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SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN SUPERIOR

UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DE VERACRUZ.

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE BOCA DEL RÍO

Nombre del Alumno (a):

Hernández Camarero Bryan

Carrera:
Trabajo social

Semestre:
Primer Semestre

Asignatura:

Filosofía del pensamiento humanista contemporáneo

Tema:

EL HUMANISMO EN EL AMBITO ESTUDIANTIL

Maestro
José Guadalupe García Ramírez

Veracruz; Ver. 24 / 11 / 2022


INDICE

INTRODUCCIÓN DEL HUMANISMO EN EL ÁMBITO ESTUDIANTIL 2

1.1 LA EDUCACIÓN HUMANISTA EN LA UNIVERSIDAD 3

1.1.2 CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN HUMANISTA 6

1.1.3 DIFERENCIAS ENTRE LA EDUCACIÓN HUMANÍSTICA Y LA EDUCACIÓN


TRADICIONAL 7

.CONCLUSION 17

FUENTE BIBLIOGRÁFICA 18

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Introducción del Humanismo en el ámbito estudiantil

El paradigma humanista en la educación refleja el interés humano por llenar los


vacíos que la educación tradicional u otras ideologías han dejado en la existencia.
Por ello, el reconocimiento de las potencialidades y cualidades individuales
representa una necesidad que debe ser atendida y satisfecha por el sector
educativo, para apoyar mejor la formación y consolidación pedagógica en nuestras
sociedades. La contextualización de nuestra realidad educativa propone cambios
de pensamiento y metodología a las necesidades de la población estudiantil. Ante
este panorama, podemos ver y escuchar movimientos encaminados a preparar y
confrontar al estudiante con el contexto, lo que representa un desafío en la nueva
sociedad del conocimiento, que exige acciones concretas desde la clase para una
formación humana e integral.

2
1.1 LA EDUCACIÓN HUMANISTA EN LA UNIVERSIDAD

La educación humanística parte de una concepción de la persona humana como


sujeto-agente consciente, libre y racional, y considera la educación como un
proceso intencional que implica comprender, afirmar y transformar el mundo y el
propio sujeto.

En la UIA, el humanismo se define por sus documentos fundamentales: el


Ideología, promulgada en 1968, y la Filosofía Pedagógica de 1985. En su Ideología,
la institución se adhiere a los valores humanos universales y apuesta por la
formación integral de los estudiantes como factores inherentes a la su tarea cultural.
También postula un diálogo con “todas las corrientes ideológicas” y un “sentido
profundo y activo de justicia social”.

En la filosofía de la educación, la educación se define como “un proceso social” por


el cual “el hombre, como agente de su propio desarrollo, tiende a lograr la plena
realización de sus potencialidades” (p. 9). Esto sustenta la concepción del ser
humano como ser en proceso de autoconstrucción, como proyecto de sí mismo que
busca su realización actualizando seis dinamismos “fundamentales”: creatividad,
libertad, criticidad, solidaridad, integración o armonización de su mundo afectivo. . .
y "conciencia". Esta última tendencia se traduce entonces en "apertura a la
trascendencia" que surge de la necesidad humana de encontrar un sentido último a
la existencia y que constituye el elemento más específico de la inspiración cristiana
que subyace en el texto.

El humanismo nació en Italia, principalmente en Venecia, Roma y Florencia, pero


rápidamente se extendió por todo el continente europeo.

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Importancia de las universidades en el Humanismo

La educación universitaria tiene un gran papel en el humanismo, ya que es en ella


donde se produce el cambio metodológico de la educación, además, la prensa ha
facilitado mucho el intercambio y profundización de conocimientos. Se leyó un autor,
a raíz de lo cual se generaron una serie de dudas y preguntas y finalmente se
debatieron en torno a ellas.
Este método ha sido sustituido en el humanismo, adoptando una metodología más
científica basada en la experimentación. La lectura siguió prevaleciendo como base
del aprendizaje, pero luego se interpretó y aplicó lo leído. Además, como se ha
señalado anteriormente, se desarrollaron otras disciplinas como la historia, la
filosofía moral y las artes y se recuperaron autores clásicos.

¿Qué es la Educación Humanística?

Cuando hablamos de educación humanística, nos referimos a un modelo en el que


se desarrolla una educación integral. Esto significa que además del conocimiento
científico y el desarrollo intelectual, los estudiantes reciben una educación moral,
física y social. Las estrategias pedagógicas de este modelo educativo nutren el
deseo de aprender de los estudiantes, así como la necesidad natural de conocer y
comprender el mundo que les rodea.

