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Inventario Millon Multiaxial Clínico (MCMI-III)

T. Millon

Manual para la realización de investigaciones previas

Facultad de Psicología

Universidad de Buenos Aires

María Martina Casullo


Alejandro Castro Solano

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julio de 1997

Capítulo I - Generalidades

El MCMI-III es la versión actualizada de los inventarios clínicos de personalidad


de Millon y fue construido siguiendo los mismos criterios que sus predecesores el MCMI I y
el MCMI-II. El objetivo de la revisión del MCMI-II fue adaptar el inventario a los nuevos
criterios diagnósticos DSM-IV para que sea congruente con esa nosología. Esto se ve
reflejado en los ítemes que componen el inventario (MCMI III), ya que muchos de los
“prototipicos” son reelaboraciones de los criterios diagnósticos de cada uno de los
trastornos de personalidad del DSM-IV- Eje II. Los ítemes definitivos del MCMI-III no solo
reflejan la nosología oficial sino que son operacionalizaciones de la teoría de la personalidad
de Millon (Millon, 1969,1983, 1981,1990).

La actualización del MCMI se debe al cambio en la taxonomía diagnóstica con el


correr de los años (Millon, 1986a, 1986b, 1990). Estos cambios son:

 Introducción de una escala adicional en el MCMI III (trastorno de personalidad


depresiva) y una nueva escala de trastornos clínicos (Trastorno por Stress post-
traumatico).

 Introducción de cambios en las “respuestas características” en los informes


narrativos, especialmente en los ítemes referidos a abuso sexual y trastornos de
alimentación.

 Inclusión de sistemas de ajuste de las tasas base para compensar los efectos de
distorsión en las respuestas.

 Adaptación de 95 ítemes del MCMI-II para ajustarlos a los criterios DSM-IV.

 Corrección en los algoritmos interpretativos de los informes narrativos


computarizados para reflejar el progreso científico en la planificación de los
tratamientos usando métodos focales.

Características del instrumento:

 Numero de ítemes reducido (175). Al mismo tiempo cubre una variada gama de
trastornos a través de diferentes subescalas, si se compara con instrumentos
similares. Esto permite su completamiento en 25 a 30 minutos, evitando la fatiga y la
resistencia de los pacientes. Se necesita un nivel de educación correspondiente al
primer año del secundario (8 años de educación sistemática).

 La utilidad del instrumento deriva del hecho que es una operacionalizacion de la


teoría de Millon. Esto refuerza el hecho de que los síndromes clínicos y los

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trastornos de personalidad se pueden conectar con un abordaje psicoterapéutico y


permiten testear hipótesis acerca de la historia del paciente relevante a la génesis del
trastorno.

 Refleja los avances en la nosología diagnóstica oficial y asimismo no resulta extraño


a los clínicos que están familiarizados con los criterios diagnósticos DSM. Asimismo
el instrumento refleja la diferenciación entre los trastornos circunscriptos, episódicos
y breves (Eje I) de aquellos más permanentes y persistentes (Eje II), destacando el
interjuego entre los trastornos caracterológicos y las manifestaciones
sintomatológicas durante periodos de stress psicológico.

 Algunas escalas fueron construídas para mostrar el grado de severidad de la


psicopatologia, a través de escalas separadas. Las escalas S, C y P fueron diseñadas
para detectar trastornos de personalidad más severos, con fallas estructurales,
independientemente de las escalas de trastornos de personalidad mas leves (escalas 1
a 8b). Se diseñaron otras tres escalas de síndromes clínicos (Eje I) para detectar
aquellos trastornos de Eje I mas severos y de naturaleza psicotica (escalas SS,CC y
PP)

 Las escalas fueron construidas para realizar diagnósticos diferenciales. No sólo


distinguen pacientes/no pacientes, sino que efectúan una discriminación fina de los
diferentes diagnósticos entre pacientes clínicos. La población para estandarizar el
instrumento estuvo compuesta solo por pacientes que concurrían a la consulta
psicológica.

 Los procedimientos de interpretación se basan en datos actuariales, derivados de las


interpretaciones de las Tasas Base (TBR). No son simples transformaciones lineales
de los puntajes brutos. Estas tasas base reflejan la verdadera distribución de los
trastornos acorde con su prevalencia dentro de la población.

 La selección de los ítemes y el pesaje de los mismos fue hecha siguiendo tres etapas
para su refinamiento: a) teórico-sustantiva, b) interna-estructural y c) criterios
externos. Solo fueron incluidos los ítemes residuales de cada una de las etapas. El
peso de los ítemes varia entre 1 y 2. Dos es el peso del ítem prototipo y 1 es el peso
de un ítem que tiene una alta correlación con la escala base para la que fue diseñado
(ítem no prototipico).

 Los estudios de investigación dan cuenta que en estudios clínicos el MCMI-III puede
ser usado con un alto grado de confiabilidad para hacer diagnósticos clínicos.

 EL MCMI tiene un procedimiento computarizado para su tabulación; asimismo


provee un informe narrativo que sintetiza los datos del test y emite información sobre
los 4 primeros Ejes diagnósticos de la nosología oficial (DSM-IV) así como las
implicaciones terapéuticas.

Usos:

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El uso principal es proveer información a clínicos (psicólogos, psiquiatras,


orientadores, etc.) que hacen diagnósticos y efectúan decisiones terapéuticas para
pacientes que consultan por dificultades interpersonales y emocionales. Puede ser usado
especialmente en ámbitos clínicos así como en tareas de evaluación psicológica de rutina
(pacientes ambulatorios, orientación escolar, ámbitos forenses, hospitales generales y
practica privada). Especialmente indicado para el planeamiento y recomendación de
tratamientos breves y focalizados; el MCMI III provee información sobre el grado de
disfuncion, severidad y cronicidad de la psicopatologia de los pacientes. Se pueden
obtener interpretaciones dinámicas de las relaciones entre sintomatología, estrategias de
afrontamientos, estilos interpersonales y estructura de personalidad por medio del
análisis configuracional de sus 24 escalas diagnósticas.

En investigación es especialmente útil ya que provee una medida objetiva y


cuantificada, con una base teórica fundada del grado de psicopatologia de los sujetos,
para testear cualquier hipótesis objeto de estudio.

Limitaciones:

 No es un instrumento de personalidad general. No se puede utilizar en población


general para otro propósito diferente que el diagnóstico clínico y el rastrillaje de
psicopatologia. Los datos normativos están basados íntegramente en población
clínica consultante que evidencia trastornos psicológicos o que concurre a la
consulta para diagnóstico psicológico o por problemas emocionales.

No se puede utilizar el MCMI para psicología laboral o para diagnósticar trastornos


neurológicos o para el relevamiento de estilos de personalidad en psicología educacional.

 Aquellos clínicos que deseen investigar estilos de personalidad normal deben usar el
MIPS1, en población adulta. Si se quieren investigar los trastornos de jóvenes que
concurren a las escuelas y que exhiben algún tipo de sintomatologia o problema se
debe usar el MACI2. Si se quiere trabajar con pacientes con enfermedades medicas se
debe utilizar el MBHI3.

 Se puede requerir a la NCS el informe narrativo correspondiente de los protocolos


MCMI III. Esta información debe ser utilizada solo por clínicos entrenados en
evaluación psicológica y no por los pacientes o por otras personas que no tengan un
grado académico habilitante para el ejercicio de la psicología. Los datos provistos
por el informe narrativo deben ser complementados con los datos de la entrevista
clínica y otros tests psicológicos.

