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Mauricio Nakash

Teogonía de Hesíodo

Comentario sobre la lectura

La Teogonía, es una obra poética atribuida al poeta griego Hesíodo. Data del S.XVIII ó XVII
A.C. La obra se propone explicar el origen del cosmos a través de la genealogía de los dioses. Es
considera, hasta hoy en día, como uno de los principales vestigios de la mitología griega. Además
del origen de los dioses y del cosmos, también se relatan una serie de mitos que se proponen dar
explicación a distintos hechos cotidianos del mundo, como el fuego, el día y la noche u otros
fenómenos naturales. En realidad, la teogonía rescata distintos géneros poéticos que eran
utilizados en la tradición oral de Grecia: cosmogonías, teogonías, genealogías, catálogos y mitos de
sucesión. La complejidad de la obra radica en sus abundantes versos y su gran cantidad de
personajes y temas que se tratan, haciendo de su lectura - y aún más de su análisis - un tanto
laboriosa. El presente texto surge como un intento de ello.

Cómo se ha mencionada antes, intentar resumir la obra de Hesíodo resulta tarea nada
sencilla, para mayor comprensión del lector, se hará una división de la obra en partes para
sintetizar lo que el autor dijo. Por la gran abundancia de temas, solo se destacarán los más
importantes y se limitará solo a hacer mención de ellos a fin de poner mayor énfasis en el análisis
que en la síntesis.

Proemio

Comienza con un himno a las Musas del Monte Helicón donde Hesíodo relata su propia
iniciación poética, a continuación, un himno a las Musas del Olimpo y finaliza con una invocación
que marca la transición a la parte principal del poema.

Cuerpo del poema

Aquí Hesíodo relata la cosmogonía y la primera generación de dioses, en donde comienza


la primera parte del mito de sucesión. Se mencionan los primeros dioses que representan
elementos cósmicos: Caos, Gea Eros, en forma genealógica les siguen sus hijos y sus nietos,
también se mencionan los hijos solo de Gea y seguidamente se narra una siguiente generación de
dioses, los hijos de Gea y de Urano. Esta sección también relata la castración de Urano que a su
vez contiene la enumeración de los dioses nacidos de esta castración, entre ellos Afrodita.

Luego se enumera una tercera generación de dioses. En esta sección vale la pena destacar
el mito de sucesión que refiere a la “titanomaquía” o lucha de Titanes, en él se narra la
confrontación que se da entre Titanes y Olímpicos. El mito de sucesión finaliza con el ascenso de
Zeus al poder y la distribución de dominios de los tres reinos de la Tierra: el Cielo para Zeus, el Mar
para Poseidón, y el Inframundo para Hades. Luego se sigue una cuarta generación de dioses
correspondiente a los hijos de Zeus.

La finalidad de la obra es exponer la genealogía de los dioses y del mundo, componentes


claves en la mitología griega, la cual era parte esencial en la vida de los antiguos: tratar de buscar y
encontrar significado a los distintos fenómenos. En cierta medida, podríamos considerarla como
precursora de la filosofía (aunque aún está muy lejos de considerarse filosofía propiamente dicha)
abriendo camino a encontrar un orden racional y lógico en todas las leyendas y mitos relacionadas
Mauricio Nakash

con los dioses, que eran parte modular de la cultura de la Grecia Arcaica, y en cierto grado,
necesitaban de un documento que plasmara sus creencias.

Un tema recurrente en la lectura e interesante para analizar es el carácter antropomórfico


de los dioses. En los distintos pasajes, observamos distintas cualidades humanas que se atribuyen
a las deidades. Por ejemplo, Gea y Urano son dioses que planean y actúan, sienten cólera y goce,
se nos presentan en la obra como si fuesen seres humanos, pero, al mismo tiempo, no dejan de
ser la tierra y el cielo, lo mismo sucede con Cronos o Rea. Incluso se hace patente la Hybris con la
figura de Prometeo, quien en un acto que se podría calificarse como desenfreno, ofrece el fuego a
los mortales, trasgrediendo los límites de los dioses. En este acto Prometeo demuestra una
compasión mucho más humana que divina.

A primera vista, el poema parce ser bastante escueto, pues, al menos en el principio,
únicamente se limita a relatar el árbol genealógico de los dioses sin dar mayores detalles. Pero al
profundizar más en la lectura, uno puede darse cuenta del valor poético de la obra. El gran sentido
del poema, cómo se ha mencionado, es la divinización del mundo que nos rodea, su
personificación. Hesíodo se da a la tarea de dar nombre a todo aquello en lo que estamos
inmersos, y de esa manera lo convierte en eterno, lo individualiza, pero su objetivo no solo es
exponer su interpretación de esas realidades, sino explicar esa armonía por medio de lo religioso.
En este sentido, Hesíodo recurre a los mitos que encajan perfectamente con su propósito.

El motivo del orden cósmico estriba en el triunfo total del bien sobre el mal, de lo justo
sobre lo injusto: Urano es malvado y violento, por lo que encuentra su castigo a manos de Cronos
y este a su vez, también cruel y tiránico es castigado por Zeus, hombre justo y noble. Es por eso
que terminará por reinar su soberanía eternamente. La Teogonía profetiza un futuro deseable. El
mito de las sucesiones implica un proceso progresivo desde el Caos hasta el orden perfecto
representado por la justicia de Zeus. Nos encontramos, finalmente, ante el primer poema griego
que busca una explicación divina al orden del mundo y que basa esa explicación en el triunfo
definitivo del bien sobre el mal.

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