Actualmente, muchas escuelas han optado por implementar un método de


enseñanza humanista en sus programas. En el que cree que los niños y jóvenes
deben ser educados para la sociedad. La enseñanza de las humanidades
pretende dejar de ver el proceso de enseñanza y aprendizaje como un proceso
mecánico mediante el cual se obtienen datos e información.

Se dice que este modelo pedagógico humaniza a los estudiantes, es decir que los
pone en contacto con las obras de la humanidad, como las diferentes corrientes
de pensamiento, y los valores que representan. Con ello, es posible desarrollar la
sensibilidad y la capacidad de apreciar las creaciones humanas, así como la
correcta expresión de sus ideas.

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Como todo modelo educativo, pretende que todos sus alumnos aprendan a ser
útiles a sí mismos, así como a los demás miembros de la sociedad. La educación
tradicional se caracteriza por la evaluación del conocimiento únicamente. Por el
contrario, enseñar humanidades no es suficiente para alcanzar la excelencia
académica, también se debe aprender a actuar con dignidad, aprender a ser un
ser humano. Por lo tanto, la enseñanza de las humanidades va más allá de la
acumulación de conocimientos, ya que este método enseña a los estudiantes a
ser críticos y reflexivos.

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1.1.2 Características de la Educación Humanista

La importancia de la Educación humanista

Ventajas

• Además de los objetivos generales, la enseñanza de las


humanidades aplicadas en las instituciones educativas tiene las
siguientes ventajas:

• Promueve y fomenta el aprendizaje, basado en la comprensión del


estudiante.

• Forma alumnos empáticos, solidarios, respetuosos y comprometidos


consigo mismos y con su entorno.

• Pone en práctica permanentemente la libertad intelectual de todos


sus alumnos, todos son libres de pensar y actuar responsablemente.

• Evita cualquier dogmatismo dentro de las instituciones educativas y


las libera de cualquier forma de autoritarismo.

• Orientar a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la vida


diaria, así como la vida profesional.

• Crear ambientes de aprendizaje, donde puedan explorar, reflexionar,


cuestionar, proponer y hacer.

• Se fomenta y promueve el aprendizaje experiencial para que los


niños aprendan a través de la experiencia aplicando sus
conocimientos.

• Fomentar la atención personalizada a los alumnos.

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Desventajas

Al igual que otras alternativas educativas, el modelo humanístico presenta


desventajas frente a otros métodos educativos. Entre los cuales podemos
distinguir los siguientes:

▪ Al ver a los estudiantes como seres de conocimiento experiencial, se


puede aflojar la disciplina interna.

▪ Tiende a ser desorganizado. El enfoque humanista se centra en el


estilo de aprendizaje del alumno, por lo que el docente debe
adaptarse a cada uno de ellos.

▪ Los estudiantes suelen trabajar en equipos, por lo que los asuntos


sin importancia a menudo se discuten fuera del aula.

▪ Falta de competitividad. Dado que la enseñanza de las humanidades


está enfocada al desarrollo individual, el ideal de competencia no
tiene mucha relevancia en este modelo educativo.

▪ Por esta razón, los estudiantes educados en el modelo de


humanidades son menos competitivos que los estudiantes de las
escuelas tradicionalistas.

▪ Tan pronto como ingresas a la universidad o al mercado laboral, tu


débil espíritu competitivo te pone en desventaja en comparación con
tus compañeros.

1.1.3 Diferencias entre la educación humanística y la educación tradicional

La enseñanza de las ciencias sociales destaca las cualidades de los estudiantes


como seres pensantes y creativos capaces de actuar con determinación y asumir la
responsabilidad de sus actos. En contraste, la educación tradicional ve al estudiante
como un aprendiz, un memorizado y un almacén de datos. Sin embargo, no enseña
al alumno a reflexionar sobre ellos ni a aplicarlos en la vida diaria.

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El método tradicional tiene una concepción rígida y limitada de la educación, busca
el conocimiento sin afecto ni relaciones humanas, por lo que es despersonalizado.
A diferencia del humanismo donde la educación es más reflexiva y se promueve la
interacción alumno-docente. Su finalidad es conocer las capacidades individuales
de los alumnos.