 El clínico debe tener en cuenta que debe adaptar la interpretación si usa el MCMI III
en ámbitos específicos con determinado tipo de población y que debe tomar en

1
Millon Index of Personality Styles (Inventario Millon de Estilos de Personalidad)
2
Millon Adolescent Personality Inventory (Inventario Clinico de Millon para Adolescentes)
3
Millon Behavioral Health Inventory (Inventario de Millon para Conductas relacionadas con la Salud
Fisica)

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cuenta las variables sociodemograficas en su interpretación (por ej. si examina policías


varones es esperable que puntúen significativamente mas altos que maestros varones en
algunas de las escalas debido a las variables sociodemograficas).

 Se debe tomar en cuenta que ciertos estados psicológicos afectan los patrones de
respuesta del MCMI por tratarse de un autoinventario, por ej. Ansiedad y depresión.
A pesar de que fueron introducidos ciertos índices modificadores para corregir los
sesgos en las respuestas, debe considerarse esto a la hora de interpretar los informes.

 Los ítemes de MCMI fueron diseñados para pacientes con un rango de patología
moderado a severo. Se supone que no detecta síntomas leves (por ej. aquellos
pacientes que hacen orientación de pareja) o sintomatologia psiquiatrica muy grave
(episodios psicoticos o esquizofrénicos crónicos). Si se usa con este tipo de
población vemos que los pacientes menos graves aparecen un poco mas graves de lo
que son y los pacientes con trastornos severos aparecen con menos trastornos de los
que realmente tienen.

Capítulo II - El sistema teórico.

Es dificultoso desarrollar un instrumento que capte hechos pasados y presentes


significativos de un determinado paciente en un inventario de personalidad breve. El
núcleo de atributos que caracteriza un síndrome o trastorno se llama prototipo clínico.
Se supone que diferentes tipos de conductas clínicas son compartidas por un distinto
grupo de pacientes. El conocer estas características ayuda a los clínicos a efectuar los
diagnósticos y a planificar los tratamientos. El propósito de identificar el diagnóstico
prototipico debe ayudar a clarificar aspectos de la conducta e historia del paciente que
no se tenia en cuenta hasta ese momento. Este diagnóstico se puede generalizar o todo
paciente que el clínico haya tratado y que poseía esas características. Asimismo ninguna
clasificación espera ser homogénea. La pregunta es, si categorizar al paciente dentro de
alguna categoría ayuda para alcanzar determinadas metas clínicas. El diagnóstico debe
alertar sobre ciertas características clínicas de la historia del paciente que no se habían
observado y debe asimismo ayudar al terapeuta a planificar mejores tratamientos o
mejores estudios de investigació A continuación se resumen las características que
deben ser consideradas esenciales a cualquier clasificación diagnóstica:

 Las categorías deben diferenciar cuadros según niveles de severidad. Muchos


instrumentos diagnósticos basan la severidad en la elevación de las escalas por si
sola. El MCMI tiene 11 escalas que cubren disfunciones leves y tres escalas con
desordenes mas severos de personalidad.

De modo similar 7 escalas cubren síndromes cínicos de intensidad moderada y otras tres
escalas cubren desordenes mas severos. El MCMI fue construido de modo tal que las
disfunciones mas serias sean apreciadas como distintas, pero integradas con sus
correlatos menos severos (principio de continuidad sindromica).

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 Las categorías deben ser ordenadas de tal modo que reflejen el cuadro clínico
presente como un conjunto de diferente rasgos y síntomas covariantes.

 Cada categoría debe ser mostrada como precursora, extensión o modificación de una
categoría clínica dimensional mas que como entidad discreta. Por ej. En la teoría del
MCMI los trastornos clínicos de Eje I deben ser vistos como disrupciones del patrón
básico de personalidad (Eje II) que emerge ante el stress psicológico.

La teoría base del inventario propone una serie de estilos básicos de personalidad que
pueden ser ubicados en una matriz de 5 x 2 (Millon 1969,1983,1981,1990, Millon &
Klerman, 1986; Millon & Davis, 1995).

La primera dimensión tiene que ver con las fuentes de las cuales las personas
mejoran sus vidas y obtienen placer y satisfacción (refuerzo positivo) o intentan evitar el
dolor y displacer (refuerzo negativo). Los pacientes que tienen pocas recompensas o
satisfacción son vistas como tipos desvinculados. Pacientes que reemplazan placer por
dolor (inversión de polaridades) son vistos como tipos discordantes. Aquellos que miden
su satisfacción y refuerzo por como los demás reaccionan son vistos como dependientes
y los que experimentan la gratificación en términos de sus propios deseos y valores
exhiben un estilo de personalidad independiente. Finalmente aquellos que están
dubitativos de donde obtener los refuerzos son vistos como ambivalentes.

La segunda dimensión de la matriz refleja que patrón de adaptación o afrontamiento


exhibe el paciente para maximizar los refuerzos y minimizar el dolor. Aquellos que son
alertas e intervienen activamente en la manipulación de los eventos vitales para obtener
la gratificación y evitar el dolor son vistos como activos. Aquellos que son apáticos y
resignados acerca de los eventos que tienen que enfrentar, acomodándose a lo que les
suceda son vistos como pasivos.

Estilos de personalidad y patologías: Eje II.

Las características de personalidad reflejan el funcionamiento dasadaptativo de los


pacientes. Son automáticas y el paciente no es consciente de sus consecuencias
autodestructivas. En condiciones de adversidad estas características se agravan
deteriorando el funcionamiento global de la personalidad y acentuando la severidad del
cuadro. A pesar de los evidentes cambios en términos de cohesión psíquica,
competencia social y control emocional, el paciente continua exhibiendo las mismas
características de personalidad anteriores, aunque agravadas.

Patrones de personalidad Clínicos (Escalas 1 a 8b) :

Escala 1 : Esquizoide.

Es el paralelo del patrón de personalidad esquizoide del DSM-IV. Los pacientes


esquizoides se caracterizan por su perdida de deseo y su incapacidad para experimentar

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placer y dolor. Tienden a ser apáticos, distantes y asociales. Sus necesidades emocionales
son mínimas y funcionan como observadores pasivos desconectados de las relaciones
sociales en general.

Escala 2: Evitativo.

La escala refleja el patrón de personalidad evitativo del DSM-IV. Los pacientes


evitativos experimentan pocos refuerzos positivos tanto de si mismos como de los otros.
Están siempre en guardia y desconfían de las verdaderas motivaciones de los demás. Sus
estrategias adaptativas reflejan su miedo a confiar en los demás. Solo se protegen
mediante el aislamiento. A pesar de sus deseos para relacionarse con los demás, ellos
aprendieron que es mejor negar estos impulsos y mantener distancia con el entorno.

Escala 2B - Depresivo.

Existen rasgos en común en los primeros tres patrones: pesimismo, inhabilidad para
experimentar placer y retardo psicomotor, pero por diferentes razones. El esquizoide es
incapaz de experimentar tanto placer como dolor (por deficiencia), El evitativo tiene un
sentido de hiperalerta al placer anticipado (orientación hacia el dolor). En el depresivo ha
habido una significativa perdida, un sentimiento de abandono y perdida de esperanza.
Esto es por pesimismo respecto del futuro. El patrón de personalidad depresivo
experimenta el dolor como permanente, el placer no es considerado posible. Aunque
existen condicionamientos biológicos a tener en cuenta (temperamento) las razones que
sostienen la incapacidad para permitirse el placer son diferentes: un ambiente no
adecuado, una perdida significativa, una familia no contenedora, etc.

