar la
sobrecarga técnica. Luego repasaremos una gran cantidad de consejos
prácticos que se aplican a todos los ejercicios experienciales y prácticas de
mindfulness. Si agregara estos consejos a cada capítulo, este libro se
volvería muy repetitivo y bastante grueso (un poco como yo, podrían decir
algunos). Así que voy a agruparlos a todos en este capítulo.
En primer lugar, abordemos la sobrecarga técnica. Aquí hay un gran
consejo que tomé de Kirk Strosahl, uno de los pioneros originales de la
ACT. Para cada uno de los seis procesos centrales, elige tres técnicas
principales: herramientas, hojas de trabajo, ejercicios, metáforas, prácticas,
preguntas, etc., y utilízalas una y otra vez hasta que estés realmente
familiarizado con ellas. Esto te dará un conjunto básico de dieciocho
intervenciones que pueden incorporarse, combinarse y adaptarse a una
miríada de temas diferentes. (Con un poco de imaginación, la mayoría de
las técnicas se pueden utilizar en varios procesos diferentes). Estas
dieciocho intervenciones se convertirán en tu propio kit de herramientas de
la ACT personalizado.
A continuación, expongo mi kit de herramientas personales, no para
proclamar que es el «correcto» o «mejor» que el de cualquier otra persona,
sino simplemente para poner un ejemplo. (En este punto del libro, sólo
hemos revisado algunas de estas técnicas, pero no te preocupes, al final, las
conocerás todas).
Ves lentamente
Cuando realizas un ejercicio con tus clientes, es fácil ir demasiado rápido
pero casi imposible ir demasiado lento. Así que ve más despacio de lo que
crees que necesitas. Y si tienes dudas, pregúntale a tu cliente: «¿Voy
demasiado rápido o demasiado lento para ti, o está bien así?».
Improvisa
Todos los libros sobre la ACT contienen guiones para ejercicios. Por favor,
NO leas palabra por palabra el guion; te sonará rígido, extraño o artificial.
Improvisa el guion, utilízalo como referencia, pero ponlo todo en tus
propias palabras. Si tienes términos, frases, imágenes o metáforas que te
parecen mejores o más naturales que las del guion, utilízalas en su lugar.
Mezcla y combina
Puedes tomar partes de un ejercicio o técnica y agregarlos a otro. Por
ejemplo, al realizar ejercicios de anclaje, después de una instrucción como
«Notar A y B y C y D y E», podrías agregar «Entonces, hay una parte de ti
que lo nota todo», que planta semillas para el trabajo futuro sobre el yo
como contexto. Del mismo modo, a menudo es útil finalizar los ejercicios
de mindfulness más largos con un poco de anclaje o una breve conexión con
los valores.
Garantiza claridad
Es posible que hayas notado que sigo insistiendo en la importancia de la
claridad. Hago esto porque es un gran problema entre los novatos de la
ACT, pero también entre los veteranos. Con demasiada frecuencia, los
terapeutas piden a los clientes que hagan ejercicios inusuales (que a menudo
son difíciles y desafiantes) sin una justificación clara. Vale la pena tomarse
el tiempo para vincular claramente estas intervenciones con los problemas
específicos del cliente para asegurarse de que comprenda por qué esto es
relevante y útil para resolver sus problemas y lograr sus objetivos de
terapia.
Para cualquier técnica que pretendas utilizar, verifica: ¿tienes claro su
propósito? ¿A qué objetivos específicos del cliente es probable que esto
ayude y de qué manera? ¿Serías capaz de responder estas preguntas si te las
hiciera el cliente? Si no, tienes una tarea que hacer: no deberías usar estas
técnicas hasta que tú mismo las tengas claras.
La misma precaución se aplica a las metáforas: ¿qué perspectiva
específica esperas que logre el cliente y cómo se relaciona eso con sus
objetivos terapéuticos? Ten cuidado con una trampa en la que comúnmente
cae el terapeuta que se llama juguetonamente «abuso de metáforas»: es
cuando el terapeuta, que no tiene muy claro lo que pretende lograr, lanza
metáfora tras metáfora a los clientes, esperando que alguna le llegue. Esto
rara vez lleva a algo útil. Utiliza tus metáforas con moderación y precisión,
alineadas con los objetivos terapéuticos de los clientes.
Informa el ejercicio
Es muy importante informar los ejercicios experienciales una vez que hayan
terminado. Las preguntas útiles para hacer incluyen:
¿Qué te ha parecido?
¿Qué te ha pasado?
¿Qué sentimientos han surgido? ¿Has luchado contra ellos? ¿Te has
enganchado a ellos?
¿Qué ha hecho tu mente? ¿Qué te ha dicho? ¿Ha sido útil o ha sido un
obstáculo?
¿Te has enganchado en algún momento? ¿Por qué? ¿Y qué ha pasado
entonces? ¿Has conseguido desengancharte de nuevo? ¿Cómo lo has
hecho?
¿Qué te ha resultado útil de todo esto?
¿Ves algún vínculo entre esto y ABC? (ABC = un asunto del cliente, un
problema o una meta terapéutica especificada previamente).
¿Cómo podría ayudarte esto con ABC?
Cuando no funciona
Cuando un cliente se queja de que «Esto no está funcionando», siempre
queremos responder con apertura y curiosidad (lo que generalmente
significa que tendremos que echar el ancla, dejar espacio para nuestra
propia ansiedad y desengancharnos de nuestros propios pensamientos
inútiles). Podríamos decir algo como: «Oh, lamento escuchar eso. ¿Puedes
decirme qué está pasando?».
El cliente generalmente dará una respuesta que revele la agenda de control
emocional: «No me siento mejor», «Los pensamientos no van a
desaparecer», «Mi ansiedad está empeorando», «Todavía me siento
enfadado», «El recuerdo sigue ahí», «No me estoy relajando», «Aún estoy
muy inquieto».
Luego, el terapeuta puede preguntar amablemente: «Entonces, si lo
entiendo bien, ¿esperabas que este ejercicio eliminara ese
recuerdo/pensamiento/sentimiento/sensación?». El cliente generalmente
responderá que sí (a menudo con un poco de irritación o frustración). El
terapeuta puede responder: «Lo siento mucho. Obviamente no tenías claro
el propósito de esto. No es una manera de deshacerte de los pensamientos y
sentimientos no deseados/controlar cómo te sientes/relajarte/hacerte sentir
bien». Luego, el terapeuta recapitula el propósito del ejercicio. Para las
técnicas de defusión y atención flexible, la mejor manera de hacerlo es con
la metáfora de las manos como pensamientos y sentimientos (capítulo 11), y
para la aceptación y la autocompasión, con el ejercicio de empujar el papel
(capítulo 9) o con la metáfora del interruptor de lucha (que veremos en el
capítulo 22). Destacamos especialmente, al recapitular estas metáforas, que
el pensamiento/sentimiento/recuerdo no desaparece; en cambio,
aprendemos una nueva manera de responder que nos libera para participar
en la vida e invertir energía en hacer cosas significativas.
También podríamos decir: «Habrá ocasiones en que, al hacer estos
ejercicios, esos pensamientos/sentimientos cambien, se reduzcan o
desaparezcan rápidamente. Por supuesto, cuando eso ocurra, disfrútalo,
pero por favor no lo esperes. Es un añadido agradable, pero no es el
objetivo principal. Si conviertes esta técnica en una manera de controlar
cómo te sientes o de deshacerte de los pensamientos y sentimientos no
deseados, volverás enseguida diciéndome: “No está funcionando”».
Obviamente, si el cliente tiene una reacción negativa a esto, tendremos
que volver a visitar la desesperanza creativa (o implementarla ahora si la
omitimos anteriormente).
¿Qué ha pasado?
¿Qué pensamientos, sentimientos, recuerdos han aparecido?
¿A qué te ha enganchado tu mente?
¿Qué sentimientos te están apareciendo ahora?
¿Qué te dice ahora?
Mark, de treinta y cuatro años y veterano del ejército, tiene TEPT (trastorno
de estrés postraumático) relacionado con eventos de guerra. A menudo se
engancha a la autocrítica dura, y mientras trabajaba en la defusión en la
sesión número dos, calificó este patrón de pensamiento como «el dictador».
En las sesiones una a tres, participó repetidamente en ejercicios de anclaje
con buenos resultados, y él también los ha practicado entre sesiones. Esta
transcripción tiene lugar cerca del inicio de la sesión número cuatro. El
terapeuta ha terminado un ejercicio de anclaje de tres minutos y ahora está a
punto de analizarlo.
***
Es inevitable que a veces las cosas salgan mal. Sin embargo, si podemos
desactivar, aceptar, conectarnos a la tierra y permanecer abiertos y curiosos,
generalmente podemos convertir estos eventos en experiencias de
aprendizaje útiles.
Técnica: El ejercicio de los diez años a partir de ahora, mirando hacia atrás
(capítulo 19).
Proceso: Valores.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 16 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au), donde encontrarás un documento para crear tu
propio kit de herramientas de la ACT.
Habilidades
Hemos dado una gran cantidad de consejos en este capítulo. Son muchos
consejos para asimilar, así que, por favor, revísalos y practícalos
regularmente para perfeccionar tus habilidades. En particular, intenta hacer
lo siguiente:
Para llevar
Sé creativo con tus técnicas. Mezcla y combina, adapta y modifica, y si
quieres divertirte, inventa la tuya. Cuanto más inusual o desafiante es la
técnica, más importante es tener claro su propósito; vincularlo
explícitamente con los problemas del cliente o los objetivos de la terapia.
Recuerda informar cada ejercicio después y preguntar al cliente de qué
manera es relevante para sus problemas o útil para sus objetivos
terapéuticos. Si el cliente lo ha encontrado útil y ve su relevancia, trata de
convertirlo en una tarea.
Finalmente, sé flexible con tus técnicas. Antes de lanzarte a ellas,
considera estas preguntas: ¿qué proceso central espero fomentar? ¿Parece
probable que esta técnica ayude a este cliente en concreto, en este punto de
la sesión, a experimentar el proceso deseado? Deja de usar o adapta y
modifica una técnica si no ayuda a fomentar el proceso que deseas.
CAPÍTULO 17
Estar presente
***
CONSEJO PRÁCTICO
La curiosidad es una cualidad clave de la mindfulness, por lo que es una buena idea explicitarla.
Las siguientes metáforas son útiles al respecto: «Observar como un niño curioso», «Observar
como un científico curioso», y «Observar como si nunca antes hubiera visto algo así».
Creatividad
Te animo a ser creativo con los ejercicios que practiques en la sesión. No te
limites a los mismos ejercicios clásicos de mindfulness (como el escaneo
corporal, la respiración y comer uvas pasas). Estos ejercicios tradicionales
ya tienen su espacio seguro; sin embargo, hay muchas otras maneras de
enseñar estas habilidades. Así que sé juguetón e imaginativo; piensa fuera
de la caja. Por ejemplo, en plena sesión, he tenido a clientes que se
masajeaban cuidadosamente la piel de las manos con crema hidratante,
haciendo estallar una envoltura de burbujas, explorando atentamente un
libro (el sonido de las páginas, el olor del papel, las diferentes texturas de la
portada del libro y las páginas), escuchando atentamente una cortadora de
césped afuera de la habitación o el aire acondicionado dentro, oliendo flores
y examinando pétalos, escuchando atentamente su música favorita y
rastreando varios instrumentos, caminando conscientemente conmigo
afuera del edificio, estirándose plenamente conscientes… y eso es sólo para
empezar.
Así que inventa algunas prácticas de mindfulness propias. Dedica unos
minutos a pensar en esto: ¿qué tienes en tu sala de terapia (incluido todo lo
que el cliente trae con él) que podría convertirse en una «X» en la que
fijarse?
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 17 de ACT Made Simple: The Extra Bits (descargable desde la página de
«Free Stuff» en www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) guiones para la respiración
consciente, para el escaneo corporal consciente y para beber agua conscientemente; (b) un
enlace para descargar una grabación del ejercicio de notar la mano; (c) la hoja de trabajo
«Involucrar, saborear y enfocar»; (d) una explicación sobre «El terapeuta consciente»; (e)
algunos consejos sobre cómo aplicar todo esto a clientes con bajo estado de ánimo que
reflexionan en exceso y se preocupan; y (f) cómo usar la aplicación ACT Companion para
fomentar este proceso.
Habilidades
Bien, ya conoces el ejercicio: basta de charla entonces, e invierte el tiempo
en practicar:
Lee todos los ejercicios, metáforas y otras intervenciones en voz alta
como si estuvieras en la sesión con el cliente (o al menos ensáyalos
mentalmente).
Revisa los casos de dos de tus clientes e identifica cuándo y cómo
pierden el contacto con el momento presente: se preocupan, reflexionan
en exceso, se disocian, se «escapan» mediante drogas o alcohol, etc.
Reflexiona sobre ti mismo: ¿cuándo y dónde te separas, te pierdes o
haces las cosas mal? ¿Cómo te dejas llevar durante tus sesiones de
terapia? (como hacemos todos a veces). ¿Cómo aleja tu mente su
atención de tu cliente? ¿Con qué frecuencia quedas atrapado pensando
qué hacer a continuación o juzgándote a ti mismo y, por lo tanto,
desconectado de él?
Practica las actividades descritas en la hoja de trabajo «Involucrar,
saborear y enfocar» y observa lo que sucede.
Planifica algunas prácticas creativas de mindfulness para realizarlas en
las sesiones con tus clientes.