La enseñanza de las humanidades considera las necesidades educativas de los


estudiantes, como seres individuales. Por lo tanto, se adapta a los estilos y ritmos
de aprendizaje. Mientras que, en la educación tradicional, es el alumno quien debe
adaptarse al método de enseñanza. Además, antepone el conocimiento colectivo al
conocimiento individual. Es decir, la educación tradicional no contempla
interpretaciones personales. Por otro lado, la enseñanza de las ciencias humanas
parte de las interpretaciones personales de los estudiantes.

Educación humanista en la casa

La educación no es sólo cosa de los docentes, sino también de los padres, así como
del propio alumno. Como hemos visto, dentro de la escuela, los profesores crean
relaciones con los alumnos para identificar las habilidades innatas de sus alumnos,
con el objetivo de desarrollarlas. Por su parte, los padres fortalecen las capacidades
sociales, morales y emocionales de sus hijos en el hogar.

Es en el hogar donde los niños y jóvenes desarrollan valores, actitudes y


características personales que luego aplican en el aula. Entre padres y maestros
forman personas competentes, con espíritu de superación, honestas, responsables

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y preocupadas por el bienestar propio, el de su familia y el de su comunidad. Por
tanto, surge la necesidad de coherencia entre la formación académica y la recibida
en el hogar.

Consideren, pues, que sus hijos recibirán una educación moral y ética en una
escuela de formación humanística. Por lo tanto, la educación que se brinde en el
hogar debe ser compatible con los valores y la filosofía del colegio, de lo contrario
el alumno no podrá integrarse activamente a la vida escolar, lo que redundará en
malos resultados académicos.

Esto no quiere decir que otros modelos educativos no implementen la educación


moral y ética, sino que se basan en el desarrollo intelectual y físico de los alumnos.
La enseñanza de las ciencias humanas abarca la capacidad intelectual, la
educación de sus sensibilidades y la educación ética de su carácter de estudiantes.
Sin descuidar la dimensión espiritual, emocional, social y física.

Los diferentes estilos de enseñanza del humanismo.

Por estilo de enseñanza entendemos aquí esa manera específica del maestro de
comportarse como tal, que lo distingue y lo hace único e insustituible. Se
construyeron siete estilos de ser docente como herramientas para el análisis
heurístico: artístico-intuitivo, implicado, terapéutico, socrático-mayéutico,
académico, reflexivo-investigador e institucional-disciplinado.

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El estilo de arte intuitivo. Corresponde a aquellos docentes para los que el aula debe
convertirse en una “obra de arte” donde se mezclen elementos lúdicos, creativos e
imaginativos, y donde la originalidad y la intuición jueguen un papel importante. El
docente se considera actor, o director de una obra de teatro o de una pieza musical,
de manera que los elementos que pone en juego (autores, textos, teorías, ejemplos,
películas, piezas musicales, poemas, etc.) que consigue despertar en los alumnos
su capacidad de maravillarse al descubrir lo que antes no habían podido ver.

Los maestros de este estilo tienen una orientación hacia la estética muy
desarrollada y una sensibilidad muy aguda para percibir los movimientos del estado
de ánimo de su “público”, tal como lo puede hacer un actor frente al escenario, por
lo que se esfuerzan constantemente por “ conectar" emocionalmente con el grupo y
cambiar el ritmo de la clase siguiendo el tono que requiere esta conexión: no se
trata de perder al público, que es, al mismo tiempo, intérprete y coautor de esta obra
de arte que es la clase. Son abiertos y asertivos, no tienen miedo al ridículo y, a
menudo, se atreven a comportarse de manera inusual en clase. El sentido del humor
y cierta extravagancia son elementos característicos de su estilo docente, así como
la intuición y la libertad de acción, que están íntimamente ligadas a la capacidad de
“poner el corazón” en la enseñanza, factor al que atribuyen un papel protagónico. .

Describen su trabajo más en lenguaje metafórico que discursivo; hablan de "hay


música en el aula", ya se trate de "tocar las fibras internas" del alumno, de crear
"atmósferas mágicas", o de "silencios vividos"; que su tarea es “transmitir vida” o
“esculpir” esta obra de arte que se convertirá en su pupila, una “materia preciosa”
que debe ser abordada con un respeto casi reverencial. Son los creadores, pero
también los alumnos: la obra de arte implica necesariamente una relación entre el
creador y el espectador, y los roles se intercambian; de hecho, deben
intercambiarse para que el estudiante pueda hacer su propia obra de arte. Solo
entonces se realizará el objetivo educativo perseguido por el maestro artista.

