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Poesía peruana contemporánea

JOSÉ SANTOS CHOCANO


(Lima 1875- Santiago de Chile 1934)

Los caballos de los conquistadores

A Manuel Bueno

¡Los caballos eran fuertes!


¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos y sus ancas
relucientes y sus cascos musicales...
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

¡No! No han sido los guerreros solamente,


de corazas y penachos y tizonas y estandartes,
los que hicieron la conquista
de las selvas y los Andes:
los caballos andaluces, cuyos nervios
tienen chispas de la raza voladora de los árabes,
estamparon sus gloriosas herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en las nieves silenciosas,
en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles.
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Un caballo fue el primero,


en los tórridos manglares,
cuando el grupo de Balboa caminaba
despertando las dormidas soledades,
que, de pronto, dio el aviso
del Pacífico Océano, porque ráfagas de aire
al olfato le trajeron
las salinas humedades;
y el caballo de Quesada, que en la cumbre
se detuvo viendo, en lo hondo de los valles,
el fuetazo de un torrente
como el gesto de una cólera salvaje,
saludó con un relincho
la sabana interminable...
y bajó con fácil trote,
los peldaños de los Andes,
cual por unas milenarias escaleras
que crujían bajo el golpe de los cascos musicales...
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
¿Y aquel otro, de ancho tórax,
que la testa pone en alto, cual queriendo ser más grande,
en que Hernán Cortés un día
caballero sobre estribos rutilantes,
desde México hasta Honduras,
mide leguas y semanas entre rocas y boscajes?
¡Es más digno de los lauros
que los potros que galopan en los cánticos triunfales
con que Píndaro celebra las olímpicas disputas
entre el vuelo de los carros y la fuga de los aires!
Y es más digno todavía
de las odas inmortales
el caballo con que Soto, diestramente,
y tejiendo las cabriolas como él sabe,
causa asombro, pone espanto, roba fuerzas,
y entre el coro de los indios, sin que nadie
haga un gesto de reproche, llega al trono de Atahualpa
y salpica con espumas las insignias imperiales…
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

El caballo del beduino


que se traga soledades;
el caballo milagroso de San Jorge,
que tritura con sus cascos los dragones infernales;
el de César en las Galias;
el de Aníbal en los Alpes;
el Centauro de las clásicas leyendas,
mitad potro, mitad hombre, que galopa sin cansarse,
y que sueña sin dormirse,
y que flecha los luceros y que corre más que el aire,
todos tienen menos alma,
menos fuerza, menos sangre,
que los épicos caballos andaluces
en las tierras de la Atlántida salvaje,
soportando las fatigas,
las espuelas y las hambres,
bajo el peso de las férreas armaduras,
y entre el fleco de los anchos estandartes,
cual desfile de heroísmos, coronados
con la gloria de Babieca y el dolor de Rocinante…
En mitad de los fragores del combate,
los caballos con sus pechos
arrollaban a los indios, y seguían adelante.
Y, así, a veces, a los gritos de "¡Santiago!",
entre el humo y el fulgor de los metales,
se veía que pasaba, como un sueño,
el caballo del Apóstol a galope por los aires…
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Se diría una epopeya
de caballos singulares
que a manera de hipogrifos desolados
o cual río que se cuelga de los Andes,
llegan todos sudorosos,
empolvados, jadeantes,
de unas tierras nunca vistas
a otras tierras conquistables.
Y, de súbito, espantados por un cuerno
que se hincha con soplido de huracanes,
dan nerviosos un relincho tan profundo,
que parece que quisiera perpetuarse…
Y en las pampas y confines
ven las tristes lejanías y remontan las edades
y se sienten atraídos por los nuevos horizontes:
Se aglomeran, piafan, soplan, y se pierden al escape.
Detrás de ellos, una nube,
que es la nube de la gloria, se levanta por los aires…

¡Los caballos eran fuertes!


¡Los caballos eran ágiles!

De Alma América (1906)

MANUEL GONZÁLEZ PRADA


(Lima 1844-1918)

Los caballos blancos

¿Por qué trepida la tierra


y asorda las nubes fragor estupendo?
¿Segundos titanes descuajan los montes?
¿Nuevos Hunos se desgalgan abortados por las nieves
o corre inmensa tropa de búfalos salvajes?

No son los bárbaros, no son los titanes ni los búfalos:


son los hermosos Caballos blancos.
Esparcidas al viento las crines,
inflamados los ojos, batientes los hijares,
pasan y pasan en rítmico galope:

avalancha de nieve, rodando por la estepa,


cortan el azul monótono del cielo
con ondulante faja de nítida blancura.
Pasaron. Lejos, muy lejos, en la paz del horizonte,
expira vago rumor, se extingue leve polvo.

Queda en la llanura, queda por vestigio,


ancha cinta roja.
¡Ay de los pobres Caballos blancos!
Todos van heridos,
heridos de muerte.

De Exóticas (1911)

JOSÉ MARÍA EGUREN


(Lima 1874-1942)

El caballo

Viene por las calles,


a la luna parva,
un caballo muerto
en antigua batalla.