Para llevar
Ponerse en contacto con el momento presente (atención flexible) juega un
papel importante en cada sesión de ACT. Para facilitar una atención
flexible, la instrucción básica es «Notar X», donde X es cualquier cosa que
esté aquí en este momento. Éste es el primer paso tanto de la defusión como
de la aceptación: notar a lo que estás fusionado o lo que estás evitando. Los
principales costes de la atención inflexible son separarse, perderse las cosas
y hacerlo mal, y las habilidades para revertir esto son aquellas que hemos
llamado «atractivas», «para saborear» y «enfocadas». Es muy gratificante
ayudar a nuestros clientes a hacer este cambio, así que fíjate cuando sucede
y disfrútalo.
CAPÍTULO 18
Abrázate amablemente
El arte de la autocompasión
La vida es dura. La incómoda verdad es que, si vivimos lo suficiente,
experimentaremos una gran cantidad de dolor. El dolor nos visita
repetidamente, vestido con ropas diferentes; pero no importa lo que lleve
puesto, una cosa es segura: siempre hace daño. Y la mayoría de nosotros no
manejamos bien nuestro dolor. Casi siempre, nuestra configuración
predeterminada es: (a) luchar contra el dolor o evitarlo, (b) permitir que nos
domine o derrotarlo, (c) tratar de negarlo o descartarlo, o (d) culparnos,
juzgarnos y criticarnos a nosotros mismos. Una respuesta que no es natural
para la mayoría de nosotros es reconocer nuestro dolor y tratarnos con
genuina amabilidad y cuidado. El nombre de esta manera de responder es
«autocompasión».
Sin embargo, la ACT no te dice cuáles deberían ser tus valores o qué
valores son correctos o son los mejores; más bien, te ayuda a identificar tus
propios valores centrales desde lo más profundo. Al mismo tiempo, hay un
valor que infunde todos los aspectos del modelo de la ACT: la compasión.
La compasión es un concepto enorme, complejo y de múltiples capas, y (al
igual que para la mindfulness) no existe una definición universalmente
aceptada del término. Sin embargo, si queremos simplificar las cosas,
podemos definirlo en sólo siete palabras: «reconocer el dolor y responder
con amabilidad».
En otras palabras, la compasión significa que reconocemos el dolor y el
sufrimiento de los demás y respondemos con genuina amabilidad y afecto.
Estas respuestas pueden incluir un comportamiento abierto (decir y hacer
cosas físicamente para ser activamente amables, cariñosos y para servirles
de apoyo a las personas que sufren dolor) o un comportamiento encubierto,
como rezar, hacer una meditación de bondad amorosa o empatizar y pensar
amablemente sobre ellos. Y la autocompasión significa respondernos de
esta manera a nosotros mismos. (Pero ten en cuenta que la autocompasión
es mucho más que simplemente «ser amable contigo mismo». A menudo es
muy desafiante: un gran acto de coraje).
En mi experiencia, un buen número de clientes reacciona negativamente
al término «autocompasión», al menos inicialmente. El término puede traer
connotaciones relacionadas con la religión, el budismo, el misticismo o
simplemente sonar «no científico». Puede desencadenar pensamientos de
juicio relacionados con el Flower power, la New age, el «tacto sensible» o
directamente con la «mierda hippie». Puede juzgarse como un signo de
debilidad o de ser afeminado. Por lo tanto, para ir a lo seguro, a menudo no
utilizo el término hasta que los clientes hayan aprendido cómo hacerlo. En
cambio, con frecuencia presento el concepto con la metáfora de los dos
amigos.
1. Reconoce la herida.
Tomémonos el tiempo necesario para reconocer que estamos sufriendo:
para notar y nombrar nuestros pensamientos y sentimientos difíciles y
las situaciones que los desencadenan. Éste es un aspecto importante de
la atención flexible. Con demasiada frecuencia, pasamos
instantáneamente al modo de evitación: nos distraemos, nos
insensibilizamos o intentamos escapar de nuestro dolor de manera
desadaptativa.
2. Sé humano.
Validemos nuestro dolor como una parte natural y normal del ser
humano. Nuestros pensamientos y sentimientos dolorosos no son un
signo de debilidad, defecto o enfermedad mental. Son recordatorios de
que somos humanos y nos importa. Esto es lo que siente un ser humano
vivo y afectuoso cuando encuentra dificultades en la vida.
3. Desarma al crítico.
Cuando fallamos, somos rechazados o cometemos errores; cuando nos
encontramos actuando de maneras que no aprobamos; cuando creemos
que hemos contribuido a nuestra brecha de realidad, la tendencia natural
de nuestra mente es golpearnos. A la mente le gusta sacar un palo grande
y golpearnos cuando ya estamos deprimidos. Puede decirnos que no
estamos siendo lo suficientemente fuertes, o que deberíamos estar
manejando mejor las cosas, o que otros están mucho peor que nosotros,
por lo que realmente no tenemos nada de qué quejarnos. Puede decirnos
que nos controlemos o que pongamos en orden nuestras cosas. Incluso
puede decirnos que somos patéticos o que no podemos hacer otra cosa
que culparnos de lo que ha sucedido. Así que utilicemos nuestras
habilidades de defusión para quitarle el poder a toda esa dura autocrítica.
4. Abrázate amablemente.
En el núcleo de la autocompasión está el valor de la bondad. Cuando la
vida es difícil, cuando estamos sufriendo mucho, necesitamos más
apoyo y amabilidad que nunca. Entonces hablemos amablemente con
nosotros mismos; démonos mensajes amables de apoyo y comprensión.
Y cuidemos de nosotros mismos con genuina amabilidad, con gestos
sabios y acciones que nos ayuden a superar estos tiempos difíciles, al
mismo tiempo que cuidamos nuestra salud y bienestar.
***
***
Barreras a la autocompasión
Como cualquier aspecto del modelo de la ACT, encontraremos barreras
para la autocompasión. Como se mencionó anteriormente, una de estas
barreras a menudo son las reacciones negativas a la palabra misma.
Podemos lidiar con eso con bastante facilidad evitando el término
«autocompasión» y haciendo un buen uso de la metáfora de los dos amigos.
Otra barrera es la falta de claridad. El cliente se pregunta: «¿Cómo me va
a ayudar esto?». Una vez más, nos ocupamos de este problema siendo
claros desde el principio sobre el propósito y los beneficios potenciales, y
vinculándolos a los objetivos terapéuticos del cliente. El punto de elección
realmente puede ayudar con esto, de la siguiente manera:
***
A veces, un cliente insiste en que ser duro consigo mismo es una buena
manera de motivarse y le preocupa que si es amable consigo mismo pueda
caer en patrones autodestructivos. Una respuesta útil a esto es la clásica
metáfora de…
***
BITS EXTRA
Dirígete al capítulo 18 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au) para disponer de: (a) guiones para ejercicios adicionales de
autocompasión, (b) cómo manejar las reacciones difíciles de los clientes, (c) cómo puede
ayudar la aplicación ACT Companion, (d) imaginario del niño interior y (e) una mirada al
perdón.
Habilidades
La compasión es un gran tema, por lo que, si deseas saber más al respecto,
te recomiendo el libro The ACT Practitioner’s Guide to the Science of
Compassion de Dennis Tirch, Benjamin Schoendorff y Laura R. Silberstein
(2014). También es posible que desees leer The Reality Slap (Harris, 2012),
mi libro de autoayuda sobre el enfoque de la ACT para el dolor y la
pérdida, que se centra principalmente en la autocompasión.
Asimismo, te animo a:
Para llevar
La compasión reside en todos los aspectos de la ACT, y la autocompasión
es una parte vital de la terapia. Podemos pensar en la autocompasión como
en seis componentes básicos y podemos trabajar con cualquier número de
ellos, en cualquier combinación, para ayudar a los clientes a desarrollar esa
poderosa habilidad. Como terapeutas, nuestro trabajo a menudo es
desafiante y doloroso, especialmente cuando nuestros clientes no responden
a nuestros mejores esfuerzos: cuando permanecen estancados, o empeoran,
de una sesión a otra. Así que asegurémonos de practicar la autocompasión
en nosotros mismos y ayudar a nuestros clientes a desarrollarla.
CAPÍTULO 19
CONSEJO PRÁCTICO
A algunos clientes no les gusta la palabra «valores», así que asegúrate de tener algunos términos
alternativos o expresiones bajo la manga: ser tú mismo, ser fiel a ti mismo, vivir la vida a tu
manera, comportarte como el tipo de persona que deseas ser, los deseos más profundos de tú
corazón acerca de cómo quieres comportarte, las cualidades personales y fortalezas con las que
deseas actuar/vivir/poner en juego, las cualidades que deseas tener como
modelo/mostrar/demostrar/inspirar/con las que alentar a otros.
Dentro de un año
Imagina que, dentro de un año, estás recordando la dificultad a la que te
enfrentas hoy. Imagina que la has gestionado de la mejor manera posible,
comportándote como la persona que realmente quiere ser en el fondo de tu
corazón. Desde esa perspectiva, responde a estas preguntas:
***
CONSEJO PRÁCTICO
Si los clientes nos dicen algo que ya no quieren hacer, a menudo podemos llegar a los valores
preguntando: «¿Qué quieres hacer en su lugar?». Por ejemplo, si el cliente dice: «Quiero dejar
de pelearme con mi madre», podemos preguntarle, «¿Qué te gustaría hacer en su lugar? ¿Cómo
te gustaría tratar a tu madre cuando pasas tiempo con ella? ¿Cómo te gustaría tratarla cuando
hace algo que te molesta o te hace enfadar?».
***
Habilidades
En este capítulo, no hay tarea para ti. ¡No, sólo estoy bromeando! En
realidad, hay muchas tareas. Si aún no has completado los formularios de
valores antes mencionados, descárgatelos y hazlo. Luego:
Evitación experiencial
Como regla general, es más fácil hacer que los valores funcionen con
clientes de alto funcionamiento o con problemas emocionales que con
clientes de bajo funcionamiento o aquellos con altos niveles de evitación
experiencial. Esto se debe a que, cuanto más nos impulsa la fusión y la
evitación experiencial, más nos desconectamos de nuestros valores. En la
terapia, a menudo vemos ejemplos dramáticos de esto en clientes con
trastorno límite de la personalidad o con adicciones a las drogas, el alcohol
o el juego. A menudo, estos clientes, impulsados por la fusión y la
evitación, actúan repetidamente de maneras muy alejadas de sus valores
fundamentales: lastiman, abusan de su cuerpo o lo descuidan, y hacen lo
mismo con sus amigos, sus familias, sus parejas, etc. Y si realmente se
detienen para reconocer este comportamiento destructivo, y reconocen cuán
alejado está de sus propios valores, seguramente experimentarán mucho
dolor emocional: ansiedad, culpa, tristeza, vergüenza, etc. No es
sorprendente que, para evitar ese dolor, estos clientes se resistan o bloqueen
el trabajo con valores. De hecho, muchas de las barreras mencionadas en
este capítulo funcionan principalmente como evitación experiencial: «No
sé», «Nada importa», «No tengo ningún valor», «No le veo el qué», «No
merezco tener una vida», «Esto es muy cursi», y así sucesivamente. Si
sabemos o sospechamos que la evitación experiencial es la barrera
principal, respondemos con el anclaje, la defusión, la autocompasión y la
aceptación. Esto podría resultar más o menos así:
***
Ahora lee la transcripción anterior por segunda vez y observa todos los
procesos de la ACT que estén implicados. Deberías poder identificar la
defusión, la aceptación, la atención flexible, la acción comprometida, la
viabilidad y la disposición. Los procesos de la ACT entran en juego
continuamente a lo largo de cada sesión, incluso cuando se abordan barreras
a otros procesos. Y si estás preparado para un desafío adicional, imagina
cómo sería todo el episodio anterior si el terapeuta decidiera escribirlo en
un punto de elección. ¿Qué escribiría y dónde? (Puedes encontrar la
respuesta en «Bits extra»).
Fusión
Muchas barreras comunes para conectarse con valores se deben a la fusión
con:
«¡Nada importa!»
Algunos clientes insistirán en que nada es importante, en que no tienen
valores, en que no les importa nada. Si esto se debe a que están fusionados
con la desesperanza, el primer paso sería desactivarla, como hemos visto en
el capítulo 14. Si no, una manera simple de responder es con este tipo de
frases: «Tengo curiosidad. Por un lado, te escucho decir “nada importa” y,
por otro lado, te veo sentado aquí frente a mí. Así que me pregunto, ¿qué es
lo suficientemente importante como para que hayas venido a terapia?».
Algunos clientes responderán que vinieron por su pareja, hijos, padres o
amigos. Si es así, podemos explorar estas relaciones y descubrir qué le
importa al cliente y qué valores tiene al respecto. Como mínimo, podemos
descubrir el valor de «cuidar a los demás».
Otros pueden decir que han venido porque están cansados de sentirse
deprimidos o quieren sentirse felices o dejar de sentirse ansiosos. En este
caso, podemos reformular esto de la siguiente manera: «Entonces, tu salud
mental y tu bienestar son importantes para ti», y pasar a etiquetar esto como
el valor de «autocuidado». Sin embargo, otros clientes pueden decir que han
venido porque su médico se lo ha dicho, en cuyo caso podemos replantearlo
de la siguiente manera: «Así que te preocupas lo suficiente por tu salud
como para escuchar a tu médico». Y nuevamente, podemos etiquetar esto
como el valor de «autocuidado».
En este punto hay una manera diferente, pero a menudo muy útil, de
seguir, cuando el cliente insiste en: «No tengo valores» o «No me importa
nada»:
Terapeuta: Sí, ahora mismo, así es más o menos como te sientes. No tienes
la sensación de que haya nada que te guíe desde lo más profundo de tu
corazón, no tienes la sensación de tener esta brújula interna que he estado
llamando «valores». ¿Te gustaría cambiar eso?
