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RESUMEN Y CRITICA.

Pachacamac y El Señor de Los Milagros: Una


Trayectoria Milenaria
María Rostworowski

Resumen:
En resumen, se puede notar la enorme popularidad que tuvo el dios Pachacamac,
llegando a reemplazar al dios Sol en algunos casos. La autora mapea cierta “genealogía
mítica” del dios Pachacamac y consigue ubicar a sus hermanos, hijos y demás parientes
en diversas huacas del país: Andahuaylas, Chincha, Cusco, el Nevado La Viuda, etc.
Gracias a los mitos ashánincas y machiguengas, nos enteramos de su alcance en la
selva peruana. En esta región sería conocido como “Pachacamui”, un dios que provee
de hachas, ollas, herramientas y que también posee el poder de hacer temblar la
tierra. Sin embargo, la influencia de Pachacamac sería más fuerte y decisiva en los
nativos costeños del Perú.

Partiendo de los mitos recogidos por Montes de Ávila en Dioses y hombres de


Huarochirí (1966), en los cuales ya se menciona directamente al “dios de los
temblores”. En la mayoría de estas poblaciones, se le relacionaría a la luna y a la
noche, en contraposición al dios Sol de los Andes. En algunas de estas cerámicas se
habrían inmortalizado los mitos en torno a Pachacamac y Vichama. Luego de varias
etapas prehispánicas, los estudios sobre el santuario de Pachacamac develan que este
centro de adoración habría sobrevivido la llegada de los Incas gracias al miedo que
infundían los poderes de su dios. De este modo, el dios que en algún momento era de
los Yungas, los Yauyos y los Ychsma, ahora era un dios respetado en la cosmogonía
incaica puesto que los temblores continuaban produciéndose en el territorio peruano.
El primer español que llega a Pachacamac sería Hernando Pizarro que luego de haber
saqueado grandes cantidades de oro y plata, dejaría todo el santuario bajo el mando
del encomendero Rodrigo Horgoñez. A partir de este violento encuentro, los abusos
contra los nativos de Pachacamac no cesarían durante varios siglos. Cada
encomendero cometería una serie de abusos que en este libro son documentados
detalladamente. Sin embargo, debido a que los españoles estaban más abocados a
conseguir riquezas que a evangelizar a los indígenas, las creencias míticas y religiosas
de los nativos costeños perdurarían a través del tiempo. Con el pasar de los años, a
estos mitos costeños de origen andino se les sumarían las creencias de los esclavos
negros llegados con la conquista española.

En referencia a las disputas que hubo entre negros e indígenas durante el Virreinato,
ciertamente, los colonizadores temían que estas dos razas se unieran en algún
momento para liberarse del yugo español. Sin embargo, no podrían evitar la fusión de
creencias y costumbres de cada cultura. Del sincretismo de estos dos mundos y la
imposición del cristianismo, afirma la historiadora, resultaría el culto al Señor de los
Temblores.

Esta devoción se habría materializado en imágenes pictóricas gracias al talento que


conservaban los yungas desde antes de la llegada de los españoles. La permanencia de
esta práctica en el siglo XVII habría permitido que los esclavos negros también
conozcan al Señor de los Temblores a través del arte de los murales. Entonces, algún
esclavo negro pintaría al Señor de los Temblores en una pared del templo de
Pachacamilla, ocurriría el terremoto de 1655 y el resto ya sería historia conocida.

Critica:

La primera impresión que tengo de este libro es la ligazón entre mitos e historia
prehispánica del culto de Pachacámac, uno de los más importantes y auténtico de los
andes y un fenómeno muy peculiar en el mundo católico, que es el culto al Señor de
los Milagros. Aparte que este libro incluye muchos detalles del Pachacámac físico, que
uno no percibe cuando visita las ruinas

Esta obra de Rostworowski introduce la historia de Pachacámac y sus alrededores


durante la Colonia y las relaciones entre españoles, indios, y negros. Un hecho
interesante a este respecto es cómo los españoles aparentemente incentivaron la
hostilidad entre nativos y negros, aparentemente como una práctica de "divide y
vencerás" que siempre funciona. Como ejemplo, la autora menciona la prohibición
establecida "contra las uniones de negros e indias". También es notable la evidencia
presentada de que era común que curacas nativos poseyeran esclavos africanos,
particularmente en los inicios de la Colonia. Y más aún la autora cita un estudio que
muestra que una comunidad andina compró esclavos para que construyeran un
puente sobre el profundo río Apurímac, evitando de este modo la mita o trabajo
personal.
Además, podría agregar que durante la colonia los nativos de Pachacámac fueron
llevados a trabajar en huertas de Lima, trayendo sin duda muy vivo el recuerdo de
su huaca (dios) principal, uno de cuyos principales poderes era proteger contra los
terremotos. Poco a poco, la tradición se fue "cristianizando", y ya en 1771 se habla del
Señor de los Milagros, "Patrón Jurado por esa Ciudad contra los Temblores". En
resumen, al diluirse la población nativa en la costa, aparecieron las primeras cofradías
de negros y en el terremoto de 1655, el casi abandonado mural del Cristo de
Pachacamilla vio resurgir su popularidad, al no haberse caído, como prácticamente
todo lo demás a su rededor.

Ya finalizando, llego a la conclusión que los detalles este libro es excelente para
entender la integración de los mundos europeo, andino y africano en la devoción al
Señor de los Milagros, y también para conocer algo de la civilización en la costa central
española antes de la conquista española. Es un libro excepcional para entender el
Sincretismo Religioso que se dio en torno a la figura del Sr. de los Milagros y nuestro
padre el Dios Pachacamac. Pero creo que con lo dicho es suficiente, como una
demostración más de la continuidad de las creencias prehispánicas en el medio del
cristianismo, pero sin duda constituye una novedad el plantearlo para un fenómeno
tan "limeño" como es el culto al Señor de los Milagros.

DE: JONATHAN MANUEL TICONA MAMANI, ESTUDIANTE DE


HISTORIA 4° SEMESTRE
CODIGO: 2021-179032
PARA: LIC. LUIS GOMEZ ZEGARRA, DOCENTE DEL CURSO
“PATRIMONIO CULTURAL”.

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