Sus cascos sombríos…


trepida, resbala;
da un hosco relincho,
con sus voces lejanas.

En la plúmbea esquina
de la barricada,
con ojos vacíos
y con horror, se para.

Más tarde se escuchan


sus lentas pisadas,
por vías desiertas
y por ruinosas plazas.

De La canción de las figuras (1916)

El simbolismo se destacó por el contenido poético que perseguía la búsqueda interior de verdades
universales, desde la espiritualidad, la imaginación y los sueños. Se contraponía a los movimientos
del naturalismo y del realismo que mostraban de manera exacerbada la realidad cotidiana.

José María Eguren es el único representante del Simbolismo en el Perú; es decir,


del simbolismo tardío que se desarrolló posteriormente al Modernismo. En sus trabajos sugiere
ambientes irreales cargados de significaciones, liberando al poema de toda connotación objetiva.
Fuente https://es.wikipedia.org/wiki/
CÉSAR VALLEJO
(Santiago de Chuco, La Libertad 1892- París 1938)

(Santiago de Chuco, La Libertad 1892- París 1938) El poema tiene un hilo narrativo que relata una
anécdota: el regreso al hogar luego de una larga ausencia. Básicamente, se quiere expresar que el
abandono que se hace del hogar necesariamente crea un giro trascendental en el plano existencial
del yo lírico. Esta otredad, esta nueva cosmovisión hace que el poeta se sienta diferente ante el calor
familiar. Ya no es el mismo. Más bien se evoca una construcción nostálgica de la familia, una
arquitectura mítica que duele en la infancia pero que ya no vuelve a ser lo que era. El caballo llega a
representar en el poema la personificación de la naturaleza, con quien el poeta construye un mismo
lenguaje…(José del Águila) El poema está compuesto por 35 versos divididos en siete estrofas. La
primera estrofa se caracteriza por tener una rima consonante A, B, A, B. compuesto por versos
endecasílabos. Las demás estrofas están compuestas por versos libres. i

El Caballo y su figura en tres poemas


Según José Del Águila: en Vallejo de humaniza la figura del caballo. ¿Qué representa
el caballo en Eguren, en José Watanabe y en “Sueño de Rocinante” de J.E.Eielson,
así como en “Equinos” y “Último sueño” de Mariela Dreyfus?
Pero también, aunque no es protagónico, aparece en César Moro. Para dialogar con
estos textos, hay que seguir en casa caso la idea del o de la poeta.

LXI
Esta noche desciendo del caballo,
ante la puerta de la casa, donde
me despedí con el cantar del gallo.
Está cerrada y nadie responde.

El poyo en que mamá alumbró


al hermano mayor, para que ensille
lomos que había yo montado en pelo,
por rúas y por cercas, niño aldeano;
el poyo en que dejé que se amarille al sol
mi adolorida infancia... ¿Y este duelo
que enmarca la portada?

Dios en la paz foránea,


estornuda, cual llamando también, el bruto;
husmea, golpeando el empedrado. Luego duda
relincha,
orejea a viva oreja.

Ha de velar papá rezando, y quizás


pensará se me hizo tarde.
Las hermanas, canturreando sus ilusiones
sencillas, bullosas,
en la labor para la fiesta que se acerca,
y ya no falta casi nada.
Espero, espero, el corazón
un huevo en su momento, que se obstruye.

Numerosa familia que dejamos


no ha mucho, hoy nadie en vela, y ni una cera
puso en el ara para que volviéramos.

Llamo de nuevo, y nada.


Callamos y nos ponemos a sollozar, y el animal
relincha, relincha más todavía.

Todos están durmiendo para siempre,


y tan de lo más bien, que por fin
mi caballo acaba fatigado por cabecear
a su vez, y entre sueño, a cada venia, dice
que está bien, que todo está muy bien.

De Trilce (1922)
De Trilce (1922)
La técnica poética de Trilce se caracteriza por una violenta ruptura con toda imitación o
influencia literaria, una liberación audaz de las reglas del metro y de la rima, así como de la
sintaxis y de la lógica aparente. El vanguardismo en Trilce. Se denomina como literatura
vanguardista al conjunto de obras literarias creadas en las primeras décadas del siglo XX,
que rompieron con los esquemas anteriores, y expusieron nuevas y diferentes tendencias
literarias. Fuente: https://www.significados.com › literatura-vanguardista

CÉSAR MORO
(Lima 1903-1956)

La obra de César Moro representa la mejor práctica del surrealismo dentro de la literatura
hispanoamericana. En La tortuga ecuestre se define su estrategia poética en plena madurez
expresiva. En su estilo domina el manejo del automatismo, que, a su vez, se apoya en la profusión
de frases nominales, repeticiones, anáfora, etc., de donde se deriva el ritmo del poema. El discurso
surrealista de Moro plantea la destrucción de los órdenes previos de percepción y experiencia. Con
tensión entre la constancia del deseo y la presencia y la ausencia del amado, se establece un
discurso amoroso que se desglosa interminablemente, recreando el mundo, su naturaleza y su
sentido. (Gabriel Ramos, Universidad Autónoma de México en Lexis vol.39 no.1 Lima 2015)