«No lo sé»
En respuesta a preguntas sobre valores, algunos clientes se encogerán de
hombros y dirán: «No lo sé». Y esto puede ser una simple declaración de
hechos. A veces el cliente simplemente no tiene ni idea de qué son los
«valores». Les parece algo de otro planeta. También puede ser una solicitud
de ayuda: el cliente básicamente dice: «Me estás haciendo todas estas
preguntas difíciles, y no sé ni por dónde empezar. Ayúdame. Dame una
pista».
Si éste es el caso, entonces hacemos una breve psicoeducación (valores
como brújula, un ejemplo de valores versus objetivos) y pasamos a
ejercicios experienciales como en el capítulo anterior. Sin embargo, en lugar
de hacer preguntas, podemos convertir estas intervenciones en ejercicios
formales: haz que el cliente haga dos o tres minutos de anclaje o de otra
práctica de mindfulness, y luego aliéntalo a imaginar o visualizar la escena
o a reflexionar sobre la(s) pregunta(s).
Otro enfoque es pedirle que se «sitúe con la pregunta» de la siguiente
manera:
Deseo de aprobación
Algunos clientes están tan concentrados en obtener la aprobación de otros o
están tan acostumbrados a obedecer las reglas de sus padres, la religión o la
cultura que se desconectan de sus propios valores fundamentales. Para
ayudar a reconectarlos, aquí tienes una pregunta útil: «Supongamos que
tengo una varita mágica, y la agito, y ocurre la magia, y ahora tienes
automáticamente el amor y la aprobación de todos aquellos cuya opinión te
importa, para que, hagas lo que hagas a partir de ahora, te aprueban
totalmente y te aman, tanto si te conviertes en un santo como si te vuelves
un asesino en serie, una estrella de cine o un estafador, un multimillonario o
una persona sin hogar que duerme en las calles. Así, de ahora en adelante,
nunca tendrás que impresionar ni complacer a nadie nunca más; hagas lo
que hagas, estarán encantados contigo. En ese caso, ¿qué harías con tu
vida? ¿Seguirías adelante y harías esto?
Habilidades
Igual que en cualquier otra parte del modelo de la ACT, si los clientes no
tienen claro el propósito y los objetivos –si no ven cómo conocer sus
valores puede ayudarlos con sus objetivos de terapia–, podemos esperar
confusión y resistencia. Además, los clientes (como los terapeutas) a
menudo se confunden acerca de la diferencia entre valores y objetivos.
Entonces, si dejaste de lado la importante psicoeducación sobre este tema
que desarrollamos en el último capítulo (o si lo hiciste, pero el cliente lo
olvidó), entonces es absolutamente esencial revisarlo (o volver a analizarlo
nuevamente).
Con esto en mente, una vez más te animo a que:
Para llevar
Es común que los clientes luchen un poco contra los valores, pero si
persistimos suavemente y seguimos siendo flexibles, por lo general
podremos llegar a buen puerto. Si la fusión o la evitación experiencial
bloquean el camino, podemos desviarnos para trabajar con defusión y
aceptación, y luego volver a los valores más tarde.
CAPÍTULO 21
1. Marcharnos.
2. Quedarnos y vivir según los propios valores: cambiar todo lo que podamos para mejorar la
situación y dejar espacio para el dolor que conlleva.
3. Quedarnos y dejar de actuar de manera efectiva: hacer cosas que no marquen la diferencia o
que la empeoren.
Establecimiento de objetivos
Hay dos amplias clases de establecimiento de objetivos en la ACT; voy a
llamarlas formal e informal. La principal diferencia es que el
establecimiento formal de objetivos sigue pasos específicos, que resumiré a
continuación, mientras que el establecimiento informal de objetivos, no.
1. Elige un dominio.
Elige SÓLO UN dominio de la vida a trabajar: Salud, trabajo,
educación, ocio, crecimiento personal, espiritualidad, crianza de los
hijos, amigos, familia, relaciones íntimas, otros.
Dominio:
__________________________________________________________
_____________________________
***
Evaluar la meta
Tanto si es un objetivo formal como si es informal, debemos considerar las
siguientes preguntas para asegurarnos de que sea un objetivo efectivo.
CONSEJO PRÁCTICO
Es útil hacer que los clientes consideren posibles resultados positivos, como en la pregunta
anterior. Sin embargo, también queremos advertirles: «Podrían darse resultados positivos, y
espero que sea así. Pero, por favor, no empieces a fantasear con lo maravillosa que será la vida
después de lograr tu objetivo; la investigación demuestra que fantasear con esto va a reducir tus
posibilidades de seguir adelante».
***
Supongo que cualquier consejero, coach o terapeuta que lea este libro de
texto ya sabrá cómo hacer todo lo anterior. Es un conocimiento esencial
para cualquiera que trabaje en tales roles porque muchos problemas se
derivan o empeoran por la falta de habilidades interpersonales efectivas. Si
no sabes o estás un poco oxidado en cuanto a asertividad, comunicación,
negociación, empatía y habilidades de toma de perspectiva, ponte al día
rápidamente. (Una manera simple de hacerlo es leer mi libro de autoayuda
sobre la ACT y los problemas de relación: ACT with Love [Harris, 2009b]).
A muchos terapeutas de la ACT les gusta enseñar estas habilidades
interpersonales en la sesión mediante juegos de rol. (Esto no es esencial,
pero es una forma de enseñanza muy efectiva y atractiva). Durante estos
juegos, el terapeuta generalmente alienta al cliente a experimentar con
diferentes formas de comunicación: el tono y el volumen de voz, la postura
corporal, la expresión facial, las palabras reales utilizadas, y le da
retroalimentación auténtica sobre su impacto.
Además de lo anterior, al enseñar habilidades interpersonales:
***
Lo que estamos tratando aquí es una gran «brecha de realidad»: una gran
brecha entre la realidad actual y la deseada. Y cuanto mayor sea esa brecha,
más dolorosos serán los sentimientos que surgirán. Naturalmente, nuestro
objetivo es validar y normalizar esos sentimientos, reconocer lo dolorosos
que son y ayudar a nuestro cliente a aceptarlos y ser compasivos. Por lo
tanto, mi respuesta a Alex fue:
Planificación de la acción
Después de establecer un objetivo guiado por valores, algunos clientes son
muy buenos tomando medidas para lograrlo. Pero otros necesitarán ayuda
para dividirlo en un plan de acción paso a paso. Una pregunta muy útil es:
«¿Cuál es el paso más pequeño, simple y fácil que puedes dar en las
próximas veinticuatro horas que te llevará un poco más en esa dirección?».
Aprender a dar pequeños pasos es importante. Cuando los clientes se
concentran demasiado en grandes objetivos a largo plazo, dejan de vivir en
el presente; quedan atrapados en la mentalidad de: «Seré feliz una vez que
haya logrado ese objetivo». Y, por supuesto, es posible que nunca lo logren,
o que tarden mucho más de lo esperado, o que no los haga felices aunque lo
logren.
Así que me gusta recordar a los clientes el famoso dicho del Tao Te
Ching: «Un viaje de mil kilómetros comienza con un paso». Vivir nuestros
valores es un viaje sin fin, continúa hasta el momento de nuestro último
aliento. Y cada pequeño paso que damos, por pequeño que sea, es una parte
válida y significativa de ese viaje. (También me gusta citar una frase muy
común de la sabiduría popular: «Quien la sigue la consigue»).
Para mostrar cómo los valores, los objetivos y las acciones se unen,
consideremos el caso de Sarah, una enfermera de treinta y ocho años, sin
pareja desde su divorcio, cuatro años antes. Sarah tenía muchas ganas de
encontrar una nueva pareja, casarse y tener hijos, y le preocupaba que
pronto sería demasiado mayor para quedarse embarazada. Por supuesto,
casarse y tener hijos son objetivos (pueden, potencialmente, ser tachados de
la lista, logrados, conseguidos), pero no son valores. Entonces, utilizando la
hoja de trabajo «Configuración inteligente de objetivos», Sarah identificó
dos dominios de la vida como sus prioridades: «pareja íntima» y «crianza
de los hijos». Luego observamos sus valores en cada dominio.
Inicialmente, Sarah dijo que lo que quería era ser amada y apreciada.
Éstos son objetivos comunes: todos queremos obtener el amor y el aprecio
de los demás. Pero no son valores. Los valores se refieren a cómo queremos
comportarnos, no a lo que queremos obtener. Con una exploración más
profunda (y un montón de trabajo para aceptar la tristeza intensa que
surgió), Sarah identificó sus valores en el dominio de «pareja íntima» como
conectarse, ser cariñosa, amorosa, solidaria, amable, estar presente, ser
emocionalmente íntima y ser sexualmente expresiva. Bajo «crianza de los
hijos», sus valores eran casi idénticos (excepto «ser sexualmente
expresiva»).
Sarah reconoció que el matrimonio y los niños no eran realistas como
objetivos inmediatos (próximas veinticuatro horas) u objetivos a corto plazo
(en los próximos días y semanas), por lo que los escribió como objetivos a
medio o largo plazo.
A continuación, consideró los objetivos a corto plazo. En el dominio de
«pareja íntima», estableció objetivos para: (a) usar una aplicación de citas
para teléfonos móviles y tener algunas citas y (b) asistir a algunas clases de
baile latino de sexo mixto. En el ámbito de la «crianza de los hijos», sus
objetivos eran: (a) llevar a su sobrina adolescente a una excursión de un día
y (b) visitar a un par de amigos que tenían niños pequeños.
En términos de objetivos inmediatos, Sarah estaba perpleja. Así es como
fue la sesión:
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 21 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás: (a) una descripción de los problemas que
surgen de un enfoque excesivo en el resultado, (b) cómo manejar la fusión que surge mientras
se establece el objetivo, (c) una versión imprimible de la fórmula del desafío con un texto
explicativo para dar a los clientes, (d) una hoja de trabajo imprimible de la configuración
inteligente de objetivos, y (e) cómo usar la aplicación ACT Companion para establecer
objetivos y planificar acciones.
Habilidades
Aquí hay algunas sugerencias para ti:
¿Aceptación de qué?
Como ya hemos dicho anteriormente, aceptación es la abreviatura de
«aceptación experiencial». Se trata de aceptar activamente nuestras
experiencias privadas: pensamientos, sentimientos, recuerdos, etc. No se
trata de aceptar pasivamente nuestra situación de vida. La ACT aboga por
tomar medidas para mejorar nuestra situación tanto como sea posible:
¡aceptación y compromiso! Por ejemplo, si tienes una relación íntima difícil,
la ACT recomienda que practiques la autocompasión y dejes espacio para
todos tus pensamientos y sentimientos dolorosos (en lugar de hacer cosas
autodestructivas como beber, fumar, comer en exceso, reflexionar y
preocuparte), y al mismo tiempo tomar medidas, guiado por tus valores, para
mejorar la relación (o, si es necesario, abandonarla).
Además, lamento seguir insistiendo en esto, pero es muy importante, y
muchos practicantes nuevos tienen una idea equivocada: no abogamos por la
aceptación de cada pensamiento y sentimiento no deseado. Abogamos por la
aceptación siempre y cuando la evitación experiencial se interponga en el
camino de una vida efectiva basada en valores.
El lenguaje de la aceptación
Los clientes a menudo no entienden lo que queremos decir con
«aceptación». Por lo general piensan que aceptar algo significa resignarse a
ello, tolerarlo, o incluso disfrutarlo, desearlo o aprobarlo. Por lo tanto, al
principio de la terapia, tiendo a evitar la palabra. «Voluntad» es un término
alternativo popular: la voluntad de tener tus pensamientos y sentimientos
como son, en este momento. Otro término que puedes usar es «expansión»,
que encaja muy bien con la charla metafórica de abrirse y dar espacio. Aquí
hay algunas otras expresiones:
Llegar a la aceptación
En muchos protocolos de la ACT, la aceptación sigue a la desesperanza
creativa (capítulo 8) y al abandono de la lucha (capítulo 9). Si ése es el
camino que estás tomando, el ejercicio de empujar el papel (capítulo 9) se
presta bien a esta transición, como veremos a continuación.
Recuerda, no hay una secuencia establecida que debas seguir con los
procesos centrales de la ACT, por lo que hay muchas otras rutas para llegar a
la aceptación. Aquí hay ejemplos de lo que podríamos decir para introducir
la aceptación desde otros procesos de la ACT:
Desde la defusión: «Así que hemos visto cómo desengancharte de tus
pensamientos, pero ¿qué pasa con tus sentimientos?». O: «Tu mente dice
que este sentimiento es horrible e insoportable. ¿Qué tal si lo
comprobamos y vemos si es realmente así?».
Desde los valores: «Cuando hablas de estos valores, ¿qué sentimientos
aparecen en ti?».
Desde una acción comprometida: «¿Qué sentimientos es probable que
aparezcan cuando lleves a cabo esta acción?». O: «Mientras piensas en
hacer esto, ¿qué sientes?». O: «¿Qué sentimientos necesitarás para dejar
espacio para hacer esto?».
Desde el yo como contexto: «Utilizando esa parte de ti que se da cuenta,
echemos un vistazo a algunos de estos sentimientos contra los que has
estado luchando».
Por supuesto, cuanto más propensos a evitar las experiencias sean nuestros
clientes, más renuentes se mostrarán a aceptar experiencias internas no
deseadas, por lo que tendremos que ir más despacio y con más cuidado.
Deberemos trabajar más en torno a la desesperanza creativa, y es posible que
tengamos que hacerlo repetidamente.
Trabajar con los valores también es muy importante en este caso.
Necesitamos establecer un vínculo claro entre la aceptación y la mejora de la
vida. El cliente debe reconocer que aceptar ese malestar está al servicio de
algo importante, significativo y que mejora la vida. La pregunta de la varita
mágica a menudo es útil: «Si yo agitara una varita mágica para que estos
sentimientos difíciles no pudieran detenerte de ninguna manera, ¿qué harías
de forma diferente en tu vida?». Una vez que sepamos la respuesta, podemos
decir: «Bueno. Si eso es lo que quieres hacer con tu vida, hagámoslo posible.