Escala 3 - Dependiente.

Corresponde al patrón del personalidad dependiente del DSM-IV. Estos individuos


aprendieron que para recibir apoyo tienen que recurrir a los demás pasivamente, como
fuente de refuerzo y también aprendieron que deben esperar pasivamente que se lo
provean para conservar el afecto que tanto anhelan. Este estilo de falta de iniciativa y
autonomía es consecuencia de una excesiva sobreprotección parental.

Escala 4 - Histriónico.

Si bien tienden hacia los demás al igual que los dependientes, la diferencia de los
histriónicos es que van a manipular los eventos para recibir la atención y apoyo que ellos
necesitan y para evitar la apatía de los demás que ellos no toleran. Exhiben una insaciable
y, a menudo, indiscriminada necesidad de estimulacion y afecto.

Escala 5 - Narcisista.

Esta escala evalúa el trastorno de personalidad narcisista del DSM-IV. Estos


individuos son caracterizados por sus actitudes egoístas. Experimentan placer
focalizándose sólo en ellos mismos. Experiencias tempranas les enseñaron a
sobrevalorarse a si mismos. Este sentido de la superioridad esta basado en falsas
premisas y no pueden ser alcanzadas a través de logros maduros. Ellos suponen que los

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demás deben reconocer sus habilidades. Explotan a los otros para su propio provecho.
Requieren poca confirmación del medio de sus logros personales.

Escala 6a - Antisocial

Las actividades antisociales que estos individuos desempeñan son para constrarestrar
el dolor y depreciación que esperan de los demás. Estos individuos se envuelven en
actividades ilegales para explotar a los demás. A estos individuos los guía un deseo de
venganza por las injusticias que sufrieron en el pasado. Tienen un aire de autonomía e
independencia. Son irresponsables e impulsivos, cualidades que consideran justificadas
porque ellos juzgan a los demás como poco confiables y desleales. La insensibilidad es el
único medio para evitar el abuso y victimizacion.

Escala 6B- Agresivo (sadistico)

A pesar de que fue eliminada del DSM-IV (estaba presenten en el DSM III R), el
estilo sádico se encuentra en individuos que aunque socialmente no son juzgados como
ejerciendo actividades antisociales e ilegales derivan su placer y satisfacción humillando a
los demás y violando los derechos de los otros. Denotan aquello que en la literatura se
conoce como carácter sádico. Aparentan como combativos y con placer por las
consecuencias destructivas de sus conductas brutales y abusivas.

Escala 7: Compulsivo.

Coincide con el trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo. Los individuos


compulsivos han sido intimidados y coercionados a aceptar las demandas y juicios de los
demás. Su conducta prudente, controlada, y perfeccionista deriva de un conflicto entre
una hostilidad hacia los demás y miedo de desaprobación social . Ellos resuelven la
ambivalencia suprimiendo el resentimiento y conformándose, colocan grandes demandas
en si mismo y en los demás. Su autocontrol y disciplina sirve para controlar los
sentimientos mas opuestos, resultando en un aspecto pasivo. Detrás de esta fachada de
autocontrol se esconde una intensa ira y sentimientos opuestos. Estos sentimientos
ocasionalmente rompen los intensos controles.

Escala 8A - Pasivo-agresivo (negativista)

Este estilo de personalidad ambivalente se acerca al estilo de personalidad pasivo-


agresivo definido en el DSM III R. Estos individuos luchan entre las recompensa
obtenidas por si mismos y las ofrecidas por los demás. Los conflictos son similares a los
de los obsesivos compulsivos. Sin embargo los conflictos de los pasivo-agresivos
permacen cerca a la conciencia y aparecen en la vida cotidiana. Estos individuos exhiben
un patrón errático de ira explosiva y tozudez, combinado con periodos de ira y de culpa.

Escala 8 B- Masoquista.

Este trastorno fue dado de baja en el DSM IV y se corresponde con el trastorno de


personalidad masoquista del DSM III R. Se comportan en una manera de autosacrificio
y algunas veces alientan a los demás para que tomen ventaja de ellos. Ellos consideran

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que deben ser humillados y avergonzados por los demás. Recuerdan permanentemente
sus desgracias y esperan que les vaya siempre mal.. Exageran sus déficits y se muestran
en una posición inferior a lo que realmente tienen.

Trastornos de personalidad severos. (Escalas S,C y P)

Los trastornos de personalidad severos son incluidos para representar defectos


severos y estructurales y procesos disfuncionales. Estos trastornos son diferentes de los
trastornos de personalidad ya que son caracterizados por episodios psicóticos y déficits
notables en las competencias sociales. Estos individuos son mas vulnerables al stress
cotidiano, su estructura de personalidad se halla menos integrada y es mucho mas frágil
que la de los otros 11 trastornos descriptos.

Escala S: Esquizotipico.

Representa un estilo de personalidad cognitivamente disfuncional y una orientación


interpersonal desvinculada. Estos individuos prefieren el aislamiento social con mínimas
obligaciones sociales. En general tienen conductas autistas y son cognitivamente
confusos.

Son percibidos por los demás como extraños ya que exhiben muchas excentricidades en
su conducta. Su funcionamiento depende de si su patrón básico es activo o pasivo,
exhibiendo o bien un hiperalerta o una deficiencia de afecto.

Escala C: Borderline.

Estos individuos tienen defectos estructurales y experimentan intensos estados de


animo endogenos, con episodios recurrentes de apatía mezclados con ira, euforia y
ansiedad. Se distinguen de los otros dos tipos de estructuras por el hecho de que son

mucho mas inestables y lábiles en sus estados de ánimo. Tienen pensamientos recurrentes
de suicidio y automutilacion y no pueden mantener su identidad integrada de modo
coherente. Tienen una ambivalencia cognitivo-afectiva.

Escala P: Paranoide.

Los individuos paranoides exhiben vigilancia y desconfianza de los demás,


anticipando criticismo y decepción. Son en extremo irritables y ocasionan sentimientos
de exasperación e ira en los demás. Se diferencia de los otros dos tipos porque son
afectivamente inmutables y mantienen su pensamiento inflexible.

Síndromes Clínicos: Eje I.

Estos síndromes son extensiones y distorsiones del patrón básico de personalidad del
paciente. Se caracterizan por ser transitorios, cambiantes en el tiempo y dependen del

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impacto de las situaciones estresantes. Estos acentúan las características básicas de


personalidad. Estos síndromes deben ser entendidos en relación con los patrones básicos
de personalidad y pueden co-ocurrir en diferentes estilos. Por ej. La distimia es común
en personalidades dependientes, pero también es común en evitativos y en masoquistas.

Estos síndromes son generalmente reactivos, de corta duración y son precipitados


por eventos externos. Diferentes desordenes pueden covariar en un mismo trastorno de
personalidad y diferir en intensidad.

Síndromes Clínicos (Escalas A - R)

Escala A: Ansiedad.

Los paciente ansiosos reportan sentimientos de inquietud, temor, tensión, indecisión


y disconfort físico. Revisando los ítemes a los que contesta el sujeto se puede determinar
si la fobia es social o simple. Estos individuos exhiben un estado de tensión generalizado,
las respuestas son inmediatas, tienen disconfort corporal (dolor de estomago, sudoracion
de manos, etc.) son muy aprensivos y tienen una hiperalerta respecto del ambiente.

Escala H: Somatoforme.

Estos individuos tienen dificultades psicológicas que las expresan a través de canales
somáticos. Persistentes periodos de fatiga y debilidad, preocupación por la salud física y
una serie de dolores corporales no específicos. Algunos pacientes tienen trastornos
hipocondríacos. Otros tienen episodios psicosomáticos, caracterizados por una historia
recurrente de dolencias físicas que son presentadas en una manera exagerada y
dramática.

Escala N: Bipolar: Maníaco.

Los pacientes con episodios maníacos tiene periodos de autoestima “inflada”,


inquietud, hiperactividad, distractibilidad, impulsividad e irritabilidad. Planean metas no
realisticas, presentan poca necesidad de dormir, fuga de ideas y rápidos cambios de
estado de animo. Altos puntajes pueden significar procesos psicóticos, incluyendo
alucinaciones y delirios.

Escala D: Distimia.

El paciente distímico puede funcionar adecuadamente, pero ha estado preocupado


por años por sentimientos de culpa, falta de iniciativa, apatía y baja autoestima. Durante
ciertos periodos puede presentar ideación suicida, falta de apetito o apetito excesivo,
desesperanza respecto del futuro, aislamiento social, poca capacidad de concentración y
fatiga excesiva.

Escala B: Dependencia de alcohol.

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En general los pacientes que puntúan alto en esta escala tienen una historia de
alcoholismo que no han podido resolver adecuadamente. Experimentan considerable
disconformidad en la familia y en el trabajo.

Escala T: Dependencia de Drogas.

Estos individuos generalmente tienen una historia de abuso de sustancias. Asimismo


tienen dificultad en el control de los impulsos dentro de las normas sociales.

Escala R: Stress postraumatico.

Este trastorno es el resultado de haber experimentado un suceso o trauma que


amenazó la vida del paciente y causó intenso temor y sentimiento de indefesión en el
pasado. Las imágenes y emociones asociadas con el trauma resultan en pesadillas y
rememoraciones del evento con marcado distress. El paciente generalmente tiene una
intensa ansiedad y evita las circunstancias asociada al evento.

Síndromes Severos. (Escalas SS,CC y PP)

Escala SS: Trastorno del pensamiento.

Estos pacientes son usualmente caracterizados como esquizofrénicos o


ezquizofreniformes o como experimentando algún episodio de psicosis reactiva breve.
Estos exhiben episodios de conducta regresiva, desorganizada y discordante. Su
pensamiento es fragmentado y bizarro. Pueden no sentirse comprendidos por los demás.
Aislamiento o reclusión son comunes en estos cuadros.

Escala CC: Depresión Mayor

Estos pacientes son incapaces de funcionar en ambientes normales, están


severamente deprimidos y tienen ideación suicida, sentimiento de desesperanza e
indefesión.

Algunos exhiben ansiedad y otros retardo psicomotor. Presentan trastornos del sueño,
falta de apetito y pérdida o aumento de peso. Los problemas de concentración son
comunes así como los sentimientos de culpa.

Escala PP: Trastorno delirante.

Los pacientes tienen delirios paranoides agudos, se vuelven beligerantes, pueden


tener delirios de celos, persecutorios o de naturaleza grandiosa. Pueden existir ideas de
referencia. El estado de ánimo es excesivamente hostil, con sentimientos de no haber
sido tratado como ellos esperaban, vigilancia y alerta son concomitantes.

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Capítulo III - Desarrollo del instrumento

En este apartado se discute la construcción del instrumento, como se generaron los


ítemes y como se reclutaron los participantes. Asimismo se justifica el uso de las tasas
base.

Construcción de ítemes.

Se construyeron 150 ítemes para cubrir los siguientes puntos:

a) El contenido de las dos nuevas escalas, Trastorno de personalidad depresivo (2B) y


trastorno por stress post-traumatico

b) para asegurar que las escalas del MCMI-III respondieran a los criterios diagnósticos
del DSM-IV. Los ítemes redactados tomaron en cuenta el marco teórico propuesto en el
capítulo II juntamente con los criterios del DSM-IV, algunos criterios fueron redactados
para que sean comprensibles. Estos ítemes se sumaron a los 175 ítemes del MCMI-II,
quedando un cuestionario final de 325 ítemes que fue llamado MCMI-II-R.

Participantes.

Participaron en el estudio varios clínicos que usaban regularmente el MCMI-II. Los


datos fueron recolectados entre junio/92 y febrero/93. Los datos fueron recogidos en
base a una muestra clínica de pacientes consultantes. Se administraron 1.079 pruebas en
26 estados de EE.UU. y Canadá. Asimismo se solicitó a los clínicos que administraran
los siguientes instrumentos colaterales:

 Inventario de depresión de Beck (BDI, Beck & Steer, 1987)

 Inventario general de conductas (GBI, Depue et al., 1981)

 Inventario de Sucesos de Vida (IOES; Horowitz, Wilner & Alvarez, 1979)

 Test para detección de Alcoholismo Michigan (MAST, Selzer, 1971)

 Inventario Multifasico de la Personalidad Minnesota (MMPI-2, Butcher, ahlstron,


Grahma, Tellegen & Kaemer, 1991)

 Inventario de Ansiedad Estado-rasgo (STAI; Spielberger, 1983)

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 Listado de Síntomas (SCL-90-R; Derogatis, 1994)

Los participantes dieron su consentimiento por escrito. No se les pagó para la


realización del cuestionario. A los clínicos se les proveyó una tabulación computarizada
del MCMI-II-R según los ítemes del MCMI-II y un informe interpretativo. 80
protocolos fueron excluidos (protocolos inválidos por omisiones excesivas, por escala X
< 145 o > 590, por TBR inferior a 60 en todas las escalas de la 1 a 8B o por edad
inferior a 18).

Las muestras se separaron en dos grupos: 600 fueron considerados para la


construcción de los nuevos ítemes y 398 se utilizaron para hacer una validación cruzada.

Evaluación de los clínicos.

Los clínicos completaron una forma que contenía la descripción de los 11 escalas de
trastornos de personalidad más los otros 3 trastornos más severos. Los clínicos tenían
que indicar cuales eran los patrones de personalidad mas prominentes en primero,
segundo y tercer lugar. Asimismo debían indicar cuales de estos eran rasgos y cuales
constituían un trastorno de personalidad. Asimismo debían indicar que síndrome estaba
presente (de una tabla de 10 provistos) y cúual era el primero más prominente y el más
prominente en segundo lugar. Asimismo se solicitó que evaluaran la confiabilidad de su
evaluación.

Construcción de las escalas clínicas.

Primero se examinó la frecuencia de respuesta de los ítemes, aquellos que tenían una
inesperadamente alta o muy baja frecuencia de respuesta fueron eliminados. Luego cada
ítemes fue asignado a cada escala del MCMI-III en base a su contenido. Estos ítemes se
llamaron prototipicos y se asignó un peso de 2. Con estas escalas preliminares se
computaron las siguientes estadísticas:

 Consistencia interna (coeficiente alpha)

 Correlación ítem - escala total

 Correlaciones entre las respuestas a los ítemes y puntajes de escala total con los
diagnósticos de los clínicos y los tests colaterales

 Correlaciones entre MCMI-III y II

Después de que se computaron las estadísticas descriptas, los ítemes fueron


removidos o reasignados según los cálculos estadísticos. A los ítemes prototipicos se les
asignó un valor de 2 y a los ítemes no prototípicos (que formaban parte de otras escalas)
se les asignó un peso de 1. Luego de este proceso quedaron 175 ítemes, decreciendo la
longitud del test considerablemente.

Para la construcción de los índices modificadores (X, Z e Y) se tomaron en cuenta


los desarrollados para el MCMI II.

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Construcción de las Tasas Base (TBR - Puntajes de prevalencia)

Los test pueden ser construídos tomando en cuenta normas o criterios. El primero es
el más popular y consiste en considerar una muestra de sujetos lo suficientemente amplia
como para que represente a la población en cuestión. El puntaje T es el puntaje
transformado más conocido y utilizado. Existen dos problemas con la utilización de
estos puntajes para inventarios de personalidad:

 La forma de las distribuciones varía de un trastorno a otro y en consecuencia los


puntajes de corte varían, es decir son diferentes para cada trastorno. Si asignamos un
mismo puntaje de corte para todos los trastornos, estamos dejando sin considerar a
diferentes porcentajes de la población hacia abajo o hacia arriba del mismo

 La distribución de la prevalencia del rasgo en la población. Por ej. Si situamos un


puntaje de corte de T 70 (media 50 mas dos desvíos de 10) suponemos que vamos a
identificar al 2% de la población (porcentaje de población que no responde según el
patrón de respuesta de la mayoría de los sujetos) y vamos a perder al menos al 13%
de los casos falsos negativos (que quedarían sin identificar). Estos problemas se
pueden solucionar creando un sistema de puntuaciones basadas en criterios que es
igualado a la prevalencia actual del rasgo en la población, en lugar de considerar un
percentil invariable de la muestra original de estandarizacion que no coincide con la
prevalencia en la población objeto de estudio.

Para la construcción del MCMI se convirtieron los puntajes brutos en tasas de


prevalencia, haciendo coincidir estos puntajes brutos con puntajes de corte que señalan
la prevalencia de un atributo particular en población psiquiatrica. Estas tasas definen un
continuo de severidad que se extiende entre el funcionamiento normal al
psicopatológico. A mayor puntaje se refiere un menor ajuste, una mayor desadaptacion e
inflexibilidad y una mayor vulnerabilidad ante el stress. Las diferencias entre los
diferentes puntajes de corte no son meramente psicométricas, sino que reflejan un
funcionamiento psicológico cualitativamente diferente.

En la interpretación de los perfiles deben considerarse las elevaciones mas


significativas. No es esperable que exista una sola elevación de las escalas sino que los
diferentes rasgos y desordenes co-varien. Luego se interpretarán de acuerdo a su
configuración y grado de severidad.

Desarrollo de las TBR.

El establecimiento de las tasas de prevalencia fue determinado calculando la cantidad


de veces que los clínicos señalaron un rasgo en los pacientes a los que fue administrado
el MCMI, como prominente o como presente pero no prominente para las escalas de
trastornos de personalidad. Para las escalas de síndromes cínicos se tomaron en cuenta si
el desorden estaba presente o era muy prevalente en esos pacientes. Estos porcentajes,
mas la consideración de estudios epidemiologicos, fueron los criterios tomados en
cuenta para establecer las tasas de prevalencia del desorden y del trastorno en la
población.

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Un puntaje bruto de 0 corresponde a la tasa 0; un puntaje bruto correspondiente a la


mediana indica una tasa de 60 y un tasa de 115 corresponde al máximo puntaje
alcanzado. Las tasas de 75 y 85 sirven como puntajes de corte. Un puntaje de 75 en las
escalas 1 a P indican presencia del rasgo y un puntaje de 85 indica presencia del
trastorno. Para las escalas de síndromes clínicos A a PP un puntaje de 75 indica presencia
del síndrome y un puntaje de 85 indica prominencia del síndrome. Por ejemplo, se
encontró que para pacientes varones el 8% registraba Distimia como síndrome clínico
mas prominente y para el 21% era el segundo síndrome mas prominente. Una tasa de
prevalencia de 85 fue igualada al puntaje bruto correspondiente al percentil 92 (100 - 8)
y una tasa de 75 fue igualada al puntaje bruto correspondiente al percentil 71 (100 - 8 -
21). Un procedimiento similar fue seguido para la construcción de las escalas de
trastornos de personalidad. Luego se utilizaron métodos de interpolación linear para
ajustar las tasas de prevalencia a los puntajes brutos y se determinaron cinco puntajes de
corte.

Desarrollo de las escalas X, Y y Z

Un procedimiento similar al comentado se siguió para la determinación de las tasas


de prevalencia de estas escalas. Un tasa de 85 indica que la persona contesto de acuerdo
al 10% superior de la población; entre 75 y 84 contesto de acuerdo al siguiente 15%;
una tasa entre 35 a 74 define el 60% de los pacientes y una tasa menor de 35 define el
15% inferior de la población.

-----------------

La transformación final de las tasas de prevalencia reflejan diferencias significativas


por sexo. No se encontraron diferencias significativas (que justifiquen tasas de
prevalencia diferenciadas) para diferentes grupos según etnicidad, clase
socioeconómica , región geográfica o estado civil. Las tablas presentadas para la
transformación de los puntajes brutos en tasas de prevalencia esta basada en una muestra
normativa nacional.

Capítulo 4 - Características Psicométricas.

Correlaciones con el MCMI-II y entre escalas del MCMI-II

Se correlacionó en primer lugar el MCMI-II con las escalas del MCMI-III y se


obtuvieron correlaciones promedio de 0.70. La mayoría de las correlaciones eran entre
0.60 y 0.80 indicando la alta concordancia, al mismo tiempo que una discrepancia entre
ambos instrumentos, esperable por otra parte, ya que el nuevo test se ajustó a los
criterios del DSM-IV que no habían sido considerados en el MCMI-II.

Se computaron las correlaciones entre las escalas del MCMI-III y se obtuvieron altas
correlaciones. Estas se interpretan como la existencia de un componente denominado

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“desajuste general”, esperable para este tipo de instrumento (clínico) y coincidente con la
base teórica de Millon.

Confiabilidad.

Se computó la consistencia interna (Alpha) y se obtuvieron valores entre 0.66 y 0.90.


Mas de 20 escalas tienen coeficientes de confiabilidad superiores a 0,80.

Se consideró también la estabilidad de los rasgos medidos por las escalas mediante la
prueba test-retest entre los 5 y 14 días entre una administración y otra. Se obtuvieron
valores entre 0,82 a 0,96. La mediana del coeficiente de estabilidad es de 0,91.

Validez

La validez fue demostrada correlacionando los puntajes del MCMI-III con los juicios
realizados por los clínicos y con las correlaciones con los instrumentos colaterales
comentados.

Respecto del primer punto se obtuvieron altas correlaciones en aquellos síndromes


que eran fáciles de detectar con mínimo esfuerzo. Por ej. Dependencia de alcohol y
depresión mayor o Trastornos de personalidad histriónico y trastorno de personalidad
obsesivo-compulsivo. Se encontraron bajas correlaciones entre los trastornos de
personalidad dependiente (0,07) y Trastorno de personalidad sádica -agresiva- (0,14).
Hay que considerar que para el cómputo de estos datos se consideró la primera
impresión que tenía el clínico cuando veía al paciente. El juicio clínico no estaba basado
en el conocimiento que tenía el clínico de un determinado paciente en tratamiento, lo
cual contribuye a que las correlaciones sean más bajas que las esperadas, ya que estos
juicios clínicos tienen un grado menor de confiabilidad que los realizados por los
autoinventarios.

Correlación con otros inventarios.

 Inventario de depresión de Beck (BDI, Beck & Steer, 1987)

Se obtuvieron altas correlaciones con las escalas Depresión mayor y Distimia. Las
correlaciones altas entre el BDI y el MCMI III en otras escalas responden a un factor
general de “desajuste general”.

 Inventario general de conductas (GBI, Depue et al., 1981)

Similar al anterior correlaciona en promedio 0,60 con las escalas del MCMI III más
relevantes.

 Inventario de Sucesos de Vida (IOES; Horowitz, Wilner & Alvarez, 1979)

El IOES como medida de recuerdos emocionales persistentes y estresantes obtuvo una


alta correlación con la escala de stress postraumático como correlación más significativa.

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 Test para detección de Alcoholismo Michigan (MAST, Selzer, 1971)

Obtuvo la correlación mas alta con la escala dependencia de alcohol y trastorno de


personalidad antisocial. Esta ultima explicada por la covariacion frecuente entre
conductas antisociales y episodios de alcoholismo.

 Inventario Multifasico de la Personalidad Minnesota (MMPI-2, Butcher, ahlstron,


Grahma, Tellegen & Kaemer, 1991)

Se consideró este instrumento por su poder para la evaluación del Eje I de diagnóstico.
Se obtuvieron correlaciones significativas entre este instrumento y el MCMI III para la
mayoría de las escalas.

 Inventario de Ansiedad Estado-rasgo (STAI; Spielberger, 1983)

En forma sorprendente se obtuvieron correlaciones mas altas con las escalas de


trastornos depresivos que con las que denotan presencia de ansiedad. Asimismo las
correlaciones entre ansiedad rasgo y MCMI III fueron más altas que con ansiedad
estado.

 Listado de Síntomas (SCL-90-R; Derogatis, 1994)

Se obtuvieron correlaciones significativas entre este instrumento y el MCMI III y la


mayoría de las escalas del SCL-90.

Capítulo 5 - Administración.

EL MCMI III fue desarrollado para su uso con población adulta que solicita
asistencia clínica. Los participantes deben tener habilidades lectoras mínimas iguales al
primer año del secundario. El empleo de la técnica debe limitarse a población que tenga
características sociodemograficas similares a las de la muestra de estandarizacion
original.

La presencia de extrema ansiedad, estados confusionales, intoxicación con drogas o


sedación, altera necesariamente los resultados del test. Si el instrumento es administrado
bajo las circunstancias mencionadas debe considerarse el re-test.

Dado que el MCMI III no requiere otras instrucciones que las impresas en el
cuadernillo de toma, este puede ser administrado por asistentes entrenados. La prueba
no debe ser entregada para que el paciente lo complete en su casa.

A todos aquellos que tomen el test se debe dar la asistencia conveniente, explicando
las instrucciones de administración. Se debe alentar a los examinados a que contesten la
totalidad de los ítemes y a que realicen sus propias decisiones sobre las respuestas.

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Es conveniente solicitar la participación voluntaria para contestar al cuestionario y


explicar el destino de los resultados en forma franca para evitar sesgos en las respuestas.

Todos aquellos protocolos que sumen 12 ítemes omitidos o marcados dobles son
considerados inválidos.

Capítulo 6. Tabulación

Se calculan los puntajes brutos según las claves de corrección para cada escala,
asignando pesos de 1 y 2 puntos, según corresponda. La puntuación de la escala X es
calculada en relación con los puntajes de otras escalas. Luego los puntajes brutos se
convierten a tasas de prevalencia (preliminares). Estas tasas tienen 4 ajustes para
corregir los sesgos en las respuestas. Los ajustes son:

Ajuste por autorrevelacion.

La escala X determina cuan franca o reticente es una persona para contestar al test.
Si el valor de esta escala es menor a 61 se ajustan los valores de las escalas 1 a PP
aumentando sus valores según una tabla especial. Si los valores de X son mayores a 123
los valores se ajustan restando un valor predeterminado. Entre los valores 61 y 123 no se
necesitan ajustes.

Ajuste por Ansiedad y/o Depresión.

Los pacientes que experimentan estados emocionales intensos o agravados,


presentan alteraciones en los resultados de este tipo de instrumentos. Se ajustan las tasas
de prevalencia en las escalas que miden trastornos que se hallan frecuentemente
afectados por estos estados emocionales (Evitativo, Depresivo, Masoquista,
Esquizotipico, Borderline). Las escalas solo se ajustan si las tasas de prevalencia en las
escalas Ansiedad (A) y/o Distimia (D) son superiores a 75.

Ajuste por tratarse de un paciente internado.

Este ajuste es necesario para controlar la tendencia de los pacientes hospitalizados a


negar la severidad de sus trastornos. Se aplica a las escalas SS (Trastorno del
pensamiento), CC (Depresión Mayor) y PP (Trastorno Delirante).

Ajuste por Negación.

Este es un ajuste que se efectúa sobre las tasas de prevalencia de los pacientes que
presentan protocolos defensivos. Se aplica si la escala 4 (Histriónico), 5 (narcisista) o 7
(Compulsivo) son las mas elevadas entre la 1 y la 8b

Protocolos inválidos:

Los protocolos que cumplen alguna de las siguientes condiciones son inválidos:

 No se indica género

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 Edad es menor a 18 o es desconocida.

 12 o mas ítemes omitidos.

 Dos o mas ítemes de la escala de validez (65, 110 o 157) contestados verdadero.
Significa que el paciente no prestó suficiente atención al contenido de los demás
ítemes del cuestionario.

 Puntaje bruto de la escala X es menor que 34 o mayor que 178. Significa que el paciente
reportó mayor o menor cantidad de síntomas que los que tiene y que hacen el protocolo
poco confiable.

Los protocolos del MCMI III pueden ser codificados de acuerdo a un sistema
preestablecido, para construir un código de personalidad o un código de síndromes clínicos
(configuraciones de perfil).

Capítulo 7 - Interpretación Clínica.

En este apartado se comentará como se realiza la descripción de un paciente según


los resultados obtenidos en el MCMI III. Se deja aclarado que para proceder a la
interpretación es necesaria la conjunción con otros datos extra-test (entrevistas, otros
instrumentos objetivos o proyectivos, características sociodemograficas del paciente, etc.)
para asegurar la validez de la interpretación. No se recomiendan las interpretaciones a
ciegas.

Los sesgos en las respuestas se intentan controlar con los ajustes mencionados en el
capítulo anterior, según sigue:

Escala V (índice de validez).

Esta compuesta por tres ítemes de muy baja frecuencia y altamente improbables que
los participantes respondan como verdaderos. Si se contesta 1 ítem como verdadero el
protocolo hay que interpretarlo con reservas. 2 o 3 ítemes contestados como verdadero
invalidan el inventario.

Índice de autorrevelacion (Escala X)

La escala X determina cúan franca o reticente es una persona para contestar al test.
Cuando este índice es menor a 34 o mayor a 78 debe considerarse el protocolo invalido. Es
la única escala del MCMI III para la cual un Puntaje bajo es interpretable.

Índice de deseabilidad (Escala Y)

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Refleja el grado en el que un paciente trata de mostrarse socialmente adaptado,


virtuoso, o sin ningún trastorno emocional. Cuando el Puntaje es superior a 75 se debe ser
cuidadoso al interpretar el perfil.

Índice de alteración (Escala Z)

Examina la tendencia de un paciente a presentarse con más trastornos psicológicos


de los que realmente tiene. Se debe tomar en cuenta un puntaje superior a 75 debiéndose
determinar si en realidad se debe a un pedido de ayuda del paciente (por lo cual exagera su
patología) o a un impacto agravado de las dificultades emocionales.

Consideraciones para la interpretación.

Antes de proceder a la interpretación de las escalas clínicas, debe considerarse el


estilo de respuesta del paciente, reflejado en las escalas de validez descriptas. Si bien los
ajustes a las tasas de prevalencia en base a estas 4 escalas amortiguan el sesgo en las
respuestas, estos ajustes no convierten un perfil inválido en válido.

Estas escalas de validez fueron hechas para dar una idea al clínico de cuan cándido o realista
fue un paciente al responder al inventario. Los datos de estas escalas deben ser combinados
con los datos de otros instrumentos para obtener el estilo de respuesta y el cuadro clínico
general del paciente.

Interpretación clínica:

La interpretación debe ser realizada en varios pasos:

1- Describir el patrón de personalidad predominante.

2- Evaluar la estructura de personalidad del paciente.

3- Evaluar la severidad y el tipo de síndromes clínicos que afectan al paciente.

1- Cada una de las escalas clínicas fueron diseñadas para medir un patrón de personalidad
prototipico. El caso mas simple es un perfil en el cual una sola escala esté elevada. El clínico
debe integrar los resultados con las otras escalas (síndromes, estilos de respuesta, severidad)
para describir el cuadro clínico del paciente. Los trastornos de personalidad son los
descriptos en Psicopatologia Moderna (Millon, 1969, 1983) y en Trastornos de personalidad
(Millon & Davis, 1995). El clínico debe llegar a una interpretación en base a la configuración
de las escalas del perfil. Este proceso está basado en la lógica de la teoría con la que se
interpreta, la habilidad del clínico y la experiencia del evaluador en el empleo del instrumento
con otros pacientes de características similares.

En primer lugar el clínico debe considerar las 3 o 4 escalas mas elevadas. Si una de
las escalas supera por 20 puntos o más a las otras escalas aunque estas estén por encima de
los puntajes de corte de 75 y 85, se interpretará como patrón predominante el marcado por
esa escala ya que anularía el efecto de las otras elevaciones por ser muy predominante en la

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personalidad del paciente. Si en cambio las 3 o 4 elevaciones comentadas tienen un puntaje


similar debe hacerse una interpretación que integre los resultados de esas elevaciones. No
debe nunca encasillarse al paciente en categorías rígidas sino que debe hacerse un esfuerzo
por conciliar los resultados (aunque sean discordantes) para obtener un perfil integrado de la
personalidad del paciente.

2- En segundo término el clínico debe evaluar si los rasgos de personalidad detectados son
funcionales o disfuncionales, es decir, si constituyen un trastorno de personalidad o se trata
de rasgos de un estilo de personalidad normal. Se utilizan los puntajes de corte de 75 y 85
para determinar el grado de funcionalidad o disfuncionalidad de los rasgos de personalidad
del paciente. Si tomamos en cuenta la elevación de las escalas mas patológicas (S, C y P) el
grado de disfuncionalidad es mas fácil de determinar, ya que si una de estas escalas esta
elevada significa que los rasgos medidos por las escalas 1 a 8b son en extremo
disfuncionales. Otro tema es determinar si los rasgos de personalidad del paciente están
afectados por los síndromes y estados mentales agudos. Si estamos ante este caso el grado
de funcionalidad debe ser evaluado tomando en cuenta los datos de la historia del paciente.

3- El ultimo paso es relacionar los trastornos de personalidad del paciente con el Eje I de
diagnóstico del DSM-IV para ver como el trastorno clínico colorea el cuadro clínico del
paciente (escalas de síndromes clínicos). Nuevamente se deben integrar los resultados de
todo el perfil para asegurar su validez.

Caso Clínico de Ejemplo. Bob (48)

Bob tiene 48 a., fue derivado para una evaluación por su empleador. Trabajó por
mas de 10 años como guardia de seguridad en un hospital privado. El pedido de evaluación
psicológica se efectúa en razón de que ha amenazado a otros compañeros de trabajo y se lo
vio guardar un arma en su armario. En general se comporta con accesos de ira y mantiene
relaciones hostiles con sus compañeros. Su empleador considera seriamente dejarlo cesante
en el trabajo.

Bob argumenta que solo tiene diferencias de opinión con su supervisor. El reconoce
amenazar a otros compañeros de trabajo, pero se defiende diciendo que todos hacen lo
mismo que él. Como antecedente importante tenemos que su licencia de conductor fue
suspendida en dos oportunidades por manejar bajo los efectos del alcohol, a pesar de que el
dice no beber más que dos o tres cervezas de vez en cuando. Actualmente vive con su
madre. Estuvo casado una vez durante dos años, terminando su matrimonio en un “divorcio
con complicaciones”.

Si examinamos su perfil MCMI III, podemos observar lo siguiente:

Índices modificadores y de validez. Entendió los ítem del cuestionario. Existe una elevación
en la escala Y (deseabilidad) en los limites de lo aceptable, indicando que trata de dar una

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muy buena imagen de si mismo. Por esto es conveniente tener en cuenta el ocultamiento de
ciertas áreas-problema.

Las escalas de trastornos de personalidad indican rasgos paranoides con tendencias


narcisistas y antisociales de base. Se evidencia un alto monto de hostilidad (efecto
acumulativo de las escalas Paranoide y Pasivo agresivo - negativista-) indicando una persona
resentida e iracunda. La elevación de la escala Paranoide (P) evidencia una estructura
disfuncional de personalidad. Si esto lo combinamos con los datos de su historia clínica
confirmaría una trastorno de personalidad Paranoide. Lo comentado acerca del perfil pone
de manifiesto que Bob tenderá a actuar de modo no colaborativo con los demás,
especialmente cuando se sienta maltratado o no contenido. Debajo de los elementos mas
agresivos existe una autoestima “inflada”, autopercibiendose como superior o especial con
tendencia a exagerar su habilidades y atributos positivos, utilizados para soportar su propio
valor y despreciar los logros de los demás.

Este tipo de individuos perciben el medio ambiente como hostil, muy competitivo y
ellos mismos creen que deben ser “duros” para sobrevivir en el. En este tipo de pacientes
generalmente se observa insensibilidad, respecto de emociones o sentimientos de los demás.

Siguiendo con las escalas de trastornos clínicos presentes, vemos que ninguna escala
indica la presencia de un trastorno clínico significativo. Si tomamos en cuenta la elevación
de la escala Y, el hecho de que haya contestado a los ítemes del cuestionario en el sentido de
la deseabilidad social, la escala Dependencia de alcohol denota una área de trastornos
subclinicos, probablemente negados.

En cuanto a las recomendaciones para el tratamiento podemos considerar que el


paciente necesitaría una psicoterapia continuada. Este paciente no visualizará una gran
necesidad de cambio y será difícil la constitución de una buena alianza terapéutica. No se
recomienda el uso de la confrontación al principio de la psicoterapia porque se puede ver
disminuido su narcisismo y se puede sentir atacado o injuriado. La posibilidad de trauma o
abuso en el pasado deberá ser investigada a medida que avance la relación terapéutica. El
objetivo del tratamiento debe ser que el paciente tome conciencia de cómo su conducta
afecta a los demás y que confíe mas en las relaciones personales y aprenda a mantener sus
niveles de ira dentro de limites tolerables.

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Ilustración 1 - Caso Bob (48a)

Capítulo 8. Psicoterapia y MCMI III

En la actualidad existe un cierto consenso en la utilización de tests psicológicos para


la programación de intervenciones terapéuticas y la conducción de los tratamientos clínicos.
Existe cada vez mas un reconocimiento de que no hay tratamientos “standard” sino que
estos deben ser diagramados conforme al caso singular que presenta cada paciente.
Utilizando una herramienta sencilla, rápida y económica y que brinde una gran cantidad de
información es posible lograr tal cometido. A continuación se comentan los aportes del
MCMI III a la intervención clínica:

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1- El clínico al examinar los índices modificadores (X, Y y Z) puede darse cuenta del estilo
de respuesta del paciente proveyendo una hipótesis de como el paciente experimenta sus
problemas y cómo se va a mostrar en las primeras sesiones terapéuticas. Así por ej. si las
escalas X y Z están altas, es típico de pacientes en estado de crisis que se presentan
exagerando sus síntomas como pedido de ayuda.

2- El clínico debe concentrarse en disminuir los síntomas mas importantes que padece el
paciente. Esto se puede hacer examinando las escalas de trastornos clínicos. En general
estos trastornos son ego-distónicos y ésa es la razón por la cual los pacientes buscan
asistencia. La primer fase de la psicoterapia debe estar encaminada a la disminución del
grado de intensidad de los síntomas. Las interpretaciones muy profundas, de rasgos
primitivos o de carácter, están contraindicadas en esta etapa.

3- Luego es conveniente que se chequeen las escalas de trastornos severos de la


personalidad para detectar la estabilidad y estructura de las funciones y procesos yoicos del
paciente. En general existe un consenso en la literatura que cuando se trata de trastornos del
yo muy severos (paranoide, borderline o ezquizotipicos) el paciente requiere modalidades de
intervención muy especificas. Si consideramos el punto anterior -síndromes clínicos- la
elevación de las escalas de síndromes clínicos tienen significación diferente de acuerdo al
estado y estructura del yo.

4- Luego se deben examinar las escalas de trastornos de personalidad (1 a 8b) que


constituyen síndromes menos severos y que predicen como el paciente se comportará ante
las intervenciones del terapeuta (aceptadas o resistidas). También proveerá ciertos
lineamientos para la elección del tratamiento o enfoque apropiado.

5- Cuando se lograron avances significativos en las otras áreas, se tratara de alterar el


balance de las polaridades para que estas alcancen un mayor equilibrio. Así por ej. El
paciente generalmente pasivo será incentivado a tener una mayor dosis de actividad. El
paciente con poca capacidad para experimentar placer, será entrenado en “disfrutar de la
vida”. Actualmente se está comenzando a experimentar con el MCMI III en la evaluación de
resultados de psicoterapias en el corto y mediano plazo.

Capítulo 9. - Informes narrativos computarizados.

Una de las ventajas del MCMI III es la de proveer un informe narrativo


computarizado con toda la información diagnóstica, pronostica y terapéutica relevante del
paciente. Entre las ventajas del informe computarizado podemos ver que ahorra una
cantidad considerable de tiempo, toda vez que tengamos que integrar datos de un paciente,
preparar y escribir las conclusiones de cualquier caso para ser presentadas al paciente mismo
o a algún derivante. Asimismo, el informe por computadora, resume rápidamente todos los

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resultados empíricos y las configuraciones de perfil. Es especialmente útil para el clínico


novel.

Entre las limitaciones podemos contar con la falta de investigación empírica


suficiente para validar las configuraciones de perfil, el estereotipo en las interpretaciones, ya
que no son adecuadamente individualizadas y la falta de consideración de las variables
sociodemográficas que no fueron tomadas en cuenta en la muestra de standarizacion (por lo
tanto no codificados en la computadora). Aquí el ajuste personal en la interpretación es muy
valioso. Asimismo por el hecho de que los informes son breves se destacan en general los
aspectos mas problemáticos, dejándose sin interpretar los recursos, habilidades y puntos
fuertes del paciente.

Asimismo se aconseja al clínico que no debe interpretar por si solo el informe


computarizado, sino que debe complementárselo con otros datos de la historia clínica del
paciente, otros test (objetivos y proyectivos), entrevistas y cualquier otra fuente de
información relevante. En general el protocolo computarizado provee información
“standard” del paciente, siendo algunas afirmaciones mas validas que otras. Esto debe
contemplarse con el caso clínico individual.

La descripción provista en cada una de las frases de los informes narrativos se


fundamenta en la existencia de configuraciones de perfil (dos o tres escalas elevadas sobre
cierto puntaje de corte por sobre las demás) que se relacionan con la existencia de ciertos
rasgos de personalidad y síndromes clínicos que padecen las personas. Así el informe
computarizado del MCMI III provee informes descriptivos basados en los resultados de
investigaciones empíricas con dichas configuraciones de perfil.

Los informes computarizados proveen la siguiente información:

1- Sumario. Destaca las limitaciones y restricciones en el uso del inventario. Características


demográficas del paciente, duración estimada del trastorno presente, índice de severidad de
las dificultades del paciente, características clínicas del paciente, categorizaciones
diagnósticas presuntivas (Eje I y II del DSM-IV) y curso del trastorno.

2- Perfil MCMI III. Presenta los puntajes brutos en cada una de las escalas y sus
correspondientes TBR. Provee asimismo un gráfico con los puntajes.

3- Tendencias de respuesta. Validez y confiabilidad del perfil y estilo de respuesta del


paciente.

4- Eje II: Trastornos de personalidad. Describe las características de personalidad (con


trastornos) del paciente.

5- Eje I: Síndromes Clínicos. Trastornos clínicos del paciente y su relación con el Eje II.

6- Respuestas características. Identifica áreas problemas, para ser evaluadas en profundidad


a posterioridad. Están agrupadas en categorías: Preocupación por la salud física, potencial
autodestructivo, abuso infantil, trastornos de alimentación, etc.

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Referencias Bibliográficas.

American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and Statistical Manual of Mental


Disorders (4th. Edition). Washington D.C.
Millon, T. & Davis, R. (1995). Disorders of personality: DSM IV, Axis II. New York: Wiley
Millon, T. (1969/1983). Modern Psychopatology: A biosocial approach to to madapative
learning and functioning. Philadelphia. Saunders.
Millon, T. (1981). Disorders of Personality: DSM III, Axis II. New York: John Wiley.
Millon, T. (1986b). A theoretical derivation of pathological personalities. En: Millon & G.L.
J. KLerman (Eds.) Contemporary Directions in psychopatology: Toward the DSM
IV. New York: Gulford Press.
Millon, T. (1990). Toward a New personology. New York: Wiley.
Milon, T. (1986a). Personality prototipes and their diagnostic criteria. En: Millon & G.L.
J.KLerman (Eds.) Contemporary Directions in psychopatology: Toward the DSM IV.
New York: Gulford Press.

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