La articulación del lenguaje surrealista de César Moro


http://www.scielo.org.pe › scielo

Viaje hacia la noche

En mi morada suprema, de la que ya no se


vuelve. Krishna en el Bhagavat Gita

Como una madre sostenida por ramas fluviales


de espanto y de luz de origen
como un caballo esquelético
radiante de luz crepuscular
tras el ramaje dense de árboles y árboles de angustia
pleno el sol el sendero de estrellas marinas
el acopio fulgurante
de datos perdidos en la noche cabal del pasado
como un jadear eterno si sales a la noche
al viento calmar pasan los jabalíes
las hienas hartas de rapiña
hendido a lo largo el espectáculo muestra
faces sangrientas de eclipse lunar
el cuerpo en llamaradas oscila
por el tiempo
sin espacio cambiante
pues el eterno es el inmóvil
y todas las piedras arrojadas
al vendaval a los cuatro puntos cardinales
vuelven como pájaros señeros
devorando lagunas de años derruidos
insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
oquedades herrumbrosas
en el silencio piramidal
mortecino parpadeante esplendor
para decirme que aún vivo
respondiendo por cada poro de mi cuerpo
al poderío de tu nombre oh Poesía.

Lima, la horrible, 24 de julio o agosto de 1949

De La tortuga ecuestre (1938-1939) (1957)

JORGE EDUARDO EIELSON: Lima 1924- Milán, Italia 2006)


En 1946 Jorge Eduardo Eielson publicó un conjunto de poemas titulado La Mancha, en los cuales
nos acerca a la vida doméstica de Sancho Panza y Don Quijote: al primero lo encontramos en plena
siesta, mientras que el segundo combate con insectos. El poeta tampoco se olvida de Rocinante y
nos introduce en su metamorfosis onírica: “Su parco tejido pronto rómpese entonces y, gota a gota,
su / cabeza desnuda y chorreante cobra forma de Ángel que nace / de su baba y vuela por el prado,
rutiland

Sueño de Rocinante

En cavernaria luz bañado, en pompa arcaica, yerto en sus primeras,


diluviales salivas, nace al trote Rocinante.
Del hípico ombligo a las orejas irisadas, la baba
colérica, los ojos en pantalla, lentejuela y sangre
ciega en el hocico.
Rocinante bebe piedra líquida del Mundo, las insolentes
verduras muerde, atrás patea y piafa
luego y grita en la florida tintineante.
Cáense anémonas del cielo, sonoros soles, nubes
de estío y turbios huerequeques pártense en el
aire tembloroso.
¡Oh despertar!
Rocinante ve el Mundo caballo, espumante
y enjuto a su paso.
Y ve cómo corre a la Muerte sin tregua y cómo
a ruin calavera descuella y, omnímodo estómago,
al polvo que es, capitula.
Llámalo entonces su sombra, con claro y valiente
relincho.
Rocinante llama al Mundo su sombra.
Su sombra llama al Mundo Rocinante.
A todos pregunta si es cierto esto que él ve; reúne
congreso de flores y con vastas pezuñas y etéreos
relinchos convoca a los discos celestes.
Invita al sol que de lejos, con rayos o sombras
responda.
Mas el sol no responde, y nada puede Rocinante.
Abatido deja el día y busca la noche, cuyos musgos
ama y cuyos vientos huele, de terciopelo azul
el hocico.
Su parco tejido pronto pómpese entonces y, gota
a gota, su cabeza desnuda y chorreante cobra forma
de Ángel que nace de su baba y vuela por
el prado, rutilando en la espesura. ¡Oh Rocinante!

De En la Mancha (1946)

La concepción simbolista de Eielson adquiere forma en función de un arquetipo visual, recoge un


modus operandi que posibilita una vía experimental, una visión posvanguardista de lo poético y lo
prosaico que se unen ahora en el lenguaje coloquial y forman un todo orgánico. Eielson incorpora
de forma categórica información histórica, política, social y crítica como testimonio mediante el
humor, la ironía y la síntesis poética (https://1library.co › article › proyección-poesía-simbóli…)

Sus libros, sus telas y sus actos muestran, asimismo, la huella que le han dejado el budismo zen, la música (de la
clásica al jazz y la electrónica), la física cuántica, la nueva biología y otras disciplinas, lo que prueba su
insaciable voracidad intelectual(https://letraslibres.com › revista-espana › arte-palabra-y..)

BLANCA VARELA

(Lima 1926-2009)

Las cosas que digo son ciertas

Un astro estalla en una pequeña plaza y un pájaro


pierde los ojos y cae. Alrededor de él los
hombres lloran y ven llegar la nueva estación. El río
corre y arrastra entre sus fríos y confusos
brazos la oscura materia acumulada por años y años
detrás de las ventanas.

Un caballo muere y su alma vuela al cielo sonriendo


con sus grandes dientes de madera
manchada por el rocío. Más tarde, entre los ángeles, le
crecerán negras y sedosas alas con que
espantar a las moscas.

Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño


cuarto de hotel, estar herido, tirado e
impotente, mientras afuera cae la lluvia dulce,
inesperada.

¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena


de sangre las hojas y de dorados
escombros las calles?

Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un


agua amarga, de una inclemente fiebre que
silba y espanta a quien la escucha. Mis amigos me
dejaron, mi loro ha muerto ya, y no puedo
evitar que las gentes y los animales huyan al mirar el
terrible y negro resplandor que deja mi
paso en las calles. He de almorzar solo siempre.
Es terrible.

De Ese puerto existe (1959)


La escritora peruana Blanca Varela (1926-2009) encabeza una lista de poetas de ruptura con la
posvanguardia. Si bien sus primeros títulos –especialmente Ese puerto existe, publicado en 1959 pero con
poemas compuestos en su época parisina, iniciada en 1949– suelen ser considerados exponentes del
surrealismo tardío, algunos críticos prefieren incluirla en las filas de la Generación del ’50, con una poesía
de corte existencialista. Ella misma se identifica así en una entrevista con Edgar O’Hara, en 1985: “Yo
pertenezco, como generación tal vez, más al existencialismo que al surrealismo”. Aunque sus estancias
sucesivas en París, Florencia o los Estados Unidos decantaron en la definición de sus versos, ha recibido
fuertes influjos latinoamericanos, en especial del padrinazgo o de la obra de César Vallejo, Octavio Paz y
José María Arguedas. De todos modos, no se la puede considerar una escritora programática, de adhesión
férrea a movimientos o modas literarias. (Fuente: Marisa Martínez Pérsico(Universidad de Salamanca /
Universidad de Buenos Aires)

ALEJANDRO ROMUALDO
(Trujillo 1926-Lima 2008)

El caballo o la piedra

Hay un enorme parecido entre un caballo y una piedra. La piedra que disparó David era tan bella
como un caballo de circo. La piedra pulida por la erosión reluce como la piel de un caballo al sol.

Sabemos que el reino animal es una jerarquía superior a la del reino mineral, pero una piedra que
ha madurado durante siglos hasta adquirir esa profunda transparencia, ese brillo irresistible y
dominador, ¿no es comparable al más brioso caballo?

La pérdida de equilibrio –ya sea provocada por los deshielos o por los movimientos sísmicos—
desboca a la piedra y envuelta en nieve la precipita desde la cumbre hasta el fondo del valle, como
un caballo blanco en celo.
Cada día se parecen más los caballos y las piedras. Se parecen tanto que casi son ya lo mismo.
Sobre todo en la estatua del rey son una unidad indestructible, pues si se destrozara la piedra, se
destrozaría el caballo, y viceversa.

Pero nosotros preferimos destruir al rey.

De Edición extraordinaria
(1958)
MARCO MARTOS sobre “Alejandro Romualdo Valle es un poeta diferente dentro de la generación del
50. Señalado por la crítica como un escritor que privilegia los textos llamados comprometidos, adscritos a la
lucha social, es también uno de los más exquisitos líridas de nuestra tradición, de un extremado rigor
formal,como puede verse en su primer libro La torre de los alucinados o en la última de sus producciones
entregada a la imprenta, Ni pan ni circo, magnífica desde todo punto de vista, y que aguarda los comentarios
que merece".

https://lamula.pe › 2008/06/02 › carlossotomayor

WÁSHINGTON DELGADO
(Cusco 1927- Lima 2003)

Un caballo en casa

Guardo un caballo en mi casa.


De día patea el suelo
junto a la cocina.
De noche duerme al pie de mi cama.
Con su boñiga y sus relinchos
hace incómoda la vida
en una casa pequeña.
¿Pero qué otra cosa puedo hacer
mientras camino hacia la muerte
en un mundo al borde del abismo?
¿Qué otra cosa sino guardar este caballo
como pálida sombra de los prados abiertos
bajo el aire libre?
En la ciudad muerta y anónima,
entre los muertos sin nombre, yo camino
como un muerto más.
Las gentes me miran o no me miran,
tropiezan conmigo y se disculpan
o me maldicen y no saben
que guardo un caballo en mi casa.
En la noche, acaricio sus crines
y le doy un trozo de azúcar,
como en las películas.
Él me mira blandamente, unas lágrimas
parecen a punto de caer de sus ojos redondos.
Es el humo de la cocina o tal vez
le desespera vivir en un patio
de veinte metros cuadrados
o dormir en una alcoba
con piso de madera.
A veces pienso
que debería dejarlo irse libremente
en busca de su propia muerte.
¿Y los prados lejanos
sin los cuales yo no podría vivir?
Guardo un caballo en mi casa
desesperadamente encadenado
a mi sueño de libertad.

De Historia de Artidoro (1994)


por CE ZAVALETA — , Wáshington Delgado tiene un estilo sarcástico y corrosivo .

ANTONIO CISNEROS
(Lima 1942-2012)

Fiesta del Corregidor

Sobre un caballo de lata


cabalga el Corregidor.

Hojas de palma
para la sombra del Corregidor,
hojas de palma
para el camino del Corregidor,
hojas de palma
para la casa del Corregidor.

Sobre un caballo de lata


cabalga el Corregidor.

Hojas de palma
para las moscas del Corregidor,
para el almuerzo del Corregidor,
para las nalgas del Corregidor.

Para la tumba del Corregidor


hojas de palma.

Descripción de plaza, monumento y alegorías en bronce

El caballo, un libertador
de verde bronce y blanco
por los pájaros.
Tres gordas muchachas:
Patria, Libertad
y un poco recostada
la Justicia. Junto al rabo
del caballo: Soberanía,
Fraternidad, Buenas Costumbres
(gran barriga y laureles
abiertos en sus manos).
Modestia y Caridad
refriegan ramas
sobre el libertador,
envuelto en la bandera
verde y blanca.
Bancas de palo, geranios, otras muchachas
(su pelo blanco y verde): Esperanza,
Belleza, Castidad,
al fondo Primavera, ficus agusanados,
Democracia, casi a diario
también, guardias de asalto:
negros garrotes, cascos verdes
o blancos por los pájaros.

De Comentarios reales (1964)

MARCO MARTOS
(Piura 1942)

Sonámbulos

El hombre y el caballo
vuelan sonámbulos en la niebla.
La brisa acaricia dulcemente
cabellos y crines.
Las dos sombras se deslizan
entre los árboles.
El norte se ha hecho sur
y el sur, nada. Tinieblas.
Da pesar perderse
en la noche cerrada.
Sueñan los alados
con candelas, con campanas,
con el gañido del mar
en la mañana.

DeVértigo (2012)
JORGE PIMENTEL
(Lima 1944)

Balada para un caballo

Por estas calles camino yo y todos los que humanamente caminan


por esencia me siento un completo animal, un caballo salvaje
que trota por la ciudad alocadamente sudoroso que va pensando
muy triste en ti muy dulce en ti, mis cascos dan contra
el cemento de las calles. Troto y todo el mundo trata
de cercarme, me lanzan piedras y me lanzan sogas
por el cuello, sogas por las patas, me tienden toda clase
de trampas, en un laberinto endemoniado donde los hombres
arman expediciones para darme caza armados de perros policías
y con linternas, y cuando esto sucede mis venas se hinchan
y parto a la carrera a una velocidad jamás igualada
por los hombres, vuelo en el viento y vuelo en el polvo.
Visiones maravillosas aparecen ante mis ojos. Y vuelo
y vuelo. Mis extremidades delanteras ejercen presión
sobre las traseras y paralelamente y aun mismo ritmo
antes de asentase en el polvo retumban en la tierra.
Relincho. Y mi cuerpo va tomando una hermosísima elasticidad
me crecen pelos en el pecho y es un pasto rumoroso
el que se ondea y es una música y es un torbellino
de presiones que avanzan y retroceden en mi vuelo. Atrás
van quedando millares de kilómetros y sigo libre. Libre
en estos bosques dormidos que despierto con el sonido
de mis cascos. Piso la mala hierba y riego mis orines
calientes, hirviendo en una como especie de arenilla.
Descanso a mis anchas, bebo el agua de los ríos, muerdo hierba
tallos, rumio. Mis mandíbulas se ejercitan. Muevo mi larga cola
espantando a los mosquitos. Los guardacaballos vigilan
desde la copa de los árboles. Caen las hojas secas.
Los días se suceden y suelo dar suaves galopes hacia la vida.
En invierno los senderos se hacen tortuosos; el fango todo lo invade.
Para el frío utilizo cabañas abandonadas, cuevas en los cerros
que me resguarden de las tormentas. Yo observo la lluvia
desde mi cueva. Cae la lluvia y todo lo moja. Con este tiempo
suelo galopar poco cuidándome de un desgarramiento.
Muchas veces me siento solo y llego hasta los helechos
de los ríos para pensar muy dulce en ti muy triste en ti
y voy galopando bordeando el río añorando alguna yegua
que llegó a correr en pareja conmigo. A veces los niños
que vagan sueltos por las campiñas mientras sus padres
realizan tareas de recolección o labranza me montan a pelo
y solemos recorrer ciertas distancias, ganando los años,
aumentándolos. De ellos sí recibo algún trozo de azúcar.
En el verano el sol se pone rojo y se hace presente con su alegría
y los habitantes de los bosques y campos suelen saludarme
con el sombrero y con la mano. Yo les contesto con un relincho
parándome en dos patas. Y con la luz solar que todo lo invade
suelo dar galopes hacia la vida. Allí
donde mi presencia es esperada me hago realidad.
Allí donde ni un sueño se revela me hago realidad
me hago realidad en esos ojos que están cansados
de ver las mismas cosas. Y es en verano cuando la vida
se enciende y mis cascos recogen la hermosura de la tarde
y asciendo a las cumbres donde diviso extensiones
de mar de cielo de tierra.
Mi figura domina la naturaleza.
Cruza por el cielo un escuadrón de tórtolas.
Cae la noche.
Mi sombra se recobra.
Las ramas crujen.
Y por un instante pensé muy triste en ti muy dulce en ti.
Cae la noche en estos bosques, pareciera que la tierra
se difunde con la noche se propaga se manifiesta.
Y toda la noche he ido creciendo. Y crecía y crecía
aún más aún más ¿hasta dónde crecerás?
¿No tienes miedo? No, contesté. Soy libre.
El día, el nuevo día como algo fresco se anuncia solo.
Por esta época del año suelen cruzar manadas
de caballos ahuyentados y en busca de nuevos campos.
Recuerdo que logré darles alcance y me contaron
que lograron salvarse de una cacería emprendida
contra ellos para mandarlos a vivir a un potrero
y que luego de ser sometidos al cubo de agua
y a la alfalfa son obligados en los hipódromos
a correr distancias de 1,000, 2,500, 5,000 mts.
y no eres libre de correr sino que te dopan te colocan
descargas eléctricas, te manosean, te latigan
con una fusta despellejándote. Y así durante
un buen tiempo mientras ves acumuladas alforjas
de oro y plata. Hasta que llegue el momento de ser
sometido a la reproducción arrinconándote a una yegua
a la vista y paciencia de todos, sin intimidad
en una mañana de tinieblas y poca luz y luego
te separarán de tu yegua y potranco y pasarás
tus años inmisericorde como padrillo viejo y cuando
manques te dispararán un balazo en la sien. Ya
había galopado un buen trecho con la manada
que huía despavorida y me dijeron que probablemente
para el invierno pasarían por aquí para ir más
al norte. Y se alejaron a la carrera. Yo sabía
lo que le sucede a un caballo en la ciudad. Y
por ello me mantengo alejado de ella. Pero a veces
me interno y sucede lo que tiene que suceder. Pero si yo
me rebelo y persisto y amo terriblemente mis posibilidades
de realizarme en un medio donde la civilización se mata
y permanecen odios, prefiero ser caballo. Mojaré
la tierra con mis orines calientes hirviendo con estas ganas
inmensas de vivir y me uniré a las manadas para galopar
hacia la vida, para mantenernos unidos y vencer,
para no estar solos, para volvernos verdes-azules-amarillos
anaranjados-rojos y trotar hacia el nuevo aire fresco
y el campo sin límites.
Seré libre así y al menos mis guardacaballos cuidarán de mí

y de mi yegua
y de mi potranco.

De Ave soul (1973)

JOSÉ WATANABE
(Laredo, La Libertad 1946- Lima 2007)

El caballo

En la frontera del desierto


y las plantaciones de caña, la casa solitaria
tiene algo de cráneo abandonado al sol: quizá
por los sonidos resonantes de su interior
y el yeso que se hace polvo en sus paredes.

En el hondo vacío de la sala


de puertas y ventanas arrancadas
hay un intenso olor a caballo. En el rincón
donde algún día un cabrero trashumante
se refugio y encendió una fogata,
anoche ha dormido un caballo.

Es absurdo pensar que entre los cañaverales


y el comienzo azul de las estribaciones andinas
aún vaga un caballo libre
que viene a dormir aquí.
Parece solo una idea hermosa
puesta en ese paisaje, pero no: en el aire
todavía percibo el temblor de sus músculos nerviosos.

Me voy de la casa convencido de que al anochecer


vendrá a dormir nuevamente ese caballo.

Le he dejado semillas de algarrobo


que recogí en el camino. Espero que las muerda
mientras que con su casco golpea el piso de tierra
acompasadamente
como una señal de entendimiento.

De Banderas detrás de la niebla (2006)


MARIELA DREYFUS
(Lima 1960)
El tema central de su poesía es el cuerpo en todas sus expresiones: el amor, la sexualidad, la
maternidad, el deterioro y la muerte. Sus primeros poemas cuestionan el lugar del poder entre los
géneros, sobre todo en el ámbito sexual y del deseo. Su poética posee un lenguaje preciso que lacera
por la lucidez de sus imágenes. …Con el paso del tiempo, el ritmo se convierte en parte importante
y fundamental de su propuesta lírica que tiene como telón de fondo las ciudades de Lima y Nueva
York (Comando Plath)

Equinos

Como todas las potrancas de este mundo


cabalgo me encabrito y al borde de la noche
cedo mis ancas al jinete de las barbas del oeste
para después relinchar gozosa sobre el prado.

Incapaz de monturas o de riendas,


solo el azúcar, las hierbas y los niños
y este mi jinete de potencia de centauro
para calmar mi sed
a pelo, entre los lomos.

De Memorias de Electra (1984)

Último sueño

despertar sobre un prado


donde la noche arde

en la estepa amarilla
alguien se inmola

una desconocida cuyo nombre


repiten a coro los caballos

el patio es circular
y tiene planos

en la cima
el caballo que más ama a maría
se encabrita en dos patas para cantar su amor

ancas y cola
forman un haz de luz en el tinglado

“detente maría”, carraspea el corcel


“no te aproximes ciega hacia el abismo”

mas el peso del animal


−y su estertor supremo−
lo llevan en picada rumbo a ella

cae sobre maría


−ella tiembla−
cae sobre la suave música anhelante

maría tiembla seducida


por la clara osamenta del caballo

en los golpes equinos que recibe


su corazón esboza una sonrisa

es dulce el juego que a pasión reclama


no importa que al sentir arda la llama

De Ónix, 2001

Poemas peruanos y latinoamericanos

Enrique Verástegui (Lima 1950-2018) “Hora Zero fue un movimiento poético de


vanguardia conformado por escritores que se autoproclamaron, desde el manifiesto y la declaración
pública, como iniciadores de un nuevo momento poético en el Perú1. Su gesto, no solo de reacción
sino también de rechazo y negación de casi toda la tradición literaria nacional, buscaba reactivar,
desde el contexto del que emergía, los principios ideológicos de las vanguardias históricas: acción
política, diálogo arte-vida, transformación de la realidad. Sobre la base de estas premisas, HZ se
articuló en torno a la posibilidad revolucionaria de la poesía, al uso del "lenguaje vivo de las calles"
y a la configuración en los poemas de sujetos populares…” “poesía de rasgos coloquiales y
narrativos, con interés por los proyectos totalizantes de la tradición anglosajona y francesa (Pound,
Eliot, Perse); poesía de crítica del entorno socioeconómico desde un distanciamiento irónico de
corte brechtiano” Biviana Hernández1, Luis Fernando Chueca21 Universidad Academia de
Humanismo Cristiano. Correo electrónico: bhernandezo@docentes.academia.cl
2
Pontificia Universidad Católica del Perú. Correo electrónico: lchueca@pucp.edu.pe

Primer encuentro con Lezama


Llevo un sol en mis bolsillos
pero ya no tengo nada en mí
no puedo soñar cantar pensar en cosas concretas
no puedo soñar cantar escribir ese poema para ti mi gatita arañándome el hombro
y mis vecinos me tienen controlado
me ven llegar como una peste
y hablan de mí
entre comillas soy el ocioso el paria el que llega tarde en la noche
y corro por estas calles de Lima
buscando recordando a Vivian
cayéndome en pedazos consumido por mí mismo y tu no hacías nada por mí, viejo Lezama, estás ya
viejo, pero te guío por estos
sitios
Vivian solía aparecer desnuda con sus enormes muslos de cedro
y mira acá esta foto: es Jericó devastada por el mal uso de los sebos, por la droga, las flores de
plástico
y sal un poco de tus páginas, de esos aires, Lezama, sé que el asma es tu paraíso
pero comparando nuestros árboles, nuestra sana manera de tendernos en la yerba
yo habito más que el infierno
y debo caminar pudriéndome por quedar bien contigo mientras vamos paseando por Tacora
entre prostitutas y ladrones
que no logran robarnos nada porque nada tenemos pero tenemos hambre y comemos ciruelas
y corremos fugándonos sin cancelar la cuenta
y otra vez estamos en la plaza San Martín frente al caballo inmovilizado por las cámaras de los
turistas
sin saber dónde ir ni qué ómnibus tomar
sin saber cómo ni cuándo apareciste en Lima sorpresivamente como esas pocas lluvias que llegan
para lavamos de la duda
y ahora estamos contigo en el café Palermo
ahora ya puedo decir que tus palabras huelen a manzano y los manzanos son gente sencilla que
ignora el uso de la palabra gente que ignora el mal uso de la palabra
ahora sé que nada se perdió
y aprendí que el verso más claro está garabateado sobre la pared de los baños
y voy recitándolo con voz sonora en medio de la calle
mientras me alejo y llevo a Lezama prendido como un laurel sobre el ojal de mi camisa
yo no quiero brillar con esa intensidad de aviso Phillips
yo tengo un brillo en las pupilas
tan claro como el verso más claro que ahora voy gritando por estas páginas sórdidas
y somos arrojados uno al lado de otro sobre esta gran ciudad caminan un par de iguanas
reptando y comiéndose la luna
uno más joven que el otro
uno más flaco y pálido y callado y con las alas cortadas por la rutina de estar continuamente dando
batallas a la rutina dando vueltas
y más vueltas encima de los cables
otra vez solo
sin nadie con quien cruzar unas palabras, una idea,
y los ojos están ardiéndote,
todo lo que miras es alcanzado por el fuego,
como en la hora del Juicio Final,
he llegado a mí después de haber gritado en las praderas porque todos huían de ti pero ya tu habías
huido de todos
y el corazón te quema más que un buen vaso de brandy en el estómago
más que todos los fogones ardiendo juntos de noche sobre los campos,
el corazón es mi palabra y más que mi palabra soy yo ardiendo de noche sobre los corazones que
aún no han conocido el amor
y están desesperados gimiendo arrancándose los cabellos.

MONTSERRAT ÁLVAREZ
(Zaragoza, España 1969)
“Su poesía se caracteriza por un registro polifónico, fresco e irreverente, que cuestiona e ironiza
contra el poder y las convenciones sociales. Por su poesía desfilan personajes reales y ficticios en
medio de una ciudad decadente y apocalíptica. Sin embargo, en muchos de sus poemas también da
cabida a la contemplación y la exploración filosófica” Comando Plath

O como mierda se llame

A veces me gustaría ser una buena muchacha


bonachona, campechana, gorda,
capaz de sentarme bajo el sol en mi piel
rica en melanina, en calor y en color
Tomar una gaseosa provinciana cuidando
de no manchar con nada mi ancha falda
Tener un corazón enorme y puro como el de un caballo
Lavar la ropa de todos con mis ásperas manos
O, si no,
ser alguna de aquellas mujercitas
siempre sentaditas, inclinaditas
sobre su tejido, y haciendo punto,
calceta, o como mierda se llame.

De Zona Dark (1991)

Su estilo está influenciado por la filosofía junto a un lenguaje irónico, profundo, reflexivo y maduro. Utiliza formas
literarias que describen espacios urbanos.

María Emilia Cornejo (Lima 1949-1972)


En su poesía, María Emilia, nos habla de la experiencia amorosa y erótica de la mujer como sujeto
activo en una atmósfera intimista que además logra a través de un lenguaje directo y sin
eufemismos de ningún tipo.
La vivencia del cuerpo, de sus contradicciones, de sus deseos y sus íntimas afirmaciones o
negaciones, así como su implicación en temas sociales, abren una nueva temática en la poesía
peruana.

Mujeres escritoras. Un acercamiento a la poesía de María ...


https://ninapenya.wordpress.com › 2018/01/21 › un-ac...
Soy la muchacha mala de la historia

soy
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.

soy la mujer
que lo engañó cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril,
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.

soy
la muchacha mala de la historia.

Como tú lo estableciste

sola,
descubro que mi vida transcurrió perfectamente
como tú lo estableciste.

ahora
cuando la sensación de algo inacabado,
inacabado y ajeno
invade de escrúpulos mis buenas intenciones,
sólo ahora
cuando me siento en la mitad de todos mis caminos
atada a frases hechas
a cosas que se hacen por haberlas aprendido
como se aprende una lección de historia,
puedo pensar
que de nada sirvieron los consejos
ni las interminables conversaciones con tu madre,
y esas largas horas de mi vida
perdidas
en aprendizajes extraños
sobre pesas y medidas,
colores
y
sabores
y
en el vano intento de ir tras el sol
tras el vuelo de los pájaros,
de repente quiero acabar
con mi baño de todas las mañanas,
con el café pasado,
con mi agenda cuidadosamente estructurada
de citas y visitas
a las que asisto puntualmente;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.

Tímida y avergonzada

tímida y avergonzada
dejé que quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo pude llorar.
oí que me decías que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome:
“nunca confíes en los hombres”.

Comprendiste mi dolor
y con infinita ternura
cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.

Marosa Di Giorgio (Uruguay 1932-2004)


“Marosa di Giorgio (1932-2004) es una de las principales cultivadoras de este hibridismo conceptual,
genérico y formal, y toda su creación previa –comienza a publicar en los años 50– sintoniza con el nuevo
espíritu ecléctico y experimental.”…” Sus cuadros o escenas representan sólo parcialmente la totalidad
sugerida de su mundo onírico y nunca forman un fresco alegórico, sino que parecen más bien, como se
ha reseñado en ocasiones, fragmentos o motivos de los lienzos de El Bosco, Chagall, Arcimboldo o
Solari”( María José Bruña Bragado <https://journals.openedition.org › lirico )

Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto


Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto,
que fueron la desesperación de todos los que vivimos juntos
en aquel tiempo.
Y en la cara tenía varias dentaduras, y lentes celestes como
el fuego.
Al pasar, por la tarde, parecía el ángel de la devoración con
pie punzó.
Mas, en realidad, amó la luz solar. Comía guindas, llevándose
una a cada boca.
Y sentía temor y amor hacia el Maestro Tigre que llegaba
en la noche a buscar doncellas.
Y nunca la eligió.

Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado


Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se
alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la
noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.
Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,
con rizos, vestido celeste.
Un picaflor le trabaja el sexo.
Ella brama y llora.
Y el pájaro no se detiene.

Juan Gelman (Argentina 1930- México 2014)

“Poeta adscrito al realismo crítico, consigue un estilo particular partiendo de un realismo


crítico y del intimismo. Son constantes en su poesía la presencia de la cotidianeidad, el
tono político, la denuncia y la indignación ante la injusticia.”

Juan Gelman. Biografía - Instituto Cervantes


https://www.cervantes.es › biografias › viena_juan_gelman

El juego en que andamos


Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Confianzas
se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe

Alejandra Pizarnik (Argentina 1936-1972)

“La muerte y la infancia es otro de los ejes ambivalentes más importantes en la poesía pizarnikiana: la
infancia es la excepción de la realidad,”… “Toda la poesía de Pizarnik es un diálogo infinito entre ella y
todas las que es: «la lengua común se encripta y se hace ajena. Ella construye un lenguaje poético
que abandona a conciencia todo anclaje a lo real referencial». Wikipedia
Para algunos hay tintes surrealistas en su poesía, para otros no hay indicios de escritura automática
por ejemplo; pienso que en muchos poemas su estilo se nutre del expresionismo alemán, en especial
de Georg Trakl.

Anillos de ceniza
A Cristina Campo
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

La enamorada
Ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo


y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió
enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó


el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días


te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Análisis del poema LXI de Trilce utilizando las categorías ...


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