No tengo una varita mágica, pero podemos aprender nuevas maneras de
lidiar con esos sentimientos para que ya no te detengan».
Naturalmente, debemos asegurarnos de que este trabajo sea seguro.
Queremos tener en cuenta que no damos conferencias ni coaccionamos a
nuestros clientes; siempre pedimos permiso, siempre les damos una opción,
siempre les hacemos saber que pueden detenerse en cualquier momento.
CONSEJO PRÁCTICO
En este capítulo, el énfasis está en aceptar las emociones. Sin embargo, los mismos principios se
aplican a la aceptación de cualquier experiencia interior no deseada: pensamientos, recuerdos,
impulsos, sensaciones, etc.
La aceptación Smörgåsbord
Hay una gran variedad de formas de trabajar con la aceptación, y la siguiente
figura ilustra muchas de ellas (pero no todas). Algunas ocupan sólo diez
segundos y otras hasta diez minutos. Revisaremos muchas de ellas en este
libro; las otras podrás encontrarlas en «Bits extra».
Un kit de herramientas de aceptación
Estoy a punto de presentar un ejercicio de aceptación muuuuy largo, que en
realidad es un kit de herramientas completo, así que siento la necesidad de
hacerte un recordatorio amable (lo siento): la aceptación es un proceso, no
una técnica. Las herramientas y técnicas se utilizan para ayudar a tus clientes
y a ti mismo a conocer los entresijos del proceso.
Este ejercicio, en realidad, se construye a partir de trece técnicas diferentes
combinadas: enlace a valores y objetivos, observar como un niño curioso, la
parte que nota, radio mente, notar, nombrar, respirar, expandir, permitir,
materializar, normalizar, ser autocompasivo y expandir la conciencia. Sí, son
muchas, pero no te preocupes, las abordaremos poco a poco.
Debido a que el ejercicio es tan largo, en las primeras etapas de la terapia
puede resultar demasiado difícil para muchos clientes. Sin embargo, puedes
acortarlo fácilmente para que sea más cómodo de usar. Puedes utilizar sólo
una o dos técnicas y hacer un ejercicio mucho más breve. (Más adelante
veremos versiones ultrabreves de todos estos métodos). También puedes
mezclar y armonizar estas técnicas en cualquier combinación y orden (junto
con cualquier otra técnica de aceptación que desees), y desecha la que no te
guste, para que puedas crear fácilmente tus propios ejercicios breves (o
largos).
Un recordatorio rápido: a algunos clientes no les gusta ningún ejercicio que
se centre en la respiración, y una de las técnicas implica «respirar» un
sentimiento. Para la mayoría de las personas esto es muy útil para la
aceptación, pero si tienes un cliente al que no le gusta, simplemente, no la
utilices. (El mismo consejo se aplica a cualquier herramienta o técnica en
cualquier proceso de la ACT; ninguna de ellas es esencial).
CONSEJO PRÁCTICO
Cuando realizamos estos ejercicios en un entorno cara a cara, no tenemos al cliente sentado en
silencio mientras le hablamos. Es un diálogo, no un monólogo. Seguimos consultando con el
cliente, preguntándole cómo va, obteniendo comentarios y modificando lo que hacemos según sea
necesario.
Radio mente
Terapeuta: Deja que tu mente suene como una radio que suena de fondo… y
mantén tu atención en el sentimiento… y en cualquier momento, si tus
pensamientos te enganchan y te sacan del ejercicio, en el instante en que te
des cuenta, reconócelo, desengánchate y reenfócate…
Notar
Terapeuta: Nota dónde comienza y dónde se detiene… Aprende sobre ello
tanto como puedas…
Si dibujaras un contorno a su alrededor, ¿qué forma tendría?… ¿Es en 2D
o en 3D? ¿Está en la superficie de tu cuerpo o dentro de ti, o en ambos?…
¿Hasta dónde llega?… ¿Dónde es más intenso?… ¿Dónde es más débil?
(Pausa de 5 segundos).
Y si en algún momento te das cuenta de que estás enganchado,
simplemente desengánchate y vuelve a concentrarte en la sensación…
Obsérvala con curiosidad… ¿Es diferente en el centro que alrededor de
los bordes? ¿Hay alguna pulsación o vibración dentro de ella?… ¿Es ligera
o pesada?… ¿Está en movimiento o quieta?… ¿Cuál es su temperatura?…
¿Hay puntos calientes o fríos?…
Nota los diferentes elementos dentro del sentimiento… Nota que no es
sólo una sensación, hay sensaciones dentro de las sensaciones… Nota las
diferentes capas. (Pausa de 5 segundos).
Nombrar
Terapeuta: Tómate un momento para nombrar este sentimiento… ¿Cómo lo
llamarías?… Bien, dite en silencio: «Noto una sensación de X… (X = el
nombre que el cliente le ha dado, por ejemplo, Ansiedad).
Respirar
Terapeuta: Y mientras notas ese sentimiento, respira… Imagina que tu
respiración fluye dentro y alrededor de ese sentimiento… Respirando
dentro y alrededor…
Expandir
Terapeuta: Y es como si, de una manera mágica, todo ese espacio se abriera
dentro de ti… Te abres alrededor de ese sentimiento… Haz espacio para
él… expándete alrededor… Entiendes que esa idea está bien… Respira…
ábrete… expándete a su alrededor…
Permitir
Terapeuta: Y ve si puedes permitir que ese sentimiento esté ahí. No tienes
que desearlo… sólo permitir que esté ahí… Deja que ocurra… Nota que
respiras en él, que te abres a su alrededor, y que permites que sea como es.
(Pausa de 10 segundos). Puedes sentir una fuerte necesidad de luchar
contra él o alejarlo. Si es así, sólo reconoce el impulso que existe sin actuar
en consecuencia. Y sigue notando la sensación. (Pausa de 5 segundos). No
intentes deshacerte de ella ni de alterarla. Si cambia por sí misma, está
bien. Si no cambia, también está bien.
Cambiar la sensación o deshacerte de ella no es el objetivo. Tu objetivo
es simplemente permitirla… dejarla ser. (Pausa de 5 segundos).
Materializar
Terapeuta: Imagina que este sentimiento es un objeto físico… Como objeto,
¿qué forma tiene?… ¿Es líquido, sólido o gaseoso?… ¿Se está moviendo o
está quieto?… ¿De qué color es?… ¿Es transparente u opaco?…
Si pudieras tocar la superficie, ¿cómo sería?… ¿Mojada o seca?…
¿Áspera o suave?… ¿Caliente o fría?… ¿Blanda o dura? (Pausa de 10
segundos).
Observa este objeto con curiosidad, respira en él y ábrelo a tu
alrededor… No tiene que gustarte ni tienes que desearlo. Sólo permítelo…
y nota que eres más grande que este objeto… no importa cuán grande se
vuelva, nunca puede ser más grande que tú. (Pausa de 10 segundos).
Normalizar
Terapeuta: Este sentimiento te brinda información valiosa… Te dice que
eres un ser humano normal con un corazón… Te dice que te importan las
cosas… que hay cosas en la vida que te importan… y esto es lo que los
seres humanos sentimos cuando hay una brecha entre lo que queremos y lo
que tenemos… Cuanto más grande sea la brecha, mayor será la sensación.
(Pausa de 5 segundos).
Ser autocompasivo
Terapeuta: Coloca una de tus manos en esa parte de tu cuerpo… e imagina
que es una mano curativa… la mano de un amigo o padre o enfermera
cariñosa… y siente el calor que fluye de su mano al interior de tu cuerpo…
no para deshacerte de la sensación, sino para dejarle espacio… para
suavizarte y relajarte a su alrededor. (Pausa de 10 segundos).
Sostenla suavemente, como si fuera un bebé que llora o un cachorro
asustado. (Pausa de 10 segundos).
Y siéntete libre de dejar la mano ahí, o descansarla en tu regazo, lo que
prefieras.
Expandir la conciencia
Terapeuta: La vida es como un espectáculo en el escenario… y en ese
escenario están todos tus pensamientos y todos tus sentimientos, y todo lo
que puedes ver, oír, tocar, saborear y oler…
Y lo que hemos estado haciendo aquí es atenuar las luces del escenario y
destacar ese sentimiento… y ahora es el momento de ocuparnos del resto
de las luces…
Así que mantén ese sentimiento en el centro de la atención y, al mismo
tiempo, enciende las luces de tu cuerpo… nota tus brazos y piernas y
cabeza y cuello… y nota que tienes el control de tus brazos y piernas,
independientemente de lo que estés sintiendo… Sólo muévelos un poco
para comprobarlo por ti mismo… y ahora haz un estiramiento y nota que
estás estirando…
Y también nota las luces de la habitación donde te encuentras… Abre los
ojos, mira a tu alrededor y nota lo que puedes ver… y nota lo que puedes
oír… y nota que no hay sólo un sentimiento; hay un sentimiento dentro de
un cuerpo, dentro de una habitación, donde tú y yo estamos trabajando
juntos en algo muy importante… ¡y bienvenido de nuevo!
CONSEJO PRÁCTICO
Podemos trabajar con la insensibilidad de la misma manera que trabajamos con otros
sentimientos. Encuentra el área de mayor insensibilidad, obsérvala, nómbrala, descríbela, ábrete a
ella, hazle espacio, etc. A menudo, cuando hacemos esto, se disipa la insensibilidad y otros
sentimientos «enterrados» u «ocultos» suben a la superficie.
Radio mente
Esperamos que surjan todo tipo de pensamientos inútiles cuando se realiza la
aceptación. Si ya hemos trabajado con la defusión (lo cual recomiendo),
podemos traerla aquí. Soy un gran admirador de la simple metáfora: «Deja
que tu mente suene como una radio de fondo».
Respirar
Muchos clientes, pero no todos, encuentran que respirar en un sentimiento
les permite hacer espacio. La respiración diafragmática lenta y suave parece
muy útil para muchas personas (sin embargo, también hace que una pequeña
minoría se sienta mareada, aturdida o ansiosa, en cuyo caso hay que
omitirla).
Expandir
A menudo es útil hablar metafóricamente acerca de hacer espacio, crear
espacio, abrirse o expandirse. Esto nos lleva de los reinos del «reconocer» y
del «permitir» al de «acomodar».
Permitir
Una y otra vez, les recordamos a nuestros clientes que la aceptación no
significa que les guste, o que quieran o aprueben un pensamiento o un
sentimiento; significa permitirlo o dejarlo ser.
Materializar (u cosificar)
Muy a menudo, nuestros clientes, especialmente aquellos que son muy
visuales, lo harán espontáneamente cuando les pedimos que observen sus
sentimientos. Cuando imaginamos un sentimiento como un objeto físico, nos
ayuda a experimentar que ese sentimiento no es más grande que nosotros;
tenemos mucho espacio para ello.
En algunos modelos de terapia, se puede intentar disolver el objeto con luz
blanca o reducirlo de varias maneras. En la ACT no lo haríamos así, ya que
eso reforzaría la agenda del control emocional. Sin embargo, como sucede,
el objeto casi siempre cambia espontáneamente. Por lo general, se vuelve
más pequeño o más blando, pero a veces se hace más grande. Si ocurre esto
último, podríamos decir: «No importa cuán grande sea ese sentimiento, no
puede ser más grande que tú. Así que obsérvalo, respira y dale más espacio».
La cuestión es que no necesitamos reducir o eliminar el objeto; sólo
hacerle espacio. En trabajos sobre el duelo agudo, a menudo tengo clientes
que salen de mi consulta con una pesada roca negra dentro del estómago o
una gruesa tabla de madera en el pecho. Eso es de esperar. Las pérdidas
importantes dan lugar a sentimientos dolorosos. Ayudemos a nuestros
clientes a llevarlos de buena gana, en lugar de atascarse en una lucha contra
ellos, para que puedan participar plenamente de la vida y hacer lo que les
importe.
Normalizar
Si podemos reconocer que es normal y natural tener sentimientos dolorosos,
que es una parte inevitable de ser humano, es más probable que los
aceptemos.
Ser autocompasivo
La autocompasión, ser amable y preocuparse por uno mismo, aporta un
elemento adicional a la aceptación. Presumiblemente, las sensaciones cálidas
de la mano y la rica metáfora de las manos curativas contribuyen a la
efectividad.
Expandir la conciencia
A veces, es posible que deseemos concentrarnos en nuestras emociones,
como cuando estamos aprendiendo una habilidad de mindfulness o llorando
por un ser querido. Sin embargo, la mayor parte del tiempo, enfocarnos
demasiado intensamente en nuestros sentimientos se interpondrá en el
camino de vivir la vida. En ocasiones, los clientes abandonarán su sesión con
sensaciones fuertes o desagradables en su cuerpo. Esto es muy probable
cuando se trabaja con clientes con síndrome de dolor crónico, dolor agudo
debido a una pérdida repentina o ansiedad por alguna crisis o desafío mayor
inminente. Queremos que los clientes puedan hacer espacio para sus
sentimientos y ampliar la conciencia para comprometerse con el mundo que
los rodea, para que así puedan hacer lo que sea necesario para que su vida
funcione.
Esta expansión de la conciencia es, por supuesto, un gran componente de
todos los ejercicios de anclaje, por lo que podemos elegir mencionar
explícitamente esa metáfora. Si no, la metáfora del espectáculo escénico es
una buena alternativa, y deja claro que eso no es una distracción. El
sentimiento permanece en el escenario pero, a medida que el escenario se
ilumina, podemos ver todo el espectáculo, y el sentimiento como sólo una
parte de él. Esto en sí mismo facilita la aceptación: cuando es sólo «una
parte de todo el espectáculo», el sentimiento ya no parece tan grande y
amenazador.