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❖ El estilo involucrado. Este estilo fue nombrado por el gusto y necesidad de
estos docentes de conectar con sus alumnos más allá de los límites de la
asignatura y del aula como espacio físico; Miden el éxito de su labor docente
por el grado de atención personalizada que pueden brindar a sus alumnos,
por lo que es sumamente importante que se aprendan el nombre del otro lo
más rápido posible, conocer sus gustos, sus aficiones, sus antecedentes
familiares y sus situación personal Se esfuerzan por hacer de la clase una
verdadera comunidad, porque para ellos la universidad es ante todo la
formación de una comunidad de personas deseosas de aprender y de
ampliar sus horizontes intelectuales y afectivos. No existe una distinción real
entre "dentro" y "fuera" del aula, porque estamos convencidos de que ser
docente es, más que un oficio o un oficio, una forma de ser y de vivir que "no
se puede limitar a las cuatro paredes del un salón.” Generalmente organizan
actividades extraescolares que aprovechan para conocer mejor a sus
alumnos.

❖ El profesor implicado insiste mucho en la necesidad de aprender de los


alumnos y dejarse “imbuir por ellos”, conocer su vida, sus inquietudes y sus
problemas, porque de esta forma pueden utilizar ejemplos, modismos
lingüísticos y anécdotas que saben que despertarán su interés y que serán
útiles para su desarrollo.

❖ El estilo terapéutico. La línea entre el estilo implicado y el estilo terapéutico


es muy fina y muchas veces se confunden, pero conviene distinguirlos,
porque en este último el nivel de implicación de los alumnos en sus
problemas individuales suele ser más profundo, quizás porque este tipo de
los docentes trabajan en el espacio del aula como si su clase fuera una

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especie de “terapia” grupal utilizando deliberadamente estrategias y
dinámicas que promuevan procesos de introspección en los estudiantes que
tocan la esfera de los afectos, las emociones y los sentimientos.
Quizás lo más interesante es que rechazan los comportamientos impuestos
y el papel tradicional del docente como poseedor del conocimiento, y se
ubican en una relación más horizontal con los estudiantes. Más que "darles"
conocimientos, lo que hacen es brindarles "herramientas de vida", ya que lo
importante es permitirles "tomar una posición, una actitud personal", y para
ello enfatizan la necesidad de clarificar sus valores.
Tienen una conciencia muy aguda de respeto por los demás, lo que se
traduce en la preocupación de no imponer, no adoctrinar, no inculcar y no
estigmatizar. Básicamente, entienden la enseñanza como un
acompañamiento a los procesos de crecimiento, por lo que el objetivo es que
los alumnos encuentren sus propias respuestas. Esto incluye respetar su
ritmo personal, decisión y derecho a la privacidad, teniendo cuidado de no
invadir su privacidad y solo llegando "hasta donde se lo permitan". Los
profesores de estilo terapéutico valoran mucho la confidencialidad; trabajan
para promover un clima de confianza y “protección” que permita al alumno
“sentirse seguro”, gracias a que tiene capacidades de aceptación y empatía
muy desarrolladas. Saben combinar calidez y objetividad, para ganarse el
respeto y la confianza de sus alumnos.

❖ Estilo socrático o mayéutico. Este estilo también es muy similar al estilo


terapéutico, pero se diferencia de él en que enfatiza los procesos
cognitivos/racionales más que los procesos afectivos o emocionales. Su
herramienta favorita es el diálogo y el cuestionamiento; Los docentes de este
estilo insisten en fomentar el pensamiento crítico y la reflexión filosófica en
los alumnos, pues consideran que “la filosofía debe remontarse a sus
orígenes en este sentido de respuesta de la existencia humana”. Construyen
su clase a partir de preguntas, propias y de los alumnos, y les encanta

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cuestionarlas con una suave ironía, que les obliga a repensar sus propias
preguntas y respuestas. Interactúan en clase como si fueran "Sócrates en el
Ágora", como preguntas provocadoras que obligan al alumno a profundizar y
razonar mejor sus argumentos. Suelen utilizar "estrategias de choque", es
decir, evocan conflictos en situaciones en las que aparentemente no los
habría y retan a los alumnos con un toque de humor, para que el ambiente
no se vuelva tenso, aunque a veces consiguen hacer los que buscan
respuestas concretas desesperados; A estos profesores no les gusta dar este
tipo de respuestas porque creen firmemente que lo importante es que el
alumno "tenga su propia voz" y "haga su propio discurso", que para ser válido
y significativo debe estar bien fundamentado, con buenas razones y con
criterios claros. Tu trabajo es hacerles comprender los errores que pueden
cometer para que se acostumbren a mantener una actitud de vigilancia
autocrítica frente a los juicios que emiten.