El interruptor de lucha
La metáfora del interruptor de lucha (Harris, 2007) es una poderosa
herramienta interactiva para el trabajo de aceptación. Si los clientes no
pueden hacer el ejercicio de empujar el papel (capítulo 9) debido a
problemas físicos, entonces, el del interruptor de lucha es mi alternativa.
(Puse una animación de esta metáfora en YouTube; para encontrarla, escribe
«Russ Harris Struggle Switch». Puedes mostrársela a los clientes como una
alternativa a desarrollarla tú mismo).
***
Deberes
Una posible tarea es hacer que los clientes practiquen formalmente un
ejercicio de mindfulness centrado en la aceptación de las emociones. Esto es
particularmente útil para los trastornos de ansiedad y el trabajo sobre el
duelo. Es ideal hacer tales ejercicios en la sesión y grabarlos a medida que se
avanza, y luego darle a tu cliente la grabación para que se la lleve a casa. O
puedes darle al cliente un CD o MP3 grabado en un pendrive para practicar.
(Mi MP3 «Mindfulness Skills: Volume 1» tiene una grabación (la pista 3)
muy similar al ejercicio de aceptación de emociones de este capítulo, y hay
otras parecidas en la aplicación de móviles ACT Companion).
También puedes sugerir a tu cliente: «Entre ahora y la próxima sesión, me
pregunto si estarías dispuesto a practicar para dejar espacio a tus
sentimientos, como lo hemos hecho hoy. Tan pronto como te des cuenta de
que estás luchando, realiza el ejercicio». Luego, para que no se olvide,
escribe los pasos clave que quieres que practique, por ejemplo, «observa,
respira, expande» o «crea en un objeto y respira en él».
Una tercera opción es ésta: «Durante la próxima semana, observa cuándo
luchas contra tus sentimientos, y cuándo te abres y les das espacio. Y
observa qué efectos tiene cuando respondes de cada manera». También
puedes usar una copia de la hoja de trabajo «Struggling vs. Opening Up»
(luchar versus apertura) (véase «Bits extra») y pedirle al cliente que la
complete.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 22 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página www.actmind‐
fully.com.au). Allí encontrarás: (a) cómo mejorar el elemento de aceptación de cualquier
ejercicio de mindfulness, (b) la hoja de trabajo «Struggling vs. Opening Up» mencionada
anteriormente, (c) ejercicios y metáforas adicionales para la aceptación, incluyendo el surf
emocional y el surf del impulso, (d) cómo nuestra programación infantil nos prepara para
luchar contra nuestros sentimientos, (e) cómo abordar la creencia de que nuestras emociones
controlan nuestras acciones, y (f) cómo valorar la aceptación para que los clientes no se
sientan abrumados.
Habilidades
Prueba estas técnicas en ti mismo. Practica abrirte y dejar espacio para esos
sentimientos, especialmente durante y después de una sesión de terapia
difícil, porque una de las habilidades de un buen terapeuta es poder aceptar
sus propias reacciones emocionales. Adicionalmente:
Para llevar
La aceptación es el proceso de hacer espacio activamente a experiencias
privadas no deseadas. En este capítulo, nos hemos centrado en las
emociones, pero podemos usar las mismas técnicas (o ligeramente
modificadas) para aceptar pensamientos, imágenes, recuerdos, sentimientos,
impulsos, deseos y sensaciones. La aceptación y la defusión van de la mano:
en la aceptación, a medida que tomamos contacto experiencial directo con
nuestras experiencias privadas, desactivamos nuestros pensamientos sobre
ellas. Por el contrario, cuando desactivamos y permitimos que nuestros
pensamientos sean como son (sin tratar de cambiarlos o evitarlos), éste es un
acto de aceptación. Juntos podemos pensar en la defusión y la aceptación
como en «apertura». Esperemos que ahora empieces a ver lo que quise decir
cuando dije que las diferentes partes del hexaflex están interconectadas,
como seis facetas de un diamante.
CAPÍTULO 23
CONSEJO PRÁCTICO
A veces, cuando ayudo a los clientes a hacer esto, dicen: «¡Oh! Quieres decir, ¡fingir hasta que
lo hagas!». Mi respuesta a esto es: «¡No! No se trata de ser “falso”. No se trata de pretender ser
algo que no eres. El objetivo es ser fieles a nosotros mismos, reconocer honestamente lo que
estamos sintiendo y aceptar verdaderamente esos sentimientos, y al mismo tiempo,
comportarnos como el tipo de persona que queremos ser. ¡No hay falsificaciones implicadas!».
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 23 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí descubrirás: (a) cómo trabajar con la disociación, (b) cómo
ayudar a los clientes a descubrir cuándo es útil concentrarse en sus emociones, y cuándo no lo
es, (c) enlaces a varias animaciones de YouTube que he creado sobre la neurociencia de la
emoción y (d) la regulación emocional en la ACT.
Para llevar
Las emociones ofrecen una rica fuente de sabiduría y orientación a la que
no podemos acceder si estamos ocupados evitándolas. Cuando en la ACT
trabajamos con emociones, no se trata sólo de notarlas, nombrarlas y
aceptarlas, sino de hacer un uso activo de ellas. Recuerda el clásico eslogan
de la ACT: tu dolor es tu aliado.
CAPÍTULO 24
¿Qué te detiene?
Cambiar no es fácil
¿Alguna vez ha tenido un cliente que abandona tu consulta todo
enfervorizado, lleno de entusiasmo y diciendo: «Voy a hacer esto y aquello
y lo otro»? ¿Y luego viene a la siguiente sesión y no ha hecho nada? Por
supuesto que sí. Pero sólo unas pocas miles de veces, ¿verdad? Cuando mis
clientes dicen tales cosas, inmediatamente respondo: «¡Te pareces a mí!».
(Deberías ver la expresión de sorpresa en sus caras). «Sí», continúo, y
añado: «¿Sabes con qué frecuencia digo que voy a hacer algo, pero en
realidad no lo hago?».
Por lo general, el cliente, aturdido, dice: «Oh, vaya, no pensé que…».
«Con estas cosas todos estamos en el mismo barco», digo. «Y si tu mente
es como la mía, probablemente te esté atacando en este momento,
contándote esa historia “no lo suficientemente buena”». Ante esto, el cliente
generalmente asiente con la cabeza, por lo que trabajamos un poco para
desengancharlo de la autocrítica, haciendo espacio para la ansiedad y la
culpa, y practicando la autocompasión.
Después de eso digo: «Ahora, antes de hacer algo más en esta sesión,
¿podemos pasar algún tiempo identificando lo que te detuvo? Porque lo que
se interpuso la última vez también es probable que se interponga esta vez y
la próxima. Entonces, ¿te parece bien si descubrimos cuáles son las barreras
y elaboramos un plan para abordarlas?
Superar barreras
Existen muchas barreras posibles contra el cambio, y a menudo los
terapeutas las refuerzan involuntariamente omitiendo aspectos importantes
del capítulo 21, como establecer objetivos inteligentes y ayudar a los
clientes a planificar y prepararse para posibles obstáculos. Así que, verifica:
tú y tu cliente, ¿tenéis claro el objetivo? ¿Es inteligente, es decir, específico,
motivado por los valores, adaptativo, realista, enmarcado en el tiempo?
¿Has identificado posibles obstáculos y has planeado estrategias para
enfrentarte a ellos? ¿Se te ocurrió un plan B? ¿Has implementado todas las
otras cosas del capítulo 21?
Aparte de tales omisiones, las cuatro barreras más comunes para cambiar
son:
—Engancharse.
—Evitar molestias.
—Lejanía de los valores.
—Objetivos dudosos.
Lo que sigue es una simple hoja de trabajo del cliente que explica los
encabezados anteriores y proporciona los «antídotos». También encontrarás
una copia descargable en «Extra bits».
¿QUÉ TE DETIENE?
El antídoto: Conéctate con tus valores. ¿Por qué molestarse en hacer esas
cosas desafiantes si no es importante? Si es importante, conéctate con lo
que lo hace significativo. ¿Qué valores vivirás con cada paso que des?
Objetivos dudosos
***
La idea es atravesar estas barreras comunes con el cliente, ver cuáles son
relevantes y elaborar planes para abordarlas. Si el cliente aún no tiene las
habilidades necesarias de defusión o aceptación, las colocamos en la agenda
de esta sesión y trabajamos activamente en ellas. (Por supuesto, no tenemos
que usar la hoja de trabajo anterior; podemos hacer todo esto a través de la
conversación, sin escribir nada, pero la hoja de trabajo es muy útil).
Funcionabilidad
Para explorar la viabilidad de un comportamiento, básicamente
identificamos y validamos sus beneficios (resultados que el cliente quiere) y
los comparamos compasiva y respetuosamente con los costes (resultados
que el cliente no quiere). Podemos destacar los beneficios de cualquier
comportamiento dado haciendo preguntas como:
CONSEJO PRÁCTICO
Recuerda, «beneficios» no significa lo mismo que «consecuencias de refuerzo». Todo
comportamiento tiene beneficios: ventajas, ganancias, recompensas o resultados de
comportamiento deseables. Sólo si esos beneficios son lo suficientemente grandes como para
mantener ese comportamiento a lo largo del tiempo, diríamos que son consecuencias de refuerzo
(véase capítulo 4).
Costes destacados
Éstas son algunas preguntas útiles para obtener los costes de un
comportamiento:
Disponibilidad
Las intervenciones de disposición son prácticamente la otra cara de las
intervenciones de funcionabilidad. Primero identificamos (a través del
trabajo con valores y objetivos) lo que el cliente quiere hacer de manera
diferente. No es suficiente que diga: «Quiero detener este
comportamiento»; necesitamos aclarar «¿Qué harás en su lugar?». En otras
palabras, la próxima vez que haya antecedentes similares, ¿cómo quiere el
cliente responder de manera diferente en términos de una acción efectiva y
guiada por valores?
En este caso, el cliente, entrenado por el terapeuta, presenta dos
comportamientos preferibles: (a) masajear con crema la piel de su antebrazo
y (b) practicar el ejercicio de autocompasión de la mano amable (capítulo
18). Sin embargo, como era de esperar, ella duda un poco. Para aumentar la
disposición de un cliente a llevar a cabo nuevos comportamientos más
viables, queremos resaltar los beneficios del nuevo comportamiento, al
tiempo que reconocemos compasivamente los costes de hacerlo. Primero
echemos un vistazo a los beneficios.
Beneficios destacados
Para identificar los beneficios de participar en un comportamiento más
viable, debemos explorar:
A. Los beneficios inmediatos (es decir, las recompensas instantáneas de
vivir los valores de uno).
B. Los beneficios posibles (es decir, las probables recompensas que
tendrá alcanzar las metas). Las siguientes preguntas resultarán útiles:
Romper compromisos
Todos rompemos nuestros compromisos a veces. Esto es parte de ser
humano. A menudo, nuestro cliente planteará rápidamente el problema del
fracaso: «¿Qué pasa si fallo?», «He intentado hacer esto antes, pero nunca
lo consigo». Y si no plantea este problema, entonces tendremos que
exponerlo nosotros mismos. Aquí hay un ejemplo:
Terapeuta: Es un hecho que a veces no vas a seguir con esto. ¿Sabes por
qué?
Cliente: ¿Por qué?
Terapeuta: Porque eres un verdadero ser humano. No eres un superhéroe de
los cómics de Marvel. Nadie es perfecto. Ninguno de nosotros vivimos
siempre de acuerdo a nuestros valores ni cumplimos siempre las cosas que
decimos que haremos. Podemos mejorar, seguro. Sin embargo, nunca
seremos perfectos.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 24 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás la hoja de trabajo «Hard Barriers» (barreras
difíciles).
Habilidades
Algunas sugerencias:
Completa una hoja de trabajo de «Hard Barriers» sobre ti mismo.
Identifica dónde te atascas en un área importante de tu vida y aclara qué
puedes hacer para moverte de nuevo. Piensa en un pequeño paso que
puedas dar en una dirección valiosa y establece un compromiso público
(por ejemplo, con un amigo, con un colega o con tu pareja) para
seguirlo.
Si cumples con tu compromiso, hazlo atentamente y observa la
diferencia que aporta a tu vida. Si no lo sigues, identifica qué te ha
detenido con la hoja de trabajo «¿Qué te detiene?».
Elige dos casos en los que el cliente esté atascado e identifica sus
posibles barreras con la hoja de trabajo «Qué te detiene?». Luego,
escribe algunas ideas sobre cómo puedes hacer que avance de nuevo.
Elige dos o tres casos en los que el cliente esté atascado y marca el
problema en un diagrama de puntos de elección, incluidos los costes y
los beneficios.
Para llevar
Nuestros clientes, al igual que nosotros, a menudo no logran hacer cosas
que mejorarán su vida. Queremos normalizar y validar eso, identificar lo
que se interpone en el camino y crear estrategias efectivas para superar las
barreras. Tener presentes las fases «engancharse», «evitar molestias»,
«lejanía de los valores» y «objetivos dudosos», es una buena manera para
que tú y tus clientes recordéis e identifiquéis barreras comunes para la
acción.
CAPÍTULO 25
El yo que se percata
***
CONSEJO PRÁCTICO
Hay muchas variantes posibles para las instrucciones de estos ejercicios. Podríamos decir: «Hay
una parte de ti que nota», o «Ahí estás notando», o «Nota quién está notando», o «Ahí hay una
parte de ti notando». Experimenta y encuentra lo que funciona mejor para tus clientes y para ti.
Hablar y escuchar
Aquí hay otro ejercicio ultrarrápido.
El tú continuo
Lo que sigue es una versión muy abreviada del clásico ejercicio del yo
observador de Hayes et al. (1999), a menudo conocido como el ejercicio del
tú continuo. El ejercicio parece complejo, pero básicamente comprende
cinco instrucciones repetitivas:
1. Nota X.
2. Hay X, y hay una parte de ti que nota X.
3. Si puedes notar X, no puedes ser X.
4. X es parte de ti; y tienes muchas más cosas que sólo X.
5. X cambia; la parte de ti que nota que X no cambia.
El terapeuta realiza este breve ejercicio una vez más cerca del final de la
sesión, y luego procede de la siguiente manera.
¿Quién soy?
A veces, un cliente pregunta: «Bueno, ¿quién soy yo entonces? Si no soy
esta historia en mi cabeza, ¿quién soy?». Si no tenemos cuidado, es fácil
quedarnos empantanados en discusiones filosóficas profundas en este
punto, y para nuestros propósitos de la ACT, no deseamos hacer eso. Somos
coach y terapeutas, no filósofos y gurús. Por lo tanto, generalmente
respondo de esta manera: «Ésa es una gran pregunta. Hay muchas maneras
diferentes en que podemos hablar del “yo”, pero en el lenguaje cotidiano
tendemos a hablar de ello de dos maneras: el yo físico, nuestro cuerpo, y el
yo pensante, nuestra mente. Pero aquí hay un tercer sentido del yo que casi
nunca se menciona: ese “yo que se percata de sí mismo”, que podemos usar
para notar tanto nuestra mente como nuestro cuerpo. Y tú eres todas estas
cosas: mente, cuerpo y yo que se percata de sí mismo, todo en uno.
Entonces, cuando hablamos de estos diferentes “yo” o “partes” de ti, es sólo
una manera conveniente de hablar. La realidad es que eres un ser humano
completo. No hay partes separadas de ti. Nadie ha encontrado una mente
separada de un cuerpo, o un yo que se percate de sí mismo separado de un
yo pensante. Son sólo metáforas, maneras de hablar sobre diferentes
aspectos de ser humano».
Si bien puede ser útil hacer el SAC explícito para lograr los primeros cuatro
objetivos, está lejos de ser esencial. Todos estos resultados se pueden lograr
con facilidad al trabajar directamente en habilidades de defusión,
aceptación y atención flexible. Sin embargo, si nuestro objetivo es lograr el
resultado 5, generalmente es necesario un trabajo explícito de SAC.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 25 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en www.actmindfully.com.au).
Allí descubrirás: (a) un guion para la metáfora del tablero de ajedrez y un enlace a mi
animación de YouTube, (b) una discusión sobre terapia versus misticismo, (c) qué hacer si los
clientes preguntan: «¿Esto es el alma?», y (d) qué hacer si los clientes no pueden acceder al
yo que se percata.
Habilidades
No digas que no te lo advertí: ¡esto es complicado! Pero la buena noticia es
que practicar ayuda, así que:
Para llevar
El yo como contexto tiene dos significados: la toma de perspectiva flexible
(véase capítulo 27) y el yo que se percata de sí mismo. Implícito en toda
mindfulness, el yo que se percata de sí mismo no es realmente un «yo» en
absoluto; más bien, es el lugar o la perspectiva desde donde observamos o
notamos todo lo demás. Muchos modelos de terapia basados en la
mindfulness nunca hacen explícito el yo como contexto; confían en el
autodescubrimiento a través de la meditación continua de mindfulness. Sin
embargo, en la ACT a menudo nos gusta hacer explícito el yo como
contexto para mejorar la defusión, la aceptación y el contacto con el
momento presente, o para fomentar un sentido estable o transcendente de
uno mismo. Hacemos esto a través de tres tipos de intervención
superpuestos: metáforas para percatarse de uno mismo, ejercicios
experienciales que implican notar lo que se está notando y ejercicios para
desactivar el autoconcepto.
CAPÍTULO 26
La exposición flexible
¿Qué es la exposición?
No existe una definición de exposición universalmente acordada. Sin
embargo, la mayoría de los modelos de terapia que la incluyen tienden a
definir la exposición de una manera similar a ésta: «Contacto organizado
con estímulos que provocan temor con el propósito de habituarse».
(Habituación, en el lenguaje cotidiano, significa «acostumbrarse» al
estímulo para que sea menos angustiante). Los estímulos que evocan el
miedo pueden ser externos (por ejemplo, situaciones sociales en el trastorno
de ansiedad social, lugares confinados en la claustrofobia, arañas en la
aracnofobia) o internos (por ejemplo, sensaciones físicas en el cuerpo en el
trastorno de pánico, recuerdos traumáticos en el TEPT).
Mientras está en contacto con los estímulos que evocan el miedo, el cliente
califica su nivel de angustia mediante el uso de unidades subjetivas de
escala de angustia, o SUDS. Por lo general, el SUDS es una escala de 0 a
10, donde 10 significa extremadamente angustiado, ansioso o abrumado y 0
significa calmado, relajado, sin ansiedad ni angustia. El terapeuta ayuda al
cliente a mantenerse en contacto con los estímulos que evocan el miedo
hasta que su puntuación SUDS caiga.
La mayoría de los protocolos de tratamiento consideran que la exposición
es exitosa si la puntuación SUDS cae en un 50 % (por ejemplo, de un 8 de
10 a un 4 de 10). En otras palabras, el objetivo principal de la exposición en
tales protocolos es reducir la angustia emocional (o el nivel de ansiedad). Si
ese resultado ocurre, la exposición se considera exitosa. Y si los niveles de
angustia o ansiedad no disminuyen significativamente, la exposición se
considera infructuosa.
Sin embargo, investigaciones recientes basadas en la teoría del
aprendizaje inhibitorio (Arch y Craske, 2011; Craske et al., 2008, Craske,
Treanor, Conway, Zbozinek y Vervliet, 2014) muestran que no existe una
correlación entre la disminución de la angustia o la ansiedad durante la
exposición y los cambios positivos de comportamiento que resultan. En
otras palabras, los clientes no pueden tener una caída en los niveles de
angustia o ansiedad durante la exposición, pero pueden tener significativos
cambios de comportamiento positivos como resultado. Por el contrario, los
clientes pueden tener grandes caídas en los niveles de angustia o ansiedad
durante la exposición, pero no tienen un cambio de comportamiento
positivo como resultado. Si esto te sorprende, lee los documentos citados
anteriormente sobre la teoría del aprendizaje inhibitorio (que se está
convirtiendo rápidamente en el nuevo modelo de exposición en muchos
tipos de terapia cognitiva conductual).
¡Adiós, SUDS!
En la exposición de la vieja escuela, el énfasis en reducir la angustia o la
ansiedad (a través de la medición de las caídas en las puntuaciones SUDS)
refuerza fácilmente la agenda de evitación experiencial. Además, como se
mencionó anteriormente, no existe una correlación entre una caída en las
puntaciones SUDS o en los niveles de ansiedad y un resultado de un cambio
de comportamiento efectivo. Por lo tanto, en la ACT, no mediríamos las
puntuaciones SUDS ni calificaríamos los niveles de ansiedad durante la
exposición.
En cambio, podemos crear escalas simples de 0 a 10 para medir aspectos
de la flexibilidad de respuesta, como el grado de aceptación o evitación, el
grado de fusión o defusión, el grado de presencia/compromiso, el grado de
control sobre las acciones físicas y el grado de conexión con los valores. En
la página anterior, te presento un diagrama que resume tales medidas. (Sin
embargo, hablando por mí mismo como clínico, lo primero que quiero ver
en mis clientes no es un cambio en los números en una escala de medición,
sino que el cliente viva activamente sus valores y participe en la vida).
Entonces, si deseas combinar modelos como la desensibilización y el
reprocesamiento del movimiento ocular, o la exposición prolongada con la
ACT, ciertamente podrías hacerlo, pero necesitarías dejar la medición
SUDS y comenzar a medir la flexibilidad de la respuesta.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 26 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí encontrará: (a) una copia imprimible de «Medición de la
flexibilidad de la respuesta en la exposición» (Measuring Response Flexibility in Exposure), (b)
más materiales sobre cómo hacer una exposición formal en la ACT y (c) recursos para aprender
más sobre la exposición.
Para llevar
Debido a la manera en que definimos la exposición en la ACT, podemos ser
increíblemente flexibles con la forma en que lo hacemos, posiblemente
mucho más que cualquier otro modelo basado en la exposición. Espero que
comiences a reconocer las formas en que ya has estado haciendo una
exposición informal sin siquiera darte cuenta. Y espero que aprendas más
sobre esto en entrenamientos y libros de nivel avanzado.
CAPÍTULO 27
Flexibilidad cognitiva
Reencuadre.
Toma de perspectiva flexible.
Compasión y autocompasión.
Establecimiento de objetivos flexibles, resolución de problemas,
planificación y estrategias.
Concepción de tu mente como guía, coach o amiga.
Reencuadre
Hay una gran cantidad de reencuadre en el modelo de la ACT, que
obviamente se normaliza y valida. Una y otra vez ayudamos a los clientes a
replantear sus pensamientos y sentimientos difíciles y no deseados como
«normales» en lugar de «anormales», «válidos» en lugar de «no válidos».
(Muchos modelos de terapia hacen esto, por supuesto, pero la ACT va más
allá). Las metáforas mentales del hombre de las cavernas replantean
procesos cognitivos inútiles como normales, válidos y con un propósito.
Las técnicas de defusión replantean los pensamientos y las instantáneas
como algo así como «palabras e imágenes». Las técnicas del capítulo 23
replantean las emociones como aliadas con recursos valiosos en lugar de
enemigas a evitar a toda costa. Y la vida basada en valores replantea
poderosamente muchas nociones populares de éxito y felicidad.
Compasión y autocompasión
La ACT pone gran énfasis tanto en la autocompasión como en la compasión
por los demás. Para muchas personas, éstas son formas de pensamiento
radicalmente nuevas. Reconocer conscientemente el sufrimiento (el nuestro
o el de los demás) y permanecer abierto a él y sentir curiosidad por él en
lugar de ignorarlo, rechazarlo o alejarse de él, y luego responder con
amabilidad (en lugar de juzgar, mostrarse hostil o cualquier otra reacción no
compasiva): no es natural o fácil para la mayoría de nosotros. Supongamos
que sentimos dolor y nos decimos a nosotros mismos: «Éste es un momento
de sufrimiento. La vida es dura en este momento. Veamos qué puedo hacer
para cuidarme». Obviamente, ésta es una forma de pensar extremadamente
diferente de reflexionar («¿Por qué me siento tan mal? ¿Qué me pasa?»), o
de hacer autocrítica («Debería ser más fuerte de lo que soy. Soy un perdedor
tan patético»). Por lo general, necesitamos practicar deliberada, activa y
regularmente nuevos patrones de pensamiento para desarrollar nuestra
capacidad de compasión, un esfuerzo difícil al que muchos clientes se
resistirán activamente.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 27 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás una explicación sobre el pensamiento positivo y la
reestructuración cognitiva y sus similitudes y diferencias con la ACT.
Habilidades
Hay muchas variaciones sobre el tema de la mente como guía, coach o
amiga. Podemos comparar la mente con una asesora, mentora, ayudante o
asistente, y podemos contrastar diferentes cualidades: cautelosa versus
descuidada, atenta versus desatenta, amable versus dura, aceptable versus
crítica, sabia versus imprudente, útil versus inútil, etc. Así pues, para
practicar:
Para llevar
Espero que puedas ver que la ACT suele cambiar tu manera de pensar
significativamente. Sin embargo, no lo hace desafiando, disputando,
ignorando, descartando pensamientos difíciles o inútiles o distrayéndote de
ellos. Lo hace de la siguiente manera: (a) desactivando esos pensamientos,
(b) aceptando que seguirán siendo recurrentes, y (c) al mismo tiempo,
cultivando activamente nuevas maneras de pensar, más flexibles y efectivas.
CAPÍTULO 28
CONSEJO PRÁCTICO
A menudo necesitamos explicar a nuestros clientes que la «depresión» no es una emoción. Una
manera simple de hacerlo es con el punto de elección. En la parte inferior, dejamos los
pensamientos (por ejemplo, «No soy lo suficientemente bueno») y las emociones (por ejemplo,
la ansiedad, la tristeza, la culpa, la vergüenza, la ira). Y luego verificamos todos los
movimientos hacia atrás. Explicamos que los movimientos hacia atrás son lo que queremos decir
con «depresión», no los pensamientos y sentimientos que los desencadenan.
Cambiar el contexto
En un contexto de fusión y evitación, cualquier emoción es problemática.
Esto es válido tanto para las emociones dolorosas como la vergüenza, la
culpa, la ira, la ansiedad y la tristeza, como para las placenteras como el
amor y la alegría. En la ACT, nuestro objetivo es cambiar ese contexto a
uno de defusión, aceptación y acción guiada por valores. En este nuevo
contexto, donde el cliente puede responder con flexibilidad a la emoción
(desengancharse y realizar movimientos hacia adelante), la emoción ya no
es «problemática».
Para ayudarnos en este trabajo, a menudo es útil deconstruir el contexto
problemático en tres elementos, con los que luego podemos trabajar uno por
uno. Ten en cuenta que no lo hacemos en ningún orden específico:
trabajamos de manera flexible, momento a momento, dependiendo de lo
que parezca más relevante, útil o probable para ese cliente. En un contexto
donde cualquier emoción se ha vuelto problemática, podemos esperar
encontrar los siguientes elementos:
1. Fusión.
2. Evitación experiencial.
3. Acción inviable.
Fusión y vergüenza
Cuando trabajamos con la vergüenza, esperamos encontrar fusión con:
Cabeza gacha.