❖ estilo académico. Debido al énfasis en promover el pensamiento crítico y


reflexivo, este estilo es similar al estilo socrático, pero se distingue por el
énfasis que estos profesores ponen en temas de demanda académica y en
el cumplimiento de los estándares esperados. es impensable que consideren
su materia como de “segunda clase” simplemente porque no está enfocada
al desarrollo profesional de los estudiantes; por el contrario, están
convencidos de que los contenidos que se abordan son de gran valor para la
formación de los futuros egresados, sea cual sea su carrera, por lo que no
están de acuerdo con la idea de rebajar la exigencia académica y se
preocupan por estar a la altura de las mejores universidades del mundo.

❖ Estos profesores tienen confianza en las capacidades intelectuales de sus


alumnos y tienen altas expectativas de sus posibilidades de éxito. Distinguen
tajantemente el nivel de afecto, empatía y respeto del estudiante por la
persona del nivel de logro intelectual propio del nivel universitario, por lo que
no hacen concesiones ni “tientan el corazón” para calificar rigurosamente.

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Están convencidos de que para que el alumno se desarrolle y “encuentre su
camino”, debe superar la pereza mental del “menor esfuerzo”. El rol del
docente se define mucho más como un ejercicio de poder que los estilos
“involucrado” y “terapéutico”, pues establece claramente los objetivos
didácticos del curso y, sobre todo, las herramientas y criterios con los que
será evaluado. . . En cuanto a esto último, requiere un trabajo en el que el
alumno exprese y justifique sus ideas, porque no se trata de repetir lo que
dice el profesor, sino de saber fundamentar sus juicios en buenas razones.
❖ Los profesores de estilo académico se esfuerzan continuamente por dominar
su materia, en el sentido de estar "al día" sobre los últimos hallazgos o
posiciones en su campo, y más allá de eso, plantean sus propias
preocupaciones y preguntas (Bain, 2004). Para ellos, esto significa tener un
conocimiento profundo de los temas que tratan en clase, de lo contrario se
convertirán en “repetidores”, “traficantes” o “espejos opacos”.
Además de buenos comunicadores, son personas intelectualmente
inquietas: hacen preguntas, buscan información, recurren a nuevos libros, de
modo que, aunque ya tengan un programa preparado, lo enriquecen
continuamente y aportan ejemplos actuales. Estos profesores tienen tal
interés y tal pasión por el conocimiento que son capaces de transmitir esta
pasión a sus alumnos y están dispuestos a mantener un buen nivel de
reflexión crítica.

❖ El estilo reflexivo/indagador. Los docentes de este estilo se caracterizan por


tener habilidades metacognitivas muy desarrolladas: se dan cuenta de lo que
saben y cómo lo saben, cómo actúan y por qué actúan como lo hacen; es
decir, mantienen una atención constante a sus procesos, como si tuvieran un
'observador interno' que les permite examinar su propio desempeño como
docentes. Esto los convierte en "investigadores naturales" de su práctica,
tanto que están acostumbrados a autoevaluarse su desempeño durante el
curso y al final del mismo, y están siempre abiertos a experimentar con

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nuevas lecturas y estrategias, en aras de mejora continua, que es una de sus
características más distintivas.

❖ Encuentran que conocerse a sí mismos es muy importante: sus fortalezas y


debilidades, su tipo de personalidad, porque también es la forma en que
conocen a sus alumnos y conectan con el grupo que es una de sus
prioridades, porque creen que si lo logran conexión con el grupo podrán
motivar, despertar y mantener su interés. Es por tanto una relación dialéctica,
porque el autoconocimiento es posible a través de lo que sus alumnos
reflexionan, comentan y devuelven. Su capacidad de autocrítica implica un
esfuerzo continuo por no dejarse abrumar por sus emociones y por
distanciarse tanto de los elogios como de las críticas negativas, porque están
convencidos de que mejorar su propia práctica es una tarea que no tiene
necesidad. recetas infalibles y deductivas, es más bien un trabajo empírico
de prueba y error. Les gusta poner en práctica nuevas ideas y arriesgarse a
fracasar tan pronto como ven una oportunidad de mejorar en el próximo
intento.

❖ Los profesores con un estilo reflexivo/indagador no se dan por vencidos


fácilmente, incluso si han fracasado, porque están constantemente buscando
diferentes formas de llevar a cabo sus lecciones. Al igual que los "maestros
catalizadores" descritos por Hargreaves (2003), aprenden a enseñar de
maneras que no les enseñaron, introduciendo nuevos recursos y nuevas
formas de verse a sí mismos como docentes, así como el autoaprendizaje
para encontrar diferentes perspectivas. cursos complementarios que ayuden
a sus estudiantes a comprender mejor los temas de estudio.

❖ Su estilo es muy similar al del académico, pero una de las diferencias entre
ambos es que mientras el académico se interesa más por el contenido, el
docente-investigador reflexivo se interesa más por la didáctica, por lo que
manifiesta lo que podría definirse como un "preocupación pedagógica".

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❖ El estilo institucional/disciplinado. Este estilo se caracteriza por el énfasis de
los profesores en ajustarse a las normas institucionales y mantener su
autoridad dentro del aula. Así, aunque son flexibles a la hora de adaptar el
orden y tratamiento de las materias según los intereses que detectan en el
grupo, se esmeran en cubrir íntegramente la oferta formativa requerida por
la universidad.

Estos docentes tienen interés en mantener un comportamiento “institucional”,


es decir que no buscan hacerse “amigos” de sus alumnos, sino asumirse en
todo momento como su docente: son muy sensibles a su rol de autoridad. ,
porque creen que el respeto de sus alumnos demuestra su dependencia
hacia él. Tienen la capacidad de establecer límites claros, tanto en lo que se
espera de los estudiantes académicamente como en sus habilidades y
comportamiento. Muestran una notoria seguridad en sí mismos y saben
combinar la amabilidad, la constancia y la disciplina. Creen que respetar su
autoridad es importante para ellos, pero sobre todo para sus alumnos, porque
les da más confianza y aún más oportunidades de disfrutar y apreciar la
clase, porque creen que "se sienten muy cómodos cuando saben lo que
quieren de ellos” y ellos mismos “necesitan y piden una orden”.

Los docentes institucionales son organizados y metódicos; han planificado el


curso sesión a sesión, para que sepan en qué van a trabajar cada día y con
qué material, así como un plan alternativo preparado por si algo no funciona,
o si sienten que los intereses del grupo "ir al fondo". A diferencia de otros
estilos (especialmente el estilo "artístico"), tienen un gran respeto por su
propio tiempo y el de los demás, por lo que es muy importante que entreguen
los trabajos o informes a la próxima sesión con notas y que subrayen la
importancia de respetando el programa en los plazos acordados. No
suspenden, son puntuales y esperan el mismo comportamiento de sus

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alumnos, sin hacer concesiones por una situación particular, como el hecho
de que estén trabajando.

.CONCLUSION

En conclusión, la educación humanística se concreta en varios estilos, cada uno de


los cuales se caracteriza por una serie de apuntes que han sido identificados a partir
de los rasgos de personalidad de los informantes y su comportamiento en el aula,
para luego construir esta tipología ideal, que, como tal, no corresponde en exclusiva
a ninguno de ellos. Se presenta, como se indicó, como una herramienta de análisis
heurístico, y contribuye a los objetivos institucionales en la medida en que
proporciona un conocimiento sistemático de la forma en que los docentes entienden
y practican la enseñanza de los estudios sociales en el aula.

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Fuente bibliográfica

o Bolívar Botía, Antonio (2008), "Evaluación de la práctica docente. Una


revisión desde España", en Revista Iberoamericana de Evaluación
Educativa, vol. 1, núm. 2, pp. 56–74
o Francis, Susan (2006), "Hacia una caracterización del docente universitario
'excelente': una revisión a los aportes de la investigación sobre el desempeño
docente universitario", Educación, vol. 30, núm. 1, pp. 31–45.
o Denzin, Norman e Yvonna Lincoln (2005), "Introduction. The discipline and
practice of qualitative research", en N. Denzin e Y. Lincoln (eds.), The Sage
Handbook of Qualitative Research, Thousand Oaks, Sage, pp. 1–28.

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