Contacto visual limitado (por ejemplo, mirar al suelo o por la ventana
en lugar de al terapeuta).
Expresión facial abatida o decaída.
Postura caída: hombros y brazos caídos, columna doblada.
Agitarse incómodamente cuando habla o piensa sobre cualquier cosa
relacionada con la vergüenza.
Taparse los ojos con una mano o agarrarse la cabeza con las manos.
Defusión y vergüenza
Para ayudar a un cliente a evitar el autojuicio, la autoculpa, los recuerdos
dolorosos, el miedo a la evaluación negativa o el rechazo de otros, y así
sucesivamente, recuerda los dos primeros pasos simples para la mayoría de
las defusiones: notar y nombrar. Podemos pedirle al cliente que note lo que
su mente está diciendo, cómo su mente lo está atacando, cómo su mente lo
está juzgando y culpando, o cómo su mente es muy rápida en asumir que
otras personas lo juzgarán, criticarán o rechazarán.
También podemos pedirle que nombre sin prejuicios sus pensamientos y
sentimientos (por ejemplo, aquí está la vergüenza; aquí está mi esquema de
«soy malo»; tengo el pensamiento de que soy malo; noto el autojuicio;
pienso que los demás me juzgarán; aquí está mi mente tratando de
asustarme; tengo un sentimiento de vergüenza; noto un sentimiento de
vergüenza; o, tengo un recuerdo vergonzoso).
Si hemos analizado las funciones de la vergüenza en el pasado y en el
presente, podemos usar esta información para la defusión. El cliente podría
intentar notar y nombrar su vergüenza, en este sentido: «Vaya. Aquí estás de
nuevo, lástima. Sé que estás tratando de ayudarme o protegerme, como lo
has hecho en el pasado. Pero ya no necesito ese tipo de ayuda. Ahora tengo
mis valores para ayudarme». O una variante: «Vaya. Aquí estás de nuevo,
lástima. Gracias por recordarme que practique la autocompasión».
Idealmente, entonces, el cliente se reconectaría conscientemente con sus
valores mientras se desactivaba de los pensamientos/recuerdos y aceptaba
los sentimientos/sensaciones de vergüenza.
Si pasamos de notar y nombrar la aceptación, el énfasis está en permitir y
dejar espacio para cualquier sentimiento y sensación que el cliente haya
notado y nombrado. Sin embargo, si seguimos más hacia la defusión, el
énfasis está en las cogniciones, y el objetivo es que el cliente «vea más
claramente» qué son las cogniciones: cadenas de palabras e imágenes.
Nota: Cuando se trabaja con la vergüenza, es aconsejable evitar técnicas
de defusión alocadas como «agradecerle a la mente» o «cantar tus
pensamientos», al menos en las primeras sesiones, porque pueden resultar
contraproducentes e invalidar al cliente.
Aceptación y vergüenza
Como sabes, la aceptación a menudo comienza con la validación y la
normalización. En este caso, reconocemos que la vergüenza es una
respuesta común y natural (especialmente para los sobrevivientes de
traumas) y que la narrativa «Soy malo» es universal. A partir de ahí, es fácil
pasar a «notar, nombrar y permitir» los diversos pensamientos,
sentimientos, sensaciones y recuerdos que conforman la vergüenza.
Entonces podemos utilizar cualquier combinación de técnicas de aceptación
que prefiramos. A menudo, echar el ancla también es útil, no para distraerse
de la vergüenza, sino para descubrir que hay muchas otras cosas aquí y en
este momento además de la vergüenza.
Autocompasión y vergüenza
Como con cualquier emoción dolorosa, podemos responder a la vergüenza
con cualquiera de los seis (o con todos) componentes básicos de la
autocompasión que abordamos en el capítulo 18:
Valores y vergüenza
A medida que los clientes se vuelven más flexibles en presencia de la
vergüenza, a través de la defusión, la aceptación, la autocompasión, etc., se
hace posible, y a menudo muy fructífero, utilizar su vergüenza para
explorar valores. Podríamos preguntar:
¿Cómo tratarías y/o qué consejo le darías a un ser querido que hubiera
pasado por eventos similares y se sintiera de la misma manera que tú?
¿Qué te dice esta vergüenza que te importa realmente, que debes
abordar, afrontar y tomar medidas?
¿Qué te recuerda la vergüenza sobre la manera en que idealmente
quieres tratarte a ti mismo/a los demás?
¿Qué te dice la vergüenza que has perdido/debes tener cuidado
con/quieres defender/quieres tomar una posición en contra/te preocupas
profundamente/tienes que lidiar?
¿Qué te dice la vergüenza sobre cómo te gustaría que fuera el
mundo/tú/otros/la vida? ¿Qué puedes hacer para ayudar a que eso
suceda?
Exposición y vergüenza
Muchos clientes experimentan un estrechamiento problemático de
repertorios conductuales en presencia de la vergüenza. En particular, el
comportamiento de muchos clientes se organiza en torno a tratar de:
Espero que puedas ver que casi todas las intervenciones descritas
anteriormente implican exposición. (De lo contrario, relee el capítulo 26).
***
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 28 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí descubrirás: (a) un guion para surfear el impulso, (b)
consejos para trabajar con el enojo, (c) un guion para un ejercicio de visualización del niño
interior, (d) «Cómo trabajar con la disociación» (How to Work with Dissociation), y (e)
consejos para trabajar con la postura corporal.
Habilidades
Por supuesto, trabajar con emociones fuertes requiere práctica:
Piensa en dos o tres clientes que lidian con una emoción fuerte, como la
vergüenza o la ira.
Utiliza las ideas de este capítulo para generar al menos cuatro o cinco
maneras diferentes en que puedes ayudarlos a mejorar.
Para llevar
Nuestro objetivo en la ACT no es cambiar directamente la emoción en sí,
sino cambiar el contexto en el que surge. Cuando el contexto cambia de
fusión y evitación a atención plena y valores, la emoción funciona de
manera diferente. Por supuesto, la emoción aún puede ser muy incómoda o
dolorosa, pero ya no funciona de una manera tóxica, distorsionadora o
autodestructiva.
CAPÍTULO 29
Relaciones flexibles
¿Quién importa?
En el capítulo 6, cuando analizamos el historial, cubrimos preguntas de
rutina como «¿Quiénes son las personas más importantes en tu vida?»,
«¿Cómo son esas relaciones?», «¿Qué tipo de vida social tienes?», «¿Quién
está ahí para ti cuando estás pasando por un momento difícil?», y «Si este
trabajo pudiera marcar la diferencia en una sola relación, ¿cuál sería y qué
harías de manera diferente como resultado?». Mediante estas preguntas
podemos hacernos una idea rápida de las relaciones más importantes del
cliente y de la calidad de las mismas. Éste es un gran punto de partida.
Lo bueno
—¿Qué te gusta de tu pareja?
—¿Qué ves como fortalezas en tu pareja? ¿Cuáles son sus buenas
cualidades?
—¿Qué cosas positivas dice y hace tu pareja en vuestra relación y fuera
de ella?
—¿Hay momentos en que la relación va bien (o no tan mal)? ¿Cuándo?
¿Dónde? ¿Haciendo qué?
—¿Qué cosas os gusta hacer juntos? ¿Qué os ayuda a llevaros mejor?
—Si pudieras verte a ti y a tu pareja en esos momentos, ¿cuáles son las
cosas más útiles que verías a cada uno de vosotros decir y hacer?
Lo malo
—¿Qué es lo que no te gusta de tu pareja?
—¿Qué ves como debilidades o malas cualidades de tu pareja?
—¿Qué cosas negativas dice y hace tu pareja en vuestra relación y fuera
de ella?
—¿Cuándo es la relación más desafiante? ¿Qué ocurre? ¿Qué lo
desencadena?
—Si pudieras verte a ti y a tu pareja en esos momentos, ¿cuáles son las
cosas más inútiles que verías a cada uno de vosotros decir y hacer?
¿Qué deseas?
Cuando nos enfocamos en cualquier relación, hay dos cosas importantes a
considerar:
1. Marcharse.
2. Quedarse y vivir según los propios valores: cambiar todo lo que se
pueda para mejorar la situación y dejar espacio para el dolor que
conlleva.
3. Quedarse y dejar de actuar de manera efectiva: hacer cosas que no
marquen la diferencia o que empeoren la relación.
Funcionabilidad
Si tu cliente dice algo como: «Todo es culpa suya. Ella es el problema. Es
ella quien necesita cambiar, no yo», podemos validar sus sentimientos
dolorosos, normalizar sus pensamientos y luego, compasivamente,
introducir el concepto de viabilidad: «Si te aferras firmemente a esos
pensamientos, ¿en qué dirección te llevarán? ¿Te ayudarán a probar algo
nuevo y diferente que pueda mejorar la relación, o te mantendrán haciendo
más de eso mismo que no funciona?»
Exploración adicional
Suponiendo que nuestro cliente haya optado por permanecer en la relación,
las líneas de investigación importantes incluyen: (a) cómo ve el cliente a su
pareja y (b) qué tipo de pareja quiere ser el cliente.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 29 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au). Allí encontrarás algunas hojas de trabajo útiles para ayudar a
identificar problemas comunes de las relaciones y a conceptualizar cómo trabajar con ellas
dentro del marco de la ACT.
Habilidades
Los problemas de relación afectan a todos nuestros clientes, y hay muchas
maneras en que podemos usar la ACT para ayudarles, incluida la
psicoeducación y el entrenamiento en habilidades. Aquí hay algunas
habilidades importantes para tener en tu repertorio:
Está más allá del alcance de este libro cubrir todos estos temas importantes,
pero puedes encontrarlos en mi libro de autoayuda sobre temas de
relaciones comunes: ACT with Love (Harris, 2006).
Para llevar
Cuando trabajamos con la ACT nos encontramos con problemas de relación
todo el tiempo, especialmente cuando comenzamos a explorar valores. Los
seis procesos centrales juegan un papel importante en este trabajo, y
algunos clientes requerirán capacitación activa en habilidades
interpersonales para construir relaciones más saludables.
CAPÍTULO 30
Tú y yo
La relación terapéutica
Como terapeutas o coach, nuestro objetivo es incorporar todo el modelo de
la ACT en la sesión: ser conscientes, sin prejuicios, respetuosos,
compasivos, centrados, abiertos, receptivos, comprometidos, cálidos y
genuinos. Consideramos al cliente como a un igual: un ser humano que,
como nosotros, se engancha fácilmente a sus pensamientos y sentimientos y
termina luchando contra la vida. En este capítulo, cubriremos las maneras
clave de crear relaciones terapéuticas óptimas.
Sé consciente
Uno de los mejores regalos que podemos dar a otros seres humanos es
convertirlos en el centro de nuestra atención en una atmósfera de apertura,
curiosidad y compasión. Por eso, escuchamos a nuestros clientes con
cuidado, amabilidad, genuinamente, con un corazón y una mente abiertos.
Escuchamos compasivamente sus luchas. Notamos y validamos su dolor.
Reconocemos cómo han sufrido. Les pedimos que sean voluntariamente
vulnerables. Y creamos un espacio compasivo y sin prejuicios donde todo
esto es posible. A través de esta interacción atenta y consciente, forjamos
una relación fuerte, de confianza y abierta.
En todas y cada una de las sesiones, tenemos la oportunidad de dar
testimonio del dolor y el sufrimiento de nuestro cliente de una manera que
quizá nadie más haya hecho nunca. Nos tomamos el tiempo para escuchar
por completo, con cuidado y con la mente abierta; para notar el lenguaje
corporal y las expresiones faciales de nuestro cliente; para responder
sincera y empáticamente; y para validar su experiencia en el proceso. Si nos
damos cuenta de que estamos «desconectados», sin prestar atención total o
atrapados en nuestros pensamientos, en el mismo momento en que nos
demos cuenta, podemos reconocerlo tranquilamente y devolver nuestra
atención a nuestro prójimo. De esta manera, cada sesión se convierte en una
práctica de mindfulness en sí misma.
Pide permiso
«¿Te parece bien si…?», «¿Podría pedirte que…?», «¿Estarías dispuesto a
…?», son formas útiles de pedir permiso al cliente. Es un ingrediente clave
para construir y mantener una buena relación, especialmente cuando les
pedimos a nuestros clientes que hagan ejercicios que puedan provocar
pensamientos y sentimientos dolorosos. Cuanto más dolorosa sea la
experiencia, más esencial es saber que tenemos un permiso genuino, y no
sólo un «sí» como respuesta automática.
Para llevar
Espero que puedas ver que todo en este capítulo se sigue de forma natural al
aplicar la ACT a ti mismo como terapeuta o coach. Y obviamente esto es
cierto para cada relación en tu vida: cuanto más actúes desde un espacio de
atención plena y valores, más saludables serán sus relaciones. Por lo tanto,
no limites la ACT a la sala de terapia. Dedica algún tiempo a reflexionar
sobre tus relaciones más significativas y piensa en cómo los principios de la
ACT pueden enriquecerlas y mejorarlas. Y luego ponlo en práctica y
comprueba cómo funciona. ¡Te sorprenderás!
CAPÍTULO 31
La superación ocurre
Ésta es mi garantía para ti: a medida que trabajes con la ACT, tanto tú como
tus clientes os quedaréis estancados. Repetidamente. ¡Te garantizo que esto
sucederá o te devolveremos tu dinero! Afortunadamente, la ACT nos
proporciona una herramienta increíblemente poderosa para despegar: la
funcionabilidad. Kirk Strosahl, uno de los pioneros de la ACT, lo dice de
esta manera: «Cuando implementamos la ACT, la funcionabilidad es
nuestra mejor amiga».
Desde una posición de funcionabilidad, no necesitamos juzgar, criticar o
atacar los comportamientos autodestructivos de un cliente; ni necesitamos
convencerlo o persuadirlo para que pare. En cambio, lo alentamos a que
mire sincera y abiertamente su comportamiento y evalúe si es un
movimiento hacia adelante o hacia atrás. En otras palabras, ¿le está
ayudando a ser el tipo de persona que quiere ser y actuar de manera efectiva
para construir la vida que desea?
Siempre queremos validar las consecuencias reforzadoras del
comportamiento. Por ejemplo, podríamos decir: «Lo que estás haciendo
claramente tiene algunos beneficios. Por ejemplo, te ayuda a ABC, GHI y
PQR. Entonces, a corto plazo, lo que estás haciendo es útil. Tiene
beneficios reales». Después de esto, continuaríamos haciendo, con
compasión y respeto, preguntas como:
¿Funciona a la larga para enriquecer tu vida?
¿Te acerca a la vida que realmente quieres?
¿Te ayuda a ser la persona que deseas ser?
¿Es un movimiento hacia adelante o hacia atrás?
¿Te acerca o te aleja del «Ojo de buey»?
No hace falta decir que debemos tener cuidado: es fácil que comencemos a
«intimidar» a nuestros clientes. La intimidación básicamente significa que
ya hemos decidido qué funcionará para el cliente y qué no funcionará
(Strosahl, 2004). Cuando nos fusionamos con nuestras propias ideas sobre
lo que es mejor o conveniente para nuestro cliente, impondremos nuestra
propia agenda. Nuestro cliente puede comenzar a decir el tipo de cosas que
queremos escuchar para complacernos o apaciguarnos. Si esto sucede, el
ejercicio está vacío porque el cliente no se responsabiliza genuinamente de
su propia vida.
También puede ser útil preguntar: «¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo has hecho
que eso sucediera? ¿Qué has hecho diferente? ¿A qué pensamientos y
sentimientos difíciles necesitabas hacer espacio? ¿Tu mente ha tratado de
interferir? ¿Cómo te has desenganchado? ¿Qué te dice esto sobre lo que
funciona en tu vida?».
Ayudándonos a atraparnos
Como somos seres humanos falibles, es inevitable que a veces intentemos
persuadir, convencer, debatir o discutir con nuestros clientes. En esos
momentos, obviamente no estamos haciendo la ACT. Así que, cada vez que
me encuentro haciendo eso, me disculpo de inmediato. Digo: «Lo siento
mucho. Me acabo de dar cuenta de lo que he estado haciendo. He estado
tratando de convencerte/empujarte a algo, y ése no es mi papel aquí. No es
mi trabajo imponerte mis creencias/decirte qué hacer con tu vida. Se supone
que debemos ser un equipo, trabajar juntos, para descubrir lo que funciona
en tu vida. Entonces, ¿podemos rebobinar hasta antes de comenzar a debatir
contigo?». Los clientes casi siempre responden muy positivamente a tal
apertura.
Luego podemos preguntar algo como: «¿Podemos volver a ti y a tu
experiencia en lugar de hablar de lo que pienso yo? ¿Puedo pedirte que
consideres esta pregunta? Independientemente de lo que piensen los demás,
incluyéndome a mí, si sigues haciendo lo que estás haciendo, ¿eso funciona
a largo plazo para mejorar tu vida? Si es así, entonces sigue haciéndolo, y
concentrémonos en otra cosa que sea un problema para ti. Pero si no es así,
¿qué tal si le echamos otro vistazo, pero esta vez sin que yo intente
convencerte de nada?».
Superar la resistencia
En el contexto correcto, cualquiera sería resistente a la terapia. Supongamos
que te trata un curandero tradicional en algún país extranjero. Si él te dijera
que tienes un espíritu maligno en tu cuerpo y la única manera de deshacerte
de él es comer un puñado de escarabajos vivos, tres veces al día, ¿te
resistirías?
La resistencia a la terapia generalmente se reduce a unos pocos factores
clave: el desajuste del tratamiento, las consecuencias de refuerzo, la
relación terapéutica y las barreras internas a las que se hace referencia en el
capítulo 24. Echemos un vistazo a cada uno de ellos y veamos cómo
prevenirlos o superarlos.
Tratamiento no coincidente
¿Obtuviste adecuadamente el consentimiento informado de tu cliente para
la ACT? ¿Le explicaste lo que implica? ¿Esperabas un «paseo fácil»? ¿El
cliente sólo quería que alguien le escuchara sin esperar hacer mucho
trabajo? ¿El cliente esperaba algo muy diferente, como el largo
psicoanálisis? ¿Estableciste claramente objetivos de comportamiento para la
terapia? No todo el mundo está abierto a la ACT, y es posible que
necesitemos consultar a los clientes o trabajar con un modelo diferente.
Podemos evitar en gran medida este problema de la siguiente manera: (a)
dando información adecuada sobre la ACT como parte del consentimiento
informado (capítulo 5), y (b) estableciendo claramente objetivos de
comportamiento para la terapia (capítulo 6).
Consecuencias de refuerzo
Cada comportamiento problemático tiene consecuencias reforzadoras que lo
mantienen. (Y como ya sabes, con los clientes comúnmente los llamamos
«beneficios»). ¿Cuáles son las ganancias o beneficios para este cliente
(conscientes o inconscientes, intencionados o no) si continúa «atascado» (es
decir, si sigue realizando sus conductas problemáticas)? Por ejemplo,
¿obtiene ingresos de un acuerdo legal? ¿O el pago de beneficios por
discapacidad, o cuidados, o apoyo y atención de otros mientras él
desempeña el papel de enfermo? ¿Puede evitar lidiar con sus desafíos y la
ansiedad inevitable que los acompaña?
Para abordar el problema de las consecuencias reforzadoras, necesitamos
llevarlo compasivamente a la conciencia del cliente y explorarlo amable y
respetuosamente, como vimos en el capítulo 24. (El punto de elección a
menudo resulta muy útil en estos casos). Por ejemplo, podríamos decir: «Si
sigues haciendo esto, tiene beneficios para ti, como X, Y y Z. Pero ¿a la
larga funciona para construir la vida que deseas? ¿Cuánto te cuesta seguir
haciendo esto?», o «Podría estar muy equivocado sobre esto, pero ¿te
parece bien que te diga cómo lo veo? Parece que, si no realizas ningún
cambio, tendrás algunos beneficios genuinos a corto plazo, como A, B y C.
Al mismo tiempo, también tendrás algunos costes reales a largo plazo,
como como X, Y y Z. Entonces, ¿puedo preguntarte qué ves cuando
sopesas los beneficios y los costes?
Relación terapéutica
Una fuerte relación terapéutica es esencial para una terapia efectiva. Así
que, ¿hay margen de mejora? La mejor manera de construir y fortalecer la
relación terapéutica es que incorporemos la ACT durante nuestras sesiones
(consulta el capítulo 30), y veamos a nuestros clientes como arcoíris en
lugar de obstáculos.
BITS EXTRA
Consulta el capítulo 31 de ACT Made Simple: The Extra Bits (en la página
www.actmindfully.com.au) para obtener la hoja de trabajo sobre despegar («Getting
Unstuck»).
Habilidades
Hora de practicar un poco:
Para llevar
Siempre que tus clientes parezcan estancados, demuestren resistencia o
estén desmotivados, busca las barreras al cambio y las consecuencias
reforzadoras que mantienen el comportamiento problemático, y responde
con los procesos principales de la ACT. Considera también la posibilidad de
que haya desajuste o tensión del tratamiento en la relación terapéutica. Y
ten en cuenta que todo el modelo de la ACT se basa en el concepto de
funcionabilidad. Cuando confiamos en la capacidad de trabajo para
motivarnos, nunca tenemos que obligar, persuadir o convencer a nuestros
clientes para que cambien; simplemente abrimos los ojos a las
consecuencias de sus acciones y les permitimos elegir su propia dirección.
CAPÍTULO 32
¿Qué es lo siguiente?
Cuanto antes comiences a implementar la ACT, mejor. Después de todo, la
única manera de aprenderlo es hacerlo. Y espero que te ocurra, como me
pasó a mí, que inmediatamente obtendrás resultados positivos en tu trabajo.
Al mismo tiempo, espero que seas realista. La ACT es un gran modelo.
Permíteme reformular eso: la ACT es un modelo increíble. Hay capas
dentro de capas dentro de capas en este enfoque, y la mayoría de los
terapeutas descubren que se necesita al menos un año de práctica dedicada,
lectura y aprendizaje para obtener un manejo completo de la teoría de la
ACT y para implementarla de manera fluida y flexible con los clientes. Así
que tómate tu tiempo, disfruta del viaje, no te apresures. Y recuerda el
dicho: «Quien la sigue la consigue».
En términos de aprendizaje adicional, te recomiendo que tan pronto como
te sea posible asistas a un taller presencial de la ACT o realices alguna
capacitación on-line. Es muy valioso leer libros y escuchar grabaciones de
audio, pero no es comparable a asistir a talleres presenciales o a participar
en capacitación on-line. En los apéndices A y C te recomendaré una
variedad de recursos que pueden llevarte más lejos, y en el B hablaré sobre
dónde puedes encontrar capacitación y supervisión.
Sé tú mismo
Si intentas hacer la ACT repitiendo como un loro palabra por palabra de un
libro, es probable que suene bastante rígido. Así que no te quedes con el
guion. Modifícalo y adáptalo, improvisa, utiliza tus propias palabras y tu
propio estilo, sé creativo e innovador si lo deseas. Y MUY IMPORTANTE:
si algo que sugiero en este libro no se adapta a tu forma de trabajar,
modifícalo o descártalo. Si lees algunos libros sobre la ACT de diferentes
autores, o asistes a algunos talleres con diferentes coach, verás formas muy
diferentes de implementar la ACT, con muchas herramientas, técnicas y
métodos diferentes. Nuevamente, esto se debe a que la ACT es un modelo
basado en el proceso, no en la técnica, por lo que la manera en que lo hagas
tú es probable que sea algo diferente de la manera en que lo hacen los
demás. (¿No es genial que todos podamos ser individuos?).
Cometer errores
Lo dije antes y lo diré de nuevo: cometerás errores y te equivocarás. Ésta es
una parte inevitable del aprendizaje. Y cuando suceda, practica la ACT en ti
mismo. Desengánchate del duro autojuicio. Ábrete y déjale espacio a la
frustración, la ansiedad y la decepción. Abrázate amablemente. Luego
reflexiona sobre lo que has hecho y aprenda de ello, para que tú y otros
podáis beneficiaros de la experiencia.
Regresa a tus valores
Una y otra y otra vez, vuelva a tus valores. Conéctate con el motivo por el
que te metiste en esta profesión en primer lugar: tu deseo de ayudar a los
demás, tu deseo de marcar la diferencia, tu deseo de hacer del mundo un
lugar mejor. Y tómate el tiempo que necesites para apreciar el privilegio de
tu trabajo: la oportunidad única que tienes de ver profundamente en los
corazones y las almas de los demás y ayudarlos a conectarse con las fuerzas
curativas que hay dentro de ellos.
Agradecimientos
Recursos
Recursos gratuitos
Además de ACT Made Simple: The Extra Bits, hay un enorme tesoro de
materiales gratuitos, que incluyen grabaciones de audio, libros electrónicos,
folletos y hojas de trabajo, vídeos de YouTube, capítulos de libros,
artículos, blogs y estudios publicados, disponibles en «Free Stuff» en la web
www.actmindfully.com.au. Ahí también puedes suscribirte a mi boletín
trimestral, que distribuye nuevos recursos gratuitos a medida que los creo.
MP3
Tengo tres álbumes de MP3 que puedes comprar en
www.actmindfully.com.au: Mindfulness Skills Volumen 1, Mindfulness
Skills Volumen 2 y Exercises and Meditations from The Reality Slap (un
compañero del libro del mismo título). Lo siento, pero los CD ya no están
disponibles porque ya no hay muchas personas que los utilicen en la
actualidad; ¡esto es tecnología moderna para ti!
Tarjetas de valores
He creado un paquete de tarjetas de valores a todo color que contienen
descripciones simples de valores acompañadas de deliciosas caricaturas.
Más específicamente, son tarjetas de «valores, objetivos y barreras»;
contienen tarjetas adicionales para establecer objetivos, planificar acciones
y lidiar con barreras como conflictos de valores, fusión, etc. Puedes
comprarlas en www.actmindfully.com.au
Grupo de Facebook
El grupo de Facebook «ACT Made Simple» es una comunidad on-line
donde puedes compartir recursos, hacer preguntas, debatir éxitos y fracasos,
obtener las últimas actualizaciones y los nuevos materiales gratuitos por mi
parte, y mucho más. Simplemente, entra en Facebook y busca «ACT Made
Simple».
APÉNDICE B
La formación continua
Talleres presenciales
Dirijo montones de talleres presenciales por toda Australia y durante todo el
año. (Desafortunadamente, rara vez lo hago en el extranjero, debido a los
largos tiempos de viaje y al horrendo desfase horario, pero puedes asistir a
mis capacitaciones on-line, descritos a continuación). Mis talleres incluyen
ACT para principiantes, ACT para trastornos de depresión y ansiedad,
ACT para trauma y ACT para las relaciones. Puedes encontrar detalles en
www.actmindfully.com.au
Cursos on-line
Ofrezco una gran variedad de cursos on-line sobre la ACT, donde puedes
interactuar conmigo a través de un foro, ver vídeos de sesiones de terapia y
acceder a abundantes materiales de capacitación tanto en forma de texto,
como de audio o audiovisual. El alcance se expande continuamente; en el
momento de escribir este libro incluye los siguientes cursos de seis
semanas:
Otros dos libros son particularmente útiles para aprender más sobre la teoría
del marco relacional (RFT) y otros fundamentos teóricos de la ACT: